kilómetro cero. NOTICIAS DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Enero 2012 / No. 42 Por José Manuel Springer*
C
Fotografía: Lorena Alcaraz. Cortesía Palacio de Bellas Artes
olor, vidrio y fuego son los elementos esenciales del vitral, una de las artes mejor representadas en los edificios públicos del Centro Histórico. Aquí existen ejemplos portentosos que son una muestra del desarrollo de este arte, desde el estilo narrativo al simbolista, y del realismo nacionalista a la abstracción informal. En México el vitral contó con apasionados adeptos desde 1839, cuando se estableció en el país la Casa Pellandini, importadora de vitrales decorativos desde Europa. A lo largo de casi 110 años, la arquitectura pública civil y religiosa ha incorporado notables ejemplares, como el plafón del Gran Hotel de la Ciudad de México (1921), uno los tres más grandes del mundo en su tipo, los vitrales del Antiguo Colegio de San Ildefonso, que son los más antiguos de la zona, o los primeros vitrales realizados por artistas y artesanos mexicanos, diseñados por Roberto Montenegro en 1921, en el antiguo Templo de San Pedro y San Pablo, hoy Museo de las Constituciones. En suma, el Centro Histórico cuenta con no menos de 175 vidrieras y plafones ubicados en una veintena de lugares.
Vitrales europeos en México
El dios Apolo representado por Géza Maroti, en el plafón del teatro del Palacio de Bellas Artes.
Vitrales en el Centro Histórico P. 8
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Deportes Martínez
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Pilar Leñero, experta en conservación y restauración de vitrales y profesora de la Escuela de Conservación Restauración y Museología del inah explicó a Km.cero que los primeros vitrales que llegaron a México fueron importados de fábricas europeas. Fue en 1839 cuando la empresa del italiano Claudio Pellandini comenzó a fabricar, a pedido de particulares, vitrales para ornamentar sus salones y palacios con temáticas paisajísticas, históricas e incluso prehispánicas. pasa a la página 4