"Enseñar o el oficio de aprender" Miguel Ángel Santos Guerra
Gracias a la lectura puedo estar segura que la forma más adecuada de perfeccionamiento de un profesional es mediante el desarrollo del currículum, el cual se planea, se pone en marcha y se evalúa en manos de la comunidad educativa. Concuerdo con lo planteado anteriormente, pues las “Verdades Absolutas” en ningún momento son buena opción, ya que limitan por completo las capacidades de los educandos, nos impiden a nosotros como docentes poder identificar que problemas existen en el aula y sobretodo, encontrar alternativas para solucionar dichos problemas que lo único que hacen es complejizar el proceso de aprendizaje. Otra cosa que quisiera destacar por su invaluable valor es, el fuerte compromiso ético del que están impregnadas las prácticas educativas, pues no importa solamente la eficacia de éstas, lo realmente valioso es lo que la eficacia representa para el proceso de aprendizaje, es decir no importa la forma de educar de un educador, sino los resultados o el impacto que su práctica tenga en el alumno. De igual manera, coincido con la aportación de Rafael, pues es fundamental que dentro de la escuela persista una excelente relación entre todos y cada uno de los docentes, para que de este modo trabajen de manera colegiada, enriqueciendo su práctica con sus vivencias, experiencias y conocimientos, logrando así mejores resultados de aprendizaje en los alumnos. Claro sin dejar de lado la imprescindible participación de la sociedad en el proceso educativo, pues sin la actuación de ésta, los resultados no serían los mismos. Y por último pero no por eso menos importante, es necesario que como futuros docentes seamos capaces de comprender por completo la llamada “Practica Profesional” y para ello es necesario que tengamos presentes ciertas características que la definen; el hecho de que debe ser de acuerdo al contexto en que se desarrolle, debe estar impregnada de valores que preparen a los alumnos para la vida en sociedad, que se adapte a los cambios en las necesidades de la sociedad y que siga ciertas leyes o estructuras previamente planteadas. El autor maneja una excelente analogía que es bueno recordar, la escuela es el lugar perfecto para el desarrollo de un maestro, en ella éste tienen la libertad de crecer, mejorar su práctica, obtener experiencias que enriquezcan su formación, sin embargo, es triste la realidad pues es ahí mismo donde puede acabar por completo con su proceso formativo, quedarse estancado en un mismo sitio, dejar de preocuparse por actualizarse... entonces es aquí donde se nos invita a nosotros como futuros docentes a aprovechar esa oportunidad que la escuela tal como la "primavera al árbol" nos regala para seguir creciendo constantemente, para ser cada día mejores en nuestras prácticas y todo con el fin de dar a nuestros alumnos mejores oportunidades de aprendizaje.