Podríamos decir que los tianguis orgánicos locales son espacios de encuentro entre pequeños productores locales, cuyos productos son “amigables” con el entorno natural, y consumidores responsables, quienes basan sus decisiones de compra en “otros” valores. Son espacios de intercambio de saberes y sabores. Representan una opción a la hora de decidir cómo y qué producir, cómo y qué consumir. Estos mercados empezaron a surgir en México en 2001, pero han crecido rápidamente. Hablamos de que en 2003 existían cuatro tianguis orgánicos (Chapingo, Xalapa, Guadalajara y Oaxaca) y ya para el 2012 sumaron más de 30, en diferentes lugares en todo el país, desde Baja California Sur hasta Quintana Roo.