La función social de la enseñanza y la concepción sobre los procesos de aprendizaje. Instrumentos de análisis La función fundamental que la sociedad ha atribuido a la educación ha sido la de seleccionar a los mejores en relación con su capacidad para seguir una carrera universitaria o para obtener cualquier otro título de prestigio reconocido. Un modo de determinar los objetivos o finalidades de la educación consiste en hacerla en relación con las capacidades que se pretende desarrollar en los alumnos. Cuando se intenta potenciar cierto tipo de capacidades cognitivas, al mismo tiempo se está influyendo en las demás capacidades, aunque sea por defecto. La capacidad de una persona para relacionarse depende de las experiencias que vive, y los centros educativos son uno de los lugares preferentes, a estas edades, para establecer vínculos y relaciones que condicionan y definen las propias concepciones personales sobre uno mismo y sobre los demás. Situarse ideológicamente: es hacer una reflexión profunda y permanente respecto a la condición de ciudadano y ciudadana y respecto a las características de la sociedad en que han de vivir. Hay que insistir en que todo cuanto hacemos en clase, por pequeño que sea, incide en mayor o menor grado en la formación de nuestros alumnos. La determinación de las finalidades u objetivos de la educación, ya sean explícitos o no, es el punto de partida de cualquier análisis de la práctica. Debemos entender el término "contenido" como todo cuanto hay que aprender para alcanzar unos objetivos que no sólo abarcan las capacidades cognitivas, sino que también incluyen las demás capacidades. Los contenidos de aprendizaje no se reducen a los aportados únicamente por las asignaturas o materias tradicionales, también serán contenidos de aprendizaje todos aquéllos que posibiliten el desarrollo de las capacidades matrices, afectivas, de relación interpersonal y de inserción social. Puesto que dichas programaciones se han centrado en las disciplinas o materias, todo aquello que indudablemente se aprende en el centro, pero que no se puede clasificar en los compartimentas de las asignaturas, es decir, aquellos aprendizajes que se realizan en la escuela pero que nunca han aparecido de forma explícita en las programaciones, es a lo que llamamos curriculum oculto. Coll (1986) agrupa los contenidos según sean conceptuales "¿qué hay que saber?", procedimentales "¿qué hay que saber hacer?" o actitudinales. "¿cómo hay que ser?", Lo más probable es que en los cursos más bajos exista una distribución más equilibrada de los diversos contenidos, o que se dé prioridad a los
procedimentales y actitudinales por encima de los conceptuales, y que a medida que se va avanzando en los niveles de escolarización se incremente el peso de los contenidos conceptuales en detrimento de los procedimentales y actitudinales. Para efectuar una valoración completa de la unidad didáctica no basta con estudiar la pertinencia de los contenidos, sino que hay que averiguar si las actividades propuestas en la unidad son las suficientes y necesarias para alcanzar los objetivos previstos. No es posible enseñar nada sin partir de una idea de cómo se producen los aprendizajes. Los aprendizajes dependen de las características singulares de cada uno de los aprendices; corresponden, en gran medida, a las experiencias que cada uno ha vivido desde el nacimiento; la forma en que se aprende y el ritmo del aprendizaje varían según las capacidades, motivaciones e intereses de cada uno de los chicos Se trata de una forma de intervención sumamente compleja, con una auténtica atención a la diversidad, que ha comportado el establecimiento de niveles, retos, ayudas y valoraciones apropiados a las características personales de cada chico y chica.