Dos mundos y una ecoescuela Juan Carlos Castro Román (Algeciras, 1965) vive el medio ambiente y la educación con la misma pasión que disfruta con su familia. El Jefe de Estudios de nuestro centro es natural del Campo de Gibraltar, espacio geográfico donde confluyen el sur de la Península y el norte de África, uno de los pocos lugares del mapa en el que según nuestro profesor “te puedes bañar entre dos mares y a la vez disfrutar de los paisajes de dos continentes” EVA P. P. ¿Por qué se dedicó a la Biología y la Geología? R. La culpa la tenemos que buscar en la genética y las enseñanzas de mi padre. Lo que aprendí y disfruté de su mano durante mi infancia fue suplementado por mis profesores durante mi paso por la educación secundaria. Y de ahí a la Universidad de Córdoba ya que por aquellos entonces aún no se podía estudiar nada relacionado con la biología en la provincia de Cádiz.
Censando aves en los humedales de Larache // Juan C. Castro
"El futuro es muy halagüeño, sólo hay que ponerse a estudiar"
P. ¿Qué tipo de ecosistemas son los humedales? R. Estamos hablando de uno de los ecosistemas más sensibles de los existentes en nuestro planeta. Podríamos definirlos como “paisajes del agua”, de aguas permanentes o aguas temporales, profundas, superficiales o incluso solo encharcando suelos; estos ecosistemas son tan ricos y diversos que según la zona geográfica donde nos encontremos recibe múltiples nombres y denominaciones: zona palustre, laguna, turbera, estuario, lagos, charcas, ciénaga, pantanal, manglar, albufera, … y cada uno de ellos tiene su propia personalidad ecológica, o sea en su génesis, funcionamiento hidrológico y organismos que lo habitan. Estos topónimos son los que reciben en nuestro idioma, pero si nos vamos a otros países ocurre lo mismo. En el caso de Marruecos, donde estuve más de cuatro años investigando estos ecosistemas, se denominan merja, daya, guelta, sebkha, chott, dayet, guedira, aguelman, … P. Realmente, ¿Qué es y en qué consiste ser ecoescuela? R. La Red Europea de Ecoescuelas son un conjunto de centros educativos que pretenden introducir y potenciar la educación ambiental en el ámbito escolar. Implica a toda la comunidad educativa, profesores, alumnos, padres, personal de administración y servicios, ong´s del barrio, etc. Todos los cursos se diseñan actividades encaminadas a la protección del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos que van desde el campo de los residuos, al uso racional del agua, la energía eléctrica o el transporte alternativo. El papel que desarrollamos pretende aumentar la conciencia de los estudiantes sobre temas relacionados con el medio ambiente y el desarrollo sostenible a través de la combinación entre su estudio en la clase y la acción en su comunidad más cercana, eso sí de forma activa y participativa.
P. Pero al final optó por la enseñanza en vez de seguir con la investigación ¿no? R. Efectivamente, tras mi paso por Marruecos me ofrecieron una “posdoc” en el British Museum, o sea una beca posdoctoral para continuar con mis investigaciones sobre humedales en Inglaterra, pero a la vez mi novia comenzó a trabajar como bióloga para la Diputación de Córdoba, ya teníamos fechada la boda y además me surgió la posibilidad de quedarme en Córdoba dedicándome a la enseñanza secundaria.
P ¿Qué siente al saber que somos unos de los pocos colegios en Córdoba, que formamos parte de la red europea de ecoescuelas? R. ¡Es algo que nos orgullece!. Las instalaciones de nuestro centro hacen posible que tengamos desde un huerto escolar hasta un espacio dedicado a aula de la naturaleza en el que se dan clases de música al aire libre, conocimiento del medio, ciencias sociales, biología y geología e incluso matemáticas. Evidentemente es necesaria la colaboración y el entendimiento de “cuantos más mejor”, de ahí que hallamos constituido un Comité Ambiental del que forma parte cualquier miembro de la comunidad educativa que tenga interés en la Ecoescuela. Así cada año se trazan objetivos, se realiza un cronograma de actividades y poco a poco vamos alcanzándolos. P. Dentro de las experiencias vividas en Marruecos, cuáles fueron las que más le sorprendieron? ¿y las que menos? R. Llegar a un país, por primera vez, donde la cultura es tan diferente hace que las experiencias nuevas te envuelvan continuamente. Mi trabajo era casi de continuo en el campo, donde me sorprendí de la hospitalidad de la gente, continuamente se empeñaban en invitarme a sus humildes viviendas para comer. Al principio, no sabía si negarme o no y cómo salir de esas situaciones, pero la insistencia era manifiesta. Este hecho incluso podríamos considerarlo normal, si no fuera porque estas familias no tenían casi de nada y en mas de una ocasión sólo nos comíamos un huevo frito ¡con un vaso de leche!. Hechos como ése rompieron muchos tópicos en mi conocimiento del pueblo marroquí. En el otro extremo lo que menos me sorprendió, al ser de Algeciras, fue el paso por la frontera de Tánger, pedían papeles y más papeles con un trato no muy cortés.
Tras los normales titubeos y las noches sin dormir opté por echar raíces en la ciudad califal. Uno de los alicientes que encontré y que me sirvió como señuelo fue el poder trabajar en una Ecoescuela, el Colegio Séneca. P. ¿Por qué decidió continuar sus estudios haciendo el doctorado y especializarse en ecología de humedales? R. Cuando una persona termina la carrera y realmente le gusta la investigación tienes dos posibilidades o investigas por tu cuenta o sigues formándote en la universidad. Opté por el segundo camino gracias al apoyo de mis profesores y a que me concedieron una beca de investigación. Respecto a la ecología de humedales era una de las líneas de investigación que el departamento de ecología llevaba en Córdoba, hecho que cuadraba bastante con mi interés en conocer la dinámica, funcionamiento y organismos de lagunas, marismas, ríos, desembocaduras...
Sobretodo si España andaba de conversaciones con Marruecos sobre temas y acuerdos pesqueros o agrícolas, ¡como si yo tuviese algo que ver en el asunto!.
Y en relación a la disciplina en los colegios, ahí sí que son los mismos de mi niñez. El respeto al profesorado y a los adultos, al material didáctico o al mobiliario de los centros es tremendo.
P. Volviendo a Marruecos ¿Hay alguna diferencia entre la enseñanza en Marruecos y la que se imparte hoy día en un provincia como Córdoba? R. ¡No os lo podéis ni imaginar! Allí existe un mundo rural y otro urbano donde las diferencias son abismales. En el campo los niños al levantarse deben ir a recoger leña, agua e incluso ordeñar a la ovejas o vacas. Después desayunan y deben partir hasta su centro escolar que puede encontrarse a 5 ó 6 kilómetros de distancia. Cruzar ríos, ir por veredas,… Por lo tanto ni os cuento a la hora que se levantan. En sus casas además no hay luz eléctrica así que ¿Cómo hacen sus tareas?: Con un esfuerzo que en Córdoba ya no existe entre nuestros estudiantes. Por eso para ellos la escuela es un regalo, un lugar donde se disfruta. En las ciudades la dinámica es más parecida a la nuestra. Por otro lado, aquí la educación es obligatoria hasta los 16 años y existe un control exhaustivo por parte de las administraciones. Allí la escuela es obligatoria desde los 7 a los 12 años y se acabó. Por eso muchos chavales se arriesgan, dan el salto a la Península en patera con la idea de ponerse a trabajar y enviar dinero a sus casas. Pero, cuando llegan a Andalucía la Ley les protege ya que sigue considerándolos niños, lo que realmente son, hasta los 16 años y los envían a un centro educativo existente en Algeciras específico para integrar a los inmigrantes. Respecto a los contenidos y objetivos del currículo del alumnado marroquí de vuestra edad, diría que son muy parecidos e incluso en algunas áreas de conocimiento superiores a los vuestros, caso de las matemáticas o las ciencias; se parecen mucho a los que yo recibí con esa edad.
P.¿Ha cumplido todas sus metas? R. Mi personalidad hace que cuando alcance una, ya esté diseñando la siguiente. Así que he alcanzado muchas: tengo una formación como persona y como profesional. Tengo una familia con dos hijos de corta edad que el próximo curso estarán ambos en nuestro centro. Y además, sigo con algunos proyectos, algunos dedicados a nuestro centro, y otros personales. Alguno de ellos siguen con vinculación marroquí, el más próximo tendrá lugar el próximo mes de mayo. Un famoso pintor andaluz, José Cruz Herrera, vivió parte de su vida en Marruecos y plasmó sus vivencias en diferentes cuadros. La Diputación de Córdoba albergará parte de su obra, aquella donde el autor relaciona Marruecos con el medio ambiente. ¿Veis como al final siempre se pueden hacer cosas que aúnan intereses? Después de todo te das cuenta que lo importante no son las metas, sino el camino para alcanzarlas. P .¿Qué sería lo máximo a realizar dentro de su trabajo? R. Evidentemente, vosotros y vosotras. Vuestra formación no sólo como estudiantes sino también como personas. Lo único que espero es que dentro de unos años volvamos a vernos y estéis alcanzado vuestras metas. Esas que empezáis a trazaros ahora, pero recordad que lo importante no son las metas sino el camino, el cual iréis descubriendo conforme comencéis a andar, que tendrá múltiples baches, angosturas, piedras en el camino pero que también rebosará de paisajes idílicos y momentos inolvidables. Buena suerte y nos vemos aquí … en el Séneca, ¡vuestra casa!