Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo existió una bondadosa mujer, casada con un hombre muy rico pero que estaba muy enferma. Antes de morir llamó a su pequeña hija y le dijo: "Si eres buena, yo velaré por ti desde el cielo y estaré siempre a tu lado". La niña iba a visitar la tumba de su madre cada día a llorar su pérdida y siguió siendo buena.
En
cuanto
llegó
el
invierno, la nieve cubrió de un blanco manto la sepultura, y cuando el
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