PIEDRA DESNUDA
Aunque a ratos se torna bronca y áspera de piel, reviste un lenguaje también no exento de ternura y congoja, iracunda y hiel la más de las veces, en el que no dejan de estar presentes entre los extremos, la dualidad del eros y el thánatos, el ying y el yang otras tantas, y cierta visceralidad flamígera entendemos que debido al temente desarraigo que el poeta padece en estos avatares trashumantes de la existencia humana.