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Prólogo a la edición en castellano

Me inicié en el mundo de la meditación buscando calma para mi vida. Una tormenta perfecta de sufrimiento, duelo y demonios mentales me llevó al borde del abismo. Mi práctica de yoga era intensa, disciplinada y diaria. Mi cuerpo se encontraba mejor que nunca. Gracias a la práctica de asanas que un doctor me recomendó debido a mis problemas de columna, había obtenido resultados milagrosos. En pocos meses de práctica, todo el mundo en el trabajo me conocía como «el Yogui». De pronto, la vida hizo lo que mejor hace: transcurrir y despertarte de tus ilusiones y espejismos. Todos aquellos meses de intensas posturas y equilibrios no sirvieron absolutamente para nada. En mi práctica de yoga, como sucede en la mayoría de los casos en el mundo occidental, faltaba algo: la meditación.

Habitualmente las clases de yoga concluían con un breve «Om». Para cuando llegaba ese momento, yo ya estaba (o seguía) pensando en mis cosas. Nunca canté en voz alta. Incluso abría un ojo para ver si alguien se cercioraba de ello. Un día, después de mi «tormenta de experiencias», la profesora nos dejó unos minutos en meditación al fina-

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lizar la clase y nos lanzó una sencilla consigna: «Observa cómo te sientes». Y cerramos con «Om». Experimenté algo inexplicable. Una sensación de calor en el centro de mi pecho y mucha luz. Al coger aire para cantar el mantra «Om», no pude contener mis lágrimas. Lloré por primera vez en público y me dio exactamente igual. Algo había sucedido. Mi práctica no volvería a ser igual.

No soportaba la compañía de mi mente. No era mi amiga. Empecé a indagar sobre el mundo de la meditación sin encontrar demasiada información relevante. Así que primero intenté con el mindfulness. Pero lo que buscaba era entender qué me había sucedido. El siguiente paso fue el profesorado de yoga. Pensé que quizá el estudio de la filosofía y la ciencia detrás de esta práctica milenaria podría ayudarme.

La primera lectura que nos recomendaron fue Yoga y ayurveda, del Dr. David Frawley. El Dr. Frawley conectaba de manera brillante las dos disciplinas, revelando todos sus poderes y convirtiéndome en un apasionado del mundo del ayurveda. Pero fueron las palabras autorrealización y autosanación las que despertaron todo mi interés.

El Dr. Frawley (Acharya Vamadeva Shastri) es el fundador del Instituto Americano de Estudios Védicos. Reconocido mundialmente por sus conocimientos de la tradición y filosofía hindú, no solo tiene la habilidad de analizar las escrituras en su idioma original, sino que además es capaz de traducirlas y adaptarlas para la mentalidad occidental sin que pierdan vigencia. Con más de cuarenta libros publicados en más de veinte idiomas, es uno de los mayores contribuidores a la enseñanza del yoga, el ayurveda, el hinduismo, la astrología y los Vedas en la actualidad. A través de sus libros, he conseguido satisfacer todas

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mis necesidades de conocimiento tal y como han ido surgiendo. Pero lo mejor estaba por llegar.

Cuando ya me consideraba conocedor de la materia, de la tradición y la ciencia del yoga, este libro que tienes en tus manos llegó a las mías. Michael King, mi mentor y querido amigo, me recomendó su lectura como parte fundamental de mis estudios de meditación. Nunca pensé que un libro tan breve podría cambiar tanto mi manera de ver las cosas. Me considero una persona pragmática. Siempre me ha costado conectar con libros abstractos, que parecen no ir a ninguna parte. Difícilmente conseguía estar atento cuando se hablaba de escrituras tradicionales y de filosofía antigua. Por eso, entendía la meditación desde un punto de vista más mental, más relacionado con el cerebro y su ciencia, y la mayoría de las meditaciones guiadas me sonaban a cuento. Seguramente esa era la razón que me impedía avanzar en mi práctica.

De una manera deslumbrante, el Dr. Frawley nos cuenta el origen y la razón de ser del yoga y la meditación. La meditación vedanta es la madre de todas las prácticas de meditación. A través de la lectura de este libro, entendemos no solo su función, sino también el camino hacia la conciencia y la autorrealización. La mente nunca fue el objetivo ni el destino de la meditación. Es el espacio que existe más allá de la mente y dentro de nosotros: el espacio del corazón.

Con un tono sincero y humilde, pero al mismo tiempo luminoso, este libro es una perfecta introducción para los curiosos del mundo de la meditación así como una guía extensa para los estudiantes más avanzados. Es como cuando ves una película de Tarantino. Cada vez que vuelves a verla, encuentras más capas y detalles sutiles. Este breve libro

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tiene ese poder. Mi parte favorita es la guía conceptual de términos filosóficos y sus contradicciones y antagonismos. Cada pequeño capítulo es una bomba de sabiduría que te deja reflexionando por días. Dos años después de mi primer encuentro con esta obra, me veo revisitando sus capítulos y su relectura inspira mis escritos, clases y meditaciones. Por eso tengo la seguridad que este libro será para ti, como ha sido para mí, una compañía de referencia, tanto en la mesita de noche como en tus viajes. Sin lugar a dudas es el libro que más he citado y recomendado, y que debería formar parte de la educación de cualquier persona que se dedique o quiera dedicarse a cualquier tipo de enseñanza de yoga. ¿Te imaginas un mundo donde las prácticas físicas, las técnicas de respiración, concentración y atención plena no fueran la motivación, el objetivo y el destino final del viaje, sino sencillamente la parte que nos permite alcanzar un equilibrio energético, mental y emocional desde donde pudiéramos hacernos las preguntas más importantes? Solo entonces, entendiendo quiénes somos y, sobre todo, quiénes no somos, podremos despertar la llama inagotable de la conciencia interna, la fuente de todo y la respuesta a todas las preguntas realmente necesarias de nuestra existencia.

Cristian Blanch, mentor, coach y formador de meditación, agosto de 2021

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