GOROSTIZA
Sabina Gorostiza es mi abuela y nació en Bilbao en el verano de 1911. Era la mayor de tres hermanos y durante la Guerra Civil vivió el exilio dejando atrás toda su vida y propiedades. En Francia, concretamente en Pezenas, tuvo a su único hijo, Luis, mi padre. Con él en brazos regresó sola a su hogar sin mi abuelo Ricardo, a quien no se le permitía el retorno a Euskal Herria porque sería encarcelado. Al otro lado de la frontera junto a su pareja quedó también su padre Fidel al que ya no volvería a ver con vida, murió en un campo de concentración. Enfermó de neumonía en Gurs. En 1939 allí había 18.985 prisioneros de los que 6.555 eran vascos, uno de ellos era mi bisabuelo.
Sabina nació el 25 de julio de 1911. Fue un parto gemelar de siete meses, su otra hermana falleció y ella siempre decía que había demostrado ser una mujer de carácter desde la cuna. Sus hermanos se llamaban Modesto y Paula. Sus padres eran Emilia Goikoetxea y Fidel Gorostiza. Sabina siempre me contó que ella y su familia antes de la Guerra Civil y el exilio a Francia vivían en Bilbao, más concretamente en las casas de Irala y que su padre era tapicero. Ella tuvo una infancia muy feliz, eran un gran clan que incluía a tíos y primos a los que visitaban con frecuencia aunque algunos habían salido de Euskadi en busca de una vida mejor.
Fidel Gorostiza, el padre de mi abuela, nació el 30 de Abril de 1887 en la localidad de Abanto-Zierbena, antes Gallarta. ¿En Gallarta? He encontrado el matrimonio de los padres de Fidel, mis tatarabuelos, Fidel Gorostiza y Blasa Gorostizaga Escauriaza y se casaron en la basílica de Begoña el 13 de octubre de 1883. Otro dato más es que Blasa, también estaba bautizada en Junio de 1855, en Begoña.
Los Gorostizaga Siguiendo hacia atrás los padres de Blasa eran Juan Felipe Gorostizaga Brabo y Dominga Marttina Escauriaza Alegria. Dominga a su vez era hija de Mariano Escauriaza Arana y Ramona Alegria Recalde. Esta última fue también bautizada en Begoña en 1818. Indagando en las raíces de Blasa, en la siguiente generación, otra vez Begoña es la anteiglesia de origen. El bautizo de Ramona fue en la propia Basílica en 1793. A mediados del siglo XVIII seguían viviendo allí Martin Alegria Bilbao y Josefa Recalde Leguina. Y así una generación tras otra…..Por tanto la familia de Blasa eran begoñeses de pura cepa y no bilbaínos porque hasta 1925 no se anexiono Begoña a la villa de Bilbao. Estos son los Gorostizaga.
Los Gorostiza Siguiendo a la familia de Fidel, tenemos que su padre, Fidel Gorostiza Alejandre, era natural del Casco Viejo de Bilbao pero si vamos hacia atrás ya aparece la estirpe enclavasdos en Begoña: Pedro Gorostiza Martínez y Leandra Alejandre Gorostiza…, etc. Es decir hay una procedencia común entre las dos familias y seguramente estaban emparentados. Entonces qué hacían Blasa Gorostizaga y Fidel Gorostiza en Gallarta y por qué su hijo nació allí. La única explicación a estos interrogantes es que se fueran a trabajar, a buscar un futuro mejor para los suyos. Y así fue, tal y como lo acreditan los documentos Fidel Gorostiza Alejandre trabajó como minero.
Fue uno de tantos que abandonó la villa y sus comodidades para trabajar en el tajo, sacando el hierro de las minas de Triano en cantera, a cielo abierto, con un sueldo mísero e incierto y en muy malas condiciones. Cuando nació mi bisabuelo Fidel en 1887, en Gallarta vivían 5.715 personas, treinta años antes apenas eran 1.000. El incremento de la población fue continuo desde mediados del siglo XIX. Siempre se ha sabido que se acercaron miles de personas desde otras comunidades del Estado a las cuencas mineras de Triano, pero poco se sabe de los vascos que hicieron lo mismo. Otro aspecto de interés es que Blasa Gorostizaga se casó mayor, con 28 años, una edad muy tardía para aquella época.
Fidel Gorostiza Alejandre, era natural del Casco Viejo de Bilbao.
Este dato nos da una pista. Puede indicar que no tenían muchas posibilidades económicas y que fue un matrimonio concertado, una última posibilidad de crear una familia. Ante este futuro incierto ir a la “California del Hierro” fue para Blasa y Fidel la mejor solución. Lo que está claro es que mi bisabuelo Fidel heredó de sus padres un carácter muy rebelde. La dureza del trabajo minero, al igual que los requisitos y obligaciones que los patronos exigían, fue el germen de continuas movilizaciones obreras. Y esa lucha la heredó esa rama de mi familia. Todos eran de izquierdas, rojos decía mi abuela Sabina, y antifranquistas declarados. Así no es de extrañar que antes de la toma de Bilbao en el verano de 1937 cogieran unos pocos enseres y saliesen de la villa de manera acelerada. En mi casa hay un juego café que sólo tiene una lechera y una azucarera y siempre me han dicho que es lo único que se salvó, se ha conservado para recordar lo que habían sido y dejaron atrás.
Huyendo de la dictadura franquista se instalaron en Francia, cuantas veces me han contado el recorrido: primero a Barcelona, después embarcaron en Valencia y todos formando una piña pasaron a Francia. Iban los padres, Emilia y Fidel, las dos hermanas, Sabina y Paula, y con ellas sus respectivas parejas. La novia de Modesto también iba con ellos. Modesto se enroló en las filas republicanas y llevaba el mando del batallón encargado de volar los puentes de Bilbao, en un esfuerzo por retrasar la entrada del ejercito sublevado y conseguir salvar al mayor número de refugiados posibles. Modesto Gorostiza, mi tío abuelo, fue detenido, trasladado a Cádiz y condenado a muerte, pero está es otra historia. En el control de la frontera con Francia mi bisabuela Emilia se encontraba enferma, con fiebre, seguramente era una simple gripe. Y sin ningún miramiento los gendarmes franceses la separaron del resto de la familia. Se quedó sola en un país extraño. Además, apartaron a las mujeres de los hombres, cada uno fue a un sitio diferente. Una vez reagrupados mi abuela Sabina se quedó embarazada, mi padre nació el 15 de enero de 1940, junto su hermana y la novia de su hermano, Chelo, fue trasladada a un “campo de alojamiento” ,así lo llamaban, en Pezenas en la región de Herault.
Las mujeres volvieron, los hombres no. Mi abuelo Ricardo Ibáñez, antes de despedirse de Sabina le pidió un favor. Fueron las últimas palabras antes del adiós “Sabina por favor cuida mucho a nuestro hijo/a que no le pase nada”.
Emilia y Fidel Gorostiza
Los acontecimientos que sucedieron poco después en Europa vinieron a truncar sus sueños y su esperado reencuentro. Mi abuelo Ricardo no pudo volver a Euskadi hasta cinco años después. La acogida del gobierno francés fue muy fría. Cientos de miles de personas exiliadas fueron enviadas a campos de internamiento, como el de Argelès-sur-Mer, en Perpignan, y el tristemente famoso campo de Gurs, en el Beárn, junto a la frontera con Zuberoa. Mi abuelo Ricardo y mi bisabuelo Fidel fueron internados primero en el campamento de Agde. Bajo la doble supervisión del Estado Mayor General francés y milicianos republicanos españoles, vivieron aislados del mundo, hacinados en chozas de 40 metros de largo y 6 de ancho, con malas condiciones de vida material y psicológica. Sólo sé que mi abuela me contaba que Ricardo le dijo - nunca le conocí murió antes que yo naciera- que dormían en la playa y que hacían agujeros profundos para meterse y taparse con la arena. En esas circunstancias enfermó mi bisabuelo para morir más tarde. Una vida que se resume en: nació en Gallarta de padre minero por circunstancias, que volvió a Bilbao y sacó a su familia adelante trabajando como tapicero, que se caso con Emilia Goikoetxea (nacida en 1885 en Bilbao) y que tuvo tres hijos: Sabina, Modesto y Paula.
Fidel en sus genes llevó la lucha social, la rebelión y el ser republicano a ultranza. Unas ideas y unos valores que entregó a su prole y por los que murió en Francia, en una playa. Y este hecho, esta forma de ser y de pensar ha estado siempre muy presente en la relación que yo he mantenido con mi abuela, una persona tremendamente especial para mí. Siendo ya muy mayor leí una carta que ella escribía a su hermano Modesto “estoy oyendo esa historia de los hermanos Guerra, (por Alfonso y Juan) y no puede ser. Una persona de izquierdas no puede ser un ladrón, seguro que es cosa de Fraga” (por Fraga Iribarne)…me sonreí.
Era la mayor de tres hermanos y durante la Guerra Civil vivió el exilio dejando atrás todas sus propiedades. En Francia tuvo a su único hijo, Luis, mi padre. Con él en brazos regresó a su hogar sola sin mi abuelo Ricardo, a quien no se le permitía el retorno porque sería encarcelado. Al otro lado de la frontera junto a su pareja quedó también su padre Fidel al que ya no volvería a ver con vida, murió en un campo de concentración en Francia. Sabina Gorostiza es mi abuela y nació en Bilbao en el verano de 1911. Era la mayor de tres hermanos y durante la Guerra Civil vivió el exilio dejando atrás toda su vida y propiedades. En Francia, concretamente en Pezenas, tuvo a su único hijo, Luis, mi padre. Con él en brazos regresó sola a su hogar sin mi abuelo Ricardo, a quien no se le permitía el retorno a Euskal Herria porque sería encarcelado. Al otro lado de la frontera junto a su pareja quedó también su padre Fidel al que ya no volvería a ver con vida, murió en un campo de concentración.
“Campo de alojamiento” ,así lo llamaban, en Pezenas en la región de Herault.
Enfermó de neumonía en Gurs. En 1939 allí había 18.985 prisioneros de los que 6.555 eran vascos, uno de ellos era mi bisabuelo. Sabina nació el 25 de julio de 1911. Fue un parto gemelar de siete meses, su otra hermana falleció y ella siempre decía que había demostrado ser una mujer de carácter desde la cuna. Sus hermanos se llamaban Modesto y Paula. Sus padres eran Emilia Goikoetxea y Fidel Gorostiza. Sabina siempre me contó que ella y su familia antes de la Guerra Civil y el exilio a Francia vivían en Bilbao, más concretamente en las casas de Irala y que su padre era tapicero. Ella tuvo una infancia muy feliz, eran un gran clan que incluía a tíos y primos a los que visitaban con frecuencia aunque algunos habían salido de Euskadi en busca de una vida mejor.
Fidel Gorostiza, el padre de mi abuela, nació el 30 de Abril de 1887 en la localidad de AbantoZierbena, antes Gallarta. ¿En Gallarta? He encontrado el matrimonio de los padres de Fidel, mis tatarabuelos, Fidel Gorostiza y Blasa Gorostizaga Escauriaza y se casaron en la basílica de Begoña el 13 de octubre de 1883. Otro dato más es que Blasa, también estaba bautizada en Junio de 1855, en Begoña.
Los Gorostizaga Siguiendo hacia atrás los padres de Blasa eran Juan Felipe Gorostizaga Brabo y Dominga Marttina Escauriaza Alegria. Dominga a su vez era hija de Mariano Escauriaza Arana y Ramona Alegria Recalde. Esta última fue también bautizada en Begoña en 1818. Indagando en las raíces de Blasa, en la siguiente generación, otra vez Begoña es la anteiglesia de origen. El bautizo de Ramona fue en la propia Basílica en 1793. A mediados del siglo XVIII seguían viviendo allí Martin Alegria Bilbao y Josefa Recalde Leguina. Y así una generación tras otra…..Por tanto la familia de Blasa eran begoñeses de pura cepa y no bilbaínos porque hasta 1925 no se anexiono Begoña a la villa de Bilbao. Estos son los Gorostizaga.
Los Gorostiza Siguiendo a la familia de Fidel, tenemos que su padre, Fidel Gorostiza Alejandre, era natural del Casco Viejo de Bilbao pero si vamos hacia atrás ya aparece la estirpe enclavasdos en Begoña: Pedro Gorostiza Martínez y Leandra Alejandre Gorostiza…, etc. Es decir hay una procedencia común entre las dos familias y seguramente estaban emparentados. Entonces qué hacían Blasa Gorostizaga y Fidel Gorostiza en Gallarta y por qué su hijo nació allí. La única explicación a estos interrogantes es que se fueran a trabajar, a buscar un futuro mejor para los suyos. Y así fue, tal y como lo acreditan los documentos Fidel Gorostiza Alejandre trabajó como minero.
Fue uno de tantos que abandonó la villa y sus comodidades para trabajar en el tajo, sacando el hierro de las minas de Triano en cantera, a cielo abierto, con un sueldo mísero e incierto y en muy malas condiciones. Cuando nació mi bisabuelo Fidel en 1887, en Gallarta vivían 5.715 personas, treinta años antes apenas eran 1.000. El incremento de la población fue continuo desde mediados del siglo XIX. Siempre se ha sabido que se acercaron miles de personas desde otras comunidades del Estado a las cuencas mineras de Triano, pero poco se sabe de los vascos que hicieron lo mismo. Otro aspecto de interés es que Blasa Gorostizaga se casó mayor, con 28 años, una edad muy tardía para aquella época.
Este dato nos da una pista. Puede indicar que no tenían muchas posibilidades económicas y que fue un matrimonio concertado, una última posibilidad de crear una familia. Ante este futuro incierto ir a la “California del Hierro” fue para Blasa y Fidel la mejor solución. Lo que está claro es que mi bisabuelo Fidel heredó de sus padres un carácter muy rebelde. La dureza del trabajo minero, al igual que los requisitos y obligaciones que los patronos exigían, fue el germen de continuas movilizaciones obreras. Y esa lucha la heredó esa rama de mi familia. Todos eran de izquierdas, rojos decía mi abuela Sabina, y antifranquistas declarados. Así no es de extrañar que antes de la toma de Bilbao en el verano de 1937 cogieran unos pocos enseres y saliesen de la villa de manera acelerada. En mi casa hay un juego café que sólo tiene una lechera y una azucarera y siempre me han dicho que es lo único que se salvó, se ha conservado para recordar lo que habían sido y dejaron atrás.
Huyendo de la dictadura franquista se instalaron en Francia, cuantas veces me han contado el recorrido: primero a Barcelona, después embarcaron en Valencia y todos formando una piña pasaron a Francia. Iban los padres, Emilia y Fidel, las dos hermanas, Sabina y Paula, y con ellas sus respectivas parejas. La novia de Modesto también iba con ellos. Modesto se enroló en las filas republicanas y llevaba el mando del batallón encargado de volar los puentes de Bilbao, en un esfuerzo por retrasar la entrada del ejercito sublevado y conseguir salvar al mayor número de refugiados posibles. Modesto Gorostiza, mi tío abuelo, fue detenido, trasladado a Cádiz y condenado a muerte, pero está es otra historia.
En el control de la frontera con Francia mi bisabuela Emilia se encontraba enferma, con fiebre, seguramente era una simple gripe. Y sin ningún miramiento los gendarmes franceses la separaron del resto de la familia. Se quedó sola en un país extraño. Además, apartaron a las mujeres de los hombres, cada uno fue a un sitio diferente. Una vez reagrupados mi abuela Sabina se quedó embarazada, mi padre nació el 15 de enero de 1940, junto su hermana y la novia de su hermano, Chelo, fue trasladada a un “campo de alojamiento” ,así lo llamaban, en Pezenas en la región de Herault.
Mi abuelo Ricardo y mi bisabuelo Fidel fueron internados primero en el campamento de Agde.
Los acontecimientos que sucedieron poco después en Europa vinieron a truncar sus sueños y su esperado reencuentro. Mi abuelo Ricardo no pudo volver a Euskadi hasta cinco años después. La acogida del gobierno francés fue muy fría. Cientos de miles de personas exiliadas fueron enviadas a campos de internamiento, como el de Argelès-sur-Mer, en Perpignan, y el tristemente famoso campo de Gurs, en el Beárn, junto a la frontera con Zuberoa. Mi abuelo Ricardo y mi bisabuelo Fidel fueron internados primero en el campamento de Agde. Bajo la doble supervisión del Estado Mayor General francés y milicianos republicanos españoles, vivieron aislados del mundo, hacinados en chozas de 40 metros de largo y 6 de ancho, con malas condiciones de vida material y psicológica. Sólo sé que mi abuela me contaba que Ricardo le dijo - nunca le conocí murió antes que yo naciera- que dormían en la playa y que hacían agujeros profundos para meterse y taparse con la arena. En esas circunstancias enfermó mi bisabuelo para morir más tarde. Una vida que se resume en: nació en Gallarta de padre minero por circunstancias, que volvió a Bilbao y sacó a su familia adelante trabajando como tapicero, que se caso con Emilia Goikoetxea (nacida en 1885 en Bilbao) y que tuvo tres hijos: Sabina, Modesto y Paula.
Era la mayor de tres hermanos y durante la Guerra Civil vivió el exilio dejando atrás todas sus propiedades. En Francia tuvo a su único hijo, Luis, mi padre. Con él en brazos regresó a su hogar sola sin mi abuelo Ricardo, a quien no se le permitía el retorno porque sería encarcelado. Al otro lado de la frontera junto a su pareja quedó también su padre Fidel al que ya no volvería a ver con vida, murió en un campo de concentración en Francia. Sabina Gorostiza es mi abuela y nació en Bilbao en el verano de 1911. Era la mayor de tres hermanos y durante la Guerra Civil vivió el exilio dejando atrás toda su vida y propiedades. En Francia, concretamente en Pezenas, tuvo a su único hijo, Luis, mi padre. Con él en brazos regresó sola a su hogar sin mi abuelo Ricardo, a quien no se le permitía el retorno a Euskal Herria porque sería encarcelado. Al otro lado de la frontera junto a su pareja quedó también su padre Fidel al que ya no volvería a ver con vida, murió en un campo de concentración.
Enfermó de neumonía en Gurs. En 1939 allí había 18.985 prisioneros de los que 6.555 eran vascos, uno de ellos era mi bisabuelo. Sabina nació el 25 de julio de 1911. Fue un parto gemelar de siete meses, su otra hermana falleció y ella siempre decía que había demostrado ser una mujer de carácter desde la cuna. Sus hermanos se llamaban Modesto y Paula. Sus padres eran Emilia Goikoetxea y Fidel Gorostiza. Sabina siempre me contó que ella y su familia antes de la Guerra Civil y el exilio a Francia vivían en Bilbao, más concretamente en las casas de Irala y que su padre era tapicero. Ella tuvo una infancia muy feliz, eran un gran clan que incluía a tíos y primos a los que visitaban con frecuencia aunque algunos habían salido de Euskadi en busca de una vida mejor.
Fidel Gorostiza, el padre de mi abuela, nació el 30 de Abril de 1887 en la localidad de AbantoZierbena, antes Gallarta. ¿En Gallarta? He encontrado el matrimonio de los padres de Fidel, mis tatarabuelos, Fidel Gorostiza y Blasa Gorostizaga Escauriaza y se casaron en la basílica de Begoña el 13 de octubre de 1883. Otro dato más es que Blasa, también estaba bautizada en Junio de 1855, en Begoña.
Mi abuelo Ricardo y mi bisabuelo Fidel fueron internados primero en el campamento de Agde.
Siguiendo hacia atrás los padres de Blasa eran Juan Felipe Gorostizaga Brabo y Dominga Marttina Escauriaza Alegria. Dominga a su vez era hija de Mariano Escauriaza Arana y Ramona Alegria Recalde. Esta última fue también bautizada en Begoña en 1818. Indagando en las raíces de Blasa, en la siguiente generación, otra vez Begoña es la anteiglesia de origen. El bautizo de Ramona fue en la propia Basílica en 1793. A mediados del siglo XVIII seguían viviendo allí Martin Alegria Bilbao y Josefa Recalde Leguina. Y así una generación tras otra…..Por tanto la familia de Blasa eran begoñeses de pura cepa y no bilbaínos porque hasta 1925 no se anexiono Begoña a la villa de Bilbao. Estos son los Gorostizaga.
Fue uno de tantos que abandonó la villa y sus comodidades para trabajar en el tajo, sacando el hierro de las minas de Triano en cantera, a cielo abierto, con un sueldo mísero e incierto y en muy malas condiciones. Cuando nació mi bisabuelo Fidel en 1887, en Gallarta vivían 5.715 personas, treinta años antes apenas eran 1.000. El incremento de la población fue continuo desde mediados del siglo XIX. Siempre se ha sabido que se acercaron miles de personas desde otras comunidades del Estado a las cuencas mineras de Triano, pero poco se sabe de los vascos que hicieron lo mismo. Otro aspecto de interés es que Blasa Gorostizaga se casó mayor, con 28 años, una edad muy tardía para aquella época.
Este dato nos da una pista. Puede indicar que no tenían muchas posibilidades económicas y que fue un matrimonio concertado, una última posibilidad de crear una familia. Ante este futuro incierto ir a la “California del Hierro” fue para Blasa y Fidel la mejor solución. Lo que está claro es que mi bisabuelo Fidel heredó de sus padres un carácter muy rebelde. La dureza del trabajo minero, al igual que los requisitos y obligaciones que los patronos exigían, fue el germen de continuas movilizaciones obreras. Y esa lucha la heredó esa rama de mi familia. Todos eran de izquierdas, rojos decía mi abuela Sabina, y antifranquistas declarados. Así no es de extrañar que antes de la toma de Bilbao en el verano de 1937 cogieran unos pocos enseres y saliesen de la villa de manera acelerada. En mi casa hay un juego café que sólo tiene una lechera y una azucarera y siempre me han dicho que es lo único que se salvó, se ha conservado para recordar lo que habían sido y dejaron atrás.
GOROSTIZA El viaje a tus orĂgenes