Asilo y sus abuelitos

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eldiariodehoy.com • Martes, 31 de diciembre de 2019 El Diario de Hoy

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El Diario de Hoy • Martes, 31 de diciembre de 2019 • eldiariodehoy.com

“Es la mejor Navidad que hemos tenido. A mí me trajeron mi toalla de baño, bien bonita. Ha habido fiesta todos los días y ha estado alegre”. ALICIA SÁNCHEZ Abuelita del Hogar Narcisa Castillo

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Los abuelitos del Hogar de Ancianos Narcisa Castillo le desearon una feliz Navidad, al unísono, a las personas que les cumplieron sus deseos. FOTOS EDH / MENLY CORTEZ

La sencillez de los ancianos que le dio sentido a la Navidad b Con la misma ilusión con que los niños esperan sus regalos

en Nochebuena, así los más de 100 abuelitos del asilo Narcisa Castillo esperaron para cumplir sus deseos y celebrar Navidad. Krhisna Retana krhisna.retana@altamiranomedia.com

SANTA ANA. La música alegra las instalaciones del antiguo hospicio, ahora Hogar de Ancianos Narcisa Castillo, en Santa Ana; los mismos inquilinos son los que deciden hacer sonar la canción “Cinco pa’ las 12:00” de Néstor Zavarce, aquella que sonaba por estas fechas en los años 40 y que, en una de

sus estrofas, se escucha: “Las campanas de la iglesia están sonando...”, pero justo cuando se escucha: “Me perdonan que me vaya de la fiesta, pero hay algo que jamás podré dejar: una linda viejecita que me espera, en las noches de una eterna Navidad…”, en ese instante María Julia Oliva de Amaya, de 96 años, se echa a llorar y, con las manos temblorosas, por la edad, se seca las lágri-

mas con el descolorido delantal blanco con detalles anaranjados y morados que lleva puesto. Junto a ella una de sus amigas, quien por su vejez no puede caminar y ya ha perdido el 70 por ciento de la vista, achina los ojos para “verla mejor”; le pasa de forma suave la mano en la cabellera cana y le indica: “Ya, dejá de llorar. ¿Por qué estás llorando? Mejor comamos

pastel”. María Julia, quien perdió a su único hijo en el terremoto de 1986, asiente con la cabeza y sonríe al recibir su platito de postre y un vaso con jugo de naranja. Ese día, las vendedoras del mercado de Santa Ana han decidido llevarles alegría a los abuelitos. Como la de María Julia Oliva hay más de cien historias en el Hogar de Ancianos Narci-

María Julia Oliva revienta una de las piñatas que les llevaron las vendedoras del mercado de Santa Ana. FOTOS EDH / MENLY CORTEZ sa Castillo. Son abuelitos a quienes sus familiares o hijos abandonaron pero que Dios decidió darles un gran regalo de vida: una familia amorosa que nada tiene que ver con consanguinidad; aquella que nace del corazón. “Nosotros tratamos de hacerles bonita la vida a los abuelitos, la mayoría es indigente que lo han traído y no tiene familia. Y este año qui-

simos que su Navidad fuera diferente al tratar de cumplirles sus deseos navideños. Aquí operamos con pocos recursos y nosotros quisiéramos darles los regalitos que piden, pero no podemos; y lo que ellos desean son cosas pequeñas, humildes”, indica Norma Avilés, de las coordinadoras de la casa hogar. Fue así como, de manera CONTINÚA EN LA PÁGINA 00 R

sencilla y creativa, los administradores de este lugar decidieron lanzar en redes sociales la campaña “Apadrina una sonrisa”. En ella, en una pizarra blanca a plumón, los abuelitos indicaban cuál era su deseo para Navidad. Las peticiones, que iban desde pollo frito, un peine, una quesadilla pequeña; delantal, esmalte para uñas o un collar, hasta un suéter y zapatos cómodos, causaron tanta ternura en las audiencias que muchas empresas, organizaciones y personas particulares se abocaron al hospicio para cumplir los anhelos de los ancianitos. “Yo pedí un balde y un pastel con fresas, porque tenía uuuuu, años de no comerlo, tanto que hasta se me había olvidado el sabor que tiene; pero sí me acordaba de que era bien rico”, indica con una voz extremadamente baja y quebrada don Antonio Colindres, de 98 años, a quien incluso hay que solicitarle que repita tres veces lo que dice porque no se le escucha. “¿Será que el balde lo quiere para regar plantas? , ya que a él siempre le gustó tener flores; es conocido mío y tenía varios años de no verlo ya que, si es para las plantas, le llevo una regaderita mejor”, posteó Mario García en la fan page del asilo. Don Antonio Colindres, gracias a esa dinámica, no solo recibió lo que pedía, sino también dos suéteres y un gorro de lana blanco con negro, al estilo peruano. “Me cayó al pelo todo esto”, agrega. “Mire, aquí hace mucho frío todo el día y, si uno no se abriga, se pone mocoso”, continúa. De súbito toma el bastón, una bolsa de regalo celeste donde carga sus presentes navideños, la cual no abandona desde hace una semana, cuando se la dieron, y sin decir más se levanta y se retira. Allá va don Antonio, lento

“Yo pedí una chumpa calientita talla M. Estos días hemos tenido muchas fiestas y nos han cumplidos nuestros deseos. Ha venido mucha gente a conocernos, trajeron pollo y eso nos alegra”. LÁZARO GRANADOS Adulto mayor asilado

“A mí me trajeron unos zapatos aguaditos (suaves) porque eso pedí en mi deseo. Pero ahorita los tengo guardados porque quiero ponérmelos el día de la fiesta (Navidad)”. . MARÍA JULIA AMAYA Abuelita del asilo

“De mis tres deseos se han cumplido dos: estar aquí , tranquila; y el pollito (frito) que me trajeron. Pero también deseo caminar y que un doctor me opere mis rodillas para poder caminar, porque no puedo hacerlo”. MARÍA ALBERTINA SÁNCHEZ

Habitante de la casa hogar

Don Lázaro Granados pone el toque de alegría en la casa hogar, al hacer sonar canciones de los años 70 y 80 en inglés. y encorvado; con su bordón por el corredor, hasta perderse camino al dormitorio de hombres. Mientras, en otro de los corredores principales, donde se escucha algarabía, otros abuelitos ríen, bailan, aplaude, comen pastel, revientan piñatas y reciben regalos por participar en diversas dinámicas como modelaje, canto y declamación, entre otros. “Esta Navidad ha sido diferente para ellos; ha venido gente que ni siquiera conocía Santa Ana y, por venir a conocerlos a ellos y traerles sus regalitos, se han dejado venir hasta acá. Estamos muy alegres por la aceptación de la gente con esta campaña y porque ha movido muchos corazones”, agregó Norma. El Hogar de Ancianos Narcisa Castillo fue fundado el 9 de septiembre de 1910, a petición de Narcisa Castillo, una mujer altruista que heredó esta antigua casa a su hermano, Juan Vicente Castillo. Cuando ella murió, él se encargó de llevar a cabo el proyecto de su hermana. Por ahora esta casa hogar atiende a 56 mujeres y 57 hombres. Entre ellos hay al menos unos 15 adultos mayores con necesidades especiales, los cuales necesitan de auxilio en alimentación y aseo personal. De tantas Navidades que ha vivido este asilo, esta Nochebuena será diferente para sus

La idea de la campaña b Todo surgió por la nece-

sidad de recursos que tiene la institución. “Tenemos muchas necesidades y ellos (abuelitos), al igual que un niño, desean sus regalitos para esta época; y qué mejor que esta campaña por redes sociales, donde todo el mundo está pendiente. Allí las personas supieron de sus sueños y les cumplieron sus deseos, que son pequeños”, dijo Norma Avilés.

Antonio Colindres no deja por ningún motivo la bolsa con los regalos que recibió hace más de una semana. habitantes y, posiblemente, la última y más recordada, pues algunos abuelitos ya pasan de los 100 años. Sotero Cáceres, quien pidió un libro para colorear y pollo frito, aseguró que está feliz con su deseo cumplido.

“Ya no puedo pedir más a las personas, porque me siento bien aquí y estoy alegre con todo lo que han hecho por nosotros”, dijo, mientras se acomoda el gorro gris con borla que llevaba puesto. Este 2017 los personajes

principales de la Natividad y Año Nuevo, y que se robaron los corazones en las redes sociales, fueron estos abuelitos que, con la misma ilusión de un niño, compartieron su deseo de Navidad y se desencadenó una avalancha de emociones y acciones. Pero sobre todo recordaron a cada uno de los que leyó su sencilla petición, cuál es el sentido de la Navidad y que la alegría de la llegada de las Pascuas también vibra en los corazones de todos, independientemente de la edad y las duras pruebas de la vida. Por eso, este año, los abuelitos del Hogar de Ancianos Narcisa Castillo dicen fuerte: “¡Feliz Navidad!”.


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