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OTRO CAMPO ES POSIBLE Suplemento informativo de La Jornada 15 de enero de 2008 • Número 4
Tantas víctimas dieron mis rediles, tanto queso jugoso llevé a la ingrata ciudad y nunca pude volver de ella con la bolsa llena
COMITÉ EDITORIAL
Virgilio, Bucólicas, 40 a.c.
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Armando Bartra Coordinador Luciano Concheiro Subcoordinador Enrique Pérez S. Lourdes E. Rudiño Hernán García Crespo CONSEJO EDITORIAL Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavalotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuéllar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.
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Diseño Hernán García Crespo
ILUSTRACIÓN: Mauricio Gómez Morin / La vida en un sorbo
La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300. Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo en trámite. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.
l 2008 empezó con movilizaciones rurales que prolongan tres lustros de lucha contra el TLCAN y cuestionan las torpezas del actual secretario de Agricultura. Los campesinos protestan y con razón. Pero al mismo tiempo construyen alternativas: utopías hechas a mano que entre tanta negrura llaman al optimismo. Hace muchos años un viejo labrador nayarita me explicó que en sus desventuras mercantiles siempre había imperado la Ley de San Garabato: comprar caro y vender barato, un férreo sesgo del mercado por el cual los campesinos cada vez tienen que dar más para adquirir lo mismo. Es por eso que en los tiempos recientes los pequeños agricultores organizados se empecinan en domar los broncos e injustos tianguis nacionales y globales o cuando menos edificar a contrapelo circuitos de comercio más amables. Plausible afán que alinea en el movimiento por poner en pie economías solidarias: modos de convivencia presididos por la cooperación y la reciprocidad y no por los imperativos ciegos, sordos y desalmados de la máquina de producir y de lucrar; órdenes más utópicos que, reformistas pues en el imperio del gran dinero “economía moral” y “mercado justo” son oximorones: pares de conceptos mutuamente excluyentes. Porque en los intercambios, los productores chicos se han enfrentado siempre en desventaja con las corporaciones, pero también porque en la actual globalización neoliberal la tendencia de los flujos agropecuarios es desfavorable a los países periféricos, y especialmente al sector más pobre de sus agricultores. Si mercado justo es oximoron, comercio agropecuario inicuo es tautología. Hay en ello motivos estructurales rimados por Virgilio, explicados por Marx y condensados en una frase lapidaria por la sabiduría campesina. Pero además, en el último cuarto de siglo el sesgo del mercadeo global ha sido desfavorable a los países pobres, y en particular a sus exportaciones agrícolas. En ese lapso declinó el comercio mundial de materias primas de origen no petrolero respecto del intercambio de productos manufacturados, y los productos agropecuarios que exportan los países orilleros han visto disminuir consistentemente sus precios: 76 por ciento el azúcar, 71 el cacao, 64 el café, 60 el arroz, 59 el hule, 55 por ciento el aceite de palma; a lo que se añade una extrema inestabilidad, pues con frecuencia las cotizaciones fluctúan hasta 200 por ciento de un ciclo otro.
Finalmente, en el arranque del tercer milenio los aranceles, barreras no arancelarias y medidas antidumping que los países de primera división aplican a sus importaciones, están ocasionando en las naciones llaneras pérdidas del orden de los 100 mil millones de dólares anuales, y alrededor de 20 por ciento de estas pérdidas corresponde a las exportaciones de su sector agropecuario. Decadencia, inestabilidad y asimetría agrarias que se ensañan con los más desprotegidos, pues es en el campo donde están dos de cada tres de los muchos pobres de los países orilleros y es también ahí donde se emplean seis de cada 10 mujeres que realizan trabajo asalariado. La miseria planetaria es sobre todo rural. Y en gran medida la padecen campesinos que combinan la producción agropecuaria por cuenta propia con labores artesanales, pequeño comercio y trabajo asalariado. Una parte de ellos cosecha básicos para el mercado nacional y/o para el autoconsumo, pero muchos trabajan para la exportación. Y es que durante la segunda mitad del siglo pasado, a resultas de la “revolución verde” y las políticas públi-
cas metropolitanas, la siembra de cereales y leguminosas sufrió un dramático corrimiento, y hoy el granero del mundo son los países desarrollados mientras que muchas naciones periféricas que habían sido autosuficientes en alimentos se volvieron exportadores de materias primas e importadoras de granos básicos. Y de la misma manera, millones de campesinos que antes se autoabastecían de alimentos ahora producen para el mercado externo y tienen que comprar todo lo que comen. Dos amenazas se ciernen sobre los campesinos orilleros: Las importaciones de granos básicos a precios dumping, que arruinan su economía cerealera por lo general de mercado interno, y las fluctuaciones y caídas de los
precios de las materias primas con frecuencia destinadas a la exportación. Amenazas que se agigantan porque, además de las brutales asimetrías y las contrastantes políticas públicas del centro (proteccionistas) y de la periferia (descobijadoras), el intercambio global agropecuario está en poder de grandes empresas trasnacionales; tiburones del mercado que en su vertiente cerealera acaparan cosechas y subsidios que les permiten inundar los mercados periféricos a precios inferiores a los del metropolitano, mientras que en su vertiente de materias primas establecen controles oligopólicos sobre la comercialización, por los que concentran la mayor parte de las cosechas que –industrializadas y comercializadas– les permiten apropiarse de todo el excedente generado a lo largo de la cadena productiva, incluidos los eslabones primarios. Pobres y a veces indios pero globalizados, los caficultores son vanguardia organizativa. Un sector muy importante de la agricultura campesina se ubica hoy en la producción de materias primas. Simplemente en lo tocante al café, en América Latina, África y Asia existen más de 20 millones de familias que cultivan el grano aromático, casi 3 millones cultivan cacao y varios millones más tienen huertas de palma cocotera. No miente la megacorporación alimentaria Nestlé cuando afirma que: “Cada vez que disfrute una taza de Nescafé, haga un alto y piense en cómo más de 100 millones de personas (...) han trabajado juntas para ayudarle a comenzar el día”. Y es que la trasnacional acapara 10 por ciento de las cosechas de este grano, de modo que con añadir a otra super torrefactora, Phillip Morris, y a los grandes compradores Volcafé, Neumann y Cargill, tendremos la fotografía de familia de los capos de la caficultura mundial. Si entendemos por mercados alternativos de la producción campesina no nichos de precios más favorables ubicados en el comercio convencional, como el gourmet, sino espacios de intercambio formales e institucionalizados pero regidos por una lógica distinta a la de maximizar ganancias, sin duda su vertiente más importante es la del mercado justo, por lo general asociado a la producción limpia de agroquímicos conocida como orgánica. Y en esta línea el cultivo y mercadeo del café son los de mayor trayectoria, sofisticación y relevancia cuantitativa. Así, los pequeños y medianos caficultores mexicanos, cofundadores hace 20 años de la agencia de comercio equitativo Max Havelaar, constituyen el mejor ejemplo de incursión campesina en los mercados de opción.
BUZÓN DEL CAMPO Te invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a
jornadadelcampo@gmail.com
CAMBIO CLIMÁTICO Dest Destruyen ozono (el cloruro de metilo)
Efecto invernadero
DIETA BALANCEADA
Óxido xido de nitrógeno PESTICIDAS CIDA QUÍMICOS Q Contaminan ontamina suelo FFERTILIZANTE QUÍMICO
M MUERTE DE PLANTAS E INSECTOS BENÉFICOS
Más densidad y producción de maíz
Elote, olote, hoja
Frijol: fija nitrógeno
PPOLICULTIVO OLLIC IVO C Calabaza: conserva c humedad
MONOCULTIVO ONO
Ni Nitritos y nitratos a lagos y ríos
SEMILLAS HÍBRIDAS O TRANSGÉNICAS
SUELO COMPACTO, SECO, ESTÉRIL
Chile: repele plagas
PÉRDIDA DA D DE FERTILIDAD Cont Contaminan agua
M MUERTE DE CUERPOS DE AGUA
ABONOS ORGÁNICOS
S SEMILLAS CRIOLLAS C Raíces fuertes
(rastrojo, composta, hongos, bacterias)
Heterogéneas gé
Homogéneas ogé
Más actividad biológica y demanda de oxígeno
MENOS ENOS PPLAGAS
Biodiversidad ersidad dad
(nitrogenados)
Acidifican suelo
CONTROL BIOLÓGICO
Menos densidad y producción de d maíz
Pr Propensión a plagas
SUELO POROSO, HÚMEDO, FÉRTIL
RESISTEN SIST PLAGAS
RESTITUYEN EN FERTILIDAD RESISTENCIA ISTE A SEQUÍAS Y VIENTOS
ILUSTRACIÓN: Héctor Rojas Valdivia / hectorrov@yahoo.com.mx ov@yahoocom mx
(noxes)
CÁNCER; ALTERACIONES HORMONALES, R REPRODUCTIVAS, IN INMUNOLÓGICAS
M diversidad Más dde alimentos
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MERCADEO EQUITATIVO Víctor Perezgrovas
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n la mayoría de países europeos, en Estados Unidos, Canadá, Japón y también en México existe hoy la corriente de comprar productos que tengan un sello orgánico, de comercio justo o de producción sustentable. Hay un grupo de consumidores, cuyo número es creciente, que busca que sus compras provengan de sistemas productivos y comerciales que garanticen una mejor relación con el ambiente, que provengan de relaciones justas y armónicas entre productores, industriales, comerciantes y consumidores. Esto es lo que conforma el llamado comercio justo. Esta corriente ha tenido ritmos de crecimiento inusual en la situación reciente de estancamiento económico mundial y ha llevado a tener importante influencia en los principales países industrializados, como Estados Unidos, Suiza, Francia, Inglaterra, Alemania, Bélgica y Japón. El producto insignia de este mercado, el que le dio origen masivo y permitió su ingreso a las grandes cadenas de distribución, es el café. El aromático con sello de comercio justo ha tenido ventas crecientes en los recientes años con tasas superiores a 12 por ciento anual, mientras que el mercado convencional
¿UNA OPCIÓN PARA LOS CAMPESINOS?
• Dos millones de productores • 600 organizaciones campesinas de 54 países • Ventas por 1,600 millones de euros en 2007 del producto se ha mantenido estancado o con crecimientos mínimos. En el sistema de comercio justo se busca que los productores obtengan un precio garantizado (más allá de cualquier caída en los mercados convencionales), que les permita tener ingresos para llevar una vida digna, pero también reciben un sobreprecio
para realizar proyectos de desarrollo comunitario y social, así como un pago adicional para los productos orgánicos que no contaminan el medio y promueven la conservación del ambiente. ¿De dónde viene este sistema de comercio justo? Su origen puede ser rastreado en los años 40 y 50 del siglo pasado, cuando
Comercio Justo México Avanza
Lourdes Edith Rudiño
A
lrededor de 120 mil familias de caficultores de pequeña escala de Chiapas, Oaxaca y Puebla son cobijadas por Comercio Justo México (CJM). Gracias a ello, su producto ya transformado llega al consumidor, vía tiendas o cafeterías, con el logotipo de esta asociación civil. Y el ingreso que reciben los campesinos es superior al del mercado convencional e integra premios sociales y ecológicos, lo cual les garantiza cubrir los costos de producción, fortalece sus procesos organizativos locales y preserva altas calidades del aromático y prácticas ecológicas. Pero Comercio Justo México, asociación civil nacida en 1999 –y la única de su tipo en un país en desarrollo– aspira a más. En breve su sello podrá verse en un aceite de ajonjolí orgánico de la agrupación Comunidades Campesinas en Camino, de Oaxaca, y será obtenido dentro de unos meses para tortillas y tostadas de maíz azul criollo de la Integradora de Maíces Mexicanos (Immex). Eduardo Rojo, director de CJM, precisó en entrevista que esta instancia –cuyo carácter es normativo y define criterios y reglas para la producción y comercialización de los productos de comercio justo
destinados al mercado nacional– se enfocó en 2007 a establecer contacto con muchas organizaciones campesinas que buscan obtener el sello y que producen jamaica, maracuyá, mango, limón y nopal, entre otros. “Esperamos que pronto haya cabida para todos éstos y más, pues es probable que haya en el país productos con los estándares y la calidad que requerimos, pero que no conocemos aún. Queremos que cada vez más agricultores sean beneficiados por nuestro esquema y que más consumidores tengan acceso a estos productos que benefician su salud y el medio ambiente.” Hoy CJM integra a 15 organizaciones campesinas socias y ocho solidarias. Los productos que llevan su sello –certificado por Certimex– son Café de UCIRI y Café Directo, de Oaxaca; Café Fértil, Café Majomut, Café Museo Café, Café de Cesmach, Café Toyolwitz y Café Mam, de Chiapas, y Café de Tosepan, Puebla. Según Eduardo Rojo, la comercialización de productos con el sello CJM va en ascenso; entre 2006 y 2007 se elevó en por lo menos 25 por ciento, y esto debido a que se están multiplicando sus puntos de venta, presentes en el Distrito Federal, en Chiapas, Zacatecas, Jalisco, Durango, Monterrey y otros, incluidas aquí
FOTO: Lourdes Edith Rudiño
• Unas 120 mil familias cafetaleras, beneficiadas • Ajonjolí y maíz azul obtendrán su sello
Eduardo Rojas
cafeterías propias de los campesinos, como El Café de Nuestra Tierra, en la colonia Roma del DF, y las islas de orgánicos de Soriana y La Comercial Mexicana. La lista completa de puntos de venta está en la página web www.comerciojusto.com.mx El sello de CJM es reconocido internacionalmente e implica una certificación de calidad ISO 65. Avala una calidad ecológica y una calidad social (pues se certifican procesos de producción y se determina que el precio al productor le permita cubrir costos y tener un nivel de vida digno) y determina además si
organizaciones no gubernamentales (ONG) cristianas del norte de Europa empezaron a vender artesanías y otros productos en procesos de adquisición directa con productores del sur. Estas ONG desarrollaron las Organizaciones de Comercio Alternativo (conocidas como ATO, por sus siglas en inglés) e iniciaron la importación y venta de estos productos de comercio justo por medio de pedidos por correo y grupos solidarios de las iglesias y tiendas. Las ATO estuvieron motivadas desde su fundación por el deseo de ayudar a cubrir las necesidades básicas de sus socios en el sur y por sentar las bases para trabajar por un nuevo sistema internacional de comercio. Michael Barrat Brown menciona en su libro Fair trade reform and realities in the international trade system, que “el comercio justo era parte de una estrategia para desarrollar un sistema de comercio basado en la regulación del mercado internacional (…) sin la manipulación y especulación de las grandes corporaciones trasnacionales”. Desde hace 20 años, cuando se impone la economía neoliberal, hay un cambio fundamental en el sistema de comercio justo, ya que comienza a buscarse que los productos puedan ser obtenidos por cualquier consumidor común, para lo que habría que
es gourmet o no, si es orgánico o no. El sello establece exigencias ecológicas, pero no obliga a que los productos sean orgánicos; de cualquier forma, el café hoy involucrado en CJM es todo orgánico. Una encuesta realizada en 2006 por CJM mostró que 95 por ciento de las personas que se informan de qué significa el sello están dispuestas a adquirir sus productos. Según Rojo, muchas personas que consumen productos de CJM lo hacen atraídas por su excelente calidad, sin conocer el concepto. “Sería muy interesante que supieran todo a lo qué están contribuyendo”. Precios justos también para el consumidor. A diferencia de los países ricos, donde la sociedad, consciente en temas de salud y medio ambiente, paga más por los productos de comercio justo y por orgánicos, en México los precios al consumidor de CJM son muy competitivos frente a los de productos convencionales; la razón es que en nuestro país mismo se realiza el cultivo, y porque en CJM se reduce el intermediarismo, el coyotaje. “Tenemos café gourmet, orgánico, de excelente calidad de CJM, que compite con precios similares a los de cualquier otro gourmet, que quién sabe de qué país venga y donde no sabemos si los trabajadores son explotados”, señaló Rojo. Por su parte, el productor recibe mejor precio con CJM porque siempre hay garantía de que éste es superior al del mercado convencional. Además, implica sendos premios, social y ecológico. El primero se da para el desarrollo de
proyectos sociales. Las organizaciones deciden democráticamente en qué se usa el recurso; una opción es un sobreprecio al café de los campesinos miembros, pero también puede ser para proyectos de salud, educación, fomento al deporte, etcétera, dependiendo del interés de la organización. El premio ecológico u orgánico es un pago por el cuidado del medio ambiente; es un porcentaje adicional respecto del precio de comercio justo. Filosofía de CJM. “Lo que promueve CJM es una relación solidaria entre los agricultores y los consumidores; que la actividad en el campo sea rentable, y por tanto esté en condición de recibir financiamiento; que haya una relación de largo plazo entre productores y comercializadores con un enfoque de calidad (...) que la oferta de los pequeños productores, con todas sus cualidades, sea reconocida (...) que los productores mejoren sus condiciones de vida gracias a una comercialización justa. Una característica propia de CJM, a diferencia del concepto internacional de comercio justo, es que aquí sólo integramos a productores de pequeña escala; no hay grandes fincas, grandes plantaciones (...) “En general, comercio justo significa estar en favor del ser humano y no del sentido mercantilista. Debe quedar muy claro que el comercio justo no es un esquema creado para hacer pequeños cambios en el esquema neoliberal que tanto daño causa, sino busca crear un mundo diferente, donde todos los procesos sean solidarios, constructivos y de beneficio social”, afirmó el entrevistado.
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ABONO Y BOSQUES SUSTENTABLES ingresar a las cadenas convencionales de distribución. En 1988 surgió la primera entidad de comercio justo: la Fundación Max Havelaar, en Holanda, como una iniciativa conformada por productores de países del Sur, comerciantes, industriales y consumidores, unidos con la finalidad de administrar un sello que diferenciara a los productos provenientes de un sistema regulado. Productos provenientes de organizaciones campesinas democráticas, transparentes en el manejo financiero, independientes de gobiernos y partidos políticos y autónomas. Pero también era esencial que fueran productos sanos y de buena calidad. Los sellos de comercio justo crecieron rápidamente y en unos cuantos años se contaba con entidades en 17 países de Europa, Norteamérica y Japón. Desde 1996 las entidades nacionales de comercio justo se unieron en una federación internacional conocida como FLO (Fair Trade Labelling Organisations, u Organizaciones de Comercio Justo Certificado) que tiene su sede en Bonn, Alemania. Actualmente el sistema involucra a unas 600 organizaciones campesinas de 54 países, dando cobertura a unos 2 millones de productores. El volumen de ventas del comercio justo en el año de 2007 fue de más de mil 600 millones de euros. Hay una existencia de 18 grupos de productos tan diversos como café, té, cacao, frutas frescas, vino, arroz, plátano, algodón y especias. El comercio justo en México. En nuestro país hay más de 50 organizaciones en el registro internacional de comercio justo, que agrupan principalmente a pequeños productores de café, miel y frutas frescas, como mango y cítricos. Las organizaciones se ubican en los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Veracruz, Sinaloa, Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Campesinos mexicanos estuvieron en la promoción original del sistema de comercio justo y han sido un pilar fundamental para el desarrollo del mismo. Asimismo, en México se ha constituido la primera iniciativa de comercio justo certificado entre los países no desarrollados: Comercio Justo México. Aquí se está impulsando la norma de comercio justo para productos de nuestro país: ajonjolí, maracuyá, limón o maíz, que poco a poco van apareciendo en tiendas y tianguis de varias partes de la geografía nacional, acompañando al café orgánico de comercio justo, que ha sido la punta de lanza de esta iniciativa. Con estos productos se logra una relación más directa entre los productores y los consumidores, disminuyendo al máximo la presencia de intermediarios. Si bien esta iniciativa está en sus fases de arranque, la presencia de productos de comercio justo va siendo cada vez más común en muchas partes y resulta importante considerar que cada vez que un comprador opta por adquirir los productos con el sello de comercio justo, está también optando por la promoción del desarrollo independiente y autónomo de las comunidades campesinas mexicanas, por la producción orgánica, por la verdadera sustentabilidad de los campesinos de nuestro país. Asesor de Comercio Justo México y de la Coordinadora de Pequeños Productores de Café de Chiapas, Coopcafé
Programa Michoacano de Biofertilización • Raíces fuertes, mayor productividad y mejores suelos Mauricio Soberanes Hernández
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a degradación de tierras y el deficiente uso y manejo del agua son causas en México de la disminución en la productividad agropecuaria y forestal. Provocan además que múltiples zonas con potencial productivo pierdan la oportunidad de alcanzar los volúmenes y las calidades adecuados para competir en el mercado, tanto nacional como internacional. El uso de los biofertilizantes se desarrolló de manera extensiva en la República de Cuba donde, por las restricciones del bloqueo económico, recurrieron al uso de micorrizas (hongos benéficos asociados a la raíz) y fermentados de compostas para nutrir sus cultivos. En México, el Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México también desarrolló sus propias micorrizas, a las que complementó con una bacteria, el asoaspirillum. Bien manejados, los biofertilizantes pueden superar el rendimiento por hectárea frente a fertilizantes químicos tradicionales, mejorar de manera paulatina las condiciones del suelo y abaratar sensiblemente los costos de producción. El programa michoacano de biofertilización inició formalmente en 2006, basado en experiencias exitosas anteriores en el Bajío, centro y sur del país donde, por lo menos en los tres años anteriores, se utilizaron hongos y bacterias, en presentación de polvo aplicado a la semilla, como enraizantes y mejoradores del suelo. El programa también retomó importantes resultados conseguidos con un fermentado orgánico, derivado de guano de murciélago, que aplicado foliarmente o en el riego, contribuye al desarrollo de las plantas, sobre todo con la floración y fructificación. El programa consideró distintos componentes: promoción, asistencia técnica, parcelas
de validación, así como el establecimiento de plantas productoras de micorrizas, abonos líquidos, lombricomposta y composta mejorada con base en materiales como el lirio acuático y estiércoles. Así, sustituimos del todo al programa de distribución de fertilizantes químicos, que día con día resultaba más costoso y cubría menos superficie. Con los químicos, en cuatro años se cubrió una superficie total de 104 mil hectáreas con 83 millones de pesos. En contraste, el programa de biofertilización ha cubierto en dos años 145 mil hectáreas con tan sólo 22 millones de pesos. Esto implica un uso de los recursos 5.2 veces más eficiente por el programa de biofertilización, aun sin considerar la reducción en la contaminación del suelo, mantos freáticos y cuerpos de agua, y en las emisiones del CO2, tanto por uso excesivo de fertilizantes químicos como para su síntesis. Llegamos a más de 25 mil beneficiarios, quienes contribuyeron con 25 por ciento del costo del paquete básico, lo que se sumó al 50 por ciento que aportó el gobierno estatal; el 25 por ciento restante del aporte provino de los municipios. En cuanto al proceso de validación realizado por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias en el ciclo otoño-invierno 2006/07, tanto en trigo y lenteja como en garbanzo, los biofertilizantes generaron una mayor eficiencia en la absorción de agua y nutrientes, así como un aumento en la rentabilidad gracias a la disminución de los costos de producción y al mayor rendimiento por hectárea. Este programa del gobierno del estado de Michoacán nos ha distinguido y se desarrollan ya similares en Guerrero, Puebla y Jalisco. En este camino hay mucho por hacer, mas se requiere de apertura, conocimiento y ganas de innovar las políticas públicas para el campo mexicano. Subsecretario de Fomento Productivo de la Secretaría de Desarrollo Rural, del gobierno del estado de Michoacán.
CERTIFICACIÓN FORESTAL EN MÉXICO Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible
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n el mundo, el esquema de certificación forestal que más éxito y aceptación ha tenido es el impulsado por el Forest Stewardship Council, ampliamente conocido por sus siglas FSC. Éste certifica el buen manejo del bosque y garantiza que los productos que llevan su logotipo han sido producidos en bosques manejados de acuerdo con los principios y criterios internacionalmente aceptados. Hoy día el FSC ha certificado más de 90 millones de hectáreas en unos 88 países de los cinco continentes y ha logrado la credibilidad de los consumidores, gracias a su particular forma de gobierno, basada en una asamblea de miembros donde participan de manera equitativa representantes del Norte y del Sur, así como de los sectores empresariales, sociales y ambientalistas. Al analizar la lista de operaciones forestales certificadas en el esquema internacional, llama la atención que las comunidades y los ejidos forestales de México no se han quedado atrás y han puesto a prueba y evaluación el manejo de sus bosques. En su más reciente informe, el FSC reporta que cerca de 800 mil hectáreas de bosques ejidales y comunales han alcanzado la certificación, al haber demostrado que su manejo cumple con los criterios internacionales que se aplican en el resto de mundo.
En la evaluación del manejo forestal, el FSC toma en cuenta diferentes aspectos y busca evidencia de que las prácticas forestales aplicadas responden a una planificación previa y a una evaluación de impacto ambiental. Comprueba que las operaciones forestales garanticen la permanencia del bosque y la sostenibilidad de la producción, y resguarden además los derechos de los trabajadores y de las comunidades locales. Con esta certificación internacional, las comunidades y ejidos dueños de bosque están demostrando que el esquema de forestería comunitaria es una alternativa viable para resolver los problemas forestales del país. Cuando se da oportunidad a que los ejidatarios manejen su bosque y administren la producción forestal, se ha demostrado que
el recurso es protegido eficazmente contra la tala ilegal, los incendios y el cambio de uso de suelo. El manejo forestal en manos de los campesinos no sólo es una garantía para la conservación de los bosques, sino que es un excelente instrumento para impulsar el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades rurales. Hoy día se requiere sin embargo fortalecer a las comunidades forestales, ya que enfrentan fuertes problemas ante un mercado abierto que en muchos casos pone a sus productos en desventaja frente a las enormes importaciones de madera proveniente de Sudamérica. Las comunidades requieren que el presupuesto del gobierno para el sector forestal se oriente prioritariamente a apoyar el manejo de bosques naturales, a aumentar la competitividad, a mejorar la productividad del aserrío, a garantizar la sostenibilidad del bosque y aumentar las capacidades técnicas de los ejidatarios. Se requiere, en síntesis, un compromiso real de las instituciones gubernamentales con el esquema comunitario de manejo de bosques. Con esto el país lograría enfrentar de manera efectiva el enorme problema forestal. Lograría, ahora sí, cumplir con sus compromisos internacionales para la conservación de la biodiversidad y con los compromisos de mejorar el bienestar de los más pobres.
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CAMPAÑA POR UN MILLÓN DE FIRMAS EN DEFENSA DEL MAÍZ Y EL FRIJOL 1. Sacar al maíz y al frijol del TLCAN. Instalar un mecanismo permanente de administración de las importaciones y exportaciones de maíz y frijol (y sus derivados y subproductos) por el Congreso de la Unión. 2. Prohibir la siembra de maíz transgénico en México. Protección y mejoramiento del patrimonio genético de los maíces mexicanos, incentivo a la producción de maíces nativos y orgánica. 3. Aprobar el Derecho Constitucional a la Alimentación por la Cámara de Diputados y la Ley de Planeación para la Soberanía y Seguridad Agroalimentaria y Nutricional por la Cámara de Senadores. 4. Luchar contra los monopolios del sector agroalimentario. Evitar el acaparamiento y la especulación, así como la publicidad engañosa de alimentos “chatarra”. 5. Promover que el maíz mexicano y las expresiones culturales que involucra se inscriban tan pronto como sea posible en la Lista de Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, por la UNESCO. NOMBRE
ESTADO
MUNICIPIO O DELEGACIÓN
FIRMA
CORREO ELECTRÓNICO Y/O TELÉFONO
DESPRENDE ESTA HOJA... SÁCALE COPIAS, RECOLECTA FIRMAS Y ENVÍALAS AL 56-61-59-09 (FAX) O VÍA ELECTRÓNICA A sinmaiznohaypais1@gmail.com O A MIGUEL ÁNGEL DE QUEVEDO NO. 50 DEPTO 403, COL. CHIMALISTAC, DEL. ÁLVARO OBREGÓN, C.P. 01050, MÉXICO DF. A NOMBRE DE CAMPAÑA “SIN MAÍZ NO HAY PAÍS”.
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VERDE QUE TE QUIERO... TIENDAS DE ORGÁNICOS, PARA QUE COMERCIALICEN PEQUEÑOS PRODUCTORES
• Más tiendas y apoyo a tecnologías campesinas, reto de The Green Corner • Producir sin pesticidas; dignidad del campesino, salud del consumidor
Lourdes Edith Rudiño FOTO: Lourdes Edith Rudiño
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ace cuatro años nació en la colonia Condesa del Distrito Federal una tienda llamada The Green Corner (TGC). Bensi Levy, su dueño, confiesa que el nombre en inglés era una estrategia para hacer moda con los productos orgánicos. “Pero la regamos; el proyecto es cien por ciento mexicano y la gente entra no por moda, sino porque nuestra oferta es de pequeños productores, libre de pesticidas y de cualquier otro químico; quien viene aquí busca salud y protección del medio ambiente.” Ahora la tienda –que también es restaurante y expende alimentos (frutas, verduras, semillas, café, lácteos, carnes, embutidos, panadería y vinos) y productos de belleza y de limpieza, todos orgánicos– cuenta con tres sucursales, en Coyoacán, Cuajimalpa y Polanco, y un padrón de proveedores de 400 agricultores, muy concentrados en la zona centro del país, aunque también del sur y sureste. Bensi Levy está avanzando en su meta: “que cualquier pequeño agricultor tenga un lugar donde comercializar, pues muchos campesinos, indígenas, están excluidos del mercado y su única opción es el coyote o la Central de Abasto, y que los agarren confesados (...) Hay mucha gente en México produciendo de manera orgánica por cuestión de principios, porque no quieren envenenar su tierra (...) Nuestro reto es convertirnos en una gran red de tiendas y seguir comprando al pequeño productor”. Fundación tecnológica. Pero TGC enfrenta serios desafíos. Uno es que depende en 50 por ciento de importaciones, debido a que en México encuentra materia prima, pero no suficientes productos procesados. “Hay aquí una incon-
Bensi Levy
No todo es miel sobre hojuelas En el mundo hay una gran discusión sobre el hecho de que las trasnacionales como Starbucks y Nestlé “lavan su imagen” con el comercio justo. Hacen una gran campaña respecto de la supuesta derrama económica con que benefician a campesinos del Tercer Mundo, “pero si vemos el porcentaje del producto de comercio justo que manejan en su total no llega ni a uno por ciento”. Otra mancha negra es que hay en el mercado muchos productos que dicen ser orgánicos y/o de comercio justo y no lo son. El sello de CJM –certificado hoy por Certimex exclusivamente– es absolutamente confiable, pero hay certificadoras que otorgan sellos sin siquiera haber ido a campo. Con eso dañan este mercado. La Ley de Orgánicos, aún por reglamentar, deberá regular esto. Eduardo Rojo, director de Comercio Justo México (CJM)
gruencia, pues si defendemos la idea de no contaminar a la hora que se cultiva, ¿por qué contaminar el ambiente, quemando combustible, para transportar alimentos por grandes distancias?” Ante esto, Levy pretende crear “una especie de fundación” para ayudar a sus proveedores a contar con tecnologías intermedias y que procesen ellos mismos sus cultivos. Un ingeniero aliado a TGC está diseñando maquinaria para producir chocolate, y otro ya desarrolló una picadora de forrajes y trabaja en un molino de piedra para procesar trigo, y que así la tienda deje de importar la harina que requiere en su panadería. Se busca tener máquinas de tamaño propicio para que entren y se utilicen en las localidades campesinas, y generar un efecto domi-
nó. “La idea es que si la máquina para chocolate costó 100 mil pesos, decirle (al agricultor) ‘te lo damos, y el dinero no nos lo vas a pagar a nosotros, sino que lo vas a dar para que se desarrolle otra máquina para otro agricultor’”. Bensi Levy ha buscado infructuosamente respaldo gubernamental. “Hay un diálogo de sordos. Fui a una expo de orgánicos auspiciada
por Bancomext. Les dije que los productores necesitan recursos para procesar el alimento. Me respondieron que no, que el dinero disponible es para apoyarlos sólo para exportación (...) Fui al Fideicomiso de Riesgo Compartido (Firco) para que apoyaran a una proveedora que procesa jamón de pavo y quiere producir salchicha. El mercado lo tiene asegurado con TGC. Como respuesta recibí la norma y los requisitos; para cubrirlos, la proveedora necesitaría armar un proyecto, que vale 20 mil pesos, y que no los tiene (...) Es muy triste ver esto.” Libres de pesticidas. El entrevistado se emociona al hablar del mercado. “Tenemos dos camionetas dando la vuelta por el país y acopiando calabaza, jitomate, betabel, cebolla, acelga, lechuga, epazote, té limón, hierbitas, toronja, piña, mandarina, en fin (...) es un mito que los orgánicos sean para un nicho o para la exportación; en México existe la demanda, pues los consumidores no estamos locos y siempre vamos a preferir productos libres de químicos y de hormonas”. Es un mito que sean más caros que los alimentos convencionales, pues los orgánicos evaden a los coyotes al comercializarse, y el margen de intermediación de distribuidores como TGC es muy bajo. “De 100 pesos que gasta TGC, 70 son para los productores”. Además, la tienda promueve un esquema de pago al abastecedor con precios fijos, estables (pues la variación de precios, dependiente de la oferta/demanda no sólo nacional sino mundial, es algo que ha dañado la economía campesina), y eso se refleja también en la oferta al consumidor. “Hay ocasiones en que el jitomate convencional está
más caro que el nuestro y nos damos cuenta porque llegan clientes (a TGC) que no vienen todos los días y corren la voz”. Bueno, en cuestión de precios, Levy sí hace excepciones. En pollo, lo orgánico es lógicamente más caro. Uno convencional se engorda hacinado y con hormonas en 40 días y acumula grasa en exceso, “se vuelve obeso”, y uno orgánico requiere alimentarse durante cuatro o cinco meses, moviéndose, gastando energía, y su grasa es magra, sana. El entrevistado considera necesario que el consumo de orgánicos en México se masifique, que no sea sólo para una élite y que las personas de menores ingresos puedan acceder “a estos alimentos de calidad que nutren, que curan, que previenen enfermedades y que se producen con respeto a la naturaleza”. Nutrición vs durabilidad. Hay que vencer ciertos malos entendidos, pues hay algunos consumidores que se sorprenden al ver que un huevo orgánico –que es fértil, sin hormonas, sin antibióticos– se pudre si lo dejan en el auto por tres horas. O al ver que el pan orgánico, sin conservadores, a los cuatro días se hace rancio, o que el arroz orgánico se llenó de gorgojo al mes. “Esto es normal pues son alimentos vivos, nutritivos. Y yo me los como con más confianza, pues los otros productos (los convencionales) los puedes dejar por años, por ejemplo un arroz, y no pasa nada; no va a tener bichitos porque hay que ver con qué fueron rociados para que no les pase nada”. El consumidor, dice Levy, debe preguntarse por qué acudió a lo orgánico. Porque el médico se lo recomendó, por salud. Los alimentos convencionales han perdido sus valores nutricionales. Para Bensi Levy, la agricultura orgánica significa dignificación del campesino, seguridad alimentaria, soberanía nacional, salud, medio ambiente, equidad. Es una forma de producir virtuosa, donde conviven diversos cultivos y especies animales en un mismo predio –nada qué ver con el monocultivo que daña a las redes tróficas y deteriora la tierra–; donde se aprovecha todo, como el estiércol de la vaca, que es abono, fertilizante, y donde el agricultor diversifica su ingreso y tiene su propio alimento; respeta a la naturaleza, y eso lo dignifica. www.laesquinaverde.com
¡Cuidado con las ofertas (incluidas las “verdes”)! “A veces, las compañías que promueven alternativas positivas pueden, en verdad, estar defendiendo sus ganancias y la continuidad de sus tramposos negocios. Por ejemplo, el nuevo énfasis en el “consumo verde” –dando a entender que podemos comprar la solución a la crisis y no son necesarios cambios profundos– es una ilusión peligrosa. Todo consumo de nuevos productos implica un significativo empleo adicional de materias primas y energía” Manifiesto sobre las Transiciones Económicas Globales. (Foro Internacional sobre la Globalización, Instituto para los Estudios Políticos, Proyecto Global sobre las Transiciones Económicas)
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ABRIENDO BRECHA Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo de Oaxaca, precursora del café orgánico y del mercado justo
Rosario Cobo y Lorena Paz Paredes
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ace 25 años, en las huertas cafetaleras zapotecas mixtecas, mixes y chontales del istmo de Tehuantepec, nació la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), que hoy cuenta con 2 mil 400 socios de 64 comunidades y es pionera en México en la producción orgánica y el mercado justo. Algo de historia. El café llegó al istmo desde las fincas de Chiapas que exportaban por Coatzacoalcos y Salina Cruz; a finales del siglo pasado pequeñas plantaciones empezaron a cubrir las zonas serranas. Pronto el grano fue sustento económico de algunas comunidades y gran negocio para caciques, como Ernesto Domínguez, Florentino Alonso, Eleazar Cabrera y Cuauhtémoc Osorio, que dominaban el comercio practicado por sendas de arriero. Pero en los años 70 llegaron las madereras que se llevaron los árboles y trajeron un camino de terracería, por el que luego llegaron el Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), Conasupo, Banrural y las clínicas del Seguro Social. Al abrirse opciones comerciales, se debilitaron
los caciques. Pero tampoco el gobierno fue solución para los campesinos. Nace la organización. A principios de los años 80 del pasado siglo, los sacerdotes Frans VanderHoff y Roberto Raigoza recorrieron la región buscando cómo mejorar la vida de las familias y su iniciativa cayó en terreno abonado. “En 1982 –cuentan los campesinos– nos juntamos unos 150 en la iglesia de Guevea de Humbolt. Éramos más zapotecos pero también había mixes, mixtecos y chontales, casi to-
Entrega del mando de la vieja directiva a la nueva, presidida por don Margarito Ruíz, fundador de la UCIRI
SABER PROTEGERNOS Emir Sader
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ace no muchos años, cuando se convocaba al primer Foro Social Mundial, escogimos el lema central “Un otro mundo es posible”, porque la asfixia del “pensamiento único”, del Consenso de Washington, de la Organización Mundial de Comercio (OMC), del Banco Mundial, del “libre comercio”, era tal, que nos contentábamos con luchar para definir que las cosas no tenían obligadamente que ser como eran en aquellos años 90. Pasaron algunos foros, algunos años; ahora ya podemos decir que no sólo “Un otro mundo es posible”; como que ya empieza a existir, aunque embrionariamente. Procesos de integración regional como el Mercosur –después de ser casi liquidado por rendición al “libre comercio” de las corporaciones brasileñas y argentinas, que se disputan mercados– y la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (Alba), apuntan en esa dirección. ¿En qué sentido? Marx decía –en la Crítica del Programa de Gotha– que el socialismo tendría como principio “a cada
dos con huerta. Ahí echamos cuentas de lo que nos cuesta producir un kilo de café y vimos que eran como 92 pesos, mientras los acaparadores pagaban 37 y el Inmecafé 42 (...) Un año después, en 1983 nos arriesgamos 17 comunidades a venderle a una organización –la ARIC Nacional de Mizantla– y nos fue bien. Aprendimos que podíamos comercializar directamente, brincándonos al acaparador y al Inmecafé (...) Éste fue el origen de la UCIRI. “De esta manera los campesinos ganábamos un poquito más que con los coyotes o con el Inmecafé. Pero la mejora no era muy grande y la UCIRI no crecía. Entonces empezamos a buscar compradores por nosotros mismos (…) Así, en el ciclo 1985/86 la UCIRI exportó directamente algo del grano y al año siguiente vendimos cerca de 8 mil sacos a los consumidores europeos. Así duramos hasta 1988, año en que se acabaron los acuerdos internacionales entre productores y consumidores, y el gobierno dejó de acopiar café y de dar permisos para exportar. “Para mucho cafetaleros el fin de los acuerdos internacionales, la caída de los precios y la desaparición del Inmecafé fueron grandes desgracias. En cambio a nosotros, que desde 1984 veníamos trabajado por un mercado propio, nos benefició que se terminara el viejo sistema de permisos. “Crear lo que llamamos un mercado alternativo, no fue fácil. En Holanda conocimos a una organización de varias iglesias, que se llama Solidaridad y trabaja con los pobres de América Latina. Pero a la UCIRI no le interesa la caridad, de modo que les dijimos: ‘Nosotros no necesitamos limosnas, sólo queremos que nos paguen por el café lo que realmente vale. Lo que nos hace falta es un mercado justo’. “Entonces, nosotros, indígenas zapotecos, mixes, mixtecos y chontales que 10 años antes apenas si bajábamos a Ixtepec, nos empezamos a apalabrar con los europeos; con gente que vive muy lejos, del otro lado del mar. Y
uno según su trabajo” y que el comunismo se orientaría por “a cada uno según sus necesidades”. Éste, que parece un objetivo maximalista, muy lejano, sin embargo, orienta nuevas formas de intercambio y de sociabilidad en nuestro continente. Las aperturas al “libre comercio” del neoliberalismo produjeron, entre otros daños, la regresión económica de países que, con gran esfuerzo, habían llegado a un cierto nivel de desarrollo industrial. Se devastó su endeble estructura industrial interna y se debilitó profundamente su competitividad externa. América Latina pasó a depender cada vez más de productos agrícolas en sus pautas exportadoras. La soya es la pop-star, con transgénicos aparejados. ¿Ventajas comparativas? Las políticas externas de nuestros países pasaron a defender el “libre comercio”, para que los productos primarios pudieran valerse de sus “ventajas comparativas” –después de haber desmitificando esa teoría hace medio siglo– en los cobijados mercados de los países centrales del capitalismo. A esto fuimos relegados por las promesas neoliberales de apertura, de modernización, de nuevo empuje del desarrollo. Pero no estamos condenados a eso, siempre y cuando rescatemos nuestras tesis históricas de que debemos protegernos de la salvaje competitividad de los que son más fuertes –no porque sean más inteligentes o más trabajadores que
Las reglas del juego “Según el mercado, el precio resulta del juego libre de oferta y demanda. Sin embargo, Max Havelaar se dirige al mercado formulando las reglas. Los partícipes pierden su anonimato: la oferta proviene de los campesinos cafetaleros que integran las cooperativas, los consumidores son compradores que se han organizado. Mediante el mercado, el productor y el consumidor han establecido una relación de intereses compartidos. Max Havelaar fija las reglas. Reglas que los participantes del mercado han acordado en libertad. El principio del mercado ‘libre’ ha sido redefinido por los campesinos de la UCIRI de acuerdo con su verdadero objetivo.” Fran VanderHoff, acompañante de UCIRI desde su nacimiento y cofundador de Max Havelaar.
a todos les explicábamos que lo que necesitábamos no era caridad sino una alianza entre productores y consumidores. “Los primeros pasos fueron difíciles: tuvimos que aprender a pesar café, hacer recibos y conseguir costales y camiones para el transporte. Algunos perdimos el miedo de ir a la ciudad y otros aprendieron a usar un teléfono (...) Antes, las únicas máquinas que habíamos usado eran pequeños molinos manuales y la mayoría nunca había estado en una ciudad grande. “De este esfuerzo salió la marca Max Havelaar para vender nuestro grano en Europa. El primer paquete de ‘café limpio’, de calidad Max Havelaar, llegó a los supermercados a finales de 1988, y para 1990 se hizo en Holanda la primera asamblea de productores que vendemos en el comercio justo, a la que asistió un representante de la UCIRI.
nosotros, sino por colonizadores, imperialistas y globalizadores–. Ellos se protegen mutuamente, integran sus mercados para competir mejor entre sí y en contra de nosotros. Aprendamos de ellos para resistir mejor frente a ellos. La Alba es el mejor ejemplo de que eso no sólo es posible, sino indispensable, si queremos un destino soberano y justo para nuestros países. ¿Por qué la más importante fábrica de leche en polvo de Argentina tenía que ser comprada por el mega especulador George Soros, no sólo desnacionalizándose, sino seguramente despidiendo a montón de sus trabajadores y pasando a vivir de exportaciones y no de la venta al mercado interno? El gobierno de Venezuela venció esa tentación: ofreció a la empresa argentina la compra de gran parte de su producción y se mantuvo la propiedad cooperativa de sus accionistas, además de que se transfirió tecnología a Venezuela. Ganó Venezuela, pero ganó Argentina, ganó América Latina. Ese espíritu comanda a la Alba, comanda al Banco del Sur, comanda al gasoducto continental. El Sur para el Sur, intercambios solidarios y complementarios. Sólo así podremos tener una agricultura produciendo para el mercado interno de consumo popular, sólo así podremos librarnos de la dictadura del “libre comercio”, de la OMC, de la soya transgénica de exportación.
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Las cuentas de Isaías “Isaías (fundador de la UCIRI) hizo el cálculo: ‘El que mi cooperativa pueda vender unos 2 mil sacos de café por medio de Tiendas del Mundo es magnífico. Por ellos recibimos un precio alto. Pero supón que tenemos una producción de 14 mil sacos, entonces estaremos obligados a vender los 12 mil restantes al precio corriente. Al hacer las cuentas finales, resulta que el efecto de vender esos 2 mil sacos a un precio justo es insignificante para los ingresos anuales de los campesinos. El efecto real del comercio justo no puede reducirse al factor precio, ya que depende de dos cosas: precio multiplicado por volumen. Y si el volumen
es bajo, se trata de una política simbólica. Para nosotros, el precio justo no es igual al precio real’. Estaba claro que teníamos que cambiar el método ; si no, las acciones de solidaridad seguirían siendo exclusividad de un reducido grupo. El desafío consistiría en hacer el café accesible al consumidor medio. Fue así como concebimos el plan de desarrollar una marca pública para ‘café limpio’; se denominaría Max Havelaar (...) El 15 de noviembre de 1988 fue el día largamente esperado. El primer paquete de café de la marca Max Havelaar fue presentado al príncipe Claus de Holanda. Hubo festividades. En la actualidad los productos del comercio justo forman parte de una nueva estrategia empresarial.” Nico Roozen, fundador de Max Havelaar.
La UCIRI en el Mecnam
¿Cuánto va al campesino? “Un paquete de café corriente vale en Holanda 1.60 euros. De dicho precio, menos de 10 centavos (6 por ciento) va al productor. Un paquete de café Max Havelaar vale 1.95 euros. De este precio, 65 centavos (33 por ciento) benefician a los campesinos y sus organizaciones. El consumidor paga sólo 45 centavos más, mientras que 58 centavos extras van a los productores.”
Bailables sobre las regiones de Oaxaca en el XXV aniversario de la UCIRI
FOTO: Colección de la CNOC
Handelskrant, marzo 2002.
aumentaba el rendimiento pero después se empezaban a afectar los cafetos. En cuando a las variedades, nos daban Borbón, Caturra, Mundo Novo y otras que no se adaptan bien a nuestra zona. También nos empujaban a usar fertilizantes químicos, que le dan a la tierra una fuerza artificial pero luego hay que meter cada vez mayor cantidad para que haya cosecha. Además de que al principio son regalados pero después hay que comprarlos. “La mayor transformación que trajo la UCIRI fue abrirnos los ojos sobre el valor que tiene el cuidado de la naturaleza, enseñarnos a hacer juntos una agricultura sustentable que significa respetar a la madre tierra en vez de ofenderla.” Y es que por los fertilizantes y pesticidas químicos, la tierra pierde fertilidad. Por eso desde hace dos décadas los campesinos de la UCIRI preparan compostas, usan abonos verdes para enriquecer el suelo, hacen terrazas para evitar que se deslave la tierra, cuidan que en la huerta haya variedad de árboles, de sombra y frutales, buenos para el café, para la fauna silvestre, pero también para la alimentación y economía de la familia. El café sin agroquímicos, que lleva más trabajo y cuidados que el convencional, es muy apreciado por los consumidores y tiene mejor precio. Hoy los caficultores de la Unión tienen más de 11 mil hectáreas con manejo orgánico. “Gracias a que abrimos brecha y a que muchos nos siguieron, hoy México es el mayor productor de café orgánico en el mundo. De cada 100 sacos de esta calidad vendidos en Holanda, Bélgica, Alemania, Suecia, Dinamarca, Estados Unidos, Canadá, Japón entre otros países, 60 fueron cosechados aquí.”
FOTOS: Instituto Maya
“Hoy el comercio justo existe en 19 países. Y es ejemplo de que el mercado no tiene por qué ser campo de batalla donde todos luchan contra todos y el más grande se come a los chicos. El comercio justo es importante para el futuro de todos, porque demuestra que los intercambios entre productores y consumidores pueden ser fraternales y solidarios, en vez de crueles y desalmados.” Desde 1985 la Unión empezó a cultivar café orgánico, un grano “limpio” sin agroquímicos y que también se vende en el mercado justo con un sobreprecio. Esto fue un gran cambio respecto de la ruta tecnológica en que intentó meter el Inmecafé a la organización: “Para empezar –cuentan– nos decían que teníamos demasiada sombra y nos hacían tumbar árboles, con lo que el primer año sí
Emblema de los XXV años de la UCIRI. “Sueños realizados entre la lucha y resistencia de nuestros pueblos” elaborado con aserrín y flores
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Orgánicos en cifras
UNA FORMA DISTINTA DE
• Según la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM por sus siglas en inglés), en el mundo, hay 30 millones 558 mil 183 hectáreas de cultivos orgánicos, en manos de 633 mil 891 agricultores. La superficie representa sólo 0.7 por ciento del área agrícola global. • Para México IFOAM registra 87 mil 174 productores orgánicos con 307 mil 692 hectáreas, 2.9 por ciento del la superficie agrícola nacional. En área orgánica, nuestro país ocupa el lugar 15 global. Australia es líder, con 11.8 millones de hectáreas. • Datos de Sagarpa señalan que hace una década la superficie nacional de orgánicos era de sólo 25 mil hectáreas. Este tipo de agricultura se concentra en el centro y sur, y la producción orientada a la exportación –85 por ciento del total– creció en 10 años de 36 millones a 300 millones de dólares. • Los puntos de venta en todo el país de productos orgánicos y de otros “no tradicionales” (como el litchi, el rambután, la ocra, y procesados como licor de café, mermelada de zarzamora, de maracuyá o de jamaica, o embutidos de conejo y huevos de codorniz) son insuficientes, si bien es cierto que pasaron de 40 registrados hace dos o tres años, a 130 hoy. • Participan en la distribución interna tiendas especializadas y naturistas, cafeterías, restaurantes, hoteles, algunos supermercados, y a partir de 2003 también mercados locales de productores. • Del 15 por ciento de la producción orgánica destinada al mercado nacional, menos del la tercera parte se comercializa como tal; el resto debe venderse como producto convencional.
Café indio
La agricultura orgánica coincide con el sistema de policultivo tradicional, estado más avanzado de manejo forestal, que alcanza su máxima expresión en la cultura milenaria de los pueblos indios. El café deja de ser un elemento exótico para ser adaptado a las condiciones de las selvas o los bosques mexicanos originales. La vida en un sorbo. Museo Nacional de Culturas Populares
Fuentes: Sagarpa, IFOAM, Laura Gómez Tovar (CIESTAAM-UACh)
Los números del comercio justo • Suman 508 las organizaciones de productores de 57 países de América Latina, Asia y África que en 2006 fueron beneficiadas por el sistema de comercio justo. Ellas implicaron a más 1.4 millones de trabajadores y agricultores. • Entre 2005 y 2006, las ventas mundiales en el comercio justo certificado aumentaron en 42 por ciento al pasar de mil 132.4 a mil 609 millones de euros. Estas ventas están registradas con destino en 19 países desarrollados. • La producción de café orgánico en México es significativa en el desarrollo del comercio justo en México, pues la mayor parte está certificada bajo este criterio. • La superficie cultivada en México con café orgánico es de 66 mil 390 hectáreas e involucra a 28 mil 316 productores (9.9 y 5.8 por ciento respectivamente del total nacional). En Chiapas se concentran 57.9 por ciento de los productores y 64.7 de la superficie de café orgánico, seguido de Oaxaca. La producción orgánica del ciclo 2004-05 fue de 437 mil 553 quintales de café pergamino seco, equivalente a 335 mil 500 sacos (de 60 kilos) de café oro, esto es 10 por ciento de la producción nacional de café. Más del 70 por ciento del volumen de café orgánico es aportado por Chiapas. • La demanda internacional de café orgánico crece entre 10 y 20 por ciento anual. • El consumo internacional de café sustentable en 2005 sumó entre los 700 mil y 1.1 millones de sacos. Fuente: Comercio Justo México
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TEMA DEL MES
Homero Blas Bustamante
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os productos orgánicos son aquellos producidos mediante prácticas amigables con el medio ambiente, sin usar agroquímicos, y se procesan sin aditivos, conservadores, sabores o colorantes artificiales, es decir su calidad es integral y excelente porque conservan sus características organolépticas naturales y ecológicamente tienen también un alto valor. Estos alimentos son sanos y confiables para el consumo humano. En la producción pecuaria no se usan hormonas para acelerar el crecimiento de los animales ni alimentos sintéticos. La Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM por sus siglas en Inglés) establece cuatro principios para la producción, que son el de salud, el ecológico, el social y el principio precautorio. Si bien desde su cultivo hay bondades, para que la producción orgánica pueda tener tal denominación dentro del mercado, debe contar con un sistema de rastreabilidad, es decir, ser identificada en todas las fases de la cadena producción-consumo. Así, desde cualquier supermercado, en cualquier parte del mundo, un producto orgánico puede ser rastreado y saber quién lo produjo, dónde y cuándo. En México se producen así diversas hortalizas, frutas, granos, ganado y miel, y se estima que 90 por ciento se exporta a Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón. A escala mundial, México ocupa el primer lugar en número de agricultores involucrados en este tipo de producción; el mercado nacional es incipiente, pero avanza rápidamente
en supermercados y tianguis orgánicos en las principales ciudades del país. La mayoría de productores orgánicos en México son pequeños, sin embargo también hay de gran escala y empresas que han encontrado en este sistema una de las pocas opciones rentables en el campo mexicano, en términos ecológicos, sociales y económicos. Los países consumidores como Estados Unidos, Japón y los miembros de la Comunidad Europea demandan más y más productos orgánicos; sin embargo, el mercado nacional ofrece un gran potencial en el consumo de estos alimentos también denominados ecológicos, biológicos o con sus prefijos eco y bío. Cada vez más, el consumidor mexicano elige sus alimentos con conciencia, buscando que sean sanos, frescos, de origen conocido, libres de organismos genéticamente modificados, sin riesgos a la salud humana, pero sobre todo que en su producción sean amigables con el medio ambiente y que haya efectos sociales más justos para el agricultor y sus trabajadores. La demanda mundial de alimentos orgánicos es sorprendente; registra un crecimiento de 20 a 30 por ciento anual. Quizá eso explica que estos productos tengan un sobreprecio en el mercado; sin embargo, diversos estudios de costos demuestran que económicamente es más rentable el cultivo orgánico respecto del que usa agroquímicos, con rendimiento igual e incluso superior. Y a ello se suman servicios ambientales. Desde el punto de vista del consumidor, se requiere seguridad de que efectivamente los productos orgánicos sean obtenidos con
métodos amigables con el medio ambiente y mantengan registros en toda la cadena producción-consumo. Para ello, pueden ser etiquetados como tales sólo si han pasado por una certificación. Los países consumidores han desarrollado regulaciones oficiales al respecto y en América Latina los dos primeros países que generaron esta experiencia normativa son Argentina y Costa Rica. En México tenemos ya la Ley de Productos Orgánicos que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 7 de febrero de 2006. Aún no se cuenta con el reglamento y demás instrumentos regulatorios necesarios para que opere un sistema de control nacional. Según la Ley, la Secretaría de Agricultura asumirá la responsabilidad de controlar a las agencias de certificación, promover la producción y el consumo de productos orgánicos y concentrar las estadísticas de producción y el registro de operadores. Todo esto, apoyándose en su órgano consultivo, el Consejo Nacional de Productos Orgánicos. La producción y el consumo de alimentos orgánicos pueden darle a México liderazgo, no sólo en las políticas públicas hacia el sector rural, sino en la prevención del cambio climático. Promover su consumo sería una inversión en la salud pública, y desarrollar el mercado local y de exportación haría competitivas a empresas y organizaciones de productores, porque estratégicamente México tiene más vocación natural y cultural para la producción orgánica que sus principales socios, Estados Unidos y Canadá. Presidente de Sociedad Mexicana de Producción Orgánica, AC. hblas@somexpro.org
Mercadeo moral
A fines del siglo pasado cobró fuerza el llamado consumo ético, una filosofía y un movimiento desde la demanda que, atendiendo no sólo al valor de uso de los productos sino también a su origen social, contrapone al monstruo frío del mercado una suerte de economía moral. Desde los años 80, sellos como Max Havelaar, TransFair o Fair Trade Foundation certifican que los bienes que llevan su logo provienen de forma directa de pequeños agricultores organizados en cooperativas y respetuosos del medio ambiente, garantizando que el sobreprecio que se paga llega realmente a las comunidades de origen. Un café por la causa. Hacia un comercio justo
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CULTIVAR, COMERCIAR Y CONSUMIR
PREDICAR CON LA PRÁCTICA:
20 AÑOS DE COMERCIO JUSTO • Defender el valor y la dignidad del trabajo • Elegir un producto y una forma de vida
Citas para la genealogía del ecologismo • “Con la naturaleza es necesario proceder lentamente, sin prisas, si se quiere obtener algo de ella.” Goethe, escritor alemán (1749-1832)
• “¡Cómo maldecirán nuestros descendientes a la civilización al ver tantas montañas (…) saqueadas y peladas!”
Jerónimo Pruijn
¿Q
ué es comercio justo? Parece una contradicción. El comercio obedece a la oferta y la demanda, carentes de valores éticos. La justicia, en cambio, la imaginamos libre de manchas comerciales. ¿Será posible un comercio que sea justo al mismo tiempo? Comercio común. El comercio mundial, en su versión neoliberal, está controlado por un puñado de consorcios. Esta concentración, por encima de gobiernos, partidos y credos políticos, deja a su paso muchos “perdedores”: pequeños agricultores, artesanos, fabricantes y comerciantes modestos, trabajadores agrícolas y urbanos, que no sobreviven a la feroz competencia donde el pez enorme come peces chicos, medianos y grandes. El mal llamado “libre mercado” tiene reglas que favorecen a las grandes corporaciones, mientras que para la mayoría no hay más libertad que entrar al juego para perder. Y los consumidores terminamos siendo clientela cautiva de la máquina publicitaria. Estamos tan acostumbrados a la lógica de la competencia, que la vemos normal. Aunque quisiéramos que México no importara transgénicos ni exportara migrantes, acabamos adquiriendo la ganga del momento, sin reparar en el impacto de nuestra compra. La respuesta. Ante esto, ¿qué opción tienen los campesinos e indígenas agricultores y artesanos de países como el nuestro?, ¿qué hacer si de un día para otro su producto ya no vale?, ¿si su trabajo y conocimientos no son valorados?, ¿rendirse y migrar, es decir, aceptar la desaparición de su cultura y su mundo? Desde hace décadas muchos pequeños productores mexicanos optaron por organizarse para defender su forma de vida, la dignidad de su trabajo y el valor de sus productos. Lo han hecho de muchas maneras: saltándose intermediarios, buscando mejores precios, agregando valor a sus productos y estableciendo alianzas con otros productores, con consumidores, con asociaciones civiles. Hoy cuentan con un sinfín de organizaciones campesinas e indígenas comprometidas con el desarrollo integral, equitativo y sustentable de sus comunidades y regiones. Comercio justo: el origen. El comercio justo está a punto de celebrar 20 años. En 1988 lanzó en Holanda el primer sello de garantía, llamado Max Havelaar, nombre de un conocido personaje literario del siglo XIX que defendió del colonialismo holandés a los pequeños productores indonesios. Su cofundador en México fue la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo. Después de explorar incluso una fallida alianza con trasnacionales cafeteras, se creó un sello comercial que permite al consumidor común identificar la oferta de los pequeños productores en el mercado convencional y se hizo una alianza con comerciantes no tan grandes dispuestos a distribuirla. Por su parte, Max Havelaar promueve el sello y el concepto. Esta fórmula permitió que primero café y después miel, chocolate, plátano, naranja, mango y otros llegaran a puntos de distribución masiva del mercado holandés, y luego de Europa, Estados Unidos y Japón. Así, la batalla de los pequeños productores se extendió hasta los antes inaccesibles supermercados y se amplió el número de productores que obtenían un precio justo y un trato digno. La práctica. El comercio justo incluye hoy decenas de millones de consumidores y productores, y su valor se estima en varias decenas de miles de millones de pesos. Existen redes globales de promoción, como FLO (Organizaciones del Comercio Justo Certificado) e IFAT (Federación Internacional de Comercio Justo), cuyos sellos son garantía para los consumidores. Florecen
Fourier, utopista francés (1772-1837)
• “La agricultura racional, en contraposición al sistema de cultivo expoliador, se basa en el principio de la restitución; al devolver a los campos las condiciones de fertilidad, el agricultor asegura la permanencia de los mismos.” Justus von Liebig, químico alemán (1803-1873)
• “Todo progreso realizado en la agricultura capitalista, no es solamente un progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino también en el arte de esquilmar la tierra.” Carlos Marx, filósofo y economista alemán (1808-1883)
redes de productores de comercio justo como la CLAC (América Latina y el Caribe), la AFN (África) y la NAP (Asia). En México contamos con el sello de garantía Comercio Justo México y con la Coordinadora Mexicana de Pequeños Productores de Comercio Justo. Lo que vende comercio justo proviene de productores respetuosos del medio ambiente y de la salud, y democráticamente organizados para generar el desarrollo integral de sus afiliados y comunidades. Y su trabajo es recompensado gracias a relaciones de confianza y largo plazo con los compradores. Aun cuando en el mercado convencional las cotizaciones caigan por debajo de costos, los productores obtienen un precio de garantía, además de un sobreprecio para el desarrollo sustentable y un premio de calidad si cuentan con una certificación orgánica. El impacto. Enfocado al “empoderamiento” de los pequeños productores, sus familias y sus comunidades, el comercio justo es motor de desarrollo de las organizaciones campesinas e indígenas, pues fortalece la cohesión y militancia al aumentar y estabilizar los precios que reciben sus afiliados. Tanto en México como en el resto del mundo, las organizaciones del comercio justo acostumbran impulsar políticas públicas favorables a los pequeños productores y a los consumidores. Y en muchas regiones este tipo de mercadeo ha impedido que los intermediarios manipulen a su antojo los precios y los obliga a pagar más. La práctica que predica. El comercio justo ha servido para que los pequeños productores recuperen la dignidad y sean nuevamente actores y protagonistas de la historia, dejando atrás los tiempos en que eran sólo víctimas de la explotación y objetos de la filantropía y el asistencialismo bien intencionados pero nocivos. Mientras que a los consumidores nos da la opción de elegir el mundo que queremos mediante nuestras compras. Por último, la ampliamente difundida práctica del comercio justo demuestra que el “libre mercado” no es ineludible, que es posible crear otros esquemas comerciales y económicos que reconozcan el derecho de los hoy marginados a tener una vida digna y ser dueños de su propio destino. Maestro de.Antropología Cultural y director general de Serjusto, Servicios Integrales para el Comercio Justo, SC
• “Destruye la tierra (…) y no sólo pierdes una, dos o más cosechas, sino que extingues todos los productos que podrías extraer de ella, tú, tus hijos y los hijos de tus hijos.” Proudhon, utopista ácrata (1809-1865)
• “El trabajo que se emplea para robarle a la tierra su (…) materia fertilizante es peor que trabajo despilfarrado. El último caso es una pérdida para la generación presente; el primero es una herencia de pobreza para nuestros descendientes.” George Waring,, agrónomo (1833-1898)
La nutrición en juego Los alimentos orgánicos resultan más nutritivos que los no orgánicos, según el proyecto de la Unión Europea Quality Low Input Food (QLIF). Conclusiones preliminares revelan que frutas y verduras orgánicas contienen hasta 40 por ciento más de antioxidantes que las no orgánicas. Algunas leches contienen hasta 60 por ciento más de estas sustancias y de ácidos grasos benéficos para la salud. El coordinador del proyecto, iniciado en 2004, Carlo Leifert, de la Universidad de Newcastle, Gran Bretaña, afirma que los resultados sugieren que comer orgánicos es equivalente a tomar una porción extra de frutas y verduras al día. Investigadores de la citada universidad criaron ganado y cultivaron frutas y verduras, entre ellas coliflor, lechuga, zanahoria, papa y trigo, en tierras de cultivo orgánico y no orgánico en toda Europa; posteriormente compararon factores como el sabor y la calidad nutritiva. Fuente: Boletín Eroski, España
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Agua Escondida:
EL VALOR DE COMER LO QUE SIEMBRAS
• Cerca de 1,500 cultivos diferentes SIACOMEX
10 AÑOS DE SERVICIO A LOS PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORES DE GRANOS BASICOS DE MEXICO
SIACOMEX S.A DE C.V. es una empresa integrada por pequeños y medianos productores que conforma una red a nivel nacional de comercialización de granos básicos principalmente maíz, frijol, trigo y sorgo. A través de nuestros Planes y Programas de Servicio ofrecemos: Directamente del productor la mejor calidad y a los precios más competitivos en: Maíz blanco de la cosecha del ciclo agrícola PV 2007 de los Estados de Nayarit, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Campeche, Chiapas, Durango, Veracruz y Zacatecas. Frijol de distintas variedades como son frijoles negros, pintos y claros de los ciclos agrícolas O-I 06/07 y PV 07 de los Estados de Nayarit, Chihuahua, Durango, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas. Estos productos los tenemos disponibles para entrega inmediata en cualquier parte del País en las modalidades a granel o envasado. Servicio de Almacenamiento y Conservación de Mercancías en una Red de 200 bodegas habilitadas en los Estados de Campeche, Chihuahua, Puebla, Nayarit, Tamaulipas, Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Tlaxcala, Guerrero, Nuevo León, Chiapas, Hidalgo, Morelos y Oaxaca. Dentro de este servicio contamos además con: Control de calidad. Emisión de certificados de depósito. Control de inventarios. Distribución de mercancías. Servicio de Transporte de Mercancías en modalidades a granel o envasado y unidades refrigeradas de cualquier punto de la república a tarifas competitivas. Venta de equipo especializado y reglamentario para laboratorio de análisis de granos como pueden ser: determinadores de humedad, balanzas, equipos homogenizadores, cribas y zarandas, básculas de peso específico. Venta de costales de polipropileno a precios competitivos de diferentes tamaños, blancos, transparentes, tonalidades especiales con o sin impresión. Envíos a cualquier parte de la República. Elaboración y estudio de proyectos de inversión. Proyectos comerciales y de infraestructura para manejo y operación de granos básicos. Asesoría y asistencia técnica. En aspectos de comercialización, certificación de calidad y manejo postcosecha de granos e insumos agrícolas. Capacitación. En materia de comercialización, almacenamiento, conservación y certificación de calidad de granos. Inspección y certificación de peso y calidad. En programas de compra, embarques e inventarios almacenados de granos y otros productos agrícolas. Información de Mercados. Financiamiento de inventarios de cosechas nacionales. A través de los esquemas de créditos prendarios, avio agroindustriales y avio comerciales, además del esquema de reportos. Financiamiento de inventarios de insumos agrícolas. A través de créditos prendarios y avio agroindustriales.
Luis E. Pérez Llamas
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a agricultura orgánica es una de las actividades económicas de más rápida expansión. En la última década del siglo XX creció arriba de 25 por ciento anual, y de 45 a partir de 1996. En México, el ascenso es motivado por la demanda externa; además, la caída de los precios internacionales del café en los años 80 y 90 motivó la conversión de producción convencional a orgánica; y los consumidores buscan cada vez más frutas tropicales, hortalizas de invierno, aguacate, etcétera, libres de químicos. Si bien lo que predomina en el mundo de la producción orgánica son las cooperativas cafetaleras, así como los grandes y medianos productores de aguacate, de frutas tropicales y de hortalizas de invierno enlazados al mercado de exportación, también existen complejas redes de autoconsumo locales o regionales ligadas a la agricultura tradicional campesina. Es el caso de la comunidad tlaxcalteca Vicente Guerrero, del municipio de Españita, —animada por capacitadotes con el método “de campesino a campesino”—, que es productora de trigo, del que se abastecen muchas pequeñas panaderías orgánicas del país. La comunidad tiene una rica experiencia en la recuperación de suelos y el manejo del agua. Otra historia es el trabajo de Sebastio Piñeiro y Jairo Restrepo, quienes, de la mano de Elena Kan, dan cursos encaminados a la conversión de métodos convencionales de producción a orgánicos, empleando herramientas prácticas con resultados rápidos. Sobresale una de las redes más emblemáticas de México: Cosecha Sana, que nació en 1996 con un grupo de productores del centro de Veracruz y a sugerencia del francés Paul Coeataux, uno de los promotores pioneros de la agricultura orgánica en México y Centroamérica. Don Carlos Caballero, miembro de la red, lleva medio siglo reforestando cerros de tepetate; los ha convertido en exuberantes bosques a partir de métodos de recuperación de suelos. Su método denominado Tlaxco, nombre de la comunidad tlaxcalteca donde desarrolla su labor, es valorado en el mundo y ha recibido premios como el Mérito Ecológico, en 1999. Otra experiencia, mucho más reciente, es el proyecto Las Cañadas, uno de los centros de capacitación agroecológica más reconocidos en el país, y a la vez zona de reserva de bosque de niebla. Un caso paradigmático. Cuando le pregunto a María Guadalupe Aguirre, Gapo, sobre el número las variedades cultivadas en su finca de Xico, Veracruz, primero me contesta que es más fácil decir lo que no cultiva, por ejemplo el ajo, a pesar de los muchos años de terquear (Agua Escondida es muy húmedo y el ajo requiere clima muy seco). Luego se anima y hace un cálculo aproximado: “Cultivo alrededor de mil 500 variedades y deben de existir 2 mil 500 nativas”. Sobre Gapo y su proyecto hay un mundo que contar: el mágico universo de bosque de niebla donde se ubica; los principios éticos y la visión de justicia social que la animan; sus innumerables cultivos, de origen mediterráneo,
asiático, australiano, de climas fríos y tropicales; las diversas semillas que ha obtenido; los casi 300 productos procesados que allí se fabrican; el mercado italiano adonde desde hace cuatro años se envían... El proyecto nació en 1980 con ocho hectáreas; actualmente cuenta con 18, y laboran allí 19 personas, miembros todos de una cooperativa. El rancho está en plena sierra de Xico, en medio de un bellísimo bosque de niebla, con porciones intactas desde hace más de 600 años. Antes de aprender los rudimentos de la horticultura en Xalapa, Gapo estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde tuvo la influencia del movimiento del 68 y de grandes pensadores de la época, Iván Ilich, Herbert Marcuse, Eric Fromm. Recuerda con orgullo haber tenido maestros como Ramón Xirau y Adolfo Sánchez Vázquez. Una profunda transformación de conciencia llevó a Gapo a criticar el modo de vida moderno y a buscar una alternativa. Relata que en 1970 hizo un viaje al sureste, antes de establecerse en el centro de Veracruz, en 1971: “Vivo con los indígenas, con los campesinos, y ahí es donde descubro el valor de esta gente, el valor de sus vidas. El valor de la sencillez, de la simplicidad de estar en contacto con la tierra, de comer lo que siembras, de no estar sujeto a un status quo tan fuerte, tan cerrado (...)” —Me da la impresión –le comento– que tú recuperas una opción y una crítica al modo de vida moderno y a la devastación ecológica, de tradición más de primer mundo, y la desarrollas con un sello propio. —“Las prácticas –me responde– definitivamente son locales, son de gente de campo de aquí que me fue conduciendo. Pero lo teórico sí viene de Europa. Porque cuando yo empiezo a incursionar en la agricultura, que era algo totalmente ajeno a mi conocimiento, a mi cultura, no tengo a la mano ningún otro instrumento más que los europeos. Aunque sé de antemano que no son las mismas costumbres, los mismos alimentos, los mismos suelos, el mismo clima. Me sirve de marco teórico. Sobre eso, ensayo y error que, combinado con la pericia, el uso de los instrumentos y el acopio de tradiciones de los tres viejos campesinos que fueron mis maestros, empieza a hacerse posible lo que parecía un sueño guajiro. Al principio, la relación con los mismos maestros campesinos fue problemática. Lo principal es que era yo mujer y ellos unas personas chapadas a la antigua. Además, aunque ya eran viejos, habían conocido el uso del agroquímico y desgraciadamente estaban convencidos de que no se podía hacer agricultura de otra manera. Entonces hubo un trabajo muy fuerte, primero para convencerlos de que aunque yo fuera mujer y una ignorante del campo, podía aportar algo que ellos no tenían y podíamos trabajar en conjunto; y segundo, para que se dieran cuenta de que traían guardada una gran cantidad de conocimientos que sus padres les habían transmitido y que era el momento de volverlos a poner en acción. Eso hizo posible que después de unos meses ellos me tuvieran confianza, le hicieran caso a lo que yo aportaba y me dejaran que aprendiera de ellos.” Y esto apenas es el principio de los 27 años de experiencia con los que cuentan Gapo y Agua Escondida.
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CAMPO CHILANGO • Milpa Alta sustentable • Producir, certificar y comercializar productos orgánicos
Mauro A. Martínez Pérez
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ilpa Alta es una de las siete delegaciones políticas que componen el suelo de conservación del Distrito Federal y ocupa el segundo lugar en extensión después de Tlalpan. Toda la demarcación es zona de reserva ecológica y 95.5 por ciento corresponde a superficie rural, 3.5 es para uso habitacional, 0.5 para equipamiento urbano y rural y 0.5 por ciento es de uso mixto. Se le considera uno de los principales pulmones de la ciudad de México. A diferencia de las demás delegaciones, Milpa Alta conserva sus prácticas ancestrales, sus costumbres, sus cultivos; su actividad agrícola no fue tan influida por la revolución verde, fundada en la falsa idea de que el problema del hombre en el mundo se resolvería con el incremento de la producción de alimentos, empleando un gran arsenal de productos químicos y, actualmente, de organismos genéticamente modificados (OGM). El campesinado de Milpa Alta se ha preocupado por conservar y proteger su territorio –suelo, agua, aire y fauna–; se observa todavía la asociación de la actividad agrícola con la crianza de especies animales mayores o menores, donde los residuos de estas últimas son incorporadas a las tierras de labor, lo que permite la conservación del suelo. También se practica en general la rotación de cultivos y el descanso de la tierra. El empleo del abono, el descanso de la tierra, la rotación de cultivos y la obtención de semillas criollas (principalmente de maíz) permiten tener áreas agroecológicas, de agricultura orgánica, ecológica o biológica (libre de agroquímicos sintéticos, plaguicidas y OGM) como un esfuerzo para obtener productos ambientalmente amigables, socialmente justos y económicamente rentables. Para fortalecer lo anterior, la producción orgánica en el Distrito Federal cumple la Norma Ambiental NADF-002-RNAT-2002, en cuya elaboración participaron productores de las siete delegaciones rurales del DF, docentes, investigadores, ONG, empresas comercializadoras e instituciones gubernamentales. Norma, sello y ganancias. La norma, que es voluntaria y pero de cumplimiento obligatorio para quien la asume, permite que los productores tradicionales –ahora
Comercialización. Mercado local San Pablo Oztotepec, Milpa Alta
llamados orgánicos– de Milpa Alta y de las otras seis delegaciones, sean retribuidos económicamente en su esfuerzo por conservar el medio ambiente. Pasan por un proceso de certificación y ob-
tienen un distintivo para su producción, denominado Sello Verde: Certificado Orgánico del D F. MR . Éste es el primer sello oficial de México otorgado por agencias certificadoras de reconocimiento internacional y de uso gratuito. Aunque se ha trabajado mucho en la certificación y en la veracidad del sello en el Distrito Federal, hay una difusión nula del concepto orgánico en las áreas rurales. En el caso de Milpa Alta, se observa la comercialización de orgánicos certificados pero promovidos como “productos criollos” (limpios, sanos, frescos, del pueblo), lo que sugiere
que el término orgánico va dirigido sólo a un mercado de élite. Por otra parte, las organizaciones presentes en Milpa Alta tienen distintos comportamientos: podemos encontrar a las que distribuyen 100 por ciento de sus cultivos orgánicos certificados en su localidad y también a las que entregan toda su producción a tiendas especializadas y otras más que combinan lo local, tiendas especializadas, tianguis orgánicos, venta a pie de parcela, canastas básicas, centros de acopio y más. Todas estas formas son flexibles, ya que cuando la producción es de gran volumen, sin una eficiente calendarización, el campesino se ve obligado a la venta rápida para no tener pérdidas; debe aceptar un mercado regido por la oferta y la demanda y no por la calidad de los productos, como debiera ser. Pero éste es un problema que prevalecerá si los campesinos siguen desarrollando su sistema productivo como un ente separado, sin ninguna interconexión con las pautas de los mercados. Los productores orgánicos de Milpa Alta hacen esfuerzos para llegar a diferentes tipos de consumidores. Participan en eventos de difusión, donde lo más importante ha sido la expo-venta en las delegaciones Cuauhtémoc, Cuajimalpa de Morelos, Álvaro
Obregón, Coyoacán y Tlalpan. Allí se difunden los orgánicos directamente con los consumidores, quienes muestran gran interés y agradecimiento por las prácticas de cultivo sano. También los productores de Milpa Alta asisten a tianguis orgánicos permanentes como el de Puebla, y el de “Bosque de Agua”, en Metepec, estado de México. Se distribuyen productos como jitomate, tomate, calabacita, lechuga, espinaca, acelga, coliflor, brócoli, betabel, nopal, zanahoria, ejote, frijol, fresa, frambuesa, zarzamora, duraznos, además de productos derivados de plantas medicinales, miel y huevo. Aunque parezca increíble, el Distrito Federal –el mercado más grande del mundo– carece de tianguis orgánicos permanentes. Por lo menos 20 organizaciones de productores de Milpa Alta, Xochimilco, Tlalpan, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón y Cuajimalpa de Morelos tienen la iniciativa de establecer un tianguis permanente; de lograrse, será de gran importancia para los campesinos del DF, pero también de toda la República, pues brindarían una oferta continua, atendiendo el interés de los consumidores. Miembro de la ONG Vida Alternativa, AC productoresorganicos@yahoo.com.mx
Mi General, iniciativa saludable El Pan Mi General, que intenta competir contra las marcas monopólicas de pan de caja (Bimbo y Wonder), se concibe dentro del mercado alternativo, pues es punta de lanza de iniciativas ciudadanas para producir y ofrecer a los consumidores alimentos sanos, sin aditivos y con enlace con productores pobres de trigo orgánico. María Eugenia Guerrero inició en octubre de 2006 este proyecto, y a él se adhirieron después otros jóvenes. Su venta inicial de Pan Mi General –hoy en presentaciones blanco, integral, orgánico y tostado– fue en la Primera Convención Nacional Democrática, en marzo de 2007. Reconoce: “somos chiquititos, microscópicos; cuando nos va bien, vendemos 10 cajas (de 15 barras cada una) a la semana, y donde más vendemos es en las convenciones de Andrés Manuel López Obrador, unas 50 cajas en cada ocasión”. Sin embargo, dice, este pan –que surgió como acción contra el fraude electoral y para dar opción a los consumidores cuando se les pide no consumir ciertas marcas de alimentos cargadas a la derecha– ya se convirtió en emblema de la lucha de AMLO, y “vamos a seguir, no podemos decir ‘ya nos cansamos’, pues es una responsabilidad social, sobre todo para apoyar a los campesinos, gente con las manos destrozadas que aparenta más edad de la que tiene por el trabajo, el cansancio, su vida difícil”. Este pan se comercializa por medio de amigos. “Todavía no es negocio, pero la idea es que tarde o temprano lo será”. Las recetas de Mi General han venido modificándose para atender el gusto del consumidor, muy condicionado al sabor y consistencias de las marcas comerciales. Pero a diferencia de éstas, Mi General ofrece pan orgánico libre de agroquímicos y su pan blanco tiene apenas un poco de conservadores (los cuales son necesarios pues el pan de caja tiende a ser muy húmedo y a llenarse de hongos). Al ser aún muy pequeña esta panificadora –ubicada en la colonia Roma de la ciudad de México–, la materia prima que adquiere es escasa. “Para el pan orgánico hemos comprado apenas unos 500 kilos de trigo libre de agroquímicos de Tlaxcala, Atenco y Zacatecas; lo molemos nosotros”. El resto de insumos es harina procesada. Los planes de Mi General en 2008 son buscar vías de distribución “en tienditas y mercados”, y avanzar en la presentación. El producto cumple con la Norma Oficial Mexicana del pan de caja, pero le hace falta contar con la información nutrimental impresa en las bolsas, lo cual requiere inversión. En eso se está trabajando y avanzando (LER). panmigeneral@yahoo.com.mx
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una mirada al campo MÉXICO BÁRBARO Guadalupe Ochoa
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na medalla “Premio al estado de Yucatán. 1902”, un indígena maya maniatado azotado por un capataz, un agave a contraluz, un campo henequenero bajo el sol radiante, un adolescente que gira la manivela de una máquina para hacer cordeles, son imágenes del documental México bárbaro que realizó Óscar Menéndez en 1967, en una adaptación del libro homónimo del activista y periodista norteamericano John Kenneth Turner. Han pasado cien años desde que en la cárcel municipal de Los Ángeles, California, Turner conoció a los hermanos Flores Magón y los oyó hablar de la sobreexplotación de los trabajadores bajo el régimen de Díaz. Casi un año después viajó a México para verlo “con sus propios ojos” y escucharlo “con sus propios oídos”. Aquí entrevistó a
capataces y algunos de los “50 reyes del henequén”, constatando la esclavitud a la que eran sometidos más de cien mil mayas, yaquis y coreanos. Bajo el nombre de México bárbaro, el reportaje apareció en American Magazine en 1909 y dos años después en forma de libro. Fue en 1955 que se conoció en español y el mismo año la esposa del periodista, Ethel Duffy Turner, escribió la biografía Ricardo Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano. A mediados de los 70 del siglo pasado Ethel vivía en Cuernavaca en la misma privada que María Retes, en ese entonces esposa de José Revueltas, maestro del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, junto con Óscar Menéndez, a quien le sugirió comenzar la adaptación cinematográfica de México bárbaro con una entrevista a la viuda de Turner, quien conservaba textos inéditos,
México bárbaro. Dirección y fotografía: Óscar Menéndez. Producción: Mercedes Pedrero, Rafael López Márquez y Enrique Puente. Asesoría: Rosario Castellanos y Juan de la Cabada. Investigación: Antonio Pérez, Federica Martín, Alfonso Muñoz, Nacho López, Estela Kune, Miguel Ángel Menéndez, Antonio Antonchiw y Héctor Castro. Imágenes del Archivo Casasola, Archivo Toscano y Eduardo del Río (Rius). Distribuido por la Editorial La Rana del Sur, RDVDP 1017 y Ediciones Pentagrama.
DESDE el cine documental
cartas, y fotografías de la época. Ethel falleció en 1969, pero permanece su testimonio cinematográfico. En 1967, Menéndez le presentó el proyecto a Manuel González Casanova, entonces director del CUEC, quien le autorizó hacer uso de una cámara de 16 milímetros y algunos rollos. Con esto se fue a Yucatán, donde consiguió apoyo de Cordemex, paraestatal industrializadora del henequén que Lázaro Cárdenas puso en manos de los nuevos ejidatarios yucatecos. En la península filmó la raspa y el tendido de las pencas y la corchada a mano de las sogas, los cascos de las exhaciendas, las vías de los truckers que transportaban el henequén y, con ayuda de los propios trabajadores, reprodujo algunas de las escenas descritas en México bárbaro. La cuidada cinefotografía de Menéndez ilustra sobriamente las descripciones hechas en 1908 por el periodista: el agave hace correr ríos de dinero pues los hacendados ganan ocho centavos por cada libra de hojas de henequén cuando su costo de producción no llegaba a un centavo, mientras en los campos corren ríos de sangre y los peones son encerrados en barracas y vigilados día y noche por hombres armados para que no escapen del trabajo extenuante y los castigos corporales. Durante 11 años Turner denunció la Doctrina Monroe, la complicidad del gobierno y los empresarios estadunidenses con el sistema esclavista de Porfirio y la intervención yanqui en nuestro país al ser-
vicio de los intereses de la Asociación para la Protección de los Derechos Americanos en México, que agrupaba a corporaciones como el Nacional City Bank, la Standar Oil, la Greene Cananea y la Morgan-RyanGuggenheim Cooper. En sus últimos escritos Turner también dio cuenta de la animadversión de la prensa estadunidense hacia los mexicanos criticando “a su gobierno y a los intervencionistas por querer limpiar de bandidos a una nación cuando no habían podido limpiar su propia casa”. Las haciendas fueron expropiadas hace 70 años, Cordemex fue liquidada durante el sexenio de Carlos Salinas y los trabajadores del henequén han casi desaparecido de Yucatán, mientras que los cascos de las haciendas fueron comprados por Roberto Hernández y algunos empresarios españoles para convertirlos en hoteles de gran lujo. Pero la situación de los campesinos de la península y del país es tan insoportable como la que existía en 1908, antes del estallido de la Revolución. El primero de enero algunas organizaciones rurales tomaron el puente fronterizo Córdoba-Américas que une a Ciudad Juárez con El Paso, Texas, en demanda de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que beneficia a Estados Unidos y perjudica a nuestros pequeños agricultores. Han pasado cien años y muchas cosas siguen igual: los campesinos sobreexplotados y el gobierno de México defendiendo los intereses estadunidenses.
Cumple un año el municipio autónomo de San Juan Copala María Dolores París Pombo
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os días 19 y 20 de enero se festejará el primer aniversario del municipio autónomo de San Juan Copala. A lo largo de 2007 las autoridades autónomas, con apoyo de diversas instituciones y organizaciones sociales, como la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, y la Asamblea Nacional de Abogados Democráticos, han tratado de atraer los recursos que corresponden a la región triqui baja para sostener los proyectos de ampliación de servicios y desarrollo económico de las comunidades. La declaración de autonomía fue la culminación de más de 25 años de organización independiente a través del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT). En 2003 esta organización obtuvo su registro como partido político bajo el nombre de Partido de Unidad Popular (PUP), el año siguiente participó en las elecciones para la renovación de la gubernatura y del Congreso del estado.
El PUP ha sido presentado por sus dirigentes como el primer partido político indígena en el país. Sin embargo, es también una experiencia más de la cooptación de líderes populares por parte del gobierno priísta y de las prácticas de manipulación y división del voto opositor. Su formación fue probablemente un factor que contribuyó a la llegada de Ulises Ruiz Ortiz al poder. En la región de Copala, la evolución del MULT-PUP agravó la situación de enfrentamiento político. En abril de 2006 varios dirigentes y comunidades triquis manifestaron su inconformidad con la línea asumida por el PUP, al que denunciaron por sus prácticas caciquiles y sus métodos de negociación en la cúpula, a la vez que anunciaron la formación del MULT-Independiente. Durante ese año, en el marco del movimiento magisterial y popular que sacudió las estructuras de poder en Oaxaca, más de 20 triquis murieron a consecuencia de la violencia política, muchos de ellos en las movilizaciones de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y por ajustes de cuentas
contra los disidentes del MULT. En una emboscada en la comunidad de Vista Hermosa, fue asesinado el suplente del agente municipal de la comunidad triqui de Yoxoyuxi, Adrián Bautista de Jesús, y fue herido de gravedad Jorge Albino Ortiz. Éste narra así en entrevista: “Ya entonces la violencia había crecido mucho en la zona triqui. Había armas, había grupos paramilitares, ya no podía uno moverse. Empezaron mucho los problemas con los jóvenes, y en una de esas me tocó una emboscada con una autoridad que iba con nosotros y salió muerto. El carro quedó como coladera y ahí me di cuenta que tenía que hacer algo por mi pueblo, por mi gente. Teníamos que formar otro frente y hacer algo por la paz.” En enero de 2007, el MULT-I formó el municipio autónomo de San Juan Copala, que se rige desde entonces por usos y costumbres. Muchos de los dirigentes del movimiento independiente y asesores del municipio son jóvenes profesionistas que han estudiado o emigrado a la ciudad de México o a Estados
Unidos. A pesar de la secular marginación de las mujeres en la organización política, actualmente son varias las jóvenes que participan activamente en las decisiones del MULT-I. Los asesores del munici-
pio autónomo manifiestan su esperanza de lograr la paz, la reconciliación y la autonomía, en una región desgarrada durante años por las contradicciones entre organizaciones partidistas.
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CIRSA: COMERCIALIZACIÓN DE CAFÉ CON ESTRATEGIA ECONÓMICA Gladys Karina Sánchez Juárez
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n México, como en otros países de América Latina, el cultivo de café es clave para la subsistencia de miles de campesinos, y hay quienes, organizados en sociedades de pequeños productores, logran mejorar su economía estableciendo relaciones comerciales equitativas con los compradores y los consumidores. Es el caso de Comunidades Indígenas de la Región de Simojovel de Allende (CIRSA), cuya actividad principal es la producción y comercialización de café orgánico con sello de comercio justo. Ubicada en el municipio de Simojovel, Chiapas, CIRSA se integra por 600 campesinos de las etnias tzotzil y tzeltal principalmente, de 27 comunidades de los municipios de Simojovel de Allende, El Bosque, Huitiupan, Jitotol y Amatán. En 1990 inició el movimiento organizativo de estos campesinos para producir y comercializar café con técnicas de agricultura orgánica, tomando como referente las experiencias de la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI) y de Indígenas de la Sierra Madre de Motozintla (ISMAM). Con esta última establecieron alianzas para solucionar la comercialización y obtener asesoría en agricultura orgánica.
de alimentos sanos para los consumidores. El Sin embargo, muy pronto decidieron diluir proceso no sólo debe corroborarse de forma la relación con ISMAM para formar una nuefísica, sino también documental. Es necesava organización en Simojovel, que constiturio contar con ciertos conocimientos técnicos yeron jurídicamente en 1992 con la denomipara cumplir los controles de las agencias nación Comunidades Indígenas de la Región certificadoras. de Simojovel de Allende, Sociedad de SolidaEn 1995 CIRSA dio un nuevo paso al interidad Social (CIRSA, SSS). grar el sello de comercio justo internacional. En 1993 CIRSA comenzó a explorar la actiContar con este sello, avalado por Fairtrade vidad comercial de forma independiente, resLabelling Organisation (FLO), implica regispaldada por la certificación de su grano como tros técnicos que aseguren a los consumidores producto cien por ciento de origen biológico. que el sobreprecio que pagan por el producto Con esta certificación, otorgada por las agencias Naturland, de Alemania, e IMO-Control, de Suiza, ha logrado colocar su aromático en mercados de Alemania, Holanda y Estados Unidos. Toda organización certificada bajo las normas de la agricultura orgánica requiere controles técnicos internos que sustenten el hecho de que se realiza un proceso agrícola benéfico para el medio ambiente y la biodiversidad, y que aseguren la producción Cooperativa de productores de café en Simojovel
Agrocombustibles: despojo de tierras y daños laborales y ambientales
• Urgen políticas que defiendan a los pobres: Bailey
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ejos de contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y al desarrollo rural de la gente pobre, los agrocombustibles están atentando de forma acelerada contra los derechos agrarios y laborales de los campesinos en los países en desarrollo y además desequilibran el medio ambiente, afirmó Robert Bailey, experto de Oxfam, con sede en Gran Bretaña. La Organización de las Naciones Unidas estimó recientemente que 60 millones de indígenas en el mundo están en riesgo de ser desplazados de sus tierras para la producción en gran esca- Robert Bailey la de palma de aceite, caña de azúcar, maíz, trigo y otros cultivos que se convertirán en agrocombustibles, esto es etanol y biodiesel, mismos que están siendo demandados crecientemente desde los países ricos, en particular Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea. Por ello, es urgente establecer estándares globales y nacionales de protección de los derechos de la tierra, laborales y del medio ambiente, y generar un modelo alternativo de producción de los agrocombustibles, en el cual los pequeños y medianos productores estén involucrados, dijo Bailey. Como ejemplo, Oxfam ha informado que en 2005 se fundó la primera cooperativa de biodiesel en Brasil, cuyo empleo de métodos agrícolas sostenibles ha proporcionado una mejora en los medios de vida de unas 25 mil familias, y además el objetivo de este biodiesel es proporcionar energía eléctrica a comunidades marginadas.
“Los gobiernos deben determinar políticas de protección, y prevenir situaciones como las que ocurren en Indonesia, donde se genera 30 o 40 por ciento de la producción mundial de palma de aceite y donde los campesinos han entrado en un círculo de la muerte, afectados por las políticas de las grandes corporaciones”, señaló el entrevistado. Indonesia, historia perversa. Según ha documentado Oxfam, en Indonesia 6 millones de hectáreas se dedican a la producción de palma de aceite y se prevé llegar a 20 millones en 2020. Allí 400 comunidades enfrentan conflictos por la tierra relacionados con este cultivo. Un 30 por ciento de la palma del país es producido por pequeños agricultores, que sostienen a 4.5 millones de personas; en su mayoría proceden de comunidades indígenas que han perdido sus tierras por el avance de las plantaciones y fueron “compensados” con dos hectáreas por familia en que plantan palma. Estos campesinos están atados a las compañías de aceite de palma que les proporcionan créditos para preparar la tierra; con deudas acumuladas, se ven obligados a vender sólo a esas empresas. Con ello, aceptan cualquier precio que les den y sus pagos a menudo se retrasan y son afectados por deducciones poco transparentes. Ello, aparte de que el monocultivo utiliza agua en exceso y dificulta que las comunidades aledañas siembren, además de que tierras y canales se ven contaminados por aguas residuales de los molinos de palma y por los químicos vertidos. FOTO: Lourdes Edith Rudiño
Lourdes Edith Rudiño
FOTO: Elizabeth Zink
• Chiapanecos orgánicos que exportan con comercio justo
efectivamente está beneficiando a los productores, que existe transparencia administrativa dentro de la organización y que las decisiones en ésta se toman de manera participativa y democrática. Otra exigencia de FLO es que la organización sea capaz de establecer contratos de compra-venta con los importadores, y realizar las operaciones necesarias para cumplir con esos contratos, esto es, acopiar café pergamino, procesarlo para convertirlo en café oro seleccionado y ponerlo en el puerto de salida para el destino. Las organizaciones deben contar con personal especializado. Al frente del área de producción requieren técnicos conocedores de las normas de la agricultura orgánica, la cuales se actualizan cada año. En el área comercial el personal debe estar al tanto de la calidad del producto para acopiar y procesar; conocer del mercado de divisas, debido a que los contratos se establecen en dólares, y estar enterado de los tipos de contratos que se pueden establecer con los importadores, de la fluctuación de precios en la bolsa internacional del café y de la logística que debe convenirse con la agencia aduanera. Así, con la organización en CIRSA, los campesinos han logrado apropiarse del proceso productivo, y comercializan sin la intervención de acaparadores, obteniendo precios razonables gracias a su oferta orgánica y al sello de comercio justo. La experiencia organizativa les ha exigido desarrollar capacidades técnicas, que deben aún mejorar mucho, pero el resultado es el fortalecimiento de su economía. Maestría en Desarrollo Rural, UAM-Xochimilco, glakasj@hotmail.com
“Es muy importante decir, señaló Bailey, que la estrategia de reducción de emisiones en la Unión Europea o en Estados Unidos o en cualquier otro país desarrollado no debe contravenir los derechos de la gente de países del Sur. El cambio climático es algo que fue causado por los ricos y no deben pagar el pato los pobres.” Bailey consideró indispensable que se modifiquen las políticas de las corporaciones involucradas en los agrocombustibles, de otra forma “vamos a ver que las condiciones laborales inaceptables y explotadoras van a continuar, particularmente en la forma de producción en las plantaciones, y en la medida que la escala productiva continúe incrementándose, también aumentará el número de personas explotadas, trabajando en condiciones inaceptables, y el número de personas expulsadas de sus tierras”. Corporaciones. Explicó que esta industria, al ser nueva, estar aún en formación, no ha creado oligopolio, pero sí es un hecho que están involucradas compañías muy grandes como Archer Danield’s Midland y Cargill, “y éstas tienen una historia de trabajar en grandes extensiones, con mercados muy concentrados” y con el elemento adicional de que también comercializan materias primas para la alimentación humana, lo cual puede llevarlas a la especulación. Bailey destacó al respecto los temores por el uso de cultivos agrícolas para agrocombustibles en detrimento del abasto alimentario y de su precio. “Es fundamental que los países integren sus políticas de agrocombustibles con sus políticas de seguridad alimentaria. Dar de comer a la gente debe ser prioridad antes que alimentar automóviles”. Para el caso de México, “es muy importante que si se van a utilizar el cultivo central del país para desarrollar programas de agrocombustibles, tiene que haber al mismo tiempo programas que aseguren que la gente común y corriente tenga acceso a la comida. Y hay que decir que el maíz no es un cultivo eficiente para hacer agrocombustibles. Lo demuestra el hecho de que la caña de azúcar de Brasil convertida en etanol genera un ahorro de 90 por ciento respecto de los combustibles fósiles y el maíz producido en Estados Unidos para etanol da un ahorro de sólo 10 por ciento. Sin embargo, para el caso de Brasil la objeción que hay es que las condiciones laborales son inadecuadas, en muchos casos de esclavismo.
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¿HACIA UNA AGRICULTURA SIN AGRICULTORES? Argentina
Armando Bartra
Soya: desierto verde “Máximo rendimiento a corto plazo”
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a economía argentina vive un impetuoso proceso de agriculturización encabezado por la soya y favorecido por el gobierno pues, vía impuestos a las exportaciones, sostiene el pago de la deuda externa y el superávit fiscal. En consecuencia, durante los pasados 15 años desaparecieron unas 100 mil unidades agrícolas familiares y hoy casi 95 por ciento de la población vive en ciudades. Porque en éste, como en otros países del cono sur, se expanden vertiginosos monocultivos globalizados, una “agricultura extractiva” que desplaza a la ganadería, concentra la tierra, arrasa bosques, acaba con la producción familiar y despuebla los campos. La soya comienza a emplearse en la producción de biodiesel, pero su principal uso es ganadero, siendo China y la Unión Europea los mayores compradores, dado un espectacular incremento en el consumo de cárnicos, por el cual en Europa hay que cebar a mil millones de animales de granja para alimentar a sólo 380 millones de habitantes El agronegocio soyero se extiende rápidamente en Argentina desde los años 80 del pasado siglo, cancelando la rotación ganadería-agricul-
tura; se acelera en la década de los 90 con la variedad transgénica RR, de Monsanto, resistente al herbicida Roundup de la misma corporación, paquete tecnológico que mediante labranza cero, mecanización total e incremento exponencial de pesticidas permite cultivar suelos antes considerados no aptos para la agricultura; y se dispara en los años recientes por la apreciación de la leguminosa en más de 40 por ciento y la dramática devaluación del peso argentino en 2001. Así, en el ciclo 2006-07 la mancha soyera creció cerca de 500 mil hectáreas, y se produjeron casi 50 millones de toneladas sobre 16 millones de hectáreas, el 50 por ciento de la superficie agrícola del país.
“El grito que nos mueve” “Resistimos contra las grandes empresas que alambran nuestros campos, desalojan las familias, acaparan los bienes naturales y guardan su plata en bancos extranjeros. Las mismas grandes empresas que contaminan ríos, trabajan a cielo abierto llevándose nuestros minerales e intoxican cielos fumigando.” Movimiento Nacional Campesino Indígena. Vía Campesina
La integración vertical del sistema soya es férrea: en la cúspide están trasnacionales graneleras como Cargill y Bunge, que se asocian con empresarios argentinos, quienes a su vez rentan decenas de miles de hectáreas a grandes y medianos agricultores o se apropian a la mala de los terrenos de campesinos posesionarios pero indocumentados. El saldo: 80 por ciento de las tie-
rras de cultivo bajo arriendo, y una brutal concentración de tierra y producción, correlato de la dramática disminución del total de explotaciones agropecuarias ocasionada por la reducción del número de las pequeñas y medianas, y el incremento absoluto de las mayores de 10 mil hectáreas. El modelo extractivo con que se produce la soya destruye bosques, humedales y estepas (en los pasados cuatro años se han deforestado un millón de hectáreas), acaba con
El boom de la soja “En nuestra región no encontramos ni una planta de soja, pero en el sur, que antes era todo ganado vacuno (...) hoy se ven mares verdes de ese cultivo, y los grandes ganaderos no han querido deshacerse de sus vacas y buscan la parte norte y noroeste de Córdoba para ubicarlas. Entonces dinero y corrupción se sienten con derecho a hacer grandes cerramientos con alambres (...) avanzando así sobre propiedades de campesinos que llevan (...) varias generaciones viviendo en sus campos y de sus campos. Por eso creemos que la mejor forma de protegernos es reuniéndonos con la comunidad. Todas las familias (...) deben juntarse a defender sus derechos sobre esta tierra (...) Pero deben juntarse a discutir también otras problemáticas: el agua, la salud, la educación (...) problemas que afectan a todos y se tienen que solucionar entre todos.” Ceferino Romero, miembro fundador de la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc), entrevistado por la revista Tartaburé.
la biodiversidad, altera los ciclos hídricos y contamina con agroquímicos los suelos y aguas. También provoca que surjan plagas resistentes, lo que obliga a usar más pesticidas y eleva los costos. Pero poco importa el deterioro productivo a un agronegocio especulativo y predador, cuya consigna es “máximo rendimiento a corto plazo”. La soya es una marea verde que empuja a la ganadería bovina empresarial hacia las tierras marginales, de las que a su vez son expulsados los rebaños de cabras de los campesinos arrinconados en eriales inhóspitos, donde la vida languidece y “el ganado de los pobres” muere de sed. Directa o indirectamente la soyización está acabando con los pequeños agricultores argentinos, pero también con la población rural en general, pues un cultivo tecnificado de 10 mil hectáreas de la oleaginosa no emplea más de 20 personas.
Resistencias El Movimiento Nacional Campesino Indígena La descampesinización forzada de Argentina encuentra airada oposición. En 1989, en Santiago del Estero, la especulación fundiaria y un
intento de apropiación de tierras emprendida por empresarios soyeros y ganaderos, generó una fuerte reacción por parte de posesionarios que desde hace medio siglo ocupaban los obrajes abandonados por una añeja explotación silvícola para leña y durmientes que en la década de los 60 salió de la región después de deforestar 5 millones de hectáreas. Los campesinos tuvieron que hacer frente a las motoconformadoras de los invasores, que unidas con cadenas arrasaban el monte para luego quemarlo y establecer potreros o siembras de soya transgénica, culminando así la labor predadora iniciada años atrás por los obrajes forestales. Se crea, entonces, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MoCaSE), que desde hace casi 20 años resiste los reiterados intentos de expropiación. Experiencia que retoman numerosos activistas provenientes del estudiantado y que paulatinamente replican a su modo los pequeños productores de otras provincias, como la Red Puna (Jujuy); el Movimiento CalchaquíComunidades Unidas de Molinos (Salta); el Movimiento Campesino de Misiones (MoCaMi) y la Unión de Trabajadores sin Tierra (UST),
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“La tierra para el que la trabaja. La tierra para el que la sueña” “La tierra no es una mercancía. La tierra es todo. La tierra es donde vivimos, donde criamos nuestros animales. Es el carbón, las cabras (...) Pero estamos faltos de agua y faltos de tierra porque estamos alambrados a la vuelta. Si te encierran en una hectárea no criás nada, y te tenés que ir porque te morís de hambre. Hace años éramos bastantes en el campo. Pero hemos perdido mucha gente porque vamos migrando a la desocupación de la ciudad”. Movimiento Campesino de Córdoba
de Mendoza; La Unión de Jóvenes Campesinos de Cuyo (UJOCC-Cuyo), y el Movimiento Campesino de Córdoba (MCC), los cuales, con el MoCaSe-Vía Campesina, conforman en 2005 el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNIC), una articulación horizontal de organizaciones de segundo o tercer grado, integrada a su vez a la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y a Vía Campesina. Y cada organización provincial está formada por grupos regionales o locales. Así, son parte del MCC, la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc), la Organización de Campesinos Unidos del Norte de Córdoba (OCUNC), Unión Campesina del Noreste de Córdoba (UCAN), Unión de Campesinos de Traslasierra (Ucatras) y Organización de Trabajadores Barriales Unidos (Otrabu), que agrupan alrededor de mil familias de 34 comunidades. En Argentina hay cerca de 250 mil unidades domésticas agropecuarias que, representando a 82 por ciento de la población rural, ocupan apenas 14 por ciento de la tierra cultivable. Se trata de pequeños productores, a veces indígenas, con agricultura de autoconsumo de la que venden excedentes, además de producción extensiva de caprinos y ovinos, aprovechamientos forestales para madera, leña y carbón y actividades artesanales, lo que se complementa con trabajo asalariado estacional. El activismo del MNIC y otros agrupamientos rurales, como las organizaciones mapuches de Neuquen y Río Negro, se centra en la defensa de la tierra y el agua, de las condiciones económicas de la producción y de servicios básicos como salud y educación. Es un movimiento joven pero vigoroso que,
entre otras cosas, ha logrado que el término “campesino” esté dejando de ser sinónimo de torpeza tecnológica y primitivismo social, para ser motivo de orgullo. Lo que no es poca cosa en un país de agroempresarios.
de la producción con compras conjuntas de alambre, forrajes y medicinas, con las que redujeron a la mitad los precios que se pagaban individualmente por productos de peor calidad. Y también abordaron los asuntos de la comercialización.
“Las vaquitas son ajenas. De nosotros son las penas”. Dicho campesino. Del chivero al consumidor La Red de Comercio Justo Además de la tierra y el agua, los campesinos del noroeste de Córdoba que cuidan chivas tienen que pelear el mercado, pues los cabreros (compradores), los matanceros y los carniceros son los que se quedan con la tajada de león. “Lo poco que se producía –cuenta Ceferino Romero– a la hora de ser comercializarlo se encontraba con muchos intermediarios que se llevaban la mayor ganancia. Y el pequeño productor, que era el que trabajaba, no ganaba nada”. Por esto los campesinos organizados en Apenoc empezaron atendiendo problemas
Para equilibrar el mercadeo se creó una Red de Comercio Justo animada por campesinos y activistas que trabajan en la capital de la provincia y, mediante recursos públicos del Programa de Cadenas Productivas, se formó un Fondo Rotatorio que permite el pago anticipado de productos para la venta en la ciudad de Córdoba. Paralelamente se promovió la diversificación, de modo que hoy venden cabrito, miel, mermelada y otros dulces. La Red de Comercio Justo es modesta y no sustituye a las vías convencionales de mercadeo, sin embargo su influencia es grande, pues desde que el campesino sabe que mediante el sistema alternativo él puede recibir más y el consumidor gastar menos, los tradicionales compradores de cabras están teniendo que pagar mejor.
La orilla izquierda “Es que nos gusta este modo de vivir, sin que nadie te mande”
Hasta hace 30 años los campesinos de Iglesia Vieja, Las Abras y Las Pirguas, asentados en la margen izquierda del río Pichanas, eran privilegiados porque gracias a un canal de tierra podían regar sus parcelas obteniendo buenas cosechas de algodón, garbanzo, maíz, alfalfa, avena, sandía y melón en una zona como la de Serrezuela, en el noroeste seco de Córdoba, donde con las puras lluvias no se puede sembrar. “Antes había un río y todos regábamos nuestras chacras de ese río –recuerdan los pobladores–. Entonces había abundancia: vendíamos o cambalacheábamos zapayo, poroto, choclo (...) y se vivía bien. Pero cortaron el río con el dique y nos quedamos nosotros sin agua y sin nada. Ahora las chacras se llenan de monte que ni parece que alguna vez fueron cultivadas. Hasta las cabras, y mire que aguantan, se mueren de hambre y de sed.” En 1978 se termina un dique sobre el río Pichanas y en el margen derecho se constru-
yen canales revestidos para regar unas 6 mil hectáreas. Tierras que no van destinadas a los antiguos pobladores sino a 60 nuevos colonos, con el agravante de que éstos reciben 4 mil litros por segundo mientras que a las 300 familias de la orilla izquierda les tocan sólo 900. Por si fuera poco, los presuntos colonos se ausentan o venden irregularmente de modo que las 60 parcelas quedan en manos de unos 15 propietarios que usufructúan 75 por ciento del agua de riego. “Hay un tal Valentín –dicen los campesinos– que tiene tierras en los dos diques del Departamento de Cruz del Este, y en Pichanas riega más de 3 mil hectáreas.” “La gente del margen izquierdo quedó con las manos cortadas, porque se llevaron toda el agua para la margen derecha”, lamentan. Y es que al canal de tierra sólo llega el líquido cada tres meses y mucho se pierde porque no está revestido, de modo que los campesinos que a pesar de todo decidieron quedarse tuvieron que cambiar de vida: trabajan a jornal, algunos hacen leña y carbón, otros tienen hornos de tabique y la mayoría atiende rebaños de chivas para vender cabritos y quesillo, pero la poca agua que llega y se embalsa no alcanza para nada y los animales se malpasan y mueren. Los campesinos reclamaban, pero los responsables provinciales de la administración del agua no les hacían caso: “Nos ignoraban. Y por ahí si nos atendían, quizá tampoco nos escuchaban”, comentan. Hasta que en 2002 los parceleros del margen derecho vaciaron completamente el dique dejando sin una gota de agua a los campesinos. Y la paciencia se acabó. Apoyados por la Apenoc, los de la orilla izquierda se organizaron en una Asamblea del Agua y decidieron hacer un corte de carretera en Paso Viejo y tomar el dique. Y no se movieron hasta que llegó el funcionario de gobierno responsable de la situación. Gracias a la acción, ahora el agua les llega cada mes de modo que en los últimos años los de la orilla izquierda han hecho siembra. Además, a fines de 2007, lograron que se les entregaran dos parcelas del margen derecho, tierra que han tenido que defender cuerpo a cuerpo, pues golpeadores de los latifundistas quisieron recuperarlas. Y al cosechar, a los de Pichanas se les ilumina la cara. No sólo a Ismael Sánchez y “Pipo” Ramos, hombres mayores que aún se acuerdan de la última gran cosecha de garbanzo hace 30 años, también a los niños y jóvenes que entonces no habían nacido y no sabían lo que es cultivar y cosechar su propia comida. Los hombres y las mujeres de la orilla izquierda conmueven y son admirables por su indoblegable perseverancia, por su terca decisión de seguir siendo campesinos en tierra de agronegocios. ¿Por qué –les pregunto– aguantaron casi 30 años en este erial y pastoreando cabras que se les morían de sed? La respuesta es desarmante: “Es que nos gusta este modo de vivir, sin nadie que te mande.” *Los dibujos son de Carlos Julio, cura y monero, cuyo evangelio de las viñetas ilumina cientos de carteles, volantes, trípticos, periódicos y folletos campesinos
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TLCAN: EL MOMENTO DEL ENFRENTAMIENTO
UN HECHO, LOS ESTRAGOS DE LA LIBERALIZACIÓN MAICERA DEL TLCAN
• México elevaría importaciones de maíz de EU en 3 millones de toneladas • Oligopolios comercializadores y harineros presionan a la baja los precios Lourdes Edith Rudiño
ILUSTRACIÓN: Leopoldo Méndez
M
ienten o están desinformados los que dicen que la apertura total del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no afectará a los productores nacionales porque ya en los años recientes los aranceles eran mínimos frente a Estados Unidos (EU) y Canadá. Analistas del mercado coinciden en señalar, para el caso del maíz, que el hecho de que ya desde el primero de enero se puede importar, sin restricción y en cualquier momento, grano de nuestros socios, propiciará una sobreoferta 2008, y con ello se frenará la comercialización del maíz doméstico, se presionará a la baja los precios al productor y se afectaría también la comercialización y los precios del sorgo nacional (pues el maíz lo sustituye en el alimento forrajero). Según Juan Antonio Hinojosa, especialista de la correduría FC Stone, con sede en Kansas, en 2008 México podría incrementar sus importaciones de maíz de EU en 3 millones de toneladas (mt), debido a “decisiones lógicas” de las empresas consumidoras, pues el grano de ese país puede ser contratado con el concepto just in time, esto es, con entregas programadas para los momentos del año que determine el comprador, lo cual libera a éste de costos de almacenamiento. En las compras de cosechas nacionales –que se levantan en periodos muy concentrados del año, por ejemplo octubre-diciembre en la producción primavera/verano–,
el comprador debe adquirir por lo general volúmenes que guarda para consumo de varios meses. “La apertura total (del TLCAN) resta atractivo a comprar para todo el año e inventariar. El problema es que el maíz se está acumulando. Ahorita (diciembre de 2007) todavía Sinaloa tiene almacenada una buena cantidad de maíz, unas 300 o 400 mil toneladas (de su cosecha de mayo-junio) y está atorada la cosecha (nueva) del Bajío, además de que los productores (impulsados por las expectativas de buenos precios internacionales) están animados a seguir sembrando más. En Sinaloa llegan casi hasta la costa, quisieran sembrar en las playas (...) Los 2 o 3 millones de toneladas más de maíz que se importen no van a atender mayor demanda, sino que van a profundizar la sobreoferta de maíz o van a sustituir sorgo”, comentó Héctor Fanghanel, analista del mercado de granos y quien fue funcionario de la Secretaría de Agricultura en el zedillismo.
Daños anticipados. Al cierre de noviembre pasado productores de maíz del Bajío comentaron que la apertura total del TLCAN ya mostraba sus efectos dañinos. En esa fecha, Aserca, agencia de la Secretaría de Agricultura, fracasó en un plan para impulsar “compras adelantadas” de 3.5 millones de toneladas de maíz de primavera/verano 2007 de 20 estados de la República. Cargill, Maseca y Minsa se negaron a adquirir un solo grano a los “precios de indiferencia” concebidos por Aserca (precios que reflejan la cotización internacional más las “bases”, esto es todos los costos en que se incurre para importar grano desde EU). Para el Bajío el precio de indiferencia era de 2 mil 348 pesos por tonelada y las empresas dijeron estar dispuestas a pagar únicamente 2 mil 100. Así, el grano se quedó acumulado en manos campesinas, al tiempo que agencias internacionales difundieron que Archer Danield’s Midland, con industria de fructosa de maíz en México, im-
portó en esas fechas 500 mil toneladas de grano de EU. Desigualdad en instrumentos financieros. Las empresas importadoras y las harineras dicen: “tengo quien me venda maíz a 2 mil 100 pesos, y no voy a pagar más”. Pero además, saben que pueden importar maíz de Estados Unidos, que si bien les costaría 2 mil 500 pesos por tonelada puesto en el Bajío, dispone de mecanismos financieros que no se tienen en México, comentó Ismael Flores, director de Siacomex, brazo comercializador de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo. El EximBank, continuó, le dice a los exportadores de EU “ofrece a tus clientes en México créditos con pago a seis meses y yo te respaldo”. Adicionalmente, los exportadores están dispuestos a entregar just in time, esto es, de manera gradual conforme a los consumos mensuales de los clientes, liberando a éstos de los costos y los riesgos de almacenamiento. Durante el año fiscal de EU, octubre 2006-septiembre 2007, México importó de este país mil 886 millones de dólares de granos forrajeros (fundamentalmente maíz, pero también sorgo), esto representó 65 por ciento más que el año anterior y 93 por ciento arriba de 2003. La cifra, reportada por fuentes oficiales estadunidenses, rebasa el presupuesto de casi 17 mil millones de pesos con que cuenta en 2008 el Procampo, el principal programa de apoyos agrícolas, y da cuenta de la creciente dependencia de EU de nuestro principal alimento, el maíz. En 2006, 10.7 millo-
nes de toneladas importadas desde EU en más de 90 por ciento, cubrieron 33 por ciento del consumo nacional. A los maiceros mexicanos les preocupa que la apertura total del TLCAN les impide obtener precios justos, acordes con la tendencia del costo de producción. “Debido al encarecimiento del maíz en 2006, los proveedores de insumos elevaron sus precios. Los costos para producir maíz (semilla, fertilizantes, insecticidas, herbicidas, mano de obra) subieron 32 por ciento. Sin embargo, el precio que recibió el productor por la cosecha primavera/verano (p/v) 2006 fue de 2 mil 500 pesos y ahora en p/v 2007 nos quieren pagar 2 mil 100, que no cubren ni siquiera los costos”, dijo Rafael Sánchez, agricultor de Jalisco. “Los costos por hectárea en Jalisco son de 13 mil a 15 mil pesos y tenemos un rendimiento de seis a 6.5 toneladas por hectárea. Si nos pagan 2 mil 100 vamos a perder. Además, los industriales han subido sus utilidades y los precios de la tortilla no han bajado ¿por qué bajan entonces el precio del maíz?”, expresó Alejandro Carrillo, del mismo estado. Juan Antonio Hinojosa dijo que la acumulación de cosechas en manos campesinas es preocupante, sobre todo para quienes no están organizados, que son la mayoría. Consideró que los productores y el gobierno mismo deben buscar la solución en la agricultura por contrato (establecer convenios que comprometan la comercialización de la cosecha) pues, completó Fanghanel, al margen de grandes empresas comercializadoras, a los industriales consumidores de maíz les conviene tener cerca su abasto; prefieren eso a importar. “Saben que el día que no haya producción nacional, lo que México va a estar importando serán alimentos procesados, pastas, galletas”. Hinojosa advirtió que, en efecto, dada la condición de mercado sobreofertado, los productores de maíz deberán ser flexibles y no apegarse estrictamente a las fórmulas de “precio de indiferencia”.
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MURO HUMANO FRONTERIZO;
BLOQUEO CONTRA EL TLCAN
EL CHAMIZAL, NUEVA ETAPA DE LUCHA
• Todo está bien, dice la Sagarpa; tenemos “campo ganador” • De nueva cuenta, la simulación cenecista
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l 2008 nació con una crónica anunciada: un muro humano en la frontera Juárez-El Paso como protesta por la liberalización total del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y la más que previsible reacción gubernamental, desde la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), de que no hay por qué preocuparse, pues nuestros productores tienen herramientas en los programas públicos para enfrentar la apertura total, además de que nuestro campo es “ganador” y que “no es lo más idóneo” tratar de renegociar el tratado. Además de que el titular de la Sagarpa, Alberto Cárdenas Jiménez, en su muy personal estilo, llamó a los campesinos a afrontar el TLCAN “con mucho corazón”, si bien reconoció que “nunca alcanzaremos la billetera de esos países”, al referirse a las ventajas desleales que gozan los subsidiados productos agrícolas estadunidenses. También el presidente Felipe Calderón defendió la liberalización del tratado al decir que EU y Canadá hoy “compran a los agricultores cinco veces más que en 1994”, aunque omitió dar detalles de los beneficiarios de este comercio y tampoco mencionó los efectos sociales del TLCAN. Oídos sordos y simulación, como siempre. Pero el Plan de El Chamizal, hecho público también en Ciudad Juárez, habla de que los campesinos se preparan para “una nueva etapa de resistencia, lucha y construcción de alternativas y alianzas para enfrentar y derrotar la política de guerra contra los campesinos mexicanos” que ha continuado e impulsado el gobierno de Felipe Calderón. El plan, generado por los promotores de la Campaña Nacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria y por la Reactiva-
ción del Campo, convoca a sindicalistas, indígenas y todo tipo de organizaciones progresistas y de izquierda a sumarse para lograr una agenda mínima que, entre otras cosas, pretende excluir el maíz y el frijol del TLCAN, y rescatar al campo, con la premisa de que esto es sinónimo de rescatar a la nación. El Plan de El Chamizal por lo pronto, prevé una marcha en el centro de la ciudad de México el 31 de enero. Y una gran gama de organizaciones campesinas, incluida la priísta Confederación Nacional Campesina, anunciaron en paralelo que también marcharán y se movilizarán ese día. La polémica sobre la eliminación total de aranceles y cupos de importación en el TLCAN, al iniciar este tratado su año 15, tocó a todos. Las noticias al respecto inundaron los medios al finalizar 2007 e iniciar el nuevo año. La Comisión Permanente del Congreso de la Unión había previsto emitir un punto de acuerdo para exhortar al gobierno de Felipe Calderón a “plantear de forma urgente” a sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá la renegociación del capítulo agrícola del TLCAN. Pero una negociación de última hora entre priístas y panistas –algo que ya se ha hecho costumbre–, matizó el punto. Quedó sólo en exhorto al Ejecutivo a establecer una mesa de negociación con organizaciones campesinas “para determinar si es conveniente la revisión del capítulo agropecuario del TLCAN”. Ello, aun cuando entre los argumentos considerados está un balance del PRD, que afirma que sólo seis de cada 100 agricultores está en condición de competir exitosamente con los socios del tratado.
Al primer minuto del primero de enero de 2008, decenas de campesinos arribaron y tomaron el Puente de Córdoba–Las Américas, en Ciudad Juárez, Chihuahua, para repudiar la liberalización de maíz blanco, frijol, leche en polvo y azúcar en el TLCAN. Allí hicieron público el Plan de El Chamizal.
Desastres. Y también a pesar de que la CNC se desvive por expresar lo desastroso que ha sido el TLCAN para el agro nacional. Héctor Padilla, cenecista, presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, dijo ante los legisladores que “(...) a partir de su firma (del TLCAN) las condiciones de miseria y marginación se acentuaron en el campo, porque los supuestos que se esperaban para reactivarlo económica y productivamente no sucedieron (...) El campo entró, por efectos del TLCAN, en la crisis más aguda de su historia, empujando a su población a la pobreza, donde se ubican 24 millones de personas, o a la expulsión a Estados Unidos, adonde han emigrado más de 3 millones de mexicanos en los pasados seis años (...) Ante la destrucción de la estructura productiva del campo se incrementaron las importaciones de los productos que nos daban buen margen de soberanía alimentaria, como trigo, sorgo, soya y arroz. En maíz, como ejemplo, en 1994 importamos 3 millones de toneladas, el año pasado llegamos a 10 millones de toneladas”. Se confirma otra vez: la CNC se mueve en la plataforma de la simulación. Dice una cosa pero hace otra. En el Legislativo, donde podría inducir cambios al TLCAN, la CNC y su partido negocian con los panistas (LER).
SALVEMOS AL MAÍZ Tlaolli, semilla de los dioses, germinado y nacido de tlalli, y que Quetzalcóatl entregó a los hombres para alimentarse; el maíz, “el más humilde de los cereales del mundo”, es la base de la alimentación y sustento de la grandeza de las culturas mesoamericanas; es el patrimonio sagrado de los aztecas, los mayas, los huicholes, los zapotecos y muchos pueblos. Maíz, padre de nuestra identidad, alimento de los mexicanos donde quiera que se encuentren: milpas en Chicago, San Francisco, Los Ángeles y Nueva York; milpas en Chalco, Tlalpan, Xochimilco, Tláhuac, Morelos. Maíz de la suerte, maíz de las montañas, maíz de los valles, maíz del desierto, maíz de temporal, maíz de Tláloc. Maíz tierno para las cotorras, para los pericos, para los mapaches y los jabalíes; maíz popoyote para los puercos, las gallinas, los guajolotes; maíz blanco pizcado entre frijoles y calabazas en surcos interminables, para el nixcome y la molienda del nixtamal en el metate, para que in nantli eche al comal enormes y redondas tortillas. Maíz de la vida, espigas blancas llenas de polen, jilotes de rojas cabelleras, granos blancos y azules, elotes tiernos y dulces, huitlacoche que invade las mazorcas, esquites con chile y epazote; pozole, pinole, atole, tamales, gordas, tlacoyos, quesadillas, guaraches, tlayudas están a punto de desaparecer porque las trasnacionales se apropian de nuestras semillas milenarias, porque nuestras simientes nativas se están extinguiendo, porque los monopolios internacionales nos imponen semillas genéticamente modificadas, porque los tratados comerciales están destruyendo la agricultura campesina. Unión de Pueblos de Morelos-CNPA
Ana de Las Reinas Chulas Ana, He buscado maíz blanco mexicano, pero se está encareciendo mucho porque va a ser una especie en peligro de extinción. Patricia Arendar, directora de Greenpeace México Para los mexicanos el maíz es más que una mercancía; es nuestro principal alimento y la base de nuestra identidad. Cristina Barros, experta en gastronomía nacional Convertir el teozintle en esta mazorca de maíz es una proeza biológica que requirió por lo menos mil años. Armando Bartra, coordinador de La Jornada del Campo Esto es una paradoja: un ayuno por la comida, porque nuestra comida está en riesgo. Juan Manuel Bernal, actor El problema del maíz y el frijol es de cada uno de los mexicanos.
Bruno Bichir Bichir, actor ¡Patria independiente, comercio justo, ya! Guillermo Briseño, músico Son pocas las cosas que nos quedan para pensar que estamos juntos: el maíz y el frijol. Miguel Concha, del Centro de los Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria Es la lucha por nuestro derecho fundamental a la alimentación, la lucha por el derecho de los campesinos al trabajo. El Fisgón, monero Pasamos de ser los hombres de maíz a ser los hombres sin maíz. Alejandro Nadal, académico de El Colegio de México Estamos cumpliendo 15 años de ignominia de un tratado que entregó a México atado de pies y manos a
FOTO: Enrique Pérez S. / Anec
Plutarco Emilio García Jiménez
las grandes corporaciones agroalimentarias. Fernando Rivera Calderón, cantautor Aquí en el Ángel, viendo la torre de American Express, se ve chiquita nuestra independencia pues el mercado no tiene clemencia. Sin maíz nuestro campo será infeliz. Gregorio Sandoval, productor de frijol de Zacatecas En la Guerra del Mixtón se dio la lucha contra los españoles y hoy estamos aquí librando una lucha como aquéllas. José Antonio Serratos, académico de la UACM Ya que los transgenes son propiedad privada, con toda
esta difusión hacia nuestras razas de maíz van a poder pedir regalías. Cecilia Suárez, actriz Espero que el ayuno tenga alguna resonancia en nuestros legisladores. Este es un mensaje directo a ellos. Paco Ignacio Taibo II El intento de desmaizar a México es el colmo del cinismo. No hay libre competencia contra una economía tecnificada y subsidiada. La última vez que yo peleé con Cassius Clay me rompió la madre. Fernando Urbano, de AMAP No sólo se erosiona la tierra, también se erosionan los pueblos que emigran a Estados Unidos.
FOTOS: Mónica Rodríguez M. y Enrique Pérez S. / Anec
TLCAN: EL MOMENTO DEL ENFRENTAMIENTO