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Retiro activo en vida productiva
Aquello que hemos sabido defender y hacer realidad ante cualquier escenario, podría ser éste sentido de vida.
¿Qué podríamos rescatar de la palabra Retiro? Muchos aprendizajes, experiencias y sobre todo oportunidades.
Cuando escuchamos esta palabra, la mayoría de las veces le damos una connotación poco amigable. Claro, no es fácil asimilar tantos años de dedicación, motivación e inversión en tiempo, esfuerzo y recursos para que hoy se presente el momento de dejarlo.
Carmen Olguín
Sin embargo, muchas veces se malinterpreta este concepto. Realmente la etapa de retiro no tiene edad. ¿Por qué? Esta etapa es una oportunidad de reorientar la actividad presente, sumando algunos aspectos que se dejan en la mochila y nunca se sacan para vivirlos.
Por esta razón, es necesario plantear el significado desde la perspectiva integral: “Aquello que he experimentado, aprendido y enseñando más aquello que me apasiona, que puedo aportar y con lo que quiero contribuir para ser parte de una evolución”. Para acuñar este concepto, como primer paso, es necesario analizar, reflexionar y construir esta nueva etapa que parte de entender cómo tomamos las decisiones.
¿Cuál es el mejor momento para tomar decisiones?
Pregunta muy escuchada y no siempre contestada. La respuesta desde una óptica positiva y sobre todo enriquecedora es “Hoy”. Como todos sabemos y lo hemos experimentado, los cambios son continuos, vienen sin avisar, sin embargo, hay cambios planificados.
A partir de esta premisa hay otro cuestionamiento: Pensar todo lo que pasa en nuestro interior cuando vivimos una transición profesional, de vida o incluso, en el equipo de trabajo. La mayoría de las veces escuchamos voces como “No me dedico a lo que me apasiona, me han dicho que esa idea que tengo ya está saturada en el mercado, ya no tengo una edad o energía para hacer un emprendimiento, etc.” La primera decisión hoy es analizar los recursos con los que contamos.
Si nos enfocamos en lo que nos ha motivado, llegaremos más rápido a entender cuál es nuestro más profundo deseo e intención. Piensa en tus mayores aprendizajes, ya sea de experiencias positivas o negativas, toda experiencia deja una huella. El descubrimiento de saber enfrentar o confrontar situaciones y superarlas. Tus mayores fortalezas como habilidades, aptitudes, destrezas o capacidades desarrolladas a lo largo de tus principales actividades y tus valores, aquello que guía tu vida.
Cuando decidimos cambiar de trabajo, terminar una relación laboral o cambiar de actividad, no importa la edad. El foco debe estar encendido en el hoy y su siguiente paso, aquél paso que nos abrirá la puerta al nuevo camino. Para ello, es preciso hacer todo un recorrido a nuestras experiencias vividas en general.
Te propongo imaginarte una línea frente a tus pies y en la que mentalmente te sitúes en el “Hoy” y recorras aquellos aspectos más significativos de toda tu historia. Toma estos aspectos significativos y trae cada uno al “Hoy”. Toma nota, piensa que plasmarlo en un papel lo reafirma. Con este ejercicio darás pauta a explorar tus emociones.
¿Por qué son importantes las emociones?
En la toma de decisiones siempre habrá un vínculo emocional y uno práctico. Al iniciar un proceso para transitar el cambio (sea este inesperado o planeado) es muy importante identificar en qué emociones o estados de ánimo me muevo en el “Hoy”.
Si por ejemplo reflexionamos qué emociones nos han movido para transitar la pandemia, nos sorprenderíamos al saber que en general oscilamos entre las mismas. En esta etapa de crisis que hemos vivido en el mundo, hubo emociones como ira, enojo, lástima, o estados de ansiedad o depresivos, pero también hemos podido