Historia de la arquitectura ii

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Historia de la Arquitectura II

Autor: Kristian Acu単a: Carrera: 41


I.

El renacimiento . . . . . . . . .Pág.

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II.

El Manierismo . . . . . . . . . . PÄG.

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IIi.

El Barroco . . . . . . . . . . . . Pág.

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Iv.

El neoclasicismo. . . . . . . . . Pág.

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La Historia de la arquitectura es una subdivisión de la Historia del arte encargada del estudio de la evolución histórica de la arquitectura


El renacimiento Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un período de transición entre la Edad Media y el mundo moderno. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento.

Hombre de Vitrubio, dibujo de Leonardo da Vinci, expresión del canon estético renacentista.

El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del Humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El nombre ‘’Renacimiento’’ se utilizó porque este movimiento retomaba ciertos elementos de la cultura clásica, griega y romana.

El término se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa de la Edad Media. Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por cierto antropocentrismo

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Históricamente, el Renacimiento es contemporáneo de la Era de los Descubrimientos y las conquistas ultramarinas. Esta «era» marca el comienzo de la expansión mundial de la cultura europea, con los viajes portugueses y el descubrimiento de América por parte de los españoles, lo cual rompe la concepción medieval del mundo, fundamentalmente teocéntrica. El fenómeno renacentista comienza en el siglo XIV y no antes, aunque al tratarse de un proceso histórico, se elige un momento arbitrariamente para determinar cronológicamente su comienzo, pero lo cierto es que se trata de un proceso que hunde sus raíces en la Baja Edad Media y va tomando forma gradualmente. El desmembramiento de la cristiandad con el surgimiento de la Reforma protestante, la introducción de la imprenta, entre 1460 y 1480, y la consiguiente difusión de la cultura fueron uno de los motores del cambio. El determinante, sin embargo, de este cambio social y cultural fue el desarrollo económico europeo, con los primeros atisbos del capitalismo mercantil. En este clima cultural de renovación, que paradójicamente buscaba sus modelos en la Antigüedad Clásica, surgió a principios del siglo XV un renacimiento artístico en Italia, de empuje extraordinario, que se extendería de inmediato a otros países de Europa.

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El artista tomó conciencia de individuo con valor y personalidad propios, se vio atraído por el saber y comenzó a estudiar los modelos de la antigüedad clásica a la vez que investigaba nuevas técnicas (claroscuro en pintura, por ejemplo). Se desarrollan enormemente las formas de representar la perspectiva y el mundo natural con fidelidad; interesan especialmente en la anatomía humana y las técnicas de construcción arquitectónica. El paradigma de esta nueva actitud es Leonardo da Vinci, personalidad eminentemente renacentista, quien dominó distintas ramas del saber, pero del mismo modo Miguel Ángel Buonarroti, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli y Bramante fueron artistas conmovidos por la imagen de la Antigüedad y preocupados por desarrollar nuevas técnicas escultóricas, pictóricas y arquitectónicas, así como por la música, la poesía y la nueva sensibilidad humanística. Todo esto formó parte del renacimiento en las artes en, Italia. .

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Arquitectura La arquitectura renacentista tuvo un carácter marcadamente profano en comparación con la época anterior y, lógicamente, surgirá en una ciudad en donde la arquitectura gótica apenas había penetrado, Florencia. A pesar de ello, muchas de las obras más destacadas serán edificios religiosos. Con el nuevo gusto, se busca ordenar y renovar los viejos burgos medievales e incluso se proyectan ciudades de nueva planta. La búsqueda de la ciudad ideal, opuesta al modelo caótico y desordenado del medievo, será una constante preocupación de artistas y mecenas. Así, el papa Pío II reordena su ciudad natal, convirtiéndola en un auténtico muestrario del nuevo urbanismo renacentista.

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En sí, las ciudades se convertirán en el escenario ideal de la renovación artística, oponiéndose al concepto medieval en el que lo rural tenía un papel preferente gracias al monacato. Al tomar elementos de la arquitectura clásica, los arquitectos renacentistas lo hacen de forma selectiva, así por ejemplo en lugar de utilizar la columna dórica clásica se preferirá el orden toscano. Igualmente se crean formas nuevas, como la columna abalaustrada, nuevos órdenes de capiteles o decoraciones que si bien se inspiran en la Antigüedad han de adaptarse al uso religioso de las iglesias. Así, los amorcillos clásicos que acompañaban a Venus en las representaciones griegas o romanas pasan a ser angelotes . Los arquitectos emplean las proporciones modulares y la superposición de órdenes que aparecía en los edificios romanos; las cúpulas se utilizarán mucho como elemento monumental en iglesias y edificios públicos. A partir de este momento, el arquitecto abandona el carácter gremial y anónimo que había tenido durante la Edad Media, y se convierte en un intelectual, un investigador. Muchos de ellos escribieron tratados y obras especulativas de gran trascendencia, como el caso de León Battista Alberti o Sebastiano Serlio. Los elementos constructivos más característicos del estilo renacentista son: Estructurales: arco de medio punto, columnas, cúpula semiesférica, bóveda de cañón y cubierta plana con casetones. Todos ellos habían sido usados en la Antigüedad, especialmente por el arte romano, y se recuperan ahora, modificándolos. Decae paulatinamente el tradicional método de construcción del Gótico, abandonándose en gran medida las bóvedas de crucería, el arco apuntado, las naves escalonadas, y sobre todo la impresión de colosalismo y multiplicidad de los edificios medievales. Predominarán ahora valores como la simetría, la claridad estructural, la sencillez, y sobre todo, la adaptación del espacio a la medida del hombre.

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Decorativos: pilastras, frontones, pórticos, motivos heráldicos, almohadillados, volutas, grutescos, guirnaldas, motivos de candelieri (candelabros o pebeteros) y tondos o medallones. Algunos de éstos ya se habían utilizado en el Gótico, otros son creaciones originales y la mayoría se inspiran en modelos romanos y griegos. En cuanto a la decoración el Renacimiento preconiza el despojamiento, la austeridad, el orden. Sólo a finales del siglo XVI esta tendencia se romperá en favor de la fantasía y la riqueza decorativa con el manierismo.

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Pintura En pintura, las novedades del Renacimiento se introducirán de forma paulatina pero irreversible a partir del siglo XV. Un antecedente de las mismas fue Giotto (1267-1337), pintor aún dentro de la órbita del Gótico, pero que desarrolló en sus pinturas conceptos como volumen tridimensional, perspectiva, naturalismo, que alejan su obra de los rígidos modos de la tradición bizantina y gótica y preludian el Renacimiento pictórico. En el Quattrocento (siglo XV), se recogen todas estas novedades y se adaptan a la nueva mentalidad humanista y burguesa que se expandía por las ciudades-estado italianas. Los pintores, aun tratando temas religiosos la mayoría de ellos, introducen también en sus obras la mitología, la alegoría y el retrato, que se desarrollará a partir de ahora enormemente. Una búsqueda constante de los pintores de esta época será la perspectiva, objeto de estudio y reflexión para muchos artistas: se trató de llegar a la ilusión de espacio tridimensional de una forma científica y reglada. La pintura cuatrocentista es una época de experimentación; las pinturas abandonan lenta y progresivamente la rigidez gótica y se aproximan cada vez más a la realidad.. Aparece la naturaleza retratada en los fondos de las composiciones, y se introducen los desnudos en las figuras. Los pintores más destacados de esta época serán: en Florencia, Fra Angélico, Masaccio, Benozzo Gozzoli, Piero della Francesca, Filippo Lippi, Paolo Uccello. En Umbría, Perugino. En Padua, Mantegna, y en Venecia Giovanni Bellini. Por encima de todos ellos destaca Sandro Botticelli, autor de alegorías, delicadas Maddonas y asuntos mitológicos. Su estilo dulce, muy atento a la belleza y sensibilidad femeninas, y predominantemente dibujístico, caracterizan la escuela florentina de pintura y toda esta época. Otros autores del Quattrocento italiano son Andrea del Castagno, Antonio Pollaiuolo, il Pinturicchio, Domenico Retrato de Eleonora Gonzaga, Ghirlandaio, Cima da Conegliano, Luca Signorelli, Cosme por Tiziano Tura, Vincenzo Foppa, Alessio Baldovinetti, Vittore Carpaccio, y en el sur de la península, Antonello da Messina.

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Escultura Como en las demás manifestaciones artísticas, los ideales de vuelta a la Antigüedad, inspiración en la naturaleza, humanismo antropocéntrico e idealismo fueron los que caracterizaron la escultura de este período. Ya el Gótico había preludiado en cierta manera algunos de estos aspectos, pero algunos hallazgos arqueológicos (el Laocoonte, hallado en 1506, o el Torso Belvedere) que se dieron en la época supusieron una auténtica conmoción para los escultores y sirvieron de modelo e inspiración para las nuevas realizaciones. Aunque se seguirán haciendo obras religiosas, en las mismas se advierte un claro aire profano se reintroduce el desnudo y el interés por la anatomía con fuerza, y aparecen nuevas tipologías técnicas y formales, como el relieve en stiacciato (altorrelieve con muy poco resalte, casi plano) y el tondo o composición en forma de disco también la iconografía se renueva con temas mitológicos, alegóricos y heroicos El Rapto de las Sabinas de Juan de Bolonia.

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Aparece un inusitado interés por la perspectiva, derivado de las investigaciones arquitectónicas coetáneas, y el mismo se plasma en relieves, retablos, sepulcros y grupos escultóricos. Durante el Renacimiento decae en cierta manera la tradicional talla en madera policromada en favor de la escultura en piedra (mármol preferentemente) y se recupera la escultura monumental en bronce, caída en desuso durante la Edad Media. Los talleres de Florencia serán los más reputados de Europa en esta técnica, y surtirán a toda Europa de estatuas de este material.

M. Ángel (Piedad Vaticano)

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El manierismo

Manierismo es la denominación historiográfica del periodo y estilo artístico que se sitúa convencionalmente en las décadas centrales y finales del siglo XVI (Cinquecento en italiano), como parte última del Renacimiento (es decir, un Bajo Renacimiento). Su caracterización es problemática, pues aunque inicialmente se definió como la imitación de la maniera de los grandes maestros del Alto Renacimiento (por ejemplo, el propio Tintoretto pretendía dibujar como Miguel Ángel y colorear como Tiziano), posteriormente se entendió como una reacción contra el ideal de belleza clasicista y una complicación laberíntica tanto en lo formal (línea serpentinata, anamorfosis, exageración de los movimientos, los escorzos, las texturas, los almohadillados, alteración del orden en los elementos arquitectónicos) como en lo conceptual (forzando el decorum y el equilibrio alto-renacentistas, una "violación de la figura"), que prefigura el "exceso" característico del Barroco.

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Por otro lado, también se identifica el Manierismo con un arte intelectualizado y elitista, opuesto al Barroco, que será un arte sensorial y popular. Considerado como una mera prolongación del genio creativo de los grandes genios del Alto Renacimiento (Leonardo, Rafael, Miguel Ángel, Tiziano) por sus epígonos (como los leonardeschi), el Manierismo fue generalmente minusvalorado por la crítica y la historiografía del arte como un estilo extravagante, decadente y degenerativo; un refinamiento erótico y una "afectación artificiosa" cuya elegancia y grazia no fue apreciada plenamente hasta su revalorización en el siglo XX, que comenzó a ver de forma positiva incluso su condición de auto-referencia del arte en sí mismo. El origen del término "manierista" proviene del uso de la palabra italiana maniera18 en ciertos escritores del siglo XVI, como Giorgio Vasari (Le vite de' piú eccellenti architetti, pittori, et scultori italiani, da Cimabue insino a' tempi nostri, 1550 y 1568), para quien significa "personalidad artística", es decir "estilo" en el más amplio sentido de la palabra, entre otras diversas acepciones ("en la teoría de Vasari, el concepto que representa el elemento individual del arte es la maniera") representando áreas estilísticas y fases temporales

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Arquitectura La arquitectura manierista es aquella fase de la arquitectura europea que se desarrolló entre 1530 y 1610, es decir, entre el final de la arquitectura renacentista y el comienzo de la barroca. Los historiadores consideran al manierismo como la última fase del Renacimiento, precedida por las del humanismo florentino y por el clasicismo romano; sin embargo, si las primeras dos fases son distinguibles temporalmente, no resulta tan claro con el clasicismo y el manierismo que coexistieron desde inicios del siglo XVI.

Fachada de la Iglesia del Gesù, Roma

El término «maniera», usado ya en el siglo XV para indicar el estilo de cada artista, fue empleado por Giorgio Vasari en el siglo posterior para describir uno de los cuatro requisitos de las artes (orden, medida, diseño y maniera), con particular referencia a las obras de Miguel Ángel; luego lo utiliza Jacob Burckhardt para definir de manera peyorativa el arte italiano entre el Renacimiento y el Barroco. No obstante a inicios de siglo XX, a la luz de las nacientes culturas surrealistas y expresionistas, la crítica revaloró la cultura manierista.

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El manierismo rechaza el equilibrio y la armonía de la arquitectura clásica, concentrándose más bien en el contraste entre norma y transgresión, naturaleza y artificio, signo y subsigno. De esta manera, la carga pierde su peso, mientras que el sostén no sostiene nada; el punto de fuga no se concluye en un punto focal, como en la arquitectura barroca, sino que termina en nada; las estructuras verticales asumen dimensiones excesivas y confieren al conjunto un inquietante equilibrio (oscilante). Si en la arquitectura del Renacimiento la fábrica de los edificios a menudo denuncia su propia conformación interna también hacia el exterior (mediante, por ejemplo, la presencia de cornisa intermedia, extradós e intradós), las obras manieristas generalmente se alejan de esta tendencia, escondiendo su propia estructura de base. Desde el punto de vista decorativo, asume particular importancia el fenómeno de lo grotesco, un tema pictórico de tiempos del imperio romano, redescubierto a fines del siglo XV, durante algunas excavaciones arqueológicas. Las pinturas, centradas en representaciones fantásticas e irracionales, están de moda durante el manierismo (por ejemplo en las decoraciones del Palacio del Té) y aunque de manera esporádica, influencian la misma arquitectura; esto es evidente en las bizarras aperturas en el frente del Palacio Zuccari de Roma y en el Jardín Orsini (conocido como Parque de los monstruos) en Bomarzo. Otras influencias, sobre todo ligadas a temas zoomórficos, antropomórficos y fitomórficos, se encuentran en los adornos de edificios como la Casina de Pío IV en el Vaticano, realizado por Pirro Ligorio, el Palacio Marino y la iglesia de Santa María presso San Celso de Galeazzo Alessi en Milán.

Palacio Marino, Milán.

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Pintura La pintura manierista es un estilo artístico que predominó en Italia desde el final del Alto Renacimiento (ca. 1530) y duró hasta alrededor del año 1580 en Italia, cuando comenzó a ser reemplazado por un estilo más barroco, pero el manierismo nórdico persistió hasta principios del siglo XVII por gran parte de Europa1 hacia el año 1610. Se inició en la Roma de los Papas Julio II y León X, y se difundió por el resto de Italia y de Europa. No se intenta representar la realidad de manera naturalista, sino que se hace extraña, un poco deformada, como un capricho. Los cuadros ya no transmiten el sereno orden y equilibrio del Alto Renacimiento sino que se inclinan por representaciones anticlásicas, intrincadas y complicadas en cuanto a su sentido. Los modelos adoptan posturas complicadas. Se las representa de manera desproporcionada, elásticas, alargadas. La perspectiva es infinita. El manierismo resulta refinado y de difícil interpretación, debido tanto a su sofisticación intelectual como a las cualidades artificiales de la representación. La luz no es natural sino fría y coloreada de manera antinatural, lo mismo que los colores: son extraños, fríos, artificiales, violentamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas.

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Dependiendo del relato histórico, el manierismo se desarrolló entre 1510 y 1520 en Florencia,2 Roma, o en ambas ciudades.3 Andrea del Sarto, que dominó la pintura florentina en el primer tercio del siglo XVI, aunque tiene elementos del Cinquecento como la composición piramidal o el esfumado leonardesco, tiene ya características manieristas como el cierto misterio de sus figuras y las difícil actitudes de las figuras representadas. Sus alumnos Jacopo da Pontormo y Rosso Florentino se encuentran entre los primeros puramente manieristas de Florencia; destacan por sus formas alargadas, poses en equilibrio precario, una perspectiva caída, ambientaciones irracionales y una iluminación teatral. Pontormo ejemplifica el manierismo con figuras alargadas y posturas formadas, en un ambiente misterioso; a él se debe una obra muy representativa del manierismo, especialmente por sus colores irracionales y su luz fría y poco natural: el Descendimiento de Cristo, 1528.

Júpiter arrojando sus rayos a los Vicios, de Veronés (ca. 1555).

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Escultura La escultura manierista se preocupaba por solucionar problemas artísticos intrincados tanto en el contenido (alegorías y simbolismos) como en la forma. El cuerpo humano, tanto vestido como desnudo se representa en toda clase de complicadas posturas, difíciles y artificiosas, de una extraña gracia y elegancia. Las extremidades son raramente alargadas, las cabezas aparecen pequeñas y el semblante estilizado. Los colores no remiten a la naturaleza, sino que son extraños, fríos, artificiales, violentamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas. El propio Miguel Ángel o el académico Rafael experimentaron en sus últimas obras el placer de la transgresión, desdibujando sus figuras o dejando inacabadas sus obras. Pietà Rondanini, de Miguel Ángel, 1564.

La escultura manierista busca "la multiplicidad de las vistas", superando no sólo las concepciones altorenacentistas (Leonardo reducía la estatuaria a la "combinación de dos relieves"), sino también la "vista principal ... completa y definitiva" que caracteriza la obra escultórica de Miguel Ángel. Para Cellini "la escultura se empieza todavía con una sola vista, después se empieza a desarrollar poco a poco ... y así se va haciendo esta grandísima fatiga con cien vistas o más, a las que he debido despojar de aquel bellísimo aspecto que tenía la primera vista"

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El Barroco El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las artes visuales (el estilo barroco) y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental, aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Las meninas (1656), de Diego Velázquez, Museo del Prado, Madrid. Cronológicamente abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar entre el Manierismo y el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias políticas entre los Estados absolutistas y los parlamentarios, donde una incipiente burguesía empezaba a poner los cimientos del capitalismo.

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Arquitectura. La arquitectura barroca asumió unas formas más dinámicas, con una exuberante decoración y un sentido escenográfico de las formas y los volúmenes. Cobró relevancia la modulación del espacio, con preferencia por las curvas cóncavas y convexas, poniendo especial atención en los juegos ópticos (trompe-l'œil) y el punto de vista del espectador. También cobró una gran importancia el urbanismo, debido a los monumentales programas desarrollados por reyes y papas, con un concepto integrador de la arquitectura y el paisaje que buscaba la recreación de un continuum espacial, de la expansión de las formas hacia el infinito, como expresión de unos elevados ideales, sean políticos o religiosos

Italia Al igual que en la época anterior, el motor del nuevo estilo volvió a ser Italia, gracias principalmente a la comitencia de la Iglesia y a los grandes programas arquitectónicos y urbanísticos desarrollados por la sede pontificia, deseosa de mostrar al mundo su victoria contra la Reforma. La principal modalidad constructiva de la arquitectura barroca italiana fue la iglesia, que se convirtió en el máximo exponente de la propaganda contrarreformista. Las meninas (1656), de Diego Velázquez, Museo del Fachada de San Carlo alle Quattro Fontane (16341640), de Francesco Borromini, Roma.Prado, Madrid.

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Palacio de Versalles, de Louis Le Vau y Jules Hardouin-Mansart (1669-1685)

Francia En Francia, bajo los reinados de Luis XIII y Luis XIV, se iniciaron una serie de construcciones de gran fastuosidad, que pretendían mostrar la grandeza del monarca y el carácter sublime y divino de la monarquía absolutista. Aunque en la arquitectura francesa se percibe cierta influencia de la italiana, esta fue reinterpretada de una forma más sobria y equilibrada, más fiel al clasicismo renacentista

España

Plaza Mayor de Salamanca (1728-1735), de Alberto Churriguera.

la arquitectura de la primera mitad del siglo XVII acusó la herencia herreriana, con una austeridad y simplicidad geométrica de influencia escurialense. Lo barroco se fue introduciendo paulatinamente sobre todo en la recargada decoración interior de iglesias y palacios, donde los retablos fueron evolucionando hacia cotas de cada vez más elevada magnificencia. En este período fue Juan Gómez de Mora la figura más destacada,38 siendo autor de la Clerecía de Salamanca (1617), el Ayuntamiento (1644-1702) y la Plaza Mayor de Madrid (1617-1619). Otros autores de la época fueron: Alonso Carbonell, autor del Palacio del Buen Retiro (1630-1640); Pedro Sánchez y Francisco Bautista, autores de la Colegiata de San Isidro de Madrid (1620-1664).39 Hacia mediados de siglo fueron ganando terreno las formas más ricas y los volúmenes más libres y dinámicos, con decoraciones naturalistas (guirnaldas, cartelas vegetales) o de formas abstractas (molduras y baquetones recortados, generalmente de forma mixtilínea).

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Escultura La escultura barroca adquirió el mismo carácter dinámico, sinuoso, expresivo, ornamental, que la arquitectura con la que llegará a una perfecta simbiosis sobre todo en edificios religiosos, destacando el movimiento y la expresión, partiendo de una base naturalista pero deformada a capricho del artista. La evolución de la escultura no fue uniforme en todos los países, ya que en ámbitos como España y Alemania, donde el arte gótico había tenido mucho asentamiento especialmente en la imaginería religiosa, aún pervivían ciertas formas estilísticas de la tradición local, mientras que en países donde el Renacimiento había supuesto la implantación de las formas clásicas (Italia y Francia) la perduración de estas es más acentuada. Por temática, junto a la religiosa tuvo bastante importancia la mitológica, sobre todo en palacios, fuentes y jardines. En Italia destacó nuevamente Gian Lorenzo Bernini, escultor de formación aunque trabajase como arquitecto por encargo de varios papas. Influido por la escultura helenística que en Roma podía estudiar a la perfección gracias a las colecciones arqueológicas papales, logró una gran maestría en la expresión del movimiento, en la fijación de la acción parada en el tiempo. Fue autor de obras tan relevantes como Eneas, Anquises y Ascanio huyendo de Troya (1618-1619)

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En Francia la escultura fue heredera del clasicismo renacentista, con preeminencia del aspecto decorativo y cortesano, y de la temática mitológica. Jacques Sarrazin se formó en Roma, donde estudió la escultura clásica y la obra de Miguel Ángel, cuya influencia se trasluce en sus Cariátides del Pavillon de l'Horloge del Louvre (1636). François Girardon trabajó en la decoración de Versalles, y es recordado por su Mausoleo del Cardenal Richelieu (16751694) y por el grupo de Apolo y las Ninfas de Versalles (1666-1675), inspirado en el Apolo de Belvedere de Leócares (circa 330 a. C.-300 a. C.). Antoine Coysevox también participó en el proyecto versallesco, y entre su producción destaca la Glorificación de Luis XIV en el Salón de la Guerra de Versalles (1678) y el Mausoleo de Mazarino (1689-1693). Pierre Puget fue el más original de los escultores franceses de la época, aunque no trabajó en París, y su gusto por el dramatismo y el movimiento violento le alejaron del clasicismo de su entorno: Milón de Crotona (1671-1682), inspirada en el Laocoonte

Apolo y Dafne

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Pintura La pintura barroca tuvo un marcado acento diferenciador geográfico, ya que su desarrollo se produjo por países, en diversas escuelas nacionales cada una con un sello distintivo. Sin embargo, se percibe una influencia común proveniente nuevamente de Italia, donde surgieron dos tendencias contrapuestas: el naturalismo (también llamado caravagismo), basado en la imitación de la realidad natural, con cierto gusto por el claroscuro el llamado tenebrismo; y el clasicismo, que es igual de realista pero con un concepto de la realidad más intelectual e idealizado. Posteriormente, en el llamado «pleno barroco» (segunda mitad del siglo XVII), la pintura evolucionó a un estilo más decorativo, con predominio de la pintura mural y cierta predilección por los efectos ópticos (trompe-l'oeil) y las escenografías lujosas y exuberantes.

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El neoclasicismo El término Neoclasicismo (del griego -νέος neos, el latín classicus y el sufijo griego -ισμός ismos) surgió en el siglo XVIII para denominar de forma peyorativa al movimiento estético que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía, y que consecuentemente se habían transmitido a todos los ámbitos de la cultura. Sin embargo, coincidiendo con la decadencia de Napoleón Bonaparte, el Neoclasicismo fue perdiendo adeptos en favor del Romanticismo.

Johann Joachim Winckelmann, a menudo llamado "el padre de la arqueología".

El juramento de los Horacios, obra de Jacques-Louis David.

Origen. Con el deseo de recuperar las huellas del pasado se pusieron en marcha expediciones para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. La que en 1749 emprendió desde Francia el arquitecto Jacques-Germain Soufflot, dio lugar a la publicación en 1754 de las Observations sur les antiquités de la ville d'Herculaneum, una referencia imprescindible para la formación de los artistas neoclásicos franceses. En Inglaterra la Society of Dilettanti subvencionó campañas arqueológicas para conocer las ruinas griegas y romanas. También hay que valorar el papel que desempeñó de Roma como lugar de cita para viajeros y artistas de toda Europa e incluso de América. En la ciudad se visitaban las ruinas, se intercambiaban ideas y cada uno iba adquiriendo un bagaje cultural que llevaría de vuelta a su tierra de origen

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Arquitectura La arquitectura puede ser analizada como una rama de las artes social y moral. La Enciclopedia le atribuyó la capacidad de influir en el pensamiento y en las costumbres de los hombres. Proliferan así las construcciones que pueden contribuir a mejorar la vida humana como hospitales, bibliotecas, museos, teatros, parques, etc., pensadas con carácter monumental. Esta nueva orientación hizo que se rechazara la última arquitectura barroca y se volvieran los ojos hacia el pasado a la búsqueda de un modelo arquitectónico de validez universal. Nacen movimientos de crítica que propugnan la necesidad de la funcionalidad y la supresión del ornato en los edificios. Francesco Milizia (1725-1798) en Principi di Architettura Civile (1781) extendió desde Italia las concepciones rigoristas a toda Europa. Mientras, en Francia, el abate Marc-Antoine Laugier (1713-1769) propugna en sus obras Essai sur l'Architecture (1752) y Observations sur l'Architecture (1765) la necesidad de crear un edificio en el cual todas sus partes tuvieran una función esencial y práctica y en el que los órdenes arquitectónicos fueran elementos constructivos y no sólo decorativos, todo ello para hacer una arquitectura verdadera: la construida con lógica.

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Escultura También en la escultura neoclásica pesó el recuerdo del pasado, muy presente si consideramos el gran número de piezas que las excavaciones iban sacando a la luz, además de las colecciones que se habían ido formando a lo largo de los siglos. Las esculturas neoclásicas se realizaban en la mayoría de los casos en mármol blanco, sin policromar, puesto que así se pensaba que eran las esculturas antiguas, predominando en ellas la noble sencillez y la serena belleza que Winckelmann había encontrado en la estatuaria griega. Psique reanimada por el beso del amor de Antonio Canova. En este mismo sentido habían ido las teorías de Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781) que en su libro Laocoonte, o de los límites de la pintura y de la poesía (1766) había tratado de fijar una ley estética de carácter universal que pudiera guiar a los artistas; sus concepciones sobre la moderación en las expresiones y en el plasmado de los sentimientos son reglas que adoptará el modelo neoclásico. Así, los escultores de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, crearán obras en las que prevalecerá una sencillez y una pureza de líneas que los apartará del gusto curvilíneo del Barroco. En todos ellos el desnudo tiene una notable presencia, como deseo de rodear las obras de una cierta intemporalidad. Los modelos griegos y romanos, los temas tomados de la mitología clásica y las alegorías sobre las virtudes cívicas llenaron los relieves de los edificios, los frontones de los pórticos y los monumentos, como arcos de triunfo o columnas conmemorativas. Las princesas Louise y Friederike von MecklenburgStrelitz, 1797

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pinturas Los pintores, entre los que destacó Jacques-Louis David, reprodujeron los principales hechos de la revolución y exaltaron los mitos romanos, a los que se identificó con los valores de la revolución. La claridad estructural y el predominio del dibujo sobre el color son algunas de las principales características formales de la pintura neoclásica. Obras como el Juramento de los Horacios, por ejemplo, plantean un espacio preciso en el que los personajes se sitúan en un primer plano. Jean Auguste Dominique Ingres (1839-1867) aunque no fue un pintor neoclásico, tiene obras como La Fuente- que representan este movimiento artístico.

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