15 de junio 2013 • Número 69 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada
TEMA DEL MES
FRUTAS Y HORTALIZAS MINERÍA
infierno arriba infierno abajo
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15 de junio de 2013
HUERTAS Y MERCADOS:
ALEGRAR LA VISTA
Bajo una lluvia ligera Langba y yo partimos de Parina en dirección a Binli… En Arasaas, me pidió que cortara bandas de corteza del árbol anapla kikala para preservarnos de las sanguijuelas. En el camino, cerca Aypud, hundió de pronto su bastón al borde del sendero y desarraigó una pequeña yerba, tawang kugun bulabdlad que, según me dijo, serviría de cebo para atrapar un jabalí. Más tarde se detuvo para arrancar una orquídea terrestre llamada liyamliyam empleada para combatir mágicamente a los insectos parásitos de los cultivos. En Binli Langba tomo cal apagada de tabaku, que quería ofrecer a la gente a cambio de otros ingredientes para mascar. Después de una discusión sobre los méritos de las variedades locales de Betelpimienta, Langba obtuvo permiso para cortar estacas de batata que pertenecían a dos formas vegetativas diferentes: kamuti inaswang y kamuti lupaw. Cortamos 25 y las envolvimos cuidadosamente en grandes hojas frescas de saging saba. De regreso masticamos tallos de tubu minama y nos detuvimos para comer los frutos de bugnay semejantes a cerezas silvestres. Llegamos a Mararim a mediados de la tarde y en el camino nos la pasamos discutiendo acerca de los cambios en la vegetación ocurridos en las últimas decenas de años.
Suplemento informativo de La Jornada 15 de junio de 2013 • Número 69 • Año VI
COMITÉ EDITORIAL Armando Bartra Coordinador Luciano Concheiro Subcoordinador Enrique Pérez S. Lourdes E. Rudiño Hernán García Crespo CONSEJO EDITORIAL Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.
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os granos son parejos y monótonos, los huevos excesivamente perfectos y las carnes nos recuerdan demasiado a los que hubo que matar para podérnoslos comer. En cambio la fiesta de formas, colores y aromas que son las frutas y hortalizas nos seduce aun antes de hincarles el diente. Las frutas y verduras primero se miran, se soban, se aprietan, se les encaja la uña, se husmean… y sólo después del moroso cachondeo se comen. La tentación por la que Eva y Adán renunciaron al insípido y aburrido paraíso fue una jugosa fruta, ¿qué otra cosa? En términos económicos el boom de los cultivos exóticos y no tradicionales se explica porque tienen demanda y buen precio. Pero para los campesinos la inagotable variedad hortofrutícola y de recolección es importante no por su potencial mercantil, ni siquiera por su valor nutritivo, sino ante todo por sus significados, por su función simbólica, por su trascendencia cultural.
Diseño Hernán García Crespo
La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300. Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 53556702. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo número 04-2008-121817381700-107.
Para las mujeres y los hombres del campo saber cómo se llaman y para qué sirven los animales y vegetales de su entorno es tan importante como conocer nombre, ocupación y mañas de los vecinos. Y aunque no tengan bases digitales de datos para almacenarlo, su saber biológico es vertiginoso.
PORTADA: La Jornada del Campo
Yolanda Massieu Trigo, coordinadora de posgrado en Desarrollo Rural de la UAM-Azcapotzalco, fue coeditora en este número del suplemento
H. C. Conklin. The Relation of Hanunóo Culture to the Plant World
de Petatlán: “Por aquí hay pino y pino encino, parota, parotilla, huesillo, ceiba, aguacatillo, roble, tamarindo, guarumbo, culebro, arrayán, cacahuananche, cuero de toro, palo de oído, pellejudo y muchos más. Conocemos también el encino negro, el encino amarillo, calahue, canicuil, palo colorado, roble, cedro, chichalaquije, changundo o nanche silvestre, parota, ceiba, pochota, tres dedos o salasuchil, buje, palo prieto, varil, encinillo. Y de arbustos tenemos el espinudo, el tapacaminos, el cenicillo que da unas bolitas que son sabrosas... Igual hay plantitas que se comen como la yerbamora que se prepara en tortas y la conguera y la verdolaga tan rica… Pero el bosque es también farmacia. Ahí se encuentran remedios para todo mal: hay yerbas como la Santamarta para los granos; árnica de a montón; la yerba de la víbora y la sosucua, las dos para piquete de alacrán; la pororicua, arbustillo que sirve para quitar el dolor y bajar la fiebre; el cordoncillo y la prodigiosa que muy se usa para curar diabetes; la golondrina que tanto ayuda a aliviar piquete de alacrán como a quitar dolores, y cuando pegan ataques del corazón se hierve la flor de cempazuchitl con la golondrina y ya… El tresdedos, muy medicinal para el dolor de oídos… El buje para el gastritis y las manchas blancas que salen en la piel…”.
Los rústicos podrían hacer listas interminables de bestias, bichos, árboles, arbustos, hongos, yerbas… Pero lo que les importa no es la información por sí misma, sino lo que ésta les dice, lo que significa. De lo que se trata es de meter orden en el mundo, de darle sentido mediante la separación, identificación y religamiento de sus componentes. Y el vehículo de esta operación es el lenguaje. “Cada cosa sagrada debe estar en su lugar”, decía un sabio de la tribu Omaha. Y lo primero es averiguar sus nombres verdaderos. Como Conklin con Langba, Lorena Paz Paredes recogió la plática llena de sabiduría de Juana, campesina de Las Cubas, municipio
Estos nombres remiten a conceptos y representan conocimiento práctico, pero también son signos lingüísticos referidos a imágenes polisémicas. Así al cultivar, recolectar y nombrar no sólo se obtienen cosas inmediata y materialmente útiles, también se habla de las cosas. O más bien se habla con las cosas y por medio de las cosas. Lo que tiene una utilidad que va más allá de lo inmediato y más allá de lo material. Gracias a los conocimientos que los ordenan y clasifican, los vegetales y animales pueden ser empleados como satisfactores de necesidades físicas. Pero la capacidad que tienen las palabras con que se los designa de producir imágenes y metáforas, permite que satisfagan también necesidades espirituales. Y es que ciertas plantas y animales además de ser quizá útiles pueden representar la astucia, la amenaza, la mentira, la seducción, el poder, la debilidad, la sabiduría…
Después de una larga subida llego sin aliento a la casa de Yolanda y Hernán. Ahí me recibe el canto de los pájaros y a veces el olor a pan recién horneado. Mientras admiro las lechugas y los jitomates pequeños y sabrosos que pronto serán cosechados, y saboreo una cerveza artesanal que cada día les sale mejor, me entero de que pronto sembrarán las semillas que trajeron de Chicago. La gracia está en que Yolanda y Hernán viven en un departamento de tercer piso en la ciudad de México, de modo que los pájaros cantan en la sala, el pan se hornea en la cocina, la cerveza madura en el baño y las hortalizas crecen en un estrecho balcón. ¡Sí se puede! Por desgracia Yolanda y Hernán aun son excepcionales y los de ciudad nos perdemos casi por completo la experiencia poética de interactuar con las vidas no humanas. Pero, así sea de manera vicaria, los urbanitas podemos darnos idea si vamos al mercado. Ahí, acomodados en cajones, depositados en recipientes de vidrio o en huajes, metidos en costales, colgados de ganchos o equilibrados en milagrosos montones encontramos infinidad de frutas, verduras, granos, yerbas, carnes, insectos… Maravillas, suculencias y exquisiteces que han sido distribuidos conforme a un orden utilitario que atiende a su origen, naturaleza y empleo. Pero dispuestos también con un orden estético de ritmos, contrastes y armonías que se preocupa por la belleza del conjunto, de modo que no desentonan hojas, ramas y flores que en rigor “no sirven para nada” pero alegran la vista. Fíjense: “alegran la vista”; porque, sí, la alegría “entra por los ojos”. Ahí se concentra una enorme cantidad de información y saber biológico, pero muy distintos de los que encontramos, por ejemplo, en los herbolarios. La diferencia entre un mercado hortofrutícola y un reservorio botánico radica en que el mercado está vivo. Y también en que en una plaza el todo es mayor que las partes: un conjunto diverso y abigarrado pero unitario que nos invade apenas traspasamos la puerta y antes de que podamos detenernos en alguno de sus componentes. No estamos ante una sumatoria quizá exhaustiva y rigurosa pero serial como son las colecciones científicas, sino ante un todo complejo cuyo orden resulta de una racionalidad agroecológica, alimentaria y económica, pero también histórica, cultural, estética, mítica… Entrar a un mercado de altas naves donde los pregones de las marchantas reverberan como rezos, es como entrar a un templo. Inolvidable el santo olor a ocote y tiras de tasajo ahumadas que purificaba a los fieles cuando ingresábamos al mercado grande de Oaxaca antes de la remodelación. Al darles un nombre a las cosas se les da también un alma, se las anima. Y las cosas animadas conversan entre sí. No como los tomatitos de Herdez, sino como las parlanchinas y chimiscoleras viandas de los tianguis. Un mercado es entonces un enorme conversatorio, un dialogo, parte silencioso parte sonoro, por el que las cosas y las personas restauran cuando menos una vez a la semana el frágil equilibrio del mundo.
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MERCADO EL CIEN: OFERTA LOCAL, ORGÁNICA Y DE COMERCIO JUSTO Lourdes Rudiño Como resultado de un acuerdo “entre amigos”, hace dos años y medio nació el Mercado El Cien, un Ɵanguis de alimentos orgánicos, locales y de precio justo, que inició con 12 expendios, hoy suma 26 y próximamente llegará a 30.
transformados en un espectro de cien millas a la redonda; son productos locales que no necesitan tanto transporte y requieren menos refrigeración, por lo cual contaminan menos con quema de combusƟbles”.
Esta experiencia, que implica no sólo intercambios comerciales, sino culturales entre productores y consumidores, se desarrolla todos los domingos en la colonia Roma, de forma intercalada: un día en la Plaza Luis Cabrera y otro en la Río de Janeiro, así como, por invitación de la Secretaría de Medio Ambiente, el úlƟmo sábado de cada mes en Ecoguardas, en la carretera Picacho-Ajusco.
Además, precisa, los productos que aquí se expenden –hortalizas, sales minerales con especias, quesos orgánicos, dulces exentos de azúcar, frutas de temporada, pavo orgánico, etcétera- son limpios, pues uƟlizan agua de riego y no conƟenen agroquímicos, pesƟcidas, conservadores ni colorantes arƟficiales.
Ana Calderón, coordinadora del Mercado, explica el porqué del nombre: “aquí se venden productos ecológicos culƟvados o
Ana comenta que los productores son gente que viene fundamentalmente de las delegaciones Xochimilco y Magdalena Contreras; del estado de México, Morelos, Querétaro y Tlaxcala. Los pequeños empresarios
transformadores, que elaboran sus panes, jabones, dulces, sales y demás vienen de las delegaciones Iztapalapa o Cuauhtémoc. Todos ellos aƟenden a la clientela que ronda en promedio los 30-35 años de edad, gente interesada en saber de dónde proviene la comida que consume y que está interesada también en conocer los insumos uƟlizados en la preparación de productos elaborados. Así, el Mercado se escucha escandaloso; se escuchan aquí y allá explicaciones y detalles sobre cada producto. Hay productores que buscan parƟcipar en el Mercado El Cien, y por tanto están en “lista de espera”. Ana explica que este Ɵanguis no aspira a crecer mucho, tan sólo a 30 expendedores, y tampoco se pretende establecer competencia entre productores de alimentos similares. Más bien existe el proyecto de crear réplicas de este Mercado en delegaciones
TesƟmonios de campesinos que ofrecen hortalizas y frutas en el Foro Tianguis AlternaƟvo*
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anitzio Juárez. Vengo de Cuajimalpa de Morelos. Allá producimos hortalizas, acelga, espinaca, rábano, betabel, y algunas hierbas de olor, de uso medicinal; también por temporadas tenemos fruta como ciruela, tejocote y capulín. Todo lo que traigo lo produzco yo, todo es orgánico. Tengo certificación de orgánico, de un sello que generó hace años el Gobierno del Distrito Federal con la empresa certificadora OSIA, pero no he renovado el sello. ¿Cómo comercializo mi producción? Primero con los vecinos; estamos en una hondonada, algunos nos conocen (a mí y a mi esposa) y nos piden que les surtamos algunas verduras, o vamos a tianguis de trueque de la Mixhuca que ahora se lleva a cabo también en otros lados. Los precios los fijamos en función del costo. Nosotros mismos producimos nuestra composta, con el reciclaje de residuos orgánicos que nos dan los vecinos; nos proporcionan el estiércol de sus animales, y podemos tener ahorros. Para traer acá sumamos el costo de la gasolina. Por lo general también vemos la cuestión
del mercado, vemos los precios de los mercados de la colonia y tratamos de dar precios similares. La acelga la vendo a 12 pesos el manojo; en mi colonia la damos a ocho pesos. En los mercados acá hemos visto que está a 12, pero he visto en supermercados que la dan a 27 y el manojo es la mitad del nuestro. Me parecen muy caros los precios de los supermercados. Aquí (en el Foro Tianguis Alternativo) tenemos clientes constantes, más que ser proveedores-compradores, hacemos amistad, vamos platicando y compartiendo nuestros saberes; los consumidores tienen mucho que decirnos, hay reciprocidad. La gente valora aquí que nuestra producción es orgánica. Pero en términos generales la sociedad desconoce y le resulta indiferente si su comida es orgánica o convencional. Hace falta promoción de lo orgánico. A la producción de hortalizas de Cuajimalpa le aqueja el avance de la mancha urbana. Antes todo eso era milpa y maguey para pulque, pero como ya no es redituable producir maíz ni pulque, la gente fracciona los terrenos, pues hay demanda cre-
ciente de vivienda para la mano de obra que trabaja en el centro de Santa Fe. El urbanismo es como un cáncer que avanza a pasos agigantados. Tomás Villanueva Buendía. Me conocen como Tomaicito, por la pasión con que cuido las semillas criollas, entre ellas la del maíz. Vemos la milpa como un modo de vida: en la milpa hay hierbas, quelites, quintoniles, habas, frijoles… de tal manera que la milpa es un modo de vida y allí hay una granja donde los animales y el abono que dan están unidos a la cadena de energía de las plantas y la tierra. Yo vengo de Tepetlixpa, que es el último municipio del sureste del Estado de México, es colindante con los altos de Morelos. Allí tenemos fruta en la milpa, porque nuestra zona es de laderas, nuestro hábitat es el clima templado frío a las faldas del Popocatépetl. Un modo de frenar la erosión de la tierra es teniendo magueyes, teniendo frutales en terrazas; los tenemos en los bordos y en el centro están los maíces, y la granja con gallinas es el complemento. El 80 por ciento de lo que traigo aquí al tianguis lo
como Benito Juárez, Coyoacán y Miguel Hidalgo. “Por lo menos, este año tendremos uno más”. Precisa que el objeƟvo de este Mercado es “ayudar a que la gente tenga mejor alimentación, pues ya estamos acostumbrados a comer cualquier cosa, sin saber de dónde viene ni qué conƟene. Se trata de reeducarnos con productos limpios sobre todo”. Los productores del Mercado El Cien deben garanƟzar que su oferta cumple con los criterios de este Ɵanguis. Por ello, señala Ana, “hemos implementado un sistema de garanơa parƟcipaƟva (SGP)”, el cual implica visitas a los lugares de producción y procesamiento de los expendedores del mercado por parte de un comité conformado por un productor, un consumidor y un miembro
produzco yo (duraznos, manzanitas, peras, zapote blanco, granadas, membrillo, ciruela); sólo el pepino y jitomate lo traigo de grupos amigos que producen en invernadero en Morelos. Los productores de mi zona vendemos en los tianguis del Distrito Federal y los de Morelos (Tepoztlán y Cauatla) y estamos próximos a tener un tianguis en Cuernavaca. Los mercados y tianguis orgánicos significan un reciclamiento de la granja, de la energía, de las cosas; antes no había; hoy día, aparte de los tianguis, se han creado redes responsables de consumo por la vía del internet y también se han creado más localitos por doquier en la Ciudad de México, a los que surtimos. Se han abierto más canales de comercialización, pero para la sociedad en general la agricultura orgánica aún es un concepto nuevo. Hace falta mayor difusión de por qué es importante consumir orgánico, que se refiere a que es producción que no usa insumos de síntesis química. Nosotros en la región y acá le llamamos a nuestra producción “frutas criollas, alimentos naturales, sanos, limpios”. Es un mito que esta producción sea cara. Ocurre que en el mercado convencional los precios fluctúan desde regalado hasta excesivamente caro, y en los tianguis orgánicos tenemos precios justos y estables. Un termómetro para nosotros es cuando se acaba nuestro producto rapidísimo. Es el caso del huevo, que se encareció mucho en el mercado convencional, y nosotros lo hemos
de la asociación del Mercado. Este comi- té cuenta con una tabla de criterios para calificar a los productores y sus productos (“que básicamente deben ser sanos, ricos, justos y locales”) y al final genera un sello SGP. Algunos de los productores cuentan con cerƟficaciones de orgánico y comercio justo de agencia, pero la gran mayoría no. El proceso de cerƟficación SGP está en marcha. En cuanto a los precios, Ana precisa que el Mercado no interviene en su definición; el precio es decisión de cada productor, si bien el Mercado los orienta en el senƟdo de que debe ser justo tanto para el productor como para el consumidor, que cubra costos y gastos de transporte y procesamiento y que implique una ganancia razonable.
ELOGIO HORTOFRUTÍCOLA DE JUAN DE LA CUEVA Έ1543ͳ1610Ή Mirad aquellas frutas naturales, el plátano, mamey, gayaba, anona, si en gusto a las de España son iguales. Pues un chico zapote, a la persona del Rey puede ser empresentado por el fruto mejor que cría Pomona. El aguacate, a Venus consagrado por el efecto y trenas de colores, el capulí y el zapote colorado; la variedad de hierbas y de flores, de que hacen figuras estampadas en lienzo, con maƟces y labores, sin otras cien mil cosas regaladas de que los indios y españoles usan,
que de los indios fueron inventadas.
mantenido sin cambio en 3.50 pesos la pieza. La manzana la vendo aquí a 30 pesos el kilo, el jitomate a 25, el pepino a 15, el frijol a 40 pesos el kilo, la tortilla a 15 pesos la docena. Son precios de recuperación, no capitalizan el campo. No ganamos. Estamos ganando con cuidar la tierra allá. Estos tianguis son nuestros. Corresponden a una cultura ancestral del México antiguo y por eso volvemos a esta cultura y estamos aquí. Yo pienso que yo ni siquiera tendría por qué venir a la ciudad, ustedes deberían ir allá; el campo está solo, necesitados de gente, gente consciente. *El Foro Tianguis Alternativo trabaja todos los domingos en Álvaro Obregón No. 185, entre Monterrey y Tonalá, Col. Roma Norte, (parada metrobús Álvaro Obregón, cerca de la glorieta de Insurgentes), con horario de 10:00 a 17:00 horas.
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POR UNA VERDADERA CRUZADA CONTRA EL HAMBRE:
PROPUESTAS DESDE LA PERSPECTIVA DE UN PAÍS MEGADIVERSO Catarina Illsley Granich Coordinadora del Programa de Manejo Campesino de Recursos Naturales del Grupo de Estudios Ambientales, AC
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vienen de fuera de la comunidad, lo cual es alarmante pues los ingresos de estas familias son escasos. Los principales alimentos foráneos son el azúcar, el jitomate saladette, el chile serrano, el pollo de granja, la sopa de pasta, la leche, el arroz, los refrescos, jugos artificiales, el pan y las sopas Maruchan, que van desplazando a los nutritivos recursos locales.
La respuesta es que México cuenta con un gran acervo de recursos propios, de una diversidad y riqueza invaluables. Muchos de ellos hasta ahora han sido soslayados y son invisibles para los tomadores de decisiones, y lo que es peor, están en peligro de perderse para siempre. Me refiero, por supuesto, a todos los recursos alimentarios de origen vegetal y animal conocidos y empleados por los diferentes grupos indígenas y campesinos de nuestro país. Muchas veces no nos damos cuenta que las frutas y verduras que comemos no siempre existieron en la naturaleza en la forma en que hoy las conocemos. Fue el trabajo de selección realizado por grupos étnicos de diferentes regiones del mundo el que las fue transformando hasta sus actuales características. El antecesor del maíz era un pasto con una espiga compuesta por unos ocho a diez granos que se caían espontáneamente, muy alejado de la actual mazorca de muchos granos que dependen de la mano humana para ser desprendidas del enorme raquis y lograr su reproducción. Lo interesante es que este importante proceso de domesticación aún continúa en las regiones indígenas de nuestro país. Hay plantas que están hoy en día en el proceso de pasar de ser silvestres a domesticadas o cultivadas y que se conocen y emplean sólo en ciertos lugares. Investigadores del Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) calculan que hay más de mil especies de plantas que se utilizan con fines alimenticios en los diferentes ecosistemas de nuestro país, entre hierbas, arbustos, árboles, hongos y otras formas botánicas, entre silvestres y cultivadas y semicultivadas. ¿Y qué relevancia tiene eso para quienes no somos indígenas; qué sentido rescatar y visibilizar alimentos que sólo comen los más pobres entre los pobres? Su importancia estriba en que muchos de esos recursos pueden tener un enorme potencial para enfrentar la actual crisis de malnutrición. Tomo como ejemplo los casos de la alegría y de las chías. Hoy en día
FOTO: Daniel Granatta
e reconoce que nuestro país atraviesa por una crisis de malnutrición en la que la desnutrición convive con la obesidad. ¿Se podría implementar una verdadera cruzada, no contra el hambre, sino contra la malnutrición? ¿Con qué recursos cuenta México para contrarrestar la crisis sin establecer alianzas con corporaciones trasnacionales que buscan expandir sus mercados e inundarnos de alimentos chatarra que sólo van a incrementar el problema?
todos conocemos estas especies y nadie duda de su enorme valor nutricional; se venden en el mundo entero. Pero hace 30 años no se les conocía fuera de las comunidades indígenas que las salvaguardaron de la extinción a que fueron condenadas por los conquistadores españoles, cultivándolas en pequeña escala y en muchos casos en la clandestinidad. Un estudio realizado en 2012 por Gabriela Martínez, de la UNAM, en comunidades nahuas del municipio de Ahuacuotzingo, Guerrero, enlistó 82 productos alimentarios cultivados y recolectados localmente. Este sistema alimentario local incluye al menos siete variedades de maíz (blanco, amarillo, negro, pinto, colorado, morado y mejorado o híbrido); nueve de frijoles (criollo colorado, negro, apalete, pataxte, entre otros); 21 de verduras (calabazas tamalayota, huizayota, pipiana y pachayota; cuatomate; guaje; nanacate; chiltepín; rábanos; nopales; jitomate; col; chayote, y ejotes, entre otros); 30 de frutas (ciruelas, ilanas, nanches, guanábanas, aguacate criollo, cajeles, moraditos, huicones, guamúchil, mangos, nísperos, zapote blanco, cocos, toronjas, limas, limón, mandarina, papaya, melón, tuna, tamarindo, mamey, guayaba y otros), y al menos cuatro flores comestibles y seis hierbas de olor. Entre las verduras se encuentran por supuesto los quelites, nombre genérico para una amplia gama de plantas que no son cultivadas sino propiciadas y recolectadas en las milpas, los solares, el monte y las veredas, todas ellas riquísimas en vitaminas, minerales, proteínas y antioxidantes, según los estudios
efectuados por la UNAM y por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. En la mesa de estas comunidades nunca faltan los frescos pápalos, pipitzas y guajes, principalmente, pero también cilantro y yepaquelite. Para los guisos, ensaladas y caldos están el chipile, el huauzontle, el cilantro criollo, la escobita, la pipitza, el tepalcax, el copaquelite, el guaquelite, el topalquelite, el tlalahuacate y la verdolaga. El yepaquelite, por ejemplo, es uno de los pocos quelites que se dan en forma de árbol, una leguminosa, y tiene un altísimo contenido de proteínas vegetales, 39 por ciento del total del peso de la planta seca y preparada. Se come en caldo, en tamales, en quesadillas, en albóndigas o como verdura fresca. Y así como este estudio, existen muchos otros que nos van mostrando la diversidad específica del sistema alimentario cada región y de cada uno de los 60 grupos étnicos que habitan el territorio nacional.
¿Por qué hay desnutrición en las comunidades indígenas cuando se cuenta con tantos recursos? Una de las causas principales es que muchos de los alimentos tradicionales de altor valor nutritivo están culturalmente devaluados, son considerados “alimentos de pobre” aun en las propias comunidades. En cambio, beber refrescos y consumir productos procesados que se adquieren en las tiendas son factores de prestigio porque reflejan capacidad de compra y adecuación a lo socialmente visto como “moderno”. En este cambio cultural PepsiCo y Nestlé, como muchas otras transnacionales alimentarias, han jugado un papel central mediante las omnipresentes y permanentes campañas publicitarias de sus mercancías. El dinero que ingresa por remesas o por los programas de gobierno, como Oportunidades, es empleado en su mayor parte para comprar alimentos procesados. El estudio realizado por Gabriela Martínez indica también que 48 por ciento de los alimentos que consumen las familias pro-
La disminución de la agrobiodiversidad no sólo es cuestión cultural, sino que también obedece a la introducción de agrotóxicos y a cambios en las formas de producción; así, el uso de herbicidas en las milpas ha disminuido severamente la producción de varios quelites, que mueren con esos venenos. El consumo de mieles silvestres también se ha reducido drásticamente por la mortandad de abejas meliponas resultado de las fumigaciones contra el paludismo. Por otro lado, debido a la fuerte emigración y sobre todo la migración permanente de los jóvenes, no se transmiten todos los conocimientos agrícolas ni hay un relevo para los adultos en las actividades de campo; hay actividades que se abandonan. Por lo descrito, proponemos que la Campaña Nacional contra el Hambre empiece con un gran esfuerzo tanto educativo, para promover el reconocimiento y la valoración de los alimentos locales, como productivo, para fomentar el cultivo de plantas alimenticias tradicionales de las milpas y los huertos y otras que están desapareciendo. Este empeño debiera incluir el reconocimiento de la capacidad de las familias y las comunidades campesinas de autoabastecerse y, por supuesto, de su papel como custodias de la agrobiodiversidad. Pero también debe incluir una campaña para abrir canales de comercialización de estos productos a los mercados y supermercados nacionales, así como de difusión sobre las formas de preparar los guisos para su mayor disfrute. También se requeriría el apoyo de las instancias de investigación para analizar aquellas especies que aún no cuentan con estudios y difundir los resultados de las que sí han sido estudiadas. Japón y Francia están tomando como eje de su política de combate a la obesidad la revaloración de la alimentación tradicional. Mucho podríamos aprender de estas experiencias, con una gastronomía que también ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad.
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SECTOR HORTOFRUTÍCOLA: IMPORTANCIA GLOBAL Y CONTRADICCIONES Héctor B. Fletes Ocón Universidad Autónoma de Chiapas hectorfleteso@yahoo.com.mx
La producción de frutas y hortalizas presenta un fuerte dinamismo que acompaña y refleja la profunda interrelación comercial mundial de las tres décadas recientes. En el periodo 1993-2010, su producción mundial pasó de 963 millones 400 mil toneladas a mil millones 722 mil 100, que significa una tasa de crecimiento promedio anual de 3.48 por ciento. Por su parte, las exportaciones (incluyendo algunas harinas, deshidratados y jugos) crecieron a una tasa superior (3.91 por ciento anual), al pasar de 95 millones 800 mil a 183 millones 700 mil toneladas (cálculos de acuerdo con la base estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO). Esto implica un aumento en la proporción de los volúmenes de hortofrutícolas exportados respecto de la producción de 9.9 por ciento en 1993 a 10.6 por ciento en 2010. Crecimiento que sin embargo parece reducido e indicaría, en contraparte, una gran importancia de los abastecimientos nacionales y locales de estos cultivos.
fermedades cardiovasculares) es desigual. En 2009, mientras que en Estados Unidos el consumo de hortalizas fue de 122.9 kilogramos por persona al año, en los países menos desarrollados fue apenas de 37 kilogramos. Durante 1997-2009, el consumo de frutas y hortalizas ha mejorado en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, así como en los menos desarrollados. En México, durante el periodo de 2001 a 2009, se redujo el consumo de frutas (de 118.7 a 109.2 kilos por persona al año –un nivel similar a Estados Unidos), y de hortalizas (de 71.1 a 57.1 kilos por persona). La mayor presencia relativa (aunque desigual) de frutas y hortalizas en el comercio y consumo
tantemente, entre ellos podemos mencionar el relativo a las normas por Bioterrorismo en Estados Unidos, y su programa cada vez más intenso de regulación sanitaria de las importaciones de frutas, que han conllevado programas de exportación bajo un esquema de “desarrollo de proveedores de calidad” –caso de México.
en otras esferas de la distribución de mercancías, y como consecuencia, en parte, del debilitamiento de las instituciones y el cambio en regulaciones del Estado, el sector minorista adquiere un papel condicionante en el establecimiento de estándares y en los tipos de productos que se distribuyen. Estos actores, en particular minoristas y empresas de alimentos (además de compañías distribuidoras globales y consumidores), han establecido una especie de “regla global” para la producción de hortofrutícolas (y otros) concretado en el Globalgap, un sistema de certificación (y estándar) de la implementación de buenas prácticas agrícolas aplicable en todo el mundo (aunque, se dice, “no obligatorio”), cuando
FOTO: Adelaide
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l sistema agroalimentario es uno de los “más globalizados” en la actualidad. En tal sistema, o más apropiadamente sistemas, se generan constantemente nuevas tecnologías de producción y tratamiento de alimentos, crece el alcance de compañías productoras y se distribuyen productos a grandes distancias.
China produce –considerando el año 2010- una quinta parte del volumen mundial de las frutas, y un poco más de la mitad de las hortalizas. Las exportaciones de cinco países (China, Países Bajos, España, Estados Unidos y Bélgica) representaron ese año una tercera parte del total exportado globalmente. En el periodo 1993-2010 se dio un desplazamiento de Países Bajos y España como principales exportadores de hortofrutícolas (en 1993 y 2002 respectivamente) por China, que para el último año exportó 14.7 millones de toneladas, esto es ocho por ciento del total mundial. La importancia de naciones exportadoras como Países Bajos, España y Bélgica se asocia con la operación de un complejo industrial y redistribuidor (infraestructura multimodal y empresas que participan en la logística de distribución global) que coloca productos hortofrutícolas en Europa y naciones vecinas de altos ingresos.
globales resulta de procesos diversos y de la participación de un conjunto complejo de actores. En primer lugar, se puede señalar el empuje decisivo de distintas corporaciones trasnacionales, en particular las colocadas en la esfera de la distribución. También, el proceso político de integración regional y apertura comercial que ha permitido el suministro de productos a lo largo de todo el año. Avances tecnológicos, como el desarrollo de nuevas formas de producción que minimizan el riesgo de cambios del clima en las regiones productoras (agricultura protegida, de invernadero, además de cámaras de enfriamiento), han sido importantes. Otro desarrollo es el uso de plástico en la siembra, conocido en México como “acolchado”, así como el adelanto de floración en algunos árboles frutales, práctica con algunas décadas de aplicación, pero que se difunde con mayor profundidad.
Sin embargo, el consumo de frutas y hortalizas (que además de prevenir desórdenes nutricionales ayuda a reducir el riesgo de en-
Como parte de la globalización, los productos hortofrutícolas revelan ciertas desigualdades y contradicciones relevantes. Como ocurre
hace una década su aplicación se centraba en Europa. Pero cada bloque regional ha creado ciertas regulaciones específicas (como el caso de “México Calidad Suprema”). Se ha generado una cadena de agencias que participan en lo que ahora se denomina “certificación por terceros”, complicando y encareciendo la conformidad con las nuevas reglas por parte de productores agrícolas con ciertas desventajas. Junto con el debilitamiento relativo de los Estados, la globalización se ha manifestado entonces en una profundización de las reglas más que en la liberalización completa de los intercambios de hortofrutícolas. La regulación de la producción y distribución de hortofrutícolas viene desde distintos frentes. Los Estados conservan un papel en este proceso, pues han incorporado cada vez con más fuerza normas de sanidad e inocuidad alimentaria –en la lógica de calidad-, aspecto reforzado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Otros espacios de regulación son creados cons-
Frente a esto, se tienen experiencias en las cuales agricultores con mayor disponibilidad de capital y contactos comerciales pueden adoptar las nuevas prácticas sugeridas, o modificar su organización productiva y comercial, incluyendo la infraestructura y equipo, pero esto no sucede fácilmente en el grupo heterogéneo de agricultores de pequeña escala o con menor capital disponible, campesinos, quienes han logrado enfrentar las barreras no arancelarias sólo por medio de cooperativas de producción, su inserción en nichos de mercado, o esfuerzos individuales (aunque en red con otros actores) sumamente creativos. Una situación similar se presenta en el mercado de hortofrutícolas orgánicos, en el cual productores de gran escala, aprovechando contactos comerciales y cierto desarrollo tecnológico, tienen la posibilidad, de manera “más fácil”, de reorganizar la producción y adaptar su infraestructura para convertirla en orgánica certificada. Cabe mencionar ciertos avances en la obtención de este sello por medio de la certificación participativa, que sin embargo más adelante en la cadena se enfrenta a otro tipo de re-certificaciones de carácter global. En otras experiencias, agricultores de pequeña escala se están agrupando en la creación de un Sello de Pequeño Productor, que está en construcción. La idea y práctica de calidad presenta sus propios procesos contradictorios. Más que un parámetro objetivo respaldado técnicamente, su construcción es polifónica y su aplicación ha sido diferenciada de acuerdo con el producto e incluso con las regiones. En algunos contextos, la difusión de las regulaciones de sanidad (una forma en que se ha aplicado la idea de calidad) se ha manifestado en la reproducción de la desigualdad entre los agricultores. Ciertos grupos regionales participan con más fuerza en el diseño de los términos de sanidad y en su aplicación. De alguna u otra manera, la conformidad con los términos de sanidad en muchas ocasiones ha permanecido fuera de control directo por los agricultores, situación que se deriva de la relación asimétrica que ellos sostienen con los actores que coordinan las
distintas cadenas agroindustriales, como pueden ser los empaques o las industrias transformadoras. Por otro lado, involucrados en una competencia por la atracción de clientes a sus tiendas, los supermercados establecen también una presión sobre los precios en hortofrutícolas, algunos de los cuales se convierten en “productos gancho”. Los supermercados aseguran el abastecimiento no sólo por medio de la adquisición en centrales de abasto o mercados mayoristas, sino estableciendo relaciones directas con productores y con importadores o comisionistas. Para mantener precios bajos pueden realizar contratos con estos agentes, o incluso con pequeños o medianos agricultores, para asegurar el suministro de productos con cierta regularidad a lo largo del año. Los agricultores responden a la presión de precios de los supermercados con el mejoramiento de las tecnologías, los métodos de producción o los productos, pero la mayoría de ellas con altos costos financieros y ambientales. Tratan de cumplir las regulaciones sanitarias, pero igualmente con alta inversión (relativa) de tiempo y recursos. Al final, resulta que pequeños agricultores dejan la actividad por estas situaciones, lo que conduce a un proceso de concentración en las cadenas agroalimentarias. Otro aspecto relevante en la hortofruticultura es que en la mayor parte de las regiones donde se desarrolla se tiene una lógica y prácticas de agricultura industrial. Actualmente se dejan ver impactos ambientales de esta lógica. Ante las evidencias de cambio climático, se está cuestionando su contribución en la emisión de gases de efecto invernadero. Se trata de efectos sociales y ambientales: disminución paulatina de la fertilidad de los suelos, contaminación de mantos freáticos, deterioro de la salud de los trabajadores, reducción de biodiversidad local, proliferación de plagas y enfermedades e inestabilidad de empleo que se genera en las regiones productoras por las anteriores razones y por la movilidad de las empresas. Se debe reconsiderar desde lo político el estímulo a los hortofrutícolas para generar condiciones de menor asimetría en la producción e intercambio, así como reducir los impactos socioambientales. Es importante retomar y vincularse con las experiencias sociales desde los espacios en los que se resisten y contrarrestan estas contradicciones. Entre ellos, el desarrollo de “cadenas cortas”, mercados locales, huertos urbanos, alimentos de “kilómetro cero” o Sello de Pequeños Productores. .
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DIVERSIDAD AGROECOLÓGICA VS HOMOGENEIDAD ALIMENTARIA Luis Eduardo Pérez Llamas
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a biodiversidad y los policultivos son primordiales en todo proyecto agroecológico. Preservar y enriquecer el banco de semillas domésticas y la flora silvestre está en la médula de los agroecólogos. Desde hace décadas todos los que practican técnicas agrícolas alternativas se reúnen para intercambiar métodos de cultivo, pero sobre todo semillas, lo que detonó iniciativas de recuperación de las razas y variedades de cultivos básicos –para el caso mexicano: maíz, frijol, nopal, maguey, amaranto, chía, etcétera-, así como la incorporación de una gran diversidad de lechugas y jitomates –comerciales y silvestres-, lo mismo que cultivos tan importantes como la moringa, que en Mali es utilizada para abatir la desnutrición infantil. O la estevia (de origen amazónico) potentemente más dulce que el azúcar blanca sin ser factor de riesgo para la diabetes. La lista es larga. México está salpicado de estas pequeñas experiencias agroecológicas donde reina la biodiversidad y los policultivos. En Agua Escondida –rancho agroecológico de aproximadamente 18 hectáreas inserto en la sierra de Xico, Veracruz- cuentan con una biodiversidad de alrededor de dos mil 500 variedades de plantas, arbustos y árboles de bosque de niebla y cultivan durante el año alrededor de 500 variedades de cultivos entre hortalizas, frutas y plantas aromáticas y medicinales. O el caso de la comunidad de Vicente Guerrero, Tlaxcala, que es considerada por el experto en maíz Antonio Turrent uno de los pueblos “guardianes de las más de 59 razas nativas y de las miles de variedades de maíz que existen en México”, y donde, por otro lado, Don Roque –pionero veterano del proyecto- llega a cosechar en su pequeña parcela de no más de una hectárea alrededor de 27 variedades de frutas, vegetales, leguminosas y cereales. Otra es la experiencia de Tomas Villanueva –ubicado por los rumbos de Amecameca, en Tepetlixpa, Estado de México- quien juguetona y alfabéticamente nos dice cultivar hortalizas de la A a la Z, desde alcachofas hasta zanahorias; Tomas –por tradición familiar- es el marchante del Foro Tianguis Alternativo, por lo que no sólo oferta lo que él mismo produce, sino también lo que recoge en su paso itinerante por los tianguis de Tepoztlán y Yautepec, que hacen de su expendio el de mayor diversidad en frutas, vegetales, cereales, leguminosas y su infaltable pulque. También está el caso de Francisco Rodríguez Albirde, campesino de San Miguel Topilejo, Tlalpan. Francisco pertenece a la segunda gene-
ración de productores orgánicos de la Ciudad de México, a partir de lo cual pasó de producir sólo rábanos y espinacas a una gran variedad de hortalizas: zanahoria, betabel, lechuga, col, coliflor, brócoli, cilantro, acelga, jitomate, pepino y quelite, así como los recién recuperados chivitos, entre otros. Por el rumbo
de Teotihuacán encontramos a Fidel Mejía Lara, quien hace énfasis en la producción agroecológica de hortalizas y de su proyecto de banco de semillas, pues son básicos –nos cuenta- para mantener la diversidad de cultivos. Fidel se prepara para el futuro cercano –de agravamiento de la sequía- al introducir un cultivo
como el trigo sarraceno, originario de Asia Central, con una adaptabilidad impresionante a condiciones extremas de sequía. Cerremos nuestro pequeño listado de experiencias con la joven agroecóloga Selene Sánchez, oriunda de Cuautla, Morelos. En Selene, quien es egresada de la Universidad de Chapingo, se resume la experiencia del papá y del abuelo. En su labor con el papá, ahora cuando menos lo que hace es comenzar a regenerar el suelo a través de la lombricomposta. Mientras que en los huertos que sembró el abuelo puede aplicar de lleno todo su bagaje agroecológico, regenerando el suelo, rejuveneciendo los árboles, incrementado la diversidad de frutales, incorporando la hortaliza, etcétera. Selene tiene ante sí el horizonte –antes todo era a contracorriente- de que su labor es de urgente aplicación y así como pudo incorporar su labor de agroecóloga en las siembras tradicionales del papá y en los huertos del abuelo, bien lo podría extender hacia los vecinos.
Y mientras los agroecólogos preservan y reconstruyen la biodiversidad y sus bancos de semilla, el capitalismo en su afán ciego de lucro los depreda por medio de su agricultura industrial y sus monocultivos –emblema de lo cual son los “desiertos verdes” de soya transgénica-. Así, tenemos que durante el siglo XX –según una fuente oficial- “la humanidad perdió las tres cuartas partes de la diversidad genética de las plantas cultivadas durante 400 generaciones y actualmente sólo 12 especies proporcionan más de 70 por ciento de la alimentación” (Matilde Pérez U., La Jornada, 14/11/ 2012).
Desde hace décadas todos los que practican técnicas agrícolas alternativas se reúnen para intercambiar métodos de cultivo, pero sobre todo semillas
FRUTAS PARA LAS TIERRAS Andrés Juárez Muñoz
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no de los problemas ambientales menos atendidos es la degradación de tierras: un problema de salud de las condiciones de producción, con serias implicaciones sociales. ¿Qué importancia deberían tener los frutales, sobre todo los de origen mexicano, en la atención al problema? La triada suelos-agua-vegetación forma lo que técnicamente conocemos como “tierras”. Así, en plural. También se incluye en el concepto a la fauna silvestre. Las tierras son parte de los ecosistemas, son principalmente agroecosistemas. Son el resultado de la interacción entre el ser humano y su medio ambiente. Reflejan la extracción, expresan en medio de bellos paisajes el deterioro y agotamiento de los recursos naturales, como una especie de huella de nuestro -valga la palabra- desarrollo. Cuando hablamos de tierras, nos referimos a bosques bajo aprovechamiento, áreas para cultivos agrícolas, potreros para ganado, entre otros usos. Así, las tierras son un sistema bio-productivo que incluye la mencionada triada y los flujos y funciones entre sí. El interés colectivo por proteger el “equilibrio ecológico” es relativamente reciente. El tratamiento adecuado o inadecuado de las tierras es mucho más antiguo. De la salud de las tierras dependen asuntos fundamentales como la alimentación, la recarga de acuíferos, el riesgo de azolve y desborde de ríos y presas, y por lo tanto, afecta a la economía, los flujos migratorios, los derechos humanos, la seguridad y la paz social. No es poco lo que depende de tierras sanas: la sobrevivencia humana. Ya no se trata sólo de atender por separado la ecología y la economía sino de integración. La degradación de tierras significa la pérdida acumulada de la capacidad productiva causa-
da por actividades humanas o causas naturales o una combinación de ambas. Los principales tipos de degradación de tierras en México son: pérdida de fertilidad del suelo, erosión del suelo, aumento de salinización por mal riego, deforestación, fragmentación y degradación de vegetación forestal, desertificación. El mal manejo de tierras las degrada, y pone en riesgo las zonas de conservación y/o protección, en este punto la fruticultura puede ser una actividad productiva aliada o enemiga. La producción de aguacate es un ejemplo emblemático. La alta rentabilidad del aguacate pone en riesgo la estabilidad de los bosques en la Meseta Purépecha, siendo un motor de deforestación; es lo mismo con la producción de naranja, de la que México es líder global, o de limón, manzana o mango. Todos estos son sistemas intensivos de producción, monocultivos de alta demanda de insumos químicos y tecnificación, asociados a la degradación de tierras. Ponen en riesgo la biodiversidad asociada al ser motor de deforestación, agente de contaminación por químicos, así como por agotamiento del suelo. Sin abundar en que esta producción está en manos de “reyes” (El Rey del Limón, El Rey del Ajo, El Rey del Aguacate) y es para abastecer demandas internacionales. Mientras México se vuelve “líder mundial” en producción de cinco frutas, se están olvidando otras de las que es centro de origen y diversidad genética, como guanábana, llama (parecida a la chirimoya), saramuyo, anona, cacao, nanche, tejocote, membrillo, jojube, pitaya, zapote, chico zapote, mamey, tunas, cuatro especies de ciruela, y para algunas de plano se ha dejado de registrar la producción, como de la sapotácea Caimito. El caso de la guayaba es ilustrativo,
se fomenta el cultivo de sólo tres especies de las 150 que se pueden encontrar en México. Los frutales mencionados están adaptados a las condiciones locales de clima y formas del terreno, lo cual significa que su cultivo en condiciones locales se facilita. Incluidos en sistemas de manejo sustentable de tierras pueden servir no solamente para la rehabilitación o recuperación de tierras degradadas, sino para la seguridad alimentaria. Ya sea en tierras degradadas o abandonadas y, por esto mismo vulnerables, los frutales en toda su diversidad retienen suelo, proporcionan sombra diversificada para café y otros cultivos bajo sombra como la vainilla o palma camedor, de valor comercial importante; son hábitat de aves y mamíferos, alimento y agua. En el futuro, se requiere mayor impulso al cultivo de estas especies de frutas en zonas áridas, en tierras con agricultura de ladera a curva de nivel, en bordos, como cortinas rompevientos, en traspatios y en sistemas agroforestales. Se requiere el desarrollo de las técnicas tradicionales, el fomento del consumo local y regional de las frutas de temporada y el desarrollo de marcas y productos derivados. En todo esto cada quien tiene algún pendiente que cumplir. La fruticultura sustentable y social permite aprovechar las tierras en su dimensión espacial, al ser combinada con otros cultivos en la misma parcela, y temporal, al combinarse con cultivos anuales o con frutales de distinta temporada de producción. Para una sociedad cada vez más grande y demandante de alimentos, aprovechar las tierras en estas dos dimensiones, aunado a conservar su salud, reincorporar a la producción las tierras abandonadas y rehabilitar las degradadas, es una estrategia de vida y fundamental.
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Michoacán
ZARZAMORA DE EXPORTACIÓN Y DESIGUALDAD LOCAL Adriana Sandoval Moreno Unidad Académica de Estudios Regionales, Coordinación de Humanidades, UNAM asandoval@humanidades.unam.mx
En el valle de Los Reyes, en el año 2011 el área con zarzamora era de siete mil 160 hectáreas, esto es 67 por ciento de la producción estatal y 63.4 por ciento de la nacional, pero el 80.8 por ciento del valor de la producción de la misma frutilla en Michoacán. Las variedades más favorecidas por su adaptabilidad a la región han sido: shawnee, cheyenne, cherokee, brazos y
FOTO: Adriana Sandoval Moreno
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l boom de la producción de zarzamora en el valle de Los Reyes, Michoacán, responde a tres componentes: el primero tiene que ver con los efectos negativos del sector azucarero, a mediados de los 80’s, que limitó los incentivos de los cañeros para seguir cultivando caña; el segundo, las experiencias positivas en la adaptación de material vegetativo a las condiciones hidroclimáticas del valle, como una oportunidad productiva local; el tercero fue la convergencia de intereses entre las empresas chilenas y estadounidenses en el cultivo de las berries y los impulsos del gobierno para que ejidatarios con parcelas se integraran a cadenas productivas de cultivos de alta demanda internacional. Estas condiciones favorecieron una rápida conversión productiva en el valle: de caña a zarzamora.
en la actualidad la más difundida es la tupy. El periodo de vida de la planta puede ser de ocho a nueve años y es demandante de agua. Los productores tienen altas exigencias para cumplir con reglas de inocuidad: infraestructura de aseo en la huerta para el personal de manejo; llevar un programa técnico; capacitación de los empleados; medidas de higiene, orden y limpieza en los cultivos, y señalamientos. Actualmente es un requerimiento regar con agua de pozo profundo. En materia tecnológica el cultivo requiere de riego presurizado, macrotúneles, módulos de inocuidad e infraestructura, equipo poscosecha y asesoría fitosanita-
ria especializada. Todo ello es condicionante para entrar y mantenerse en el mercado de exportación. La producción es de octubre a mayo. La recolección se realiza manualmente y se empaca en fresco en la misma huerta. Todas las huertas de zarzamora en el valle cultivan para exportar, y se envía alrededor de 90 por ciento de la producción a Estados Unidos. El producto que no cumple los estándares de calidad se coloca en el mercado regional de Zamora. También hay producción en los estados de Jalisco, Colima, Nayarit, Estado de México, Chihuahua, Chiapas, Guanajuato, Morelos y Puebla.
Los más de mil 200 productores en el valle tienen características diferentes y evidencian relaciones desiguales. Se pueden distinguir los pequeños productores, los cuales son ejidatarios con antecedentes en la caña, quienes presentan baja solidez económica para implementar las innovaciones tecnológicas, y los grandes productores que rápidamente fueron acaparando las mejores tierras con agua, ya sea compradas o rentadas, y fueron fortaleciendo sus capacidades productivas con sistemas tecnológicos. El grupo de jornaleras y jornaleros empleados en las huertas es quizás el más vulnerable. Más de 80 por ciento del trabajo en el corte y empaque es empleo femenino temporal, mientras que son entre uno o dos hombres por hectárea quienes ocupan los cargos permanentes. Son marcadas las desventajas de este grupo frente al sistema productivo comercial zarzamorero: no es homogéneo ni organizado, caracterizando por indígenas, con baja formación educativa, carentes de contratos laborales y con altos gastos (pasajes, lonche y cuotas. La gran mayoría no está capacitada para evitar riesgos por el manejo o exposición de agroquímicos, y viven en discriminación.
Un proceso inconcluso de consolidación y equidad. A pesar de considerarse “capital mundial de la zarzamora”, todavía la región presenta una serie de debilidades: no existen agroindustrias para procesar la fruta localmente; los insumos van en aumento sin límite; altas restricciones sanitarias para garantizar la inocuidad, que limitan el acceso al mercado a la mayoría de pequeños productores; afectaciones ambientales por uso de agroquímicos y tendencia a la sobreexplotación del acuífero; no se cuenta con garantías para comercializar toda la producción en cada temporada; los productores no están organizados como sector productivo que pudiese coordinar y gestionar acciones en su beneficio frente al grupo de comercializadoras y el gobierno; los miles de jornaleras (os) no tienen voz ni voto en la cadena productiva, ni cuentan con espacios de representación colectiva que defienda sus derechos; variabilidad en los precios de compra por parte de las comercializadoras; de las empresas exportadoras de frutillas en la región, solo cuatro son mexicanas, las cuales no cuentan con filiales distribuidoras en el extranjero, por lo que recurren a intermediarios para comercializar, repercutiendo negativamente en el beneficio económico regional.
Jalisco
PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORES EN EL CULTIVO DE BERRIES Alejandro Macías Macías Universidad de Guadalajara - CUSUR
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uando en 2007, el gobierno de Jalisco y la Fundación Produce de la entidad lanzaron el Programa de Desarrollo de la Industria de Berries en el Estado de Jalisco, muchos pequeños y medianos agricultores de la zona sur consideraron que esta era la gran oportunidad por tanto tiempo esperada para lograr que su actividad productiva por fin fuera redituable. Y es que las frutillas o berries (fresas, arándano, frambuesa y zarzamora) son cultivos generadores de alto valor de producción por hectárea cosechada (255 mil pesos por hectárea en el caso del arándano), muy superior a los 18 mil pesos por hectárea que durante 2011 generó el maíz. El sur de Jalisco, compuesto por 26 municipios, es una región rica en microclimas, lo cual permitió sembrar 51 diferentes frutas y hortalizas durante 2011. Si bien, varias de éstas se siembran en pequeñas superficies, otras marcan hoy el devenir económico de buena parte de la agricultura regional. Por ello, el anuncio del programa de berries causó grandes expectati-
vas entre los productores locales y entre la población; se auguraba una importante generación de empleos. Mediante este programa, el gobierno estatal pretendía incluir en un lapso de cuatro años a 687 productores pequeños y 63 medianos, con tres mil 500 hectáreas de arándano y 500 de frambuesa, aprovechando las ventajas climáticas de la región para producir en “contra-estación” respecto de Canadá y Estados Unidos, de manera que el sur jalisciense llegara a convertirse en una potencia productora. Así, a partir de 2008, diversas organizaciones y empresas trasnacionales llegaron a la región, esta-
bleciendo contratos con pequeños y medianos agricultores locales para el cultivo de berries. Como resultado de ello, hasta 2011 ya se habían sembrado 498 hectáreas de arándano, 388 de frambuesa y 282 de zarzamora, lo que conjuntamente con la fresa y la planta de fresa, generaron un valor de producción de 222 millones de pesos, 166 por ciento más que en 2010. A pesar de las altas expectativas y el dinamismo que muestra esta agroindustria en la región, los resultados para muchos pequeños y medianos productores han sido decepcionantes, incluso frustrantes, ya que las condiciones ofrecidas por quienes los involucraron en esta actividad resultaron ser muy distantes a la realidad.
En el caso de los contratos firmados con empresas que proveen planta certificada, se ha generado una relación de dependencia desventajosa para los productores, pues si bien las compañías financian la infraestructura, establecen condiciones de compra muy restrictivas, y el pequeño productor termina enfrentándose a una asfixia económica que puede llevarlo a la quiebra incluso antes de empezar a pagar sus deudas. Los productores que ingresaron al programa por medio de organizaciones no lucrativas apoyadas por el gobierno no recibieron planta certificada, lo cual los ha enfrentado a dos problemas: el primero es productivo, pues los rendimientos no han sido los prometidos, ya sea porque la planta no era de primera calidad o porque los asesores no hicieron los estudios para saber si eran aptas las características de los predios. El segundo problema es de tipo comercial, pues aun si la producción es buena, surge la dificultad de la venta del cultivo. Cuando los agricultores fueron invitados
a participar en la producción, fue con expectativas de obtención de altos ingresos (hasta 102 mil pesos por hectárea al año), considerando que la parte sustancial de la cosecha se alcanzaría en la etapa en que en Estados Unidos no hubiera producción, de manera que los precios serían elevados. Sin embargo, por ahora ha habido coincidencia con el periodo de mayor cosecha en Estados Unidos, de manera que el precio desciende a tal nivel, que resulta incosteable incluso realizar el corte. Ante ello, los productores han intentado “aguantar” la cosecha para cuando el precio aumente, pero con ello se exponen a perder su producción ante cualquier inclemencia del medio ambiente (lluvias intensas, granizadas, vientos intensos, etcétera). Por lo anterior, como ocurre con la producción de muchas otras frutas y hortalizas en el país, existe el riesgo de que el dinamismo económico que muestran este tipo de cultivos termine beneficiando a sólo unas cuantas empresas (trasnacionales) en detrimento de los pequeños agricultores locales.
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FRESAS ¿MEXICANAS? SÍ, DE ABUELITAS ESTADOUNIDENSES J.Luis Seefoó Luján El Colegio de Michoacán
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lifornia (Camino Real, Camarosa, Albión, San Andreas) y de la Universidad de Florida (Festival, Fortuna) son casi los únicos plantados en el país, más los exclusivos de Driscoll Stramberries y/o patentados por firmas privadas como Lassen Canyon (Dulce Ana) con la consecuente dependencia técnica y el inevitable pago de regalías.
En 2011 México produjo 386 mil 687 toneladas de fresa de las cuales 275 mil 340 eran michoacanas y 84 mil 995 se cosecharon en Baja California. Guanajuato ocupó un tercer puesto con nueve mil 212 toneladas, situación que no le desalienta a colocar su espectacular: “Irapuato, capital de las fresas”. En cuanto a superficie, estas entidades plantaron cuatro mil 900, mil 820 y 760 hectáreas, respectivamente. De las fresas destaca un par de interesantes rasgos: estar emparentadas con Estados Unidos (EU) y poseer gran apetito por diversos insumos agrícolas. Este escrito describe brevemente tales características. Primer rasgo: “articulación tecnológica y comercial”: a) las principales empresas compradoras de fruta fresca y procesada tienen su base de operaciones en Estados Unidos y “la ventana de invierno” marca los precios; b) la semilla o planta madre es generada y liberada por las universidades de California y de Florida; c) agroquímicos como el bromuro de metilo y
FOTO: Lesther Castillo
l estar incluidas en los postres de las mesas mejor servidas, las fresas cada día cobran más importancia. Su creciente consumo en fresco o procesadas es estimulado por sus cualidades organolépticas y por la promoción comercial de sus propiedades antioxidantes. Para 2009 el Consejo Nacional de la Fresa estimaba un consumo per cápita en fresco de los mexicanos de 800 gramos con expectativas de aumentar a mil 500 gramos, mientras que los estadounidenses consumían tres mil 249 gramos.
el 1,3 Dicloropropano, que exige uno de los compradores más importantes (Driscoll) son elaborados y distribuidos por firmas estadounidenses. Desde sus orígenes, la agroexportación fresera surge vinculada al vecino país del norte, en parte por la procedencia de los compradores de fruta fresca y congelada (Foozen Food Inc, International Freeezers Co) o de ambas (Griffin & Brand Co, Griffin & Holder Inc, Betters Foods Sales Co) y, en gran medida, por el origen de la “planta madre”. Las variedades Lassen, Fresno y Tioga fueron famosas entre 1962 y 1966. En la actualidad, compradores de fruta y vendedores de “planta madre” lucen logos norteamericanizados y rebautizan sus razones sociales para reducir costos vía la evasión de impuestos y el despido gratuito de trabajadores. Entre otras empresas con presencia regional tenemos Sun Up, Dole, Gigante Verde, Sun-
En 2011 un poquito más de la mitad de la cosecha mexicana, casi 212 mil toneladas, tuvo como destino el mercado nacional; el otro 45 por ciento se exportó teniendo a EU como destino principal
El imán mercantil del norte opera por la vecindad de los brokers y porque su demanda no puede satisfacerse sólo con fresas rubias. Estados Unidos es líder productor, con una tercera parte de los cuatro mil 349.4 millones de toneladas mundiales cosechadas en 2011, cifra que viene creciendo pues en 1999 sumó tres mil 143 unidades. EU es el primer productor y consumidor, pero no cuenta con fresa fresca suficiente en el frío invernal y recurre a las importaciones. Esa “ventana” se ubica en diciembre y enero, cuando California – generador de 89 por ciento de las fresas estadounidenses- no cosecha o sus existencias en fresco son tan bajas que los freseros colocados en México logran el mejor precio y condiciones sanitarias más laxas.
dance, Naturipe (Hortifrut), Fresh Kampo, Sun Belle, Mainland Farmers, Opus Foods y Driscoll.
Otro par de consideraciones relevantes son las dificultades que California cursa para dotar de agua a sus agricultores y el crecimiento urbano-industrial, la erosión y la salinidad causantes de pérdidas de suelo agrícola. Entre 2009 y 2010 la cubierta fresera californiana bajó en 4.4 por ciento, al pasar de 15 mil 647 a 14 mil 962 hectáreas.
Ahora, pese a que en estudios comparativos de 2004 y 2005, la variedad CP-Roxana se perfiló como más rendidora que Festival, Camarosa y Camino Real, y a que existe al menos un par de variedades nacionales prometedoras (CPPaola y CP-J), las tres mejoradas y validadas por El Colegio de Posgraduados de Montecillo, los materiales de la Universidad de Ca-
En 2011 un poquito más de la mitad de la cosecha mexicana, casi
212 mil toneladas, tuvo como destino el mercado nacional; el otro 45 por ciento se exportó teniendo a EU como destino principal. Baja California envió el 60 por ciento de sus frutillas al mercado mundial y Guanajuato una quinta parte. De ese modo, de las 174 mil 780 toneladas nacionales exportadas, el 98.17 por ciento cruzó el Río Bravo y seis kilogramos de cada diez lo hicieron en fresco. Es interesante resaltar que de la exportación total, 121 mil 942 toneladas (70 por ciento) se cortaron en Michoacán. En valor es posible que Baja California le supere porque sale más pronto y por su cercanía a ciudades de EU. La liga mercantil se aprieta más pues el cuadro básico de agroquímicos que aprueban las autoridades mexicanas es aquel que recibe el visto bueno de las agencias estadounidenses. El segundo de los dos rasgos mencionados arriba es el “consumo voraz de insumos”. Al ser resultado de cruzas recientes; requerir de agua, nutrientes y plaguicidas para su desarrollo en otro ambiente (altura, latitud y longitud); estar destinada a consumidores que exigen ciertas cualidades de sanidad, color, tamaño, proporción entre anchura y longitud, contenido de sacarosa (grados brix) y brillo, y a veces por ser producto contra-estación, la fresa requiere altas dosis de insumos agrícolas. Cumplir las exigencias del principal comprador no es una novedad; desde que la fresa enraizó vinculada a los brokers allá por 1962 siempre ha sido así, sólo que ahora las exigencias son mayores y el reparto de rentabilidad agrícola es más desigual.
PRODUCCIÓN DE LITCHI ORGÁNICO EN VERACRUZ Rubén Ángel Mandujano Barrios Gerente general en Mandumed Granja Ecológica, SPR de RL
Buscando las causas de su popularidad entre productores y consumidores, se puede pensar que se ha debido principalmente a factores tales como su exquisito sabor agridulce, su peculiar y agradable aroma, sus atractivos y contrastantes colores de cáscara y pulpa y su facilidad
de pelado, así como su importante contenido de vitamina C (similar a la naranja) y de minerales como potasio, magnesio, calcio y fósforo. Para los productores, una importante y motivante razón de su cultivo es, sin duda, el comparativamente atractivo precio de venta. En esta cosecha 2013, el precio medio rural de litchi convencional ha estado alrededor de 25 pesos el kilo, y ya seleccionado y empacado, el precio al público se ha presentado entre 35 y 60 pesos el kilo, dependiendo de la calidad del producto y del tipo de establecimiento que lo expende. Generalmente, el litchi orgánico se vende entre 25 y 35 por ciento más caro que el convencional; sin embargo, hemos comprobado que por medio de la venta directa
FOTO: Rancho Alegre Mandumed
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l cultivo del litchi, Litchi chinensis Sonn, ha ido en constante ascenso desde su introducción a México por el estado de Sinaloa, hecho por una familia hace aproximadamente cien años. Se ha posicionado como el principal frutal exótico no tradicional en México ya que, de acuerdo con datos de 2011 aportados por la Secretaría de Agricultura, en el país se produjeron más de 15 mil toneladas, siendo Veracruz el principal estado productor con un poco más de seis mil.
al consumidor, se pueden manejar precios similares al convencional, lo que permite desplazar rápidamente la cosecha y favorecer el consumo de frutos sanos. Como una opción ecológicamente sana, socialmente justa y económicamente viable, algunos productores y agroempresarios hemos incursionado en el manejo de litchi ecológico con certifica-
ción orgánica. Hace algunos diez años, fuimos varios productores de esta fruta los que nos interesamos por esta opción en el estado de Veracruz e incluso llegamos a constituirnos en una sociedad de productores de litchi orgánico en la zona del Totonacapan. En aquel tiempo, el interés por el consumo de productos orgánicos y la conciencia por la necesidad de un modo de producción que respetara el entorno eran incipientes. Actualmente, con una conciencia más generalizada de producir y consumir alimentos inocuos y con respeto al medio ambiente, ha repuntado el interés por estos aspectos, y el crecimiento de la superficie, producción y consumo de productos ecológicos ha sido evidente, aunque muchos de los productores orgánicos certifica-
dos nos preguntamos: “¿Porqué, los que producimos con conciencia ecológica, con respeto y amor por nuestros recursos naturales y por los consumidores, tenemos que pagar una cuota anual por la certificación, y los que envenenan nuestros recursos y los alimentos que consumimos no pagan absolutamente nada y, a veces al contrario, hasta reciben apoyos?”. En algunas entidades federativas (Chiapas, por ejemplo), se incentiva la producción de productos orgánicos y a los productores se les apoya con el pago anual de su certificación. Ojalá en todos los estados se hiciera lo mismo. Entre los riesgos que hay que enfrentar con el cultivo de esta especie frutícola, quizá los principales sean: la marcada estacionalidad (se cosecha generalmente en
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El plástico se ha colocado en el altar de la producción, distribución y consumo de las hortalizas, particularmente de aquellas que se consumen en fresco. El plástico transparente el clam shell de 453 gramos- es símbolo de asepsia en los supermercados y el acolchado es el componente emblemático de las buenas prácticas agrícolas. Interiorizar el riesgo real e inventado de los alimentos y agua contaminados ayuda a construir un mercado de agua purificada y vegetales inocuos. Y la producción de estas frutas y hortalizas limpias se basa en una agricultura casi industrial que utiliza plásticos y crecientes cantidades de agroquímicos. La inocuidad y el discurso de las buenas prácticas agrícolas contenido en la normatividad mexicana es la traslación de la Guía para reducir al mínimo el riesgo microbiano en los alimentos, en el caso de frutas y vegetales frescos impuesta por Estados Unidos a sus abastecedores.
usan 745 kilogramos por unidad de superficie, se calcula un gasto de siete mil 647.6 toneladas de plásticos, algunos de los cuales llenan barrancas o medio incineradas cubren campos abandonados. El temor institucionalizado por enfermedades relacionadas con agua contaminada ha propiciado la disposición por pagar parte del costo de extracción de aguas subterráneas, de tal suerte que es un parámetro obligado el usar agua limpia en las dos mil 400 hectáreas cubiertas por túneles y las mil 666 que sólo protegen la frutilla de su contacto directo son el suelo. En condiciones óptimas o quizá en la imaginación de los promotores de la plasticultura, con macrotúnel se cosechan 70 toneladas en las que se gastan 13 mil 440 metros cúbicos (192 litros por cada kilogramo), mientras que aplicando sólo acolchado se cortan 40 toneladas con un gasto de 23 mil metros cúbicos. El esquema tradicional (riego por gravedad) consume 36 mil 9912 unidades por hectárea En un cálculo optimista, esas 4 mil 900 hectáreas totales consumen 101.3 millones de metros cúbicos de líquido vital.
Los integrantes de este nuevo paquete son: acolchado, macro túnel, riego por goteo, fumigación con bromuro de metilo y la recolección de fruta con el mínimo manejo humano.
A los tóxicos (fosdrín, paraquat) y/o persistentes (endosulfan dicofol) se agregaron 450 kilogramos/ha de bromuro de metilo que son inyectados al suelo cubierto por una lona plástica o aplicados en las cintas del riego presurizado protegidas por acolchado. No todas las cuatro mil 900 hectáreas son “bromuradas”, pero sí con alta probabilidad las más de mil que cultivan para Driscoll.
En 2011, con una superficie fresera michoacana tecnificada (macrotúnel) de dos mil 400 hectáreas y un estimado de dos mil 669 kilogramos de plásticos por hectárea, más otro espacio de mil 666 hectáreas en la modalidad de acolchado que
Es preocupante saber que para cuidar de la salud de las fresas nacidas en México (de abuelas norteamericanas) se use el cancerígeno 1,3 Dicloropropano, y uno de los más activos agentes destructores de la capa de ozono, el bromuro de metilo.
mayo durante tres semanas) y su corta vida de anaquel, ya que a la intemperie se mantiene sano durante una semana y en refrigeración alrededor de tres semanas. Por ello, empresas como Mandumed, con sede en Xalapa, Veracruz, hemos tomado importantes decisiones para su comercialización, como son el hacer la venta directa de productor a consumidor, valiéndonos de las redes sociales, en cajas con contenido neto de cinco kilos (Facebook: Mandumed Granja Ecológica). Además, desde hace aproximadamente seis años, venimos manejando los procesados de esta fruta en forma de mermelada, en almíbar, jugo, deshidratado, helado y vino). Esto permite ofertar estos productos durante todo el año en establecimientos especializados en productos orgánicos. Consideramos muy importante fomentar el consumo interno y que, en caso necesario, solamente se exporten pequeños volúmenes de la producción orgánica.
Ante el panorama expuesto, ¿cuál es la expectativa respecto al litchi, su cultivo y consumo? En virtud de que cada vez somos más las personas que hemos probado y disfrutado este “manjar de reyes” (tal como se le conoce en Asia), la fruta se está volviendo popular y pronto dejará de ser un frutal “no tradicional”. La existencia de muchas hectáreas con litchi en edad no productiva y otras que están por establecerse, hará que en pocos años el volumen de producción sea de más del doble del actual y que los precios de venta y compra de este producto vayan encontrando su justo medio. El litchi dejará de ser un postre de difícil adquisición y su consumo se popularizará entre la población. La producción orgánica de esta fruta y sus derivados será mejor apreciada que en la actualidad y los sectores de apoyo a la producción de alimentos incentivarán el modo de producción ecológico.
EL AUGE EXPORTADOR DEL AGUACATE: ¿QUIÉNES SON LOS BENEFICIARIOS? Flavia Echánove Investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM
M
éxico es el principal productor y exportador de aguacate del mundo. El acelerado dinamismo de su producción doméstica y exportación se explica por la apertura del mercado de Estados Unidos (EU) a fines de 1997, después de 83 años que ese país mantuvo cerradas sus fronteras al producto mexicano. Entre 1997 y 2012, las exportaciones a EU pasaron de cuatro mil 128 a 431 mil 319 toneladas, volumen este último que representó un valor de 431 millones de dólares.
capital nacional, a pesar de ser numéricamente mayoritarias, están en su mayor parte enfocadas a maquilar y vender fruta a las ETN, señalando como causa de ello la falta de capital y de acceso al mercado estadounidense. Los productores que participan en la cadena de exportación (tres mil 232) representan poco menos de un tercio del total de los dedicados al aguacate en Michoacán. Ello, debido a los elevados costos
de los caminos rurales), quienes compran a menores precios pero liquidan de manera inmediata. Es indudable que la reciente apertura del mercado estadounidense ha tenido aspectos positivos, sobre todo en términos de generación de empleo. Diversos agentes han sido beneficiados, como viveristas, productores y distribuidores de insumos (químicos, empaques, etiquetas, etcétera), rancheros (encargados de las huertas), agrónomos, trans-
El aguacate se coloca así entre los principales productos agropecuarios generadores de divisas en nuestro país. En 2008 se divulgó mi investigación: “Abriendo fronteras, el auge exportador del aguacate mexicano a Estados Unidos”. Realicé trabajo de campo en Michoacán, donde se origina la gran mayoría de la producción y exportación de esta fruta. Durante 2006–2007, hice entrevistas a profundidad en 13 de las principales empresas exportadoras, así como a diversos productores, funcionarios gubernamentales, organizaciones (de productores y empacadores), y centros de investigación. Como resultado, se identificaron 23 compañías que exportaron aguacate fresco a Estados Unidos. Sin embargo, casi la mitad de los volúmenes exportados procedieron de seis empresas estadounidenses, entre las que destacan las tres principales: Calavo, Mission y West Pak, que concentraron 35 por ciento del volumen exportado. Pero en los hechos, la importancia de las firmas trasnacionales (ETN) es aún mayor, ya que, dado que la capacidad de sus instalaciones es superada por la demanda de fruta, dichas ETN envían producto a “maquilar” (clasificar, empacar y etiquetar) a las empresas de capital nacional, a las que pagan un cierto monto por caja de fruta empacada. También es común que las ETN le compren aguacate a las firmas nacionales, pagándoles igualmente por su maquila. En cualquiera de los dos casos señalados, la fruta de las ETN aparece como exportada por las firmas nacionales y, aunque no es posible conocer el volumen que ello representa, diversos informantes aseguraron que las seis ETN (incluyendo Chiquita, Del Monte y Fresh Directions) concentran el 80 por ciento del volumen exportado de aguacate fresco. Las empresas de
FOTO: Jesús Cerezo
Hoy las fuertes ataduras se derivan de la seguridad alimentaria de Estados Unidos. En el discurso de los políticos nacionales pareciera que importa el consumidor mexicano; no es así, excepto de aquel que compra en las boutiques de frutas y verduras.
de producción y al requerimiento de cubrir una serie de requisitos fitosanitarios y de traceabilidad, bajo la supervisión del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y de las Juntas Locales de Sanidad Vegetal (organismos auxiliares de la Secretaría de Agricultura), a las que tienen que pagar por diversos servicios (muestreos, trampeo, expedición de documentos, etcétera). Además, los productores tienen que hacer un pago por cada camión de fruta que sale de su huerta (certificado y sellado) y por cada kilo de aguacate exportado, en este caso a la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de Michoacán, AC (APEAM). Todo ello explica la prevalencia de productores grandes y medianos (representaron 60 por ciento de los que participaron en la exportación en 2007), considerados como aquellos que cultivan huertas mayores a diez hectáreas. Entre los grandes productores es común encontrar a quienes tienen huertas de entre cien y 300 hectáreas, mientras que la mayoría de los “pequeños” cultivan entre cinco y diez. Los productores pequeños se encuentran descapitalizados. Por ello, sólo pueden abastecer al mercado interno y muchas veces no entregan su fruta a las firmas empacadoras, sino que venden a intermediarios (a pie de huerta o a la orilla
portistas, funcionarios y técnicos gubernamentales, empleados de empacadoras, cortadores, etcétera. Sin embargo, es evidente que los beneficios económicos están muy concentrados, siendo el sector más favorecido el de las seis ETN en cuyas manos se encuentra la redituable actividad exportadora. El grupo de productores participantes, mayoritariamente grandes y medianos, disfruta de una situación privilegiada, a la que no tiene acceso la gran mayoría de los pequeños productores. Como es frecuente, los cortadores o jornaleros, son los menos favorecidos. También existen perdedores de este auge exportador: los recursos naturales (donde antes existían bosques, ahora se asientan las casi 105 mil hectáreas de aguacate) y los consumidores nacionales. Dado que cada vez se envían mayores volúmenes de aguacate al vecino país, la oferta interna se ve periódicamente disminuida, lo que repercute en elevados precios a los consumidores del principal país productor de esa fruta. Las consecuencias medioambientales de la expansión exportadora, tan alabada por el gobierno mexicano, nos llevan a cuestionar su sustentabilidad, y a preguntarnos si los números crecientes y las gráficas ascendentes ameritan la degradación de los recursos naturales de nuestro país.
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Los datos epidemiológicos han demostrado que personas con un alto consumo de frutas y hortali-
Por otra parte, en solamente 14 años el consumo de frutas y verduras en México cayó cerca de un 30 por ciento, mientras que el de refrescos aumentó alrededor de 40 por ciento.
Enfrentamos una alta incidencia de diabetes como consecuencia del deterioro de los hábitos de alimentación y la alta ingesta de bebidas y productos azucarados. Desde el 2000, la diabetes es la primer causa de muerte en nuestro país y únicamente en el sexenio pasado murieron cerca de medio millón de personas a causa de esta enfermedad.
México es el consumidor número uno de refrescos en el mundo, con un promedio al año de 163.3 litros de refresco por persona. Además, la energía consumida proveniente de bebidas altas en energía se incrementó más del doble en adolescentes y se triplicó en los adultos en el periodo 1999-2006. La información que contienen los etiquetados de las bebidas azucaradas no orientan realmente a los consumidores, lo cual ha inducido a que se sigan consumiendo productos con alta cantidad de azúcar.
Es importante que se proteja desde la infancia del consumo excesivo de bebidas con azúcar y que se promueva el consumo de frutas y verduras. Sin embargo, la globalización repercute sobre los mercados locales y actualmente las empresas trasnacionales manejan el mercado, crean hábitos y establecen adicciones.
La mayoría de los refrescos de 600 mililitros contienen 60 gramos de azúcar o más, equivalentes a 12 cucharadas cafeteras de azúcar. Sin embargo, la etiqueta de estas bebidas no advierte, de manera entendible al consumidor común, sobre el alto contenido del edulcorante y su riesgo a la salud. Al contrario, la publicidad de estos productos propicia
Es indispensable fortalecer e impulsar la producción local de alimentos, creando vínculos con lo que sería posible modificar la dinámica económica y social de una región, con lo que se podría acceder a productos de calidad y bajo costo, así como favorecer el consumo de frutas y verduras que propicien el mejoramiento de la
Frutas y vegetales Leche y derivados Carnes Carbohidratos refinados Refrescos
-29.33 -26.72 -18.75 6.25 37.21
Fuente: Dr. Kelly Brownell, Universidad de Yale. Fuente: Barquera et al. The Journal of Nutrition, 2008.
Ingestión dietética (gr) de frutas y verduras en la población mexicana por grupo de edad 400 350 300 250 200 150 100 50 0
97.5
103.1
116.3
Recomendaciones OMS (Adultos) Adultos
su consumo asociándolo con la felicidad y la vida sana. Ni el etiquetado ni la publicidad de estos productos han sido regulados por el Estado.
Adolescentes
Sin embargo, menos del 30 por ciento de la población mexicana realiza una adecuada ingesta de frutas y verduras; las ingestas más bajas son observadas en la región norte del país y entre la población con menor índice de condición de bienestar del hogar. Además, la población mexicana tiene uno de los índices más bajos de consumo de frutas y verduras en América Latina al consumir en promedio 109.8 gramos de estos alimentos al día, mientras que la recomendación internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 400 gramos. Esta situación ha contribuido al aumento de sobrepeso y obesidad. Hemos dejado de consumir frutas y verduras y las hemos sustituido por comida chatarra.
zas presentan un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y varios tipos de cáncer.
Escolares
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as frutas y verduras son componentes fundamentales de una dieta saludable y su consumo ayuda a prevenir diversas enfermedades, por lo que la Asociación Americana del Corazón y otros organismos internacionales recomiendan que nuestra dieta incluya más de cinco porciones de frutas y verduras al día.
50 40 30 20 10 0 -10 -20 -30 -40
12.6
Fuente: Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006
salud de la población. El programa Hambre Cero de Brasil tiene como uno de sus ejes fundamentales el apoyo a los pequeños productores, a la vez que se ha establecido que las escuelas adquieran por lo menos el 30 por ciento de sus productos de huertos familia-
FOTO: © Andrés Borja González
Alejandro Calvillo Unna y Katia Yetzani García Maldonado El Poder del Consumidor
Cambios en el gasto en alimentos 1986 y 1999: ENIGH
Preescolares
RIESGOS EN LA SALUD: MENOS FRUTAS Y VERDURAS Y MÁS REFRESCOS
res de la localidad y que el 70 por ciento de los alimentos en estos planteles sean no procesados. Con ello se han fortalecido las economías locales y la producción de los alimentos tradicionales, además de que se ha protegido la salud alimentaria de los escolares.
El 25 de mayo se realizó en varios países del mundo una jornada contra la transgenia y contra Monsanto, la trasnacional líder en el desarrollo y promoción de esta tecnología. En la Ciudad de México el evento tomó forma de “Carnaval del maíz”, donde se enarboló la defensa del maíz y de las y los campesinos que lo han producido durante más de nueve mil de años. Los manifestantes marcharon del Palacio de Bellas Artes hacia el Monumento a la Revolución, e invitaron a la población a rechazar los transgénicos y a consumir maíz natural sembrado en territorio nacional.
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ENTREVISTA CON CARLO PETRINI
“COMER MEXICANO”, CAMPAÑA DE SLOW FOOD A FAVOR DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA
͏QUÉ ES COMIDA LENTA?
Lourdes Rudiño
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fortalecer mercados campesinos, realizar una diferente distribución de alimentos, trabajar fortísimamente por la educación de la escuela, fortalecer a las mujeres que poseen el conocimiento de la cocina tradicional. Y también realizar diálogo entre los académicos y la sabiduría tradicional campesina con un respeto igual para ambos, aun cuando la habilidad de comunicación de unos y otros sea diferente.
a malnutrición que deriva en hambre y la malnutrición por comida chatarra son dos caras de la misma moneda de un sistema alimentario que atenta contra la salud, contra la justicia social y contra la felicidad de los mexicanos, y que además genera una situación dramática en el campo, pues los productores sufren y se empobrecen cada vez más al enfrentar la competencia de mucha comida de importación facilitada por el libre comercio y que ha venido destruyendo las economías locales, e incluso la nacional, en un marco donde hay ausencia de soberanía alimentaria. Esta es la visión del fundador y presidente de movimiento global Slow Food, Carlo Petrini, quien estuvo en México en mayo pasado. En entrevista, observó que mientras en diversas partes del mundo existe una clara reacción de la sociedad de aversión por la comida chatarra, en México “vi una situación un poco distendida, no hay plena conciencia de que este es un problema primario para la economía del país”. En Italia, por ejemplo, desde la escuela hay una educación que induce a los niños ”a comer italiano, a comer productos orgánicos; es toda una movilización muy importante”. Así, “México requiere una campaña muy fuerte que Slow Food va a implementar en todas las ciudades de este país con el concepto de ‘comer mexicano’, que significa un método de educación alimentaria, que ayude a la agricultura nacional, a los pequeños productores y no a las importaciones”. Y el momento actual es clave: “yo no sabía antes de llegar a México que es el líder mundial en obesidad infantil; esto es un drama, porque cuando empieza en la infancia la obesidad, crea una situación muy peligrosa para la salud. Pienso que nunca más como en este momento es importante intervenir”. El país, dijo, requiere un cambio de paradigmas; cambios en las políticas públicas que favorezcan la producción y el consumo de alimentos mexicanos, pero también educación, información y movilización de la población, “porque si la gente no toma conciencia, es cómplice de esta situación, y por eso son importantes los movimientos como Slow Food, que trabaja directamente con la gente, sin mediaciones, y quiere realizar un movimiento que puede cam-
biar las cosas (…) Cuando la gente toma conciencia de que esto (el sistema vigente) es contra su salud, el cambio puede ser más veloz. Y por eso es importante la comunicación, educación, participación, trabajar con la escuela”. Puntos clave de este cambio serán: crear mucha huerta en la escuela,
Destacó en este contexto la urgencia de frenar la siembra de maíz transgénico en campos mexicanos. “El libre cambio permite una invasión del maíz transgénico en México que es el país que tiene el germoplasma del maíz y no está defendiendo con suficiente autoridad a sus razas nativas, que son una riqueza fantástica que todo el mundo debe apreciar y agradecer. Si avanzan aquí lo transgénicos y se destruye la diversidad del maíz nativo será una violencia no sólo hacia nosotros, sino hacia todos los antecesores que por siglos defendieron esta diversidad, y será una injusticia para las futuras generaciones que llegarán a la vida sin contar con el mismo patrimonio que tuvimos nosotros cuando llegamos a la vida.
Esta es una situación de emergencia: cada persona, cada político que no comprende esto puede ser cómplice de una destrucción del medio ambiente y de la biodiversidad, que es un verdadera violencia contra la humanidad”. Carlo Petrini comentó que en su visita a la Universidad de Oriente (de Gastronomía), en la ciudad de Puebla, observó que “muchísimos jóvenes tienen conciencia de esto, y los jóvenes son el futuro de México y el mundo, y en estos periodos de crisis, el cambio de paradigma es muy importante, esto puede ser realidad cuando los jóvenes lo activan”. ¿Por qué los gobiernos, en este caso el mexicano, permite o alienta el sistema de malnutrición?, se le preguntó. “No tiene conciencia de la gravedad de la situación. Piensa que todo eso es una economía normal, y no es verdad, es una economía de violencia. Necesita trabajarse mucho con los políticos, para que comprendan que esta es una cosa muy muy importante. Es un trabajo de información y también un trabajo político, pienso que (la toma de conciencia) llegará con más velocidad a los jóvenes que a los políticos”.
UNIR PRODUCTORES CON CONSUMIDORES
que van a tomar las decisiones futuras”. Ya en Europa existe la Slow Food Youth Network. “Los jóvenes Ɵenen un enfoque contra el desperdicio de alimentos, para unir productores con consumidores; Ɵenen la posibilidad de concienƟzar a los consumidores sobre el consumo local”.
Una de las estrategias más importantes de Slow Food a escala internacional es conectar a productores con consumidores –a estos úlƟmos los denomina “coproductores”-; por ello, en la visita a México de Carlo Petrin, representantes de este movimiento global acudieron a mercados caracterizados como orgánicos y justos, a fin de animarlos integrarse a su Red de Mercados de la Tierra. Andrea Amato, coordinador de Slow Food en México, Centroamérica y El Caribe desde la oficina central del movimiento en Bra, Italia, parƟcipó en estas visitas. Abordado durante su recorrido por el Mercado El Cien, en la colonia Roma de la Ciudad de México, señaló que es fundamental fortalecer el contacto de productores con consumidores, y el “mercado” es clave. “En Italia se estaban perdiendo los mercados campesinos; se estaban transformando en algo únicamente de revendedores; por ello Slow Food desarrolló el proyecto Mercados de la Tierra, donde parƟcipan solamente productores locales en un radio de 40 kilómetros y el mercado se transforma en un lugar de confianza, de cultura, de valor y no sólo de precio, donde la gente se reúne, ya sabe que encuentra sólo productos buenos, limpios y justos, donde se hacen acƟvidades culturales, donde hay música, se realiza lo que para nosotros es una verdadera comunidad del alimento”.
Slow Food es un movimiento internacional nacido en Italia en 1986 que se contrapone a la estandarización de la comida y a la llamada fast food, y que promueve la difusión de una nueva filosoİa del gusto que combina placer y conocimiento por medio de resaltar los valores culturales y nutrimentales de los culƟvos y la gastronomía locales. Está presente en 130 países de los cinco conƟnentes. Slow Food impulsa el alimentarse con atención, de manera lenta, valorando la calidad y tomando en cuenta el origen de las materias primas de la comida y las formas de cocinarla. El movimiento congrega a productores, procesadores, comerciantes y gastrónomos que trabajan para comercializar los llamados «alimentos y platos del Arca», en alusión al Arca de Noé. Además, el movimiento, con su Fundación para la Biodiversidad, trabaja en pos de la conservación de la variedad de plantas naƟvas.
También Slow Food prevé desarrollar “una campaña viral para comer mexicano, para que los mexicanos puedan senƟr el orgullo y la importancia económica y social de comer lo mexicano, lo poblano o lo chiapaneco... Queremos, por medio de una estrategia de comunicación, explicar sencillamente por qué comer lo mexicano y no comer lo de las trasnacionales. Lo estamos definiendo”. Productores y consumidores resultan así un grupo de gente que se encuentra, comparte visiones objeƟvos, intercambia alimentos y cultura. Además del Mercado El Cien, Slow Food está buscando que el Tianguis Comida Cercana, de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, se una a la Red de Mercados de la Tierra, “para comparƟr más los objeƟvos, dales visibilidad y trabajar como una red amplia de Terra Madre”. Otra tarea en marcha de Slow Food, dijo, es la creación de una red de jóvenes mexicanos, “porque vemos que los jóvenes son los acƟvistas y los consumidores también; las personas
Andrea Amato destacó que un mensaje importante de Carlo Petrini en México fue dirigido a los jóvenes estudiantes de gastronomía. “Les dijo que la gastronomía no es pura técnica, no es cortar alimentos; es una ciencia holísƟca, que quiere decir ocuparse de la vida de los productores, de la sociedad, de la economía, de la historia, de la ciencia políƟca, de los problemas políƟcos de acceso al agua y a la Ɵerra. Les dijo que si no hay respeto para los agricultores y si no hay una visión holísƟca no se puede ser chef, sino alguien que corta alimentos, pero eso es otra cosa. Dijo: ‘si no hay la dignidad en el campo, la mesa no puede ser feliz, y un gastrónomo que no es ecologista es estúpido y un ecologista que no es gastrónomo es triste’”.
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Estados Unidos
INDOCUMENTADAS, VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL Joseph Sorrentino
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Estudios recientes del Southern Poverty Law Center y de Human Rights Watch han demostrado que el acoso y abuso sexual son generalizados entre las trabajadoras del campo. La mayoría de las entrevistadas habían experimentado o sabían de ese tipo de situaciones ocurridas en su lugar de trabajo. La incidencia estimada en algunas zonas es de hasta 80 por ciento. De hecho, en las granjas en Florida y California el abuso sexual es tan común que las mujeres denominan a los campos
da de la misma manera. Añadió que, debido a que trabajaba con los hombres, debía esperar recibir un trato así. “Hemos analizado este problema y es preocupante porque muchas de ellas perciben la agresión como parte de su trabajo”, dijo Gee. “Parte de venir aquí y hacer este trabajo es ser violadas o acosadas sexualmente”. FOTO: Joseph Sorrentino
arina Martínez se sienta en un sofá desgastado en su pequeño apartamento en un pueblito en la zona rural de Nueva York. Originaria de Morelos, México, entró de manera ilegal a Estados Unidos (EU) hace ocho años y ha trabajado en las granjas de la región desde entonces. Su marido ya estaba en este país, por lo que ella sabía el duro trabajo que debería enfrentar. Pero desconocía algo a lo que toda mujer indocumentada se enfrenta. “Las mujeres van a buscar trabajo y la primera persona que ven es un contratista que les advierte: ‘Primero tienes que dormir conmigo’”, dijo. Ella se salvó de estas proposiciones, probablemente porque estaba casada. “Esto sucede mucho. Conozco mujeres a las que les pidieron acostarse a cambio de un trabajo. No sé si en realidad cumplieron el trato, pues se sienten demasiado avergonzadas para decirlo. Ellas obtuvieron el trabajo”.
en que trabajan “El hotel verde” y “El campo de las bragas”. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos estima que poco más de 20 por ciento de los trabajadores agrícolas son mujeres, sobre todo de México y la mayoría indocumentadas. Los defensores de los migrantes y los agricultores señalan que cada vez más mujeres trabajan en las granjas y explican la razón: Los hombres mexicanos están abandonando, literalmente, a sus pueblos a medida que empeora la pobreza en el país. Hasta hace pocos años, ellos trabajaban en EU durante periodos cortos -unos meses o quizás un año o dos-, regresaban a México por un tiempo y luego volvían a entrar a EU. Con el fortalecimiento de la seguridad fronteriza, los hombres ahora se quedan más
tiempo o de plano no regresan a México porque temen no poder regresar. Las mujeres, cansadas de esperar a que los hombres vuelvan, están cruzando la frontera para trabajar junto a ellos. El aumento del acoso y abuso sexual puede deberse a que hay más mujeres que trabajan en las fincas, un lugar tradicionalmente dominado por los hombres. Cheryl Gee es una abogada de Nueva York que ha trabajado durante 12 años con jornaleras agrícolas, muchas víctimas de acoso o abuso sexual. En una ocasión fue contactada por una trabajadora de una granja lechera, quien le habló del acoso que había experimentado. Le dijo que el abusador intentó besarla y trató de que se quitara la blusa. La mujer se quejó con su supervisora, también una mujer, quien le respondió que ella había sido trata-
Las mujeres rara vez denuncian el acoso y el abuso a los empleadores porque temen ser despedidas. Y puesto que la mayoría no sólo están apoyando a su familia aquí, sino a su familia extendida en México, deciden sufrir en silencio.
de la granja y Rodríguez, y para su sorpresa y alivio, el dueño despidió al agresor y la mantuvo a ella en su trabajo. Según Gee y otros abogados, las mujeres son más exitosas en sus denuncias cuando tienen un defensor apoyándolas. La trabajadora de la granja de lácteos no tiene uno. Pero le pidió a un familiar hablar con el empleador. Como reacción, éste le redujo las horas de trabajo y luego la despidió. Una respuesta como esa rápidamente se difunde en toda la comunidad de trabajadores agrícolas e inhibe que otras mujeres denuncien, lo que permite que el acoso y los abusos continúen.
Silvia Rodríguez cruzó la frontera de manera ilegal para entrar a EU en 2007. Poco después de llegar al norte de Nueva York, comenzó a trabajar en un campo de cebollas. No pasó mucho tiempo cuando un compañero de labor comenzó a acosarla. Sorprendentemente, ella toleró el abuso durante tres años. “Nunca he dicho nada al jefe porque tenía miedo de que nos despidiera”. Perder su empleo sería un desastre, ya que ella sostiene a sus tres niños y a sus padres en México. Entonces, un día, otro compañero de trabajo le dio un puñetazo. “Me golpeó cuando salía del trabajo, me jaló el cabello y me tiró al suelo”, dijo. Finalmente, un amigo la convenció de que tenía que hacer algo. Habían oído acerca de la organización de Gee y Rodríguez entró en contacto con ella. Gee organizó una reunión entre el propietario
Una de las principales razones de que el acoso y el abuso sean una práctica tan común, es que ningún trabajador del campo -documentado o no- está dispuesto a llamar a la policía para presentar una queja ya que, al menos en el norte de Nueva York, una llamada trae invariablemente a la Patrulla Fronteriza ( BP) o a Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La mayoría de los departamentos de aplicación de la ley, especialmente en las zonas rurales, carecen de personal que hable español. Una vez en la escena, la BP e ICE piden los documentos de la persona. Si está ilegalmente en EU, probablemente esa persona será detenida y deportada.
en Estados Unidos; sin embargo un gran número de ellos se trasladaron del campo a los servicios y la industria, esto trajo como consecuencia que una nueva ola de trabajadores indocumentados sustituyeran a los que salieron.
manera, se reproducirá la historia del reemplazo étnico, precarizando y vulnerando aún más el trabajo y los derechos laborales. El sistema de visas H2-A ha demostrado su ineficiencia y otro programa de trabajadores temporales no está en la agenda de los políticos.
La situación con la aplicación de la ley es complicada porque no hay coherencia entre los departamentos del alguacil, o incluso dentro de un mismo departamento, sobre
California, EU
JORNALEROS EN LA HORTICULTURA Ulises Revilla López Posdoctorante en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM
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anadá, la Unión Europea, China, Japón y México son los principales importadores de alimentos del campo provenientes de California, uno de los estados con la mayor producción agrícola en Estados Unidos y el mundo. El éxito que ha tenido ese estado en el sector agrícola se debe a tres factores principalmente: producción para la venta y no para la subsistencia familiar, es decir que es una producción netamente capitalista; la investigación que se le dedica a la industria agrícola, y finalmente la reserva de trabajadores agrícolas mexicanos. El trabajo agrícola por jornal en Estados Unidos es el más precario, flexible y vulnerable; pocas personas que cuentan con ciudadanía o residencia o nacieron en ese país están dispuestas a realizarlo. El sindicato de trabajadores
agrícolas (UFW por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, reporta que existen dos millones de trabajadores en el sector agrícola del país; 600 mil de ese total tienen residencia legal o ciudadanía, y de ellos 400 mil laboran en California. El 70 por ciento del total (un millón 400 mil) son indocumentados que no gozan de derechos plenos, y tan sólo tres mil tienen permiso de trabajo con visa H2-A. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajadores Agrícolas de Estados Unidos, 20 por ciento de los jornaleros en California son indígenas mexicanos, provenientes en particular de Oaxaca y Guerrero. Son principalmente mixtecos y triquis, que se han apropiado de los nichos de trabajo más precarios tales como la cosecha, poda y el amarre de viñas en Bakersfield, Fresno y Madera; cosecha de la fresa en Oxnard, o el corte de la
lechuga, brócoli y espinaca en el Valle de Salinas. La historia del mercado de trabajo agrícola californiano nos ha enseñado que sus jornaleros siempre han sido trabajadores extranjeros: chinos, japoneses, filipinos, indios y mexicanos. Desde la época del Plan Bracero (1942-1964) los trabajadores mexicanos han liderado en su participación dentro del sector agrícola hasta hoy en día. Después de ese periodo, el trabajo se comenzó a realizar de manera indocumentada, situación que aprovecharon muchos agroempresarios y contratistas para disminuir los salarios y violar derechos laborales bajo amenaza de entregarlos a la patrulla fronteriza si no aceptaban esas condiciones. La Reforma de Inmigración y Acta de Control (IRCA, por sus siglas en inglés) de 1986 permitió que los jornaleros pudieran trabajar legalmente
Ante la inminente reforma migratoria en Estados Unidos, miles de jornaleros mexicanos serán los mayores beneficiarios. El sector necesita de esos trabajadores e indudablemente California es el mayor interesado en que los jornaleros puedan trabajar legalmente, sin embargo existe la preocupación de parte de los agroempresarios. Temen que al obtener documentos de residencia, los jornaleros busquen nuevamente trabajo fuera del sector agrícola. Por lo que para mantener a los jornaleros dentro del mercado de trabajo, será necesario mejorar sus condiciones laborales y salarios; de otra
En 2012 la industria agrícola de California generó 43 mil 500 millones de dólares, siendo los principales productos los lácteos y sus derivados, seguidos por la producción de frutas y hortalizas. En este estado se produce casi 50 por ciento de las frutas y hortalizas que se comercializan en los mercados de Estados Unidos. Los jornaleros juegan un papel muy importante para que estas cifras se incrementen año tras año. Sin ellos indudablemente California no tendría la capacidad de producir los alimentos necesarios para mantener su soberanía alimentaria.
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Lew Papenfuse es un abogado que ha manejado muchos casos de trabajadores indocumentados. “Depende de la gravedad del delito”, dijo, “Si es una cosa menor, entonces van a proseguir (a realizar la deportación). Ellos (BP e ICE) están más preocupados por el estatus (de inmigración) de una persona que es víctima de un crimen”. Incluso cuando se trata de un delito grave, como la violación o la violencia doméstica, los abogados son cautelosos respecto de establecer contacto con la policía. Theresa Asmus es la supervisora de área del Servicio de Crisis por Violación de Planned Parenthood, de Rochester. Ella dijo que por lo general tiene una buena relación con los alguaciles, pero es cautelosa. “Si yo estuviera trabajando con alguien cuyo estatus de inmigración fuera incierto, me gustaría dejarle claro que habría algunos riesgos (involucrados en la aplicación de la ley)”, dijo. “Yo no podría prometerles que no se les preguntará acerca de su estatus o que no tienen que hablar con un agente de ICE”. Esto podría propiciar que sean detenidos. Las mujeres que enfrentan acoso o abuso sexual pueden solicitar una Visa U que da a las víctimas de ciertos crímenes estatus legal temporal por cuatro años. Para calificar, una mujer tiene que cooperar con la policía para llevar al agresor a la justicia. Si se niega o decide en algún momento retirar la queja, “ella está en riesgo de ser deportada”, dijo Pappenfuse. “Lo más probable es que sea deportada”. Carina Martínez y algunas de las otras mujeres mencionadas en este artículo han calificado para Visas U y tienen la esperanza de hacer una vida para sí mismas y para sus hijos aquí. Ana es una de las mujeres que aún no ha solicitado este tipo de visa. Al igual que millones de mexicanos, ella soñaba con trabajar durante un tiempo en EU, ahorrar dinero y regresar a México para construir su casa. Pero al igual que muchas otras mujeres, su sueño comenzó a desmoronarse mientras era objeto de acoso grave en el trabajo. Recientemente, algunos amigos de México le dijeron que querían venir a EU. “Les dije que no lo hicieran –dijo. Si eres indocumentado, vienes aquí a sufrir. Estados Unidos no es un lugar bonito. Es como una prisión”. Este artículo fue realizado en asociación con el Fondo de Investigación del Instituto Nación. Una versión se publicó originalmente en In These Times Magazine.
Michoacán
PISCANDO ZARZAMORA EL VALLE DE LOS REYES Guillermo Paleta Pérez UAER-UNAM gpaleta@humanidades.unam.mx
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n el país existen aproximadamente tres millones cien mil jornaleros agrícolas, con más de 120 mil en Michoacán, de acuerdo con estimaciones con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Algunas de las regiones michoacanas donde se concentra el mayor número de jornaleros son: Huetamo, Apatzingán, Zamora, Jacona, Yurécuaro, Taretan y Los Reyes. Estos trabajadores se ubican en producciones de caña de azúcar, jitomate, hortalizas, fresa y zarzamora. En general, las condiciones en que laboran son más o menos similares en las diferentes regiones de Michoacán. El perfil de estos trabajadores es el de ser migrantes que tienen la necesidad de desplazarse de su lugar de origen por no tener empleo y por carecer de servicios educativos y de salud. Las localidades expulsoras de trabajadores poseen índices altos de pobreza y marginación. Un buen porcentaje son analfabetas y de orígenes rurales e indígenas. Casi la mitad de los jornaleros que laboran en los 40 municipios con mayor presencia de estos trabajadores son niños, es decir casi 60 mil menores.
En el valle de Los Reyes se emplean entre 15 y 20 mil jornaleros agrícolas en temporada de cosecha en las casi cuatro mil hectáreas cultivadas de zarzamora. El municipio se posiciona hoy día como uno de los mayores productores de la frutilla en el mundo. Los jornaleros provienen principalmente de Zicuicho, Pamatácuaro, San Benito, San Luis, San Antonio y Tapan, comunidades que forman parte de la zona serrana indígena y donde en su mayoría son p’urhépechas. También llegan jornaleros provenientes de Tarecuato, comunidad indígena que pertenece al municipio de Tangamandapio y del municipio de Charapan. El tiempo que invierten para trasladarse de sus comunidades de origen a los campos agrícolas es de una a dos horas, pues se recorre una distancia de entre 30 y 40 kilómetros de carretera, aproximadamente. También hay jornaleros contratados por las huertas productoras de zarzamora que tienen orígenes geográficos diversos, algunos de ellos son de Chiapas, Oaxaca y Guerrero. Ellos forman parte de las cuadrillas empleadas por
FOTO: Joseph Sorrentino
qué hacer cuando se trata de alguien que sólo habla español. “Esto lo resuelve a discreción el ayudante (del alguacil)”, dijo el alguacil Scott Hess, del condado de Orleans. En el condado de Genesee, el sheriff Gary Maha no depende de BP ni de ICE para la traducción, pero no cree que ello sería un problema para los trabajadores indocumentados. “ICE y la Patrulla Fronteriza están más preocupados por la deportación de criminales que por deportar a una víctima de un crimen”, dijo. Los defensores de los migrantes discrepan con esa idea.
el ingenio azucarero Santa Clara, en el municipio vecino de Tocumbo, para la temporada de zafra. El valle de Los Reyes se ha configurado como un punto de interacción cultural, es decir, que el espacio laboral de la zarzamora ha posibilitado la interacción de población indígena local, regional y nacional. El sistema productivo de la zarzamora ha otorgado la pauta para la configuración de nuevos espacios territoriales en el valle de Los Reyes, así como
la emergencia de nuevos ámbitos de socialización. Me refiero particularmente a las relaciones interétnicas entre los habitantes de Los Reyes y los avecindados provenientes de otras entidades federativas que han llegado a vivir al valle al emplearse en el trabajo de la zarzamora. En las expresiones locales de habitantes nativos de Los Reyes es común escuchar referencias de nuevos lugares peligrosos en el municipio. En especial se hace alusión a la colonia La Higuerita que es un asentamiento en donde vive la mayoría de estos jornaleros avecindados. El municipio de Los Reyes, Michoacán, es un ejemplo claro de una región que experimenta procesos de transformación territorial acelerados, de reconversión productiva, de transformación del paisaje, de una mayor explotación de los trabajadores agrícolas ligados a la emergencia del cultivo de zarzamora. El valle de Los Reyes debe enmarcarse en complejas relaciones globales (agro e industria) y relaciones locales (región y territorio) para entender la dinámica y conformación del mercado laboral flexibilizado en un entorno multicultural.
Sinaloa
TRABAJO PRECARIO EN LA AGRICULTURA EMPRESARIAL Celso Ortiz Marín Estancia posdoctoral en el posgrado de Ciencias en Ciencias Agrícolas, Universidad Autónoma Chapingo ortizcelso@hotmail.com
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inaloa es un estado que tiene condiciones naturales propicias para la agricultura. Lo atraviesan 11 ríos y cuenta con clima, altitud y humedad adecuados, así como con extensos valles que hacen de la entidad un lugar privilegiado para el desarrollo de esta actividad; reúne condiciones privilegiadas con respecto a otros estados de la República, cuenta, con la mayor superficie agrícola bajo riego en el país, gracias a la existencia de una infraestructura hidráulica sin paralelo en el plano nacional. De un millón 469 mil 443 hectáreas abiertas al cultivo (73.6 por ciento ejidales y 26.4 privadas) el 54.7 por ciento son de riego y el resto de temporal. La entidad es un mosaico de cultivos. En sus campos encontramos caña de azúcar, soya, maíz, garbanzo, sorgo, trigo, cártamo, cacahuate, ajonjolí, algodón, fríjol, arroz, alfalfa, cebolla y frutales. Así como una gran variedad de hortalizas cultivadas por empresas, aquellas que se mantienen en el mercado y se transforman en entidades glo-
bales e integrados a complejos consorcios, donde usan variedades de hortalizas patentadas por las grandes trasnacionales, cuyo mercado demanda alta competitividad, ya que son productos de lujo para una población de altos ingresos. En Sinaloa se cultivan pimientos rojos, verdes, amarillos, morados y cafés; tomates; pepinos; berenjenas de diferentes variedades y tamaños; calabacitas, chile bell, etcétera. La producción de hortalizas se realiza en los distritos de riego de los valles agrícolas del estado. En la temporada 2009-2010, se cultivó una superficie de 55 mil 105 mil hectáreas (el número de hectáreas cultivadas en invernadero y casa sombra para esa temporada fue de tres mil 389) y la exportación de hortalizas ascendió a 972 mil toneladas, lo que generó una derrama económica de mil 186 millones de dólares. Los principales cultivos de hortalizas han sido el tomate, pepino, chile bell, berenjena y calabacita. Durante la temporada otoño-invierno 20092010 se destinaron 12 mil 760 hectáreas para el cultivo de tomate,
dos mil 996 para el pepino y 15 mil 805 para el chile bell; la berenjena ocupó mil 55 hectáreas y la calabacita cuatro mil 465. Todos ellos bajo el sistema de riego. El desarrollo de agricultura moderna empresarial, orientada a la exportación, ha generado una concentración de la demanda de la fuerza de trabajo proveniente de distintos estados del país. Los principales grupos indígenas que encontramos son: mixteco, zapoteco, triqui, tlapaneco, amuzgo y náhuatl. La mayor parte de los trabajadores agrícolas son monolingües y su educación formal es de primaria incompleta. A pesar de que aportan enormes ganancias a sus empleadores, los migrantes indígenas se ven excluidos en términos económicos, sociales y laborales. Un estudio realizado por el Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Tlachinollan (2011), señala que en los campos agrícolas de Sinaloa: a) no hay contratos laborales formales; b) las viviendas y sus servicios se encuentran en malas condicio-
nes, incluso algunas no tienen energía eléctrica, agua potable, regaderas, sanitarios y/o lavaderos; c) los empresarios no garantizan a los jornaleros el transporte de regreso a su lugar de origen; d) hay suspensión de labores o pago incompleto de su salario por ausentarse del campo, incluso por cuestiones de salud; e) el servicio médico de las clínicas de los campos agrícolas es deficiente e irregular, ya que el horario de atención es incompatible con la jornada de trabajo; f) los productos de la canasta básica se venden a altos precios en las tiendas de los campos agrícolas, y g) Sinaloa es el estado en donde se reporta el mayor número de fallecimiento de jornaleros y jornaleras agrícolas por cuestiones de salud, falta de atención médica oportuna, negligencia médica, accidentes por riesgo de trabajo u otras circunstancias. Proteger los derechos humanos de la población jornalera es el mayor reto para los gobiernos, así lo estipuló en 2011 Olivier de Schutter, relator especial sobre el Derecho a la Alimentación de las Naciones Unidas en su visita a México.
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HACIA UN CINTURON DE ABASTO HORTIFRUTÍCOLA PARA EL DF Y ÁREA CONURBADA Álvaro Urreta Fernández Presidente de la Unión de Productores y Comerciantes de Hortalizas de la Central de Abasto de la Ciudad de México Segundo ingrediente: En cuanto al transporte y el abasto. Todos los días, a pesar del acoso cotidiano de la policía que busca cualquier pretexto para infraccionarnos o recibir su mordida, entran a la CEDA de la Ciudad de México decenas de vehículos de compañeros de nuestra organización, para distribuirse desde ahí a los mercados públicos de zona, tianguis, recauderías y tiendas departamentales, aunque en este último caso lo hacemos por medio de una larga cadena de intermediación. Por ello afirmamos que, a pesar de la globalización, somos aún los pequeños productores quienes abastecemos de hortalizas a los habitantes de la capital del país y de los estados que integran el Altiplano Central.
FOTO: Archivo de Proyectos
romeritos, chayotes, cilantro, perejil, hierbabuena, manzanilla y alcachofas, entre otras verduras y hortalizas.
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esde hace ya varios años, productores y pequeños comerciantes asentados en varios estados del Altiplano Central Mexicano, que abastecemos diariamente a miles de familias de la capital de país, por medio de la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA), hemos estado construyendo un proyecto al que llamamos “Cinturón de abasto de verduras y hortalizas a la Ciudad de México y su área conurbada”, aprovechando nuestras capacidades productivas y nuestra experiencia.
Desplegamos a continuación tres ingredientes de nuestro sueño, para superar problemas a los que nos enfrentamos y apoyar el abasto de alimentos a la población, en un momento de grandes amenazas vinculadas con el aumento de los precios al consumidor y el incremento peligroso de padecimientos como la obesidad, la diabetes y la hipertensión que atentan contra la vida de un número creciente de adultos y niños por el consumo de comida chatarra y por dietas desequilibradas ricas en grasas, harinas de mala calidad, azucares y sal.
Primer ingrediente: Fortalecimiento de nuestras capacidades productivas. El acoso inmobiliario, provocado por las necesidades de vivienda de la población, aunado a la voracidad de empresas fraccionadoras y la corrupción de funcionarios de gobierno, atentan, día a día, contra la superficie cultivable en Morelos, Puebla, el Estado de México, Tlaxcala, Xochimilco y Tlahuac. Por ello peligran nuestros territorios productivos, en donde sembramos brócoli, nopales, lechugas, apio, rábanos, betabeles, cebollines, nabos, acelgas, espinacas, coliflores, coles,
Este fenómeno de urbanización en áreas agrícolas se facilita por la baja rentabilidad de la actividad agrícola, ya que los productores recibimos una parte proporcional pequeña del precio que el consumidor paga por adquirir sus bienes alimenticios, y a ello se suma el encarecimiento de los insumos agrícolas. En el sueño por el que trabajamos estamos haciendo esfuerzos por mejorar la calidad del suelo, abaratar los insumos al producirlos nosotros mismos y capacitarnos para producir con inocuidad. Luchamos además para que el gobierno federal y los del Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Estado de México apoyen a los productores sin la intermediación pervertida de algunas organizaciones campesinas cupulares de corte nacional que encarecen los apoyos del gobierno o los canalizan ya mermados por quedarse con partes significativas del monto de los proyectos. Asociado a ello, estamos trabajando por crear empresas procesadoras que agreguen valor a nuestros productos y faciliten el trabajo a quienes los utilizan en la cocina; no es fácil competir con grandes empresas agroalimentarias, muchas de ellas de corte trasnacional, pero seguimos terqueando, como lo hace la empresa social Nochtlimex, procesadora de nopal, de Tlalnepantla, Morelos.
Desafortunadamente, el crecimiento galopante de las tiendas departamentales ha disminuido el papel de los mercados públicos, afectando nuestras ventas, y ha elevado el precio al consumidor de los alimentos. Por ello, en nuestro sueño por crear el Cinturón de Abasto trabajamos alternativas de transporte y abasto, realizando, entre otras, las siguientes tareas: • Estamos ya vendiendo a precios bajos y buena calidad, a familias de escasos recursos vinculadas a organizaciones sociales de colonias pobres del Distrito Federal (DF). Hemos empezado en la delegación Iztapalapa y estamos ya trabajando para operar en Iztacalco y Álvaro Obregón. De prosperar esta iniciativa, estare-
CARESTÍA DE HORTALIZAS Y FRUTAS, A CAUSA DE LA ESPECULACIÓN Lourdes Rudiño
De acuerdo con Felipe Casas, representante de la Unión de Productores de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, factores climáticos, como heladas, granizadas, sequía, influyen para que las hortalizas se encarezcan, pero esto ocurre históricamente, y por temporadas. “Normalmente este no es el caso y como productores tenemos hoy día muy buenos precios;
cuando las hortalizas y las frutas pasan a manos de los intermediarios es cuando se encarecen”.
productos, y se han encargado de que los mercaditos tianguis tiendan a acabarse”.
Como miembro de la Unión de Productores y Comerciantes de Hortalizas de la Central de Abastos –que abastece alrededor de 70 por ciento de las hortalizas que se consumen en el Distrito Federal-, Casas comenta que el producto que ellos entregan es de una calidad y frescura óptima, y esto es algo que no se ve en los supermercados, los cuales se abastecen vía intermediarios, vía importaciones y vía grandes agricultores (como manzaneros de Chihuahua, hortaliceros del Bajío y productores de jitomate de Sinaloa).
Comenta que él en el pasado buscó abastecer a los supermercados, pero resultaron muy malas experiencias, pues esas tiendas aplican formas de pago “depredadoras”, con lapsos de espera de dos meses. “En alguna ocasión les quisimos entregar por medio de sus proveedores, pero son muy mala paga”.
“Para nosotros estas tiendas son una competencia desleal. Ellos inducen al encarecimiento de los
FOTO: Hernán García Crespo
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l encarecimiento continuo de las hortalizas y las frutas –casi en línea con el alza de precios de granos y cárnicos- se ha originado fundamentalmente por la especulación de intermediarios y por la falta de controles en los minoristas, en particular de los supermercados, según consideraciones de productores que abastecen a la Ciudad de México y alrededores.
Fortino López Barrera, miembro del Grupo, Tlalnopali, que integra a 55 productores de nopal de Morelos, comenta que las restricciones de horario de circulación de automotores con carga que llegan a la Central de Abastos propicia encarecimiento y especulación con el nopal. El hecho de que no puedan circular entre 11 de la noche
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• A petición de parte del Sindicato de la Secretaría de Desarrollo Social y con apoyo de las autoridades de esa institución, estamos vendiendo directamente a quienes laboran en esa institución, dos veces al mes, en las instalaciones del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) en Coyoacán. • También lo hemos hecho ya en las instalaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal con gran éxito. • Estamos dialogando con el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), para que, como empresas sociales, podamos incorporar productos frescos, de buena calidad y a bajo precio en las tiendas que ese instituto tiene en la Ciudad de México. Lo mismo estamos haciendo con apoyo del Indesol con Diconsa, a fin de que sus tiendas vendan productos frescos a buen precio y de calidad. • La buena actitud de quienes dirigen el Instituto Nacional de la Economía Social (Inaes) nos ha permitido, sin intermediación de ninguna organización política clientelar, la gestión para adquirir un parque vehicular que nos permita apoyar la venta con organizaciones sociales de colonias populares del DF, distribuir por medio de grupos de jóvenes a zonas pobres, apoyar la compra directa de parte de madres de familia en algunas escuelas del DF, como ya lo estamos haciendo en una escuela del Valle de Chalco, etc. También hemos iniciado conversaciones con fundaciones privadas para el mismo propósito.
y cinco de la mañana, los obliga a iniciar la cosecha del nopal demasiado temprano (con oscuridad que limita el rendimiento de los peones) y los obliga a apresurar su estancia en la Central de Abasto. “Los coyotes saben que nos debemos retirar cuando mucho a las cinco de la mañana para llegar al campo a organizar la cosecha del nopal, y regresar luego a México. A esa hora no hay clientes y terminamos entregando toda la mercancía a los coyotes”. Gonzalo Tapia Martínez, presidente de la Unión de Productores e Introductores y Comerciantes de San miguel de Xochitecatitla, Tlaxcala, comenta por su lado que la oferta que traen al DF ha cambiado en parte por la demanda de los consumidores. Es el caso de la lechuga tradicional, que ha sido desplazada por las lechugas finas de diversas variedades que ahora producen los agricultores. “La mayor parte del año ofertamos las hortalizas, que son acelgas, espinacas, cilantro,
Tercer ingrediente: Apoyo a la alimentación saludable y vinculación académica. En nuestro sueño está el contribuir a la salud de las familias del DF; nos hemos hermanado para ello con Abelardo Ávila del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador “Zubirán”; con Tere Shaman Levy, del Instituto Nacional de Salud Pública, y con Julieta Ponce de Centro de Orientación Alimentaria (COA-Nutrición). La reflexión sistemática, desde la perspectiva del desarrollo local y territorial, nos ha vinculado con el proyecto Sistemas Agroalimentarios Localizados (Sial), coordinado por Gerardo Torres Salcido de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y vinculado con varias universidades de México, América Latina y Europa. A la vez hemos participado con mucha esperanza en el capítulo México del Parlamento Contra el Hambre, cuya conducción operativa recae eficientemente en Liza Covantes, Gabriela Rangel y Jesús Guzmán del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diput ados. Creemos sin embargo que la tarea principal está en seguir construyendo alianzas desde las comunidades, las colonias populares y las organizaciones de la sociedad civil para que se haga realidad este sueño del “Cinturón de abasto de verduras y hortalizas a la Ciudad de México y su área conurbada, proceso que acompañaremos con nuestra terquedad por que se rediseñen políticas públicas que construyan las condiciones para que realmente se impulse la producción, distribución y consumo de verduras y hortalizas, en aras de la soberanía alimentaria y la salud.
perejil, epazote, hierbabuena, rabanitos, y ahorita estamos produciendo otro tipo de productos que pide el consumidor como el brócoli y las lechugas finas”. Coincide con Felipe Casas en que la demanda de hortalizas en el DF ha caído. Según Casas, esto se debe a la creación de nuevas centrales de abasto en entidades alrededor de la Ciudad. Y de acuerdo con Tapia, la Central de Abastos ha ampliado mucho sus giros, permitiendo el acceso a alimentos procesados, lo cual genera una saturación de oferta en esta central, que limita la compra de hortalizas. A ello hay que agregar que la Central de Abastos –donde se abastecen recauderías, pequeñas tiendas, intermediarios de los supermercados y consumidores en general- presenta problemas por ejemplo la falta de estacionamientos, servicios, limpieza en los sanitarios, vigilancia, y “eso nos afecta, provoca caída en nuestras ventas”.
LA FLORICULTURA MEXICANA: TRADICIÓN, MEDIO AMBIENTE Y DEPENDENCIA TECNOLÓGICA Yolanda Massieu Trigo
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a floricultura tiene en México antecedentes previos a la Conquista española: los médicos aztecas recomendaban tener flores en el cuarto del enfermo “para curar la melancolía”. Las flores han sido usadas por siglos en muchos rituales y para la veneración de los santos y los muertos. Existe una rica tradición tecnológica y de saberes acerca de las flores. En Xochimilco, los saberes acerca del cultivo de flores datan de cuando este reino era tributario del imperio azteca y entregaba, entre otros productos, flores. Hay un activo mercado interno de profundas raíces históricas y culturales. Ya en tiempos más urbanizados, a partir de los 40’s del siglo pasado, otras festividades como el Día de San Valentín o el Día de la Madre, traen una demanda específica. En México surge una floricultura volcada a la exportación, con tecnología de punta importada, a partir de los años 80’s que se desarrolla completamente separada de la producción florícola tradicional. Los comienzos de la actividad empresarial se dan con la emigración de la familia Matsumoto y otras familias japonesas desde los años 40’s. Es en Villa Guerrero y Tenancingo donde se inicia el primer polo empresarial y grandes empresas, como Visaflor y Coxflor, tienen cientos de hectáreas bajo invernadero y exportan principalmente a Estados Unidos. El sector florícola comprende diez mil productores y 22 mil hectáreas, de las cuales 52 por ciento se dedica al cultivo ornamental y el 48 por ciento restante se destina a industrias como la cosmética y alimentaria. La producción ornamental genera anualmente tres mil 600 millones de pesos, principalmente en variedades como gladiola, crisantemo y rosa, además de plantas de ornato y forraje. El 80 por ciento se destina al mercado nacional y el resto a la exportación. En México se producen alrededor de 50 tipos diferentes de flores, pero el comercio exterior está centrado en unas cuantas, como rosa, gladiola, statice, margarita, crisantemo y clavel. El despegue de la floricultura empresarial intensiva en los 80’s se inscribe dentro del auge en esos años de las exportaciones de lujo, también llamadas no tradicionales, en las que muchos países periféricos, entre ellos varios latinoamericanos, encontraron un nicho para competir en
ración homogénea y sincronizada en el invernadero. Ello, en un mercado en el que en ciertos días festivos el precio se llega a multiplicar hasta por cinco, es una innovación proveedora de ganancias indiscutibles para el productor que puede adquirir la tecnología.
FOTO: Carolina Banas
mos construyendo una gran alianza entre productores, pequeños comerciantes y habitantes de colonias populares.
el mercado mundial. Colombia fue pionero en el negocio y es el segundo exportador de flores mundial, después de Holanda. México es de los países más biodiversos del mundo y hay una gran variedad de flores endémicas que podrían venderse con valor agregado en el mercado mundial, pero las rosas, claveles, crisantemos, gerberas y otras flores que se cultivan en los invernaderos para la exportación se compran como variedades patentadas a un alto costo, pagando regalías. Las abastecedoras son empresas globales holandesas, francesas y estadounidenses principalmente. Asombra que México no haya desarrollado variedades patentadas de un sinfín de flores propias, que podrían ser atractivas en este mercado. Aún más dramático es que la nochebuena, flor originaria de México, haya sido bautizada por un embajador estadounidense a principios del siglo XX y que las variedades más comerciales de la planta hayan tenido una patente holandesa. Aun con altos costos, la floricultura mexicana de invernadero tiene un segmento del mercado mundial, y ha desarrollado un mercado interno distinto del tradicional, en nichos de lujo como supermercados, hoteles y aeropuertos. Es un sector concentrado en unas cuantas empresas que, pese a los altos costos, acapara el mercado más rentable, mientras el sector tradicional continúa existiendo en plazas y mercados. El contraste entre ambos sectores productivos (el tradicional y el intensivo de invernadero) es muy fuerte y el acceso que tiene el segundo a la tecnología de punta le da ventajas innegables. Un ejemplo es la clonación de las plantas importadas, que permite una flo-
La producción intensiva tiene un alto consumo de energía y es muy contaminante, por el uso indiscriminado de plaguicidas. Por ello muchos de los inversionistas de Villa Guerrero y Tenancingo buscan opciones con aguas más limpias en Michoacán, otras áreas del estado de México o en Atlixco, Puebla. Empieza a verse uno de los talones de Aquiles de las exportaciones no tradicionales (hortalizas, frutas y en menor medida las flores): el uso abundante y depredador de agua, un recurso natural cada vez más escaso y disputado. La política gubernamental ha tenido en la floricultura a uno de sus consentidos pues, al ser un producto exportable y que genera una gran cantidad de empleo, se considera dentro de los parámetros deseables entre los cuadros de la política agrícola afines al neoliberalismo. Desde los 80’s instituciones como Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) han concedido créditos abundantes y accesibles a los floricultores, y en el Estado de México se construyó con inversión pública un mercado florícola para la exportación, que fue concluido en 2007. Si bien se genera una gran cantidad de empleos (un invernadero de flores de una hectárea requiere de hasta cuatro mil jornales al año), éstos se caracterizan por ser mal pagados, precarios e inestables. El pago por destajo es la norma (en 2001 se pagaba a 60 centavos cada ramo hecho en el centro de acopio), y se contrata mayormente gente muy joven, en ocasiones menores de edad, con un alto nivel de rotación entre empresas y pocas expectativas de mejoramiento. A partir de los 90’s las empresas florícolas tienen dificultades para abastecerse de mano de obra por la migración, y se ven obligadas a proporcionar el transporte para traer a muchachos y muchachas a trabajar en los invernaderos, de localidades cada vez más lejanas. Así, mientras un lejano mercado de lujo cuenta con una oferta variada y estable, la riqueza generada se concentra en unos cuantos empresarios y no llega a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras.
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Distrito Federal
HORTALIZAS EN LAS CHINAMPAS DE XOCHIMILCO José Genovevo Pérez Espinosa Cronista del Pueblo de San Luis Tlaxialtemalco
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Durante mucho tiempo las verduras de Xochimilco fueron expendidas en el mercado de Jamaica; llegaban allí trasladadas en canoas a lo largo del canal de la Viga.
El agua de esos manantiales con la precipitación pluvial y el agua proveniente de los volcanes de Amecameca hicieron florecer una horticultura muy especializada en el agroecosistema chinampero, con características especiales. El hombre de las chinampas, el chinampero, es creador de estos suelos antropogénicos y de una agricultura muy refinada y nada simple, la producción de alimentos, de verduras u hortalizas.
Con almácigos o semilleros, con la extracción de lodo del fondo de las zanjas o apantles o en los acalotes o canales, con la canoa, el zoquimáitl o cuero, con la fuerza natural del chinampaneca y con esa habilidad ancestral se ensemilla y echan a nacer múltiples plantas para ser comercializadas y expendidas en los diferentes tianguis y mercados de la ciudad. Se extrañan esos productos chinamperos que podían comprarse en los mercados como el elote, epazote, chilacayote, calabaza (redonda, japonesa y de castilla), cilantro, perejil, apio, brócoli, lechuga (ore-
ALIMENTOS URBANOS, UN TESTIMONIO Anahí Marơnez Encinas es una mujer joven que hace 15 años, cuando aún la agricultura urbana resultaba un concepto poco conocido, comenzó a explorar las fórmulas para allegarse de alimentos sanos, animada por el hecho de que estaba embarazada. Eso la condujo a producir sus propias lechugas, acelgas, jitomates, fresas y otros productos más en una azotea de dos pisos en una casa del rumbo de Niños Héroes. Hoy día ella ha trascendido esa fase personal, pues como integrante de la organización Gaia, y estando al frente de la asociación Azoteas Verdes desde hace algunos años, transmite su conocimiento y capacita a otros, y más aún, está en una transición: dado que ya hay mucha gente en la ciudad involucrada e interesada en la producción en azoteas, paƟos y balcones, ella está buscando acercarse al campo para ayudar a los agricultores, para apoyar la reforestación y para defender al maíz frente a las amenazas de los transgénicos y su daño a la diversidad. “Estoy en un proceso de reflexión: ¿cómo es posible que la ciudad reverdezca y el campo siga en lo mismo?”. Anahí plaƟca que su transitar por la agricultura urbana inició hace tres lustros. “A raíz de que iba a tener un bebé, me surgió una preocupación muy grande por la alimentación (sabía los riesgos de los transgénicos). Empecé a buscar y promover los productos orgánicos, y comencé a ir al mercado de orgánicos de
jona, francesa y escarola), rábano, pepino, acelga, betabel, col, col de Bruselas, colinabo, coliflor, haba, frijol, chile, jitomate, romero, tomate, yerbabuena, quelite y otros del enorme repertorio de plantas que se cultivaron en esas parcelas con esa vieja técnica agrícola que hoy vemos que está desapareciendo a pasos agigantados en aras de una falsa modernidad. Productos que tuvieron su fama por ser de una calidad muy singular apreciada por los capitalinos y que a pesar de muchos avatares se siguen produciendo y vendiendo ahora en todos los mercados de la gran metrópoli.
Chapingo, a estar con los productores, a distribuir sus productos entre mis amigos, y me dije ‘bueno, está muy bien, algunos productos son muy caros, algunos muy accesibles’. Allí comenzó mi inquietud sobre qué voy a comer y demás. A la par empecé mis primeras prácƟcas: quería por lo menos producir mi lechuga, y en la casa donde estaba, en una hermosa casa vieja de techos altos, donde había un asram (un lugar de meditación y prácƟca de yoga) me puse a producir lechugas en la azotea y a tener mis hierbas y me di cuenta de que era muy sencillo. Lo hice de manera autodidacta y luego me empecé a unir a gente que hacía lo mismo. Nos encontrábamos en alguna feria por allí, reunimos esfuerzos y fue así que entré a capacitarme, a hacer trabajo de organización y luego a dar talleres formalmente”. Su capacitación fue, en principio, “en el clásico taller de hidroponía y hongos” de la Universidad Nacional Autónoma de México, y luego en varios talleres más. En la casa donde estaba producía lechuga pero también jitomate, jitomate cherry, cebollas, brócoli, acelga, rábanos, hierbas medicinales de muchas especies, algunas orquídeas y fresas. “La azotea era de dos pisos. Iba avanzando y cada vez me daba más Ɵempo y ponía esto y lo otro y así. En la superficie de abajo tenía como cinco metros cuadrados, no usaba todo, sólo unos dos metros cuadrados y uƟlizaba huacales; en la parte de arriba tenía las lechugas, usaba sólo tres de un total de cinco metros cuadrados”. Ahora hay más inquietud de la sociedad por la agricultura urbana, pero en ese entonces, la gente que entraba y salía de clases de yoga,
En manojos amarrados con tule, grandes y pequeños, al mayoreo y menudeo, eran solicitados por los consumidores o por los revendedores de la ciudad. La lechuga en pentones o canastos podía comprarse en cantidades mayores. El chinampero presumía sus grandes manojos de apio amarrados con varios tules, les llamaban rollos, lo mismo de cilantro que de espinaca, entre otros. En el devenir histórico de la producción de verduras en las chinampas, tengo que hacer mención de los estudios realizados por la antropóloga Teresa Rojas Rabiela, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en especial “Evolución histórica del repertorio de plantas cultivadas en las chinampas de la cuenca de México”, donde nos lleva a conocer las plantas nativas mesoamericanas y luego, a partir de la conquista española, la diversidad de plantas introducidas.
El nombre Xochimilco significa: en el lugar de la sementera de flores, el campo florido, donde también se dieron flores, maíz, uauhtli o alegría, árboles frutales tanto en chinampas como en terrazas. Hortalizas-flores es el binomio que aún caracteriza a Xochimilco como el gran abastecedor de la Ciudad de México a pesar de tantos problemas ambientales; ya antes fue el gran sostén de México-Tenochtitlan. Teresa Rojas dice que las hortalizas mesoamericanas fueron los cultivos más importantes en la época prehispánica, después del maíz, los cuales dominaron el paisaje agrario chinampero durante toda la Colonia, el siglo XIX y hasta principios del XX. Las plantas del viejo mundo fueron adoptadas por los chinamperos a partir de la invasión colonial, que amplió y diversificó el repertorio de plantas. Primero fueron maíz, frijol, chía, tomate, jitomate, chiles, calabaza, chilacayote, quelites y la alegría o amaranto (uauhtli) las plantas que señorearon con la creación de las chinampas. La llegada de
hay muchos retos a nivel local, a nivel de uno mismo, de qué tanto Ɵene uno el Ɵempo y el interés. Te van surgiendo varias reflexiones sobre lo que está pasando, sobre el deterioro del campo, y de por qué estamos en una situación de alimentación así, con productos excesivamente industrializados, caros y chatarra”.
FOTO: Lourdes Rudiño
Xochimilco no es únicamente el paseo en las coloridas trajineras. Visitar Xochimilco -que es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1987- es adentrarse a la cultura antigua de México, compuesta por esos rasgos de historia lacustre donde señorearon los viejos lagos de Chalco, Texcoco, Xaltocan, Zumpango y Xochimilco, con sus caudalosos manantiales y ríos, hoy casi desaparecidos de la geografía.
FOTO: Hernán García Crespo
poco más de 20 kilómetros en línea recta del Zócalo capitalino se encuentran las chinampas de Xochimilco, testimonio de una agricultura prehispánica vigente que se practica desde hace poco más de mil años.
que era mucha, se mostraba apáƟca. “Subían a ver las lechugas a la azotea, pero no me ayudaban ni se interesaban en el trabajo”. Eso sí, todas las lechugas de Anahí, que sumaban 80 a la semana, se agotaban. Se usaban para ensaladas en el asram, y Anahí las regalaba o las vendía a las mamás de compañeros de escuela de su hijo. “Antes de tener la producción de lechugas, ya estaban encargadas. Por eso empecé a tener más producción... En realidad sí hay interés de las personas por comer mejor”. El trabajo, la experiencia y las relaciones de Anahí la condujeron a hacerse cargo de la coordinación de Azoteas Verdes. “Ya surgió entonces un trabajo más establecido y más de organización y de difusión de las azoteas, pero no tanto como roof garden, sino para que la gente tuviera alimentos propios y no sólo en las azoteas, en todo lugar. Se da uno cuenta de que hay muchas maneras de ir avanzando en hidroponía, organoponia, otras muchas alternaƟvas. Pero de todo lo que aprendí en la prácƟca, me di cuenta de que
“He pasado por varias experiencias, pero siento que ante el problema que hay (de campo, alimentación y salud), lo importante es que todos observemos eso y tengamos proyectos de largo plazo. Sí a la producción en azoteas y que tengamos nuestra propia comida; eso hace una diferencia, pero en este nivel las personas se deben estar reuniendo por localidad para poner propuestas como bancos de semillas o como hacer brigadas para ayudar a los campesinos a la cosecha de maíz y resguardarlo. Situaciones que rompan el estatus actual de comida chatarra y procesada, de alimentos contaminados”. Anahí ya no vive en el asram. De hecho su trabajo de producción urbana no tuvo seguimiento allí. Ella habita en otra casa donde comenzó a hacer agricultura en su paƟo, “pero los animales se lo han comido todo”. Sin embargo, al frente de Azoteas Verdes (la cual deriva de otras dos organizaciones más grandes, Gaia y Orgánica) ella ha impulsado y dado seguimiento a huertos urbanos. También, como personal administraƟvo de Gaia, ella sigue impulsando proyectos verdes en la ciudad; Gaia hoy día está enfocada en establecer ecotecnias en escuelas. “Mi plan personal, dice Anahí, es inducir a que la gente culƟve su jardín interno, para que a parƟr de allí entonces culƟve y cuide con visión de largo plazo los huertos comunitarios” (LER).
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Las flores por las cuales Xochimilco es importante para la ciudad de México, tanto nativas como introducidas, son amapola, chícharo, nube, espuela de caballero, cempasúchil, alhelí, pincel, imperial, aretillo, nardo, pensamiento, alcatraz, dalia, violeta, crisantemo, mercadela, agazania, tuberosa, amapola japonesa, petunia, clavel, ester, chino, vara de San José, panalito, aretillo, rosa, se complementan con la yerbabuena, manzanilla, hinojo, ruda, romero y albahaca. En las orillas de las chinampas, como en el caso del pueblo de San Luis Tlaxialtemalco, era común observar plantados algunos árboles de membrillo, durazno, chabacano y ciruelo, además de chícharo aromático y alcatraz, los ahuejotes (árboles típicos de las chinampas) con ese frijol enredador llamado ayocote, todavía hasta los años 70’s del siglo XX. Este paisaje chinampero único en el mundo debe recrearse para las futuras generaciones. Las verduras fueron comercializadas durante las primeras décadas del siglo XX en el mercado de Jamaica; se les trasladaba por medio de canoas en los canales de Ameca, Chalco, Nacional y el famoso canal de La Viga. La góndola del tranvía que llegaba hasta el pueblo de Tulyehualco jugó un papel importante en el traslado de las mercancías de los pueblos chinamperos; quienes lo conocieron nos narraron que el tranvía llevaba unos percheros donde los chinamperos colgaban sus ramos de flores y en la plataforma viajaban costales, chiquihuites (pontón, lavador, shundi), canastas y manojos de verduras. Hubo una época del siglo XX en que los chinamperos produjeron árboles frutales como tejocote, durazno, chabacano, capulín, higo y ciruelo que fueron echados a nacer por medio de la técnica del almácigo y vendidos en chapín o terrón a la gente de Huexotzingo y Huauchinango, estado de Puebla. Los embarcaderos lacustres fueron importantes para la producción y comercialización de las hortalizas de los pueblos chinamperos, uno de los más importantes fue el de Atenco en el pueblo de San Gregorio Atlapulco, adonde llegaban cientos de canoas repletas de las verduras del mismo pueblo de Atlapulco incluyendo los de Tlaxialtemalco, lugar donde ya los esperaban varios camiones de redilas, para ser trasladados al mercado de Jamaica, luego a
la Central de Abastos(desde la década de los años 70’s), se oye decir que alguien tuvo oportunidad de vender a los supermercados inclusive. Habrá que reconocer una especialización productiva de los diferentes pueblos chinamperos. Xochimilco, como reina de las comunidades chinamperas, se especializó en la producción de hortalizas o verduras, lo mismo que los pueblos de San Gregorio Atlapulco, Tláhuac y San Andrés Mixquic. Para el caso de Tlaxialtemalco San Luis, casi todos sembraban maíz, ya sea en las chinampas o en el cerro, y producían verduras y plantas de ornato. Las principales calles del pueblo se llaman Floricultor, Horticultor y Agricultor, que eran las tres principales actividades económicas en el pasado. Hoy, pese a los cambios ambientales ocasionados principalmente por el cambio de agua de los manantiales a agua proveniente de las plantas tratadoras, los tlaxialtemalquenses se han especializado en la producción de plantas de ornato, de flores, que orgullosamente venden en el mercado de plantas de San Juan Acuexcomatl, y en los mercados del Palacio de la Flor, de Madreselva y de Cuemanco. Los profundos cambios ambientales ocurridos a partir de la intensa explotación de los mantos acuíferos del sur de la cuenca, especialmente los de la zona de Xochimilco y Tláhuac, provocaron en forma más o menos directa el abandono de algunos cultivos tradicionales (nativos o introducidos) por falta de agua suficiente como el jitomate, pepino, lechuga y tomate, y la generalización de otros (hortalizas europeas y asiáticas) así como nuevas plantas de ornato. El crecimiento demográfico de la Ciudad de México sobre las mejores tierras de cultivo agrícola, incluso sobre las mejores chinampas, y la creación de empleos no agrícolas en los servicios urbanos y la industria han hecho que disminuya la producción de hortalizas. Pero por otra parte el aumento de la demanda urbana de productos chinamperos puede ser un poderoso e importante estímulo para la ampliación de las áreas de cultivo en las zonas chinamperas existentes. La población necesita alimentos y Xochimilco se los puede proporcionar. Xochimilco está en aptitud de competir con los productores de hortalizas de Morelos y Puebla, como desde tiempos inmemoriales lo ha demostrado, ofertando su mejor calidad y variedad de verduras. Los apoyos a los chinamperos son escasos e insuficientes, los subsidios no llegan, pero los que sí están presentes y nunca faltan son las heladas, las granizadas, las plagas, el exceso o abundancia de agua, la falta de comercialización...
PRIORITARIO EXTENDER LA AGRICULTURA URBANA EN EL DF: HEGEL CORTÉS Lourdes Rudiño
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l interés por la siembra urbana de hortalizas, hierbas medicinales e incluso plantas ornamentales ha crecido de forma significativa, y eso lo registran muy bien las cifras de proyectos apoyados por el gobierno del Distrito Federal, que sumaron 426 entre 2007 y 2012, y donde hay ahora una sobredemanda: “mientras en 2007 hubo 20 solicitudes para apoyo a proyectos, este 2013 hay 290, de los cuales serán aprobados alrededor de 150”, pues para eso alcanza el presupuesto. De acuerdo con Hegel Cortés Miranda, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) del gobierno de la Ciudad de México, la situación evidencia la búsqueda de los capitalinos por tener una forma alternativa de autoabasto y alimentación, y de parte de las autoridades, un interés de impulsar el autoempleo, y de fortalecer la seguridad y la calidad alimentaria de las personas, pues la agricultura urbana –en azoteas, balcones, patios, terrenos que fueron ociosos y hoy aprovechan grupos de vecinos, etcétera- busca que tengan alimentos sanos en su canasta básica, reduciendo costos. Pero ahora la Sederec busca dar un salto: pretende que la agricultura urbana –que produce lechugas, pepinos, jitomates, zanahorias, calabazas hierbas medicinales, y un sinfín de productos- tenga una mayor difusión; impulsar no sólo los proyectos individuales o de grupos pequeños de vecinos (que han obtenido apoyos cada uno de hasta cien o 120 mil pesos), sino trabajar sobre todo en espacios públicos amplios, donde además se realice capacitación, dijo en entrevista. En los nuevos planes de la Sederec está un rescate de barrancas en la delegación Álvaro Obregón. “En el río San Borja, que es una parte del Río Becerra se va a generar la producción de una especie endémica ornamental, la echeveria, en mil 650 metros lineales. Vamos a recuperar así una zona que ha estado contaminada y llena de toneladas de basura. Va ser agricultura protegida, con infraestructura de invernadero, con la capacitación de cien personas y va a haber producción de 20 a 25 mil plantas en cada ciclo de seis a ocho meses. La inversión total será de 2.4 millones de pesos, de los cuales 1.6 millones serán puestos por la Sederec”. Afirmó: “Son programas integrales que permiten la capacitación de la sociedad, ya no como una cuestión eminentemente personal, sino como política pública de gobierno”. Asimismo, en la delegación Magdalena Contreras la Sederec im-
FOTO: Jesús Villaseca / La Jornada
semillas traídas por los españoles, fue favorable. El innovador chinampero supo adaptar a ese suelo lacustre la espinaca, cilantro, acelga, apio, coliflor, betabel, brócoli, rábano, pepino, col, alcachofa, colinabo, lechuga e incluso el trigo, la cebada, avena y hasta los árboles de olivo, plantados principalmente en el pueblo de Santiago Tulyehualco.
pulsará la creación de nueve huertos urbanos en varias colonias y barrancas (con un recurso de 250 mil pesos), y en la delegación Cuahutémoc se desarrollarán 16 proyectos de rehabilitación y fortalecimiento de infraestructura de agricultura urbana en Centros de Desarrollo Infantil (Cendis) Y “vamos a firmar un convenio con la Procuraduría Social (PS) para entrar a todas la unidades habitacionales; en un primer momento lo haremos en Cuajimalpa, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, para desarrollar un proyecto integral donde habrá una asamblea ambiental en la cual todos los vecinos definirán qué cultivos tendrán en espacios públicos como jardines y plazoletas y cuál va a ser la comercialización que van a tener (si van a estar a la venta, si van a tener un precio inferior, si serán de autoconsumo o si se regalarán entre los vecinos de la delegación). Y es que hay muchos espacios subutilizados en estas unidades, unidades que son cada una un microcosmos y donde hay miles de personas”. La inversión en estos proyectos será tripartita (de la PS, Sederec y delegaciones) e implicará organización social, infraestructura y capacitación. “Buscamos que la agricultura urbana sea prioridad de los ciudadanos del Distrito Federal. Y necesitamos que la Asamblea Legislativa apruebe mayores presupuestos, porque realmente hay un interés por recuperar los traspatios, utilizar azoteas, aprovechar espacios públicos, con verdaderos esquemas de producción y calidad alimentaria, con todo tipo de hortalizas, como jitomates y lechugas, cuya compra genera un gasto fuerte para las familias”. En su programa de apoyo a la agricultura urbana, la Sederec ha contado en el pasado con asesoría del gobierno cubano; actualmente se evalúan los términos de su continuidad, pero también la Sederec firmó un convenio de colaboración con el estado de Illinos, para intercambiar experiencias exitosas en materia de agricultura urbana (considerando que la capital de esa entidad, Chicago, es una ciudad de vanguardia en
el tema) “y ver de qué manera la tecnología que se aplica en el extranjero puede impactar positivamente en la Ciudad de México”. Hegel Cortés dijo que la Sederec tiene también planes para orientar la producción que se genere en la agricultura urbana a la comercialización. Esto es, “tener centros de acopio y distribución de alimentos a bajo costo para la población, pues es necesario pasar del autoconsumo en un primer momento a circuitos de economía que permitan la venta de las hortalizas”. Y es que, comenta, los precios de mercado de productos como el jitomate y la calabaza “están estratosféricamente caros. Con la producción urbana y sistemas de comercialización propios, se abaratarían, pues habría bajos costos de transporte”. La Sederec trabaja aún en forma incipiente en esta idea, por ejemplo ha entrado en contacto con restaurantes italianos que están buscando un encuentro con productores urbanos, “para ver qué tanta producción genera y a partir de eso comenzar a desarrollar esquemas de compra-venta”. En este tema de comercialización entrará por supuesto la producción de ornamentales que se está programando en las barrancas de Álvaro Obregón, donde intervendrán cien o 200 personas que venderán las plantas a quien quiera adquirirlas para proyectos de reforestación o para arreglo de hogares. Destacó que el propósito de la Sederec es que la agricultura urbana no sea sólo una moda o un interés de algunas familias o individuos, sino que la Ciudad de México pueda acercarse al perfil de metrópolis como Bogotá, “donde nos dicen que hay una visión más integral respecto de huertos urbanos, su comercialización, sus mercados locales, el autoempleo y la alimentación sana”. Asimismo, la Sederec quiere visibilizar estos esfuerzos, difundirlos, que la sociedad los conozca, “pues no se sabe mucho de ellos. Queremos que el tema agropecuario no sea sinónimo de asistencialismo, sino de productividad y que dejemos de ver al campo como un problema, verlo como una solución, en este caso el campo urbano”.
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MINERÍA: EL DESPOJO DE LOS INDÍGENAS DE SUS TERRITORIOS EN EL SIGLO XXI Eckart Boege
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a minería contemporánea ha entrado a una nueva fase, al migrar de la explotación de filos de los minerales principalmente metálicos, a la remoción masiva de materiales pétreos, mismos que en ciertos estratos contienen metales de muy baja ley (para el oro el promedio sería un gramo por tonelada de material removido). Para este proceso industrial se utilizan maquinarias de gran tamaño y procesos masivos de lixiviación, principalmente con cianuro de sodio, sustancia prohibida en varios países de Europa por sus riesgos a la salud humana y ambiental. Se trata de una explotación masiva a cielo abierto que requiere una exploración en grandes porciones de territorios, apertura de caminos y cientos de sitios que se barrenan para la extracción de núcleos que se analizan para ubicar exactamente los estratos en que se encuentran los últimos reductos de polvos o fragmentos minerales de interés comercial. He aquí las amenazas: 1. El artículo 6 de la ley minera impuesta por recomendaciones del Banco Mundial, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y los regímenes de Salinas y los panistas Fox y Calderón señala que la explotación del subsuelo es de “interés público prioritario” y que éste prima sobre otros intereses públicos y privados no mineros. Este interés público nacional prioritario se transfiere
a intereses privados mediante un sistema de concesiones que el Estado otorga a los grandes consorcios nacionales e internacionales. Dominan los que tienen sede en Canadá, aunque los chinos están repuntando en toda América Latina. 2. Casi nunca los nombres de las grandes compañías extranjeras aparecen en las concesiones, aunque las mismas reportan en internet, en sus boletines mensuales para sus inversionistas, que son dueños (ni siquiera posesionarios) de la totalidad del territorio que abarca la concesión. Así engañana a los propios accionistas incautos. No todo el territorio de una concesión es removido para extraer el mineral; sin embargo, en esta primera fase de exploración pueden pasar sobre siembras; desmontar; abrir caminos depositar materiales; contaminar ríos, y sobre todo acaparar los terrenos de los posesionarios de la superficie de las áreas de interés minero y apropiarse prioritariamente de las diversas fuentes de agua cercanas o lejanas aun, de las que sirven para abastecer pueblos y ciudades. En esta fase, entre el otorgamiento de la concesión y la explotación, compañías especializadas investigan con precisión las porciones del territorio concesionado que van a explotar. Si los dueños de los terrenos se niegan a vender o rentar, se ha recurrido al asesinato y la empresa puede solicitar al Estado la expropiación del mismo. En México han sido concesionadas alrededor de 31 millones de hectáreas del país, de más de 200 millones
de hectáreas concesionables, según el Servicio Minero Nacional. Estas concesiones incluyen porciones del subsuelo del mar. Ya en la fase de explotación, el mineral sale del país en forma impura (ore) o purificado sin ninguna regalía a los municipios, estados o a la federación. Nominalmente, la minera tendría que pagar uno por ciento del mineral exportado, pero el pueblo de México no tiene ningún beneficio de este proceso industrial de alto riesgo. 3. Las concesiones mineras que el Estado otorga a las compañías son patente de corso para acceder a los territorios en cualquier lugar del país, incluyendo la parte urbana de pueblos y ciudades, territorios de los pueblos indígenas, áreas naturales protegidas, costas de propiedad federal o bien porciones del subsuelo del mar. Las concesiones también son otorgadas como zonas de exclusión para que otras compañías mineras no disputen los mismos territorios. Con las concesiones las compañías mineras tienen en sus manos además, de manera directa o indirecta, la administración de las políticas “de desarrollo” regionales en muy largo plazo. Es imposible la devolución territorial a los dueños actuales de la superficie terrestre, puesto que las concesiones se otorgan a 50 años prorrogables por 50 más. No se conocen explotaciones mineras que duren más de 12 años, y se pregunta uno ¿por qué concesiones a largo plazo? La respuesta puede ser sencilla, se juega con ello en la
bolsa para obtener jugosas inversiones, y el gobierno mexicano es cómplice de esa maniobra de las mineras internacionales. Para que el capital trasnacional pueda entrar masivamente a los países con minerales, y México es uno de los importantes, los tratados de libre comercio han promovido la promulgación de leyes que permiten la inversión y propiedad del cien por ciento del capital trasnacional y la apropiación tanto territorial como de todo el producto, con regalías ridículas (en México el uno por ciento, en Chile el diez por ciento) sin impuestos específicos a la actividad. Lo poco que pagan es una mínima suma de dinero por hectárea concesionada. Como contraparte del proceso de apropiación, tenemos la “desposesión“ en el sentido físico, social y cultural de los dueños de la superficie en las concesiones, y en específico de las porciones de tierra en donde se ha detectado el mineral a explotar, mismas que en general pertenecen a comunidades campesinas e indígenas, incluyendo sus espacios urbanos, sitios arqueológicos o Áreas Naturales Protegidas. 4. Se trata de procesos industriales intensivos en capital, con tecnologías de alto riesgo por su potencial destructivo de los ecosistemas y la afectación grave de poblaciones humanas locales y regionales. Una vez que se retiran, las compañías dejan cicatrices ambientales, sociales y económicas irreversibles con poca posibilidad de resiliencia a corto y mediano plazos. Para ilustrar con un ejem-
plo recientemente estudiado con la información de la propia minera de tamaño mediano pero de impacto como una grande (Caballo Blanco en el estado de Veracruz), se remueve la vegetación natural desde la exploración -bajo la mirada impávida de la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)-, afectando así la complejidad e integridad de los ecosistemas vigentes. En la fase de explotación, la empresa pretendería excavar un tajo a 400 metros de profundidad con un diámetro de mil por 400 metros, y transportar 119 millones de toneladas de material, de las cuales 35 millones tendrían los minerales codiciados y el resto se depositan en las llamadas tepetateras. El oro presente tendría una ley promedio de 0.7gramos por tonelada. Para los procesos de lixiviación se utilizarían tres mil metros cúbicos diarios de agua durante diez años, dos millones de litros de diesel mensuales durante siete años (no sólo para combustible, sino como sustancia que intensifica las explosiones), 35 mil toneladas de explosivos, entre seis mil y 7. 5 mil toneladas de cianuro de sodio, 300 mil litros de ácido clorhídrico, etcétera. Entre las cicatrices ambientales más visibles, se encontraría un cráter de 40 hectáreas de diámetro con una profundidad variable hasta de 500 metros, mismo que sería muy costoso para las mineras rellenar y controlar los posibles drenajes ácidos y/o de arsénico, que se irían a los mantos freáticos por cientos de años.
EL OTRO DESPOJO; CIELO ABIERTO, INFIERNO CERRADO Armando Bartra
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rriba la minería a cielo abierto amenaza espacios que son vitales para las comunidades y violenta a la naturaleza. Pero también hay minería subterránea y lo de abajo es la muerte en vida. Bien por la denuncia de la “desposesión” y del pernicioso “extractivismo”. Pero no estaría de más recuperar las aproximaciones canónicas al drama minero, aquellas que denuncian la explotación y el genocidio laboral. Porque si en la superficie hay despojo y ecocidio, los socavones son el infierno bajo la tierra. Jesús trabajaba como “ganchero” en una mina vertical de carbón, el Pocito 3 de BIMSA, que el 13 de mayo de 2011 explotó matando a 14 trabajadores. Él salvó la vida
pero tuvieron que amputarle un brazo. Jesús tenía 14 años y es uno de los muchos niños carboneros de Coahuila, pues se estima que una de cada cinco minas contrata menores de edad. Y es que los niños son bajitos y se mueven con más facilidad en los “desarrollos” horizontales, donde la altura es de sólo metro y medio. Además son baratos. La región carbonífera de Coahuila abarca 22 mil kilómetros cuadrados donde viven más de medio millón de habitantes, de los que 50 mil trabajan en la minería. De ahí proviene toda la producción nacional de carbón, unos 11.5 millones de toneladas anuales con valor de casi seis mil millones de pesos. El total de los salarios pagados es de alrededor de 600 mil pesos, y en la rústica minería carbonera el trabajo es con
mucho la mayor inversión, El negocio del carbón deja así utilidades anuales de unos cinco mil millones con una tasa de ganancia del orden
de mil por ciento, donde se suman la renta y la sobreexplotación laboral. ¡Eso es acumulación por despojo y no chingaderas!
Arriba los pueblos son despojados de sus tierras, abajo los carboneros son despojados de sus vidas. Si lo de arriba es ecocidio, lo de abajo es genocidio. Los pocitos donde trabaja la mayoría son tiros verticales de hasta cien metros de profundidad y 1.50 de diámetro. Las instalaciones se reducen a un tambo de 90 centímetros de diámetro y un malacate que se mueve accionado por un motor de coche. Por ahí entran los mineros y por ahí sale el carbón. En el fondo hay túneles horizontales en los que hay que moverse agachado porque sólo tienen un metro y medio de altura. La jornada laboral es de ocho o diez horas y para subsistir no se puede trabajar menos pues el salario es a destaajo y se paga entre 55 y 70 pesos la tonelada.
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5. En total, esta empresa pretende abrir seis tajos que tramposamente no explicita en su Manifiesto de Impacto Ambiental-R (MIA-R) del 2012. Se trata de una región de altos valores ambientales y diversidad biológica con cicadas que tienen más de tres mil años de edad (mil más que el árbol del tule de Oaxaca) y bosques relictuales de encinos tropicales cuya adaptación al trópico data desde el pleistoceno. Esta vegetación que
Los pocitos no tienen salida de escape y los de abajo sólo pueden regresar a la superficie si el que está afuera acciona el malacate, el motor funciona y el cable no se rompe; no hay medidores de gas metano ni análisis de incombustibilidad, de modo que seguido se producen explosiones; no trabajan con planos, y si encuentran una mina abandonada llena de agua, el pocito se inunda y los carboneros se ahogan. Las empresas no hacen análisis médicos, no tienen baños ni comedores, no pagan aguinaldos ni vacaciones, no permiten la existencia de sindicatos y en algunos casos hay personas armadas que impiden a los extraños acercarse… En Coahuila hay unos 300 pocitos en operación, la mayoría ilegales y que nunca son inspeccionados ni por la Secretaría del Trabajo, ni por la de Economía, ni por la de Medio Ambiente,
alto interés industrial (tungsteno, cobre, molibdeno, etcétera). La tabla 1 es muy significativa ya que se trata de concesiones recientes, puesto que actualmente lo más redituable de la minería tóxica a cielo abierto es el oro. De la totalidad de los cinco mil 712 polígonos concesionados en territorios indígenas, 625 han sido canceladas, por lo que hay que restarle 232 mil hectáreas a la cifra arriba mencionada. La mayoría de los territorios se encuentran en fase de investigación o exploración (o en búsqueda de inversionistas) mientras 106 mil 833 hectáreas ya están en la fase de explotación.
FOTO: Archivo
Las “tepetateras” y/o los “jales”, en donde se deposita el material “inerte”, ya sin minerales útiles, son también cicatrices ambientales que, cuando hay compuestos azufrados, generan por cientos de años drenajes ácidos y migración de arsénico y metales pesados, que van hacia las corrientes de agua, subsuelo, lagunas o mar. La compañía citada pretende obtener 600 mil onzas de oro comprobadas y 400 mil potenciales, más la plata asociada, lo que le reportaría en los siete años de vida de ese tajo un ingreso de mil 900 millones de dólares, según el precio de mercado de la onza de oro a finales del 2012, con una inversión de 300 millones a 400 millones dólares y un retorno del capital invertido en dos o tres años. El volumen del oro recogido sería menos de un metros cúbico. La “remediación” es un eufemismo porque reforestarían las tepetateras o las capas superiores de las lagunas de lixiviación, sin consideración de que se trata de ecosistemas destruidos. Recapitulando: se reduce un cerro que contiene 119 millones de toneladas a un metro cúbico de oro. Muchos bancos, en donde los pequeños y medianos ahorradores tienen sus inversiones, invierten en sus paquetes en este tipo de minería sin que los dueños de estos pequeños capitales se enteren.
observamos in situ convivió con los habitantes prehispánicos del lugar, de los cuales tenemos tiestos arqueológicos de grupos olmecas y totonacos, por lo que de hacerse el desarrollo minero se destruiría parte de nuestro patirimonio (bio) cultural. La gran biodiversidad que se encuentra en esta zona, en menos de ocho mil hectáreas, es considerada por biólogos como una reserva genética para la resiliencia en un estado que ya ha destruído en nombre del desarrollo el 95 por ciento de su cubierta de bosques y selvas. 6. Para legitimar un proceso industrial de alto riesgo y obtener los permisos de la Semarnat, las compañías y sus asesores incluyendo a un ex titular de esa Secretaría en el régimen de Fox, discurren so-
ni por el Seguro Social. En los socavones y minas mueren, en promedio, dos mineros cada mes, aparte de los que resultan heridos y los que caen enfermos. Desde 2006, en que 65 trabajadores quedaron enterrados en Pasta de Conchos, han muerto 132 carboneros: 14 por explosión en el Pocito 3 de BIMSA, 13 ahogados en el Pocito la Espuelita, cuatro en dos desprendimientos de carbón ocurridos en la Mina Lulú, y así. Desde la Segunda Guerra Mundial este tipo de minería se abandonó por peligrosa. En México se sigue practicando con la complicidad de gobierno, pues de los pocitos obtiene la Comisión Federal de Electricidad la mayor parte del carbón que emplea en las termoeléctricas. Cuando enciendas la luz piensa en la destrucción que ocasionan presas hidroeléctricas y gasoductos, pero no te olvides de los niños carboneros.
bre el desarrollo sustentable. Su principal argumento legitimador es que generan empleos para la población local (en el caso arriba mencionado, 300 temporales directos por siete años). Por supuesto, afirman que son ambientalmente inocuos. Para realizar las obras de infraestructura, se requieren temporalmente mil empleos, mismos que como en otras obras masivas no son absorbidos a mediano y largo plazos por ningún proceso dinamizador de la economía. 7. Es indudable que los procesos industriales de esta envergadura trastocan el medio ambiente. Utilizan de forma masiva el recurso agua, al cual tienen acceso preferente frente al de consumo humano (la ley minera viola el precepto constitucional de acceso al agua como un derecho humano prioritario), como es el caso de la minera San José, en los valles centrales de Oaxaca. Para los pueblos indígenas y comunidades campesinas, significa no sólo el desplazamiento y despojo de sus recursos naturales esenciales. También significa que ya no hay bienes comunes que administrar, relaciones sociales comunitarias que establecer, naturaleza que manejar, conocimientos milenarios que recrear, milpa que sembrar y recursos fito genéticos que domesticar. En resumen, se trata de un choque frontal entre un proyecto industrial de la cultura de la muerte y el proyecto implícito regional indígena y campesino sobre un territorio determinado. Por ejemplo, los valles centrales de Oaxaca, en especial las laderas, ya están concesionadas, y si entraran en la fase de explotación las compañías mineras provocarían un desastre ambiental y humano en un territorio de alta densidad cultural-histórica-paisajística.
8. Adicionalmente, nuevos fenómenos industriales se asocian a la minería de esta envergadura. En nombre de la sustentabilidad, hay compañías mineras que le disputan a la población local e indígena más territorios para construir hidroeléctricas que alimentarían su sistema minero con electricidad “sustentable”. El interés minero sobre vastos territorios en México está principalmente en las sierras, en especial (no exclusivamente) en la gran cadena montañosa de la Sierra Madre Occidental. En general se encuentra en las cabezas de cuenca, o en laderas, dominantemente en zonas áridas, semiáridas o subhúmedas, con altos valores en biodiversidad y captación de la poca o mucha agua que van a conformar mantos acuíferos cuenca abajo. 9. Hay que aclarar que se trata de concesiones que abarcan todo tipo de minería y se dan en general a 50 años prorrogables. En 2000-2012 se concesionaron en los territorios indígenas alrededor de dos millones 173 mil 141 hectáreas, principalmente para la minería metálica, de las 28 millones de hectáreas identificadas como el núcleo duro de los territorios indígenas. Es decir, en los cien años recientes los indígenas perdieron la jurisdicción del 17 por ciento de su territorio tan sólo por concesiones mineras, frecuentemente sin que las comunidades se hayan enterado. Según las cifras que analizamos en la tabla 2, la mayoría de las concesiones en territorios indígenas y no indígenas fueron otorgadas por los dos gobiernos panistas al amparo de una ley minera neoliberal de corte salinista. Hay que aclarar que la tabla 1 jerarquiza sólo el mineral principal reportado por las empresas, que generalmente es el oro. Es común que oculten los minerales en asociación, algunos de muy
10. Según la ley minera, el gobierno tiene la obligación de informar a los propietarios que pretende concesionar estas porciones de tierras, e indagar si hay interés local para “explotar” los minerales y obtener de ellos la concesión. En el caso de los indígenas, la ley dice que en igualdad de condiciones de capacidad de explotación, léase capital y tecnología (con las tranacionales) “sería prioritario” el otorgamiento de la concesión a los indígenas. No hay un solo caso en que se cumpla el precepto de la ley de informar previamente a los dueños de los terrenos a concesionar. 11. La mayoría de las concesiones están en la fase de exploración. Es en esta fase en donde las mineras se acercan (con especialistas en movilización social y resolución de conflictos a veces financiados por los “organismos de desarrollo” del gobierno de Canadá) a las autoridades municipales y estatales, reparten dádivas y promesas, como pintar una iglesia, construir locales para asamblea ejidal o caminos, etcétera. Este proceso “de movilización social” es un eufemismo para que las empresas se puedan certificar como “socialmente responsables. Es recurrente que las compañías polaricen y descompongan el tejido social y enfrenten de múltiples maneras a la sociedad y cultura locales. En varias zonas de concesión minera se han observado asesinatos de líderes que luchan en contra de su instalación u operación. 12 En el caso de los pueblos indígenas, las autoridades federales hacen caso omiso de los convenios internacionales y su manual respecto el consentimiento libre e informado por parte de la población. El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mandata que este consentimiento incluye el derecho a decir no a una intervención pública o privada en sus territorios, si va contra los intereses y modo de vida de los pueblos. Si este proceso de consulta se atiene al manual que la OIT publicó para las consultas, no debiera ser la autoridad municipal o agraria o estatal la que organice este proceso. Más bien una autoridad federal
20
15 de junio de 2013
de “buena fe” tiene que informar y consultar a toda la población indígena sea propietaria de la tierra o no. Es en la fase de la exploración en donde las empresas tienen que presentar su MIA-R, de riesgo tipo 2 (cuando se usan “de manera controlada” explosivos, sustancias como el cianuro de sodio por ejempo). En el momento que la empresa ingresa a la Semarnat la MIA-R, la sociedad tiene el derecho a solicitar la consulta pública del documento en los diez días hábiles siguientes, y a discreción de la autoridad se puede efectuar una reunión pública informativa en donde la empresa informa a la población, y los distintos sectores pueden opinar (como si los pueblos indígenas de las regiones más apartadas consultaran cada jueves el internet y estuvieran en condición de solicitar la consulta pública de un documento altamente especializado). En la reunión pública informativa la población tiene derecho de opinar y proponer mejoras al proyecto. Cabe decir que si la población rechaza el proyecto y no da su “licencia social”, su opinión no es vinculante para la autoridad ambiental para otorgar el permiso o no. Por ello, el proceso de consulta y reunión pública informativa puede ser considerado como “la consulta pública” que marcan los preceptos del Convenio 169 de la OIT.
CONCLUSIONES 1. Las concesiones mineras vigentes que se han otorgado dentro de los territorios de los pueblos indígenas datan desde 1899 (esta fecha puede ser un error de dedo de la Secretaria de Economía). Detectamos en ellos cinco mil 712 polígonos, cada uno representa una concesión. De estos polígonos, están vigentes cinco mil 87 con un millón 940 mil 892 hectáreas, mientras que 650 han sido canceladas. Estas cifras nos dan un promedio de 17 por ciento de afectación de los territorios indígenas.
Pueblo indígena (Nomenclatura del INEGI) Chatino Chichimeca Jonaz
Número de hectáreas de los territorios indígenas
2. Algunas las concesiones abarcan casi la totalidad de los territorios de los pueblos pequeños (kiliwas, kikapoo, cucapás, pimas, guarijios y los nahuas de Michoacán), lo cual es una afrenta a la sobrevivencia de estos pueblos indígenas. Hay que aclarar que aun los pueblos con una población importante indígena también son “expropiados” del control de su territorio. w3. Los territorios indígenas más golpeados en términos de la extensión de las concesiones son los rarámuris (tarahumaras), zapotecos (principalmente de los valles centrales de Oaxaca), chaƟnos, mixtecos, coras y tepehuanes. Juntos suman más de un millón de hectáreas en donde los indígenas pierden el control sobre sus territorios y representan la mitad de todas las concesiones en territorios indígenas.
Número de hectáreas de concesiones mineras
5. Las concesiones mineras para la explotación del oro dominan sobre las que se refieren a la minería de otros metales o no metálicas. Las metálicas en especial son las que usan cianuro (de sodio) para lixiviar los metales; uƟlizan procedimientos de alto riesgo para la salud humana y el medio ambiente. En la Colonia se uƟlizaba principalmente el mercurio. 6. La Secretaría de Economía no incluye en el proceso de otorga-
Kikapoo % de los territorios
Kiliwa Mame
miento inicial la consulta para saber si los dueños de los predios están interesados en explotar el mineral, ni tampoco la consulta pública para el consenƟmiento libre e informado en los territorios de los pueblos indígenas, y por tanto incumple los convenios internacionales y el Protocolo sobre los derechos de los pueblos indígenas que la Suprema Corte de la Nación envía a los juzgadores. 7. Las compañías mineras están incursionando también en la “autoproducción sustentable” de energía eléctrica, como lo muestran los proyectos de cuatro represas en la Sierra Norte de Puebla. De la información de las concesiones y de los proyectos de represas, podemos concluir que los indígenas nahuas y totonacos perderían 30 mil hectáreas o más de sus territorios, sin que medie ninguna consideración
7 040
4 598
65.3
Náhuatl de Michoacán
27 557
23 479
85.2
Otomí
68 326
66 360
97.1
3 005
2.9
Pima
321 124
33 174
10.3
125 482
12 477
9.9
Popoluca
Mazateco
315 254
727
0.2
Quiché
522
6.9
Cora
367 047
121 028
33.0
Cucapá
153 688
62 214
40.5
Guarijio
83 014
27 699
33.4
Huasteco (Tenek)
250 611
2 805
1.1
Huave
106 879
6 237
5.8
Huichol
832 951
63 285
7.6
Kanjobal
29 918
59
0.2
Mixe
6.3
104 479
Mazahua
7 599
30 748
Pame
Mayo
3.8
489 646
Paipai
14.0
5 222
52.1
6.6
615
135 933
39 742
0.9
4 396
Chontal de Oaxaca
76 218
2 377
29.4
0.3
9. Ante la sociedad las industrias quieren presentar una cara de sustentabilidad. Los gobiernos festejan las inversiones extranjeras como grandes logros del desarrollo del país siendo que esas inversiones no benefician a la economía regional o nacional, ni a la naturaleza ni a la sociedad.
69 912
65 667
1 993
8. Lo más paradójico de estos procesos de destrucción en nuestros países es que entre los minerales de mayor interés está el oro, que se uƟliza así: un 52 por ciento en la joyería, 16 por ciento en las reservas de los Estados, 18 por ciento en inversiones privadas por las crisis monetarias y 12 por ciento en uso industrial (el resto no está contabilizado).
35 796
223 077
796 544
de que se trata de territorios indígenas, base de su cultura y proyecto de vida.
7 441 968
Maya
Chol
Cochimi
4. Las compañías mineras compran o rentan terrenos en donde directamente explotan y procesan el mineral; en caso de que la población se negara a vender o rentar, según la ley minera anƟconsƟtucional, el Estado Ɵene el “derecho”, a solicitud de las compañías, de expropiar los terrenos en nombre del “interés público”.
53 767
27 349
50.9
103 446
39 373
38.1
32 414
279
0.9
681 045
7 845
1.2
Seri
212 222
5 255
2.5
1 702 341
92 538
5.4
Tarahumara (Rarámuri)
264 891
634 457
24.0
96 293
4 759
4.9
Tepehuán (Odam)
1 182 536
272 536
23.0
Náhuatl Gro., Altiplano, Edomex., Oax.
Tlapaneco
294 429
74 055
25.2
665 574
45 617
6.9
Tzeltal
924 774
459
0.0
Náhuatl SLP, SNP, NVER
948 680
38 313
4.0
Tzotzil
774 323
7 115
0.9
Náhuatl Zongolica Pico de Orizaba
348 988
3 151
0.9
Náhuatl de Durango
36 582
5 578
15.2
Mixteco Náhuatl del sur de Veracruz
Yaqui Zapoteco Zoque
449 320
9 318
2.1
1 775 199
280 272
15.8
674 455
19 255
2.9