Hoja parroquial 236

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Misas: Lunes a viernes: 10:00 y 19:30. Sábados: 19:30. Domingos: 9:30, 11, 12:30 y 19:30. Festivos: 9:30, 12:30 y 19:30

HOJA PARROQUIAL

V ÉPOCA

PARROQUIA DE SANTA JUSTA Y SANTA RUFINA. SANTA ÁUREA, 7. MADRID Teléfono 914 63 99 60. www.justayrufina.org

30 DE MARZO DE 2014 ● DOMINGO IV DE CUARESMA ● CICLO A

N.º 236

Meditaciones para la Cuaresma 2014: Cuarto domingo

“¡Vive como hijo de Dios: haz el bien!” Tradicionalmente este cuarto domingo de Cuaresma es llamado “Lætare”, es decir “Alégrate”, por las primeras palabras de la antífona de entrada en la Eucaristía. En medio de la aparente oscuridad de este tiempo cuaresmal, esa invitación es un anticipo de la luz y de la alegría pascual. Este domingo central de la Cuaresma invita a los catecúmenos a preparase para el bautismo que recibirán en la Pascua. Y a todos nosotros nos exhorta a agradecer el don de la fe y a vivir como verdaderos hijos de Dios. La comunidad parroquial viviremos esta cuarta semana de Cuaresma bajo el lema: “¡VIVE COMO HIJO DE DIOS: HAZ EL BIEN!”. Y como herramientas para lograrlo, tenemos las obras de misericordia, que podemos poner en práctica. En la primera lectura se recuerda que el profeta Samuel ungió con aceite a David para hacerle rey (1 Sam 16). Hay en el texto una frase importante que se coloca en los labios del mismo Dios: “Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia: el Señor ve el corazón”. Ese es el don más precioso de la fe: ver las cosas como las ve Dios. También el evangelio de hoy se refiere a la posibilidad de “ver” (Jn 9). Para curar al ciego de nacimiento, Jesús escupe en la tierra, hace un poco de lodo con la saliva y con él unge los ojos del ciego. Y lo envía a lavarse en el estanque de Siloé, es decir, “El Enviado”. Jesús unta los ojos ciegos con el polvo que habitualmente los ciega. Así comenta San Agustín este gesto: “Jesús comenzó por mezclar su saliva con la tierra, para ungir los ojos del que había nacido ciego. También nosotros nacimos de Adán ciegos y tenemos necesidad de que Cristo nos ilumine. Él hizo una mezcla de saliva y tierra. El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Así que mezcló su saliva con la tierra (…) Nosotros somos iluminados si es que tenemos el colirio de la fe”. Y así escribe San Juan de Ávila: “Tuvo tanta fe el ciego que luego fue para allá con tanta fe que no le estorbaron los que de él reían, como lo veían ir así, los ojos llenos de lodo, ni los que murmuraban porque iba a donde le mandó Jesucristo”. Como el ciego de nacimiento, también nosotros necesitamos que Jesús nos envíe a lavar nuestros ojos en las aguas de “El Enviado”. Sólo él nos hará ver con claridad. Este magnífico relato es todo un resumen del encuentro con Jesús, del proceso catequético y de la fidelidad a la fe. En medio, sobresale el mandato que Jesús dirige al ciego: “Ve al estanque de Siloé y lávate”. Esas palabras se dirigen también a nosotros. Nacimos del agua y del Espíritu. Es preciso recordar cada día el lavatorio original de nuestro bautismo y recobrar el frescor que brotaba de las aguas que nos dieron nueva vida. Sólo al contacto con el Mesías Jesús y gracias a la escucha y aceptación de su evangelio puede aclararse nuestra mirada para descubrir su misterio y nuestra dignidad. Necesitamos purificarnos de nuestros prejuicios, de imágenes inútiles y nocivas, de ese espectáculo diario que nos fascina y nos encandila, nos “divierte” y nos aliena. Señor Jesús, tú has abierto nuestros ojos a tu luz. Ayúdanos a aceptarte como el Mesías de Dios, a superar las tentaciones que nos acechan y a creer en ti con sinceridad y coherencia.


PALABRA DE DIOS PRIMERA LECTURA Del primer libro de Samuel. 16, 1b. 6-7. 10-13a En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.» Cuando llegó, vio a Elías y pensó: -«Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.» Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.» Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.» Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?» Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.» Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.» Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

Salmo responsorial. 22, 1, 3a. 3b-4. 5. 6 Antífona. El Señor es mi pastor, nada me falta. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

SEGUNDA LECTURA De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. 5, 8-14 Hermanos: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz –toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz–, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»

Versículo.

Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO Del evangelio según san Juan. 9, 1-41 En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: –«Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?»

Jesús contestó: –«Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.» Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: –«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).» Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: –«¿No es ése el que se sentaba a pedir?» Unos decían: –«El mismo.» Otros decían: –«No es él, pero se le parece.» Él respondía: –«Soy yo.» Y le preguntaban: –«¿Y cómo se te han abierto los ojos?» Él contestó: –«Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.» Le preguntaron: –«¿Dónde está él?» Contestó: –«No sé.» Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: –«Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.» Algunos de los fariseos comentaban: –«Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros replicaban: –«¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: –«Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?» Él contestó: –«Que es un profeta.» Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: –«¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?» Sus padres contestaron: –«Sabernos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.» Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.» Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: –«Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» Contestó él: –«Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo.» Le preguntan de nuevo: –¿«Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?» Les contestó: –«Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos? » Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: –«Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.» Replicó él: –«Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.» Le replicaron: –«Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: –«¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él contestó: –«¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.» Él dijo: –«Creo, Señor.» Y se postró ante él. Jesús añadió: «–Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos.» Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: –«¿También nosotros estamos ciegos?» Jesús les contestó: –«Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.»


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CUARESMA 2014 Las obras de misericordia y la Cuaresma, temas de las Charlas de este año

Conversión y penitencia Los días 11 y 25 de marzo, tuvimos en nuestra parroquia las acostumbradas Charlas Cuaresmales. Las impartió el P. Ángel, sacerdote de los PP. Somascos. Como recordatorio para los que estuvieron y como orientación para los ausentes, ofrecemos un resumen de las mismas. El padre Ángel inició la primera charla Cuaresmal en nuestra Parroquia diciéndonos que hay quien se pregunta si la Cuaresma conserva sentido en nuestro mundo moderno y la respuesta es que sí. Son cuarenta días en los que la Palabra de Dios nos invita a convertirnos y a profundizar en cuatro actitudes fundamentales para los creyentes. La primera es la búsqueda del rostro de Dios en la oración, en la escucha de la Palabra de Dios y en la vida diaria. La segunda actitud es la autenticidad evangélica, que se consigue cuando convertimos nuestra vida en puro don, librándonos de nuestras cadenas interiores del egoísmo, la envidia, el orgullo, el afán de protagonismo, los rencores etc. La tercera actitud a la que nos invita la Cuaresma es el reconocimiento nuestros pecados, pues nuestra verdad es lo que somos delante de Dios. Y la cuarta actitud nos invita a reavivar nuestro bautismo y acrecentar nuestro amor a Dios y a las personas, un amor que nace en el hogar y se prolonga en el trabajo, en la vida diaria y en la Parroquia. También las obras de misericordia (espirituales, corporales, individuales y colectivas) son un hermoso catálogo de sentimientos y actitudes para vivir una autentica Cuaresma, que hacen efectivo y concreto el precepto del amor fraterno, distintivo del cristiano. La iglesia nos propone practicar y vivir estas obras de misericordia en todo tiempo y en toda ocasión, pero especialmente en esta Cuaresma, como una buena preparación al Misterio Pascual de Cristo. Para finalizar el padre Ángel se encomendó a la Santísima Virgen María, Modelo y Madre de los cristianos, para que nos acompañe en esta peregrinación hacia el encuentro con el Señor, en el día grande de la Pascua y que esta Cuaresma sea, de verdad, un tiempo de renovación espiritual y de reforzamiento apostólico para toda la Parroquia. * * * En la segunda charla cuaresma, el padre Ángel, nos habló de la Cuaresma y sus orígenes, de una experiencia de desierto, de tiempo de penitencia y de la Cuaresma con María. En sus orígenes el tiempo de preparación para la Pascua era de tres días, después pasó a durar seis días y finalmente pasó a cuarenta días, con lo que la iglesia se purifica para celebrar la Pascua de Jesús. En este tiempo de esfuerzo y voluntad de lucha pero también de purificación y de adoctrinamiento, al creyente se le ofrece dos apoyos necesarios: la lectura de la Palabra de Dios y la oración. La Cuaresma es sin duda una experiencia de desierto como don de Dios y un estímulo permanente a vivir el espíritu de lo provisional. Somos peregrinos camino de la casa del Padre. Es también tiempo de penitencia, de conversión y renovación, tiempo de lucha contra el propio egoísmo y apertura a la fraternidad. Sólo así, este tiempo puede tener sentido. La Cuaresma es un momento oportuno para crecer en nuestro amor filial a nuestra Madre la Virgen María que al pie de la Cruz nos entregó a su Hijo y se entregó Ella misma con Él, por nuestra salvación. El padre Ángel deseó que esta Cuaresma fueran días de reflexión, de intensa oración, de ayuno, de penitencia y de vigilancia sobre nosotros mismos. También que sea, a través de la limosna, una ocasión sincera para compartir los dones recibidos con los hermanos y prestar atención a las necesidades de los más pobres y abandonados.


ACTIVIDADES PARROQUIALES NOVEDADES DE LA SEMANA  JUEVES 3 de abril a las 20:00 h. Reunión del Consejo de Pastoral Parroquial en los salones parroquiales.  VIERNES 4 de abril a las 20:00 h.: VÍA CRUCIS, preparado por el grupo de Biblia, Escuela de Oración y Aula de Teología.  DOMINGO 6 de abril, a las 12:00 h. Reunión con los padres de Caminantes en los salones parroquiales.

Campaña contra el paro Bajo el lema “JUNTOS LO CONSEGUIREMOS,” el próximo domingo, 6 de abril, se celebra la Campaña contra el paro en nuestra Diócesis. Este problema tan agudizado en nuestro país, Cáritas trata de mitigarlo en la medida de sus posibilidades. En el folleto que está en la mesita de la columna, podéis encontrar información detallada sobre este tema. La COLECTA de las Misas del sábado y domingo próximos, irá destinada a tal fin. Seamos generosos.

Domingo Lætare Como ya se dice en la página 1, este Domingo cuarto de Cuaresma, se llama “Lætare," por la antífona de entrada de la Misa. (Is. 66, 10): "Laetare, Ierusalem…” Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría los que por ella llevasteis luto… Por su parte, en el salmo 121, el salmista clama: ¡Qué alegría cuando me dijeron: ¡Vamos a la casa del Señor!.. Como vemos, la liturgia de este Domingo se ve marcada por la alegría, ya que se acerca el tiempo de vivir nuevamente los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, durante la Semana Santa. Este día se rompe el esquema litúrgico de la Cuaresma, pues predomina el carácter alegre, se usa color rosáceo en los ornamentos, los ornamentos pueden ser más bellamente adornados… Profundizando en el sentido litúrgico de este domingo, vemos que todo gesto o signo está verdaderamente en consonancia y en dirección a los Sagrados Misterios que se vivirán pronto, donde el Señor sufre su pasión, muere por nuestros pecados y resucita para darnos la Salvación. Es importante el Salmo Responsorial de hoy, donde se canta: “Qué alegría cuando me dijeron: ¡Vamos a la casa del Señor!” Y es que el Domingo Lætare nos invita a ver más allá de la triste realidad del pecado, mirando a Dios como quien es: fuente de infinita misericordia. Es una nueva invitación a convertirnos de corazón a Dios, para amarlo y cumplir sus preceptos, que nos hacen libres. No se debe olvidar que seguimos en Cuaresma, por lo cual este domingo no es un alto en la penitencia, sino un recordatorio de que, detrás de la penitencia, está el deber de aborrecer el pecado, el propósito de no ofender más a Dios y de confesar los pecados, para así vivir en la Gracia que nos es otorgada por Dios, en su infinita misericordia.


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