Las lenguas que se practican en los pueblos originarios han sido y siguen siendo un acto de resistencia y de reivindicación de lucha, de identidad y reconocimiento.
Claro que no es la única manifestación; considero importante partir de esta reflexión ya que la política del lenguaje en nuestro país es de discriminación y ha sido etnocida, sobre todo en los estados donde existe un número importante de hablantes de lenguas originarias, o lenguas maternas, como se les ha denominado también.
Como sabemos, históricamente las lenguas se han transmitido de manera oral de generación en generación, por lo que han pervivido hasta la actualidad; hoy se debe pensar en otras formas de seguir manteniendo el uso de nuestra lenguas originarias vivas, así que debemos pensar en escribirlas y darles mayor difusión vía las nuevas tecnologías, esto es que debemos pasar al lenguaje escrito.