Xl semanal 03 agosto 2014

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14 MAGAZINE En portada

"En realidad soy un tirillas. ¡Este no es mi cuer

HUGH JACKMAN

Estrella y 'sex symbol'. Este australiano de 45 años es un fijo en las listas de hombres más deseados del planeta, sobre todo cuando se mete en la piel de Lobezno; 8 veces en los últimos 14 años. Un lobo con piel de cordero, como demuestra en esta entrevista cuando habla de su mujer, sus hijos y lo incómodo que se siente metido en el papel que ha puesto el mundo a sus pies. POR VÍ CTOR DE AZEVEDO / FOTOGR AFÍ A: PAT R IK GIA R D INO


CORBIS OUTLINE / CORDON

po!"


16 MAGAZINE En portada

H

H.J. Ducharme con agua fría nada más levantarme. Te deja cabreado para el resto del día, tal y como Lobezno va a sentirse durante el rodaje. XL. ¿Y qué opina su esposa? ¿Le gusta el corpachón que luce cuando hace de Lobezno? H.J. Deb [Deborra-Lee Furness, su esposa desde 1996] no

termina de pillarle la gracia. Como ella dice: «Tu misión no es tener unos abdominales fabulosos, sino estar un poco gordo y dejado, para que yo siempre tenga mucha mejor pinta a tu lado y me sienta feliz y contenta». XL. No debe de ser fácil eso de convivir con una estrella de Hollywood... H.J. Deb fue una estrella antes que yo, ¡me saca 15 años!,

XLSemanal. ¿No le resulta extraño todo esto de no controlar su propia imagen, siempre sometido a las exigencias del director de turno? Hugh Jackman. A mí me encanta. En este trabajo, tener una

imagen muy determinada es peligroso. Ser actor consiste en liberarse de uno mismo. He oído a algunos decir: «Mi cabello tiene que aparecer así en la película». Eso no puede ser. Tu personaje siempre es más importante. XL. ¿Quizá es usted más acomodadizo que los demás? H.J. Lo que pasa es que a mí me da

igual. Lobezno, por ejemplo, es muy distinto a mí. Es un ser torturado y musculoso, y yo soy un tirillas, tirando a tranquilo [suelta un aullido]. Es un ser siempre al límite. ¡Debería ir al psicólogo! [Se ríe]. XL. Con tanta diferencia entre ustedes, ¿cuál es la clave para convertirse en él?

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XL. El suyo es uno de los matrimonios más longevos y estables del cine actual. ¿Cuál es el secreto? H.J. Es obvio que nuestro trabajo tiene sus peligros, aunque

no sé si en mayor medida que en otras profesiones. Tengo entendido que el divorcio es más frecuente entre agentes de policía que entre actores. Pero, bueno, supongo que esa fama se vincula al tiempo que pasamos fuera de casa y a que trabajas con actrices muy guapas. La cuestión es tener las cosas claras y no hacer siempre lo primero que se te pasa por la cabeza. XL. ¿Usted y su mujer son siempre absolutamente sinceros el uno con el otro? H.J. No. Por ejemplo, si Deb me comenta que últimamente

ha engordado... [se ríe]. Yo me atengo a cierta pequeña norma de cosecha propia. Una de cada diez veces respondo: «Bueno, no te digo que no, pero ahora que lo mencionas…». Es un truco para la supervivencia del matrimonio. Ella me pregunta que si ha engordado; yo le digo que quizá un kilito. En realidad son un par de kilos, ¡pero eso no se lo dices nunca!

"los actores tenemos fama de adúlteros. pero la cuestión es tener las cosas claras y no hacer lo primero que se te pasa por la cabeza"

XL. ¿Qué clase de marido es usted? H.J. Bueno. Por así decirlo, soy un

marido que comparte y contribuye. Soy bastante de fiar. XL. Póngase nota del uno al diez... H.J. Digamos que un siete. Aunque me

gustaría que Deb me pusiera, al menos, un nueve [se ríe]. XL. ¿Ha buscado alguna vez en Google lo que se dice de usted? H.J. Una vez andaba detrás de cierta

imagen, algo que pensaba utilizar para el cartel de un monólogo que iba a hacer en Broadway. ¡Me quedé

E J. CAMP (CORBIS OUTLINE/CORDON)

U G H J AC K M A N

me recibe en la puerta de su suite, en un lujoso hotel londinense, y se disculpa por su vello facial. «Perdóneme, es por el personaje de mi próxima película», dice. La barba es corta, morena y puntiaguda. De no haberla mencionado, ni me habría fijado; estoy absolutamente fascinada por su físico. «No sé bien cuál es mi imagen, la verdad. Hace unos 15 años que no me corto el pelo o me arreglo la barba por mi cuenta. Y en cuanto a mi físico, pues esto tampoco…». Se señala el torso, envuelto en un suéter oscuro, bajo el que se perfila la musculatura ultradesarrollada de Lobezno, el personaje que lo convirtió en una superestrella de Hollywood allá por el año 2000. «¡Este no es mi cuerpo!», sostiene Jackman. Se siente, asegura, como si llevara un traje que alguien le hubiera obligado a vestir. Ahora bien, le sienta de maravilla.

y ya tenía las cosas muy claras. Cuando nos conocimos, en 1995, ella era la protagonista de Correlli –una teleserie australiana muy popular–. Deb aparecía en todas y cada una de las secuencias, y yo no era más que uno de los 30 presos de la cárcel. De hecho, cuando empecé a darme cuenta de que aquella chica me gustaba de verdad, me sentí horrorizado. Imagínate, ¡menudo topicazo! Mi primer trabajo y me enamoro de la protagonista [se ríe]. Pensé que ella se burlaría de mí si le decía algo y que no querría ni hablar conmigo. Pero el sentimiento era recíproco...



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de piedra al ver lo que la gente buscaba en Google! «Hugh Jackman filmografía», «Hugh Jackman familia» y «Hugh Jackman gay». ¡Preferí no seguir mirando! XL. En 2008, la revista People lo eligió a usted como el hombre más sexi del año... H.J. ¡Yo no soy así! ¡Nada de eso! ¡Por favor! Voy a decirle

una cosa: cuando rodé mi primera película en Hollywood, tenía 30 años. Así que no llegué a experimentar la fascinación absoluta, las chicas que te persiguen por todas partes… Es justo lo que ansiaba al principio, pero nunca me pasó. ¡Y no porque me hiciera de rogar! [Se ríe]. Hoy tengo claro que mi atractivo se debe en gran parte a que soy famoso y salgo en películas. XL. ¿Pero usted no se considera guapo? H.J. Creo que estoy por encima del promedio. Es la respuesta

más sincera que puedo darle. XL. Lobezno fue el personaje que lo convirtió en una estrella. ¿Cómo es eso de pasar, de la noche a la mañana, a convertirse en toda una celebridad? H.J. Es como ser arrastrado calle abajo por un gran danés.

Puede ser divertido, pero también puede salirse de madre con mucha facilidad. Yo nunca me metí en esto para hacerme famoso. Siempre actúe por diversión. Hasta la universidad, nunca pensé en ello como una carrera profesional. Yo estudié Comunicación y, el último año, me apunté a un curso de teatro que daba créditos adicionales. Me gustó tanto que me matriculé en una escuela de arte dramático y me di cinco años. Si a los 31 no había terminado de montármelo, lo dejaría y me dedicaría a otra cosa. Pero nunca pensé: «Quiero hacerme famoso». XL. ¿Y qué quería? H.J. Comer. Me había pasado siete años estudiando y

siempre pensaba que, cuando ganara dinero, me lo gastaría en comida. Y punto. Entraría en un restaurante y pediría lo que quisiera, sin tener que estudiar antes la carta en la puerta. Vivía con 120 dólares por semana. El alquiler eran 55 dólares, otros 50 en comida y me sobraban 15. Y todos mis amigos y compañeros estaban igual.

CONTACTO / D.R.

XL. ¿Se ha acostumbrado a los privilegios de su posición o todavía se sorprende? H.J. Todavía alucino cuando duermo

en hoteles como este, lo mullidita que es la cama, que te paguen todo o si vuelo en primera clase. Mira, cuando yo era adolescente, mi madre vivía en Inglaterra y yo, con mi padre, en Australia. No veas la de vuelos baratos de Garuda [aerolínea indonesia] que me chupé entre

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Sídney y Londres… Los llamaban los 'vuelos del lechero', porque llegaban a hacer hasta siete escalas. Salías de Sídney y una hora después ya habías parado en Melbourne. ¡Y así hasta Londres! Por eso, lo de viajar en primera clase me parece de locos. Me dan ganas de ir la cabina del piloto y pedirle que dé una vuelta más para hacer el trayecto un poquito más largo [se ríe]. XL. En 2013, la revista Forbes estimó su fortuna personal en 55 millones de dólares. Es usted rico, ¿no? H.J. Bueno [en un susurro]... pues sí. XL. ¿No se siente a gusto con la idea? H.J. El dinero, te confieso, es una carga. No aprecias... Es

que siempre me están haciendo regalos: ropa de marca, un coche… Mis amigos me dicen que no me lo merezco, que no aprecio nada y que nunca me fijo en si algo es de esta marca o de la otra. XL. El dinero no le importa... H.J. Pues no mucho. XL. Pero puede usted comprarse lo que le plazca... H.J. Sí, pero resulta que estoy casado y es Deb la que se

encarga de gastar el dinero. ¡No se preocupe por mí! ¡Como ve, tengo ese problema resuelto! [Se ríe]. Pero no, en serio, esto de tener tanto dinero me resulta un poco incómodo. Tengo que esforzarme para no sentirme culpable. Por poner un ejemplo, con mucho dinero hay muchos más obstáculos para conseguir ser un buen padre.

"yo no me metí en esto para ser famoso y rico; solo quería comer. vivía con 120 dólares para toda la semana"

XL. Tiene dos hijos [Oscar, de 13 años, y Ava, de 8]. ¿Tiene que esforzarse para no mimarlos? H.J. Siempre viajamos en clase turista.

A no ser que sea por trabajo y nos paguen el vuelo. Y entonces les dejo claro que por eso vamos en primera. Mira, un día, cuando mi hijo tenía seis años, estábamos embarcando en un avión y me preguntó [pone acento pijo]: «Papá, ¿no vamos en jet privado?». Y se lo expliqué. ¡Mira qué problemas tengo! No quiero que se acostumbren a tenerlo todo.











28 MAGAZINE A fondo

EL SUEÑO MILITAR

E

Interior de un Corimec, el alojamiento en contenedores climatizados donde viven los militares de la base de Herat. En este se alojó el autor del reportaje.

LORENZO SILVA

L SÍMBOLO DE CAMP ARENA, NOMBRE DE LA BASE AVANZADA DE APOYO (FSB, EN SUS SIGLAS INGLESAS) DE HERAT, ES UN ESCORPIÓN. E S E I N Q U I E TA N T E A R T R Ó P O D O D E C O R A el emblema de la base, y una representación gigante de su figura en metal fundido oficia como punto de encuentro por excelencia. «Quedamos a las cinco en el escorpión». La verdad es que no tiene pérdida. Cuentan que antes de que se instalara el campamento la planicie arenosa en la que se asienta era un hervidero de escorpiones, de ahí el símbolo. Hoy cuesta mucho más encontrarlos, pero la imagen de hostilidad que evocan no es del todo anacrónica. Tras los altos merlones coronados por alambradas y concertinas que forman el perímetro de la base se extiende un país áspero que se resiste a ser domesticado y que de vez en cuando lanza sus picotazos sobre los militares de la ISAF, la misión de la OTAN que va ya para trece años que se mantiene desplegada en Afganistán. Allí, en Herat, hay en estos momentos doscientos y pico militares españoles, mil y pico italianos y varios centenares

de estadounidenses. La jefatura de la base corresponde a un coronel del Ejército del Aire español, que se ocupa también de la torre de control y del aeropuerto militar, que comparte pista con el aeropuerto civil de Herat. El intenso tráfico de personas y carga lo tiene funcionando casi las veinticuatro horas, por lo que el grueso del despliegue español lo constituyen en este momento militares de aviación. Otra parte significativa la forma el personal del ROLE 2E, el hospital de campaña de segundo nivel –equivalente a uno comarcal– que da soporte sanitario a toda la zona y al que en estos días son evacuados con cierta frecuencia heridos, sobre todo afganos, a causa de las escaramuzas que se desarrollan en torno a la cercana población de Shindand. Los militares del Ejército de Tierra destinados en la unidad logística y en el cuartel general del RC West (el mando regional occidental de la ISAF, con sede en la propia base y

Un ataque suicida en 2010 les costó la vida a los oficiales de la Benemérita Abraham Bravo y José María Galera mientras instruían a policías afganos XLSEMANAL 3 DE AGOSTO DE 2014



30 MAGAZINE A fondo

LA PRIMERA DAMA

Marian, la única mujer del grupo, provista de gafas balísticas, chaleco antifragmentos y el resto del equipo para una salida fuera de la base.

que desarrollan como en su procedencia geográfica. En Herat, les toca multiplicarse para hacer de todo, sea o no de su especialidad. Las funciones de policía militar en la pequeña ciudad que es la base son de lo más variopinto. Algunas resultan tediosas y rutinarias, pero no pueden por ello omitirse: por ejemplo, el control y fiscalización de los pasajeros y mercancías que entran o salen de Camp Arena. En ese cometido, los guardias de Herat actúan como agentes aduaneros, verificando todos los envíos particulares y oficiales para que no contengan mercancía de contrabando u objetos prohibidos, y como filtro de embarque, sometiendo a sus compañeros y al resto del personal que pasa por la terminal, así como a sus equipajes, a los mismos controles que en España se realizan sobre los viajeros.

LORENZO SILVA

E M B O S C A DA S Y ATAQ U E S S U I C I DA S En el extremo opuesto están las escoltas armadas fuera de la base, para las que disponen de vehículos civiles blindados y de blindados militares ligeros tipo Lince, artillados con ametralladoras pesadas de 12,70. Para esta labor, les toca armarse hasta los dientes y protegerse con casco y chaleco antifragmentos. Aunque los alrededores de la base están controlados y ofrecen relativa seguridad, en Afganistán nunca pueden descartarse las emboscadas o los ataques de suicidas: justamente un ataque de este tipo costó en 2010 la vida a los oficiales de la Benemérita Abraham Bravo y José María Galera mientras instruían a policías afganos en la base de Qala-e-Now. Cada salida se prepara meticulosamente, con un plan de ruta en el que se repasa cada contingencia que puede suceder y la forma de reaccionar por parte de todos los miembros del equipo, que en poco o nada se diferencia de la táctica de un pelotón de Infantería en zona de conflicto. Los que en su día a día se dedican al trabajo policial se convierten, en este caso, en puros y duros militares. Otra tarea bien distinta, y especialmente sensible, son las entrevistas a los empleados afganos de la base. Contra lo que pudiera pensarse, hay muchos, todos son varones: se ocupan de labores de limpieza, mantenimiento, incluso atienden las tiendas y la biblioteca situada en el sector español. En esta tarea delicada y compleja, ingrata

pero insoslayable para evitar los llamados atentados tipo ‘green-on-blue’ (o lo que es lo mismo, de afganos sobre miembros de la ISAF), colaboran con contratistas de seguridad norteamericanos, que someten al polígrafo a los trabajadores locales y luego ponen en común sus conclusiones. Alguno de los contratistas, de origen hispano, habla español, pero entenderse con el resto no es problema para estos guardias civiles: todos hablan inglés, y la única mujer del grupo, Marian, española nacida en Argentina, aún habla una lengua más y entiende otras dos. Nada que ver, desde luego, con el cliché del guardia cazurro que muchos tienen aún grabado a fuego en el subconsciente. Asisto a la despedida que les ofrecen a los que se van los estadounidenses, en la que les entregan

Contratistas de seguridad estadounidenses someten al polígrafo a los trabajadores locales. Así tratan de evitar los atentados contra los militares de la base XLSEMANAL 3 DE AGOSTO DE 2014







36 MAGAZINE En primer plano

En Alemania se lo asocia con una forma latina de hacer las cosas. El mundo del fútbol lo consideró casi antipatriótico

de pico; Löw, por sus camisas entalladas. Pero mientras el primero reconoce su interés por la moda, el alemán lo niega y encuentra «exagerado» que lo describan como un «icono». Lleva vaqueros de Louis Vuitton, trajes de Hugo Boss y usa crema facial, pero dice que cuida su imagen porque representa a la federación, «y el fútbol es un negocio mediático». Suena a excusa, pero sus amigos aseguran que cambió cuando se hizo cargo de la selección, que de joven no tenía interés por la ropa. Lo que sí tenía era el mismo corte de pelo, un peinado tan famoso como él y que parece trabajadamente casual, a pesar de que su secreto es «dos minutos de secador, a veces algo de gel y ya, se me queda así». Y no, no se lo tiñe. Tampoco es una peluca. Habladurías. DEMASIADO 'ESPECIAL' PARA SER ALEMÁN

Porque se habla mucho en torno a Joachim Löw. Se dicen muchas cosas de él. Que es demasiado distinto, demasiado especial, demasiado…, en fin, que es homosexual, y que el suyo es un matrimonio por apariencia, que por eso se lo ve tan poco con su mujer, que por eso no tienen hijos y han apadrinado a un par de niños africanos. En realidad, Löw es un celoso defensor de su vida privada. Daniela, de profesión contable y su pareja desde hace 36 años, comparte esa visión. No aparece casi nunca en público, huye de los paparazis y, cuando asiste a los partidos, no va a los palcos vips, como las esposas y novias de los jugadores, sino que se sienta con amigos en la grada. Cuando la prensa critica que no se la lleve a las concentraciones, él responde: «Un empleado de banca tampoco se lleva a su mujer a la oficina». En sus pocas entrevistas personales, asegura que Daniela es su «aliada y cómplice», que comprende «la intensidad con la que me entrego a mi trabajo» y apoya «mi gran pasión en la vida, que es el fútbol». A fin de cuentas, el fútbol los unió. Joachim, el mayor de cuatro hermanos, nació en 1960 en Schönau, en la Selva Negra, y se trasladó a Friburgo para estudiar Comercio Internacional en el instituto de formación profesional. Jugaba al fútbol en el equipo local, del que era presidente el padre de Daniela. Pareja desde los 17 años, no se casaron hasta 1986. El matrimonio sobrevivió a una vida nómada, de ciudad en ciudad y de club en club, siguiendo los vaivenes de una carrera

SUSURRAR AL FUTBOLISTA

La gran oportunidad le llegó en 2004. Jürgen Klinsmann lo reclutó como su ayudante cuando fue elegido como seleccionador alemán. A Klinsmann le había llamado la atención la facilidad de Löw para comunicar sus ideas a los jugadores. Su confianza en él le hizo pedir que le sucediese en el cargo cuando él dejó la selección tras el Mundial de 2006. Löw intentó modernizar el fútbol alemán, dar un nuevo estilo en el campo, en el vestuario, los despachos. Los tradicionalistas disparaban desde los medios de comunicación respaldados por una afición que miraba a su nuevo seleccionador con suspicacia, que hacía bromas sobre su peinado y sus pañuelos al cuello y pronunciaba el 'Jogi' –diminutivo cariñoso de Joachim– con cierta mala leche. La desconfianza se fue diluyendo con los años, sobre todo a la vista de la regularidad en los grandes torneos y las fases de excelente juego, pero bastaba un tropiezo para que las críticas volvieran a arreciar. La constancia y la seguridad en sí mismo lo han ayudado a superar todos estos baches, pero también su capacidad para desconectar, para salir del mundo a menudo tóxico del fútbol y buscar refugio en Friburgo, su «oasis de calma», como él mismo dice. En esta ciudad del sur de Alemania viven sus amigos y buena parte de su familia. «Para mí, es mi hogar. Allí hago lo que más me divierte: jugar al fútbol con mis amigos, ir a comer, estar en casa con la familia…». Un plato de espaguetis, una copa de Rioja y un café expreso. Ver una película policiaca en la tele. Los placeres sencillos de la vida.

LA OBLIGACIÓN Y DESPUÉS, EL RELAX

Estar a gusto, sentirse bien, son conceptos que Löw repite mucho y que aplica en lo personal y en lo profesional, a sí mismo y a sus jugadores. Cumplir las obligaciones y después relajarse, libertad en las concentraciones, pero siempre el máximo compromiso, trabajo duro y merecido descanso. Un mensaje quizá dirigido también a un país, a una Alemania hoy feliz que ha descubierto en el fútbol la manera de enseñar al mundo una cara que quiere ser más amable y relajada. Ha conquistado el Mundial, ha conquistado a los alemanes, se ha ganado la renovación hasta después de la Eurocopa de Francia, en 2016, y ahora… unas buenas vacaciones. Así terminaba aquel anuncio profético protagonizado por Löw: una hamaca, una sonrisa relajada y un eslogan: «Se lo ha ganado». Ahora, sí. Q

Se dice de él que es homosexual, que es arrogante, que parece un muñeco de Lego, que lleva el reloj en la otra muñeca...

XLSEMANAL 3 DE AGOSTO DE 2014

futbolística que nunca terminó de despegar. Una vez colgadas las botas por una lesión, Joachim pasó ocho años entrenando equipos de Alemania, Austria, Suiza e incluso Turquía.


































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