Casa Nacional de las Letras AndrĂŠs Bello
Amapola duerme de dĂa Kristel Guirado
Ganador 2016 VI Concurso de Dramaturgia Gilberto Pinto
VI Concurso de Dramaturgia Gilberto Pinto Ganador 2016
Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello Mercedes a Luneta. Parroquia Altagracia Apdo. 134. Caracas 1010. Venezuela Telfs: 0212-562.73.00 / 564.58.30 www.casabello.gob.ve Presidente William Osuna
Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello
Director Ejecutivo Andrés Mejía Amapola duerme de día ©Kristel Sofía Guirado Zapata Caracas, Venezuela 2018 Coordinación editorial Jennifer Ceballos Diseño de colección Homero Hernández Diagramación, diseño de portada y rediseño de colección Jennifer Ceballos Corrección de textos Ximena Hurtado Yarza Dep. Legal: DC2018001282 ISBN: 978-980-214-441-9
Amapola duerme de dĂa Kristel Guirado
A la Guara, por la desobediencia
Todo teatro es político
Piscator
Veo en la calle que va a Palacio, la ceremonia de los huesos. A un país vuelto cero en polvo en las despensas de la mala calle
William Osuna
El edificio creció melancólicamente hacia adentro, condenado, como un pensamiento obsesivo, a repetirse una y otra vez Celeste Olalquiaga
Yo entro a cualquier barrio del mundo, porque en todos se habla un idioma común, el idioma de la pobreza, y aunque haya matones, tecatos, putas o contrabandistas, siempre me respetan. Para otros son barrios malos, para mí no. Yo sé lo que ha pasado esa gente porque yo nací así, qué carajo. Nací pobre y al pobre le echan la culpa de todo lo malo, pero eso no es así. Hay gente noble en esos lugares atestados de dolor... En estos lugares hay poco dinero, y donde hay poco dinero, hay delincuencia, hay necesidad, hay que robar. Esa es la realidad de esos sectores marginados que tanto han contribuido al desarrollo de la música popular latinoamericana Daniel Santos
Kristel Guirado Amapola duerme de día
Datos para la puesta en escena La acción transcurre en un bar cualquiera ubicado en las barriadas de San Agustín, Caracas, al pie del Helicoide, monstruo babilónico de concreto armado que se levanta como emblema de lo siempre postergado en el alma de nuestra ciudad capital. Los datos básicos de los personajes son absolutamente deducibles de la obra. Los detalles específicos, entiendo, son competencia de los hacedores de la escena; me refiero al director y los actores, el escenógrafo y el vestuarista, técnicos y demás creadores. En tal sentido, por respeto y agradecimiento a ellos, porque sin su visión no sería posible la puesta en escena de nuestros proyectos, he procurado limitar en lo posible la intromisión de mi puesta imaginaria en la obra. Solo cuatro cositas: 1. El telón lo he visualizado como la puerta enrollable o santamaría del local. 2. Es obvio que, además de los personajes principales con participación en los diálogos, en el bar debería haber otros personajes que atiendan y consuman. 3. No puedo imaginar otra musicalización que no sea la de la rocola. En tal sentido, tendría que ser tarea de los mismos personajes ir seleccionando la música de la obra. 4. Las canciones que se sugieren son todas de Daniel Santos, con excepción de Virgen de media noche, compuesta por Pedro Galindo pero que, obviamente, inmortalizó el cantante boricua. Las sugerencias –desde mi punto de vista– están justificadas conceptualmente, pero obviamente las pueden ignorar todas. Asimismo, ninguna de las cuatro “cositas” es restrictiva. Lo demás, queda en sus manos. Gracias.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
Personajes Eladia Amapola Daniel Teresa Romรกn Guille Carlos Escalona La Gioco Josmary Vieja
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Kristel Guirado Amapola duerme de día
Acto I ELADIA:
¿En qué piensas, en la llamada de Daniel?
AMAPOLA:
Sí y no. ¿Sabes, Eladia? Cuando yo vine a buscar trabajo en tu local solo había tenido un marido. Daniel era músico...
ELADIA:
Eso ya me lo has contado tanto que puedo escribir tu biografía amorosa. Permíteme recrear tu tragedia con mi versión, más corta y menos aburrida que la tuya. Daniel y tú se vinieron a Caracas para estudiar y probar suerte, huyendo de una serranía forjada de alambiques, chopos y clandestinidad. Una noche Daniel se dejó brindar cerveza por una bienhablada peña de universitarios discutidores que prefería hacer la clase en Il Vecchio Mulino. El grupo celebraba con arrebato la edición de un libro que parecía un libro de verdad, un libro negro de tapas duras, como la Biblia, como los libros de los abogados, un libro libro, pues.
AMAPOLA:
Doctrina del Libertador.
ELADIA:
Doctrina del Libertador. Entonces, levantaron el libro empapado de rojo souvignon y cantaron (Canta un verso de Sierra Maestra) “porque tiene aquí en la mano / la fuerza para vencer”.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
AMAPOLA:
(La sigue) “Pero si un venezolano / como yo lo pude ser / pudo romper sus cadenas / pudo su yugo romper / también lo puede un cubano / la unión no puede perder”.
ELADIA:
Y entre una y otra fría, ellos amanecieron con ideas de libertad y le llenaron la esperanza de mundos posibles. Le bastaron unos meses de mala ocupación en el torrente de la otrora República entre Solano y Casanova para dejarte por un sueño más grande que desbordaba la cama y tu compañía.
AMAPOLA:
ELADIA:
AMAPOLA:
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Sus ideales de lucha. Los cabezacaliente le calentaron la cabeza y se fue para la guerrilla. No, así no. Así es “puro cambur y peo”, como decía mi mamá. Así es un folletín de radio en las mañanas, La vida de las canciones, un cuento más para escuchar mientras uno rellena arepas y fríe caraotas. Daniel te dejó por lo único grande que tenía. Una mañana llegó a tu vida y te propuso dejar atrás la serranía forjada de alambiques y chopos, y sin más, te dejó una tarde para recuperar el aroma almizclado de la clandestinidad que la provincia de tu flor no podía darle. ¡Está bien pues, la poeta! ¡No me jodas Eladia! ¡La operación se llamaba Argimiro
Kristel Guirado Amapola duerme de día
Gabaldón y yo pensé que estaba muerto, no joda! ¡Muerto! ELADIA:
AMAPOLA: ELADIA:
Daniel se fue, atado a un insólito disco de pasta negra, de 78 revoluciones. Todavía recuerdas el diamante sobre el fondo amarillo, el sello de Producciones GEMA de Álvarez Guedes y Zapata. ¿No es irónico que tu frustración tenga la forma de un disco? Parece un chiste ¿no crees? que tu nostalgia se repita en el formato de una revolución obsoleta, como un disco prensado fuera de tiempo, como un anillo con un diamante. ¿Estás gozando una bola, no? Te asomaste al postigo de la ventana y fue amarga la certidumbre del abandono, la ceremonia del adiós, la despedida postergada en la memoria tras la visión de la calle vacía, desolada hacia el norte, desolada hacia el sur. (Abre dos cervezas, le da una a Amapola) Tú tenías 19 años y querías ser actriz en una ciudad inhóspita y cruel que se alimenta de mujeres madrugadas, de mujeres solas, desveladas, solitas, mujeres trasnochadas de afectos. (Ve su botella, toma un trago largo, respira como quien se quita la sed de la vida y repite triste) Tú querías ser actriz y yo escritora.
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AMAPOLA:
ELADIA:
AMAPOLA: ELADIA:
ELADIA y AMAPOLA:
AMAPOLA:
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Tenía exactamente diecinueve años y un despecho, ni más ni menos. (Canta Mala) “Parece mentira / que seas tan mala / y que tengas veneno / en tu corazón”... ¿Agarraste, entonces una pea monumental? Sí. “Eres como pala / que abre una herida / segando una vida / con su destrucción”. Y te sentiste aún más sola y cantaste y te seguiste sintiendo sola. “Cuando me juraste / que tú me adorabas / solo me engañaba / flor de maldición / Ya tú estás perdida, oh / yo tengo esperanza / y mi fe descansa / en mi corazón”. (Se ríen. Se miran. Brindan y toman). Descubrirse sola a los diecinueve años es como cuando te dicen que tienes una enfermedad incurable. ¡No me veas así! Incurable, digo, no mortal; algo así como un mal de Chagas. Uno se trastorna al principio y pasa una semana sin dormir, pidiéndole a no sé quién coño que cambie el destino; luego se resigna, se abandona y se duerme con la certidumbre de que va a amanecer muerta. La mañana siguiente abres los ojos y sigues allí. Y así cada mañana. Con el tiempo aprendes que, tomando algunas
Kristel Guirado Amapola duerme de día
precauciones, puedes morir de vieja con los achaques de tu padecimiento. Entonces ya no asusta tanto estar enferma… o sola. ELADIA:
Y hoy, después de dieciséis años sin saber de él, recibes una llamada de tu primer marido y se te renueva la enfermedad. Te acuerdas de que estás irremediablemente sola.
AMAPOLA:
Eso mismo.
ELADIA:
¡Ay Amapola, yo no sé!
AMAPOLA:
¿No sabes qué?
ELADIA:
No sé cómo decirte que no es bueno.
AMAPOLA:
ELADIA: AMAPOLA:
ELADIA:
¡Claro que no es bueno! ¿Qué hace ese hombre llamándome después de tanto tiempo, coño? Si yo juraba que lo habían desaparecido y eso me consolaba. ¡Verga, mujer! ¡Qué feo! ¿Qué quieres que te diga? ¡¿Que deseaba que estuviera vivo y desprendido de mi recuerdo!? ¡¿Que lo imaginaba feliz de monte en monte, de pueblo en pueblo, robando bancos, secuestrando gente, poniendo bombitas, sin una llamada, sin un porqué!? ¡Nada chica! ¡Claro que no! ¡Si yo te entiendo, vale, pero es fuerte! (Le da otra
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cerveza) Quiero decirte que no es bueno comenzar un sábado fabricándonos depresiones, pero no sé cómo hacerlo. No es bueno, Amapola. No es bueno porque es tarde de sábado. Ayer fue viernes y hubo trabajo y hoy es sábado y habrá más trabajo aún. AMAPOLA:
ELADIA:
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Tú siempre enseñándome lo que es bueno y lo que no. Cuando llegué por primera vez me dijiste: “Quítate la ropa”, y yo lo hice. Entonces comenzaste a hablar: “Es bueno que uses sostenes con relleno, porque con esas teticas de perra no vas a levantar a nadie. Y rasúrate el pubis, que a los hombres de ahora no les entusiasma ese pelero”. Es bueno esto, es bueno aquello y lo otro. ¿Y los sábados? Ahora dime Eladia, ¿qué es bueno los sábados? Bueno chica... es bueno limpiar las mesas, prender inciensos, cambiarle las velas a los santos; bañarse y perfumarse bien temprano, ponerse un lavadito. Este… maquillarse, retocarse las uñas y aprovechar de echarle brillo a los huequitos de las medias. No sé, comerse una hojita de menta para el aliento y tomarse un brandy, por si es verdad eso de que el brandy calienta. Cambiar la sábana de anoche. Mira. Ah, ya sé, pintarse la boca con aceite de onoto, que es el labial más naranja que existe. Hacer todo lo que te imagines que debe hacerse un día como hoy. Yo tengo más de
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treinta años en este negocio y te digo que no es bueno deprimirse un día sábado. AMAPOLA:
ELADIA:
Y entonces, gran oráculo, fuente de los conocimientos, dime, ¿qué día me deprimo? Bueno, ¿y cuándo crees tú, Amapola? Pues los domingos. Los domingos en pleno ratón de viernes y sábado. Te despiertas en la tarde, te tomas un consomé, te quitas el ratón físico y te quedas con el moral. Subes tres sodas para tu cuarto y te pones a llorar, marchita, frente al espejo. Y lloras y lloras y lloras y piensas en que mientras él anda por ahí, de asalto en asalto, haciendo manuales para fabricación casera de armas, que mientras él continúa trasnochando su utopía, inventando un mundo mejor en la polvorita de un niple, tú estás aquí, a un minuto del estallido, en la imposible tarea de olvidar tanto alcohol, en la fantasía de descansar tu piel de esa mano bastarda que no deseabas. O mejor, bajas aquí, pones a cantar la rocola y te acuerdas del hombre y la bala y el poema de la mujer que camina y le da vuelta a la llave de la regadera y el librito rojo y el fantasma continental, porque es domingo Amapola, es domingo y entonces sí puedes llenar este bar de recuerdos y excusarte con toda esa mierda por haberte metido a puta.
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AMAPOLA: ELADIA:
AMAPOLA: ELADIA:
ELADIA: DANIEL:
ELADIA:
DANIEL: ELADIA:
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¡Pero es verdad! Yo nunca quise... ¡Tú nada! Hoy es sábado y hoy solo eres Amapola. Mañana es otro día. Mañana podremos llamarte como dice tu cédula. Un día domingo descansó Dios de su destino de ser Dios. Tal vez mañana podamos descansar nosotras de lo que nos tocó ser. (Pausa) ¡Gran gurú, pitonisa! ¿Cómo fue qué me dijiste? (Se ríe) Esa te quedó buena. ¡Oráculo! Mmm, ahora dime bruja de una vez. Te buscan en la puerta. (Amapola mira hacia la puerta del bar. Daniel acaba de llegar. Eladia le abre). Ahorita está cerrado. Abrimos a las siete. Justamente por eso he venido a esta hora. Me gustaría hablar con ella antes de que comience a trabajar. Bueno, será. Les traigo un par de birras y les pongo a sonar la rocola. (Daniel y Amapola se sienan en una mesa. Eladia trae las cervezas). Gracias. Gracias no. Estas y las que se tomó mientras te esperaba ya están anotadas en tu
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cuenta. (Eladia saca una llave, ajusta la rocola y marca varios temas) ¡Ah!, y no me la entretenga mucho. Recuerda, Amapola, hoy es sábado. (Se escucha Bello mar). DANIEL:
¿Amapola?
AMAPOLA:
(Directa) ¿A qué has venido?
DANIEL:
Has cambiado mucho.
AMAPOLA:
¿Tú también?
DANIEL:
Tus ojos... ya no brillan como antes.
AMAPOLA:
Los trasnochos no me han hecho mucho bien. ni la soledad.
DANIEL:
Supongo... (Silencio) ¡Amapola!
AMAPOLA:
Dime.
DANIEL:
¡Amapola!
AMAPOLA:
¿Amapola qué?
DANIEL:
AMAPOLA:
¡Bueno, que ese nombre de vieja tampoco ayuda, ni ese pelo amarillo! ¡Eso no es problema tuyo! ¡Yo me hago llamar como me venga en gana y me pinto los pelos del cuerpo como mejor me
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
parezca! (Silencio) ¿Qué quieres, Daniel? ¿A qué has venido? DANIEL:
AMAPOLA: DANIEL:
AMAPOLA:
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Había olvidado el color de tus ojos, pero recuerdo tus manos... ¿Qué? ... tus manos. Recuerdo tus manos diciéndome adiós con pasión. Hace dieciséis años que las recuerdo. Salí del apartamento sabiendo que no volvería. Carlos me lo advirtió, me dijo: “No vayas a voltear”. Tú sabes cómo habla Carlos, todo es una comparación, una metáfora, una escena de película, la línea de un libro, tú sabes. Me dijo: “No vayas a voltear o se convertirá en estatua de sal para ti”; pero nada, soy más terco que una mula, pero no más terco que tú. Cuando se abrió el ascensor y llegué abajo, a la avenida Victoria, me dije a mí mismo: “Esa ya se metió”; y nada, allí estabas, en la ventana, agitando la mano en el hasta ahora de mis días y aquí estoy yo, extrañando el chisporroteo de tu mirada. ¡Mierda! (Pausa) ¿Sabes qué recuerdo yo? Recuerdo que te amaba. Era víspera de San Valentín. Era víspera de San Valentín, Daniel y yo tenía diecinueve años y te amaba.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
DANIEL:
AMAPOLA:
DANIEL:
AMAPOLA:
DANIEL:
AMAPOLA:
Yo también te amaba. Yo te he amado siempre. ¡No me jodas, no me jodas! En algún pueblito de este país estaban mis padres, mis muñecas, mis primos y mi adolescencia, pero nada de eso se vino conmigo. Éramos tú y yo solamente. Yo debí explicarte. Debí explicarte que estábamos en las coordenadas de un proceso dialéctico y que no había otro tiempo sino ese para cumplir con mi deber como sujeto histórico. ¿Tu deber como sujeto histórico? Tembló en Guatemala, ¿te acuerdas? Tembló en Guatemala y yo llegué a pensar, no sé cómo ni de qué forma, pero llegué a creer, como una misma idiota, que la tierra te había tragado. Estaba comenzando la recomposición de clase, mi amor. Marx lo dice. Hay épocas de buenos negocios y en esas épocas los obreros pueden ampliar el ámbito de sus disfrutes. En ese momento es posible que su espíritu se agite a favor de los intereses colectivos, que se organicen y participen en la construcción de la civilización, de su propia felicidad. ¡Era víspera de San Valentín, coño! Acababan de inaugurar la Sala del Nuevo Arte
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
y se suponía... Se suponía que mi vida sería otra, Daniel. Se suponía que íbamos a escuchar un concierto. ¿Puedes creerlo? Íbamos a salir de la universidad para ir a un concierto. Yo, la carajita pueblerina les iba a decir a sus primas que su marido, su esposo, el hombre que amaba, la había llevado al teatro más nuevo, más popó, más frufrú de Caracas. DANIEL:
AMAPOLA:
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El problema es el capital, mi amor. El capital se aprovecha, toma ventaja de la relación entre recomposición social y disfrute, y la transforma en un aumento de la productividad. Trabajo y más trabajo. El capital siempre reconduce la intensificación hacia una subordinación enajenante del valor de cambio. Nosotros, el proletariado. ¿De qué coño estás hablando, no joda? ¿De qué coño estás hablando, si en tu puta vida has trabajado? Campesinos eran nuestros padres. Obreros son nuestros hermanos mayores, nuestros vecinos. ¿De qué coño estás hablando? Tú y yo éramos estudiantes, tú querías ser antropólogo y yo actriz, y nuestros padres vendían lo que sembraban en Coche para que tú y yo pudiéramos vivir en Caracas, hiciéramos una carrera y conociéramos el teatro.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
DANIEL:
AMAPOLA:
DANIEL: AMAPOLA:
¡Mi amor, pero no es mentira que en el mundo hay gente noble que está atestada de dolor, en el mundo, en el barrio, en este país! Vivimos mal. ¡Basta! Tú querías ser antropólogo y yo actriz y la primera ventaja entre recomposición social y disfrute la tomaste tú, cuando decidiste meterte a ñángara, llevarte el dinero de las entradas al teatro y todos nuestros ahorros; la segunda ventaja la tomé yo, cuando decidí dejarlo todo, no darle el pecho a nada en nombre de un despecho y buscármela fácil trabajando de fichera en un bar. ¿Cómo creíste que iba a pagar el apartamento? ¿Cómo carajo pensaste que iba a sobrevivir? Ni siquiera me diste la oportunidad de seguirte. (Apura la cerveza que le queda) Yo no sé nada de Marx, ni siquiera me preocupé por ir a conocer el Teresa Carreño o retirar los papeles de la UCV, pero si algo he aprendido en todos estos años es a reconocer perfectamente cuándo un hombre me está mintiendo ¡Así que basta! ¡Basta! ¡Vas a decirme qué buscas! ¡Vas a decirme para qué me necesitas! (Pausa. Debería estar sonando Me mataré). Necesito el bar para unas reuniones. Entiendo. Debí imaginarlo. Sigues creyendo en este pueblo como yo sigo creyendo en los hombres. La verdad no es
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mucho lo que hemos cambiado, no es mucho. (Pausa. Daniel hace una seña. Eladia trae dos cervezas más). AMAPOLA:
DANIEL:
Mi amor...
AMAPOLA:
¡Amapola!
DANIEL:
AMAPOLA:
DANIEL: AMAPOLA:
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Mira, no creo que nadie te impida venir al bar, tomarte unas cervezas y charlar con tus amigos. Así lo hizo un grupo en febrero de este año. No hubo problemas. Ellos fracasaron y nosotros seguimos trabajando.
Amapola, lo necesito de día, cuando está solo. ¿Sabes? Era imposible creerlo. Todo el país se llamaba quietud. Caracas fue, por un corto tiempo, la ciudad que todos hemos soñado. Por unos días, este fue el país de las familias ejemplares. A la hora de cenar, todos los padres encabezaban las mesas. Cientos de miles de esposas felices. ¿Podrías creerlo? Entendí, entonces, por qué las mujeres de estas latitudes bendicen en lo más íntimo cualquier yugo. Amapola yo... Y en aquella exigida quietud, en plena Roca Tarpeya, un bar, uno entre los millares de
Kristel Guirado Amapola duerme de día
bares que tiene esta ciudad, trabajaba premiado de garantías. DANIEL:
AMAPOLA:
ELADIA:
AMAPOLA: ELADIA:
Amapola no puede ser otro lugar sino este... Y de día. ¡Debes haberte vuelto loco! Todo este cerro es un destacamento. Esa estructura que se levanta exactamente sobre nosotros es un destacamento, el principal destacamento de seguridad de la ciudad y ellos son nuestros mejores clientes. Pase lo que pase, esos agentes solo conocen un sitio donde encontrar licor y mujeres: aquí. Y tú eres el suicida de la década si piensas en este antro como posible centro de reuniones políticas. (Viniendo de la barra) Precisamente por eso Amapola. Disculpen que meta la nariz, pero tú, Amapola, no sabes nada sobre esto. Cuando tú tomaste conciencia del mundo, los jóvenes en este país andaban de pelo largo, fumaban hierba y gritaban paz, paz, paz. Era hermoso, pero triste. Ninguno de ustedes supo nunca por qué gritaba. ¿Y se supone que él sí sabe por qué grita? Seguramente no, pero lo sigue haciendo. La mayoría se conformó con esto que les dieron. Se cortaron el pelo y poblaron
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oficinas y fábricas. Las mujeres se casaron o bueno... AMAPOLA: ELADIA:
AMAPOLA: ELADIA:
Ajá. Sí. Además, quien decide lo que se hace o se deja de hacer en este bar soy yo y a ti se te está haciendo tarde y la noche entra. ¿Lo vas a dejar quedarse? De ser así, tú ni lo notarás. Pasas el día durmiendo. (Amapola sale) Y tú, ven a ayudarme a meter las cervezas en la cava mientras hablamos. (Salen)
Cambia la iluminación. El bar comienza a llenarse de clientes. Salen algunas ficheras. Suena en la rocola Jesús María. De último sale Amapola que se sienta en la barra junto a otra compañera. Eladia aborda a un cliente de chaqueta negra. ELADIA: ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
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¿Qué tomamos hoy, mi inspector? Una cerveza bien fría. Si viste de corbata, mejor. Llegas tarde. ¿Mucha acción? Más bien poca. Hubo un solo muerto en Petare y lo llevamos a la morgue de Bello Monte.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ELADIA: ROMÁN:
¿Solo eso? Solo eso, pero allá es mucho el papel que se llena.
ELADIA:
¿Colinas de Bello Monte?
ROMÁN:
Bello Monte, sí.
ELADIA:
Insólito, ¿no?
ROMÁN:
¿Qué cosa?
ELADIA:
El tiempo, el papeleo, Bello Monte.
ROMÁN:
¿No me crees?
ELADIA:
ROMÁN: ELADIA:
No, chico, Bello Monte. La morgue queda en Colinas de Bello Monte. Monte bello ¿Qué de “bello” puede tener una morgue? Ah... graciosita tú... ¿No estás brava? ¿Y cómo por qué? Mientras más tarde llegues, menos cerveza gratis te tengo.
ROMÁN:
Graciosita... (Pausa. Despacha otra ronda)
ELADIA:
¿Y el operativo Navidad 92 89?
ROMÁN:
Suspendido hasta nuevo aviso. Estamos acuartelados.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ELADIA:
ROMÁN:
ELADIA:
ROMÁN: AMAPOLA:
ROMÁN:
ELADIA:
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¿Y por qué? ¿Otro intento de golpe de Estado? Tú lo dirás jugando, pero eso es lo que se rumorea. ¿Y por un rumor se van a recoger? Si por rumores es, tendrían que estar acuartelados desde la intentona pasada. ¿Qué quieres decir? ¡Que además de poeta, también es detective! ¿Quién? ¿Eladia? ¿Poeta? ¡A vaina! ¿Y a esta qué le pasa? No sé, le pegó la luna o tendrá la regla. (Pausa) Lo que intento decir es que, desde hace nueve meses, el país es un único rumor. Un año escuchando que si la semana que viene sí porque se cumplen seis meses; que si el 19 de abril, que si el 24 de junio; el día de San Francisco sí porque es 4 y además es día de San Francisco, lo llamarán El Cordonazo. Un año de zozobra y rumor. ¡Ay, mi inspector! A esta fecha la zozobra se acabó y solo queda la bulla. Deje de soñar con otro alboroto de esos. (La escena se concentra en la conversación de Amapola y La Gioco)
Kristel Guirado Amapola duerme de día
LA GIOCO:
¿Y ése?
AMAPOLA:
¿Quién?
LA GIOCO:
¿Quién va a ser? El trigueño nuevo que está despachando en la barra.
AMAPOLA:
No sé
LA GIOCO:
¿Será familia de Eladia?
AMAPOLA:
No sé.
LA GIOCO:
Ayer no estaba aquí.
AMAPOLA:
No.
LA GIOCO:
Y Eladia no nos había dicho nada.
AMAPOLA:
No.
LA GIOCO:
Yo pensé que tú sabías.
AMAPOLA:
No, no sé.
LA GIOCO:
Como tú limpiaste con ella esta tarde.
AMAPOLA:
Sí, pero nada me dijo.
LA GIOCO:
¿Será del barrio?
AMAPOLA:
No tengo idea.
LA GIOCO:
Aunque parece del interior.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
AMAPOLA:
Umjú.
LA GIOCO:
¿Será guaro?
AMAPOLA:
No sé.
LA GIOCO:
No joda, mujer, tú nunca sabes un coño.
AMAPOLA:
¿Y qué quieres que te diga si no sé?
LA GIOCO:
(Pausa) Buenmozo el hombre, ¿verdad?
AMAPOLA:
Más o menos.
LA GIOCO:
Y no te quita la vista de encima.
AMAPOLA:
A lo mejor le gusto todavía.
LA GIOCO:
¿Todavía?
AMAPOLA:
LA GIOCO:
AMAPOLA:
Quiero decir... después de darse cuenta de que trabajo aquí. Está bien, pues. ¡No me cortes con ese vaso de cartón, Amapola! ¡Déjame quieta entonces! ¡No vengas tú con tu bolsa de hielo a mojarme el piso!
En una mesa, cuatro clientes juegan dominó, pero solo dos conversan. Podría estar sonando en la rocola Cayayo.
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Kristel Guirado Amapola duerme de día
GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
Ahora las cervezas las están haciendo con arroz y maíz. ¡Qué vaina! Por eso es que uno amanece siempre con ratón al día siguiente. ¡Qué vaina! ¿Usted se acuerda cuando la cerveza era amarga? ¡Que si no! Amarga, amarguísima que era. Y un colorcito que si uno la servía en un vaso con hielo la gente creía que era whisky.
CARLOS:
Whisky, claro.
GUILLE:
Ahora no. Ahora es arroz y maíz.
CARLOS:
¡Qué vaina!
GUILLE:
CARLOS:
Eso es lo que yo digo. Hacernos esto. Si lo único que a nosotros nos gusta tomar es cerveza. ¡Umjú!
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
GUILLE:
Porque, ¿qué más puede tomar uno con este calor?
CARLOS:
Es verdad.
GUILLE:
¡Qué vaina! ¿No?
CARLOS:
¡Umjú!
La escena se vuelve a concentrar en Eladia y Román. ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
ELADIA:
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Yo sí creo en eso de que cuando el río suena piedras trae. Más es la bulla que la cabuya, te digo yo. No me convences, mujer. Aquí todo el mundo está molesto. Hasta uno, hasta yo y con eso te digo todo. Mira Román, aquí todo el mundo tiene su bozal de arepa. Los de arriba no quieren perder sus contratos y los de abajo...
ROMÁN:
(Interrumpiéndola) ¿Y éste?
ELADIA:
¿Quién?
ROMÁN:
El muchacho nuevo.
ELADIA:
Se llama Daniel.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ROMÁN:
ELADIA:
ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
¿De dónde salió? Yo no lo he visto nunca en el barrio. La situación que obliga, mi inspector, la gente que comienza a nacer de las láminas de zinc porque tiene que trabajar. ¡Ah carajo, mujer! ¿Y va en serio lo de la poesía, no? ¡Para que tú veas! Con que un flojo rehabilitado. Hum... Pues fíjate tú, que a mí lo que me interesa saber es cómo se llama, con apellido y todo, domicilio y demás referencias.
ELADIA:
¿Escuchaste, Escalona?
ESCALONA:
¿Qué, Eladia?
ELADIA:
Román que quiere un expediente de Daniel.
ESCALONA:
ELADIA:
Lo que tú nos estás pidiendo, Román, es que nosotros le hagamos llenar una de esas planillitas de solicitud de empleo a todo aquel que venga a buscar trabajo en este lupanar. La “hoja de vida”, como dicen.
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ROMÁN: ESCALONA:
ELADIA:
ROMÁN:
ESCALONA: LA GIOCO:
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¡Caramba, Escalona! ¡Caramba, Román! La verdad es que nosotros nunca hemos utilizado esos procedimientos. Aquí por archivos tenemos cavas, cavas y un depósito de ron, whisky nacional y aguardiente larense. Y por secretaria lo que hay es pura mujer bonchona. Además, nosotros no llegamos a pagar, ni siquiera, el sueldo básico legal. A mí me daría pena exigirle tanto papeleo a un obrero, ¿tú no crees? Ese no es mi problema, preciosa. Averiguar qué malandro, rehabilitado o no, viene a residir en este barrio, sí. (Entra un hombre bien trajeado) Mira quién llegó, Gioco. ¡Caracha Negro, se armó una limpia! (A todo el bar) ¡Señores, demos la bienvenida al ingeniero Adriano Fernández, Gerente General de la fábrica de tapas, tapitas y tapotas para envases de todo tamaño! El novio oficial de Amapola.
AMAPOLA:
¡Cállate Gioco!
LA GIOCO:
¿Qué? ¿Se te va a poner bravo el cantinero?
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ADRIANO:
ELADIA:
DANIEL: ELADIA:
Sí señor. Buenas noches a todos. Vine a ver cómo mis obreros se gastan el salario y a gastar el mío con la flor más bella del barrio. Véngase para esta mesa, mi Amapola. (Amapola se levanta. Daniel hace un gesto para llamarla. Eladia lo detiene) No me le complique la vida a esa mujer más de lo que ya se la complicó. Usted se va mañana y ella se tiene que quedar. Pero... En lugar de estar pendiente de ella, deberías atender al cliente de la chaqueta negra en la esquina. Es el inspector Román y quiere saber, repito, “¿quién coño es el muchacho nuevo?”.
Alguien va a la rocola y marca El chino camarero. La atención vuelve sobre Carlos y Guille. GUILLE:
En cambio la cerveza alemana no es así.
CARLOS:
No, no lo es.
GUILLE:
CARLOS:
¿Y usted ha visto con qué maestría la sirven esos mesoneros? No se les derrama ni un centímetro de espuma. ¡Claro que los he visto! Si yo estoy, ¡uff!, harto de tomar cerveza alemana.
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GUILLE:
Y lo aseados que son.
CARLOS:
Verdaderamente.
GUILLE:
No se parecen a los chinos.
CARLOS:
Verdaderamente.
GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
38
En todos los restaurantes chinos hay chiripas. Verdad que sí. Uno pide un chop suey con pollo y camarones y cuando se lo está comiendo piensa: “Estos pedacitos de carne, ¿serán jamón o chiripa?”. Es verdad. ¡Y eso no es lo peor! También son estafadores. Uno pide un pollo con merey y lo que sirven es pollo con maní. Sí, sí, puro maní. Es lo mismo. Uno pide una cerveza y cree que va a sentir la cebada y es maíz y arroz. Uno cree que va a comer merey y tiene que comer maní.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
CARLOS: GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
JOSMARY:
JOSMARY: LA GIOCO:
¡Qué vaina! Y lo que molesta no es el maíz, el maní o el arroz. Lo que más ofende es el engaño, que te crean tan inocente, tan inculto. Verdaderamente. ¿Y cómo harán aquí? Yo nunca he visto una sola chiripa. (Una de las muchachas trae dos cervezas). ¿Que cómo hacemos? Creolina, mi amor. Creolina pura. (Se regresa a la barra, al lado de la Gioco). No has fichado nada, Gioco. Nada. Hoy es mal día. Los muchachos están acuartelados, los empleados no cobran hasta el 30 y, para completar, Adriano no le ha pagado las utilidades a nadie.
JOSMARY:
¡Puro obrero!
LA GIOCO:
Ni ganas de cantar tengo.
JOSMARY:
Si las mujeres supieran que los obreros son los únicos hombres fieles en este territorio.
39
VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ELADIA:
LA GIOCO:
JOSMARY:
JOSMARY:
JOSMARY: ELADIA:
JOSMARY:
ELADIA: JOSMARY:
40
¿Y a ustedes dos qué les pasa? ¿No me dirán que bajaron a modelar? Bien aporreaitas que están para exhibirse. ¡Vamos, a trabajar! Dame dos dedos de ron, Eladia, para aclararme los sentimientos que no me quieren subir a la garganta. ¿Trabajar? Si ese es el problema Eladia. Hacer el amor es todo un trabajo. Desde que abres la puerta de la habitación comienza la faena. Es que hasta quitarle los sostenes a una mujer supone un esfuerzo. Josmi hacer el amor no es fácil. Está bien, Natalia, Es... ¿cómo dices tú?, “toda una jornada laboral”. ¿Y qué?
Que los hombres... ¿No me dirás que después de seis años se te hace difícil acostarte con un hombre que no te gusta? No, si no lo decía por mí. Lo decía por ellos, por los obreros. Umjú. ¡Sí, míralos, pobrecitos! ¡Pasan la semana trabajando como burros! Cuando llega el
Kristel Guirado Amapola duerme de día
viernes lo menos que esos hombres quieren es seguir trabajando. Por eso es que son fieles. LA GIOCO: JOSMARY:
ELADIA:
ESCALONA: ELADIA:
JOSMARY:
¿Fieles? Lo único que un obrero desea es tomar cerveza con un culo al lado. Un culo que sonría, le ponga música, le sirva la birrita fría, se deje agarrar una nalga, apretar una teta, le mire las piezas al contrincante. Eso. Tomar cerveza, pasar un rato bien y luego dormir. ¡Y pagarte la ficha, claro! Ese es tu trabajo, ¿lo recuerdas? La fidelidad de los hombres es tu peo, que me produzcas ganancias es mi problema y responsabilidad de Escalona directamente. ¡Mande, doña! ¡Doña la madre tuya! ¡Búscales oficio a estas flojas! Esos pobres obreros están sobreexplotados, como nosotras.
ELADIA:
¿Cómo es la vaina?
LA GIOCO:
Eso te lo metió Amapola en la cabeza.
41
VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ELADIA: JOSMARY:
ROMÁN:
(Llamándola desde la barra) ¡Amapola! ¿Cómo es qué se llama el tipo que dijo que el problema era que no sé quiénes no tenían tiempo de hacer el amor porque trabajaban mucho? (Desde la esquina de la barra) No sé quiénes no, Josmary. El proletariado.
JOSMARY:
¿Se dice así, Amapola?
AMAPOLA:
(Desde su mesa) Sí.
ELADIA:
¡Su madre!
ROMÁN:
AMAPOLA:
GUILLE:
CARLOS:
42
¿Amapola?
¿Y de cuándo acá tú sabes de comunismo, Amapolita? Comunismo nada, Román, yo solo decía a Josmary que a los obreros los fines de semana lo que les gusta es tomar cerveza, porque... (Interrumpiendo desde la mesa) Eso es lo que yo digo. Con este calor lo único que uno quiere es tomarse una cerveza bien fría, no esta sopa de arroz y maíz. Lo mismo digo yo.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ELADIA:
DANIEL:
ROMÁN:
DANIEL:
(A Josmary y la Gioco) ¿Están viendo lo que pasa por no trabajar? Se me empezó a poner gallera el negocio. (A la mesa de Carlos y Guille) Aquí les mando esta muchachona, para que no me llamen más sopa a las cervecitas, que hasta a punto de congelarse están. Vaya Josmary, vaya a contentarme a aquellos hombres. (Suena Ciriaco, el sabroso. Daniel le da la mano a Román) Daniel. Daniel Betancur, para servirle, mi jefe. Jefe no. Inspector Román ¿Tú como que eres de provincia? Sí, maestro. Perdón, inspector. Del interior soy.
ROMÁN:
¿De dónde exactamente?
DANIEL:
De la Villa de San Luis Rey de Cura.
ROMÁN:
DANIEL: ROMÁN:
¿Es verdad que allí tienen al Santo Sepulcro en la casa del mismísimo Boves? Sí. ¡Fíjate muchacho! ¡Qué insólito! ¿No? La maldad y lo sagrado en un mismo espacio.
43
VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
DANIEL: ROMÁN:
DANIEL: ROMÁN:
ELADIA:
ROMÁN: ELADIA:
ROMÁN:
ELADIA:
44
Umjú. ¡Umjú! ¡Y qué casualidad! Eladia también es de La Villa. Sí... mi madrina también es de allá. ¡Ah, carajo! Es que madrina y todo es tuya. ¡Ah mujercita la mía para meterse en peos, Eladia! ¿Qué te pasa, Román, celoso después de viejo? ¡Es que tú nunca lo habías nombrado! Mira Román, yo tengo más ahijados que hombres encima, y con eso te digo bastante, y de ninguno me acuerdo. Daniel porque llegó con una nota de la comadre María José, porque si no, no lo dejo llegar ni a la puerta del baño. ¿Y por qué no me lo dijiste ahora cuando te pregunté? Porque yo no le como cuento a nadie, inspector. Yo soy tu fichera particular, no tu detenida. Y este es mi bar, no tu oficina de interrogatorios.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ROMÁN:
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA:
ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
¡Perdón, pues! ¡Po’el pecho no, mujer! ¡Po’el pecho no! (La escena se concentra de nuevo en Adriano y Amapola) ¿Por qué tan callada? Al mediodía soñé que me clavaban agujas por todas partes y un hombre me decía: “Usted nació triste”. ¿Al mediodía? ¿Y dónde te quedaste dormido? En el baño, como siempre. Menos mal que Ludmila, mi secretaria, ya se había ido a almorzar y que me desperté antes de que llegara. ¿Y qué más soñaste? El hombre salió de una de las grietas de la roca, de esas grietas que dicen que hay dentro del cuartel. Salió de la oscurana y cantó el Himno Nacional, la última parte de la última estrofa. Un pedacito, nada más. ¿Y entonces? Nada, una vaina loca como todos los sueños.
45
VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
Nada... Bueno, pensé que el himno, Los pollitos y La canción de cuna tienen el mismo ritmo (tararea) “...Y si el despotismo / levanta la voz / seguid el ejemplo / que Caracas dio”; “los pollitos dicen / pío, pío, pío / cuando tienen hambre / cuando tienen frío”; “Duérmete mi niño / que tengo que hacer / lavar los pañales / sentarme a coser”. ¡Qué loco! Luego el hombre me dio un papel, un lapiz y me preguntó: “¿Cómo me llamo?”. Y me desperté.
AMAPOLA:
¿Y cómo se llama?
ADRIANO:
No sé. Dime tú cómo se llama.
AMAPOLA:
ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
46
¿Qué?
¿El hombre de la grieta? ¡Qué voy a saber yo! No. El que te despertó con la llamada telefónica. El moreno de la barra. ¿Cómo lo sabes? Lo sé. (Pausa) Amapola, dile a tu amigo que Román no es tonto, que Román no se
Kristel Guirado Amapola duerme de día
va a tragar el cuento del Santo y Boves, ni el del ahijado y la comadre María José. (En la barra hablan Escalona, La Gioco y Eladia) ESCALONA:
Bueno Gioco, ¿y tú no piensas echar una cantadita esta noche?
LA GIOCO:
¡Ya va vieja loca!
ESCALONA:
Loca sí. ¿Vieja?, no tanto como tú.
LA GIOCO:
¡Marica!
ESCALONA:
¡Puta!
ELADIA:
¿Entonces? ¿A qué jugamos?
LA GIOCO:
ESCALONA:
LA GIOCO:
ELADIA:
¿Sabes que he cantado la misma canción 1784 noches seguidas? ¿Y qué quieres? ¿Qué te pongamos un contador como el de la rocola? ¿O te metemos moneditas por la rendija? ¡Grosera! (Estallan en risas) Nada, tengo miedo de hacerlo la noche 1785, me siento igual que el primer día. Y traducido a nuestro idioma, ¿qué quiere decir eso?
47
VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
LA GIOCO:
ELADIA:
LA GIOCO:
Está bien, Gioco, pero de los cinco que te has tomado, me pagas cuatro de los rones con los que te estás espantando el corral que tienes en la boca. ¡Cuerdas vocales, Eladia! (Pausa) ¿Eladia?
ELADIA:
Dime.
LA GIOCO:
Eladia, ¿tú nunca has cantado?
ELADIA:
Cuando me despecho.
LA GIOCO:
Que por lo visto es nunca.
ELADIA:
No, sí me he despechado. Me despecho cuando se me muere un ídolo.
LA GIOCO:
¿Un ídolo?
ELADIA:
Sí, un cantante.
LA GIOCO:
¡Pero cuéntame bien, coño!
ELADIA:
48
¡Que siento un tarugo en la garganta! ¡Que no quiero que se me vaya un gallo!
Cuando se murió Jorge Negrete, por ejemplo. Ese fue mi primer despecho. Cuando se murió Solís y Pedro Infante.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ESCALONA:
LA GIOCO: ELADIA:
¡Ay no, me voy! ¡Qué pavoso! ¡Prefiero a Román y el cuento del cadáver! ¿Y cómo cantabas? ¿Llorando? ¡Claro, Negra! Llorando y cantando a todo pulmón con mi amiga del alma, la señorita Caridad.
LA GIOCO:
¿Y tú tienes una amiga señorita?
ELADIA:
Sí.
LA GIOCO:
¿Y a ella no le importa?
ELADIA:
¿Qué?
LA GIOCO:
¡Que tú tengas un bar!
ELADIA:
LA GIOCO: ELADIA:
No le importa porque no lo sabe. Ella no lo sabe como no lo sabe nadie en el pueblo. Entonces, ¿cantaban las dos? No. Ella se sentaba, cuando bajaba el sol, en la ventana de su casa, abría la celosía y me avisaba. Cuando venía pasando el muchacho vendiendo algodón de azúcar, yo empezaba a cantar a gritos, el bolero que más me gustaba del cantante que había muerto.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
LA GIOCO:
ELADIA:
ESCALONA:
ROMÁN:
ESCALONA:
ROMÁN: DANIEL:
50
¿Y por qué esperabas cuando pasaba el algodonero? Porque en el pueblo no estaba bien visto que una señorita cantara a gritos, y menos un bolero. Aparte de las infantiles, los salmos del misal, y las tonadas, la única canción decente que una señorita podía cantar a gritos era el canto a La Villa. “Por eso les digo a todos / con mi guitarra en la mano / yo no tengo más orgullo / que el de ser villacurano”. ¡Pavosísimo! ¡Qué ilustre, ese pueblo! ¡Qué godo! ¡Con peregrinaciones, santos milagrosos, artistas, niños cantores, personajes históricos, poetas! ¡Toda una Atenas! Bueno sí, no puedes esperar menos de una ciudad que fue fundada por Don Juan de Bolívar y Martínez de Villegas, capitán de Infantería, alcalde de Caracas, teniente de la Capitanía General, Justicia Mayor de los Valles de Aragua, Corregidor de San Mateo y abuelo de Simón Bolívar. ¿Una ciudad, dijiste? ¡Pero qué ínfulas! Tal vez el pueblo es godo, tal vez no. Allí vivió Boves, el Taita, un líder popular que defendió al pueblo llanero y que trataba como
Kristel Guirado Amapola duerme de día
iguales a negros, mulatos, mestizos e indios. Allí se resistió con honor y valentía la heroica adolescente Consuelo Fernández, quien prefirió ser ejecutada antes de verse casada con un militar realista. Desde allí forjó Zamora la utopía más romántica que podía soñar el espíritu liberal: “Tierra y hombres libres”. ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
LA GIOCO:
¡Ay, mira tú! Uno sale a tomar cerveza para olvidar el cadáver cosido a puñaladas que me tocó llevar para la morgue y termina evangelizado con un discurso de historia patria a favor de la desobediencia. Román... ¡Cómo te gusta meterte en peos, Eladia! ¡No me busques! (Pausa) En cuánto a ti, el pueblito también ha parido embusteros, simuladores y farsantes, como el hombrecito de los mil nombres, el Bolívar Coronado del Alma llanera, que timó y sigue timando después de muerto a medio mundo. Así que mosca con las representaciones y los simulacros, ahijado de Eladia. ¡Ay no, no, no! ¡Así no! ¡Paren eso ahí! Si a ti la cerveza te va a dar por alborotarte el genio y buscar pleito, vete para tu oficina y trágate un pollo asado. ¡Qué fastidio! Yo quiero terminar de escuchar el cuento de
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
Eladia, quiero saber qué pasa cuando se despecha y canta. Román se aleja y pone De ti y de mí en la rocola LA GIOCO:
ELADIA:
LA GIOCO: ELADIA:
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¿Entonces? ¿Qué pasaba cuando cantabas a todo pulmón? Nada. No pasaba nada. En La Villa nunca pasaba nada. Esa es la verdad. Nadie me escuchaba. Nunca pude hacer más ruido que la máquina de hacer algodones. ¿Y hasta allí te llegaba la voz? La voz sí, el despecho no. ¡Claro que no! (Pausa) Pasaba la tarde en casa de Caridad para evitar ver los rostros de mis ídolos en los long play de mamá, para no tener que escuchar en la radio de la abuela los homenajes póstumos a mis grandes amores; huía de las voces, de las letras. Hasta que el algodonero venía de regreso y la luz roja de su carrito atravesaba la celosía para indicarme que era ineludible la noche, el retorno. Volvía a casa y apenas entraba a mi cuarto me vencía la melancolía. Tomaba el periódico y encendía la radio. Leía una y otra vez la noticia, escuchaba una y otra vez sus canciones. Los días pasaban mientras yo me arrojaba hacia la pérdida y asumía la obscura impertinencia del luto.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
Caminaba por las calles conteniendo las ganas de gritarles a todos: “¿Cómo pueden dormir tranquilos si ha muerto Jorge Negrete? ¡Han muerto Solís y Pedro Infante!”. LA GIOCO: ELADIA:
LA GIOCO:
ELADIA:
ADRIANO:
¡Carajo, Eladia, me vas a hacer llorar, mujer! Un día me descubrí, en pleno centro del pueblo, en la plaza Mayor, frente a la iglesia, parada justo en la fuente del Águila. Veía la Gruta de Lourdes y le preguntaba a la Virgen: “Madre, ¿sabes tú quién es Felipe Pirela? ¿Puedes adivinarme en una rocola? ¿Puedes presentirme señora tentación, flor de canela en los labios y agüita de piedra lumbre en las mañanas de domingo? ¡Imagíname, carajo, lejos de este infierno, lejos de este pueblo, lejos de calaches y avemarías! (Pausa) Esa madrugada me monté en la primera circunvalación que salió para Caracas. ¿Cuándo fue la última vez que te despechaste así? Cuando murió Agustín Lara. (Escalona sirve un ron para cada uno. Brindan y la Gioco se comienza a preparar para cantar. Adriano y Amapola siguen en la mesa) ¿Y tú no has intentado convencerlo de que eso es una locura?
53
VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
AMAPOLA:
ADRIANO:
¿Y cómo supo que estabas aquí?
AMAPOLA:
No sé. Dímelo tú que todo lo sabes.
ADRIANO:
Sí, es extraño, pero siempre lo sé todo.
AMAPOLA:
ADRIANO:
No, extraño no es. Tú eres un gran empresario, con contactos, fuentes... Bueno, sí. (Se desprende del cinturón un teléfono celular de la época) Este perol pesa, pero gracias a él medio mundo me mantiene informado. A veces es eso, pero a veces simplemente me quedo dormido mientras estoy meando y cuando me despierto lo sé todo.
AMAPOLA:
¡No me jodas!
ADRIANO:
Sí, Amapola. ¿Tú nunca me has visto?
AMAPOLA:
ADRIANO:
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¿Con qué tiempo? Además, Eladia lo apoya.
Bueno sí. También hablas dormido. ¿Desde cuándo te sucede? Desde siempre. Por eso me dejó mi esposa. ¿A ti no te da miedo?
Kristel Guirado Amapola duerme de día
AMAPOLA:
ADRIANO:
AMAPOLA:
ADRIANO: AMAPOLA:
ADRIANO:
AMAPOLA:
ADRIANO:
¡Es raro, sí! Al principio, me producía recelo, pero ahora me duermo primero que tú y ni cuenta me doy. (Burlona) Ve y dile a Román eso a ver qué te responde. (Ríe con ella) ¡Claro que no Amapola! No voy a decirle nada, ni de eso, ni de Daniel. Pero a ti no te conviene que tumben el Gobierno, ni que la izquierda haga libres e iguales a los pobres. ¿Y quién te dijo que a ti que eso va a pasar? ¿Y por qué no? Todos los días tumban Gobiernos. Ah bueno, eso sí, pero eso a mí no me afecta. Hoy negocio con Pérez, mañana con quien venga. Hoy son blancos, mañana verdes, amarillos, naranjas, rojos, variopintos. Da igual mi flor. Yo siempre negocio y gano. Lo que no va a pasar es lo otro, Amapola. ¿De verdad tú crees en la justicia social? Bueno, sí. Yo no lucho, pero creo. Claro que creo y me parece lo correcto. ¿Claro?
55
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
¡Claro! ¡Claro que sí! ¿Porque en el mundo hay gente noble que está atestada de dolor? ¡Exacto! ¡Digamos que eso ocurre! ¿Vale? Digamos que lo justo es que yo no acumule tanta riqueza, que yo la reparta por igual entre mis trabajadores, que no engañe a mis socios, que no beba licor, ni me acueste contigo. Digamos que lo justo es que tengas que trabajar y hacer que tu contribución social trascienda el oficio más viejo del mundo. ¡No seas grosero! Lo menos que quiero es ofenderte, pero de verdad crees que es posible administrar el poder con justicia. El poder es el poder, Amapola. Siempre habrá que crear un sistema para contenerlo. Y ningún sistema de control es justo, ninguno, Amapola. ¿Entonces no hay posibles? Incendiarlo todo y comenzar de nuevo, tal vez. Solo que entonces tú serías actriz, hierofante, y yo agricultor, ensalmador de conucos, y difícilmente nos habríamos conocido. Perdóname, pero soy egoísta. A mi
Kristel Guirado Amapola duerme de día
edad, todo lo que le da sentido a mis días es poder llegar a la noche en la que me esperas. (La Gioco canta Virgen de media noche. Al terminar se va con Josmary a la mesa de Carlos y Guille. Amapola va hacia el interior del bar con Adriano) ADRIANO:
DANIEL:
ADRIANO:
DANIEL:
ADRIANO: DANIEL:
ROMÁN:
ADRIANO:
(Al pasar frente a la barra, se dirige a Daniel) Amigo, usted se ve bastante eficiente. ¿Cuál es su grado de instrucción? Alguna vez intenté estudiar Antropología en la Universidad Central, pero con tanto disturbio a uno se le quitan las ganas. ¡Ah...! ¿Sabe?, ayer me renunció el encargado de Personal. Si le interesa puede ir el lunes a primera hora a mi oficina. ¿La verdad? No creo que tenga la suficiente capacidad para ejercer el empleo que me ofrece. También puedo darle trabajo como obrero. Trabajaría más, con menos gusto, y no ganaría tanto como aquí. ¿Y ese interés repentino, mi gerente? Tanta caridad me confunde. Como es ahijado de Eladia.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ROMÁN:
ADRIANO:
DANIEL:
ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
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Por lo visto, yo soy el último en llegar a la pila bautismal. Bueno amigo, de todas maneras, la oferta sigue en pie, por si cambia de idea. No lo creo, señor. (Amapola y Adriano salen) Yo también me voy. Tengo que recibir la guardia. ¿Por qué no te quedas hoy conmigo? No puedo mujer. Esta situación parece una novela de García Márquez: “El Gobierno no tienen quien lo tumbe”; sin embargo, tenemos que vivir esperando el fulano día. Te vas a quedar esperando. A lo mejor. (Va a salir y se regresa) No te vayas a poner muy acogedora con tu ahijado. Yo en tu lugar no lo dejaría quedarse más de una semana. ¡Román, Román...! Yo no soy pendejo Eladia. Yo no soy pendejo. (Queda el bar casi solo. Uno o dos hombres en la barra. Carlos duerme sobre la mesa. Josmary y Guille bailan. La
Kristel Guirado Amapola duerme de día
Gioco marca en la rocola las canciones que Josmary y Guille le piden) LA GIOCO:
¿Y ahora cuál les pongo?
GUILLE:
Marca la A-16.
LA GIOCO:
¿Y cuál es esa?
GUILLE:
Cualquiera, muñeca. Cualquiera. (Suena Alma blanca. Oscuro)
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
Acto II El bar de día. En la rocola suena Sé que has de volver. En una mesa, Guille, Carlos, Daniel y Teresa sostienen una reunión. Daniel se levanta y va hacia el depósito. Eladia se acerca con unas cervezas a la mesa. ELADIA:
GUILLE: ELADIA:
CARLOS: ELADIA:
CARLOS:
ELADIA:
TERESA:
ELADIA:
60
Aquí les traigo cuatro, para que no hablen con la boca seca y las manos vacías. (Riendo) ¿Cuatro de arroz y maíz? ¡Muy gracioso, muy gracioso! Con eso casi me corren la clientela. ¿Y cómo se hace, Eladia? El oficio obliga. ¿Quién se iba a imaginar que a ustedes les gustaba tirar piedras? ¡Lo que es la vida! ¿Y quién se iba a imaginar que la mujer del inspector nos iba a tender la mano? Yo soy de todo, menos la mujer del inspector. La mujer del inspector se llama Genoveva. Yo soy solo la dueña del bar donde él toma cerveza. (Pausa) Tú debes ser Teresa. Un placer. El placer es mío, Eladia. Gracias por alojar a Daniel y prestarnos el local. Está a la orden, siempre que no pase de una semana. Eso fue lo que acordamos
Kristel Guirado Amapola duerme de día
Daniel y yo. El bar es de ustedes hasta mañana. TERESA:
ELADIA: CARLOS:
Tranquila mujer. Necesitábamos un sitio cercano donde improvisar la sala táctica y este era perfecto. Ya estamos prácticamente listos. ¿Sí? ¿Y cuándo es la cosa? ¿Daniel no te ha dicho? La fiesta es en un ratico más tarde, un poquito antes de que suenen las campanas de palacio.
GUILLE:
¡Pididi vadidi vu!
ELADIA:
¿Sí? ¿A qué hora?
GUILLE:
ELADIA: GUILLE:
ELADIA:
Más o menos a la misma hora del 4F. Vamos a replicar virtualmente algunos escenarios del golpe anterior y tenemos un montaje con el líder dirigiendo la operación. ¡Pero ese hombre está preso en Yare! Por supuesto, pero queremos vincularlo. Eso es fundamental. La gente lo admira y lo respeta y está dispuesta a seguirlo. ¿Ustedes están seguros de que la gente va a bajar de los cerros?
61
VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
CARLOS:
DANIEL:
DANIEL:
CARLOS: GUILLE:
ELADIA:
DANIEL:
TERESA:
DANIEL: TERESA:
62
No, no lo estamos, pero necesitamos creer que sí. (Entra con una caja y unos planos) Sostén esto Guille. (Le da los planos) Necesito que unan dos mesas aquí y dos mesas acá para mostrarles una sorpresita. (Carlos y Teresa unen las mesas. Dos de un lado y dos de otro) Guille, extiende ese plano sobre esa mesa. Tere, ayúdame tú con esto. (Teresa abre la caja y Daniel saca una maqueta del Helicoide y la coloca sobre la mesa) ¿Dónde carajo conseguiste esa vaina? ¡Guao! ¡Y estos son los planos internos de toda la edificación! Román se va a morir cuando se entere de que le robaste eso; pero primero te mata. ¡No, qué va! Si yo no me he robado nada. ¿Verdad Teresa? De hecho, no fue difícil dar con ellos. Conseguir los planos costó un poco más, pero la maqueta está en todas partes. Traerlos al bar era el verdadero problema. Al parecer, en su momento, el proyecto de un hipercentro comercial para autos captó
Kristel Guirado Amapola duerme de día
el interés de los arquitectos internacionalmente; de modo que las fotos y las reproducciones de la maqueta están en todas partes del mundo desde 1961. ¿Qué tal? ELADIA:
Yo mejor los dejo solos. No creo que sea buena idea ver y escuchar más de esto. Siempre será más fácil callar lo que no se sabe. Además, aún tengo que preparar todo para abrir el bar. (Va hasta la rocola y pone Cautiverio) La rocola está libre, para que escuchen lo que quieran. Tú sabes dónde están las birras, Daniel. (Se retira tras la barra)
CARLOS:
No salgo de mi asombro.
GUILLE:
¿Cómo vamos a entrar?
TERESA:
DANIEL:
CARLOS:
DANIEL:
La dificultad no está en entrar, camaradas. La hazaña es lograr salir del edificio. Cada uno de nuestros equipos va a entrar por diferentes puntos de la ciudad. ¿Y supongo que esa información la va a sacar Guille de los planos y se la vamos a dar a todos minutos antes de arrancar la fiesta, junto con los cotillones? Exacto. No obstante, es importante que dominen algunas coordenadas y tengan
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
claros algunos detalles particulares del espacio y el riesgo de la huida. Teresa. TERESA:
GUILLE:
No se va a caer nunca, me imagino. Ni con un terremoto ni con una bomba atómica. Eso es lo bueno, ¿no?
DANIEL:
Ajá.
CARLOS:
¿Y lo malo?
TERESA:
DANIEL:
TERESA:
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La Roca Tarpeya, nada más y nada menos que un cerro de 30 472 metros cuadrados, fue esculpida centímetro a centímetro para ajustarle el Helicoide como si se tratara de un condón. (Hace el gesto y todos sonríen) Este procedimiento arquitectónico determinó de forma drástica el edificio para bien y para mal.
Lo malo, para nosotros, es que está literalmente emparedado entre el cerro y su vialidad en espiral. Tiene una profundidad entre 7 y 15 metros. Quienes han caído presos y han salido cuentan que hay aberturas en la roca y que las brujas tienen salas de tortura ocultas en esos vericuetos. No solo son ciertos esos rumores; también hay túneles subterráneos que llegan
Kristel Guirado Amapola duerme de día
a diferentes partes de la ciudad. Y es por ellos, precisamente, por donde vamos a entrar. La mala noticia, repito, es que vamos a entrar por estas galerías pero no podremos huir por ellas. CARLOS:
GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
CARLOS:
Ahora puedo verlo. Nuestro infierno es este, ¿no?, estos círculos que suben en espiral. (Señala en la maqueta) El terreno es una bóveda y la calle asciende formando un caracol sobre la superficie. ¿Tú la conoces bien, Guille? Algo. Yo he crecido en el barrio, a su lado. Jugábamos en ella antes de que metieran a los cuerpos de seguridad. Allí conocí a Matilde, mi mujer. Junto con sus dos hijos mayores formó parte de las familias damnificadas que refugiaron en la edificación en 1979. De hecho, comencé a estudiar arquitectura solo para entenderla y honrar al viejo Guillermo. Mi papá trabajó en su construcción como maestro de obra. Era un mito para él y me contaba muchas cosas. ¿Cuando Pérez Jiménez?
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
GUILLE:
CARLOS: GUILLE:
DANIEL: GUILLE:
TERESA: GUILLE:
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No, cuando el Gobierno de Wolfgang Larrazábal. Cuando cayó Pérez Jiménez, los contratistas apenas habían avanzado en tallar la roca. Tardaron dos años en esculpirla; entre 1955 y 1957, más o menos. Papá me contaba que Larrazabal apoyó a los empresarios con un plan de emergencia para desempleados. Contrataron a 1500 obreros que trabajaban en tres turnos, día y noche sin parar. Saquen ustedes la cuenta. ¿Cuánto tardaron? ¿Dos años? Año y medio. Luego llegó la democracia, y chao pescao. Se paralizó el proyecto. ¡Qué raro! En 1984 los servicios de inteligencia comenzaron poco a poco a tomar las instalaciones y ahora los oficiales se regodean con la posibilidad de conducir sus vehículos hasta la puerta de sus oficinas al estilo James Bond. (Directa) ¿Cómo salimos? ¡Coño! (Se acerca a la maqueta, saca una caja de fósforos y enciende un cigarrillo) ¡Está difícil, creo que no podemos! (Comienza a sacar cerillas y las coloca como
Kristel Guirado Amapola duerme de día
miniaturas de personas en la maqueta) Al menos yo no lo veo. Tendríamos que meter suficiente gente para matar cuanta bruja se atraviese. CARLOS: GUILLE:
TERESA:
DANIEL:
¿Y si llega el apoyo aéreo? Tengo entendido que eso no es seguro. Y si llegan, no tienen manera de ubicarnos en esta estructura. Si disparan, igual nos matan a todos. (Derriba varios fósforos) La única salida es la espiral y debe tener unos cuatro kilómetros. Súmale a eso que no es una espiral, son dos. Dos espirales enroscadas. Estos de aquí son niveles que suben y bajan. Mírala bien, es similar a la cadena de ADN. Un diseño de fantasía, ostentoso, perturbador, ¿no? Le Panoptique. Esos perros cuentan con una vista panorámica de Caracas de 360 grados y han instalado un mecanismo de vigilancia de alta tecnología, sin contar el equipo SWAT que intercepta a cualquiera, incluso a los turistas que intentan fotografiar el edificio desde las autopistas y avenidas. Fascinante, hasta la maqueta es diabólica, pero fascinante.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
GUILLE:
CARLOS:
¡Dime la verdad, Teresa! Esto no es un simple foco de distracción. ¿Tú no te sacrificarías en este suicidio únicamente para apoyar a los milicos con una acción que no va a contener a ese destacamento?
TERESA:
No, no lo haría.
CARLOS:
Entonces, vamos a sacar a un preso.
TERESA:
A un camarada que está detenido.
CARLOS:
TERESA:
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¿La maqueta? No. Eso es una trampa de poliestireno expandido para vender locales comerciales. Fascinante y perverso es el plano. No es solo el diagrama del edificio. Incluye su acoplamiento con el entorno y los vericuetos que lo conectan por debajo y por arriba con otros espacios de la ciudad. (Guille va hasta la rocola y marca Gloria incompleta. Regresa y se queda ensimismado en el plano)
¿A un camarada? ¿Vamos a sacar a un camarada, Teresa? ¿A uno solo? Vamos no. Solamente uno de nosotros puede salir.
CARLOS:
¡Tú sí eres arrecha!
DANIEL:
¡Calma! ¡No suban la voz!
Kristel Guirado Amapola duerme de día
CARLOS:
¿Y cuándo pensaban contarnos el pequeño detallito?
TERESA:
Lo estamos haciendo, ¿no?
CARLOS:
O sea...
TERESA:
Sí, o sea.
DANIEL:
¡Déjalo hablar Teresa!
CARLOS:
DANIEL: CARLOS:
¿Qué carajo voy a hablar, Daniel? ¿Qué es lo que tú crees? ¿Qué me da miedo morir? Si yo siempre supe que hay una bala dispuesta para cada uno de nosotros allá afuera. Anoche yo le dije a Mildred, a mi Mildred, que nunca la había amado. ¿Sabes por qué? Porque no es justo para ella ni para el pana que vaya a ocupar mi lugar en su cama y en su corazón; no es justo que deba compartirla conmigo en la viudez. Mejor que mi Mildred piense: “Menos mal que ese canalla se murió” y que se lance sobrada a su felicidad. Carlos, escucha. ¿Qué voy a escuchar? Ya entendí lo que tenía que entender. Me están diciendo que seguro, segurito, tres de nosotros vamos a morir entre hoy y mañana, además de doce personas aproximadamente de nuestros
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
equipos y que, con suerte, con burda de suerte, tal vez se salve uno. Todo para sacar a un solo camarada. TERESA:
CARLOS:
Okey. Los cuatro vamos a entrar a silenciar al camarada. Perfecto. ¿Y qué hacemos cuándo estemos dentro de ese monstruo?
DANIEL:
Tú no vas a entrar.
CARLOS:
¿Perdón?
DANIEL:
CARLOS: DANIEL:
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¡Un camarada que aún no ha hablado, pero que si se quiebra se jode medio mundo! (Pausa) Carlos, por el bien de todos, por el bien de Mildred, hay que sacarlo. o callarlo. (Pausa)
Tú no vas a entrar. Vamos a entrar Teresa y yo. Los equipos van a entrar solo hasta un punto en el que puedan sellar las salidas y luego se regresan. Guillermo ni siquiera va a estar en la ciudad. Está aquí hoy para encontrar una salida y para marcar los túneles, porque solo él entiende el montón de rayitas y numeritos del plano. ¿Y yo? Tú vas a esperar enconchado con el equipo de comunicaciones que uno de los dos te llame. Quien logre salir de los dos debe
Kristel Guirado Amapola duerme de día
hacerse invisible en el cielo, y el cielo va estar lleno de Broncos y F16. Solo tú puedes guiarnos. CARLOS:
¿Qué quieres decir?
TERESA:
Vamos a sacar un helicóptero.
CARLOS:
TERESA:
CARLOS: GUILLE:
TERESA: GUILLE:
¡No puedes estar hablando en serio! ¡Tú te volviste loca! ¡Serás nuestros ojos y estarás piloteando desde tierra! ¡Por supuesto que no! Dejen el peo y vean esto. (Todos se acercan) Este corredor que está aquí debe corresponder al bulevar que enlazaría el edificio con el Jardín Botánico. Mi papá me contó de ese proyecto. ¿Un bulevar? Sí. ¿Qué arquitecto no sueña con una ciudad moderna llena de bulevares? Este de aquí permitiría conectar el Helicoide con la Universidad Central, seguramente para estimular el impacto del hipercentro comercial en el sur de Caracas.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
CARLOS: TERESA:
(Esperanzada) ¡Qué Daniel puede salir por allí!
DANIEL:
¡Ah, claro! ¿Y tú?
TERESA:
Yo voy a volar un helicóptero.
DANIEL:
Esa decisión no es tuya.
TERESA:
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¿Y eso qué quiere decir?
¿No? ¿Y de quién, entonces? Para volar el helicóptero hay que llegar a Román, y ya tú le vendiste suficiente cerveza a esos pacos y te vinculaste demasiado con Eladia. En cuanto pongas un pie en la espiral estás muerto. ¿Qué le vamos a decir a tu esposita?
CARLOS:
¿Cuál esposa?
GUILLE:
Amapola, la puta de Adriano.
DANIEL:
¡No la llames así!
CARLOS:
¿Te casaste con la puta de Adriano?
DANIEL:
¡Ella no es puta!
CARLOS:
¿No? (A Guille) No entiendo.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
GUILLE:
CARLOS:
GUILLE:
¡Déjalo así! ¡Ese no es tu peo! Tú peo se llama Mildred. ¿Tú dices? ¡Esa mujer no me perdona más nunca! ¡No! ¡Te jodiste por bocón y dramático! (Enrolla el plano) Creo que es hora de salir de aquí. Yo, al menos. Tengo mucho que hacer todavía. Me llevo esto porque debo explicarles el recorrido a todos. (Le da una palmada en el hombro a Carlos) Tú te vienes conmigo José Bardina.
CARLOS:
¡De pana que me pongo intenso!
GUILLE:
¡Burda! (Guille y Carlos salen)
TERESA:
Bueno, camarada, si ya nos dijimos todo, te recuerdo que debemos continuar. Deshazte de la maqueta y me despides de Eladia. (Va a salir, se regresa) Puta o no, no es justo que la involucres en esto. Si te mueres en esta operación, la más perjudicada será Ana Rosa. Espero que le hayas dicho cuánto la amas. Las mujeres nunca lo confesamos, pero la certeza del amor nos consuela. A veces nos basta con eso para seguir adelante, para sonreír un poco antes de dormir.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
DANIEL: TERESA:
¡No seas ridículo y pendejo! ¡Yo solo quiero ver arder los cimientos de lo establecido! (Pausa) ¡Por supuesto que creo en el amor, Daniel! No hay nada más desobediente, anárquico y caótico que el amor, pero no me basta. Yo necesito algo más que una promesa para explotar el mundo (Sale. Daniel marca en la rocola ¿Por qué dudas de mi amor? Entra Eladia)
ELADIA:
¿Ya te vas?
DANIEL:
Ajá.
ELADIA:
DANIEL:
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¿A ti te basta el amor?
Teresa tiene razón. Vas a perjudicar el bar y le vas a arruinar la vida a Amapola. Teresa me ha salvado tantas veces, Eladia. Y no es una metáfora para disfrazar el hecho de que pactamos la compañía sin comprometer el amor. No, no es eso. Te estoy hablando de que me he visto de rodillas con la boca de un cañón a la altura de mi entrecejo; entonces ella ha aparecido como Clint Eastwood y me ha salvado de los adioses. Tiene una hija hermosa con el nombre del amanecer, a quien he visto crecer como si fuera mía. Es tan auténtica, tan honesta, tan compañera, que
Kristel Guirado Amapola duerme de día
estoy seguro de que fue ella quien localizó a Ana Rosa, para darme la oportunidad de verla nuevamente. Es la pasión y la furia. No puedo dejar que se arriesgue sola. Se lo debo. ELADIA:
DANIEL:
ELADIA:
DANIEL: ELADIA:
No creo que a Teresa le interesen tus culpas y tus deudas. Debe tener un plan para su hija y lo más seguro es que en ese plan tú estés fuera del Helicoide. Ya hiciste bastante, Daniel. No intentes entrar en ese monstruo. ¡Ese monstruo emblema de la modernidad y de sus fracasos! ¡Un muerto en vida que nunca llegó al futuro! Ese monstruo y yo somos iguales y nos merecemos. Tal vez ese sea mi destino. Ella va a entrar con o sin salvoconducto y yo estaré allí para cubrir su espalda y asegurarme de que salga viva. (Pausa) Eladia, ¿cuánto cobra Ana Rosa? Nada, su día lo paga Adriano con favores especiales. ¿Esto es un bar o una casa de citas? Dale el nombre que te dé la gana. Total, las mujeres que trabajan en ambos establecimientos son prostitutas y la puta de la que te antojaste tiene cliente fijo y lo
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
único que hace, aparte de esperarlo, es servir cervezas en las mesas. DANIEL:
No quiero comprar sus favores, Eladia.
ELADIA:
¿Entonces?
DANIEL:
ELADIA: DANIEL:
ELADIA:
DANIEL:
ELADIA:
DANIEL: ELADIA:
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Solo quiero pagarte con mi semana de trabajo el día de Ana Rosa. ¿Cómo? ¡Qué no quiero que se quede aquí hoy! ¡Qué no quiero que amanezca en el bar! El único que la saca de aquí es Adriano, pero después de medianoche. Si es verdad que ese viejo verde lo sabe todo, no va a venir hoy. Y si es verdad que la quiere como nadie, entonces vendrá para apoyar su coartada y protegerla. Llámala. Definitivamente, la lógica de los hombres les impide entender la naturaleza de sus propios afectos. Confundes amor con compromiso y culpa con amor. No es a
Kristel Guirado Amapola duerme de día
Amapola a quien amas, obviamente. Si fuera así, te quedarías para resguardarla y en quince días, cuando todo hubiera pasado, la llevarías al teatro frufrú, a ver El cascanueces. DANIEL: ELADIA:
DANIEL:
ELADIA:
ELADIA:
Llámala, por favor. En cambio, nada va a impedir que sigas a Teresa, ¿verdad? (Pausa) Sabes que no hay forma de que Amapola deje el bar, a menos que le cuente todo o que Adrián se la lleve. Te prometo que no le diré nada de esto, pero déjala en paz. Vale. ¿Y tú que vas a hacer? Si algo sale mal tienes que irte. Yo veré qué hago. Vete ya y que Dios te bendiga. (Daniel sale. Solo queda un cenital sobre Eladia y el resto del bar a oscuras) Hay una comarca donde el reposo existe, lo sé. Hay allí un patio y en su centro el gran samán de la casa de mi niñez pero, a diferencia de esta ciudad colmada de ruidos, ni un solo grito puede quebrantar su maravilla de espacio sagrado. Desde ese lugar podré contar esta y otras verdades y rehacer la historia a imagen y semejanza de los mitos que hemos reservado para
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
esta hora. Me pondré mis amuletos, los mismos que usaba cuando me tocó quedarme, y un domingo en la tarde, en mitad del silencio, regresaré. Un samán es buena compañía para quien tiene miedo, cansancio, dolor. Un samán sabe de piedad y alivio. Un samán es una cúpula, una nave, un barco, un palacio. Un samán es otro planeta donde nuestras historias y nuestras miserias adquieren otro color, otro cuerpo. El samán es el hablante común de mi lengua. Es más amplio y más amable que el domo de Bucky. No hay confusión entre el murmullo de su ramaje y mi voz tras el disfraz. Tal vez rabia y decepción sean buenas palabras para escoger la huída. Lo doméstico es una telaraña que crece, una despensa llena de polvo, una sábana manchada, un plato roto, un montón de armas enterradas y el nombre de un soldado, Argimiro, eco en la geografía sentimental de un país que apuesta sus plegarias por el retorno de sus fantasmas. (Se encienden las luces. El ambiente del bar vuelve a ser el mismo. La acción se centra en la mesa de Adriano y Amapola. Está sonando El columpio de la vida) AMAPOLA:
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No entiendo por qué no terminaron de instalar el centro comercial.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
AMAPOLA:
Porque no era un simple centro comercial. El proyecto consistía en construir un complejo que permitiera la fusión entre carro, comercio y tecnología. Los automóviles llegarían directamente a los locales comerciales que estarían justo debajo de las rampas viales. Así que el diseño lo era todo. El proyecto, además, incluía un hotel, un parque, un club y hasta un palacio de espectáculos, del cual hablaban todos. ¿Un palacio? Sí, la famosa cúpula que corona la colina artificial. La que se parece al Poliedro. Umjú. Allí se expondrían los principales adelantos comerciales y tecnológicos con la idea de masificar su consumo. ¡Imagínate que iban a tener hasta una televisora solo para promocionar esos productos! Estamos hablando de 1950 y pico, cuando la dictadura. O sea, que todo era muy futurista para la época. ¡Sí hombre, como los supersónicos! ¿Te imaginas? Uno de compras como la señora Sónico con Robotina al lado (La imita)
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ADRIANO:
AMAPOLA:
¡Ay, Adriano, qué incómodo!
ADRIANO:
Respóndeme por favor.
AMAPOLA:
No sé.
ADRIANO:
Aunque ya no lo eres.
AMAPOLA:
Supongo.
ADRIANO:
¿No sería por despecho?
AMAPOLA:
No sé, no estoy segura.
ADRIANO:
AMAPOLA: ADRIANO:
¿Si alguien te ofreciera matrimonio te casarías? No sé. Digo, alguien con dinero, a quien no le importe lo que tú hayas sido.
AMAPOLA:
¿Como tú?
ADRIANO:
Sí, como yo.
AMAPOLA:
No sé.
ADRIANO:
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(Sonríe. La mira con ternura) Amapola, ¿por qué te metiste a prostituta?
¡No joda, Amapola! ¡Tú nunca sabes un coño!
Kristel Guirado Amapola duerme de día
AMAPOLA: ADRIANO:
ELADIA:
¿Y qué quieres que te diga si no sé? Solo dime que sí. (Pausa) Piénsalo mientras voy al baño. (Adriano se levanta, marca en la rocola Velero y se va al baño. La acción se concentra en Eladia y Escalona) Escalona, mientras esperamos, cuéntame de los tiempos de El Encanto.
ESCALONA:
¿Los rieles del antiguo tren de El Encanto?
ELADIA:
Sí.
ESCALONA:
ELADIA: ESCALONA:
ELADIA: ESCALONA:
Eran los tiempos de la Piedra lumbre. Los verdaderos. No como ahora que eso es solo un refrán. ¿Y cómo eran esas mujeres? Burdeleras, lo que se dice, unas verdaderas putas. No como estas niñas de ahora que están en los bares “echando físico”, como dicen los chamos. Como Amapola y la Gioco. Amapola hasta novio tiene, lo que hace es recibir visita y ni cerveza sirve ya. Y Gioco lo único que ficha son monedas para poner canciones en la rocola. Josmary sí. Josmary sí que trae real a este negocio.
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ELADIA: ESCALONA:
ELADIA:
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Porque Josmary es como las de antes. (Entusiasmado) Nadie creería, Eladia, que las camas de esas mujeres sintieron, primero que todas las demás, el peso de cada cambio en la historia de nuestro país. Fue en esas camas donde políticos y militares tejieron la trama de nuestro presente. Ellas, las burdeleras de El Encanto, una vez culminado el acto de amor, escuchaban las confesiones del poder mismo. Peor aún, Blanca Pulido, a la que mentaban la Culo de Oro, le averiguó más de una vez, a cierto presidente, la información necesaria de cada emboscada, quién, cómo, cuándo y dónde, y así fue como pudo evitar la mayoría de los atentados que le hicieron durante su gestión. Hasta las manos se las curó milagrosamente ella, la que mentaban la Culo de Oro. La verdadera historia está tramada de olvidos y los héroes reales no conocen la posteridad. (Se acercan La Gioco y Josmary)
LA GIOCO:
¿Román y tú se pelearon?
ELADIA:
¿Román y yo? No, ¿por qué?
LA GIOCO:
Como no se le ha visto hoy por el bar.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ELADIA:
Tendrá trabajo o no tendrá ganas de beber.
JOSMARY:
O durmió muy bien anoche.
ELADIA:
Seguramente.
LA GIOCO:
O, a lo mejor, la siesta de esta tarde se postergó hasta la madrugada.
ESCALONA:
Estas tienen ganas de joderte.
ELADIA:
Umjú.
JOSMARY:
¿Y Daniel?
LA GIOCO:
Debe estar en otro bar con Carlos y Guille.
JOSMARY:
ELADIA:
LA GIOCO:
ELADIA:
O Román lo puso preso por ahijado de Eladia. No, se regresó para La Villa con su mamá. Tú sabes que aquí nadie aguanta la mecha. La gente de pueblo está acostumbrada a madrugar, pero no sabe trasnocharse. Ah, ya. Lo entendí todo. Y Román no está porque se ofreció gentilmente a llevarlo él mismo hasta Villa de Cura. (Percatándose de un bullicio que viene de la calle) ¡Cállate!
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
LA GIOCO:
ELADIA:
¡Cierra la boca, coño!
JOSMARY:
Bueno, no es para tanto, Eladia.
LA GIOCO:
¡Qué se callen las dos, carajo, que no me dejan oír bien!
AMAPOLA:
(Desde la mesa) ¿Qué alboroto es ése?
ESCALONA:
Parecen tiros.
LA GIOCO:
¡Qué!
ELADIA:
AMAPOLA: ESCALONA:
VIEJA:
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Pero no te molestes, mujer. Es solo una broma.
¡Qué hay una balacera prendida allá afuera y ustedes hablando pendejadas! Alguien grita en la puerta. Apaga esa rocola Josmary, que no deja oír nada. (Josmary lo hace) (Desde la calle) ¡Ah, putas sinvergüenzas! ¡Súbanse las pantaletas y prendan la radio, que están tumbando el Gobierno!
JOSMARY:
¡Venenosa! ¡Vieja venenosa!
LA GIOCO:
¿Qué es lo que está pasando, doñita?
Kristel Guirado Amapola duerme de día
VIEJA:
AMAPOLA: VIEJA:
JOSMARY: ESCALONA:
Que la gente de Maracay está intentando tumbar al Gobierno por segunda vez. (A Eladia) No puedo creerlo. ¿Tan pronto? ¿Es que no escuchan los tiros? Los insurrectos tomaron el cerro ¡Cierren el bar y váyanse para sus casas, si es que tienen! ¡Las van a matar a todas! (Sigue su camino) ¿Y desde dónde disparan? Desde el mismo destacamento policial. Cierren las puertas, ya nosotros venimos. Vamos muchachos. (Sale Escalona, seguido de algunos clientes)
ELADIA:
Tráeme el radio, Josmary.
JOSMARY:
¡Esa antigüedad!
ELADIA:
JOSMARY: ELADIA:
RADIO:
¡Que me traigas el radio dije, caray! (Josmary busca el radio. Silencio. Tensión) Aquí está. Enchúfalo. (Lo conectan y Eladia sintoniza una emisora) El avión de guerra continúa sobrevolando la residencia presidencial. Ha dirigido cuatro bombardeos, pero no ha logrado
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
dar con su objetivo. Lo más extraño es que, de las cuatro bombas, solo una ha hecho explosión. JOSMARY:
¡Coño!
LA GIOCO:
¡La vaina es verdad!
ELADIA:
¿Y Adriano?
AMAPOLA:
LA GIOCO: LA RADIO:
LA GIOCO:
LA RADIO:
86
En el baño, pero tiene demasiado tiempo allá. Se paró hace como una hora y no ha regresado. Yo lo busco. (Entra a buscarlo) El pueblo solo cuenta con la radio para mantenerse informados. En Maracay, la base aérea Libertador ha sido tomada por los militares sublevados. El gobernador del estado Aragua se trasladó al lugar de los acontecimientos para mediar conversaciones. Bombas que no llegan a explotar cubren la capital aragüeña... (Entrando con Adriano que trae los pantalones abajo) Se quedó dormido. El primer mandatario nacional se encuentra dentro de la residencia presidencial.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
ADRIANO: LA RADIO:
ADRIANO:
ELADIA: AMAPOLA:
LA RADIO:
(Aún dormido) ¡Mentira! En su condición de General en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales, hace un llamado a los militares insurrectos a retirar la ofensiva. ¡Mentira! Los límites de esta geografía no saben de su presencia. Está en Colombia. ¡Despierta Adriano! No lo llames por su nombre, está hablando dormido. Siempre lo hace. El presidente asegura que, de ser necesario, morirá de pie en su residencia. Radio Rumbos seguirá informando.
ADRIANO:
¿Por qué no dicen la verdad?
AMAPOLA:
Porque no pueden verla.
JOSMARY:
LA GIOCO:
ADRIANO:
¡Coño! ¿Qué estás soñando? ¡Dinos, Adriano! ¿Lo van a tumbar hoy? No. Hoy no. Los hilos de esta función están en sus manos, pero el tiempo pasa y a todos nos toca representar el personaje
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
que no queremos. No habrá director ni elenco sobornable. El presidente entrará a la fortaleza de un reino ajeno y, cual Quijote en delirio, levantará las manos como en días de júbilo y gloria, pero nadie lo llamará presidente. Pasará a la historia, es cierto. El fiel intérprete de la comedia del arte en Venezuela. Y no terminará su período, porque aquellos que dicen ser sus hermanos... (Se despierta súbitamente) ¡Coño! ¡Se murió Daniel! AMAPOLA: ESCALONA:
ADRIANO:
AMAPOLA: La RADIO:
88
¿Qué? (Escalona toca. Eladia le abre) Corremos un grave peligro. Un helicóptero está volando sobre el cerro. Están echando plomo como locos. (Subiéndose los pantalones) ¡Se murió Daniel, carajo! ¿Estás seguro de lo que dices? Un helicóptero fue robado del principal destacamento policial de la ciudad y hace una hora, aproximadamente, sobrevuela las inmediaciones de la Roca Tarpeya, haciendo seguidas detonaciones sobre la estructura del centro policial. No se sabe nada de la cifra de muertos y heridos.
Kristel Guirado Amapola duerme de día
AMAPOLA: ELADIA:
La RADIO:
LA GIOCO: ESCALONA:
La RADIO:
JOSMARY: LA GIOCO:
¿Dónde está Daniel, Eladia? No sé hija, no sé. En algún lugar de este cerro. Tal vez matando a Román, tal vez matándose los dos. Oyentes, tenemos serios problemas dentro de la planta de transmisión. Las fuerzas del Gobierno se oponen a que expresemos la verdad de lo que ocurre por miedo a que la gente apoye... (Ruidos que impiden oír) ¡Les van a cerrar la emisora! (Subiendo el volumen del aparato) ¡Cállate, Gioco! ... (Solo se escucha un estallido y la pérdida de la señal). No se escucha. Tumbaron la señal. (Román toca a la puerta. Abren. Trae a Daniel en los brazos. Escalona y Josmary corren, juntan dos mesas para poner el cuerpo)
AMAPOLA:
¡Daniel!
ELADIA:
¡Pobre muchacho!
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
No sé de qué me hablas. Yo no soy pendejo, Eladia. Yo no soy pendejo, te dije.
LA GIOCO:
¿Quién era en verdad?
AMAPOLA:
Él fue.
ELADIA:
Daniel Betancur, mi ahijado, el primer hijo de mi comadre María José.
AMAPOLA:
¿Quién lo mató?
ROMÁN:
Yo
AMAPOLA:
¡Hijo de puta!
ELADIA:
ADRIANO: La RADIO:
90
Yo te lo dije, Eladia. ¡Cómo te gusta meterte en peos!
Él lo iba a matar Amapola (Pausa) Lo iba a matar. Se murió Daniel, Eladia. (Entrando en señal) A pesar de que los organismos de seguridad del Gobierno derribaron nuestra principal antena de transmisión, ubicada en Villa de Cura, razón por la cual perdimos momentáneamente la señal, nosotros seguimos llevándoles los
Kristel Guirado Amapola duerme de día
acontecimientos de este 27 de noviembre, aunque nuestra audiencia queda limitada, ahora, a la zona central y capitalina del país. ESCALONA:
¡Esa gente anda buscando lo que no se les ha perdido!
ELADIA:
¿Cómo hicieron para robar el helicóptero?
ROMÁN:
Yo lo entregué.
JOSMARY:
¿Por qué?
LA GIOCO:
¿Tú no eres el defensor del Gobierno?
ROMÁN:
JOSMARY:
ROMÁN:
ESCALONA:
¿Cuál Gobierno, Gioco? Yo solo recibo un sueldo con el que pago las cervezas que me tomo aquí. ¡Ahora estamos todos en peligro por tu culpa! ¿Culpa? ¿Qué sabes tú de culpas, Josmary? La culpa son los ojos de Daniel antes de pegarle el tiro. La culpa es que estoy cansado de matar gente sin saber por qué. ¿Qué te pasa, hombre?
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ROMÁN:
ELADIA: ROMÁN:
¿La Tere? Lo logró, la condenada. Me miro. Me miró, carajo, como se mira a un hombre y me dijo: “Soy tu espejo, inspector. Estamos solos y jodidos. Solos y jodidos. Pero yo tengo un sueño”. Se dio media vuelta y caminó tranquila hasta el helicóptero. Yo la vi y ¡díganme, coño!, ¡díganme coño!, ¿cómo la iba a matar?, ¿cómo la iba a matar si ella tiene un sueño y yo no tengo un carajo?
ESCALONA:
¡Román!
ROMÁN:
¡A mí no me interesa la política!
ESCALONA:
¿Qué estás diciendo, hombre?
ROMÁN:
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Pasa que no mato a nadie más. Pasa que no me importa si la primera plana de los diarios es mía. Pasa que frente a mí se detuvo el tiempo en los ojos de esa muchacha que ahora vuela el helicóptero sobre el cerro.
¡Que se pueden matar hoy y no me interesa! Lo único que yo quiero es tomar cerveza. Tomar cerveza e ir a ver una película con Eladia, que debe tener más de treinta años que no va al cine. Quiero el zinc solo para escampar, porque me gusta el sonido de
Kristel Guirado Amapola duerme de día
la lluvia sobre las láminas. Mi vida es tan simple, señores: una cerveza, una película y un libro de García Márquez. Uno solo, porque los otros no me los ha dejado leer el Gobierno. ESCALONA:
ROMÁN:
La RADIO:
JOSMARY:
LA GIOCO:
(Trayéndolo a la barra) Danos dos cervezas, Gioco. (Pausa) Estamos mal, Román. Mal no, Escalona, jodidos. En este país, estamos jodidos todos. (Eladia se acerca a Adriano. Él le dice algo al oído y la abraza. Eladia va hacia la rocola y pone Sírvame otra vez. Canta quedo y llora) (En alarma) Lo lamentamos, señores. Los agentes policiales del Gobierno acaban de destrozar el Estudio 1 de Radio Rumbos. Estamos transmitiendo en vivo cómo somos víctimas de la censura, desde el Estudio 2. Ahora están entrando, no olviden este momento quienes lo escuchan, seguramente no lo registrará la historia... (La señal se cae por completo) ¿Escucharon? La misma gente del Gobierno. A mí, nada de eso me sorprende. (Pausa) ¿Qué le pasa a Eladia?
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
ADRIANO:
AMAPOLA:
ADRIANO: ELADIA:
¡Sí, sí, sí, sí...! ¿No te cansas de repetirlo? Míralo, lo tenemos aquí, se murió. ¡No, Amapola! ¡No hablo de él! (Llorando) ¿Cómo pueden caerse a tiros allá afuera cuándo ha muerto Daniel Santos? ¡Coño! ¿Saben ustedes quién fue Daniel Santos? Un ídolo. Mi ídolo.
JOSMARY:
¿Y por qué se pone así?
LA GIOCO:
Porque está despechada.
ELADIA:
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Que se murió Daniel, se murió el hombre. Se murió su Daniel.
¡Qué pena la tuya, mi negro! ¡Venir a morirte un día de intentona! En este país donde nadie recuerda un coño, nadie conmemorará el 27 de noviembre de 1992 como el día en que murió Daniel Santos. En este país de milicos, donde la gente celebra los uniformes y acumula fechas patrias, solo se recordará que el 27N del 92 hubo una intentona golpista. Bajen la santamaría, coño, que este bar está de luto. Se murió Daniel Santos. Se murió el Jefe. Se murió el Inquieto Anacobero. Bajen la santamaría, que si a nadie en este país le duele, sepan que hay una puta en este antro, una virgen de media noche,
Kristel Guirado Amapola duerme de día
que va a velar sobre su voz. (Bajan la santamaría. Mientras se encienden las luces de la sala, se escucha la radio) LA RADIO:
Un saludo a todos nuestros oyentes. Hoy es 29 de noviembre de 1992 y la temperatura promedio en la capital es de veintiséis grados. Un día como hoy, hace doscientos once años, nació en nuestra capital Don Andrés Bello, filósofo, poeta, traductor, filólogo, ensayista, educador, político y diplomático. Hace apenas dos días se llevó a cabo un intento infructuoso de golpe de Estado en Venezuela contra el Gobierno constitucional del presidente Pérez, apenas nueve meses después del primero, realizado el 4 de febrero pasado. Las garantías han sido suspendidas. Entre otras, aquella que reza sobre la libertad de expresión. En vista de algunos hechos acontecidos en la planta, esperamos tan solo el regreso a la normalidad de la vida constitucional para llevarles nuestra visión de los hechos. Por los momentos, solo una noticia que llena de hondo pesar al mundo de la música. El cantante boricua, que durante décadas llenara con sus melodías las rocolas de nuestros bares, abandonó este mundo el pasado 27 de noviembre. En nuestro país, la noticia pasó por debajo de la mesa, ya que los ojos del pueblo estaban puestos sobre
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VI concurso de dramaturgia GILBERTO PINTO
el intento de golpe de Estado y la posible pérdida de nuestra democracia. Esta tarde, a las seis, un programa de una hora con sus éxitos. A continuación un tema de Daniel Santos, dedicado especialmente a nuestra capital: Noche caraqueña.
FIN
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VI CONCURSO NACIONAL DE DRAMATURGIA GILBERTO PINTO
VEREDICTO
Nosotros, Pedro Lander, Oswaldo Antomio González y Xiomara Moreno, designados por la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, como jurado del VI Concurso Nacional de Dramaturgia Gilberto Pinto, después de leer y valorar las obras de teatro enviadas por los concursantes, hemos decidido premiar como obra ganadora el texto Amapola duerme de día, presentada bajo el seudónimo H-B. Pastor. Por considerar que es una obra coherente en cuanto al planteamiento argumental, donde se maneja adecuadamente un contexto histórico venezolano que se presenta como el generador de una situación dramática donde los personajes quedan definidos claramente. Una vez abierta la plica, la autoría correspondió a Kristel Guirado. Así mismo se decidió conceder una mención especial a la obra Bien guardado bajo siete llaves, bajo el seudónimo: La Freddy y Xiomara Alfaro en el Pasapoga. Por considerar que también, partiendo de un contexto histórico, reflexiona sobre la condición del artista desde una perspectiva poética. Abierta la plica, la autoría correspondió a José Orlando Ascanio. Este veredicto se emite en Caracas a los veinticuatro días del mes de octubre de 2016. Pedro Lander
Oswaldo Antonio González
Xiomara Moreno
Este libro fue editado por la FundaciĂłn Casa Nacional de las Letras AndrĂŠs Bello, durante el mes de julio del 2018.
GilbertoPintoGilberto
Kristel Guirado
Los personajes que palpitan en Amapola duerme de día, son un reflejo fiel del momento histórico en que que transcurre la obra, representando así un momento definitorio en la vida de ellos y de nuestra nación. Con un profundo grito de pasión en las voces de estos seres dinámicos y profundos, se desarrolla un drama que llegará a lo más hondo de nuestra identidad venezolana. La Villa de San Luis Rey de Cura, edo. Aragua, 1968. Poeta, ensayista, narradora, dramaturga y guionista. Es licenciada en Letras y magister scientiarum en Lingüística de la Universidad Central de Venezuela. Ha recibido y dictado diversos talleres, especialmente en el género dramático. Su trabajo creador ha sido reconocido en bienales y concursos literarios, entre otros: Premio de Dramaturgia en el I Festival de Monólogos Armando Urbina, 1990; Premio de Dramaturgia, en la II Bienal de Literatura Augusto Padrón, 1995; y el Premio de Narrativa Infantil, en la II Bienal de Literatura Infantil de COFAE, 2004. Algunas de sus publicaciones literarias son: Quebrantos, 1993; Tacones Lejanos, 1995; Las Inútiles Rosas del Tiempo, 1996; Tres textos para teatro, 2007; Amada Begoña: Antología de voces masculinas, 2012.
Gilberto Pinto