La educación pública en el Centro Histórico
Existen pocos temas tan sensibles para el desarrollo social como el acceso a la educación. Gracias a ella se consigue no solo for mar a personas individuales, sino crear un estado de cosas que impacta la vida de todos, mediante la reducción de brechas entre dis tintos grupos de la población, extensión de derechos, desenvolvimiento cultural, etcétera.
El Centro Histórico ha sido un escenario primordial en temas edu cativos, desde que en septiembre de 1551 se estableció aquí la Real y Pontificia Universidad de México, la primera en operar en todo el conti nente americano. En este número nos concentramos en lo que sucedió, en materia educativa, después del triunfo de la Revolución, cuando se fundó la Secretaría de Educación Pública y comenzó una nueva era, bajo el entendido de que el acceso a la enseñanza era un derecho social fundamental, destinado a la generalidad de la población.
Esperamos que lo disfruten.
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Los editores En portada Edificio de la Secretaría de Educación Pública POR ALEJANDRA CARBAJALPaseo literario por el siglo XIX
POR CARINA VÍQUEZEn esta crónica, se nos invita a realizar un recorrido por los escenarios que nutrieron la imaginación de algunos escritores que enriquecieron el legado cultural del Centro Histórico, donde habitaron y desarrollaron su obra.
Es cierto que en el centro de la ciudad de méxico uno halla con facilidad restaurantes, museos, bares o librerías. Otras veces pasa desapercibido el hecho de que, aquí o allá, nació o habitó cierto personaje. ¿Cómo ir de calle en calle para conocer los lugares donde vivieron algunos escritores? Un paseo guiado con ayuda de las palabras y de nuestra buena memoria bastará por hoy.
Para ello vayamos atrás en el tiempo, a mediados del xix . Para ser más precisos, cuando los jóvenes estudiaban en la Escuela Nacional de Medicina, ya desde 1854, o en la Preparatoria Nacional, desde 1868. Luego, a partir de 1910, cuando estas y otras escuelas, como la de Jurisprudencia, se unificaron bajo el nombre de la Universidad Nacional y surgió así el Barrio universitario (antecesor de la Ciudad Universitaria). En esa época el Centro era el lugar principal de encuentros, estudios, residencia y trabajo.
Bueno, pues una vez puestos en el contexto del pasa do, vayamos de lleno al siglo xix para conocer los sitios que habitaron y frecuentaron aquellos antiguos vecinos del Centro, como José María Roa Bárcena, Ramón Valle o Guillermo Prieto.
Callejón del Padre Lecuona
Con el mapa de nuestro recuerdo vayamos al norte del Cen
tro, allá por la librería Porrúa, sobre la calle de Argentina, caminemos hasta la esquina de Nicaragua. Justo ahí estaba el callejón del Padre Lecuona. ¿Qué sucedió aquí? José María Roa Bárcena (1827-1908) ambientó en esta calle su cuento titulado «Lanchitas» (escrito en 1878), en el que narra la historia de un padre que, guiado por una viejecilla y sin saber lo que le esperaba, confiesa a un hombre… muerto.
En este mismo callejón vivió el escritor Ramón Valle (1841-1901), también soldado, y capellán de un colegio cató lico. Valle publicó su cuento «Ópera prima» (Cuentos color de historia, 1886), en el que describió la vida de dos familias zapateras que vivían en el callejón. Cabe recordar que la calle de Argentina, hasta principios del siglo xx , cambiaba de nombre casi en cada esquina. Así, partiendo de la actual calle de Guatemala, Argentina se conocía con los siguientes nombres: primera y segunda del Relox; calle de Santa Catali na; tercera y cuarta del Relox, puente de Leguísamo, quinta y sexta del Relox, calle de Zapateros y séptima del Relox. Y precisamente, en esa calle de Zapateros, cercana al callejón, había talleres y comercios de zapatos. Y Ramón Valle, que ahí vivía, retrató la vida de aquellas familias. Por cierto, Valle tuvo un amigo muy querido: Guillermo Prieto. Para seguir sus pasos, desandemos lo andado, y, sobre Argentina, caminemos en dirección a Belisario Domínguez.
Plaza de Santo Domingo Guillermo Prieto (1818-1897) fue un poeta, periodista y cro nista que nació durante el movimiento de Independencia. Según cuenta en sus memorias, desde niño, todos los días acudía a su propio gimnasio. Un gimnasio poético: cami naba una y otra vez alrededor de la Alameda mientras com ponía sonetos al aire y en voz alta. De paso, descubrió que recitando poemas llamaba la atención de las niñas.
Él vivía junto con su familia en la calle del Portal de Te jeda número 5 (hoy Mesones), en los altos de una vinatería. Su padre y su abuelo eran dueños de cajones de ropa en el Parián, un desaparecido mercado que estaría hoy sobre una de las esquinas de la plaza del Zócalo, frente al Portal de Mercaderes.
Cuando Guillermo Prieto tenía doce años su padre fa lleció, y aquel niño buscó consejo en Andrés Quintana Roo, que vivía en la casa de la esquina de Sepulcros y Cocheras (hoy Brasil y Colombia), y quien descubrió en el niño una inteligencia y tenacidad poco comunes, así que lo apoyó para que estudiara y para que trabajara en la Aduana (hoy edificio de la Secretaría de Educación Pública), frente a la
Plaza de Santo Domingo y al lado del Palacio de la Inqui sición, sede de la Escuela de Medicina, donde, por cierto, estudió nuestro siguiente afamado poeta.
Manuel Acuña (1849-1873) llegó junto con su hermano mayor hacia 1865 a la capital con el propósito de estudiar Medicina, y su hermano, Derecho. Acuña revalidó sus es tudios en el Colegio de San Ildefonso para luego, en 1870, inscribirse en la Escuela de Medicina.
Es bien sabido que aquel joven que cursaba el cuarto año de su carrera, y de veinticuatro años de edad, decidió suicidarse en su dormitorio de la escuela. Una placa sobre la calle de Venezuela, esquina con Brasil, así lo indica. Pe ro, quizá, pocos sabemos que, una noche antes de morir, caminó junto con su amigo, el poeta Juan de Dios Peza, por la Alameda mientras leía el poema «A un arroyo».
El día del entierro la carroza fúnebre que llevaba el cuer po de Acuña salió de la Escuela de Medicina, detrás de ella iba una gran cantidad de amigos y curiosos que caminaron por la Cerca de Santo Domingo (Belisario), siguieron por San José el Real (Chile), dieron vuelta por San Francisco (Madero) y luego por San Juan de Letrán y Hospital Real
Edificio de la Secretaría de Educación Pública Edificio de la Secretaría de Educación Pública Plaza de Santo Domingo Escuela de Medicina(Eje Central) para dirigirse al cementerio Campo Florido, que estaba en las afueras de la ciudad (la actual colonia Doc tores). Durante el sepelio, varios compañeros de la escuela pronunciaron un discurso, entre ellos Porfirio Parra.
La Encarnación
Porfirio Parra (1854-1912), originario de Chihuahua, llegó en 1870 a la capital y estudio en la Escuela Nacional Prepa ratoria, en donde fue discípulo de Gabino Barreda (quien introdujo el Positivismo en México y creo dicha escuela).
En 1871, Parra daba clases de Historia universal y de México en la Escuela Secundaria de Niñas (que estaba sobre la calle de la Encarnación, hoy Luis González Obregón). Y, en 1873, ingresó en la Escuela Nacional de Medicina.
En 1900, Parra publicó una novela titulada Pacotillas En ella, el autor describe usos y costumbres de finales del siglo xix : el bullicio, la Alameda, los jardines del Zócalo o el sonido del desaparecido reloj del Palacio Nacional (mismo que le dio su antiguo nombre a Argentina, calle del Relox). El protagonista vive en Zapateros (entre Haití y Ecuador), y estudia en la Escuela de Medicina. Junto a tres amigos, se
dirige a la iglesia de Santa Catalina de Siena (calle de Argen tina), famosa porque, hasta el siglo xix y cada primer viernes de marzo, festejaba al Señor del Rebozo —imagen que ac tualmente resguarda la iglesia de Santo Domingo—. La calle se llenaba entonces de gente, flores, farolas y comida.
Para seguir hablando de comida, y ya que estamos cerca de la calle de la Encarnación (hoy Luis González Obregón), hagamos una parada en los tlacoyos, tacos de guisado y tor tas que venden ahí, para luego seguir con nuestro recorrido ya satisfechos. ¿Qué dice usted? ¿Que qué fue de Juan de Dios Peza, el amigo de Acuña?
Pues ya hablaremos de él en nuestra siguiente visita. Por ahora me despido y los dejo junto a estos antojitos. Mientras tanto, sabemos ya que varios escritores usaron el Centro co mo escenario de su obra. Como fue el consabido caso, ya en el siglo xx, de Carlos Fuentes, cuyo personaje, Felipe Monte ro, llegó a una casa en la calle de Donceles, donde conoció a Aura, tras leer un fantástico anuncio en el periódico. Otros autores vivieron su infancia aquí o tuvieron experiencias inimaginables para nosotros, como José Revueltas, de quien también seguiremos sus pasos. Hasta la próxima.
Calle Luis González Obregón Iglesia de Santa Catalina de Siena Iglesia de Santa Catalina de Siena Iglesia de Santa Catalina de SienaINCAS
IGNACIO COMONFORT CJÓN. LA VAQUITA
REPÚBLICA DE HONDURAS
PLAZA SANTA CATARINA
REPÚBLICA DE PARAGUAY
REPÚBLICA DE HAITÍ
REPÚBLICA DE BRASIL
REPÚBLICA DE PERÚ
MARIANA RODRÍGUEZ DEL TORO
BELISARIO DOMÍNGUEZ
LEANDRO VALLE
PLAZA SANTO DOMINGO
REPÚBLICA DE CUBA
ABRAHAM CASTELLANOS
AZTECAS
LUIS GONZÁLEZ OBREGÓNREPÚBLICA DE CHILE
ISABEL LA CATÓLICA
TACUBA
PALMA NORTE
DONCELES REPÚBLICA DE BRASIL
DONCELES
MOTOLINÍA
5 DE MAYO CJÓN.
5 DE MAYO
PALMA
REPÚBLICA DE GUATEMALA
ISABEL LA CATÓLICA
6 | EpiCentro FRANCISCO I. MADERO
16 DE SEPTIEMBRE
MONTE DE PIEDAD 20 DE NOVIEMBRE
5 DE FEBRERO
CATEDRAL METROPOLITANA
APARTADO
REPÚBLICA DE BOLIVIA
REPÚBLICA DE ARGENTINA
REPÚBLICA DE COLOMBIA
REPÚBLICA DE VENEZUELA
SAN ILDEFONSO
JUSTO SIERRA
REPÚBLICA DE NICARAGUA DEL CARMEN
LIC. VERDADSEMINARIO
MONEDA
PALACIO NACIONALPLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
CORREO MAYOR CORREGIDORA
PINO SUÁREZ
CASTELLANOS
JUAN ÁLVAREZ�
Palacio de la Escuela de Medicina (República de Brasil 33).
� Plaza de Santo Domingo (Calle y número). Horarios.
�
Librería Porrúa (República de Argentina 17). Lunes a sábado, de 9 a 19 horas; domingo, de 10 a 18 horas.
La imagen del día
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Luces nocturnas (Bellas Artes), Mirza Fernández Medero Donceles 94, Leonardo Morales Cielo en una tarde dominicana, Gabriela Román Mérida Una tarde de Santo Domingo, Heli Espinoza Paz, América Yessenia Flores MendozaLas calles son la fuente principal de nuestra imaginaciónJoao Brossa A través del tiempo, María Concepción Spiritu Labonne Cápsula de justicia, Alejandro González Medellín Fuente juanina, Antonio Sevilla Patricios y patricidas SEP, César Antonio Serrano Camargo
CIEN AÑOS DE EDUCACIÓN EN EL CENTRO HISTÓRICO
POR NORA VÁZQUEZUna vez concluida la Revolución mexicana, fue indispensable realizar un importante esfuerzo para que el acceso a la educación se convirtiera en un pilar del desarrollo social, como se narra en este artículo.
fondo
El fin de la Revolución y el Constituyente de 1916
El 15 de julio de 1914, tras varias derrotas militares determi nantes, Victoriano Huerta presentó su renuncia a la presi dencia del país desde la Cámara de Diputados, que se ubica ba en el antiguo cruce de la calle de la Canoa y la del Factor (el recinto que sigue en pie, donde ahora está la esquina de Allende con Donceles). Se firmó la disolución del antiguo Ejército Federal y el nuevo Ejército Constitucionalista, en cabezado por Venustiano Carranza, entró a la Ciudad de México. De esta manera se cerraba un doloroso capítulo de inestabilidades y batallas civiles que determinaron el curso de la Revolución mexicana.
A partir de este momento se abría una etapa para re definir el nuevo curso que la sociedad cobraría. Para ello
era necesario un nuevo diseño institucional. La historia de la posrevolución arranca ante esta necesidad de volver a discutir qué país habría de surgir luego de todos aquellos años, en los que se terminó con el régimen de Porfirio Díaz, se vivieron el ascenso y la caída de Francisco I. Madero y, finalmente, la restitución del estado de derecho.
En este contexto, fue fundamental que el presidente Ca rranza lanzara la convocatoria para integrar un nuevo Con greso Constituyente, que inició sesiones el 1 de diciembre de 1916 en el Teatro Iturbide (Querétaro), donde participaron figuras como Félix Palavicini, Alfonso Cravioto, José Nati vidad Macías y Francisco Mújica, entre otros. El resultado de este proceso fue la Constitución promulgada en febrero de 1917, que rige la vida del país hasta nuestros días.
Allende esquina con DoncelesEl artículo tercero, que recogió las discusiones acerca de cómo sería la naturaleza de la educación, fue uno de los más trascendentales de la nueva Constitución. En él se de terminó que la educación oficial sería laica —lo cual recogía posturas heredadas del liberalismo mexicano del siglo xix— y gratuita, mientras que en el artículo 31 se declaraba que era obligatoria. Es decir, lo esencial radica en el hecho de que la educación se planteara formalmente como un derecho y que se reconociera oficialmente como el factor principal para el desarrollo social. Esta postura recogía las convicciones del movimiento revolucionario, que bien pueden sintetizarse con estas palabras de Alfonso Cravioto, uno de los diputados constituyentes de 1916: «Para México el progreso consiste en escuelas, escuelas y más escuelas».
El artículo tercero constitucional reflejó los valores de la Revolución al plantear el acceso a la educación como un derecho social.Jorge González Camarena, La Constitución de 1917 , 1967
Rumbo a las instituciones de educación pública Pasar de la letra escrita a los hechos no fue labor fácil y aún quedaron por resolver numerosos problemas. Los muni cipios —figura reconocida en la Constitución de 1917— no siempre pudieron garantizar el acceso a la educación y pronto la situación de la política local se tornó proble mática. Para el caso del Distrito Federal, en 1917 existían trescientas cuarenta y cuatro escuelas, pero apenas dos años después únicamente permanecían abiertas ciento cuarenta y ocho.
La gran pregunta, entonces, era cómo darle vida al ar tículo tercero constitucional. Durante la presidencia provi sional de Adolfo de la Huerta se realizaron varios cambios que fueron encaminando las cosas para definir una política educativa a nivel federal. Para ello resultó de suma impor tancia la figura del escritor oaxaqueño José Vasconcelos,
quien en aquel momento era rector de la Universidad Na cional, cuya sede llegó a estar en el Palacio de la Autonomía, en la calle de Moneda.
Como cabeza de la Universidad, Vasconcelos preten día que la máxima institución educativa acompañara las transformaciones que el país estaba experimentando. En un discurso pronunciado el 9 de junio de 1920 aseguraba que la Universidad era una de las claves para abatir las brechas y desigualdades sociales, pues si se trabajaba del lado de la gente se reduciría el contraste entre «un abso luto desamparo y una sabiduría intensa». De otra forma, «solo llevaría a que el Estado fuera injusto, cruel y rema tadamente bárbaro».
Al conducirse de este modo, la educación se converti ría, por su lado, en una fuerza estratégica para consolidar el rumbo del país tras la Revolución, creando una especie
Palacio de la Autonomíade círculo virtuoso. Bajo su enfoque las aulas únicamente cumplirían plenamente su labor si lo que en ellas acontecía se encontraba vinculado con la realidad social. Su concep ción misma de educación queda de manifiesto con estas palabras suyas: «Al decir educación me refiero a una ense ñanza directa de parte de los que saben algo a favor de los que nada saben, me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productora de cada mano que trabaja y la potencia de cada cerebro que piensa».
En un capítulo de La educación en México, así describe Engracia Loyo la labor reformista de Vasconcelos, a la que califica como «una labor casi apostólica»:
Como rector de la Universidad había iniciado una campaña nacional de alfabetización con rasgos de cruzada religiosa en la que cientos de volunta
rios y profesores improvisados, maestros, alum nos, universitarios y amas de casa en todo el país combatieron la «ignorancia» como un verdadero enemigo público.
Como figura clave en este contexto, Vasconcelos sentó las bases prácticas para que se creara una institución abocada a cumplir con la labor pedagógica que exigían las circunstan cias del país posrevolucionario. En octubre de 1920 presentó ante la Cámara de Diputados —por mediación de José Ino cente Lugo— una iniciativa con el propósito de crear «una dependencia federal cuyas funciones civilizadoras llegaran no solo a una porción privilegiada del territorio, no solo al Distrito Federal, sino a toda la República, necesitada, de un extremo a otro, de la acción del poder público y de la luz de las ideas modernas».
Palacio de la AutonomíaDe esta manera, Vasconcelos pretendía que fuera posible «salvar a los niños, educar a los jóvenes, redimir a los indios, ilustrar a todos y difundir una cultura generosa y enaltece dora, ya no de una casta, sino de todos los hombres».
Su modelo estaba integrado por tres grandes ejes recto res: la labor en las aulas con la infancia, la creación de una red de bibliotecas para difundir el espíritu de los clásicos y, finalmente, la promoción de la actividad cultural, mediante el estímulo de las distintas disciplinas artísticas que encon traron nuevos medios de florecer tras los sacudimientos que implicó el proceso revolucionario.
Para allanar el camino a la instrumentación del nuevo modelo, fue necesario que Vasconcelos emprendiera una gira nacional, junto con educadores y artistas, para ir ex plicando a las distintas autoridades de estados y municipios por qué era necesario que la política educativa no se disper sara localmente, sino que surgiera de una visión nacional, integradora y unificada.
Así, el 25 de julio de 1921, el presidente Álvaro Obre gón anunció el decreto para crear una nueva Secretaría de Educación Pública, el cual recibió aprobación unánime en la Cámara de Diputados. Fue publicado en octubre de ese mismo año en el Diario Oficial de la Federación, y entró en funciones poco después, por lo que en este 2022 estamos cumpliendo cien años de educación pública, gratuita y laica.
La creación de esta institución también era un esfuerzo por cumplir la promesa que había contraído Álvaro Obre gón, en cuanto a que iba a hacer que disminuyeran los sol dados y, en cambio, aumentaran los docentes. Lo cual no estuvo del todo errado, pues en 1919 existían alrededor de nueve mil quinientos maestros y tres años después la cifra ya era de poco más de veinticinco mil trescientos.
Vasconcelos fue el primer titular de la recién creada Se cretaría y desde el inicio lanzó su campaña de alfabetización, con la creación del Ejército infantil y los Maestros honora rios, encabezados por la arqueóloga Eulalia Guzmán.
República de Argentina Convento de la Encarnación República de ArgentinaEl patrimonio arquitectónico con funciones educativas Además del decreto de la creación de la Secretaría de Edu cación Pública, en 1921, fue necesario establecer una sede para que la nueva institución desempeñara sus funciones. En este punto también se reflejan las ideas culturales de Vasconcelos.
Por aquellos años, la ciudad comenzaba a expandirse vertiginosamente fuera de lo que hoy conocemos como Centro Histórico, mediante la creación de las nuevas «co lonias», tales como Santa María la Ribera, San Rafael y Roma, por mencionar algunas.
La tendencia urbana en distintas partes del mundo em pezaba a ser ya la de situar instituciones fuera de sus cascos históricos, pero, en el caso particular de la Secretaría de Educación Pública, para Vasconcelos era muy importante que la sede permaneciera en el Centro, como parte de su idea de emprender el rescate de todo el legado arquitec tónico que habían dejado los siglos del virreinato (hasta
cierto punto esto también respondía a su concepción pro clive por enaltecer el casticismo y la herencia latina, en oposición a la creciente influencia cultural que Estados Unidos ejercía en México).
El edificio elegido como sede de la nueva institución fue el antiguo convento de La Encarnación, situado en la antigua calle del Relox, en aquellos años rebautizada como República de Argentina (a propósito, fue idea del propio José Vasconcelos la de cambiar los nombres históricos de las calles del Centro por los nombres de los países latinoa mericanos que reconocieron de forma temprana al régimen nacido después de la Revolución). De igual manera, se in cluía el edificio que perteneció a la Real Aduana de México, sobre República de Brasil 31 (enfrente de la Plaza de Santo Domingo) y dos casas intermedias (donde inicia la calle de República de Venezuela), construidas ambas hacia el año de 1530 para los marqueses de Villaseñor así como para el capitán Cristóbal de Oñate.
Edificio de la Secretaría de Educación PúblicaLa inauguración de las nuevas oficinas educativas se realizó en julio de 1922 y Vasconcelos enalteció el conjunto arquitectónico como una de las expresiones vitales de la cultura mexicana, con su herencia española. �Que la luz de estos claros muros sea como la aurora de un México nuevo, de un México espléndido�, expresó.
El edificio alberga una vasta historia, pues su fundación data de 1594. Los terrenos elegidos fueron producto de la ampliación de la traza de la ciudad hacia el norte, llevada a cabo por Marcos Aguilar. El arqueólogo Carlos Salas Con treras describe lo siguiente:
El inmueble que se ubicó en la esquina de Repú blica de Venezuela y Argentina —anteriormente calle de la Perpetua y el Relox— (número 5) fue propiedad del señor Rodrigo Pacho, antes de 1596 y la adquirió el Convento de la Encarnación para
hacer su fundación, probablemente esto sucedió en el año de 1594 de acuerdo con la fecha histórica de su creación. La finca que se ubicó en la actual esquina de las calles República de Argentina y Luis González Obregón —anteriormente del Relox y de La Encarnación respectivamente— le fue otorgada probablemente a Gaspar Garnica a mediados del siglo xvi
El de La Encarnación fue uno de los primeros conventos de la Nueva España, edificado por la orden de los dominicos. Desde la época virreinal cumplió funciones educativas, pues además de las tareas propiamente religiosas que se realiza ban en el lugar, ahí se empezó a impartir instrucción para niñas españolas y criollas.
Para su edificación se contó con la licencia del arzobispo Alonso Fernández de Bonilla y la obra sería financiada por
Convento de la EncarnaciónSancho Sánchez de Muñón, pero lamentablemente falle ció antes de que se concluyera, según relata Manuel Rivera Cambas en México pintoresco, artístico y monumental. El templo adjunto comenzó a construirse en 1639, bajo los auspicios de Álvaro de Lorenzana y dedicado en 1648. El claustro fue obra de Manuel Constansó.
Se trataba de uno de los recintos religiosos de mayor envergadura, como lo reconoció la escocesa Frances Erskine Inglis —mejor conocida como Madame Calderón de la Barca— en su libro de memorias La vida en México. Ahí escribió sus impresiones del sitio luego de que lo visitó en 1840: «Este convento en realidad es un palacio».
En el siglo xix el sitio también tuvo usos con fines edu cativos, pues tras la desamortización de los bienes eclesiás ticos, ahí estuvo la Escuela Secundaria para Señoritas, que se creó gracias a la Ley de Instrucción Pública de 1867. Más tarde el antiguo convento fungió como sede de la Escuela
Normal de Profesoras, donde estudió Eulalia Guzmán, una protagonista de las misiones culturales de Vasconcelos.
De acuerdo con Guillermo Tovar y de Teresa, después de 1861 el antiguo convento sirvió como bodega para res guardar los lienzos que el gobierno fue recogiendo de otros conventos y recintos religiosos. Lo cual resulta curioso, ya que ahí también fue el escenario de uno de los aconteci mientos artísticos más importantes en el México posrevo lucionario, pues Vasconcelos encargó a un grupo de artistas que decorara el lugar. Entre ellos estaban el pintor Roberto Montenegro, los escultores Ignacio Asúnsolo y Manuel Cen turión y el muralista Diego Rivera, quien entre 1923 y 1928 realizó una serie de pinturas al fresco en los muros del sitio recién acondicionado, con temáticas sociales, como el de la maestra rural, con el cual inició, y que reflejaba la visión y los valores que la Revolución pretendía establecer como parte de su proyecto nacional en materia educativa.
Edificio de la Secretaría de Educación PúblicaGutiérrez Nájera en el Centro Histórico
POR ANDREA MARTÍNEZUno de los cronistas más emblemáticos del siglo XIX enriqueció la identidad citadina mediante sus textos periodísticos, narraciones y poemas. El presente texto rememora esta voz imprescindible de la cultura mexicana.
Manuel gutiérrez nájera amó como pocos este pedacito de la Ciudad de México a la que lla mamos Centro Histórico. Escribió para los pe riódicos más influyentes de la segunda mitad del siglo xix , publicó alrededor de dos mil crónicas bajo una veintena de seudónimos —su firma como El Duque Job pasó a la historia de las letras hispanoamericanas—, inauguró el modernismo literario en México con su novela Por donde se sube al cielo (1882) y fundó la Revista Azul (1894). Siempre con una gardenia en el ojal de su saco y un ha bano en sus labios, Gutiérrez Nájera retrató en sus crónicas la rica vida social de la capital decimonónica, su crecimiento demográfico, los fenómenos naturales que marcaron su his toria y, por supuesto, el clima de afrancesamiento al que as piró Porfirio Díaz. Ningún tema escapó a su mirada errante.
No, la Ciudad de México no empieza en el Palacio Nacional, ni acaba en la calzada de la Reforma. Yo
doy a ustedes mi palabra de que la ciudad es mu cho mayor. Es una gran tortuga que extiende hacia los cuatro puntos cardinales sus patas dislocadas [...] Más allá de la peluquería de Micoló,1 hay un pueblo que habita barrios extravagantes […] Hay hombres muy honrados que viven en la plazuela de Tequesquite (actual mercado de La Lagunilla), y señoras de invencible virtud cuya casa está si tuada en el callejón de Salsipuedes (hoy calle de Dolores). [La novela del tranvía, 1882.]
1 Esta fue una famosa peluquería que atendía el francés Pedro Micoló. Se ubicó en la esquina de Espíritu Santo y La Profesa (hoy Madero e Isabel la Católica), donde se reunían diversas personali dades de la sociedad porfiriana, intelectual y artística. Tal vez por esta razón a Gutiérrez Nájera le gustaba acudir allí para enterar se de los últimos sucesos. En su crónica La peluquería de Micoló (1880) la describe como una perfumada nación en miniatura don de el idioma oficial era el francés. Había asientos cómodos, perió dicos y, por supuesto, ruido de tijeras.
Manuel Gutiérrez Nájera nació el 22 de diciembre de 1859 en la calle del Esclavo número 2 (ahora República de Chile 13). En la actualidad, aquella casa es un edificio de fachada color azul —¡azul, como la revista que fundó junto con Carlos Díaz Dufoo!, ¡qué casualidad!— donde se comercian vestidos de novia. Más tarde, su familia se mudó a la casa número 13 de la calle Escalerillas (República de Guatemala 16). En esta vivienda se hacía el silencio entre las diez y las once de la noche. Las únicas luces de quinqué que se mantenían en cendidas eran las de la habitación del joven Manuel, quien pasaba la madrugada leyendo.
A los dieciséis años publicó su primer artículo, titulado «Un soneto». En él, refutó nada más y nada menos que a
Gabino Barreda, en ese entonces maestro de filosofía en la Escuela Preparatoria en San Ildefonso, porque el positivista decía que el poema «No me mueve, mi Dios, para quererte» era de san Francisco de Asís. Y Gutiérrez Nájera afirmaba que era de santa Teresa.
La publicación de este artículo motivó su vocación por el periodismo y su carrera literaria y, a partir de aquel momen to, la literatura y el vagabundeo por las plazas, las calles, los teatros y cafés —muy flâneur el Duque— fueron definitivos para nutrir sus crónicas, tan llenas de vida y movimiento. Acerquémonos al Centro Histórico a través de la mirada de Manuel Gutiérrez Nájera.
República de Chile 13 República de Guatemala 16 República de Chile 13 Madero e Isabel la CatólicaSismo en la ciudad
El sismo inició a las 14:35. Era 19 de junio de 1882. El sitio sismoshistoricos.org no registra su duración; sin embar go, para Gutiérrez Nájera los segundos fueron horas, días, años. Cuenta que la Catedral se asemejaba a un hipopótamo que fuera a triturar el Zócalo con sus pezuñas de granito, mientras que los vecinos se arrodillaban en medio de la calle rezando letanías. El Duque Job escribió en Crónica color de bitter (1882):
Yo vi bailar en el espacio azul la esbelta cúpula de Santa Tersa […] Sentí sobre mi cabeza las he rraduras del caballo que monta Carlos IV, en un momento de pavor creí que la estatua de Colón jugara a la pelota con el mundo […] Las casas se desmoronaban ante mis ojos, como castillo de ba rajas; las piedras caían mezcladas con cabezas, y apenas si quedaban paredones oscilando...
Hubo daños en los acueductos y cañerías, así como en la iglesia de San Fernando, en el Palacio Nacional, en la Cate dral y en el Sagrario. Después de una tragedia semejante, ¿quién no necesita un abrazo reconfortante y palabras de consuelo? Más allá de la crónica informativa, el Duque Job tenía la destreza de convertir sus artículos en piezas líricas y apaciguar almas, como lo que escribió en Crónica color de bitter: «la tierra no vacila ya; tu corazón late más sosegado, y la lámpara azul de tu alcoba no se columpia como la Sara del poeta. Ven conmigo, acabemos de comer».
Teatro Principal
Joaquín Pardavé fue el último actor que pisó el escenario del Teatro Principal —ubicado en Coliseo Nuevo, hoy Bolí var 30— el 1 de marzo de 1931. Aquella noche de domingo, mientras actuaba en la obra El fracaso del sábado, un in cendio consumió el edificio. Ya desde la época de Gutiérrez Nájera, el teatro podía contar la historia de México, pues era el más longevo de la ciudad, inaugurado en 1753. ¿Cómo era
Catedral Metropolitanaaquel recinto cultural? El Duque Job cuenta en Recuerdos del Teatro Principal (1881) que los palcos eran grandes co mo un carruaje, pero feos como nicho de cementerio. De la mitad del teatro a la puerta estaba el mosquete (es pacio detrás de las butacas ubicadas frente al escenario), se parado por una verja de madera. Arriba estaba el anfiteatro, ahí solo entraban mujeres, y más arriba los palcos. A quien no le importara estar de pie durante la función, pagaba me dio real. En el intermedio, el dulcero recorría la sala con golosinas, un cántaro de agua y tortas de frijoles: el mayor obsequio para dar a una señora, según el Duque Job.
Cierre de edición
Cuando Gutiérrez Nájera escribió: «Morir, y joven: antes que destruya / el tiempo aleve la gentil corona; / cuando la vida dice aún: “soy tuya”, / aunque sepamos bien que nos traiciona», ¿predijo su muerte prematura? Los prime ros días de 1895 la influenza debilitó su salud, ya de por sí desgastada por su dieta a base de licor, noche, calle y perio
dismo. El cronista era hemofílico y le detectaron un tumor debajo del brazo, que los doctores intentaron operar el 20 de enero, pero sufrió una hemorragia.
Finalmente, murió el 3 de febrero de 1895 en su domi cilio, en Sepulcros de Santo Domingo 10 (hoy República de Brasil 46). Tenía treinta y seis años. A su funeral acudieron Guillermo Prieto, Luis G. Urbina, Justo Sierra y otros escrito res, periodistas, artistas y políticos. El cortejo fúnebre se de tuvo en la avenida Independencia, entre las calles de López y Dolores, donde estaba la redacción del periódico El Partido Liberal, del que Gutiérrez Nájera fue redactor en jefe, para que cajistas y empleados le dieran el último adiós.
El cortejo llegó a las cinco de la tarde al Panteón Fran cés de la Piedad, donde sepultaron sus restos, que en 1902 fueron trasladados al osario del cementerio. Su amigo Ángel de Campo Micrós le dedicó unas palabras: «Moriste como ansiabas, en plena luz […] Duerme. Tu epitafio es el epitafio que tanto amabas para los poetas, esas coronas y esas cruces que dicen: ¡Primavera!».
Bolívar 30 Callejón de Dolores República de Brasil 46 San IldefonsoEL ATELIER
MESONES: HACIENDO COMUNIDAD A TRAVÉS DEL ARTE
POR SOFÍA MEZAEste recinto cultural independiente ha consolidado su trayectoria a partir de un ambicioso proyecto educativo al mismo tiempo que encuentra formas de crear vínculos colaborativos.
En el número 36 de simón bolívar, entre las calles de Venustiano Carranza y 16 de Sep tiembre, se encuentra un pequeño estudio que se ha ido consolidando en los años recientes: el Atelier Mesones. Se trata de un recinto cultural independiente que nació con dos propósitos muy claros: en primer lugar, desarrollar pedagogías relacionadas con el arte y, en segundo, hacer comunidad desde las calles del Centro Histórico.
El proyecto tuvo su origen en 2016, año en que el ar tista Miguel Casco —originario de Cholula, Puebla— vino a residir a la capital por razones laborales, como a veces sucede con tantas personas que terminan aportando parte de su cultura a la ciudad. Originalmente él trabajaba en las
ferias de arte y más tarde pasó a laborar en los museos del Centro, por lo cual comenzó a generar un arraigo con la zona y su gente.
Su objetivo inicial era tener un taller propio, donde po der desarrollar su obra artística. Pero pronto esto fue de tonando en un plan más ambicioso, que lo conectaba con su propia herencia. Como hijo de un escultor dedicado a hacer piezas sacras, Miguel pasó las horas de su infancia entre mesas donde descansaban cinceles, punteros, marti llos y demás herramientas. Estaba acostumbrado a lo que sucede en un estudio de artista, es decir, no solo la actividad creativa, en estricto sentido, sino la convivencia cotidiana con personas que llegan ahí, a intercambiar puntos de vis ta, saberes y perspectivas sobre el arte y la vida. En pocas palabras: a hacer comunidad.
Eso fue justo lo que sucedió en el Atelier Mesones. El estudio de artista se convirtió en un punto de reunión para que personas interesadas en las técnicas de dibujo pudieran encontrarse, compartir impresiones, dialogar e intercam biar puntos de vista. Esto era esencial para ir colectivizando sus saberes técnicos y para ir encontrando personas con intereses afines. Así que el espacio se transformó en un de tonador de convivencia y prácticas colaborativas.
Miguel Casco insiste en que no se trata únicamente de reunir a artistas emergentes, lo cual ya tendría su impor tancia. También es esencial crear una noción de comuni dad, apostando por enriquecer mutuamente las visiones individuales. Esto permite que quienes ahí concurren no solo adquieran o desarrollen conocimientos sobre artes vi suales, sino, de una manera más amplia, herramientas para las actividades cotidianas. Incluso para muchas personas, que no son artistas profesionales, el sitio sirve como un des ahogo frente a sus labores cotidianas. Justo la convivencia entre artistas profesionales e interesados en el arte, pero que
provienen de otros campos y gremios, crea una experiencia democratizadora, regida por una convicción: la creación no es un asunto de élites, sino un proceso para que cada quien vaya encontrando sus propios medios expresivos.
Así, poco a poco fueron organizando unos primeros ta lleres, en especial durante los periodos de vacaciones de verano o la pausa invernal. Hasta que en enero de 2020 se decidieron a dar el salto, profesionalizar la oferta de cursos y convertirse en un centro con una actividad académica des tacada. Pero apenas echaron a andar el plan vino el confi namiento por la pandemia y todo tuvo que replantearse.
Lejos de ver esto como una maldición, fue la oportuni dad para explorar otras posibilidades creativas y, paralela mente, contribuir con el ingreso de los artistas, un gremio que padeció los estragos de la baja actividad económica. En este contexto, se ofrecieron talleres virtuales, aprovechando las herramientas digitales, como ocurrió en muchos otros casos. Pero aquí desarrollaron otra iniciativa, que ayudó so bre todo para echarle una mano a gente proveniente de las
artes escénicas. Pues actrices y bailarinas empezaron a tra bajar como modelos de los cursos, obteniendo ingresos en un periodo crítico donde todas las funciones se suspendie ron, sin miras a cuándo las cosas se irían regularizando.
Los creadores escénicos también encontraron una fuen te de ingresos al participar en una iniciativa del Atelier Me sones: las fotorreferencias. Dado que por la misma situación de la pandemia las sesiones de dibujo con modelo se suspen dieron en todos lados, aquí se hicieron estudios fotográfi cos del cuerpo humano, que se vendían a quienes querían seguir trabajando en sus trazos por su cuenta, o quienes querían continuar explorando los lenguajes escultóricos. Y las ganancias se repartían a partes iguales entre modelos y la escuela, para ayudar al sostén de todos.
En cierta forma, dice Miguel, la pandemia los enfocó para profesionalizar sus esfuerzos y consolidar su oferta docente. Ese año echaron a andar La Galería, un espacio destinado a exposiciones virtuales, guiado por la urgencia de volver a darle sentido a las cosas a través del arte; al año
siguiente aterrizaron cursos de dibujo y fundamentos de pintura, que siguieron funcionando sobre todo de manera remota. Hasta que en enero de 2022 decidieron abrir sus puertas de manera presencial.
Han impartido cursos sobre retrato, naturaleza muerta, estudios de obras maestras, figura humana, entre otros. Y además han abierto su oferta con cursos como el Laboratorio de Proyectos, destinados a quienes quieren potenciar sus capacidades creativas mediante la reflexión.
Su plantilla de profesores se ha ido enriqueciendo. Ahora en noviembre vendrá Ken Goshen, un pintor de la escuela realista de Nueva York, a trabajar con modelo en vivo. No es la primera vez que hay presencia de artistas de aquella ciu dad, pues tienen un intercambio frecuente, gracias a que Re mi Cárdenas, uno de los profesores mexicanos, estudió allá.
Así, este recinto independiente, con un claro enfoque pedagógico, viene a enriquecer la oferta cultural que pode mos encontrar en el Centro Histórico, haciendo comunidad a partir del arte.
Cicatrices del cautiverio
Como sabemos, el expresidente Lázaro Cárdenas abrió las puertas a miles de refugiados que huían de la Guerra Civil española. Se estima que de 1938 a 1942 se exiliaron entre veinte y veinticinco mil españoles, asentándose en varias ciudades del país.
Así fue como el artista Francisco Marco Chilet llegó aquí tras la derrota del bando republicano. Nacido en Valencia, en 1900, se dedicó a la ilustración y a la escenografía, y llegó a ser uno de los escenógrafos más importantes de la Edad de Oro del cine mexicano. Participó en cintas como Sobre las olas (1950), de Ismael Rodríguez; Santo vs. la invasión de los marcianos (1967), de Alfredo B. Crevenna, y María Magdalena (1946), de Miguel Contreras Torres.
La familia del artista donó varias obras al Museo Kaluz, y ahora este presenta la exposición Cicatrices del cautive rio. Aquí veremos dibujos y pinturas al óleo donde Chilet retrata el terror del cautiverio; desde el hambre hasta la tortura, en la que solo vemos cuerpos geométricos, largos y tétricos, además de algunos retratos que plasman el talento del artista español cuya importancia es grande en México, aunque su obra aún es poco conocida.
Museo Kaluz (Hidalgo 85). Miércoles a lunes, de 10 a 18 horas. $30-$60. Hasta el 14 de noviembre.
Pintura y grabado. Del medievo al modernismo
El Museo Franz Mayer es uno de los más activos en la es cena cultural de la Ciudad de México; no solo ha albergado grandes exposiciones de artistas reconocidos mundialmente como Tim Burton o la famosa Photo World Press, también invita a artistas emergentes, colectivos y diseñadores que están comenzando su carrera.
Ahora nos sorprende con la noticia de una nueva sala que estará dedicada exclusivamente a la pintura y el graba do. Y qué mejor que presentarla que con una exposición. Es así como llega Del medievo al modernismo, en la que ve remos piezas de artistas visuales de gran trascendencia.
Formada por treinta y seis pinturas y diecisiete graba dos, esta nueva sala albergará piezas como Paseo de los melancólicos, de Diego Rivera, San Hipólito bendiciendo a su familia al regreso del funeral de San Lorenzo, de Luis Borrassá, y otras obras de Joaquín Sorolla, Albrecht Dürer, Juan Correa y Rembrandt. La exposición estará abierta al público hasta marzo de 2023, pero los grabados serán re tirados en enero, con el propósito de evitar su deterioro por la luz.
Museo Franz Mayer (Hidalgo 45). Martes a domingo, de 11 a 17 horas. $70. Hasta el 1 de marzo de 2023.
Foto: cortesía Museo Kaluz Foto: cortesía Museo Franz MayerNunca seré de piedra (ni la misma piedra lo es)
Luis Úrculo es un artista que transita entre Madrid y la Ciu dad de México. Su obra se enfoca en la antropología, la ar queología y hasta la criminología, a fin de reconstruir el tiempo a partir de objetos, dibujos o instalaciones para que el espectador intervenga en el proceso de creación. Su tra bajo ha sido expuesto en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Tokyo Wonder Site de Tokio, el Art Institute de Chicago y el Great Noise de Dubai.
Este mes, el Centro Cultural de España en México pre senta Nunca seré de piedra (ni la misma piedra lo es), una instalación hecha específicamente para el recinto. La obra nos empuja a imaginar y reconectar sobre las cosas que sabemos, el mundo y las diferentes realidades. Úrculo ha creado un concepto para que los propios asistentes puedan desarrollar una construcción en papel a partir de planos arquitectónicos que él elaboró.
La pieza, en la que trabajó los dos últimos años, muestra cómo los materiales conectan mundos pasados y ancestrales con nuestra realidad, comunicando a través de formas y no de palabras, los mitos y rituales antiguos.
Centro Cultural España en México (Guatemala 16). Martes a sábado, de 11 a 21 horas; domingos, de 10 a 16 horas. Gratis. Hasta el 27 de noviembre.
Territorio ideal. José María Velasco
Una de las vetas más cruciales en la historia de la pintura ha sido el paisajismo. A través de la mirada de los artistas, los espacios naturales se humanizan, se vuelven no solo un telón de fondo de los acontecimientos, sino el aconte cimiento en sí mismo, con todo lo que implica.
Antes de que existieran cámaras fotográficas, los pin tores eran los encargados de registrar la belleza del paisaje, poniendo en juego su expresividad, la capacidad para reve larnos detalles que pasan inadvertidos o capturar instantes de gran carga poética. Y en México, cuando hablamos de paisajismo, el primer nombre que se nos viene a la mente es el de José María Velasco.
Nacido en Villa de Guadalupe Hidalgo, en la Ciudad de México, egresó de la Academia de Bellas Artes de San Car los. Se enfocó en capturar los paisajes de México, los cuales podrán verse en la exposición Territorio ideal del Museo Nacional de Arte. A través de los ojos de Velasco podremos adentrarnos en las panorámicas de nuestro hermoso país y deleitarnos con el talento de este gran artista.
Museo Nacional de Arte (Tacuba 8). Martes a domingo, de 10 a 17:30 horas. $70.
Foto: cortesía Centro Cultural España en México Foto: cortesía Museo Nacional de ArteDOMINGO 2
TEATRO
MITOTE
El Centro por día
OCTUBRE 2022
HORAS
DOMINGO 9
EXPOSICIÓN
Teatro del Pueblo (República de Venezuela 72). Gratis.
11 HORAS
MEMORIAL OCTAVIO PAZ Y MARIE JOSÉ TRAMINI
Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16). Gratis.
MIÉRCOLES 5
EXPOSICIÓN
ÁREA DE MURALES
Palacio de Bellas Artes (Av. Juárez s/n). $75.
11 HORAS
LUNES 10 | 17 HORAS
CONFERENCIA
NATURALIA Y ARTIFICIALIA EN LAS OFRENDAS DEL TEMPLO MAYOR: LOS SUPERPREDADORES GUERREROS
Academia Mexicana de la Historia (Plaza Carlos Pacheco 21). Gratis.
JUEVES 6
EXPOSICIÓN
HORAS
TESTIMONIOS DE UN MURAL
Museo Mural Diego Rivera (Colón s/n). $40.
MIÉRCOLES 12 | 11 HORAS
EXPOSICIÓN
COCINERO MEXICANO: RECETAS CON HISTORIA
VIERNES
EXPOSICIÓN
GERMÁN CUETO
Museo Nacional de Arte (Tacuba 8). $80.
Museo Galería Nuestra Cocina Duque de Herdez (Seminario 18). $20.
VIERNES 14 | 10 HORAS
EXPOSICIÓN
JUEVES 13 | 20 HORAS
TEATRO
SÁBADO
EXPOSICIÓN
E.CO | 22 DECONSTRUIR
LA MIRADA
Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2). Gratis.
ARISTOCRISIS
Foro A Poco No (República de Cuba 49). $196.
JOYAS DE LA PINACOTECA DE LA PROFESA. DOS CONGREGACIONES Y UNA COLECCIÓN
Palacio de Cultura Citibanamex –Palacio de Iturbide (Madero 17). Gratis.
SÁBADO 15 | 19 HORAS
DANZA
LUZ SONORA, CELEBRANDO A MARIO LAVISTA
Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36). Gratis.
DOMINGO 16
TALLER
12 HORAS
SEPARADOR Y PONLE TU NOMBRE EN CÓDIGO MORSE
Museo del Telégrafo (Tacuba 8). Gratis.
MIÉRCOLES 19
10 HORAS
SÁBADO 22 | 10:30 HORAS
JUEVES 27 | 11 HORAS
EXPOSICIÓN EXPOSICIÓN
COLECCIÓN
BANCO NACIONAL
Foro Valparaíso (Venustiano Carranza 60). Gratis.
VISITA GUIADA
MÉXICO EN SUS CONSTITUCIONES
Palacio Nacional (Moneda 1). Gratis. Se requiere registro previo al correo: visitas_guiadas@hacienda.gob.mx
DOMINGO 23 | 9 HORAS
EXPOSICIÓN
DANIEL MONROY CUEVAS: LIMBO ÓPTICO
Laboratorio Arte Alameda (Dr. Mora 7). $40.
JUEVES 20
LOS SECRETOS DEL COLOR
Museo Franz Mayer (Av. Hidalgo 45). $75.
VIERNES
EXPOSICIÓN
MARTES 25 | 10 HORAS
EXPOSICIÓN
MÁRGENES PÚBLICOS Y PRIVADOS
Biblioteca de México (Plaza Ciudadela 4). Gratis.
Museo
MIÉRCOLES 26 | 19:30 HORAS
EXPOSICIÓN
21
LO QUE DE VIZCAÍNAS LA GENTE CUENTA
Museo Vizcaínas (Vizcaínas 21). $120. Se requiere registro previo al correo: museo@vizcainas.mx
Museo de la Mujer (Bolivia 17). $20.
DIARIAS GLOBAL: AFUERA, LABORATORIO ARTE ALAMEDA
Estación del metro Bellas Artes y Zócalo (línea 2). $5.
SÁBADO
JUEGOS DEL TIEMPO. CRISTINA PINEDA.
Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez 30). $38.
PROGRAMACIÓN
¿ S abías que...
… la Secretaría de Educación Pública (SEP) es la autoridad que vigila y organiza a las escuelas de todo el país?
El edificio donde están las oficinas de la SEP, que antes era el Convento de la Encarnación, es un lugar hermoso lleno de murales y muchas historias interesantes. ¡Vale la pena ir a visitarlo!
Este año la SEP festeja un aniversario muy importante. En la ilustración se ha escondido diez veces la cantidad de años que cumple. ¿Eres capaz de encontrarlas todas?