La Avaricia Hambriento como los buitres Que en vuelo fúnebre giran, En derredor de la presa Que sobre el polvo agoniza. Necrófago ruin que espera, Ni se cansa ni claudica. Tan solo aguarda paciente A que la muerte indecisa. Le entregue lo que ambiciona, Le de lo que necesita, Vida de la misma muerte, Carroña como comida, Despojos que aun despojos El atesora y codicia. Pues se alimenta del fin, De la vida que termina, De la muerte de los otros, De la ruina y la caída. Más solo sigue su instinto, ¡¡Alerta, atento y arriba!! Y pone en juego su astucia, Pero en su astucia se olvida, Que siempre, siempre a su lado… ¡¡¡Siempre otro buitre vigila!!!
La Envidia Triste ramera que al mundo Lames con áspera lengua. Lengua en el centro partida, Lengua entre humana y proterva. Lengua dos veces infame. Fétida lengua siniestra. Que se relame gozosa, Sobre la faz de la tierra, Como sediento vampiro, Que huele la sangre fresca. Para luego abrir tu boca Y devorártela entera,
Como lo hace una serpiente, Que antes de matar contempla. O como aquel cruel amante, Que va a matarte y te besa Y después gime buscando, El perdón y la clemencia Mientras sobre el cuerpo inerte… ¡¡Su lengua aun viborea!!
La Gula Hambre voraz e insaciable, Que en su apetito repugna. Como ver los hervideros De gusanos con hambruna, Ondular sobre la carne, Pestilente de las tumbas. Y devorar el banquete Con frenesí y con angurria, Aunque en su cuerpo no entre Todo aquello que consuman, Comerán hasta el hartazgo ¡¡Porque el gusano disfruta!! Ansiedad inexplicable, Cruel y abúlica conducta. Esclavitud para algunos, Para los otros la burla, Para todos el placer, Para ninguno la excusa, Para Dios un gran dolor Y para el hombre… ¡¡La culpa!!
La Ira Oculta dentro del pecho Va creciendo y toma forma, Como la llama en la braza Que se agita y se sofoca, Que late voraz he impía, Que arde llena de cólera,
Que se agiganta y entonces Sin tener misericordia, Vomita y escupe fuego, Rojas lenguas como antorchas Que en erupciones de furia Suben alto y orgullosas, Destruyen, matan, calcinan Y ante el dolor no se postran, Frente a los gritos no cesan Y el miedo no les importa, Pues para ver están ciegas Y para oír están sordas Y aunque en humo se conviertan Y el humo sea su derrota… Furibundas resplandecen ¡¡Y en cenizas se desploman!!
La Lujuria Ebrios, sedientos, furiosos Por la noche cobijados, Centauros enardecidos En tropel vienen andando, Por cada uno una hembra, Cada hembra en su caballo, Racimos de uvas frescas, Sabor de vinos amargos, Ojeras de tinte negro Redondo el vientre preñado, Carne blanca boca roja, El pubis llevan sangrando, Famélicas, casi impuras… ¡¡Galopando, galopando!! Envuelto en espuma ardiente Va el centauro resoplando Y aullando cual loba herida Sigue la hembra pecando. Mitad hombre, mitad potro Hombre y potro cabalgando Y una hembra en cada grupa ¡¡¡Desnuda los va montando!!!
La Pereza Tendido, fláccido, fofo, Como si fuese un muñeco. Inservible y desgreñado, Sin voluntad, ni deseos. Con los ojos entornados Como quien vuelve de un sueño. Paralizada la boca, Entumecidos los gestos, Indiferente la carne, Impávido el pensamiento Y abandonados los brazos Con dejadez sobre el pecho. ¡Tanta desidia envilece! ¡Tanta apatía y sosiego! ¡Tanta malsana quietud! Que al hombre va empobreciendo. Porque si deja de amar, Puede morirse por dentro, O si perdiera su alma, Se iría ganando el infierno, Y si empezara a caer Ya no podrán detenerlo, Ni los milagros de Dios… ¡¡Y él no parece saberlo!!
La Soberbia Mujer fantástica y bella, Como una diosa pagana. Grandes los ojos azules, Blanca la piel como el nácar. Larga melena rojiza Y dos brazos como alas. Pero en el fondo, en lo oculto, Es un espectro que vaga, Que corre en pos de su sombra Y el pos de ella no hay nada. Nunca existió una pupila Tan fría ni tan opaca.
Ninguna boca tan roja Hablo con tanta arrogancia. Ninguna mano tan tibia Acaricia y despedaza. ¡Porque es un monstruo aunque linda! ¡Es una bestia que mata! Es como un águila negra Que lleva abierta sus garras. ¡¡Es la maldad y el peligro!! ¡¡Es la peste y la amenaza!! Es la resaca del mundo, Que no camina… ¡¡¡Se arrastra!!!
Lara Ribero