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Creemos en construir(nos) como comunidadcuir, antifascista,
antipunitivista,
autocrĂtica y
compasiva
El fascismo no es una idea para ser debatida
Hemon, Aleksandar Título original:
Fascism is Not an Idea to Be Debated, It’s a Set of Actions to Fight (2018) 1era edición Impresa | Buenos Aires | 2019 Editado por Vibra Mutante
Atribución-CompartirIgual 2.5 Argentina (CC BY-SA 2.5 AR) Usted es libre de
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Traducción:
Batatitas Edición
Vibra Mutante Maquetado e ilustraciones
Tallarines con Tuco 1ra edición, 2019
Sobre el autor Aleksandar Hemon es un escritor Bosnio-Americano, ensayista y crítico. Se hizo conocido por sus novelas “Nowhere Man” (2002) y “The Lazarus Project” (2008). 1
El fascismo no es una idea para ser debatida Cuando iba a la secundaria en Sarajevo1, mi mejor amigo era Zoka. Escuchábamos las mismas bandas, íbamos a los mismos conciertos de rock, encontrábamos cómicas las mismas cosas estúpidas, nos contábamos nuestros secretos sobre chicas, nos emborrachábamos en el parque después del colegio con la misma botella de alcohol tóxicamente barato. Discutíamos sobre muchas cosas; muy seguido sobre películas del principio de los 80's. Yo me consideraba un conocedor de cine, lo cual me permitía deplorar las películas que a él le gustaban. Pasamos menos tiempo juntos después de la secundaria pero permanecimos cercanos, jugábamos al fútbol regularmente y discutíamos bastante seguido. Pero, poco a poco, 1
de una forma tan sutil que fue imperceptible para mí, él se había convertido en un apasionado nacionalista serbio. Los pósteres de bandas de rock fueron reemplazados por santos serbios y majestuosos generales de la Primera Guerra Mundial. Ya no citaba líneas de películas sino de Gorski Vijenac (The Mountain Wreath), un poema épico serbio del siglo XIX sobre el “justo exterminio de les Musulmanes”. Yo odiaba su declive hacia la tradición nacionalista completamente alejada del espíritu urbano de Sarajevo, la ciudad donde ambos crecimos, y se lo recordaba seguido. Llegó a tal punto que discutíamos en el momento en el que nos encontrábamos. Muy seguido insistía con que evitáramos hablar de “política”, y en vez de eso nos mantuviéramos al margen hablando de películas o fútbol, pero para el
Sarajevo es la capital de Bosnia y Herzegovina. Los relatos de guerra de este texto tienen que ver con con “La guerra de Bosnia” que fue un conflicto internacional que se desarrolló en la actual Bosnia y Herzegovina del 6 de abril de 1992 al 14 de diciembre de 1995. Fue causada por una compleja combinación de factores políticos y religiosos: exaltación nacionalista, crisis políticas, sociales y de seguridad que siguieron al final de la Guerra Fría y la caída del comunismo en la antigua Yugoslavia. 2
El fascismo no es una idea para ser debatida
momento en el que la guerra comenzó en Croacia, con noticias sobre las atrocidades cometidas por el ejército Serbio, era muy difícil evitar el tema. La última vez que nos vimos fue en el otoño de 1991, la guerra estaba comenzando en Croacia. Discutimos por horas, en el transcurso de las cuales él insistió que Radovan Karadzic, actualmente cumpliendo una condena de 40 años por genocidio, crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad, representaba los intereses de la gente Serbia, incluyendo a Zoka. Lo que recuerdo con mayor claridad fue mi respuesta, transmitida como un grito que me quemó la garganta, “¡Bueno, entonces a la mierda vos y a la mierda la gente que representa Karadzic!2”.
En la primavera de 1992, Zoka había dejado tanto Sarajevo como a su novia para unirse al ejército Serbio como un doctor (él estaba estudiando medicina). Su novia era de ascendencia musulmana y podríamos decir que estaba poco interesada en seguirlo en su aventura. Más tarde le dijo a uno de nuestros amigues en común que su novia había “elegido a su gente”. No sé qué pasó con ella, pero sé que “su gente” permaneció bajo asedio por más de mil días, durante los cuales más de 11,000 de “su gente”, incluyendo a más de 1.000 niñes, fueron asesinades3. Sin embargo, aún después de que aterricé en Chicago en 1992, seguimos compartiendo algunas cartas con contenido político. En algún momento durante ese verano, que fue increíblemente sangriento en Sarajevo, escribí, en lo que sería mi última carta para Zoka, que Slobodan Milosevic, el presidente nacionalista de Serbia y su Partido Socialista quien moriría en La Haya esperando juicio por genocidio y crímenes de guerra, era un Nacionalsocialista, u en otras palabras: un nazi. En su respuesta, Zoka apoyó com-
2Esto decía en el original: “Well then fuck you and fuck the people Karadzic represents!” 3
El 21 de junio de 2007, el Centro de Investigación y Documentación de Sarajevo publicó la más amplia investigación sobre las bajas de la guerra de Bosnia-Herzegovina titulado El libro bosnio de los Muertos —una base de datos que revela 97 207 nombres de ciudadanos muertos y desaparecidos durante la guerra de 1992-1995—. 3
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pletamente a Milosevic, quien para él también representaba los intereses de la gente Serbia, y me escribió que “Hitler hizo muchas cosas buenas por los alemanes”. En un cierto tipo de epifanía, entendí que esa última carta estaba escrita en un lenguaje que ya no reconocía, y no sólamente porque estaba usando un dialecto y una dicción mucho más cercana a Gorski Viejnac que a nuestras pasadas discusiones de cine. Ahora nos encontrábamos tan alejados que nada que pudiera decir podía llegar a alcanzarlo, mucho menos convertirlo, en lo que yo pensaba era la versión verdadera y original de mi amigo. Nunca respondí a su carta, tampoco lo volví a ver de nuevo, pero él le escribió una carta a mis xadres4 (que solían ser amigues de los suyos). En esa carta, dibujó un pequeño mapa representando el asedio de Gorazde, un pueblito a 60 millas de Sarajevo donde estaba desplegado, orgullosamente explicándoles que a les serbies no les importaba el pueblo tanto como capturar una fábrica de municiones cercana. Mi mamá, la cual me imploró que no terminara un vínculo solo por “diferencias políticas” lloró sobre la carta, porque el Zoka que ella una vez había conocido estaba ausente en ella.
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Yo también la leí. Había sido escrita no solo por un extraño, sino por un enemigo.
Mi relación con la guerra siempre estuvo marcada por una sensación intensa de que no pude ver lo que se acercaba, aunque todo lo que necesitaba saber estaba ahí, delante de mis propios ojos. Mientras que Zoka tomó una parte activa en la puesta en práctica de las ideas contra las que yo había argumentado, yo no tuve posibilidad más allá de ejercer una ligera presión sobre sus puntos de vista fascistas a través de gritarle. Me he sentido culpable, en otras palabras, por haber hecho poco y por haber extendido mi diálogo con él (y otros amigues nacionalistas) por demasiado tiempo aun cuando sus
N.d.t: Parents en el original, usamos Xadres en su versión género sensible. Neutro de Padres.
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posiciones, todas ellas fácilmente rastreables a la base de la propaganda serbia, estaban siendo actualizadas en operaciones criminales y sangrientas. Supongo que estaba cegado por una amistad que había terminado mucho antes de que nuestro diálogo lo hiciera. Por todo eso, todavía me siento culpable y avergonzado de mi cobardía e ingenua creencia de que si seguíamos hablando algo podría traerlo de vuelta. Retroactivamente reconocí que su odio y racismo siempre estuvieron presentes y que no había propósito o beneficio en que continuáramos hablando. Hace mucho tiempo que llevaba gritándole a un vacío con forma de humano.
para el disfrute intelectual de su audiencia. Enojado, imaginé un intercambio intenso pero cortés, una confrontación que hiciera de buen espectáculo para la clase alta, y que quedara bien con queso, vino y terminara con un mero intercambio de ideas en el vestíbulo al finalizar. En mis twits, me imaginé una fiesta posterior donde Bannon se mezclaría con gestores de fondos vanguardistas, lectores de alta gama y fotógrafes de moda, donde todas las diferencias de opinión serían subsumidas temporalmente en la solidaridad de las celebridades y lavadas con champán.
Recordé mis experiencias con Zoka a principios de este otoño, cuando se anunció que Steve Bannon5 encabezaría The New Yorker Festival y que entablaría una conversación en el escenario con el editor en jefe de la publicación, David Remnick. Me molestó tanto que llegué a la conclusión de que el fascismo de Bannon era, para The New Yorker, meramente una diferencia de opinión que podía ser debatida públicamente 5
Stephen Kevin "Steve" Bannon es un ejecutivo de medios estadounidense, figura política, ex banquero de inversiones y ex presidente ejecutivo de Breitbart News. Se desempeñó como estratega jefe de la Casa Blanca en la administración del presidente de los Estados Unidos Donald Trump. Después de dejar la Casa Blanca, Bannon ha hecho campaña y ha ayudado a varios movimientos políticos europeos de derecha y extrema derecha 5
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En otras palabras, me lo tomé como algo muy personal, porque he publicado en The New Yorker y participé en el Festival muchas veces. Me sentí abrumado por un sentimiento de traición, ya que me parecía que Bannon, el Gran Pensador del Nacionalismo Blanco, que ha dedicado su vida a destruir y someter a personas como mi esposa (una afroamericana) y yo (un inmigrante), como también nuestros hijes, familiares, y amigues, fue agasajado con un gran vaso de bourbon caro, después de un estimulante debate sobre una América que él considera en peligro por ingobernables personas de color e inmigrantes. El New York Times informó que en su invitación a Bannon, Remnick escribió: "Nos sentiríamos honrados de recibirlo".
Pero a las pocas horas del anuncio, justo cuando estaba intensificando mi búsqueda furiosa de cosas para romper, The New Yorker desinvitó a Bannon. Remnick emitió una 6
nota de personal en la que explicó sus razones para querer una entrevista con Bannon y reconoció que una conversación pública era el formato incorrecto para ella. El razonamiento de Remnick me pareció reconfortante en su sinceridad y su creencia en la verdad dentro del periodismo, incluso aunque continuaba pensando que una entrevista en un escenario hubiera sido inevitablemente y obviamente un intercambio de ideas. De hecho, en Twitter y en las páginas del NYT (New York Times) se expresó que prohibir a Bannon estaba sofocando un diálogo necesario, y de que "nosotres" tenemos que comprometernos con el "otro" lado, quienquiera que seamos “nosotres” o “elles” Y de repente, Bannon estaba brillando entre las luces del mercado de ideas (donde sea que eso sea), y yo, nuevamente, estaba buscando cosas para romper. La discusión pública provocada por la (des)invitación me confirmó que solo aquelles que están a salvo del fascismo y sus prácticas pueden llegar a pensar que puede haber un beneficio en intercambiar ideas con fascistas. Lo que para un grupo tan privilegiado es una diferencia de opinión potencialmente productiva es, para muches de nosotres, una cuestión de supervivencia básica. La cualidad esencial del fascismo (y el racismo que lo acompaña) es que mata a las personas y destruye sus vidas lo hace abiertamente
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hace abiertamente como su objetivo. Observemos las políticas de “cero tolerancia a la inmigración ilegal” propuestas por Donald Trump y Stephen Miller. La idea central del fascismo, muchas veces apareciendo bajo disfraces similares, es que hay clases de seres humanos que merecen ser disminuides y destruides porque por alguna razón (genética, cultural, lo que sea) son inherentemente inferiores a “nosotres”. Cada yuta fascista, Bannon incluido, se esfuerza por promulgar esa idea, aunque él (y es usualmente un él, el fascismo es una ideología masculinizada, y por lo tanto, inherentemente misógina) lo intente macerar con un discurso de victimización y autodefensa nacional. Vos sabés a qué me refiero: elles están contaminando nuestra nación/raza, elles están destruyendo nuestra cultura, tenemos que hacer algo con esto o perecer. Al final de esta trayectoria ideológica siempre se encuentra el genocidio, como fue el caso en Bosnia. Los efectos y consecuencias del fascismo, sin embargo, no está distribuidos de forma igualitaria a lo largo de esa trayectoria. Sus ideas son actuadas primero y principal, sobre los cuerpos y vidas de las personas cuya presencia dentro de “nuestro” dominio nacional es prohibitiva. En el caso de Bannon/Trump, el dominio es nativista y blanco. En la actualidad, sus ideas son actuadas sobre personas de color e
inmigrantes, que no las experimentan como ideas sino como violencia. La práctica del fascismo supersede sus ideas, por lo cual la gente afectada y disminuida por el mismo no está interesada en una “discusión teórica” con fascistas que tienen poder por sobre elles. El error en que Bannon encabezara The New Yorker Festival no hubiera sido el de darle una plataforma para que vomitara su retórica de odio, ya que era tan probable que este convierta a alguien como que el mismo sea mostrado la luz en su conversación con Remnick. El error catastrófico hubiese sido el de permitirle divorciar sus ideas fascistas de sus prácticas, en las cuales las mismas se actualizan con brutalidad. Si él es de alguna forma relevante, no es como un pensador, sino como un (ex)ejecutivo que trabajó para edificar el poder de Trump que hoy en día encierra a niñes en jaulas y está desmantelando los mecanismos de la democracia. Por supuesto, nunca debemos olvidar que The New Yorker ha investigado de manera constante e implacable la conducta maliciosa de les Trumpistas, publicando historias sustanciales e irreprochables sobre la destrucción de América por parte de la administración. En su memo, Remnick insistió en que su intención era cuestionar de forma 7
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inquebrantable estas prácticas. Sin embargo, al compartir el espacio con gente como Zadie Smith o Haruki Murakami, le estamos permitiendo a Bannon el Fascista, aparecer bajo el disfraz de un “pensador”. Para interactuar adecuadamente con Bannon y sus semejantes, les nacionalistas blancos y les supremacistas que actualmente pueblan y dan energía al gobierno estadounidense, debemos identificarles como lo que son: FASCISTAS. Gran parte de la prensa estadounidense no se atreve a señalar a un fascista. Esto se debe en parte a una complicidad con la cultura del liderazgo y la adoración de las celebridades. Pero creo que también es a causa de un miedo insoportable a que la forma de la sociedad estadounidense y las prácticas de las que ha dependido durante mucho tiempo para mantener cierta apariencia de democracia se destruyan, y nadie sabe qué hacer al respecto, excepto esperar ser salvades por el reporte de Mueller y/o un juicio político. Si Bannon fuese llamado por lo que es, un fascista, el entorno político debería confrontar el hecho de que el gobierno Estadounidense está siendo rápidamente radicalizado, que muchas cosas inimaginables están a la vuelta de la esquina, y que hay muchos caminos hacia la colaboración mutua de estas entidades. La idea de que estamos 8
todes juntes en esto y que debemos seguir conversando es peligrosa, así como mi compromiso con mi vieja amistad lo era, en especial porque nos podemos encontrar gastando tiempo y enojo en un diálogo que en sus fundamentos, no está balanceado: un lado está armado con ideas, y el otro con armas. Es aterrador pensar que podríamos estar entrando en modo guerra civil, donde ninguna de las diferencias y desacuerdos pueden ser habladas. Es bastante posible que no haya ninguna resolución para la presente situación hasta que alguno de los dos lados esté completamente destruido como poder ideológico y entidad política. Si este es el caso, esta lucha inescapable requiere de fuerzas antifascistas que se comprometan a identificar al enemigo y lo venzan, quien sea que sea, cueste lo que cueste. El tiempo de conversar con fascistas se terminó, aunque sean tu mejor amigue del secundario.
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Artículo original Hemon, Aleksandar (2018) Fascism in Not an Idea to Be Debated, It’s a Set of Actions to Fight. Recuperado de: https://lithub.com/fascism-is-not-anidea-to-be-debated-its-a-set-of-actions-to-fight/
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¿Sobre qué es este fanzine? El siguiente fanzine es la traducción de un artículo escrito por Aleksandar Hemon, un periodista Bosnio radicado en Estados Unidos, acerca del problema de la “civilidad” y el intercambio con ideas fascistas. “Solo aquelles que están a salvo del fascismo y sus prácticas pueden llegar a pensar que puede haber un beneficio en intercambiar ideas con fascistas”. -Extracto del texto.
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