Hacia mediados del siglo xvi, cuando se derrumbó el shogunado Ashikaga, Japón llegó a parecer un enorme campo de batalla. Los señores de la guerra rivales competían por el dominio, pero entre ellos surgieron tres grandes figuras, como meteoros que cruzaran el cielo nocturno. Estos tres hombres, que sentían idéntica pasión por controlar y unificar el Japón, diferían en su personalidad hasta un extremo asombroso. Nobunaga era temerario, tajante y brutal; Hideyoshi, modesto, sutil y complejo; Ieyasu, sereno, paciente y calculador. Sus filosofías divergentes han sido recordadas durante largo tiempo por los japoneses en unos versos que conocen todos los escolares:
¿Qué hacer si el pájaro no canta?
Nobunaga responde: «¡Mátalo!».
Hideyoshi responde: «Haz que quiera cantar».
Ieyasu responde: «Espera».
Ésta es la historia del hombre que logró que el pájaro quisiera cantar.