Carohana S9

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Director: Juan Pテ。ez テ」ila

CAROHANA C AROHAN A

Nro. 9 / Julio 2015


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EDITORIAL

José Pulido

La edic ión del Don Quijote m en sus 4 ás completa 00 años

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El realismo en

Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Instituto Pedagógico “Luis Beltrán Prieto Figueroa”. Cátedra libre literaria: Juan Páez Ávila

Don Quijote Enciclopedia Libre

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Don Qu ijote nos rec valor de la justa re uerda el beldía Miguel Ángel Caminos

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CARLOS C ¨Yo no em RUZ DIEZ proyecto igré, fue un de vida"

DIRECTOR

Esperanza Márquez

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Juan Páez Ávila Beethove n Dudamel según Gustavo

SUBDIRECTOR REVISTA CULTURAL

JONATHAN REVERÓN

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LA LECC ION DE B ETHOVEN SUCRE P Y OSIBLE CESAR YEGRES M.

12

Gorquin Camacaro

El asesina Garro, de to de Elena Lopátegu Patricia Rosas i

JEFE DE REDACCIÓN

Christopher Domínguez Mic hael

UN ARTIS TA UNIV DIRECCIÓ ERSAL D REGRESA N SINFÓNICA E LA A SUS O RÍGENES Entrevista a cargo

Reinaldo Chaviel

José Pulido Wilfredo Páez Gallardo Julio Bolívar Fausto Izcaray Jorge Euclídes Ramírez Rafael Montes de Oca Martínez Héctor Saldivia Seijas Omar Ocariz Mireya Grau

EDITORIAL

CONSEJO

CONSULTORA JURÍDICA Yelena Martínez

Fundación CAROHANA

DISEÑO Andreina Rincón Barquisimeto, Venezuela Todos los Derechos. Copyrigth c Septiembre año 2014

GRÁFICO

DIRECTOR DE ADMINISTRACIÓN

de Fausto Izcaray

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César V

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RICARDO GIL OTAIZA

AGOSTO.

Darío Villa nueva: "La mayor amenaza pa el papana ra el español es tismo"

De fútbo

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RAFAEL DEL NARANCO

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Augusto M humor q onterroso: el ue muerd e* Jua

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El Exilio de

Ana Teresa Torres

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Sergio Ramírez

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SANTIAGO GAMBOA

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Por ser q uie soledad: n soy vivo en u Harold A na entrevista con lvarado Tenorio

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Juan Páez Ávila

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EDITORIAL

EN ALGÚN LUGAR José Pulido

El caballero de la triste figura. Esa frase y el famoso inicio: “En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme” rodaron de generación en generación como si de refranes se tratase y al final de cuentas todo se volvió cervantino, jodedera, porque ambos sucesos han servido perfectamente para que mucha gente, demasiada gente, finja haber leído la obra de don Miguel de Cervantes y Saavedra. Para quien nace bautizado y enriquecido por el idioma castellano, no haber leído el Quijote es parecido a lo que ocurre con los creyentes judíos y cristianos que no se molestan en abrir la Biblia; o con los marxistas que jamás han transitado un párrafo en El Capital. Todo esto ya es un lugar común, pero vigente. Lo peor no es ignorar la trama del Quijote, sino perderse la oportunidad de comprender todo lo que encierra esa obra, en especial para quienes podemos leerla en el idioma que la adorna. Portentoso idioma formado por muchas lenguas, por pueblos diversos en constante movimiento. Por culturas y sentimientos surgidos de varios territorios distantes hasta rodar con sus semillas a un lugar de La Mancha donde la ironía y el humor afinaron la música de las palabras. En las citas propuestas como muestra de una supuesta erudición, Cervantes escribe aquel “Non bene pro toto libertas venditur auro”, aludiendo a la posibilidad de que la cita sea tal vez de Horacio o de algún otro. Quizá revela la esperanza de todo autor: que haya un lector divino de los que se detienen y profundizan en el asunto. Pero en todo caso, la frase significa: “la libertad no se vende ni por todo el oro del mundo” y era el fundamento honorable de la antigua república de Ragusa. Ese solo significado demuestra cuánto tejió Cervantes en su obra. Y cuánto vivió. Novela de novelas, principio de aventuras en el que el castellano salió a descubrir el mundo para que la humanidad lo conociera. Y probara la finura del humor que define a una lengua surgida de una galaxia de palabras. Todo el Quijote contiene tal humor y es fácil encontrar el ejemplo. Como cuando Sancho hace su necesidad porque estaba con las tripas alborotadas y Don Quijote reclama: “Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo. Sí tengo, respondió Sancho: ¿más en que lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca? En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar, respondió Don Quijote.”

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Cervantes reposa ya en un monumento en una iglesia de Madrid "Yace aquí Miguel de Cervantes Saavedra/1547 - 1616", reza la placa, que contiene también un pasaje de su obra "Los trabajos de Persiles y Segismunda".

A CASI 500 AÑOS DE SU MUERTE Madrid.- (EFE) Los restos del escritor español Miguel de Cervantes, padre del Quijote, reposan en un monumento inaugurado este jueves en la Iglesia de San Ildefonso del Convento de las Trinitarias, en el corazón de Madrid, tras la finalización de la búsqueda de los mismos en marzo. "Hoy saldamos una deuda con el más grande escritor de las letras españolas", dijo la Alcaldesa en funciones de Madrid, Ana Botella, en su último acto público al frente del consistorio. Botella, acompañada por el director de la Real Academia Española de la Lengua, Darío Villanueva, y el vicario del arzobispado de Madrid, Joaquín Martín Abad, desvelaron una placa de mármol conmemorativa, tras la cual una hornacina contiene tres pequeñas urnas con los restos del escritor. "Yace aquí Miguel de Cervantes Saavedra/1547 - 1616", reza la placa, que contiene también un pasaje de su obra "Los trabajos de Persiles y Segismunda". Las urnas con los restos del padre del Quijote y "de quienes fueron inhumados en la iglesia originaria de San Ildefonso entre 1613 y 1630" fueron depositadas la víspera en el monumento en el curso de un pequeño acto oficial. 04

La inauguración del monumento culmina los trabajos de búsqueda de los restos, que finalizaron en marzo pasado cuando un equipo científico aseguró estar "convencido" de haber encontrado los mismos en una cripta de la iglesia del convento de las Trinitarias descalzas, donde fue enterrado el escritor el 23 de abril de 1616. Sin embargo, con el paso del tiempo y las obras en el convento se había perdido el rastro de su sepultura, caída en el olvido durante cuatro siglos, hasta que se inició ésta búsqueda en marzo de 2014. Durante la búsqueda, los científicos dieron con un grupo de fragmentos óseos que fueron identificados como pertenecientes a un grupo de unas 15 personas enterradas en el siglo XVII en otro emplazamiento del convento, y trasladados posteriormente a la cripta, entre los que, según los documentos, se encontraba Cervantes. Según la información disponible, "es posible considerar que entre los fragmentos de la reducción localizada en el suelo de la cripta de la actual iglesia de las Trinitarias se encuentran algunos pertenecientes a Miguel de Cervantes", afirmó entonces el antropológo forense español Francisco Etxeberría, coordinador del equipo.


La edición del Don Quijote más completa en sus 400 años Presentación de la edición crítica de El Quijote, en el Salón de Plenos de la RAE, coordinada por el filólogo y académico Francisco Rico. De izquierda a derecha: Santiago Muñoz Machado (académico), Víctor García de la Concha (Director Instituto Cervantes), Darío Villanueva (director RAE), Jaume Giró (Director Fundación Bancaria la Caixa) y Soledad Puértolas (escritora y académica). (Foto: Carlos Rosillo) Ciudad Juárez, Chihuahua. (RanchoNEWS).- Un Quijote para todo el mundo, con más de 150 miradas, puertas y rutas que se abren para entrar en el universo del más ilustre caballero andante, ha nacido hoy, reporta Winston Manrique Sabogal desde Madrid para El País. Atolladeros, tuertos, escollos, embustes y malentendidos son salvados y esclarecidos en la nueva edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, como nunca se ha visto. Más, más de medio centenar de especialistas, eruditos y escritores amantes de este clásico universal han caído bajo su hechizo, dirigidos por el filólogo y académico Francisco Rico. Han creado una obra que ilumina y analiza cada frase de Cervantes y estudia cada paso del Caballero de la Triste Figura con el objetivo de fijar la obra, «aunque nunca podrá existir una versión definitiva». Es una puesta al día con las técnicas más modernas cuyo resultado es la revisión de casi un centenar de pasajes más próximos al original o a lo que quería decir Cervantes y el cambio de docenas de palabras que dan un nuevo sentido o visión de esos episodios. Es el homenaje que la Real Academia Española (RAE), junto con el Instituto Cervantes y la Obra Social 'la Caixa', rinden a esta obra maestra en los 400 años de la publicación de la segunda parte en otoño de 1615. Se trata de una aventura fascinante en dos tomos: a la lectura de la historia del caballero y su escudero ininterrumpida la acompañan las notas a pie de página, cuyo territorio se ensancha, completa y complementa con la mirada que expertos y escritores ofrecen de los 129 capítulos y prólogos. Es un Quijote de 1.345 páginas con anotaciones, y 1.967de estudios, anexos, mapas y grabados. Es un Quijote poliédrico para el siglo XXI, para todos los tiempos y edades. El texto cervantino como tal, asegura el profesor Rico, está bajo la edición rigurosa de todos los instrumentos de la filología moderna que han facilitado un acceso lo más cercano posible al original. Se han analizado la caligrafía de Cervantes, los mecanismos de la imprenta en la publicación y futuras correcciones y añadiduras del propio autor y siguientes impresiones contrastadas con el original. Decenas y decenas de correcciones y aclaraciones que ofrecen nuevas y reales lecturas. Cambios pequeños y grandes que hacen realidad el dicho de que Dios y el diablo se esconden en los detalles. Desde la frase conocida que dice: «Suelen hacer el amor con ímpetu», cuando lo correcto es: «Suele nacer el amor con ímpetu». O «La tempestad de palos que sobre él vía», cuando lo correcto es: «La tempestad de palos que sobre él 05

llovía». La nueva edición se abre con la publicación de un hallazgo de 2008 y que nunca se había impreso porque desde su primera edición se refundió: la aprobación por parte de la censura. «Donde poco más o menos», cuenta Francisco Rico, «vienen a decir que le perdonan la vida y se puede imprimir». En su dictamen dice: «porque será del gusto y entretenimiento al pueblo, a lo cual en regla de buen gobierno se debe de tener atención. Allende de que no hallo en él cosa contra policía y buenas costumbres». Su presentación ha sido este martes en el salón de actos de la RAE con asistencia de público donde se imbricaron la vida de Cervantes, la historia e importancia de la novela y la edición crítica. Darío Villanueva, director de la Academia: «Es una edición monumental con todos los elementos necesarios para comprender esta obra universal». Jaume Giró, director gerente de la fundación bancaria 'la Caixa', entidad impulsora de la colección Biblioteca Clásica de la RAE: «El Quijote es una obra audaz y moderna, popular y erudita. De ella dijo Borges que era el libro infinito porque todos lo estamos reescribiendo y nadie termina de escribirlo». Soledad Puértolas, escritora y académica: «Es una novela que nuca deja de ser nueva que resiste y se enriquece con todos». Antonio Muñoz Machado, académico: «Los tres momentos clave de las ediciones del Quijote en la RAE son las de 1780, 1863 y está con un texto depurado y una edición enciclopédica». Y Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes y honorario de la RAE: «El Cervantes está feliz de que este Quijote encuentre acomodo en la Biblioteca Clásica de la Academia». El académico Francisco Rico, con el estuche de dos volúmenes de El Quijote coordinado por él durante 21 años. (Foto: Carlos Rosillo) Se refería García de la Concha que esta es una edición que empezó su andadura en 1994 cuando el Cervantes encargó a la Academia un Quijote indicado para su público en todos los lugares del mundo donde iban a estar sus sedes. Un Quijote más informativo que interpretativo sin ofender a los conocedores de la novela. Desde entonces, el coordinador ha sido el profesor Rico. La primera edición apareció en 1998 bajo el sello de Crítica. La segunda en 2005 con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte y ahora esta, ampliada y renovada en un estuche con dos volúmenes: en el primero la novela cervantina con una serie de instrucciones y en el segundo estudios complementarios que incluyen los análisis de los expertos y escritores sobre cada capítulo, desde los fallecidos Martín de Riquer y Claudio Guillén, hasta Javier Marías, Alberto Manguel y Javier Cercas, pasando por Roger Chartier o Jean Canavaggio. El segundo volumen se cierra con una serie de mapas y planos de la obra y una galería de ilustraciones de una treintena de artistas de todos los tiempos. La suma de esos comentarios, en la sección Lecturas el Quijote, asegura Rico en el libro, «constituye una antología única de la mejor crítica cervantina de nuestros días y, al correr paralela


a una anotación asentada en el sentido literal, da una óptima idea de la inagotable riqueza del libro y de la multiplicidad de enfoques a que se presta». Uno de los malentendidos más universales lo aclara Rico en el prólogo de esta edición: «¿Es plausible que el Quijote naciera en la mente del autor como 'invectiva contra los libros de caballerías'? Más razonable parece entender que la novela 'se engendró' cuando Cervantes, 'en una cárcel', entrevió las características esenciales del protagonista, un hidalgo trastornado por la lectura de las fábulas caballerescas y dispuesto a remedarlas en la España de Felipe II, y no porque el escritor se propusiera en primer término desacreditarlas y a tal fin forjara luego el personaje de Don Quijote». Es parte de la riqueza de una obra, que cobra vida por sí misma. Pasados cuatro siglos la pregunta sigue siendo la misma: ¿Qué tiene el Quijote que fascina a toda clase de lectores y críticos? «El punto de partida decisivo», dice Rico, «tuvo que ser aquel en que el autor vislumbró la imagen del héroe, y el éxito inigualado del Quijote viene de la fascinación que desde siempre ha ejercido su singular humanidad. Don Quijote "es un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos" (II, 18), "que, fuera de las simplicidades que dice tocantes a su locura, si le tratan de otras cosas discurre con

bonísimas razones y muestra tener un entendimiento claro y apacible en todo; de manera que como no le toquen en sus caballerías, no habrá nadie que le juzgue sino por de muy buen entendimiento. Pero nadie deja tampoco de encandilarse por igual con el Don Quijote loco, desaforado, grotesco, y con el Don Quijote inteligente, sensato e irreprochable. Uno y otro despiertan pareja simpatía, y el deleite que produce la obra consiste principalmente en el ir y venir del uno al otro, entre las acciones nacidas de la locura y las palabras inspiradas por la lucidez». Los expertos explican lo que explican y los lectores piensan lo que piensan, pero pareciera que el propio Miguel de Cervantes ya daba la clave de esta edición, cuando en el capítulo VIII de la segunda parte, dice: «Finalmente, ordenó don Quijote entrar en la ciudad entrada la noche, y en tanto que la hora se llegaba se quedaron entre unas encinas que cerca del Toboso estaban, y llegado el determinado punto, entraron en la ciudad, donde les sucedió cosas que a cosas llegan».


El realismo en Don Quijote Enciclopedia Libre. La primera parte supone un avance considerable en el arte de narrar. Constituye una ficción de segundo grado, es decir, el personaje influye en los hechos. Lo habitual en los libros de caballerías hasta entonces era que la acción importaba más que los personajes. Éstos eran traídos y llevados a antojo, dependiendo de la trama (ficciones de primer grado). Los hechos, sin embargo, se presentan poco entrelazados entre sí. Están encajados en una estructura poco homogénea, abigarrada y variada, típicamente manierista, en la que pueden reconocerse entremeses apenas adaptados, novelas ejemplares insertadas, discursos, poemas, etc. La segunda parte es más barroca que manierista. Representa un avance narrativo mucho mayor de Cervantes en cuanto a la estructura novelística: los hechos se presentan amalgamados más estrechamente y se trata ya de una ficción de tercer grado. Por primera vez en una novela europea, el personaje transforma los hechos y al mismo tiempo es transformado por ellos. Los personajes evolucionan con la acción y no son los mismos al empezar que al acabar. Como primera novela verdaderamente realista, al regresar Don Quijote a su pueblo, asume la idea de que no solo no es un héroe, sino que no hay héroes. Esta idea desesperanzada e intolerable, similar a lo que sería el nihilismo para otro cervantista, Dostoyevski, matará al personaje que era, al principio y al final, Alonso Quijano, conocido por el sobrenombre de El Bueno. Temática La riqueza temática de la obra es tal que, en sí misma, resulta inagotable. Supone una reescritura, recreación o cosmovisión especular del mundo en su época. No obstante, pueden dibujarse algunas directrices principales que pueden servir de guía a su lector. El tema de la obra gira en torno a si es posible encontrar un ideal en lo real. Este tema principal está estrechamente ligado con un concepto ético, el de la libertaden la vida humana, como ha estudiado Luis Rosales; Cervantes estuvo preso en Argel tratando de escapar varias veces y luchó por la libertad de Europa frente al Imperio Otomano. ¿A qué debe atenerse el hombre sobre la realidad? ¿Qué idea puede hacerse de ella mediante el ejercicio de la libertad? ¿Podemos cambiar el mundo o el mundo nos cambia a nosotros? ¿Qué es lo más cuerdo o lo menos loco? ¿Es moral intentar cambiar el mundo? ¿Son posibles los héroes? De esta temática principal, estrechamente ligada al tema erasmiano de la locura y al tanbarroco de la apariencia y la realidad, derivan otros secundarios: 1.El ideal literario: el tema de la crítica literaria es constante a lo largo de toda la obra de Cervantes. Se encuentran en la obra críticas a los libros de caballerías, las novelas pastoriles17 la nueva fórmula teatral creada porFélix Lope de Vega. 2.El ideal de amor: La pareja principal (Don Quijote y Dulcinea) no llega a darse, es por eso que aparecen diferentes historias de amor (mayormente entre parejas jóvenes), algunas desgraciadas por concepciones de vida rigurosamente ligadas a la libertad (Marcela y Grisóstomo) o por una inseguridad patológica (novela inserta del curioso impertinente) y aquellas que se concretan felizmente (Basilio y Quiteria en las «Bodas de 07

Camacho»). También aparece el tema de los celos, muy importante en Cervantes. 3.El ideal político: aparece el tema de la utopía en fragmentos como el gobierno de Sancho en la ínsula Barataria, las ensoñaciones quiméricas de don Quijote en la cueva de Montesinos y otros. 4.El ideal de justicia: como en las aventuras de Andresillo, los galeotes, etc. Originalidad En cuanto a obra literaria, puede decirse que es la obra maestra de la literatura de humor de todos los tiempos. Además es la primera novela moderna y la primera novela polifónica, y ejercerá un influjo abrumador en toda la narrativa europea posterior. En primer lugar, aportó la fórmula del realismo, tal como había sido ensayada y perfeccionada en la literatura castellana desde la Edad Media. Caracterizada por la parodia y burla de lo fantástico, la crítica social, la insistencia en los valores psicológicos y el materialismo descriptivo. En segundo lugar, creó la novela polifónica, esto es, la novela que interpreta la realidad, no según un solo punto de vista, sino desde varios puntos de vista superpuestos al mismo tiempo. Torna la realidad en algo sumamente complejo, pues no solo intenta reproducirla, sino que en su ambición pretende incluso sustituirla. La novela moderna, según la concibe elQuijote, es una mezcla de todo. Tal como afirma el propio autor por boca del cura, es una «escritura desatada»: géneros épicos, líricos, trágicos, cómicos, prosa, verso, diálogo, discursos, chistes, fábulas, filosofía, leyendas... y la parodia de todos estos géneros. La voraz novela moderna que representa el Quijote intenta sustituir la realidad, incluso, físicamente: alarga más de lo acostumbrado la narración y transforma, de esa manera, la obra en un cosmos. Técnicas narrativas En la época de Cervantes, la épica se podía escribir también en prosa. Las técnicas narrativas que ensaya Cervantes en esta novela son varias: La recapitulación o resumen periódico cada cierto tiempo de los acontecimientos, a fin de que el lector no se pierda en una narración tan larga. El contraste entre lo idealizado y lo real, que se da a todos los niveles. Por ejemplo, en el estilo, que a veces aparece pertrechado con todos los elementos de la retórica y otras veces aparece rigurosamente ceñido a la imitación del lenguaje popular. Hay un contraste entre los personajes. En el diálogo los personajes se escuchan y comprenden, Quijote se sanchifica y Sancho Panza se quijotiza. También está el contraste entre los personajes, a los que Cervantes gusta de colocar en parejas, a fin de que cada uno le ayude a construir otro diferente mediante el diálogo. Un diálogo en el que los personajes se escuchan y se comprenden, ayudándoles a cambiar su personalidad y perspectiva: don Quijote se sanchifica y Sancho se quijotiza. Si el señor se obsesiona con ser caballero andante, Sancho se obsesiona con ser gobernador de una ínsula. Tan desengañados llegan a estar el uno como el otro. A la inversa, don Quijote va siendo cada vez


más consciente de lo teatral y fingido de su actitud. Por ejemplo, a raíz de su ensoñación en la cueva de Montesinos, Sancho se burlará de él el resto del camino. Esta mezcla y superposición de perspectivas se denomina perspectivismo. El humor es constante en la obra. Es un humor muy especial: respetuoso con la dignidad humana de los personajes. Una primera forma de contrapunto narrativo: una estructura compositiva en forma de tapiz, en la que las historias se van sucediendo unas a otras, entrelazándose y retomándose continuamente. La suspensión, esto es, la creación de enigmas que «tiran» de la narración y del interés del lector hasta su resolución lógica, cuando ya se le ha formulado otro enigma para continuar más allá. La parodia lingüística y literaria de géneros, lenguajes y roles sociales como fórmula para mezclar los puntos de vista hasta ofrecer la misma visión confusa que suministra la interpretación de lo real. La oralidad del lenguaje cervantino, vestigio de la

profunda obsesión teatral de Cervantes, y cuya viveza aproxima extraordinariamente al lector a los personajes y al realismo facilitando su identificación y complicidad con los mismos. El perspectivismo, que ya se ha señalado, hace que cada hecho sea descrito por cada personaje en función de una cosmovisión distinta, y con arreglo a ello la realidad se torna súbitamente compleja y rica en sugestiones. Simula imprecisiones en los nombres de los personajes y en los detalles poco importantes, a fin de que el lector pueda crearse su propia imagen en algunos aspectos de la obra y sentirse a sus anchas en la misma, suspendiendo su sentido crítico. Utiliza juegos metaficcionales a fin de difuminar y hacer desaparecer la figura del autor del texto por medio de continuos intermediarios narrativos (Cide Hamete Benengeli), los supuestos Anales de la Mancha, etc.) que hacen, así, menos literaria y más realista la obra desproveyéndola de su carácter perfecto y acabado.


Miguel Ángel Caminos

Don Quijote nos recuerda el valor de la justa rebeldía Siempre es oportuno volver a Cervantes, como lo es volver a Dante. O volver a Shakespeare. Son clásicos entre clásicos, que en otros tiempos formaron a generaciones enteras. En su época marcaron un punto de inflexión al renovar el idioma y, desde luego, la forma de hacer literatura. Cervantes encarnó la vanguardia de la novela moderna. Fue un transgresor, como lo fue García Márquez con Cien años de soledad. Cabe recordar una anécdota: cierta vez, ante el ostracismo de García Márquez, Cortázar le preguntó a Carlos Fuentes si sabía qué le pasaba. Fuentes le respondió: "Se recluyó para escribir el Quijote del siglo XX". Se refería, entre otras cosas, a la idea de la novela total, en la cual desfilara la esencia misma de la condición humana. En el complejo mundo actual, leer el Quijote equivale a realizar un ejercicio de reflexión. Ante tanta tecnología y tanto orden globalizado, con Estados que vigilan a las personas de a pie, una novela como el Quijote resulta indispensable. En el decir de Borges, inagotable. La historia y el personaje tienen mucho de resistencia contra el sistema, con asidero en una satírica locura. Por eso merece respeto detenerse en tantas páginas que retratan al protagonista. Su actitud díscola, pero digna, denuncia la supuesta normalidad que, paradójicamente, dio origen a un mundo enfermo. Y, quizá, cada vez más peligroso. A pesar del tiempo, la obra de Cervantes siempre está vigente. Así habían pensado, en la propia España, los escritores de la Generación del 98, cuyo paradigma para salir de la crisis de entonces fue interpretar en clave el Quijote. Fruto de esto es el excelente libro Vida de Don Quijote y Sancho, de Miguel de Unamuno. Junto con otros intelectuales, surcó el camino del llamado quijotismo, un ideario basado en la urgencia de provocar en los albores del siglo XX una revolución moral. El símbolo de los molinos de viento, en su versión, revivía antiguos fantasmas: la violencia y el autoritarismo. Unamuno selló su posición quijotesca con célebres palabras: "Venceréis, pero no convenceréis". Las pronunció mientras el falangismo echaba raíces y él, en un reclamo desesperado, buscaba libertad de expresión. ¿Acaso no resuena hoy el eco de esas palabras en cada rincón del planeta donde se instalan el poder y la corrupción? Cuando hace 400 años Cervantes publicó la segunda parte del Quijote, en abril de 1615 (un año antes de su muerte, el 22 de abril de 1616), supo que en esa triste historia de humor a retazos el hidalgo y el escudero ya no le pertenecían. Ambos habían abandonado el libro, al mejor estilo pirandelliano, para eternizarse como un antídoto contra las injusticias y las desigualdades. A cuatro siglos de esa publicación, don Quijote nos llama para que, en la actualidad, encontremos las señales de progreso en una justa rebeldía. Y, como dijo alguna vez Freud, en un sano 09

escepticismo. La derrota del hidalgo cervantino enseña que, en tanto no abracemos el desafío de comprender la vida, sólo la muerte nos traerá alivio. Lo explicó muy bien Milan Kundera al escribir: "Don Quijote ha sido vencido. Y sin grandeza alguna. Porque, de golpe, todo queda claro: la vida humana como tal es una derrota. Lo único que nos queda ante esta irremediable derrota que llamamos vida es intentar comprenderla". Tal vez nosotros, seres de carne y hueso, debamos armarnos de paciencia y luchar contra los males de la sociedad sin tanto ruido. Luchar para comprender. Hacerlo a favor de la paz, la convivencia y la honestidad. Abrevar en el quijotismo de Unamuno que, con certeza, afirmó: "Seamos padres del futuro y no hijos del pasado". En efecto, el futuro de la humanidad es lo que importa. Evocar la ética de don Quijote sirve para proyectarlo, para despertar en los lectores el afán por reivindicar la libertad y, detrás del humor, advertir la profunda seriedad de una novela llena de sabiduría. Es válido entonces celebrar el tono paródico del Quijote cuando parece que el mundo se derrumba, ya que su utopía no tiene por qué ser nuestra condena al fracaso sino nuestra esperanza. En el magnífico cuento "Pierre Menard, autor del Quijote", Borges sugiere que el lector es también el creador de la historia que lee. Tenemos derecho, pues, a crear nuestro propio Quijote del siglo XXI: el de la luz y no el del desencanto. El autor es profesor y escritor; su último libro es El sentido de educar.


CARLOS CRUZ DIEZ Esperanza Márquez ¨Yo no emigré, fue un proyecto de vida" El problema de Venezuela no es económico, es cultural, educativo, la educación ha sido de muy mala calidad, al venezolano no se le ha enseñado a pensar, es formación al caletre y por eso no piensa, actúa, no tiene noción de su pasado ni de su historia porque no se le enseña, no es porque sea insensible o bruto, simplemente no se le enseña Venezolano próximo a cumplir 92 años es el máximo exponente del op art, arte óptico, en el mundo. Nos conocimos hace más de 30 años y presumo sin modestia que fue él quien diseñó la carátula de mi primer LP “El canto de esperanza” en 1979, razón por lo que me tomaré la libertad de tutearlo, disfrutar su lucidez, su inmenso sentido del humor y sus contagiosas carcajadas. Carlos, tu obra espectacular el piso del Aeropuerto Internacional de Maiquetía se ha convertido en un símbolo de la Venezuela que estamos viviendo ¿Cómo lo sientes? - Nunca me imaginé que esa obra se iba a volver un símbolo, me conmueve mucho, me pone triste que sea el símbolo de dejar el país, yo espero que esa misma obra sea el símbolo del retorno a la patria, es lo que espero, que sea como el poema de Pérez Bonalde “Vuelta a la Patria”. ¿Qué diferencia hay entre tu ida del país a la de los que se van ahora? - El otro día me preguntaron cómo me había sentido yo toda mi vida de emigrante y les dije que yo no emigré, yo lo que hice fue buscar un sitio donde pudiera desarrollar mis ideas, fue un proyecto de vida, un rediseño de mi vida. Me di cuenta que hay ciertos lugares en el planeta por donde no pasan las coordenadas de la historia y entre esos sitios estaba mi país, yo tenía en manos algo importante que podía desarrollar y me fui a un sitio donde pudiera tener una audiencia y mis ideas pudieran divulgarse y hacerse conocer, por eso me fui a París y cuando llegamos a mi esposa Mirtha y a mí nos fascinó la ciudad y sin ponernos de acuerdo al unísono dijimos: este es el lugar, este es el sitio. Lo único que tenía era lo que llevaba en el bolsillo y lo que llevaba en la cabeza. A todos les sorprende que a tu edad conserves esa alegría contagiosa, siempre con una sonrisa y una carcajada. - Es mi dinámica, me produce mucha alegría hacer, cuando no puedo hacer sí estoy triste, es la dinámica de querer existir, de disfrutar, cuando trabajo disfruto; me gusta la buena comida, la buena bebida, la amistad, siempre he sido amiguero. ¿Cómo sientes a Venezuela en estos momentos? - Los países siempre pasan por situaciones difíciles y la de Venezuela se esperaba, iba a suceder porque no se habían resuelto los problemas fundamentales. El problema de Venezuela no es económico, es cultural, educativo, la educación ha sido de muy mala calidad, al venezolano no se le ha enseñado a pensar, es formación al caletre y por eso no piensa, actúa, no tiene noción de su pasado ni de su historia porque no se le enseña, no es porque sea insensible o bruto, simplemente no se le enseña. Cuando yo era niño viví la muerte de Gómez y la llegada de López Contreras y de Medina y la educación era de primer nivel que fue la que yo recibí cuando trajeron profesores de España, 10

de Chile, de Argentina, pero cuando llegó Acción Democrática dijo que esa era una educación elitesca, que había que masificarla y eso era correcto, pero la manera de hacerlo fue equívoca y se degradó el nivel de la educación. Carlos, los pintores, los poetas, los artistas tienen fama de ser seres atormentados ¿Cómo logras tu jovialidad, tu rostro siempre risueño, tus risotadas? - Cuando le dije a mi padre que iba a ser pintor que no quería ser bachiller, que quería ser artista y mis padres se regocijaron con eso desde ese momento para mí la vida ha sido la alegría, yo no trabajo, yo me divierto, para mí el arte es un regocijo, un placer del espíritu, es una plenitud poder realizar la obra. Tiempo después entendí de qué se trataba esa angustia de los atormentados que es el deseo y la preocupación de encontrar su propio discurso, yo tuve la oportunidad de encontrar mi discurso y lo he podido desarrollar. Hay otros artistas que no lo han encontrado, por lo tanto, siguen atormentados, es la búsqueda de la identidad la que produce la angustia. ¿Alguna vez te imaginaste que ibas a ser reconocido mundialmente y que lo ibas a ver? Soy privilegiado, otros artistas no han tenido la suerte de ver la respuesta de la gente, hay artistas que se mueren sin saber qué ha sucedido con su trabajo. La familia ha sido muy importante en tu vida y en tu trabajo. Mi familia es también un proyecto de vida. Cuando yo enamoraba a Mirtha cantándole rancheras y boleros (risas) le decía que nuestra vida sería en el taller y así fue, el taller y la casa han sido una sola cosa. Mis hijos nacieron y se desarrollaron ahí y me han ayudado toda la vida a trabajar, si no fuera por ellos no hubiera podido desarrollar el trabajo al nivel que lo he desarrollado gracias a mis tres hijos y a mis nietos; aunque mucha gente me decía que no se me ocurriera meter a mi familia en el trabajo y yo aposté y gané (risas). ¿Soto te ha hecho falta? - Hay varios artistas que se han ido y me han hecho mucha falta: Soto con quien tenía largos debates y conversaciones, además de cantar; Sergio de Camargo; Alejandro Otero. Narciso Debourg que es de mi generación cuando le digo que alguien se murió me dice: nos están disparando cerca (risas). ¿Qué les dices a los jóvenes que se van buscando camino? - Desde el año 54 se me empezó a abrir el horizonte y comencé a entender una serie de cosas que antes no había entendido y ese es el esfuerzo que hay que hacer y siempre se lo digo a mis hijos que lo más difícil es entender su tiempo porque todo es una maraña y hay que entenderla para despejarla para ver un horizonte, una meta, si hay una meta la vida se vuelve un proyecto y cuando se te acaba el proyecto se te acaba la vida. Creo que la carrera de los artistas es buscar el camino, es un esfuerzo muy grande, a veces inútil, encontrar su propia vida, su propio discurso, aportar algo, conseguir nuevas salidas, nuevas opciones. El máximo esfuerzo que yo he hecho es encontrarme a mí mismo.


JONATHAN REVERÓN

Beethoven según Gustavo Dudamel El Festival de Juventudes, en honor a José Antonio Abreu, presenta hasta hoy en el Centro de Acción Social por la Música las sinfonías de la No. 1 a la No. 6 de Beethoven. El evento concluirá los días 23, 24 y 25 de este mes con las sinfonías No. 7, 8 y 9, dirigidas por Gustavo Dudamel.

Abre la puerta de su oficina ya despabilado. "Estaba haciendo una siesta de veinte minutos". Sobre la mesa del escritorio de Gustavo Dudamel están los restos del almuerzo inmediatamente sustituidos por una taza de café. Las paredes están recién pintadas de blanco y sobre ellas guindan fotografías enmarcadas, menos una, que por su dimensión tiene que descansar sobre un enorme caballete, se trata de un collage de fotografías de la última visita de Simon Rattle a Venezuela. Dudamel moja una palmerita en el café mientras alguien le comenta que vino más delgado, "estoy corriendo". El director barquisimetano acaba de realizar una extensa gira con la Filarmónica de Los Angeles por China, posterioremente regresó a Los Angeles para celebrar los cuatro años de su hijo Martín y darle una sorpresa a Engracia, su abuela, que este mismo mes cumplió ochenta años. Acerca para sí una partitura versión libro de bolsillo con la segunda sinfonía de Beethoven. El viernes la interpretó como parte del programa inaugural del Festival de Juventudes Bancaribe, donde dirigirá las nueve sinfonías de un músico tan atormentado que logró transformar su profundo sufrimiento en la develación de enigmas, tragedias y alegorías: los misterios del universo cifrados en la música. -¿Cómo se encuentra el maestro José Antonio Abreu? -Viene siempre para la sede. Sabes, el Maestro es un hombre que nunca supo lo que es el descanso, eso es lo que tiene. A su edad está aprendiendo a descansar. -¿De dónde viene la idea de que este festival sea puro Beethoven? -Nosotros siempre hemos hecho festivales Beethoven pero de 11

manera aislada. Eran más abiertos, conciertos para piano, violín, oberturas, sonatas. En este caso nos enfocamos sólo en las sinfonías. Las estamos haciendo en orden cronológico. Normalmente se presentan desorganizadas para poder terminar esos programas con sus sinfonías más conocidas. Lo hicimos así para asumir el reto de interpretar dos sinfonías por día. Además las estamos grabando. Beethoven tiene un poder implícito en su música: retar al hombre. Imagínate la sensación para un músico de perder su mayor talento: escuchar. Su genio siempre será abrumador e incomprensible. -No es la primera vez que se enfrentas a una de estas partituras en sus 25 años de carrera musical. Su primera partitura como director es la quinta sinfonía. -Era una edición de color vinotinto con su cara de mal genio impresa en la portada. -Pero sí es la primera vez que la hace una tras otra. -Correcto. Yo le dije a los muchachos desde el primer día que esto era una locura. -¿Más que hacer dos veces todas las sinfonías de Mahler? -Eso no fue una locura. Eso fue demencial. -¿Qué busca con estas escaladas? -Nos nivelan, nos ubican. Deja saber en qué punto estamos como orquesta. Beethoven es redescubrirte. -¿Cuál cree que es la gran resolución en torno a la obra de Beethoven? -La complejidad humana. Somos un misterio, no nos descubrimos. Beethoven nos da un libro de sabiduría. Sus sinfonías nos dejan herramientas para internalizar y descifrar. Con su música interpretó el misterio del ser humano.


CESAR YEGRES M .

LA LECCION DE BEETHOVEN Y SUCRE POSIBLE

Poco a poco se quedó sordo. Tenía 30 años cuando compuso su primera sinfonía y ya casi no oía bien. En el estreno de la Novena ya no escuchaba nada, pero en su interior vibraba una oda a la alegría y retumbaba un coro de libertad. Al final de la obra, los aplausos del público podrían haber ensordecido a cualquiera. Beethoven había alcanzado su meta, su más grande anhelo y contribución. Trabajó durante décadas para brindar una sinfonía perfecta, una historia sin precedentes sobre la liberación de la humanidad. La Novena Sinfonía “coral” con su “himno a la alegría”, es una vía de expresión personal en la que se encuentran sentimientos, ideas, literatura, naturaleza, espiritualidad, en fin, todo lo que nos conforma a los seres humanos libres. Representa un proceso largo y complicado. Los caminos que conducen a la libertad también lo son. Son batallas personales, colectivas y universales, entre el bien y el mal, pero que al final se triunfa. El destino puede ser cruel, apunta Beethoven, cuando introduce el primer movimiento en tono melancólico. El hombre también puede ser cruel, continua el segundo movimiento, furioso y enérgico. La humanidad, desconsolada, se refugia en la religión, en un triste tercer movimiento, sin principio ni fin aparente. La angustia y la tragedia persisten. Con el principio del cuarto movimiento surge un halo de esperanza. Con la esperanza viene el amor, un himno a la alegría, un llamado a los hombres a encontrar el verdadero sentido de Dios en la libertad. Beethoven cierra la obra con una ceremonia grandiosa para celebrar el triunfo de la humanidad, optimista y unida. ¡Por fin libre! Su genio musical marca un antes y un después. Aprendió la música barroca para componer 12

exactamente lo contrario. Cambiar las formas y lograr otras mejores fue una fuente de inspiración para los que le siguieron, para los que le siguieron mucho después y para los que hoy seguimos en la lucha por ser libres. El recibió muchos golpes por su deseo de libertad. Algunos físicos de su propio padre y otros verbales de los críticos, pero siempre fue fiel a su determinación en su lucha por la libertad. El movimiento SUCRE POSIBLE, es un espacio para que la comunidad sucrense tenga la oportunidad de renovar su alegría y es a su vez, un motor para cambiar y trascender. “SUCRE POSIBLE” es un proyecto social que arranca, con la certeza de que se encontraran a miles de nuestros compatriotas que crean, como Beethoven, que el destino, la solidaridad, el amor, la fuerza y la determinación, temas de la Novena Sinfonía, son valores universales que se requieren cultivar para ser verdadera y auténticamente libres, dispuestos a luchar por el desarrollo de nuestra región.


El asesinato de Elena Garro, de Patricia Rosas Lopátegui

Christopher Domínguez Michael

La vida y la obra de Elena Garro (1916-1998) encarnan la leyenda más asombrosa y problemática del tiempo literario mexicano. Casada en 1937 con Octavio Paz, con quien vivió un turbulento matrimonio que terminó legalmente en 1959, Garro desarrolló una relación paradójica con las luces y las sombras del poeta. Paz es la amenazante hipóstasis del mundo para Garro. Por un lado, sus cuentos y novelas dependen de una fantástica persecución encabezada por su ex marido; por el otro, sin el apoyo material de Paz, que se extendió hasta el final de sus días, la difícil vida de Garro y de su hija Helena Paz habría sido, si cabe, aún más desdichada. En una entrevista concedida en los últimos años de su vida, Garro ratificó la vigencia de su vastísima querella existencial: “Yo vivo contra él, estudié contra él, hablé contra él, tuve amantes contra él, escribí contra él y defendí a los indios contra él. Escribí de política contra él, en fin, todo, todo, todo lo que soy es contra él. […] en la vida no tienes más que un enemigo y con eso basta. Y mi enemigo es Paz.” La desclasificación, en julio de 2006, de los documentos que exhiben a Garro como informante de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, antes y durante el movimiento estudiantil de 1968, que se suponía había sido la causa de su pretendido exilio, permite terminar la escritura de todo un capítulo de la historia política de la literatura mexicana. Previamente se sabía, contra lo que sostenía la propia escritora junto con aquellos que facilitaron su regreso al país en 1993, que la causa de la impopularidad de Garro entre los intelectuales mexicanos no se debía a ninguna persecución encabezada por Paz. El motivo del desprestigio fue su actuación durante el verano de 1968, papel que actualmente nos parece cómico y propio de una novela de espías que sólo Garro pudo haber escrito, pero que, en las semanas posteriores al 2 de octubre, seguramente no fue nada simpático para quienes fueron denunciados por ella como autores intelectuales de la revuelta estudiantil. Garro publicó, el 17 de agosto en la Revista de América, un artículo titulado “El complot de los cobardes”, en el cual, tras culpar por primera vez a los intelectuales de azuzar a los estudiantes, el pánico toma dimensiones apocalípticas: “En los tumultos provocados, según los rumores, existen millares de muertos e incinerados secretamente por el gobierno. También se cuentan por millares los detenidos y los heridos en las cárceles. ¿Por qué entonces los intelectuales no buscan a las familias de las centenas de asesinados y heridos para presentarlos a la opinión pública? ¿Por qué no piden seriamente un castigo para los autores intelectuales de estas masacres?” El 7 de octubre, cinco días después de la matanza de Tlatelolco, Garro aparecerá acusando, en los principales periódicos nacionales, al rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, y a un grupo de intelectuales y artistas “de extrema izquierda”, entre los que se contaban Carlos Monsiváis, José Luis Cuevas, Rosario Castellanos y Leonora Carrington, entre muchos otros, de llevar “a los estudiantes a promover la agitación y el derramamiento de sangre”. Y en concierto con las denuncias de su madre, Helena Paz publicó, en El Universal del 23 de octubre, una carta abierta 13

dirigida a Octavio Paz, quien acababa de renunciar a la embajada de México en la India como protesta por los acontecimientos de Tlatelolco. En aquella patética carta al padre, Helena Paz le decía: “Tu condena debió de ser dirigida a los apoltronados que arrojaron a la muerte y a la destrucción a jóvenes desposeídos de fortuna [...] Debes saber que estos directores del desastre no han tenido ningún escrúpulo. Primero: en dejarlos caer y renegar de los caídos. Segundo: en entregarlos a la policía, en cuyas manos, siento decírtelo, están muchísimo más seguros que entre sus secas cabezas enfermas de ansia de poder. Tercero: en cubrirlos de injurias, que van desde cobardes, asesinos, espías, traidores, delatores, provocadores, granujas, etcétera, sólo porque perdieron la sangrienta batalla de Tlatelolco, que los intelectuales organizaron, y a la cual, por supuesto, no asistieron. [...] Los jóvenes no eran pacíficos y la razón que ha convertido a estos violentísimos jóvenes, a quienes no conoces, es la carencia de una causa justa y la turbiedad de las cabezas dirigentes de su pérdida.” ¿Qué ocurrió con Garro en 1968? ¿Dónde y cómo empieza la desorbitada aventura de una de las mujeres más inteligentes, seductoras y terribles de nuestro siglo XX? Los datos revelados por el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) en mucho ayudan a resolver el rompecabezas puesto sobre la mesa, previamente, por la publicación, de cuyas características me ocuparé más abajo, de los diarios íntimos (Testimonios sobre Elena Garro, Monterrey, Ediciones Castillo, 2002) y los artículos políticos de Garro (El asesinato de Elena Garro) en ediciones regenteadas por Patricia Rosas Lopátegui. A reserva de establecer correctamente la cronología, debe recordarse, para armar el caso, que Garro, durante los años sesenta, navegaba en las aguas turbias del agrarismo oficial y que, en su afán de redención de los campesinos, entró en relación con Carlos Madrazo, presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional entre 1964 y 1965. Garro idolatraba al político tabasqueño a quien, gracias a su frustrado ímpetu reformista, veía como el salvador providencial que México estaba esperando. En los artículos recogidos en El asesinato de Elena Garro se confirma que la escritora creía en los ideales, siempre a riesgo de ser traicionados, de la Revolución Mexicana hecha gobierno y de su nacionalismo revolucionario. La trayectoria de Carlos Madrazo, tras cruzarse accidentalmente con el movimiento estudiantil, terminó con su propia muerte en un sospechoso percance aéreo en 1969. Pero en agosto de 1968, dada la envergadura que habían cobrado las manifestaciones estudiantiles, Garro habría empezado a temer (o a ser precautoriamente informada) que la represión caería fatalmente sobre los jóvenes y terminaría cobrándose víctimas entre la disidencia, más o menos tolerada, del partido oficial. Garro, dada a la fantasía imprudente y temeraria, habría querido comprar protección para ella y para su hija Helena a cambio de seguir informando a la policía política de lo que ocurría en los círculos intelectuales involucrados con el movimiento. Jugando al doble agente, Garro terminó por ser una espía espiada y, creyendo servirse de la DFS, permitió que ésta se


sirviera de ella. Pero el verdadero desencadenante de los hechos debió de ser la renuncia de Paz. Aterrorizada ante el peligroso desafío que significaba el gesto de su ex marido y temerosa de verse aún más involucrada en una situación equívoca, Garro cayó en una crisis paranoide cuya consecuencia inmediata fueron las pretendidas delaciones. Es probable que la información previamente suministrada a la dfs tuviera escaso valor y que las acusaciones públicas, sin lugar a dudas, fueran descabelladas incluso para la meticulosa inteligencia gubernamental. Pero la tendencia a justificar, recurriendo a toda clase de artimañas, la conducta de Garro en 1968, vuelve insoslayable decir que ella cometió una grave falta: puso en peligro la libertad de muchos amigos y colegas suyos, y contribuyó de manera tan destacada como extravagante al clima de linchamiento público proyectado, después del 2 de octubre, contra los intelectuales. El resto de la historia es todavía más lamentable. Cuando Garro decidió poner fin a su autoexilio en París y en Madrid, fue recibida en México en olor de santidad por los enemigos literarios y políticos de Paz, quienes pronto huyeron de ella, al comprobar su tendencia irrefrenable al dispendio económico: ningún dinero resultaba suficiente para cubrir las extrañas necesidades de las dos Elenas, especialistas en hacer desaparecer cualquier cantidad en días, y a veces, en horas. La literatura no conocía, desde que Léon Bloy escribió El mendigo ingrato, una relación tan infernal con el dinero como la sufrida por Garro. El trasfondo biográfico es indispensable para entender el genio de la autora, precisamente por la manera en que se operó una transubstanciación entre el sufrimiento y la literatura. Ninguna locura tiene tanto método como la de Garro, capaz de distanciarse de sí misma de una manera sardónica y cruel, como ocurre en Andamos huyendo Lola (1980), Testimonios sobre Mariana (1981) y en Reencuentro de personajes (1982). El arte de Garro alcanzó su clímax en Testimonios sobre Mariana, novela situada en un París fantástico, el de la segunda posguerra, donde la tranquilidad es imposible para Mariana, quien vive rodeada de monstruos y de dioses. Sometida al imperio de Augusto (su esposo Octavio Paz según la clave) y de Vicente (Adolfo Bioy Casares), Mariana es una heroína sadeana. Pero su sometimiento sólo puede ser relativo: este portentoso personaje es a la vez víctima y verdugo, nínfula y vampiresa, como ambivalente es su propio destino (y el de su hija), pues ambos seres sobrevivirán espectralmente más allá de la muerte, rodeados de sicofantes del surrealismo y de rusos blancos. A p a r t i r d e Te s t i m o n i o s s o b r e M a r i a n a , c o m o l o d i c e inmejorablemente César Aira en su Diccionario de autores latinoamericanos, las novelas de Garro se convirtieron en el desarrollo obsesivo de un solo tema: el poder tanático del orden masculino persigue a una madre y a una hija, protagonistas de una folie à deux que necesita de la catástrofe para reproducirse. Y una vez muerta Garro, no terminó la exposición, siempre pública y descarnada, de su desdichado destino. Sus diarios y papeles privados cayeron en manos de una profesora de la Universidad de Nuevo México, Patricia Rosas Lopátegui, quien urdió Testimonios sobre Elena Garro, una edición comentada de los diarios de Garro, a título de “biografía exclusiva y autorizada”. Se trata de un escandaloso ejemplo de inepta manipulación del legado de un escritor, no sólo por el nulo respeto a las más elementales reglas de la edición académica, sino por la mala fe y el resentimiento a toda prueba del que Rosas Lopátegui hace gala, página tras página. En nombre de un feminismo chatarra obsesionado en inculpar a Paz, a toda la sociedad literaria y al Estado mexicano de una conspiración permanente contra la autora de Los recuerdos del porvenir, Rosas Lopátegui llega a extremos delirantes, que si en Garro son la sal de una existencia, en su editora y comentarista son mero ridículo. Abundan, en los comentarios con los que 14

Rosas Lopátegui estorba la lectura de los textos, las inferencias psicoanalíticas, los retazos de teoría dizque literaria, la ignorancia del español hablado en México, el escaso conocimiento de la historia nacional y una especiosa bilis que torna nauseabundas las fatigas que implica leer, en busca de Garro, ese galimatías. Tan escandalosos son los procederes de Rosas Lopátegui, que la prologuista de El asesinato de Elena Garro, Elena Poniatowska, se ve obligada a desautorizar, en buena medida, el libro que aceptó prologar. Dice Poniatowska que “la información que Elena [Garro] le da [a Rojas Lopátegui] es un amasijo de contradicciones cuando no de falsedades”; que Rosas Lopátegui idolatra a Garro, sin cuestionarle nada, rezándole como si fuera una santa. Y en defensa de Paz, Poniatowska –amiga del matrimonio y testigo de primera mano– refuta a Rosas Lopátegui, recordando que el poeta estaba, a fines de los años cincuenta, loco de entusiasmo por la obra de Garro y que “admiró a su mujer que no dejaba de asombrarlo, mejor dicho de inquietarlo y desazonarlo hasta despeñarlo al fondo del infierno”. Poniatowska, contra los desvaríos de Garro que Rosas Lopátegui pretendió convertir en verdad biográfica, aclara que la carrera política y periodística de Garro durante los años sesenta transcurrió a la amable sombra de varios políticos del régimen diazordacista y que no hubo, ni en 1968 ni después, durante su autoexilio, “complot, ni confabulación, ni conspiración en contra suya. Las novelas y los cuentos de Elena eran leídos y comentados […] el verdadero asesino de Elena, fue su vida misma alejada de la realidad, incluso de sí misma”. El asesinato de Elena Garro, junto con las revelaciones del IFAI, dan por terminada la impostura que pretendió convertir la locura de la escritora en una descalificación íntima de Paz y de otros escritores, empresa un tanto inútil, pues Garro (y en ello radica también el genio del personaje) se resiste a ser traducida en términos de la corrección política. Pese a la manipulación de sus papeles privados y de sus artículos políticos, estamos ante un archivo cuya lectura deja una imagen escalofriante del infierno de Garro, a quien habrá que admirar en adelante por haber dejado, pese a la locura, una obra extraordinaria. En los años setenta, durante su estancia en Madrid, los diarios nos muestran, por ejemplo, a una Garro habitualmente delirante, viviendo de extorsionar a los incautos y víctima a su vez de los abusos de una auténtica corte de los milagros, mientras compara la obra de Paz con la del asesino Charles Mason, comprueba que Hitler fue un agente comunista y lee con devoción la prensa falangista mientras calcula cómo escapar de la España de la transición temiendo ser víctima de alguna conspiración de los comunistas. La grandeza de Garro estuvo en la sublimación de su sufrimiento. Mientras que en los diarios íntimos es abrumadora la evidencia patológica del delirio persecutorio, en las novelas su elevada conciencia artística impone la verdad, postulando la fatal complicidad entre las perseguidas y sus torturadores, como se ve en Reencuentro de personajes (1982). En esta novela criminal, la concentración dramática llegaría a un nivel casi insoportable de leer si no fuera por la noble estratagema elegida por Garro para confrontar a su heroína con la desgracia: los personajes de las novelas de Scott Fitzgerald y Evelyn Waugh aparecen en el texto, indicando que sólo la literatura puede traer consuelo a los borrascosos paisajes del alma. Garro sólo es en apariencia una escritora desordenada y temperamental; su prosa es veloz, descarnada y efectiva, ajena a las metáforas y poseedora de una suprema capacidad para penetrar la realidad y mostrar la soledad, la melancolía y el horror en sus formas más reiterativas y sistemáticas. Por sus novelas, sus cuentos, por su teatro, Elena Garro fue, en mi opinión, la gran escritora mexicana del siglo pasado, la única cuya obra pudo redimir con creces la amargura y el caos de una inteligencia errabunda. ~


UN ARTISTA UNIVERSAL DE LA DIRECCIÓN SINFÓNICA

REGRESA A SUS ORÍGENES EL MAESTRO FELIPE IZCARAY

En Carora ha ocurrido un fenómeno que la convierte en un centro de gravedad para la cultura y la música de toda Venezuela. Recientemente la Orquesta Infantil y Juvenil Pedro León Torres, perteneciente al Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV), ha desarrollado un programa de conciertos de las obras de Beethoven bajo la dirección del Maestro Felipe Izcaray, para celebrar los 50 años de la Casa de la Cultura “Juan Martínez Herrera”. Los conciertos cubrirán todo el año. Muy recientemente acaban de interpretar la Sinfonía N° 3, conocida como la Heroica, que es una pieza muy exigente. La orquesta de niños y jóvenes se lució, mostrando una altísima calidad bajo la experta batuta de Izcaray. ¿Por qué ese regreso a su ciudad natal Carora, después de dirigir las mejores orquestas del mundo? Es una de las interrogantes que indagamos en esta entrevista para la Revista Digital Carohana. 1. Hay un ejercicio que uso en varios de mis cursos. Es pedirte que visualices una línea en el piso y que imagines que un trozo es tu presente, en donde estás parado ahora, al frente está tu futuro y volteando hacia atrás puedes ver hacia el comienzo de la línea y observas tu pasado. Puedes observar la historia de tu vida: tus luchas, tus triunfos, las etapas que has vivido, como trozos de esa línea. ¿Qué destaca para ti en esa visión? ¿Qué hitos piensas que han forjado tu vida y tu carrera? ¡Menuda pregunta!, y es solo el comienzo, jajaja. Pues te digo que ha sido parte de mi filosofía de vida ese mirar hacia atrás, e identificar hechos y personas que han marcado mi vida. En primer lugar tengo que mencionar a nuestro viejo, el añorado “sordo” Izcaray. Con todo y sus limitaciones auditivas, él llenó de música nuestro hogar, nos hacía cantar y bailar. Mi favorita de niño era “Francisco Alegre”. Esas primeras impresiones de escuchar a mi padre tocando Chopin, Albéniz o la música popular me abrió un mundo de sonoridades que luego me sirvieron de referencia. El segundo hito importante es la llegada de Juan Martínez Herrera a Carora y la fundación del Orfeón Carora y la Casa de la Cultura. Para nosotros se abrió un portal divino y mágico que quizá no apreciamos en su magnitud entonces, pero ahora se agiganta a medida que transcurre el tiempo. La Casa de la Cultura perdura con sus 50 años de actividades ininterrumpidas, y el Orfeón Carora recientemente se ha reagrupado. Son muchas las vidas que cambiaron para bien con esas instituciones. Yo soy parte de ese cambio, el pase de una Carora árida a una Carora culta. Como tercer hito debo mencionar al Maestro Vinicio Adames y el Orfeón Universitario. El formar parte de ese magnífico coro me dio herramientas para utilizar más tarde, Vinicio, gran colega y amigo, fue clave en la continuidad de mis estudios, al plantearle a Gustavo Rodríguez Amengual, Presidente del Centro Simón Bolívar, la necesidad de que yo me fuera a estudiar en el exterior. En esa época no existía Fundayacucho, y esa ayuda recibida del gobierno de entonces marcó mi formación académica en la Universidad de Wisconsin. Otro punto en esa línea imaginaria es el haber vivido en la Caracas de los años 60. Era una ciudad extraordinaria, llena de 15

cultura, espectáculos, creatividad. Aquel espectáculo audiovisual en la Av. Bolívar, Caracas 400 años, los grandes artistas que nos visitaban, la deliciosa vida nocturna, accesible a todos. Podías ver las mejores películas, el mejor teatro, los conciertos, el poder departir con los grandes de la cultura. La Dirección de Cultura de la UCV era un ejemplo fehaciente de esto. El haber conocido y llegar a ser amigo del Maestro Vicente Emilio Sojo fue algo que disfruté en su momento, pero cuya dimensión no aprecié del todo hasta que crecí y me hice adulto en mi profesión. El que ese prócer civil trascendental de mi país me haya honrado con su aprecio y confianza hasta de ir a conciertos, de compartir comidas y hasta ir al cine con un joven, a manera de extensión de su amistad con papá, es algo que me marcó de por vida, y ahora sí lo comprendo. Robert Fountain. El maestro de maestros de la dirección coral. Con él aprendí que la música trasciende y es parte de tu cuerpo. Robert era un dechado de expresividad. Cuando nos miraba con esos ojos penetrantes, muchas emociones pasaban por toda nuestra humanidad. El haberlo conocido y trabajado con él ha sido uno de esos hitos trascendentales. También lo fue años más tarde el Maestro David Becker, durante mis años de doctorado en Wisconsin. David es un maestro muy generoso y desprendido. El 5 de Julio de 1979 dirigí mi primer concierto sinfónico, con la Orquesta Juvenil de Lara. Otra puerta que se abría, y una que marcaba fronteras, el antes y después. A partir de ahí todo cambió, las invitaciones a dirigir orquestas se multiplicaron. Ese mismo año fui nombrado Director de la Orquesta Juvenil de Carabobo. En lo que se conoce hoy día como EL SISTEMA tuve la oportunidad de desarrollar y practicar la dirección de orquesta con verdaderos instrumentos, es decir, con orquestas. Entre 1980 y 1984 fui quien más conciertos dirigió con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar después del Maestro Abreu, alrededor de 30 conciertos. También grabé un disco con esa orquesta con Alirio Diaz como solista, en la primera grabación mundial del Concierto de Lauro. No es por casualidad que después de mi periplo de vida por diferentes países, vine a “caer” de nuevo en El Sistema, primero en Margarita y ahora en Carora. Según tu Maestro el Dr. Briceño Guerrero, este anclaje en Carora tiene un significado esotérico y masónico de alta trascendencia. Eso me dijo la última vez que lo ví cuando dictó una conferencia sobre Alí Lameda hace unos años en Carora. Si bien no entiendo del todo lo que quiso decir JMBG en esa oportunidad, sí siento que hay algo mágico en lo que está pasando. El regreso a Wisconsin en 1991 y el logro del doctorado en dirección de orquesta fue algo que hice más para mi beneficio personal en lo académico que con fines laborales. Sentía que tenía baches en mis conocimientos teóricos e históricos, y esa gran experiencia académica me ayudó a llenar muchos de ellos. Nadie me exigió un DMA, que no fuera yo mismo. Desde el punto de vista laboral no sirvió de mucho, pero en lo íntimo siento que crecí un mundo y medio. La Orquesta de Salta indudablemente que es un hito


importantísimo en mi vida. Concursar para ganarme el puesto, y luego tener la oportunidad de crear una orquesta, de moldearla, de darle una filosofía de acción distinta a la de la mayoría de las orquestas argentinas, y ver que hoy en día, 15 años después de esa aventura la orquesta se para firme, y ha continuado con políticas artísticas que yo contribuí a forjar, me llena de una gran satisfacción. En seis años la orquesta que hicimos de cero se hizo adulta. No me arrepiento de nada, quizá de haber confiado en las personas erradas, pero eso es pasado malo, el que hay que olvidar. 2. ¿Cuál ha sido el mayor reto en tu carrera como director? Indudablemente, la fundación de la Orquesta Sinfónica de Salta. Crear una orquesta desde el papel y lápiz, es decir, desde cero, no es tarea fácil. Creo que se hizo una buena labor seleccionando los músicos y confeccionando las programaciones anuales, a tal punto que al cuarto año de fundada es declarada la mejor orquesta de Argentina por la Asociación de Críticos Musicales del país. 3. Si el Sordo Izcaray te hiciera hoy una entrevista imaginaria como la que tú le hiciste y publicaste ¿Qué te preguntaría y cuál sería tu respuesta? Quizá me preguntaría ¿Qué he significado yo en tu vida?, a causa de las inseguridades y aislamientos que su sordera le imponía. Mi respuesta en este momento sería: “Viejo querido, te lo debo todo. Me diste amor, me diste caramelos y juguetes cuando los anhelaba, cultura literaria cuando me era más útil, me diste una cátedra de generosidad y desprendimiento, me demostraste tu valía cuando en Caracas los grandes Maestros Sojo, Moleiro, Lauro, Castellanos, Figueredo, Rios Reyna, se referían a ti no como el sordo Izcaray, sino como un gran artista, me ayudaste cada vez que lo necesité, estuviste conmigo en cada uno de mis pasos a medida que crecía como músico, hasta que ya tus pasos amainaron …. ¿Qué más puedo pedir? … Tuve un padre de lujo, de esos que se pueden ostentar de por vida, y eso he hecho: Yo soy orgulloso hijo del Sordo Izcaray”. 4. ¿En cuáles países y ciudades has dirigido? En Venezuela, creo que en todas partes, prácticamente, jajaja. En Colombia, Bogotá y Cali. En Paraguay, La Asunción. En Chile, Santiago y Concepción. En Argentina: Buenos Aires, Salta, Jujuy, Rosario, Santa Fé, San Juan, Paraná, Bahía Blanca, Tucumán y Salta. En Estados Unidos, Madison, La Crosse, Appleton, Milwaukee, Racine, New York, Chicago, Green Bay, Miami, Fort Lauderdale, y otras. En España, Madrid, Barcelona, Córdoba y Úbeda. En Francia, París. En Puerto Rico, San Juan y Santurce. En Uruguay, Montevideo. 5. De las orquestas que has dirigido ¿Cuáles crees que han dejado huellas importantes en ti como director? ¿Y por qué? Por razones obvias menciono de nuevo la de Salta, porque estuve ahí desde el comienzo. La Orquesta Sinfónica Venezuela es la orquesta que ví y escuché cuando joven, en los ensayos del Aula Magna, en los conciertos dominicales, escuchando las grabaciones … Era la historia del país musical en pleno desarrollo, la obra de Sojo. Por eso cuando formé parte de ella como director asociado lo hice con un sentimiento de afecto y agradecimiento por tantos años de labor por el país. 16

La Orquesta Simón Bolívar y todos esos conciertos juntos fueron mi academia, mi laboratorio para aprender qué hacer y qué no hacer, siempre con una excelente relación. Hay dos orquestas que me han hecho muy feliz: La del Colegio Emil Friedman y la actual de Carora. Cuando un grupo de niños se entrega de lleno a tu liderazgo, y encima de eso te quieren, te respetan y te siguen, no puedes sino sentirte muy dichoso. 6. ¿Cuál es la pieza musical que te gusta más montar para dirigir? Realmente me siento bien con todo repertorio, aunque admito debilidad por el impresionismo francés y el nacionalismo latinoamericano. Indudablemente, sin embargo, la obra que me ha marcado en mi carrera es la Cantata Criolla de Antonio Estévez. 7. En nuestras vidas, es común que tengamos íconos, ídolos que admiramos ¿cuáles son los tuyos? Alejandro Magno, Aquiles, Julio César, Jesús de Nazareth, Santa Cecilia, el Papa San Gregorio Magno (creador del canto gregoriano), Guido D'Arezzo, Tomás Luis de Victoria, William Shakespeare, Johann Sebastian Bach, la arquitectura griega, especialmente el estilo dórico, Alexander Nevsky, Mozart, Beethoven, Clara Schumann, Goethe, Lord Nelson, John Adams, Paul Verlaine, Auguste Renoir el pintor y su hijo Jean Renoir el cineasta, Monet, Degas, Toulouse Lautrec, Seurat, Van Gogh, Debussy, Ravel, Stravinsky, Copland, Ginastera, José Vasconcelos, Churchill, Franklin Delano Roosevelt, Vicente Emilio Sojo, Rómulo Betancourt, Antonio Estévez, Cesar Rengifo, Apascacio Mata, el chichero del reloj de la UCV, Lyndon Johnson sin la guerra de Viet Nam, Rosa Parks, Jackie Robinson, Lya Imber de Coronil, Mercedes Pulido de Briceño, Juan Martínez Herrera, Truman Capote, Gabriel García Marquez sin sus parrilladas con Fidel Castro, Francisco, los buenos cineastas y actores, Meryl Streep. Bueno, debo parar en algún sitio. Muchos más, pero sin olvidarme de los jóvenes valientes que nos brindan esperanza. 8¿Qué representa este retorno al terruño en tu vida y tu carrera? ¿Qué sientes cuando enseñas, ensayas y diriges a esa cantidad de niños y jóvenes de la Orquesta de Juventudes Pedro León Torres, de Carora? Es una inyección de vida, un nido de amor y dedicación. Es un grupo muy especial y generoso. El grado de calidad humana de estos jóvenes y niños es pocas veces visto. Vamos por buen camino. 9.¿Qué te anima creativamente, espiritualmente y emocionalmente? El poder que se siente cuando traduces lo que un creador escribió en el papel a la realidad. El inspirar e coralistas o instrumentistas, o a ambos, a sentirse artistas genuinos que transmiten arte. Cuando diriges una 9ª. Sinfonía de Beethoven ante 60.000 personas (Buenos Aires, 8/12/2004) que aguantan un diluvio y se resisten a irse, y que te animan entre movimiento y movimiento, y que después te piden bis, y la lluvia cae a cántaros, … ahí es cuando dices “lo hice bien, lo hicimos bien”. Hay momentos especiales que son inspiradores. Dirigí por primera vez la Heroica de Beethoven hace un par de semanas, a los 65 años. Esperé muchos años, y que haya sido con los niños de Carora, en una ejecución de mucho poder y emociones, ha sido un gran honor. 10.¿Qué te desanima? Ver a lo que se ha llegado en Venezuela: Un ejemplo de lo que


me llena de tristeza e indignación es ver a hombres jóvenes y mayores parados en una calle a las puertas de una licorería tomando licor a plena luz del día, casi que ostentando su decadencia. En mi época, cuando uno se echaba palos se iba al bar o botiquín que vendiese las cervezas más frías (El Pequeño pedro, El 1º. De Mayo, la Chimpolera) y se sentaba en una mesa a departir con amigos. Ahora es como que la desesperación invade a los

seres humanos para emborracharte de pié mientras el pié da, mientras uno pasa y contempla ese triste espectáculo, muestra de la pérdida de valores de un gran sector de nuestro pueblo. Es lo que me causa mi arrechera cotidiana, el tener que ver ese bochorno mientras me traslado a tratar de hacer patria de verdad con la otra población, la de valores ciudadanos inexpugnables.


RICARDO GIL OTAIZA

Por iniciativa del colega escritor Eleazar Ontiveros Paolini, presidente de la Seccional de Profesores Jubilados de la Universidad de Los Andes, organismo adscrito a la Asociación de Profesores de la misma institución (Apula), celebramos recientemente en su auditorio un homenaje al escritor peruano César Vallejo (1892-1938), a los 77 años de su fallecimiento. El programa para la ocasión fue preciso: participación musical del Conjunto Semillero de la Orquesta Típica Merideña, dirigido por el profesor Eleázar Longart, con la Sonata VI Allegro de Valentín Roeser,Camaleón de J. Valdibían, y un conjunto de piezas del repertorio popular. Finalizada la intervención orquestal, el colega Ontiveros leyó una estupenda pieza que titulóConversar sobre Vallejo y, quien esto escribe, un trabajo titulado Análisis de los poemarios Los Heraldos Negros y Trilce. Tocaré, grosso modo, algunos aspectos de mi disertación. César Vallejo está y no está, se ha ido, pero tal vez nunca llegó, o se quedó en la remota París, la ciudad que un día lo viera llegar con un deshojado manual de lenguaje y con apenas 500 soles en el bolsillo (y que catorce años después lo viera partir, pero para quedarse sembrado para siempre en uno de sus camposantos). 500 soles. Ese era su aparente capital, y aquí las apariencias cuentan cuando de vivir en buhardillas se trata (o en antros apestados con olor de comida barata, de frituras, de coliflores recalentados), cuando tan sólo se lleva debajo del brazo breves cuartillas borroneadas en versos, en poemas rotos de escuelas y de tradiciones, en lenguaje metamorfoseado en poemarios leídos entre amigos, en los recodos universitarios, en los escasos cafés de Santiago de Chuco, su pueblo natal, o en la casi exótica Lima; ciudad ajena a sus ansias poéticas, y tal vez librescas y vitales. En lo particular nos interesa su obra poética inicial: Los heraldos negros (1918) y, de manera particular, Trilce (1922), ya que la obra europea entreteje nuevas estéticas y de alguna manera difumina y enriquece su propuesta, mientras que los dos primeros poemarios son de tanteo y a la vez de raigambre por su espacio y por su andadura existencial. Ambos libros constituyen la voz primigenia del autor, su contacto con la tierra, con sus propias raíces, con sus vivencias más hondas en lo familiar y en las horas decisivas de su vida: la cárcel, y el exilio. Es Vallejo desde sus inicios un poeta de excepción, porque a pesar de estar circunscrito a lo que hemos dado por denominar como modernismo, rompe en estos dos poemarios con lo establecido, ausculta en la experiencia y sobre todo en el lenguaje, dándole rienda suelta a su creatividad hasta llevarla al extremo de las vanguardias, apenas visibles (a partir de 1916) en América Latina de la mano de Vicente Huidobro Fernández en Chile, y luego a partir de 1918 de la mano de Leopoldo Lugones, Macedonio Fernández y Jorge Luis Borges en la Argentina, de Rafael Cansinos Assens en España, y de Luis Quintanilla en México. Los estudiosos refieren a Vallejo inserto en las corrientes de vanguardias a partir de 1926, en su período europeo (que sin duda es el más productivo), pero en sus dos poemarios iniciales se pueden vislumbrar ya varios elementos que permiten afirmar 18

César Vallejo

que Vallejo nació necesariamente como poeta del "modernismo" en 1918, con Los heraldos negros (y luego con Trilce), pero cuyos versos ya tenían en su seno el germen y los destellos de su propia implosión vanguardista: libertad creadora, exaltación hacia el futuro, rompimiento de los corsés lingüísticos y estéticos, nuevos recursos verbales, dialógica poética (orden, caos, poema), y en su pluma todos estos signos dan un salto cualitativo para erigirse en transfiguración, en una nueva forma de ver y de expresar el mundo. Si quisiéramos encasillar al Vallejo de la década de los 20 (desafiante de su contexto y de las creencias abigarradas de la sociedad de entonces) en una categoría literaria, sería una tarea ardua, difícil en extremo, porque deja en libertad a su espíritu creador y se atreve a dar el salto a unas vanguardias que lo ubican de manera permanente en el desfiladero, en la cuerda floja de lo poético, en el trance de no sentirse parte de un contexto que luce atrabiliario frente a los cambios que se suceden sin apenas percibirlos, sin darles respiro a los creadores, quienes muchas veces se sienten huérfanos y desvalidos frente a sus propias circunstancias.


Darío Villanueva: "La mayor amenaza para el español es el papanatismo" El director de la RAE se mostró preocupado por el uso "indiscriminado" de términos ingleses Madrid, 24 abril (EFE).- "La mayor amenaza para el español es el papanatismo", aseguró hoy el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, que criticó la utilización de términos "ociosos" en inglés por esnobismo, "teniendo una lengua tan rica" como la española. Una lengua que no deja de crecer, que hablan 450 millones de personas en el mundo y que cuenta con 22 Academias de la Lengua Española, a la que se unirá este año la ecuatoguineana, que será la vigesimotercera, recordó Villanueva. Además expresó su confianza en que en un futuro no muy lejano pueda entrar Israel, como la número 24. El director de la RAE inauguró hoy oficialmente el primer Foro Internacional del Español 2.0, que se celebra desde ayer en Madrid organizado por Ifema y la Plataforma del Español, y también intervino en una mesa redonda sobre "El español, un viaje de ida y vuelta".

El responsable de la RAE destacó la necesidad de aprovechar las enormes posibilidades que para el español han abierto las nuevas tecnologías. Según datos del Instituto Cervantes, el español es la tercera lengua más utilizada en internet, por detrás del inglés y el chino. Su uso creció un 807,4 % entre 2000 y 2011, hasta el punto que hoy en día el 7,8 % de los usuarios de internet en el mundo se comunican en español, que es también la segunda lengua más utilizada en Facebook y Twitter. Durante el acto de inauguración, el secretario general del Instituto Cervantes, Rafael Rodríguez Ponga, resaltó que la diversidad del español es "perfectamente compatible" con el patrimonio común de 500 millones de hispanohablantes. "Es un éxito numérico, demográfico, pero también cultural", dijo el responsable del Instituto Cervantes, que remarcó que este foro servirá para comprobar cómo la lengua contribuye al desarrollo, a la cohesión social y a la creación de empleo.

Según Villanueva, que precisó que se trataba de una percepción personal y que no hablaba en nombre de la Academia, el esnobismo por el que se emplean términos ingleses de una forma "indiscriminada" presupone siempre una preeminencia de la lengua anglosajona.

El presidente ejecutivo de Ifema, Luis Eduardo Cortés, expresó su confianza en que el foro permanezca en el tiempo "y de una forma itinerante", de tal forma que pueda celebrarse en otras ciudades españolas e hispanoamericanas.

En este sentido, puso el ejemplo de un letrero luminoso de un local público que observó por una carretera de "la Mancha profunda" y en el que se podía leer: "Showgirls, low cost".

En la segunda jornada del foro se ha abordado también el papel de la lengua española en las relaciones y las instituciones internacionales en una mesa redonda.

Darío Villanueva insistió en que el español es "una lengua global no debido al colonialismo sino precisamente por las independencias de los diferentes países americanos", que decidieron que fuera el idioma oficial de cada uno de ellos.

En la misma, participaron el diplomático Emilio Cassinello; la directora de Redacción de la Agencia Efe, María Luisa Aspiazu; la responsable de Relaciones Internacionales de RTVE, María Ribelles; el director general del Instituto de México en Madrid, Pablo Raphael de la Madrid, y el investigador de Real Instituto Elcano Ángel Vadillo.

También destacó la "unidad" del español que, precisó, no significa en ningún caso uniformidad.

EFE El director de la RAE subrayó la colaboración de las diferentes academias de los países hispanohablantes para trabajar "codo con codo en un plano de absoluta igualdad" y recordó que hay palabras en español que no usan los españoles, pero sí se utilizan en otros países hispanoamericanos. Villanueva relató que le han llegado a decir que los académicos "chocheaban" por haber incluido la palabra "amigovio" en el "Diccionario de la RAE", porque no se usaba: "En España no, pero la utilizan 300 millones de hispanohablantes", explicó. Y es que de la fusión de amigo y novio nace "amigovio", una voz coloquial propia de Argentina, México, Paraguay y Uruguay, que significa "persona que mantiene con otra una relación de menor compromiso formal que un noviazgo". 19


De fútbol y literatura

RAFAEL DEL NARANCO

Pretendía platicar conmigo mismo sobre la bochornosa corruptela de la FIFA -el sumo poder del balompié mundialcuando recordé que sobre fútbol mis conocimientos son nulos, de párvulos. Del tema se hablará a partir de ahora de diversas maneras al ser una podredumbre moral a nivel global y cada país tiene sus propios latiguillos de intereses; no obstante, una vez entrado en el balompié, el escribano no está predispuesto a cambiar de tema ya que le cuesta una y más peripecias llenar una cuartilla nueva. Escribir no siempre es un atajo placentero, aún tras una vida completa haciéndolo. Lo cierto es que no habrá lugar para ocultarse estos días de la ventolera arremolinada en un balón henchido de dólares mal habidos. El infortunio del futbolista -supongo también en la vida- se produce a partir del momento en que se marca un gol y el equipo contrario no atina a lograr el empate y pierde el partido. El autor de "La guerra del fútbol", el polaco Ryszard Kapúscinski, decía que "este juego es cruel al ser demasiado humano”. La existencia es un cúmulo de eventos que forjan la esencia de la vida. De todo lo que nos sucede, nos queda a veces una brizna de aire, otras un escozor en el cuerpo; las más, pesadumbres que el tiempo ayuda a disipar y solamente deja nítidos y palpables, los instantes sensibles. A tal razón no siento ánimos de borronear el tema de la FIFA. Espero que el noble lector -si alguno conservo- me absuelva. Lo admito: soy deplorable con este deporte, no veo partidos, y aún así, cada domingo intento saber si el equipo marinero, el club de mi ciudad asentada en el bravo mar Cantábrico, venció o perdió. Este juego lo inventaron los ingleses allá en los años de Maricastaña, cuando la reina era emperatriz de India y Disraeli su principal primer ministro- concibió el imperialismo. Desde entonces ha llovido en demasía sobre los céspedes. Hace tiempo releí en Caracas unas páginas -sabrosas, espontáneas como él era- narradas con la gracia de Lázaro "papaíto" Candal, el gallego más universal que conozco después de Rosalía de Castro y Castelao. Trabajó años en el periódico que yo terminé dirigiendo. Me ayudó mucho. Tengo precarios caminos literarios: voy de Stefan Zweig a George Steiner, pasando entre Iván Turgueniev, Anna Ajmátova, Marina Tsvetáieva, Constantino Cavafis, Giuseppe Tomasi de Lampedusa, Pietro Citati Leopardi, Marguerite Yourcenar, Albert Camus, Cesare Pavese, Gabriel García Márquez, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Blas de 20

Otero, Curzio Malaparte, -de James Joyce solamente "Dublineses"- haciendo parada y fonda en los aposentos de Chateaubriand -todos deberíamos leer "Memorias de ultratumba"- y en la luz arrojada sobre la vida del polaco Isaac Bashevis Singer, veo el mundo cruzar cual luz o sombra, es decir, con apesadumbradas dudas. Al ser los avatares del sostenimiento humano un campo competitivo vasto en beligerancias, cada una de las negruras, candilejas, jugueteos o negocios parten del mismo punto: las quimeras perviviendo en nuestra avidez interior La llamada "batahola de la FIFA" pasará... "pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar" -Machado (don Antonio)- y en el remolino de nuestros actos cotidiano permanecerá, durante un corto tiempo, el vaho de un recuerdo o el polvillo que va soltando cada pedazo de olvido. A sabiendas que, después de todo, el deporte es supervivencia, gozo, enfado, gritos, desilusión, pasión, dolor, es decir: la alegría misma. A razón de ese origen, "El fútbol es risa... y poesía", una sorpresa, un cántaro en el cual el agua fresca de la exaltación y sus evocaciones van marcando la presencia de lo que somos ante los ojos de Dios. Nuestro destino es carcajear o llorar, siendo el hombre el único animal que lo hace, y en ese ínterin podemos divertirnos, no ser tan dramáticos y circunspectos. El humor también es una buena salida; otra, trabajar con alegría, como si se jugara de la manera que hacíamos en la niñez: con un balón construido de papel prensado hasta formar un esférico casi perfecto y sólido..."Alma, vamos a jugarnos la existencia sin prisa" nos pide Vicente Aleixandre, el Nobel de Literatura español. Ignoraba uno que Miguel Hernández, el "pastor de cabras" al que tanto admiro, había escrito un poema al fútbol. Es una elegía dedicada al guardameta Lolo,"Sampedro joven en la portería del cielo de Orihuela". Las palabras de Albert Camus, premio Nobel de Literatura y portero de la selección argelina, pudieran ser el colofón de nuestras líneas: "Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol". Uno no puede decir lo mismo, y aún así, son válidas y reales las frases del inmenso autor de "El extranjero".


El cuerpo es el único espacio de libertad que tienen los cubanos" La escritora y poeta cubana Wendy Guerra es autora, entre otras obras de "Todos se van", que en 2006 obtuvo el Premio Bruguera. Bilbao.- (EFE) La escritora cubana Wendy Guerra, cuya obra narrativa ha sido traducida a 13 lenguas pero no se ha editado en su país, salvo alguna obra reciente, afirmó hoy en Bilbao (norte de España) que "el cuerpo es el único espacio de libertad" que tienen los cubanos. Guerra compareció hoy ante los medios de comunicación antes de intervenir en el Festival Internacional de las Letras de Bilbao, "Gutun Zuria", donde hablará sobre el erotismo en la literatura, tema central de esta octava edición del certamen bilbaíno de las letras. En relación al erotismo, Wendy Guerra dijo que para ella, "lo erótico esta en el cuerpo, que es el único espacio de libertad" que tienen los cubanos. "Un espacio de libertad que no hemos tenido siempre -recordó, porque los homosexuales en Cuba, en los años 70 del pasado siglo, sufrieron persecución y vejaciones; no los quemaron, pero los expulsaron". La escritora y poeta, autora entre otras obras de "Todos se van", que en 2006 obtuvo el Premio Bruguera, matizó: "Yo no soy gay pero mi mama era bisexual y yo soy producto de todo ese mundo, de toda esa castración". Expresó su deseo de hablar en el festival, en su charla con la periodista Jasone Osoro, del "erotismo en la infancia porque es algo de lo que no se habla nunca, pero en la infancia hay un cuerpo y empieza el despertar erótico". "Encontrarme desnuda en el mar con otro niño para mí fue muy importante; ver que su sexo flotaba y el mío no, fue tremendo", confesó. En su último libro, que sí se ha publicado en Cuba y que es "extremadamente erótico", ha decidido hablar del "incesto como parte del erotismo" en base a una relación consentida en 1920 entre el pianista cubano-catalán Joaquín Nin Castellanos y su hija Anais, protagonista de su obra. Es una temática dura, reconoció, pero considera que la literatura "está aquí para hablar claramente de las cosas". Cuestionada sobre la "castración" editorial que sufren sus obras en Cuba, donde apenas se publican, Guerra comentó que no cree que las vayan a publicar en su país porque, aunque no habla en ellas de política, sí lo hace "de la realidad misma". "Hablan de dónde comen, qué se ponen, dónde hacen el amor los personajes y todas estas cosas les molestan a las autoridades relacionadas con este tema que, de algún modo, 21

buscan castrarnos, vejarnos o quitarnos el aire para que nos vayamos al exilio". Sobre las nuevas relaciones entre Cuba y Estados Unidos, opinó que los presidentes Raúl Castro y Barak Obama "tienen muy claro lo que quieren", pero está "casi segura de que hay una mano negra entre Raúl y el pueblo cubano, que ya está muy acostumbrada a cortar cabezas". "Raúl Castro -prosiguió-, pide en sus discursos una y otra vez que la prensa hable, pero hay mucho miedo por las mismas leyes que el Gobierno que representa Raúl dictó hace muchos años sobre lo que no se debe decir, lo que no se debe hablar" en Cuba. Reveló que los cubanos siguen "hablando en voz baja y en código, de Raúl, de Fidel, del hambre, de los problemas, y Raúl hoy, no hace 20 años, tiene otra relación con los espacios que él quiere que sean liberados".


El español, lón cultural, celebra su primer foro internacional El español es "el patrimonio más potente que tenemos los países hispanohablantes". Madrid.- El español es un filón cultural, pero también económico, y con esa premisa se da cita desde hoy en Madrid un amplío abanico de sectores que trabajan con la materia prima de la lengua con el fin de potenciar su cohesión y desarrollo. Las fechas de apertura y clausura de este I Foro Internacional del Español 2015 (FiE2.0) son más que simbólicas: hoy se celebra el Día del Libro y se entrega el Premio Cervantes, mientras que el 26 de abril coincide con la jornada de los Derechos de Autor. El español es "el patrimonio más potente que tenemos los países hispanohablantes", asegura a Efe Luis Eduardo Cortés, presidente de Ifema, organizadora junto a Plataforma del Español de esta cita que nace con ambición de "permanencia" y vocación "itinerante". Un patrimonio "que hay que potenciar entre los 21 países que tienen el español como lengua madre", "sin protagonismos", insiste Cortés, al augurar un "provenir maravilloso" a una lengua que, "está en gran medida en manos de los países latinoamericanos". Sin olvidar, apunta, a Estados Unidos, que en 2050 será el país no hispano con más hispanohablantes. Ahora son 52 millones. Este foro, de "calidad cultural e intelectual" y que reúne a académicos, profesores, periodistas y creadores, como el nobel Mario Vargas Llosa (sábado), es "un primer paso" para "ampliar el espectro de las distintas posibilidades que tiene el idioma", según Cortés, quien cita, además de la industria editorial, a la musical, audiovisual, de tecnologías de la información o internet. Con un milenio de historia, el español es ahora el segundo idioma nativo más hablado del mundo con más de 540 millones de personas, seguido del chino mandarín. Y el segundo en los negocios, tras el inglés, así como la tercera lengua más usada en el ciberespacio. Y con más de 20 millones de estudiantes en centros certificados -según el Informe de presencia global elaborado por el Instituto Elcano-, muchos de los cuales contribuyen al fenómeno del turismo idiomático en España, México, Colombia y Argentina, principalmente, el futuro del español se perfila más que prometedor. Es el vaticinio que hace el presidente de hispanistas asiáticos, Lu Jingsheng, para quien el español es "una realidad global". Protagonista de uno de los debates del foro, el profesor Lu, comentó a Efe su "optimismo" sobre el futuro del español en el mundo, al tiempo que dio cuenta del "enorme" interés que el estudio del castellano ha generado durante la última década en 22

China, donde se estima que hay actualmente unas 50.000 personas estudiándolo. Según Lu, el español y el chino mandarín tienen el "mismo" peso a nivel mundial, y señala que China e Iberoamérica son "dos mercados gigantes complementarios con enormes recursos". El foro, que cuenta con el apoyo de la RAE, el Instituto Cervantes, las Universidades de Alcalá y Salamanca y con Efe como agencia oficial, se estructura en varios ejes temáticos: la internacionalización de la lengua por medio de las industrias de traducción, el mercado de contenidos en castellano y la educación, formación y turismo idiomático, así como el ocio ligado al idioma. La inauguración oficial del evento será mañana y estará presidida por el secretario general del Instituto Cervantes, Rafael R. Ponga y el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva. Este jueves está dedicado fundamentalmente a traducción y tecnología lingüística; mañana, a la internacionalización de la industria de los contenidos culturales y el sábado al turismo idiomático y la enseñanza del español como lengua extranjera. El domingo, día de clausura, estará centrado en propuestas lúdicas y de ocio en torno al español, y la propiedad intelectual. El cine, el periodismo, la televisión, la educación, la mercadotecnia, la traducción, el lenguaje en la ciencia, incluso el fútbol y el lenguaje deportivo tienen también presencia en el foro. Se van a alternar más de cien ponencias a cargo de unos 350 expertos. Entre ellos estará la directora de Redacción de Efe, María Luisa Azpiazu, quien hablará de la capacidad difusora de la agencia del español y su papel en las relaciones internacionales. La RAE presentará el proyecto del Corpus del Español del Siglo XXI, formado por 400 millones de palabras en América y España. También hay espacios lúdicos, así como tres muestras: "Español con humor", de la Universidad de Alcalá; "CSIC: 75 años al servicio de la sociedad", del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; e "Imágenes para palabras", montada por la Agencia Efe. Se trata de veinte fotografías del archivo de Efe de gran formato que tratan de traducir en imágenes frases de destacados escritores. Como una de Miguel de Cervantes: "El que lee mucho y anda mucho, ve mundo y sabe mucho". Invitación a la lectura en el Día del Libro.


El Exilio del tiempo

La historia de esta novela puede resumirse como el relato que una adolescente perteneciente a una familia de la alta burguesía caraqueña venida a menos hace sobre la historia familiar a lo largo de varias generaciones; pero que se centra fundamentalmente en lo que corresponde al período de modernización de Venezuela.

MARÍA CELINA NÚÑEZ

El exilio del tiempo (Monte Ávila, 1990) de Ana teresa Torres es una novela en clave de escritura femenina: un personaje femenino se erige en polo y radiador del texto, desde el espacio privado de la casa, desde el marco íntimo de su propia escritura que busca preservar de una forma fragmentaria y asistemática la historia de su familia por varias generaciones; y en donde la visión de esta saga familiar es inseparable del devenir histórico del país. El sujeto de la enunciación es una mujer que jamás habla de sí misma, que va tomando forma en la narración a medida que avanza en su recopilación de las historias de otros. Se trata de un personaje que se define en el silencio de sí mismo y en el enunciado de vidas ajenas. La historia de esta novela puede resumirse como el relato que una adolescente perteneciente a una familia de la alta burguesía caraqueña venida a menos hace sobre la historia familiar a lo largo de varias generaciones; pero que se centra fundamentalmente en lo que corresponde al período de m o d e r n i z a c i ó n d e Ve n e z u e l a . L a n a r r a d o r a p a s a constantemente del plano de la esfera privada al de la esfera pública, a relacionar episodios familiares con momentos históricos como por ejemplo la dictadura gomecista, el surgimiento de la democracia, la dictadura de Pérez Jiménez y la lucha guerrillera. Todos estos elementos quedan unificados en una voz en la que prevalecen la ironía y la nostalgia. La narradora se expresa en un estilo marcadamente oral, conversacional; y con frecuencia emplea expresiones que hacen referencia al acto comunicativo con el lector. Como señala Walter Ong en su libro Oralidad y escritura: “Los estilos no retóricos preferidos por las escritoras, por ser más íntimos y menos codificados, más vinculados a la vida privada y a las emociones profundas de la lengua materna que a las rígidas estructuras del latín culto, ayudaron a hacer de la novela lo que es: más parecida a una conversación que a una presentación desde un estrado”. Se trata de un discurso dialogizado en la medida en que cuestiona verdades instituidas (desde el rol de la mujer hasta la historia nacional). Mijail Bajtin asocia el desarrollo de la prosa novelesca a las raíces carnavalescas del género. En El exilio del tiempo, el estilo conversacional de la narradora testigo es muy cercano a lo que Bajtin define como diatriba; esto es, el monólogo ante un interlocutor ausente, acto que permite dialogizar el pensamiento. El espacio privado tiene una importancia fundamental y, dentro de este, la casa como reducto. Las diversas mudanzas que afronta la familia van a tono con los cambios que sufre Caracas en sus niveles de modernización. Por ejemplo, la gran casa de El Paraíso es cambiada por una en el Este de la ciudad, cuando el Oeste deja de ser el lugar de las familias acomodadas. Antes, durante la dictadura gomecista, la familia ha tenido que refugiarse en Europa, en una suerte de exilio dorado, por su oposición al régimen. Luego comienza un período de empobrecimiento progresivo y van vendiendo objetos del hogar. A esta operación que corresponde a un vaciamiento de la casa, sigue la mudanza a un apartamento pequeño, al final de la 23

novela: Ya lo que queda de esplendor cabe en un espacio reducido y solo la memoria es la encargada de conservarlo. Desde el punto de vista formal, la novela de Ana Teresa Torres responde a las características de la novela realista en la medida en que el significado prevalece sobre el significante. Este texto se caracteriza por lo que Roland Barthes llama “el plural parsimonioso”, es decir, por ofrecer pocas posibilidades de lectura, lo que condiciona al lector a recibir el texto de un modo unívoco. De hecho, el lector puede seguir la novela fácilmente en tanto confía en una narradora que relata aquello que ha visto o le han contado. En el estilo conversacional ya comentado se recurre permanentemente a los estilos indirecto e indirecto libre. Los cambios temporales o de voz narrativa, no muy frecuentes, son anunciados por la narradora de modo que no hay lugar para dudas, ni el lector debe realizar ninguna operación para reconstruir la historia. El único elemento que introduce perturbación sobre la referencialidad es el tono irónico utilizado repetidamente por quien relata y, que, justamente recae sobre los aspectos emblemáticos del conservadurismo y del tradicionalismo que la joven narradora parece defender. Hay aquí un despojo o desterritorialización; la dialéctica de continuidades y rupturas. La clave del personaje narrador que nunca habla de sí mismo está allí, en la contradicción, en una incomodidad que no trasciende el nivel del discurso, que no llega a ser nunca una crítica abierta a un modo de vida en el que la organización familiar es el reflejo del país, y en el que ella ha quedado atrapada. La ironía es lo que introduce otra alternativa de lectura. Como señala Barthes, el remedio clásico consiste en ironizar los códigos referenciales para “nivelar el aburrimiento, el conformismo, el hastío de la repetición que los funda”. El modelo clásico permanece porque se respeta el principio de no contradicción que prevalece en los textos legibles. La alternativa de lectura consiste en la posibilidad de connotación: el sentido dado por la referencialidad no coincide necesariamente con la verdad. Bajtin ha señalado que una de las características de la literatura carnavalizada es la presencia de la risa como una actitud estética hacia la realidad, que da estructura a la imagen, al argumento y al género. La risa es un modo de desmantelar el código dominante, puesto que relativiza los valores y cuestiona la verdad unilateral. A partir de siglos XVIII y XIX, la risa va descendiendo hacia la ironía, el humor y otras formas de risa reducida. La consecuencia de este rasgo de la carnavalización es que el resquebrajamiento del código dominante, permite captar posibilidades inéditas de personajes y situaciones. Esto es lo que Ana Teresa Torres logra al desentrañar los intríngulis de un conservadurismo familiar aparentemente monolítico. Otro elemento que acerca la novela a la prosa carnavalizada es la inclusión de géneros intercalados como diarios personales y textos sobre saberes específicos como la farmacopea. Una permanente coexistencia de lo alto y lo bajo como polos opuestos socialmente, socavan la estabilidad del mundo


representado, ya que el abolengo de la familia se ve constantemente contrastado con otros estratos. Todos estos elementos permiten observar que la narradora testigo relata su historia familiar desde una perspectiva periférica, basada en la oralidad como lugar de la emisión del discurso, correspondiente a su condición de sujeto relegado (en la medida en que por ser mujer está sujeta a limitaciones tradicionales) y que ofrece también una visión del país y del

proceso de modernización en el que aristas que parecieran encubiertas se abren paso en una visión crítica. La subversión, la perturbación del orden, se hace desde el silencio, como si en su propio discurso la narradora se traicionara a sí misma, dejando entrever lo que a nivel de la historia querría ocultar. El exilio del tiempo fue distinguida con el Premio Conac de Narrativa, ha sido reeditada en años posteriores y actualmente se cumplen veinticinco años de su primera edición.


El periodismo latinoamericano baila para Gabo en Medellín La Fundación creada por el escritor colombiano reúne a cientos de profesionales en un festival marcado por la entrega de su primer premio tras la muerte del Nobel

Medellín, 1954. Un alud sepultó a más de 60 personas en Media Luna, en las montañas que rodean a la ciudad colombiana. El periódico El Espectador tardó dos semanas en enviar a alguien a la zona desde Barranquilla. A la ciudad llegó un joven caribeño de 27 años llamado Gabriel García Márquez, que empezó así su primer reportaje: “El lunes 12 de julio, un poco antes de las siete de la mañana, los niños Jorge Alirio y Licirio Caro, de once y ocho años, salieron a cortar leña. Era un trabajo que realizaban tres veces por semana, con un pequeño machete de cachas de cuero…”. Medellín, 2014. El periodismo latinoamericano se reúne en honor de aquel joven caribeño, que llegó a ganar un premio Nobel. El éxito literario opacó su labor periodística, pero él nunca dejó de sentirse reportero. “Como tuve esa extraña suerte de poder vivir de los libros, me entró la nostalgia y decidí crear los talleres de periodismo”. La Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) que Gabo soñó e hizo realidad celebra estos días en la ciudad el mayor festival de la profesión en español. Cientos de periodistas se darán cita desde este martes en una especie de cumbre para mostrar el músculo del oficio en la región, que desde hace 20 años gravita alrededor de la institución creada por el ya desaparecido escritor y reportero de Aracataca. El espíritu del autor, fallecido en la Ciudad de México el pasado 17 de abril, estará presente en cada rincón de la ciudad durante los próximos tres días. Conciertos para interpretar sus canciones favoritas, amigos que compartirán con el público sus mejores recuerdos, alumnos que rememorarán sus enseñanzas y vallenato como banda sonora del cóctel que sucederá a la entrega de los Premios Gabriel García Márquez de periodismo, la verdadera excusa de esta atípica reunión, que la FNPI quiere convertir en una tradición anual. Decía García Márquez que “no basta ser bueno, sino que se sepa” y con esa directriz —que de estos premios se entere todo el mundo— trabaja el director general de la Fundación y depositario 26

del legado periodístico del Nobel, Jaime Abello Banfi. A la entrega, que se celebrará el miércoles, acudirá incluso el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Se trata de la II edición del galardón que se rebautizó en 2013 para llevar el nombre del escritor. Este es el primer año sin él. García Márquez quería crear, y creó, una institución que lo sobreviviera Sus frases (“es más fácil atrapar a un conejo que a un lector”) sonarán en cada rincón y en cada una de las charlas que llenan la agenda de estos días. Héctor Abad Faciolince, Jon Lee Anderson, Juan Villoro, Martín Caparrós, Rosental Alves, Francisco Goldman, Miguel Ángel Bastenier, Joaquín Estefanía, Sergio Cabrera o Rubén Blades buscarán a Gabo en la literatura, en la música, en el cine y sobre todo en el periodismo. “Estamos llenos de sus palabras, es un legado vivo en materia de periodismo”, cuenta Abello. La Fundación, con epicentro en Cartagena de Indias, fue una idea 100% del escritor. En su proyecto puso ilusión, principios y mucho dinero de su bolsillo. Él mismo se encargó de llamar a gran parte de los maestros que dirigen los diferentes talleres por los que ya han pasado más de 10.000 alumnos y él mismo impartió algunas clases. Quería crear, y creó, una institución que lo sobreviviera. “Bienvenidos, pues, a este Taller de Nuevo Periodismo Iberoamericano, que hoy inicia con la bendición de ustedes su primer siglo de labores”, dijo en el discurso inaugural el 18 de marzo de 1995. A ese siglo de labores aún le restan 80 años de festivales y premios. El periodismo de la región bailará estos días para honrar al reportero que llegó a Medellín dos semanas después de un alud y un año antes de escribir La Hojarasca. Al escritor y periodista que quería “talleres alegres como es la vida”. Abello parafrasea al maestro en su afán de cuidar su legado: “Queremos hacer muchas cosas, pero lo que hagamos lo haremos con alegría”.


Sergio Ramírez

El poder incesante y soberano de la imaginación El Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria, que he recibido de manos del presidente Enrique Peña Nieto, pone al maestro delante de su discípulo, porque de Fuentes aprendí lecciones de escritura desde mis primeros viajes a México, cuando bajaba ansioso las escaleras de la librería El Sótano para encontrarme con sus libros. Siempre admiré en él esa ambición ecuménica de tocar todos los temas y todos los registros, y ver siempre en la historia una fuente de imaginación que nunca se agota. Desde su investidura de novelista supo que la historia debe estar sujeta a una revisión crítica incesante. No solo exponer la realidad, también enfrentarla y juzgarla, nunca quedarse en testigo pasivo. Desde La muerte de Artemio Cruz, a Años con Laura Díaz, a La silla del águila, la historia de México vuelve siempre a ser expuesta con una calidad profética. Vio con lucidez que la historia de su país estaba compuesta por planos superpuestos: arriba la pirámide azteca de los sacrificios, el cuchillo de obsidiana y la sangre humeante en la piedra: abajo el oscuro inframundo que gobernaba las existencias, y donde el mal escondía sus dientes y sus garras; y luego, sobre las ruinas, los edificios coloniales, conventos y cabildos de la parafernalia virreinal, que también estaba hecha de las mismas piedras del poder. Pero al pintar la historia de México con los colores de la imaginación, que nunca desprecia la realidad, pinta también a América Latina y nos enseña que somos un organismo vivo de vasos comunicantes, realidades compartidas, sueños y derrotas también compartidos, desilusiones y esperanzas. Que nuestra identidad está en la diversidad. Compartimos la múltiple exploración de temas en los que nos descubrimos, la multiplicidad del lenguaje, la experimentación como un desafío de la escritura; las maneras en que cada uno de nosotros, como escritores, asume la realidad de su propio país, y convierte la escritura en una permanente expresión de inconformidad y advertencia. Antes, los temas literarios comunes de nuestra América fueron los dictadores engalonados, el infierno verde de los enclaves bananeros, las intervenciones militares, las revoluciones y las guerras civiles; y otro, aún hoy no dilucidado, el de la lucha permanente entre civilización y barbarie; y otro, tampoco dilucidado todavía, el de la marginación y la miseria, los abismos de la desigualdad que no terminan de cerrarse, y que llevan a la angustiosa odisea de las emigraciones masivas hacia la frontera con Estados Unidos. En nuestro mundo contemporáneo real, del que la literatura no es sino un espejo irisado, las viejas parcas se visten hoy de sicarios. Vista en su conjunto, la anormalidad de nuestra historia es en el presente una macabra fotografía de cuerpos regados en un baldío, un titular en letras rojas sobre alguna masacre. Pero en la vida y en la muerte de cada uno de esos seres, hay una historia que contar. Y la novela es eso, descender al infierno de cada vida, de cada cuerpo mutilado, de cada cuerpo incinerado. Porque la literatura no se ocupa de lo general, como los titulares de los periódicos, sino de lo específico, que son los seres humanos, vistos en singular. Hemos buscado siempre indagar en la sustancia de la realidad 27

para nutrir la imaginación. Porque nuestra historia ha vivido en un estado de anormalidad permanente, y esa anormalidad se transmuta a la literatura. Las anormalidades varían, pero sus inclemencias persisten. Y nos fijamos en ellas porque asombran, y porque son, antes que nada, anormalidades éticas. En América Latina sufrimos aún la incongruencia de que los principios que inspiraron las luchas por la independencia siguen escritos en la letra de las constituciones pero no terminan de abatir la desigualdad, allí donde el crimen y el terror, y también la demagogia, se incuban en la pobreza. Los novelistas también hemos sido cronistas de la violencia de las revoluciones. Fui protagonista en mi patria de una revolución triunfante, y puedo decir que la de hoy no es una violencia que busca transformar la sociedad para hacerla más justa, sino una violencia criminal, para envilecerla. Pero tiene la misma raíz, porque se alimenta de la pobreza. Para entrar en el siglo XXI, debemos dejar atrás primero el siglo XIX. Los escritores latinoamericanos somos cronistas de los hechos, y debemos registrarlos, exponerlos. Iluminarlos. Somos testigos privilegiados de la vida cotidiana trastocada por la violencia, el miedo, la corrupción, las grandes deficiencias del Estado de Derecho. Somos testigos de cargo. Mi oficio es levantar piedras, decía José Saramago; no es mi culpa si debajo de esas piedras lo que encuentro son monstruos que quedan al descubierto. El escritor no es otra cosa que un cazador de monstruos. La palabra siempre ha luchado por defenderse de los autoritarismos mesiánicos, de los sectarismos religiosos, de los nacionalismos extremos, de las veleidades del poder económico, de las ideologías totalizantes que pretenden imponer un pensamiento único, lo que significa también imponer la mediocridad. La literatura no existe para convencer a nadie sobre credos ideológicos, sino para hacer preguntas. Cuando el escritor se expresa como ciudadano desde la tribuna que le da la literatura, su voz se multiplica porque es escuchado. Está ejerciendo entonces su primer deber cívico, que es el de nunca callarse. Puede ser que un libro no cambie el mundo, pero sí que cambie a quien lo ha escrito, y que cambie también a quien lo lee, porque la imaginación tiene un poder soberano. Pero un libro debe ser para un escritor un territorio libre de imposiciones, libre de la cobardía de la autocensura, y al mismo tiempo libre de la pretensión de imponer verdades. La verdad siempre estará sujeta a revisión, porque las creencias eternas se vuelven inmóviles, y la inmovilidad significa la muerte. La creencia de que el mundo puede ser cambiado desde los libros es una arrogancia. Más bien el mundo debe ser interrogado una y otra vez desde los libros. Es allí donde reside ese poder incesante y soberano de la imaginación.


Enrique Viloria Vera

Eugenio Montejo

El tiempo y la muerte en la poesía de Eugenio Montejo

A Carlos Pacheco, in memoriam El buey que lleva mis huesos por el mundo, el que arrastra mi sombra, uncido a las estrellas, a yugos siderales, va arando el tiempo… (Del poema El Buey) En la perdida tierra de mis ausentes, este álbum casi invisible que cierro y abro quema mis párpados velando ante su sueño. No los despiertes hasta que me reúna para siempre con ellos en la última página. (Del poema Álbum de familia) Para el poeta venezolano Eugenio Montejo el tiempo es lugar y la vida muerte, sin contradicciones, concurrentemente, uno y otro, ambas, son motivos suficientes y valederos para que la emoción madura del poeta tome rumbos que trascienden lo fugaz y lo estado, su aquí es el mañana, su allá el entonces: la muerte es vida por vivir, el tiempo espacio para dejar de ser. Sin ambigüedades, el escritor, terminante y prolijo en comparaciones, concluye que – paradójicamente – el hombre dura menos que una vela, que un árbol, que una piedra, que un pájaro, que un pez fuera del agua: casi no tiene tiempo de nacer… / Y sin embargo, cuando parte / siempre deja la tierra más clara. El tiempo, ese animal sin nomenclatura convocado a la vida, muy a nuestro pesar, por manecillas y carillones, por péndulos y segunderos, por campanarios y relojes se cuela, repta despacio, entre los versos del poeta para darle un carácter demoledoramente temporal a existencias cándidas que demandan eternidades y anhelan la infinitud. Montejo emplaza al crédulo existente a confrontar sin cortapisas su indefectible realidad; certero, juicioso, sin amparar ilusiones ajenas o propias, confirma indolente que: No quedará nada de nadie ni de nada / sino el tiempo tras sí mismo dando vueltas; / el tiempo solo, invento de un invento, que fue inventado también por otro invento, / que fue inventado también por otro invento, / que fue… EL escritor desanda el mundo, va de ciudad en ciudad, desembarca en puertos de río y mar, en populosos o solitarios andenes de trenes y autobuses, pequeñas y grandes comarcas deambula acompañado y a solas; su errante naturaleza viaja por evidencias y fantasías, peregrina por personales terredades y se aventura a navegar en lejanos y desconocidos océanos. De uno y otro viaje, de cualquiera de los lugares visitados con los ojos del cuerpo o con los de la imaginación, de sus personales e intransferibles aventuras, Montejo retorna a sí mismo, fatigado pero no vencido, el poeta recoge en sus versos vagabundos los cantos de la tierra, en todos ellos, puerto más, ciudad menos: El tiempo es redondo y atormenta… Poesía temporal nutrida de su propia finitud, los versos de Montejo anidan en el polvo y en las sombras, en los resquicios de la vida, en los intersticios de la existencia, efímeros, como el súbito tránsito del hombre sobre su vida, se renuevan con el pasar de las horas, son y dejan de ser como la existencia misma que viene y va: tiene horarios / imprevistos, secretos, / cambia de ruta, sueña a bordo, vuela. Las palabras del poeta, a confesión propia, son inventadas por los ríos, por las nubes; empero, a pesar de ser leves y escritas con la niebla o el rocío, con el ingrávido vapor del aire, son un alfabeto pesado y perecedero, un fardo momentáneo y emotivo: unas son fuertes, francas, amarillas, / otras redondas, lisas / de 28

madera…; del tedio que emana de todas ellas reunidas por el azar del tiempo, advierte el poeta, se sirve la lluvia / al caer en las tejas. Nuestro escritor reconoce que el tiempo no me habla de la muerte, verso cierto, palabra justiciera: la muerte en los poemas de juventud de Montejo platica por sí sola, adquiere presencia exclusiva, dimensiones personales y familiares: es la propia y es la ajena. La muerte en la obra poética temprana de Montejo conquista un calendario personal que discurre ciertamente más allá del tiempo, se instala ubicua en los versos del poeta como una posibilidad, como un recuerdo, y sobre todo, como un homenaje a los que se fueron para continuar estando, a los que aún viven pero con toda certeza partirán, como es el caso del propio poeta. El escritor desempolva del olvido a sus difuntos para hacerlos más vivos, escucha embelesado el jazz de los muertos en su antigua casa, ausculta lejanos relinchos que anuncian rememoradas presencias: sus muertos andan con pasos de oro bajo tierra y a caballo. El rey Ricardo, hermano del príncipe poético, continúa amando a los suyos con la nariz taponada de algodones, la madre de sus élegos prosigue su infatigable labor de costurera de amores y afectos familiares hasta que caes a copos de la aguja / y en dedales y ojeras nos coses hasta el fin / los vivos a los muertos, / tan honda que en ti desapareces. El padre del poeta regresa y duerme, no para siempre. Retorna de un inexistente olvido para nombrar otra vez al hijo, a su Eugenio, y darle nueva vida, renovados bríos, soñándome las leguas del camino / que habré de recorrer. La muerte, indiferente, sin exclusiones, va pasando su guadaña en los prevenidos versos de Montejo, cortando pábilos, segando luces; propios y extraños sucumben sin piedad, el poeta lo sabe y no lo oculta: A tientas en la vaharada / que crece y nos envuelve, / charlamos horas sin saber / quién vive todavía, quién está muerto. El propio Montejo certifica una y otra vez, verso tras verso, que tiempo y muerte no son equivalentes: el tiempo lo hace vivir para la muerte que lo espera: así lo expresa y lo consigna para su personal epitafio: Muero lo que puedo, pero no me adelanto / … / Ya no soy joven Voy despacio / … / El tiempo arrastra al sol tras la colina / y se lleva mis días uno tras otro, / pero no hablamos de la muerte. Tiempo y muerte en la trascendente poesía de Montejo se dan la mano, se hermanan sin siamiesidades, apostando cada uno y a su manera por la vida. Con Octavio Paz nuestro poeta bien podría concluir: Yo no escribo para matar el tiempo ni para revivirlo escribo para que me viva y me reviva


Reinaldo Chaviel

Crónica de una muerte anunciada Provincia independiente del mundo macondiano

Gabriel García Márquez, partiendo de la violencia del subdesarrollo, presente en toda su obra, lanza no de sus más acabados partos literarios. Crónica de en muerte anunciada irrumpe con fuerza muy propia y particular en el universo macondiano, donde se regodeaba hasta el momento la prosa del autor. La novela logra fundar para si un mundo que no es precisamente macondiano, sino que tiene n entorno independiente de cualquier parecido. Su nacimiento argumental se debe al binomio afrentavenganza, que culmina en la muerte de Santiago Nasar. Las páginas de esta obra que bien pudieran encontrarse en cualquier crónica o en el reportaje periodístico mismo, conjuga con gran certeza una amalgama de géneros literarios, que van desde los territorios de la narrativa romántica del folletín, hasta la tristemente célebre novela negra. La narración que por momentos parece un nutrido relato, se desarrolla en un tiempo aparentemente lineal, que no es tal, pues cuando logramos capturar su tenso y rico discurso regresivo, nos damos cuenta, que el tiempo es un inmenso círculo donde se tocan los dos extremos de la serpiente narrativa. Desde el principio de la novela sabemos el trágico final del protagonista, lo cual no hace que la trama en ningún momento pierda sv fuerza, ya que esta no se basa en la descripción del homicidio qbe el novelista, como siempre, logra de una manera magistral, sino en los datos y pormenores que rodean el hecho, en los corrillos al margen, en la comidilla del pueblo, en la angustia general y en la sacra santidad del obispo que contrasta con el baño de sangre que lavara la injuria de la familia vicario. Todas esas pistas que un narrador a ratos omnisciente intenta buscar en el sustrato secreto de la vida íntima de los personajes (una Ángela Vicario que oculta imperecederamente el nombre del hombre que prematuramente la desfloro y que ella guarda en el impenetrable recuerdo del placer o en la recóndita memoria de su remordimiento, el anonadamiento del novio ultrajado, y en la muerte atónita de Santiago Nasar, quien vestido de blanco, como su propia conciencia) constituyen el enigma, la clave secreta del suceso, de la hecatombe. El desbordante realismo mágico de la novelista del Gabo, está también presente, cuando al sacudir la funda de una almohada un tiro atraviesa casi todo el pueblo, causando destrozos incontables, convive hermanadamente la sexualidad brutal, primigenia con el galanteo romántico. Santiago desea de una manera lasciva a una adolescente, casi una niña que trabaja en su casa; el esposo ofendido al final regresa donde está su amada trayendo un legado de todas las cartas amorosas que se han escrito. Con la muerte de Nasar, parece cerrado el caso, el posible 29

estuprador ha pagado, pero tanto Ángela Vicario, como los lectores y el verdadero culpable, sabemos que no es así. De pronto en la grandiosidad del rio, la figura plana e inocua del obispo parece que sonriera satisfecha, alba y pura, bendiciendo en dirección del pueblo como conjugando un oscuro sortilegio.


"El arte no salva, consuela"

“No simpatizo con ningún gobierno de catadura militar. Ni de izquierda ni de derecha. Soy crítico"

ENTREVISTA - PABLO MONTOYA / DANIEL FERMIN.

Pablo Montoya (Barrancabermeja, 1963) se disponía a salir a un congreso de lectura en la ciudad argentina de La Plata cuando le avisaron que había ganado el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. El escritor colombiano tuvo que quedarse en la habitación del hotel buena parte del día. Llamadas, entrevistas, correos electrónicos, felicitaciones. Todo eso por el reconocimiento que el jurado le dio a su libro Tríptico de la infamia. La noticia lo tomó por sorpresa. Porque quien envió la obra al concurso fue la editorial Random House y no el autor, que incluso se extrañó al verse en el grupo de los siete finalistas. "El Rómulo Gallegos es el gran premio de novela que se da en el mundo de habla hispana, por los nombres que lo han ganado. Me siento honrado de que ahora forme parte de la lista. El galardón se le da a un trabajo como el mío que ha sido hecho en medio de cierta marginalidad, silencio o invisibilidad, un trabajo que apuesta más a la poesía, a la reflexión, a la búsqueda de un estilo", dijo el narrador desde La Plata. Allá pensó que premiarían a sus paisanos Héctor Abad Faciolince o a Piedad Bonnet. Su literatura ganará mayor notoriedad fuera de su país. El jurado -compuesto por Mariana Libertad Suárez, Javier Vásconez y Eduardo Lalo- destacó "la originalidad, la coherencia estructural y la calidad literaria de una obra que reconstruye la conquista del Caribe con una perspectiva renovadora y profunda", según se lee en el veredicto dado ayer. En Tríptico de la infamia se narra la historia de tres pintores protestantes que fueron testigos de los horrores que, en nombre de la religión y el afán de riqueza, se cometieron en Europa durante el siglo XVI y que se extendieron a América. Pablo Montoya comenzó a escribir las primeras páginas de su novela hace ya cinco años. Jacques Lemoine, Francois Duboi y Théodore de Bry le sirvieron para contar lo que quería. "Hay en el libro una reflexión en torno a la violencia producida por fanatismo religioso. A pesar de que sucede hace mucho es un libro muy actual para este momento en que padecemos los excesos de los extremismos fundamentalistas. A cierta edad nos preocupa más el pasado para entender ese rompecabezas de permanente inquietud del presente", agregó el autor santandereano, que ya había publicado otras tres novelas de corte histórico. Más allá de la anécdota, el colombiano quiso escribir sobre el papel o la función del arte. El rol de un creador en tiempos de conflictos sociales. "Quería poner en el tapete cierta dignidad que debe haber en el artista ante épocas turbulentas. El arte no salva a la humanidad pero la consuela, la dignifica. Estamos sometidos a la voracidad de ciertos gobernantes, a una especie de amnesia colectiva. La conciencia del artista debe levantarse en esos momentos críticos para ayudar, para hacer más llevadera esa existencia tan tortuosa". Al Premio Rómulo Gallegos se le ha criticado la politización en las ediciones recientes. Hay autores venezolanos que dicen que sólo se reconoce a escritores afines a una ideología. Pablo 30

Montoya cree que se aleja de esa posible polémica. "No simpatizo con ningún gobierno de catadura militar. Ni de izquierda ni de derecha. Soy bastante crítico frente a eso. Creo más en la sociedad civil. Simpatizo con algunas medidas del socialismo, pero debe haber equilibro. Como en Francia o en países escandinavos. A pesar de esa supuesta división, el Rómulo Gallegos es un gran concurso que reconoce novelas con tendencias americanistas. Hay las que me gustan y la que no. Creo que mi premiación es algo ajeno a lo político". El 2 de agosto, Pablo Montoya dará su discurso para recibir en Venezuela, el reconocimiento.


Descendió al inerno y ascendió al cielo: Dante Alighieri cumple 750 Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero cuando han pasado 750 ese detalle no es vital. El hombre cuyo rostro figura en las monedas de dos euros italianas dijo que había nacido bajo el signo de Géminis. Roma.- En vida ya era toda una leyenda. Cuando Dante Alighieri caminaba de mayor por las calles de Ravenna, la gente cuchicheaba. "Ese estuvo en el infierno", decían. El poeta había descrito el "infierno" hasta el último detalle y no es que sus coetáneos distinguiesen del todo entre poesía y verdad. Tras su muerte en 1321 en la misma ciudad, la fama de Dante siguió creciendo. Con los versos de la "Divina comedia" este poeta instruido no sólo esbozó una imagen plástica del cielo, el infierno y el purgatorio, sino que además supo entrelazar el conocimiento en ciencias naturales y en filosofía de la época con una historia de amor. Esta es tal vez una de las razones por las que, aunque han transcurrido 750 años de su nacimiento, que se cumplen ahora, el poeta sigue siendo recordado y en su país, Italia, celebrado. Sobre todo en su ciudad natal, Florencia, que maliciosamente lo desterró. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero cuando han pasado 750 ese detalle no es vital. El hombre cuyo rostro figura en las monedas de dos euros italianas dijo que había nacido bajo el signo de Géminis. Teniendo en cuenta las reformas del calendario, el poeta podría haber nacido entre mediados de mayo y mediados de junio. Las conmemoraciones oficiales comenzaron sin embargo a mediados de mayo, cuando el cineasta distinguido con el Oscar Roberto Benigni ("La vida es bella") leyó en el senado en Roma parte de "Paraíso", de la "Divina comedia". El Ministerio de Cultura ha organizado unos 200 eventos en todo el país, desde conferencias y lectura a exposiciones, conciertos, espectáculos de danza, teatro e instalaciones de vídeo. Dante vino al mundo en 1265, una época de movimiento. Florencia era una ciudad que crecía muy rápido, era la más grande y más rica de Italia, pero continuamente estaba envuelta en sangrientos combates entre los partidarios del emperador y los de Papa. Dante, que también tuvo experiencia como soldado y político, en algún momento debió de ponerse del lado equivocado, pues en 1302 fue desterrado de Florencia y condenado a muerte en ausencia. Su ciudad natal no lo volvió a ver jamás. Durante muchos años vivió en Verona y posteriormente en Ravenna. Con nueve años, el pequeño Dante se enamoró de Beatrice Portinari, un año menor. La vio apenas unas pocas veces y ambos se casaron con otras personas. Con su esposa Gemma tuvo cuatro hijos, pero tras la muerte temprana de Beatrice en 1290 comenzó a enaltecerla en sus poemas hasta el punto de 31

ensalzarla a la divinidad en la "Comedia". Allí es donde encuentra a Beatrice en su paso por el paraíso y ella es quien le guía hasta el cielo. Como joven bardo Dante se decantó por "dolce stile nuovo", el "dulce estilo nuevo". Su poema "Vita Nuova" (vida nueva), de 1292, versa por primera vez sobre Beatrice. En su obra filosófica "De Monarchia" ("La monarquía") tomó partido por el emperador y no por el Papa en la lucha de poder que mantenían y en "Il Convivio" justificó por qué escribía su poesía en italiano y no en latín. Quería, dijo, que todos lo pudiesen entender. Y entre los dialectos italianos se decidió por el toscano, influyendo así en gran manera en la evolución del idioma italiano. En la "Divina Comedia" su poesía alcanza la perfección. A día de hoy sigue siendo fascinante la precisión con la que fue compuesta la obra y cómo Dante supo condensar la sabiduría de la época. Para muchos de sus prójimos, este hombre culto al parecer no fue siempre de trato fácil. El cronista Giovanni Villani dijo de él que era "bastante presuntuoso y altivo", y "poco amable en el trato". Sin embargo Boccaccio lo describe como "loco de amor hasta bien entrado en años". En su descripción del infierno, donde hordas de diablos martirizan a los pecadores, Dante despliega una espeluznante fantasía, de ahí el adjetivo "dantesco". Además se toma la licencia poética de decidir a quién envía a ese suplicio, como por ejemplo, muchos de sus enemigos florentinos. Pero también envió al infierno a cinco de los seis papas que él conoció. Para él el peor de todos fue Bonifacio VIII (1294-1303), a quien responsabilizó de la guerra civil en Florencia. Pero desde lo más profundo del infierno, la "Comedia" pasa a la luz celestial y la Iglesia oficial se ha reconciliado desde hace tiempo con el crítico poeta. El papa Francisco dijo de él que era el "poeta de la esperanza" y destacó su "actualidad y su grandeza no solo artística, sino también teológica y cultural".


Inocente Carreño: La pasión de crear

La Escuela de Música Prudencio Esáa, en El Paraíso, realiza actividades para celebrar los 95 años del maestro Inocente Carreño y los 45 años de la institución, por él fundada. Entre ellas, una nueva presentación del libro "Inocente Carreño: Ser de tiempo y creación", del escritor Alejandro Bruzual.

Con diversas actividades musicales y pedagógicas, a partir de esta semana y hasta julio, la Escuela de Música Prudencio Esáa, en El Paraíso, festeja el 45 aniversario de fundada (1970). Inocente Carreño, maestro compositor, director de orquesta y de coros, representante de la escuela nacionalista –la llamada "Escuela de Santa Capilla"–, junto al guitarrista Antonio Ochoa, fundaron en junio de 1970 esta institución, primero conocida bajo el nombre de Escuela de Música del Oeste. La celebración comienza con la presentación del libro Inocente Carreño: Ser de tiempo y creación, del escritor Alejandro Bruzual, en la sede de la escuela y con la presencia del maestro homenajeado. –¿Quién es Inocente Carreño y qué significa un libro como éste? -El maestro Carreño es, ante todo, el artista de mayor edad activo del medio venezolano, lo que debe ser tomado como un privilegio de todos y celebrado por todos, ya que cumplió los más lúcidos 95 años que yo haya presenciado, el pasado 28 de diciembre. Así, se han realizado ya algunos conciertos en su homenaje, si bien no tantos como amerita la ocasión. Se avecinan, además, nuevos Doctorados Honoris Causa (ha recibido ya cuatro), lo que es particularmente significativo para un hombre de condición humilde y para un medio intelectual como el nuestro, a veces tan pretencioso, pues se está reconociendo un intenso esfuerzo de formación personal, y los resultados de una pasión por el conocimiento y por el arte. En Carreño y en su obra se festeja también la escuela nacionalista venezolana, fundada por el maestro Vicente Emilio Sojo, quien se ufanaba de haber sido torcedor de tabaco. Es decir, una conjunción extraordinaria entre lo auténtico popular y la potencialidad que puede darle la academia. -Yo como escritor, me sumo a este homenaje con un ensayo biográfico –similar a los otros seis que he publicado–, que fue financiado por varias empresas privadas, en particular, por el grupo inmobiliario GISA, bajo la égida del ingeniero Máximo Sacchini, sin cuya ayuda hubiera sido imposible realizarlo. Ahí intento reflejar la complejidad de la personalidad creativa del maestro Carreño, no sólo describir su devenir como artista, lleno de complejos avatares, sino del medio musical y cultural, del cual Carreño ha sido testigo privilegiado, pues es casi un siglo de actividad y participación. -Carreño nació en Porlamar, en 1919, en una humilde familia, a la que pertenecía también quien sería reconocido como foclorista y músico Francisco Carreño. Muy temprano, y bajo la influencia de su abuela Güicha, ciertamente una mujer de talento musical y de quien heredaría una prodigiosa memoria, Inocente fue visto como un niño prodigio, tocando trompeta y redoblante en la banda de la ciudad, dirigida por el maestro Lino Gutiérrez. Ya en Caracas, participó de diversos grupos de música popular de los años treinta, como guitarrista y cantante, formando en 1940 su trío Caribe. Como alumno de la Escuela de Santa Capilla, la hoy casi destruida Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, estudió las materias musicales básicas, además de corno, clarinete y composición musical. Fue discípulo de Vicente Emilio 32

Sojo, participando en la gesta maravillosa por él emprendida (al lado de otros maestros como Juan Bautista Plaza y José Antonio Calcaño), que tuvo por objeto reivindicar el rol social de la música y dignificar la profesión musical. Junto a condiscípulos como Antonio Lauro, Antonio Estévez y Gonzalo Castellanos Yumar, participó en las dos primeras y principales agrupaciones profesionales del siglo XX, la Orquesta Sinfónica Venezuela y el Orfeón Lamas. Luego, dio clases en la misma escuela y trabajó en las hoy tan sufridas escuelas de música de Caracas, fundando la Escuela Prudencio Esáa. Llevó a cabo una frecuente actividad como director de orquesta, en particular en el país, estrenando muchas de sus propias composiciones. También fundó y dirigió coros en todo el país. Fue un activista de la defensa del oficio musical, en las asociaciones de la época, así como participó de manera apasionadamente activa en diversas directivas de la orquesta. -Lo más importante es que ha creado un catálogo de más de mil obras, de espíritu nacionalista, si bien no siempre evidente, con el impulso y ejemplo de su maestro Sojo. Con personalidad propia, escribió numerosas obras para orquesta, quizás el más largo catálogo venezolano para coros (este sí, eminentemente nacionalista y con textos venezolanos) y cantidad de obras instrumentales, destacándose, quizás por encima de todo, en su catálogo de cámara, en el cual afloran sus obras más complejas, más diversas y atrevidas. El maestro obtuvo quizás la mayor cantidad de premios que músico alguno en el país, y de hecho, es Premio Nacional de Música en 1989. Como se puede apreciar, Inocente Carreño es mucho más que el compositor de la glosa sinfónica Margariteña, la obra venezolana más interpretada de la historia, y de Mañanita pueblerina, su valse más conocido, casi ya incorporado al folklore nacional. -Carreño ha transformado el privilegio de vivir tantos años en una creación artística contante. Es decir, ha convertido su tiempo en obra. Nunca fue una promesa, sino una realización en proceso. Todavía hoy, se levanta de madrugada, y luego de hacer su sesión de ejercicios físicos, se dedica a escribir, componer, arreglar, transcribir, revisar sus composiciones. Carreño es ejemplo de la potencialidad venezolana para la música, de la que tanto nos ufanamos, pero, para mí, lo es sobre todo de la capacidad de trabajo, de la dedicación, de la seriedad del oficio. Él es más que una excepción, un ejemplo de que no somos un país de artistas de pocas obras. Él demuestra que la creación es una pasión total o no es nada. Carreño es todo lo opuesto a un diletante, su edad no son los 95 años sino la obra realizada de casi un siglo, es el producto de quien lo entrega todo, de quien asume plenamente un compromiso con la vida. –Háblenos del libro, de su propuesta como "ensayo biográfico". -El libro sigue, como es de esperarse en una biografía, un trayecto cronológico. Son diecisiete capítulos, que parten de una introducción sobre la extraña casualidad del apellido Carreño, en nuestra historia musical: "Los Carreño o la invención de lo venezolano en música". Ahí, apenas repaso la presencia de


Cayetano Carreño y Teresa Carreño como antecedentes simbólicos del maestro Inocente, ya que no tiene vínculos de sangre con ellos. Luego, la presencia de su abuela, "Güicha o el sol de la isla que queda", el personaje más importante de su vida, ella es el amor a la tierra, el vínculo con el pasado (música, dichos, recuerdos familiares), el descubrimiento y la confianza en sí mismo, el amor, el desprendimiento, el humor, el deseo de resignificarla para los otros, a través de sonidos. Luego, vienen capítulos que tocan al músico popular, a sus estudios, sus obras paradigmáticas de cada período. Es clave la presencia de Sojo, la figura masculina central de su vida, eje rector de sus valores no solamente artísticos, y la motivación fundamental de superación, el querer conquistar su admiración y su afecto fue el catalizador secreto, y lo logró con creces. A partir de ese punto, el libro presenta sus obras y mezcla críticas musicales, sacadas de programas, periódicos, comentarios del mismo maestro, lo que da cierto dinamismo a la escritura, diversos puntos de vista. Hay, claro, capítulos dedicados a las agrupaciones en las que participó, a sus principales trabajos, a la Escuela de Música Prudencio Esáa. Y claro, a la familia, principalmente, a la compañía y presencia en su vida de Olga Aldrey de Carreño, su compañera definitiva, su apoyo vital fundamental, la parte de sí que lleva ella, quien todavía, luego de 65 años de matrimonio, todavía se fascina con él y con sus historias y su humor. El libro incluye cronología, catálogo de obras y algunas grabaciones. Además, como intento en todos mis libros, una vasta iconografía. -Mi percepción del ensayo biográfico estriba en el hecho de que las fuentes son lo suficientemente explícitas, como para que el lector sepa de dónde obtengo la información que utilizo, las discusiones que abordo, de manera ensayística, más cercano a un trabajo académico que a una biografía novelada. Aprovecho para repensar la presencia de la Escuela Nacionalista, intentando verla no como una apropiación de lo popular, sino como una propuesta de lo nacional en música, como una simbolización de la nación, correspondiente a su momento histórico y estético. Es, ciertamente, una versión de la modernidad, muy propia. Intento valorar la presencia de Sojo, como el músico venezolano central de nuestra historia. Creo que el maestro Inocente Carreño es un ejemplo de lo mejor de nuestras capacidades, y creo demostrarlo en esas trescientas páginas. –No nos ha hablado de la participación política de Carreño. Fue el autor del Himno de Acción Democrática. -En efecto, lo dejaba para un aparte, para no confundir propuestas. También Carreño tuvo conciencia de que no se transforma la realidad solamente transformando el arte. Que "somos" sólo en sociedad, y que ese ser requiere participación y compromiso, de muy diversas maneras y en muy diversos registros. El maestro vivió el ascenso de las luchas populares de los años treinta, muy joven, y se vio identificado con las propuestas de la socialdemocracia, en la cual militaba lo más granado de la intelectualidad de la época, desde Rómulo Gallegos, Mariano Picón Salas, Juan Liscano, Antonio Lauro o su propio maestro Vicente Emilio Sojo. Si bien, algunos de sus condiscípulos se fueron hacia las opciones más radicales del comunismo, como Antonio Estévez o Raimundo Pereira, incluso su propio hermano Francisco Carreño, hay que comprender y repensar el rol que tuvo Acción Democrática hasta el trienio, y valorar la magnífica victoria popular que tuvo Rómulo Gallegos, en 1947. Fracasó luego, cuando no pudo evitar el golpe militar y, a partir de 1958, la historia se desenvolvió de otra manera, con otros pactos y circunstancias, en particular, cuando el retorno del exilio se colocó por encima de las fuerzas que habían provocado el derrocamiento del dictador. Pero Carreño fue siempre fiel a esos primeros ideales, y supo hacer una crítica constante, incluso pública, para rescatar la ética, la honestidad y la moral, de la 33

cual era él mismo representante, y lo sigue siendo. Y sí, por petición de Sojo, y con letra de Andrés Eloy Blanco, compuso el himno de AD. -Hay que pensarlo, entonces, en términos relativos, no por su anclaje partidista, sino en la voluntad de participación, de acción, de compromiso también político, que no arrolló su trabajo musical, sino que, en cierto sentido, lo alentó, como parte de una comprensión específica de la sociedad venezolana. El maestro es, en particular, un músico comprometido con el país, y eso se expresa tanto en su obra como en su ejemplo. –Los libros institucionales tienen el problema de la distribución. Muchas veces, dejan de ser trasmisores de conocimiento para ser simplemente objetos, adornos. ¿Qué pasará con su libro? -En efecto es así, y estoy consciente de ello. La musicología vive un momento difícil en el país, pues no recibe ningún apoyo real, institucional, efectivo. Junto a varios compañeros, entre ellos el pionero José Peñín, y los maestros Juan Francisco Sans y Carlos García Carbó, fundamos la Sociedad de Musicología Venezolana, intentando motivar la resistencia del oficio, pero es muy difícil. Hay numerosos trabajos, valiosos ensayos, esfuerzos de investigación de todo tipo que no logran tener salida. En el Celarg, abrí hace unos años una Colección de Musicología Latinoamericana Francisco Curt Lange, pero cuenta con muy pocos recursos. En unos pocos días, tendremos un congreso sobre Nacionalismo Musical en la Universidad Central de Venezuela, dentro de las Jornadas de Investigación de Humanidades. Pero todo esto es casi un esfuerzo pírrico. La labor nuestra es una labor de interés nacional, de prioridad nacional. La bibliografía musical venezolana, y obviamente toda la que tiene que ver con las artes en el país, es escasísima. Faltan por discutirse temas fundamentales, hay pocas biografías y monografías de los personajes claves de desarrollo. Hay períodos completos que no han sido revisados, y además, muchos prejuicios, valoraciones inconsistentes o interesadas. Los temas tienen que ser abordados de manera crítica, con nuevos puntos de vista intelectuales, con nuevas herramientas. Esto es labor nacional, no podemos seguir esperando a que "otros" lo hagan, pues si no nos conocemos a nosotros mismos no podemos definir nuestro futuro, lo que realmente somos. Es la comprensión simbólica de la nación lo que se haya en el arte, lo que significa ser venezolano, lo que hemos sido y de lo que podemos ser. Arte no es mera expresión, ni mucho menos, puro espectáculo. Además, la investigación es una forma de apoyar el trabajo creativo, de crear inquietudes por lo que se hace (la obra del mismo Carreño sigue estando por conocerse, por interpretarse), de acompañar a los artistas, de crear y discutir con ellos, sin lo cual todo se vuelve árido, difícil, oscuro. -Mis libros apuntan a ese deseo. Los que han salido con apoyo institucional me permiten seguir adelante como investigador. Siempre estoy dispuesto a revisarlos, reeditarlos en otros formatos, fundirlos, como hice con La guitarra en Venezuela. Desde sus orígenes hasta nuestros días (BCV, 2013), que reúne a su modo los libros anteriores sobre el tema. Por lo pronto, salen a las librerías una pequeña cantidad de ejemplares de mi biografía de Inocente Carreño (principalmente, en Tecni-Ciencias, en todo el país), pero ya veremos cómo se logra que llegue a otros registros, que tenga otra difusión, otro alcance. Mi esfuerzo es escribir, no editar ni promover. Tengo dos grandes líneas de trabajo que copan mi existencia, soy "bitemático" en esto: la revisión y reedición de la obra de Enrique Bernardo Núñez, a lo que estoy en este momento intensamente dedicado, y sigo recopilando materiales, y ya escribiendo, si bien con numerosas interrupciones, un libro sobre la guitarra continental, no de visión histórica pero sí cronológica, más bien cercano a los estudios culturales. Pero de eso, hablaremos cuando lo termine.


Augusto Monterroso: el humor que muerde* Juan Antonio Masoliver Ródenas La Vanguradia, martes 3 de marzo de 1992, páginas 2 y 3

El tema de discusión planteado en una de las sesiones del homenaje que el Instituto de Cooperación Internacional dedicó hace unos meses a Monterroso, “El humor que muerde”, se basa en una cita de Isaac Asimov: “Los pequeños textos de La oveja negra y demás fábulas, de Augusto Monterroso, en apariencia inofensivos, muerden si uno se acerca a ellos sin la debida cautela y dejan cicatrices y precisamente por eso son provechosos. Después de leer 'El mono que quería ser escritor satírico', jamás volveré a ser el mismo” La verdad es que no sé cómo era Asimov antes de leer esta fábula, supongo que menos sabio. De todos modos, hay que leer la cita con cuidado: Asimov no nos invita a que seamos cautos, sino por el contrario, a que participemos en el “juego” monterrosiano, si es que puede hablarse de juego o solamente de juego, precisamente para que dejemos de ser tontos. Diga lo que diga, lo importante es que —morder, mordisco, mordida— la palabra ya está acuñada, la prueba es que la estamos utilizando aquí como una aseveración. Gabriel García Márquez también necesita acudir a imágenes de violencia: “Este libro hay que leerlo con las manos arriba. Su peligrosidad se funda en la sabiduría solapada y la belleza mortífera de su falta de seriedad”. Pese a la acentuada tendencia de García Márquez al deslumbramiento efectista, se insinúan aquí dos verdades que no son sino dos caras de una misma verdad: la mordacidad de Monterroso (como escritor satírico es inevitablemente moralista) y un sentido del humor que lo redime de la seriedad del moralista. De nuevo, lo solapado y mortífero afecta a los tontos, aunque aquí no como una invitación, sino como una advertencia. Un sutil alfanje Finalmente, el poeta Luis Cardoza y Aragón, guatemalteco como Monterroso y como Monterroso residente en México por razones obvias, escribe: “La zarpa de Monterroso me recuerda el sutil alfanje del verdugo que con diestro e insensible tajo decapita. El condenado le implora cumplir sin tardanza su labor. El verdugo le recomienda mover los hombros. Los mueve, y rueda la cabeza”. Cardoza y Aragón añade así una nueva dimensión: no sólo sucumbe el lector incauto, sino todo lector. Aunque yo añadiría un matiz: entre las cabezas que ruedan, si es que alguna ruedan, está la del propio escritor. No sólo humor que muerde, pues, sino que puede ser peligrosamente mortal, zarpazo o feroz golpe de sable. En todo caso, sugiere siempre agresividad solapada o no, extrema violencia. ¿Puede decirse esto de Monterroso? Dejo la respuesta para el final. Pero hay algo más: estas citas sugieren también que Monterroso, con su “amenazadora” escritura, se propone modificar algo y que, desde luego, lo consigue. Si Asimov, el más afortunado de todos, nos dice que tras la lectura de un breve texto “jamás volveré a ser el mismo” y García Márquez tiene que leerlo con las manos arriba (forma de leer un tanto difícil, aunque por suerte muchos textos de Monterroso sólo tienen una página y 34

hasta una sola línea), Cardoza y Aragón, con la cabeza rodando por los suelos, ya no podrá volver a leerlo jamás. Una falsa ambigüedad Puesto que ya está escrita, dejemos que nos dé la respuesta el propio Monterroso: “Los buenos libros son buenos libros y sirven para señalar los vicios, las virtudes y los defectos humanos. Pero no para cambiarlos”. Esta es una cita aislada que tomo de “La palabra mágica” y toda cita aislada, sobretodo en el caso de Monterroso, es una trampa o una verdad a medias. Su pleno significado lo expresa su alter ego Eduardo Torres en Lo demás es silencio al reseñar La oveja negra y demás fábulas: “El autor, ya conocido por su falsa ambigüedad de todo género [...]; una falsa ambigüedad que sin embargo le permite afirmar, en La palabra mágica: “Para un latinoamericano que un día será escritor las tres cosas más importantes del mundo son las nubes, escribir y, mientras puede, esconder lo que escribe. Entendemos que escribir es un acto pecaminoso, al principio contra los grandes modelos, enseguida contra nuestros padres, y pronto, indefectiblemente, contra las autoridades”. Ambas afirmaciones, aparentemente contradictorias, son igualmente válidas si conseguimos contestar a unas preguntas tan elementales que casi me sonrojo al formularlas: en el caso de que sea cierto que la escritura de Monterroso hiera (ya que me niego a pensar que es capaz de morder o de matar), ¿por qué hiere, a quién hiere y cómo hiere? Preguntas que no han contestado, porque ni siquiera se las han hecho, los tres autores de las citas que he mencionado al principio, y que tenemos que resolver aquí antes de acusar a Monterroso de delitos que tal vez no ha cometido. En los datos biográficos de Monterroso encontramos referencias personales, políticas y literarias que pueden ayudarnos a entender las razones tanto por las que muerde como por las que no muerde. En Monterroso no hay contradicción alguna cuando por un lado habla del compromiso político, que nace de sus propias experiencias como centroamericano, por el otro del compromiso literario. En efecto, puedo adelantar ya cuáles son los tres centros que constituyen la naturaleza de su escritura y que están subrayados por las abundantes reflexiones sobre la escritura, reflexiones que se sitúan en un terreno casi infinito de posibilidades ya que están vistas desde los infinitos géneros que el autor, siguiendo el modelo del Quijote, ha cultivado: el cuento breve, el cuento largo, la novela (o lo que tenga de novela Lo demás es silencio), la fábula, las memorias ficticias, la erudición ficticia, el diario, el ensayo, la digresión, el fragmento e incluso la conversación. Estos tres centros son: el abiertamente crítico, producto de sus experiencias como ciudadano guatemalteco en su país y en el exilio, que dirige sus dardos (¡bueno, ahora resulta que son dardos!) contra la política y los políticos; el escéptico, que se expresa como una pesimista visión de la humanidad, en general afligida por la tontería (y es aquí donde aparece un sentimiento


no sólo opuesto a la agresividad, sino que yo diría dominante en la obra de Monterroso: el de la ternura); y finalmente, está su pasión por la literatura o, mejor dicho, su pasión por la verdad literaria, que explica su identificación con escritores como Cervantes, Quevedo, Shakespeare, Montaigne, Swift, Kafka o Joyce (¡autores no necesariamente de obra breve!). Desplazamientos Una digresión o aclaración, pues, antes de pasar al primer aspecto: toda la escritura de Monterroso nace 1) de la relación entre lo obvio y lo sorprendente: lo obvio revela los aspectos más sorprendentes de la realidad y viceversa; 2) del sentido común; y 3) de los distintos matices del humor: la sátira, el sarcasmo, la mordacidad y, en parte, la ironía dominarán en los temas políticos y sociales, pero el humor nunca desaparecerá y el malhumor, la agresividad o la intolerancia rara vez se dejarán ver. La razón es tan sencilla que hasta puede pasar desapercibida: Monterroso se dirige siempre a un lector cómplice con el que habla de sí mismo o del propio lector en tono festivo y de quienes no son sus lectores en tono sarcástico, pero sin perder la cordialidad con el lector a quien se dirige. Curiosa o sintomáticamente, en un escritor que desplaza continuamente, en el interior de un mismo y de libro a libro, sus centros de atención (lo que explica su fascinación por la mosca, aunque desde luego no por las moscas), la crítica política y social es una constante, aunque puede oscilar entre el comentario objetivo que apenas si tolera el humor, el sarcasmo y la benevolencia. Temas recurrentes Entre los temas recurrentes que apenas toleran el humor está el de la guerra. Ya en “Primera dama”, de Obras completas (y Otros cuentos)” se nos dice que “los hombres se hacían la guerra unos a otros y perdían los débiles y ganaban los malos”. Relacionados con la guerra hay una serie de temas que no sólo toleran la burla, sino que la acogen gozosamente, entre ellos el del patriotismo. Así, en “La Jirafa que de pronto comprendió que todo es relativo” de La oveja negra y demás fábulas, los contendientes “caían con un gesto estúpido, pero que en su caída consideraban que la historia iba a recoger como heroico, pues morían por defender su bandera; y efectivamente la historia recogía esos gestos como heroicos, tanto la historia que recogía los gestos del uno como la que recogía los gestos del otro, ya que cada lado escribía su propia historia”. No es de extrañar, pues, que, en “Cómo me deshice de quinientos libros” de Movimiento perpetuo, el escritor, en un texto que nos recuerda el escrutinio de la librería de Don Quijote y que anuncia el espíritu que anima todo el quijotesco Lo demás es silencio, al hacer el censo de su biblioteca comprueba que hay, entre otros, “política (en el mal sentido de la palabra, toda vez que no tiene otro), unos 50; sociología y economía, alrededor de 49; geografía general e historia general, 2; geografía e historia patrias, 48; literatura mundial, 14; literatura hispanoamericana, 86; estudios norteamericanos sobre literatura latinoamericana, 37”. Lo que nos lleva a otro tema recurrente: América Latina y la relación entre América Latina y Estados Unidos. A propósito del poder, Eduardo Torres rechaza los honores que le ofrecen unas autoridades que identificamos como mejicanas para reflexionar que “cualquier poder acarrea consigo una responsabilidad a todas luces ajena al ejercicio del pensamiento” Pero hay unas referencias que son muy específicas. Baste mencionar “Mister Taylor” o “Primera Dama” de Obras completas (y Otros cuentos)”, “La exportación de cerebros” de Movimiento perpetuo, “Llorar orillas del Mapocho” o “Novelas sobre dictadores” de La palabra mágica, la entrevista con Graciela Carminatti en Viaje al centro de la fábula y las numerosas referencias a Cuba, Centroamérica y sobre todo, dentro de Centroamérica, a Nicaragua en La letra e, 35

con una abierta defensa de la revolución sandinista, de “nuestros amigos en lucha, nuestros muertos; un día más en sus vidas y en sus muertes por una causa que tampoco es la de los norteamericanos”. Pasión literaria Otro aspecto de la “agresividad” de Monterroso está relacionado con su pasión por la literatura y con lo que la literatura representa de iluminación de la ver dad: “En cuanto a mí, trato de ver en lo que he escrito, y apenas, aquí y allá, como a escondidas, he dejado deslizar alguna verdad, un testimonio sincero de tal o cual experiencia vivida o, siquiera, pensada por mí. Y entonces, ¿a qué tanta palabrería?”, nos dice en La letra e. Adviértase que este compromiso no es necesariamente de tipo político. En Movimiento perpetuo repite lo que ha dicho ya antes y volverá a reiterar después: “Los problemas del escritor no son siempre, como a veces se quiere pensar, de desarrollo o subdesarrollo del país en que uno vive, de riqueza o pobreza”; en todo caso, escribe en La palabra mágica, “los buenos libros son buenos libros y sirven para señalar los vicios, las virtudes y los defectos humanos. Pero no para cambiarlos” y, dirá más tarde. “sólo la forma de contarlo diferencia a los buenos escritores de los malos”. El ataque central de Monterroso será, pues, contra la solemnidad y la palabrería, es decir, contra los peores enemigos de la sinceridad y la autenticidad. Un escéptico esencial El saber que nos ofrecen los Iibros no es, en todo caso, “sino el repetido testimonio de la ignorancia o la ingenuidad humanas”. Monterroso señala constantemente los defectos del ser humano que todos tenemos, nos dice, “en grado superlativo”. De entre estos defectos destaca la envidia, la calumnia, la curiosidad, el chisme, la vanidad y, en general, la tontería o la estupidez. Por eso cree, y así lo hace constar en Lo demás es silencio, que el epigrama es el mejor género (aunque en su caso no sea el único) para señalar toda clase de vicios, personas y lugares, para añadir: “La naturaleza humana es siempre la misma; el hombre no cambia, al contrario de lo que los progresistas quieren hacernos creer y creen, y los errores que el hombre comete hoy son los mismos que los que cometió ayer”. Ha llegado el momento de hacer algunas precisiones que nos precipiten a una conclusión: Monterroso es esencialmente un escéptico, convencido de que la literatura no puede alterar el destino de la humanidad. Cree, sin embargo, que la literatura sí sirve para desenmascarar y poner al descubierto nuestros defectos para que dejemos de una vez por todas de confundirlos con virtudes o, peor todavía, de hacerlos pasar por virtudes. Para desenmascarar dichos defectos (que ahora poco tienen que ver con el carácter transitorio de la injusticia social, ésta sí modificable) ha creado, por un lado, una obra absolutamente personal y, por el otro, ha aplicado rigurosa y sistemáticamente una de las armas más difíciles de utilizar en literatura: la del sentido común, que provoca toda una cadena de reacciones contra el lugar común. Unas veces el lugar común basta con nombrarlo para que se desenmascare y ridiculice por sí mismo: “El león estremeció la selva con sus rugidos, sacudió la melena majestuosamente como era su costumbre [...] (La oveja negra y demás fábulas); “como es sabido, una de las octavas de su famoso 'Polifemo' incluido en sus Obras completas o “antes de la Historia puede decirse que todo era Prehistoria” (Lo demás es silencio); otras veces, un comentario entre paréntesis del propio escritor es el que desenmascara la estupidez de lo que, de tan obvio, carece ya de significado, como no sea el de su propia ridiculez: “algunas fotografías (que no siempre tienen que ser borrosas” o “confundidos con las primeras sombras, como se decía antes,


del crepúsculo” (Movimiento perpetuo), para llegar a la parodia (como en la presentación que se nos hace de Eduardo Torres en Lo demás es silencio: “descansa muellemente sentado un hombre a todas luces incómodo, cuya edad debe de andar con seguridad alrededor de los cincuenta y cinco años, si bien a un observador poco atento podría parecerle quizá más o menos mayor, por la indiscutible fatiga”), que culmina en el absurdo o “nonsense”; e, inevitablemente, por pudor, tengo que negarme a mencionar aquí su cuento más famoso para acudir a otros ejemplos menos descaradamente dirigidos al lector de obras breves: así, en “La oveja negra”, el Gallo notablemente dotado para el ejercicio amoroso, “el nunca interrumpido ejercicio de su habilidad lo llevó a la tumba, cosa que le debe de haber causado no poca amargura” y, en Lo demás es silencio, dice a propósito de la diligente Hormiga: “Habéis observado [...] cuando lleva en los debilitados hombros una carga desproporcionada a sus fuerzas, cómo sufre, cuál cae aquí y allá, cuál se agita y gime y suda y a veces se duerme dulcemente acariciando quién sabe qué sueños [...]. Humor máscaras Este humor ciertamente desenmascara y ridiculiza, pero no necesariamente muerde. Pero el humor no sirve solamente para desenmascarar. En Movimiento perpetuo hay un comentario revelador: “El humor y la timidez generalmente se dan juntos. Tú no eres una excepción. El humor es una máscara y la timidez otra”. ¿Qué es lo que enmascara Monterroso, si aceptamos este término como una figura retórica? Lo que enmascara Monterroso, es decir, lo que finge enmascarar, es la ternura, sin la cual el humor no pasaría de ser una simple anécdota: burlarse de la humanidad es compadecerse de ella. Por eso escribe en Movimiento perpetuo que “el humorismo es el realismo llevado a sus últimas consecuencias. Excepto mucha literatura humorística, todo lo que hace el hombre es risible y humorístico”. Lo que ha hecho Monterroso es negarse a llegar a la ternura a través de la expresión de los sentimientos, de la misma forma que rechaza la naturaleza pese a que sus libros están poblados de animales. Así, en “Los juegos eruditos” de La palabra mágica escribe: “He lamentado siempre, pero sobre todo en esta ocasión, no haber visto nunca un pastor, sino de lejos, desde el tren; y no creo recordar haber estado nunca cerca de una encina, pero por lo menos las he visto dibujadas o descritas en los diccionarios, y sé que tienen ramas”. Y sin embargo, ¿no es ternura lo que inspira esta vaca de Obras completas (y otros cuentos)”?: “una vaca muerta, muertita sin quien la enterrara ni quien le editara sus obras completas ni quien le dijera un sentido y lloroso discurso por lo buena que había sido y por todos los chorritos de humeante leche con que contribuyó a que la vida en general y el tren en particular siguieran su marcha”. El uso del aguijón Ciertamente es una vaca literaria, como literaria es la mosca monterrosiana o la pluma que se convierte en un aguijón. El propio Eduardo Torres, en Lo demás es silencio, al reseñar La oveja negra y demás fábulas nos habla, a propósito de Monterroso, del “sosegado ritmo con que trabaja y exprime (como se dice en francés) sus textos, para extraerles inmisericorde ese dulzor amargo propio de ciertos cítricos con que clava el aguijón de su sátira en las costumbres o mores más inveteradas para castigarlas “ridendo”. Así que, amigos míos, mi conclusión es ésta porque no puede ser otra: Augusto Monterroso, el feliz autor de lúcidas

fábulas negras, cuentos completos, palabras mágicas, letras de misterioso significado y este moderno “Don Quijote” contemporáneo que es Lo demás es silencio, no nos amenaza con pistola para que nos pongamos manos arriba ni con un alfanje para decapitarnos, pues esta es tarea de dictadores, ni con mordiscos o “mordidas”, pues esto es privilegio de la autoridad. Su tarea es utilizar el aguijón (y recuérdese que en inglés, esta lengua que tanto ha servido a Monterroso para leer a muchos maestros de la novela, el cuento, el ensayo o las memorias, “to bite” es “morder”, pero también “picar”); sí, el aguijón del humor en sus más diversas expresiones para aguijonear con su desprecio a los dictadores y a la autoridad y para reírse con indulgencia de sí mismo y del resto de la humanidad, incluidos los animales y excluidos, por supuesto, los determinadores del poder. *Publicado también en: Monterroso, Augusto: Tríptico (Movimiento perfecto, La palabra mágica y Letra E), Fondo de Cultura Económica, colección Tierra Firme, México, octubre de 1995.

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Según el acta del jurado, leído por su presidente, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, Padura, arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo, es "un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento ético".

Oviedo.- (AP) Leonardo Padura, el retratista de la Cuba contemporánea, dio hoy a la literatura de la isla caribeña su primer Premio Princesa de Asturias de las Letras, un galardón que reconoce la soberbia aventura del diálogo y la libertad que constituye la obra del padre del detective Mario Conde. Padura (La Habana, 1955), considerado como el escritor cubano de mayor proyección internacional y que también cuenta con nacionalidad española desde 2011, se impuso en las votaciones finales del jurado al novelista japonés Haruki Murakami y al poeta sirio Adonis entre las veintisiete candidaturas que optaban al galardón. Según el acta del jurado, leído por su presidente, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, Padura, arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo, es "un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento ético". "Me siento muy contento, muy conmovido", dijo Padura en conversación telefónica con Efe desde su domicilio en La Habana, donde la noticia del galardón le sorprendió de madrugada y donde no ha parado de recibir llamadas en las últimas horas. El novelista resaltó la relevancia del galardón -"Solo hay que mirar la lista de ganadores para saber lo que significa formar parte de esa selección", afirmó-, si bien cree que lo importante en estos premios es la obra. Por ello acoge este galardón como un reconocimiento a todo el sacrificio e incertidumbres propias de su trabajo literario en los últimos años, señaló Padura, quien se definió como "un escritor muy inseguro". "Siempre creo que lo que estoy escribiendo no va a interesar. Y sufro mucho: escribo y vuelvo escribir (...). Pero prefiero ser un escritor inseguro a uno que cree que domina la literatura. Porque la Literatura es indominable", reflexionó. La obra del narrador, periodista y ensayista premiado está alimentada por la isla donde nació pocos años antes de la revolución y, aunque hable de aventuras, asesinatos en clave negra o cuadros robados, todo converge en el país del que nunca se fue, como tantos exiliados, y para el que siempre tuvo una mirada crítica. Padura es el creador de una serie de libros de genero policiaco que siguen la tradición de la novela negra, influenciado por Manuel Vázquez Montalbán, y que han hecho famoso internacionalmente a su detective Mario Conde, un ex policía que vive en La Habana junto a su amigo, "El Flaco", con quien resuelve asesinatos, robos o toda clase de chanchullos siempre muy preocupados por la realidad social. Después de trabajar como guionista, periodista y crítico, Padura logró el reconocimiento internacional con esas novelas, de las que forman parte obras como "Pasado perfecto", "Vientos de cuaresma", "Máscaras", "Paisaje de otoño" o "La neblina del ayer", traducidas a numerosos idiomas y que han obtenido distintos galardones. Además, es autor de "La novela de mi vida" y "El hombre que amaba a los perros", una reconstrucción de las vidas de Trotsky y 37

Leonardo Padura convierte a la literatura cubana en Princesa de las Letras

Ramón Mercader que obtuvo el Premio de la Crítica en Cuba, donde en 2012 fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura. Perteneciente a una generación desencantada por la deriva que tomó la revolución cubana, un tema que recorre toda su obra, Padura se ha mostrado prudente con los movimientos que se han producido en Cuba. "En los últimos años en Cuba se están moviendo cosas, despacio, pero se mueven, aunque desde fuera no se considere tanto. Pero ahora está el permiso para poder viajar, antes no se podía tener línea para un celular, en fin... Ojalá los cambios fueran más dinámicos y que todos pudiéramos ver el final de partido", afirmaba Padura en una entrevista con Efe durante una visita a España en el mes de marzo. Para Beatriz de Moura, miembro del jurado del premio y fundadora de Tusquets Editores, donde Padura ha publicado toda su obra, su figura "merece un reconocimiento más allá de la literatura" tras haber luchado "con las restricciones que seguramente haya tenido en un país como Cuba". Este aspecto fue destacado también por otro miembro del jurado, el profesor y crítico literario Fernando Rodríguez Lafuente, que recordó una reciente conversación con Padura en la que éste le aseguraba haber escrito uno de sus últimos ensayos, "Yo quisiera ser soy Paul Auster"- con la intención de que los periodistas le preguntasen más por su literatura y menos por la situación cubana. "Escribo como un loco para no volverme loco", aseguró Rodríguez Lafuente que le confesó Padura respecto a su vida en Cuba. Padura se ha convertido así en el segundo cubano galardonado a título individual en sus 36 años de historia por la Fundación Princesa, que en 1993 otorgó el de los Deportes al atleta Javier Sotomayor mientras que en 2000 la Academia Cubana de la Lenguas obtuvo, junto al resto de academias hispánicas, el de la Concordia. El galardón, dotado con la reproducción de una escultura diseñada por Joan Miró y 50.000 euros en metálico (algo más de 56.000 dólares), recayó el pasado año en el escritor irlandés John Banville, y en ediciones anteriores en el español Antonio Muñoz Molina (2013), el novelista estadounidense Philip Roth (2012) y el poeta y cantante canadiense Leonard Cohen (2011).


LINDA D' AMBROSIO

Letras venezolanas en España El hecho de que una editorial española haya publicado recientemente las novelas de tres autores venezolanos ha ocasionado que la atención recaiga sobre el quehacer literario en nuestro país. En días pasados el programa de Radiotelevisión Española "La hora cultural" trató el tema, y el martes 26 tuvo lugar, en la librería madrileña "La Buena Vida", el foro "Literatura venezolana en España. La otra relación".

el foro, Eloi Yagüe ponderó cómo, a pesar de la influencia que ejerce la televisión en la vida cotidiana del venezolano, existe relativamente poca literatura que gire en torno al tema. Su novela, El show de Willy, explora ese mundo por dentro. Al decir de Yagüe, los latinoamericanos exportamos lágrimas: boleros y telenovelas. En consonancia con esta idea, construye su relato a partir de episodios, y no de capítulos.

En el foro, el periodista y crítico español Víctor Charneco entrevistó a Eloi Yagüe Jarque, Edgar Borges y Víctor Vegas, no solo a propósito de sus obras recientemente publicadas, sino acerca del panorama literario venezolano en general. La relaciones entre poder y letras en Venezuela, el papel de los medios de comunicación en la promoción o invisibilización de los escritores, la producción literaria como consecuencia de fenómenos políticos, las voces ineludibles de la literatura venezolana contemporánea, la censura, y la presencia en Internet de las obras de noveles autores, fueron los tópicos en torno a los cuales giró una velada de reflexión que Charneco supo estimular brillantemente y reconducir cuando fue necesario.

Otra visión es la que presenta Víctor Vegas en su novela La edad del rock and roll, una mirada adolescente, el viaje de tres jóvenes desde el interior de Venezuela hasta a Brasil, en donde esperan asistir a un concierto del grupo Yes, enmarcado en la primera edición de Rock in Rio. Para ello, deberán salvar tres obstáculos: el ser menores de edad, el hecho de que el concierto tenga lugar durante la temporada escolar y el carecer de medios económicos para sufragar el viaje.

Esto en cuanto a la "Literatura venezolana en España". En cuanto a "La otra relación", las letras parecen ofrecerse como un medio diferente para abordar la realidad de nuestro país en momentos en que los aspectos más relevantes a los ojos de la sociedad española son los relacionados con las eventuales deficiencias económicas y sociales derivadas del actual régimen político. En una suerte de "cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo", España nos contempla a medias entre la curiosidad y el recelo, mirándose en el espejo de lo que podría llegar a suceder de cara al auge que cobran los asesores del régimen chavista pertenecientes al partido político Podemos. Para quienes vieron, emigración mediante, la bonanza y la solvencia que ofrecía Venezuela, el estupor es la única reacción posible al observar las colas frente al desabastecimiento y las crecientes dificultades de los venezolanos. Pero Venezuela es más que eso. Eloi Yagüe, uno de los entrevistados en "La hora cultural", subraya en su Facebook: "fue muy duro para mí que la entrevista comenzara con una serie de imágenes de la actual situación política de Venezuela (...). Afortunadamente estábamos preparados, porque entendemos que la literatura no es una actividad aséptica". Por su parte, Edgar Borges señala cómo la literatura no es un retrato fiel de la realidad. Construir ese retrato corresponde al periodismo. La ficción presenta las alternativas, habla de otras realidades posibles, mueve a reflexión. Por eso, es tan subversiva, y por ello el escritor es un personaje incómodo, una especie de terrorista. En cuanto a las obras de los tres autores que participaban en 38

Finalmente, en La ciclista de las soluciones imaginarias, Borges explora cómo se rompe la rutina de un vecindario sumido en el lento ritmo burocrático cuando la llegada de una joven acróbata plantea que hay otra forma posible de vivir. La burocracia está expresada tanto en situaciones reales (el protagonista es un funcionario público que adolece del "mal de la mirada trastocada") como en otras situaciones simbólicas, como el matrimonio del mencionado personaje. Las dos primeras obras nos remiten al contexto venezolano; Borges, por su parte, se inclina por espacios universales con los que cualquiera pueda identificarse, sin circunscribirlos a un entorno concreto. Tres voces; tres autores que son el rostro no de una Venezuela posible, sino de una Venezuela que existe ya, viva y palpitante, derramándose de la pluma de estos tres reconocidos escritores que dan cuenta de lo que hay para aquellos que quieran contemplarla.


Objetivo García Márquez

Cuando se cumple un año de la muerte del Nobel colombiano, un libro repasa su vida a través de imágenes de Daniel Mordzinski. Así fue, en Biarritz, el primero de sus muchos encuentros.

SANTIAGO GAMBOA

Desde hace casi cuarenta años Daniel Mordzinski ha venido trabajando en un “atlas humano” de la literatura iberoamericana. Algunas de las piezas más destacadas de este ambicioso proyecto están representadas por sus fotografías de Gabriel García Márquez, notables no solo por sí mismas, sino por la naturaleza esquiva del Nobel colombiano, tan reacio a compartir su intimidad.En este libro, que es ante todo un homenaje, Mordzinski ofrece una muestra considerable de ellas, y las acompaña al final con los retratos de algunos de los personajes más cercanos a Gabo, familiares y periodistas, artistas y escritores que en uno u o en otro momento tuvieron con él una relación especial. A continuación, reproducimos un extracto del libro, en el que Santiago Gamboa reproduce el primer encuentro entre Mordzinski y García Márquez: La oportunidad se presentó en Biarritz poco después, siempre en ese prolífico año de 1995. Allí se celebraría una semana dedicada a la literatura colombiana, teniendo como invitado especial a Álvaro Mutis, el gran Gaviero. Se anunció que García Márquez iría pero fuera de agenda. Sólo quería acompañar a su amigo Mutis. Nada de presentaciones, nada de firmas de libros, nada de entrevistas. Nada de nada. Sin embargo Plinio llamó a Daniel a París y le dijo: “Ve a Biarritz y dame un teléfono de contacto. Gabo te llamará”. Le indicó también un fragmento de una entrevista que él le había hecho en la que García Márquez hablaba sobre París. Unos cuántos párrafos que servirían para el libro, acompañando las fotos. Sólo faltaba la autorización de Carmen Balcells, pero según Plinio la cosa no era imposible. De algún modo, todo estaba listo. Con esa ilusión Daniel viajó a Biarritz el 23 de septiembre de 1995. Y de nuevo coincidimos, pues yo debía hacer cubrimiento del festival para El Tiempo y mi sección literaria de RFI. Para allá salimos, él en tren y yo en avión (yo tenía viáticos y él no). Al llegar a Biarritz, en lugar de andar de salón en salón, detrás de otros escritores, Daniel se dedicó a esperar en su hotel, ansioso, la anhelada llamada. Como dice el narrador de Apocalypse now!, “Todo lo que uno espera fervientemente acaba por llegar”, y así fue que el teléfono de Daniel sonó y del otro lado estaba la voz esperada. García Márquez, en la playa de Biarritz / DANIEL MORDZINSKI “Soy García Márquez, Plinio me dijo que te llamara para unas fotos”. Daniel hizo un esfuerzo por sobreponerse a la emoción, lo saludó y le dio las gracias. Adivinando su nerviosismo, García Márquez agregó: “Cómo quiere que me vista, ¿con corbata o sin corbata?” Daniel tragó saliva y le dijo: “Esta mañana salí a caminar por la playa, estuve mirando el mar y pensé en el Caribe y en Cartagena de Indias… Sin corbata”. Se pusieron cita para el otro día, a las 12 a.m. Un poco antes, hacia las 10 de la mañana y en la misma playa, Daniel tenía cita con otro gran poeta y novelista, Álvaro Mutis, el 39

gran Gaviero, a quien ya conocía desde hacía un par de años. Increíble coincidencia para Daniel tener por primera vez, frente al mismo mar, a dos de los más grandes escritores latinoamericanos, y que además eran grandes amigos. Más adelante nos explayaremos sobre esta coincidencia. Por ahora tenemos a Daniel vigilando el reloj, a la espera de un mediodía que sería fundamental para su trabajo de artista y fotógrafo. La cita era en el Hotel du Palais, el antiguo palacio de la esposa de Napoleón III, una construcción barroca, llena de columnas y mármoles, en ese estilo que los franceses llaman Segundo Imperio. A la hora en punto Daniel llegó al lobby y preguntó por García Márquez, que ya lo esperaba. Por supuesto sin corbata. Se saludaron con amabilidad, cruzaron el portal de vidrio del restaurante y caminaron por el jardín hasta unas escaleras que bajaban a la playa. Ahí, sobre algunas rocas varadas en la arena, con las cíclicas hileras de espuma de las olas del Atlántico y el cielo espejeante, Daniel y García Márquez empezaron a trabajar. Gabo Siempre. Fotografías de Daniel Mordzinski. Textos de Santiago Gamboa. Random House. Mayo 2015.


Leonardo Azparren Giménez

“Una obra no es un tema, es un conjunto de personajes a quienes les suceden cosas” “Han sido 30 años de investigación ininterrumpida”, comenta el crítico de teatro Leonardo Azparren Giménez cuando le pregunté cuánto tiempo le había tomado realizar la antologíaClásicos del teatro venezolano, publicada el pasado mes de marzo por la editorial Bid & Co Editor con el patrocino de Banesco. La antología consta de tres volúmenes que recopilan la obra de 44 de los más destacados dramaturgos venezolanos. En exclusiva, comenta los hallazgos que implica su investigación. ¿Qué criterios utilizó para realizar esta antología? Primero, lograr la mejor distribución posible a lo largo del tiempo, de modo que todas las épocas de Venezuela estuviesen bien representadas. Esto pasa más en el siglo XX que en el XIX, porque pesar de que en ese siglo se escribieron más de 300 piezas es muy poco lo que se conserva actualmente en relación a ese volumen de obras escritas. De todas formas en la antología hay una buena distribución de obras escritas en ese siglo, de modo que el lector curioso puede pasearse por el volumen y darse cuenta de que hay piezas escritas durante momentos icónicos de ese siglo: la independencia, la guerra federal, etc. De esta forma el lector, los estudiantes, los profesores tomen conciencia de que el teatro venezolano no apareció anteayer, sino que hay una historia y que es una historia de dos siglos. A lo largo de ese tiempo ha habido una dramaturgia que siempre ha intentado representar al país de alguna forma. Otro de los criterios para hacer esta antología es el gusto personal de quien la recopila. Un ejemplo: de las 13 obras escritas por Heraclio Martín de la Guardia yo seleccioné a Luisa Lavalliére, que me parece una pieza excelente y poco conocida. Y en el caso de José Igancio Cabrujas, para hablar del siglo XX, coloqué El Americano Ilustrado y no El día que me quieras porque la primera a mi parecer es la síntesis más completa de toda su dramaturgia. Otro ejemplo: Vida con Mamá es la obra más reconocida y popular de Elisa Lerner, pero En el vasto silencio de Manhattan, vista toda su obra total, se trata de una pieza más sólida, de mayor profundidad e injustamente olvidada. En primer lugar ubico el autor, y en segundo lugar busco la obra que lo pueda representar de mejor manera. Ocurre también en el caso de Isaac Chocrón. “Asia y el Lejano Oriente” es considerada por la crítica como una de sus mejores piezas, pero “Escrito y sellado” es la pieza que lo representa en la antología. Ocurre también que busqué la mejor distribución posible en el tiempo. Las mejores obras de Chocrón y Cabrujas se encuentran entre la década de 1970 y 1980. Si los colocaba ahí, corría el riesgo de sacrificar a otros dramaturgos excelentes que surgieron en esa época como Manuel Caballero o Edilio Peña. Por eso cierro ese período de tiempo con Rodolfo Santana, para abrirles espacio a los nuevos dramaturgos y no correr el riesgo de no tener obras significativas de 1990. Además, toda antología tiene consigo una cuota de injusticia. ¿Qué es lo que, a su parecer hace que una pieza sea mejor valorada que otra que posee mejor calidad y estructura en su dramaturgia? 40

El éxito que pueda tener con el público y el gusto de la crítica. Hay piezas que necesitan mucho tiempo para decantarse y para ser valoradas. En este estudio que ha realizado a lo largo del tiempo, ¿en qué piensa que ha variado nuestro imaginario teatral? En mi opinión, últimamente padecemos de una crisis de creatividad. Actualmente observo que los autores desconocen técnicas teatrales para escribir teatro y además desconocen el idioma castellano. A esto se le añade otra cosa: que se trata de autores que escriben una obra para desarrollar un tema y una obra de teatro no es un tema, es un grupo de personajes a quienes les suceden cosas. Cuando un autor dice que va a escribir una obra sobre un determinado tema está cometiendo un error, porque en verdad está contando la historia de un grupo de personas. Los temas los inventamos los críticos, porque cada uno observa la historia desde un punto de vista distinto. Y ese ambiente no permite el florecimiento de un nuevo imaginario. Hago la pregunta por temas que nos han marcado anteriormente como el desarraigo, que ha sido desarrollado desde Teresa de la Parra con Ifigenia. No es fácil llegar a conclusiones al respecto. La semana pasada en la clase de la maestría de Teatro Latinoamericano uno de mis alumnos me hablaba del desarraigo, de ser parte de las minorías. Pero sucede que todo personaje teatral es un desarraigado, es minoritario en el fondo porque es constitutivo de su drama personal. Si no, ¿por qué le ocurrirían cosas? El detalle está en que cada autor lo tipifica y lo relaciona con determinados marcos sociales que le permiten comunicarse con el espectador. Así que no es fácil acotar un criterio definitivo. En los papeles que dejó Bertolt Becht se encontraron trabajos que él estaba haciendo para versionar Esperando a Godot. Se trata de dos casos totalmente opuestos: la dramaturgia de Beckett y la de Brecht. Pero este en algún momento encontró una sintonía en la obra de su colega. Los imaginarios son muy traviesos en ese sentido, bien dicen que la imaginación es “la hija enloquecida de la familia”.


Por ser quien soy vivo en soledad: una entrevista con Harold Alvarado Tenorio

“La Cultura en la República del Narco', un manojo de textos que abordan de manera crítica los manejos de los movimientos culturales en el país”

JOHN BETTER

Harold Alvarado Tenorio salta de nuevo al ruedo editorial con un libro donde no deja títere con cabeza: La Cultura en la República del Narco, un manojo de textos que abordan de manera crítica los manejos de los movimientos culturales en el país. A su manera el escritor burgueño desentraña secretos, expone a diversos protagonistas de la escena cultural nacional, un asunto que sabe hacer muy bien a quien algunos consideran uno de los mejores poetas vivos de Colombia. Alvarado Tenorio dialogó con Papel Literario, en una de las primeras entrevistas que concede sobre este nuevo proyecto. Señor Alvarado, ¿cuéntenos, quienes son los osados que publican esta nueva arremetida suya? Un grupo de colombianos y panameños que tienen unas pequeñas editoriales en aquel país, en una ciudad llamada David. Hasta donde entiendo publican libros que venden en Centro América y algunos estados norteamericanos. Aquí en Colombia nadie quiso publicar el libro, unos decían que por su tamaño, otros que sus asuntos, lo cierto es que como coincidencia hace muchos años nadie quiere publicar un libro mío en Colombia, doy asco o miedo o ambas cosas. La universidad de Caldas publicó una selección de mis poemas hace un par de años, pero nunca lo promovieron y hasta me contaron que hicieron apenas doscientos libros y que no se sabe hoy donde están, en fin, cosas colombianas. ¿Cómo surge la idea de este libro y que nos dice con esa portada? El libro es una rescritura de varias de las notas que publiqué en los años noventa y primeros dos mil sobre temas culturales en La Prensa y Diario de Caracas, atados con la tesis de que Colombia es un país controlado en el fondo de sus aparatos burocráticos por una casta de sin vergüenzas creados y amamantados por el Frente Nacional. Lo que llamo la Social Bacanería y que ha frustrado, desde el pozo séptico de todos los institutos y ministerios y secretarias, cualquier cambio. Una casta que se reproduce a grandes pasos para disfrutar de los dineros del estado y que cambia de postura ideológica de acuerdo con lo que se le otorga o niega. Claro que su arquetipo es sin duda Juan Manuel Santos, cuya meta es siempre el éxito, brillar, ser parte del espectáculo contemporáneo, una Shakira de la política y por eso ha sido el peor enemigo que tuvo Chaves y luego el mayor defensor de su legado, o el instrumento para liquidar desde el aire a los criminales de las FARC y ahora su protector hotelero caguanesco en La Habana… La portada la diseñaron en Panamá, entiendo que es una foto famosa, no se de verdad, pero no me disgusta, es molesta, digna del tema… Usted sugiere que ni siquiera la cultura se salvó del flagelo del narcotráfico… Esa es una de las tesis centrales que vertebran el libro. Algo que tiene como marco teórico la noción de que El Nadaísmo fue la doctrina ideológica del Narcotráfico. Pero como le he dicho el 41

padre de la criatura es el Frente Nacional, y el narcotráfico, el ICBF que ha colaborado con el dinero para hacer de la Social Bacanería una horda de social zanganería, supra corrupta, no olvide que el Ministerio de Cultura lo creó nada más y nada menos que Ernesto Samper para saciar a sus hambrientos áulicos hasta el día de hoy, cuando es capaz de decir que en Venezuela hay división de poderes y que Estados Unidos está acabando con la democracia chavista… Los dirigentes venezolanos son otro paradigma de la Social Bacanería que destruirá a Colombia si dejamos que Santos entregue el país a las FARC…. Samper, elegido con diez millones del Cartel de Cali y absuelto con otro milloncito de ellos mismos… ¿A qué se refiere cuando habla de Cultura? En los asuntos atinentes al libro me refiero a Cultura cuando hablo de temas que tienen que ver con la educación, el pensamiento, la literatura, las artes escénicas, los museos, algo así como los asuntos en los cuales mete la mano todo el tiempo el Banco de la República, que además de controlar el dinero controla vastos sectores culturales del país, a dedo y con puño de hierro. Al saber de tantos eventos y espectáculos uno cree que en Colombia la cultura reina, ¿qué opina? La cultura es uno de los grandes negocios de los políticos de la Social Bacanería y sin duda uno de los sectores donde las FARC más tienen testaferros. Muchos de los aparentes líderes culturales son unos solapados instrumentos de las tesis de las FARC, que así van vendiendo poco a poco pero constantemente sus tesis de dominación de Colombia. Usted podrá decir que deliro, pero pida una listado de las costumbres y eventos que se suceden a su alrededor y verá que en su inmensa mayoría son valedores de las tesis de Ivan Márquez de que los culpables de los males de Colombia somos los que no portamos armas ni extorsionamos ni secuestramos y ellos, los más grandes criminales de nuestra historia, son nuestras víctimas. ¿Qué tan necesario es un ministerio de Cultura en una Nación? Ningún país necesita de un gabinete que dirija y oriente las actividades creativas de artistas y pensadores. Lo que se necesita es financiación y manutención de los bienes culturales y fomento enorme a proyectos surgidos de cuanto individuo o grupo desee hacer arte y espectáculos. Dirá usted que eso es lo que hace Min Cultura, pues no, lo que hace es, como estalinistas que son, proteger a sus agentes de agitación y propaganda para que diseminen con la máscara de las artes y las letras, la danza y el teatro, el cine y la prensa, las tesis de que en este país no hay democracia y que debemos convertirnos en otra Venezuela. Mire lo que premian, no la poesía, sino a un señor que siendo indígena, dice ser poeta, o a un afro no por buen narrador sino porque es afro, pura demagogia, pura politiquería mamerta. Además son los centros de educación grandes y pequeños los que deben recibir apoyo económico y promocional para que en


su seno surjan las creaciones individuales y colectivas. ¿A quiénes llama usted la Social Bacanería? La Social Bacanería es la nueva casta ideológica y vasalla que creó el Frente Nacional con la tesis de Lleras Restrepo de que nada mejor que arrojar al otro mundo, al mundo de la cultura entre comillas, a quienes consideraba desadaptados sociales. Por eso es que en las Universidades y los Institutos descentralizados del país y ahora en muchos ministerios reposa esa franja de ineptos cuya principal actividad es fomentar la disolución del estado de cosas, no importa cual estado de cosas se trate. Una suerte de Guampas que no soportan que nada persista en pie, que dé resultados, sino que hay que trastocar, volcar, hacer trizas. Son los que dicen apoyar a los homosexuales pero privado tildan de maricones a quienes no quieren, o apoyan el aborto pero nunca han preñado ni parido, los que aman el chavismo pero no vivirían allí, los que apoyan a Castro siempre y cuando solo permanezcan en Cuba los cinco días de sexo desenfrenado con un chico o una chica pobre y hambrienta a quien dejaran su pantalón vaquero como recuerdo, los que odian el imperialismo pero que se mueren por pasar las navidades en New York patinando en Rockefeller Center, Guampas recorriendo Europa en un lujosos autos de alta gama mientras se detienen en Ámsterdam a proporcionarse un pericaso y departir con Alonso Cano que está tomando te en el consulado colombiano el diplomático se sopla un canuto. Eso es la Social Bacanería. Usted ilustra el libro con recortes de prensa, columnas de antiguos diarios, fotografías de vacas sagradas semidesnudas, ¿por qué hizo esto, que pretende con ello? Solo que esas fotos son el retrato preciso de la Social Bacanería. ¿Qué le parece el Doctor Carlos Gaviria, presidente del Polo Democrático, feroz enemigo de Alvaro Uribe, presidente de la “impoluta” Corte Institucional que presidió por cinco años y ahora sabemos es la más corrupta de todas, amigo de que todo el mundo se fume su tabaquito e inventor de una beca de por vida para el fariano Fernando Rendon del Festival de Poesía de Medellín, posando semidesnudo con otros majaderos en una parodia de La Ultima Cena donde una prepago hace de Jesucristo, o disfrazado de Romano o muerto de la risa con una meretriz que anda buscando como una loquita en el Parque Lourdes al hijo de Daniel Samper para cobrarle una plática? El DOTOR Gaviria es el TOGADO más Social Bacano que ha tenido Colombia. ¿La Cultura en Colombia tiene tintes de mafia? Nada más cierto, es una de las mafias más feroces y que más daño hace a Colombia. El Ministerio es la Casa de Cultura de Don Corleone, y no me haga decirle quienes son Don Vito, Michael, Sonny, Peter Clemenza, Sal Tessio, Virgil Sollozzo, Tom Hagen o los Barzini, los Tattaglia o Johnny Fontane o Connie y Fredo Corleone. ¡Virgen del Carmen! La que descubriríamos. ¿Qué ocurre actualmente con los movimientos culturales?, ¿cómo los percibe? Pues muy mal porque todo el dinero y el trabajo está al servicio de los intereses de las empresas privadas que venden bienes culturales, tanto nacionales como extranjeros. Hay una minúscula minoría que recibe algunos beneficios, pero la mayor parte de la torta se la llevan los

grandes empresarios culturales, los que venden música, cuadros, libros, cosas viejas, y los empresarios del espectáculo, los que organizan los Hay, los Hey, los Mey, todas esas burundangas donde la minoría derelicta se embriaga y fornica a costa de la plata de todos nosotros. Usted es un throll al que nada le gusta, pero díganos ¿qué le gusta a usted, qué o quiénes merecen sus halagos? A mí me gustan muchas cosas, en los periódicos hay muchos artículos míos que dan testimonio de mi admiración por escritores y artistas, yo he escrito en mucha parte, es más lo que he elogiado que lo que he vituperado. En el campo de la literatura, poesía, narrativa, usted que dirige una revista especializada, ¿ve un panorama de optimismo? Siempre hay campo para el optimismo. Y las cosas tendrán que cambiar. Pero recuerde que mi revista no ha recibido nunca, pero nunca, un solo peso de apoyo para hacerla ni de los ministerios, ni de las secretarias ni nada. Y no es que no haya pedido como un mendigo apoyo. Es que mi castigo es ser despreciado, ser un leproso de la cultura. Mi revista ha salido 58 veces, la publico hace más de diez años porque la hago yo mismo en unos computadores, y yo mismo la diseño y no pago colaboraciones porque no tengo como. Pero ahí va. Volviendo al libro, usted muestra a los escritores, ya sean poetas o narradores, como un nido de víboras, de arpías queriendo sacarse los ojos las unas a las otras, otras veces los retratas como damiselas vendidas al mejor postor, ¿qué argumentos le mueven a pensar así? Quizás se refiera usted a los narradores, esa guilda de chaperos que satisface los apetitos de Alfaguara, y que por supuesto, se odian los unos a los otros y están liderados por unas arpías de la peor calaña. Es que para ser narrador ahora en Colombia hay que lamer mucho hielo. A quiénes excluye de esa cultura de la que se habla en su libro, ¿les debe algo a esos excluidos si los hay? Yo he escrito un libro sobre los poetas colombianos que considero notables y en este libro del que hablamos hay un extenso capítulo sobre la novela posterior a García Márquez donde exalto unos cuantos buenos e importantes narradores. ¿Qué le ha costado ser Harold Alvarado Tenorio? Mucha soledad, pero la he conocido desde que llegué a Bogotá a los doce años para no volver nunca al pueblo donde nací. ¿Por qué tanto odio con las FARC? No tengo ninguna fijación con las FARC, lo que sucede es que son el más grande cartel de la droga del mundo, los más implacables asesinos, secuestradores, reclutadores de menores, enemigos de la democracia, odian a los escritores independientes. Y le juro sobre mi cadáver que no tendrán piedad con ninguno de los que se opongan a sus propósitos como está sucediendo en Venezuela. Hoy hay que dejar tanta ingenuidad, ellos no van a firmar ninguna paz, ellos van por el poder pero para jodernos a todos, tienen metido en la cabeza que son predestinados y que todos los crímenes que comenten son un acto de justicia 42


revolucionaria. Pablo Catatumbo secuestró a mi tío cuando tenía ochenta y tres años, lo tuvo en una jaula de hierro en un zulo a cinco metros bajo tierra y le daba una colombiana al día, para liberarlo hubo que llevarle hasta su cueva dos camiones repletos de billetes de banco. Y a mí casi me matan los paracos por confundirme con un partidario de las guerrillas cuando toda mi vida los he detestado. O quizás porque algunos de esos perversos poetas que hay en Colombia los indujeron a ello. Fernando Rendón dice dónde va que soy un paraco, y quien sabe que más cosas dirán Piedad Bonnet y el capo del Nadaísmo. En la Internet hay una carta firmada por ochenta

poetas colombianos acusándome de paramilitar, como le parece. Le aseguro que por esta entrevista me tendrían ya en La Tumba de Caracas. ¿Cómo ha enfrentado las demandas que le han debido a sus denuncias, como va ese asunto? La única que me ha demandado es la ministra, porque los otros saben que siempre me cuido de decir la verdad y tengo como probar lo que digo. Mire si no en mi libro la retractación del capo de la poesía de Medellín.


¡Salvemos a los libros! El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa alertó sobre los riesgos de la revolución audiovisual y el peligro de que el libro quede relegado a los rincones, por lo que llamó a los jóvenes a rebelarse a través de la literatura

académicos. "Las letras son claves para avivar el espíritu crítico que da impulso al progreso social", señaló.

Conferencia sobre ¨Víctor Hugo y mis pasiones literarias¨ Monterrey.- El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa alertó sobre los riesgos de la "revolución audiovisual" si las letras quedasen relegadas a "los rincones", lo que se traduciría, a su juicio, en un "un gran empobrecimiento de la humanidad y de su sensibilidad". En ese sentido, el escritor peruano llamó a los jóvenes a "rebelarse a través de la literatura, buscando un mundo mejor". Vargas Llosa participó en un encuentro en el Instituto Tecnológico de Monterrey, el principal ateneo privado del país. Durante la conferencia, celebrada en el auditorio Luis Elizondo en Monterrey, la capital del estado norteño de Nuevo León, el novelista se dijo preocupado por la reducción de las materias literarias en beneficio de las asignaturas "técnicas" en los centros

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El autor de "La ciudad y los perros" y "Conversación en La Catedral" manifestó que aunque en las aulas se da más importancia a los contenidos que "permiten encontrar buenos trabajos y buenos sueldos", no hay que olvidar que "la literatura es mucho más importante de lo que algunos creen”. Por ello, convocó a los jóvenes a "inconformarse con el mundo que les tocó vivir", al impartir la conferencia "Víctor Hugo y mis pasiones literarias" dentro de la Cátedra Alfonso Reyes, que imparte cada año la institución académica. El escritor visitó la Biblioteca Cervantina de la universidad, donde mostró su asombro por las ediciones únicas de El Quijote que forman parte de su acervo.


ALBERTO CASTILLO VICCI Finalista en la Sección Narrativa-cuento I CERTAMEN MUNDIAL EXCELENCIA LITERARIA M.P. LITERARY EDITION

Sección “Narración Breve” LA FÓRMULA FINAL Los sabios han predicho que para este siglo se concebirá una Teoría del Todo que por sí sola explicará todo lo que existe. Con tal teoría será posible, en principio, predecir todo cuanto ocurrirá, no sólo en el mundo físico, sino en el de las ideas y pensamientos. Por ejemplo, ya predijo que sería escrita esta narración breve y exactamente el número de palabras y cada una de ellas con que se escribió. Entonces, la Totalidad de cuanto existe se reducirá y será explicada por eventos físicos de acuerdo a la Teoría del Todo. Y fui yo, el último de los hombres sabios, su inventor. Además, la reduje a una fórmula: “Todo es lo que es o no es posible que sea”. Y expresé en probabilidades para cualquier acontecimiento una y otra alternativa. Los nuevos computadores cuánticos que consideran simultáneamente todas las respuestas posibles a una pregunta, empleando mi fórmula, les responderán, a quienes les pregunten por algún acontecimiento, si se dará o no; y al predecirlo, ocurrirá o no ocurrirá, según lo predicho. De manera que todo es ahora predecible. Mi temor en hacer pública mi fórmula final, es que cuando los hombres realicen que todo es predecible, ya no les importe hacer o no hacer algo, pierdan el interés en vivir y la vida autoconsciente en el planeta se acabe por mengua. Pues si algo

hacen, es porque está predicho que lo harían; y si no lo hacen, de la misma manera, está predicho que no lo harían. Sin embargo, predicho o no, probaré mi fórmula final públicamente, enviando estas palabras al I Certamen Mundial Excelencia Literaria. Alberto Castillo Vicci Apreciado Concursante: Me resulta muy gratificante hacerte partícipe de que has resultado finalista en la sección narrativa/cuento del I Certamen Mundial Excelencia Literaria MP Literary Edition, y que tal como establecen las bases, se procederá a publicar tu obra en una antología de finalistas. Conscientes de que en ocasiones algún autor puede tener un despiste, enviando una misma obra a otros certámenes, nos dirigimos a ti notificándote que si en el plazo de 24 horas desde la recepción de la presente no nos comunicas tu oposición o cancelación renunciando al premio, tu obra se publicará en dicha antología, resultando con posterioridad imposible su borrado. Lo que te trasladamos para que así conste a todos los efectos. Un cordial saludo.


Toni Morrison ubica nueva novela en un mundo foráneo La autora de obras como "Beloved" y "Jazz", que transcurren en el pasado lejano, regresa con un libro cuya trama sucede en la actualidad. Nueva York.-(AP) Toni Morrison, autora de 11 novelas y ganadora de grandes premios, tuvo dificultades para escribir su nuevo libro, "God Help the Child". La autora de obras como "Beloved" y "Jazz", que transcurren en el pasado lejano, regresa con un libro cuya trama sucede en la actualidad. "Es muy autorreferencial. Una de las cosas más importantes que suceden es `Yo. Yo. Yo, yo, yo'. `Mírame. Mira mi foto. Mira mi novela. Escribo sobre mí misma. Mira mi historia"', dijo en una entrevista reciente en su apartamento en Manhattan. "No me malinterpreten. Algunas partes son muy buenas. Pero no es una invención de algo que no sepan. Es sobre ustedes mismos". No hay en la novela un personaje que represente a la autora, nadie que viva siquiera remotamente como la famosa ganadora del Nobel de 84 años. En vez ha escrito un cuento de hadas moderno, con personajes de un solo nombre, cualidades mágicas y transformaciones e interrogantes sobre raza y amor y sobre cómo acabar con la maldición del egocentrismo. Bride, una mujer negra de piel tan oscura que su madre de piel clara, Sweetness, le teme, es una emprendedora de los cosméticos acechada por una terrible fechoría de la infancia: alentada por su madre, acusó falsamente de abuso sexual a su profesor de la escuela. Entretanto, el amante errante de Bride, Booker, nunca se ha recuperado del asesinato de su hermano a manos de un adulto en quien confiaba, el supuesto "hombre más amable del mundo". Bride y Booker no pueden escapar de sus problemas ni de sí mismos. Booker está demasiado traumatizado como para mantener una relación de largo plazo; Bride está tan ahogada por las dudas y el odio a sí misma que sus pechos desaparecen. "La memoria es la peor parte de la sanación", observa Bride. Morrison cree que su cometido como escritora es cambiar el pensamiento convencional, ya sea sobre raza (una creación social, la llama), o la felicidad. El amor romántico o la realización profesional es la resolución ideal de la mayoría de las historias; Morrison favorece la "adquisición de conocimiento". Sweetness, por ejemplo, ha sido una madre irresponsable, pero al menos puede reconocerlo. "`Una vez fui bonita', pensó, `muy bonita, y creí que era suficiente"', escribe Morrison acerca de Sweetness. "Bueno, de hecho, fue así hasta que no lo fue, hasta que tuve que ser una persona de verdad, es decir, una persona pensante. Lo suficientemente inteligente para saber que el peso pesado es una condición, no una enfermedad; lo suficientemente inteligente para leer las mentes de la gente egoísta del modo correcto. Pero 46

la inteligencia llegó demasiado tarde para sus hijos". Nacida en Lorain, Ohio, en 1931, Morrison es una lectora compulsiva desde la niñez. Enseñó por varios años en la Universidad de Howard, de la cual es graduada, antes de ingresar a Random House como una editora a mediados de los 60, cuando era virtualmente la única mujer negra en el sector, un porcentaje que difícilmente ha cambiado a lo largo de décadas. También era una madre soltera que trabajó en su tiempo libre en lo que se convirtió en su primera novela, "The Bluest Eye" ("Ojos azules"), publicada en 1970. Los 20 años siguientes saltó a la cima del mundo literario ganando un premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros por su novela de 1977 "Song of Solomon" ("La canción de Salomón"), un Premio Pulitzer en 1988 por "Beloved" y el Nobel en 1993. Uno de sus secretos, dice, es su "tinta invisible", o la capacidad de expresar un mensaje sin predicar, como no revelar el color de la piel de su personaje en "Paradise" ("Paraíso").


ATARIGUA (*) Cuento de Juan Páez Ávila que se publica, a solicitud de algunos profesores y estudiantes de la UPEL 1.980 muertos, 480 vivos. Todos tenemos que salir de aquí. Primero los muertos. Romelia lideriza el traslado. Si pudiéramos hacer algo, Dr. Ibarra, si pudiéramos traer el río, si pudiéramos hacer llorar el cielo. Aquí murió mi padre hace más de veinte años, y hace algunos meses se ahogó. Sólo pude salvar a mi madre, cuando conseguí el dinero que costaba desenterrarlo y trasladarlo al nuevo cementerio, ya era demasiado tarde, las aguas comenzaban a inundar el pueblo, la noche comenzaba a inundar el día. Los muertos salieron en hombros de sus familiares y amigos. Una caravana de hombres, mujeres y niños transportaron sus muertos y los volvieron a llorar. Dr. Ibarra, tuvimos que enterrarlos dos veces y el llanto fue igual o peor. Todavía hay algunos que lloran, no saben si el muerto que enterraron la segunda vez, era su muerto. Las autoridades no permitían que los familiares se acercaran a la primera tumba. Los pocos vivos que quedaban en el pueblo podrían empezar una nueva vida en la nueva Atarigua. Las crisis nerviosas, los dramas y los encuentros no previstos por muchos años de ausencia, debían soslayarse. Deberíamos prepararnos para un nuevo mundo, para un cambio total. Quizás hubiera sido mejor que nos hubiéramos ahogado todos, solamente hubieran tenido que trasladar el cementerio. Ahora estamos lejos del río y no tenemos agua. La poca que traen en camiones cisternas se la venden a los amigos del Gobernador. Ayer decidimos ir al río. Varias personas caminamos cinco o seis kilómetros –ya no sabemos a qué distancia quedaencontramos un nuevo camino, las piedras habían cambiado su color y sus formas. No quisimos tocarlas por temor a que su peso no fuera el mismo. Los árboles eran otros, muchos no los conocíamos ni los sentíamos nuestros amigos. Los pájaros no estaban, pero algunos vientos habían regresado. Cuando llegamos a la vieja Atarigua no vimos ni una casa en pie, no pudimos tocar nuestras viejas casonas, todo se había diluido en las aguas de la represa. Unicamente las estructuras de concreto armado de la Medicatura Rural y del Comedor Escolar permanecían erguidas. Seguimos avanzando, medimos los metros que separaban la Medicatura de la Casa Rural, pero no la encontramos. Nadie quiso dirigirse al cementerio donde estaban los muertos ahogados. Yo me separé del grupo y avancé –no podía nadar hacia a la tumba de mi padre, no estaba segura que era allí, no encontré marca alguna, pero algo me decía que era el lugar donde –primero- habíamos lo enterrado y donde –muchos años después-se había ahogado. No necesité separar las aguas para ver su imagen. Su reclamo era inevitable y no podía evadirme, me sentía responsable de su segunda muerte. ¿Por qué me dejaste ahogar? ¿Por qué no hablaste con el Gobernador, con el Presidente, que fueron mis amigos? Yo fundé con ellos aquí los primeros grupos de acción social para luchar por el progreso del pueblo, yo fui juez, yo traje el agua del río para calmar la sed de los más pobres, yo dirigí la construcción de la Iglesia que se la tragó el agua. El agua llegará hasta doce metros más arriba de la cruz del campanario cuando la represa se vuelva a llenar, entonces no podrás volver a verme. Cuéntale al Dr. Ibarra, que desde aquí salió el General Juan Estanislao Castañeda al encuentro con Simón Bolívar, para sumar al 47

Ejército Libertador un pelotón de soldados, reclutados en la colonia indígena de los Curigunas, a quienes el Dios de la guerra no les permitió regresar a morir ahogados en la represa; que Atarigua fue fundada por nuestros antepasados más acá de la quebrada de Las Raíces, cuya creciente ahogó a todo el pueblo de Las Playitas; que miles de temblores nos han hecho mucho daño; que seres extraños nos han agrietado la vida; que durante muchos años perfeccionamos la naturaleza, convivimos con ella, le dimos alegría a sus soledades, plantamos su desierto, y para que no sufriera los efectos de la soledad, regamos sus praderas con miles y miles de chivos, con sus chivitos, con sus padrotes, para que no se acabaran nunca; que antes de Atarigua aquí existieron otros dos pueblos llamados El Cujizal y La Raíz y que ambos también desaparecieron ahogados; que desde el fondo del lago, yo celebro la mudanza de Atarigua para que no se ahogue más, para que no se ahoguen los vivos, porque los muertos seguiremos en las profundidades de la represa. Romelia intentó seguir su ruta hacia el río. ¡No debes avanzar! La voz del padre reconstruía en ella la imagen totalizante de la vieja Atarigua. Tienes que elevarte sobre el nivel de las aguas, tienes que volar más alto que los pájaros, para que devuelvas a Atarigua un poco de su antigua paz, de sus costumbres, de su vida sencilla, en fin, de su cultura. ¿Por qué dejaste que les acabaran los chivos? En las casas sin terreno no se podrá construir el corral, recoger las cabras, ordeñarlas, separar los cabritos y aumentar la cría. -Yo no estuve de acuerdo con construir las casitas pegadas unas de las otras- contestó Romelia. -Los creadores de la aldea rural, los planificadores, los sociólogos, los técnicos lo decidieron todo: “Cambiaremos la cría de chivos por la pesca en la laguna, cambiaremos las costumbres, cambiaremos la vida”. Descansa en paz. Romelia avanzó resueltamente hacia el río, miró a los lados, aguzó el oído, vio la corriente cristalina del manantial y oyó el silencio de las aguas. Su cuerpo recibió el hechizo del viento y decidió vivir indefinidamente en el río. Sintió correr los días, los meses y los años y regresó a Atarigua. Visitó a Carmen Sánchez, Carmelita, la mujer más vieja del pueblo, la más querida pero la más pobre: “Yo no sé si será bueno mudarse, si es como dicen que es mejor, yo quiero una casita que tenga una puerta y una ventana por donde sólo puedan entrar de noche Dios y la Virgen. Yo no tengo nada que mudar, sino mis ollitas. ¡Si fuera tan bonito el otro pueblo como éste!”. Romelia visitó la escuela. La Directora se entusiasmó: “Yo quiero todo esto como si fuera de aquí. Sí. Allá tendremos mejor local y dotación, los niños aprenderán más y aumentarán sus sueños de navegar por el lago, por otros mares y océanos del mundo. Los fines de semana y durante las vacaciones podrán bañarse en las playas que van a construir en la laguna y podrán verse en el espejo transparente de las aguas. Si a un salón van los niños del caserío El Cardón, a otro los del Bebedero y a otros los de la Quebrada del Tigre, todos los niños de estos campos se reunirán para aprender las lecciones de la escuela, a nadar, a convivir con el agua, con mucha agua de la laguna y ¿será verdad? con los botes deportivos que traerá el progreso”. -¡Maestra, veremos muñequitos en la televisión! -


interrumpió un niñito. -También dicen que los maestros tendrán vivienda propia, que vendrán otros maestros con sus cocuyos y esperanzas encendidos. ¡Si todo fuera como dicen! La escuela no tendrá como ésta, las grietas que dejó el terremoto, ni siquiera volverán los temblores de tierra. Todo será nuevo y tranquilo como las aguas de la represa, estaremos más cerca de la carretera, de la autopista y podremos viajar más rápido a las principales ciudades del mundo, a cientos de kilómetros por hora, para alejarnos de la sed. Sólo cuando el lago comience a regar los valles del río y se inicie el cultivo de hortalizas sin temor a nuevas inundaciones, y si hay pesca mejor, y campos deportivos, podremos regresar a educar niños sanos y fuertes, los nuevos hombres y mujeres de la nueva Atarigua. El paso inquietante de los vivos, porque los muertos reposaban en el viejo o en el nuevo cementerio, obligó a Romelia a interrumpir el monólogo de la maestra. Sebastián, un muchacho muy vivaz, capitán desde los diez años de los negocios de su padre, se le acercó. -Yo instalé a mi madre en El Culebrero –nombre que se le daba a la nueva Atarigua, no sólo porque así se denominaba antiguamente el sitio donde fue construida, sino también para hacer más lacerante el recuerdo del viejo villorrio ahogado por millones de metros cúbicos de agua. –Yo me voy primero, porque debo ir a vender esta carga y a traer algunos comestibles, para tener qué ofrecerle a los atarigüenses si la vida continúa en el otro pueblo. Mi papá tenía tres casas en la vieja Atarigua, se las compraron las tres, pero sólo le adjudicaron una de las nuevas, porque alguien chismeó que tenía tres mujeres y por tanto se niegan a venderle las otras dos. Si pudieras hacer algo, Romelia, si pudiéramos conservar las costumbres. Sebastián sonrió y siguió viaje en su pequeño camión al mercado principal de la región. Romelia también sonrió y vio pasar mucha gente, pero no quiso dejarse ver de nadie. Las dudas comenzaron a alejarla de otras personas. -¡Si yo tuviera poder para resolver todos los problemas de este pequeño mundo! –pensaba mientras trataba de salir de su laberinto. Romelia emergió de las aguas del río, no encontró a sus compañeros de paseo, se secó y se vistió rápidamente. Decidió regresar a su casa y bordear las ruinas de la vieja Atarigua para alejar los recuerdos, trazó con la vista un ángulo recto, miró al este y luego al norte, se detuvo en el lugar donde debía estar El Culebrero, las casitas pegadas, sin corrales de chivos y sin flores. Al seguir la ruta de sus pupilas no vio la represa, ni los peces ni los pescadores, pero se encontró con las piedras que el agua de la laguna no había cambiado, los árboles le eran familiares. Estaba muy lejos del pueblo y todo se fue identificando con su infancia e incluso con sus últimos años. ¡Hacía tanto tiempo que todo era como lo veía ahora! Centenares, miles de chivos pastaban en el semidesierto cubierto por flores amarillas que ocultaban la aridez del suelo y daban vida y belleza al pequeño mundo de Romelia; innumerables pájaros caían sobre su pelo y pensó que ella también era un pájaro, que no tenía necesidad de regresar a su casita, sino vivir en la copa de los árboles y viajar por los cielos. Para aliviar el tormento que las tunas causaban en la piel de los chivos, y desprenderlas con prontitud, tenía que caminar muy rápido, hasta que éstos se hicieron nuevamente sus amigos, la

rodearon totalmente y en vez de tomar del suelo las flores de aragüaney, las tomaban de las manos de sus manos. Imposibilitada de regresar de inmediato a la nueva Atarigua, pero a su vez encantada de no poder hacerlo, sintió que una lluvia de flores de curarí o aragüaney caía sobre su cuerpo, desprendida por el viento y por los pájaros como para poseerla en las redes de su polen. Una nube tapó el sol y Romelia vio acercarse la noche, pero como los pájaros continuaban despiertos y los chivos no buscaban sus corrales, eran signos de que aún no había terminado el día y que éste podría prolongarse indefinidamente. Sin embargo, muy pronto –Romelia no podría calcular el tiempo- la voz de un jopeador de chivos se extendió por el horizonte, retumbó en los cerros, regresó con un intenso vibrar en sus oídos y se alejó hasta perderse en el infinito. Como si hubieran oído el toque de una diana, los chivos comenzaron a desfilar hacia un sitio de concentración; los pájaros no atendieron el eco del jopeador, pero iniciaron un movimiento que los enternecía y acercaba entre sí, como si buscaran calor y protección de sus cuerpos, como si quisieran demostrar que estar más cerca uno del otro, los hacía más amorosos y los preparaba para cuando los arropara la oscuridad. Romelia no se sintió totalmente sola. Sobre los árboles, sus amigos, todavía no habían declarado silencio absoluto, algunos rayos del sol le alumbraban el camino a su nueva casa. Se levantó y el viento pegó su suave vestido a su cuerpo, respiró profundamente y esta vez se sintió poseída por la tarde. Caminó en dirección opuesta al sol y mientras avanzaba sus espaldas recibían un calor estimulante que la impulsaba, jadeante hacia Atarigua. El sol en sus últimos destellos, en su agonía, la acompañó hasta que aparecieron las casitas pegadas, sin flores y sin corrales. Sudorosa, Romelia se dirigió a su casa, pero antes revisó el pipote que todas las familias colocaban en las afueras para recibir el agua de la lluvia o del camión cisterna, mientras construían el acueducto. No había agua. El camión tanque no había pasado por su casa. El sudor de sus mejillas, de sus senos y de su cuerpo le insinuó la inutilidad de ir a bañarse al río; la distancia, el camino, el regreso le hacían perder la frescura, le hacían perder la mañana. Romelia se sintió discriminada. Tendría que esperar. Había esperado tanto y eso no le importaba, lo que no entendía era que antes de la llegada de la maquinaria para perforar los cerros, para construir el dique, el agua estaba más cerca; ahora no podía quitarse el sudor de su cuerpo, no podía sentir entre sus piernas la corriente del río. Romelia visitó casa por casa a los afectados. Recordó las palabras de un funcionario del la Gobernación: “Ni una gota más de agua al mar, represaremos toda el agua dulce de la región, regaremos una cinco mil hectáreas de tierra a lo largo de la ribera del río”. -Mañana muy temprano atravesaremos los pipotes vacíos a la entrada de Atarigua, obligaremos al conductor del camión cisterna a que se desvíe hacia las casitas de las familias que no han recibido agua durante toda la semana. -La represa Cuatricentenaria cumplirá también propósitos recreativos. En los 420 millones de metros cúbicos de agua, que constituirán el lago, se podrán practicar deportes acuáticos y se podrá desarrollar la pesca deportiva. -Después que reciban agua las familias más pobres, llevaremos el camión-tanque al parquecito del pueblo, para bañar a los niños que no han vuelto a jugar, porque la ropa se les pega al cuerpo con el sudor que no se 48


-Si pudiéramos hacer algo, Dr. Ibarra. Toda el agua se fue a la mar. Una mano invisible desde el fondo del lago o una acción irresponsable desde la superficie hizo desaparecer la represa. Duraremos mucho tiempo sin agua. No sabemos hasta cuándo. En el camino a su casa sin corral y sin flores, Romelia se sintió abrasada por el desierto, abatida por el viento, abandonada por las nubes que sobre su pequeño e irrenunciable mundo se llevaban el agua hacia la lejanía. Muy lejos de Atarigua.

quitan desde hace varios días. -La pesca puede servir como una nueva fuente de ingreso, para los habitantes de los pueblos cercanos a la represa. -Hay que llenar de agua las taparas, para que cuando nuestros maridos salgan a cazar iguanas, no se mueran de sed. Por las calles de la nueva Atarigua rodaron los pipotes vacíos hacia la entrada del pueblo. El sol se ocultó tras unas grandes nubes y los niños jugaban inmóviles. Solamente las mujeres desafiaban el paso de los vehículos. Algunos hombres observaban a prudente distancia. El camión cisterna se desvió de la autopista hacia el ramal que conduce a la nueva Atarigua. Nada hacía pensar al conductor una posible interrupción de la vía, hasta que observó el tumulto en las afueras del villorrio, lo cual le obligó a frenar violentamente. Romelia abordó el camión por el lado izquierdo, de pie sobre el guardafango; otra mujer lo hizo por el lado derecho. El conductor comprendió y obedeció tranquilamente. Recorrieron el sector marginado, se llenaron los envases, se bañaron los niños mugrientos, se lavaron ropas sucias y se bebió agua desesperadamente hasta agotar el depósito rodante. Romelia y su amiga entraron a la cabina del camión y ordenaron al conductor: -¡A Carohana! Los que recibieron agua comenzaron a repartirle a los que faltaban por llenar sus pipotes, en espera del regreso del camión-tanque. Adultos y ancianos, hombres y mujeres se bañaron con fruición, algunos cantaban, otros reían, otros gritaban; todos se cambiaron de ropas y algunos celebraban el acontecimiento lanzándose poncheras de agua, como si estuvieran en carnaval. Los niños volvieron al parque con sus ropitas limpias, muchachos y muchachas soñaban con regresar a la escuela con sus uniformes planchados. Algunas jovencitas se asomaron a las puertas de sus casas para lucir sus vestidos nuevos, las mujeres regalaban agua a todo el que pedía y los hombres tomaban cerveza para celebrar la hazaña de sus mujeres. El camión-tanque entró a la autopista. Romelia sudaba copiosamente, su compañera sudaba, el chofer sudaba. -La segunda etapa de la represa Cuatricentenaria, que ya está prevista, podrá abastecer a Carohana, la principal ciudad de la región, a razón de 500 litros por segundo hasta el año 2050. La autopista acercaba la distancia, la tarde acercaba la noche. Romelia lucía radiante mientras el camión-cisterna se desplazaba. El depósito elevado del acueducto apareció ante sus ojos. En la medida en que se acercaban a los grifos públicos, aparecía una larga cola de personas con sus envases en las manos, esperando su turno para llenarlos. Todos bajaron y Romelia preguntó a un vigilante municipal, cuánto tiempo tendrían que esperar. -No hay agua en el depósito del Acueducto –respondió el policía encargado de mantener el orden. Romelia y su amiga debían regresar. No habían pensado quedarse hasta el siguiente día. Hablaron con el chofer y éste, nuevamente comprensivo, aceptó llevarlas a la nueva Atarigua. En la autopista casi no hablaron. Cuando entraron a la carretera que conduce al pueblo, la indignación se marcaba en el rostro de Romelia. La algarabía comenzó a oírse. En las calles esperaban más agua. El camión se detuvo lentamente. Desde el guarda fango dijo con firmeza en la voz: -¡No hay agua en Carohana! El grupo de personas expresó dudas y protestas, luego comenzó a disolverse. Romelia fue al telégrafo y allí escribió:

(*) Premio de Cuentos del diario El Nacional, 1980, Caracas.

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