Juanita y el misterio del cap modelo

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Ilustraciones de Roberto Cubillas

Juanita y el conejo perdido Norma Huidobro



1. Regalo de cumpleaños

C

uando Valentín cumplió un año, a mi casa llegó una encomienda de Mendoza. Valentín es mi hermano y una encomienda es una caja muy grande llena de regalos que trae el cartero. Pero los regalos no los hizo el cartero; los hizo mi abuela, que vive en Mendoza. En Mendoza hay mucha nieve, al menos en invierno, que es cuando fuimos nosotros. Antes, nosotros éramos


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papá, mamá y yo. Ahora, nosotros somos papá, mamá, yo y Valentín. Mi prima Agustina dice que no se dice yo y Valentín, sino Valentín y yo. Pero no. Está equivocada. El más chico es el que va último. Antes iba yo. Ahora le toca a Valentín. En la encomienda venían frascos de dulce de naranja y de durazno que hace mi abuela, un conejo grande de peluche y unas pantuflas con cara de oso. Yo sabía que, aunque fuera el cumpleaños de Valentín, un regalo de la encomienda era para mí. Desde que nació mi hermano, recibo más regalos que nunca. No sé por qué será. Entonces me agarré el conejo. —El conejo es para Valentín — dijo mi mamá. —No. El conejo es para mí. Las pantuflas son para Valentín. ¿No ves que son celestes? —No son celestes. Son color turquesa. Pero eso no tiene nada que ver. ¿No ves que son grandes? A Valentín le van a quedar enormes.


—Más enorme le va a quedar el conejo. ¿No ves que es un conejo gigante? —No importa. Es un muñeco. Puede tener cualquier tamaño; en cambio, las pantuflas tienen que tener el mismo tamaño del pie. —Yo creo que tienen que tener la misma forma. ¿No ves que son redondas? Valentín tienen los pies redondos. Los míos son largos. Y además el conejo es rosa y el rosa es de nenas.

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—No es rosa, es lila. Y además eso no tiene nada que ver. Cualquier color es para cualquiera. —Si es para cualquiera, entonces es para mí. Abracé al conejo bien fuerte y lo llevé a mi habitación. —¡Juanita, vení acá! —gritó mi mamá desde el comedor.


Juanita soy yo. Lo aclaro porque Juanita se llama también la gata de la vecina de al lado. A veces, la vecina se asoma a la ventana y grita: ¡Juanita, Juanita! Yo no le contesto porque ya sé que está llamando a su gata. Pero cuando mi mamá me llama a mí, a veces la gata no se da cuenta y viene ella. Salta por la ventana del comedor y se la tenemos que llevar a la vecina. Yo no soy sorda. Oí muy bien que mi mamá me llamaba, pero igual no fui. Me senté en la cama con el conejo lila y me puse a pensar un nombre lindo para ponerle.

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Un enorme conejo de peluche llegó a la casa en una encomienda. Juanita estaba feliz con su hermoso conejo, pero al poco tiempo de haber llegado... ¡desapareció! ¿Se perdió? ¿Lo robaron? ¿Qué pasó con el conejo? Juanita, que es muy buena detective, se puso a investigar: ató cabos, buscó pistas, alborotó a toda la familia y… ¡descubrió el misterio!

Norma Huidobro Nació en Lanús, Provincia de Buenos Aires, en 1949. Es egresa­da de Letras por la Universidad de Buenos Aires. Dictó clases de Lengua y Literatura en colegios secundarios y coordinó talleres literarios. Actualmente se desempeña como asesora literaria. Ha sido ganadora del Premio Clarín de novela 2007 por El lugar perdido. Ha publicado: ¿Quién conoce a Greta Garbo? y, en esta colección: El sospechoso viste de negro, El misterio del mayordomo y El misterio de la casa verde.

ISBN 978-987-545-475-0

C.C. 61074548 ISBN: 978-987-545-475-0

www.kapelusznorma.com.ar

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789875 454750

A partir de los 7 años

Juanita y el conejo perdido


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