La narración en verso: el Romancero. Como ya sabéis por el apartado anterior de la Unidad Didáctica, el medio natural de difusión de la poesía épica fue el oral, y sus transmisores los juglares, quienes poseían un repertorio no muy extenso de cantares de gesta con los que entretener a su auditorio (es lógico que no supieran muchos de memoria, dada su gran longitud; el Cantar del Cid, por ejemplo, posee más de tres mil versos). Con el tiempo, el público, que ya conocía bastante bien la historia narrada en los poemas épicos, comenzó a pedir a los juglares que recitasen solamente los fragmentos más entretenidos e interesantes. Desaparecieron de este modo muchos cantares de gesta, de los que sólo se han conservado estos fragmentos interesantes para el público de la época. Parece que este fenómeno se produjo en torno al siglo XIV. Al principio, estos nuevos poemas conservaron la forma métrica propia de los cantares de gesta; es decir, versos largos, divididos en dos hemistiquios por una cesura central, y todos ellos con una misma rima asonante. Sin embargo, la gente del pueblo pronto los memorizó y los recitó por su cuenta; para hacerlo con mayor facilidad, realizaban una pausa larga en la cesura (como si fuera el final del verso, o pausa versal), con lo cual cada hemistiquio se convirtió en un verso: los impares quedaron sin rima y los pares conservaron la rima asonante y así nacieron las composiciones que llamamos romances: Cantar de Gesta
Romance
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------------------------ --------------------- A
------------------------- a
--------------------- ------------------------ A
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-------------------------- ------------------- A
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Al principio, los versos de los romances eran irregulares, como los hemistiquios de los poemas épicos, pero luego se regularizaron en torno a las ocho sílabas. Estas nuevas composiciones de carácter épico tuvieron tal éxito que, imitándolas, se compusieron otras -siempre anónimas- en las que se hablaba de sentimientos (romances líricos), se contaban historias no épicas (romances novelescos o de aventuras), acontecimientos más o menos verídicos ocurridos entre cristianos y musulmanes (romances fronterizos) o se narraban hechos reales de la historia (romances históricos); todos ellos se solían transmitir oralmente, de padres a hijos, de vecino a vecino, lo que ha provocado versiones diferentes de un mismo texto. A este conjunto de obras de origen popular, de autor anónimo y de transmisión oral lo llamamos Romancero Viejo. Desde finales del siglo XVI, y hasta la actualidad, numerosos autores cultos se han sentido atraídos por estas composiciones y han escrito poemas utilizando su esquema métrico y su tono popular. Ejemplos de esta utilización los tenemos desde Lope de Vega hasta Antonio Machado o Federico García Lorca. Estas obras forman el Romancero Nuevo.
Para realizar esta actividad debéis leer atentamente los romances que aparecen a continuación: Romance del moro que perdió Alhama Paseábase el rey moro por la ciudad de Granada, cartas le fueron venidas cómo Alhama era ganada;
acogiste a los judíos, de Córdoba la nombrada; degollaste un caballero, persona muy estimada;
las cartas echó al fuego y al mensajero matara. Echó mano a sus cabellos, y las sus barbas mesaba; apeóse de una mula, y en un caballo cabalga. Mandó tocar sus trompetas, sus añafiles de plata, porque lo oyesen los moros que andaban por el arada. Cuatro a cuatro, cinco a cinco, juntado se ha gran batalla. Allí habló un moro viejo, que era alguacil de Granada: -¿A qué nos llamaste,rey a qué fue nuestra llamada? -Para que sepáis, amigos la gran pérdida de Alhama. -Bien se te emplea, señor, señor, bien se te empleaba, por matar los Bencerrajes que eran la flor de Granada;
muchos se te despidieron por tu condición trocada. -¡Ay, si os pluguiese, mis moros, que fuésemos a cobralla! -Mas, si rey, a Alhama has de ir deja buen cobro a Granada, y para Alhama cobrar menester es grande armada, que caballero está en ella que sabrá muy bien guardalla. -¿Quién es este caballero que tanta honra ganara? -Don Rodrigo es de León, marqués de Cádiz se llama; otro es Martín Galindo, que primero echó la escala. Luego se van para Alhama que de ellos no se da nada; combátenla prestamente, ella está bien defensada. De que el rey no pudo más, triste se volvió a Granada.
Romance del enamorado y la muerte Yo me estaba reposando anoche, como solía; soñaba con mis amores que en mis brazos se dormían. Vi entrar señora tan blanca muy más que la nieve fría.
-¿Por dónde has entrado,amor, por dónde has entrado, vida? Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. -No soy el amor, amante; la muerte que Dios te envía.
-¡Oh, muerte tan rigurosa! Déjame vivir un día. -Un día no puedo darte, una hora tienes de vida. Muy deprisa se levanta más deprisa se vestía, ya se va para la calle en donde su amor vivía. -Ábreme la puerta, blanca, ábreme la puerta, niña. -¿La puerta, cómo he de abrirte, si la hora no es convenida? Mi padre no fue a palacio mi madre no está dormida.
-Si no me abres esta noche ya nunca más me abrirías. La muerte me anda buscando; ¡junto a ti vida sería! -Vete bajo la ventana donde bordaba y cosía. Te echaré cordón de seda para que subas arriba; si la seda no alcanzare mis trenzas añadiría. La fina seda se rompe; la muerte que allí venía: -¡Vamos, el enamorado, la hora ya está cumplida!
La ermita de San Simón. En Sevilla está una ermita cual dicen de San Simón, adonde todas las damas, iban a hacer oración. Allá va la mi señora, sobre todas la mejor; saya lleva sobre saya, mantillo de un tornasol, en la su boca muy linda lleva un poco de dulzor, en la su cara muy blanca
lleva un poco de color, y en los sus ojuelos garzos lleva un poco de alcohol , a la entrada de la ermita relumbrando como el sol. El abad que dice la misa no la puede decir, non, monacillos que le ayudan no aciertan responer, non, por decir: amén, amén, decían: amor, amor.
Romance de Blanca Niña, o la esposa infiel - Blanca sois, señora mía, más que el rayo del sol: ¿si la dormiré esta noche desarmado y sin pavor? Que siete años había, siete, que no me desarmo, no. Más negras tengo mis carnes que un tiznado carbón. - Dormilda, señor, dormilda, desarmado sin temor, - Señor, peino mis cabellos, péinolos con gran dolor, que me dejáis a mí sola y a los montes os vais vos. - Esa palabra, la niña, no era sino traición: ¿cúyo es aquel caballo que allá bajo relinchó? - Señor, era de mi padre, y envióoslo para vos.
que el conde es ido a la caza a los montes de León. - Rabia le mate los perros, y águilas el su halcón, y del monte hasta casa a él arrastre el morón. Ellos en aquesto estando su marido que llegó: -¿Qué hacéis, la Blanca niña, hija de padre traidor? - ¿Cúyas son aquellas armas que están en el corredor? - Señor, eran de mi hermano, y hoy os las envió. - ¿Cúya es aquella lanza, desde aquí la veo yo? - Tomalda, conde, tomalda, matadme con ella vos, que aquesta muerte, buen conde, bien os la merezco yo.
Cuestionario de trabajo a.-Realizad un breve resumen, de no más de cinco líneas, de cada uno de los textos. Indicad si los romances de la página
anterior son épicos, líricos, históricos o novelescos. Razonad vuestras respuestas. b.-Los romances sufrían, en el proceso de transmisión, algunas alteraciones. Las más importantes consistían en la eliminación de fragmentos enteros (casi siempre introductorios) para llegar lo antes posible al clímax argumental. Es lo que conocemos como comienzo in media res. Señalad en cuáles de los romances que habéis leído se produce este fenómeno e indicad los hechos que, en vuestra opinión, ha sido suprimidos. c.-Tanto en la lírica temprana como en la épica vimos algunos recursos que favorecían la memorización (repeticiones, paralelismos, exclamaciones, ...) y que servían para intensificar la expresión de ciertos sentimientos. Elegid uno de los romances que tenéis en la página anterior y analizad qué recursos de repetición aparecen en él y qué función poseen. d.-Otro rasgo estilístico muy propio de los romances es el uso del diálogo, a veces abundantísimo. Fijaos, por ejemplo, en el Romance del enamorado y la muerte: ¿Qué predomina en él, la narración o el diálogo? ¿Cómo se introduce éste, de forma directa (es decir, con palabras literales del personaje) o indirecta? ¿Creéis que tiene que ver esta abundancia del diálogo con la transmisión oral y con la proximidad de los hechos narrados al oyente? ¿Por qué? e.-Comentad varios ejemplos de este mismo texto en los que se utilicen significados connotativos. f.-Seguro que os ha llamado la atención el uso tan particular de los tiempos verbales que aparece en los romances. ¿A qué creéis que se debe? ¿A la época en la que fueron compuestos? Comparadlos con otros textos del mismo período para comprobar si es así. ¿Podría haber alguna otra razón? g.-Un romance es un texto narrativo, no un poema lírico. Componed cada uno de vosotros un romance en el que relatéis algún hecho de la clase o de vuestro pueblo o ciudad. Recordad:
-Debéis intentar imitar el lenguaje, por ejemplo, incluyendo algún arcaísmo. -Es un poema de transmisión oral; por lo tanto, destinado a ser escuchado: dirigíos al público que os escucha. -Utilizad los recursos de los romances que ya conocéis: repeticiones, paralelismos, comienzo in media res, diálogos, detallismo descriptivo, etc. -Emplead el esquema métrico característico de los romances.