Año 8 • Nº 43 • Octubre-Diciembre 2008
La Habitación de Dios 10
Cómo Dios restauró mi matrimonio 13 www.revistaaguaviva.com
Año 8 • Nº 43 • Octubre-Diciembre 2008
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Consejo Editorial Jorge Chacón Fernando Saravia Edgar Chávez
La Buena Noticia
Redactores Osberto Ruano Marco Pinto Armando Molina Lissette de Archila Luz A. Girón de Cotero Christian García Correción de Texto Lorena Farrach Diseño KairósDG / Intercreativa
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Parábola del siervo fiel
Editora Lorena Farrach
Hoy en el Mundo
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La actitud
Espada de la Palabra
La habitación de Dios
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Los Milagros Continúan
Cómo Dios restauró mi matrimonio
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Mujeres de Proverbios
El secreto del éxito de la mujer de proverbios 31 es una publicación producida en Guatemala. Está dirigida a personas que quieren establecer una relación personal con Jesucristo y también para aquellos que ya la tienen.
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Vida de Alabanza
La semilla de mostaza
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Decisiones
Victoriosos La suscripción es gratuita, o lo que desee ofrendarnos. Debido a que Agua Viva es gratuita, su venta es prohibida.
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Entretenimiento
Salmo 23
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26
Si esta revista trajo bendición a tu vida por favor escríbenos, eso fortalecerá nuestra fe.
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editorial Epístolas
Ambulantes Que privilegio tan grande ser nosotros mismos el lugar donde Dios ha escogido habitar hoy y que responsabilidad tan grande al mismo tiempo, porque ahora tú y yo somos las cartas de recomendación de Dios hacia otros como Pablo dice en 2 Co. 3:2-3; “Ustedes son la única carta de recomendación que necesitamos; una carta escrita en nuestro corazón, la cual todos conocen y pueden leer. Y se ve claramente que ustedes son una carta escrita por Cristo mismo y entregada por nosotros; una carta que no ha sido escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; una carta que no ha sido grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos”. Así que nuestro mayor reto es que nuestra vida misma hable de Jesús por nuestro comportamiento: amable, amoroso, humilde, etc. No un comportamiento en el que nunca cometamos ningún error, sino un comportamiento que sepa reconocer el error y pedir perdón por el mismo. Entonces impactaremos al mundo, no por lo que hablamos, sino por lo que vivimos. Hoy en día somos muchos los que hemos aceptados a Jesús como Señor y Salvador; pero ¿cuántos de nosotros realmente vivimos agradándole diariamente, mostrando al Jesús que vive en nosotros? Después de recibir el toque de amor y perdón de nuestro Dios, nuestra respuesta natural debería ser el de anhelar ser cada día más como Jesús, pero no quedarse sólo en conocimiento mental, sino ser transformados por la acción de Su espíritu en nosotros. Así el mundo podrá ver a Jesús en cada uno de nosotros.
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La buena noticia Parábola del
Siervo Fiel Por: Osberto Ruano
Q
uién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda”, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará entre los hipócritas; Allí el llanto y el rechinar de dientes. (Mt. 24:45-51). Los dos son siervos, pero uno es infiel y el otro es fiel. ¿Infiel o fiel a qué? A la instrucción de su señor. La palabra clave en la parábola es la OBEDIENCIA.
Hoy se presentan delante de ti, la vida o la muerte, la bendición o la maldición; en ti está la decisión.
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Al morir en la cruz, Jesús asume la responsabilidad de los pecados de todos los hombres de todos los tiempos y recibe toda autoridad en el cielo y en la tierra. (Mt. 28:18)
Adán Hubo un siervo a quien el Señor le dio toda autoridad sobre la creación (Gn. 1:26, 28). Dios equipó al hombre (Adán), haciéndolo a su imagen y semejanza, para gobernar su creación y someterla. Adán, actuando como el siervo infiel que menciona la parábola, desobedece a su señor. Ro. 5:12 dice que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado, la muerte, y la muerte alcanzó a todos los hombres, ya que todos pecaron. Esto fue la consecuencia de la desobediencia del siervo infiel. Todos estamos representados en este siervo infiel en Adán y hemos estado separados de la gloria de Dios (Ro. 3:23).
Jesús ¡Ah! Pero en la parábola hubo otro siervo que fue fiel a la instrucción de su señor. Dice la Biblia, hablando de Jesús en Mt. 20:28 “Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino a servir y para dar su vida en rescate por muchos”.
La autoridad se asume sirviendo En el Reino de Dios, la autoridad se recibe al asumir la responsabilidad, y la responsabilidad se asume sirviendo. Servir es la mejor manera de ejercer la autoridad. Jesús es el verdadero siervo fiel, que siguió al pie de la letra las instrucciones de su Padre. Dice la Escritura en Fil. 2:6-11 “El cual, siendo de condición divina, no codició el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando
“Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino a servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mt. 20:28).
condición de siervo, asumiendo semejanza humana, y apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose OBEDIENTE hasta la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios LO EXALTÓ y le otorgó el Nombre que esta sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el SEÑOR para la gloria de Dios Padre.” Ro. 5:15 dice “Si por el delito de uno murieron todos, ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un hombre, se han desbordado sobre todos!” y el verso 19 es la conclusión de la parábola: “En efecto, así como por la DESOBEDIENCIA de un hombre, todos fueron constituídos pecadores, así también por la OBEDIENCIA de uno todos serán constituídos justos”.
Escoge ser siervo fiel Todos hemos pasado por el proceso del siervo infiel al nacer en Adán, pero todos tenemos la opción de pasar a estar en el siervo fiel a través de Jesucristo. Al ESTAR en Jesucristo, de siervo fiel, pasamos a SER hijos de Dios, el dueño de la hacienda. Dice 1 Co. 1:30 a: "De El os viene que ESTEIS en Cristo Jesús…" Solamente la bondad de Dios te puede llevar a la conversión (Ro. 2:4), es decir, trasladarte de ESTAR bajo el poder de las tinieblas, representado por el siervo infiel (tu carne, el mundo y Satanás) que golpea a sus compañeros, a ser trasladado al reino del Hijo de su amor (Col. 1:13), y ser en Cristo ese bienaventurado siervo fiel, llamado a estar al frente de lo mucho y entrar en el gozo de su Señor, como dice Mt. 25:21.
Escoge pues la vida Como dice Deuteronomio 30:19: Hoy se presentan delante de ti, la vida o la muerte, la bendición o la maldición. En ti está la decisión; yo, por mi parte, me uno al anhelo de Dios: ¡ESCOGE TU LA VIDA!
Si ésta es tu elección, dile al Señor Jesús: "recibo el perdón de mis pecados por tu sacrificio en la cruz y consagro mi vida a ti. Gracias mi Señor. Amén".
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hoy en el mundo La
Actitud Por: Marco Pinto
La capacidad es lo que le permite hacer algo. La motivaci贸n es lo que determina lo que usted hace y la actitud determina c贸mo lo hace.
L
a actitud es un sentimiento interior expresado en la conducta del ser humano, por eso es que se ve sin decir una sola palabra.
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cápsula
La actitud es la manera en que reacciono interiormente ante diferentes circunstancias de la vida.
En la Biblia
hoy en el mundo
En el libro de Números, capítulo 13, se relata la historia de doce espías que fueron a reconocer la tierra de Canaán, que ya había sido dada al pueblo de Israel por Dios. Eran doce príncipes y cada uno de ellos representaba a una de las tribus que formaban toda la nación. Nota que eran príncipes, personas importantes, figuras públicas que en un futuro cercano llegarían a gobernar a muchas personas. Los ojos de toda una nación observaban cada uno de sus actos y escuchaban con toda atención sus palabras. No pierdas de vista que la vida de muchas personas y su futuro estaban en juego.
Después de regresar de tan osada misión, el pueblo esperaba con ansias las noticias y novedades que ellos traerían. La productividad de aquella tierra era tan grande y abundante que un racimo de uvas tenía que ser traído por dos personas, en un palo. Al rendir su informe, describieron con lujo de detalles los lugares en los que anduvieron y mostraron los frutos de aquella tierra, pero toda su atención se concentró en lo difícil que sería conquistar tan preciado botín. Le dijeron al pueblo que las ciudades eran muy grandes y fortificadas y que el pueblo que las habitaba era fuerte. Únicamente dos de los doce que habían estado allí, Josué y Caleb, tuvieron lo que la Biblia llama un espíritu diferente. La actitud de ellos fue distinta a la que tuvo la mayoría de sus colegas, porque estaba fundamentada en lo que Dios de antemano ya les había prometido, y no en el miedo, que provocó lo grande y lo desconocido.
Ellos decidieron poner su mirada no en los problemas, sino en tomar lo que era de ellos. Dios finalmente permitió que estos dos y su descendencia entraran y poseyeran la tierra prometida.
Para Dios, vivir en paz significa vivir sin obsesión, ni temor, ni ansiedad, ni preocupación.
Esto sólo es posible si sabemos que Él está cerca y que quiere que no nos angustiemos por nada, sino que en todo le demos gracias, presentándole en oración nuestras necesidades. Entonces, la paz de Dios cuidará nuestros corazones.
No importa qué circunstancia atravieses en este momento: enfermedad, escasez, incertidumbre, o pérdida de un ser querido. Lo cierto es que tu actitud va a ser determinante para elegir qué ver a lo largo de toda tu vida. ¿Vas a concentrar tu atención en tus dificultades o vas a ver en ellas la oportunidad para conquistar las promesas de Dios para tu vida?
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La Habitación de Dios Por: Armando Molina
El antiguo templo material ha sido sustituído por un templo espiritual: la Iglesia. Este nuevo templo está formado por piedras vivas: cada uno de los hijos de Dios. (Ef. 2:20-22).
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No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir... Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mt. 6: 25-33).
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n el tiempo del Antiguo Testamento, Dios escogió a Israel para ser Su pueblo santo. Y su propósito era “Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Por eso les ordenó construir un lugar de reunión durante la peregrinación en el desierto (el tabernáculo) y, más tarde, un templo (cuando ya se habían establecido en la tierra prometida). El propósito de Dios era establecer un lugar donde habitara Su Presencia entre ellos. Este templo, nos cuenta la Biblia, fue construído por Salomón. Era un templo impresionante, hermoso. Sin embargo, estaba hecho de piedras y fue construído por manos humanas. Pero de este templo hoy en día ya no queda piedra sobre piedra. En estos tiempos del Nuevo Testamento, Dios sigue llamando y congregando un Pueblo Santo, pues éste nunca ha dejado de ser Su deseo e igualmente que antes, Dios tiene un templo para su presencia. El antiguo templo material ha sido sustituído por un templo espiritual: la Iglesia. Este nuevo templo está formado por piedras vivas: cada uno de los hijos de Dios. (Ef. 2:20-22). Sin embargo, la Palabra nos dice que para llegar a ser ese templo tenemos que estar unidos a Él y unidos unos a otros. Dentro del templo de Dios hay unidad, amor, gozo, paz y justicia en el Espíritu Santo. Cabe preguntarse por la condición de ese templo cuando entre nosotros hay desobediencia a Dios, rebelión, rivalidades, envidias, lujurias, egoísmos, etc. Durante la historia del pueblo de Israel, uno de los períodos más difíciles fue el exilio en Babilonia. En ese tiempo de exilio, casi no quedó nadie en las ciudades y tierras de Israel. La ciudad de Jerusalén y el templo fueron arrasados y destruídos por el ejército Babilónico. Aproximadamente en el año 70 del exilio, Dios comienza a traer de regreso a su pueblo a la tierra
Necesitamos conocer y amar Sus caminos y despojarnos de nuestros propios planes.
de Israel. Cuando llegaron a Jerusalén, comenzaron a reconstruirla, incluyendo el templo, que hasta ese momento había estado en ruinas. Sin embargo, al poco tiempo y enfrentando oposición, decidieron detener la reconstrucción y se dedicaron sólo a construir y edificar sus propias casas. En esta situación, Dios envió al profeta Hageo (Hageo 1:2-9) y les recordó que a pesar de todo su esfuerzo, afán y trabajo, sus vidas estaban vacías: Siembran mucho... cosechan poco, Comen... pero no se sienten satisfechos, Su salario... va a un saco roto, Beben... pero se quedan con sed, Se abrigan... mas no entran en calor Buscan mucho... y encuentran poco Lo que guardan... Dios se lo lleva de un soplo.
¿Qué está gobernando tu vida? ¿Qué reino buscas? ¿La voluntad de quién estás haciendo? No contestes estas preguntas rápida ni automáticamente. Aprende de lo que el pueblo de Israel estaba viviendo: algunos ocupaban su tiempo en construir sus casas mientras otros se dedicaban a “comer y beber”. Otros quizás buscaban desesperadamente una pareja o trataban de obtener la mejor educación y aún otros trataban de enriquecerse. No es que hubiera falta de actividad, todos estaban ocupados, pero la habitación de Dios en medio de ellos seguía estando en ruinas. Estas “casas lujosas” representan aquellas “seguridades” en las que ponemos nuestra esperanza y que, a veces inconscientemente, nos hacen dejar de buscar a Dios y de gozarnos en depender de Él porque nos consideramos ya llenos. Cuando nuestro corazón está descansando y tranquilo, pero no en Dios, ya no buscamos al Señor porque pensamos que no tenemos necesidad de El.
¿Qué es lo que estaba mal? ¿Los métodos de trabajo? No. Este era un problema espiritual que tenía que ver con la condición de los corazones hacia Dios. El Señor lo confirma en el versículo 9: “¿Por qué? Dice el Señor de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”. Podemos ver que no hacía falta trabajo y trabajadores dentro de la ciudad de Dios, sin embargo, mientras la habitación de Dios entre ellos permanecía en ruinas, todos trabajaban afanosamente por ellos mismos.
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¿Cuál es la motivación primaria en tu vida? ¿Qué es lo que te levanta por las mañanas? Algunos cristianos están obsesionados persiguiendo sus metas, pero no le han preguntado nada a Dios acerca de ellas, aún cosas muy buenas en sí mismas. (ejemplos: negocio, noviazgo, carrera, matrimonio). Quizá por tus logros materiales, académicos, laborales, etc. te has olvidado del Dios que te regaló esos dones en primer lugar y has llegado a ser un rico espiritual que ya no siente en su corazón la necesidad de buscar a Dios. Has perdido la humildad sin la cual nos comenzamos a alejar de la maravillosa gracia de Dios (ver Mt. 5:3 “Dichosos los pobres en espíritu” y Stg. 4:6). Apocalipsis 3: 17-19 dice: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Quizás estés pensando “yo no soy de esos, yo sirvo a Dios”, pero quisiera que meditaras en lo que te está motivando a servir.
No todo ayuda a construir el templo del Señor Si lo hacemos para nosotros, entonces es construir nuestra propia casa aunque lo disfracemos de motivos buenos y digamos que es “para la gloria de Dios”.
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Aún cuando servimos, esta actitud de autoexaltación y búsqueda de nuestros propios planes puede ser la predominante. Si nuestra motivación para servir es pasar el rato, ser reconocido, hacer que mi nombre sea “famoso”, hacer amistades que me hagan quedar bien con alguna persona, andamos buscando nuestro propio reinecito y no el Reino (Fil. 2:19-21). Aún cuando hablamos de que hay que cuidar el testimonio, a veces lo único que nos preocupa es cómo vamos a quedar nosotros, nuestra reputación y nuestro buen nombre. Todo esto no es construir el templo del Señor, sino nuestras “casas lujosas”: una torre de Babel monumento al orgullo del hombre. Recuerda, Dios conoce la verdadera intención de tu trabajo para El.
¿Cuál es la consecuencia de todo esto? Sequía y aridez (Hageo 1:10-11). El trabajo y el esfuerzo de nuestra vida se van en un saco roto.
Nosotros oramos continuamente estas palabras: “Venga tu reino, hágase tu voluntad”. En esta frase tan sencilla está el secreto.
¿Qué debemos hacer? Volvernos a nuestro Dios, haciendo Su voluntad y no la nuestra. ¿Cuándo fue la última vez en que te hiciste a ti mismo preguntas para conocer lo que está impulsando tu vida, para saber las intenciones de tu corazón? “Piensen bien en su conducta” (v. 5b), “Sé pues, celoso y arrepiéntete” (Ap. 3:19b). Necesitamos conocer y amar Sus caminos y despojarnos de nuestro propios planes. Ese ídolo llamado “YO” debe ser derribado de su trono en nuestras vidas. Vemos casi al final de la Biblia, como un grito de culminación de una gran victoria, las siguientes palabras: "Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios" (Ap. 21:2-3). El fruto será la manifestación de la Gloria de Dios entre nosotros. Dios muestra Su gloria en un templo en donde hay alabanza y unidad (2 Cro. 5:13-14).
los milagros continúan Cómo Dios restauró
mi matrimonio
Por: Lissette de Archila
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mbos éramos cristianos, y nos unía aún más la fe que ambos profesábamos tener en Jesucristo. Iniciamos nuesto matrimonio con el sincero propósito de hacer del Señor el centro de nuestro hogar.
Mi esposo Boanerges y yo nos casamos a mediados de los años 80 y, como toda pareja, entramos a nuestro nuevo hogar con sueños e ilusiones de una vida feliz.
Lamentablemente, en aquellos años no teníamos suficiente instrucción sobre la manera en que Dios deseaba que fueramos como esposa y esposo, por lo que muchas decisiones que tomamos fueron equivocadas, y nos empezaron a desunir. Nos propusimos tener casa propia en cuanto fuera posible. Para lo cual los dos nos pusimos a trabajar para tener más ingresos.
Quitamos al Señor como eje de nuestro hogar Sin darnos cuenta, empezamos a enfrascarnos en nuestras actividades diarias, y a dejar a un lado el propósito de poner al Señor como el eje de nuestro hogar. Ahora, Jesús había sido sustituído por el trabajo, la rutina y la ambición de construir nuestra propia casa. Los horarios de trabajo que teníamos provocaron un alejamiento en nuestra relación.
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Constantemente reñíamos, al punto de hacer de la contienda algo normal bajo nuestro techo. A Boanerges le gustaba ir a jugar fútbol todos los domingos por la tarde y, desde un principio, le dejé ver claramente que no me agradaba acompañarlo. Mi idea de un domingo por la tarde ideal era quedarme en la casa haciendo limpieza, pues no tenía tiempo durante la semana, y luego descansar… Él, en cambio, gustosamente salía solo, aparentando ser soltero y gozando de su libertad.
Y el pecado afloró Yo siempre creí que, pasara lo que pasara, a mi esposo siempre podría retenerlo a mi lado, pero no fue así. Encontró fuera del hogar a alguien que gustosamente lo acompañaba a verlo jugar fútbol. Era una mujer que, además de ser mi vecina, era miembro de la congregación a la que yo asistía. Fue allí como ellos dos empezaron una relación de adulterio que casi destruyó mi matrimonio. Enterarme fue para mí un golpe sumamente duro. Me sentí en un callejón sin salida, sin saber a quién acudir. Mi esposo deseaba ser libre para poder casarse con la mujer extraña. Alegaba que por mi culpa él estaba sufriendo, pues no podía ser feliz al lado de la otra persona hasta que yo lo dejara libre.
Mi jefe en ese entonces se enteró de mi situación y me aconsejó que lo dejara libre de divorciarse. Además, me ofreció facilitarme un negocio para que yo lo administrara e írselo pagando conforme éste creciera. En realidad, pensaba en ese momento que Dios me estaba abriendo todas las puertas: los abogados que ofrecían ayudarme sin cobrar mucho, un negocio propio y, primero Dios, mis cuatro hijos conmigo. En mi corazón realmente deseaba demostrarle a mi esposo que no lo necesitaba, y que podía arreglármelas sin él. Por lo tanto, hablé con uno de los abogados para iniciar el proceso del divorcio.
Continué congregándome Mi corazón estaba cargado de rencor. Pero, a pesar de la tormenta desatada en mi casa, nunca dejé de asistir a la iglesia, y oraba a Dios para que salvara mi hogar y nos diera dirección. En la iglesia siempre encontré el apoyo de mujeres de Dios que oraban por nosotros. Ellas me animaban a no desmayar sino, por el contrario, a orar insistentemente para que Dios restaurara nuestro hogar. Gracias a la misericordia de Dios, mi pastor no dejó de interceder e intervenir entre nosotros. Primero, hablaba con Boanerges constantemente,
animándole a recapacitar de lo que estaba haciendo, y el Señor poco a poco fue cambiando su corazón, provocando en él un sincero arrepentimiento por lo que había ocurrido.
Y me confrontaron Un día, mi Pastor me confrontó a mí con estas palabras: “María, si tú hoy te haces para atrás en el cumplimiento de la promesa que hiciste ante el Señor, de que estarías junto a tu esposo aún en las malas, y decides que el divorcio es tu opción, ¿qué pasará el día de mañana si tus hijos al casarse pasan por una situación como la tuya? ¿Con qué autoridad podrás aconsejarles para que luchen por su matrimonio, si ellos vieron en ti el ejemplo a seguir? Se darán cuenta de que no tuviste la valentía de soportar la prueba, de perdonar a quienes te hirieron, y la paciencia de esperar en Dios para que tu esposo, tú y tu matrimonio fueran restaurados. Estás actuando motivada por el odio, la amargura y la venganza. No has pensado en la herida que toda esta situación pueda causar al corazón de tus hijos, quienes podrán estar económicamente bien si prosigues con la idea de tu negocio, pero sin su papá a su lado”.
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los milagros continúan
Amado lector, todo es posible para el que cree. La tormenta no dura para siempre. Después de que pasa, viene un silbido suave y apacible que te dice: “Sigue adelante, Yo voy contigo, no temas.” Es la dulce voz del Señor que está con todo aquel que le busca.
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...entonces recapacité Estas palabras me hicieron recapacitar, y me desafiaron a dar una oportunidad a mi esposo para restaurar nuestro matrimonio. Para entonces, Boanerges estaba convencido de que había tomado un mal camino, y deseaba enmendarlo. Empecé a creer que Dios restauraría de nuevo mi matrimonio. Y Dios me habló por medio de éstas citas bíblicas: Is. 43: 18-19, Is. 54:4, Jer. 33:6-9.
... Volvimos a vivir juntos Aunque vivíamos juntos, las heridas seguían latentes. Un día, hubo un evento cristiano y, en una de las prédicas, el Señor motivó a mi esposo a que hiciera votos de arrepentimiento delante de Él, para que cambiara de actitud, y él pidió a Dios que cambiara su corazón para con nosotros, su familia. De modo que en una tarjetita, ambos pusimos nuestra intención de perdonarnos mutuamente. Oramos juntos para pedirle a Dios que nos ayudara a seguir juntos. Al poco tiempo, nuestro pastor nos invitó un día a asistir a un curso matrimonial. Debíamos recibir 13 lecciones, en las que aprenderíamos los principios de Dios para un matrimonio exitoso, y la manera de comunicarnos mejor. De las trece lecciones, dos de ellas fueron las más valiosas para mí: primero, la lección del perdón. Tuve que anotar en una hoja los nombres de mis ofensores, para perdonarles y verles con la misericordia y el amor con que Dios les veía. Debía orar por ellos, pero era muy difícil para mí, porque no podía ni siquiera mencionar sus nombres para bendecirles. Sin embargo, logré hacerlo.
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Mi fe se acrecentaba, y creía firmemente que Dios restauraría todo ese pasado tan doloroso, y que yo sanaría hasta el punto de no recordar más lo sucedido con rencor, sino como una obra milagrosa dándome un corazón perdonador.
Y perdoné Con llanto y con un grito muy profundo, como si se estuviera desgarrando mi corazón, declaré mi perdón para las personas que tanto me habían ofendido, sacando de mí todo el odio que había acumulado durante los cinco años que llevábamos dentro de esta terrible situación, y dando perdón, para que ellos fueran libres y restaurados por el Señor. Y yo fui libre también. La segunda lección era la lección de la visión de fe. Fue otro gran desafío para mí, ya que debía ver con los ojos de Dios a mi esposo, y declarar la visión que Dios ponía en mi corazón sobre su vida, no importando el pasado o el proceso que llevábamos de sanidad. Me costaba mucho creer que él fuera transformado de nuevo en un hombre recto ante los ojos del Señor, o que pudiera trabajar de nuevo en Su iglesia después de los actos vergonzosos que había hecho.
Y profeticé sobre él Fue entonces cuando sentí que Dios mismo, a través de Jesucristo, me miró y me dijo suavemente “Yo sí tengo planes de bien para tu esposo. Solo cree, espera y recibe lo que tengo para ti y para tu esposo. Escribe la visión que te dictaré”.
Con la Biblia en mi mano, sin saber que estaba profetizando, empecé a escribir las citas que Dios ponía en mi corazón: “Boanerges, quiero que insistas en la palabra fiel con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras" (Tit. 3:8). “Tú no andas en consejo de malvados, ni en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores, sino que meditas en la ley de Jehová de noche y de día. Tú eres un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará". Ahora, ocho años más tarde, he visto la fidelidad de Dios. Recuerdo, como si fuera ayer, la voz y la mirada que Jesús me dio esa noche. Todo lo que pasé sirvió para que yo me acercara a Él. Ya no lo tengo lejos de mi vida, sino que camino con Él, para experimentar Sus misericordias nuevas cada mañana, y Su gran fidelidad. Dios había prometido volver el corazón del padre a los hijos y de los hijos al padre. El corazón de mi esposo se volvió al Señor, y ahora vive enamorado de Él.
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mujeres de proverbios El secreto del éxito de la mujer de proverbios 31 Por: Luz A. Giron de Cotero
Dios quiere que seamos felices y que llevemos una vida en plenitud pues Cristo vino a “darnos vida y vida en abundancia”. (Juan 10:10b)
T
odas las mujeres tenemos en nuestro corazón el anhelo de que
nos amen y nos acepten como somos, que nos respeten como personas y que nuestro trabajo y esfuerzo sean reconocidos por quienes nos rodean.Estas necesidades son tan fundamentales para nosotras, que nos pasamos la vida luchando y esforzándonos por ganarnos el amor, la aceptación y el respecto de los demás, pues la sociedad nos ha enseñado que hay que merecerlos. Sin embargo, por experiencia sabemos que hagamos lo que hagamos, nunca es suficiente, ya que las exigencias que el mundo nos plantea van mucho mas allá de nuestras capacidades, lo cual crea en nuestro corazón sentimientos de infelicidad, auto rechazo, baja estima personal y frustración. Además, El desea satisfacer todas nuestras necesidades y es el mas interesado en ayudarnos a superar nuestras debilidades e imperfecciones, pues nos necesita libres de toda atadura para trabajar en el engrandecimiento de Su reino. También nos ha dado Su Palabra, la cual, como dice el Salmo 119:105 es “una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino”.
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El no nos ha dejado solas, nos ha dado Su Espíritu Santo para guiarnos hacia la verdad, la cual nos hará libres (Juan 8:32). conocer cual era la voluntad de su Padre para su vida y algo muy importante: ponía en practica lo que aprendía en ellas. Esto daba como resultado que continuamente se manifestaran en ella los frutos del Espíritu Santo, pues claramente vemos a una mujer que al saberse amada y sustentada por Dios podía dedicar su tiempo y esfuerzo a los demás con total libertad.
Ella era digna de la confianza de su esposo, pues lo honraba, respetaba y cumplía con sus responsabilidades, brindándole grandes satisfacciones. Era una mujer que gustaba de las labores manuales; una excelente ama de casa que desde muy temprano hasta muy tarde en la noche se ocupaba que todo marchara bien en su hogar. Inteligente y hábil para los negocios, era además emprendedora, muy trabajadora, hacendosa, dispuesta a ayudar al necesitado; alguien a quien el mañana no le preocupaba y que con sabiduría instruía a sus hijos. En pocas palabras, era una mujer agradable a los ojos de Dios, ya que vivía dedicada a hacer Su voluntad.
La “Mujer Ejemplar” había descubierto que “dando es como se recibe” (Luc. 6:38) pues como consecuencia de vivir dedicada a cumplir con sus responsabilidades y a satisfacer las necesidades de los demás, todos la honraban, la alababan y su esposo era altamente respetado en su comunidad. Ella había dedicado su vida a sembrar amor acompañado de trabajo duro y ya estaba cosechando el fruto: una familia ejemplar.
Te estarás preguntando ¿cómo lograba esta mujer ser tan especial? Y mas aun ¿será posible que Dios espere de mi tanta virtud? La respuesta es un rotundo Si, pues si tu crees en lo que dice la Biblia en Filipenses 4:13 sabrás que “todo lo puedes en Cristo que te fortalece”. Además, el Señor quiere que descubras el secreto del éxito de esta mujer para que puedas aplicarlos a tu propia vida, el cual no es mas que una gran verdad: La “Mujer Ejemplar” tenía una estrecha relación con Él. Ella seguramente pasaba tiempo a solas en oración y durante esos momentos de intimidad con el Señor, El se encargaba de llenar y satisfacer su corazón con la plenitud de Su amor. También escudriñaba y meditaba las Sagradas Escrituras para
Si has descubierto que existe en ti el anhelo insatisfecho de sentirte amada y aceptada, que tu tiempo y esfuerzo lo has dedicado a ganarte un lugar en el corazón de los demás, el Señor te dice “Mi amor es todo lo que necesitas” (2 Cor. 12:9).
mujeres de proverbios
Por tanto, Dios desea que descubramos como podemos ser mujeres plenas y agradables a Él. Para ello vamos a referirnos a “La Mujer Ejemplar” que nos presenta el libro de Proverbios, capítulo 31, versos del 10 al 31. Al leer este pasaje, descubrimos cosas sumamente interesantes que muestran aspectos de la manera de ser y de vivir de esta singular mujer:
cápsula
Solo Él tiene la capacidad de llenar tus necesidades y expectativas de una forma total, ya que el amor que Dios te ofrece no está condicionado a lo que hagas o dejes de hacer, pues te ama por lo que eres para El, Su hija, Su amada, la niña de sus ojos. Si lo crees y aceptas, ya no necesitaras seguir luchando por obtener nada, pues en Él lo tienes todo. De esta manera vivirás en paz y, al igual que la “Mujer Ejemplar”, podrás ocupar tu tiempo y esfuerzo en beneficio de los demás. Así pronto comenzaras a cosechar frutos hermosos a tu alrededor, al grado en que todos te digan: “Mujeres buenas hay muchas, pero tú eres la mejor de todas” (Prov. 31:29).
Podemos pasar maldiciones o bendiciones a nuestras generaciones por venir, conozcamos hoy la voluntad de Dios, para poder hacer Su voluntad, y así dejar una herencia de bendiciones a nuestras generaciones.
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vida de alabanza La perspectiva de Dios
La perspectiva del hombre
La
semilla de
mostaza Por Christian García
Cuando tú y yo vemos la semilla de mostaza, vemos una semilla insignificante y sin gran pretensión...
22 Octubre-Diciembre 2008
S
i alguna vez has podido ver una semilla de mostaza, o más aún poder tener una en tu mano, podrá sorprenderte que el tamaño de esta semilla es riduculamente pequeño a la proporción que puede llegar a tener; la cual, según el Maestro, es el de una hortaliza grande, en la cual las aves llegan a poner sus nidos. (Mateo 13:31-32) Hay algo de este texto que me cautivó recientemente; cuando tu y yo vemos la semilla de mostaza, vemos una semilla insignificante y sin gran pretensión, o sin un aparente futuro de grandeza o propósito. Pareciera poder perderse entre la multiplicidad de semillas que pueden existir, ya que a simple vista no pareciera prometer mayor beneficio que el de cualquier semilla ordinaria. Sin embargo la perspectiva celestial es muy diferente. A Dios pareciera que le gustan los principios diminutos, insignificantes y no muy prometedores.
Todo es cuestión de perspectiva Donde el hombre vio a un anciano de cien años, casi muerto, y sin hijos legítimos, y con una esposa igual de anciana y estéril, Dios vio a un padre de multitudes, llamado Abraham. (Génesis 12:2; Génesis 21: 1-7) Moisés se vio como un hombre tartamudo, pastor de ovejas, viejo y abandonado en el Sinaí; pero Dios vio al libertador y profeta más grande de todos los tiempos.
Samuel miraba la altura y presencia corporal y porte militar imponente de Eliab, hijo de Isaí, pero Dios miraba el corazón quebrantado del olvidado David, el cual ni siquiera fue invitado por su propio padre a la cena de candidatura al reino. La iglesia primitiva miraba a un Saulo perseguidor y asesino de cristianos, pero Dios miraba a un Pablo apóstol, fundador de iglesias y redactor de gran parte del nuevo testamento.
Qué perspectiva tienes? La del mundo, o la de Dios. Y más importante aún, cual de las dos tengo yo de mí mismo. Él usa carpinteros como José y María, de pueblos olvidados como Nazareth, para dar génesis a un evento de tal trascendencia que llegó a dividir la historia de la humanidad en dos eras, antes y después de Cristo.
Entre el corcel y el burro Jesús, el Profeta y Mesías del Dios viviente, entra como Rey triunfal en Jerusalem, usando un bello e imponente corcel blanco, caballo codiciable y digno solo de reyes y… creo que… no estoy seguro… perdón que me confunda de esta manera; me olvidaba leer la Biblia Poque ahora recuerdo; Jesús entró montado en un burro! Quizá usted y yo hubiéramos escogido el bello y soberbio caballo blanco para tal evento, pues al fin de cuentas era un acontecimiento sin precedentes. Si algún día hicieran un filme en Hollywood, quizás se inventarían un burro dorado del tamaño de un elefante para tratar de dignificar la historia de la entrada de Cristo en Jerusalem, ya que utilizó un simple, feo y lento burro, destruyendo
La próxima vez que te veas en el espejo recuerda que Dios te escogió quizá porque te pareces mucho a esa semilla de mostaza, que insiste el Maestro en querer usar. así todo el glamour que tal evento podía llegar a tener. Imagínese las multitudes gritando ¡Hossana! Las mujeres llorando, los hombres extendiendo los ramos en el camino, el sol bañando el rostro del Mesías, el cual en medio de los gritos de la multitud anuncia el cumplimiento de todo este gran suceso y, de repente, sin más explicación o advertencia… aparece Jesús montando en un burro. Sin embargo, Jesús nos confunde a todos escogiendo para tal ocasión un burro. Que costumbre la de Dios de escoger pesebres y establos y convertirlos en cunas y castillos de Reyes. O ese extraño hábito de convertir pescadores en los portadores de las llaves del Reino. Jesús el día de hoy sigue confundiendo a este mundo de fuertes y débiles, de sabios e insensatos. Digo confundiendo porque Él me escogió a mí y a ti para ser pesebres y establos donde Su grandeza ha de manifestarse. ¡Hasta yo estoy confundido a veces! Porque creo que hay momentos de la vida donde yo mismo no me hubiera escogido (pido perdón por mi franqueza) y creo que tú tampoco lo hubieras hecho. Pero donde yo veo una semilla de mostaza, Dios ve un gran árbol que da sombra y refugio a las aves de los cielos. Donde el mundo vio a un pescador débil, vil y menospreciado, Dios vió a un hijo, rey y sacerdote de Su reino.
El Padre pusó sus ojos en ti, aún antes de que tu llegaras al vientre de tu madre, porque ha visto algo que este mundo no logra ver, más allá del barro de tu humanidad y de los temores e incertidumbres que te acechan en tu caminar. Más allá de lo oscuro de tu pasado y de lo incierto de tu futuro, Dios ha hallado en ti lo mismo que halló en el estéril Abraham, en el tartamudo de Moisés o en el olvidado David.
Destinada a la grandeza La semilla no sabe que es pequeña. Nunca cometas el error de decirle a la semilla que es quizá una de las más pequeñas semillas que hay, porque la semilla de mostaza no te lo va a creer. Ella sabe que su tamaño actual nada tiene que ver con el potencial divino que Dios ha depositado en ella. Ella ha sido destinada para la grandeza y esa es su fe. Quizás tu y yo somos pequeños como la semilla de mostaza, pero hemos creído en Aquel que todo lo puede: el Dios de los imposibles. El Dios que convierte desiertos en manantiales. El que hizo de una cruz una victoria. El que hizo de sus llagas medicina. El que hizo de su humillación su coronación. El que hizo de pecadores, hijos de Dios. Tu vida es y será el milagro divino donde el Dios que todo lo puede está obrando en ti, algo que el mundo aún no logra entender. Lo que Dios está haciendo en ti es un imposible que será posible porque has creido, al igual que la semilla de mostaza. No es tu tamaño, es Su grandeza en ti. No será tu fuerza, será Su Espíritu en ti. No será tu bondad humana, sino será Su justicia y gracia para ti.
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24 Octubre-Diciembre 2008
Decisiones
¡Victoriosos! Por: Lissette de Archila
Si con la ayuda del Espíritu Santo pones en práctica estos hábitos en tu vida diaria, verás cómo tu caminar cristiano será de victoria en victoria.
C
risto ya ha vencido al mundo y al pecado. Nuestro éxito en esta nueva vida dependen de Él, por lo tanto, debemos fortalecer esa relación con el Señor, formando mejores hábitos. A continuación hablaremos de algunos de estos hábitos.
La oración Debe ser el tiempo en el que conscientemente nos comunicamos con nuestro Padre Celestial. Si no oramos, la relación entre Dios y nosotros está incompleta. Él permanece unido a nosotros, pero si no permanecemos unidos a Él, no podemos dar fruto (Jn. 15:5). Podemos orar en cualquier lugar. Recordemos que Dios es Omnipresente y nos escucha en todas partes: en las colas del tráfico, en las oficinas, aún si nos sumergimos bajo el agua podemos mantener ese diálogo, esa charla constante con nuestro Padre, contándole nuestras cosas, alegrías, sentimientos y temores que Él ya los sabe (Sal. 139), lo cual facilita más la comunicación con Él. Es importante ese diálogo (di=2), es decir, esperar también escuchar la respuesta de Él. “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col. 4:2).
El estudio La Biblia es la palabra de Dios, y la dejó para conocer más de Él, de su misericordia, de sus atributos, y para que mi proceder no esté de acuerdo al mundo sino de acuerdo a lo que Dios dice. En el Salmo 1, por ejemplo, encontramos qué es la felicidad verdadera: “Feliz el hombre que pone su amor en la ley del Señor, y en ella medita noche y día” (Sal. 1:1,2). Así podemos ir conociendo mejor a Dios y estrechar más nuestra relación de amor con Él. Dice Santiago 1:25 : “Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.”
Dar Es romper las ataduras de nuestro egoísmo. Es decir: dependo de Tí. Es tratar de hacerse como niños y en nuestro corazón confiar en Dios. No por lo que podamos recibir. Es contrario a lo que el mundo nos enseña. Es desprendernos, cuando el Señor nos muestre el lugar donde sintamos la confianza de hacerlo, recordando que es al Señor a quien damos y con el propósito de extender su Reino. “Dad y se os dará...” (Lc. 6:38a).
Congregarse Hebreos 10:25 “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca”. Son muchas las bendiciones que podemos recibir en la comunión con nuestros hermanos: consuelo, enseñanza, esperanza, ánimo, fortaleza. También
nosotros podemos dar consuelo... a veces recibimos y otras damos, pero la verdad es que siempre y en todo somos bendecidos en Cristo Jesús.
Perdonar y pedir perdón Si nos equivocamos, tenemos un abogado ante el Padre, Jesucristo mismo quien intercede por nosotros. Podemos, arrepentidos, pedir perdón y confiar en que lo recibiremos, pues: “...si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Ro. 5:10). También, cuando corresponda, debemos perdonar. Perdonar es una acción voluntaria, guiada por el Espíritu Santo no por lo que sintamos, la cual nos hace libres y permite que dejemos en libertad a quien nos ofendió, renunciando a tomar venganza.
Dios dice: Somos amados por Dios (Jer. 31:3) Somos Nueva Creación (1 Co. 5:17) Somos libres en Cristo (Jn. 8:32) Bendito, escogido, santo, sin culpa, perdonado, aceptado (Ef. 1:3:8) Pon en práctica estos hábitos, con la ayuda del Espíritu Santo, y verás cómo tu caminar cristiano será de victoria en victoria.
Siempre puedo escoger, escuchar lo que otros dicen de mí o escuchar y creer lo que DIOS DICE DE MI, para vivir y disfrutar la bendición que Dios me da.
“Más bien sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a los otros”. (Ef. 4:32).
Creer lo que Dios dice de mí y para mí No basta con creer en Jesús. La palabra de Dios dice que los demonios también creen y tiemblan de miedo (Stg. 2:19). Cuando a nuestra mente vengan pensamientos de frustración por lo que según nosotros hemos sido, relacionado con lo que hemos logrado hacer, o con lo que no hemos podido lograr o quizás de lo que otros piensan de nosotros; debemos tener presente quiénes somos en Cristo y qué somos de acuerdo a lo que dice Dios.
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entretenimiento Ordena las frases del salmo 23 En el Salmo 23 vemos como nuestro Señor nos cuida y protege, y provee lo mejor para nosotros. Lee el salmo 23: 1-4, y ordena sus párrafos. Pon el número que corresponda en el círculo. Luego escríbelo sobre las líneas.
El Señor es mi pastor, nada me falta y me lleva por caminos rectos, me guía a arroyos de tranquilas aguas, haciendo honor a su nombre. me da nuevas fuerzas Me hace descansar en verdes pastos, no temeré peligro alguno, Aunque pase por el más oscuro de los valles, porque tú, Señor, estás conmigo, tu vara y tu bastón me inspiran confianza
26 Octubre-Diciembre 2008
Ahora busca las palabras claves de este salmo en el crucigrama
palabras claves: pastor, valles verdes
pastos, confianza, fuerza, cuidado, tranquilidad
El Señor protege a los que en él confían; todas sus promesas son dignas de confianza. Proverbios 30:5
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