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10 Cultura crónica

Domingo, 25 Abril 2021

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EL DATO | HUMANOS SUPERDEPREDADORES Los humanos fueron supredepredadores durante unos dos millones de años. Se especializaban en la caza de animales grandes y eran de hecho hipercarnívoros, concluye estudio publicado en Anuario American Physical Anthropology Association

FILEY 2 Lídia Jorge, escritora portuguesa, señala que lo largo de la pandemia, nos hizo comprender que necesitamos cambiar de vida, que los gobiernos deben ser planetarios, porque por primera vez sentimos lo que es la aldea global

“Por primera vez entendemos todos que tenemos que salvar al planeta” l inicio de la pandemia me preguntaban qué era lo que creía que iba a ocurrir, si existiría algún cambio en nuestra sociedad, entonces pensaba que si duraba poco seguiríamos en el mismo camino, pero que si era larga cambiaríamos profundamente. Se ha demorado bastante, al menos lo suficiente, para que podamos comprender que necesitamos cambiar la vida, expresó la escritora portuguesa Lídia Jorge durante su participación en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2021. “Por primera vez estamos sintiendo lo que es la ‘aldea global’ de la que habló Marshall MacLuhan y me parece que sentimos que , en algunos sectores, los gobiernos deberían de ser planetarios; por primera vez entendemos que todos, en conjunto, tenemos que salvar el planeta, que el cambio climático es algo que tiene consecuencias en todo el mundo y no únicamente en una región; que estamos completamente conectados; que debemos de parar con la explotación sanguinaria de la tierra; y que la organización monetaria, económica, debe ser algo más compartido”. En ese sentido, la escritora galardonada con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020 destacó que, aunque lo que vivimos ahora es una especie de placebo, “no la realidad”, todavía hay un “susurro” de esperanza. “Estamos sufriendo una especie de metamorfosis que nos impide comprender lo que va a ocurrir y esto me recuerda un episodio en mi vida de cuando tenía 13 años. En ese entonces me apasioné con los gusanos de seda, tenía una caja de cartón grande donde tenía decenas y decenas de ellos, los acompañaba de oruga a capullo y de capullo a mariposa… Un día tuve tantos

ha dado desde el punto de vista de las mujeres es quizá la forma más clara de explicar el cambio social y político que ha ocurrido en Portugal”. “Me parece también que las mujeres en Portugal tenemos una memoria muy fuerte de ese tiempo en que no fuimos libres, comprendemos las sociedades donde la mujer no es aún libre y las acompañamos”.

EFE

A

[ Ana Laura Tagle Cruz ]

Estamos sufriendo una especie de metamorfosis que nos impide comprender lo que va a ocurrir, añade Lídia Jorge.

dentro de la caja que cuando llegué al liceo el profesor de ciencias naturales me preguntó: ¿cuál es la fase más importante de la metamorfosis? Y yo contesté: lo importante es la oruga porque es el inicio, a lo que él me contestó que no, que lo más importante era mi vestido de seda”. En ese momento, la autora de obras como Los memorables no entendió a lo que su maestro se refería, pero al inicio de verano ella ya utilizaba un vestido de seda. “Lo que él me quería decir es que lo más importante era la transformación humana”. “En este tiempo que ha sido de luto, por mi madre y por tanta gente, pienso en eso. Lo que me da esperanza es la idea de que nosotros estamos bajo una metamorfosis y que seremos capaces de transformar esta crisis, como una puerta, en algo más equilibrado, humano y compasivo”.

Tengo una cabeza formateada para la novela”

Por otro lado, añadió, también se ha dado una metamorfosis desde el punto de vista social respecto a las mujeres en Portugal. “Es muy importante pensar que yo he acompañado un cambio muy fuerte de la condición de ser mujer en mi país. Antes de la Revolución de los Claveles las mujeres tenían un estatuto muy diminuto, aunque es verdad que siempre tuvimos un papel subversivo en la familia. Las mujeres no eran personas libres, había todo un código tradicional y jurídico que las hacía muy dependientes del poder patriarcal”. Esto ha cambiado lentamente, señala la autora, aunque no ha sido uniforme y sigan existiendo huellas muy fuertes de ese pasado antiguo. “Evidentemente hoy las mujeres portuguesas son libres, tienen los mismos derechos que los hombres, se pueden divorciar, pueden viajar con sus hijos, etcétera”. “Ver la metamorfosis que se

ESCRITURA. Tengo una cabeza formateada para la novela, dijo Lídia Jorge. “A mí me gusta mucho comenzar sin saber a dónde voy, hacer una especie de pieza de teatro en mi cabeza donde yo hago el juego de los personajes que después tienen encuentros y descubren verdades que yo sola no soy capaz de descubrir. Además, dar voz a personajes diferentes a mí me da una especie de poder como sujeto singular”. Una novela requiere de un año o dos de escritura, en los cuales la autora aprende junto con la historia. No obstante, la autora también crea cuentos que nacen de la experiencia cotidiana, de momentos rápidos, fugaces. “Los escribo como una especie de poemas largos, pero no me importa crear una especie de desenlace al final” “Me gusta plantear algo que es enigmático instantáneo, una especie de lucha. Para mí los cuentos son eso y son algo completamente diferente con la novela que es un programa, aunque no esté definido; los cuentos son irrupciones”. Respecto a la poesía, explicó que la escribe regularmente como una especie de diario. “Lo que hago es escribir pequeños poemas casi diario, después los guardo, los veo tiempo después y veo si hay una especie de unidad, en general la unidad es el diario, por eso tengo tanta dificultad para poder publicar un poemario”.


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