El miedo urbano bajo la luz

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EL MIEDO URBANO BAJO LA LUZ Juliette Mallen

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Over fear and into freedom Paolo Nutitni

Mi Ăşnico paĂ­s es mi memoria y no tiene himnos Alejandra Pizarnik

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AGRADECIMIENTOS Escribir no es un acto sencillo. Escribir implica sumergirse en profundidades creyendo que en algún punto se encontrará terreno firme. No sería capaz de escribir estas líneas, sino fuera por quienes me han dado cápsulas de aire durante el hundimiento. Este escrito es el trabajo de varios años de reflexión, en los que he caminado por errabundeos flâneuseando, examinando mi experiencia de vida, como mujer y como arquitecta. Muchos de los trayectos los he disfrutado en compañía, por eso, me es difícil agradecer a tantas personas que me han impulsado en momentos críticos dándome la mano cuando creía que el aire estaba por agotarse. Quienes pensaron conmigo mientras discutíamos y compartíamos supuestos, en el rigor total y en las conversaciones más amenas que son momentos imborrables en ambos escenarios. Por eso y por más, me es valioso agradecerles su incondicional apoyo.

A Luis Lopez, amigo y mentor, que me situó en las derivas para después ponerme frente al muro. A mis profesores, Carlos Flores y Raymundo Ramos, por su feedback constante con fuerza Jedai. A mis tutoras, Graziella Trovato y Magdalini Grigoriadou, por su lectura a mis palabras, por los retos que me regalaron y por su compañía en mi caos. A maca5, por la experiencia inolvidable, que sinquererqueriendo me permitió conocerme mejor y me enseñó a quererme en medio del vacío. A la legión de hermanos y hermanas en Tepic, Rodolfo, Omar y Luz como los primeros combatientes, de quienes aprendí a mantener firmeza sin renunciar a la sensibilidad. A Mónica Álvarez, por sus brazos que me salvaron en un contintente desconocido. A la Mezcalería Alambique, por ser familia. A Dante, por comprender. Por último mi más valioso agradecimiento, a mi Madre, a mi Abuela y a mi Abuelo, de quienes me siento honrada de ser parte de sus vidas, por cuidarme, amarme y apoyarme.

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-Exponga entonces su pregunta

-¿Objetivo prinicpal?

-¿Objetivo general?

- ¿Qué pretende conseguir?

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-¿Cuáles son las condiciones que delimitan a una espacialidad del miedo?

-Definirla

- Construir el caso, como primera aproximación

- Reivindicar el sentido del miedo urbano como un miedo civil, ganar un espacio de libertad política

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Edición 2020. Era COVID - 19 Ed. Calle de la Esperanza, Madrid. Coolaboración con: Universidad Politíecnica de Madrid y Máster en Comunicación Arquitectónica. ISBN: XOX-OX-OXO-XOXO-X De los textos: Juliette M. Diseño gráfico; Ilustración collage: Catherine M.

VAMOS VIENDO ¿QUÉ PUEDE PASAR?

ESTUDIO DEL MIEDO COMO COMPLEJIDAD VARIABLE EN LA CIUDAD.

Boceto de las arquitecturas del caos y las espacialidades del miedo. Una alternativa para craqueo de la ciudad a través del miedo civil.

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SIGUIENDO EL RASTRO DEL MIEDO URBANO

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RESUMEN El miedo urbano es un término que no existe. A falta de uno más apropiado, se hace uso de él para referenciar el contenido simbólico que contienen las ciudades respecto a su experiencia. Para llegar a él, se sigue el rastro por las arquitecturas del caos y las espacialidades del miedo, ambas, recaen en la práctica y experiencia corporal con lo arquitectónico. El miedo se recrea constantemente a través de representaciones creativas y artísticas, haciendo de él, discursos y narrativas; en ese vínculo, las prácticas en la realidad y la imagen convergen en un movimiento de intericonicidad que fundamentalmente se trata de la relación cíclica entre ambas; sin embargo, el miedo urbano se suscribe principalmente a la realidad y al sentido del poder, a partir de allí se construye en metáforas y analogías.

Palabras clave: Arquitectura; Espacialidad; Caos;

Miedo; Cuerpo; Poder; Resistencia.

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¿Qué tiene que ver la arquitectura, con el cuerpo y con el miedo?

PRÓLOGO. Exclusivo para MACA RESUMEN ¿De qué va este discurso sobre las arquitecturas del caos y del miedo, si están lejos de una realidad como la madrileña? ¿Que parecen lejanas para pensar la ciudad, los espacios y los afectos cercanos? Las arquitecturas del caos y las espacialidades del miedo representan parte de la realidad global. A pesar de no tener un nombre común para su estudio, gran parte del acervo intelectual para abordarlo proviene del pensamiento europeo. Clarificando, una arquitectura del caos sucede desde estructuras de caos: a través de comunicaciones atrofiadas y dirigidas; sucesos públicos condicionados (y mediados) por intereses personales u organizados; y con jerarquías impuestas que se forman tras romper otras. Las espacialidades del miedo, provocadas por el mismo caos, recaen en el silencio, el cansancio y la indiferencia. Es decir, que vivimos en ellas constantemente. 16


Quien genera poder convoca seguidores, y quien pone en juicio dichos poderes se ve como un riesgo al sistema implementado. Entonces, la estructura termina por ser asumida, aunque no sea ua sola persona quien reconozca el sistema y los intereses que lo atraviesan. Si bien esto no provoca miedo en sí, es base para un coctel de agotamientos. Nadie dice nada, y a pesar de los pensamientos de defensa compartidos, impera una arquitectura estructurada por prácticas y discursos hostiles, dejando bajo la alfombra, aquello que la situé en una posición inestable. En esta investigación, se pone en relieve a la arquitectura como disciplina que concibe, ejecuta y opera espacios, siendo una crucial promotora en las maneras de habitar en los espacios percibidos. Las arquitecturas del caos y del miedo, están más allá de las fotografías de pueblos, ciudades y países en otras latitudes del mundo, por el contrario, pareciera que se encuentran siempre cerca, siendo espacios que se dejan de nombrar cuando podrían ser discutidos. El miedo, a pesar de sus múltiples caras y subjetividades, es una representación del silencio. El miedo civil son los silencios acumulados, que esperan brincar la brecha del caos. A este nivel existen dos capas que siempre están orbitando y condicionándose entre sí, la primera es la capa del espacio tangible y el papel que juegan en él la arquitectura y el urbanismo, la segunda, la capa de los cuerpos que se articulan o segregan en respuesta a los mismos espacios. Es claro que la hostilidad, el caos y el miedo, son conceptos complejos, subjetivos y con muchas caras. Sin embargo, hasta este punto de la investigación se trabaja sobre las espacialidades condicionadas por las hostilidades, que a su vez generan arquitecturas del caos, o desde el caos. Si bien una ciudad hostil, tiene un criterio preclaro desde el pensamiento europeo, existe una brecha a lo que se entiende como hostil desde otras partes del mundo: lugares donde las condiciones políticas, económicas y culturales son resultado de en un combo de precariedades dentro de la ciudad. Es preciso considerar que la arquitectura ya no es necesariamente un edificio, sino también, la manera en que se mueven las cosas, las distribuciones de las ideas y de los cuerpos. 17


M I E D O

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EL CASO MIEDO URBANO RITUALIZADO ...91


EVIDENCIAS 39... LAS CAPAS DEL ESPACIO 42... LA COMPLEJIDAD DE LAS CIUDADES 49... GEOGRAFÍAS DEL MIEDO 55... COMUNICACIÓN, ARQUITECTURA Y PODER 61... TEORIAS DEL SHOCK Y DEL CAOS SOCIAL

ESCENARIOS 72... ARQUITECTURA Y CAOS 75... ESPACIALIDADES DEL MIEDO 79... ARQUITECTURA COMO CASTIGO 85... PRODUCCIÓN SOCIAL DEL MIEDO

U R B A N O

TESTIMONIO

CIUDAD RESISTENCIA ...99

C ONC LU SION E S 143... ÚLTIMAS APROXIMACIONES 147... CONCLUSIONES 19


INTRODUCCIÓN Este Trabajo de Fin de Máster postula a las arquitecturas del caos como facilitadoras para las espacialidades del miedo, el resultado entre ellas es el miedo urbano. Un pacto entre las ciudades hostiles y las teorías sociales del caos. La investigación se presenta como una aproximación al tema mientras procura seguir el rastro tras la huella del miedo urbano, término aplicado a falta de otro más apropiado. El TFM se articula en dos secciones y una propuesta gráfica. La primera de las secciones incluye los conceptos que acercan y justifican la base teórica para exponer a las arquitecturas del caos y definir su relación con las espacialidades de los miedos urbanos. En la segunda sección se desarrolla un artículo con estilo periodístico, en él se desarrollan los conceptos de la investigación considerado un caso de estudio para el miedo

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urbano: el género. El artículo se desarrolla a partir de determinados Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Siendo una investigación de la comunicación arquitectónica donde el lenguaje de lo urbano es una parte fundamental, se profundiza en la lengua escrita para transmitir el oficio de la arquitectura. El estudio del miedo en la ciudad implica preguntas básicas y rigurosas ¿Quién construye el espacio? ¿Cómo construimos espacialidades? ¿Cómo estamos haciendo sociedad? ¿De dónde vienen los discursos que se mueven entre ciudad, arquitectura y cuerpos? La retórica se articula en medida que el miedo se entiende como una variable dentro del estudio de las ciudades.


un tema de investigación vinculado con una de las experiencias humanas universales, aquí son valiosas las referencias provenientes de otros campos afines, por ello aquí interceden la geografía, filosofía, sociología, antropología y las comunicaciones. Claro está, que el miedo como tal no se circunscrita a la teoría ya que, al ser práctica, pasa del discurso a la representación, esto ha dejado un camino por los procesos de intericonicidad que se retroalimentan de imágenes, corporalidades y espacialidades (arquitectura, persona y ciudad); Por este motivo se hace uso del método del muro, mismo que parte de las culturas visuales y las prácticas sociales como en el caso de la antropología visual.

La finalidad de la investigación es posicionar al miedo urbano como una de las consecuencias que provienen de la mediación arquitectónica en las sociedades del control. El miedo inducido por las hostilidades urbanas y el caos espacial, esta dimensión se construye como un síntoma que atraviesa problemáticas urbanas globales, y es, a su vez, una oportunidad de posicionamiento político ante el sistema de imposición. El propósito de esta investigación se inclina es desenmarcar el imaginario de lo establecido, dar la vuelta a la connotación negativa en el miedo, que sin dejar de serla, a su vez de reconstruye como herramienta de motor y defensa. acción que proviene del cuerpo civil y la perspectiva del género.

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HABEMUS HIPÓTESIS

¿Es posible incluir el miedo urbano como uno de los componentes, de la complejidad organizada (Jacobs, 2011) en las ciudades? Si el miedo se ritualiza como cultura encarnada, interiorizada, hecha cuerpo (Rizo García, 2011), la ciudad que lo asume como componente ordinario y normalizado omite alternativas que la construyan como una ciudad autónoma, de cuidados y de tejidos. En la práctica y en la teoría, una ciudad digna promete mejor calidad en los modos y estilos de vida que ofrece en sí misma. ¿Será que la condición del miedo en las ciudades, no es solo intrínseca por naturaleza, sino que también es el resultado de arquitecturas inclinadas a las complejidades simples? ¿De dónde proviene la construcción simbólica del miedo en la ciudad? Los miedos mediados contienen una gran carga semántica que impactan en los espacios concebidos y percibidos ¿Quién tiene el poder, controla el miedo? La comunicación y la arquitectura son herramientas que construyen realidad, así ocurre una doble mediación. Si el medio es el mensaje (McLuhan, 1967), y ese medio de manera tangible y comunicativa nos sitúa en lo hostil, en el caos y hacia el miedo, nos encontramos ante una anestesia de la conciencia. ¿Por qué la arquitectura, siendo una práctica espacial comunicativa que procura un supuesto beneficio colectivo, ha fundado históricamente, situaciones de crisis a través de experiencias difíciles y deficientes?

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Existe una relación entre espacio y cuerpo. De ahí proviene una intericonicidad que se construye a través de los discursos y narrativas que se crean y se recrean. Esta práctica proviene usualmente por estímulos creativos, que hacen de las experiencias del mundo un acto sensible, sin dejar de lado un proceso comunicativo del poder. El poder, es un ejercicio que se siembra en cada cuerpo. Cuando una alianza se concreta entre intereses y decisiones, el poder se consolida como una estructura, una tecnología de control y de la disciplina, en este proceso, los dispositivos articulados para obtener los fines o los intereses, se convierten en elementos de una narrativa que requiere de mediaciones. Es en esta mediación, el papel de la arquitectura incide como uno más de los dispositivos mediados. El rol de lo arquitectónico es de magnitudes complejas, siendo un proceso comunicativo y formalmente físico, su impacto en la vida de las ciudades es inmensurable. Una arquitectura que media junto con una comunicación mediática, son dos medios potentes, que juntos, pueden consolidar la libertad o el régimen hasta reducirse al nivel de una caminata, tan grande es el impacto que el ejercicio máximo de la desobediencia civil, el caminar, puede ser el último motor

de una resistencia.

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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Si fuera posible la interpelación entre el lenguaje poético y el lenguaje académico, Dagnino resume lo que aquí se problematiza como tema de estudio:

El cuerpo y la otredad. La línea o la frontera que separa y articula un umbral, punto medio entre dos lados. El límite que construye dos realidades al tiempo que es pasaje. La resistencia que se expande y protege cada uno de los polos. El margen del poder ante la humanidad del mundo.

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El registro teórico y gráfico muestran a la arquitectura como una promotora crucial en las maneras de habitar los espacios. Siendo una disciplina que concibe, ejecuta y opera escenarios, tiene un compromiso y responsabilidad ante los cuerpos y la otredad. Cuando el poder interviene construyendo la realidad, construye discurso ¿Qué arquitecturas discursivas existen entre poderes, y con qué fines? Si pensamos en un escenario caótico y apocalíptico, más condicionado a sobrevivirlo que a disfrutarlo, puede ser una experiencia recreativa y memorable durante un periodo acotado. Pero, ¿qué sucede si se piensa como una realidad perdurable? La que dura toda una vida. A pesar de que no existe una sola historia que represente las vidas y los mundos, se presentan algunas de ellas con la esperanza de acercar las consecuencias y dificultades de escenarios arquitectónicamente precarios. Puede que la arquitectura no sea responsable de lo que sucede en las ciudades, pero sí que es una de sus capas, por lo que tiene una incidencia, un papel en el proceso de las vidas que se desarrollan en ellas. El miedo aflora como una de las experiencias que suscitan reacciones o estímulos a través de su relación con lo arquitectónico, y, por tanto, con quien ejerce poder sobre el diseño y la construcción de las ciudades.

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La problemática de la investigación se enuncia en las preguntas ¿cuáles son las condiciones que definen/delimitan una espacialidad del miedo? y ¿son ellas las tierras de cultivo para el miedo urbano? ¿Qué tiene que ver la arquitectura con el cuerpo y con el miedo? Si la arquitectura es parte del espacio ¿qué tiene que ver con el poder, los discrusos y los sentidos? La arquitectura tiene una relación implícita con el cuerpo, siendo el cuerpo el dispositivo que recibe y procesa los estímulos que le hacen experimentar el mundo. El miedo urbano, es una construcción simbólica y discursiva por su representación estética en la vida a través de la humanidad. En esa retroalimentación, la intericonicidad se fortalece por narrativas y escenarios que provienen de la realidad para hacer ficción. Un cuerpo es un canal que le permite al ser caminar, y así, interactuar con el espacio, la ciudad y otros cuerpos. Caminar tiene la relación con el cuerpo, como el cuerpo con la arquitectura, en esta paradoja, caminar es una libertad dentro de este ciclo.

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FUNDAMENTACIÓN TEORICA Y CONCEPTUAL

El caos y el miedo en la ciudad, no son un problema por ser una molestia, son un problema porque AÚ N N O T I E N E N R E S P U E STA.

No existe fórmula que seguir para descifrarlos, en caso de que existan. Por ese motivo, es preciso definir si en realidad es un tema que amerite a su investigación y que procure la solución al problema en sí,

no para eliminarlo, sino para antes comprenderlo.

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Para hacerlo, la fundamentación teórica se presenta por capítulos breves divididos en dos secciones. En la primera sección las teorías y conceptos se plantean como evidencias (estado de la cuestión); en la segunda, los capítulos se presentan como escenarios (marco teórico) donde se articulan las evidencias previas. El estilo propuesto en el compilado teórico es el resultado del método de trabajo sobre uso del método del muro que parte de las culturas visuales y las prácticas sociales, como herramienta de la antropología visual. El método viene de la teoría del marco: todo lo que se ubique dentro de él es el universo del análisis. En él, se vacía y recopila toda evidencia que siga la pista del miedo urbano para su posterior estudio. El resultado es una serie de claves y enlaces que de manera visual parece parte de una investigación policial.

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Será necesario demostrar que estas evidencias y escenarios están conectados, que son partes de un todo y se relacionan cíclicamente. La línea que es limite, no es una simple división de dos polos. Si fuera un círculo y desde su circunferencia se extendieran líneas interiores que lo cruzan, los diámetros serían múltiples, mientras giran desde el epicentro cruzándose entre cuerdas y radios. La línea simple, el límite, es ahora un sinfín de segmentos que se sobreponen y se articulan.

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Si queremos descubrir la influencia sintomática del poder en la ciudad a través del miedo, es necesario demostrar que hay un rastro del que se puede tirar, para entonces, articular un mecanismo de operación. El miedo urbano se ha

formado como un algo que seguir para dar con su caza.

Aun siendo que el resultado de dicha búsqueda, ha permitido entenderlo como un objeto permanente e inasible.

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CAPÍTULO 1 L AS EVIDENCIAS

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LAS CAPAS DEL ESPACIO

EVIDENCIA 1

Antes de presentar el término del miedo urbano, es necesario definir las dimensiones en las que una ciudad se experimenta. Para ello es preciso recurrir a la teoría que Lefebvre desarrolla a lo largo de La producción del espacio (Lefebvre, 2013), donde distingue tres formas de conceptualizarlo: la práctica espacial, los espacios de representación y la representación del espacio (Delgado, 2018:66). Frente a estas tres capas, suceden a su vez otros tres niveles de aplicación; se trata de los espacios percibidos, vividos y practicados. Entre las tres capas y los tres niveles de los espacios, existen entretejimientos. Por ejemplo, la práctica espacial se corresponde con el espacio percibido y es la más cercana a la vida cotidiana, a los usos clásicos y ordinarios, y a los conjuntos espaciales propios de cada comunidad. Esta correspondencia es el escenario donde cada persona se desarrolla en determinado tiempo y lugar (Delgado, 2018). En el contexto de una ciudad, estos espacios son calles y plazas, es decir, cualquier lugar donde ocurre la vida pública y compartida, son las prácticas humanas las que hacen de él un espacio social (Delgado, 2018).

HABITADO Espacio al que se le pone un cuerpo encima, en medio o debajo.

LENGUAJE Letras que forman sonidos e ideas preestablecidas.

LENGUAJE ESTRUCTURADO Capacidad de acomodar en orden las sandeces que pasan de la cabeza hacia la boca.

URBANO

En el caso de los espacios de representación la correspondencia es más potente con los espacios vividos. Son los espacios físicos que envuelven todo y se convierten en un albergue de imágenes, significados y discursos. Esta capa es frecuentada por el arte como estímulo de creación, de ella se nutren constantemente la literatura, lo audiovisual, lo pictórico y lo filosófico.

Dícese de todas las historias dichas y las jamás contadas. Foto del señor Lefebvre. Coctel de arquitectura, ciudad, sociedad, orden, caos, lenguajes y todo lo necesario para una justa resaca mental.

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Si esto es verdad, aquí sucede un fenómeno de intericonicidad1, una retroalimentación constante entre realidad e imagen. En estos espacios también es posible encontrar códigos impuestos desde arriba: sumisiones, castigos y órdenes, pero también, las expresiones del lado clandestino, subterráneo y resistente de lo urbano y de lo social (Delgado, 2018). Es el espacio cualitativo de los sometimientos a las representaciones dominantes del espacio, pero también en el que beben y se inspiran las deserciones y desobediencias (Lefebvre, 2013:98).

ESTILO DE VIDA Capacidad de adaptación (y economía) a los cánones sociales, estéticos y culturales para desarrollar, la forma de vida.

MODO DE VIDA Condición circunstancial, que combinanada con el estilo de vida asumido., sitñua a los cuerpos en el mundo, sus códigos y las afinidades. Confección del orden social que nos identifica

URBANISTA Persona que recita leyes y normativas aplicadas a espacios públicos y trazas de ciudad, principalmente.

URBANISTA NEW AGE Persona que ha pasado de los clásicos y del criterio común, para pretender consolidar alianzas, alternativas y oportunidades.

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Para la representación del espacio, la correspondencia que existe entre las capas es más compleja, relacionándose directamente con las dos capas anteriores: la práctica del espacio y el espacio de representación, su ambición es siempre someterlas. Además, frente a los espacios percibidos, practicados, vividos, Lefebvre coloca en esta dimensión a los espacios concebidos. Es justo a este criterio al que denomina representación del espacio, y es el espacio de las disciplinas que planifican, proyectan, ejecutan, administran y adoctrinan. Su finalidad es hegemonizar los espacios percibidos y vividos mediante sistemas de signos elaborados intelectualmente, es decir, mediante discursos (Delgado, 2018). En esta representación del espacio se presume de tener bases fundamentales y bases científicas, para consolidarse y construirse de manera incuestionable.

1 El movimiento de intericonicidad se desarrolla en el apartado de la Producción social del miedo.

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Es el espacio de los arquitectos, urbanistas y operantes de la ciudad. Es el espacio del poder y el espacio que se vende. Donde el suelo pasa de ser un camino por la vida a una posesión con un valor asumido, otorgado e impuesto.

El poder no aparece como tal, sino que se disimula bajo la denominada organización del espacio. Suprime, elude y evacúa todo cuanto se le opone mediante la violencia inherente y, si ésta no fuera suficiente, mediante la violencia expresa (Lefebvre, 2013:357). En este universo del espacio urbano, se profundiza el análisis que se plantea como: miedo urbano, llamarlo así es a falta de una expresión más adecuada. El miedo urbano es aquel que se mueve dentro de las espacialidades de las ciudades, lugares intermedios entre la representación del espacio y los espacios de representación, donde imagen y realidad mantienen una retroalimentación inagotable que influye insaciablemente en las prácticas del espacio.

aparecen en el espacio real y no en el imaginado. Desde el ruido de las calles que ahogan cualquier voz hasta los silencios cómplices que acompañan a las que son escuchadas, lugares donde la representación de los hechos cobra materialidad y entonces, se sobre estimula el sentido de los espacios construidos. Las espacialidades son promotoras de estímulos y acciones que para el caso a seguir, se nombran como espacialidades el miedo. En la vida bienes y males vienen revueltos. Es innegable que una ciudad que promueve los males y los marca como desigualdad, en lugar de poner en alto los bienes –entendiendo bienes no como lucro, sino como beneficio -, se encuentra cercana a consolidarse de forma precaria dentro de las tres dimensiones que se plantan a lo largo de La producción del espacio.

Son los lugares donde los cuerpos se someten a situaciones de precariedad, inseguridad y riesgo cuando las espacialidades se desestabilizan, amenazas que

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EVIDENCIA 2

El desorden depende de la dispersión al azar de órdenes limitados. K. Feibleman

ARQUITECTO Persona del masculino que pretende dar orden a la realidad de la vida de personas que no conoce. Firma que puede convertirse en estrella de la farándula y escándalo público pero sin tener la gloria del cine y del rock.

ARQUITECTA Persona singular del femenino que se transfigura al plural. Personaje de combate estratégico en luchas y resistencias. Constante derrumbe del arquitecto.

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LA COMPLEJIDAD DE LAS CIUDADES La complejidad de la ciudad no es sencilla, contiene demasiadas variables para pensarla: sistemas económicos y políticos, topografías, materialidades, identidades, imaginarios, todas estas variables , y más, tienden a construir el sentido del miedo de cada ciudad. La reflexión de Jacobs, y su apuesta por colocar a las ciudades dentro del pensamiento cítrico de las complejidades organizadas, pone en jaque la tradición de urbanistas y arquitectos en creer que nos encontramos con la posesión de la verdad sobre el tipo de problemas a los que nos enfrentamos, algo tan peligroso como negligente e irrespetuoso (Jacobs, 2011:474475). Aun existiendo las llamadas ciudades hermanas, por sus cualidades y semejanzas, las ciudades no son idénticas. Las ciudades no son ciencias exactas, estandarizadas ni predecibles. Cada una habla desde su propia historia y experiencia. Para Lefebvre, esta condición se remite a un esquema semiológico2 planteado en la Producción del espacio, donde se encuentran las diferentes dimensiones y niveles de las ciudades. Si en ellas y entre ellas, ocurren situaciones generales y particulares, los fenómenos que les suceden se encuentran muy lejos de ser de una complejidad simple3. Jane Jacobs se preguntó qué tipo de problema es una ciudad, afirmó que pensarlas requiere de táctica y estrategia. Jacobs, apunta que no todos los problemas pueden abordarse de la misma forma y no dependen de cómo preferimos pensar sobre el tema, si no de la naturaleza misma de la cuestión: El valor de juicio queda sobrando y lo que sale a relieve,

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V depende de los despertares mentales y las osadías intelectuales (Jacobs, 2011:467). Para Jacobs, como para tantas más que encuentran incontables tejidos en las urbes, las ciudades son problemas de complejidades organizadas tal cual las ciencias de la vida. Fundamentalmente se debe a que en ellas sucede la vida misma, y por tanto, una cantidad profunda de historias, memorias y discursos. Sus variables son tantas, que no son un batiburrillo, más bien, están interrelacionadas en un todo orgánico (Jacobs, 2011:472). CATEGORIZAR Acreditar partes en común de algo que es plural y decirlo en singular.

*GENERALIZAR Culpar al todo por el defecto de una de sus partes.

*** Una estrellita antes de la palabra, indica que el singificado proviene del diccionario: El Libro rojo de Mongolia

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Las aproximaciones para hablar desde lo urbano y sobre la ciudad continúan sin detenerse. A la ciudad, se le aborda desde diversas fronteras que van de la arquitectura a la semiótica, tan vasto puede ser su resultado, que termina siendo una suerte de estudio y reflexión epistemológica. Es totalmente inútil, desear que sea un problema más sencillo, porque la vida real no lo es (Jacobs, 2011:472). En ejemplos clásicos, tenemos teorías que se formalizaron y desarrollaron como prácticas para hacer ciudad y espacios concebidos. Ejemplos que van desde la teoría de la Ciudad Jardín; de Ebenezer Howard, hasta la visión de la Ciudad Radiante; de LeCorbusier. En dichos casos, las problemáticas se resumieron a una relación sencilla: pueblo-límites, dos variables justificadas en base a estudios estadísticos (Jacobs, 2011:474475), para esto, Jacobs afina con el simple y paradójicamente complejo ejemplo de la calle -como el elemento multidiverso, alternativo y consecuente que es-, que ningún sistema sencillo de relaciones bajo dos variables es aplicable a las grandes ciudades, para Jacobs una calle muy


VV frecuentada es una calle segura; una calle poco concurrida es probablemente una calle insegura (Jacobs, 2011:475). Quizá ahora, también es posible reflexionar sobre las pequeñas ciudades dentro las variables de una complejidad organizada, después de todo, en cualquier espacio urbano tenemos calles que sin importar el material o dimensión que tengan, suceden en ellas vidas y habitabilidades que las ocupan a la suerte que les corresponda. Es cierto que suceden cambios de paradigmas sobre las alternativas en que se abordan las complejidades organizadas de lo urbano y de la ciudad (Delgado, 2018:68). Ahora, somos conscientes de la posibilidad de hilar conocimientos que se entretejen, organismos repletos de relaciones aún no examinadas, intrínsecamente relacionadas y seguramente comprensibles (Jacobs, 2011:477-478).

Mientras urbanistas, hombres de negocios, banqueros, legisladores y arquitectos, se aferran a preposiciones no examinadas de que están tratando un problema de las ciencias físicas (Jacobs, 2011:478), la ciudad, como tema de reflexión semiológica, intenta salir del estanco del mismo fango en que se le ha sumergido. Se carece del

primer requisito, el reconocimiento de la clase de problema al que se enfrenta. Al faltarle esto, ha encontrado el camino más corto para al muro (Jacobs, 2011:478) asumiendo sus fronteras como medida de control y seguridad, su resultado paradójico es una condición de protección ante el miedo, para hacer del miedo, algo más grande y peligroso. Pero además de ser habla la ciudad contiene un lenguaje que trasciende, para Lefebvre, condiciona una más de sus clasificaciones conceptuales, lo urbano, es decir, el lenguaje urbano, o, si se prefiere, lo urbano como lenguaje (Delgado, 2018:68). El miedo se construye visualmente a través de enmarcamientos y por tanto, emergen capas de realidad que da pie a relatos ordinarios, delimitando así espacialidades que se relacionan con la acción-reacción del miedo. Un proceso que se enlaza con la intericonicidad (Luis Aspeitia, comunicación personal, 2020), como se demuestra más adelante. Por ello, es usual encontrar referentes del miedo urbano en la producción visual, pictórica y literaria, y es una lista extensa de representaciones. Esto permite que ciertos pasajes en las ciudades

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tengan mayor vínculo con la experiencia del miedo dentro de nuestros imaginarios, generando así, un lenguaje urbano, un miedo urbano o, si se prefiere, un miedo que emerge desde un discurso de lo urbano.

2 Una de las clasificaciones –categorías- conceptuales que le permite a Lefebvre (Lefebvre, 2013:81-88) reconocer diferentes niveles y dimensiones en la ciudad resulta de aplicarle a su análisis un esquema semiológico. Haciéndolo, se encontraría, por una parte, la ciudad de la palabra, lo que se dice en las calles y las plazas, su habla. Luego está la lengua de la ciudad, que es la manera de decir lo que en ella se dice, las gestualidades; las formas y las formalidades. La escritura de la ciudad, por su parte, es lo que se escribe y se prescribe en sus muros, la disposición y el encadenamiento de los lugares (Delgado, 2018:67). 3 J. Jacobs, recupera las tres fases que el Dr. Warren Wever desarrolló para tratar problemas según la historia del pensamiento científico, las cuales son de diferentes órdenes: complejidades sencillas o simples, de complejidades desorganizadas y de complejidad organizada; siendo éste último aquel que se alinea a los progresos en el campo de estudio de las ciencias de la vida y que aquí interesa. Dice Jacobs: Sucede que las ciudades son problemas de complejidad organizada. Las ciudades presentan situaciones en las que media docena y también varias docenas de cantidades varían simultáneamente y de manera sutilmente interconectada. (Jacobs, 2011:472). 44


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GEOGRAFÍAS DEL MIEDO Como categoría, el miedo es un tema de estudio sociocultural afín a muchas disciplinas, pero sobre todo, es profundamente tratado por la psicología y el psicoanálisis. Recientemente lo abordan otros campos dispares, como es el caso de la geografía social. Merino y Sánchez, manifiestan la incidencia del miedo en lo social y lo político centrando su preocupación en situarlo en la agenda de la enseñanza, con el propósito de ampliar la reflexión. Ellos apuestan por la geografía en un nuevo campo de estudio, como ha sucedido de manera alternativa en otros enfoques globales (sexualidad, movilidades, infancias, resistencias, feminismo). Desde la trinchera de la geografía social emergen las geografías del miedo, los geógrafos se apoyan en Sanz (2006) y recuperan estudios espaciales de violencia urbana, mientras que sitúan en los foros académicos de Latinoamericana, las temáticas y los tratamientos de la AGENDA DEL VII COLOQUIO DE GEOGRAFÍA URBANA DE LA AGE4: ¿Por qué el miedo? Factores que explican y engendran miedo en las ciudades ¿Privatopía versus ciudad pública? La materialización del miedo en el espacio urbano ¿El aire de las ciudades nos hace libres, aún? Balance sobre la ciudad: una mirada en positivo5. Con la innovación de la geografía pisando los talones, aparece uno de los obstáculos para mapear el miedo: el problema del Estado y los discursos hegemónicos que se infiltran en las percepciones.

EVIDENCIA 3

Los ciudadanos del miedo somos potencialmente, todos. Susana Rotker

ESTADO Casa de la capital /véase capital/, que promueve ideales y los esparece entre habitantes para venderles lo que se debe tener por derecho.

*EUROPA *FRONTERA Línea imaginaria en un paisaje continuo, donde unos pretenden ver el fin de algo y otros el comienzo de otra cosa, a pesar de que el paisaje los contradiga.

FRONTERIZOS Sujetos situados en el límite de las barreras, señalando a otros cuerpos que a su vez se sujetan de lo que tengan a la mano. Jardín y patio trasero de Alemania

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Un grupo formado por una historiadora de arte, un sociólogo y un arquitecto, escribió sobre la cohesión social de los miedos y las políticas de la ciudad6. Para ellos, los mapas del miedo que se pueden elaborar parecen señalar las diferencias que el Estado promueve mediáticamente. Esto sitúa a los miedos que son marcados por connotaciones sociales sobre percepciones avaladas por los índices de inseguridad. Pero ese no es el miedo de lo urbano, el miedo estructurado es difícil de reconocer; es ese miedo que este sembrado antes de las políticas y que se ubica justo en la construcción de los discursos que buscan hacer de lo político, una política. Ni el Estado ni la hegemonía consideran al miedo que produce lo diferente el “miedo al Otro” (Lechner, 2002:44) La fuerza del mapeo colectivo es que no responde a experiencias individuales, sino que establece afinidades y marcas simbólicas que dan cuenta de relaciones similares. Estos mapas se separan de la comunicación mediática y son evidencias de cómo el mundo se percibe significativamente. En los mapas piscogeográficos, la ciudad ya no es contenedor sino más bien la posibilidad de formar parte (o no), de acciones e interacciones.

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Esta posibilidad de lo urbano, es la punta que expone que no solo es el espacio material el que refiere a la vida, sino la construcción simbólica que brota del espacio en sí. Reaccionamos al entorno y lo reflejamos en los lugares que habitamos. Ahora, lejos de tomar la muralla –siendo una de las mejores representaciones que formaliza un límite o frontera- con un carácter defensivo (Merino & Sánchez, 2007:207), las construimos con candados y sistemas de seguridad interpelando a modos de vida represivos, limitados y temerosos (Merino & Sánchez, 2007:208). Las ciudades de hoy reflejan en su fisonomía ciertas particularidades asociadas al sentimiento generalizado del miedo, llevándolo de una condición natural y arcaica a una obsesión lucrativa, disciplinaria y estratégica. La obsesión sobre el miedo como condición mediada, ha creado una “puesta en acto de una frontera espacial” generando una profunda separación entre el adentro y el afuera; Acentuando así las diferencias sociales (Merino & Sánchez, 2007:207).

V


VV El miedo influye consecuentemente en decisiones del mercado inmobiliario, que, a su vez, inciden en intereses económicos y políticos, y estos, en las tomas de decisiones dentro de las políticas urbanas.

En el estudio de la geografía sobre los miedos en la ciudad y las fronteras que proliferan en consecuencia, es importante el caso de otra variable en el estudio: la obsesión por la seguridad personal del espacio privado, donde se muestra una parte de los aislamientos sociales, lugares donde también existen miedos, inseguridades y violencias. Perla Zuzman (Zuzman, 2002), expresa que recientemente el desarrollo de las geografías del género ha sido vía de entrada a la cuestión del otro, los procesos de reflexividad y las políticas de representación. Geografías de género, urbanismo de género, arquitecturas de género. Corrientes disciplinares que incorporan a las variables estandarizadas, los fenómenos de los estudios culturales tras poner atención en ellos.

Las perspectivas vienen desde las pertenencias, sean territoriales, generacionales o espaciales. La vida en las ciudades de países subdesarrollados y en condiciones bélicas, será desigual y contrastante a las ciudades primermundistas. Sin embargo, el miedo está allí en todas nosotras y en todos ellos, influyendo como una variable más de las complejidades organizadas. Lo que queda en relieve son las condiciones ordinarias, normalizadas y cotidianas, que juntas crean prácticas discursivas y sociales reflejadas en las producciones colectivas del sentido. Pertenecemos a algo, a un género a otro o a ninguno, a una generación u otra, a un territorio o un país, estamos cargados de apropiaciones culturales que varían de acuerdo a la perspectiva. Pero las variantes, no eximen a nadie de la indiferencia. La discusión sigue allí, el hecho es que el miedo ocurre, e influye en el orden que se construye a través de la interacción con el mundo y con las ideas. Hay quienes lo padecen en mayor medida, motivo por lo que no debería ser ignorado o minimizado por encontrarse alejado de otros territorios, ciudades y privilegios.

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*IGUALITARIO Forma de asumir que solo existen tres colores y un montón que medio se les parece.

LATIONAMERICA

Cuarto de los tiliches de la Unión Europea y Norteamérica. Con mayor número de estanterías ocupadas por los que llegaron primero.

PSICOGEOGRAFÍA

Veracidad autónoma sobre todo lugar/espacio recocido. Primer encuentro entre la experiencia de la geografía y el grafismo. Modo individual y colectivo de ver y proponer lo habitado.

SOCIAL

Conjunto de cuerpos que no tienen que estar de acuerdo en estar juntos, pero lo hacen.

SUJETO CIVIL

Personaje de un mundo habitado.

4 “La ciudad y el miedo”. En: VII Coloquio de Geografía Urbana, Asociación de Geógrafos Españoles, Universidad de Girona, 2005. 5 S. Merino y M. Sánchez. 2007: 209 6 Enrique Obviedo et all (2008) 50


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COMUNICACIÓN COMUNICACIÓN,- ARQUITECTURA ARQUITECTURAY- PODER PODER Los espacios de representación en las ciudades, son el reflejo de la colaboración entre los aparatos institucionales y la participación de la comunidad. Las relaciones que existen entre los discursos son condicionadas por un fenómeno complejo de entropía social, así, el miedo, como dispositivo de control en las sociedades se convierte en una parte fundamental de las divisiones globales. Quizá por ese motivo su presencia varíe de acuerdo con donde se le experimente. Y por eso será siempre, similar y diferente.

EVIDENCIA 4

El poder no se posee ni se intercambia, sino que se ejerce y solo existe en el acto. M. Foucault

El miedo urbano no deja de ser un proceso comunicativo. Si se incorporan los postulados de la Escuela de Palo Alto donde se remarca que todo acto, toda acción, todo protocolo, toda CIVILIDAD imagen es un todo comunicativo, entonces, si todo Manual de conducta para el respeto en lo común. comunica; el miedo y la arquitectura también lo hacen. El miedo es comunicativo porque CIVILIZACIÓN Logro colectivo de alcanzar la se fortalece de imágenes, y la arquitectura es civilidad, dícese de aquellos implícitamente una construcción de imágenes que creen en lo civil, pero formales que hacen espacios. Por eso la siempre que suceda mientras mediación de la arquitectura representa aquí un es acompañado de la idea de seguridad y protección que no proceso fundamental en la construcción de los pongan en riesgo los intereses imaginarios. personales. Las preguntas aquí son ¿Qué es lo que comunica el miedo urbano y de qué manera incide la arquitectura de los espacios que le experimentan? ¿Si la arquitectura comunica miedo, y el poder construye arquitectura, el poder usa la mediación construyendo miedos? Mientras la política y la arquitectura, el urbanismo, los bancos y el poder, normalizan las conductas y los edificios, la ciudad erosiona

DECADENCIA Triunfo exacto de la opresión.

ESTIGMATIZAR Cargarle los demonios propios a terceros.

SOCIOLOGÍA Disciplina que ha sacrificado la contemplación inútil sobre el todo y la nada, por la inmersión a los horrores vacuis de la humanidad.

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V las identidades colectivas, nos roba piso cultural y nos arroja al vacío. De ahí el miedo (Barbero, 2003:76). La angustia proviene del orden que nos impone la ciudad, porque es lo que al final se intenta, que la ciudad imponga un orden, precario y vulnerable, pero eficaz. Lo turbio, es el fin de ese orden normalizador e indiferente, el poder necesita del secreto, por eso, interrumpe la comunicación (Byung-Chul, 2014), quien tiene el poder, controla el miedo. ¿De qué está hecho ese orden y a través de que funciona? Martín Barbero responde: paradójicamente de un orden construido con la incertidumbre que nos produce el otro. Creando desconfianza hacia lo que pasa a mi lado en la calle. Todas y todos, somos sospechosos para el otro. Ese otro, convertido cotidianamente en amenaza, tiene mucho o poco que ver con: lo que sucede en nuestra cultura política, el crecimiento a la intolerancia, la imposibilidad de ese pacto social y, la dificultad de reconocimiento en la diferencia de lo que piensa el otro (Barbero, 2003:69-72). Es un orden que funciona apoyándose en la incertidumbre de pisos caóticos, el proceso comunicativo es tan difícil

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de rastrear que termina por legitimarse. El miedo que controla, es una herramienta que asegura que las cosas se muevan con el desorden que ordena otros intereses. En el miedo, reside una herramienta útil para las estructuras institucionales que pretenden reprimir y reconducir a las sociedades. Ese miedo controlentrópico, al que Moreno llama “producto pasional inducido” (Moreno, 2009), disipa las entropías que pudieran llevar a cabo los vórtices sociales, los giros que, paradójicamente promueven al caos regenerativo.


VV

EL PODER Y LA ARQUITECTURA Si la arquitectura es la escenografía

donde sucede la vida, y si en las espacialidades se determinan gran parte las experiencias ¿Será posible que los medios comunicativos de la arquitectura den forma a rituales y al sentido del habitar en lo urbano? ¿Será relevante la mediación de la arquitectura en la construcción de imaginarios y discursos? ¿Quién hace arquitectura? ¿son quienes las proyectan, o sus mecenas? ¿Existe una frontera entre la arquitectura y el poder, entre la arquitectura y la política? ¿Quién y porqué define el diseño como tal? ¿Existen arquitecturas libres y arquitecturas impuestas? Cuando la arquitectura proviene desde el poder da discursos directos. No es una arquitectura que se pregunte por los lugares que interviene, sino que aboga por el silencio de las preguntas para ejercer una narrativa. La arquitectura coludida con el poder no suele preguntar, sino que impone una verdad y una sola realidad. Al hacer eso la arquitectura niega las diferencias.

El poder tiene la capacidad de sugestionar, modificar y contextualizar el presente, mientras que el sujeto, o los gobernados, como cita Butler, se forman en la sujeción, en el sometimiento a.

En un modelo habitual el poder nos es impuesto, y, debilitados por su fuerza lo internalizamos y aceptamos sus condiciones. Si la sumisión es una condición de la sujeción ¿cuál es la forma psíquica que adopta el poder en la arquitectura? Es posible que aquí se encuentre un rastro que condiciona a las espacialidades con el miedo, el miedo urbano que paraliza y condiciona. La forma que asume el poder es marcada por la figura de “darse la vuelta” (sobre uno mismo o incluso contra uno mismo). En este sentido, ya no es solo la estructura asumida de un poder que ejerce presión desde fuera, subordinando y relegando órdenes a inferiores mientras se posiciona. Si no que al “darse la vuelta” y siguiendo el trazo que rescata Butler de Foucault: el poder también forma al sujeto, así le otorga la condición de su existencia (Butler, 2001:11-17). El poder como forma de sometimiento es paradójico, reiterando a Butler y Foucault, el poder no solo proviene de la dominación, sino que entonces también forma al sujeto. Así le proporciona la condición de su existencia y la trayectoria de su deseo. Por ello, no solo nos oponemos al poder, también dependemos de él para ser quienes somos.

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V

La arquitectura que se impregna sobre el territorio, se extiende más allá de los límites geográficos llegando hasta las experiencias y las posibilidades estéticas. Termina por abogar y construir la sujeción de quienes la viven, y solo así, se consolida haciéndose vida de los demás. Otto Rank (1936) se metió con la arquitectura cuando sentenció: Si se quiere saber el alma de una nación, ve primero su arquitectura. Para Andrés Cánovas, cada ciudad representa formas simbólicas de poder, por ejemplo: Madrid es imperialista, como New York es capitalista y Florencia es monetaria. Existen arquitecturas que toman sentido y profundidad por quien las mecenea. Ciudades que son testigos de sus historias conservan la monumentalidad edificada para el control, una que no habla, y, solo influye a través del miedo. La ciudad es la memoria de la historia, es un relato construido desde el poder, solo que los relatos del orden, suelen engañarnos (Andrés Cánovas comunicación personal, 2020).

*COSMOPOLITA Se llama así a la cultura urbana proveniente de ciudadanos venidos de diferentes países de arriba de la línea ecuatorial. Si vienen de países provenientes de debajo de esta línea, no se llama cosmopolita, sino problema migratorio.

DISOPOSITIVO Todo. Cualquier cosa, objeto, sentido, forma, que le de lectura a algo para algo, pero, bajo ciertos códigos que se dan para entender que es lo que no es.

DIGNIDAD Aquello que viene tras una suerte de fracasos y les da una clase de mérito o respeto.

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El poder es un juego de retórica, hace que veamos cosas que son mentiras como verdades y falsedades como realidad. Andrés Cánovas


VV

¿Existen arquitecturas libres y arquitecturas impuestas? ¿es la arquitectura parte de un proyecto histórico y por tanto ético? Para Didi-Huberman (2002), la tragedia histórica es parte del montaje de la historia cultural del arte, el tiempo se vuelve visible en el montaje de imágenes. Corresponde a cada cual artista o sabio, pensador o poeta, convertir tal visibilidad en la potencia de ver los tiempos. Pero para el poeta y musico Nick Cave, el sentido del mundo no cae en ingenuidad política y por tanto, en la pretensión artística de la arquitectura: El mundo mismo sufre constantemente descomposiciones, una detrás de la otra. Bertolt Brecht decía de la “dislocación del mundo” que ella es “el verdadero sujeto del arte”. Para Cave, la tragedia histórica es un montaje para el papel central, el campo de los conflictos donde sucede la vida y el arte. La belleza en la antigüedad es desnuda (1997), dijo Paul Vayne, entendiendo desnudez como verdad. La arquitectura que se desnuda ahora escasea, la soportan algunas manos que han logrado cruzar el límite del mecenato. Para Bachelard en su Poética del Espacio (1957) “Construye quien sueña”.

La arquitectura es una tecnología del mundo, una herramienta para que la vida ocurra. Ahora la entendemos como un dispositivo de operación. La práctica estética que en ella resuena se mantiene latente. Sin embargo, su fuerza como instrumento es absoluta en el mundo globalizado, tecnologizado y gobernado. El puente entre las aportaciones críticas desde áreas del conocimiento entre ciencias y artes permiten develar el papel que la arquitectura ha cumplido como instrumento de poder. El poder es más que comunicación igual que la comunicación es más que poder. Pero el poder depende del control de la comunicación (Castells, 2009). “... A pesar de lo superfluo que pueda parecer a primera vista, la arquitectura es un ingrediente del cambio social. No únicamente, como decía Marshall McLuhan, el medio es el mensaje, también la arquitectura confecciona parte de la historia…” (Yorokobu 2016)

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TEORIAS DEL SHOCK Y DEL CAOS SOCIAL El caos es un término complejo, pensarlo es difícil porque no se sabe por dónde comenzar. Los pensamientos sobre él son difíciles y atraviesan gran parte del conocimiento, desde las matemáticas, física y la lógica, hasta la psicología, filosofía y la estética. Siendo que el caos se opone al orden, se trata de un espacio de lo indecible más allá del límite del lenguaje. En la segunda ley de la termodinámica se trabaja con el caos a partir de la degradación y el desorden que lleva al desequilibrio. En las teorías del caos social se relacionan los sistemas naturales con los sistemas sociales, en esta metonimia, un caos social sucede cuando la estructura social manifiesta un punto de quiebre, los controles se desbordan y se manifiesta el caos social como una incoherencia de acciones desarticuladas. Para que el caos social acontezca se requieren de dos escenarios previos: el odio y el miedo, resultados de los vórtices sociales7. Andrés Moreno, explora entre el odio y el medio como faces que convergen hacia el caos. Desde el poder y para el control, son dispositivos estratégicos de dominación política. Para el caso del odio no hay límite que le contenga, incluso dentro de una sociedad estructurada se le puede consolidar como un dispositivo de mando voraz. Con el miedo, el control social es automatizado.

EVIDENCIA 5

Los Gobiernos, sean cuales fueran sus origines y sistemas, han utilizado desde siempre la amenaza y el miedo como arma de dominación política y control social. Andrés Moreno

CAOS Antónimo y némesis del orden. Antihéroe que oprime / Héroe simultáneo.

CAPITAL

Territorio de extensión y protagonismo considerable. Ocupada por personas e imaginarios que se revuelven con símbolos de poder.

CRISIS / de un país Método inductivo de la administración pública para favorecer los intereses del Estado.

CASUALIDAD Algo no oportuno cuando se decide investigar patrones

DISTOPÍA Sitio inexistente perdido dentro de espacialidades que hacen de la vida un juego de cartas e intercambios simulados.

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Ambos, miedo y odio, se han convertido en argumento de división y disuasión social del discurso de quien dirige los destinos del país. El odio suele ser, con insistente frecuencia, el preludio de la violencia.

GUERRA Servicio de demolición internacional. Concesionaria de miedos y confusiones para fines capitalistas.

MISERIA Triunfo de la corrupción tan bien administrada que no la puedes rastrear dentro de su propio caos.

ORDEN Estructura canónica para que nada se escape.

RETROPÍA Posibilidad universal de retraer el tiempo dándole más cuerda al reloj hasta hacerlo explotar.

RUINA Resultado final y lúgubre de la existencia sin sentido ni motivo.

UTOPÍA Idea cruel de que hay un futuro mejor al presente, o bien, un presente alternativo que nunca sabremos si existe.

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Estos dos escenarios, odio y miedo, ocurren también dentro de los espacios de representación. ¿Dónde si no, sucede gran parte de la humanidad? y por tanto, suceden las condiciones y los actos que definen el curso de las comunidades, sociedades y los espacios de encuentro. El miedo contralocentrico, es una herramienta que asegura que las cosas se muevan con el desorden que ordena otros intereses, un dispositivo ejemplar para la teoría del shock y los intereses de sus ejecutores. La teoría del shock es desarrollada por la periodista Naomi Klein (2007). Su trabajo resume y expone el patrón diseñado y estructurado por Milton Friedman, defensor del libre mercado quien entendía la utilidad de las crisis, para él: solo una crisis real o percibida produce auténticos cambios. La doctrina del shock comienza con los experimentos psiquiátricos donde se borraba el pasado del paciente y se sembraban nuevas ideas. Su primera aplicación en un sistema de gobernanza ocurrió en la dictadura de Pinoche, en Chile. La promesa era luchar contra el enemigo del marxismo sembrando miedo para obtener el fin. El plan económico tenía que imponerse y en Chile solo podía conseguirse por la fuerza, con asesinatos, campos de concentración y desaparecidos. Después de Chile, la doctrina del shock llegó a Argentina, donde también se infundió el miedo y el terror para que el pueblo aceptara las medidas. Estas medidas de control y represión a través del miedo y el odio pasaron también por Brasil, Uruguay, la URSS y brevemente por Inglaterra, sin embargo, la doctrina no funcionó en una sociedad donde la democracia si era ejercida en medida de los gobernados y no tras una dictadura.

V


VV En Latinoamérica, regímenes aun

hacen uso de métodos de tortura. No solo contra enemigos políticos y militares, sino con la población civil. Un acto inmoral, nada ético, peligroso e infame. Nos han contado la historia sobre como las medidas radicales han triunfado en el mundo, vendidas con ideales de libertad y democracia, pero que han requerido shocks, crisis y estados de emergencia (Klein,Naomi, 2009). Actualmente, la doctrina del shock impera en territorios de conflicto bélico favoreciendo el negocio de la guerra, donde, aunque parezca caos y fracaso, sucede un éxito en la economía sobre el desastre, es un complejo del capitalismo del desastre, se trata de una economía basada en el miedo que se permea al negocio de la construcción en la obra pública y el reensamblamiento del equipamiento urbano, desde clínicas sanitarias a suministros básicos de agua y electricidad. Se trata de una arquitectura de obra pública que no se sitúa en el terreno de intervención para reconocer necesidades técnicas, operativas y sociales. Aun así, son obras pre concertadas, cobradas y no concluidas.

La teoría del shock solo funciona si no sabemos que existe, cuando perdemos nuestra narrativa y nos desorientamos. El miedo y el caos son herramientas claves para conseguirlo, la teoría del caos social es cada vez más relevante. Después del desastre ocurre un saqueo sistémico del sector público, para Klein quizá el primer acto de resistencia sea negar el borrado de la memoria colectiva. Ahora pues, para seguir la línea entre las teorías sociales del shock y el caos, pasemos a las Arquitecturas del Caos y las Espacialidades del Miedo.

7 Principio de la Turbulencia de la Ley del Vórtice: todos los sistemas sociales se desestabilizan, y al hacerlo entran en una fase caótica. El principio asegura que las organizaciones sociales requieren para su desarrollo la ambigüedad de lo inadecuado, la incertidumbre, la alegría, el horror, es decir todas las facetas del caos creativo. (Moreno, 2009). 61


Pero eso sucede en Europa. Latinoamérica tiene otra

Me dicen que en España hay referentes de arquitecturas hostiles, en las que el diseño se aplica en la espacialidad de la ciudad excluyendo a personajes incómodos -migrantes, exiliados, desafortunados- para no verlos. A través del diseño urbano y arquitectónico evitan -o intentan evitar- que estas personas sean parte de la construcción de imaginarios en la ciudad. Bancas incómodas para el reposo horizontal, materiales que se sobrecalientan o se sobre enfrían tras usos prolongados, rellenos de hormigón en esquinas que podrían ser refugios casuales. Una hostilidad contra ese personaje urbano que definen como el otro, aquel que no soy yo, y aun así se encuentra allí para recordarnos que cualquiera es presa de caer en la misma suerte. Quizá por eso prefieran omitirlo. Es extraño porque siempre están allí. Es mucho más penoso reconocer que ni en lo público se encuentra un acogimiento. Se trata de una arquitectura hostil que juega con el diseño para un fin específico, turbio y medio oculto.

CASO. Madrid. 22 DE ENERO 2020

CASO. Silencios y castigos. 5 FEBRERO 2020

DIARIO DE USO

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El aeropuerto olvidado de Berlín, con la guía de Elke Dittrich ¡vaya mujer! La vi bajar la mirada y suspirar mientras reconocía que no sabría –como todas las demás- el futuro de su ciudad. ¿Cuándo y qué sucederá con Berlín? Esta ciudad inconclusa con grandes planes y gran orgullo que rescatar. Elke nos dice que han pasado los quince años con los 13,000,000 euros para las reparaciones de sabe cuántosmetroscuadrados ¡y qué desesperanzador! ... todo sigue igual. Existe un referéndum que protege el parque que se extiende tras el aeropuerto. En el año 2010, la comunidad abogó por el espacio verde contra los planes de construcción residencial, tras el litigio legal, detuvieron las iniciativas que pronosticaban otro espacio a medio construir. Detenidos por el tiempo, son elefantes blancos que apenas se mantienen de pie. Elke Dittrich suspiró de nuevo: -El referéndum terminará a finales del año. Queda esperar lo que podría ser evitable. La voz de Elke, tan baja como potente, intenta conseguir nuestra atención: -Tenemos una cancha para jugar basketball. No sabemos si alguna vez funcionará y cuando podría usarse. Pero costó mucho dinero. Elke se ríe y sigue avanzando por las entrañas olvidadas de Tempelhof. Nos lleva hacia la futura zona de conferencias y bar, por ahora no tiene nada, ni agenda, ni servicios. Pero mientras eso sucede, allí se expone la maqueta del aeropuerto y las láminas con los renders para el proyecto de restauración. Un futuro muy impresionante y costoso. -La terraza y el pabellón histórico se abren el año siguiente, bueno –Elke recupera la ironía en su voz-, quizá en los siguientes cuatro o cinco año, ya no lo sabemos. Silencio.

Its darker in the system. Leopold Plantz 18/02/2020

Pienso en las mujeres que están condicionadas -y

CASO. Tempelhof. 18 FEBRERO 2020

Se siente diferente escribir en Madrid. Todo es distinto. Es difícil moverse sin que los ojos se arrebaten entre tanto paisaje, tanta estética, tanta ciudad. Sentarse a escribir en este lugar del mundo no es sencillo, mi Flâneuse está que se desorbita.


connotación para la ciudad hostil, una que construye la normalización de la violencia como pan de cada día. La ciudad hostil es y será diferente entre una ciudad olvidada por su propio país, a una ciudad hostil en una capital del mundo, como una capital, como Madrid.

¿Cómo es que ha llegado a calar tanto el tema de una ciudad hostil? Al llegar a Maca, tenía conmigo el tema de los elefantes blancos latinoamericanos. Lo que sucedió en cada reflexión no solamente correspondía a que los hace ser, esa sigue siendo mi duda, sin embargo, comenzó a tener bastante relieve el espacio que los provoca, o al revés, el espacio que provocan en su existencia. ¿Qué es lo hostil? ¿Qué es lo inconcluso? ¿Qué es lo fragmentado? ¿Cuáles son los miedos urbanos? ¿Cuáles son las arquitecturas del caos? ¿Qué es todo eso, que tiene al menos un esbozo pre-claro en las ciudades latinas, pero que necesitan ser explicadas y defendidas en las ciudades europeas? Es curiosos que al llegar a Madrid, una de los primeros temas de conversación que comenzó a ser frecuente fue la muerte. Provengo de un país con realismo mágico, donde le hacemos fiestas a los muertos y a la muerte, le hacemos ritual, la hablamos y la respetamos. Mientras sucedían las conversaciones se develó ante mí un estigma sobre la muerte en España. Aquí no se habla igual, no se le convoca y no se celebra. Se le trata con prudencia, mesura y lamento. Pues bien, cuando comencé a hablar sobre los miedos, pasó más o menos igual. Caí en cuenta que el miedo, con todo su significado, lleva la misma suerte. Siendo de un país tercermundista, donde vivimos con el miedo a los desaparecidos, a las muertas, al poder, y a las brechas que en general vienen remarcando nuestras diferencias, el miedo lo he entendido como un espacio de resistencia. Al momento que asumimos el miedo de nuestras hermanas y hermanos, y lo ponemos en lo común y colectivo, el miedo muta y se transforma en un miedo civil, dejando así, un espacio de libertad política. Frustraciones compartidas que hacen del miedo civil un rol de cambio. No tengo claro que es lo que sucede, sin embargo, el que en Europa el miedo y la muerte sean temas estigmatizados, con su dosis de tabú, parece que tiene parte de razón cuando se trata de una parte neuronal del mundo, de donde provienen conquistas territoriales y grandes escuelas de pensamiento que cruzan el globo. Las condiciones que ahora le imperan han evolucionado, no se hacia dónde, pero no son las mismas, me palpo tres lógicas: Primero, su civilización va por delante de muchas otras, por tanto, sus retos son otros. Segundo, las generaciones disfrutan de privilegios, y por último, se vive diferente.

escape, es una deuda.

decir que me reconozca distante, esto no es un

somos legión. El que me encuentre lejos no quiere

las aprisionan. Sucede, que son mis hermanas, y

condenadas- a vivir los espacios y las ciudades que

CASO. Los relatos de las Europas. Los no lugares. 28 DE ENERO 2020

Tengo presentes tres casos, uno es de mis compañeras mexicanas que provienen de la capital del país, con las que nunca he cruzado palabra sobre el tema, y lo único que ha quedado en flote, es que su ciudad es diferente a la mía, sencillamente, no es la metrópoli. Otro, es de una profesora del Máster, que me dice: -Un tema interesante pero no entiendo el miedo dentro de la ciudad, sino fuera de ella. El último caso, viene de otra profesora, el tema le pareció jodido: -De entrada ya hay estudios y tesis sobre ello -de entrada-, que justo rescatan los nolugares como los aeropuertos, donde no existen bases familiares, colectivas, identidades e imaginarios compartidos sobre las ciudades habitadas.

Y yo me pongo a pensar ¿Qué será de la mujer que no puede vivir viajando? ¿Qué no puede cotizarlo? ¿Qué no puede ser nómada? la que no tiene privilegios que le permiten una vida un tanto más solucionada. Aquella que no concibe habitar un espacio que va a abandonar porque la vida se presenta complicada. Que se le arrebata o se le esconde la posibilidad de experimentar ser una Flâneuse. 63


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CASO. Berlín 2.0. 21 FEBRERO 2020 Bueno, no es que mi ciudad sea igual a Berlín, claramente es imposible… Aun así, me asombra ver el mismo síntoma del elefante blanco. No es que sea una arquitectura del miedo, no es que sea una arquitectura inconclusa, y al mismo tiempo, sí que lo es. Esta curiosa casualidad y costumbre de vivir ciudades medio hechas y medio dichas. En un museo tengo una breve conversación con el guía alemán de 76 años: -Antes tuvimos dinero y honor. Ahora somos pobres y bárbaros. -Claro, las guerras cuestan. -Y la acompañan los miedos. México y Berlín podrían ser ciudades hermanas ¡Cuántos elefantes blancos desparramados por la ciudad! ¡Cuánta absurda melancolía! Pero Berlín viene cargada de una contracultura arrasadora, abrumante y arriesgada, su estética urbana es increíble, plagada de artistas que empataron el discurso con la realidad que se camina. Qué gran e icónica diferencia.

Tepic me parece una metáfora mal hecha de Berlín. Tepic es chiquita, una versión entre cómica y mediocre. Con sus imperios atormentados por la gloria del pasado, sus espacios rotos y vacíos, sus transportes cutres y fragmentados. Los espejismos de las dos ciudades parece que salen de la misma máquina de hologramas. Las diferencias también son brutales, mientras Tepic se nutre de una magia huichola de temazcal, que sana el espíritu y refuerza los tejidos que se desgastan; Berlín, no agota su histórica monumentalidad, la hace y la rehace, esa ciudad no pretende olvidar el esplendor que representa para el mundo. Pienso en sus habitantes que viven sumergidos en réplicas, en Tepic, vivimos sumergidos entre promesas. CASO. Berlín plus Tepic. 22 FEBRERO 2020

A la noche siguiente comparto caminata con el resto de los viajantes que llegaron de Madrid. Y dice Rodrigo, el del sombrero y las arquitecturas del castigo: - Esta ciudad no funciona. Tiene menos habitantes que Madrid, el doble de extensión y un montón de vacíos sin sentido. Madrid funciona mejor. Si, tendrá su caos, sus carencias…hasta sus partes cutres como lo he escuchado mencionar. Pero funciona, Madrid es redonda.

CASO. Miedo y caos. 13 ABRIL 2020

Arquitecturas del caos que provocan miedos para silenciar. Esa arquitectura que proviene del caos me provoca ira, rabia y resistencia. Me acuerdo de la ira de Lorde, ante el racismo, esa ira que la moviliza ante tanta historia, si bien no es racismo lo que percibo, si una más de las brechas de la desigualdad, la pobreza, la angustia y las ausencias. Mi arquitectura del miedo es en realidad una arquitectura del descuido, del desorden, Del colapso, pero de un desorden tan ridículo como egoísta. “Hay escuelitas, pero les hace falta país. Hay arquitecturillas, pero les hace falta arquitectura” Pues yo quiero construir con lo que ya está destruido.

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COVID IS IN THE WORLD 14 / 03 /2020 MAD 23 / 03 /2020 TPQ 00 / 00 /2020 SKF

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CAPÍTULO 2 LOS ESCENARIOS

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ESCENARIO 1

ARQUITECTURA Y CAOS

En el diseño arquitectónico existe una corriente estética llamada arquitectura del caos. Para María Montaner proviene de la arquitectura del pliegue8, donde lo sublime en la fragmentación de las formas y sus volúmenes, se convierte en celebración al caos. Algunos de los exponentes son Peter Eisenman, Daniel Libeskind, John Hejduk, Bernard Tshumi. Esta corriente estética del diseño recurre a desordenar formas naturales para crear obras arquitectónicamente complejas, donde los recursos creativos son el caos de los fragmentos aplicados en la geometría fractal y la estética de los pliegues. Pero aquí interesan otras arquitecturas del caos, aquellas que aparecen ante la curiosa ausencia de una arquitectura diseñada bajo propósitos claros. Sin embargo, es cierto que interesan los mismos criterios formales aplicados en la estética de las arquitecturas del caos: los límites, violencia, placer, esquizofrenia, trasgresión, desviación, locura, discontinuidad, dislocación, disyunción y ruptura9, pero aquí no se entienden como metáforas para el disfrute ARQUITECTURA DEL sobre el paisaje y la plástica arquitectónica, MIEDO sino como la realidad que contiene la vida Botella de alcohol de la social y cultural proveniente del caos y su preferencia en cuestión, dada complejidad, dejando tras de sí, el rastro que va a beber por la fuerza y a chupitos, hasta el momento dando forma a los miedos urbanos colectivos. en que se está lo demasiado ebria/o para ser consciente (y feliz, en algunos casos).

DIAGRAMA Sistema de líneas, colores y figuras que le dan orden a la telaraña de la cabeza.

ELEFANTE BLANCO El Frankenstein de la arquitectura. Pobre e incomprendido resultado de ambiciones macabras.

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¿Qué entendemos por Arquitectura del caos? Las arquitecturas del caos realzan los miedos dentro de lo urbano, formalizan los límites y las diferencias rompiendo los tejidos sociales. Son arquitecturas que silencian y callan con la indiferencia, las espacialidades del miedo llegan por consecuencia, por apatías o por castigos. Una arquitectura caótica sin trayecto escalonado, que incluso antes de existir ya se prevé su fracaso. Distante de lo que se le necesita e incapaz de concluirse, no deja de ser ambicionada tras promesas poderosas, inconclusas y siempre en ejecución, son

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arquitecturas usualmente inhóspitas. Un caos en la arquitectura puede ser ingenuamente arbitrario, o bien, perversamente consciente en un ciclo permanente donde se desdibuja el rastro que reconoce su origen y sus intenciones. Una arquitectura discontinua que trabaja sobre desequilibrios, erosionando los que ya existen. Desde las arquitecturas del caos, la corrupción y los intereses políticos han dado destrucción paulatina a las ciudades. Haciendo de ellas, escenarios urbanos precarios, con equipamientos e infraestructuras deficientes. El camino para construir su rastro es tan nebuloso como seguir la huella del capital económico que se requiere y que se desvía a los ejecutores de las inversiones públicas, en ocasiones ligadas con el crimen organizado. Este complejo sistema por donde la inversión tiene que recorrer para después desaparecer, es uno de los mayores retos para construir un caso alrededor de la arquitectura, la obra pública y la política que esclarezcan uno de los contenidos del miedo urbano. Butler expone el peligro que corre el cuerpo critico cuando asume una voz que expone ideales que pueden llevarlo a convertirse en una representación silenciada por el poder (Butler, 2015) mientras impone una cultura del miedo. Para la investigadora y curadora de arte Iliana Diéguez, los sacrificios -todos: lo de la iglesia, los del estado, los de todos los soberanosexhiben la violencia legitimada por las diversas formas de poder. Y el poder, como el miedo, se inscribe en los cuerpos (Diéguez, 2012:173). Hablar de arquitecturas del caos, equivale a referirse a las arquitecturas saturadas de vórtices sociales y operativos que se normalizan entre sistemas inestables.

8 Arquitectura del pliegue. En estas arquitecturas, se celebra el caos, un caos que algunos intentan

taxonomizar y legitimar mediante términos críticos relacionado con la condición de la fragmentación que eclosiona en un universo de caos. José María Montaner, publicado en Arquine No. 10 dic. 1999. Montaner, expone la influencia que ha tenido para la arquitectura la publicación de Gilles Deleuze en 1988, El pliegue, “La teoría de los pliegues se acerca a lo imprevisible y vivo de la naturaleza, al puro acontecimiento, a la condición contemporánea en la que “la fluctuación de la norma sustituye a la permanencia de una ley”. 9 En el mismo artículo, Montaner, supone y afirma dichos criterios como conceptos y mecanismos en la arquitectura de Bernard Tshumi.

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BANE

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ESPACIALIDADES DEL MIEDO ESPACIALIDADES DEL MIEDO

ESCENARIO 2

¿Cómo podemos definir el sentido del espacio? La palabra espacialidad (cualidad relativa del espacio) es usada en la física y otras disciplinas para referirse a la materia en contexto de tiempo, movimiento y espacio. Su etimología proviene del latín spatium; materia o tiempo que separa dos puntos, el sufijo -al que indica relativo a, y el sufijo -dad que indica cualidad. Para Benjumea, la espacialidad es diferente al fenómeno puramente físico de ocupar un lugar en un espacio objetivo. Se puede distinguir un espacio corpóreo y otro exterior que sería el espacio que está más allá del alcance de la acción de mi cuerpo, pero que forman entre sí un sistema práctico. La espacialidad es un elemento constitutivo en tanto es una dimensión explicativa de lo social en lo general. La construcción social del espacio -la espacialidad-, está ligada a la construcción social del cuerpo, articulación que sucede de la relación entre persona y mundo y se opone al espacio objetivo, por tanto es un factor relevante a la hora de entender lo humano (Benjumea, 2009:161-163). Para profundizar en las espacialidades urbanas, cito ampliamente el ensayo tan profundo y contundente de Jesús Martín Barbero , porque lo que dice, es directamente pertinente para el pensamiento sobre los miedos urbanos, la influencia del espacio y el impacto que representa en la vida de quienes lo viven, consciente o inconscientemente.

Ciudades laberínticas de la mente donde siempre me pierdo Charles Simic

El monstruo ama su laberinto

FUTURO Tiempo mitológico plagado de sueños, expectativas y frustraciones.

IDENTIDAD Ideal de pertenencia en algo colectivo, o al menos a un par de zapatos. Aquello que se cambia o manipula de acuerdo a condiciones, negociaciones, imposiciones o placeres personales.

*DAÑINO Vicio no compartido por las autoridades

DIVAGAR Arte mal cotizado de perder el sentido estricto, a cambio de experiencias persuasivas.

VAGAR Estrategia compositiva del errabundeo.

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Barbero reflexiona sobre las formas por medio de las cuales, la cultura urbana de entre siglos, enfrenta el miedo a la violencia generado por los nuevos procesos comunicativos (Barbero, 2003:69). Tomando atención es sus criterios y siendo que lo arquitectónico es una práctica comunicativa, es momento de explorar desde su escenario. ¿Cómo enfrenta la gente esos miedos, la angustia que acarrea la erosión de la sociedad que da forma a la ciudad (Barbero, 2003:71)? ¿Cómo los medios comunicativos arquitectónicos, dan forma a los rituales y el sentido del habitar en lo urbano? Para Barbero, hay dos muros, dos prejuicios. El primero responde a la participación comunicativa, donde los procesos de comunicación no pueden entenderse solo desde los medios, cuando lo que producen son transformaciones en los modos urbanos de comunicar, interpretar y habitar. Es decir, la influencia directa sobre los cambios en los espacios públicos, las relaciones entre lo público y lo privado, y la idea misma de ciudad, lugares donde existen más flujos e informaciones, pero, menos encuentro y comunicación. MIEDO

Supuestos ordenados que asumen la existencia del mismo como una ausencia del valor.

MIEDO CIVIL

Mechero para la revuelta.

MIEDO URBANO Espacialidad de Ciudad Gótica, pero de la vida real.

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El segundo de los prejuicios de Barbero toma base en la memoria colectiva, el espacio público y la otredad. Los medios no pueden resumirse al aumento de violencia, criminalidad e inseguridad, ni tampoco en la cantidad de muros edificados para brindar la idea de seguridad ante el miedo del mundo urbano. Los miedos son clave de los nuevos modos de habitar y de comunicar, son expresión de una angustia más honda, de una angustia cultural que proviene de dos factores principales:

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En primer lugar, de la pérdida del arraigo colectivo dentro de un urbanismo salvaje –aún operante en racionalidad formal y comercial-, que va destruyendo poco a poco, todo paisaje de familiaridad para la memoria colectiva, por tanto, comienza el torbellino confuso de la identidad, que incluso antes de hacerse, ya se ha fragmentado. En segundo lugar, la angustia por la normalización de las diferencias dentro de la ciudad. El más fuerte y sutil homogeneizador, es la ciudad impidiendo la expresión y el crecimiento de las diferencias, por tanto, la ciudad como homogeneizadora, es la ciudad misma impidiendo la expresión y el crecimiento de las diferencias (J. M. Barbero, 2003). Los miedos viven de ellos mismos. Como el monstruo en el armario, estamos tan pendientes de él que provocamos su existencia. Lo que creemos, lo creamos. El miedo, como condición humana, existe desde el origen de la vida, viene tan entrañada como el instinto por sobrevivir. Cuando el miedo se puede palpar, cuando el caos en la arquitectura no es una práctica estética sino una condición implicita, preguntamos ¿Cómo generamos redes, si entre los cuerpos se siembra el miedo? ¿Cómo se encuentran los cuerpos, si los espacios han sido ocupados por las angustias?

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ARQUITECTURA COMO CASTIGO El castigo se ejerce por el poder y se construye por el nivel estratégico que existe tras la coerción: manipulación, seducción y control, antes de fulminar por la fuerza. La arquitectura como castigo se impregna en todos sitios no solo en el paisaje, quizá sea una suma de condiciones de ciudad ¿Inconclusas, precarias, controladas, sometidas, olvidadas o inoperativas? ¿Qué es lo que acarrea el castigo? ¿de dónde proviene? ¿de la hostilidad? ¿A quién se le castiga y por qué? ¿Una ciudad hostil, puede incluir a las arquitecturas del caos y a las espacialidades del miedo? La hostilidad estudiada por la psicología, es una condición de los estados anímicos que hacen al ser y al individuo. En resumen, la hostilidad proviene del atropello y la amenaza que se ejerce por estímulos externos a los propios, tanto físicos como psicológicos. La violencia derivada de un medio ambiente de abusos tiende a genera cogniciones hostiles. Por lo general, la hostilidad es una forma en que se manifiestan el miedo o la inseguridad experimentados ante determinados temas o situaciones. No hay parámetros definidos, pero se puede presentar de modos sutiles sin violar las normas sociales. Sin embargo, es capaz de permanecer en el tiempo sin repetir el estímulo que la hizo aparecer.

ESCENARIO 3

Callar la barbarie sería precisamente otorgar la Victoria a los perpetuadores de la barbarie. Iliana Dieguéz

*EQUITATIVO Forma de repartir de los que tienen poco.

*ERRADICAR

Pactar con un virus que su radio de acción será solo el 3er mundo.

*HOSTILIDAD

Forma de reconocer en el otro lo abominable de los defectos propios.

Esto hace de ella un sometimiento lacerante que se va sembrando y enraizando, sin notoriedad clara y previa, a menos, que exista un escenario preclaro de las agresiones.

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Con un escenario preclaro me refiero a los ambientes, los sitios, a los lugares y los no-lugares que se inundan por una carga simbólica de hostilidad.

MARGINADO El non grato. Todo aquel que puede señalarse como no adoc al mundo creado por quien señala.

TERCER MUNDO Todo lo que está lejos de la Unión Europea y fraternos diplomáticos. Resultado del pacto de Varsovia. *Pacto de Varsovia. Los mapas no pueden ser iguales, no pueden, no deben. Tras la división geopolítica de aliados y enemigos los primeros dos bloques dejaron el tercero como terreno de último recurso. Entonces, el tercer bloque tuvo que hacer un pacto, uno que los situase neutrales de ser partícipes ante la lucha de los primeros dos bloques.

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En este sentido, lo hostil puede aparecer cuando alguien nota niveles de atropello y amenaza en las espacialidades físicas; cuando a las personas se les condiciona por un poder controlador, disciplinador y dominante, y, cuando los espacios exponen a quienes interactúan en él, a situaciones difíciles o desagradables. Los climas hostiles pueden ser desde un pequeño lugar de transición y de uso, como una calle o una plaza, hasta la hostilidad de un muro que no permite nada más que lo que esté legitimado en cada uno de sus lados. Incluso, el clima hostil puede ser tan flagelante que castiga por pensar o vivir en desacuerdo, expulsado a los cuerpos de sus refugios para inundarlo todo con hormigón y dejar así, una arquitectura del castigo (Rodrigo Delso, comunicación personal, 2020). La arquitectura como dispositivo del poder, puede construirse como una herramienta de imposición. Donde las diferencias son aprovechadas para crear fronteras que fortalecen discursos y obsesiones, aunque ello sea una inclinación a los asilamientos y el control sobre las corporalidades. La comunicación, otro de los dispositivos del poder, es capaz de recrear escenarios en los imaginarios de forma insistente a través de las tecnologías, permeando las hostilidades -reales o imaginadas- hasta invadir los espacios privados.

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VV Esta hostilidad entre lo público y lo privado, se vincula a lo que Rita Segato llama “violencia expresiva”, que engloba y concierne a unas relaciones determinadas y comprensibles entre los cuerpos, entre las personas, entre las fuerzas sociales de un territorio. Es una violencia que produce reglas implícitas, a través de las cuales circulan consignas de poder no legales, no evidentes, pero sí efectivas (Segato, 2018). Las arquitecturas que castigan siendo hostiles ya en la precariedad, caen en la triada que para Butler es inseparable: las violencias del Estado, el concepto de vida y el discurso del miedo. El cuerpo es la primera resistencia ¿En qué condiciones la vida precaria tiene derecho a la protección?

El derecho a la vida implica “la obligación positiva de suministrar unos apoyos básicos que intenten minimizar la precariedad de manera igualitaria”: la comida, el trabajo, la atención sanitaria, la educación, el derecho a la movilidad y a la expresión, la protección contra los daños y contra la opresión. En otras palabras, la ciudad: las redes de infraestructura, los comedores, el equipamiento para el transporte público y el sistema operativo del mismo, los hospitales, las calles, las escuelas, las plazas, los espacios culturales, las nuevas ágoras urbanas, la iluminación, las aceras, las perspectivas.

A pesar de esa realidad, las políticas públicas en la ciudad son contradictorias: de la mano del discurso de la integración social, tienden a la segregación espacial, al sentar las bases para la exclusión a través de una gestión urbana guiada por el capital y los grandes proyectos urbanos, que muchas veces fracturan una ciudad ya fracturada desde hace siglos. Enrique et all.

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Butler, cierra y dice: De modo que nuestras obligaciones, lo que está de nuestra mano, son las condiciones que hacen posible la vida, no la vida en sí (Ramoneda, 2010). La responsabilidad de la arquitectura en la ciudad es parte de las obligaciones que recaen sobre nuestras manos, es tan vital, que su relación con el mundo se asume a través del cuerpo. El cuerpo es la frontera última, la libertad de reconocer la otredad, el poder no debería construir esa realidad (Dagnino, 2017). Judith Butler, plantea la urgencia de reflexionar y cambiar la perspectiva sobre las tres cuestiones centrales: el concepto de vida, la violencia de Estado y el discurso del miedo. Al tiempo que defiende la conciencia de vulnerabilidad, la capacidad de compartir precariedad, y la asunción de que cualquier forma de supervivencia de una sociedad pasa de lo individual a lo colectivo. “Lo que limita quién soy es el límite del cuerpo, pero el límite del cuerpo nunca me pertenece plenamente” (Ramoneda, 2010). La calidad de los espacios importa, es parte de una puesta en escena que otorga grados particulares a las narrativas. Como en el caso del Segundo Estado (Segato, 2006) donde los puentes urbanos -peatonales o vehiculares - de ciudades con escenarios ya precarios, hacen la función de un nuevo pico de plaza, donde se exponen los cuerpos enemigos o los cuerpos que rompen con el silencio dominante manifiestándose ante la violencia y el castigo; Esa, sería una arquitectura del miedo. El cóLa relación entre arquitectura y miedo, con el movimiento de intericonicidad, presenta las fisuras por donde las espacialidades se desenvuelven como escenarios para el desarrollo de la vida.

El código de silencio. Solo así se sobrevive con el crimen. Tienes que tener miedo a hablar. - Detective caso Ley RICO 83


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PRODUCCIÓN SOCIAL DEL MIEDO ¿Qué comunica el miedo urbano? ¿De qué manera influye la arquitectura en los espacios que lo experimentan? ¿Sucede por algún orden y a través de algún funcionamiento? ¿Será posible que los medios comunicativos de la arquitectura, den forma a rituales y al sentido del habitar en lo urbano? ¿Será relevante la mediación de la arquitectura en la construcción de imaginarios y discursos? ¿Dónde, si no es en lo urbano, sucede gran parte de la humanidad? A diferencia del miedo biológico10, el miedo urbano simboliza aquí la relación entre la realidad y la construcción de las imágenes que constantemente subyacen en un proceso de intericonicidad (Cruz & Gambetta, 2018:43).

El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio y el odio lleva al sufrimiento. Yoda. Star Wars

BANE El movimiento intericónico hace comprender Enemigo de Batman que se que las imágenes están asociadas al parece al COVID, impone un funcionamiento de la memoria – individual, estado de alarma en tres meses colectiva, consciente o inconsciente. De acuerdo provocando y condicionando los miedos. con Courtine (2013): “toda imagen se inscribe BICHO COVID en una cultura visual y esta cultura supone la Presupuesto cosmopolita de lo existencia junto al individuo de una memoria que significa vivir una tragedia visual, de una memoria de las imágenes donde a consecuencia de una guerra. toda imagen tiene un eco. Existe un siempre CAOS Agente empleador del ya” (Cruz & Gambetta, 2018:43). Se trata de Joker, que quiebra el orden un proceso de construcción continua de los establecido para jalar los sentidos, que se van recogiendo, apropiando, límites del mecanismo inútil que rige a ciudad gótica destruyendo y renovando.

La intericonicidad, como dispositivo de construcción del mundo produce metáfora y narrativa sobre todo aquello que construye la humanidad. Una intertextualidad expandida que ya no queda en la relación entre textos orales y escritos, sino que se amplía a la relación innata ente realidad e imagen.

COVID-19 Bicho que provocó un nuevo valor del miedo colectivo, civil y urbano. Referencia al año 2020 d.C.

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Este movimiento permite que los sentidos sean movedizos y atemporales en enunciados polisémicos, siempre nutriéndose de ellos mismos en un ejercicio de constante metonimia.

CAÑA Término europeo-español para referirse a una dosis de cerveza en vaso. Antídoto etílico diurno.

WHISKEY Antídoto de fama clásica para noches de desvelo con la charla de la cabeza, el folio en blanco y las palabras.

*INSPIRACIÓN Estado de amnesia en que se olvida la persona a la que se ha plagiado. Referencia perfecta del diccionario MONGOL

INTERICONICIDAD Juego de Jumanji.Ya no hay límite entre la realidad y la ficción.

Para Arbex, la intericonicidad es un proceso de productividad de una imagen que se construye como “absorción o transformación de otras imágenes” (Arbex, 2000:5). También, defiende que la intericonicidad recubre prácticas que provienen de la memoria, aunque sus rastros estén borrados u olvidados. Según Arbex, el principio de intericonicidad está presente en todas las imágenes construidas en la absorción de trazos de otras ya vistas.

El miedo se construye visualmente a través de enmarcamientos y, por tanto, emergen capas de realidad dando pie a relatos ordinarios y comunes que delimitan las espacialidades relacionadas con la acción-reacción del miedo. (Luis Aspeitia, comunicación personal, 2020). Por ello, es usual encontrar referentes dentro de la creación artística como en los casos de la producción visual, pictórica y literaria. Esto permite que ciertos pasajes de las ciudades contengan mayor cercanía a la experiencia del miedo en nuestro imaginario, en medida que suceden en la vida real se genera un eco en representaciones y narraciones ficticias. Es justo en esa retroalimentación donde las espacialidades se construyen como espacios simbólicos, que lejos se encuentran de ser sucesos falsos. El tema es, que recordamos la información que recibimos, la almacenamos y la integramos a los discursos, cuando son los sistemas totalitarios los que imponen los discursos. Para discutir una producción social del miedo, hay que poner en la mesa a quienes

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VV siembran los discursos del miedo, viralizanndo las ideas para que los elementos simbólicos eficaces circulen y los mensajes funcionen como un virus, tal cual la Teoría de la aguja hipodérmica (Laswell, 1948).

Seguir un relato es actualizar de nuevo el acto configurador que le dio forma, así entrevemos cómo relato y vida pueden ser reconciliados (Ricoeur, 2006:16)

¿Cuál es el relato que existe ente el miedo urbano y la vida? En el proceso de intericonicidad los códigos que condicionan a la ficción, en cualquiera de sus representaciones, son los establecidos por los rituales. Es lo que emerge desde los espacios de representación, aquellos que son frecuentados para obtener historias en el arte o el pensamiento. La diferencia entre la ficción y la verdad, es que el miedo condiciona parte de las experiencias de la vida, mientras que la ficción, se engancha de la vida para tener sentido. El relato del miedo urbano, es la construcción de lo narrado, desde el suceso real al ficcionado, como en viceversa. Lo que Ricoeur llama: trama de la vida “la imitación de la acción” que es mezcla entre actuar

y sufrir, entre acción y sufrimiento, ese es el primer anclaje para la narrativa; el segundo es la comprensión práctica que hace decidir sobre el poder-hacer y el saber-poder-hacer, el último anclaje sería en lo que él llama la cualidad pre-narrativa de la experiencia humana. En estos tres anclajes, Ricoeur afirma que la acción puede ser narrada debido a que ya está articulada en signos, reglas y normas; es decir que se encuentra siempre mediatizada simbólicamente (Ricoeur, 2006:1718). La producción social del miedo, se construye como metáfora espacial de la comunicación. Parte de la práctica espacial (espacialidad), a la práctica discursiva (arquitectura en este caso) y el texto o lenguaje (la abstracción del miedo). Es decir, que los miedos colectivos los contamos desde las abstracciones y las interacciones simbólicas que provienen de prácticas concretas: los sentidos, las normas y los rituales. Pero también se construye por las estructuras sociales que se apoyan en los estudios culturales: las representaciones que se interpretan y los marcos que forman mitos.

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V Por eso, el miedo como producto social, no es solo la narrativa que creamos sobre él. También parte de los discursos que hacemos a su alrededor para situarlo entre los cuerpos y los espacios. La representación de la realidad es una práctica inevitablemente metonímica. No importa el lenguaje de aquí a allá, importa lo que se construye mientras se mueve: la producción colectiva del sentido. (Antonio García, 2020).

La realidad no se encuentra contenida ni en el diccionario ni en la gramática, dice Paul Ricoeur (Ricoeur, 2006:16). Para él, existe una interpretación de los mundos reales y literarios que parece empatar con la situación de las espacialidades y la intericonicidad: La mediación entre el hombre y el mundo, es lo que se llama referencialidad, la mediación entre el hombre y el hombre, es la comunicabilidad; la mediación entre el hombre y sí mismo, es la comprensión en sí. Pues bien, el miedo se referencia entre experiencias del cuerpo y el mundo; se comunica de cuerpo a cuerpo y se comprende solo al asumirse, interpretarse y ser interpelado por, y, desde el cuerpo.

10 El miedo biológico ocurre cuando los estímulos que detectamos como peligros, son interpretados por el cerebro. Los estímulos pasan al sistema límbico desencadenando el sistema operativo del miedo. Mismo, que activa la amígdala hasta llegar a la base del hipotálamo, entonces el miedo culmina en la corteza prefrontal cuando pasa por la base racional. En este nivel, el miedo puede afrontarse o evolucionar al pánico. El miedo, como tema de estudio den las ciencias, como en la psicología y la psiquiatría, es de categoría compleja, por ello, el miedo que aquí se rastrea es una aproximación de su tema y poder exponer la panorámica del miedo urbano.

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CAPÍTULO 3

M I E D O U R B A N O R I T UA L I Z A D O

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MIEDO URBANO RITUALIZADO

El miedo urbano se mueve entre las tres capas. Requiere del escenario urbano para existir, se nutre de las representaciones para materializar su incidencia y se construye como discurso desde quien ejerce poder; sea un poder legitimado o no, precario o no. Así, se ritualiza el miedo una vez que se asume como componente de la vida. Es aquí donde el miedo urbano se puede situar dentro de las complejidades organizadas de las ciudades, fundamentalmente a que es una variable que se compone de una experiencia humana universal, que a su vez, puede construirse como una herramienta de control sobre las ciudades, desde el momento en que se planifican y construyen hasta el momento en que se experimentan. Es un fenómeno social, espacial y formal que condiciona las vidas. Por eso se construye como ritual, porque ya no responde a experiencias individuales, sino que establece afinidades y marcas simbólicas entre discursos, ciudades y cuerpos.

REFLEXIÓN DEL TRATAMIENTO

El miedo urbano es un término que no existe. Pero se puede asumir como el miedo que se construye desde las espacialidades, por lo que no se puede entender sin la relación entre las tres capas que forman la producción del espacio: la práctica espacial, que son los uso que le demos a las ciudades y sus escenarios; los espacios de representación, que son frecuentados por el arte al manifestar las cualidades que se contienen en ellos, dados sus sentido de apropiación, y, por último; la representación del espacio, que es la capa donde se sitúa el poder que pretende organizar el espacio y sus sentidos.

...

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Esto marca diferencias y similitudes, que hacen de las espacialidades evidencias sobre las maneras en que el mundo se percibe. El miedo que se extiende se convierte en campo del territorio y la geografía, capaz de reflejar desde la manera en que habitamos los lugares hasta su incidencia en las políticas urbanas. El miedo urbano ritualizado, puede ser considerado una tecnología de control al llevar una condición natural y arcaica a una obsesión lucrativa, disciplinaria y estratégica. Si como señala Byung-Chun Hal, el ritual es resonancia y acto colectivo, se trata entonces de un yo compartido (Byung-Chul, 2020). La resonancia es como la piedra que se arroja al agua y de su hundimiento, nace una onda expandida que se repite cada vez más grande, omitiendo lo distinto hasta el momento en que otra onda choque con ella. La ritualidad es un proceso de interpelación. En ese caso ¿qué resonancia provoca un miedo ritualizado? El miedo urbano no deja de ser un proceso comunicativo. El miedo es comunicativo porque se fortalece de imágenes y la arquitectura es implícitamente una construcción visual. El conflicto existe cuando el miedo se utiliza o se media para imponer determinados órdenes en las maneras de vivir. Desde lo individual a lo colectivo, sobre todo, si esos ordenes se basan en angustias, amenazas y castigos, es decir, sobre pisos caóticos con resultados eficaces. El miedo que controla, es una herramienta que asegura que las cosas se muevan con el desorden que ordena otros intereses. Quien tiene el poder, controla el miedo. El papel de la arquitectura que se colude con el poder suele ser turbio. Al hacerlo no hay preguntas, solo se imponen discursos y verdades en las espacialidades de las ciudades. La arquitectura es una herramienta costosa y poderosa, a la vez, que escasamente defendida como sitio de resistencia. Se le ve operar y en su magnitud abrasadora, es capaz de silenciar antes de saber lo que puede ocurrir con ella, o en ella. Coludida con el poder y su juego de retórica, hace que veamos cosas que son mentiras como verdades y falsedades como realidad. Es posible que este sea un límite (o una grieta) por donde se condiciona la representación del espacio, y, entonces, afloren las espacialidades con el miedo urbano que paraliza y condiciona. Ritualizar el miedo en las ciudades, equivale a legitimarlo como una herramienta eficaz de las estructuras institucionales que pretenden reprimir y reconducir a las sociedades, es el “producto pasional inducido” que disipa cualquier entropía regenerativa que se pueda llevar a cabo. Lo delicado en el tema, es que ese miedo usualmente se inyecta de miedos

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VV cotidianos en ciudades con sistemas operativos caóticos. Y es un ritual

doblemente arriesgado cuando se filtra el Segundo Estado en el territorio y su construcción urbana. Cuando las prácticas y los discursos peligrosos se normalizan y se vuelven ordinarios, en los medios de comunicación y la vida cotidiana, eso significa que hemos perdido nuestro sentido del horror, nos negamos a este sentimiento, por lo que deberíamos mantener el sentido del horror con vida (Butler, 2015). Lo mismo ocurre para el miedo urbano que es la base del horror, es el miedo que paraliza al cuerpo en una calle o incluso lo desaparece de ella. Es el miedo a una estructura de poder que encuentra beneficios sobre el bien público en crisis. Un complejo del capitalismo del desastre: una economía basada en el miedo, que, aunque parezca caos y fracaso, sucede con éxito y sin castigo. El castigo por el miedo urbano ritualizado, no castiga a quien lo ejerce sino a quien lo recibe. Desde las arquitecturas del caos, la corrupción y los intereses políticos han dado destrucción paulatina a las ciudades. Haciendo de ellas escenarios urbanos precarios, con equipamientos e infraestructuras deficientes, como si fueran casos de provecho en una economía sobre el desastre. Gran parte de ese logro proviene del negocio en la construcción de obra pública y reensamblamiento del equipamiento urbano, desde clínicas sanitarias a suministros básicos de agua y electricidad. Se trata de una arquitectura que flagela los tejidos urbanos y que incluso, siendo pre concertada y cobrada, en grandes casos no se concluye, dejando tras de sí arquitecturas sin razón de ser que terminan por hacer de la ciudad un escenario precario para vidas precarias. En el contexto y las espacialidades que apelan al miedo, se encienden en automático las categorías negativas que son propensas a el: las amenazas, los riesgos y lo negativo. Si el miedo se ritualiza como cultura encarnada, interiorizada, hecha cuerpo (Rizo García, 2011:83). La ciudad que lo asume como componente ordinario y normalizado omite alternativas que la construyan como una ciudad autónoma, de cuidados y de tejidos. Entre la espacialidad y la producción social del miedo, ciudades han colapsado. El miedo urbano ritualizado es de una magnitud voraz y de una trascendencia significativa. Al menos para el alcance de esta investigación. Su amplitud se extiende por ciudades que sin ser iguales padecen de los mismos síntomas, quizá en menor o mayor medida, tal vez, por esa razón, su rastreo sea complejo y su caza inasible.

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- ¿HEMOS TERMINAD O?

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- NO. V I E N E E L TESTIMONIO:

L A CIUDAD RESISTENCIA

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CAPÍTULO 4

CIUDAD RESISTENCIA

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CASO DE ESTUDIO MIEDO URBANO RITUALIZADO desde la perspectiva de género AGENDA 2030

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L A R E V U E L TA E S E L L E N G UA J E IGNORADO

Tras el rastreo teórico, el caso de estudio se desarrolla en un documento exclusivo para situar una de sus caras: la construcción simbólica del poder en el género y la sujeción de los cuerpos a través del miedo urbano. El caso de estudio contiene su propia introducción y conclusiones. Este análisis, trata el miedo urbano ritualizado desde la perspectiva de género en base a los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. El análisis interpretativo es consecuencia de la investigación activa, que propone el relato sociocultural sobre el miedo urbano. La construcción teórica permite que el método histórico-deductivo suceda a través de la recuperación de los términos conceptuales, los contextos sociales y la información recolectada.

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introducción Se trata de situar a uno de los grupos humanos que viven bajo la presencia del miedo urbano ritualizado. El cuerpo femenino se

posiciona aquí como dispositivo de interacción entre género, poder y ciudad. El miedo urbano aquí explorado se acota a dos

variables: la incidencia que tiene las habitabilidades y, las prácticas en el ejercicio de hacer ciudad, ambas variables través de los estudios de género. Como método de trabajo para el desarrollo del tema, se ligan cinco de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, junto a los planteamientos de las arquitecturas del caos / espacialidades del miedo. Los ODS tratados para vincular el tema de género, poder y ciudad, son:

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Igualdad de género.

Reducción de las desigualdades.

11 Ciudades y comunidades sostenibles. 16 Paz, justicia e instituciones sólidas. 17 Alianzas para lograr objetivos.

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VV Los ODS son retos concretos y complejos, ámbitos de intervención necesarios para alcanzar un desarrollo sostenible. Elaborados durante más de dos años de consultas públicas, interacción con la sociedad civil y negociaciones entre los países, representan algunas de las necesidades más apremiantes y universales del mundo actual. Ellos son pauta para concebir enfoques innovadores desde el pensamiento, las alianzas y las prácticas para abordar los desafíos actuales en materia de desarrollo. El Informe de Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, de las Naciones Unidas, declara que un objetivo de desarrollo importante para muchos países es reducir la desigualdad y abordar la inclusión social. Sin embargo, tanto los países ricos como los pobres presentaban niveles altos y bajos de desigualdad. El urbanismo de género, la arquitectura de género, la geografía de género, la economía y la ley con perspectiva de género, son algunas de las disciplinas que circunstancialmente se entrelazan para mejorar las condiciones de habitabilidad y de desarrollo sostenible. Las mayores impulsoras de ello son las mujeres, probablemente no solo por ser quienes experimentan en mayor medida las carencias socioespaciales, las arquitecturas caóticas y las espacialidades del miedo, sino que también son las más activas promotoras para plantear alternativas. Algo tan congruente como legítimo, dado que reconocen tras las experiencias y los cuidados, las necesidades que usualmente pasan desatendidas por el desconocimiento sobre los riesgos operantes en las ciudades. Además de los miedos urbanos que provienen de las corporalidades y las instituciones, se plantea uno más que emerge desde las arquitecturas del caos: la corrupción y los intereses políticos han dado destrucción paulatina a las ciudades; haciendo de ellas escenarios urbanos precarios, que en lugar de aumentar la calidad de vida, vienen a provocar en el mejor de los casos, nada.

¿Qué tipo de ciudad, qué tipo de vidas, qué tipo de prácticas se formulan entre ellas? 103


Producción socioespacial del miedo Hablar del miedo urbano equivale a una espacialidad del miedo, a ciudades construidas desde o por el caos, a un fenómeno natural de intericonicidad. Si la arquitectura es imagen y discurso, y el miedo es un enmarcamiento reforzado por la carga simbólica (de imágenes y discursos), arquitecturas y miedos vienen relacionándose desde tiempos remotos. La intericonicidad, como dispositivo de construcción del mundo produce metáfora y narrativa sobre todo aquello que construye la humanidad, una intertextualidad expandida que ya no queda en la relación entre textos orales y escritos, sino que se amplía a la relación innata ente realidad e imagen. Este movimiento permite que los sentidos sean movedizos y atemporales en enunciados polisémicos, siempre nutriéndose de ellos mismos en un ejercicio de constante metonimia. Es justo en esa retroalimentación, donde las espacialidades se construyen como espacios simbólicos que lejos se encuentran de ser sucesos falsos. Lugares donde las amenazas aumentan naturalmente y donde los peligros son exponenciales para una franja de población, una que usualmente ha sido sometida desde el poder y a través del miedo: las mujeres. Escaleras, portales, parkings, puentes, callejones, la casa propia.

A pesar de que el miedo usualmente se asume como un efecto paralizador, el miedo también es un acto de respuesta para la defensa. Se convierte en umbral para la supervivencia. Limitador y beneficioso, el miedo ha sido promotor de choques culturales, de guerras y de barreras, y, al mismo tiempo, es estímulo creativo, movilizador de resistencias y acompañamientos.

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Decodificar el miedo Referirnos a un mecanismo que opere el miedo urbano, equivale a decodificarlo desde que se piensa y se construye la ciudad, y, por tanto, del impacto socioespacial que resulta en los lugares que se caminan y se viven. Por ello, el miedo urbano se entiende como un síntoma de las habitabilidades, y es aquí, donde influye la mediación de la arquitectura. Toda arquitectura se construye por discursos, la pregunta es:

¿Qué tipo de discurso hace una espacialidad del miedo, que somete a través del género? Para la investigadora y curadora de arte Ilieana Diéguez: Se trata de hablar del cuerpo, no un cuerpo abstracto como símbolo en un contexto teológico y/o artístico, sino aquel que está aquí y ahora, que sufre y muere, y es profanado y desintegrado para transmitir un mensaje, que nada tiene que ver con el arte o la estética entendida tradicionalmente. Un cuerpo que está destinado a infundir miedo, a marcar un territorio de poder, para anunciar la cancelación de todo convencionalismo de conductas y recursos en el tratamiento de la persona. También es un balance del estado de las cosas en el que estamos sumergidos y del que, quiérase o no, somos participantes . Los sacrificios -todos: iglesia, estado, instituciónexhiben la violencia legitimada por las diversas formas de poder. Y el poder, como el miedo se inscribe en los cuerpos (Diéguez, 2012:173).

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A pesar de la cantidad de rastros que va dejando, comprender el miedo urbano es una misión compleja y probablemente interminable. Las preguntas sobre su mecanismo e influencia dentro de lo urbano tienen valor suficiente para situarlo dentro del estudio de las ciudades, así como en la naturaleza estructuralmente conflictiva de las vidas que ocurren en ellas. En otras palabras, dentro de una geopolítica con diferentes condiciones de ciudad y estructuras de poder, no existe sitio donde el miedo urbano no acontezca, sin embargo, sí que es notable la cantidad o la variedad de incidencias en las que se puede manifestar. Existen ciudades tomadas por guerras, por dictaduras o cualquier otro sometimiento donde la ritualización del miedo es notable. Y existen otras ciudades, donde hablar de los miedos dentro de las ciudades se entiende como un ataque casual a las comodidades que la ciudad en sí ofrece, siendo miedos y sucesos esporádicos o singulares. El problema con el término miedo urbano no recae solo en su ambigüedad, sino en sus caras y representaciones. El miedo urbano como objeto inaprensible, da pistas para descubrir su mecanismo, para eso y para profundizar en su estudio, se sigue su huella por los ODS que estructuran el caso. Antes de entrar a la implicación de la arquitectura y el urbanismo, es necesario un preámbulo vital para este caso: la construcción del género en las espacialidades. Habiendo aclarado en la primera parte de la investigación, que el miedo como dispositivo de control, requiere de mediaciones provenientes desde lo espacial, lo arquitectónico y lo representativo, para poder formalizar una tecnología de poder, y así, inscribir un código de sometimiento: el código ha de ser desarrollado por el código del cuerpo femenino.

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IGUALDAD DE GÉNERO El artículo del portal Yorokobu titulado Flâneuse: las mujeres aún tienen que conquistar las ciudades (Abad, 2017), comienza con el siguiente párrafo: Hay tantos letreros, tanto ruido, tal velocidad que no vemos las ideas que gobiernan las plazas y las avenidas. La calle es, desde hace siglos, un lugar para hombres. No es de las mujeres que tienen que caminar detrás de sus maridos, como ocurre en Japón; ni de las saudíes porque no les dejan conducir. Tampoco les pertenece a las mujeres de los países en los que las miran mal si van solas por las aceras. La ciudad no estará bajo sus dominios mientras tengan que andar en guardia para evitar que un agresor las asalte en una callejuela. Esta realidad aplastante, a menudo, se ve reforzada por la fantasía. A las niñas, desde muy pequeñas, les enseñan a tener miedo a los pasadizos y a los peligros de la ciudad.

Sentir miedo es perder. Perder la razón, perder el cuerpo, perder la estabilidad, el sentido, el orden, la vida. El miedo es una condición orgánica, biológica, cultural; común e individual. Decir cuáles son las caras del miedo sería tan parecido como nombrar al héroe de las mil caras (Joseph, 2017). Entre las mil caras del héroe y las mil caras del miedo, se ha venido construyendo una doctrina de poder desde la intericonicidad de la literatura. Dentro de sus personajes clásicos se presenta al héroe mítico como aquel que sale a conquistar los mundos rompiendo con los límites de la libertad (Joseph, 2017: 268:343 Libertad para vivir. Transformaciones del héroe). Entretanto el héroe de las mil caras

camina, las mujeres permanecen y esperan tras las ventanas en vigía y rezo (Joseph, 2017: 128:140:325. El

encuentro con la diosa. La mujer como tentación. El nacimiento de la virgen.), velando entre ellas y por quienes quedan

bajo su protección.

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La construcción del miedo en la historia occidental clásica se mantiene vigente en la vida de mujeres que aún sobreviven en ciudades plagadas de riesgos. Esto representa una gran parte de la desigualdad que el género ha tenido que asumir, y, por tanto, reivindicar. Esa lucha por la igualdad dentro de las pedagogías de la crueldad (Segato, 2018:264) va dejando su rastro. El 18 de julio del 2020, el portal de periodismo independiente Animal Político de México publica el siguiente titular: Destituyen a funcionario del Estado de Chihuahua tras decir que la pandemia logró cerrar la boca a mujeres, tal comentario sucedió durante una sesión de las Comisiones Unidas de Gobernación, Trabajo y Previsión Social. Cinco meses atrás y en el mismo Estado, Francisco Letayf, director del Instituto Municipal de Cultura Física y Deporte, fue destituido tras burlarse del paro del 9 de marzo mostrando su preocupación por quién le contestaría sus llamadas, esto, durante la presentación de la asociación civil Talento Mujer (Político, 2020). Es claro que actos así suceden por todo el mundo, y que han ocurrido durante largas generaciones. Comentarios que pueden pasar por triviales, sencillos o indiferentes, en realidad son manifestación de algo mucho más profundo y peligroso. Asumir una legitimidad sobre cuerpos y por tanto del género, adoctrina hacia las tecnologías del control, de la disciplina y del castigo (Foucault, 2005); así es como se consigue estructurar un aparato de mediación que, por tanto, comunica, negocia y condiciona como mecanismo psíquico de control (Butler, 2001). Existen ejemplos de ellos alrededor del globo, su apropiación y sentido cambia de acuerdo con la geopolítica, la estructura orgánica de la ley y las identidades situadas.

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Para finales del mes de junio del año 2020, el conteo de mujeres que aun estando en casa fueron asesinadas durante el periodo de cuarentena en la pandemia COVID-19, es el siguiente :

Referenciar la violencia sobre el cuerpo femenino dentro del espacio privado, tiene el objetivo de exponer tres situaciones: que no sólo en los espacios públicos existe una carga simbólica espacial, que es el cuerpo el primer receptor de las doctrinas y de las tecnologías del control y; que las cifras son más altas en medida que los países contienen mayores índices de desigualdad.

El miedo implica la defensa del cuerpo. Para Yera Moreno, el cuerpo es también un territorio político. Para Kate Millet y su retórica sobre género, lo personal es político (Kate, 2017). Para Judith Butler, la sexualidad es una organización históricamente específica de poder, discurso, cuerpos y afectividad (Judith, 2007). El cuerpo adquiere significado dentro del discurso, sólo en el contexto de las relaciones de poder.

La dimensión arquitectónica, urbana y espacial del miedo en el género tiene una larga lista en saldo rojo. El acceso al cuerpo de la mujer sin su consentimiento es un hecho sobre el cual todas las sociedades humanas estuvieron (o están) implicadas para conseguir fines políticos.

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Comenzando por los territorios en guerras, donde la violación ha sido una cuestión de estado, táctica y estrategia sobre lo dominado y, donde la herramienta simbólica del sometimiento se perpetúa a la conquista de los cuerpos femeninos. Mary Kaldor, le llama feminización de la guerra, y es allí, donde

se construye el cuerpo de las mujeres como una herramienta de control sobre las comunidades, una manera de desmoralizarlas y vaciarlas de voluntad; un fenómeno que se expande hasta la escala de un país.

Por ello se plantea la espacialidad del miedo, como una condición que define la ritualización del miedo al cargarlo de angustias y violencias dentro de los laberintos en las ciudades. Una vez

ritualizado, no se reconoce límite alguno entre el ajeno de lo público y lo propio de lo privado. Existe una deuda histórica en la construcción de ciudades, arquitecturas y espacios que aún es latente en muchas latitudes geográficas.

En el Informe de Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, de las Naciones Unidas, se menciona lo siguiente: para lograr la igualdad de género se requerirán medidas más audaces y sostenibles que aborden los impedimentos estructurales y las causas fundamentales de la discriminación contra la mujer (Unidas, Naciones, 2019:32).

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El mismo informe decreta que la falta de equipamiento doméstico, agua, saneamiento y transporte, aumenta la carga de las mujeres, al igual que la falta de enseñanza y cuidado en la primera infancia, cuidados a largo plazo y de acceso a la protección y servicios sociales. Esta carga se ve agravada por las nociones tradicionales del papel de la mujer en la sociedad. Cuando las mujeres se dedican al cuidado de otras personas y a las tareas domésticas, tienen menos tiempo para el trabajo remunerado, la enseñanza y el ocio, lo que refuerza aún más su desventaja socioeconómica (Unidas, Naciones, 2019:32).

La calidad de las urbes contiene una razón política y una razón ética en las buenas prácticas. De no ser así, el sometimiento se acentúa mientras que las Flâneuses disminuyen, y con ellas las transformaciones. Se asume al miedo como una posición

vulnerable cuando el miedo también es una resistencia. Es difícil hablar desde la opresión sin recibir castigos. Seguir así, equivale a que gane el Estado y pierda la ciudad. Y nunca se desmantelará la casa del maestro, con las herramientas de la casa del maestro (Audre Lorde).

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REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES

¿Qué relación existe entre el género, las arquitecturas del caos/espacialidades del miedo, y las desigualdades? Existe una corta brecha entre la condición de una ciudad y la construcción simbólica de la sociedad. El espacio público es reflejo de la sociedad que le produce e inversamente proporcional, siendo que al final, es el lugar por excelencia para el encuentro con la otredad, lugares donde la desigualdad puede encontrar ciertos equilibrios. A su vez, los espacios de representación en las ciudades, son reflejo de las formas en que se piensan las redes entre los aparatos institucionales y la participación de la comunidad. La relación inherente entre los discursos se condiciona por un fenómeno de entropía social, que si bien, no es un orden en sí, es un fenómeno cercano a las teorías del caos social. Cuando un país contiene desigualdad en su estructura operativa, incoherencia en su normativa y omisiónes en la construcción de los espacios públicos, el caos impera y se normaliza, llegando a ritualizarse como algo común y ordinario dentro de las sociedades. Igual que sucede con el miedo urbano. Este discurso en la arquitectura hace de ella una arquitectura del caos para las espacialidades el miedo. El mundo es un lugar hostil, no existen ciudades sin la hostilidad que provienen de su propio caos. Es así como la calidad de la ciudad incide en la calidad de las vidas humanas. Si existen ciudades con estrategias violentas alrededor de discursos y escenarios precarios para desarrollar la vida, es probable que aumente la cantidad de las vidas precarias , donde las desigualdades son más obvias y, por ende, más combativas.

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Ante un panorama que prevé una habitabilidad del 60% en las ciudades para el año 2030 (Unidas, Naciones, 2019:44), con altos índices de migración, deficiencias económicas y altos retos para mejorar las condiciones de vida; Es preciso poner atención a las amenazas que operan y se distribuyen silenciosamente a través del odio y del miedo como escenarios previos al caos, por esa razón se postulan aquí como temas de investigación y de acción, emergentes y urgentes. Haciendo referencia a las arquitecturas del caos, lo que se plantea es el algoritmo complejo y tergiversando por donde opera la administración pública en materia de hacer ciudad. Y debemos preguntarnos ¿quién se beneficia de todo esto? Debido a que el artículo es atravesado por el género como primer caso de estudio alrededor de la espacialidad del miedo urbano, aquí es importante rescatar quién y quiénes hacen mayoritariamente la ciudad. Siendo que el síntoma de la desigualdad comienza para las mujeres desde el acceso a la educación, las mujeres que alcanzan puestos laborales con legitimidad en la toma de decisiones y los espacios de acción aún encuentran en ellos adoctrinamientos desde el poder, la estructura de género y la pedagogía de la crueldad. Tal cual sucede con la oferta laboral en cualquier oficio y disciplina, ocurre igual en las profesiones que proyectan, diseñan y ejecutan ciudad. Los rumbos operativos en las decisiones asumidas usualmente son estrategias que siguen un orden político desigual, que usualmente y dados muchos casos, escucha sesgadamente las voces y los requerimientos que provienen desde el género. Es decir, que en la mayoría de las ciudades se continúa proyectando y funcionando desde la mirada de una ley inconsciente, desde una perspectiva patriarca, siendo hostilidad y adversa a la escucha.

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En la esfera económica se ha observado una tendencia al alza en la proporción de mujeres en cargos directivos en el mundo. Desde el año 2000, esa proporción ha aumentado en todas las regiones y agrupaciones de países, salvo en los países menos adelantados (PMA). Sin embargo, sigue siendo desproporcionadamente baja. En 2018, las mujeres representaban el 39% de la fuerza de trabajo, pero sólo ocupaban el 27% de los cargos directivos (Unidas, Naciones, 2019:44). Butler hace referencia a la represión como la productora del objeto que va a negar. Para ella, la represión de lo femenino no requiere que la acción y que el objeto de represión sean ontológicamente distintos. Butler se apoya en Foucault cuando habla de la empresa culturalmente contradictoria del mecanismo de represión, que es, a la vez, prohibitiva y generativa, y agudiza mucho la problemática de la “liberación’. Por ello cuando el cuerpo femenino se libera de los grilletes de la ley paterna podría resultar otra encarnación de esa ley, que se presenta como subversivo pero que opera al servicio de la autoamplificación y la proliferación de esa ley. Esta complejidad entrópica que plantea Butler a partir del cuerpo, puede ser una dialéctica de género que le da la vuelta a la que Hegel postuló sobre el amo y el esclavo: Para evitar la emancipación del opresor en nombre del oprimido, es necesario tomar en cuenta la complejidad y la sutileza totales de la ley y curarnos de la ilusión de un cuerpo verdadero más allá de la ley (Butler, 2001:16). No se habla de hacer utopía, sino de procurar la claridad hacia un horizonte que incentive a la ciudad de cuidados, por tanto, una sociedad de tejidos. Sin duda se presentan obstáculos para ello, hacer ciudad requiere hacer arquitectura, y la arquitectura siempre ha sido coludida junto con más dispositivos para construir poder entre gobierno y ciudadanía. La arquitectura no es omnipotente, pero tampoco inocente, y si no lo es, hay que hacerse cargo de ello.

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CIUDADES Y COMUNIDADES SOSTENIBLES

Las arquitecturas del caos que realzan los miedos en lo urbano, son las que siembran miedos para silenciar o callar por la indiferencia, por apatías o por castigos. A partir de una injusticia espacial formalizan las fronteras y las diferencias rompiendo los tejidos sociales. Estas arquitecturas, imperan en muchas ciudades de la aldea global.

¿De qué manera influyen las violencias hacia las mujeres y los roles de género, en la apropiación y configuración de los espacios públicos de la ciudad? ¿Qué sucede con las referencias de intericonicidad sobre las prácticas y las vivencias de las mujeres; de sus imaginarios, sus miedos, expectativas y frustraciones sobre su apropiación del espacio público?

En el ODS 5 Igualdad de género, se expone un tabulador sobre los cuerpos violentados en el espacio privado. Antes de ingresar a los espacios públicos y su carga simbólica el referente permite exponer una perspectiva arquitectónica que incide en la construcción de comunidad: en la América Latina no metropolitana, prevalece la ciudad horizontal, entre casa y casa existen distancias suficientes para silenciar ruidos, mientras que en las ciudades verticales la tolerancia disminuye y la atención crece. En ciudades comunitariamente ya distanciadas, el espacio de los entretejimientos, es decir, los espacios píblicos, serán doblemente significativo.

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Hos bonsupiceres cus et; es hos ca En las buenas prácticas de hacer ciudad, podemos reconocer los esfuerzos por el cuidado al medio ambiente natural, el reforzamiento de los barrios para mejorar los tejidos sociales, de favorecer las condiciones en la accesibilidad para movilidades más seguras y autónomas. Se procura el buen equipamiento urbano y la aplicación de infraestructuras con tecnologías óptimas. En las prácticas no precarias, las ciudades pueden percibirse como sitios completos, que operan y funcionan para que los espacios percibidos se sitúen con menos carencias para el desarrollo de mejores habitabilidades. Estas buenas prácticas ponen en vigor la rehabilitación urbana, el desarrollo territorial sostenible, la participación ciudadana en la intervención sobre la ciudad existente, procura igual la recuperación de áreas concretas de marcado carácter patrimonial, como los centros históricos, y lucha contra la amenaza de la gentrificación voraz, así, sus políticas suelen tener coherencia con los planes de desarrollo local e internacional. En las malas prácticas de hacer ciudad es fácil perderse sin esperar hacerlo, la orientación es mínima en la lectura y la legibilidad de la ciudad (Kevyn, 1960) generando angustias innecesarias. Se carece de buenas conectividades dentro de la escala del territorio. La infraestructura es precaria, los caminos son difíciles de recorrer, las calles y aceras con topografías irregulares se extienden por kilómetros. El equipamiento urbano es escaso o nulo, desde el alumbrado público que en su ausencia favorece a la oscuridad, al mobiliario que escasea para el descanso, igual la ausencia de contendedores para los desperdicios que resulta contraproducente para la higiene de la ciudadanía y la sanidad de los espacios públicos. Los servicios de movilidad pública son deficientes, comenzando por la ausencia de paraderos para el cobijo e información de las rutas. Los espacios no se acompañan de las experiencias del paisaje, la práctica del caminar es limitada,

caminar en una ciudad precaria, puede nombrarse como un lujo.

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Es en las malas prácticas donde las operaciones fallidas, los niveles de corrupción, la carencia en planeación urbanística, las licitaciones dirigidas en la obra pública, la ausencia del proyecto social, las inclinaciones tendenciosas, los sistemas del control y la disciplina promovidos desde el caos; Lo que va dejando el rastro de las arquitecturas del caos y las espacialidades del miedo. En conjunto se formaliza un modelo de ciudad polarizado, excluyente y dominado por decisiones unilaterales, un modelo que hace uso de los recursos públicos, económicos y competentes, para beneficio de dinámicas de poder.

Donde hay poder, hay desempoderamiento y la desconstrucción también es un discurso, también es una estrategia. Arquitectónicamente hablamos de un derrumbe simbólico espacial a favor de una ciudad hostil, donde no solo los cuerpos quedan en desventaja, sino también la posibilidad de encontrarse en lugares públicos y con valor estratégico.

Esta producción de necesidades en la comunidad urbana, es síntoma del desgaste social vque viven las mujeres tras el fracaso de las políticas públicas y la gestión estatal. Para Rita Segato, se requiere de una remergencia de politicidad femenina que genere una incidencia comunal en el destino colectivo. Las mujeres no queremos un mundo desigual, buscamos una nueva era política que deje detrás el catálogo de costumbres que son base de fundamentalismos. Buscamos fortalecer las tecnologías de la sociabilidad que permiten la gestión de lo vincular (Rita, 2019).

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Para Lauren Elkin (Elkin, 2017) El ambiente es determinante, constitutivo; te convierte en la persona que eres y te lleva a hacer lo que haces. Para Muxí y Montaner (Josep Montaner, 2011), este modelo se produce sobre la base de una tendencia general del sistema de construcción de las ciudades a borrar la memoria urbana con el fin de debilitar las redes sociales y comunitarias, que podrían oponerse a determinados proyectos urbanos, y, por tanto, económicos…Ciertos traumas urbanos se producen de manera silenciosa y larvada. La ciudad existe como componente de la historia humana, su condición es colateral al lugar en el que exista y en gran parte, se determina por la sociedad que la construye. Las ciudades no deberían ser cajas de tesoros para saquear, sino que deberían avalarse como la casa común, como el piso común para un proyecto histórico (Segato, 2018) habitable. Sin embargo, esa parte tangible de la ciudad de espacios concebidos, no llegan de un día a otro, suceden tras planeaciones, proyecciones y meses, años y décadas de trabajo. Es decir, que un modelo de ciudad con el síntoma de las arquitecturas del caos proviene desde mucho atrás. Caminar un puente peatonal no es arriesgado en sí, pero si quien lo cruza, tiene desventaja corporal y una carga de iconorelacionalidad, es decir, un imaginario sembrado desde el riesgo y el peligro por el miedo, es porque los referentes existen y suceden.

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¿Por qué entonces estos factores no se toman en cuenta si existe la necesidad de proyectar un cruce peatonal en determino sitio? ¿Por qué se condicionan los proyectos urbanos, no por las necesidades de habitabilidad y urbanidad que imperan en el sitio, sino por razón políticas de intercambios de favores? El síntoma de la arquitectura del caos es atravesado por el poder institucional, político y económico. Los proyectos no pasan por licitaciones públicas y son diseñados a puerta cerrada para beneficio del proyectista, evitando cualquier replica o modificación a un proceso creativo e impoluto. El quiebre legal se esconde para beneficio de quienes cobran los proyectos en más de una ocasión, avalando obras completas para un supuesto beneficio de los planes de desarrollo que llegan a concluirse. Se piden nuevos proyectos que cambiar las obras inconclusas cuando existien alternativas operativamente sostenibles. Como último, los discursos del género quedan silenciados con las escasas voces que se ubican en la toma de decisiones. Sin embargo, estas cuestiones indeterminadas que quedan a manera de rastro se acotan al orden del primer estado. Sería irresponsable hablar de arquitecturas del caos y espacialidades del miedo sin sacar a luz el Estado que proviene desde lo subterráneo y reconocido. El Estado al que Rita Segato llama: Segundo Estado (Segato, 2006), el que aparece en las ciudades que son tomadas por poderes violentos que permean en instituciones, coludiéndose con el sector político y administrativo. Ese Estado hace lugares nuevos entre las ciudades, como el uso de los puentes para exponer a sus víctimas, impulsa los miedos tomando la escenografía ya de

por si precaria de la ciudad, haciendo de ella una escenificación del control atemorizando a sus habitantes y silenciando cualquier réplica. La mafia tiene

un propósito primordial, ganar dinero y poder a través de la corrupción, el miedo y la violencia.

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El Segundo Estado o Estado paralelo, acumula riqueza desde lo declarado y lo no declarado y, suele operar un papel en la construcción de la ciudad, tal como sucedió en la ciudad de Nueva York tomada por la mafia italiana en los años sesenta-setenta, antes de la Ley RICO. La industria de la construcción inmobiliaria obtenía millones de dólares ilícitos a través de proyectos privados como hoteles y edificios ¿pero qué pasa si

el segundo estado, o bien, los intereses privados de unos cuantos al poder, operan desde la administración pública?

Estas formas de operación son el cuerpo de una guerra diferente, sometiendo a quienes cruzan en su paso sobre lo que ellos nombran “sus territorios”. El segundo Estado no solo continúa con la toma del cuerpo femenino para sembrar su poder, también lo ignora y también violenta al cuerpo masculino. La lucha de género en la ciudad de cuidados

no vela por solo uno de los polos corporales de la humanidad, sino por la legitimidad, respeto y tolerancia del cuerpo humano en sí.

La lucha es proteger lo que no es de nadie sino parte del derecho humano: el derecho a la ciudad (Lefebvre, 2013). Lejos está de ser una cuestión exclusiva del género, es de toda la ciudadanía que asume los riesgos caóticos en la ciudad. Personas que caminan durante el día trasladándose hacia los trabajos y durante la noche buscando el desosiego con las familias y los afectos, personas que por la generación en curso son corporalmente débiles o indefensos, caminando a paso lento y laborioso entre irregularidades topográficas.

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No solo los cuerpos humanos se sitúan con riesgos entre arquitecturas caóticas, también los cuerpos institucionales para el soporte y apoyo ante situaciones de emergencia, como el caso de los cuerpos de sanidad y de rescate, vehículos de ambulancias y bomberos que no pueden llegar a los siniestros a causa de obstáculos callejeros de diversas formas, construcciones irregulares o pendientes inhóspitas. Todo esto es parte de lo que Muxí y Montaner llaman un sistemático borrado de la memoria colectiva que se produce en situaciones no explícitamente traumáticas, sin conflictos sociales aparentes, de una manera lenta y oculta, como consecuencia del desarrollo de las grandes urbes. Es por ello por lo que la cuestión del patrimonio arquitectónico, urbano y paisajístico resulta tan clave y sintomática (Josep Montaner, 2011: 159-160). Entre las buenas y las malas prácticas de hacer ciudad, residen dos componentes: una razón política y una razón ética. El destino que tome cada ciudad será por el discurso que asuma o ignore en cada caso. Si la razón política prefiere beneficiar a la política y no a

lo político, se podrá ver y será tangible. Si la razón ética queda debajo de los intereses prioritarios, llegará el momento en que la ciudad se colapse a sí misma desde lo urbano y, en algún momento, sucumba o se defienda.

En el Informe de Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, de las Naciones Unidas, se menciona lo siguiente: El mundo se está urbanizando cada vez más. Desde el año 2007, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se prevé que esa proporción aumente al 60% para 2030 (Unidas, Naciones, 2019:44).

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La rápida urbanización resulta en una cantidad creciente de habitantes de barrios marginales, así como infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados /tales como la recolección de desechos, los sistemas de agua y saneamiento, las carreteras y el transporte/, lo que empeora la contaminación atmosférica y genera una expansión urbana no planificada. Para responder a estos desafíos, 150 países han elaborado planes urbanos nacionales, de los cuales casi la mitad se encuentra en fase de ejecución (Unidas, Naciones, 2019:44). Las condiciones en las ciudades hostiles atravesadas por las arquitecturas del caos, presentan similitudes que las relacionan en escala global dejando de ser consideraciones locales o específicas. La relación entre la mediación de la arquitectura, los discursos del poder y las sociedades del control consolida un tipo de ciudad donde el miedo urbano se desborda en las espacialidades públicas.

Exponer sus consecuencias es parte de un posicionamiento político.

Las arquitecturas del caos y las especialidades del miedo son metáforas provenientes de la realidad, una intericonicidad espacial sobre la imagen. El caso de estudio intenta hacer fisura en el código de silencio que se formaliza desde una doctrina de la violencia, del caos y del miedo en las ciudades. Aquí, se

ponen en mesa las arquitecturas comunicativas entre los miedos y los medios. El miedo paraliza y calla, el silencio desgarra el mensaje; el poder requiere del secreto, por eso interrumpe la comunicación. La transparencia y el poder se soportan mal. Al poder le gusta encubrirse en secretos (Byung-Chul, 2014).

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PAZ, JUSTICIA E INSTITUCIONES SÓLIDAS

Los Objetivos para el Desarrollo Sostenible plantean grandes desafíos que piden tomar conciencia de cómo queremos vivir en un futuro inmediato. Es tiempo de reconocer los riesgos que permean en la aldea global. No con el fin comparativo, sino con el propósito de reconocer las oportunidades y el intercambio, fortalecer lazos y crear alianzas. Sobre todo, si se trata de temas fundamentales, sensibles, controversiales y trascendentes, entonces es necesario negociar nuestro espacio vital antes de que la división nos encierre en un laberinto lacerante. Las ciudades están llenas de barreras que sentencian quien puede ir a un lugar y quién no. Existen numerosos casos arquitectónicos que lo representa físicamente: puertas, puentes, rejas, muros, escaleras, umbrales. Numerosas herramientas del control que lo simbolizan:

ordenamientos, obstrucciones, fronteras, límites.

También existe un extenso catálogo de códigos costumbristas, creando una historia sobre fundamentalismos que han

definido el caminar de la mujer como un acto condicionado, por ejemplo: si se camina o no por las calles y durante determinado horario. Elkin escribe: Estamos tan acostumbrados que apenas notamos los valores que hay detrás de estas líneas divisorias. Puede que sean invisibles, pero determinan el modo en que circulamos dentro de la ciudad.

El miedo es un articulador político de los cuerpos 126

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Hos bonsupiceres cus et; es hos ca

La mujer que camina siendo consciente del piso que la yergue, reconoce en cada paso una huella de rebeldía, descubre los límites visibles

o invisibles que intentan detener el paso de sus iguales. Sólo así, se reconoce un frente común que puede desafiar las fronteras que se imponen ante ellas. Es el miedo a la opresión estructural, es el miedo escondido entre quienes dicen cuidar la ciudad, es el miedo a la vulnerabilidad del cuerpo que se asume como propiedad de ajenos dentro de los límites de una casa urbana. La calle no es un espacio neutral, es el mejor testimonio de la intericonicidad a la que se pretende acostumbrarnos. Si tienes miedo en la

calle es porque sucede latente, y si es el caso, se convierte en una costumbre avalada colectivamente por quien no lo vive. Acostumbrarse a él equivale a legitimarlo y entonces, será perpetuado. El miedo urbano ritualizado en las calles nos excluye de las mismas. Si no caminamos, no habrá transformaciones, ni habrá revolución. En cualquier escenario del globo una caminata puede ser un acto peligroso, puede escucharse decir: caminaba como un chango, en son burlesco y hostil sobre la discapacidad; caminaba como un indio, con la racialidad cargada de clase social que desmerita el paso de quien no es igual a quien lo pronuncia; o bien: caminaba como una puta, todo ese poder impuesto en la violencia sobre el género que condiciona hasta el andar.

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Y solo estamos hablando de caminatas. Elkin no deja de retarnos: De Teherán a Nueva York, de Melbourne a Bombay, una mujer todavía no puede caminar por la calle de la misma forma que lo hace un hombre. Hay que conquistar la ciudad, reta; las mujeres aún tienen que reclamar la calle para ellas (Elkin, 2017). En la conferencia #Pensamientocrítico de la Facultad Libre de Argentina, celebrada en mayo del 2019, a 42 años de la toma de la plaza por las madres de los y las desaparecidas, Rita Segato expone: Lo que vemos en las calles con las mujeres no es una invención, es un afloramiento por el cansancio, el degaste y el fracaso de las políticas patriarcales. Y esas políticas patriarcales van desde las políticas revolucionarias hasta los intensos de la toma del estado por elecciones, para desde el estado reorientar la historia. (Rita, 2019).

La circulación de la violencia, las palabras, los rumores, el miedo representado e impregnado en lo cotidiano lo convierte en una epidemia que corroe las raíces y siembra nuevos códigos que crean tensión, desconfianza e inseguridad. Ese es inicio del caos social, el tipo de odio, del gran odio que existe y que nos han sembrado. La paranoia del rencor que genera la propaganda del odio se dispersa fácilmente entre la población y la vuelve dócil. El odio avanza y el poder controlentrópico y estructuralmente patriarcal en las sociedades se fortalece. El odio proviene de la intolerancia a lo desigual y socialmente construido por dispositivos discursivos. Al incentivar el odio hacia lo diferente, la institucionalidad no hace otra cosa que apelar a los instintos, no al diálogo, crea barreras que protegen a la organización endógena sobre los valores preestablecidos que no son otros que aquellos procesos que el sistema utiliza para controlar y reducir los mecanismos y acciones que pueden generar entropía (Moreno, 2009).

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V Audre Lorde, escribió: Y mientras examinamos la cara a menudo dolorosa de la ira de cada una, recuerde que no es nuestra ira lo que me hace advertirle que cierre las puertas por la noche y no deambule por las calles de Hartford sola. Es el odio que acecha en esas calles, lo que urge a destruirnos a todas -y a todos-, si realmente trabajamos por el cambio en lugar de simplemente caer en la retórica académica. Debemos ser muy serias acerca de la elección de este tema y las iras que se entrelazaron con él porque, tengan la seguridad de que nuestros oponentes se toman muy en serio su odio hacia nosotras y lo que estamos tratando de hacer aquí (Audre, 2018:28).

El miedo es un eje porque se mueve con ángulos y perspectivas, por tanto es una línea, un límite, una frontera. El miedo distorsiona las imágenes de la realidad y así se consolida poderoso.

El miedo hace de la ciudad otra capa de ella misma. Su presencia es indiscutible, su huella permanente y su caza inasible.

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Redes/Tejidos - Ciudad de cuidados/Caminar La revolución sucede cuando todos se niegan a irse y se aferran al suelo de las plazas y las calles. Estos son los lugares máximos del encuentro y de la manifestación, por eso se caminan. Jane Jacobs, Rita Segato, Audre Lorde, Las madres de Plaza de Mayo, Las 13 rosas. Son solo algunas de tantas que en solitario o en posicionamientos públicos en plazas y calles, llevaron a cabo lo que Elkin convoca: nuestro derecho a perturbar la paz, a observar (o no observar), a ocupar (o no ocupar) y a organizar (o desorganizar) el espacio a nuestra manera. Desde 1973 hasta 1990 hace apenas 30 años de distancia, Argentina fue sometida. Tras diecisiete años de secuestros, torturas y asesinatos dentro de una ciudad tomada, con cerca de 40,000 cuerpos en víctimas; un grupo de mujeres lideradas por Azucena Villaflor de Devincenti se reunió en la Plaza Mayor pidiendo respuestas por sus desaparecidas y desparecidos. Giraron en silencio y en pares alrededor de la Pirámide de Mayo: reunirse y no circular estaba prohibido y era castigado, apenas comenzaron catorce mujeres. Para cuando los medios filmaron el suceso mientras cubrían los eventos para los Olimpiadas del 1978, ya eran más de cientos de mujeres. Fue solo tras la cobertura mediática mundial que fueron escuchadas. El cuerpo de Azucena fue catalogado como desaparición forzada durante los años terribles y encontrado en el año 2003.

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La revolución, la manifestación y el posicionamiento responden a objetos y causas políticas. Para Judith Butler: Los

cuerpos se reúnen y se mueven, hablan entre ellos y juntos reclaman un determinado espacio. Mi cuerpo no actúa en solitario cuando interviene políticamente, de hecho, la acción emerge del entre, de una relación que al mismo tiempo que nos une, nos diferencia. Somos organismo vivimos que hablan y actúan como tal, estamos profundamente relacionados en la cadena ininterrumpida de la vida. Así, las escenas de calle se vuelven políticamente potentes. ¿Vivimos o no vivimos en un mundo donde realmente nos ayudamos entre los cuerpos? Si la plaza y las calles desplazan a los cuerpos por su condición arquitectónica-espacial, será por diseños urbanos que responden a la vanagloria o irresponsabilidad de proyectistas, arquitectos, urbanistas y gobernantes. Atravesados por intereses económicos, políticos y discursivos, ponen en jaque a las plazas y las calles, pues ya no serán espacios para los cuerpos, ni responderán a principios de igualdad y dignidad. Serán espacialidades desiguales, hostiles y violentas. Y entonces, la ciudad estará tomada. Una ciudad tomada, pierde su sentido de comunidad y por consecuencia, su capacidad para defenderse del Estado.

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Será precipitado discutir sobre un miedo queer. Pero como esbozo se rescatan algunos de los propuestos en la teoría queer: Lo queer, alude a un tipo de alianzas transversales incómodas e impredecibles. Se trata de repensar las pequeñas o grandes violencias cotidianas de las que se puede estar siendo parte. Por eso, en la teoría se recupera la máxima lo personal es político, no desde la individualidad sino en alianza con el otro, en comunidad y sin identidades definitivas.

El término queer, adquiere en la actualidad su fuerza debido a la invocación repetida que resignificó el término hasta volverlo semánticamente positivo.

Desde 1994 la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, lleva adelante un proyecto académico y de militancia denominado Teoría Queer, la consigna es la siguiente: El programa propone un espacio de articulación de proyectos de docencia e investigación con las prácticas de activismo y militancia en movimientos políticos contra la represión y la discriminación por géneros, orientación sexual e identidad de género .

Es preciso rescatar que el programa proviene de Argentina, uno de los países que Naomi Klein aborda en su tesis sobre la Teoría de Shock y que se coloca como uno de los primeros países en los que la doctrina fue sembrada por el poder.

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Miedo queer En el año 2020, lo queer equivale a la revolución que se niega a irse de la calle y de la plaza. Una alianza firme y por tanto impredecible. El cuerpo es un objeto político. Los cuerpos responden entre ellos, se mueven, hablan, los cuerpos que van juntos reclaman el espacio público y la acción emerge de ellos. Salir a caminar es un derecho civil que parte de la misma desobediencia civil. Si bien, el miedo urbano como tal, no

tiene connotación positiva por lo que implica en sí, la alternativa es asumirlo desde la cotidianeidad y la colectiva, resignificar el miedo como algo que existe y sucede con la oportunidad de ser un vórtice de cambio en otra más de las entropías sociales.

El miedo puede ser el craqueo al sistema que lo creó. El miedo civil, es un umbral de resistencia y oportunidad para modificar las condiciones que espacial y arquitectónicamente, inciden en las maneras de habitar el suelo común. A mi entender, la tarea de todos estos movimientos consiste en distinguir entre las normas y convenciones que permiten a la gente respirar, desear, amar, y vivir. Y aquellas normas y convenciones que restringen o coartan las condiciones de de vida (Butler, 2006:26).

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ALIANZAS PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS

Logros y retos pendientes. El ODS 16 aboga por sociedades pacíficas e inclusivas, por desarrollo sostenible y justicia. También pide crear instituciones eficaces y responsables. Dentro de la Agenda, se escribe que en todo el mundo las personas no deben tener temor a ninguna forma de violencia y contar con la libertad para expresar sus opiniones, así como ser activas en la participación sobre las decisiones que afectan a sus vidas.

¿Cómo lograrlo? ¿Cómo hacerlo con el miedo urbano que silencia y paraliza?

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Desde las Naciones Unidas se hizo un llamamiento para que todos los sectores de la sociedad se movilicen en los tres niveles de acción: a nivel mundial, nivel local y acción personal. En cada escalón participan la sociedad civil, los medios de comunicación, el sector privado, los sindicatos y los círculos académicos. Sin embargo, a pesar de que los ODS son una brújula a la hora de definir los planes de desarrollo, las estrategias asumidas requieren de movilización de recursos y financiación. Uno de los principios fundamentales que sustentan a la Agenda 2030 es la universalidad: Uno de los principios fundamentales que sustentan a la Agenda 2030 es la universalidad: La Agenda 2030 aspira a una alianza mundial y encomienda a todos los países, independientemente de sus niveles de renta y su situación en materia de desarrollo, a que contribuyan a un esfuerzo global a favor del desarrollo sostenible. La Agenda se aplica con carácter permanente en todos los países y contextos. El caso de estudio pone en realce el peligro de quedarse en una relación entre determinados países o en alguno exclusivo. Por el contrario, su interés es plantear un síntoma de las ciudades que es antigeográfico. Siendo que los miedos urbanos son parte de una experiencia universal, el principio de la inclusión es fundamental. El miedo se permea por razas, genero, etnias e identidades. Entenderlo como un constructo social es una oportunidad para hacerle frente. Otro de los principios de la Agenda es la relación de interconexión e indivisibilidad entre los ODS, así, entre mayor inercia entre ellos se pueden evitar las listas de objetivos sobre las cuales decidir. Los ODS desarrollados en el artículo se entrelazan para exponer los términos arquitecturas del caos y espacialidades del miedo, con ello exponer un fenómeno vivencial de las ciudades que van haciéndose y deshaciéndose por la complejidad natural en ellas, sumando las malas prácticas, las desigualdades y la construcción dominante del género.

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Un caso ejemplar que se atraviesa con el caso de estudio es la iniciativa

Spotlight, enfocada en el ODS 5 Igualdad de género. La plataforma

tiene el compromiso inicial de invertir en el empoderamiento de las mujeres. Para promover su desarrollo se lleva a cabo una inversión inicial de 500 millones de euros en la que la Unión Europea es la principal contribuyente. El nombre de la iniciativa nos recuerda que, a menudo, la violencia tiene lugar en la oscuridad, se niega o se oculta y no puede sobrevivir a plena luz. La iniciativa se llama así porque llama la atención sobre esta cuestión poniéndola en el punto de mira y convirtiéndola en el centro de todos los esfuerzos encaminados a hacer realidad la igualdad de género . Los pilares de Spotlight parten de: leyes y políticas con perspectiva de género, consolidación de instituciones, prevención, servicios para sobrevivientes de la violencia, incremento de datos y estadística, y fortalecimiento de los movimientos de las mujeres. Spotlight es una plataforma que proviene des iniciativas gubernamentales, el sector privado y la sociedad civil. Una de las participaciones más fuertes en que apoyarse es el brazo de la academia, que lleva consigo un reto más por crear espacios de articulación, si las alianzas cruzan los límites territoriales, las transferencias de experiencias por ambos polos es una ventaja inigualable al defender propósitos globales. El reto más grande de la Agenda 2030, de los ODS, y para este caso, del aprendizaje que emerge desde el miedo urbano es construir un Proyecto histórico habitable. La arquitectura es un proyecto, la ciudad es para habitarse, la historia tiene que construir espacios en donde los miedos civiles sean tan escasos que parezcan escenarios de ficción, y no al revés.

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CAPÍTULO 5 C ONC LU SION E S

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Canciรณn Sin Miedo Vivir Quintana

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Que tiemble el Estado, los cielos, las calles Que tiemblen los jueces y los judiciales Hoy a las mujeres nos quitan la calma Nos sembraron miedo, nos crecieron alas A cada minuto, de cada semana Cantamos sin miedo


ÚLTIMAS CONSIDERACIONES

Tras estas tres situaciones, se abre un nuevo campo, el del espacio del miedo urbano como espacio de revolución y de libertad. Sin el miedo, ninguna libertad asumida la conoceríamos como tal, en algún momento se llevaron a cabo resistencias que reconocieron los miedos comunes y colectivos para defender el derecho de no asumirlo. Sousa de Santos, en su Ecología de Saberes (Santos, 2011), plantea los riesgos en el “epistemicidio” una destrucción de conocimientos propio de los colonialismos. Específicamente en el trato de la razón indolente, que contiene una doble característica entre la proléptica de expandir el futuro, y, la metonimia de contraer el presente. La estrategia de Santos para no caer en el territorio de las sociologías de las ausencias, que tienden a minimizar por considerar situaciones de manera residual, inferior, ignorante, improductivo, local o particular; es la insurgencia de los saberes. Dar la vuelta a los códigos positivistas que solo trabajan con los objetos presentes y no los ausentes. La idea central de Santos, es que no hay justicia global sin justicia cognitiva global.

REFLEXIÓN TRAS EL CASO / TESTIMONIO

El miedo se encuentra latente en todo lugar y en todas nosotros. Aquí, se reconocen tres situaciones: El miedo es una variable más entrañada de acuerdo al lugar que se le sitúe; La brecha geográfica y global hace del miedo y sus consecuencias en determinadas sociedades una huella más profunda, usualmente en aquellas en donde se amasa una fuerte cantidad de variables que lo propician; Y, por último, nadie decreta que una ciudad con mayor o menor condición y ritualización del miedo, sea mejor o peor que otra, ya que no existe una sola historia que lo defina.

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V Para el sociólogo Antonio García, citando a Bruno Latour, un motivo en términos de acción es la capacidad de ver los sentidos que le vienen detrás. Y por tanto, de interpretar la manera de ver el mundo, es decir, de recopilar mundos. García, expone que la condición operativa de la frontera contemporánea se basa en dispositivos, estrategias e intenciones, estas tres tácticas humanas revierten los efectos impuestos por el poder, y, aparecen cuando se detectan las fisuras y las grietas que permiten revertir una realidad espacial. Mientras que ocurra el craqueo y la sujeción (el empoderamiento en este caso), los dispositivos se activan y se reconfiguran a través de los cuerpos. El poder lo atraviesa todo, no solo las relaciones como dijo Foucault, también los espacios y las experiencias en ellos. El poder es poder decir, poder consolidar un relato. Pasa de quien ordena, a quienes en relaciones comunes comparten ciertos mundos e ideas. El poder funciona por los procesos de sujeción: el poder con capacidad (sujeto) y el poder con sujeción (sujetado), pero el poder se fisura cuando se interpela. Reconozco tu relato, pero no lo asumo (Antonio García, comunicación personal, 2020). La práctica del miedo como táctica y estrategia de sometimiento encuentra origen en la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo (Hegel, 2017): El amo desea con todas sus fuerzas controlar al esclavo, entonces, lo único que hace es presionarlo, humillarlo y oprimirlo, pero sin eliminarlo, porque una vez eliminado, el amo ya no tiene razón de ser. Para Hegel, el esclavo quiere ser siempre amo y lograr así su emancipación. Sin embargo, acepta su condición de esclavo en la medida en que la opresión del amo es mesurada, es decir, si el amo le hace sentirse cómodo el esclavo no anhela ser el amo, porque se encuentra en una zona relativamente cómoda y de bienestar. A la vez, es inversamente proporcional en la medida en que el amo somete y el esclavo reconoce el sometimiento, lo que le hace buscar la emancipación. La emancipación está presente en medida en que la opresión equivale a más inconformidad y más terror, más miedo. En la medida en que el esclavo tiene más miedo a morir, más es su voluntad para salir de allí.

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VV En la hegemonía se ritualiza el sentido común, mientras que en la contrahegemonía aparece la tensión y la resistencia, pero no es más que otro lado del espejo, lo contrahegemónico no viene sin discurso y la libertad, es ausencia del discurso. La resistencia surge entre el vínculo natural de su momento histórico y el dispositivo de red. En los contextos espaciales del miedo ¿cómo se genera red, si los espacios son amenazantes y entre los cuerpos existe el miedo ritualizado? El peligro se ha sembrado y lo que puede ayudar, es definir el espacio siendo responsable de lo que se comunica, solo tejiendo redes los cuerpos pueden accionar. Al final, las espacialidades se construyen con imaginarios, marcos y discursos, y estas tres categorías son ya en sí una red. Jesús Barbero (Barbero, 2014) apunta que la gente ha comenzado a ser insumisa y eso provoca que la misma sociedad lo confunda con cuerpos enemigos, mientras que el poder lo entiende como rebeldía. Es el desconcierto de la sociedad que no entiende ni se preocupa. Cuando la insumisión de hoy, tiene que ver con verdaderas transformaciones. Para Barbero, es necesario invitar a las personas a dejar de tener miedo al caos, estamos situados en el espacio del caos que es el único lugar donde puede brotar un orden menos injusto, menos tramposo y opresor. En la teoría de la performatividad, el habla y lo que nombra, es la resistencia. Toda re-producción reconstruye y, mientras que el imaginario social reproduce, el imaginario radical es el que rompe (Butler, 2017). Tras los miedos narrados y ritualizados, interesa más el desbordamiento de las categorías y el despliegue de ideas, que los límites y las fronteras; Nos enfrenamos siempre a lo mismo, y vivimos luchando para que no se nos mire diferente, sino como iguales (Antonio García, comunicación personal, 2020). Necesitamos del caos como un vórtice social, pero uno que nos permita accionar sin el temor, aunque para algunas vidas, ese vórtice sea justo partir desde el mismo miedo y entonces, construir un horizonte; Reconociendo al miedo como un articulador político de los cuerpos.

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Los miedos ya no pertenecen al sentido mágico que se les daba en la antigüedad, los que creaban mitos sobre la realidad. Los miedos son ahora tan reales en medida que representan la voracidad del mundo. Son en parte la consecuencia de modelos que desde el poder, han creado impactos sociales de magnitudes abrumadoras, como las brechas que remarcan la desigualdad y, por tanto, la indiferencia por el otro. El miedo ha pasado de ser una emoción universal a un símbolo de poder, un dispositivo de ordenamiento. El símbolo del miedo ha venido a suplantar otros símbolos, es capaz de destruir el espíritu de ciudades fulminando sus significados simbólicos al derrotar su memoria. Existe un valor metafórico y metonímico en la memoria, las ciudades son memorias, aunque se intente aplicar en ellas un electrochoque para que la pierdan. Cuando se coluden imaginarios, leyes, discursos, políticas públicas, planeaciones urbanas, podría comenzarse a discutir sobre una acción premeditada y consiente de quienes operan, condicionan y ejercen poder sobre la ciudad; o, quizá sea peor, si el miedo urbano es provocado de forma inconsciente; sin asumir responsabilidad ni atendiendo los riesgos y las carencias que son raíz de la planeación urbana al hacer ciudad. Pero no siempre el miedo paraliza, existen miedos (si no es que todos) que permiten adaptación y reorganización de prácticas espaciales, redefiniendo las interacciones y acciones en múltiples ámbitos y escalas. En mi consideración, un poder de tal magnitud que es consciente y premeditado, o bien, inconsciente e ingenuo, es algo que dignamente se puede defender desde el miedo. Es curioso, que la paz deba ser perfecta para ser aceptada, mientras que la guerra se recibe con todos sus errores.

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CONCLUSIONES

Decodificar el miedo urbano y seguir su huella por los ODS, es una forma de rastrearlo como tema de estudio, reflexión y posicionamiento, para entonces, esclarecerlo tanto como sea posible y pensar alternativas, trabajar soluciones y construir resultados. El aprendizaje compartido entre países viene cargado por diferentes saberes, desde los países con academias fortalecidas en las redes solidarias de trabajo, a las academias de países con amenazas contundentes que visualizan otras estrategias como respuestas políticas. Las fronteras se pueden derribar si nos apoyamos de los conocimientos aprendidos. La academia debe ser un canal en la ruptura de los primeros, segundos y terceros mundos y no de otra manera. Dice Butler: seria desafortunado quedarse en la frontera primer-tercer mundo. Sino preferir seguir la pista de múltiples movimientos de las personas con precariedad y aprender de sus redes solidarias. La iniciativa Spotlight cuenta con una lista contundente para la acción y obtener resultados, sin embargo, en el tema de ciudad: de espacios seguros, de mecanismos de participación, información para la toma de decisiones y la vinculación entre instituciones para hacer ciudades inclusivas y cuidadoras con arquitecturas y urbanismos de género, hay poco o nada esclarecido. La academia aquí encuentra un nivel de intervención. Uno de los retos pendientes que abordar es la incorporación de las mujeres en el ejercicio de hacer ciudad. Es vital considerar su participación y toma de decisiones cuando la ciudad en sí misma incide en las maneras de de vivir, y es ya en sí un derecho, todas merecen el derecho a la ciudad y tener una ciudad libre de violencias.

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V Hablar del miedo es hablar del grosor de la vida. La violencia genera miedo mientras que la paz provoca una ilusión. El miedo como experiencia y no como práctica es un goce utópico y distópico; entendiendo utópico no como orden, sino como oportunidad, y distópico no como caos, sino como alternativa. El miedo también es un relato, y la manera de contar las cosas importa, una narrativa no es solo el contenido de la historia sino la manera en que se presenta, citando a Foucault: el discurso es la vida, es un tiempo. Un relato se relaciona con su escala y resonancia, mientras que su entorno define el impacto que tiene; lo mismo sucede con la arquitectura, y es ese caso, la arquitectura también es un relato. Se entiende el miedo como algo fundamental. Se considera que es muy difícil crecer sin él y creo que sucede lo mismo con las ciudades, al punto en que ellas mismas llegan a vivirlo de forma latente e incisiva. Es ahí donde la arquitectura se enfrenta a un reto, y que, en muchos lugares del planeta, es casi una deuda histórica al haberse permitido dirigir por intereses políticos y económicos. Como una disciplina sensible al mundo, la arquitectura se he relegado muy fácil a los que la han ejercido para conseguir de ella un estatus. Es un reto utópico, no hace más que prometer realidades inalcanzables. Pero la utopía es una ilusión común, la utopía sobrevive porque es un sueño desde la colectiva y la necesidad de creer en algo mejor a lo que nos sucede, y eso es de todas, también mío. La utopía es como un imaginario que permite seguir caminando, en las palabras de Eduardo Galeano: La utopía es como el horizonte, si camino diez pasos, se alejará veinte. La utopía es la promesa del horizonte y la alternativa. Basta solo eso: caminar. Al final, la distopía ya está aquí. El miedo urbano es un objeto inasible. Se puede seguir su huella, pero no atraparlo. Por ello, se apuesta por continuar la investigación hacia La inercia de las políticas de la ciudad y La desobediencia civil; la libertad del caminar.

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ACTIVISMO Comunión espiritual para atender asuntos mayores a los personales. Vínculo entre la doctrina personal y el cuerpo civil.

FLANEUR Código clásico para definir a un caminante privilegiado.

FLANEUSE Acuñado por Lauren Elkin:

Forma femenina de flâneur, el que vaga; el que va sin rumbo, observando, por las ciudades.

Vagar desde lo femenino. La que va sin rumbo, observando. Buscar lo que acontece en lo infraordinario, cuando nada ocurre y a la vez todo sucede.

RESISTENCIA

Apropiación cultural del poder para defender una causa que se entiende como justa y necesaria.

REVUELTA

Fiesta de la desobediencia civil.

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Nota personal. Ciudad Revuelta

La Ciudad Revuelta es la trama del caminar: requiere del escenario para llevar la acción del cuerpo a la caminata colectiva. La Ciudad Revuelta, es la ciudad que existe al final del agotamiento por las desigualdades... y el comienzo de un horizonte. Revuelta en la web: nombre femenino. Desorden o agitación que produce una alteración del orden público. Punto en que una cosa cambia de dirección de forma pronunciada. Revuelta en la RAE: nombre femenino. Alboroto, alteración, sedición. Riña, pendencia, disensión. Punto en que algo empieza a torcer su dirección o a tomar otra. Cambio de dirección de algo. Vuelta o mudanza de un estado a otro, o de un parecer a otro. No se trata de una competencia sobre el dolor y la angustia que pueden provocar los miedos. Se trata de empatizar, de formar lazos de comunicación que nos permitan ser sensibles a una resistencia común entre nosotras, de promover sociedades pacíficas e inclusivas. De defender la ciudad del azote indiferente y sin cuidado, de mejorar la casa común. La ciudad revuelta es un paso más que se extiende como ciudad transformadora. Ya no es suficiente un fuego propio, un cuerpo propio, una habitación propia. Para algunas, aún queda decretar la necesidad de una ciudad propia.

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El libro relata un misterio, un caso sin resolver llamado miedo urbano, tan grande como poderoso. El rastro para dar con él se traza por pistas y argumentos que se encadenan. El fin es el siguiente: exponer para cualquier obsesionado con las ciudades y lo arquitectónico el papel que juega el miedo sobre lo urbano. La arquitectura no es responsable de todo lo que sucede en las ciudades, sin embargo, es una de los mayores ingredientes en la construcción de lo social, las historias y sus representaciones. Así, se convierte en promotora y limitadora, o mejor dicho, en una mediadora. Atravesando la mediación arquitectónica con el miedo (uno que además se ritualiza) se llega a un estado que paraliza a los cuerpos; Las calles conocidas se convierten en umbrales que dan la bienvenida a laberintos lacerantes, escondidos a simple vista. La cosa es así: el miedo inducido hacia lo público y lo privado se posiciona y nos susurra: arriveaderci a los espacios públicos, a los tejidos en ellos y al sin límite del caminar. El miedo encierra y condiciona, a menos claro, que se le ponga bajo la luz. Aquí, el cuerpo que encarna y expone la parálisis, es el de las Flâneuses. Son ellas las mejores testigos para este caso no resuelto, son ellas, las que llegan hasta la ciudad revuelta que acoge a todas las que defendemos el derecho de caminar y tomar las calles.

Era Covid - 19 / Ed. 2020

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