Después de analizar mi historia de vida, considero que el mayor patrimonio que permea en ella es desde luego el intangible, es decir las creencias y tradiciones que mi familia me ha transmitido de generación en generación, pero sobretodo los valores que mis padres me han inculcado desde pequeña ya que son éstos los que rigen mi conducta hasta la actualidad. Entre las creencias más arraigadas que reconozco y que están presentes en mi vida diaria están principalmente la religión católica, pues el haber nacido en un hogar que practica dicha religiosidad me convirtió al momento de nacer y de manera directa en un miembro más de la iglesia católica. Así mismo, diversas festividades se han convertido en una tradición familiar para mí, la navidad, la semana santa, el día de reyes y el año nuevo son motivo de reunión, celebración y convivencia año con año. Incluso con menos tiempo de antigüedad el día de la familia se ha ido celebrando en mi familia de una manera muy especial. Todas esas fechas forman parte de la cultura que me define como persona, que si bien cuando era pequeña no comprendía y solo lo veía como una fiesta más, en la actualidad cada una de esas tradiciones tienen sentido en mi vida y estoy segura que estarán presentes en mi vida futura y se seguirán transmitiendo de generación en generación, porque aunque no son celebraciones exclusivas de mi familia sino a nivel social, lo que las convierte en patrimonio es la forma de vivirlas de cada persona y/o familia.