Enero 2015 / No. 78
kilómetro cero. NOTICIAS DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
“en bicicleta”
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LA PROFESA ESTUCHE DE LUJO
fotografía: eloy valtierra/eikon.com.mx
El altar mayor del templo de La Profesa (abajo), realizado por el arquitecto Manuel Tolsá en 1802, es una de las numerosas obras de arte que se conservan en este recinto, cuya quietud es solo aparente. Además de los servicios religiosos, el templo ofrece visitas guiadas a su magnífica pinacoteca. Se trata de una colección de 350 pinturas de caballete de los siglos xvii al xix y compendia la evolución del arte virreinal mexicano. El magnífico edificio, diseñado por Pedro de Arrieta, alojó también una conspiración decisiva para el movimiento de independencia. Hoy, jóvenes amantes del arte novohispano están rescatando el valioso acervo artístico e histórico de La Profesa.
5 de mayo fue pensada como un bulevar escénico con dos remates monumentales: catedral y bellas artes.
5 de mayo
espectacular e imprescindible Por roberto marmolejo guarneros
D
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urante la época novohispana solo era un callejón oscuro y sin importancia en el lado poniente de la Catedral Metropolitana. “De los Mecateros” le llamaban, por los artesanos que allí vivían y fabricaban productos de fibras naturales traídas de la cuenca del lago: carrizo, tule y vara. Estaba limitado por el claustro de La Profesa, una joya jesuita del siglo xviii; lotificado para su venta, una parte de este recinto fue demolida a partir de las leyes reformistas de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas Propiedad de Corporaciones Civiles y Eclesiásticas (1856) y de la Ley de Nacionalización de los Bienes de la Iglesia (1859). En su crónica “La calle maldita”, Héctor de Mauleón cuenta que nadie quiso vivir en la nueva vía para no ofen-
der tierra santificada “por las virtudes de sus antiguos moradores”. Así, por años siguió siendo un rincón de la vieja ciudad sin oficio ni beneficio. “El 5 de mayo de 1862 ocurrió la derrota inolvidable de los franceses en la ciudad de Puebla. El ayuntamiento del Distrito Federal acordó conmemorar el hecho y mandó colocar en aquella calle abandonada una placa que decía ‘Calle del Cinco de Mayo’…”, sigue De Mauleón. A partir de ese año, la suerte de la “calle maldita” cambió. Se convirtió en la arteria imprescindible, elegante y vivaz que es hoy. Km. cero la recorrió de cabo a rabo.
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iMáGENES DE LA merced
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