esa necesidad de confesarte en tiempo pretérito como si los idiotas de tus amigos vomitaran luz por sus bocas fantasías de la vanidad un rey enamorado de una vaca y esa necesidad de guardar calaveras en tu armario las palabras del titiritero son hilos invisibles el diablo cantará la danza con piernas de madera no existen dogmas para el café que se enfría en una taza o el dios náufrago de tus ausencias esa necesidad de adorar a tanto cura travestido como si los ocho enredados en la cama fueran parte de un milagro el asco de arrastrarse en cuatro patas por el piso húmedo cazadores de hembras núbiles el cementerio está cerrado las madres volverán en la mañana esta noche celebrarán el matrimonio de la flautista y el fullero el vientre calla esa necesidad de escribir en la oreja de las beatas devoción consentida entre las formas del vestíbulo los parientes escapan por las ventanas