EL INFORMADOR | Lunes 16 de noviembre 2016
Todas las fotografías fueron tomadas de Veronique de Viguerie
LA VIDA DE UNA MUSULMANA MEXICANA
Al menos 200 musulmanes se reúne en la capital Una joven mexicana decidió convertirse en musulmana a los 23 años
DISEÑO: KARLA CRUZ BACA | Proyecto académico sin fintes de lucro
EL INFORMADOR | Lunes 16 de noviembre 2016
UN GRUPO DE AL MENOS 200 MUSULMANES SE REÚNE EN EL DISTRITO FEDERAL TODOS LOS VIERNES, ENTRE ELLOS MEXICANOS QUE ABRAZARON EL ISLAM
E
ntre el sonido de los automóviles de Polanco, una de las zonas de mayor circulación en la Ciudad de México, los rezos en árabe llenan las paredes de un edificio de tres niveles, donde al menos 200 personas se reúnen para orar en dirección a La Meca cada viernes, como marca el Corán. Ágata Avilés, una joven mexicana vestida con una falda larga negra y un velo negro mezclado con gris, se quita los zapatos antes de entrar al primer piso -que ocupan las mujeres y los niños-, y se une al grupo de unas 30 musulmanas, extranjeras y mexicanas, que escuchan el rezo sentadas sobre el tapete de oración. Su primer llamado al islam lo escuchó a los 23 años, cuando al estudiar Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) leyó sobre la historia de la religión, y comenzó a preguntarse si existiría una comunidad en México a la qué acercarse, para resolver sus dudas. “Yo siempre me consideré monoteísta. A pesar de que crecí católica, me llamó mucho la atención la vestimenta, la política, la historia y en específico la comunidad, creo que fue curiosidad”, comentó la joven que hace siete meses abrazó la religión. Su respuesta la encontró en internet, donde obtuvo la dirección del Centro Educativo de la Comunidad Musulmana A.C., en la capital. Tras acudir a las oraciones, decidió convertirse, aún si eso implicaba ser la única que profesa el islam en su familia. Y aunque tuviera que hacer cambios en su vestimenta y en sus relaciones con los demás. La oración empieza puntual, a las 14:00 horas. La mitad en árabe y la mitad en español. Los hombres ingresan por otra puerta para ocupar el segundo y tercer piso del centro, en que la oración resuena a través de unas bocinas. En la zona de mujeres, un cartel explica las reglas de la vestimenta musulmana que siguen las hermanas de la comunidad: la ropa debe ser holgada y no estar perfumada. No debe ser ostentosa y puede usarse un pantalón si así se desea, pero debe ser debajo de una falda larga. “Ahora lo que hago es usar el velo, lo uso todo el tiempo para trabajar, para salir a la calle, para ir a la tienda, todo el tiempo”, dice Ágata. Lo más difícil, explica, ha sido la constancia. Desde su conversión, Ágata realiza las cinco oraciones diarias, las cuales combina con sus actividades como maestra particular de inglés, y con clases de idiomas a las que asiste. “No las hago en un lugar público, si estoy en la escuela me voy a un salón de clases. Si estoy trabajando con alguien musulmán las hacemos juntos”, por lo que siempre carga un tapete especial para realizarlas. UNA COMUNIDAD EN CRECIMIENTO Al Centro Educativo de la Comunidad Musulmana A.C. asisten entre 200 y 300 personas cada viernes. La comunidad en México sigue creciendo, asegura Said Louahabi, presidente de la asociación. Cuando llegó a la Ciudad de México en 1994, proveniente de su natal Marruecos, la comunidad musulmana con quien acudía a rezar a la embajada de Pakistán se componía de 80 integrantes. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su documento Panorama de las religiones en México 2010, hay 3,760 musulmanes en el país, la mayoría de ellos radican en el Distrito Federal (1,178), en el Estado de México (417) y Jalisco (248). Louahabi dice que después del 11 de septiembre de 2001 se observó un incremento en las conversiones. La razón: la curiosidad que la religión despertó en la gente tras los ataques al World Trade Center de Nueva York. Mucha gente dijo “oye quién es Alá de los musulmanes, ¿es un terrorista?, ¿son terroristas esos musulmanes?, ¿cómo puede una religión enseñar la violencia? “Sin embargo, lo que nos une a nosotros es la paz, la sumisión, adorar a un Dios y no asociarle ni nada, ni nadie”. La gente que llega al centro lo hace después de averiguar sobre el islam en internet, dijo, y aunque no tiene una cifra específica de mexicanos que se han convertido a la religión en el centro, asegura que generalmente hay nuevos ingresos cada semana y que llegan por voluntad propia. El centro de Polanco no es el único un ejempl En la Ciudad de México existe una Asociación Civil de Mujeres Musulmanas Latinas, ubicada en la delegación Gustavo A. Madero, así como el Centro Salafi de México, dirigido por Muhammed Ruiz, un mexicano
convertido al islam, y que se ubica en la colonia Buenavista. También hay asociaciones musulmanas en Tequesquitengo, Morelos; Torreón, Coahuila; San Cristobal de las Casas, Chiapas, y también en los estados de Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo y Baja California, entre otros, de acuerdo con Islam en México y sus publicaciones en Facebok. TODO TIPO DE MIRADAS Ágata asegura que sus amigos y familia la apoyaron en su decisión, aunque llevar el velo que para ella significa identidad provoca múltiples reacciones cuando se encuentra en la calle o en el transporte, en un país donde los musulmanes son minoría. “Recibo todo tipo de miradas, desde curiosas hasta hostiles. Hay gente que se me acerca a preguntarme por qué lo uso y cómo me lo pongo, me dicen ‘qué bonito’. Hay varios tipos de reacciones, verbalmente no he tenido ninguna mala experiencia pero a veces sí con miradas hostiles”, asegura. Otro cambio para Ágata ha sido el tipo de relación que puede tener con los hombres, con quienes no puede tener contacto físico, como abrazos o saludar de la mano, según la religión. En la congregación existen hombres más abiertos y acostumbrados a la cultura occidental, algunos de ellos mexicanos conversos con quienes el trato es de iguales y ha formado una relación de amistad, explica. “No nos tocamos, ni nos saludamos de mano, pero de ahí en fuera todo es muy normal, nos contamos chistes o comemos juntos”. Aunque también hay musulmanes ortodoxos, sobre todo los extranjeros, que no aceptan mirarla a los ojos o compartir el espacio con ella. “En su cultura es tan normal que no lo hacen con intención de ofenderte o de hacerte un lado a propósito, ellos dicen las chicas tienen que ir aquí y los chicos allá. Para mí que nunca fue normal, lo siento como una exageración”, dice. Al convertirse, Ágata también aceptó que no puede tener una relación de noviazgo. “No se puede tomarse la mano o besarse hasta el matrimonio y por mí está perfecto, está muy bien”, dijo. “Estrictamente una musulmana no se puede casar con un hombre que no sea musulmán, pero los hombres sí tienen la libertad de casarse con la mujer que quieran, siempre que no sea atea”. “NUNCA HE ENCONTRADO PROBLEMAS” “Encontré toda la libertad que quiero, por eso me gusta mucho México, nunca he encontrado problemas en este país desde hace 20 años, no tengo problemas ni con ciudadanos mexicanos, ni con el gobierno, ni con los medios de comunicación en general”, dijo sobre los ataques. El también profesor de idiomas y traductor dice que en México no existe la islamofobia de la que se ha hablado en Europa, tras los ataques a la revista Charlie Hebdo en París, que se atribuyeron a al Qaeda en la península arábiga. “Siempre hay terroristas en diferentes partes del mundo, el terrorismo no está asociado al islam, los terroristas pueden no tener religión”, dijo. “Los condenamos a ellos y se consideran criminales, yo no diviso una religión que pueda decir que es perfecta.En el DF aún no existe una mezquita, pero quienes acuden al centro educativo en Polanco lo llaman así. Louahabi asegura que el siguiente paso es convertirse en una asociación religiosa, y que buscarán que finalmente se construya una mezquita en la ciudad de México. LO IMPORTANTE SOBRE EL ISLAM: Entre 200 y 300 musulmanes se reúnen en un centro educativo ubicado en Polanco El presidente del centro asegura que la comunidad ha crecido y que cada semana se unen mexicanos Al menos 3,700 personas ejercen la religión islámica en México, INEGI Existen más de 10 asociaciones musulmanas en México que cada vez van creciendo más. El mayor número de musulmanes están en la capital
La comunidad islámica en el mundo
51% + 41% - 50% 31% - 40%
21% - 20% 11% - 30%
abajo de 0%
Velo en árabe hiyab, procede de la raíz hayaba, que significa “esconder”, “ocultar la vista”. ¡Oh Profeta! Di a tus mujeres y tus hijas y las mujeres de los creyentes que se cubran con sus velos. Será mejor para ellas, así serán reconocidas (como mujeres respetables) para no ser molestadas. Y Allah es siempre el Perdonador, el Más Misericoridioso.” MENOS RESTRICTIVO
(Corán, 33, 59)
Un pañuelo que envuelve toda la cabeza y solo deja ver el óvalo de la cara Significa “desimular ante las miradas” Cubre los cabellos las orejas y el cuello. Sólo permite ver el óvalo del rostro Es considerado por las musulmanas como un símbolo de religión y femineidad. Se utiliza en diferentes colores
MUSULMANES EN EL MUNDO
Vestimenta tradicional de las mujeres en Irán sobre todo practicantes Pieza grande de tela sobre la cabeza abierta por delante No es obligatoria en la República islámica, contrariamente al uso del velo Es una prenda de calle de las mujeres iraníes, puede combinarse con un pañuelo de cabeza
MÁS RESTRICTIVO
Cubre completamente el rostro, se usa conjuntamente con una túnica llamada abaya Solo deja visible una pequeña apertura para los ojos Su uso se extendió bajo la influencia del islam Únicamente en color negro
Vestimenta tradicional de las tribus pastunas de Afganistán Cubre completamente la cabeza y el cuerpo, una rejilla disimula los ojos Los talibanes en Afanistán la declararon de uso obligatorio
EL INFORMADOR | Lunes 16 de noviembre 2016
Este traje, que distingue a las mujeres que profesan la religión de mahoma, consta de un vestido holgado de mangas largas; un velo que cubre el cabello, la cara y el cuello, y apenas deja al descubierto los ojos.
P
or sus características casi sombrías, desde el mundo occidental la burka se ve como el símbolo de la represión, la discriminación y el dominio que ejerce el hombre musulmán sobre la mujer. Pero ellos lo justifican como si fuera una señal de pureza y castidad, además de una forma de promover el islamismo en el mundo. “La burka me da libertad”, aseguró Naheed Mustafa, nacida en Canadá, pero de padre de Emiratos Árabes. La burka la cubre de pies a cabeza y apenas deja ver unos intensos ojos negros. La decisión de vestir la prenda la tomaron sus padres y el clérigo de la mezquita a la que asisten. “Yo lo acepté porque ellos saben que es bueno para mi”, se apura a aclarar, al reconocer que al comienzo, el traje la “asfixiaba”. Pero con el tiempo, se acostumbró a vestirlo y ahora no saldría de su habitación sin ella. Lo dice para enfatizar su frase, porque por lo general, cuando se encuentran sólo mujeres en un recinto, ellas se quitan la burka. Si están en la casa y hay hombres que no son de la familia, padres, esposos, hermanos o hijos, deben llevarla puesta. Sólo el esposo, amigos cercanos y familiares pueden verla sin el velo.
El Islam es inocente de estos actos aborrecibles, aseguró Isa Rojas, representante de la comunidad musulmana mexicana en la capital
Burka
significa esconder, ocultar a la vista o, incluso, separar. Su uso se fundamenta en la religión islámica, que lo adoptó como signo de dignidad recobrada, por considerar que mostrar el cuerpo se relacionaba con la condición de mujer esclava o prostituta.
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a comunidad musulmana en México se deslindó de la actividad terrorista de ISIS y pidió no vincular a actos criminales al islam porque esto conlleva a la discriminación. De acuerdo con la investigadora del CIDE, Camila Pastor, existen más musulmanes de los 3 mil 760 que reporta el INEGI en su censo más reciente sobre religiones en México, publicado en 2010. La investigadora dedicada a la elaboración de un censo etnográVco sobre esta población detalló que la cifra del INEGI se puede elevar en mil 500 conversos al islam, pero que éstos nuevos adeptos no necesariamente se mantienen en la religión. En tanto, Isa Rojas, mexicano que estudió en Arabia Saudita y se volvió musulmán leyó un comunicado a nombre de la comunidad
Burka significa esconder, ocultar a la vista o, incluso, separar. Su uso se fundamenta en la religión islámica, que lo adoptó como signo de dignidad recobrada, por considerar que mostrar el cuerpo se relacionaba con la condición de mujer esclava o prostituta. Pero para ella, la burka no logra suprimir totalmente la feminidad: “La burka significa que no quiero que ningún hombre me mire con ojos de deseo (…) Pero no evitaba que yo viese a los hombres con deseo”. Similar actitud contra la burka la tiene una bailarina de danza árabe, que prefiere mantener en reserva su identidad: “La burka me parece denigrante”, dijo. El Corán menciona el hecho de que la mujer cubra su cabellera para no atraer la atención del hombre y así guardar su imagen limpia, “pero en ningún aparte de este libro sagrado se dice que deban taparse como lo hacen las mujeres en algunos países árabes en los que han llegado al extremo de la misoginia, como es el caso de los Emiratos Árabes, donde las mujeres deben cubrirse con pesadas y asfixiantes túnicas negras de pies a cabeza, y tan solo tienen un pequeño hueco para poder ver”. Ella no la usa. Muchas mujeres se desmayan en la calle debido al sofocante calor que deben soportar y otras tantas sufren constantes esguinces porque apenas pueden ver por donde caminan.
Tenemos temor de que se genere un clima de intolerancia, en que la sociedad nos vea como parte de grupos criminales
97%
De los musulmanes
Es fiel creyen del dios (Allah), al igual que del profeta Mahoma
93%
De los musulmanes
Realiza el Ramadan, se abstiene de comer durante el día, todo el mes de Ramadan
63%
De los musulmanes
Realiza sus cinco oraciones (Salat) diariamente.
9%
De los musulmanes
Vista alguna vez en su vida la Mecca (Hiyaz, Arabia Saudita)
67%
De los musulmanes
Donan una cantidad al Zakat para purificarse mexicana con el cual se condenan la generalización del terrorismo ligado al Corán. “Tenemos temor de que se genere un clima de intolerancia, en que la sociedad nos vea como parte de grupos criminales (...) Este clima de intolerancia puede terminar siendo causa de racismo, discriminación e islamofobia, poniendo en riesgo la vida e integridad de la gente”, dijo. Y agregó: “el Islam es inocente de estos actos aborrecibles”. Lo anterior en el foro “La voz musulmana después de los atentados de París”, organizado en el CIDE. En el evento también participó Ignacio Cuevas, responsable de Asuntos Religiosos de Conapred, y dijo que este órgano se encuentra atento a las quejas que se presenten sobre el tema para actuar en consecuencia a lo sucedido.