La postura
porn
Acuarela: Sofía Lantán Tuch
Sexualidades
Una dice pornografía e inmediatamente las personas comienzan a tomar posturas, esto es posturas intelectuales o morales, no hay que ser mal pensados. En el ámbito feminista también podemos observar este fenómeno parteaguas. Siendo el feminismo un extenso océano de corrientes y tendencias, es lógico que existan diferencias de opinión respecto a ciertos temas álgidos. Sin embargo, no sería descabellado afirmar que la pornografía es el tópico con menor consenso, debido a que algunas visiones al respecto son irreconciliables. A continuación, analizo algunas posturas feministas sobre la pornografía, dividiéndolas en dos corrientes: la que considera que desempodera a las mujeres, la cual denomino el territorio de la sumisión; y la que piensa que las empodera, a la cual llamaré el territorio de la liberación. Claudia Armas / Bloggera
Territorio de la sumisión
Esta corriente contempla distintas posturas, algunas más radicales que otras. La primera de ellas es la antipornografía. Esta es una posición muy común, al menos en el ámbito académico, y sostiene que la pornografía es una emanación del imaginario masculino a través de la cual las mujeres son vistas como mercancía y por lo tanto, explotadas. Dentro de las feministas antipornografía más duras, encontramos a Page Mellish, fundadora del Feminist Fighting Pornography (Lucha Feminista contra la Pornografía, FFP siglas en inglés), grupo que la considera como una actividad sexualizada, denigrante, humillante, objetivizadora, subyugante, violadora, aniquiladora, explotadora y violenta que nunca debe ser confundida con el erotismo, que está basado en el poder mutuo y el placer. Congruente con su postura ideológica, el FFP tiene una agenda legislativa que busca compensar a las víctimas de la industria y tratar la pornografía como una violación a los derechos civiles de la mujer. Es importante entender que la postura antipornografía no es exclusiva del género femenino. Por ejemplo, está el punto de vista de Robert Jensen, feminista radical y profesor de periodismo en la Universidad de Austin, Texas, quien opina que la discusión sobre pornografía divide tanto a la sociedad, porque no se trata de sexo, sino de la crueldad que ejercen los hombres sobre las mujeres y el placer que sienten al ejercerla. En su libro Getting Off: Pornography and the End of Masculinity,1 [Liberarse de la pornografía y el fin de la masculinidad]Jensen exhibe los patrones malsanos de la sexualidad masculina y muestra cómo la pornografía es un reflejo de los mismos. Propone avanzar a través de la educación hacia una nueva masculinidad más consciente. Dentro del lado más liberal del territorio de la sumisión, encontramos ciertas corrientes feministas que, a pesar de reprobar algunas prácticas de la industria pornográfica, no están de acuerdo en censurarla, respetando el principio cuerpo de la mujer, derecho de la mujer. Tal es el caso de la organización Feminists for Free Expression (Feministas por la Libre Expresión FFE, siglas en inglés), quienes a pesar de considerar la pornografía 1. bit.ly/1XpNhG7 2. Beacon Press. Boston, Estados Unidos, 2010. 3. www.wendymcelroy.com/freeinqu.htm
como una forma de violencia hacia las mujeres, se han opuesto rotundamente a cualquier censura de la misma. Dentro de esta corriente más liberal, encontramos a Gail Dines, autora del libro Pornland: How Porn Has Hijacked Our Sexuality,2 [Pornolandía: Cómo lo porno se ha apropiado de nuestra sexualidad] quien analiza el fenómeno de la pornografía moderna desde la perspectiva económica y social. Dines plantea que tiene una agenda más comprometida con el dinero que con la sexualidad. Echa un vistazo a cómo las imágenes, mensajes e ideologías de la industria se han insertado en el día a día, convirtiéndose en parte de la cultura pop, esculpiendo nuestra identidad sexual y determinando nuestras ideas respecto a sexualidad y género. Esta invasión ha limitado nuestra capacidad de conexión, intimidad y relacionamiento.
personal como políticamente, proporcionando información sexual al menos en tres niveles:
Territorio de la liberación
La postura pro-sexo dentro del universo feminista ha estimulado, en cierta medida, el desarrollo de productos pensados para las mujeres dentro de la industria. Esto es lo que asegura la comunidad sex-positive, basada en Toronto, Good for Her (Bueno para ella) que otorga anualmente los Feminist Porn Awards (Premios Porno Feministas) con el objeto de celebrar e incentivar la fantasía erótica vista de maneras alternativas.
Aquí encontramos corrientes feministas que no sólo respetan el principio cuerpo de la mujer, derecho de la mujer sino que además postulan que la participación de las mujeres en la industria de la pornografía puede ser liberadora. Estas corrientes feministas se enmarcan dentro de los movimientos pro-sexo o sex-positive, y se centran en la idea que la libertad sexual es un componente esencial de la libertad de las mujeres. Algunas de sus activistas son actuales o ex-trabajadoras sexuales como Annie Sprinkle, estrella porno o educadora; o como Candida Royalle, pionera en el campo de la dirección de cine. La ambición de Royalle, por ejemplo, siempre fue ayudar a llevar a la arena pública la exploración sexual de las mujeres. Como directora de la industria, fue una de las primeras defensoras de los orgasmos femeninos reales en escena, evitando las actuaciones falsas utilizadas en el pasado, a favor de filmar secuencias más largas enfocadas en la satisfacción de las mujeres. En este territorio debemos citar también a Wendy McElroy, quien escribió el ensayo A Feminist Overview of Pornography, Ending in a Defense Thereof,3 [Una visión feminista de la pornografía, que termina en su defensa] en el que sostiene que la pornografía nos beneficia tanto
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Guatemala junio 2016. No 190
Ofrece una vista panorámica de las posibilidades sexuales del mundo. Esto es cierto incluso con la información sexual básica, como la masturbación. No es raro que haya mujeres que alcanzan la edad adulta sin saber cómo darse placer. Permite experimentar ‘con seguridad’ las alternativas sexuales y satisfacer una curiosidad sexual saludable. El mundo es un lugar peligroso y la pornografía puede ser una fuente de iluminación en solitario. Ofrece la información emocional que proviene sólo de experimentar algo ya sea directa o indirectamente. Proporciona un sentido sobre cómo se ‘siente’ el ‘hacer algo’.
Construyendo puentes
Después de analizar algunas posturas feministas respecto a la pornografía, concluyo que tanto el territorio de la sumisión como el de la liberación aportan referencias importantes para una discusión más informada, y aunque personalmente me inclino más hacia el territorio de la liberación, estoy consciente que la mayoría de material pornográfico que circula masivamente constituye un acto de violencia contra las mujeres, incluyendo algunas expresiones de pornografía lésbica inspiradas en una sexualidad masculina malsana. Creo que las mujeres tenemos el derecho de reivindicar nuestros códigos eróticos, apoyando a otras dentro de la industria pornográfica que están luchando por resignificar dichos códigos y por entregarnos expresiones más congruentes con nuestra visión del sexo.