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Nuevo León y sus primeras imprentas

El desarrollo de las artes gráficas en Nuevo León se remonta a los inicios del siglo XIX, cuando se estaba organizando por vez primera la sociedad nuevoleonesa para sentar las bases de un gobierno libre y soberano.

Ponerse de acuerdo para tan importante fin no iba a ser fácil, ya que existían distintos puntos de vista de cómo organizar y administrar el aparato estatal; las élites regionales de ese tiempo -personajes que emergieron de las logias

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La lucha política de las élites regionales, por un lado, y la necesidad de comunicación efectiva y permanente por el nuevo gobierno, por el otro, serán los factores fundamentales para que en Nuevo León surjan las primeras imprentas y un sinfín de publicaciones oficiales, partidistas, así como anuncios de los primeros establecimientos comerciales.

En primera instancia la administración estatal y, posteriormente los particulares, comenzarán a dotarse de imprentas, materia prima y personal experto en el oficio de las artes gráficas. Aunque no tenemos una evidencia histórica precisa, existen diversas referencias que dan cuenta de la presencia de pequeñas imprentas en el intervalo que va de 1813 a 1823. Lamentablemente las fuentes no especifican qué tipo de impresos se reprodujeron en ese lapso de tiempo, es probable que solamente se tratara de hojas sueltas, conteniendo proclamas, avisos y uno que otro panfleto; la mayor parte de estos papeles han desaparecido por diversas causas, por lo que son contadas las publicaciones que se han conservado.

Se especula que la primera imprenta que hubo en Monterrey fue una que usaron los insurgentes durante la guerra de Independencia en su campaña por Texas, en 1813, la cual formaba parte de su botín de guerra al vencer a las fuerzas separatistas; a pesar de que connotados historiadores como Gonzalitos y Santiago Roel afirman que esta pequeña imprenta fue trasladada a tierras regiomontanas. Según el doctor José Eleuterio masónicas- debatieron sus proyectos de gobierno en diferentes medios y espacios, siendo la letra impresa su principal arma ideológica para expresar sus propuestas, ganar seguidores y denostar al bando contrario.

González, aquella primera imprenta consistió en un pequeño equipo de campaña arrebatado por el brigadier español Joaquín de Arredondo a los rebeldes insurgentes que capitaneaba el aventurero antillano José Álvarez de Toledo, al derrotarlos al sur de San Antonio, estado de Texas, en las inmediaciones del río de Medina, el 18 de agosto de 1813. Según el mismo historiador esta imprenta la trajo Arredondo a Monterrey y prestó algunos servicios, no muchos porque era muy pequeña, pero esto no está comprobado. Años más tarde, el connotado historiador coahuilense Vito Alessio Robles, afirma que esta narración no tiene sustento, en virtud de que “… ni en la parte oficial de Arredondo (que comandaba las fuerzas realistas que vencieron en la batalla de ese año a los texanos) ni en la lista del botín de guerra capturado se encuentra la más insignificante referencia a una prensa de imprimir”.

De la que siexisten evidencias y hoy es una de las principales reliquias del patrimonio estatal es la imprenta que le fue incautada a Fray Servando

Teresa de Mier, el 21 de abril de 1817 en la Barra de Santander, Tamaulipas, por el brigadier Joaquín de Arredondo, comandante de las fuerzas realistas en esta región.

Fuentes de referencia: Juan Antonio Olvera | Ernesto Castillo (2014) “40 Años de Historia” CANAGRAF NUEVO LEÓN

Esta imprenta había sido adquirida en Inglaterra durante la expedición de Francisco Javier Mina, quien acompañado por el Padre Mier, en su trayecto a tierras mexicanas contrataron en Estados Unidos al impresor Samuel Bangs, nativo de Baltimore, para que viniera con ellos y se hiciese cargo del manejo de esta máquina.

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