70 Imagenes de Toledo

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Recopilaci贸n a cargo de Julen C.I.









Toledo es una ciudad milenaria cuyo origen se pierde entre la historia y la leyenda. Su originalidad y belleza le asemejan a un libro de arte, cuyas páginas es un placer abrirlas para gozar del deleite de sus iglesias, mezquitas, sinagogas, conventos, puentes, murallas y edificios emblemáticos. Forjada por romanos, visigodos, árabes, judíos y cristianos, guarda celosamente las huellas de su pasado. Desde lo alto de una gran roca, observa cómo el Tajo la circunda blasonando su poderío y gallardía de ciudad imperial. Su casco urbano custodia todavía hoy el tiempo y la historia entre sus calles angostas y empedradas. Celosa de sus tradiciones, ha sabido mantener a lo largo de los siglos, ese espíritu de antigüedad que el trascurrir del tiempo ha depositado en ella.



Vista general a principios del siglo XX



Alcazar de Toledo. Foto: Max Junghaendel, 1887-89




Alcรกzar de Toledo a principios del siglo XX



Aguador en el Tajo Al fondo, San Juan de los Reyes y el puente de San MartĂ­n.

Aguadores en el Cobertizo de San Miguel, 1925


El Arrabal. Foto: Arnold Genth, 1904


Toledo es una hoguera. Cada piedra es un pequeño corazón en llamas. En fachadas gastadas por la usura del tiempo arden ladrillos aljamiados y arden las cúpulas y los cimborrios como antiguas ofrendas expiatorias de vitrales de iglesias encendidas, y las arduas maderas del mozárabe y los profundos patios entrañables y los ojos sin luz de las estatuas y las ojivas y las claraboyas…

AZACANES EN LA CALLE DEL ÁNGEL


Azacรกn en la puerta de Alcรกntara. Foto: Aberlardo Linares, 1911-20


BISAGRA. Foto: Anna M. Christian, 1915


TOLEDO Siempre estuve en Toledo. Aunque mis pasos se hayan pedido en otro laberinto, sé que nunca salí de este recinto de hondas nieblas e íntimos ocasos. Siempre llevé conmigo las callejas, los rumores del río, los gastados oros de los ladrillos aljamiados, los mágicos rincones de perplejas urdimbres y la mística maraña de blasones, de espadas y de piedras que ennoblecen los hielos y las hiedras de Castilla, magnífica y huraña. Siempre estuve en Toledo.

BUEYES EN SAN MARTIN Foto: Jean Laurent, 1874-92

Cuando muera, sé que hay algo en su entraña que me espera.


Calle Ancha

Calle CĂĄrdenas. Foto: Casiano ArgĂźacil


Calle MarquĂŠs de MendigorrĂ­a


Calle Santa Isabel


Calle Santo Tomé

Callejón de los Niños Hermosos


Grandes almeces (Celtis australis) en la Ermita del Valle a principios del siglo XX


Cuesta de Doce Cantos

Calle Santa Isabel hacia 1925


Cantareras frente a la Cava Foto: Jean Laurent, 1858--74 1858


La Melonera


Ni単o aguador


Fuente de Cabrahigos


Palacio de Caracena

Palacio de Pedro I el Cruel


Murallas en 1925


Puerta del Cambr贸n


Puerta de la Bisagra


Plaza de la Concepci贸n


Plaza Alfonso VI


Plaza de la Retama. Foto: Casiano Alguacil, 1915


Plaza de las Cuatro Calles


Plaza de San Nicolรกs


Plaza de Santa Isabel con el Palacio de Pedro I “El Cruel”


Plaza de Zocodover


Puente de Alcántara antes de 1864

“…Aherrojado en las lindes de lo eterno, guardaré el sueño que me han entregado generaciones de hombres y de piedras. Te seguiré soñando en la otra orilla….”

Fragmento del poema: “Alonso de Covarrubias mira a Toledo por última vez” de José María Gómez Gómez


Puente de San Martín y San Juan de los Reyes

Puente de Alcántara y Castillo de San Servando


El río Tajo y el puente de Alcántara


Cuando el atardecer entra en los puentes, ahondados de penumbras y de espejos, el río es un tizón incandescente, un fluir de luciérnagas acuáticas…

Puente San Martín Foto: Jean Laurent, 1858-74


Hubo un tiempo feliz en que Toledo era un rumor de gentes en las calles, con sabor de intrahistoria milenaria, de pueblo labrador y castellano. La cantinela de los viejos carros de mulas era música entrañable y las mujeres en Zocodover improvisaban tiendas y mercados, y ofrecían sus frutos en el suelo sobre una simple manta o en un cesto… Tropeles de asnos de los azacanes acarreaban agua desde el río… y no faltaba el vendedor de loza con su burro adornado con borlones y aparejos de color, portando aguaderas cargadas de cacharros, platos, botijos, orzas y lebrillos. Eran los años de la fiel pobreza, la honorable pobreza de Toledo, que contrastaba con la reciedumbre de su historia y de sus monumentos, testigos por entonces silenciosos del abandono y de la decadencia.

Puente de Alcántara


Catedral

Iglesia de San Nicolรกs


Santa Leocadia

Santo TomĂŠ Foto: Arthur Byne, 1917


San Juan de los Reyes


Sinagoga del Trรกnsito


Ermita del Valle a principios del siglo XX


Pastor en chozo. Foto: Anna M. Christian, 1915




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