Lejanía y allá quedó mi pueblo con la boca gastada de palabras eclipsando porvenires perdura perfumado con el clima ciclotímico de siempre su tierra desgarrada por el hierro el viento con su lengua modera la cabellera dorada del trigo y desplomado el sol la leña es atrapada por el fuego la escarcha se regenera sobre la hierba indemne y yo distante pecaminoso en el abandono le abro el pecho convertido en un arquetipo del egoísmo todos mis días cortándome la piel con una lágrima
Medianoche me come la noche me comen las balas esparcidas en el asfalto ajeno en un hielo temeroso