DESPLIEGUE DE LA LUCHA DE CLASES A NIVEL TEÓRICO

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DESPLIEGUE DE LA LUCHA DE CLASES A NIVEL TEÓRICO: LA LECTURA HISTÓRICA DE LA BURGUESÍA, LA PEQUEÑO BURGUESÍA Y LA CLASE PROLETARIA SOBRE CAPITALISMO, SOCIEDAD Y ESTADO. “Ni el perfeccionamiento de las máquinas, ni la aplicación de la ciencia a la producción, ni el mejoramiento de los medios de comunicación, ni las nuevas colonias, ni la emigración, ni la creación de nuevos mercados, ni el libre cambio, ni todas estas cosas juntas están en condiciones de suprimir la miseria de las clases laboriosas; al contrario, mientras exista la base falsa de hoy, cada nuevo desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo ahondará necesariamente los contrastes sociales y agudizará más cada día los antagonismos sociales.”1 Hacia fines de la década de 1980, el país entraba en la etapa de legitimación socio política del modelo capitalista impuesto sobre la base del terror y exterminio de la tiranía de Pinochet. En aquel entonces se vivía la crisis del socialismo. Una pléyade de teóricos y connotados dirigentes de la izquierda firmaban a nombre de decenas de años de lucha de clases, una verdadera capitulación incondicional en los altares de la ideología construido por los sumos sacerdotes del capitalismo mundial. Eran los apóstoles de la capitulación teórica y política, base para su posterior acomodamiento socio económico con el que el capital les ―conmovió‖ y ―convenció‖2.

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Carlos Marx: ―Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores‖, 28 de septiembre de 1864, en versión digital: Marxists Internet Archive, 2001. 2 Al respecto véase: ―Después de Marx‖, varios autores. Particularmente relevante de la descomposición teórica y política de la izquierda de aquel entonces son los capítulos escritos por Antonio Leal y Eugenio Tironi, Ediciones Documentas, Izquierda XXI, primera edición, Santiago 1993. En la misma línea se inscribe Luís Guastavino en ―Caen las Catedrales‖, ediciones Hachette, Santiago 1990.


Todo su planteamiento se basaba en una especie de revolución coperniana de la política. Su objetivo era la búsqueda de una verdadera identidad de izquierda ajena al marxismo leninismo. Sostenían que la ideología en el marxismo era una rémora que había derivado en fundamentalismo, de lo que había que desprenderse rápidamente, esto si realmente se quería recuperar los principios liberales de la verdadera izquierda, aquella nacida al alero de la revolución francesa. Este ejercicio exigía declarar interdictas y refutadas las teorías de Marx y Engels. Aparentemente nada de sus supuestos se habían cumplido. Las tan mentadas condiciones objetivas de la lucha de clases y las crisis cataclísmicas del capitalismo no se habían verificado. Se habría mostrado como falsa, irreal y precipitada la existencia de la lucha de clases y el crecimiento de la masa de asalariados. Si este era el descrédito del marxismo no se podría haber esperado mucho de Lenin. Al leninismo se le acuso de ser responsable de la desviación de las ideas de izquierda al promover un proyecto político autoritario y totalitario en grado sumo. La dictadura del proletariado y la vanguardia revolucionaria fueron desechadas de un plumazo. Se les endilgo la generación de un supuesto control total de la sociedad mediante el culto a la personalidad de un líder, llámense Lenin o Stalin. Por lo tanto de la experiencia socialista mundial no había nada que pudiese ser rescatado: ni la propiedad estatal socializada, ni la dictadura del proletariado, eran experiencias a considerar en un "proyecto democrático, moderno y de izquierda". Esta nueva izquierda basaría su accionar en la democracia, entendida como la ciudanización de la política, la institucionalización de la acción ciudadana, la secularización cultural y valórica, la autonomía de lo político respecto de lo social, la subjetivación de los conflictos sociales. En adelante la izquierda debía trabajar en el ámbito cultural más que luchar por el poder político. La base material de este cambio fue empotrado en los deslumbrantes y acelerados desarrollos tecnológicos del último tercio del siglo XX. Ya no existía la base material para la clase trabajadora. Esta no sólo había perdido su sitial en la esfera política sino también en el plano real de la existencia material. En este escenario, cualquier reclamo en torno a la distribución o la propiedad de los frutos del crecimiento, no eran más que ilusiones propias de los populistas. En su lugar debía valorarse el papel de la acumulación capitalista, de la empresa privada y sus múltiples iniciativas de inversión. Se debía valorar el nacimiento de la sociedad del conocimiento, un tipo de mundo posindustrial, donde lo relevante seria el capital humano, enriquecido por la conectividad digital, considerada la principal diferencia cualitativa en el desarrollo de las distintas sociedades. Todo este planteamiento de término de década de los ochenta ha echado profundas raíces y ha alcanzado ha hegemonizar importantes y prestigiosos centros de pensamiento progresista. Se puede rastrear esta influencia, por ejemplo, en el llamado Tercer Manifiesto de Historiadores3 elaborado casi dos décadas después de gestada la ―transición a la democracia‖ y que coincide con el término del ciclo político de los gobiernos de la Concertación. Esta vez bajo una nueva cepa, las ideas legitimantes que se entronizaron a principios de los noventa, se transfiguran y preparan el escenario para las ideas legitimantes del nuevo ciclo político que se inicia. Por cierto que los vicios de los que generosamente hicieron ostentación nuestros ex ideólogos, no tienen nada que ver con las virtudes y honestidad intelectual de los autores del Tercer Manifiesto de Historiadores. Destacan como comité de iniciativa de dicho trabajo notables historiadores y respetados profesores como Julio Pinto, Gabriel Salazar, Sergio Gres, María Angélica Illanes, entre otros profesionales que adhieren. 3

―Tercer Manifiesto de Historiadores. La Dictadura Militar y El Juicio de La Historia‖, Santiago de Chile 2007. Disponible en: http://www.scribd.com/doc/7270503/3-Manifiesto-de-Historiadores-La-Dictadura-Militar-y-El-Juicio-deLa-Historia. Varios Autores.


Sin embargo desde el punto de vista político este es un verdadero ―¿Qué hacer?‖ proveniente del mundo académico. Sus principales ideas descansan en la tesis de que ―la explotación, la plusvalía, la acumulación, la desigualdad y el conflicto…ha sido objeto de una re-ingeniería…. reemplazando las antiguas estructuras omnipresentes por fragmentaciones semi-invisibles‖ (es decir, microestructuras). Esto sirve para ratificar la idea de que ―Las clases sociales que el industrialismo modeló tan nítidamente a lo largo de casi 200 años, han sido fragmentadas y remodeladas….(por tanto)….el materialismo histórico de Marx corresponde a una elaboración realizada durante la fase inicial del industrialismo‖. En conclusión, ―la gran empresa se eclipsa‖, ―el conflicto de las estructuras (es reemplazado) por el conflicto subjetivado‖, ―El enemigo, tan ostentoso y visible en la época del industrialismo, se torna fluido y fugaz‖4. Por consiguiente, la base del conflicto de clases, a saber, la explotación y la plusvalía, ―se invisibilizaron‖, se ―eclipsaron‖ ―se fragmentaron‖, o bien, se hacen tan fluido que terminan ―fugándose‖, lo que daría la razón a los apóstoles que analizábamos al principio en torno a que el materialismo histórico ya es cosa del pasado, toda vez que el conflicto de clases habría sido reemplazado por un conflicto social subjetivado, donde ―la ciudadanía‖ seria protagonista del cambio histórico. Las definiciones de esta nueva economía política capitalista estarían dadas por el hecho de que el enriquecimiento de la burguesía habría sido sustituido por la acumulación de un ―capital en movimiento perpetuo‖. Los bajos salarios habrían sido reemplazados por el cupo en la tarjeta de créditos, tarjeta cuya función seria aumentar el poder adquisitivo de los asalariados. Lo extraño de esta interpretación es que no explica cómo nacen y se desarrollan estas ―microestructuras‖ si el capital lo que ha hecho es precisamente lo contrario, avanzar aceleradamente en los procesos de concentración y centralización, cuya manifestación es la creación de superestructuras cada vez más sofisticadas. En consecuencia, habida cuenta de este diagnóstico, el materialismo histórico debería ser reemplazado por una "ciencia revolucionaria", algo que nos transporta a un concepto de raíz salazariana bastante ambiguo y discutido, la llamada ―ciencia popular‖. De lo anterior se sigue que, ―las viejas tácticas gastadas y derrotadas‖ deben ser reemplazadas por ―estrategias innovadoras‖ y eficientes. Así, ―las teorías dogmáticas‖ y ―revoluciones clásicas‖ deben ser reemplazadas en un esfuerzo de innovación histórica llevado a cabo por ―los ciudadanos”. Aquí la pregunta que surge es: ¿cuál seria la innovación histórica ofrecida?. Esta innovación nace de "un contra-ardid", cuya tarea seria desarrollar una política popular para ―re-construir‖ al mercado, al Estado y a la sociedad. Esto exige levantar las banderas de la soberanía popular entendida como aquel ―poder socio-cultural que no basta, pero permite iniciar la construcción de los otros poderes‖. Esto es importante porque ―administrando recursos propios se aprende a gobernar, primero en lo propio, luego en lo local‖. Y así sucesivamente hasta llegar a lo nacional. Así de fácil. ¿Quienes están llamados a llevar a cabo este esfuerzo histórico?. No son otros más que ―los rebeldes de siempre‖, ―los demócratas de verdad‖ y ―el movimiento popular‖, entendiendo esto último como ―organizaciones sociales‖ de carácter ―populares‖. ¿Cómo se construyen estos sujetos?. Bueno, ―bajo los principios de independencia y autonomía de las organizaciones sociales populares‖. Por cierto que este esfuerzo ―exige replantear a las organizaciones políticas a la luz de una concepción renovada de los movimientos sociales‖ y de los ―proyectos de cambio social radical‖ 4

―Tercer Manifiesto de Historiadores‖, op. Cit. Págs. 16,17,18.


¿Con qué programa?. Con el poder democrático definido como aquel ―proceso social de construcción participativo‖ que conduzca al establecimiento de nuevas relaciones sociales e institucionales. Esto exige levantar un proyecto global de reorganización de la sociedad y del Estado, la construcción de una ―democracia social‖. Por lo tanto el movimiento popular debe aprender a administrar recursos, controlar los procesos productivos y comerciales y también debería controlar al capital financiero que hoy administran las AFPs y los capitalistas extranjeros. Y esto seria así porque el poder real no es exclusivamente político ni militar. El verdadero poder social implica manejar todas las variables que dicen relación con el desarrollo de la vida social. Este debe usarse con el objetivo de lograr la emancipación y liberación social. Aquí resalta una idea muy extraña, y es que según el Tercer Manifiesto de Historiadores, la ciudadanización de la política nos permitiría tomar control democrático o, a lo menos, influir en el capital financiero en sus diversas formas: IED, AFPs, Bancos, Bolsas, y flujos de distinto carácter. Es una idea muy rara, que a mi juicio, nace de la idealización atribuida a la ciudadanía, la participación democrática y el comportamiento del capital financiero, o del gran capital. El problema está en que no es posible recabar antecedentes suficientes que permitan sustentar esta convivencia entre democracia social y real con el gran capital. Si se observan los países o Estados en que este capital se instala, son precisamente casos en que la democracia esta disminuida a tal punto, que simplemente es un cascarón vacío, sin existencia de participación real de la ciudadanía o de los trabajadores en la toma de decisiones. Incluso más, este tipo de capital se instala en condiciones políticas lo más autoritaria posibles, ojala semejantes a un régimen de ―dictadura perfecta‖. La evidencia indica que Estados Unidos, Europa, los BRICs, América Latina (Chile por ejemplo5) tienen regímenes políticos ubicados en las antípodas de la democracia real y directa protagonizada por las clases sociales explotadas conscientes en sí y para sí mimas . En su lugar, regímenes altamente autoritarios con democracias formales carentes de cualquier tipo de participación política real, sirven de marco institucional para el funcionamiento del gran capital en cualquiera de sus formas. En general, las sociedades actuales tienen reducida la democracia a una mera ilusión, o a una verdadera estafa como en el caso chileno. Si llegase el caso en que la ciudadanía y los trabajadores rompieran la ilusión y realmente tomaran conciencia de su poder constituyente, el capital acostumbra a tomar dos fuertes medidas: por un lado decreta la guerra político-económica apoyado en las llamadas ―clases medias‖ y, por la otra, destruye la economía mediante la especulación, la inflación y el retiro de significativas porciones de capital a zonas más seguras, amén del repertorio histórico del imperialismo y el colonialismo. Al respecto nuestra más cercana experiencia es el caso de la Unidad Popular. Por esta razón, el capital prefiere las democracias formales, ilusorias, los regímenes autoritarios y dictaduras, y en general sistemas políticos fundados en la ignorancia, el miedo y el consumismo. Es incompatible la verdadera democracia donde dominen los trabajadores con el régimen del capital, pues este siempre apuesta por la dictadura burguesa lo más perfectible posible. Pero, por otro lado, subyacen en los planteamientos arriba analizados, nociones e ideas similares a las que tenían en su cabeza los apóstoles de la capitulación teórica que analizábamos al principio. Sin embargo a la luz del desarrollo de las contradicciones del capitalismo aparecen algunas preguntas que no dejan de mostrar las limitaciones o ―autolimitaciones‖ políticas presentes en el 5

Al respecto véase por ejemplo el trabajo de Felipe Portales: ―Los mitos de la democracia en Chile‖, 2 volúmenes, Editorial Catalonia, años 2004 y 2006 respectivamente, y del mismo autor: ―Chile: una democracia tutelada‖, Editorial Sudamericana, Santiago de Chile año 2000.


Tercer Manifiesto de Historiadores. El primer problema aparece con la supuesta extinción de la lucha de clases (en el caso de los apóstoles de la capitulación teórica y política analizados al principio) o, la aparente declinación, opacamiento e invisibilización de las bases objetivas de la lucha de clases (en el caso del Tercer Manifiesto de Historiadores). Al respecto ¿cómo interpretar bajo tales primicias el aumento global de la masa de asalariados en relación a la disminución de la masa de dueños del gran capital?, ¿cómo explicar el hecho que, pese al aumento del total de asalariados, la masa de salarios disminuye frente a la masa de ganancias de un grupo cada vez más pequeño? A nuestro juicio, no cabe la menor duda que los estudios realizados por Marx y Engels sobre las leyes históricas de la economía política capitalista no solo se han confirmado con espectacular dramatismo, sino que pese al empeño de dar por muerta o transmutada a la lucha de clases, esta se ha intensificado de manera feroz. Es decir, la lucha de clases, ni ha desaparecido, ni se ha suavizado, ni se ha ―invi-civilizado‖, por el contrario, se ha tornado más clara, más patente y más potente. De lo contrario, ¿qué sentido tiene incrementar a niveles sin precedente el dominio, represión y hegemonía sobre los explotados del mundo? ¿Qué sentido tendría para la burguesía sofisticar a niveles impensados sus técnicas y estrategias de dominación, si no es con el propósito de ―engañar‖ y ―distraer‖ ideológicamente a los explotados frente a una lucha cada vez más intensa, nítida y feroz?. ¿Qué sentido tendría para el sector de la burguesía triunfante extenuarse en la perpetuación de la derrota política sufrida por los explotados del mundo a partir del año 1973? En este marco, sostenemos que el capital ha corrido todas las fronteras que se le han opuesto a su expansión. Pero el hecho que la fracción de capital hegemónico se haya agigantado no significa que haya ―superado‖ o ―invisibilizado‖ a la lucha de clases, muy por el contrario, este se ha agigantado porque la lucha de clases se ha tornado un pandemonio cada vez más feroz e implacable. ¿O acaso olvidamos que el capital nace y se expande a partir de la explotación del trabajo?. En este mismo sentido, la verdadera euforia, deificación y casi mistificación con la que nuestros teóricos han analizado el fulminante desarrollo tecnológico de las últimas décadas, les ha hecho creer que por fin las molestas leyes de la lucha de clases han sido superadas, toda vez que la producción capitalista estaría funcionando cada vez más sobre la base de elementos y factores ajenos al trabajo humano. En este delirante discurso se llega ha hablar incluso de las ―fábricas del futuro‖ en las que la producción llega ha estar tan automatizada por robots y computadoras que el trabajo humano es desterrado. Sin embargo, cabe destacar que pronto estos delirios fueron decayendo pues la completa automatización nunca ha podio ser lograda, es más incluso la robotización ha tocado techo en su aplicación a la industria mostrando decepcionantes resultados, pues ni las computadoras ni los robots han sido capaces de resolver racionalmente procesos productivos que sólo la mente y trabajo humano logran resolver. Es más, en muchas plantas industriales, la robotización y cibernización ha tenido que retroceder para permitir el regreso del trabajo humano6. Es muy importante esta discusión, pues se ha tendido a explicar el acelerado desarrollo tecnológico en función de tautologías o verdaderas vueltas en círculos tales como ―la cultura‖, ―el clima‖, ―los servicios‖, ―el capital financiero‖, ―la búsqueda de comodidad‖, ―el espíritu egoísta del ser humano‖, entre otras ideas extravagantes. Sobre la base de este ―milagroso‖ desarrollo tecnológico se ha diseminado la idea de un capitalismo que ya no se funda en la producción, sino en el consumo, los servicios y la especulación financiera, prueba de ello, se afirma por ejemplo en el Tercer Manifiesto de Historiadores, los salarios habrían sido reemplazados por la línea de créditos y la lucha de clases habría sido opacada e invisibilizada por conflictos sociales interculturales y subjetivados. Nuevamente vemos cómo se confunde el ―ingreso‖ con el valor, y la forma con el fondo. No obstante, un estudio de la economía en general y de ―El Capital‖ en 6

Véase al respecto: Francisco Zapata: ―El trabajo en la nueva y vieja economía‖, Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México, 2001.


particular nos muestra que por más que nos empeñemos (como el renegado Kautsky) declarar muerta y enterrada a la ley del valor, en la historia ésta opera de forma inexorable. Toda la avalancha de mercancías ofrecidas en el comercio, es expresión viva de cómo el capital se esfuerza en revolucionar la producción de medios de producción de todos los sectores, ramas y áreas de la economía con el fin de bajar el valor de la fuerza de trabajo para, de este modo, incrementar la plusvalía en todas sus formas: absoluta, relativa y extraordinaria. Peor aún, el incremento mismo de tecnología en las unidades productivas, ratifica aquella plusvalía extraordinaria que se apropian las facciones hegemónicas del capital, transfiriendo valor a sus productos mediante la explotación de científicos y técnicos de alto nivel, engrosado por un creciente ejército de cerebros fugados desde las zonas subdesarrolladas a los centros del capital. Claro está que un equipo de ingenieros puede ser muy bien pagado, pero la cantidad de valor atrapado en un nuevo ―adelanto tecnológico‖ y que luego es trasladado a la producción es simplemente idílico. No en vano, la generalidad de los estudios sobre el desarrollo plantean que las industrias que un país debe afianzar para su desarrollo son las referidas a la alta tecnología. Es precisamente el desarrollo tecnológico, lo que lleva a la precarización de la fuerza de trabajo y a la lucha entre distintas fracciones del capital. Es más, la súper explotación ejecutada de este modo, puede darse el lujo de admitir como componente relevante el hecho de disminuir la masa de salarios a la vez que expande el consumo. Y lo hace mediante la expansión de nuevos y múltiples sistemas de crédito, cuestión que no solo permite disciplinar y mejorar el dominio sobre los explotados, sino que además posibilita incrementar tanto la súper explotación al trabajo como la ganancia arrebatada a otros sectores burgueses. De este modo se logra como objetivo central el control sobre los explotados, pero también se obtiene como propósito complementario la sumisión de bastos sectores de la burguesía y pequeño burguesía (por ejemplo las PYMES) a la hegemonía de los dueños de la tecnología, que al mismo tiempo son los dueños de las rentas diferencial y ricardiana extraída a los recursos naturales, y que actúan simultáneamente como los mismos propietarios del comercio y del sistema financiero internacional. No es posible explicar ninguno de los hechos anteriores si no es mediante la teoría del valor. Por otro lado, si bien es cierto es absolutamente evidente la explosión de conflictos sociales con un marcado carácter subjetivo, esto no significa que este tipo de conflictos este reemplazando o desplazando a la lucha de clases. Mejor dicho, las explosiones de conflictos subjetivados se inscriben en la expansión de la lucha de clases, porque esta crece proporcionalmente a la expansión del capital, cuya base material fundamental es la contradicción con el factor trabajo complementado también con las tensiones de los recursos naturales. Si el capital prospera y se engrandece derribando y ampliando fronteras, la lucha de clases avanza y avanza ocupando, colonizando y creando nuevos y distintos campos de batalla, donde por cierto, la dimensión subjetiva es una de las órbitas en que opera. En este sentido, conviene precisar que un mayor incremento en la lucha de clases no es directamente proporcional a una mayor claridad o empuje político de los explotados. En tanto lucha, el capital ha logrado en los últimos 35 años ganar batallas importantes sometiendo y dominando a los explotados. Pero esto no quiere decir que el movimiento histórico ya no provenga del campo de la lucha de clases, o que el cambio histórico no vaya a ser protagonizado por los explotados, o que estos en su rol hayan sido reemplazado por la ―ciudadanía‖, ―los rebeldes de siempre‖, ―los demócratas de verdad‖ o las ―organizaciones sociales‖ sin dirección política o autónomas respecto de lo político. Creemos que este tipo de tesis no solo son especulaciones provenientes del aula académica sin ningún tipo de respaldo político práctico, sino que además exagera al elevar y proyectar ciertas tendencias propias del momento histórico al nivel de caracterización y ley del movimiento histórico general del capitalismo. Es más, las consecuencias políticas de este tipo no se sostienen bajo el rigor de la Historia. A la luz de todos los períodos universales de carácter prerrevolucionario, tal como la Unidad Popular en


Chile, la lucha de clases no fue definida (ni tampoco lo será) por la existencia de más o menos ―demócratas de verdad‖, la escasez o abundancia de corazones rebeldes, o la ilusoria existencia de aquellos neutros e indefinidos ―ciudadanos‖ y sus ―organizaciones autónomas de lo político‖. No. Por lo menos en el Chile de los últimos 40 años, de cada clase emanaron diversos proyectos políticos. Finalmente el proyecto que se impuso, no lo hizo por una cuestión de ―innovación histórica‖, ni por un ingenioso y entretenido ―contra-ardid‖ que rompiera con los clásicos medios y métodos de la lucha política. El proyecto político triunfante lo hizo porque siguió las leyes de la lucha de clases. Lograron acumular fuerza y poder. Implementaron su proyecto con una brutal y ―antidemocrática‖ dictadura de clases (que nos pesa hasta hoy). Consiguieron hegemonizar ideológicamente a la sociedad. Conquistaron una gran mayoría social en torno a ideas muy simples y directas que se enquistaron hasta hoy en el sentido común de la sociedad en general y de nuestra clase en particular. Aquilataron una buena línea de retaguardia que les auxiliaría en momentos de desgaste. En definitiva, lograron lo que en el Manifiesto Comunista ya se exponía como criterio de una lucha de clases exitosa: la institucionalización de la violencia como definición última del proceso de cambio histórico. Claro que nosotros como explotados queríamos transformar y revolucionar la sociedad, pero en la lucha de clases nos presentamos divididos, sin una dirección política hegemónica, que además hizo gala de grandes dotes de indecisión para enfrentar la reacción violenta y brutal de las clases dominantes. No fuimos capaces de construir mayoría en torno a ideas simples y directas. Además de esta falta de homogeneidad ideológica, tampoco tuvimos consenso respecto al papel de la violencia y el sentido general del proceso. Hoy a 35 años de aquella derrota, seguimos entrampados en la discusión que nos llevo al desastre aplastante del 73. Nos distraemos con eufemismos que son presentados como las grandes innovaciones que reemplazaran a las formas ―viejas y gastadas‖ de las revoluciones clásicas. Mientras esto ocurre, la clase triunfante sigue incrementando su dominio con las mismas y clásicas formas y leyes (―viejas y gastadas‖ para algunos) de la lucha de clases y que nosotros no queremos asumir.7 Es en este contexto de ideas hegemónicas en el mundo progresista de las ciencias sociales, que escribo este libro, como forma de avanzar en el desafío a la supremacía ideológica antes descrita y como aporte a la elaboración metodológica y cognoscitiva para un proyecto de clases con posibilidades históricas de ser implementado.

EL PROBLEMA DEL DESARROLLO: ¿PROYECTO PAÍS O PROYECTO DE CLASES?

“El Estudio de la historia económica moderna de Chile despierta por lo general un sentimiento de gran interés y, al mismo tiempo, de tristeza; de interés, porque durante los últimos 50 años Chile ha sido una especie de laboratorio social donde se han probado casi todos los tipos posibles de política económica; de tristeza, porque en gran medida todos esos experimentos han terminado en el fracaso.”8 En el contexto de las crisis económicas y financieras que ha afectado a la mayoría de los países del mundo, el modelo económico neoliberal muestra en todos su flancos una serie de debilidades estructurales que hacen cobrar actualidad las clásicas discusiones sobre el desarrollo económico 7

Al respecto seria conveniente debatir las ―innovaciones‖ que presentan algunos a la luz de la teoría y práctica de la guerra. El ejercicio debe comenzar considerando un eje fundamental, Kart Von Clausewitz, ―De la Guerra‖, disponible en formato digital en www.Librodot.com, año 2002. 8 ―Monetarismo y liberalización. El experimento chileno‖, Sebastián Edwards y Alejandra Cox, Fondo de Cultura Económica, primera edición, México 1992, Pág. 17.


social chileno alentadas por publicaciones como ―NUESTRA INFERIORIDAD ECONÓMICA‖ (1911) de Francisco Antonio Encina, y ―CHILE UN CASO DEDESARROLLO FRUSTRADO‖ (1959) de Aníbal Pinto Santa Cruz. El hecho de que Chile haya quedado rezagado con relación a países que en la década del cincuenta tenían un PGB per capita similar, invitan al estudio y reflexión.9 Sin embargo, bajo el dominio de la ideología neoliberal refinada con las estrategias políticas de consenso y olvido de la década de los noventa, los estudios sobre el desarrollo quedaron relegados al pasado como parte de los temas ―políticos‖ que ―dividían‖ al país y a la sociedad. Los estudios sobre las políticas de desarrollo que florecieron durante las décadas del cincuenta y sesenta recibieron un fuerte impacto con el Golpe de Estado de 1973, pues se concluyo que los principales problemas del desarrollo se inscribían (e inscriben) en la dimensión política. La implicancia central de esta constatación era (y es) la ineludible tarea histórica de hacer cambios estructurales mediante la revolución. No obstante, a mediados de los setenta, la creciente ofensiva teórica de la economía neoclásica hacia todas sus contrapartes significo que en buena medida tanto las teorías del desarrollo de los estructuralistas como las críticas de la teoría de la dependencia entraran en duda consigo mismas. Así el camino estaba abonado para el predominio de las políticas neoliberales. La Historia se encargaría de aportar el material con el cual se aprovecharía de enterrar las discusiones sobre el desarrollo: golpes de Estado, crisis en los socialismos, crisis de los Estado Benefactores, crisis de las políticas de industrialización, globalización de los mercados y cambios en la fisonomía de la producción y el capital.10 Pero, los problemas económicos y sociales de gran parte de la humanidad no sólo no han sido resueltos sino que se han agudizado. El desempleo, la destrucción medio ambiental, el exterminio físico sobre etnias y sociedades completas, la explotación, masivos procesos de embrutecimiento social paridos por la drogadicción y la teleadicción, la crisis de los sistemas de salud, educación, vivienda y seguridad social, la hambruna de al menos un sexto de la población mundial, las enfermedades y la degradación cultural, las crisis energéticas, económicas y alimenticias, el caos climático mundial; todo esto envuelto en el contexto de un basto proceso de empobrecimiento y precarización de la inmensa mayoría versus la concentración y aumento sin precedente del capital y la riqueza en manos de la minoría, no han hecho otra cosa más que poner en duda la capacidad del sistema capitalista para resolver los problemas de la Humanidad. Es en esta perspectiva que cobra 9

Al respecto véase especialmente la introducción y el capítulo uno de: ―Trayectorias divergentes. Comparación de un siglo de desarrollo económico latinoamericano y escandinavo‖, Magnus Blömstrom y Patricio Meller, CIEPLAN-HACHETTE, primera edición, Santiago 1990. Según estos autores Chile en 1950, tenía un PGB per capita de 2.536 dólares a precios de 1980, mientras que Finlandia tenía un PGB per capita de 2.758, Noruega 3.802, Suecia 3.980, y Dinamarca 4.241. Por su parte en 1985, las cifras hablan por sí solas: Chile tenia un PGB per capita de 3.486, Dinamarca 10.884, Finlandia 9.232, Noruega 12.623, y Suecia 9.904 (todas cifras expresadas en dólares a precios de 1980). Según estos autores las causas de esta abismante distancia se debe a factores institucionales que han favorecido la diversificación y el aumento de la producción y las exportaciones. De este modo, mientras Chile tuvo que asumir la terrible oposición de los terratenientes y asociados para poder implementar la reforma agraria, mientras en los países escandinavos ésta estaba llegando a su término hacia finales del siglo XIX, hecho que significo aumentar la demanda para el mercado interno, la base productora y la acumulación de capitales. Además se deben considerar los altos niveles de educación masivos conseguidos en el siglo XIX, mientras en Chile la mayoría de la población era analfabeta. Otro factor importante fue el hecho de que los países escandinavos implementaran un proceso de industrialización basado en la explotación de las ventajas comparativas que les proporcionaban sus recursos naturales, Chile implementaba una industrialización sustitutiva de importaciones divorciada del aprovechamiento de las ventajas comparativas al punto que muchos críticos llegaron a denunciar el hecho de que la industrialización dependiese de la exportación de recursos naturales, aumentando por este camino la dependencia del país respecto de la exportación de materias primas pese a la existencia de un proceso industrializador. Otros aspectos que influyeron en esta diferencia fueron: la política comercial e industrial, la tecnología y el capital extranjero, y el papel del Estado Benefactor en la sociedad y la política. 10 Al respecto véase los artículos de Cristóbal Kay: ―Neoliberalismo y estructuralismo. Regreso al futuro‖ en la revista MEMORIA, Nº117, noviembre de 1998, México. También ver: ―Estructuralismo y teoría de la dependencia en el periodo neoliberal‖, en la revista Nueva Sociedad Nº113, 1991.


relevancia y vigencia el tema del desarrollo económico social de Chile. Considérese por ejemplo que el sostén del modelo neoliberal descansa en el dinamismo de la economía mundial y su demanda por cobre proveniente especialmente de China, India y Brasil. Es decir, el éxito del modelo no se debe a méritos propios de factores endógenos, sino más bien exógenos. Pero este crecimiento de la economía mundial descansa en la pauperización y deterioro de las condiciones y derechos sociales de los trabajadores. Así el 1% más rico del mundo es dueño del 40% del capital mundial, mientras que el 50% de la población mundial sólo es propietaria del 1% del capital global. Esto se manifiesta en el hecho que 65 millones de personas reúnen entre sí 40 veces más de ingreso que 3.250 millones de personas. O para ponerlo en lenguaje de Forbes, 946 personas reúnen entre sí 3,5 billones de dólares. Cabe destacar que esta concentración de ingresos y capitales es paralela a la disminución de la masa total de salarios en el PIB mundial11. Desde el punto de vista de la historia económica chilena comprendida entre el estancamiento del crecimiento económico con crisis inflacionaria de la primera mitad de la década del cincuenta y la crisis económica mundial iniciada el 2007, los problemas del desarrollo económico chileno han sido más o menos recurrentes. Sin embargo, la literatura difiere profundamente acerca de las implicancias políticas de dichos problemas, pudiéndose observar dos grandes líneas teóricas que interpretan el desarrollo. Por un lado, están los que sostienen que el desarrollo tiene un carácter de clase en el sentido de que las formas de organizar un país y las relaciones sociales que se correspondan con ese tipo de organización responden a un proyecto de clase concreto e histórico. De esta tesis se desprende que, si el desarrollo tiene un carácter de clase, éste no puede darse para las mayorías postergadas si no es por medio de una gran lucha político social que cambie las relaciones sociales emanadas del sistema. En el caso de Chile y los países latinoamericanos, estas relaciones sociales se explican por un orden mundial del capital que impone una división internacional del trabajo en un esquema de subordinación a los grandes centros dinámicos de desarrollo capitalista, que es funcional simultáneamente a la clase dominante del país periférico y a los intereses de la clase dominante de los países centrales. En consecuencia, en esta concepción si se ha de definir el desarrollo, primero deberá definirse el proyecto de clase en juego para luego construir dicho proyecto en el plano histórico, poniendo en acción una gran energía social y política. Es decir, en esta concepción, el desarrollo implica por lo menos en el corto y mediano plazo, grandes cambios sociales y luchas políticas, que bien podrían llevar a fuertes inestabilidades en el sistema12. En este sentido se puede afirmar que en realidad las economías periféricas nunca lograrán desarrollarse, pues lo único que se desarrolla es la economía mundial capitalista, donde las clases dominantes de los países subdesarrollados han generado relaciones y estructuras definidas por el criterio de obtención de una mayor participación en las ganancias de la economía mundo. En esta concepción, es imposible hablar de desarrollo para una economía periférica, por lo que la única forma de romper con esta situación seria mediante una gran revolución mundial que sustraiga a la economía periférica de la dominación a la que está sometida por parte de la economía internacional13. Por otro lado, existe una línea teórica que concibe al desarrollo como la realización de ciertas metas tendientes a modernizar la estructura social, política y económica de un país, de modo de ―alcanzar‖ 11

―Chile en el período de las Vacas Gordas‖, Hugo Fazio, CENDA, Santiago, abril de 2007. Esta es la tesis manejada por F. H. Cardoso y E. Faletto en ―Dependencia y Desarrollo en América Latina‖, siglo XXI editores, Santiago de Chile 1971. A juicio de estos autores el desarrollo debe entenderse como una disminución de los grados de dependencia por medio de una creciente autonomización de las economías periféricas respecto de las economías centrales. 13 Este tipo de planteamiento puede ser encontrado en I. Wallerstein en un reciente artículo titulado ―La reestructuración capitalista y el sistema mundo‖, Conferencia magistral en el XXº Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, México 2 al 6 de octubre de 1995.También puede verse el pensamiento de Samir Amín y Gunder Frank: ―La acumulación en escala mundial‖, en revista Economía y Sociedad (CESO/PLA), Nº1, Santiago de Chile, enero-marzo 1972. y ―Sobre el subdesarrollo capitalista‖, Editorial Anagrama, primera edición, Barcelona 1977, respectivamente. 12


los estándares de vida de los países ―avanzados‖ o ―desarrollados‖. Esta línea sostiene que el desarrollo de un país está determinado por las estructuras o instituciones, las que más que estar definidas por una cuestión de clase (sin desconocer que pudiesen ser funcionales a una clase social en particular), están caracterizadas por las políticas de modernización tendientes a resolver ciertas tensiones, que en el caso particular de Chile habría implicado un desequilibrio entre lo sociopolítico y lo económico. En esta línea, el desarrollo se concibe a condición que se dé una directa relación entre estabilidad del sistema socio político y un mayor crecimiento económico. Por consiguiente, las políticas económicas deben estar encaminadas a lograr la ―modernidad‖, sin perjuicio que para lograr modernizar las estructuras se requiera de movimientos políticos que pugnen por las reformas modernizadoras14. En la misma línea se puede apreciar un énfasis al relacionar las causas del subdesarrollo con una ―injusta división internacional del trabajo‖, cuya dinámica refuerza la permanencia de los países periféricos como exportadores de materias primas, en circunstancias que los países ―centrales‖ se especializarían en la producción con nuevas tecnologías. La brecha entre ambos países puede ser enfrentada mediante un cúmulo de reformas que modifiquen las estructuras funcionales a dicha división internacional del trabajo, de modo de alcanzar un crecimiento económico dinámico y un desarrollo social estable15. En este sentido se sobreestima la importancia de la división internacional del trabajo y se hace abstracción deliberada o no se llega a dilucidar los componentes de clase inherentes al sistema capitalista mundial. En este punto cabe hacer mención de la ―esperanza‖ que algunos teóricos abrigan con la globalización. Sostienen teorías con un marcado carácter idealista. Se cree que la globalización y el desarrollo tecnológico digital que trajo aparejado, genero un escenario mundial en el que todos los países están en igualdad de condiciones para competir entre sí en el comercio mundial, y de este modo maximizarían sus ganancias, cada cual con sus respectivas ventajas comparativas. Con la globalización se acabo la diferencia entre países desarrollados y subdesarrollados. En adelante ya no cabría la brecha tecnológica entre países para explicar el atraso.16 Sin embargo, como estos supuestos se han mostrado falsos, no faltan los gritos desesperados para tratar de hacer funcionar la globalización y lograr la tan ansiada cosecha que prometería el capitalismo y sus acuerdos de libre comercio17. Situados en esta problemática algunos sostienen que el hecho de que los distintos diagnósticos y análisis económicos se hayan ―ideologizado‖, tomando un carácter antagónico, habría debilitado sus bases científicas, sobre todo en el contexto de la crisis socio económica de los años sesenta y setenta18. Sin embargo, no podemos dejar de advertir que es un problema histórico candente el hecho que precisamente el modelo económico que ha tenido las mayores proyecciones históricas por sus ―consecuencias modernizadoras para el capitalismo chileno e internacional‖ es precisamente el modelo económico neoliberal, único modelo que ha asumido sin tapujos su carácter de clase y que, aún cuando se haya desligado de la dictadura militar, sigue expandiéndose y consolidando, pese a la realización de elecciones cada cierto tiempo en un contexto de rápido e ―importante‖ crecimiento económico19. Dicho de otro modo, la fortaleza del modelo neoliberal reside en su imposición por la fuerza a la vez que declara abiertamente su carácter de clases. Con esto rompió 14

Véase al respecto Aníbal Pinto en ―Tres ensayos sobre Chile y América Latina‖, Ediciones Solar, Buenos Aires, 1971 Véase al respecto a Raúl Prebisch en su ―Estudio económico de América Latina 1949‖, Naciones Unidas, Nueva York, 1949. 16 ―La Tierra es Plana: Breve historia del mundo globalizado del siglo XXI‖, Thomas Friedman, Ediciones Martínez de Roca S.A, 2005 17 ―¿Cómo hacer que funcione la globalización?‖, Joseph Stiglitz, Taurus 2006 18 Es la opinión de Alejandro Foxley en: ―Opciones para la política posautoritaria‖, en ―Democracia, desarrollo y el arte de traspasar fronteras‖, de A. Foxley, M. S. McPherson y Guillermo O´Donnell (compiladores), Fondo de Cultura Económica, primera edición, México 1989. Véase especialmente la primera y segunda parte. 19 Al respecto ver. ―Chile Actual, anatomía de un mito‖, de Tomás Moulian, ediciones LOM, décima novena edición, Santiago, marzo de 1998. 15


las limitantes ideológicas, morales, políticas e históricas que le ataban. Pero además su fortaleza radica en que fue capaz de lograr un alto grado de hegemonía y consenso político entre las distintas facciones del capital e incluso sobre el resto de las clases sociales. Ciertamente que el mérito lo tienen la convicción, la fuerza y la voluntad de llevar adelante el proyecto, apabullando y sometiendo al resto de la sociedad tras él. A nuestro juicio, esto es quizás el valor histórico más distintivo del neoliberalismo chileno. Invirtiendo los términos, nuestros neoliberales chilenos dieron cátedra de leninismo a Chile y el mundo. Aplicaron con magistral pericia los términos de la guerra de clases y triunfaron. Y sin embargo, bajo los mismos principios de la lucha de clases, el modelo neoliberal y el sistema capitalista en su conjunto deben ser superados y reemplazados. En su desarrollo, el capitalismo chileno ha tejido tantas contradicciones que no cabe otra alternativa más que su superación. En consecuencia en este trabajo sostenemos que no se puede hablar de desarrollo económico social sin referirlo a un proyecto de clase concreto e histórico, toda vez que el concepto mismo hace alusión a una forma de organización y relación ―específica‖ para enfrentar los desafíos que a cada clase social le parecen afectar. No obstante, debe destacarse que en la discusión sobre el desarrollo han prevalecido dos enfoques: por un lado, el ―nacionalismo económico‖ casi moralizante, definido como una reacción contra los valores y practicas de una oligarquía agiotista comprometida con el capital extranjero y poco sensible a los requerimientos de la ―nación‖. Por otro lado, se debe considerar la enorme y absorbente presencia del ―populismo‖ que esconde los intereses de clase tras los conceptos de integración política de todas las clases sociales fundidas en un solo sujeto: el pueblo. Este enfoque populista concibe como principal contradicción histórica la tensión existente entre autoritarismo y democracia o, entre pueblo y oligarquía. En esta perspectiva los temas del desarrollo tienen su expresión más sofisticada en los análisis altamente técnicos, abstractos y neutros de los estructuralistas cepalianos, que pese a reconocer los enormes problemas políticos del modelo de desarrollo sustitutivo, insistían en que la ―modernización‖ y ―democratización‖ del país exigían ampliar y mejorar la ―base económica‖ con el fin de asegurar el ―progreso‖. Todo esto como si la relación entre modernidad y estructura económica fuesen parte de un concepto pluripartidista y pluriclasista compartida (valga la redundancia) por todas las clases sociales. Si así hubiese sido, ¿por qué el modelo de sustitución de importaciones entró en crisis?, ¿por qué la política y la sociedad se polarizo tanto en las décadas del sesenta y setenta?, ¿por qué los distintos sectores políticos y sociales no se pusieron de acuerdo para sortear la crisis que afectaba al modelo?. En fin, el enfoque populista del desarrollo quizás haya sido una de los impedimentos para enfrentar de una manera más decidida los problemas económicos del período previo al golpe de Estado de 1973. De otro lado, también cabe considerar el hecho que en este país hay un sin número de problemas que no han quedado resuelto, como por ejemplo, cuál es la relación entre cada uno de los componentes del desarrollo histórico20, a saber: bancos21, Estado22, clases sociales, tecnología, 20

Con esto me refiero a que Chile es un país atrasado sobre todo si siguiendo a Gerschenkron en el país no se ha desarrollado una economía sustentada en el desarrollo científico tecnológico de su industria y en la capacidad para aumentar la formación de capital en forma sustentable. Al respecto ver: ―Atraso económico e industrialización‖, Ariel Barcelona 1970. 21 El papel de los bancos en el desarrollo nacional no ha sido debidamente tratado por estudios históricos más profundos, sobre todo no se ha resuelto el problema histórico referido al real aporte de los bancos al desarrollo de los sectores productivos industriales del país. Al parecer los bancos nacionales han estado más ligados a las actividades de comercio y financiamiento de los flujos y actividades internacionales. Para una mayor problematización de este aspecto introducirse en: ―Los bancos e instituciones financieras en la historia económica de Chile 1811-1983‖, de Roberto Behrens F., Tesis de Ingeniería Comercial, Escuela de Economía, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1985, 2 Vols. También ver: ―Los bancos extranjeros en Chile: 1889-1971‖, H. Aránguiz D. En revista Historia Nº27, 1983, de la Universidad Católica de Chile


proyecto e ideología. Ciertamente el cómo se organizan estos elementos está en directa relación con la discusión en torno al proyecto de país que se imaginan las clases y las tendencias y dinámicas que adquiere la economía internacional (a este respecto es persistente la opinión de que para asegurar el desarrollo se requiere un crecimiento económico constante y un real mejoramiento cualitativamente superior de la calidad de vida de la sociedad amén de una superior distribución de la riqueza.23). En este último sentido, la discusión parece aceptar como una realidad el hecho que el sistema económico que predominara en el siglo XXI es el sistema capitalista24 (no obstante, esta sociedad capitalista se enfrenta a problemas tan graves que su paso a una sociedad distinta al capitalismo no sólo será deseable sino que una necesidad de vida del propio ser humano). Para algunos esta sociedad avanza hacia un estado ―pos industrial‖25 a medida en que el sistema funcione más sobre la base de la masificación de los sectores servicios y de alta tecnología del sector industrial. Sin 22

Desde un punto de vista general, quizás el teórico que ha dedicado más tiempo a estudiar el papel del Estado en la dinámica socio económica es el socialdemócrata sueco Gunnar Myrdal en su libro ―Teoría económica y regiones subdesarrolladas‖, Fondo Cultura Económica, quinta reimpresión, México 1979, (primera edición en inglés 1957), quién sostiene que el Estado Moderno, por su naturaleza es el único capaz de refrenar las injusticias sociales mediante una decidida intervención en la economía. La base de esta argumentación es que la teoría del comercio internacional está absolutamente superada frente a los requerimientos del desarrollo económico social. En este sentido Myrdal plantea su principio de ―causación circular acumulativa‖ del cambio social, es decir la teorización de la única respuesta capaz de resolver el desarrollo, a saber la acción política estatal y gubernamental, en tanto se busquen la igualdad como reacción a la desigualdad acumulada durante años. Esta acción política nace como una fuerza social que se articula en una organización (el Estado) capaz de hacer grandes reformas estructurales en la matriz de la desigualdad: el mercado. Estas reformas podrían ser implementadas mediante la planificación del esfuerzo social. 23 Como diría Lester Thurow en ―La guerra del siglo XXI. La batalla económica que se avecina entre Japón, Europa y Estados Unidos‖, Javier Vergara editor, 1992, para alcanzar el desarrollo se requiere un siglo de crecimiento económico anual al tres por ciento o algo mejor. Para lograr este objetivo en un contexto de feroz competencia internacional (esta competencia se da entre bloques económicos dirigidos por Estados Unidos, Alemania y Japón), se debe desarrollar las ―siete industrias‖: microtecnología, biotecnología, la industria de materiales, las telecomunicaciones, la aviación civil, la robótica y herramientas, los computadores y software. La pregunta que habría que hacerse es si Chile está encaminado a desarrollar estas áreas estratégicas. Al parecer las opciones estratégicas de Chile son otras: o sigue especializando en la explotación y exportación de ventajas comparativas (que hasta el momento se componen básicamente por materias primas), o se convierte en un simple pasadizo de los flujos comerciales y financieros del mundo. 24 En estos términos el problema a resolver sería qué tipo de modelo capitalista es más adecuado: Un sistema capitalista ―renano japonés‖ centrado en los valores comunitarios y solidarios, y en la obtención de ganancias a largo plazo, con una intervención económica estatal preponderante, con un desarrollo de sectores de alta tecnología y un sistema social ―redistribucionista‖ basado en la disciplina social y laboral de la población y la fuerza laboral identificada con su empresa, o, un sistema capitalista ―anglo sajón‖ cuyo énfasis en los valores individualistas y egoístas los llevaría a valorar más la obtención de ganancia a corto plazo, a desarrollar el sector ―financiero‖ como la punta de lanza de la economía tras lo cual debería subordinarse el sector ―productivo industrial‖, en un contexto de escasa o nula intervención económica estatal y con una población y fuerza laboral con precarios derechos sociales asegurados. Para un mayor análisis de este punto véase el libro de Michel Albert ―Capitalismo contra Capitalismo‖, Editorial Paidos, Buenos Aires, segunda reimpresión, 1993. 25 Daniel Bell, haciendo un ejercicio de prognosis social, en el sentido de abstraer los principios que servirán de límite para los futuros procesos sociales, sostiene que entre los años 2000 y 2020 aparecerá una sociedad caracterizada básicamente por un cambio radical en la estructura social (cuyas formas más visibles serán la cultura y el estilo de vida). Esta sociedad estaría caracterizada por el paso desde una economía productora de mercancías a una economía productora de servicios, la preeminencia de las clases profesionales y técnicos, la centralidad del crecimiento teórico como fuente de innovación y formulación de políticas, el control de la tecnología como base de un nuevo ordenamiento del sistema, la creación de nuevas tecnologías industriales. Bell, sostiene que esta sociedad avanzará en la línea de la equidad en el sentido de dar derechos y oportunidades a todos. La economía política de esta nueva sociedad indicaría que el mercado no sería el eje de las decisiones económicas, pues las decisiones fundamentales las tomaría la ―sociedad‖ (el ¿cómo? No es analizado mayormente por este autor), en el sentido de que el mercado funciona sobre la base de la oferta y la demanda para satisfacer la escasez de bienes (propio de una sociedad industrial) y la sociedad del futuro necesitará más del conocimiento que bienes industriales, para lo cual la participación, la interacción, la transacción, la planificación y la regulación serán los mecanismos de la toma de decisiones. Por último, en la nueva sociedad, el mayor tiempo dedicado a la producción no sería criterio de valorización como era en la sociedad industrial, sino que esta mayor valorización provendrá de un mayor tiempo libre para consumir. Al respecto véase. ―El advenimiento de la sociedad pos industrial‖, D. Bell, Alianza Editorial, primera reimpresión, Madrid 1986. La primera edición en inglés es de 1973, y el concepto de ―sociedad posindustrial‖ nace en 1962.


embargo, la ocurrencia de crisis económica cada vez más seguidas y profundas unido a procesos de acumulación de capitales extraordinariamente agudos y violentos hace que los idilios sobre la sociedad posindustrial zozobren en medio de gravísimas contradicciones creadas por el capitalismo. De este modo, son muchos los otros teóricos que se preguntan qué sistema reemplazará a la sociedad capitalista.26 Ciertamente que cualquier resolución de esta temática afectará a Chile por lo que deberemos hacer un análisis de los problemas económicos y parámetros en que se ha dado la discusión en torno al desarrollo económico social. LA DEFENSA DEL NEOLIBERALISMO Y SUS INTERROGANTES: Eugenio Tironi sostiene que Chile ha concluido el azaroso y difícil camino modernizador iniciado en la década del 70, agregando que el país ha entrado en un ciclo de posmodernidad cuyo despliegue sigue el modelo liberal modernizador similar al estadounidense. Es en este escenario que Tironi se muestra más cercano a una conducta eufórica y autocomplaciente en lugar de una visión más sosegada y crítica. ―El modelo liberal se caracteriza por una aguda focalización de las políticas públicas hacia los grupos más pobres de la población, lo que se contrapone con los otros modelos –socialdemócrata y corporativista-, que tienden a asegurar un “mínimo” de bienestar a toda la población. Adicionalmente, impera una baja regulación del mercado de trabajo, alta flexibilización, baja protección al empleo y escasa sindicalización. En términos generales, es un modelo que deja al mercado el rol primordial en la absorción de los riesgos y la provisión de estándares de bienestar en campos como la salud, la educación, la vivienda, la previsión, la seguridad, etc. y se deja menor espacio al mercado como eje articulador de riesgos. EE.UU. sería el paradigma del modelo liberal.‖27 Recalcando los conceptos ―aguda focalización‖, ―baja regulación‖ y ―baja protección‖ tenemos las principales características del virtuoso modelo que en un lapso de 10 años habría puesto a Chile en el umbral de una sociedad posmoderna. El significado de estos binomios de palabras se sintetizan en la ―privatización de riesgos‖, es decir los costos de pensiones, salud, educación, vivienda son absorbidos directamente por los individuos en una gran constelación llamada mercado. Como consecuencia, nuestro estilo de vida se parece cada vez más al único modelo de sociedad que,

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Por ejemplo, Robert Heilbroner en su libro ―El capitalismo del siglo XXI‖ Ediciones Península, Primera edición Barcelona 1996, sostiene que el capitalismo se enfrenta a dos graves problemas: Por un lado, la catástrofe ecológica y sus secuelas de efecto invernadero. Por otro lado, las fuerzas destructivas de la internacionalización del capital que afecta con particular fuerza a las naciones más pobres. Para enfrentar ambos problemas, Heilbroner sostiene que son las soluciones políticas, es decir las acciones y decisiones de los Gobiernos, los que podrán poner coto a estas tendencias. No obstante, a largo plazo, la acción del Gobierno es insustancial, por lo que será necesario pensar en una sociedad poscapitalista de carácter participativa que mediante el debate y la votación tome las decisiones económicas por sobre los mecanismos del mercado. En el mismo sentido, Ramón Tamames, en su libro ―Ecología y desarrollo sostenible. La polémica sobre los límites del crecimiento‖, Alianza Editorial, sexta edición revisada, Madrid 1995, sostiene que la viabilidad del capitalismo estará en resolver dos problemas, a saber, por un lado, un crecimiento económico sustentable en el marco del respeto y regeneración de la ecología, por otro lado, la capacidad de dar un desarrollo humano amplio a los bastos sectores pobres de la población. Una respuesta deberá aclarar para qué se quiere el crecimiento económico, sobre todo cuando sus límites: el crecimiento demográfico acelerado (para lo cuál se ha propuesto el ―crecimiento cero‖, es decir una medida al estilo Malthus de control del crecimiento demográfico para evitar una hambruna, es decir, frenando el crecimiento demográfico hasta ponerlo a cero para luego hacer una redistribución internacional de renta), el agotamiento progresivo de los recursos no renovables, la contaminación, el deterioro de la calidad de vida, la depredación y degradación medio ambiental, las tendencias caóticas del capital, etc. Tamames piensa que la resolución de todos estos problemas requerirá ponerse de acuerdo en los valores que llevan al ser humano hacia una real felicidad. 27 ―Cuánto y Cómo cambiamos los chilenos. Balance de una década‖, E. Tironi, O. Larragaña, E. Valenzuela, D. Bravo, B. Teitelboim, V. Gubbins. INE, primera edición, Santiago de Chile, noviembre de 2003, Pág. 64.


sociológica e históricamente, se ha posicionado como ejemplo de superioridad civilizatoria y arquetipo de resolución de los problemas de la humanidad, a saber la sociedad estadounidense. Pero, la clave para que el mercado haya funcionado tan bien se debe fundamentalmente al rol subsidiario del Estado. Se configura así un circuito virtuoso entre un mercado que expande sus fronteras y un Estado más atomizado en sus responsabilidades sociales. Siguiendo a Tironi lo anterior no es una hipótesis, es un dato objetivo cuya lectura cuantificable ha registrado el Censo de 2002. Considérese por ejemplo, afirma Tironi, que el número de vivienda entre los censos de 1992 y 2002 aumentaron en un 25%, que en el mismo período disminuyo la densidad de personas por vivienda de 5 a 4, que un 73% de chilenos vive en viviendas propias, que en un 80% de hogares existen comodidades antes prohibitivas por su costo tales como electricidad, agua potable, alcantarillado, ducha, combustible domiciliario, teléfonos, vehículos, lavadoras, televisor color y cocina. Desde esta perspectiva los chilenos nos habríamos convertido en una de sociedad de propietarios, que cuan pequeño burguesía sostiene a una sociedad cuya principal revolución ha estado en el plano del consumo mercantil, produciéndose algo así como una ―redistribución silenciosa‖. Silenciosa, por que el mercado habría hecho efectiva en forma discreta un discurso igualitario largamente pregonado desde el Estado sin mayores resultados. Es esta equilibrada formula la que por ejemplo ha permitido que la escolaridad intercensal promedio de los chilenos haya pasado desde 7 a 9 años. Que la cobertura en educación básica sea casi del 100%, que la cobertura en educación superior sea de 50%. Todo lo cual significa que hoy los chilenos tienen una sociedad con un alto capital humano, es decir una sociedad con trabajadores mediana o altamente calificados para los desafíos laborales del mundo contemporáneo. En fin, esta es una sociedad construida sobre el trabajo, pero no bajo las antiguas formas sino bajo tipos de trabajo propios de la posmodernidad. Así se comprende que hoy más del 50% de la población nacional corresponda a personas en edad de trabajar y de la cuál la casi totalidad se encuentre ocupada o buscando empleo. Claro que este notable cambio no se hubiese producido sin la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Pero, si antiguamente la mano de obra se ocupaba en la industria, hoy lo hace en los sectores financiero y comercial, produciéndose algo muy distintivo de las sociedades pos-industriales, la ―terciarización‖ de la mano de obra. Sin embargo, la cualidad de la modernización producida bajo criterios de mercados estaría en la alta inclusión social lograda. Y esto sería así porque, según Tironi, en este tipo de modelos de sociedad ―los más atrasados avanzan más‖. La evidencia así lo indicaría. De este modo si comparamos las estadísticas de la década del 90 con los números de la década del 2000 verificaríamos un verdadero derrumbe de la pobreza, pasando de un 40% a apenas un 13% del total. En consecuencia, hoy más chilenos son dueños de un patrimonio material, cuestión impensada durante décadas pasadas. Es esta misma condición la que permite explicar procesos como la disminución de la movilidad residencial, la finalización de los grandes movimientos migratorios campo-ciudad, el encumbramiento sin precedentes de las tasas de urbanización, así como grandes niveles de movilidad educacional, la progresiva configuración de cada vez mayores hogares unipersonales de composición básicamente masculina que reemplaza progresivamente a la familia nuclear biparental. En consecuencia, eclipsada la base material productivista del ciclo modernizador anterior, se anuncia y expande una nueva base material caracterizada por una lógica económica tercerizada y consumista.


En palabras del presidente Ricardo Lagos en este nuevo ciclo “las familias más pobres son las que más se han beneficiado de este progreso”, progreso resultante sin ninguna duda de “nuestra capacidad de crecimiento económico” en primerísimo lugar y bueno posteriormente ―políticas pro equidad‖ focalizada en segmentos y grupos bien precisos. “Lo fundamental es que estamos en presencia de otro Chile…..que no sólo vive mejor, sino con menos exclusión y más integración‖28. Desde el punto de vista político este otro Chile significo implementar un ―proceso de transición a la democracia‖ que por sus riesgos fue similar al acto de desarticulación de una tremenda bomba a punto de explotar con la posibilidad cierta de destrozar a sus manipuladores, u operadores. Y esto debería haber sido así porque a juicio de Tironi la principal contradicción política del período era la lucha entre democracia y autoritarismo. En este proceso había que conectar ―correctamente‖ los circuitos que unen mercado y democracia. La condición sine qua non de tal empresa fue ―la estabilidad en las instituciones y la convivencia política‖ y la renuncia por parte del gobierno a poseer medios de comunicación. En este ejercicio de construcción política, uno de los aspectos sensibles era ―el problema‖ de los derechos humanos. Tema ligado con otro aspecto, tanto o más problemático, a saber la existencia de ―grupos armados‖ con fuerte apoyo político. Y no obstante, lo delicado de la situación, con la negociación y el consenso, el sistema político resistió y se expandió. Así pudieron lograrse dos objetivos políticos específicos fundamentales: la gobernabilidad y la legitimidad social. El manantial para nutrir de sustancia ambos ejes fue el acceso explosivo, masivo y con amplios límites al consumo y el crédito ofrecido por el mercado y las instituciones financieras amén de la sofisticación de nuevos patrones de comportamientos individuales y colectivos marcadamente egoístas, individualistas y no comunitarios. ¿Qué sistema político era el más adecuado para este proyecto?. Desde luego, se exigía la ausencia de soberanía popular. Para ello el bipartidismo de alta homogeneidad ideológica al estilo anglosajón se alzo como el mejor esquema de exclusión socio política expresado en el famoso sistema electoral binominal, cuya quinta esencia es convertir en minoría a cualquier mayoría electoral. Vale decir, un sistema basado en el principio del empate como el binominal, posibilitó que la derecha y la Concertación tuviesen una representatividad parlamentaria similar, pese a que la Concertación ganaba todas las elecciones con un margen de votos fluctuante entre el 10 y 20 % sobre la derecha. Se subsidia así a una derecha minoritaria, que no sólo recibe los beneficios del binominalismo sino también los réditos que origina el control ideológico que suponen el monopolio de los medios de comunicación, servidos en bandejas de muchos dólares por parte de la llamada centro izquierda a su socia la derecha. Sin embargo, Tironi advierte ciertos síntomas de desgaste y fatiga. El hecho que los vínculos comunitarios se hallan debilitado, que la apatía política haya crecido, que la desigualdad social haya aumentado abismantemente, son procesos que pueden ser leídos como la necesidad que movería a ―perfeccionar‖ el sistema a fin de evitar una crisis mayor. Se generaría de este modo una especie de ―crisis sociológica‖, en tanto cuanto “Esta simplemente trataría de dar cuenta de la situación de una sociedad que renuncia a la expectativa de un Estado protector, que se adapta a las condiciones de la economía de mercado y que, de pronto, comprueba que la misma no cumple con su promesa tácita: asegurar crecimiento continuado, empleo estable, mayores ingresos y nuevas oportunidades de consumo, todo lo cual iba a permitir a cada uno hacerse cargo de sus propios asuntos en materias tales como educación, salud, previsión y hasta seguridad. La contracción del crecimiento por lo tanto, tuvo efectos que trascendieron lo estrictamente económico, especialmente para una clase media que no contaría –como antaño- ni con 28

Presentación del libro ―Cuánto y Cómo cambiamos los chilenos. Balance de una década‖, op. cit. Pág. 11


protección estatal ni con el apoyo de redes comunitarias, extinguidas a consecuencia de la individuación y competencia que acarreo la violenta modernización de los 90‖29 Tironi en un nuevo libro va más allá y comienza a hurgar en el futuro, el hacia donde vamos. "El Sueño Chileno"30 es un ensayo que describe los estados de ánimo de la sociedad bajo el neoliberalismo concertacionista: de la euforia a la depresión y de esta a un estado de expectación. ―El sueño de Chile‖ expresa los altibajos subjetivos del proceso de modernización. Tironi sostiene que la subjetividad de los noventa ha atravesado tres rupturas, a saber, desde el quiebre del orden burocrático tras el plebiscito del 88, a la crisis del orden autoritario, y la deslegitimación del orden oligárquico-conservador. Sin embargo, la sociedad en la economía de mercado ve con perplejidad y malestar las crecientes dificultades de los individuos para maximizar sus intereses. Se fragua entonces una cuarta ruptura, esta vez con el orden mercantilista-individualista pues comienzan a extrañarse los vínculos comunitarios diluidos en este ―exitoso‖ y acelerado proceso modernizador. Pero que quede claro, la búsqueda de una alternativa tras este cuarto quiebre tiene por descartado de antemano cualquier ruptura revolucionaria del orden establecido, toda vez que lo que se busca es mejorar y no reemplazar el proceso de modernización en curso. El perfeccionamiento del proceso modernizador pasa por recuperar los ideales comunitarios. En definitiva, Chile es una sociedad cuya identidad está en crisis y cuyo proyecto país actualmente no es nítido ni claro. Chile necesita un nuevo mito refundacional que genere identidad colectiva. Esta nueva identidad debe sintetizar lo tremendamente norteamericanizado que nos pusimos en los noventa con la mística comunitaria de los años pasados. Y esto es así porque el año 1973 no sólo fue destruida la vertiente revolucionaria sino también pereció con ella un estilo de modernización socialdemócrata europea. En consecuencia, cualquier cambio acometido en el futuro no se centrara ni originará en los ámbitos económico productivos, sino en las dimensiones subjetiva de lo social y cultural. Y qué mejor expresión de esta crisis de subjetividades que la vivida en la educación. En el sistema educacional se vive una crisis de paradigmas pues los profesores han sido sordos y ciegos a la modernización vivida en Chile. En este sentido, si se ha de cautelar este proceso modernizador se debe cambiar la mentalidad y actitud de los profesores que aún sin quererlo transmiten sus frustraciones a los niños y jóvenes y con ello su sentimiento de rechazo a la modernización. En este sentido para Tironi los profesores serían un problema o coloquialmente un ―cacho‖ (expresión usada por nosotros para describir la percepción de Tironi respecto a los profesores), pues han sido incapaces de contribuir a la construcción de un nuevo sueño chileno, tal como sí se hizo en EE.UU. donde existe y se ha ido construyendo ―el sueño americano‖ con particular protagonismo de los profesores. En conclusión los profesores no solo están sometidos al anacronismo histórico, sino que están incapacitados para seguir adelante con este proceso, a estas alturas pos moderno. Pero, ¿cómo fue posible que la sociedad ―se adaptase‖ a una ―violenta modernización‖?. ¿Cómo fue posible que el sistema económico siguiera expandiéndose pese a que se produjo una crisis en el empleo formal y una frustración para los que aspiraban a expandir su consumo permanentemente?. En cuanto al primer problema, Tomás Moulián31 sostiene que la sociedad chilena de los noventa es la expresión del ―gatopardismo‖, del ―transformismo‖, de la necesidad de reproducir la infraestructura creada por el pinochetismo con una superestructura brutal disimulada, encelofada, por medio de una política de ilusiones, de alucinaciones, propiciando la construcción de consensos y la incorporación masiva al consumo insuflado por la ideología del consumismo, tratando de 29

―Cuánto y Cómo cambiamos los chilenos. Balance de una década‖, op. cit., Pág. 23 Eugenio Tironi, con la colaboración de Tomás Ariztía Santiago-Chile. Editorial Taurus. Enero de 2005. 31 ―Chile actual, anatomía de un mito‖, op.cit. 30

y

Francesca

Faverio


absorber a los marginados no a través de la política, sino más bien accediendo a la sociedad por medio del endeudamiento con las grandes poderes económicos, manteniendo cercenados los derechos sociales y políticos de grandes sectores con la Constitución de 1980 y el papel de guardianes que le cupo al pinochetismo y la derecha. Todo esto sin olvidar el aumento sin precedente del crecimiento económico y la desigualdad. El hecho fundacional de este modelo es la destrucción del Estado benefactor y la sociedad laica, que alentaba la consecución de derechos político sociales hasta aquel 11 de septiembre. Desde ahí hasta la crisis de 1982 una parte de la burguesía impuso un régimen del terror a fin de acometer una de las grandes transformaciones capitalistas en Chile. Desde la crisis de 1982, comienza en Chile lo que el autor denomina ―dictadura constitucional‖ o la estabilización del frente político del proyecto neoliberal. El autor siente que la oposición, en su afán de crear condiciones de estabilidad política y certidumbres a las inversiones, sacrifico la esencia de ella, su proyecto de apropiación política por parte de la ciudadanía en las instituciones, espacios y marcos legales. El costo de administrar un modelo económico fue el sometimiento a las pautas político institucionales ya instauradas por el pinochetismo. Esta sería la principal causa de la deserción de los jóvenes del ámbito político, de la escasa participación ciudadana y de la desmotivación social en el área política. Es decir, la brutal hegemonía ideológica del sistema explicaría la adaptación de la sociedad a una modernización violenta. Dicha hegemonía se habría construido sobre la base del consumismo, los medios de comunicación y la publicidad.32 El consumismo en tanto ―adaptación‖ no se verificaría de no mediar una profunda transformación en la fisonomía, en la forma de ver las relaciones sociales. En este sentido es acertada la tesis de Moulian en torno al papel de encelofamiento o encubrimiento jugado por el consumismo. Pero aquí aparece una pregunta que nos hace involucrarnos en el siguiente problema. La base material del consumismo es la expansión sin límites de la productividad del capitalismo. Esta expansión genera incesantemente cifras siderales de mercancías que rápidamente deben ser realizadas en el mercado. Para que así pueda serlo se necesita expandir en todas sus formas las redes de crédito, todo esto por cierto, empujado por el papel de la publicidad, los medios de control masivo y la integración política del mercado mundial. Sin embargo, ¿puede la tesis del consumismo explicar la expansión del sistema capitalista hacia nuevos y más amplios límites pese al acrecentamiento de la precarización laboral y el aumento de las tasas de explotación en general? La base del consumismo es expandir la capacidad de consumo como garantía de expansión del capitalismo. Sin embargo, pese a que los trabajadores han retrocedido en sus salarios reales, o se han mantenido en sus anteriores niveles de consumo, aumenta la masa total de explotados mientras también aumenta el desempleo. Por otro lado, aumenta la cantidad de asalariados, pero la masa de salarios en la sociedad retrocede en relación a la masa total de ganancias de los capitalistas. Es más, aumenta el trabajo precario y la flexibilización laboral y, pese a ello, el sistema no sólo no ha detenido su expansión sino que la ha acelerado. Y lo ha hecho convirtiendo en abismante las desigualdades sociales y la regresión de los ingreso entre las clases. Tal es el caso, por ejemplo del sector financiero. Y sin embargo, pese a todas estas condiciones, la sociedad, los explotados, los trabajadores, siguen aceptando, tolerando, soportando, adaptándose a estas condiciones de explotación. ¿Por qué?. Por lo pronto estas tendencias implican que el capital ha ensanchado e hinchado sus ganancias, extendiendo sus redes y mecanismos de explotación a los irónicamente llamados ―sectores de clases media‖, cada vez más proletarizados. Un ejemplo de ello es la práctica de la subcontratación de trabajo y ―descentralización‖ de la producción, alimentando la 32

―El Consumo Me Consume‖, Tomás Moulian, primera edición, Santiago de Chile, LOM, 1999.


proliferación de las llamadas PYMES, que no son más que pequeños productores que contratan mano de obra precarizada y que se ilusionan con las promesas ideológicas de la sociedad capitalista. Baste recordar aquí, una de las conclusiones que Lenin expone en su ―Desarrollo del Capitalismo en Rusia‖ en su polémica con los populistas y reformistas, y que dice relación con la importancia para el desarrollo de la acumulación capitalista de la proliferación de pequeños establecimientos productivos, cuya existencia depende de la reducción de sus necesidades a niveles incluso inferiores a los de los asalariados, esforzándose en el trabajo incomparablemente más que un obrero, produciendo por esta vía condiciones y tasas de súper explotación inauditas, las que son capitalizadas por el sector financiero. Es el mismo sector, que a su vez hace posible el ―consumismo‖ mediante el sobre endeudamiento, cuya existencia depende del incremento de las tasas de explotación en toda la sociedad. De este modo, las ―micro-estructuras‖ se tornan anémicas y se debilitan, mientras que las ―grandes estructuras‖ se robustecen, al punto de generar cierta obesidad social. Sin embargo, bajo los actuales esquemas de reproducción y dominación del capital ejércitos completos de microestructuras desaparecen, mientras la máquina de producción de ilusiones e ideología ha generado los contingentes necesarios de microestructuras funcionales y desechables listas para reemplazar a las anteriores cuya extenuación y carencia de oxigeno a manos del gran capital las ha hecho desaparecer y lo seguirá haciendo así de manera sucesiva. Pero esta reflexión nos lleva a una problematización anexa: ¿las condiciones del consumismo son parte de una situación nueva o tienen una regularidad persistente a lo largo de la historia? Si el consumismo es una condición particular, bien podría decirse que en el Chile de los noventa se vivió un fenómeno, más que una tendencia de largo plazo. Por lo que, en tanto fenómeno, significaría que el capitalismo en la actualidad vuelve a la normalidad al acrecentar la superexplotación, esto pese a la fiebre consumista que le precedió. Esto es importante porque no es lo mismo explicar el capitalismo a partir de un momento de crisis que explicar el capitalismo a partir de un momento de expansión, lo que nos lleva a preguntarnos qué significado tienen las crisis, la expansión y la normalidad dentro del sistema capitalista. Esto último porque el problema con las explicaciones sociológicas es que extrapolan respuestas a interrogantes nacidas al calor de los momentos o coyunturas que luego proyectan al proceso en su conjunto, obviando de este modo la síntesis dialéctica de la historia. Por lo tanto, si en los noventa a la par del consumismo también se expande el valor total creado en la sociedad, surge necesariamente el problema relativo a si es posible asociar consumismo con sobre explotación. La resolución de este problema implica abordar el funcionamiento de la sociedad desde la producción de valor lo que a su vez nos obliga a examinar las formas y contenidos de la plusvalía extraída a la masa de asalariados. En caso contrario no lograremos explicar de dónde nace el sobre endeudamiento que, llevado a una condición ideológica, permite la hegemonía en la sociedad. En este contexto cabe reflexionar, ¿es posible que la ideología se explique por la ideología?. La interrogante es ineludible si se examinan los supuestos básicos de Tironi y Moulian. Para ambos, el consumismo es un síntoma de mutación social asimilable con el mejoramiento de las condiciones materiales generadas por el capitalismo, en la medida que este genera más y más mercancías devoradas casi simultáneamente por la sociedad. La diferencia entre Tironi y Moulian es que el primero delira eufórico asociando esta condición a un nivel de desarrollo superior, incluso llega ha hablar de un Chile posmoderno; en cambio el otro se lamenta melancólicamente de que este progreso material haya asfixiado y diluido la mística, identidad, lazos de solidaridad y comunitarismo antes existentes, con todo su corolario de individualismo, despolitización y consumismo. Es más no sólo se lamenta sino que lo condena desde un punto de vista ético, caratulándolo como ―transformismo y gatopardismo‖. En consecuencia, ambos caracterizan a la sociedad chilena de los noventa desde la ideología, desde lo subjetivo, desde lo deseable o


moralmente aceptable. En la tesis de Tironi la ideología neoliberal explicaría al pos-modernismo chileno. En la tesis de Moulian el neoliberalismo explicaría al consumismo. Es decir, en ambas tesis una ideología asume tal potencia que es capaz de atribuir a otra ideología la responsabilidad de los cambios sociales. Pero ninguna de las dos tesis da cuenta de un análisis material que, por ejemplo, explique en términos históricos la asociación de consumismo con súper explotación. Esto significa que en ambas tesis el neoliberalismo es asumido como un dato real, factual, indiscutible y ya dado, que incluso llega a parecernos como ―un sistema‖ distinto al capitalismo. A nuestro juicio esta contrariedad es posible si atendemos al carácter dado a ambas tesis: se les ha llamado ―explicaciones sociológicas‖. Creemos que estas tesis pueden contribuir a explicar el momento social pero no pueden explicar la historia de la sociedad. Es decir, en ambas tesis se confunde periodificación con caracterización histórica. En este sentido las tesis sociológicas no logran hacer una síntesis sobre el desarrollo del capitalismo chileno en estas cuatro últimas décadas. Por esta razón creemos que la ideología no logra explicar a la ideología. Es decir si la ideología se explica por la historia, por las condiciones materiales objetivamente existentes, entonces cuáles han sido esas condiciones históricas objetivas que nos permita salir de una lógica explicativa subjetiva donde el neoliberalismo se explica por el consumismo y el consumismo por el neoliberalismo. En este esfuerzo analítico sobre el neoliberalismo compartimos con Caputo y Galarce33 la tesis que explica el crecimiento de las ganancias y de la tasa de ganancias por las transferencias de parte importante de la masa global de salarios y de la renta de recursos naturales, a las ganancias globales en la economía mundial lo que posibilita el incremento del dominio del capital sobre el trabajo, sobre los recursos naturales y sobre los Estados. Sin embargo, la lectura hecha sobre el significado del neoliberalismo durante el último tiempo, hace que digamos que en realidad Chile es una palabra compuesta por varios ―Chile‖. Países distintos y antagónicos unos de otro que aquí analizaremos. Como última precisión, queremos señalar que en lo tocante al neoliberalismo, este lo entendemos como proyecto de clases sustentado por la Lumpenburguesia u oligarquía financiera ligada a la explotación de recursos naturales. En este sentido, a lo largo de toda la exposición lo central es la forma en que se produce la acumulación y expansión del capital, como sistema. En consecuencia, nuestro propósito es exponer y analizar desde un punto de vista económico, el desarrollo de la acumulación de capital en Chile. Esta tarea nos exige postergar el estudio de la lucha de clases en sus dimensiones políticas y sociales para la publicación de la segunda parte de este trabajo. Todo esto a fin de mostrar los aspectos más relevantes de la acumulación de capital, entregando una visión general del proceso de acumulación, para de este modo reinstalar como lógica histórica de análisis el papel de la lucha de clases, tan disminuido, negado o relativizado en el mundo actual de las ciencias sociales.

LAS RAÍCES IDEOLÓGICAS BURGUESAS EN LAS CONCEPCIONES CIUDADANISTAS Fue Alfred Marshall quién en 1873 en su obra ―El futuro de la clase obrera‖ planteo las bases de la basta literatura en la que se basa el actual sustrato ideológico ―ciudadanista‖ tan de moda hoy en Chile. Sin embargo, es necesario recordar previamente que Alfred Marshall es parte principal de aquel movimiento teórico desatado por la burguesía decimónica inglesa, contemporánea de Marx, la que se vio bastante complicada por el ascenso teórico y político del movimiento obrero por lo que, 33

―La transferencia de parte de los salarios a las ganancias‖, Orlando Caputo, Graciela Galarce, Archivo CEME, 2006.


comenzó a buscar nuevos explicaciones para los problemas económicos poniendo proa a una singular campaña de silenciamiento y persecución de la teoría valor-trabajo y de la explotación capitalista para, de este modo, generar las condiciones de incorporación de los trabajadores al sistema político en un marco de progresiva participación en el consumo masivo que suponía la fe en el crecimiento del mercado capitalista. Si la Iglesia Católica había proscrito las teorías de Copérnico y había condenado a muerte a Galileo, la burguesía acometía similar crimen contra la teoría del valor y de Marx. En esta perspectiva, aparecieron una serie de obras, entre las que destaca ―Principios de Economía‖ (Alfred Marshall, Inglaterra 1890). El principal argumento de este libro se sustenta en la idea de que todo comportamiento humano esta presidido por el deseo de maximizar el placer obtenido de las cosas. Seria ocioso nombrar a la totalidad de teóricos que trabajaron tras esta idea, pero esencialmente todos convergieron en las siguientes conclusiones: a) La economía debía calcular matemáticamente la relación psicológica entre el hombre y las cosas: de esta manera se desarrolla el concepto de utilidad marginal. b) La sociedad se compone de individuos egoístas que buscan aumentar el placer que generan los bienes y maximizar sus ingresos monetarios. c) La economía deja de estudiar la producción y distribución desde el punto de vista de las relaciones sociales (hombre-hombre) y pasa a ocuparse del estudio de las relaciones entre hombre-cosa. Es decir, comienza a estudiar la actitud del hombre con necesidades ilimitadas frente a la ley de la escasez. Con esto desaparece el concepto economía política y pasa a llamarse simplemente economía. En consecuencia, la ciencia económica pasa a estar presente en todos los dominios de la vida humana en tanto los hombres deban jerarquizar fines en un plano de necesidades ilimitadas y medios siempre escasos. Pero además, Marshall subrayó la necesidad de contar con un fuerte sistema educacional cuyo fin último era dotar a los individuos de la suficiente capacidad analítica para discriminar y rastrear la información sobre los precios. Si se conoce la información, el individuo elige bien y el mercado funciona de manera óptima. El principal mecanismo de medición de precios es el dinero, sostenía A. Marshall, que «es con mucho una medición de motivos tan inmejorable que ninguna otra puede competir con ella”. Este principio económico extrapolado al ámbito político describe a una clase obrera camino hacia la desaparición frente al robustecimiento y profundización de la educación. La clase obrera terminaría convirtiéndose en una clase de caballeros que con mayor educación reclamarían su ciudadanía y participación en la toma de decisiones públicas. El idealista y aristocrático Marshall afirmaba que los obreros se caracterizaban por soportar una carga de trabajo pesada y excesiva. A su juicio, los trabajadores están desarrollando «cada vez más una independencia y un respeto hacia sí mismos, y, con ello, un respeto cortés hacia los demás; están aceptando cada vez más los deberes privados y públicos de un ciudadano”. Agregaba que, “Cuando el avance técnico ha reducido el trabajo pesado a un mínimo y este mínimo se reparte en pequeñas proporciones entre todos, entonces, en tanto en cuanto las clases obreras son hombres que tienen que hacer ese trabajo excesivo, las clases obreras habrán desaparecido». La discusión sobre la ciudadanización quedo planteada en esos términos hasta que medio siglo más tarde otro Marshall, esta vez Thomas Humphrey Marshall, catedrático y director del Departamento de Ciencias Sociales en la London School of Economics, precisaría la relación entre economía y política iniciada por Alfred. Su magistral y fundacional Conferencia ―Ciudadanía y Clase Social”, está construida en un contexto de épicas luchas por dotar a la sociología de estatus científico y académico dentro de las ciencias sociales. Su problemática derivaba de las aportaciones de Alfred Marshal y su método para entender la economía: la combinación de modelos matemáticos y la psicología.


Este destacado sociólogo inglés le respondía a Alfred en 1949 que “A riesgo de parecer un sociólogo típico, comenzaré proponiendo una división de la ciudadanía en tres partes, pero el análisis no lo impone, en este caso, la lógica, sino la historia. Llamaré a cada una de estas tres partes o elementos, civil, política y social. El elemento civil se compone de los derechos necesarios para la libertad individual: libertad de la persona, de expresión, de pensamiento y religión, derecho a la propiedad y a establecer contratos válidos y derecho a la justicia. Éste último es de índole distinta a los restantes, porque se trata del derecho a defender y hacer valer el conjunto de los derechos de una persona en igualdad con las demás, mediante los debidos procedimientos legales. Esto nos enseña que las instituciones directamente relacionadas con los derechos civiles son los tribunales de justicia. Por elemento político entiendo el derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política, o como elector de sus miembros. Las instituciones correspondientes son el parlamento y las juntas del gobierno local. El elemento social abarca todo el espectro, desde el derecho hasta la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a los estándares predominantes en la sociedad. Las instituciones directamente relacionadas son, en este caso, el sistema educativo y los servicios sociales.”34 En consecuencia para T.H. Marshall el concepto de ciudadanía tiene, por tanto, tres componentes: el civil, el político y el social. Los derechos civiles surgieron con el nacimiento de la burguesía, durante el siglo XVIII, en su lucha contra los privilegios de la aristocracia, y se fraguaron alrededor de la propiedad privada, la igualdad ante la ley, la libertad de comercio y de expresión. Los derechos políticos se alcanzaron a lo largo del siglo XIX con el acceso paulatino al sufragio universal, que reflejó en buena medida las reivindicaciones de la clase trabajadora, y por último, los derechos sociales a la educación, el trabajo, la salud y las pensiones se han ido adquiriendo a lo largo del siglo XX con el desarrollo del Estado de bienestar y la conquista de las reivindicaciones sociales. Por consiguiente, la extensión de los derechos de ciudadanía reduce ciertas desigualdades sociales, especialmente las que van unidas al mercado, de tal manera que la posesión de la propiedad ya no es el determinante de su renta real. Esta se ve notablemente modificada por la redistribución de bienes y servicios a través del Estado. Los efectos de esa política darían pie a nuevas formas de consenso y cooperación social en una sociedad caracterizada por la división de clases y la economía de libre mercado Por eso, la teoría de la ciudadanía pone un énfasis especial en la igualdad, subrayando la importancia y el respeto a la dignidad humana más que a la igualdad material. Es partidaria y apoya la democracia y trata de extender el principio de la participación de los ciudadanos en todas las esferas de la vida pública y sobre todo en el mundo del trabajo. En este sentido, el Estado es considerado como un instrumento de armonía social, puesto que todos formamos parte de él y debe estar comprometido con nuestro bienestar. Sin embargo, detrás de este corpus teórico está el ―socialismo Fabiano‖ o ―socialismo ético‖, concepción ideológica caracterizada por: a) Un compromiso claro con los principios de libertad, igualdad y fraternidad, y la fe en el poder de las virtudes morales para perfeccionar a las personas y ennoblecer a las naciones. b) Sus representantes luchan por la igualdad de las condiciones sociales como fundamento del progreso y del respeto a la persona humana, base del desarrollo de los derechos del individuo, tanto civiles como políticos. c) Su sentido de la historia, su teoría de la 34

MARSHALL, Th.; BOTTOMORE, T. (1998): Ciudadanía y clase social. Madrid. Alianza, p. 22-23


personalidad y de la sociedad sitúan la motivación moral como el móvil principal de la conducta personal y de la organización social, pero son contrarios tanto al determinismo evolucionista liberal como al historicismo, porque los seres humanos son libres en cualquier circunstancia para forjar su propia historia, por tanto ni el socialismo es inevitable ni las conquistas sociales y políticas que se han alcanzado hasta hoy son irreversibles. Por eso consideran el proceso histórico como una lucha continua para alcanzar el desarrollo de sus principios morales. (Aquí enlaza con el relativismo cultural). En definitiva el socialismo Fabiano se propone avanzar en la aplicación de los principios del socialismo utópico mediante reformas graduales. En este sentido el socialismo deja de ser un movimiento revolucionario, para convertirse en ―una etapa‖ en el desarrollo y la evolución tranquila y pacífica de las instituciones existentes. Por esta razón, los fabianos son partidarios de la propiedad pública de los medios de producción para acabar con el desorden económico y los abusos provocados por el capitalismo. También desean la extensión de la sanidad y la educación gratuita para todos los ciudadanos, así como la regulación detallada de las condiciones de trabajo para acabar con la lacra de la explotación infantil y los accidentes de trabajo. ¿Por qué es importante recordar los antecedentes teóricos del concepto ―ciudadanía‖?. En la actual coyuntura de lucha ideológica y de clases sociales es fundamental poner las cosas en su lugar. Uno de los ejes de ofensiva teórica e ideológica de la burguesía en la sociedad dice relación con el concepto ciudadanía y ciudanización de la política a contrapelo de la comprensión de la historia y la sociedad en perspectiva de lucha de clases. En este sentido, la ciudadanía vendría a ser un valor esencialmente democrático que trasciende las diferencias sociales y que ―integra‖ a partir de ―la diversidad‖. Una ―ciudadanía movilizada‖ puede forzar sin mayor costo social y sin violencia a los dueños del poder para conceder mayores espacios de participación y libertad. Tal como nos planteaba Alfred Marshall, para los ―ciudadanistas‖ la clase obrera se ha ido diluyendo con el progreso cultural y tecnológico, perdiendo su sitial como gestor y motor de la historia universal. El ciudadanismo ha ido tomando diversos rótulos y formas, entre los más ―de moda‖ ha estado el ―movimiento de los indignados‖, ―los Foros Sociales‖, ―la sociedad civil‖, ―las multitudes‖, ―las ONGs‖, ―las clases medias‖. Estos grupos auto organizados en lo local son la fuerza motriz que dirige la emancipación de la sociedad adaptándola de este modo a la lógica democrática. Se evita así el enfrentamiento directo con los centros de poder y sus fuerzas materiales y subjetivas. En consecuencia, los asambleístas y ciudadanos descubren que la política y la potencia del cambio social están en las calles, en los barrios, en la iniciativa popular, en las cooperativas y centros culturales. Pero, al escarbar un poco más en la teoría ciudadanista nos encontramos con los preceptos básicos de la ―economía moral‖, sustancia básica de todo el discurso que pone como principal agente de cambio histórico al ―ciudadano‖. Este concepto fue elaborado por el historiador británico E.P.Thomson que a su vez es referencia fundamental de historiadores que actualmente sustentan la teoría ciudadanista como Gabriel Salazar. La ―economía moral‖ es la base explicativa del comportamiento social frente a los problemas económicos e históricos tales como la inflación, el estancamiento, la cesantía. De aquí derivan las exigencias por ―el derecho al trabajo‖, ―el salario ético‖, ―sueldos justos‖, ―precios justos‖. Su entelequia reside en la equidad y justicia conseguidas por comunidades cuyos principios de cooperación mutua y subsistencia priman sobre la búsqueda individual de ventajas materiales. No se busca el beneficio a cualquier precio. En esta economía moral es esencial la ―transparencia‖ conseguida con información oportuna y cualificada que, los individuos y comunidades, usan para escoger y elegir ―el bien o el servicio‖ con menor impacto posible en las tradiciones, culturas, medio ambiente, etc. De este modo, tanto la independencia individual como la atomización local comunitaria en pequeños grupos, son objetivos a conseguir


por sobre cualquier consideración colectivista que implique ―alterar‖ las particularidades de cada individuo o comunidad. Por ejemplo, no se persigue apoyar proyectos sociales y políticos macros, tampoco se busca transformar la estructura social global, ni menos aún se busca la instalación o construcción de proyectos de desarrollo con carácter de clases, aún cuando esta persiga un aparente beneficio o bienestar colectivo. La ―multitud‖, ese gran espectro de individuos y comunidades locales carentes de esas pesadas cargas orgánicas y políticas propias de ―los antiguos movimientos populares‖, o ―los antiguos movimientos obreros‖, viene a reemplazar conceptualmente a la ―antigua lucha de clases‖, diluyendo y superando la heterogeneidad y desarticulación orgánica propias de aquellas individuos y comunidades que se rebelan o amotinan en defensa de la subsistencia o su nicho ecológico. A este moralismo se le debe asociar también el ―maltusianismo‖, incluso cierto ―catastrofismo milenario‖ toda vez que, es un mito arraigado en los círculos ciudadanistas y ecologistas, una supuesta progresión geométrica en el ritmo de crecimiento de la población en contraste y tensión con el aumento aritmético de los recursos para su supervivencia. Por esta razón, el nacimiento de nuevos seres humanos aumentaría la pauperización gradual de la especie humana e incluso podría provocar su extinción y catástrofe. A partir de aquí se deriva también la idea de construir ―una economía solidaria‖ mediante la caridad y ayuda a los pobres ―carentes de recursos‖. En esta misma línea debe asociarse también ―el desarrollo sustentable‖ y ―el capitalismo verde‖ toda vez que, el capital, requiere ajustar mecanismos que aminoren el impacto degradador en los ecosistemas. De este modo, la necesidad de garantizar la acumulación y reproducción del capital a futuro, exige que el mercado enfrente la crisis ambiental creando ramas de producción y patrones de consumo ―verdes y limpios‖, todo lo cual permite dar una salida viable o ―sustentable‖ a la crisis ambiental y energética en los marcos tradicionales del capitalismo, todo esto por cierto, sin necesidad de recurrir a una profunda transformación en las relaciones sociales y de producción así como de las estructuras económicas. En este sentido este ―capital sustentable‖ es un concepto de riqueza propio de la post modernidad toda vez que se propone un uso sostenible y racional de la naturaleza y el medio ambiente. De esta manera por ejemplo, la actual crisis alimentaria es explicada por el excesivo consumo de algunos grupos humanos en detrimento de otros que se reproducen más aceleradamente. En esta concepción no es vislumbrado como problema fundamental las leyes internas de la reproducción y ampliación de la acumulación del capital que destina una mayor proporción de medios de producción y mercancías a ramas que aseguran mayores cuotas de plusvalía y tasas de ganancia en detrimento de la satisfacción de necesidades sociales globales. Pero, el moralismo económico de los ciudadanistas se ve robustecido con la antropología social en tanto cuanto se consagre como silogismo el conocimiento social obtenido por medio del rescate a las especificidades y particularidades antes ignoradas como hojarasca por el modernismo vanguardista tales como las costumbres, relaciones parentales, medios de alimentación, salubridad, mitos, creencias y relaciones de los grupos humanos con el ecosistema. La búsqueda de lo particular previamente desechado por las estructuras omnipresentes será una de las cualidades que tanto florecimiento tendrán en la constelación post modernista. Si combinamos las ideas anteriores con el post modernismo, pronto entenderemos nítidamente por qué el ciudadanismo es un subproducto ideológico esencialmente burgués. Y esto es así porque el post modernismo declara fracasados todos los proyectos históricos de emancipación global simplemente porque es imposible lograr la revolución. Bajo distintas condiciones históricas, todas las revoluciones o intentos revolucionarios fracasaron, nos interpelan los post modernistas. En consecuencia, desaparece todo compromiso con los grandes proyectos políticos. Los grandes relatos se hunden, las ―vanguardias fracasadas y derrotadas‖ ya no pueden seguir tutelando a los ―sujetos


sociales de carne y hueso‖. Se termina así con una de las facetas del modernismo a saber, el verticalismo histórico. Emergen así la hibridación, la cultura popular, el descentramiento de la autoridad intelectual y científica, la desconfianza ante lo colectivo, la deslocalización comunitaria, la desconexión social, la virulencia de lo particular sobre lo general, el autoconocimiento por sobre el conocimiento colectivo. Este marco ideológico sirve para el predominio del ―relativismo cultural‖, aquella actitud o análisis que se esfuerza por comprender la realidad a partir de las particularidades propias y profundas que cada cultura tiene. En este sentido, todos los puntos de vistas son válidos porque no existe un patrón moral o cultural superior a otro, pues los valores están determinados por el medio social y geográfico concreto en que surgen. Se combate así ―el universalismo‖ al que tiende el modernismo y todos sus proyectos históricos globales asociados, incluyendo a las revoluciones y sus aspiraciones ―totales‖ y finales. De este modo, los individuos juzgan a otros grupos en relación a su propia cultura o grupo particular. Se niega de esta manera la uniformización del modernismo. Por consiguiente, el contenido de lo que significa ―racional‖ y lo ―sensato‖ deja de tener validez universal. Cada cultura valora de acuerdo a su propia experiencia lo que es racional o sensato. ¿Tiene alguna cabida la revolución social, la lucha de clases, la política de la vanguardia en este tipo de concepción ideológica?. No, simplemente porque a este relativismo moral le es muy fácil asociarle el ―nihilismo existencialista‖ donde nada tiene un valor o significado intrínseco y donde la vida, en tanto juego, tiene como único alcance válido lo ―lúdico‖, el azar y el hedonismo. Por esta razón hay que ―deshacerse‖ de todas las ideas preconcebidas para dar paso a una vida con opciones abiertas de realización, una existencia que no gire en torno a cosas inexistentes y utópicas como ―la revolución‖. Si se sigue por este camino, a los ciudadanos sólo les basta asumir que son ellos el poder de donde emana la soberanía para que puedan realizarse los cambios y deseos que ellos reclaman. Esto viene a ser una posibilidad concreta, sin mayor costo social y compatible con la idea de que todo individuo puede conseguir sus propósitos con solo desearlos. No vale la pena sacrificar la felicidad existencial inmediata por proyectos ideológicos y ya derrotados. Es mejor luchar por un petitorio de demandas concretas realizables aquí y ahora con el menor sacrificio posible. Peor aún, si antes los partidos políticos cumplían el rol de conductores de los grandes movimientos de masas hoy, bajo las concepciones deslocalizadoras y desuniversalizadoras, el vacío dejado por las vanguardias y partidos políticos es llenado por las ONGs, verdaderas vértebras de los movimientos ciudadanos. Sin embargo, las ONGs concebidas como estrategia amortiguadora de los conflictos sociales frente a las súper estructuras, que generan fuentes de trabajo e ingresos para numerosos intelectuales, profesionales y técnicos; pronto caen en lo que, uno de los destacados políticos latinoamericanos aliado de las tesis ciudadanistas, el Canciller boliviano García Linera, denomina ―oenegismo‖ o ―enfermedad infantil del derechismo‖. Esta descripción subraya cómo las ONG´s van absorbiendo y sistematizando una forma de pensamiento suplantadora de la sociedad, practicando una lógica prebendal de colonización de las dirigencias sociales. Al buscar suplantar el pensamiento y acción organizativa de los sectores populares las ONGs consiguen defender diversos intereses asociados a la pequeño-burguesía, la burguesía y el imperialismo. Estas ONGs que, se camuflan para servir de brazo operativo de intereses de clases específicos, usan el financiamiento obtenido ―desinteresadamente‖ por diversas instituciones que impulsan la circulación de recursos ―donados‖ por el capital con el fin de evitar la construcción práctica de nuevas estructuras de poder estatal antagónicas con los intereses de las burguesías y el capital. Dada la imposibilidad de la revolución, la desaparición del universalismo totalizante, la crisis y derrota de los grandes relatos, no tiene ningún sentido plantearse el problema de los medios para realizar el cambio social. En este contexto, los largos y profusos debates en torno al papel de la violencia en la acción política o en la transformación social quedan ausentes por completo. Despareciendo de la discusión política modernista uno de los ejes centrales a saber, la revolución y


la violencia, queda en la mesa instalada de manera incólume y solitaria la gran panacea del pacifismo. Dicho de otra manera, al desaparecer uno de los miembros de la ecuación, queda como válido el único sobreviviente a saber, el pacifismo. El pacifismo, como pilar sobreviviente en la vieja discusión cimentada cuando las revoluciones no eran cuestionadas, queda como única potencia alumbrando al ciudadanismo que, cándida y placidamente, lo toma como fibra esencial de su praxis. La no violencia activa, la diplomacia, la desobediencia civil, el boicot, la objeción de conciencia, las campañas de divulgación y la educación por la paz pasan a constituir un repertorio programático recurrente en el ciudadanismo. A este respecto es necesario precisar que, si bien es cierto los medios y métodos se valoran en función del proyecto político al que sirven, en perspectiva estratégica de lucha el problema no son los medios sino los fines a los que sirven. En este sentido, ¿a qué proyecto sirven el periodismo, la diplomacia, las campañas culturales, el periodismo, la objeción de conciencia entre otras, en un ciudadanismo desvinculado de toda lógica de lucha de clases? EL CIUDADANISMO COMO COMPONENTE IDEOLOGICO FUNDAMENTAL DE LA HEGEMONÍA BURGUESA CONTEMPORÁNEA Toda construcción de Estado necesita de un mito fundacional. Si, por ejemplo, durante el absolutismo el mito provenía de un monarca absoluto en quién Dios le había delegado el poder, durante la época de la tiranía pinochetista el mito lo constituyó Diego Portales como encarnación material de las ideas de orden, disciplina y control absoluto sobre ―el perraje‖, ―el pueblo‖, ―la prole‖. Este mito supone además a un ―chileno‖ obediente, trabajador, apegado a las normas y el derecho, ajeno a las acciones de masas, un individuo solapado y cobarde que se declara ―apolítico‖, racista y machista. Como consecuencia de casi 40 de lucha de clases, que si bien ha sido saldada a favor de la burguesía, la acción de la clase proletaria, las contradicciones objetivas y subjetivas florecidas durante el desarrollo del capitalismo en Chile, ha permito erosionar poco a poco el mentado mito fundacional. Sin embargo, la misma condición de debilidad estratégica en que se presenta la clase proletaria permite a la burguesía y pequeño burguesía sellar las fisuras de la hegemonía produciendo una nueva falsa conciencia, un nuevo mito, una nueva fuente de legitimidad estatal: es el ciudadanismo. Actualmente el ciudadanismo adquiere gran preponderancia como componente ideológico fundamental de la hegemonía que se construye para la reproducción capitalista en curso. El ciudadanismo ya ha alcanzado notables niveles de legitimación social recreando cierto ―pluriclasismo‖ dulzonamente aceptado incluso por diversos sectores políticos de la llamada ―izquierda desconfiada‖, ―izquierda revolucionaria y/o rebelde‖ y que cultivan ―la educación popular‖, ―el foro de los pueblos‖, ―el latinoamericanismo‖, ―la autogestión comunitaria‖, el culto a la imagen del Ché Guevara o de Salvador Allende, expresiones todas sintetizadas tras “La Vía Popular de los Pueblos a la Constituyente Social”35 Es tal el grado de legitimación alcanzado por el ciudadanismo, que uno de sus principales referentes es nada menos el destacado Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar36, una especie de gran 35

Véase al respecto http://mplchile.cl/avances-del-congreso-preparatorio-de-la-1era-constituyente-social/ Al respecto no puede dejar de leerse el reciente y fundamental trabajo ―EN EL NOMBRE DEL PODER POPULAR CONSTITUYENTE EN CHILE (Chile siglo XXI)‖, LOM Ediciones, Libro de Bolsillo, Santiago de Chile, 2011. También deben consultarse las numerosas entrevistas hechas al citado autor, por ejemplo ―El Historiador Gabriel Salazar en CNN Chile Hablando del Movimiento Social Chileno‖, 10 de junio de 2011, en http://www.youtube.com/watch?v=WwkBT6-utt0 También ver entrevista del 6 de agosto de 2011 a Gabriel Salazar: ―Cuando la sociedad civil se manifiesta, la clase política se siente incómoda‖, en El Mostrador, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/06/08/gabrielsalazar-cuando-la-sociedad-civil-se-manifiesta-la-clase-politica-se-siente-incomoda/ 36


portavoz, ―gurú‖ o ―rostro mediático‖ de las tesis ciudadanistas. Este sostiene que el carácter específico del ciudadanismo en Chile deriva también de la forma particular y específica en que se ha construido el Estado en Chile. De este modo, si el Estado se ha construido implementando una violencia vertical sobre los sujetos sociales, arrancándole sus poderes constituyentes y relegándolos a meros espectadores de una política elitista y señorial, la reacción histórica de quienes son marginados y violentados viene a ser el ciudadanismo. Estos sujetos, ávidos de participación y control social sólo pueden realizarse políticamente en la medida en que se asumen como ―poder constituyente‖ volcando su accionar en las asambleas ciudadanas de carácter deliberativo y resolutivo. Nuestro mismo Salazar nos señala que ante cualquier intento constituyente de los sujetos históricos marginados, las élites han respondido con singular violencia y fuerza, masacrando en más de 23 oportunidades (dentro de una historia republicana de 200 años) a quienes osan asumir el control de sus propios asuntos. Es en este lugar donde la teoría del ciudadanismo, un producto esencialmente ideológico y teórico, viene a generar problemas históricos y políticos fundamentales. No olvidemos que al movimiento ciudadanista se le atribuye usar viejas formas del antiguo movimiento popular como la protesta callejera, el petitorio, el desafío público a la autoridad, gritar, protestar en las calles, exigir, etc. Pero se distinguen estos movimientos ciudadanos del antiguo movimiento popular en que los ciudadanos fuerzan a la elite mediante las tomas de lo público y de las calles para luego pasar a una segunda etapa que es el momento ―la asamblea‖ constituida de forma permanente como resolutora del conflicto. Los ciudadanos se auto-organizan como asamblea autónoma, la asamblea se vuelca a sí misma, se reúne y constituye para la toma de decisiones y no pide sino que impone. Su reflexión profunda tiene que ver con su propia realidad local y comunitaria, la búsqueda de respuestas propias y concretas en el entorno inmediato, ajenas a las preocupaciones del otrora movimiento popular relativo al enfrentamiento con el Estado y la Burguesía, donde todo tiende al fortalecimiento de una actitud ciudadana más soberana, menos peticionistas, menos de masas. Y esto es así porque la soberanía está más allá de la ley toda vez que el ciudadano constituyente legisla y construye Estado. El problema político de la revolución referida al poder político del Estado queda así eliminado de un plumazo en todo proceso de construcción social y política. Pues bien, la teoría ciudadanista hasta donde hemos analizado no es capaz de dar cuenta de la realidad a partir de la LUCHA DE CLASES. Esto es importante ya que si afirmamos la ―especificidad histórica‖ en la construcción del Estado en Chile como violencia vertical y exclusión de todos los sujetos sociales e históricos dominados la pregunta es ¿en qué época o parte del mundo se ha construido el Estado a partir del consenso de todas las clases sociales?, ¿es posible construir un Estado sin violencia?, el ejercicio de la violencia en la construcción de Estado con la consiguiente hegemonización y dominio sobre la clases sociales subalternas, ¿es específico de la construcción política republicana chilena?, ¿de qué manera el ciudadano y su asamblea constituyente logra IMPONER su voluntad sobre las clases dominantes?, ¿es posible sostener la tolerancia y hasta el sometimiento pacífico y de buen grado de las clases propietarias del capital y del imperialismo a los intereses y resoluciones de los explotados en una eventual Asamblea Constituyente?. Este problema cobra particular relieve al considerar la misma observación que hace Salazar en torno a la relación atávica entre elite, política y violencia. En 200 años de historia republicana se han perpetrado 23 masacres en contra de las clases sociales explotadas y subalternas. En este marco, ¿qué hace sospechar o suponer que ante la emergencia contemporánea de los movimientos ciudadanistas, los dueños del país y sus clases sociales auxiliares, no emplearan su repertorio ya conocido a saber, la violencia?, en definitiva ¿es posible que, en medio de la lucha de Y por supuesto es también esencial estudiar el primer volumen dirigido por Gabriel Salazar de la ―HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE CHILE‖ (En total son cinco volúmenes bajo la dirección de Julio Pinto y Gabriel Salazar, Santiago de Chile, LOM, 1999-2002).


clases hegemonizada por la burguesía en el sistema capitalista y con las características imperiales actuales, donde tienen plena vigencia la ley del valor y las leyes de la guerra de clases, los explotados logren zafarse de sus dominadores con una lógica y proyecto político ajeno a la lucha de clases?, ¿de qué manera los ciudadanos garantizan que las decisiones tomadas en una asamblea constituyente sean respetada por los dueños del poder y de la riqueza con todo su aparataje político, militar e ideológico?. Es más, si definimos al movimiento ciudadanista como aquel soberano que manda, no pide sino que impone, ¿con qué y cómo manda e impone cuando se trata de derribar el Estado Oligárquico para construir un nuevo Estado?. Ahora si consideramos la ya típica reacción de las clases propietarias, organizadas y dispuestas a masacrar a todo sujeto histórico que ose desafiarle, ¿tiene perspectivas reales de triunfo un movimiento que, como baño de pureza, se declara ―ciudadano‖, distinto al movimiento popular clásico, superador de las ―formas tradicionales‖ de hacer políticas propias de la lucha de clases?, ¿o el ciudadanismo no se plantea la conquista y ejercicio del poder político?, ¿o es que la estrategia del ciudadanismo es alentar procesos y estrategias políticas fallidas, sin vocación de poder y sin la más mínima posibilidad real de triunfar, inspirados en poner ―la otra mejilla‖ cuantas veces sea necesario hasta que la burguesía ―se harte de masacrarnos?, quién pondrá la sangre en esas masacres venideras, ¿la pequeño burguesía, los intelectuales, los ejércitos de sociólogos, abogados e historiadores y sus ONGs que, en conjunto, proclaman la nueva revelación divina fundada en esta nueva ―Tabla de Moisés‖ recibida en el Monte Sinaí, ―Los 10 Mandamientos del Ciudadano y su Poder Constituyente‖?. Con qué nos defendemos de la violencia de clases, ¿con libros, con ―asambleas ciudadanas‖, con becas y postgrados obtenidos en universidades de renombre internacional, con ―declaraciones‖, con ―proyectos y fondos concursables‖, con esas ―tintas milagrosas‖ que usan los académicos y la pequeño burguesía en la impresión de sus manifiestos, estudios y folletos?. ¿Por qué no nos cansamos de una vez por todas de aquellos mitos ciudadanistas que llaman a ejercer ingenuamente nuestro poder constituyente dentro de la legalidad burguesa llevándonos de nuevo como ovejas al matadero?, ¿por qué no proponer organizarnos decididamente como clase explotada para derrotar política y militarmente a nuestro enemigo de clases?, ¿por qué no ejercer la violencia de clases a favor nuestro para derrotar y someter a los verdugos, explotadores y opresores?, ¿por qué no afirmar clara y categóricamente que la tan sola creación de una asamblea constituyente que mande y no pida, que imponga y no deponga, es en sí misma el más frontal acto de guerra y violencia que es posible acometer dentro de una sociedad de clases?, ¿por qué no es posible que concibamos el poder constituyente de nuestra clase social explotada para ejercerlo y defenderlo como parte de la guerra de clases?. Es esta inquietud política e intelectual la que obliga a buscar antecedentes que permitan dar algunas luces sobre las problemáticas anteriores. En esta senda nos encontramos con este análisis que aquí transcribimos. Se trata del cuestionamiento hecho por un protagonista de la construcción del Poder Popular en Chile, sobreviviente de la masacre post 1973, artífice de las Milicias de Resistencias del MIR entre 1979 al 1981, y un sempiterno combatiente de la causa que abrazara en su juventud: la Construcción del Poder Popular y la liberación de nuestra clase social explotada. Si nos permiten los panegiristas del ―ciudadanismo‖ y del rescate del ―sujeto histórico de carne y hueso‖, se trata de Guillermo Rodríguez Morales, ex militante del MIR. Es importante que destaquemos su anterior militancia toda vez que el varias veces citados por nosotros, Gabriel Salazar, también fue militante del MIR. Sin embargo hay que anotar una diferencia no menor. En Inglaterra, y en ocasión de la campaña desarrollada por el MIR para retornar a la lucha, Salazar fue desvinculado del MIR por no querer retornar a luchar clandestinamente al lugar ‖donde las papas quemaban‖, Chile. Nuestro historiador prefirió una vida académica sin mayores sobresaltos. Nada cuestionable y por cierto, del todo legítimo. En contraste, Guillermo Rodríguez volvió al país y, junto a otros pocos militantes, organiza e implementa una avezada estrategia como primer gran contra golpe a la tiranía, Las Milicias de Resistencia Populares del MIR. El detalle es importante porque como bien sabemos no existen ni los libros, ni las ideas, ni las personas ajenas a un contexto. Máxime si recordamos la


enseñanza de Gramsci en torno a los intelectuales. El intelectual es un educador de masas, un dirigente, un organizador. En este sentido, quizás haya sido esta experiencia la que mueve a estas personas a posicionarse en una u otra lógica de interpretación de la historia y de las aspiraciones, prácticas y proyectos que se llevan a cabo en esa misma historia. Por consiguiente las tesis que plantea nuestro Alma Mater de la Nueva Historia en Chile y principal ―rostro‖ del ciudadanismo, Gabriel Salazar, no son ―inocentes‖, ni ―ingenuas‖, ni menos aún ascéticas. Tampoco lo son las ideas que a continuación transcribimos: ―Estimado Marcelo: ante el estado de cosas actual no son pocas las personas que, movilizadas activamente y participando de las luchas contra el sistema dominante y por el fin del lucro en la educación, desde diversos ámbitos, han comenzado a levantar la consigna de luchar por un plebiscito y por cambios en la Constitución. Lo que me recuerda el viejo dicho que mi abuela Ofelia, campesina de Huechun Alto solía decir cuando algo no la convencía del todo: ‖¿Yo? ¡No comulgo con ruedas de carreta!‖. No es nada nuevo que en medio de los escenarios políticos de crisis, de agudización de la lucha de clases, de confrontación, como los que hemos estado viviendo en el país los últimos meses, surjan los espejismos, las propuestas bien intencionadas que terminan por confundir, desviar o paralizar las fuerzas populares, tras objetivos que a la larga terminan por ser elementos determinantes en las derrotas, retrocesos o dispersión de las fuerzas populares. Recordemos solo algunos episodios de la historia de Chile; como aquella consigna de ―¡A elevar la producción!‖ a fines de 1972, en pleno periodo de una aguda confrontación de clases, cuando las ofensivas de la burguesía arreciaban en contra del pueblo y los trabajadores, y cuando se trataba precisamente de articular poder popular, acumular fuerzas, desatar una contraofensiva popular para enfrentar a la burguesía. Por supuesto que había una justificación para el llamado a elevar la producción y poner tal consigna como central: demostrar a las clases medias y a todo el país que los trabajadores tenían disciplina laboral y que podían ―producir‖ lo que el país necesitaba a pesar del boicot y los paros patronales. Como no recordar aquella otra consigna, establecida en el Conclave de Lo Curro que llamaba a ―Consolidar para avanzar‖ señalando que las tareas del momento no eran la revolución socialista sino una revolución democrático-nacional con participación de una supuesta burguesía progresista, a la que no se debía asustar (¿) y por tanto había que buscar ampliar la base de apoyo social, argumento que dio paso en el ultimo periodo de la Unidad Popular al llamado dialogo UP/Iglesia, luego al dialogo UP/DC, luego al Gabinete UP/Generales y en último termino alimento las esperanzas del propio Salvador Allende que existía una posible solución a la crisis nacional convocando a…. un plebiscito para el 14 de septiembre del 73, que por supuesto nunca se realizó porque todas las maniobras anteriores eran parte de la estrategia del golpismo de ―amarrar‖ mientras avanzaban en su estrategia principal: el golpe de Estado para destruir al movimiento popular en todo sentido e instalar la profunda contra revolución que vivimos hasta el día de hoy. Como no recordar los argumentos que en medio de la lucha contra la dictadura se plantearon, ojo, no solo desde el reformismo, sino desde el propio campo de los revolucionarios: que no era posible un triunfo popular, que el movimiento ya no tenia fuerza (¿No les parece conocido ese argumento?), que el desgaste, que los muchos muertos, que las capas medias, que en fin, era necesario buscar una salida ―democrática‖, de consenso, de las amplias mayorías….que era preferible en ultimo caso ―recuperar espacios democráticos en que el movimiento popular iba a crecer, desarrollarse y avanzar‖….con lo que finalmente amplios sectores de masa se volcaron a apoyar la salida negociada con la dictadura e instalar la pseudo democracia que hemos vivido durante los últimos veinte años. Y esta salida ―por el mal menor‖, por lo ―posible y realista‖ significo nada mas y nada


menos que la mayor desarticulación del movimiento popular, la fragmentación, la atomización, el desencanto y el retroceso que permitió a las clase dominantes avanzar sin contrapeso alguno, incluso con el ―consenso‖ y complicidad de quienes desde el campo popular se convertirían a poco andar en parte importante del sistema de dominación. Obviamente me refiero a toda la pléyade de ex revolucionarios de la concertación, camino a no poco andar asumieron también los que centraron su lucha contra ―su exclusión‖ y que hoy son parte del circo politiquero que ponen los poderosos para entretener y desviar las luchas populares. ¿Cambiar la Constitución? ¿Cambiar las leyes fundamentales que determinan el carácter del Estado, de su economía, de su organización? Por supuesto que el movimiento popular debe aspirar a eso. Pero para ello hay que tener PODER. Para ello hay que derrotar a las clases dominantes y eso no se logra con plebiscitos ni con votaciones. Huele mas claramente, a intentar sacar a las masas del escenario de confrontación que se ha ido construyendo desde el propio campo popular, luchando por sus reivindicaciones, para meterlo nuevamente en los espacios y canaletas donde la burguesía y el gran capital corren con ventajas, donde tienen los millones para invertir en propaganda, el control absoluto de la prensa, de los medios de comunicación. Escenario ideal donde ellos acumulan fuerza y suman a todos los despolitizados, a los sectores más atrasados del campo popular, en el escenario donde vuelve a predominar el clientelismo político, la compra de votos, el acarreo. ¿Para qué buscar ese escenario que puede terminar peligrosamente en nuevas derrotas, letras chicas, leyes y compromisos de amarre, escenario predilecto precisamente de los dirigentes sociales y sindicales burócratas, vendidos, que hoy son los adversarios a remover? Y supongamos que esto fuese posible, igual que lo fue el Gobierno de la Unidad Popular, ¿Quién puede asegurar que los dueños del poder y las riquezas respeten los resultados de una consulta? ¿Las FFAA golpistas ayer, anteayer y hoy? ¿El Poder Judicial y todos los poderes del Estado constituidos y controlados por ellos mismos? Basta de ingenuidad. Hemos comulgado demasiadas veces con las mismas ruedas de carreta. Hoy mismo se ha operado un cambio de gabinete donde de fondo nada cambia, salvo que la UDI y Longueira llegan finalmente a obtener mayor espacio en el Gobierno para sus políticas reaccionarias y cavernícolas. Lo hemos dicho en otras oportunidades: No más espejismo. El movimiento de masas que recién se comienza a levantar es demasiado frágil para hipotecarlo en aventuras que terminaran reforzando el sistema de dominación. Para los revolucionarios es claro que el actual momento de agitación y efervescencia social permite acumular fuerzas, ganar en organización popular, en conciencia, en preparar luchas locales y extenderlas. No existen atajos en la lucha de clases: se trata de acumular fuerzas preparándolas para una lucha de largo aliento que sabemos debe llegar a todos los rincones de la sociedad, a todos los pueblos, ciudades, fabricas, paking, escuelas, poblaciones, universidades, fundos, puertos, minas, talleres, liceos, que debe involucrar a vastos sectores que aun no se movilizan porque aun están presos de la propaganda y futuro que les dibujan los poderosos. No nos confundamos. Lo obrado hasta hoy es magnifico, un tremendo salto respecto a otros años. Pero pensar que estamos frente a una crisis revolucionaria o que se está abriendo un periodo prerevolucionario es simplemente voluntarismo, tan dañino como el espejismo de creer que existe ya el poder suficiente para cambiar la constitución ahora.


Y que lo digan los pobladores de Dichato, quienes terremoteados y hacinados en mediaguas, salieron ayer a denunciar las mentiras de la supuesta reconstrucción recibiendo palos, el guanaco y bombas lacrimógenas en sus propios hogares. Y no estaban encapuchados, ni había terroristas, ni violentistas, y ningún alcalde, intendente, dice haber llamado a las ―fuerzas del orden‖. Simplemente llegaron para poner ―su orden‖, su ―institucionalidad, su ―mesa de diálogos‖, sus soluciones. Preguntémonos simplemente que vamos a hacer cuando las masas derechistas salgan a la calle empujadas por la burguesía, o las ―nunca vencidas‖ FFAA. Dicho de otro modo: el pueblo chileno ya jugó el partido de la ―democracia‖, de las ―elecciones‖ y lo ganó para perder en la lucha real y concreta por el poder, lucha que se dirime en los escenarios de las fuerzas concretas. No podemos repetir la historia. Por cierto hay que seguir luchando, movilizándose, peleando por las reivindicaciones locales, regionales, nacionales, pero sin perder la vista del proceso global de la lucha de clases, sin dejar de tener claro que se trata de la lucha por el poder, y que la única forma que tenemos los de abajo es crear y desarrollar el incipiente poder popular que hoy día comienza a dibujarse. La lucha continua. ¡Trabajadores al Poder! Guillermo Rodríguez Morales; Santiago, 19 de julio de 2011‖. LA PROBLEMÁTICA DEL ESTADO TRAS EL CIUDADANISMO Y LA CONSTRUCCION DE HEGEMONÍA: RESCATANDO A GRAMSCI DE LAS FAUSES DEL REFORMISMO El 11 de julio de 1919 Lenin advertía a sus oyentes en la Universidad de Sverdlov que ―el problema del Estado es uno de los más complicados y difíciles, tal vez aquel en el que más confusión sembraron los eruditos, escritores y filósofos burgueses‖37. La afirmación de Lenin no era gratuita, particularmente si se considera las profundas implicancias políticas del llamado ciudadanismo, o si se prefiere en forma aún más específica, con el llamado ―Poder Popular Constituyente‖. Previo a la discusión sobre el Estado conviene precisar algunas cuestiones de orden teórico relevante. Dos son las teorías dominantes en la sociología que interpretan el papel del Estado en la sociedad: el funcionalismo y el marxismo. Para el marxismo, el Estado pertenece a la superestructura, la cuál está determinada por la economía. Es decir, el Estado sería aquel conjunto de instituciones, leyes, institutos armados y burocracia que está determinado por las relaciones de producción. En contraste, para el funcionalismo, la sociedad se ordena en varios subsistemas interdependientes unos de otros por medio de la función que cumplen en la sociedad, sin que ningún subsistema (y por tanto ninguna función) sea determinante. Para el funcionalismo, el Estado pertenece al subsistema político cuya función es la conservación del equilibrio social. En consecuencia, mientras para el marxismo la economía (relaciones de producción) determina al Estado, para el funcionalismo no hay un determinante del Estado. No obstante el funcionalismo reconoce que el subsistema cultural es preponderante en la sociedad, porque aporta la fuerza cohesiva por medio de los valores y el control social del grupo sobre el individuo. Por otro lado, mientras el marxismo apuesta a la ruptura del orden, el funcionalismo apuesta a la conservación del orden y del equilibrio social. En este último sentido, el marxismo le atribuye un gran papel al desarrollo de las contradicciones en la realización de los cambios sociales. Por el contrario, el funcionalismo se preocupa de eliminar los factores de desequilibrio y contradicción social a fin de poder conservar a las bases de la sociedad. La principal consecuencia de lo anterior es que el marxismo aspira a un gran cambio social, es decir al cambio de unas formas de gobierno y de producción por otras que signifiquen la plena libertad para los trabajadores y la humanidad en su 37

―Sobre el Estado‖, Conferencia pronunciada en la Universidad de Sverdlov, en Obras Completas de Lenin, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekin 1974.


conjunto. Por el contrario, el funcionalismo apuesta a la realización de pequeños cambios que vayan corrigiendo en forma gradual los desequilibrios en el entendido de que los cambios se producen por pequeños ajustes dentro del sistema mismo a fin de conservarlo. En consecuencia, mientras el marxismo se plantea los cambios desde una perspectiva conflictualista de agudización de las contradicciones y de los antagonismos, el funcionalismo se plantea los cambios desde una perspectiva integracionista de la sociedad, apostando siempre a su cohesión. De esta manera, mientras para el marxismo el Estado es un instrumento de dominación de clase, para el funcionalismo es un subsistema regulador de los conflictos sociales. Empero, últimamente ha aparecido una nueva concepción de Estado. Esta es la teoría de sistema derivado. En rigor, lo que plantea esta concepción teórica es que la relación entre el conjunto de las instituciones políticas y el sistema social es una relación de demanda y respuesta. De este modo, la función del sistema político es dar respuesta a las demandas que provienen del ambiente social. Es decir, el Estado debe convertir las demandas en respuestas. Las respuestas políticas se dan bajo la forma de decisiones colectivas obligatorias para toda la sociedad lo que a su vez va cambiando y transformando el ambiente social. En este sentido, esta teoría apuesta a un cambio continuo de carácter gradual o brusco de acuerdo a la capacidad para responder a las demandas. El cambio puede ser brusco cuando el Estado se vea sobrepasado y sobrecargado de demandas frente a lo cual se puede interrumpir el flujo de retroalimentación. Esto conlleva a que, las instituciones políticas, al no poder dar respuesta a las demandas, deben sufrir un proceso de transformación que puede conllevar a un cambio completo38. La pertinencia de la precisión anterior dice relación con el hecho de que las teorías ciudadanistas consciente e inconscientemente recogen en toda su magnificencia las idea de que el Estado es un espacio político dotado de cierta autonomía relativa39 o que el Estado debe ser valorado más allá de su carácter de clases a saber, en la dimensión orgánica y material de su funcionalidad40. Peor aún, fundamentan estas inspiraciones autonomistas y ascéticas del Estado en el gran comunista italiano Antonio Gramsci actualmente una especie de rehén revolucionario en las mazmorras de las teorías reformistas sobre la política y el Estado. ¿Qué nos dicen nuestros teóricos del reformismo sobre el Estado? Una primera cuestión que es enrostrada es que tal como Marx nunca termino su estudio sobre ―El Capital‖ tampoco elaboro o termino teoría alguna sobre el Estado. Este hecho dota de libertad de análisis y un espacio vacío que se llena afirmando que si bien es cierto el Estado tiene una naturaleza de clases, en su configuración interna, en sus niveles decisorios, en sus núcleos claves, en los centros de poder estratégicos y en sus funciones el Estado es un terreno en disputa entre las distintas clases sociales. Y esto sería así porque el Estado tiene un conjunto de recursos y bases materiales e ideológicas que le son propias y que no dependen de dominación política clasista alguna. Por consiguiente el Estado ve como su origen de clases va quedando atrás para, a medida que se fortalece su aparato burocrático, ir adquiriendo cada vez con mayor fuerza un carácter mediador en el conflicto social. En consecuencia el poder del Estado es una cosa muy distinta al poder de clases. Dicho esto, se debe combatir la reducción del Estado a un simple instrumento de dominación de clases. Con esto, la tarea fundamental a acometer seria concentrarse en el modo de organización interna del Estado toda vez que, si se llega a controlar algunos centros o núcleos de poder, es posible que el Estado beneficie directamente las aspiraciones económicas de intereses de clases diversos. En este sentido el Estado es un territorio político en disputa y mantiene una autonomía relativa respecto de las 38

Sobre estos aspectos véase el libro ―Acumulación de capital en Chile. Crisis y desarrollo, últimos 40 años‖, Marcelo Cornejo Vilches, Editorial CIPOD, Santiago de Chile, 2011. 39 La autonomía relativa del Estado la planteo Nicos Paulantzas en ―Poder Político y Clases Sociales en el Estado Capitalista‖, 18ª. Edición, México, Siglo XXI, 1979. 40 Norberto Bobbio, ―Estado, Gobierno y Sociedad. Por una Teoría General de la Política‖, Fondo de Cultura Económica, México 1989.


clases sociales. Y esto sería así porque en el seno del aparato del Estado solamente algunas áreas o núcleos específicos detentan el poder efectivo o la capacidad de control, iniciativa y decisión real. Estos núcleos pueden ser ocupados, controlados o influidos directamente por diferentes clases sociales. De este modo ―el poder relativo‖ de cada clases social se puede medir por la distancia o lejanía en relación al centro decisorio estatal más importante. Esto no puede ser de otro modo si se considera al Estado como un acervo de distintos niveles tanto inferiores como superiores cuya complejidad depende del nivel de subordinación a determinado núcleo de control y poder efectivo. En conclusión, ―el carácter del Estado‖ es distinto al ―aparato del Estado‖ y la forma en que se organiza y realiza sus funciones también es diferente al control de tal o cual clases social. Estado y clases serían dos polos distintos y autónomos de una misma relación histórica. A estas ideas se la reviste de un grado mayor de complejidad al asociarle como contenido algunas ideas supuestamente planteadas por Antonio Gramsci41. De este modo, se afirma que el célebre comunista italiano habría entendido al Estado en un sentido orgánico y más amplio que el de mero instrumento de clases, definiéndolo como el conjunto formado por la sociedad política (productora de la fuerza y coerción) y la sociedad civil (generadora del consenso y hegemonía –dominación político ideológica-). Este sería el "Estado integral", donde el Estado es apenas una muralla externa; detrás de ella hay una compleja y poderosa estructura de represas, pesas y contra pesas, y sofisticadas fortificaciones que resguardan la estructura de dominación. El Estado es tan solo una zanja exterior, detrás de la cual se levanta un poderoso sistema de fortificaciones. Por ello la estrategia política en lugar de ser el enfrentamiento directo, debe ser el avance político gradual por medio de la construcción de una contra-hegemonía ideológica. Así, la diferencia entre los sistemas políticos de cada región o país dependería del grado de desarrollo del capitalismo. Por consiguiente en una sociedad de gran desarrollo el Estado es un mero cascaron, mientras que en una sociedad de desarrollo capitalista precario el Estado viene a representar un todo compacto con la estructura económica. Dicho esto, la lucha política se representa mejor como una guerra de posiciones al interior de ese gran terreno que es el Estado. En esa guerra de posiciones hay que ir venciendo y conquistando casamatas y trincheras de las áreas vitales del mismo Estado para, de este modo, hacerse del control estatal. No obstante, afirmar que el Estado es un entrelazamiento de casamatas, y puntos de decisiones autónomas, significa afirmar que entre ellos no existe una lógica, una ideología, una ligazón que los vincule. ¿Cómo se amarran entre sí estos compartimentos?, ¿es posible que existan niveles estatales neutros que medien en la lucha de clases o que sirvan de "premio" para una u otra clase o fracción de clase en lucha?. ¿Que papel juega el Estado en la economía?. Los ciudadanistas tampoco se refieren a este problema. ¿Acaso el Estado actúa en forma independiente o neutra respecto al plano económico? Llegado a este nivel del análisis podemos cuestionar también el criterio básico con que se plantean los ciudadanistas a saber, la separación entre función de Estado y organización estatal. Pero, ¿de donde nace la función del Estado?, ¿la organización no es resultado de la función? Este método analítico propio del ciudadanismo hace que este nunca rebase los límites del mero formalismo cognoscitivo toda vez que cae en cierto fetichismo ideológico institucionalista al atribuirle vida propia a sectores del aparato del Estado, como si sus partes se comportaran como una clase social real. Es como imaginar a un ser vivo con brazos y piernas con vida y conciencia propia distinta a la existente en el resto de los miembros del mismo cuerpo. Esto da indicios de que el ciudadanismo es puro formalismo.

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―Cuadernos de la Cárcel‖, Edición Crítica del Instituto Gramsci, Biblioteca ERA, México 1985.


Por consiguiente el problema no es si operan o no las determinantes de la sociedad de clases en el Estado, sino cómo operan las leyes de la sociedad de clases en el proceso de construcción, organización y función del Estado. Negar esta problemática por medio de la relegación y exclusión del materialismo histórico sustituyéndolo por el estudio específico de casos particulares y locales tal como lo hace el ciudadanismo es caer en cierta vulgarización del historicismo. Esto porque aunque se diga que Marx no termino el capital, el capital nace de la explotación asalariada. Análogamente aunque se diga que Marx no acabo una teoría del Estado, este funda su naturaleza, lógica, funcionamiento y aparato en la lucha de clases y la sociedad de clases. En este marco creemos necesario recordar lo que Marx apuntaba en ―La Contribución A La Crítica De La Economía Política‖: ―El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, político y espiritual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. En cierta fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o bien, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad en el seno de las cuales se han des-envuelto hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se transforma más o menos rápidamente toda la superestructura inmensa. Cuando se examinan tales transformaciones, es preciso siempre distinguir entre la transformación material -que se puede hacer constar con la exactitud propia de las ciencias naturales- de las condiciones de producción económicas y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en breve, las formas ideológicas bajo las cuales los hombres toman conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Del mismo modo que no se puede juzgar a un individuo por lo que piensa de sí mismo, tampoco se puede juzgar a semejante época de transformación por su conciencia; es preciso, al contrario, explicar esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Una formación social no desaparece nunca antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen relaciones de producción nuevas y superiores antes de que hayan madurado, en el seno de la propia sociedad antigua, las condiciones materiales para su existencia.‖42 Creemos necesario recordar que la única forma en que se puede caracterizar la acción política y evaluarla, la única forma de conocer al Estado, es por sus resultados en sus acciones. ¿Cuáles han sido los resultados políticos e ideológicos del estado burgués en la historia?, ¿existen casos de estados burgueses en que en la practica hayan significado la liberación de los explotados y dominados?. Si el Estado es la super estructura del capitalismo, este tiene una sustancia ideológica inyectada a cada momento y lugar en las venas de la sociedad por medio de los sistemas educativos, comunicacionales, publicitarios, etc, a todas las dimensiones del Estado: poderes, estructuras, organismos, medios, jerarquías, simplemente porque la base económica de la que dependen los individuos descansa en la propiedad privada y la explotación al trabajo asalariado. El ciudadanismo subraya y sobre enfatiza la fracción, la separación, pero ¿qué une a todas las fracciones de clase hegemónicas?, ¿como se organizan esos pensamientos e intereses? Sólo es posible sustentar la hegemonía en algunos pilares ideológicos fundamentales, cierta homogeneidad ideológica compartida por todas las facciones de clase dominante y aceptada por las clases subalternas. Por ejemplo, ¿qué permite que los intereses de los bancos y los intereses materiales de 42

―Contribución a la crítica de la economía política‖, Carlos Marx, Editorial Progreso, 1989, pagina 7-8


las PYMES, pese a ser intereses económicos contradictorios, permanezcan acoplados y unidos en la historia?, La articulación e imbricación entre distintos intereses de clase dominante sólo puede provenir del respeto a la propiedad privada y a las leyes económicas del capitalismo. Esta es la base sobre la cual se pueden ensamblar distintos intereses económicos. En el ciudadanismo todo lo referido a la guerra, la hegemonía, las clases, el partido, la propiedad privada y la esencia del capitalismo desaparecen como por arte de magia. Se olvida que en todos los análisis hechos sobre Gramsci los conceptos ―hegemonía‖, ―Estado‖, ―partido‖, ―política‖ y ―filosofía‖ se explican y adquieren contenido en el marco de la lucha de clases, o de la guerra civil de clases. En este sentido, Gramsci nunca olvido que la guerra es el sometimiento del enemigo venciendo su voluntad y capacidad de luchar o resistir. El propósito es que el enemigo haga suya las ideas, principios, teorías, filosofía, ideología del vencedor. Es a este proceso de sometimiento que Gramsci le asigna una importancia superlativa, conceptualizándolo como Hegemonía. Si no se entiende el esfuerzo de Gramsci en perspectiva de lucha de clases y de explicar el desarrollo de la guerra de clases en la sociedad, toda interpretación es errada, máxime que Gramsci no se cansa de señalar que en la sociedad capitalista son las relaciones sociales materiales de explotación y dominación las que explican un tipo determinado de hegemonía. En este sentido, su preocupación primaria será entender la prolongación del control burgués y la subordinación o sometimiento de los explotados sin obligar a los dominadores a desgastarse permanentemente empleando métodos y técnicas coercitivas, materiales y físicas. Tampoco debe olvidarse el énfasis e importancia puesta en el origen social e histórico de los conceptos. Estos se explican en función de las relaciones sociales de producción. Su contenido en una sociedad capitalista es llenado con la sustancia provista por la fuente social e histórica que en el capitalismo no es otra más que la explotación asalariada de la burguesía sobre los trabajadores. Este antecedente es vital porque Gramsci al explicar la dominación de clases incorpora como sostén a la Hegemonía, aquel sometimiento, consentimiento, legitimidad y reproducción que los explotados, los dominados, los productores del valor y la riqueza en la sociedad realizan con el aparato legal, ideológico, cultural, identitario de la clase dominante y explotadora. Sabemos que las cosas más elementales tienden a olvidarse. Por eso es preciso que nos preguntemos ¿qué hace suponer a los apologistas del ciudadanismo la no producción de sus conceptos bajo la hegemonía burguesa si lo primero que hacen es disociar el análisis social de las fuerzas en que se funda la realidad histórica?, ¿sigue teniendo validez teórica el concepto hegemonía si este es desprovisto de su cuna, la lucha de clases? ¿Para qué se ha perfeccionado y complejizado el sistema educativo, ideológico, publicitario y comunicacional de la sociedad?. ¿Es posible que el refinado concepto heredado por la burguesía (que hoy se funde en el ciudadanismo) pueda educar a los dominados y explotados con miras a su revolución y liberación? A continuación el rompecabezas se extiende pues ¿cómo construir contra hegemonía sin poder político real, sin cambiar radicalmente las relaciones sociales? ¿Qué rol ocupa la política en el ciudadanismo?, ¿cómo se hace política en el ciudadanismo?, ¿qué sentido tiene discutir o deliberar sin la posibilidad de aplicar, concretar y materializar la acción y el discurso?, ¿se puede disputar la hegemonía burguesa sin la acción política real y concreta de los explotados?. ¿Cómo se hace para que las clases hegemónicas pierdan su preeminencia y obedezcan o se sometan a la contra hegemonía? En este sentido creemos que el ciudadanismo promueve una política de fachada, de apariencia, de participar sin decidir, de discutir sin convertir la voluntad en acción, en proceso y contenido político real. El asambleísmo sin conciencia de clases, sin política, sin proyecto de liberación, no es acción política real, es sólo un cúmulo de discursos castrados de su potencial revolucionario. Si la crítica


une teoría y práctica, la única forma de dotar de efectividad la acción política propia de un lógica de asamblea es criticando sus presupuestos ciudadanistas. El papel unificador desempeñado en algún momento de la historia por parte de la Iglesia, la nación, el Estado, el pueblo, hoy es asumido por la ―asamblea de ciudadanos‖. Dotar de mayores niveles de cohesión entre ―los de arriba‖ y ―los de abajo‖, ese es el cometido del ciudadanismo sin conciencia de clases, sin política revolucionaria, si vocación de poder, sin acción, sin armas, sin partido revolucionario. Es sólo la palabra desarmada e inerme frente a sus verdugos. Por esta razón el ciudadanismo es puro eclecticismo pues se convierte en amalgama que unifica y es funcional a la hegemonía burguesa. Ahora bien, Gramsci subraya que la única forma que tienen los explotados para desafiar, desmontar y destruir la hegemonía es el partido revolucionario. Este ―Moderno Príncipe‖, ¿qué rol y función tiene en el entramado discusivo del ciudadanismo?, dicho de otro modo, ¿qué importancia le asigna el ciudadanismo al partido revolucionario?, ¿podemos construir hegemonía o desmontar la hegemonía burguesa sin un partido político revolucionario?, ¿se puede aspirar a desconstruir el Estado burgués sin construir previamente el partido político revolucionario? Es menester recordar que para Gramsci la síntesis entre teoría y práctica es el partido revolucionario, fuente a su vez de la nueva legitimidad y de la nueva cohesión social. El partido es clave en la cristalización de la conciencia de clases, de esa ―voluntad colectiva‖ a la que recurren para justificarse ante la historia las distintas clases sociales cuando han hecho su revolución. El partido político revolucionario es ese nuevo ―Espíritu Universal‖, ese nuevo Estado en ciernes que corta los tentáculos del poder que se derriba. A este respecto es conveniente recalcar que las crisis de hegemonía hunden sus raíces en la crisis material del capitalismo, la que siempre obedece a factores objetivos. Empero, hasta el momento el capitalismo ha logrado superar sus crisis recurriendo a sus propios arsenales. Sólo la iniciativa política revolucionaria de los explotados es capaz de sellar la puerta a las eventuales salidas del capitalismo. La problemática es central toda vez que Gramsci sostiene que el partido revolucionario es la estructura y plataforma básica para crear ese nuevo proyecto histórico que hace brotar la férrea convicción y voluntad de resolver el problema de los explotados y dominados destruyendo y superando la super estructura burguesa. Dicho esto, los ciudadanistas nunca aclaran como ejercer el poder efectivo. Por ejemplo, ¿qué papel tienen las armas, la violencia y la ideología en el proceso político?. Solo se puede cavilar cierta propensión al pacifismo y al legalismo más no una definición clara respecto a cómo hacer de la política una actividad con resultados sustantivos. En el plano epistemológico los ciudadanistas se caracterizan por la incapacidad de lograr una síntesis entre teoría y práctica. Ven como cosas separadas la hegemonía y la lucha de clases, la dominación y la guerra, el discurso de la acción política, la capacidad de reunirse a deliberar y la forma en que debe imponérsele a los explotadores las decisiones de los explotados en dichas deliberaciones. En definitiva separan lo social de lo político y lo político lo definen institucionalmente. En este sentido generan un conocimiento meramente formal. Se refugian en Gramsci pero lo vacían de su contenido al pretender disociar la hegemonía de la guerra de clases, o el carácter de clases de la sociedad respecto del aparato estatal. Olvidan que el momento cúlmine de la realización de la política es la revolución, la creación de un nuevo Estado, de un nuevo poder y de una nueva sociedad. Pretenden explicar a Gramsci, pero sin las ideas de Gramsci. Reclaman el concepto hegemonía pero rechazan el concepto de guerra de clases. Hablan de política para los dominados pero sin un partido político revolucionario. Anuncian una reacción violenta de parte de los dominadores, pero se niegan a preparar una estrategia y táctica que signifique usar la violencia


de los dominados y explotados contra sus opresores. Describen el tremendo poder ideológico inyectado permanentemente a las venas de los explotados, pero rechazan la convicción de crear una plataforma ideológica contestataria a la hegemonía imperante. Describen cómo el bloque hegemónico pese a presentar distintas fisuras y contradicciones se mantiene cohesionado, pero rebaten la idea de crear una plataforma ideológica homogénea entre los dominados para enfrentar la hegemonía de los dominadores. Algunos incluso se declaran enemigos acérrimos de todo tipo de Estado y luchan contra el actual Estado Nacional chileno, pero alegremente se reclutan en la lucha por la construcción de un Estado Mapuche, siéndoles absolutamente indiferentes la existencia de contradicciones de clases insuperables entre los mismos mapuches. En definitiva clausuran los efectos y resultados de la acción política de los explotados y dominados, la que no puede ser otra más que la construcción de una nueva hegemonía mediante la revolución.

LA BANCARROTA TEÓRICA E IDEOLÓGICA DE LAS IZQUIERDAS “¡¡A LA PEQUEÑO BURGUESÍA NO DEBEMOS CREERLE NI UN TANTITO ASÍ!!” El año recién pasado quedo registrado en el imaginario colectivo como ―el tiempo de las movilizaciones ciudadanas‖(G. Salazar), ―el momento en que el modelo hizo crisis‖ (A. Mayol), ―la indignación cultural y democrática de la juventud‖ (M. Claude). La caracterización de la coyuntura no podía ser mejor descrita por los propios ideólogos pequeños burgueses, esa plaga de intelectuales a sueldo de ONGs, FONDECITs, Universidades y cuanta cantidad de espadachines de la charlatanería que, auto-convencidos de que sus flatulencias y excrecencias forman parte del más bello arte jamás creado, pregonan sin pudor con generosa grandilocuencia oscuros embustes y representaciones pasadas a contrabando como profecías autocumplidas. Reclaman que ―el Cobre es Chileno, no del extranjero‖, exigen una ―Asamblea Constituyente‖ y un ―País más Igualitario‖ construido en base a ―Cooperativas Productivas‖ (como los epígonos del Partido Igualdad y compañía), reprochan al ―Modelo Neoliberal y autoritario‖ así como su ―Injusta Distribución del Ingreso‖, claman por participar en ―la política de verdad‖, esa que se confecciona con paciencia benedictina en elecciones periódicas de autoridades, mismas que, cuán producto de marketing promocionado por una gran compañía multinacional, permite ―llegar a las conciencias de millones de personas‖ a la vez que gimen y exclaman por un ―sueldo mínimo de 350.000 pesos‖ porque ―se debe tener derecho al trabajo digno‖, comparando los salarios locales con los de Europa o, incluso, EE.UU; denuncian la ―dominación capitalista neoliberal‖, esa que margina ―al pueblo‖ a las ―mayorías rebeldes‖ y ―a las organizaciones populares‖, considerando una cuestión debatible y, por tanto, abierta a revisión y cuestionamiento, el hecho relativo a si los explotados construyen o no una identidad de clases. Denuncian la ausencia de ―una verdadera reforma tributaria‖ incluso, frente a la última reforma tributaria de Piñera, la niegan vehementemente, a la vez que se comparan las ―razonables y buenas‖ cargas tributarias de los países miembros de la OCDE. Lo curioso es que son estas mismas voces las que le asignan a los grandes países capitalistas -en particular a EE.UU. y también a Europa- la actual hora del juicio final en base a su pesada y abultada deuda pública la que, siendo muy mala compañía para ellos, pasa a ser fuente de toda virtud para nuestros países subdesarrollados en la medida que alimenta las política keynesianas de demanda agregada y producción. Pero, si esta es la escuálida lectura de la realidad local, el raquitismo teórico llevado a un plano de abstracción más global termina por distinguir un eje de poder internacional ―bueno‖ -el de Rusia y China con sus foros BRICS y Cooperación Económica de Shangai- opuesto a la injusticias y brutalidades del imperialismo ―malo‖ e ―irresponsable‖ compuesto por EE.UU, la Unión Europea y


todo un séquito de ―Estados Vasallos‖ agrupados en la OTAN. Finalmente es el poderío y potencial de Rusia y China quienes tendrán que detener y desmontar al imperialismo en sus ansias conspirativas por conquistar y destruir al mundo. La salvación de un Estado progresista está en aumentar el nacionalismo y parapetarse tras el potencial económico-militar de China y Rusia quiénes, actualmente, defienden ―dignamente‖ a países soberanos y progresistas como Siria e Irán atacados por el malvado imperialismo. Por cierto, que en este esquema están fuera de foco las causas que llevaron a este supuesto eje anti-imperialista no sólo ha aprobar sino también a promocionar diplomática y políticamente la destrucción y desmantelamiento de Libia. Tampoco entran en esta concepción problemáticas ―menores‖ tales como las relaciones económicas que llevan a China a salvar a un ―decadente y terminal‖ Estado norteamericano –y una perpleja y quebrada Unión Europea- o, a una República Capitalista de Rusia esperanzada en forjar una alianza económica y militar con sus ―socios‖ europeos (jerga que usan Putin y Lavrov para referirse a la OTAN). Para nuestros izquierdistas eso de entrar a explicar las relaciones y contradicciones entre unos y otros o, fundamentar por qué EE.UU estaría en una fase terminal de su poderío imperial, son meras ―nimiedades‖ sin mayor relevancia. Es más fácil postear en Facebook la jerga liberal y oportunista usada por Russia Today para referirse a esa asquerosa plaga de criminales de AlqaedaCIA en sus variantes CNT libio o Ejercito Libre de Siria, todos disfrazados como ―rebeldes‖ (y por tanto la versión ciudadanista del medio oriente a la que los medios de guerra psicológica –BBC, CNN, FOX, AlJazeera, AlArabiya, etc- llaman ―Primavera Árabe‖) que lucharían para liberar a sus pueblos de las garras de la tiranía para llevarlos a la ―democracia liberal y occidental‖. Pero los hechos son porfiados y no hay forma de hacerlos encajar en las fantásticas y caprichosas mentes de nuestras izquierdas. Un breve y conciso vistazo al panorama internacional echan por tierra las supuestas contradicciones apocalípticas entre los distintos ejes de poder imperial mundial. Así, por ejemplo, la agencia de noticias SANA informa el 19 de julio de 2012 que ―Los combates en Siria se graban en Qatar. En cercanías de Doha se preparan decorados que simulan ser edificios gubernamentales sirios para rodar filmar falsos enfrentamientos‖. Casi al mismo tiempo el 18 de julio de 2012, la agencia de noticias iraní IRNA, señala que Irán, principal aliado estratégico de Siria, celebra que comenzara la perforación del mayor yacimiento conjunto con Qatar. Así se saludan las excavaciones del mayor yacimiento petrolífero conjunto con Qatar en el Golfo Pérsico, según manifestó el Director General de la Compañía Pars de Petróleo y Gas, Musa Suri, mientras Irán solo extrae 35.000 barriles de petróleo al día del yacimiento de Pars del Sur, Qatar está extrayendo 450.000 barriles, según informes oficiales. Estamos hablando de nada menos que de Qatar, el Estado vasallo de la OTAN que financia a las bandas de criminales y terroristas de Alqaeda, brazo armado de la CIA en medio oriente. Pero, si esto resulta ya un enredo, entiéndase la información que trae la agencia Russia Today el 12 de julio de 2012 al señalar a Turquía –belicoso y proactivo aliado norteamericano en contra de Siria y miembro de la OTAN- estar pagando el petróleo iraní con barras de oro, burlando así el embargo occidental contra la economía iraní. De este modo, afirma la agencia haciéndose eco de Zaman Online, una agencia de noticias turca en los últimos meses Turquía ha cambiado alrededor de 60 toneladas de oro por varios millones de toneladas de crudo iraní, a pesar de las promesas de respetar las sanciones occidentales impuestas a la industria petrolera persa. Los pagos con oro realizados por Turquía a la República Islámica, se han disparado en los últimos meses frente a la creciente presión en forma de sanciones por parte de Occidente a la economía persa, ejercida para obligar a Teherán a abandonar su programa nuclear. Durante los primeros cinco meses del año Turquía, que es el quinto mayor importador de petróleo iraní, exportó a la República Islámica el equivalente a 3.000 millones de dólares en oro, según los datos del Instituto de Estadística de Turquía. Y cómo comprender esta otra joyita de la política exterior rusa hacia Siria. Mientras el 9 de julio de 2012, la agencia de noticias RIA NOVOSTI señala que Rusia se abstendrá de enviar aviones de instrucción y combate Yak-130 a Siria hasta que la situación en el país árabe ―se haya estabilizado‖,


dijo hoy Viacheslav Dzirkaln, subjefe del Servicio federal de cooperación técnica militar (FS VTS, por sus siglas en ruso). Dzirkaln hizo esta declaración en el marco del salón aeroespacial de Farnborough, en Gran Bretaña. Decisión que fue inmediatamente aplaudida por EE.UU. así lo confirma el cable fechado el día 10 de julio de 2012 en Washington, por la agencia RIA Novosti, según la cual ―Washington está contento con la decisión de Moscú de no realizar nuevos suministros de armamento a Siria‖. Casi simultáneamente en la misma capital norteamericana aquel 10 de julio , RIA Novosti informa que se anunció que ―Rusia y EEUU realizarán varias maniobras conjuntas para comprobar la interoperabilidad de sus unidades militares que participan en operaciones de mantenimiento de paz de la ONU, declaró hoy el jefe del Estado Mayor ruso, general Nikolai Makárov. "El objetivo de los ejercicios 'Atlas Visión', que se realizarán en 2013, será mejorar la interoperabilidad entre las unidades militares de Rusia y EEUU que participan en operaciones de mantenimiento de paz bajo la égida de la ONU", indicó Makárov que inició este martes su visita a Estados Unidos‖. Al parecer la asociatividad estratégica rusa con EE.UU incorpora varios componentes para el mediano plazo, de este modo en la ciudad de Moscú, 17 de julio, RIA Novosti nos informa que Rusia enviará en 2013 sus bombarderos estratégicos Tu-95MS a EEUU y recibirá la visita de respuesta de los B-52 estadounidenses, informó hoy el teniente general Anatoli Zhijarev, responsable de aviación estratégica en la Fuerza Aérea de Rusia. Por último, el 19 de julio de 2012 Yuri Ushakov, asesor del mandatario ruso Vladimir Putin informa a través de NOVOSTI en Moscú, que ―Los presidentes de EEUU y Rusia ya entienden mejor sus respectivas posturas en relación con el conflicto en Siria‖, esto al comentar una conversación telefónica que los lideres de EEUU y Rusia sostuvieron la víspera. La conversación, que se prolongó por 50 minutos‖. Ante estos hechos, no me canso de señalar la principal debilidad de los análisis de nuestras izquierdas. Su perspectiva primaria y final es geopolítica, en circunstancias que las contradicciones son de clases. Dado este supuesto, ¿cuáles son las contradicciones de clases en los imperios y entre los imperios que explican la geopolítica? La geopolítica viene a ser simplemente síntoma de algo profundo, que podemos llamar "la causa de la enfermedad", en ese sentido los síntomas o efectos pueden ser descritos, el problema es que no damos pie en bola a explicar los orígenes o causalidades explicativas. Y a partir de ahí menos aún somos capaces de hacer síntesis dialéctica. Esta es otra de las consecuencias del predominio ideológico y teórico pequeño burgués en los esfuerzos de comprensión social: se instala el análisis geopolítico estatal (el Estado, …el Estado, esa criatura tan adorada por la pequeburg y que impregna su quehacer y lógica) en lugar del análisis de clases a nivel global y local fundamental para una síntesis dialéctica que es esencialmente política e histórica. De otro lado la izquierda ―desconfiada‖, una abrumadora parte de la llamada ―izquierda revolucionaria‖ y la totalidad de la ―izquierda tradicional‖ no escatiman recursos por repartirse las reliquias y vestiduras de los apóstoles del chovinismo nacionalista, el reformismo electoralista más recalcitrante y el populismo romanticista más absurdo. No podemos envidiar nada, en lo más mínimo, a las grandes figuras del catolicismo vaticano tales como San Francisco y Santa Clara de Asís. En efecto, todo el discurso descansa sobre las firmes raíces del distribucionismo keynesiano y cepaliana de los 50 y 60, pasa por el constitucionalismo ramplón de la pequeño-burguesía francesa a veces disfrazado de ―reformismo armado‖ y termina ensalzando como gran emblema el nacionalismo productivista y corporativista de principios del siglo XX. Y sin embargo, ahí vemos a nuestros histriónicos comediantes, recriminándose mutuamente entre sí una mayor o menor intensidad y legitimidad histórico-discursiva: ¡¡reformistas!! –gritan los pseudorevolucionarios que enarbolan sin asco el electoralismo más desembozado y el nacionalismo productivista y corporativista más primitivo-, ¡¡Infantilistas!! –replican con indignación y desdén aquellos que, desde la tradición de la política parlamentaria, ven cómo se alzan las nuevas


generaciones de atrevidos impostores-. ¡¡Traidores y cobardes!! -exclamarán los agentes del reformismo armado-, esos que desprecian el trabajo social y político por considerarlo un campo irrelevante y sólo fértil para débiles y pusilánimes que rehúyen la verdadera lucha –―la lucha armada‖ por cierto-, enarbolando estrategias insurreccionales con ―carácter defensivo‖, sin masas conscientes y protagonistas del cambio histórico pues hace mucho tiempo que su lugar fue ocupado por ―los mejores hijos del pueblo‖ aglutinados en la ―orgánica político militar‖ desprovista de cualquier plataforma social y política real . Entre medio, no faltan aquellos ingenuos que saltan eufóricos por la apocalíptica llegada de una supuesta ―situación pre-revolucionaria‖ tan anunciada y a la vez tan esquiva, pero que llega en la hora justa para convocar a la clase de ―los productores‖ quiénes, apelando a la vulgarización de los grandes revolucionarios de la historia universal, impondrán sin vacilar el ―control productivo‖ y la ―nacionalización‖ sobre cuanta baratija sea comercializada desde los boliches y el comercio minorista de las poblaciones hasta los Malls y transnacionales de las carreteras y autopistas. La bancarrota teórica e ideológica de nuestras izquierdas no puede ser más evidente y lamentable. Debemos convenir que, con una buena dosis de indulgencia y un detenido análisis a sus consignas, discursos y líneas programáticas; la teoría y práctica de nuestras izquierdas no rebasan los bordes del ciudadanismo y un declarado estructuralismo marginalista. Peor aún, en lo económico, nuestras izquierdas ni siquiera son dignas depositarias de Adam Smith o David Ricardo. Nuestras izquierdas son abiertamente anti-bolcheviques, antileninistas, antimarxistas y totalmente ignorantes y ajenas al método del materialismo histórico y dialéctico. Nuestras izquierdas son declaradamente reformistas y no revolucionarias o, derechamente, antirrevolucionarias. Parafraseando al Ché que afirmaba ―¡¡Al Imperialismo no hay que creerle ni un tantito así!!‖, hoy debemos agregar a esta preclara sentencia ―¡¡A la pequeño burguesía no debemos creerle ni un tantito así!! Por esta razón es que no tienen lógica alguna los llamados a participar de los distintos juegos electorales amparados en la falsa creencia de pretender llegar con un mensaje que concite la simpatía y apoyo de la pequeño burguesía hacia las posturas de clase proletaria. No tienen ningún sentido. La pequeño burguesía no tiene proyecto de clases propio y su opción finalmente siempre se inscribe en el campo de la burguesía. Esto lo sabe la propia burguesía, por eso no se inquietan en lo más mínimo con los mediáticos y alardeados movimientos ciudadanista. La burguesía sabe que finalmente toda la cantinfleada ciudadanista es más agua para su propio molino y jamás estos movimientos decantaran en posiciones de clase antagónicas con la burguesía y si así lo hiciesen serían exterminados sin el menor pudor y contratiempo. En consecuencia, lo que aquí pretendemos es desmenuzar la ofensiva teórica e ideológica pequeño burguesa que nos hace retroceder y nos entrampa en abstracciones jurídicas e idealistas, ambos aspectos pertenecientes al campo de la conciencia burguesa y de la subjetividad pequeño burguesa. En esta trampa, a la que hemos sido conducidos por una pequeño burguesía espantada por la aceleración de los procesos de proletarización, es necesario hacer una implacable disección a un corpus teórico e ideológico consumido hasta en su medula por la ideología ciudadanista que ha intoxicado a una enorme cantidad de individualidades y colectivos valiosos de nuestra clase social asalariada, explotada y proletaria. En este sentido no podemos dejar de preguntarnos ¿por qué consentir a la pequeño burguesía?, ¿por qué rendir pleitesía a su ideología?, ¿por qué deberíamos dar fe ante la historia para su auto proclamado proceso de canonización y baños de pureza de esta ideología pequeño burguesa, ciudadanista y reformista? Esta intoxicación es inadmisible e inaceptable. Hay cuestiones que definitivamente no pueden ser tranzadas a saber, en primerísimo orden, arriesgarnos en la profundización, radicalización y politización en perspectiva revolucionaria de las luchas reivindicativas desplegadas a nivel local y


nacional en clave social y política que lleven a materializar experiencias y ejercicios concretos de poder político real e independiente por parte de los distintos sectores de nuestra clase social, restándole de este modo, toda legitimidad y significación real y simbólica a la presencia política territorial del entramado institucional y legal de los que se vale la burguesía para materializar y ejercer el poder a nivel sindical, comunitario y de los grandes movimientos de masas para, en este proceso, develar el carácter de clase del Estado y de cada uno de sus componentes y redes, único camino cierto de construcción de historia política de efectivo sustento para un de proyecto político de clases hegemónico que se evalúa en función de mayores niveles de profundidad en la conciencia política colectiva y que al mismo tiempo asume luchas socio políticas de mayor envergadura por la conquista y ejercicio del poder político real y concreto. El desafío es desentrañar y desplegar estrategias y tácticas que fortalezcan el proceso global de acumulación de fuerza social revolucionaria. En segundo término, no podemos olvidar ni por un instante que la construcción de fuerza social y revolucionaria es apenas uno de los componentes vectoriales de la gran tarea histórica por derrotar la hegemonía burguesa, el otro vector insustituible y determinante es la construcción de partido revolucionario cuya estrategia y táctica político y militar nace de la síntesis hecha en todos los planos de la lucha de clases, desde sus aspectos más reivindicativos, coyunturales y concretos hasta los más revolucionarios, estructurales y políticos de largo plazo. Ejemplo de la dominación ideológica y cándida reproducción que hacemos de ella es la consigna de ―Tu trabajo vale‖. Ha sido la Fundación SOL43 la que se ha encargado de popularizar este componente propagandístico aún en los círculos más radicales y conscientes del proletariado. Sin perjuicio de esto, la consigna es fruto de un largo deambular de otras panaceas tales como la lucha por ―El Trabajo Decente‖ en desmedro del ―Trabajo Precario‖ Sin embargo, bajo el aparente sentido común del mensaje encerrado bajo tales rúbricas se instalan en realidad dos vectores ideológicos esenciales del ciudadanismo, a saber: a) El llamado al Estado para que atienda los gritos de auxilio y concurra a la protección de la ciudadanía trabajadora que ve vulnerados sus derechos; b) El llamado a la ciudadanía trabajadora para que exija una más equitativa distribución del ingreso por medio de mejoras salariales y legales44. No obstante, queda flotando en el aire una problemática muy desagradable y persistente para el ciudadanismo: ¿bajo qué condiciones vale el trabajo?, ¿lo mismo vale el trabajo de un latinoamericano que de un británico, un chino o un alemán?, y junto con lo anterior, ¿la consigna en cuestión apela a las condiciones de la justicia, la equidad y la ética pequeño burguesa del Estado como sumo garante del ―valor del trabajo‖? ¿A qué tipo de valor y de trabajo se refiere, al valor y al trabajo realizado en la sociedad capitalista o, al valor y al trabajo generado en la sociedad colonial y aún esclavista? Como primera aproximación es necesario plantear que no es posible hablar del valor ni del trabajo en general si no se lo relaciona con las condiciones materiales e históricas en que se realiza ese trabajo y ese valor. Por consiguiente, lo que hace la consigna es rehuir el problema central sobre la generación de las condiciones materiales que permiten y obligan al obrero a permanecer –y también romper- con sus condición materiales de producción. Pero, inquiriendo un poco en la mentada consigna, aparece otra dificultad, un problema insalvable para los estrechos marcos teóricos ciudadanistas a saber, ¿es posible determinar el valor del trabajo? Ciertamente que ―determinar el valor del trabajo‖ es una afirmación del todo falsa e inconsistente con la realidad y las leyes de la economía. El problema así planteado ignora incluso a los clásicos fundadores del estudios de la economía política toda vez que lo que se puede determinar en la 43

http://www.tutrabajovale.cl/propuesta-fundacion-sol/ También véanse los siguientes escritos: ―Trabajo Decente V/S Trabajo Precario‖, Selección de Artículos de varios autores, Le Monde Diplomatic, Editorial Aún Creemos en los Sueños, editado con el apoyo de la Fundación Frederick Ebert, Santiago de Chile, 2011. Además ver: ―El Trabajo. Valor y Sentido del Trabajo. Chile, ¿cerca o lejos del Trabajo Decente?‖, Selección de Artículos de varios autores, Le Monde Diplomatic, Editorial Aún Creemos en los Sueños, 2007. 44


sociedad capitalista no es el valor del trabajo propiamente tal (en evidente retroceso a los postulados previos a Adam Smith y Ricardo) sino más bien el valor de la fuerza de trabajo y el valor del producto social por esta creada. ¿Por qué es importante esta observación? Simplemente porque son las condiciones históricas y materiales concretas y reales del capitalismo las que determinan la cuota de ganancia, eje en torno al cual gira todo el comportamiento de la burguesía y, por tanto, los destinos de quienes le venden su fuerza de trabajo, la clase asalariada y explotada. No es simplemente un capricho académico filológico, sino una necesidad determinante e imperiosa para visualizar los derroteros que tendrá que recorrer un eventual proyecto político de liberación social de nuestra clase proletaria. A este respecto es oportuno señalar que el programa ciudadanista es una fuerza potencial que nos acerca a un tipo de régimen político caudillista e incluso fascista. Su contenido ajeno a la lucha de clases y abiertamente reaccionario frente a la temática de la revolución proletaria hace que, ante una eventual crisis política de hegemonía burguesa o ante una eventual pérdida de cohesión de la clase dominante en el poder, el apoliticismo, el componente anti lucha de clases proletaria, y la ideología pequeño burguesa con su ciega fe en las bondades del Estado, crean las condiciones propicias para la emergencia del fascismo, el populismo y el caudillismo. De aquí la necesidad prácticas de enfrentar política e ideológicamente las expresiones de la pequeño burguesía expresada en la construcción, a ratos improvisada, conocida como ciudadanismo. En definitiva, la consigna analizada es una invocación y creencia en una sociedad dirigida por un gobierno fundado en el ―bien común‖ y un ―Estado‖ neutro ajeno a toda clase social, sobrepuesto a las leyes de clase, que provee y protege a los trabajadores. Sin embargo, a riesgo de ser aguafiestas, bien sabemos que esto no es posible toda vez que, o se está invocando la imagen de un gobierno de clases en la sombra en cuyo caso jamás será un gobierno ―justo‖ o, se trata de un régimen político como el fascismo y el corporativismo o, simplemente, es la creencia y mitología ciudadanista fundada en la benevolencia institucional armada de leyes y autoridades bajo control público. A este respecto no se debe perder de vista las imperecederas esperanzas que la pequeño burguesía deposita en el rol y acción del Estado. Esta concepción antropológica e histórica respecto al Estado se origina en la necesidad de las clases pequeño burguesa de contar con un aparataje político junto con la enorme protección material y jurídica que sólo una fuerza como el Estado puede proveer para proteger sus pequeñas granjerías y privilegios frente a un proceso histórico implacable que lleva a la proletarización de esta clase social y a la eliminación de toda barrera impuesta a la acumulación del capital dirigida por una burguesía cada vez más determinada a cumplir con su rol histórico. Frente a este proceso histórico, frente a los grados cada vez más profundos de concentración y centralización de capitales, frente a una burguesía cada vez más homogénea y determinada, la pequeño burguesía invoca en su auxilio al hada que supuestamente la salvara de las fauces de la proletarización, el Estado. No puede haber otro resultado cuando la ideología pequeño burguesa obliga a abandonar el punto de vista de la lucha de clases. Esto se logra cuando se recurre a ―la ayuda‖ del Estado, ayuda que el Estado presta cuando financia y legisla ―para los obreros‖. Estamos infectados por la fe en el Estado, típico de la pequeño burguesía cuando lleva el rol estatal casi al nivel de superstición. Entonces a la superstición debemos oponerles la claridad de la convicción. En el mismo sentido, la lucha por una distribución equitativa de los ingresos se vuelve una quimera cuando nos difractamos frente a la centralidad de los procesos capitalistas de producción. Bajo las condiciones materiales de producción capitalista, ¿qué significa eso del ―reparto equitativo‖?, ¿acaso las relaciones económicas son reguladas por conceptos jurídicos? ¿Será necesario recordar que el derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad. Entonces, ¿qué sentido tiene pedir y extenuarse tras una telaraña de consignas emparentadas unas con otras como las ya popularizadas: ―por el derecho al trabajo‖, ―por un trabajo digno‖, ―porque tu trabajo vale‖, ―hacia una sociedad más equitativa‖, ―por un salario mínimo ético y justo‖, ―mejorar la distribución de los ingresos‖, etc.?


Todo esto son patrañas ideológicas ciudadanistas. La distribución de los medios de consumo sirve como simple subterfugio de la pequeño burguesía para enquistarse en la conciencia de nuestra clase social. Se olvidan que la distribución es simplemente una consecuencia de las condiciones materiales de producción y nunca al revés. Rescatando a Marx, el salario no es lo que parece ser, es decir, el valor – o el precio- del trabajo, sino sólo una forma disfrazada del valor –o del precio- de la fuerza de trabajo. Por eso, tras estas consignas se evidencia una ligereza y falta de escrúpulos titánicos. Evitan señalar la circunstancia determinante a que conduciría si los obreros estableciesen las condiciones de producción colectiva en toda la sociedad, lo que sólo significaría la lucha declarada para subvertir y sabotear las actuales condiciones de producción. Bajo el análisis materialista y dialéctico, todo el programa ciudadanista es una pura ficción pequeño burguesa. Lo único real y posible históricamente es la dictadura revolucionaria del proletariado. La única manera de restituir al obrero el valor de su producto – si es el sentido que quieren dar con eso de ―tu trabajo vale‖ y ―el trabajo decente‖- es tomando el control político absoluto sobre las condiciones de trabajo, los procesos de trabajo y de producción, así como por la apropiación por parte de la clase explotada de los medios sociales de producción45. Cabe destacar que estas embestidas ideológicas se sucederán sin cesar una tras otra pues a mayor aceleración de las movilizaciones sociales mayor es la cantidad de energía liberada por parte de quienes son protagonistas de la explosión de descontento. Sin embargo, esta dinámica registra casi automáticamente una mayor frecuencia con la que es introducida y reproducida la ideología pequeño burguesa en su faz ciudadanista y socialista utópica. Asimismo el vacío ideológico así como la vergonzosa zozobra político y teórica de los llamados sectores revolucionarios generan una especie de fuerza centrípeta que jalona hacia el centro de nuestra conciencia todas aquellas supersticiones, ideologías, consignas pequeño burguesas y ciudadanistas enquistándolas en nuestras mentes. Sólo el peso de nuestra crítica teórica y política hará posible generar una fuerza centrífuga capaz de evacuar y expulsar la escoria ideológica pequeño burguesa, ciudadanista, reformista y utópica desde el seno de nuestra matriz de clase. A través del materialismo histórico y dialéctico podemos transformar el proceso de degradación teórica e ideológica que, sin embargo, fecunda inexorablemente el proceso de construcción de un nuevo y superior orden político e ideológico. Sobre las ruinas de la anterior cosmogonía pequeñoburguesa, la crítica aquí formulada debe anunciar la configuración de un nuevo sustrato teórico, epistemológico e ideológico, sustancia elemental para explicar el devenir del movimiento obrero, actualmente condicionado e hipnotizado por un caudal de creencias y construcciones conceptuales ciudadanistas que han sedimentado profusamente el imaginario colectivo. En consecuencia, antes de entrar a discutir el monto del salario mínimo debemos responder al problema fundamental, ¿con base a qué criterios?, y ¿qué clase social determina el proyecto social hegemónico en torno al cuál se fija el salario mínimo?. Asimismo, frente a la exigencia por nacionalizar los recursos naturales estratégicos, el nudo gordiano vuelve a reaparecer, ¿qué impacto tiene en la renta y generación de riqueza de un país la estatización de los recursos naturales?, ¿no es acaso el proyecto político hegemónico el que determina la funcionalidad y utilidad de la 45

―Critica del Programa de Gotha‖, C. Marx, 1875. Disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-

e/1870s/gotha/gothai.htm


nacionalización de recursos naturales? A su vez, si queremos afianzar la hegemonía de nuestra clase explotada y asalariada como clase hegemónica, no debemos plantearnos el control del sistema financiero, monetario y dinerario del país antes que entrar a nacionalizar sus recursos naturales?, ¿no se supone que debemos arrebatar el control del proceso productivo a la burguesía mediante la expropiación de sus bancos centrales, tentáculos financieros y banca privada en general? En definitiva, antes de levantar consignas como ―el cobre es chileno, no del extranjero‖ y ―por un salario digno y derecho al trabajo‖, debemos demarcar muy nítida y meridianamente cuál es nuestra posición como clase y sector político frente al problema de la toma y conquista del poder y la realización de la hegemonía ideológica por medio de la dictadura revolucionaria del proletariado. Por esta misma razón, darle largas a consignas y programas como la nacionalización de recursos, el establecimiento de determinados pisos salariales o la invocación de más o menos criterios abstractos y éticos de justicia social distributiva sin aclarar previamente nuestra definición de clases frente a la dictadura del proletariado es, simplemente, pura charlatanería, malabarismo léxicocontextual formal y, en el mejor de los escenarios, ingenuidad propia de románticos poetas. Es evidente que, no podemos definirnos con una clara postura antiburguesa si simultáneamente rehuimos el fondo y la forma del problema histórico central, a saber, nuestra definición política frente a la dictadura del proletariado. Es de suyo incuestionable que tampoco podemos definirnos en forma diáfana frente a la dictadura del proletariado si como correlato estamos llamando a participar para ―salvar‖ el sistema de dominación burgués a través de la creación de ―Asambleas Constituyentes‖ bajo los mismos cánones y leyes burguesas y, por tanto, apartada de cualquier estrategia político hegemónica por parte de la clase asalariada y explotada y su proyecto político dominante. Tampoco parece comprensible exigir una determinada distribución del ingreso si rehuimos el problema fundamental: el problema del poder, la hegemonía, el proyecto de clases y la dictadura del proletariado. Por consiguiente, tal parece que tras las románticas y estrafalarias consignas como ―por un Chile más justo‖, ―El Cobre Es Chileno, No Del Extranjero‖ - con esta consigna se pasan por alto el pequeñísimo detalle existente bajo las condiciones de desarrollo capitalista actual donde toda producción nacional es al mismo tiempo producción internacional. Y lo es simplemente porque el capital, y todas las relaciones sociales que presupone, no tienen un contenido ni definición nacional ni menos territorial, además esta consigna hunde sus raíces en la falsa concepción según la cual la acción del movimiento obrero no nace de la lucha de clases, sino que nace a partir de los valores nacionales y territoriales más estrechos-, ―tu trabajo vale‖, ―por un salario digno y el derecho al trabajo‖, ―por una asamblea popular constituyente, ¡¡Ahora!!‖, no sólo se esconde como un gatopardo al acecho, la ideología pequeño burguesa, sino que además se hace manifiesto y explícito la renuncia consciente y la deserción vergonzosa ante cualquier atisbo que nos obligue a definirnos frente a un problema universal: nuestra clase social explotada y asalariada, ¿tomará el poder político?, si es así, ¿de qué forma lo hará?, ¿con qué sustento histórico y estrategia política se lanzara a la conquista del poder?, nuestra clase social asalariada y explotada ¿rehúye o no la fundación de la dictadura del proletariado como sistema de dominación anti-burgués?, en definitiva ¿nuestra clase social está dispuesta o no a hacer la revolución política y social?, y si así fuese, ¿qué rol juega el partido revolucionario y cuáles son sus estrategias y tácticas para debilitar y derrotar la dominación de clases burguesa?.

SOBRE LA TESIS DEL PODER DUAL BURGUÉS Y EL VACIAMIENTO DEL ESTADO. ALGUNAS CONSIDERACIONES Y ELEMENTOS PARA EL ANALISIS UNA CUESTIÓN DE ESTILO: Si pudiésemos conceptuar los profusos análisis que se componen en relación a los procesos históricos contemporáneos desenvueltos en Chile, no podemos sino remitirnos al idealismo vulgar, tiránico, presuntuoso y mezquino con la que las propias Ciencias Sociales chilenas han moldeado su


correspondiente razonamiento como subproducto del ocaso del liberalismo y la descomposición del aurocomunismo, el reformismo, el neomarxismo europeo del último cuarto del siglo XX y de la primera década del siglo XXI, el post modernismo, entre otros subproductos de la hegemonía burguesa. Quienes, desde el leninismo y el materialismo dialéctico, estamos ineludiblemente llamados a enfrentar este inmenso hontanar teórico e ideológico burgués y pequeño burgués, no podemos disimular la repugnancia y hastío que conlleva hacer frente a cada palabra del copioso y gigantesco arsenal analítico que el enemigo de clases extiende a través de nuestra clase proletaria. Somos muy pocos para combatir en una frontera tan extensa, sin embargo, las circunstancias obligan a estos pocos a extenuar sus energías y capacidades en cada uno de los embates dados contra el academicismo, el liberalismo, el reformismo, el ciudadanismo, el populismo, el romanticismo, entre otras escorias ideológicas. De aquí que nuestro estilo de lucha ideológica y teórica nos obligue a ser drásticos, incisivos y tajantes, no por una cuestión de pura arrogancia intelectual, belicosidad y antipatía, sino por una mera cuestión material. Los leninistas chilenos de las primeras décadas del siglo XXI no disponemos de los colosales medios materiales y comunicacionales, de contingentes de intelectuales y publicistas, de tiempo, ni de fondos dinerarios como sí disponen quienes se dedican a producir para la cadena de producción de hegemonía, enlazada a su vez con la producción mundial de valor. De aquí que, los sectores proletarios localizados en la academia deban enfrentar firmemente cuanto recurso existe para sobornar y cooptar la inteligencia nacida desde la clase proletaria, asumiendo que la única forma de conjurar el veneno inyectado a sus mentes y espíritus inquisitivos es convirtiendo en fuerza político material proletaria, cuanto recurso o tiempo dispongan u obtengan. Es la única forma a su vez de desplegar el materialismo dialéctico como praxis política revolucionaria. Por cierto que este reto llevara a las inteligencias proletarias insertadas en los espacios académicos a vivir en medio de agudas tensiones y contradicciones políticas, sociales y económicas. Sin embargo, ¿acaso los que, desde la intelectualidad, dicen adscribir al denominado campo revolucionario y ―popular‖, pretenden contribuir a los procesos revolucionarios sin asumir el costo social que éste conlleva para sus exquisitas individualidades?, ¿pretenden reproducir el consabido esquema de división social del trabajo capitalista donde unos ―piensan‖ desde la comodidad y lejanía para que otros paguen los costos de enarbolar las ideas a las que ellos han contribuido a enarbolar? Bueno, les tengo que informar amigas y amigos una muy mala noticia: o despliegan el materialismo dialéctico como clase proletaria en cada uno de los espacios y escenarios en que se encuentren o, simplemente, se convierten en mercenarios y contrabanditas de ideas, oportunistas, sinvergüenzas, charlatanes o simples aprendices de brujo al servicio del remozamiento permanente de la hegemonía burguesa e imperial. No hay caminos intermedios. A este respecto la historia no deja nada al zar, o es el materialismo dialéctico y proletario, o es la ciencia burguesa en cuyos campos de trabajo se descompone la llamada pequeño burguesía intelectual. ¿QUÉ ES LA ESTRATEGIA Y QUÉ ES LA TÁCTICA?46 Curiosamente fue Stalin quien se deshizo de las problemáticas relacionadas con la estrategia y la táctica planteadas como ciencia y arte a principios del siglo XIX por Carl Von Clausewitz, en circunstancias que desde Engels, pasando por Lenin, Trotsky, Mao, Ho Chi Minh, Ernesto Guevara 46

Sobre estos problemas consúltese Antonio Gramsci: ―Lenin y Maquiavelo‖, Nacimiento, Santiago de Chile 1972 y Carl Von Clausewitz, ―De la Guerra‖, disponible en formato digital en www.Librodot.com, año 2002. http://lahaine.org/amauta/b2-img/Clausewitz%20Karl%20von%20-%20De%20la%20guerra.pdf


de la Serna, todos connotados dirigentes políticos revolucionarios y comunistas han insistido casi majaderamente que, el materialismo dialéctico usado en el campo de la comprensión política, exige el estudio paciente, acabado y certero de la naturaleza de la guerra, la estrategia y la táctica. Paradojalmente, fueron los propios norteamericanos quienes le enseñaron a los seguidores de Stalin la importancia de no abandonar el estudio de Clausewitz. De este modo, la URSS confió en el criterio de Stalin de que bastaba con acumular una incontenible masa de armamentos para imponerse al enemigo, desechando así todos los intrincados problemas que plantea el estudio de la estrategia y la táctica. Los norteamericanos, por el contrario, con menos masa militar que la URSS lograron vencer a esta en el plano político e ideológico evitando y rehuyendo el enfrentamiento militar frontal y los ataques directos. Es la máxima enseñanza que podemos extraer de la llamada ―guerra fría‖. La guerra es un acto de fuerza para obligar al enemigo a acatar nuestra voluntad. En este sentido cabe cuestionarse ¿qué es la voluntad?, ¿quién impone la voluntad?, ¿cuál es la medida de la voluntad? A este respecto debe subrayarse que la fuerza de voluntad se mide por la fortaleza del motivo que le impulsa: la convicción, el proyecto y la profundidad y densidad en su armadura ideológica, cuya fortaleza reside a su vez en el mayor grado de homogeneidad posible. Empero, no olvidemos que la derrota y, por tanto, la victoria, son siempre transitorias. En este sentido, es fundamental comprender el estado de derrota, pues esta nunca viene generada ―desde fuera‖ en el sentido de pura violencia militar exterior que se impone materialmente, sino por causas internas subordinadas a estructuras políticas e ideológicas mal diseñadas que se traduce en debilidad psicológica colectiva y cuya manifestación es exagerar las propias fuerzas subestimando al enemigo o, al revés, considerando como natural y permanente nuestra derrota e inferioridad fetichizando la superioridad del enemigo. El problema de esta situación es que la táctica es llevada al mismo nivel de la estrategia, separando a su vez táctica y estrategia, guerra de política, violencia de acción militar, organización social de intereses de clases, lo político de lo social, el Estado respecto del capital, etc. El desarme del enemigo es el propósito de la acción militar. Debemos colocarlo en una tesitura más desventajosa que la que supone el sacrificio que le exigimos. Las desventajas no son transitorias o al menos no tendrán que parecerla, pues de lo contrario el enemigo tendería a esperar momentos más favorables. En este sentido, toda acción debe conducirlo a posiciones menos ventajosas. Por esta razón, la peor posición táctica y estratégica es el desarme completo del enemigo. De ahí que debemos hacer sentir al enemigo nuestra amenaza como la posibilidad potencial de que se agudice la contradicción político-militar. Nuestro esfuerzo debe ser regulado conforme al poder de resistencia del enemigo. Esto depende de la magnitud de los medios con los que el oponente cuenta y la fuerza de su voluntad. Debe quedar sentado que en la guerra no todos los recursos entran en juego al mismo tiempo y que una acción defensiva consiste en la detención de un golpe enemigo, su contención con el propósito de preservar para sí las fuerzas. Por esta misma razón debemos plantearnos ¿en qué momento la política dejo de estar sujeta a las leyes de la guerra?, ¿cuándo la política dejo de estar ligada a los principios de la guerra?, ¿en qué momento la lucha de clases -esa guerra civil encubierta- dejo de tener objetivos políticos?, ¿cuál es el objetivo estratégico a alcanzar en esta guerra de clases?, ¿es posible asestar golpes demoledores, tonsurar y acorralar al capital por la vía institucional creada por la misma burguesía como caparazón y envoltura? La guerra es un acto político, es un embate regular de violencia de mayor o menor intensidad entre fuerzas antagónicas tensionadas en el tiempo. Ahora bien, si la lucha es una relación ¿qué reacción puede provocar en nuestras fuerzas y en las del enemigo la táctica y la estrategia?


La voluntad y convicción nos lleva a plantear que el origen de la estrategia está en la necesidad y el momento en que concebimos que la guerra nunca estalle de improviso ni su preparación tenga lugar en un instante. Los oponentes se calculan por lo que son y hacen y no por lo que teóricamente deberían ser y hacer. En este plano, debemos preguntarnos ¿es posible congelar en el tiempo los actos de la guerra?, ¿tienen las acciones políticas desconexión de la coyuntura y la guerra? La primera decisión siempre determina a la siguiente, mientras más decisiva resulte aquella, mayor será su influencia sobre las acciones que sigan. En este sentido, ¿por qué una acción táctica de hoy no hipotecaria el futuro de los acontecimientos de la guerra? y, en esta misma dirección, en cuanto a no hipotecar el futuro con una acción táctica, cabe cuestionarse qué hace presumir o deducir tal conclusión. La ley de probabilidades obtenida a través de datos objetivos, y verificables, nos permite prever las acciones estratégicas y tácticas del enemigo. Por la misma razón nosotros trabajamos sobre variables múltiples en escenarios también múltiples. La ecuación está definida por variables objetivas (materiales) y variables subjetivas (ideológicas). En este nivel cabe cuestionarse ¿cómo evitar los errores de interpretación? Sólo el materialismo dialéctico nos permite satisfacer los requerimientos de la guerra como objetivo, como cálculo y la consiguiente estrategia como estimación de probabilidades, con toda su carga de estudio de datos y la asignación de una magnitud aproximada a la dependencia respecto del azar y la suerte. La estrategia debe permitirnos planear las acciones sobre la nueva situación creada tras cada acción táctica desarrollada. La probabilidad y posibilidades del enfrentamiento han de ser considerados como reales debido a sus consecuencias sobre la correlación de fuerzas globales. De ahí que la constante lucha ideológica no sea un ejercicio puramente antojadizo ni ocioso. La estrategia es el uso de las condiciones, circunstancias y contradicciones sociales, históricas, naturales y subjetivas tendientes a alcanzar el objetivo de la guerra. La estrategia implica directamente la preparación de las fuerzas (vanguardia-retaguardia) en sus relaciones principales, y debe ser determinada en función de las relaciones entre magnitudes vectoriales, aspectos que son perfectamente verificables tanto con sus resultados posibles como con las existencias (morales, ideológicas, motivacionales, carácter, espirituales), que son las más importantes en el enfrentamiento. La estrategia nunca está separada de la táctica. La estrategia es el uso del enfrentamiento para alcanzar el objetivo de la guerra, imprimiendo por tanto su carácter, sombra, propósito a toda acción por momentánea que sea. Cada acción táctica debe concordar con el objetivo estratégico de la guerra. La estrategia cambia el plan de la guerra y conduce en cadena y engloba todos los actos que conducen al objetivo. Es decir, traza los planes para las campañas por separado y prepara y traza los lineamientos para los encuentros que serán liberados en cada una de ellas. En consecuencia, la estrategia no puede ni por un instante dejar de ejercer su tarea. Los elementos de la estrategia son morales, espirituales, físicos, materiales, tecnológicos, matemáticos, geográficos, estadísticos, psicológicos, etc. Por su parte, la táctica responde a una problemática que es fundamental, ¿cómo, empleando el mínimo de fuerzas, con el mínimo de esfuerzo, usando incluso la propia fuerza del enemigo, podemos provocar golpes demoledores y daños monumentales en relación a lo reducido de la fuerza invertida en esa acción?, ¿cuáles son los métodos y acciones que permiten asestar golpes y al mismo tiempo no sólo conservar la fuerza propia, sino acrecentarla en tu propia retaguardia para resistir el contragolpe del enemigo? Esta problemática nos indica que la acción táctica está determinada por la persistencia en el tiempo. Se debe recordar siempre que el progreso en la acción en cada uno de sus momentos depende del proceso y del conjunto de acciones enmarcadas en la estrategia como un todo-síntesis. La táctica así definida actúa como vector con magnitud, dirección y sentido. Es decir, la táctica nos obliga a manejar un conocimiento exacto y detallado de las fuerzas materiales y subjetivas en pugna.


Lo mucho o lo poco conseguido con la táctica depende de la combinación de las tres fuentes integrantes de la guerra: 1) Se determina el carácter de la guerra: esto exige identificar, describir, analizar, estudiar. 2) El método para alcanzar los objetivos que el tipo de guerra impone: el plan (estrategia) focalizar fuerzas en el punto en un punto preciso (táctica) 3) La táctica: perseguir un objetivo grande con medios muy limitados. No emprender nada que este más allá de las fuerzas. Solo lo suficiente para lograr el objetivo. El dinamismo de la guerra hace que nunca consideremos la táctica como una mera cuestión auxiliar y segundaria pues, mantener el equilibrio con una fuerza hostil tan superior con un sacrificio tan pequeño obliga a crear y formar líderes con fuerza de carácter, gran claridad y firmeza mental, audaces pero no temerarios, que apuesten al movimiento constante, que cultiven la virtud como el elemento fundamental de persuasión y siembren el permanente interés colectivo por cautelar la toma de la iniciativa, pero la convicción se logra sólo con perseverancia, usando la sorpresa, la estratagema como intención oculta y engaño, la concentración y focalización de fuerzas en un punto en el espacio, determinando correctamente el momento, cuidando la economía de fuerzas. La relación dialéctica entre estrategia y táctica siempre ha de llevarnos a formularnos el siguiente problema: ¿cómo lograr que el enemigo se encuentre en estado SEGURO, DECIDIDO Y EQUIVOCADO? Definir una intención aparentemente clara para el enemigo, satisfaciendo su necesidad de ―creer‖ para que planee su estrategia y táctica sobre ese escenario falso permite a la sorpresa y el engaño alcanzar sus frutos. Esta tarea exige a su vez diferenciar entre el ―ruido‖ y ―la información‖. Por esta razón, toda situación de derrota exige crear y construir una concepción política e ideológica masiva con carácter estratégico que ponga en su justa dimensión los programas, la táctica y los hechos reales. De lo que se trata es rebasar el estado de derrota construyendo estrategia de forma escalonada a partir de tácticas flexibles pero firmemente centradas en corroer toda acción táctica y estratégica del enemigo, rompiendo cualquier acción tendiente a ocultar mediante simulación, apariencias o engaños sus verdaderos propósitos. Para tal efecto es determinante politizar a las masas fuera de los moldes diseñados por el enemigo. Las masas no deben ver ningún tipo de esperanza en los ofrecimientos del enemigo. Debemos ser capaces de generar un estado de desconfianza tal hacia el enemigo que este no pueda seguir implementando sus estrategias gatopardistas. Para tal efecto a las masas jamás se les debe crear falsas expectativas, ni menos aún excluirlas de la discusión político ideológica. Muy por el contrario, es en las masas donde debe construirse la política y la ideología, toda vez que la guerra de clases es en esencia una guerra total que no admite caminos intermedios. Simultáneamente con lo anterior debemos asumir que nuestras condiciones de trabajo revolucionario se desenvuelve en circunstancias de gran inquietud social, con un enemigo desplegando fuertemente una política de apariencias y sombras, con acciones políticas de masas sin método, de ciencias sociales rendidas al reformismo y hacinadas en el academicismo ramplón y pequeño burgués, de política sin ideología, de práctica sin teoría, de masas sin vanguardia, de orgánicas partidarias sin masas, de estrategia sin táctica, o de tácticas separadas de la estrategia y al mismo nivel que ésta, en definitiva de activismo sin salida anticapitalista. No debemos olvidar que la acción resultara efectiva según como la realicen y aquilaten las masas. En este mismo marco es que cabe problematizar cómo acumular fuerzas político social revolucionaria con refuerzos frescos en la retaguardia y vanguardia. Lo que a su vez implica


despejar un problema previo, ¿dónde acumulamos fuerzas?, ¿cómo formamos y cuidamos nuestra retaguardia?, ¿se consiguen estos objetivos con la política de las apariencias generadas por la burguesía?, logramos conquistar, asegurar y mantener la iniciativa estratégica ―luchando tácticamente‖ en el terreno definido por el enemigo de clases?, ¿cuáles son las posiciones menos ventajosas para la táctica y estrategia de la clase proletaria?, ¿en lo institucional nos armamos, fortalecemos o, nos desarmamos y desorganizamos?, ¿con cuanta lucidez emergemos de las luchas políticas diseñadas por la burguesía?, ¿podemos vencer al enemigo en su propio campo si nos presentamos sin estrategia, táctica ni partido?, ¿de qué manera el enemigo de clases nos contiene, confunde y evita que seamos capaces de crear vanguardia y retaguardia revolucionaria?, ¿cuál es el nuevo escenario creado tras la estrategia institucional?, ¿vemos que progresan nuestras fuerzas (vanguardia-retaguardia) en la vía institucional?, ¿se fortalece o debilita la capacidad y voluntad de lucha de nuestras fuerzas en el marco predefinido por el enemigo?, por último, si la lucha de clases, es un tipo de guerra, y nuestro propósito como fuerza antagónica a la burguesía es vencer, ¿nuestras fuerzas salen efectivamente fortalecidas del enfrentamiento en los marcos diseñados por el enemigo? ¿QUÉ SOMOS REALMENTE: PUEBLO, TRABAJADORES, EXPLOTADOS, DOMINADOS, CLASE PROLETARIA? La problemática no tiene nada de ocioso. Por el contrario, en perspectiva estratégica y táctica, asumir este problema no es una cuestión meramente retorica, nominalista, ni teórica. Llegada la hora de plantearse planes, proyectos y concepciones políticas e ideológicas, el problema de fondo siempre será la magnitud de las fuerzas materiales concretas que intervienen en la lucha. ¿Cuáles son nuestras bases materiales que le darán consistencia, dirección y sentido a nuestra acción política?, ¿es nuestra apuesta el puro activismo social y cultural sin mayor visión estratégica y táctica? Estos problemas son del todo relevantes. Hoy en día, habida cuenta del desarrollo del capitalismo, hablar de pueblo no es lo mismo que hace 40 años, cuando la clase campesina y proletaria, junto a importantes segmentos de marginales, artesanos y profesionales de la llamada "clase media", eran aglutinados en un solo frente, el pueblo, toda vez que el objetivo principal en ese entonces era dotar de cierta homogeneidad identitaria a tan variopinta composición de clases que compartían la necesidad de realizar profundas reformas estructurales en el plano material y político. Hoy, el pueblo, sigue teniendo ese carácter identitario y cultural que tuvo en su origen. Sin embargo, ya no existe ni la clase campesina, ni la "clase media", ni el artesanado. Todas estas clases han sido proletarizadas de forma acelerada. La clase proletaria se ha multiplicado por tres en los últimos 24 años. Así mismo, tampoco cabe reconocernos meramente como "trabajadores", toda vez que, en tanto proceso de valorización, la producción de mercancías solo concibe la existencia de una clase social específica capaz de valorizar al capital, esa clase social es la clase proletaria, cuya distinción intima es la venta de la fuerza de trabajo a cambio de un salario en condiciones donde el capital es una relación histórica y social específica, y la propiedad privada del capital es condición fundamental para su producción . Dicho esto, no debe olvidarse que en tanto proceso de trabajo, la producción de mercancía considera como intervinientes a diversas clases sociales, entre ellas a una que es fundamental, la burguesía. Por lo mismo, cuando se habla de "trabajadores", conceptualmente no se excluye a la burguesía y políticamente se incluye a la burguesía y sus diversas facciones en las plataformas de lucha en clave pluclasista. De lo anterior se sigue que, menos se avanza en la elaboración de concepciones políticas e ideológicas de clase si nos reconocemos meramente como "explotados". Se recordara que al interior de la burguesía existen diversas facciones de clase, algunas de ellas alegan ser explotadas por otras facciones. Es el caso de las llamadas PYMES. Este sector de la burguesía, comparado con otros sectores de la misma, también es explotado desde punto de vista tributario, bancario y financiero, por lo que los "explotados" vienen a suplir el rol que en su momento desempeño el concepto abstracto y pluriclasista de los "productores", por oposición a comerciantes y terratenientes. Estas falencias


políticas e ideológicas tienden a ser superadas en ciertos niveles de profundidad estratégica con el concepto de "dominados". Se avanza así un par de pasos al demostrar que la enajenación y la consiguiente alienación tienden a reproducirse ocupando por parte del enemigo la menor cantidad de energías posibles. El dominado asume con naturalidad su condición y sirve de esta manera a los intereses de una hegemonía dinámica que le relega constantemente a la condición de objeto de la historia, permitiendo así comprender la historia en clave subjetiva y rompiendo con el puro economicismo. Sin embargo, no basta con reconocer la hegemonía y sus relaciones de dominación, pues estas descansan sobre relaciones sociales y materiales concretas de explotación asalariada. Estas tienden a ser ocultadas deliberadamente cuando, apelando a la dominación, se pone como principales contradicciones políticas de la sociedad, la oposición entre matriarcado y patriarcado, oligarquía y pueblo, democracia versus autoritarismo, colonias versus metrópolis imperiales, centro contra periferia, machismo versus feminismo, etc. En todas y cada una de estas contradicciones se rebasa y oculta la contradicción principal: la contradicción de clases irreconciliable entre burguesía y proletariado, un proletariado mundial y regional creciente y que abarca a un poco más de la mitad de la humanidad en su conjunto. EL PROBLEMA DE LA HEGEMONÍA Y LA DOMINACIÓN La cuestión de las vías institucionales, asambleas constituyentes, poder popular comunitario, elecciones de representantes y del voto, no pueden ser planteadas sin una definición metodológica previa, a saber, qué tipo de método usamos para analizar (diagnóstico) y luego comprender (se comprende solamente cuando se pasa a la acción política). Una y otra vez hemos insistido en que este método es el materialismo dialectico, verdadera síntesis entre los polos enfrentados y tensionados: el análisis de un lado y la comprensión del otro. A través del materialismo dialéctico desaparece una serie de problemas falsos, inexistentes o derechamente mal planteados. Desaparece también la metafísica en torno a definiciones como el "sujeto pueblo". Es con el materialismo dialéctico que las masas recuperan su acción política, se convierten en sujetos de la historia y se diluye la política de las apariencias. La sociedad es el conjunto de relaciones sociales históricamente determinadas. En este sentido es un hecho histórico verificable. Su movimiento esta dado por el despliegue dialéctico de contradicciones materiales objetivas que generan necesidades distintas en el plano de lo subjetivo pero que, finalmente, se resuelven o sintetizan conforme a intereses materiales de clase concretos. Derivado de lo anterior, en la sociedad capitalista, de la que hablamos, el cambio histórico deviene únicamente cuando la síntesis entre lo objetivo y subjetivo se expresa como voluntad colectiva, como acción practica vectorialmente definida. En este sentido los partidos políticos o los grandes bloques de partidos políticos, se erigen como seres sociales complejos que cristalizan una voluntad colectiva a través de la acción. Por esta razón, la voluntad no puede sino plasmarse como la conciencia activa de la necesidad histórica o, en otros términos, el desarrollo de la conciencia social en un nivel superior a saber, la conciencia de clases, cuyos estadios de desarrollo pueden expresarse en dos grandes niveles: masas apostadas en lo público, haciendo política sin direccionalidad estratégica y, el partido político revolucionario (vanguardia) que, en tanto embrión y expresión del nuevo orden estatal, conduce, hegemoniza y finalmente se convierte en el sentido de la acción histórica de las masas. Con masas en lucha recuperando su sustancia política, emergen también los dirigentes políticos, cuya escuela es la lucha de clases en tanto práctica política.


Este protagonismo histórico, a todas horas dramático, reafirma la construcción de voluntad colectiva en tanto cuanto las masas irrumpen masivas y simultáneamente en un espacio que le es propio y desde la que han sido despojadas violentamente, lo político. En este sentido, la hegemonía burguesa que pudiese construirse pretende precisamente generar la mayor separación posible entre lo político y lo social o, como dirían los liberales, la naturaleza que le es distinta a la sociedad civil respecto de la sociedad política. No obstante, aunque la hegemonía no logre este fin sustancial que es la separación y aceptación del abismo entre lo político y social, en momentos históricos de crisis, en coyunturas donde la hegemonía es cuestionada, pervive un objetivo perfectamente alcanzable por un bloque hegemónico debilitado o a la defensiva cual es la lentificación, retraso, freno, demora, aplazamiento, dilación, retardo, mecanismos de viejo cuño conocido en la historia del arte y ciencia de la guerra y que consiste en la táctica de resistir para rearmar la retaguardia desde donde se sacaran las nuevas fuerzas que implementaran el contra golpe. En política esto se llama "gatopardismo" o "política de las apariencias" y cuya expresión mayor es la convocatoria a la "ciudadanía" para que se exprese institucionalmente (a sabiendas que ésta se encuentra deslegitimada) mediante el voto y la elección de representantes o, incluso con grados mayores de complejizarían de la participación de las masas en los marcos institucionales nunca desconocidos por la clase dominante, como por ejemplo, el dique de contención al que suelen llamar conformación de asambleas constituyentes, espacios desde donde se canaliza la frustración, pero totalmente castradas respecto del poder real de imponer la decisión política. En este sentido, la separación entre lo social y lo político simplemente se traslada desde la democracia representativa a la llamada democracia participativa. De esta manera, en realidad toda la historia es a la vez el despliegue de lo político. La pregunta es, si las masas son el sujeto de la historia, ¿por qué se ven despojadas de lo político? Frente a este problema se alzan dos aspectos fundamentales: por un lado, desde la dialéctica, el concepto mismo de masa, ya no es satisfactorio, pues éste ya no da cuenta de una necesidad histórica objetiva. Por otra parte, no podemos entender masas atrapadas en la política de las apariencias sin un bloque histórico dominante, sin una hegemonía, sin una síntesis entre estructura y súper estructura. Es propio del desarrollo del capitalismo el doble carácter de la mercancía, en cuanto a su valor de uso y valor de cambio. Este doble carácter se expresa en el procesos sintético social como proceso de producción el que a su vez reproduce llevando a un nivel superior el desenvolvimiento de la contradicción entre proceso de trabajo y proceso de valorización. El capital es fruto del proceso de valorización cuya fuente es únicamente la fuerza de trabajo asalariada vendida bajo condiciones de propiedad privada de los medios de producción, fuente a su vez de la cuota de plusvalía. En tanto proceso de valorización, el pueblo sede su lugar a una categoría superior, la clase proletaria, única fuente de valorización del capital, en cualquiera de sus formas. Si en el campo de la economía el proceso de producción es la condición en que se desenvuelven las contradicciones de clase, en el plano político, estas contradicciones se expresan como choque, enfrentamiento y antagonismo entre estrategias opuestas encarnadas en clases sociales contrarias. Del mismo modo que en física no existe el tiempo sin espacio, en política, la estrategia y la táctica no existen sin referirla a la cuestión de la lucha por el poder político. De este modo, y solo de este modo, para la clase proletaria, el partido revolucionario es el elemento fundamental que configura esta voluntad de transformación política y plasma de este nuevo espíritu, a saber, una nueva hegemonía, un nuevo tipo y forma de Estado, una nueva era. Por consiguiente, los partidos, y los sistemas de partidos, son expresión de intereses de clases, o de facciones al interior de una misma clase. El multipartidismo en la sociedad burguesa sólo representa a los intereses de facciones de clase de una misma clase social. En este contexto, el multipartidismo


busca ajustar permanentemente la función de equilibrio entre distintas facciones de clases. Las alianzas entre las expresiones políticas de una y otra facción de clase, las disputas entre una y otra facción de clase, se explican a nivel político como la iniciativa de cada una de esas facciones con intereses materiales diversos pero sagradamente vinculados en torno a la propiedad privada del capital y su correspondiente realización como valorización de mercancías. Las hostilidades, reyertas y contradicciones no fundamentales entre una y otra facción, buscan posicionar una estrategia efectiva de reformas para cada coyuntura en que se vea complicada la hegemonía en conjunto, logrando así alcanzar mayores grados de legitimidad y una densidad mayor de consenso, resultado de lo cual aparece el arbitraje ideológico que es capaz de incorporar a los partidos políticos más hostiles entre sí, pero jamás al partido político antagónico, a saber el partido revolucionario. De aquí entonces, la absoluta clausura histórica e inviabilidad para el partido revolucionario, el participar en el entramado y tinglado institucional, electoral. Pero, en este proceso de conformación y permanente refinamiento de la dominación capitalista, aparecen en escena nuevos sujetos eminentemente políticos, pero sin adscripción formal a una expresión político partidaria, son los intelectuales, los académico, que arropados en una pretendida objetividad científica tratan de posicionarse por sobre la lucha de clases, diseñando los componentes ideológicos fundamentales que permiten reproducir en uno y otro escenario, contexto y momento, la cadena de valorización del capital. Si es que ellos adquieren consciencia de su papel, pasan a conformar las legiones de la pequeño burguesía. De lo contrario, ellos se ven así mismo como estamento social autónomo. Como una fuerza dirigente por completo independiente y superior a los partidos políticos. Este estado mayor intelectual, busca reemplazar al partido político cuando el sistema de partidos políticos no es capaz de generar la potencia hegemónica suficiente. Este estado mayor, es capaces de proyectar y ligar como nexo a clases opuestas y facciones divergentes. Esta elite de personas ligadas a la cultura y a la ciencia (eminentemente ideológica si no usa el materialismo dialéctico) mancomunan las energías de un gran número de facciones y partidos políticos. De otro lado, estas facciones equipadas con dichos componentes ideológicos (programas que compiten en una elección por ejemplo) son capaces de mover a las masas, generando la fidelidad de estas hacia una y otra estrategia, tras la cual se esconde este centro de comando que usa a las masas como infantería en una especie de guerra de posiciones y de maniobras, manteniéndola ocupada con dilemas, como por ejemplo, por cual candidato es mejor votar. Por consiguiente, el estado de derrota política de la clase proletaria, no solo se refiere al aspecto puramente militar, de ver quebrantada su voluntad de lucha, sino que además la derrota tiene esta otra dimensión, a saber, el no ser consciente de sus propias fuerzas. La expresión práctica de lo anterior dice relación con el hecho de que la independencia y autonomía del grupo subalterno es sacrificado en aras del altar de la hegemonía en tanto cuanto se renuncie a la formación político ideológica e intelectual de quienes aspiran a liberarse. A su vez, lo anterior implica y presupone para la clase burguesa en conjunto, la tolerancia con la existencia de facciones y partidos políticos en aras de alcanzar el necesario equilibrio y el compromiso que permita llevar adelante la dominación sin afectar lo esencial, siendo el propósito permanente de alcanzar mayores grados de adhesión. Y de aquí deriva entonces, el por qué la burguesía tiene facciones que pareciesen antagónicas. Cada facción apuesta por estrategias diversas para alcanzar el objetivo final, mayores niveles de dominación.


El problema subsistente es saber cómo combatir la política basada en el ilusionismo. Esta actividad critica no puede realizarse si no es con el materialismo dialéctico. ¿Cómo librarse de cierto determinismo fatalista que supone nuestra derrota de forma permanente idea a la que tributamos nuestra supuesta incapacidad para construir iniciativa, voluntad colectiva, teoría, ideología y política? Se piensa que el tiempo es independiente de las condiciones materiales objetiva y de los entramados ideológicos que permean a las masas. Se olvidan también del papel de la falsa ideología, en tanto ideología burguesa, como recurso para frenar, retrasar el impulso politizante de la acción colectiva de masas proletarias. Olvidan también la ineludible tarea de combatir con todo y con lo que sea el aparataje ideológico. La iniciativa política proletaria y revolucionaria es saludable en toda su amplitud pues nos libera de las trabas y cadenas de la dominación política y nos da la magnitud suficiente de fuerzas para reorientar el curso de los acontecimientos y procesos políticos. Pero para tal efecto, es fundamental no perder de vista que esto se trata de lucha política, de lucha por el poder, de construcción de una nueva hegemonía de clases, que necesariamente exige tener como bases la homogenización en torno a algunos pilares y cimientos ideológicos que nos permita resolver sintéticamente las contradicciones que la dialéctica de la historia nos impone. De aquí entonces la otra problemática, ¿disponemos de las fuerzas, de aquella voluntad y entusiasmo de clases para revertir la condición de subordinación?, Fuerza y consenso, sí, pero fuerza contra nuestros enemigos de clase y consenso entre nuestra clase. No se trata de acumular fuerza por la fuerza (como el caso del reformismo armado), ni de construir consenso con la clase burguesa, sino que al revés, se trata de disponer libremente de nuestro tiempo, de fijar nosotros mismos los plazos y condiciones, de establecer por iniciativa nuestra la estrategia y la táctica y no esperar a que el enemigo elija la estrategia y táctica para nosotros actuar como un simple reactivo, subordinándonos de esa manera al entregarles y regalarles la iniciativa y la sorpresa de la estrategia y táctica. El enemigo en su afán de asentar sobre bases más firmes su hegemonía, siempre definirá su estrategia para nosotros dentro de los marcos en que nosotros no seamos capaces de acumular fuerzas social y revolucionaria. El marco preparado para entramparnos siempre será la institucionalidad de clases burguesas, pues con niveles y grados de conciencia insuficiente, la subjetividad, la institucionalidad burguesa se convierte en la negación de nuestra politización como clase y la afirmación de nuestra derrota y sometimiento al proyecto y ritmo histórico que la burguesía finalmente impone. Mutilar la realidad creyendo que mediante la salida institucional podemos acumular fuerza, es no saber identificar con algún grado de certeza y proximidad los elementos materiales que determinan esa realidad del proceso histórico en conjunto. Es creer que la estrategia y la táctica están separadas. Nuestra política, en tanto política de clases, en tanto fuerza y voluntad revolucionaria, se propone mantener y consolidar, buscar y crear permanentemente las condiciones subjetivas que nos permita retener o conquistar la iniciativa histórica estratégica y no al revés. Nosotros buscamos crear nuevas relaciones de fuerzas, las que son móviles, flexibles y reales, pues la lucha de clases lo determina así. La única política posible para la clase proletaria es recuperar su accionar político rompiendo en toda la línea con el aparataje súper estructural, ideológico, cultural, político institucional burgués, rompiendo así con la política de la subordinación, con la política concebida como pasa tiempo de la lengua en un permanente juego de palabras y fraseología ajena a las necesidades históricas de la clase proletaria.


Pero, ¿cuáles son las necesidades históricas? En primer lugar tenemos que recordar la decimónica formulación de Marx, tan fresca ayer como hoy, y que sentencia que jamás podremos determinar los objetivos estratégicos y tácticos, el proyecto histórico y la política de la clase proletaria si no comprendemos que el cambio histórico exige sintetizar lo objetivo y subjetivo. Marx afirmaba que ninguna clase social se propone cambios si en la sociedad no se han desarrollado las condiciones materiales que dan solución a dichas demandas. La conciencia de clase se cristaliza en un proyecto histórico nacido al alero del despliegue de las contradicciones histórica que a su vez vienen acompañadas por las vías de solución y superación de dichas contradicciones. Esto mismo permite afirmar que no aparece finalmente una nueva sociedad hasta que la antigua ya no es capaz de desenvolver las condiciones materiales para la reproducción de sus relaciones sociales. A su vez, las nuevas relaciones sociales debemos desplegarlas nosotros mismos, la clase protagonista del cambio histórico, como única manera de efectivizar el continuo cambio y despliegue dialéctico de la historia. Se recordara a este respecto que la clase proletaria se despliega en la historia ocupando todos los campos, al mismo tiempo que la burguesía despliega el dominio del capital en esos mismos terrenos. La lucha de clases, se torna así inevitable, pero al mismo tiempo se torna ineludible para la burguesía la necesidad de despojarnos de la política y la necesidad para nosotros de recuperar no solo el valor arrebatado en la producción material de mercancías, sino en la reconquista de la acción política como realización de nuestra condición de seres humanos libres de las cadenas de la opresión, subordinación y reproducción de la dominación y hegemonía burguesa. De aquí también la importancia de las crisis de legitimidad. La clase proletaria ante las crisis de legitimidad de la hegemonía burguesa no debe enredarse en los intrincados caminos de salida institucional tradicional o radical que nos ha tejido la propia burguesía y sus distintas facciones. Muy por el contrario, debemos agudizar las contradicciones de esas salidas, negándolas dialécticamente con nuestro desafío, frontal y agudo hacia toda forma que implique retrasar nuestra salida de la trampa a la que somos conducidos ya sea coercitivamente o de manera consensuada, único camino que tiene la burguesía para salvar su pellejo en condiciones de asenso del protagonismo de la política de la clase proletaria. Agudizarles la crisis, significa restarle tiempo a la burguesía, no regalarles ni un segundo, ni un solo día, asediarla, hostigarla, boicotearla, contenerla, cercarla para finalmente aniquilarla políticamente. Desatada la crisis, todas las facciones de clase burguesa, por más radicales que se hayan presentado ante la historia universal, optaran por defender el régimen del capital y la propiedad privada, sacrificando sus contradicciones internas, aumentando la homogeneidad ideológica, densificando sus posiciones políticas y finalmente subordinando todas sus discrepancias y tensiones a un proyecto que les permita retener y preservar la iniciativa para de ese modo proyectar las bases de la sociedad capitalista. Las disputas ocasionales, coyunturales que estas facciones de clase burguesa pudiesen haber tenido desaparecen para dar lugar a la política real, a la política de la medición de fuerzas en el campo material y subjetivo, instancia en que caen las caretas de la política de simulación, de ilusiones y de apariencias que mantenían enredado a la clase proletaria, para mostrar su fisonomía y rostro concreto y real. Las contradicciones segundarias no han sido negadas, solo han sido supeditadas o trasladadas en el tiempo para resolver las contradicciones de orden primario, es decir las contradicciones con la clase proletaria. Una vez dominada esta, la facción burguesa que logro imponer su proyecto de hegemonía, consensuará y resolverá dialécticamente las contradicciones que estaban pendientes. Es la hora de ajustar las cuentas entre ellos, pero previamente se debió enfrentar el peligro histórico, proveniente de una clase opuesta antitética y anti burguesa. Sin embargo, las condiciones materiales no detienen su desarrollo, siguen latentes, siguen desplegándose, siguen presente y esto mismo hace que pese a la derrota de la clase proletaria, dicha derrota jamás es permanente, siempre es acotada en el tiempo histórico y son precisamente esas


necesidades latentes de la clase proletaria ligadas a su vez con las condiciones materiales ya preexistentes, lo que permite rearmarse para un nuevo intento, un nuevo asalto, un nuevo enfrentamiento contra la burguesía, la que ya no será fácilmente sorprendida, pues sabe perfectamente que su victoria debe ser asegurada mediante el perfeccionamiento permanente de la hegemonía. Si la derrota de la clase proletaria fuese permanente, es absurdo para la burguesía y sus distintas facciones apostar por uno u otro instrumental de perfeccionamiento ideológico, hegemónico, súper estructural. Las facciones de clase burguesa afloran con mayor ímpetu en la medida que haya una clase proletaria dispuesta a desafiar y destruir la dominación burguesa. A su vez, las facciones al interior de la burguesía, no se expresaran políticamente, ni tampoco lo harán a nivel ideológico, mientras no se expresen y enfrenten intereses corporativos materiales distintos en el despliegue de las tareas económica del sistema productivo, base material que a su vez se expandirá en la medida que la burguesía agudice su enfrentamiento económico contra un proletariado derrotado, incapacitado políticamente de rearmarse para retomar la iniciativa histórico estratégica. Pero este tira y afloja finalmente obliga a la burguesía a parapetarse en un solo frente cuando la clase proletaria y su ímpetu político es capaz de generar condiciones políticas prerevolucionarias. En esas circunstancias críticas, la burguesía omitirá sus contradicciones internas y en bloque actuara en la defensa de sus intereses de clases más sagrados. Bajo estas condiciones, la burguesía se politiza, se integra mundialmente, expande su base material, mientras a su vez, la clase proletaria crece en número, se despolitiza y des ideologiza, se desvincula y desorganiza, pierde memoria y se mantiene postrada en los juegos palaciegos de la institucionalidad.

EL CARÁCTER DE LAS CONTRADICCIONES CONTEMPORÁNEAS DEL CAPITALISMO Todos los gritos de indignación en EE.UU, España, Europa, las revueltas populares en Inglaterra, Italia, Grecia, Islandia y Francia, la revolución estudiantil en Chile, la proliferación de movimientos ciudadanistas, son todos procesos que expresan un nivel superior de desenvolvimiento de la ley del valor. A escala planetaria tenemos un capitalismo que ha homogeneizado a la burguesía, que ha deslocalizado sus procesos productivos, que ha integrado los flujos de mercancías globales, que ha desarrollado a niveles impensado la tecnología en todas sus aplicaciones. Tenemos un capitalismo mundial heterogéneamente desarrollado pero plenamente ensamblado, que requiere igualar las tasas y condiciones de explotación de los trabajadores del mundo. En este proceso, las burguesías de cada rincón del planeta comienzan a barrer con todas aquellas pesadas cadenas de obligaciones sociales a las que se habían amarrado cuando los trabajadores del mundo amenazaban con una revolución social. Se desenvuelve ante nuestros ojos la estandarización mundial de la explotación al trabajo en base a una ley del valor que ya no encuentra rincones que le sean prohibidos y ajenos. Ante este estado de cosas, las aristocracias obreras de Europa, las pequeño burguesía del mundo, chillan y gritan, se indignan y masivamente se vuelcan al espacio público mundial con gritos de dolor, espanto y terror ante un destino inexorable: su conversión en una masa cada vez mayor de proletarios súper explotados, con condiciones de vida muy inferiores a las que tenían previamente, con niveles de endeudamiento, educación e integración muy superiores a los que se tenía precedentemente. Claman y suplican no ser despojados de las ilusorias cuotas de participación en el sistema político. Exigen ser considerados. Pero ya es demasiado tarde, llego el momento de pagar muy caro la renuncia a la revolución mundial socialista. La hora de la degradación ha llegado. No se trata de una situación pre-revolucionaria, pues esta exige a una clase explotada a la ofensiva y no a la defensiva como se encuentra en la actualidad. La burguesía no pierde el tiempo, aprovecha la debilidad del enemigo de clases, tras la oscura confusión de que este ha caído al intercambiar


Revolución por Estado de Bienestar. Ella ocupa todas las armas y leyes de la lucha de clases, mientras a nosotros la única salvación que nos va quedando es precisamente recuperar la teoría, práctica e historia para hacer la revolución y librarnos de esta maldición" ("Cuadernos de Economía Política", Nº1: Acumulación de Capital en Chile. Crisis y Desarrollo; Marcelo D. Cornejo Vilches, CIPOD, Santiago de Chile, 2011)" No podemos dejar de mencionar en este punto la fundamental y reciente lección del movimiento minero español que han desahuciado toda la parafernalia ciudadanista del 15-M para poner de relieve el verdadero carácter de la lucha de clases, el verdadero sitial de vanguardia de los trabajadores en la lucha contra el capitalismo. La pequeño burguesía que enarbola banderas en torno al ciudadanismo más reaccionario del 15-M comienza a mostrar su verdadero rostro: siempre beneficiando y fortaleciendo las salidas reaccionarias de la burguesía en detrimento de disponerse a la salida revolucionaria de la clase asalariada y explotada. He aquí otra de las razones del porqué combatir con tanto ardor y persistencia toda construcción ideológica pequeño burguesa. Su opción siempre está del lado de la burguesía, nunca de nuestro lado. Parafraseando al Ché que afirmaba "¡¡Al Imperialismo no hay que creerle ni un tantito así!!", hoy debemos agregar a esta preclara sentencia "¡¡A la pequeño burguesía no debemos creerle ni un tantito así!!" Por esta razón es que no tienen lógica alguna los llamados a participar de los distintos juegos electorales amparados en la falsa creencia de pretender llegar con un mensaje que concite la simpatía y apoyo de la pequeño burguesía hacia las posturas de clase proletaria. No tienen ningún sentido. La pequeño burguesía no tiene proyecto de clases propio y su opción finalmente siempre se inscribe en el campo de la burguesía. Esto lo sabe la propia burguesía, por eso no se inquieta en lo más mínimo con los mediáticos y alardeados movimientos ciudadanista. La burguesía sabe que finalmente toda la cantinfleada ciudadanista es más agua para su propio molino y jamás estos movimientos decantarán en posiciones de clase antagónicas con la burguesía y si así lo hiciesen serían exterminados sin el menor pudor y contratiempo. En este sentido no podemos dejar de preguntarnos ¿por qué consentir a la pequeño burguesía?, ¿por qué rendir pleitesía a su ideología?, ¿por qué deberíamos dar fe ante la historia para su auto proclamado proceso de canonización y baños de pureza de esta ideología pequeño burguesa, ciudadanista y reformista? EL MÉTODO47 47

El Capital, tomo I, página 9  El Capital, tomo I, página 106  El Capital, tomo I, página 248  El Capital, tomo III, página 243  Teorías de la plusvalía, Tomo IV de El Capital, Traducción de Wenseslao Roce, FCE, México 1980. tomo II, pg 35  El Capital, tomo III, página 325  El Capital, tomo III, página 297  Mario Quintana, "Del Romanticismo al Revisionismo: superproducción, crisis y derrumbe del capitalismo". disponible en http://www.nodo50.org/gpm/quintana/00.htm  Lenin: "El llamado problema de los mercados", (escrito en 1893 y publicado en 1937 en la revista Bolshevik, N°21. En Obras Completas, tomo I, pg. 94. Disponible en http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1893/probmerca/index.htm  Proudhon: "Filosofía de la Miseria", P.J. Proudhon, 1846, disponible en http://www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l185.pdf  El Capital, tomo I, pag. 638, 641, 642  El Capital, tomo I, pag, 642  ―Tesis sobre Feuerbach‖ escrito por Carlos Marx en 1845, publicado por vez primera por Federico Engels bajo el título ―Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana‖ en ―La Ideología Alemana‖ ver versión digital de marxismo.org


En otras ocasiones ya he señalado la principal debilidad de los análisis de nuestras izquierdas. Su perspectiva primaria y final es institucionalista y geopolítica, en circunstancias que las contradicciones son de clases. Ambos componentes epistemológicos solo dan cuenta de síntomas de algo profundo, que podemos llamar "la causa de la enfermedad", pudiendo ser descritos dichos fenómenos, más es imposible explicar la causalidad única de todos los problemas históricos. Y a partir de ahí menos aún somos capaces de hacer síntesis dialéctica. Esta es otra de las consecuencias del predominio ideológico y teórico pequeño burgués en los esfuerzos de comprensión social: se instala el análisis superestructural (La Institucionalidad, esa criatura tan adorada por la pequeñoburguesía y que impregna su quehacer y lógica) en lugar del análisis de clases a nivel global y local fundamental para una síntesis dialéctica que es esencialmente política e histórica. Siguiendo la clásica formulación de Marx, ―Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, cuando de lo que se trata es de transformarlo‖, a diferencia de los métodos burgueses, la dialéctica materialista es revolucionaria en tanto cuanto la teoría se expresa como fuerza material de la sociedad en el proceso de transformación histórico. Esto último se consigue en la tanto cuanto la clase social protagonista del cambio histórico se asume y toma conciencia usando como método de su propia comprensión y ascensión al materialismo dialéctico. La dialéctica materialista es lo que permite la síntesis entre conciencia y realidad, teoría y praxis. Por consiguiente, no es posible dar un paso hacia adelante en la práctica de transformación y superación del capitalismo si no se dispone de método ni teoría en los términos ya definidos. En lo inmediato se hace impostergable superar las concepciones que ven como un abismo separador a la teoría respecto de la práctica, al método respecto de la realidad, al sujeto del objeto, al pensamiento y al ser pensante. El materialismo dialectico permite aprehender la esencia y traspasar todo entramado ilusorio y fetichista. La dialéctica, como nos dice Lukacs permite descubrir la unidad concreta que explican la ocurrencia de hechos aparentemente aislados y parciales y que las concepciones burguesas insisten en presentarlos disociados de los intereses materiales y de clases. Para avanzar en la comprensión dialéctica es necesario penetrar en su condicionamiento histórico y abandonar el punto de vista mediante el cual los hechos son presentados como inmediatos e inconexos. Es menester descubrir las verdaderas relaciones sociales y anatomía de las estructuras económicas cuestionando las representaciones que los sujetos se hacen de la realidad y de las relaciones socio-históricas de las que forman parte simplemente porque esas construcciones mentales pueden resultar incluso opuestas al verdadero carácter de las relaciones y contexto de las que forman parte. Por tanto, si los hechos han de ser captados correctamente, es conveniente aprehender primero clara y exactamente esa diferencia entre su existencia real y su núcleo interno, entre las representaciones que se forman de ellos y sus conceptos. Esta distinción es la primera condición previa a un estudio verdaderamente científico en el sentido de Marx donde sería una absoluta vacuidad que la apariencia fenoménica y la esencia de las cosas coincidieran. Se trata, pues, por una parte, de separar los fenómenos de su forma dada inmediata, de encontrar las mediaciones por las cuales aquellos pueden ser referidos a su núcleo y a su esencia y captados en su esencia misma, y, por otra parte, de llegar a la comprensión de ese carácter fenoménico considerada como la forma de aparición necesaria de esos fenómenos. Esta forma de aparición es necesaria en razón de la esencia histórica de los fenómenos, en razón de haber surgido éstos en el terreno de la sociedad capitalista. Esta doble determinación, este conocimiento y esta superación simultánea del ser inmediato, es justamente la relación  Georg Lukacs, ―Historia y Conciencia de Clases‖, (PRIMERA EDICIÓN, 1923). Edición referida, Instituto del Libro, La Habana, 1970.  Carlos Marx, EL MÉTODO DIALÉCTICO DE LO ABSTRACTO A LOCONCRETO, CUADERNO ―M‖ DE LOS GRUNDRISSE, desde la página 14 del manuscrito, terminado a mediados de septiembre de 1857. Ver páginas 21,33-22,5; 21,39-22,10


dialéctica. En el pensamiento, lo concreto aparece como un proceso de síntesis, como un resultado y no como punto de partida, a pesar de ser el punto de partida real y también, por consiguiente, el punto de partida de la intuición y de la representación. Solamente cuando los hechos de la vida social se integran en una totalidad, es donde se hace posible el conocimiento de los hechos en tanto que conocimiento de la realidad. Este conocimiento parte de las determinaciones simples, puras, inmediatas y naturales (en el mundo capitalista) para avanzar, partiendo de ellas, hacia el conocimiento de la totalidad concreta como reproducción de la realidad en el pensamiento. Esta realidad no es en modo alguno dada inmediatamente al pensamiento, todo lo cual Marx lo expresa afirmando que ―Este último es, manifiestamente, el método científico correcto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto unidad de lo múltiple. Aparece en el pensar como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida. . . En el primer camino, la representación plena se volatiliza en una determinación abstracta; en el segundo, las determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por el camino del pensar. . . El método consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto, de reproducirlo como concreto espiritual‖. Por cierto que la síntesis es esencialmente política. De ahí que las principales aportaciones al pensamiento dialectico provenga no de los filósofos propiamente tal, sino de los representantes y dirigentes políticos de los procesos revolucionarios que los explotados y dominados del mundo han protagonizado a lo largo de la historia contemporánea, partiendo por cierto con el propio Marx en la Comuna de Paris en 1871. Marx y Engels participaron activamente en las luchas políticas contemporáneas. En sus procesos de análisis y reflexión sobre los procesos socio-históricos desplegaron con inigualable maestría uno de los principios fundamentales de la dialéctica: la transformación de la cantidad en calidad. Tal fue el caso de la Comuna de Paris, donde Marx y Engels sintetizan para lección de todo el proletariado mundial el hecho de que ―romper –destruir- la máquina burocrático militar del Estado…es condición previa de toda revolución…‖. En adelante y hasta el presente ―la democracia llevada a la práctica del modo más completo y consecuente que puede concebirse, se convierte de democracia burguesa en democracia proletaria, de un Estado (fuerza especial de represión de una determinada clase) en algo que ya no es un Estado propiamente dicho… todavía es necesario reprimir a la burguesía y vencer su resistencia. Esto era especialmente necesario para la comuna, y una de las causas de su derrota radica en no haberlo hecho con suficiente decisión…y, desde el momento en que es la mayoría del pueblo la que reprime por sí misma a sus opresores, no es ya necesaria una ―fuerza especial‖ de represión! En este sentido, el Estado comienza a extinguirse. En vez de instituciones especiales de una minoría privilegiada (la burocracia privilegiada, los jefes del ejército permanente), esta función puede ser realizada directamente por la mayoría, y cuanto más intervenga todo el pueblo en la ejecución de las funciones propias del poder estatal, tanto menos es la necesidad de dicho poder…aquí es donde se expresa de un modo más evidente el viraje de la democracia burguesa hacia la democracia proletaria, de la democracia de los opresores hacia la democracia de las clases oprimidas, el Estado como ―fuerza especial‖ de represión de una clase hacia la represión de los opresores por la fuerza conjunta del pueblo‖. La Dictadura del Proletariado no es una alocada elucubración fruto de la especulación pequeño burguesa, es una lección obtenida por la clase proletaria universal en su camino de liberación y destrucción del Estado Burgués. Tal es la importancia del método dialectico materialista. Sin ese método el proletariado mundial concebiría al comunismo como un mero ideal. Por medio de la dialéctica, la Historia Universal enseñó al proletariado que el comunismo es una necesidad inevitable en el desarrollo histórico de la Humanidad. Por eso, Marx y Engels en su obra sobre la Comuna de Paris sostienen claramente que ―fue ésta la primera revolución en que la clase obrera fue abiertamente reconocida como la única


clase capaz de iniciativa social…..(toda vez que)…..La clase obrera no esperaba de la Comuna ningún milagro. Los obreros no tienen ninguna utopía lista para implantar ―par decret du peuple‖ [por decreto del pueblo]. Saben que para conseguir su propia emancipación, y con ella esa forma superior de vida hacia la que tiende irresistiblemente la sociedad actual por su propio desarrollo económico, tendrán que pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos históricos, que transformarán las circunstancias y los hombres. Ellos no tienen que realizar ningunos ideales, sino simplemente liberar los elementos de la nueva sociedad que la vieja sociedad burguesa agonizante lleva en su seno.‖ La lección obtenida con validez universal por medio del materialismo dialectico será finalmente llevada a la cumbre de las síntesis por el propio Marx al señalar que ―Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el periodo de transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este periodo corresponde un periodo político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la Dictadura Revolucionaria del Proletariado.‖ Esta síntesis ya había sido anunciada por Marx en su correspondencia con su amigo el doctor Kugelmann, cuando afirma que ―De otro modo, habría visto que yo presento la gran industria no sólo como la madre del antagonismo, sino también como la engendradora de las condiciones materiales y espirituales para la solución de estas contradicciones, solución que, ciertamente, no podrá lograrse por la vía pacífica.‖ Ante la majestuosidad de las síntesis logradas usando el materialismo dialectico como método de transformación revolucionaria de la sociedad, las generaciones jóvenes de la gigantesca clase proletaria contemporánea deberán preguntarse, ¿cómo transitar por tan bastos parajes teóricos e históricos evitando la tentación de separar teoría e historia o, no sucumbir al llamado pequeño burgués que se empeña en bisecar la ciencia respecto de la política? A este respecto cobra especial justeza y sentido las palabras del viejo dirigente bolchevique, Lunacharsky, ―Nosotros puede ser que no atinemos, pero buscamos.‖ ―Toda una serie de escritores que pretenden ser marxistas – enfatiza Lenin en el prólogo a la primera edición de ―Materialismo y Empiriocriticismo‖ - han emprendido este año en nuestro país una verdadera campaña contra la filosofía del marxismo,..…nuestros valientes paladines, quienes se remiten orgullosamente a la ―teoría contemporánea del conocimiento‖, a la ―filosofía contemporánea‖ (o al ―positivismo contemporáneo‖), a la ―filosofía de las Ciencias Naturales Contemporáneas‖ e incluso a la ―filosofía de las Ciencias Naturales del siglo XX‖, dan por refutado el materialismo. Apoyándose en todas estas supuestamente novísimas doctrinas, nuestros destructores del materialismo dialéctico llegan intrépidamente hasta el fideísmo neto……De hecho, abjuración completa del materialismo dialéctico, es decir, del marxismo. De palabra, subterfugios sin fin, intentos de eludir el fondo de la cuestión, de encubrir su apostasía y colocar en el lugar del materialismo en general a uno cualquiera de los materialistas, negativa rotunda a hacer un análisis directo de las innumerables declaraciones materialistas de Marx y Engels. Es una verdadera rebelión de rodillas…..Es el revisionismo filosófico típico, pues los revisionistas son los únicos que han adquirido triste fama por haber abandonado las concepciones fundamentales del marxismo y mostrarse timoratos o incapaces para, en forma franca, directa, decidida y clara, «liquidar cuentas» con los puntos de vista abandonados……Por el momento me limitaré a hacer notar que si nuestros filósofos no hablaran en nombre del marxismo, sino en el de algunos marxistas «que buscan», testimoniarían un mayor respeto a sí mismos y al marxismo……Por lo que se refiere a mí, también soy, en filosofía, ―uno que busca.‖ Buscar, pero ¿dónde y cómo? Trotsky, indica un criterio político ineludible e inclaudicable afirmando tajante que quienes ―no hayan demostrando su valía en la lucha de clases, no deben ocupar puestos de responsabilidad. Un emigrante del medio burgués, por muy inteligente y devoto del socialismo que sea, debe ir a la


escuela de clase trabajadora antes de convertirse en maestro. Los jóvenes intelectuales no deben ponerse a la cabeza de la juventud intelectual, sino irse unos años a provincias, a centros puramente proletarios, donde puedan realizar trabajo práctico duro.‖ Trotsky no se equivoca al definir como única escuela de formación dialéctica de la clase proletaria y su vanguardia el camino infernal, implacable y duro de la lucha de clases. Sólo puede emerger un proletariado decidido con voluntad de acero en la toma y mantención de la iniciativa histórica si este proletariado soporta y se forma bajo las peores condiciones de sufrimiento creadas por el capitalismo. Hoy tenemos esas condiciones: un proletariado anémico y sediento de teoría e ideología, con vanguardia política comunista-revolucionaria desorganizada y ausente, sometido a un integrado y ensamblado circuito de valorización mundial del capital bajo condiciones de súper explotación propias de las primeras etapas de la revolución industrial. Sin embargo esta clase proletaria mundial y local se ha desbordado, ha comenzado a ocupar sus antiguas posiciones de combate: la calle. Lo hace por el agobio y ahogo material y concreto del capitalismo frente a la cual ya despunta, aunque muy tímidamente, su intolerancia de clases particularmente bajo una feroz ofensiva patronal bien definida y certera, con un complejo de dominación y hegemonía muy bien armada. La clase proletaria ha comenzado a ocupar la calle, pero lo hace sin embargo bajo la conducción de ideas políticas pequeño-burgués. Bajo estas condiciones es hoy y no mañana el momento en que debe realizarse la misión de reivindicar en toda la línea la dialéctica materialista marxista leninista, es hoy y no mañana la tarea insoslayable de lanzarse en clave táctico-ofensiva a la creación y sistematización de escuelas de formación y organización política e ideológica, cultural y teórica, para la revolución socialista de nuestra clase proletaria en los sindicatos, los movimientos sociales en general, la calle, el ciber-espacio, las poblaciones, las ciudades, las universidades, los institutos y liceos, los colectivos y centros culturales, aquí y en todo el mundo. Cada uno de estos espacios debemos convertirlos en una trinchera desde la cual desplegar y replegar fuerzas en forma escalonada y ordenada. Nuestra estrategia de clases hoy es defensiva, lo que significa nada más y nada menos que resistir, frenar, lentificar y desgastar a un nivel de fanatismo si fuese necesario la amplia y poderosísima ofensiva enemiga mientras que, simultáneamente, formamos nuestra retaguardia clasista. Será esa retaguardia proletaria la que deberá pasar a la contra ofensiva histórico-estratégica. ¿Cuánto tiempo tardaremos en preparar esa retaguardia? Eso dependerá de la energía, claridad y convicción desplegada hoy día. De ahí que adquieran validez y sentido las reflexiones de Mao Tse Tung al ofrecer una buena explicación pedagógica de una de las leyes determinantes de la dialéctica: el movimiento como contradicción. Esta sostiene que la ley de la contradicción en las cosas, es decir, la ley de la unidad de los contrarios, es la ley fundamental de la dialéctica materialista. Contra el pensamiento dogmático y metafísico se impone la universalidad de la contradicción, la particularidad de la contradicción, la contradicción principal y el aspecto principal de la contradicción, la identidad y la lucha entre los aspectos de la contradicción, y el papel del antagonismo en la contradicción. La concepción metafísica del mundo, ve las cosas como aisladas, estáticas y unilaterales. Si reconoce los cambios, los considera sólo como aumento o disminución cuantitativos o como simple desplazamiento. Además, para ella, la causa de tal aumento, disminución o desplazamiento no está dentro de las cosas mismas, sino fuera de ellas, es decir, en el impulso de fuerzas externas. Según ellos, la explotación capitalista, la competencia capitalista, la ideología individualista de la sociedad capitalista, etc., pueden ser halladas igualmente en la sociedad esclavista, y aun en la sociedad primitiva, y existirán sin cambio para siempre. En cuanto al desarrollo social, lo atribuyen a factores exteriores a la sociedad, tales como el medio geográfico y el clima. De manera simplista, tratan de encontrar las causas del desarrollo de las cosas fuera de ellas mismas, y rechazan la tesis de la dialéctica materialista según la cual el desarrollo de las cosas se debe a sus contradicciones internas.


En oposición a la concepción metafísica del mundo, la concepción dialéctica materialista del mundo sostiene que, a fin de comprender el desarrollo de una cosa, debemos estudiarla por dentro y en sus relaciones con otras cosas; dicho de otro modo, debemos considerar que el desarrollo de las cosas es un automovimiento, interno y necesario, y que, en su movimiento, cada cosa se encuentra en interconexión e interacción con las cosas que la rodean. La causa fundamental del desarrollo de los procesos no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno, sin perjuicio de que existan causas externas que sirvan de acicate para dinamizar o acelerar el movimiento interno. Todas las cosas entrañan este carácter contradictorio; de ahí su movimiento, su desarrollo. El carácter contradictorio de los procesos es la causa fundamental de su desarrollo, en tanto que su interconexión y su interacción con otras cosas son causas secundarias. Así, pues, la dialéctica materialista refuta categóricamente la teoría metafísica de la determinación externa del proceso. Es precisamente en la particularidad de la contradicción donde reside la universalidad de la contradicción. Por ejemplo, en la guerra, la ofensiva y la defensiva, el avance y la retirada, la victoria y la derrota, son todas parejas de fenómenos contradictorios. El uno no puede existir sin el otro. La lucha y la interconexión entre ambos aspectos constituyen el conjunto de la guerra, impulsan su desarrollo y resuelven sus problemas. La contradicción fundamental del proceso de desarrollo de una cosa y la esencia de éste, determinada por dicha contradicción, no desaparecen mientras el proceso no termina; sin embargo, en un proceso de desarrollo prolongado, la situación generalmente varía de etapa a etapa. La razón es que, si bien no cambia ni la naturaleza de la contradicción fundamental del proceso de desarrollo de la cosa ni la esencia del proceso, la contradicción fundamental se va agudizando a medida que pasa de una etapa a otra en este proceso prolongado. Las numerosas contradicciones, grandes y pequeñas, determinadas por la contradicción fundamental o sujetas a su influencia, unas se agudizan y otras son temporal o parcialmente resueltas o atenuadas, y surgen algunas nuevas; es por esto que hay etapas en el proceso. Lo particular y lo general están unidos, y no solamente la particularidad sino también la universalidad de la contradicción son inherentes a toda cosa: la universalidad reside en la particularidad. De este modo, si en un proceso hay varias contradicciones, necesariamente una de ellas es la principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo, mientras las demás ocupan una posición secundaria y subordinada. Por lo tanto, al estudiar cualquier proceso complejo en el que existan dos o más contradicciones, debernos esforzarnos al máximo por descubrir la contradicción principal. CRITICA AL CIUDADANISMO y EL ACADEMICISMO Hoy se ataca furibundamente a quienes sostienen una estrategia de acumulación de fuerza políticosocial revolucionaria mediante la construcción de poder dual teniendo como horizonte la construcción del socialismo y como eje histórico a la clase proletaria que va organizándose y construyendo su proyecto en un permanente proceso dinámico y dialéctico de luchas locales, reivindicativas y de más alto vuelo como lo es el poder popular y que asume que el proceso conlleva avances y retrocesos, flujos y reflujos en la disputa de todos y cada uno de los espacios sociales y políticos concretos. Se descalifica y ataca furiosamente a quienes proponen a las masas volcadas a la calle un camino de progresiva radicalización, homogeneización política e ideológica en torno a la revolución socialista, el materialismo dialéctico en la determinación de las condiciones objetivas y subjetivas para determinadas demandas como parte de la guerra de clases y la recuperación de la memoria histórica con sus resultantes cristalizados en insurrecciones, los levantamientos populares y las lecciones heredada por dirigentes, organizaciones y sobre todo la clase dominada, explotada, asalariada y proletaria. Se menosprecia a quienes llaman a no dejarse seducir por la estrategia de la burguesía y el capital con sus cuentos de hadas relativo a asambleas constituyentes, planes mínimos de democratización, la neutralidad del Estado, la participación y elección formal de representantes. Se han reído cuando se advierte que tras las loas y cantos de


sirena de la burguesía con sus discursos democratizadores, participativo-institucionales y ciudadanizadores edil-parlamentario, en realidad lo que se esconde es la conocida estrategia de dilatar, contener, debilitar, distraer, dispersar para finalmente cercar y aniquilar al enemigo de clases jurado de la burguesía: la clase proletaria. Se ha insultado a quienes han llamado a agudizar las luchas sociales y económicas en tanto sea sólo del combate político permanente la condición social clave para el nacimiento de una clase proletaria organizada con vocación de poder y visión histórica estratégica. Se ignora el razonamiento que cuestiona el por qué la clase proletaria debería ―ayudarle‖ y correr en auxilio de la burguesía a recomponerles su resquebrajado aparataje de dominación y hegemonía político-ideológica expresada en asambleas constituyentes y parlamentos. ¿Por qué parcharles sus fisuras cuando de lo que se trata es incrementar el caudal de luchas por pequeñas que estas sean focalizándolas todas bajo el único objetivo de convertir una pequeña grieta en un gran forado, tensionando así todo lo posible las luchas locales, reivindicativas y políticas? La clase de los explotados, asalariados, dominados y proletarios no tienen por qué buscarle salidas a las dificultades y crisis que puedan tener las clases patronales a través de vías institucionales, simplemente porque llegado el momento de crispación y confrontación social el proletariado desarmado no tiene con qué imponer o defender sus conquistas y voluntad ya resuelta por simple mayoría en las mentadas Asambleas Constituyentes. Los jerarcas del ciudadanismo olvidan que a una Asamblea Constituyente se llega cuando el proletariado cuenta con una estrategia ofensiva, cuando sus órganos de poder dual ya son una realidad imbatible, cuando su proyecto de clases ha triunfado en la lucha histórica contra la burguesía y ésta ya no tiene otra opción más que someterse. Llevar a las masas y al proletariado a instancias institucionales burguesas a jugar con reglas y leyes hechas por y para la burguesía a sabiendas de los enormes déficit políticos – ideológicos existentes, sin visión estratégica ni concepciones hegemónicas, con altas dosis de espontaneísmo, voluntarismo, caudillismo, localismo, y desorganización es simplemente criminal. La única manera de superar las falencias señaladas es acumulando fuerza social revolucionaria, socializando experiencias y reivindicando el marxismo revolucionario en una cadena permanente de enfrentamientos, luchas y combates desde lo local, pequeño y reivindicativo hasta alcanzar niveles cada vez más contundentes, masivos, globales, estructurales y político insurreccionales. Por la misma razón, si hace a la pequeño burguesía y a los patrones no hay que creerles ―ni un tantito así‖, hoy es sencillamente suicida alentar a los movimientos sociales (cualquiera sean estos, mapuche, estudiantiles, ecologistas, feministas, comunitarios) sin ligarse directamente con las determinantes y decisivas luchas proletarias y, a su vez, las luchas proletarias serán derrotadas una y otra vez si se carece de organización política revolucionaria y visión política-ideológica estratégica que dé cuenta de grados cada vez mayores de unidad, hegemonía y protagonismo masivo de las masas explotadas en las transformaciones y luchas sociales, políticas y económicas tendientes a la revolución socialista. Por esta misma razón, es determinante enfrentar las ideas del ciudadanismo y sus componentes ideológicos pequeño-burgués. El ciudadanismo es la expresión ideológica y teórica de la dominación política burguesa. El ciudadanismo ha devenido en contradicción fundamental para el desarrollo político, ideológico y teórico de la clase proletaria en su lucha por liberarse. La lucha en el plano político, teórico e ideológico contra el ciudadanismo es clave en nuestra tarea de formar retaguardia proletaria. Los ciudadanistas centran los problemas económicos en el ámbito de la distribución, problemas que se resolverían desde la democracia burguesa, socializándola, empoderando a los ciudadanos. Creen además que mayores niveles de ingresos son equivalentes a un mayor progreso. Ven las luchas de los movimientos sociales como parcelados, independientes unos de otros. Incluso rechazan a quienes pretenden ligar las demandas sociales con la fuente única de origen: la lucha de


clases entre proletariado y burguesía en el desarrollo capitalista. De ahí que, por ejemplo, vean el arte y la ciencia separados de la lucha de clases. Vean también las contradicciones entre Estados como meros problemas comerciales o geopolíticos. Conciben a su vez los despliegues y repliegues en las luchas sociales como ―traición a los principios‖, no advierten ni por asomo un mínimo de flexibilidad táctica y estrategia propias de la guerra porque también separan la táctica de la estrategia y la guerra de la acción política. Jamás ven en los antagonismos sociales y políticos la conexión con la contradicción fundamental del desarrollo del capitalismo, la tensión permanente y de primer orden entre proceso de trabajo y proceso de valorización dadas en el proceso de producción en su conjunto. Esta es la concepción subyacente en el estudio de la economía. Sus leyes son analizadas desde las concepciones morales de lo justo o injusto, se discuten los criterios de la distribución de mercancías, jamás se analiza críticamente la valorización del capital en el ámbito de la producción. Incluso llegan a sostener que el proletariado ha sido desplazado de su rol histórico central por ―el neo-proletariado‖, ―las clases medias‖, sectores todos que estarían ligados a la prestación de servicios y a la terciarización de la economía, todo esto como resultado del enorme desarrollo tecnológico. Peor aún, otros más avezados incluso llegan a ―distinguir‖ una diferencia cualitativa entre plusvalía y renta de la tierra, separándolas y relegando esta última a los oscuros rincones de las extravagancias académicas. Es sobre estas bases que construyen sus discursos e interpretaciones torcidas de la historia. Les queda fuera de su radio de acción la discusión sobre el carácter de clases del Estado y sus entramados político-institucionales.

LA PROSTITUCIÓN A GRAMSCI Y LOS DELIRIOS DE NUESTROS MARXISTAS, NEOMARXISTRAS, RENEGADOS Y TRÁNSFUGAS DE ACADEMIA48 En sus delirios, los ciudadanistas atribuyen la ausencia de revolución a la desaparición de la contradicción fundamental a saber, la lucha de clases entre burguesía y clase proletaria, llegando incluso a vejar a viejos comunistas revolucionarios como Gramsci y sus aportaciones sobre la hegemonía y la dominación. Pero, usando el materialismo dialectico, Gramsci llega a conclusiones totalmente opuestas a las de quienes prostituyen su legado político e ideológico. ¿Qué nos dicen los epígonos respecto de Gramsci? Una primera cuestión que es enrostrada es que tal como Marx nunca termino su estudio sobre ―El Capital‖ tampoco elaboro o termino teoría alguna sobre el Estado. Este hecho dota de libertad a toda calaña de oportunistas para engañar y estafar al incauto llevándolo a un espacio vacío que se llena afirmando que si bien es cierto el Estado tiene una naturaleza de clases, en su configuración interna, en sus niveles decisorios, en sus núcleos claves, en los centros de poder estratégicos y en sus funciones el Estado seria un terreno en disputa entre las distintas clases sociales. Y esto sería así porque el Estado tiene un conjunto de recursos y bases materiales e 48

―El Estado y la Revolución‖, V. I. Lenin, septiembre de 1917, en Obras Escogidas, Tomo II, Editorial Progreso, Moscú 1961. ―Crítica del Programa de Gotha‖, Carlos Marx, 1875. Versión digital de marxismo.org Carta de Marx a Kugelman, 17 de marzo de 1868, en el Apéndice del Tomo I de El Capital, FCE, México 1973. Sentencia citada por Lenin en su obra ―Materialismo y Empiriocriticismo‖, Rusia 1908. En Obras, Tomo IV (1914-1915), Editorial Progreso, Moscú 1973. Lenin y , su obra ―Materialismo y Empiriocriticismo‖ (Aproximación a su hermenéutica analógica discursiva), Dr. Sc. Rigoberto Pupo Pupo en http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/pupo_pupo_rigoberto/lenin_y_su_obra.htm Leon Trotsky, ―En defensa del marxismo‖, enero de 1940. Disponible en formato digital en Marxismo.org SOBRE LA CONTRADICCION, De las Obras Escogidas de Mao Tse-tung, EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS, Tomo I, PEKIN 1968. Este trabajo fue escrito por Mao el año 1937 y pronunciado como conferencia en el Instituto Chino Anti-japonés de Yenan.


ideológicas que le son propias y que no dependen de dominación política clasista alguna. Por consiguiente el Estado ve cómo su origen de clases va quedando atrás para, a medida que se fortalece su aparato burocrático, ir adquiriendo cada vez con mayor fuerza un carácter mediador en el conflicto social. En consecuencia, el poder del Estado es una cosa muy distinta al poder de clases. Dicho esto, se debe combatir la reducción del Estado a un simple instrumento de dominación de clases. Con esto, la tarea fundamental a acometer es concentrarse en el modo de organización interna del Estado toda vez que, si se llega a controlar algunos centros o núcleos de poder, es posible que el Estado beneficie directamente las aspiraciones económicas de intereses de clases diversos. En este sentido el Estado es un territorio político en disputa y mantiene una autonomía relativa respecto de las clases sociales. Y esto sería así tanto más cuando en el seno del aparato del Estado solamente algunas áreas o núcleos específicos detentan el poder efectivo o la capacidad de control, iniciativa y decisión real. Estos núcleos pueden ser ocupados, controlados o influidos directamente por diferentes clases sociales. De este modo ―el poder relativo‖ de cada clases social se puede medir por la distancia o lejanía en relación al centro decisorio estatal más importante. Esto no puede ser de otro modo si se considera al Estado como un acervo de distintos niveles tanto inferiores como superiores cuya complejidad depende del nivel de subordinación a determinado núcleo de control y poder efectivo. En conclusión, ―el carácter del Estado‖ es distinto al ―aparato del Estado‖ y la forma en que se organiza y realiza sus funciones también es diferente al control de tal o cual clases social. Estado y clases serían dos polos distintos y autónomos de una misma relación histórica. A estas ideas propias del ciudadanismo, se la reviste de un grado mayor de complejidad al asociarle como contenido imágenes supuestamente planteadas por Antonio Gramsci. De este modo, se afirma que el célebre comunista italiano habría entendido al Estado en un sentido orgánico y más amplio que el de mero instrumento de clases, definiéndolo como el conjunto formado por la sociedad política (productora de la fuerza y coerción) y la sociedad civil (generadora del consenso y hegemonía –dominación político ideológica). Este sería el "Estado integral", donde el Estado es apenas una muralla externa; detrás de ella hay una compleja y poderosa estructura de represas, pesas y contra pesas, y sofisticadas fortificaciones que resguardan la estructura de dominación. El Estado es tan solo una zanja exterior, detrás de la cual se levanta un poderoso sistema de fortificaciones. Por ello la estrategia política en lugar de ser el enfrentamiento directo, debe ser el avance político gradual por medio de la construcción de una contra-hegemonía ideológica. Así, la diferencia entre los sistemas políticos de cada región o país dependería del grado de desarrollo del capitalismo. Por consiguiente, en una sociedad de gran desarrollo el Estado es un mero cascaron, mientras que en una sociedad de desarrollo capitalista precario el Estado viene a representar un todo compacto con la estructura económica. Dicho esto, la lucha política se representa mejor como una guerra de posiciones al interior de ese gran terreno que es el Estado. En esa guerra de posiciones hay que ir venciendo y conquistando casamatas y trincheras de las áreas vitales del mismo Estado para, de este modo, hacerse del control estatal. No obstante, afirmar que el Estado es un entrelazamiento de casamatas, y puntos de decisiones autónomas, significa afirmar que entre ellos no existe una lógica, una ideología, una ligazón que los vincule. ¿Cómo se amarran entre sí estos compartimentos?, ¿es posible que existan niveles estatales neutros que medien en la lucha de clases o que sirvan de "premio" para una u otra clase o fracción de clase en lucha? ¿Qué papel juega el Estado en la economía? Los ciudadanistas tampoco se refieren a este problema. ¿Acaso el Estado actúa en forma independiente o neutra respecto al plano económico? Llegado a este nivel del análisis podemos cuestionar también el criterio básico con que se plantean los ciudadanistas a saber, la separación entre función de Estado y organización estatal. Pero, ¿de dónde nace la función del Estado?, ¿la organización no es resultado de la función?. Este método analítico propio del ciudadanismo hace que este nunca rebase los límites del mero formalismo cognoscitivo toda vez que cae en cierto fetichismo ideológico institucionalista al


atribuirle vida propia a sectores del aparato del Estado, como si sus partes se comportaran como una clase social real con intereses propios. Es como imaginar a un ser vivo con brazos y piernas con vida y conciencia propia distinta a la existente en el resto de los miembros del mismo cuerpo. Esto da indicios de que el ciudadanismo es puro formalismo. Jugando con las bases teóricas del ciudadanismo, los llamados ―economistas marxistas‖ han derivado en lo más rancio del capricho academicista. Un ejemplo de ello son algunas tesis relacionadas con el Estado planteadas por Agacino. Según Rafael Agacino en un artículo inserto en su tradicional columna del medio digital G-80, "¿Dónde está el poder? Las anomalías del proyecto neoliberal y las opciones para un poder políticosocial emergente" (mayo de 2013) ―La izquierda tradicional -y hasta cierto punto también la izquierda revolucionaria- quedó atrapada por una concepción liberal burguesa y republicana de la política, una concepción que se aviene bien con una visión canónica del Estado definido como una estructura jurídico-política desde la cual se ejerce el dominio de clase. Todos aprendimos que la infraestructura daba origen a una superestructura -las relaciones jurídicas y políticas existentes- y que la expresión de esa amalgama de relaciones de propiedad era por antonomasia el Estado. Pero ¿qué pasa si lo jurídico se escinde de lo político y el poder político real se desplaza más allá del Estado? ....Así como en el campo de las relaciones capital-trabajo, las prácticas de subcontratación han separado las relaciones económicas de explotación de las relaciones jurídico-laborales, por cuanto quién explota no es quién contrata y quién contrata no es quién explota, del mismo modo el Estado cada vez más parece un cascarón jurídico que, si bien mantiene la potestad de la ley, se muestra estéril respecto de la disposición real de los recursos institucionales y materiales vitales para el destino del país……Si consideramos que este singular "poder dual burgués" es dual respecto del Estado, entonces es necesario interrogarse por el carácter de este Estado y dar paso a preguntas más específicas que afinen el análisis….Esta tendencia está correlacionada con la falta de sintonía entre la "derecha económica" y la "derecha política". .....La derecha política, en cambio, enredada en qué hacer con la herencia política pinochetista, tempranamente se trenzó en luchas intestinas cuyo resultado fue la ruptura entre el gremialismo y la derecha tradicional hasta su separación en dos partidos: RN y la UDI. Esta derecha política no logró nunca, incluso hoy con el gobierno de Piñera, una estatura política que le permitiera presentarse como "intelectual orgánico estadista" y proyectar así el modelo neoliberal más allá de la transición; en tiempos de la Concertación actuó como gendarme y hoy resiste, a la defensiva, sin iniciativa, sin saber que hacer frente a las arrugas de un modelo maduro. Y esto justo cuando aparece el malestar social "desde abajo" y parece llegar otra vez la "hora de la política". En el nuevo período, la derecha económica, que gobierna desde fuera y directamente, circunstancialmente carece de los medios y de una institucionalidad, salvo el mercado, que le permita conectarse a esos malestares, anticiparlos, procesarlos y disiparlos. La propia sorpresa empresarial respecto del ciclo de movilizaciones sociales desatado el 2010, refleja muy bien la esterilidad del Estado y del sistema político,..... la verdadera y principal fuerza extra parlamentaria es la propia burguesía en virtud de que requiere cada vez menos de la intermediación parlamentaria para gobernar........La escisión entre lo político y lo jurídico tiende a transformar al Estado en un cascarón jurídico, amén de todas las demás restricciones que éste impone a las fuerzas incluidas bajo clausulas de subordinación....EL Estado, retiene el monopolio de la fuerza legítima, pero en las condiciones del capitalismo actual la lucha no se concretará a través del Estado o desde el Estado. No; el Estado aparecerá como actor durante el proceso como aparato represivo, y después, cuando resuelto el conflicto aunque sea transitoriamente, como simple "escriba" de lo que el capital ha debido conceder o logrado imponer. ....El Estado, cuando las fuerzas sociales emergen como sujetos políticos y sobre todo cuando logran constituirse en fuerzas


políticas críticas, es obligado a aparecer no sólo como represor sino también como actor de facto del desplazamiento de lo político a lo social‖49. Por consiguiente podemos deducir que: a) La subcontratación no es una forma jurídica de explotación material, asumiendo así que las formas jurídicas son ―autónomas‖, ―independientes‖ de las relaciones sociales materiales. En este sentido el ―capital‖ aparece como una cosa y no como una relación social histórica (con todo lo que ello implica, incluyendo en primerísimo orden la componente jurídicoinstitucional). b) El Estado, en tanto arquitectura administrativa e institucional, estaría separado de las clases sociales dominantes y explotadoras. No cabe más que preguntarse a este respecto, ¿cómo realizan la hegemonía y dominación las clases burguesas? Según Agacino, la clase burguesa se separo del Estado, generando un poder burgués dual, fuera de su propia hegemonía. Se advierte una consecuencia funesta del idealismo y romanticismo que caracteriza a la llamada izquierda revolucionaria, la idea de que el Estado tendría un componente neutro, un cascaron capaz de sobrevivir por si mismo independiente de los intereses de la clase burguesa. Queda así eliminado de un plumazo el carácter del Estado en tanto instrumento de explotación y hegemonía. El funcionalismo queda así reivindicado en todo su esplendor. c) Aparece así ante nosotros el verdadero principio que le lleva a Agacino a formular esta tesis. La separación entre ―derecha económica‖ y ―derecha política‖, arsenal ideológico que ha sido bastante bien explotado por el reformismo y el oportunismo para legitimar hace varias décadas la llamada ―transición a la democracia‖. Hoy este mismo arsenal sirve para legitimar la idea de esta ―izquierda desconfiada‖ en torno a que la burguesía ha creado un ―poder dual‖, donde lo político estaría desconectado de lo material o, dicho por el propio de Agacino, el mercado queda desconectado de lo estatal. d) Implícitamente deja entrever una concepción idealizada del Mercado, ajena a la contradicción dialéctica que supone la tensión entre ley del valor y monopolios, donde efectivamente concurrirían propietarios de diversas mercancías en igualdad de condiciones para cuyo accionar el Estado les sería una construcción exterior y por completo ajena. e) La ―derecha económica‖ se habría impuesto a la ―derecha política‖ por lo que si la política es el la lucha por el poder, y si la burguesía se ha separado del Estado, entonces se entiende que la burguesía ya no está haciendo política. La burguesía seria una clase apolítica, que ha renunciando a construir y esforzarse por la hegemonía y la dominación de clases. Cabe entonces la pregunta, ¿cómo se estará efectivizando el dominio y reproducción del capital sobre la sociedad? Y junto con lo anterior, ¿en qué dimensión ―los movimientos sociales y las fuerzas emancipadoras‖ - como les llama Agacino-, enfrentan a sus opresores? Todos estos planteamientos son absolutamente ajenos a la inocencia. En este sentido, los planteos de Agacino son bastante poco desinteresados. La pregunta es ¿cuál es la cosmovisión que está proyectando Agacino en su planteo? La respuesta a esta pregunta proviene del propio aludido cuando un año antes de expresar la tesis antes analizada planteaba que ―la soberanía reside en el pueblo y éste la puede ejercer también como acción política en los espacios vitales, en los lugares dónde los problemas son inmediatamente reales. Hay que pararle un poder paralelo al Estado. Si queremos educación, ¡arrebatémosle la educación!, formemos centros de Educación a partir de las necesidades vitales de los educandos, los educadores y la comunidad…..En este sentido, por citar dos ejemplos recientes, el esfuerzo de elaborar una 49

Columnas de Rafael Agacino en G-80, 29 DE AGOSTO DE 2011, 25 de mayo de 2011 y "¿Dónde está el poder? Las anomalías del proyecto neoliberal y las opciones para un poder político-social emergente" (mayo de 2013) ―Cuadernos de la Cárcel‖, Edición Crítica del Instituto Gramsci, Biblioteca ERA, México 1985. Prólogo a ―Contribución a la Crítica de la Economía Política‖, Carlos Marx, 1859.


política educacional a través de un Congreso Social Educativo – iniciativa que se implementó con éxito en varias ciudades del país – así como la experiencia de los liceos auto gestionados durante los meses de movilización estudiantil, se constituyen en acciones políticas colectivas, itinerantes, multiformes y transversales que abren camino. Y lo abren en un doble sentido: construyen contenido, una visión del sistema educativo que queremos, es decir, el programa; y a la vez, el soporte social, el sujeto, la fuerza social misma que al descubrir sus anhelos se auto constituye como fuerza social organizada, y en potencia, en fuerza política emancipadora” (mayo de 2012), para un año después decantar y sostener que ―…Si el poder real se ejerce desde el seno de propia sociedad civil-empresarial y no desde las instituciones administrativoestatales, la fuerza constituyente inevitablemente deberá enfrentarse a la patronal directamente en su propio terreno civil no estatal que, por lo demás, el mismo capital ha politizado…..el control comunitario da paso a instancias organizativas en que profesores y trabajadores no docentes, padres y apoderados, estudiantes y la comunidad local, puedan ejercer y controlar la gestión y definir los contenidos educativos locales en coherencia con los intereses más generales del país. El Estado podrá tener el título jurídico de propiedad, pero la gestión y el derecho de uso o - la posesión- residirá y deberá ser ejercida por órganos populares directos e indirectos de poder‖ (mayo de 2013). Y el lobo finalmente muestra sus orejas. La pregunta es ¿dónde queda ese ―terreno civil‖?, ¿en el mercado?, ¿en qué dimensión o lugar? La respuesta no es otra más que en lo local, en el terreno de lo comunitario, en el plano de lo que el socialismo del siglo XXI y la experiencia bolivariana llama EL PODER POPULAR COMUNITARIO (CONTROL COMUNITARIO dirán otros) concepto bastante bien conocido a partir del análisis ya hecho al PODER POPULAR CONSTITUYENTE de Gabriel Salazar. A confesión de parte relevo de pruebas: Agacino es un firme defensor de la tesis salasariana del Poder Constituyente, sosteniendo muy alegre y entusiasta ―que florezcan mil y un congreso y asambleas populares, mil y una mancomunales, mil y un colectivos, mil y un grupos de apoyo mutuo y acción directa... esos son el tejido del poder soberano, y también como ha señalado recientemente Salazar, el poder constituyente‖ (mayo de 2012). De aquí se deriva entonces la idea de que el poder puede ser construido comunalmente, comunitariamente, ignorando al Estado burgués, pasando por alto al Estado, como si este no existiese, o como si este no fuese determinante en las relaciones de poder entre clases. Y esto sería así en la medida que la burguesía ya no estaría ejerciendo el poder material, político y jurídico a través del Estado, sino más bien directamente sobre la sociedad civil (concepto liberal que separa lo político de lo social). Todo lo referido a las políticas de contra insurgencia quedan así excluidas de la ecuación. Simplemente, eliminamos las variables de la ecuación que no podemos comprender hasta llegar a un conjunto solución que satisfaga nuestros intereses y deseos. Este es el derrotero final al que lleva la falta de método, la ausencia del materialismo dialéctico. A nuestro juicio, el problema no es si operan o no las determinantes de la sociedad de clases en el Estado, sino cómo operan las leyes de la sociedad de clases en el proceso de construcción, organización y función del Estado. Negar esta problemática por medio de la relegación y exclusión del materialismo histórico sustituyéndolo por el estudio específico de casos particulares y locales tal como lo hace el ciudadanismo es caer en cierta vulgarización del historicismo. Esto porque aunque se diga que Marx no termino El Capital, el capital nace de la explotación asalariada. Análogamente aunque se diga que Marx no acabo una teoría del Estado, este funda su naturaleza, lógica, desarrollo histórico, funcionamiento y aparato en la lucha de clases y la sociedad de clases. En este marco creemos necesario recordar lo que Marx apuntaba en ―La Contribución A La Crítica De La Economía Política‖: ―El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres


establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.‖ Por consiguiente, creemos necesario recordar que la única forma en que se puede caracterizar la acción política y evaluarla, la única forma de conocer al Estado, es por sus resultados en sus acciones. ¿Cuáles han sido los resultados políticos e ideológicos del Estado burgués en la historia?, ¿existen casos de Estados burgueses en que en la práctica haya significado la liberación de los explotados y dominados? Si el Estado es la super-estructura del capitalismo, este tiene una sustancia ideológica inyectada a cada momento y lugar en las venas de la sociedad por medio de los sistemas educativos, comunicacionales, publicitarios, etc, a todas las dimensiones del Estado. Es el fetichismo de la mercancía que en su forma política asume la forma de Hegemonía: poderes, estructuras, organismos, medios, jerarquías, fundan su carácter y metabolismo en la base económica de la que dependen los individuos, descansa en la propiedad privada y la explotación al trabajo asalariado. El ciudadanismo subraya y sobre enfatiza la fracción, la separación, pero ¿qué une a todas las fracciones de clase hegemónicas?, ¿cómo se organizan esos pensamientos e intereses? Sólo es posible sustentar la hegemonía en algunos pilares ideológicos fundamentales, cierta homogeneidad ideológica compartida por todas las facciones de clase dominante y aceptada por las clases subalternas. Por ejemplo, ¿qué permite que los intereses de los bancos y los intereses


materiales de las micro-empresas, pese a ser intereses económicos contradictorios, permanezcan acoplados y unidos en la historia?, ¿qué permite que los trabajadores se levanten todos los días para ser explotados? La articulación e imbricación entre distintos intereses de clase dominante sólo puede provenir del respeto a la propiedad privada y a las leyes económicas del capitalismo. Esta es la base sobre la cual se pueden ensamblar distintos intereses económicos. En el ciudadanismo todo lo referido a la guerra, la hegemonía, las clases, el partido, la propiedad privada y la esencia del capitalismo desaparecen como por arte de magia. Se olvida que en todos los análisis hechos sobre Gramsci los conceptos ―hegemonía‖, ―Estado‖, ―partido‖, ―política‖ y ―filosofía‖ se explican y adquieren contenido en el marco de la lucha de clases, o de la guerra civil de clases. En este sentido, Gramsci nunca olvido que la guerra es el sometimiento del enemigo venciendo su voluntad y capacidad de luchar o resistir. El propósito es que el enemigo haga suya las ideas, principios, teorías, filosofía, ideología del vencedor. Es a este proceso de sometimiento que Gramsci le asigna una importancia superlativa, conceptualizándolo como Hegemonía. Si no se entiende el esfuerzo de Gramsci en perspectiva de lucha de clases y de explicar el desarrollo de la guerra de clases en la sociedad, toda interpretación es errada, máxime que Gramsci no se cansa de señalar que en la sociedad capitalista son las relaciones sociales materiales de explotación y dominación las que explican un tipo determinado de hegemonía. En este sentido, su preocupación primaria será entender la prolongación del control burgués y la subordinación o sometimiento de los explotados sin obligar a los dominadores a desgastarse permanentemente empleando métodos y técnicas coercitivas, materiales y físicas. Tampoco debe olvidarse el énfasis e importancia puesta en el origen social e histórico de los conceptos. Estos se explican en función de las relaciones sociales de producción. Su contenido en una sociedad capitalista es llenado con la sustancia provista por la fuente social e histórica que en el capitalismo no es otra más que la explotación asalariada de la burguesía sobre los trabajadores. Este antecedente es vital porque Gramsci al explicar la dominación de clases incorpora como sostén a la Hegemonía, aquel sometimiento, consentimiento, legitimidad y reproducción que los explotados, los dominados, los productores de la plusvalía y la riqueza en la sociedad realizan con el aparato legal, ideológico, cultural, identitario de la clase dominante y explotadora. Sabemos que las cosas más elementales tienden a olvidarse. Por eso es preciso que nos preguntemos ¿qué hace suponer a los apologistas del ciudadanismo la no producción de sus conceptos bajo la hegemonía burguesa si lo primero que hacen es disociar el análisis social de las fuerzas en que se funda la realidad histórica?, ¿sigue teniendo validez teórica el concepto hegemonía si este es desprovisto de su cuna, la lucha de clases? ¿Para qué se ha perfeccionado y complejizado el sistema educativo, ideológico, publicitario y comunicacional de la sociedad? ¿Es posible que el refinado concepto heredado por la burguesía (que hoy se funde en el ciudadanismo) pueda educar a los dominados y explotados con miras a su revolución y liberación? A continuación el rompecabezas se extiende pues ¿cómo construir contra hegemonía sin poder político real, sin cambiar radicalmente las relaciones sociales? ¿Qué rol ocupa la política en el ciudadanismo?, ¿cómo se hace política en el ciudadanismo?, ¿qué sentido tiene discutir o deliberar sin la posibilidad de aplicar, concretar y materializar la acción y el discurso?, ¿se puede disputar la hegemonía burguesa sin la acción política real y concreta de los explotados? ¿Cómo se hace para que las clases hegemónicas pierdan su preeminencia y obedezcan o se sometan a la contra hegemonía? En este sentido creemos que el ciudadanismo promueve una política de fachada, de apariencia, de participar sin decidir, de discutir sin convertir la voluntad en acción, en proceso y contenido político real. El asambleísmo sin conciencia de clases, sin política, sin proyecto de liberación, no es acción política real, es sólo un cúmulo de discursos castrados de su potencial revolucionario. Si la crítica une teoría y práctica, la única forma de dotar de efectividad la acción política propia de una lógica de asamblea es criticando sus presupuestos ciudadanistas.


El papel unificador desempeñado en algún momento de la historia por parte de la Iglesia, la nación, el Estado, el pueblo, hoy es asumido por la ―asamblea de ciudadanos‖. Dotar de mayores niveles de cohesión entre ―los de arriba‖ y ―los de abajo‖, ese es el cometido del ciudadanismo sin conciencia de clases, sin política revolucionaria, si vocación de poder, sin acción, sin armas, sin partido revolucionario. Es sólo la palabra desarmada e inerme frente a sus verdugos. Por esta razón el ciudadanismo es puro eclecticismo pues se convierte en amalgama que unifica y es funcional a la hegemonía burguesa. Ahora bien, Gramsci subraya que la única forma que tienen los explotados para desafiar, desmontar y destruir la hegemonía es el partido revolucionario. Este ―Moderno Príncipe‖, ¿qué rol y función tiene en el entramado discusivo del ciudadanismo?, dicho de otro modo, ¿qué importancia le asigna el ciudadanismo al partido revolucionario?, ¿podemos construir hegemonía o desmontar la hegemonía burguesa sin un partido político revolucionario?, ¿se puede aspirar a destruir y desconstruir el Estado burgués sin construir previamente el partido político revolucionario? Es menester recordar que para Gramsci la síntesis entre teoría y práctica es el partido revolucionario, fuente a su vez de la nueva legitimidad, de la nueva hegemonía y de la nueva cohesión social. El partido es clave en la cristalización de la conciencia de clases, de esa ―voluntad colectiva‖ a la que recurren para justificarse ante la historia las distintas clases sociales cuando han hecho su revolución. El partido político revolucionario es ese nuevo ―Espíritu Universal‖, ese nuevo Estado en ciernes que corta los tentáculos del poder que se derriba. A este respecto es conveniente recalcar que las crisis de hegemonía hunden sus raíces en la crisis material del capitalismo, la que siempre obedece a factores objetivos. Empero, hasta el momento el capitalismo ha logrado superar sus crisis recurriendo a sus propios arsenales. Sólo la iniciativa política revolucionaria de los explotados es capaz de sellar la puerta a las eventuales salidas del capitalismo. La problemática es central, toda vez que Gramsci sostiene que el partido revolucionario es la estructura y plataforma básica para crear ese nuevo proyecto histórico que hace brotar la férrea convicción y voluntad de resolver el problema de los explotados y dominados destruyendo y superando la super-estructura burguesa. Dicho esto, los ciudadanistas nunca aclaran cómo ejercer el poder efectivo. Por ejemplo, ¿qué papel tienen las armas, la violencia y la ideología en el proceso político? Solo se puede cavilar cierta propensión al pacifismo y al legalismo más no una definición clara respecto a cómo hacer de la política una actividad con resultados sustantivos. Toda la vacuidad política del ciudadanismo revela que en el plano epistemológico los ciudadanistas se caractericen por la incapacidad de lograr una síntesis entre teoría y práctica. Ven como cosas separadas la hegemonía y la lucha de clases, la dominación y la guerra, el discurso de la acción política, la capacidad de reunirse a deliberar y la forma en que debe imponérsele a los explotadores las decisiones de los explotados en dichas deliberaciones. En definitiva separan lo social de lo político y lo político lo definen institucionalmente. En este sentido generan un conocimiento meramente formal. Se refugian en Gramsci pero lo vacían de su contenido al pretender disociar la hegemonía de la guerra de clases, o el carácter de clases de la sociedad respecto del aparato estatal. Olvidan que para Gramsci el momento culmine de la realización de la política es la revolución, la creación de un nuevo Estado, de un nuevo poder y de una nueva sociedad. Pretenden explicar a Gramsci, pero sin las ideas de Gramsci. Reclaman el concepto hegemonía pero rechazan el concepto de guerra de clases. Hablan de política para los dominados pero sin un partido político revolucionario. Anuncian una reacción violenta de parte de los dominadores, pero se niegan a preparar una estrategia y táctica que signifique usar la violencia de los dominados y explotados contra sus opresores. Describen el tremendo poder ideológico inyectado permanentemente a las venas de los explotados, pero rechazan la convicción de crear una plataforma ideológica contestataria a la hegemonía imperante. Describen cómo el bloque hegemónico pese a presentar distintas fisuras y contradicciones se mantiene cohesionado, pero rebaten la idea de crear una plataforma ideológica homogénea entre los dominados para enfrentar la hegemonía de los dominadores. Algunos incluso se declaran enemigos acérrimos de todo tipo de Estado y luchan contra el actual Estado Nacional, pero alegremente se reclutan en la lucha por la construcción de un


Estado nacional aparte –es el caso de numerosos anarquistas y marxistas que declaran su odio al Estado, pero se derriten a la hora de apoyar la formación de un Estado-nación mapuche-, siéndoles absolutamente indiferentes la existencia de contradicciones de clases entre los mismos nacionales. En definitiva clausuran los efectos y resultados de la acción política de los explotados y dominados, la que no puede ser otra más que la construcción de una nueva hegemonía mediante la revolución. Y, sin embargo, y pese a todas las consideraciones hechas hasta aquí, nuestros académicos, intelectuales e incluso simpatizantes de la causa revolucionaria de los explotados, manifiestan especial sensibilidad y particular recepción hacia las tesis que minimizan, relativizan o volatilizan la centralidad histórica de la clase proletaria y sus componentes político revolucionarios asociados. Por cierto que la ofensiva teórica e ideológica del entramado hegemónico burgués no ha pasado en vano, sobre todo para quienes deben obtener su sustento material en las turbulentas, ambivalentes y veleidosas aguas del mundo de las Ciencias Sociales chilenas. Entre los académicos que han mostrado cierta empatía con los pasados procesos revolucionarios puede considerarse a otro destacado profesor, Igor Goicovic Donoso. En un reciente encuentro señaló que ―la sociedad ha cambiado, la estructura económica ha cambiado, las características de la fuerza de trabajo se han modificado y, por tanto los soportes de carácter simbólico y cultural se han transformado junto con la estructura material. Esto ha generado discontinuidades…se verifica una profunda transformación social –a partir de 1973 y hasta hoy día-, se resiente la identidad de clases: el proletariado se debilita y pierde terreno…esto no es sólo resultado de la ofensiva anticomunista sino además de una profunda reingeniería social….hecho palpable cuando se inicia el ciclo de las protestas, el movimiento obrero no sólo se haya derrotado, replegado y castigado sino además, ya no es protagonista en el plano de las relaciones sociales, ni de la movilización política…el 2006 se reinicia el ascenso de la lucha de clases con los trabajadores como punta de lanza...aparecen movimientos sociales que carecen de una orientación programática, sólo manifiestan rebeldía, ira, rechazo pero no tienen perspectiva…entre sus fortalezas está la amplitud y heterogeneidad. Este empoderamiento civil hace cohabitar distintas manifestaciones sociales deshaciéndose la centralidad obrera. De ahí que el problema no sean las estrategias de lucha sino más bien que no existe programa, ni organización que vertebre lo social y lo político…hay que seducir a las grandes masas del movimiento popular sin necesariamente reproducir organizaciones políticas pasadas…en el proceso de transformación revolucionaria, la organización es un instrumento del movimiento popular que debe adecuarse, ajustarse y tiene que dar respuesta a la época histórica marcada por la diversidad, la heterogeneidad, la multiplicidad de la movimientalidad social…‖. Sobran en este planteamiento adjetivos cuyo resultado vectorial es la tesis de la autoreestructuración capitalista duradera articulada sobre el eje de la perdida de centralidad histórica de la clase proletaria, lo que se expresaría a su vez en el destello multicolor de infinidad de identidades sociales y políticas, la heterogeneidad y multiplicidad de la movimientalidad social, como tanto gusta conceptualizar a nuestros posmodernos académicos. Analizando más a fondo estos conceptos, pareciera que hubiese en estos planteos un enunciado autocumplido, acariciado largamente por la pequeño burguesía: al fin el capitalismo y su ―natural‖ tendencia autopropulsada por la reingeniería social, se deshizo de esa molesta, arrogante y soberbia clase proletaria y sus tendencias a hegemonizar la historia de los dominados con su supuesta centralidad histórica (hoy ya desaparecida!!!). Al fin quedo libre el camino para explosionar las multifacéticas expresiones subjetivas de los dominados. La tarea ahora es dotar de ―plataforma‖ que vertebre lo político y lo social de todas estas fuerzas frescas que nos trajo la refundación capitalista que dota de protagonismo a todos los sectores de marginados y dominados obnubilados y oscurecidos por esa hegemónica ex clase obrera. Y en este empeño ―estratégico‖ las nuevas y ―brillantes‖ generaciones de académicos (en particular los historiadores) vienen a suplir el rol de lo que alguna vez fue


ostentado por la -¡¡por fin!!- debilitada clase proletaria a saber, la vanguardia revolucionaria. De aquí que, sea percibido como un hecho extraordinariamente potente para las ―nuevas luchas‖, el cambio de ―época histórica‖ marcada por la diversidad, la heterogeneidad y la subjetividad social. En este sentido, se entiende también ―el desafío‖ para generar programas y organizaciones que, superando las derrotadas y desgastadas orgánicas políticas pasadas (que aún no se hacen cargo de la derrota y sus responsabilidades históricas) sean capaces de articular lo político y social. Este es el sumo néctar del academicismo pequeño burgués, parido por el posmodernismo de los noventa, engendrado a su vez por los tránsfugas oportunistas de otrora orgánicas revolucionarias autolicenciados en aras del cambio de época traído por la reingeniería capitalista para, agazapándose a otros oportunistas de mayor calado en el campo de la sinvergüencería, poner como objetivo central y determinante de su proyecto de vida individual el ―hacer carrera‖ y alcanzar cierta resonancia ―investigando al movimiento popular y sus expresiones revolucionarias, de insurgencia o de rebeldía‖ –lo que en sí mismo no tiene nada de objetable- pero que, es tremendamente reprochable y recriminable por cierto, cuando se lo hace principalmente –no como función de la sobrevivencia de la fuerza de trabajo explotada al mismo tiempo robustamente activada y reluciente en la lucha de clases y la significación histórica de su resultado ulterior, la dictadura del proletariado- sino como consagración para alcanzar alguna significación individual (a modo de farándula) escalando hasta ocupar algún espacio como funcionarios a sueldo de la misma máquina de educación superior que funciona sobre la base del lucro en contra de la clase proletaria, o de larvas instaladas en los cómodos espacios intersticiales que ofrece la Universidad y sus ―trincheras‖, esas apetitosas fuentes de financiamiento lanzadas como migajas y soborno intelectual por las Instituciones de Educación Superior, Fundaciones generadas por multinacionales de expedientes criminales y, el mismo Estado. Y, aún peor, qué dicen los y las ―académicos‖ y ―académicas‖ que en su pregrado eran furibundos partidarios de Sendero Luminoso, del Movimiento Lautaro, de las FARC, de la ETA o, los que pertenecieron al FPMR y al MIR y que hoy se arrastran y maniobran como babosas en los pasillos de la Universidad para poder alcanzar un ―puesto‖ en la burocracia académica y universitaria, arrimándose a ―un buen árbol‖, llamando ―árboles‖ a personajes de oscuras y tenebrosas historias de delación y traición, ―sombra‖ a la que se nos han plegado nuestros ex radicales compañeros y compañeras del pregrado, hoy con post grados conseguidos gracias a esas ―sombras‖. ¿Qué les pasó entremedio? Bueno, simplemente ―descubrieron‖ las bondades materiales que acarrea la defensa de los espacios institucionales, llamando incluso a participar del circo electoral e instando, en casos de desembozado degeneramiento, a apoyar a determinados candidatos a Diputados en estas elecciones del año 2013. Y, ¿cuál es el objetivo último de estas mangostas?, aprovechar individualmente las comodidades materiales que ofrece un puesto o cargo en la burocracia universitaria y, a partir de ahí, comenzar a reproducir el veneno post modernista, pequeño burgués y contra revolucionario sin más ánimo que dar cuerpo a su verdadera lógica, el oportunismo más degradado, la sinvergüenzura más pestilente. Hoy son esas mismas criaturas las que llaman a ―aprovechar los espacios institucionales‖. Cómo no hacerlo si están mamando de la teta académica sin mérito intelectual alguno, buscando mil artilugios para la justificación a su transformismo teórico, político e ideológico, desplegando así, ingentes esfuerzos disfrazados como ―intelectuales de la clase‖, no siendo más que oportunistas inspirados en los frapes pasados de una clase pequeño burguesa atacada por las leyes del capital pero que se niega a abandonar sus antiguos roles y posiciones en la esperanza de conservar ―algo‖ del antiguo y seguro confort y bienestar que proporcionaba la burguesía. De ahí su doble comportamiento: a la vez que se ―indigna‖ pública y masivamente - alcanzando altos grados de radicalidad discursiva contra la burguesía- le recuerdan, a los dueños del capital, su rol dentro de la construcción de hegemonía, al mismo tiempo que trabaja alcanzando impresionantes niveles de reacción, resistencia, repulsión y rechazo a las posiciones político-ideológica de vanguardia proletaria construidas desde los social a objeto de -como en una especie de trabajo a cuenta del balance futuro de la lucha de clases, donde espera, se impongan nuevamente y en forma fatal, sus patrones- frenar, enredar, confundir, distorsionar y, finalmente,


amagar y frustrar los ímpetus de la clase proletaria cuyos productos teóricos e intelectuales son siempre leídos y descalificados por estos sectores pequeños burgueses (o de pequeño-burguesía ―aspiracional‖) como consecuencia de la ―sobre ideologización‖, ―ortodoxia‖, ―comprensión unilateral ya pasada de moda‖ y ―falta de formación académica‖. Empero, este es el elixir del ―pensamiento crítico‖ propagado y reproducido disciplinadamente por algunos de nuestros ―intelectuales‖ especialmente en las escuelas y facultades de Ciencias Sociales y Humanidades. Llegan así encantados con sus ―inspiraciones de nuevo cuño‖ a sindicatos y poblaciones, foros y encuentros de escuelas y universidades, a desplegar y reproducir estas ideas. Es una expresión más de lo que he venido llamando como el problema de la bancarrota teórica e ideológica de las izquierdas aglutinadas en una masa amorfa denominada "los compañeros", verdadero hoyo negro que viene a significar a todo aquel posmoderno pseudo intelectual adicto a la farándula de la academia de inspiración populista, liberal, romanticista, de cuño socialista utópico. Peor aún, en un acto de autoexpiación, eufemísticamente suelen llamarse a sí mismo como ―intelectuales de la clase‖…con el detalle eso sí de renegar con todas sus fuerzas del materialismo dialéctico, de la materialidad y existencia misma de la centralidad histórica de la clase proletaria y rechazar en toda la línea cualquier atisbo metahistórico de dictadura del proletariado. Son las novedades que nos trae el postmodernimo academicista: hablar de la ―clase‖ pero sin lucha de clases. Un nuevo refrito ideológico esencialmente burgués que, como ya hemos visto, tiende a separar objeto de sujeto, tesis de antítesis, práctica de teoría, ideología de realidad, producto de proceso de trabajo, discurso de acción, estrategia de táctica, sociedad de política, construcción social de vanguardia revolucionaria, etc. Por estos tiempos se vive una especie de epidemia academicista que gustosamente algunos contraen a modo de "virtud", llevados de la mano, por cierto, por sus maestros de la mediocre y pequeño burguesa academia chilena. Por la misma razón, son estos mismos sectores los que huyen despavoridos cuando se trata de la formación política seria y real, con rigor, sacrificio colectivo concreto y práctica política en función de síntesis teórico-ideológica, como fuente de legitimación del proyecto histórico que no es otro más que la dictadura del proletariado. La formación política, teórica e ideológica a la que tiende este libro, no se construye ni realiza "sumando" el adocenamiento de muchos y la farandulización egocéntrica del trabajo de pocos. La formación político ideológica se realiza, reitero, en la convicción seria, real y práctica de la interpretación, desarrollo y entendimiento de la realidad a partir del materialismo dialectico con sentido, magnitud y dirección vectorial en la transformación revolucionaria concreta. Sin embargo, volviendo a los planteamientos del señor Goicovic, podemos detectar e identificar claramente varias concepciones e ideas instaladas por una serie de autores en momentos que el proletariado nacional e internacional atravesaba una profunda crisis política. Baste señalar al respecto que hacia fines de la década de 1980 estos planteos se basaban en una especie de revolución coperniana de la política. Su objetivo era la búsqueda de una verdadera identidad de izquierda ajena al marxismo leninismo. Se sostenía que la ideología en el marxismo era una rémora que había derivado en fundamentalismo, de lo que había que desprenderse rápidamente, esto si realmente se quería recuperar los principios liberales de la verdadera izquierda, aquella nacida al alero de la revolución francesa. Este ejercicio exigía declarar interdictas y refutadas las teorías de Marx y Engels. Aparentemente nada de sus supuestos se habían cumplido. Las tan mentadas condiciones objetivas de la lucha de clases y las crisis cataclísmicas del capitalismo no se habían verificado. Se habría mostrado como falsa, irreal y precipitada la existencia de la lucha de clases y el crecimiento de la masa de asalariados. Esta nueva izquierda basaría su accionar en la democracia, entendida como la ciudanización de la política, la institucionalización de la acción ciudadana, la secularización cultural y valórica, la autonomía de lo político respecto de lo social, la subjetivación de los conflictos sociales. La base material de este cambio fue empotrado en los deslumbrantes y acelerados desarrollos tecnológicos del último tercio del siglo XX. Ya no existía la base material


para la clase trabajadora. Esta no sólo había perdido su sitial en la esfera política sino también en el plano real de la existencia material. En su lugar había que valorar a nuevos sujetos históricos que poco o nada le tributaban a la antigua centralidad de la clase proletaria. Estos sujetos estaban marcados por el acceso masivo al consumo, generando una nueva clase media que convivía con un mundo popular marcado por la marginalidad cultural más que económica, por ejemplo el caso de los pobladores. Ambos sujetos: sectores medios y pobladores, habrían sido los protagonistas del cambio político institucional que dio origen a la transición a la democracia. En este escenario, la clase proletaria pasó a conformar un sector más en la amplitud del movimiento popular. Por eso mismo se debía valorar el nacimiento de la sociedad del conocimiento, un tipo de mundo posindustrial, donde lo relevante seria el capital humano, enriquecido por la conectividad digital, considerada la principal diferencia cualitativa en el desarrollo de las distintas sociedades. Todo este planteamiento de término de década de los ochenta ha echado profundas raíces y ha alcanzado ha hegemonizar importantes y prestigiosos centros de pensamiento progresista. Se puede rastrear esta influencia, por ejemplo, en el llamado Tercer Manifiesto de Historiadores. Las principales ideas de este manifiesto descansan en la tesis de que ―la explotación, la plusvalía, la acumulación, la desigualdad y el conflicto…ha sido objeto de una re-ingeniería…. reemplazando las antiguas estructuras omnipresentes por fragmentaciones semi-invisibles‖ (es decir, microestructuras). Esto sirve para ratificar la idea de que ―Las clases sociales que el industrialismo modeló tan nítidamente a lo largo de casi 200 años, han sido fragmentadas y re-modeladas….(por tanto)….el materialismo histórico de Marx corresponde a una elaboración realizada durante la fase inicial del industrialismo‖. En conclusión, ―la gran empresa se eclipsa‖, ―el conflicto de las estructuras (es reemplazado) por el conflicto subjetivado‖, ―El enemigo, tan ostentoso y visible en la época del industrialismo, se torna fluido y fugaz‖. Por consiguiente, la base del conflicto de clases, a saber, la explotación y la plusvalía, ―se invisibilizaron‖, se ―eclipsaron‖ ―se fragmentaron‖, o bien, se hacen tan fluido que terminan ―fugándose‖, lo que daría la razón a los apóstoles que analizábamos al principio en torno a que el materialismo histórico ya es cosa del pasado, toda vez que el conflicto de clases habría sido reemplazado por un conflicto social subjetivado, donde ―la ciudadanía‖ seria protagonista del cambio histórico. Las definiciones de esta nueva economía política capitalista estarían dadas por el hecho de que el enriquecimiento de la burguesía habría sido sustituido por la acumulación de un ―capital en movimiento perpetuo‖. Los bajos salarios habrían sido reemplazados por el cupo en la tarjeta de créditos, tarjeta cuya función seria aumentar el poder adquisitivo de los asalariados. De lo anterior se sigue que, ―las viejas tácticas gastadas y derrotadas‖ deben ser reemplazadas por ―estrategias innovadoras‖ y eficientes. Así, ―las teorías dogmáticas‖ y ―revoluciones clásicas‖ deben ser reemplazadas en un esfuerzo de innovación histórica. En sintonía con lo anterior, Eugenio Tironi también sostiene que Chile ha concluido el azaroso y difícil camino modernizador iniciado en la década del 70, agregando que el país ha entrado en un ciclo de posmodernidad cuyo despliegue sigue el modelo liberal modernizador similar al estadounidense. Desde esta perspectiva los chilenos nos habríamos convertido en una de sociedad de propietarios que, cuan pequeño burguesía, sostiene a una sociedad cuya principal revolución ha estado en el plano del consumo mercantil-capitalista. En fin, esta es una sociedad construida sobre el trabajo, pero no bajo las antiguas formas sino bajo tipos de trabajo propios de la posmodernidad, en donde, la antigua mano de obra que se ocupaba en la industria, fue reemplazada por los sectores financiero y comercial, produciéndose algo muy distintivo de las sociedades pos-industriales, la ―terciarización‖ de la mano de obra. En el cambio de época entre uno y otro tipo de sociedad se habrían producido discontinuidades identitarias y culturales, hecho que lleva inexorablemente hacia el perfeccionamiento del proceso modernizador recuperando los ideales comunitarios. En definitiva, Chile es una sociedad cuya identidad está en crisis y cuyo proyecto país actualmente no es nítido ni claro. Chile necesita un nuevo mito refundacional que genere identidad colectiva.


Pero, ¿cómo fue posible que la sociedad ―se adaptase‖ a una ―violenta modernización‖? ¿Cómo fue posible que el sistema económico siguiera expandiéndose pese a que se produjo una crisis en el empleo formal y una frustración para los que aspiraban a expandir su consumo permanentemente? ¿Cómo ha sido posible la expansión del sistema capitalista si la masa de la clase proletaria en lugar de disminuir aumenta con una participación cada vez menor en el PIB anual? En cuanto al primer problema, Tomás Moulián sostiene que la sociedad chilena de los noventa es la expresión del ―gatopardismo‖, del ―transformismo‖, de la necesidad de reproducir la infraestructura creada por el pinochetismo con una superestructura brutal disimulada, encelofada. Es decir, la brutal hegemonía ideológica del sistema explicaría la adaptación de la sociedad a una modernización violenta. Dicha hegemonía se habría construido sobre la base del consumismo, los medios de comunicación y la publicidad. El consumismo en tanto ―adaptación‖ no se verificaría de no mediar una profunda transformación en la fisonomía, en la forma de ver las relaciones sociales toda vez que esta expansión generaría incesantemente cifras siderales de mercancías que rápidamente deberían ser realizadas en el mercado. Para que así pueda serlo se necesitaría expandir en todas sus formas las redes de crédito, todo esto por cierto, empujado por el papel de la publicidad, los medios de control masivo y la integración política del mercado mundial. Sin embargo, el problema subsiste toda vez que si se asume como correcta la tesis de una base material productiva en expansión permanente mediante el consumismo como expresión del crecimiento sin límites de la productividad del capitalismo, ¿cómo dar cuenta del deterioro persistente en las condiciones de vida de la clase proletaria local y mundial?, ¿cómo explicar la profundización de las contradicciones de clase si la sociedad ha registrado un incremento acelerado del consumo de mercancías?, ¿puede la tesis del consumismo explicar la expansión del sistema capitalista hacia nuevos y más amplios límites pese al acrecentamiento de la precarización laboral y el aumento de las tasas de explotación en general? La base de la tesis del consumismo es expandir la capacidad de consumo como garantía de expansión del capitalismo. Sin embargo, pese a que los trabajadores han retrocedido en sus salarios reales, o se han mantenido en sus anteriores niveles de consumo, aumenta la masa total de explotados asalariados mientras también aumenta el desempleo en todas sus formas. Por otro lado, aumenta la cantidad de asalariados, pero la masa de salarios en la sociedad retrocede en relación a la masa total de ganancias de los capitalistas. Es más, aumenta el trabajo precario y la flexibilización laboral y, pese a ello, el sistema no sólo no ha detenido su expansión sino que la ha acelerado. El volumen total de mercancías a realizar depende cada vez menos de las leyes de mercado fundadas en la oferta y demanda para quedar determinadas por el monto y volumen total de los capitales invertidos. Esto se ha hecho convirtiendo en abismante las desigualdades sociales y la regresión de los ingreso entre las clases. Y sin embargo, pese a todas estas condiciones, la sociedad, los explotados, los trabajadores, siguen aceptando, tolerando, soportando, adaptándose a estas condiciones de explotación. ¿Por qué? Por lo pronto estas tendencias implican que el capital ha ensanchado e hinchado sus ganancias, extendiendo sus redes y mecanismos de explotación a los irónicamente llamados ―sectores de clases media‖, cada vez más proletarizados. Un ejemplo de ello es la práctica de la subcontratación de trabajo y ―descentralización‖ de la producción, alimentando la proliferación de las llamados ―Micro empresarios‖, que no son más que pequeños productores que se auto explotan o que contratan mano de obra precarizada y que se ilusionan con las promesas ideológicas de la sociedad capitalista. Baste recordar aquí, una de las conclusiones que Lenin expone en su ―Desarrollo del Capitalismo en Rusia‖ en su polémica con los populistas y románticos, y que dice relación con la importancia para el desarrollo de la acumulación capitalista de la proliferación de pequeños establecimientos productivos, cuya existencia depende de la reducción de sus necesidades a niveles incluso inferiores a los de los asalariados, esforzándose en el


trabajo incomparablemente más que un obrero, produciendo por esta vía condiciones y tasas de súper explotación inauditas, las que son capitalizadas por el sector financiero. De este modo, las ―micro-estructuras‖ se tornan anémicas y se debilitan, mientras que las ―grandes estructuras‖ se robustecen, al punto de generar cierta obesidad social. Sin embargo, bajo los actuales esquemas de reproducción y dominación del capital ejércitos completos de microestructuras desaparecen, mientras la máquina de producción de ilusiones e ideología ha generado los contingentes necesarios de microestructuras funcionales y desechables listas para reemplazar a las anteriores cuya extenuación y carencia de oxigeno a manos del gran capital las ha hecho desaparecer y lo seguirá haciendo así de manera sucesiva. Pero esta reflexión nos lleva a una problematización anexa: ¿las condiciones del consumismo son parte de una situación nueva o tienen una regularidad persistente a lo largo de la historia? Si el consumismo es una condición particular, bien podría decirse que en el Chile de los noventa se vivió un fenómeno, más que una tendencia de largo plazo. Por lo que, en tanto fenómeno, significaría que el capitalismo en la actualidad vuelve a la normalidad al acrecentar la superexplotación, esto pese a la fiebre consumista que le precedió. Esto es importante porque no es lo mismo explicar el capitalismo a partir de un momento de crisis que explicar el capitalismo a partir de un momento de expansión, lo que nos lleva a preguntarnos qué significado tienen las crisis, la expansión y la normalidad dentro del sistema capitalista. Esto último porque el problema con las explicaciones sociológicas es que extrapolan respuestas a interrogantes nacidas al calor de los momentos o coyunturas que luego proyectan al proceso en su conjunto, obviando de este modo la síntesis dialéctica de la historia. Por lo tanto, si en los noventa a la par del consumismo también se expande el valor total creado en la sociedad, surge necesariamente el problema relativo a si es posible asociar consumismo con sobre explotación. La resolución de este problema implica abordar el funcionamiento de la sociedad desde la producción de valor lo que a su vez nos obliga a examinar las formas y contenidos de la plusvalía extraída a la masa de asalariados. En caso contrario no lograremos explicar de dónde nace el sobre endeudamiento que, llevado a una condición ideológica, permite la hegemonía en la sociedad. El problema central de las ciencias sociales chilenas es doble y su sello distintivo es el abatimiento centrífuga y posterior descomposición: por un lado la absoluta debilidad de una tradición teórica e historiográfica en uso y posesión del materialismo dialectico en perspectiva revolucionaria. Lo poco que se alcanzó a crear murió con la derrota de 1973. Por otro lado, toda la decadencia plasmada en el posmodernismo, el eurocomunismo y el liberalismo fue traída en abundantes caudales por millares de intelectuales que se formaron en el exilio europeo y norteamericano desembarcando en las academias y centros de investigación con la llamada ―transición a la democracia‖ que les financia y que, hasta hoy, sirven como enlace determinante en las concepciones anticomunistas, anti marxistas y anti bolcheviques reproducidas por infinidad de artículos, libros e ―investigaciones‖ por parte de las nuevas generaciones de intelectuales. Entre ambos componentes históricos, adquirió vitalidad el populismo y el romanticismo marcado por la inexorable victoria y arrolladora implementación del proyecto burgués al que se le ha llamado ―neoliberalismo‖, ―refundación capitalista‖ y ―contra revolución burguesa‖. De ahí que las ideas fuerza centradas en la sociedad post industrial, la perdida de centralidad histórica del proletariado y su reemplazo por una multiplicidad de sujetos sociales ―redescubiertos‖ (las temáticas de género, la ecología, la multiculturalidad étnica, la marginalidad, en suma ―el sujeto social popular‖) cuyas manifestaciones movimientales generan identidades con legitimidad histórica propia ajenas al ―clásico obrero‖, la financiarización y terciarización del modo de producción capitalista, el protagonismo del movimiento poblacional, el ocaso de las revoluciones y sus ―vanguardias políticas autoerigidas‖, la relativización de la lucha de clases a la luz de la heterogeneidad social, el descrédito del


materialismo dialectico, son todas manifestaciones teóricas e ideológicas para nada inocentes propias de unas ciencias sociales fragmentadas, con ínfulas científicas e inexorablemente burguesas. En este punto, cabe hacer una observación central a las conceptualizaciones generadas por las ciencias sociales chilenas: es su marcado carácter descriptivo fenoménico. Las descripciones inconexas de hechos respecto del proceso histórico general se ha tomado el campo de batalla. Todo parte con el doble carácter de la mercancía. Por un lado, es fruto del trabajo en tanto trabajo humano abstracto generador de valores de uso, y por la otra, es la cristalización de trabajo específico y concreto. En la sociedad capitalista la mercancía adquiere una especificidad histórica exclusiva del proceso de producción capitalista de mercancía. Este es el proceso de valorización del capital. Esta dicotomía permite que aumente la masa total de valores de uso, pero disminuye al mismo tiempo el valor unitario de cada mercancía. Por donde se sigue que la sed insaciable del capitalista no proviene de la avaricia, sino de la necesidad material infatigable por compensar la caída en la magnitud por unidad de cada mercancía con el aumento del valor global representado en la masa total de mercancías. Esto explica, que el aumento en el volumen de mercancías producidas impliquen la disminución del tiempo de trabajo necesario, fruto a su vez del aumento y desarrollo de las fuerzas productivas expresadas en el aumento de productividad y la intensificación de la explotación a manos del capital. Este antagonismo engendra en el seno mismo de la sociedad capitalista, la creciente contradicción con las relaciones sociales de producción: la fuerza de trabajo asalariada y explotada aumenta la valorización del capital. A su vez, la clase proletaria cada vez más numerosa se empobrece en términos relativos y absolutos toda vez que por un lado disminuye el valor de la mercancía fuerza de trabajo y por la otra aumenta el valor total creado por ella. La agudización de este antagonismo irreconciliable desemboca en la necesidad histórica para avanzar hacia el comunismo. La clase proletaria decide recuperar el valor arrebatado mediante la dictadura de clases proletaria que toma bajo su control la cristalización de la plusvalía extraída en base a la propiedad privada de los medios de producción. La hora del violento enfrentamiento político entre proletariado y burguesía se hace inevitable: revolución o contra revolución, todos los medios y caminos desembocan en una de estas dos salidas históricas. Lo que nuestras ciencias sociales chilenas, tan posmodernas, anglosajonas, europeizantes y autocomplacientes interpretan como ―profunda reingeniería‖ en un sentido de pérdida de centralidad histórica de la clase proletaria, en realidad es nada más y nada menos que el desenvolvimiento en toda su magnificencia de las leyes de la lucha de clases y del capital, reafirmando la centralidad histórica de la clase proletaria en la lucha de clases, cuna sin parangón a su vez del desarrollo del capital a los niveles en que hoy se encuentra. Aún resuenan aquellas palabras que en una mañana de 1930 John Maynard Keynes pronunciara en la ciudad de Madrid como conferencia titulada ―Las posibilidades económicas de nuestros nietos‖. En ella sostuvo que progresivamente se iría produciendo un ―desempleo tecnológico‖, es decir, ―el desempleo debido al descubrimiento de medios para economizar el uso de mano de obra a un ritmo que supera el ritmo con el cual podemos encontrar nuevos usos para dicha mano de obra‖. Este tipo de desempleo fue situado por Keynes en una jornada laboral máxima de 15 horas a la semana, meta que terminaría por cumplirse hacia la tercera década del siglo XXI. En términos interpretativos podemos sostener que tan brillante mente (siempre fue un antimarxista convencido) se atreve a hacer suya la visión metahistorica de Marx en la transición hacia el comunismo. Sin embargo, dado que Keynes nunca pudo superar las estrechas barreras de la economía política burguesa, comete el error de suponer que su postulado se cumplirá dentro de los márgenes del sistema capitalista. Contrasta esta alegre interpretación con la reciente propuesta de los Ministros del Trabajo de Europa denominada ―Directiva de las 65 horas‖, aprobado por mayoría cualificada de los Ministros


de Trabajo del Consejo Europeo el 10 de junio de 2008 mediante el cual se pretendía modificar la Directiva de Tiempo de Trabajo de la Unión Europea y ampliar la jornada laboral de 48 horas semanales, hasta 65. Si bien es cierto el Parlamento Europeo rechazo la iniciativa, sí aceptó confirmar la disposición legal de dejar al libre arbitrio entre trabajadores y empresarios el aumento de la jornada de trabajo por sobre las 48 horas semanales establecidas como máximo legal. Así, la semana de trabajo en la Unión Europea debía seguir teniendo 48 horas como máximo, pero en virtud de acuerdos individuales se permitiría que empresario y trabajador pudieran alargar la jornada hasta 60 horas semanales, calculadas como media durante un periodo de tres meses, e incluso hasta 65 horas en algunos colectivos especiales. Esta medida, pues, consagraría en toda la Unión el opt-out británico, asimilado en los círculos europeos y económicos a una presunta libertad de elección del trabajador. Por consiguiente si hace 138 años la jornada laboral europea se situaba entre las 65 y las 70 horas semanales, en la posmoderna Europa del año 2008 se pasó a las 65 horas de trabajo ―libremente pactada‖ entre empresario y trabajador, todo esto en el contexto caracterizado por fuertes crecimientos en los resultados empresariales y de la economía cuyos salarios reales apenas crecieron en un 1,5%. Los datos anuales sobre la evolución del tiempo de trabajo publicados por Eurofound destacan que el aumento de la jornada laboral en la UE supera en 1,7 horas semanales la media acordada en los convenios colectivos. El informe también recoge datos sobre los días de vacaciones y festivos en los 25 países de la unión evidenciando las desigualdades que se producen entre ellos: Finlandia es el país con un promedio de horas de trabajo semanal más bajo 37,8, frente a Rumania con 41,3. La jornada laboral de los hombres es también más larga que la de las mujeres en todos los países. En lo referente a España la jornada laboral ha aumentado en 9 horas anuales pasando de 1753 a 1762; los días de vacaciones están con 22 entre la franja más baja Similar tendencia se observa en Chile. De acuerdo con la ENCLA 2008 en las empresas chilenas se trabaja en promedio entre 5 y 6 días a la semana (5,4) y un poco menos de 45 horas (44,8) semanales como jornada ordinaria. En el día, un poco más de 8 horas (8,3), con un descanso de alrededor de una hora para tomar la colación y un tiempo reducido para hacer otras pausas durante la jornada (6,8 minutos). En cifras también promedio, los trabajadores asalariados trabajaban 4,2 horas extras a la semana, medida ligeramente superior a la del año 2006. Cabe enlazar la anterior realidad con el reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) -―Going for Growth 2013‖ (Apuesta por el Crecimiento 2013)para que las 34 economías que integran la entidad. De acuerdo con el mencionado documento los países han aumentado la brecha entre ricos y pobres en el primer mundo, mientras que Chile, se sitúa como el país con mayor desigualdad en la distribución del ingreso, donde el decil más rico gana 27 veces más que el decil más pobre. Con respecto a los 27 países más desarrollados que componen la OCDE, la brecha ha aumentado considerablemente, siendo el Reino Unido el país que más acrecentó su diferencia en la distribución de ingresos. La diferencia promedio entre el decil más rico y el decil más pobre de dichos países es de nueve es a uno, mientras en la década de los ochenta la diferencia era de siete a uno. Una cuestión de gravitante centralidad que las ciencias sociales chilenas ignoran es que la ley del valor se desenvuelve en tensión permanente con la centralización y concentración de capitales. La ley del valor busca instalarse en todos los rincones del planeta derribando al efecto todo tipo de fronteras legales, nacionales, culturales, geográficas, etc. En esta tensión va desenvolviéndose como una espira con dos sentidos vectoriales la extracción de plusvalía absoluta y la extracción de plusvalía relativa. El constante tira y afloja entre el alargue de la jornada total de trabajo y la intensificación del desarrollo tecnológico aplicado a los procesos productivos y de servicios desemboca en tendencias contradictorias que son leídas como ―rupturas‖, ―quiebres‖, ―cambios de época‖ por nuestras ciencias sociales criollas, atadas y cautivas de la economía política burguesa


vulgar (ya ni siquiera clásica). De este modo, ven como roturas históricas insolubles el desarrollo del sector financiero y de servicios en desmedro de la industria manufacturera. Entienden como quiebre y autosuperación del mismo capitalismo respecto de las leyes que rigen el desarrollo del Capital cuando observan un mayor peso relativo del sector servicios en detrimento de la pérdida de centralidad histórica de la clase proletaria y su supuesta disminución cuantitativa. Ven como algo extraordinariamente amputado y contradictorio el aumento de la participación del capital en el PIB en detrimento de los salarios, cuestión graficada bajo el rótulo de desigual distribución de los ingresos y la riqueza. Para colmo creen advertir una singular distancia entre el capital, el salario y la renta de la tierra, adjudicándoles lógicas y esencias cualitativamente distintivas a unas de otras. Están convencidísimos que la renta, el capital y el salario provienen de tres fuentes absolutamente distintas y no tienen ninguna relación entre sí. De ahí que, por ejemplo, sea levantada como consigna la nacionalización del cobre respecto ―del capital extranjero‖, o la lucha por ―un trabajo decente‖ respecto de la flexibilización y precarización laboral. En realidad, nuestras ciencias sociales siguen sin comprender en lo más mínimo las leyes del Capital expuestas en el análisis de Marx. Sin embargo, no podemos hablar de rupturas si los procesos históricos están dialécticamente enlazados y entrelazados. De lo que se trata es de la integración, ampliación y expansión a niveles exponenciales de los procesos de valorización del capital. El capital no reconoce fronteras, ni límites morales, ni menos aún, la pretendida separación entre sectores económicos distintos unos de otros. El capital en cuánto relación social histórica de explotación sólo conoce su contante valorización mediante la propiedad privada de los medios de producción explotando extensiva e intensivamente masas cada vez mayores de la mercancía fuerza de trabajo. En este sentido, las cadenas y compartimentos de valorización del capital, lejos de quebrantarse o distanciarse, tienden a integrarse y ensamblarse en grados cada vez más ascendentes. De este modo, se entiende que, amén de la intensificación del desarrollo tecnológico en el sector productor de medios de producción, se expanda con mayor aceleración uno de sus componentes insustitutibles en la conversión de la plusvalía en capital dinero a saber, el ―sector servicios y financiero‖ que, a su vez, presta una función determinante en la conversión de la renta absoluta y el desenfreno experimentado en la apropiación, privatización y explotación de materias primas, energéticas y el agua, elementos convertidos en capital y renta relativa, procesos neocoloniales que coinciden y son concomitantes con Estados empeñados en disminuir el gasto social pero que aumentan simultáneamente el gasto fiscal destinado a asegurar el capital en su forma financiera. Este encadenamiento explica a su vez que la fuerza de trabajo lejos de disminuir, experimenta un continuo aumento, lo que a su vez se expresa en la caída de la participación de los salarios en el PIB, tendencia que a su vez es totalmente compatible con la expansión del consumo y endeudamiento de la misma fuerza de trabajo, cuyo valor unitario desciende en desmedro de la inmensa y sideral cantidad de valor que crea plasmándose en los astronómicos y abultados stock de mercancías. Esto último es plenamente compatible a su vez, con mayores grados de desarrollo tecnológico en las cadenas de valorización mundial del capital y la lucha geopolítica entre distintas facciones de las burguesías regionales que incrementan sus gastos militares y alianzas regionales para asegurarse una fracción y participación alícuota mayor en el fondo mundial de plusvalía nacido a partir de un mercado mundial cada vez más integrado que en lugar de ver desaparecer la competencia entre capitales centrifugados por las fuerzas de la centralización, ve como aumenta la competencia dado el desarrollo de nuevos procesos de trabajo y valorización de capitales, expresados estos en continuas olas de plusvalías extraordinarias que estandarizan los procesos de producción de mercancías y crean nuevas masas de población proletarizadas, tendencias a su vez definitivamente coherentes con el aumento de las jornadas de trabajo, el aumento de las edades para jubilarse o, la disminución de la edad en que los niños y jóvenes se integran a las cadenas de producción mundial de valor y que, en definitiva, dilucidan el


griterío e ―indignación‖ de vastos sectores sociales cada vez más instruidos y academicamente bien considerados ―convencidos y autoconvencidos‖ de su ―especial condición‖ y que ahora se ven virulentamente despojados y proletarizados por el mismo capital que les inyecto la droga de la posmodernidad, hecho que gatilla a su vez la ciudadanización de la indignación, el fin de los cotos privados de ―derechos sociales especiales‖ y la entronización definitiva de ―lo público‖ como arena y escenario al que son empujadas las masas proletarizadas e igualadas socialmente por el capital. Es decir, lo que nuestras ciencias sociales ven como tendencias hacia la autosuperación de la leyes del capital por el propio capitalismo es, en realidad, la profundización y complejización de las leyes del capital en un capitalismo cuyas dinámicas internas son contradictorias y que efectivamente llevan de forma inexorable hacia una especie de ruptura histórica (si es que así pudiese ser llamado el nacimiento del socialismo a partir de las contradicciones y dinámicas internas generadas por el propio capitalismo) pero que, no es la ruptura post capitalista, posmoderna y pequeño burguesa que anuncian nuestras ciencias sociales sino, por el contrario, una ruptura que no es otra más que la revolución proletaria y socialista con su implacable dictadura del proletariado y su transición hacia relaciones sociales de carácter progresivamente anticapitalistas. LOS MITOS Y LEYENDAS DEL REFORMISMO, EL ACADEMICISMO Y EL CIUDADANISMO: Las creencias y escusas reformistas (a estas alturas incluso la caracterización de ―reformista‖ parase inadecuada frente a tanto gatopardismo, transformismo tránsfuga) relativas a la vocación y esencia de un pueblo chileno legalista, ordenado, respetuoso pareciese ser el subterfugio de cuanta tesis es producida en las cadenas de ensamblaje de componentes ideológicos pequeño burgueses y burgueses. Olvidan que lo peor del pensamiento reaccionario ya hizo suya esta tesis hace bastante tiempo. En plena tiranía burguesa, la Editorial Universitaria rescataba esta tesis, hoy defendida con dientes y muelas desde los sectores más retrógrados hasta incluir a sectores de la mal llamada ―izquierda revolucionaria‖ (actualmente podemos indicar a Partido Igualdad y cia, por ejemplo, ex militantes de SURDA, ex miristas, entre otros, etc). Su formulación es más o menos la siguiente ―Al finalizar la Colonia, el pueblo y la elite criolla se hallan vinculados por tres rasgos comunes: el acatamiento a la autoridad civil y religiosa, un prototipo de relación paternalista de sello agrario y el sentimiento de identificación con el país….un sentimiento unitario de nacionalidad. La coexistencia de tendencias políticas divergentes y la misma competencia entre diversos intereses extranjeros, habituaron a una convivencia democrática y a la práctica de la libertad con respeto al dialogo y la disidencia……los valores fundamentales del estilo político de Chile...: el orden jurídico y el respeto al derecho, la estabilidad política y la continuidad histórica, el sentido impersonal de la autoridad y la honestidad gubernativa, la convivencia pacífica y la apertura al dialogo, y como corolario una probada madurez cívica y democrática….rasgos constitutivos del estilo político …se refiere a la mesura y la sobriedad, la seriedad y la prudencia, la falta de énfasis y de solemnidad, la inclinación al orden y a la disciplina….Estos rasgos de identificación con la tierra, de amor patrio y de conciencia nacional surgen en el chileno como un sentimiento popular, natural y espontáneo, no racionalizado ni intelectualizado‖ 50. Cabe consignar que amparados en este tipo de andamiaje ideológico, encuentra cobijo la acusación a quienes se concentran en la acumulación de fuerzas político-social revolucionaria fuera de toda institucionalidad burguesa. Burdamente acuden al mismo Lenin para desautorizar los esfuerzos revolucionarios. Espetan la inmadurez y falta de visión de ciertos revolucionarios cuyo estado de adolescencia permanente, su aventurerismo irresponsable seria propio de lo que alguna vez el gran Líder Bolchevique llamo ―el Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo‖. Los epígonos del 50

―El Carácter Chileno‖, Hernán Godoy, Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1977, paginas 4437,438. 440, 442


reformismo y de la institucionalidad pasan descaradamente por alto el hecho de que este texto fue elaborado dos años después de que los ―inmaduros‖, ―irresponsables‖ y ―aventureros‖ revolucionarios bolcheviques hayan triunfado en las violentas etapas insurreccionales de la revolución soviética, a saber en abril de 1920. Pasan por alto también el verdadero carácter del ―izquierdismo‖, la verborrea ajena al materialismo dialéctico y las prácticas políticas al margen de las masas. Como se recordara, Lenin definía la verdadera intransigencia como la mera retorica, el oportunismo que pone la táctica a la altura de la estrategia y sobre todo, el desarrollo de una política orgánica y partidaria que se aparta y se encumbra a tal punto de las masas, que termina siendo puro aparatismo partidario, utilizando la política de masas como mera cobertura instrumental. Es la política de las apariencias, es la política de levantar una cortina de humo para encubrir el vacio de masas haciendo la política. Es decir, ya en medio del proceso revolucionario en curso, Lenin apuesta a politizar a las masas para apurar al partido y no al revés, un partido hiperventilado que termina separándose de las masas, sin fuerzas sociales reales que se quedan pedaleando en el aire y a partir de ese lugar reprochan a las masas, le exigen, apuran desde el partido para alcanzar ―su nivel‖. El izquierdismo elimina la discusión político-ideológica del seno de las masas, relegando la politización y discusión a los closet partidarios. La táctica esta siempre subordinada a la estrategia. Este es el principal aspecto de crítica al izquierdismo. No se puede elevar una táctica específica por importante que sea en un momento determinado, al nivel de una panacea, de un remedio universal, de un artículo de fé. Lenin golpea el falso radicalismo y la burocracia. Es el ultraizquierdismo y el oportunismo reformista, cuya raíz de clases está en la pequeño burguesía que tiende a sentirse cómoda en los puestos de dirección y comando que politiza a capas proletarias en un sentido elitista, pretendiendo reemplazar en su papel a las masas. Que las masas se conviertan por experiencia propia en sujeto histórico que el partido se funda con las masas. Esto no brota de golpe. Va formándose en un camino prolongado de duros golpes y experiencias. Para ellos se requiere una acertada lectura histórica, un método, una estrategia, táctica, teoría. Se debe apostar a un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente proletario.

CRISIS Y DESARROLLO CAPITALISTA: SUS SALIDAS Y ALTERNATIVAS La crisis económica hacía necesario el retroceso de los salarios para que se recuperase la tasa de beneficio, tanto más intenso cuanto que también se ha producido un descenso en el crecimiento de la productividad. En los principales países industriales, desde principios de la década de los ochenta, el poder adquisitivo de los trabajadores ha crecido menos que la producción, provocando una debilidad relativa del consumo salarial que ha acabado convirtiéndose en estructural. Al respecto considérese el caso de EE.UU., que en el período 1980-2011, ve crecer la productividad en un 85% versus los salarios que en el mismo período crece 35%. La debilidad del consumo privado, ha ido aparejado con la disminución del gasto fiscal, el aumento de las deudas públicas de los Estados amén de la reducción de aranceles, impuestos y tasas impositivas sobre capitales y mercancías. Esta situación está íntimamente relacionada con el hiper-crecimiento de la economía de papel. Es decir, una de las leyes fundamentales del capitalismo, aumento de la producción y la plusvalía, sin necesariamente aumentar el consumo privado no productivo, actúa como el gran corrosivo de las tesis políticas que sostienen la "mejora" la distribución del ingreso, la "sociedad de derechos", el "socialismo del siglo XXI", etc, en los marcos dados por la economía política capitalista, en una sociedad de clases hegemonizada por la burguesía, simplemente es pura pirotecnia política e ideológica. No tiene fundamento.


Como se recordara Marx indica una serie de causas que contrarrestan la tendencia decreciente de la ganancia, entre las que destacó: a. Aumento del grado de explotación del trabajo. b. Reducción del salario por debajo de su valor (superexplotación). c. Abaratamiento de los elementos que constituyen el capital constante (máquinas, materias primas, edificios). d. Incremento del desempleo y del subempleo. e. Ampliación del comercio exterior en el mercado mundial. f. Aumento del capital-acciones (capital ficticio). Consideramos que en este listado de causas contrarestantes de la caída tendencial de la tasa de ganancia el substrato fundamental que atraviesa a la economía política capitalista es la lucha de clases. Es decir la explicación por la cual la tasa de ganancia ha aumentado en el largo plazo se debe a que la principal causal contrarrestarte de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia, ha operado con una fuerza brutal e inusitada: se ha agudizado la lucha de clases, han aumentado las tensiones entre capital y salario y se ha perfeccionado el sistema de dominación capitalista, logrando mantener dispersa, cautiva, desorganizada y desideologizada a la clase proletaria mundial. Por lo que en esta lucha de clases los trabajadores han tenido las de perder, porque si en la contradicción capital – trabajo los explotados se hubiesen impuesto, es inevitable la concreción de la tendencia a la caída de la ganancia, lo que coincidiría con la derrota de la burguesía en su lucha contra los asalariados. Claramente ha ocurrido lo inverso. Desde el punto de vista político, el problema central es hacia dónde conduce la crisis capitalista. Existen dos tendencias que no son excluyentes una de otra: por un lado se agudiza la lucha de clases y, por el otro se ensayan distintos modelos, estilos, de desarrollo capitalista y hegemonía burguesa. ¿Cuáles son los lineamientos que seguirá el patrón de acumulación? Ese problema depende de las luchas de clases entre capital y salario y al interior mismo de las facciones de capital que pugnan por imponer políticas económicas que vayan en beneficio de sus intereses particulares. Si en la lucha entre capital y salario la clase proletaria no responde ofreciendo una perspectiva de lucha política creíble, será la burguesía la que dará una respuesta crecientemente reaccionaria. La cuestión es qué tipo de salida nos espera hoy: ¿la de un nuevo crecimiento similar al de la posguerra (o al del capitalismo de fines del siglo XIX, como sostenían los más delirantes)?, o, ¿la de convulsiones cada vez más agudas, con la crisis, la guerra y la revolución como fenómenos cada vez más recurrentes? Afirmamos que el capital en el corto plazo recurrirá con mayor frecuencia a la represión y a la fuerza bruta, en forma de guerras imperiales o de perfeccionamiento de los sistemas de dominación. Como sea, se vislumbra la agudización de la lucha de clases y la configuración de presiones sociales en aumento cuanto más se agudice la superexplotación del trabajo. En el plano político ideológico el sistema de dominación a la par que aumenta el gasto fiscal (que no necesariamente es gasto social) como forma de licuar y sanear la enorme masa de capital ficticio o capital financiero dando vuelta, se torna más represivo, más excluyente, más sobreideologizado y más totalizante. Lo anterior indica que la mayor parte del gasto será devorado por los insumos necesarios para la dominación del capital en todos los niveles. Esto quiere decir que los gobiernos tratarán de acelerar


las transferencias de riqueza desde los bolsillos del Estado hacia el sector privado y oscuro de la economía en que pululan como vampiros los grandes capitales. En conclusión, del examen hecho precedentemente podemos delinear que el capital tomara dos políticas de corto plazo: por un lado, tratara de rescatar, sanear, reincorporar al aparato productivo la mayor cantidad posible de valores financieros que están dando vueltas y que buscan desesperadamente realizarse como capital. Para tal efecto, en el corto plazo los Estados incrementaran sus gastos, sea en la forma de gasto fiscal corriente, gasto social, gasto militar, u otros ítems, como estrategia de digestión de la masa de valores financieros que aspiran a convertirse en capital. Sin embargo, paralelamente el capital incrementa la presión sobre las fronteras económicas y de clase. Esto significa que aumenta el esfuerzo en dominación y represión sobre todas aquellas clases, facciones de clases, proyectos políticos y organizaciones que estarán prontas a aprovechar el momento histórico para obtener la mejor posición posible a sus intereses en este reacomodo y reacondicionamiento mundial del capital. Lo anterior se expresa en un mayor ímpetu de la lucha de clases, así como en la cristalización de estrategias imperiales rivales entre sí. Por ejemplo la oligarquía chilena, colombiana peruana y mexicana están funcionarizadas con la estrategia imperial de Estados Unidos. Sin embargo, en los países del ALBA, en Brasil y Argentina un sector de la burguesía ha visto con interés el fortalecimiento de alianzas imperiales nuevas con China, Rusia, Irán. Por cierto que esta política de alianzas pone en tensión las tradicionales y más efectivas estrategias de dominación implementadas por el eje oligarquía-imperialismo norteamericano. A la luz de esta contradicción por supuesto que se generan enfrentamientos y mayores grados de agitación, que ponen a prueba la capacidad de las clases explotadas para no verse arrastradas como simples vagones de cola en estas pugnas interimperialistas. A su vez, también pone a prueba las políticas de alianza de todas las clases, sus proyectos políticos y sus capacidades de efectivizar a nivel continental sus estrategias. ESTRATEGIA Y TÁCTICA DE LA BURGUESÍA: VIOLENCIA, SOCIEDAD Y SISTEMA CAPITALISTA En definitiva, el capital tiene una sola gran meta en estas circunstancias, empujar hacia arriba en un movimiento de largo plazo ascendente las tasas y masas de ganancias. Amén con lo anterior ha requerido destruir gran cantidad de capitales que permiten extraer aún más plusvalía de los proletarios y sectores en vías de proletarización acelerada. En términos de política económica, el plan va encaminado por el lado de acelerar el trasvasije de riqueza desde las arcas públicas hacia los mercados de capitales, esto a fin de evitar demorar el enjuague de capitales en una etapa intermedia construida sobre la base del gasto social. Es decir, el objetivo no es disminuir la masa de ingresos de las arcas públicas, sino redestinar dichos ingresos, acelerando el paso de plusvalía desde el dominio público a los dominios de los mercados de capitales, evitando así la innecesaria demora que supone la intrincada red de canales en que lentamente se va filtrando la inyección de plusvalía por la vía del gasto social directo. Cabe subrayar un antecedente no menor y es que en las últimas décadas en Chile han significado la aceleración e intensificación de la máquina productora de violencia. Pero a la vez un análisis más detenido a la economía nos permite constatar la intensificación y aceleración de la acumulación de capital. Estas dos tendencias nos ilustran una verdad sencilla pero deliberadamente ignorada: existe una relación directa entre mayor violencia y mayor acumulación de capital. Por cierto que no se trata de violencia ejercida por la clase dominada o explotada, sino de la violencia que ejercen las distintas facciones y grupos de la clase dominante a través de un complejo y sofisticado sistema de dominación. Sus instrumentos ya nos son conocidos: marcos legales antisociales y clasistas,


ejércitos, policías, medios de incomunicación masiva (cadenas empresariales de televisión, cadenas empresariales de radio, periódicos de grandes consorcios), publicidad, sistemas educacionales segregadores, organismos de seguridad públicos, ideología, aparatos armados de carácter público y privado, técnicas de control mental de masas, tipos de alimentos, droga y más droga diseminada entre las poblaciones, tráfico de armas, entre otras joyas. Desde el punto de vista social, esta nueva manera de organizar la mano de obra implica la crisis de las antiguas grandes organizaciones sociales. Estas carecen de una acción continua y permanente en el tiempo. Permanecen como un gran cascaron vacío, que ocasionalmente se llenan cuando la efervescencia y movilización de masas intensifica sus ritmo. Sin embargo, pronto vuelven a quedar vacías, una vez que la movilización social ha entrado en una fase de reflujo. Este es el caso de la CUT, por ejemplo. A su vez, la acción de masas tiende a un tipo de discontinuidad permanente. Tras ascender y provocar un fuerte impacto en las grandes estructuras, rápidamente pasa a un estado de retroceso, desarticulándose las organizaciones que surgen en el momento de alza. Es el caso, por ejemplo, de la llamada revolución pingüina Un examen más detallado a estos hechos sociales, permite identificar una gran proliferación de colectivos cuyo rol es promover la acción social. Sin embargo su estabilidad y continuidad en el tiempo es limitada y efímera. No obstante lo anterior, la movilización social adquiere altos grados de radicalidad. Esta se da fundamentalmente en el mundo del trabajo subcontratado ligado a la producción o elaboración de materias primas, en los proletarios ligados a la prestación de servicios públicos, y en las capas asalariadas fuertemente endeudadas. También se observa radicalidad en la acción social proveniente de sectores que se resisten a la expansión de las fronteras del capitalismo, tal es el caso por ejemplo de los de los pueblos originarios, amplias capas de pequeño burguesía, pescadores artesanales, todos sectores sociales condenados a la proletarización forzosa y acelerada. De todos modos, la carencia de una organización política hegemónica, con un mínimo de homogeneidad ideológica, así como la ausencia de un proyecto político creíble, explican el tipo de comportamiento de las organizaciones sociales. La dialéctica del proceso permite debilitar las grandes estructuras de la clase proletaria y fortalece las grandes estructuras del capital, que incluso llegan a niveles de cierta obesidad, la que descansa a su vez sobre mayores tasas de explotación y una situación de indefensión, aislamiento y atomización del explotado versus el capital. En esta perspectiva, toda organización social que no pretenda mayores niveles de productividad y consumo de la mano de obra está condenada a vivir en un estado de permanente anemia social. Desde el punto de vista ideológico, el fortalecimiento de las estructuras del capital, la crisis de las grandes organizaciones sociales, la agudización de las contradicciones capital-trabajo, la crisis de identidades sociales no capitalistas y la constitución del mercado como único espacio que valoriza al individuo a costa de su atomización, desvinculación social, desintegración orgánica y dispersión, hacen que sea la dimensión mercantil la que guíe a la sociedad en un sentido de reproducción y encubrimiento de las condiciones de explotación. Esto último a través de la fabricación de entelequias (ficciones, ilusiones, fantasías) que reemplazan las posibles construcciones ideológicas no capitalistas propias de la clase social explotada. Lo anterior permite que el poder político se cristalice en manos de los aparatos que garantizan la reproducción del capital. Estos aparatos, canales institucionales, salidas políticas como Asambleas Constituyentes, Nueva Constitución, Plebiscito, Política Parlamentaria, Política de gestión Comunal, Alcaldicio y Municipal, las lides presidenciales y ministeriales, el Ciudadanismo, el Academicismo de ciertos sectores ligados a las Ciencias Sociales, etc, desembocan inexorablemente en mayores grados de ideologización y organización para la clase capitalista en su conjunto, mientras que los sectores dominados y proletarizados, a la vez que ven desintegrar sus identidades y construcciones ideológicas, se tornan altamente desideologizados y desorganizados, cumpliéndose así la condición básica para la funcionalización de la fuerza de trabajo proletaria a las nuevas exigencias operacionales del


mercado y del patrón de acumulación de capitales. A partir de aquí, el vacío ideológico generado por la crisis de los antiguos proyectos políticos clasistas de liberación, comienza a ser llenado por una nueva carga ideológica, más cercana a la sumisión y resignación. Esta falta de ideología, proyecto e identidad de clase es reemplazada por la necesidad de aferrarse a muletas que permitan escapar momentáneamente o hacer más llevaderas las condiciones materiales de existencia, súper explotación y precarización. Es en este contexto en que a la enajenación material le sigue la expropiación política y la alienación social fundada en nuevos niveles y condiciones. Es en esta contradicción entre sobreidelogización v/s desideologización, ensanchamiento estructural del capital versus debilitamiento estructural de la política proletaria, se inscribe, los elementos más tóxicos derivados de la hegemonía y sus procesos de remozamiento, a saber, el ciudadanismo y el academicismo. Mientras esto ocurre, el capital, consecuente con su mayor estructuración, produce y mejora su retaguardia acumulando nuevas bases para el despliegue de un tipo violencia de clases más orgánica, centralizada y fuertemente direccionalizada por componentes institucionales e ideológicos. Es este el tipo de violencia que entra a operar cuando la propiedad privada del capital se ve amenazada o desafiada por plataformas de clase antagónicas. LEY DEL VALOR, CENTRALIZACION Y CONCENTRACION DE CAPITALES51 Llegado a este punto conviene precisar un par de aspectos que han servido como telón de fondo de toda la discusión aquí mostrada. Por un lado, es la forma en que se nos aparece el proceso de centralización de capitales y su verdadero trasfondo. Por la otra, es la aportación específica que hace Marx entre proceso de trabajo y proceso de valorización. Ambos aspectos, insuficientemente abordados y comprendidos por un importante segmento de intelectuales que deambulan con sus diatribas populistas, románticas, liberales y pos modernas en el campo de las ciencias sociales y que no han hecho otra cosa más que oscurecer, relegar y obviar las discusiones determinantes y fundamentales relativas al desarrollo del capitalismo, la lucha de clases y su salida política revolucionaria. De un lado tenemos la famosa tesis relativa a una "profunda reingeniería del capital" expresada en la proliferación de la "iniciativa empresarial" de micro, pequeños y medianos capitalistas que habrían dislocado en su centro de gravedad a la clase proletaria haciéndole perder su sitial como sujeto revolucionario de la sociedad para ser reemplazado por una multiplicidad polifacética de sujetos sociales que reclaman y disputan su protagonismo histórico en los cambios registrados en la sociedad. Un poco más arriba ya hemos pasado revista crítica a estos planteos; no obstante es menester reivindicar una de las síntesis aportada por el materialismo dialectico de Marx referido a los procesos de centralización y concentración de capitales. 51

Marcelo D. Cornejo Vilches: Libros: ―Acumulación de Capital en Chile. Crisis y Desarrollo, últimos 40 años‖, CIPOD, 2011 y ―Lecturas de El Capital. Para la Juventud proletaria y revolucionaria.‖ (Ediciones Octubre, 2013); Entrevistas: ―Entrevista con Marcelo Cornejo Vilches, autor de la Acumulación de Capital en Chile‖, (febrero de 2011); ―Chile profundo hoy: Educación, economía, lucha de clases y trabajo‖ (julio de 2011), realizadas por el Periodista Andrés Figueroa Cornejo. Artículos publicados entre los años 2011 y 2013: ―Entrevista con Guillermo Rodríguez Morales, Poder Popular en Chile: La autodefensa del Cordón Industrial Cerrillos (1972-1973)‖; ―Las Raíces Ideológicas burguesas del Ciudadanismo‖, con la colaboración de Guillermo Rodríguez Morales; ―A Propósito de Gramsci, el ciudadanismo, el poder popular constituyente y la acumulación de capital en Chile‖; ―La deserción política vergonzosa y la bancarrota teórica e ideológica de las izquierdas chilenas‖ ; ―Ciencias Sociales Chilenas: entre la Hegemonía burguesa y el Gatopardismo electoralista‖; ―Chile: algunas claves político-estratégica para comprender la actual ofensiva patronal en marcha.‖; ―Mercado Mundial, Tipo De Cambio, Tasa De Interés Y Ley Del Valor‖; ―Chile: Esos inestimables servicios que presta el poder popular constituyente a la hegemonía burguesa‖, ―Comprensión de la Nueva Política Económica en Perspectiva Bolchevique‖; ―Primera parte análisis de coyuntura económica. Chile 2013-2020‖; ―La crisis del sistema capitalista en perspectiva marxista leninista‖; ―La problemática histórica del desarrollo económico chileno‖


Como sabemos, Marx relacionó el surgimiento de los monopolios bajo el capitalismo con la centralización del capital, en contrapunto a los procesos de acumulación. Si se concentran masas de capital cada vez mayores en unas mismas manos, la centralización es una especie de expropiación de capitales dispersos para formar grandes volúmenes de capital bajo una misma dirección. Es la forma de socializar el capital en manos de la burguesía. Empero, la acumulación de capital origina un proceso contradictorio de dispersión de los capitales: al crecer la masa de capital crece también el número de capitalistas, enfrentados como productores de mercancías independientes los unos de los otros y en competencia mutua. Los nuevos capitales crean, por tanto, nuevos capitalistas independientes; pero frente a este fenómeno de dispersión, se desenvuelve una tendencia totalmente antagónica: los capitales ya existentes se concentran en unas pocas manos, unos capitalistas expropian a otros, los grandes capitales devoran a los pequeños sin que necesariamente se cree nuevo capital. Entran en tensión dialéctica la ley del valor (cuya condición es la libre concurrencia) con el imperialismo (cuya ley es la negación del libre mercado). En este sentido, la centralización de capital se convierte en una fuerza opuesta a los procesos de acumulación, empleando para ello los mecanismos del crédito y las sociedades por acciones. De esta forma, la centralización de capitales actúa como medio de redistribución del capital ya existente, no exigiendo procesos de acumulación. Al mismo tiempo, la centralización permite ampliar la escala de la producción de mercancías, en la medida que el capital constante crece y se expande, engendrando su lado opuesto, la necesidad de ampliar la acumulación dentro del proceso de valorización, invocando así la participación y protagonismo de masas cada vez mayores de fuerza de trabajo asalariada. En consecuencia, la centralización del capital queda encadenada dialécticamente con la concurrencia, planteando así una de las condiciones latentes para la destrucción del régimen capitalista de producción, el antagonismo entre libre concurrencia y monopolización. Se sigue que, lo que nuestros intelectuales, "marxistas de academia", "economistas", y cultores de las ciencias sociales, ven como una "reingeniería profunda" del régimen del capital y la subsecuente apertura amplia de puertas que a la "reingeniería" en las estrategias y organizaciones políticas de la clase proletaria en un sentido reformista, en realidad, lo que ocurre es el proceso inverso, a saber, la agudización de las contradicciones de los procesos internos y antagónicos del régimen capitalista de producción, cuya salida clausura el camino de la reforma política y abre aún más las puertas a la revolución. Por tanto, no es gratuita aquella afirmación de Marx cuando sostiene que "El único camino histórico por el cual pueden destruirse y transformarse las contradicciones de una forma histórica de producción es el desarrollo de esas mismas contradicciones." A PROPÓSITO DE LA TESIS BASADA EN LA REINGENIERIA DEL SISTEMA CAPITALISTA De otro lado, debemos enfrentar la tesis que reseña una terciarización de la mano de obra, en una sociedad con un sector financiero cada vez más desarrollado y proveedor de la mayor parte de las fuentes de trabajo. Esta "nueva" característica marcaría a plomo el fin de la tradicional clase obrera. Que mejor indicador a este respecto que la caída en la participación de los salarios dentro del PIB y la consiguiente "injusta" distribución del ingreso. En adelante "esta reingeniería social" provocaría la implosión de la clase proletaria, la diseminación en el campo de la historia de innumerables sujetos sociales que exigen ser considerados con la misma centralidad con la que lo fue en el pasado la llamada clase obrera. De aquí se deriva su tesis complementaria, a saber, las estrategias y organizaciones políticas deben dar cuenta de esta multiplicidad de sujetos históricos nacidos al alero de las transformaciones acarreadas por un sistema capitalista de producción cada vez más intensivo en tecnología y, por tanto, con una mano de obra cualitativamente distinta, cuyas aspiraciones y concepciones societales distan sideralmente de las revoluciones políticas clásicas para encasillarse dentro de un accionar transformador de la cultura e institucionalidad del sistema realmente existente.


Lo que olvidan u obvian nuestros intelectuales es que el sistema capitalista de producción no se caracteriza específicamente por la forma del proceso de trabajo, sino por los procesos de valorización del capital al interior del proceso productivo. A este respecto, pareciese que nuestras ciencias sociales quedaron congeladas en los tiempos de la ilustración haciendo suyo los trabajo de Smith y Ricardo ignorando casi deliberadamente el descubrimiento más importante de la economía política hecho hasta hoy y que fue registrado por Marx en los siguientes términos "Nadie, hasta ahora, había puesto de relieve críticamente este doble carácter del trabajo representado por la mercancía. Y como este punto es el eje en torno al cual gira la comprensión de la economía política, hemos de detenernos a examinarlo con cierto cuidado." ¿Qué implicancias tiene esta distinción? Como es sabido, la contradicción económica fundamental del capitalismo, únicamente puede situarse en el interior del proceso de trabajo y valorización, no entre la producción y el mercado. Precisamente la diferencia entre el capitalismo y los precedentes modos de producción radica en que, mientras sus antecedentes se basaban en la mera circulación de mercancías M-D-M, el capitalismo se basa en la circulación D-M-D', donde D'=D+ D. Lo razonaba Marx de esta forma: "El ciclo M-D-M arranca del polo de una mercancía y se cierra con el polo de otra mercancía, que sale de la circulación y entra en la órbita del consumo. Su fin último es, por tanto, el consumo, la satisfacción de necesidades o, dicho en otros términos, el valor de uso, Por el contrario, el ciclo D-M-D' arranca del polo del dinero para retornar por último al mismo polo. Su motivo propulsor y su finalidad determinante es, por tanto, el valor de cambio". La circulación MD-M supone un cambio final cualitativo; la circulación D-M-D' supone un cambio meramente cuantitativo: ese cambio de valor D'=D+ D es la plusvalía, el incremento de valor que constituye el nervio de todo el sistema capitalista: "El proceso de vida del capital -escribió Marx- se reduce a su dinámica de valor que se valoriza a sí mismo". En este sentido, "Las condiciones de la explotación directa y las de su realización no son idénticas", decía Marx ya que la capacidad de consumo, a diferencia de la capacidad de producción de la sociedad capitalista está limitada "por el impulso de la acumulación" que la reduce a un mínimo "susceptible sólo de variación dentro de límites muy estrechos".. Esta es una ley económica fundamental del capitalismo expuesta por Marx donde el sector dedicado a fabricar medios de producción avanza y crece más aceleradamente que el sector que elabora medios de consumo; pero eso no significa que éste no avance en absoluto; avanza, aunque más lentamente que el otro. La acumulación amplía tanto el sector que produce medios de producción como el que produce medios de consumo. Esta contradicción abre la necesidad de las crisis económicas toda vez que "el proceso inmediato de producción y el proceso de circulación hacen que se desarrolle de nuevo y se ahonde la posibilidad de la crisis, que se manifestaba ya en la simple metamorfosis de la mercancía. La crisis existe desde el momento que esos procesos no se funden, sino que se independizan el uno frente al otro". Como corolario de lo anterior, el consumo depende de la acumulación. La acumulación determina tanto el salario de los trabajadores como el propio consumo de los capitalistas porque amplía tanto el volumen del capital constante como el del capital variable. Para Smith como para Ricardo y Sismondi, no existe en el valor una parte que se dedique a reponer el capital constante pues el valor sólo se descompondría entre capital variable y plusvalía. Hay una parte del valor que sólo circula como capital y no puede encasillarse como salarios ni ganancias. Para los clásicos como para los románticos, el capital constante no existe. Sólo existen los ingresos de "agentes de la producción". De ahí que todas las teorías subconsumistas sobre la contracción de los mercados y las dificultades de realización se funden en primicias falsas o incompletas, pues sus ideas se apoyan en la supuesta dependencia de la producción respecto del mercado y la circulación. Para Marx "la verdadera ciencia de la economía política comienza allí donde el estudio teórico se desplaza del proceso de circulación al proceso de producción". Ciertamente el capitalismo es una unidad dialéctica de producción y consumo; pero es sobre todo una unidad dialéctica entre el proceso de trabajo y el proceso de valorización. Dentro mismo de la producción capitalista se


desenvuelve una contradicción entre el proceso de trabajo y el proceso de valorización, donde la valorización es el aspecto dominante. Esto hace que "La producción de capital constante no se realiza nunca por la producción misma, sino simplemente porque hay más demanda de él en las distintas ramas de producción cuyos productos entran en el consumo individual" No existe la producción por la producción misma en tanto la plusvalía tenga un triple destino: una parte se destina al consumo de la burguesía; otra parte se destina a incrementar el capital variable, es decir, los salarios y una tercera parte se destina al incremento del capital constante, es decir, al sector productor de medios de producción. Un error muy generalizado en la economía burguesa no considera ni el consumo de los capitalistas ni el de los obreros como parte de la acumulación capitalista, sino como parte del coste de la producción. Desde ese punto de vista, lo que ellos denominan "ahorro" está destinado a ser invertido únicamente en medios de producción. Procediendo de esa forma es fácil caer en el error de tomar los salarios como la variable independiente y dejar el ahorro como un residuo, es decir, cambiar el curso causal de los acontecimientos. Esta es la razón por la cual Lenin sostenga contra los populistas y románticos que "no es posible hablar de 'independencia' de la acumulación respecto de la producción de artículos de consumo, aunque sólo fuere porque para la ampliación de la producción hace falta un nuevo capital variable y, por consiguiente, también artículos de consumo". En la contradicción entre producción y consumo, es la producción la que desempeña el papel dominante: la producción va por delante del mercado, la oferta no espera a la demanda, el consumo no determina la producción y los precios ya no dependen de la oferta y demanda sino del volumen del capital invertido. A este respecto Marx es tajante en su polémica contra Proudhon pues, "La gran industria, obligada por los mismos instrumentos de que dispone a producir en una escala cada vez mayor, no puede esperar a la demanda. La producción precede al consumo, la oferta fuerza la demanda". La brecha abierta entre producción y consumo es la base sobre la que se cimienta la valorización del capital ya que la ampliación de la producción de medios de producción en el sector productor de medios de consumo significa el aumento de la plusvalía relativa a costa de la caída en el valor de la fuerza de trabajo que a su vez se traduce en el aumento de la masa global de valores producidos. Este es el sentido de la pauperización de la fuerza de trabajo: aumenta la masa global de explotados asalariados a medida que decrece su valor individual, lo mismo que cualquier otra mercancía que ve aumentar el volumen global de su producción a la vez que disminuye el valor individual de cada una habida cuenta del desarrollo de las fuerzas productivas existente tras ella, con la salvedad eso sí, que la mercancía fuerza de trabajo es la creadora de plusvalía. El pauperismo de la fuerza de trabajo asalariada crece inexorablemente, mientras a su vez se hacen más frecuentes las crisis de super producción de mercancías no por el subconsumo de la clase proletaria, sino al revés, por el crecimiento de la acumulación de capitales que supone el subconsumo. En conclusión, la producción de plusvalía es la finalidad propulsora de la producción capitalista, el nivel de la riqueza no se gradúa por la magnitud absoluta de lo producido, sino por la magnitud relativa del producto excedente (plusvalía). Esto porque el motivo propulsor y la finalidad determinante del proceso de producción capitalista es, ante todo, obtener la mayor valorización posible del capital, es decir, hacer que rinda la mayor plusvalía posible y que, por tanto, el capitalista pueda explotar con la mayor intensidad la fuerza de trabajo. De este modo, la producción capitalista no es ya producción de mercancías, sino que es, sustancialmente, producción de plusvalía. Por tanto, el concepto del trabajo productivo no entraña simplemente una relación entre la actividad y el efecto útil de ésta, entre el obrero y el producto de su trabajo, sino que lleva además implícita una relación específicamente social e históricamente dada de producción, que convierte a


la clase proletaria en instrumento directo de valorización del capital. Así es como en el régimen capitalista de producción, el proceso de trabajo no es más que un medio para el proceso de valorización; del mismo modo, la reproducción es simplemente un medio para reproducir como capital, es decir, como valor que se valoriza, el valor desembolsado. Como un fanático de la valorización del valor –afirma Marx- el verdadero capitalista obliga implacablemente a la humanidad a producir por producir y, por tanto, a desarrollar las fuerzas sociales productivas y a crear las condiciones materiales de producción, que son la única base real para una forma superior de sociedad cuyo principio fundamental es el desarrollo pleno y libre de todos los individuos. Se sigue que al desarrollarse la producción capitalista la escala de la producción es determinada en grado cada vez menor por la demanda directa de productos y en grado cada vez mayor por el volumen del capital del que el capitalista individual dispone, por el impulso de valorización de su capital y por la necesidad de la continuidad y la extensión de su proceso de producción. Con ello, crece necesariamente, en cada rama especial de producción, la masa de productos que aparecen en el mercado bajo forma de mercancías que buscan comprador. Aumenta así, la masa de capital plasmada durante más o menos tiempo bajo la forma de capital mercancías y, por tanto, aumentan las mercancías almacenadas. El proceso capitalista de producción adquiere toda su magnitud al centrarse esencialmente en la producción de plusvalía, representada por el producto sobrante o por la parte alícuota de las mercancías producidas en que se materializa el trabajo no retribuido. No debe olvidarse jamás –observa Marx- que la producción de esta plusvalía -y la reversión de una parte de ella a capital, o sea la acumulación, constituye una parte integrante de esta producción de la plusvalía- es el fin directo y el motivo determinante de la producción capitalista. Por eso no debe presentarse nunca ésta como lo que no es, es decir, como un régimen de producción que tiene como finalidad directa el disfrute o la producción de medios de disfrute para el capitalista. Otra tesis a enfrentar se refiere a la deuda pública y su eventual responsabilidad en la "crisis final" en la que se encontrarían los países capitalistas más longevos. Sin embargo, hay que relativizar bastante la supuesta causalidad fatal de la deuda pública en la crisis capitalista. Cabe recordar que es mediante el sistema de deuda pública que el capitalismo ha sorteado las más feroces crisis económicas –incluida por cierto- la actual crisis con su expediente de estatizaciones de bancos y bolsas. Marx es enfático al señalar que el sistema de la deuda pública, el moderno sistema tributario y el sistema proteccionista son avasalladoras fuerzas para la acumulación de capitales, acelerando a pasos agigantados los procesos de transformación histórica en tanto cuanto la deuda pública, o sea, la enajenación del Estado, imprime su sello a la era capitalista. La única parte de la llamada riqueza nacional que entra real y verdaderamente en posesión colectiva de los pueblos modernos es la deuda pública. Por eso es perfectamente consecuente esa teoría moderna, según la cual un pueblo es tanto más rico cuanto más se carga de deudas. La deuda pública se convierte en una de las más poderosas palancas de la acumulación originaria. Es como una varita mágica que infunde virtud procreadora al dinero improductivo y lo convierte en capital sin exponerlo a los riesgos ni al esfuerzo que siempre lleva consigo la inversión industrial e incluso la usuraria. En realidad, los acreedores del Estado no entregan nada, pues la suma prestada se convierte en títulos de la deuda pública, fácilmente negociables, que siguen desempeñando en sus manos el mismísimo papel del dinero. Pero, aún prescindiendo de la clase de rentistas ociosos que así se crea y de la riqueza improvisada que va a parar al regazo de los financieros que actúan de mediadores entre el gobierno y el país –así como de la riqueza regalada a los rematantes de impuestos, comerciantes y fabricantes particulares, a cuyos bolsillos afluye una buena parte de los empréstitos del Estado, como un capital llovido del cielo-, la deuda pública ha venido a dar impulso tanto a las sociedades anónimas, al tráfico de efectos negociables de todo género como el agio; en una palabra, a la lotería de la bolsa y a la moderna bancocracia.


La acumulación y reproducción del capital indican que desde su origen los grandes bancos "adornados con títulos nacionales" -ironiza Marx- no son más que sociedades de especuladores privados que cooperan con los gobiernos y que, gracias a los privilegios que éstos les otorgan, están en condiciones de adelantarles dinero. Por eso, la acumulación de la deuda pública no tiene barómetro más infalible –nos indica el monumental trabajo científico de Marx- que el alza progresiva de las acciones de estos bancos así como el ciclo de nacimiento, desarrollo y muerte de bancócratas, financieros, rentitas, corredores, agentes, y todo tipo de truhanes ligados a la bolsa. Es gracias a la deuda pública que surgió un sistema internacional de crédito, detrás del cual se esconde la acumulación de capital. Tampoco debemos olvidar la importancia de las grandes obras públicas e infraestructura bajo cuyo manto de prosperidad se acumula la deuda pública incrementando aún más las cuentas de capital. ¿No es acaso por vía de la deuda pública que China ha conquistado su actual sitial con relación a Estados Unidos? SITUACIÓN DE LA CLASE PROLETARIA A NIVEL PLANETARIO52 A contrapelo de lo sostenido por los marxistas de academia, economistas e intelectuales de las ciencias sociales chilenas las leyes de desarrollo capitalistas no sean han moderado, ni se han transmutado para adoptar una tendencia de progresiva transfiguración de capitalismo hacia una era post capitalista caracterizada por una supuesta negación de las contradicciones fundamentales del sistema capitalista y de la lucha de clases. Muy por el contrario, la lucha de clases se ha intensificado, la burguesía se ha radicalizado en sus posiciones, y las leyes de desarrollo capitalista se han desplegado con ferocidad inaudita. De aquí que nuestros esfuerzos deben focalizarse en la juventud proletaria desplegadas en las cabezas de playa de los principales sectores estratégicos de la cadena mundial de producción de valor y valorización de capital. A escala planetaria, la juventud proletaria tiene una tasa de desempleo, que desde hace tiempo es superior a la de los otros grupos de edad, teniendo su mayor incremento anual en el 2009 con un 12, 7% correspondiente a 75,8 millones de jóvenes desempleados marcando el mayor aumento anual en los 20 años de estadísticas disponibles a nivel global, dato que debe correlacionarse con el hecho de que en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 12.6 por ciento de la población joven que representa 22,3 millones de personas - estaban inactivos. Este antecedente se relaciona a su vez de forma directa con un dato estructural del capitalismo actual, y es que los jóvenes representaron el 23,5 por ciento del total de trabajadores pobres, en comparación con el 18,6 por ciento de los trabajadores no pobres. Las tasas de desempleo juvenil son significativamente mayores que las de los adultos del mundo toda vez que si esta era de 12,6% para los jóvenes, para los adultos se cifro en 4,8% (ambas cifras para el año 2010). Desagregando por continente, en África del Norte la tasa de desempleo juvenil total en 2010 fue de 23,8 y 25,5 por ciento en el Oriente Medio. Cabe subrayar que el desempleo de los jóvenes de sexo femenino en estas dos regiones fue particularmente notable con 39,4 por ciento en el Oriente Medio y el 34,1 por ciento en África del Norte. A nivel mundial, las tasas de participación de los jóvenes en la fuerza laboral han declinado. Entre 1998 y 2008, la tasa de actividad laboral juvenil pasó de 54,7 al 50,8 por ciento. 52

―Working Time Around the World, International Labour Office‖, Genova 2007. Disponible en http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@dgreports/@dcomm/@publ/documents/publication/wcms_104895.pdf European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions, disponible en 2011http://w110.bcn.cat/portal/site/UsosDelTemps/menuitem.b4d797923997277cf740f740a2ef8a0c/?vgnextoid=e80b984 14d922310VgnVCM10000074fea8c0RCRD&vgnextfmt=formatDetall&lang=es_ES http://www.dt.gob.cl/documentacion/1612/articles-95958_recurso_5.pdf Going for Growth 2013‖ OCDE, (Apuesta por el Crecimiento 2013)Disponible en http://www.oecd.org/economy/goingfor-growth-2013.htm


El desempleo juvenil ha seguido empeorando en las economías desarrolladas, donde las tasas fueron más altas en 2009 que en cualquier otro momento desde que comenzó la medición en 1991. Varios países de la Unión Europea vieron récord de las tasas de los jóvenes sin empleo. Así, durante el año 2011 el 48,9 por ciento de los jóvenes de España se encontraban desempleado y el 45,1 por ciento de los jóvenes Grecia se encontraron cesantes, mientras que en noviembre de 2011 el número de jóvenes desempleados en el Reino Unido alcanzó un récord de 1 millón de jóvenes. A la alta cesantía juvenil debe agregarse el antecedente relativo a pobreza. Así, alrededor de 152 millones de trabajadores jóvenes vivían en hogares que están por debajo de la línea de pobreza situada en 1,25 dólares de EE.UU. por día, comprendiendo al 24 por ciento del total de trabajadores pobres del mundo. Por lo tanto, a diferencia del postulado de la economía capitalista según el cual las personas se enriquecen mediante el trabajo, claramente los hechos muestran lo contrario, las personas mientras más participan de los procesos mundiales de valorización de capitales, más se empobrecen. Cabe destacar que mucho de los trabajadores pobres se dedican al trabajo agrícola en los países y regiones donde las tasas de desempleo son relativamente baja, como en el Asia meridional, Asia oriental y el África sub-sahariana, zonas donde todavía existe poco acceso a la protección social. El número de desempleados a nivel mundial alcanzo a aproximadamente 205 millones de personas el 2010 equivalente a 6,2% de la Fuerza de Trabajo terrícola, cifra prácticamente invariable respecto del año anterior 2009 con 6,3% y 27,6 millones superior a la cifra registrada del año 2007, cuando el desempleo alcanzo al 5,6 % de la Fuerza de Trabajo Mundial. El elevado nivel de desempleo mundial contrasta marcadamente con la recuperación observada en varios indicadores macroeconómicos clave: PIB real mundial, inversión bruta en capital fijo y comercio mundial, que en 2010 se habían recuperado por encima de los valores previos a la crisis. A escala mundial, las economías no están generando suficientes fuentes de trabajo estable en relación al crecimiento económico. No obstante, el crecimiento de la productividad de la mano de obra pasó a ser negativo en 2009, con una disminución del 1,4 por ciento frente al crecimiento del 3,3 por ciento registrado en 2007. En 2010 el crecimiento de la productividad mundial se recuperó hasta el 3,1 por ciento. Los mayores niveles de desempleo están vinculados con un mayor número de trabajadores en situación de empleo vulnerable. De esta manera, el año 2009 había 1.530 millones de trabajadores con empleos precarios, cifra que corresponde a una tasa mundial de empleo vulnerable del 50,1 por ciento. Esto mismo, hace que la incidencia del empleo vulnerable se mantenga más o menos estable entre los años 2008 y 2009. Como consecuencia, la tasa de trabajadores pobres en el nivel extremo de 1,25 dólares de los Estados Unidos estimada para 2009 es del 20,7 por ciento, 1,6 puntos porcentuales por encima de la tasa prevista sobre la base de la tendencia anterior a la crisis. Esta estimación equivale a alrededor de 40 millones de trabajadores pobres más que viven con 1,25 dólares de los Estados Unidos. Se calcula que la proporción de trabajadores que viven con sus familias por debajo de la línea de pobreza cifrada en 2 dólares de los Estados Unidos al día está en torno al 39 por ciento de la Fuerza de Trabajo Mundial, es decir, 1.200 millones de trabajadores. Tras la contracción sufrida en 2009, en el año 2010 la economía mundial creció a un ritmo acelerado de un 4,8 por ciento prosiguiendo su tendencia el año 2011, aunque a un ritmo más moderado (4,2 por ciento). Sobre la base de las actuales previsiones macroeconómicas, para 2011 se calcula una tasa de desempleo mundial del 6,1 por ciento, a saber, 203.3 millones de personas desempleadas en el mundo entero. El 55 por ciento del aumento total del desempleo mundial entre 2007 y 2010 se produjo en la región de las economías desarrolladas y la Unión Europea, que sólo representa el 15 por ciento de la fuerza de trabajo del mundo. En estas zonas se observa además que


el empleo en la industria disminuyó en alrededor de 9,5 millones de personas entre 2007 y 2009, sumando 15 millones de desempleados más que en 2007. Por otro lado, el espectro del desempleo juvenil ha seguido empeorando en las Economías Desarrolladas y la Unión Europea, donde los jóvenes pagaron el precio más alto a lo largo de la crisis. Las cifras y tasas de desempleo juvenil fueron más elevadas en 2010 que en cualquier otro momento desde que empezaron las mediciones en 1991. La región no sólo mostró el incremento más grande, de lejos, en las tasas de desempleo juvenil entre 2008 y 2010 (4,6 puntos porcentuales), sino también es una de sólo tres regiones donde la tasa de desempleo juvenil siguió creciendo durante el período 2009-10 (0,6 puntos de aumento porcentual en las Economías Desarrolladas y la Unión Europea, 1,1 de aumento porcentual en Asia Meridional y 0,2 de aumento porcentual en Oriente Medio). Los hombres jóvenes se han visto más afectados que las mujeres jóvenes durante el período de crisis en la región: la tasa de desempleo juvenil masculina aumentó en 4,9 puntos porcentuales entre 1998 y 2008, en comparación con 1,0 punto en las mujeres jóvenes. A nivel mundial, la tasa de participación de la fuerza laboral juvenil disminuyó de 49,4 por ciento en 2009 a 48,8 por ciento, habiéndose producido las disminuciones regionales más grandes en las Economías Desarrolladas y Unión Europea y en Asia Meridional. Esta cifra implica que la creciente frustración por el desempleo y el subempleo ha impulsado una gran cohorte de jóvenes desalentados a abandonar por completo el mercado de trabajo. Para muchos jóvenes que sí lograron encontrar trabajo, el empleo encontrado es menos que ideal. Aumentaron las tasas de empleo a tiempo parcial para los jóvenes en todas las economías desarrolladas excepto Alemania y Polonia entre 2007 y 2010. El aumento en el empleo a tiempo parcial entre los jóvenes en países europeos desde el comienzo de la crisis —entre 2007 y 2010, la tasa de empleo a tiempo parcial de los jóvenes aumentó en 9,2 puntos en Islandia, 17,0 puntos en Irlanda, 10,5 puntos en Luxemburgo, 10,1 puntos en Eslovenia, 8,8 puntos en España y 5,2 en el Reino Unido— es un indicio suficiente de que el empleo a tiempo parcial está siendo asumido como la única opción disponible para muchos hombres y mujeres jóvenes. A finales de 2010, hasta la mitad de los trabajadores jóvenes estaban en empleo a tiempo parcial en Canadá, Dinamarca, Países Bajos y Noruega, mientras que en Australia, Islandia, Irlanda, Eslovenia, Suecia y el Reino Unido, la proporción era de 1 de cada 3. Esta naturaleza involuntaria del empleo a tiempo parcial se ve confirmada aún más por el aumento de la tasa de subempleo por insuficiencia de horas en muchos países a lo largo de la crisis económica. Esta es una situación en la que una persona quisiera trabajar más horas de las que actualmente está trabajando (por ejemplo, una persona que está trabajando a tiempo parcial porque no pudo encontrar trabajo a tiempo completo). En 2009, la tasa de subempleo juvenil fue mayor que la tasa de adultos en todos los países de la Unión Europea excepto Austria y Alemania. De hecho, si el desempleo juvenil se examinara por sí solo, se podría erróneamente suponer que los jóvenes de Asia Meridional y África Subsahariana, con tasas de desempleo juvenil de "sólo" 9,9 y 12,5 por ciento en 2010, respectivamente, están mejor que sus homólogos de las Economías Desarrolladas y la Unión Europea, donde la tasa de desempleo juvenil fue de 17,9 por ciento. En consecuencia, la alta relación empleo-población entre los jóvenes de las regiones más pobres refleja el hecho de que los pobres deben trabajar más para comer lo mismo. Pero trabajar no significa tener un trabajo realizable como ser humano. Por el contrario, la mayoría de los jóvenes de Asia Meridional y África Subsahariana y otras regiones de bajos ingresos tratan de ganarse la vida en cualquier trabajo que puedan encontrar, muy a menudo trabajando muchas horas en condiciones precarias en la economía informal. Hay mucho más jóvenes en todo el mundo que están atrapados en una situación de trabajadores pobres que jóvenes que están sin trabajo y en busca de trabajo. En las TME Juvenil 2010, la cifra mundial de trabajadores jóvenes pobres, aquellos que trabajan pero viven en hogares donde el nivel de gasto es inferior a US$1.25 al día, se sitúa en 152 millones. Esta


cifra representa el 28 por ciento de los trabajadores jóvenes del mundo y algo más del doble del número mundial de jóvenes desempleados. A escala mundial, los salarios medios han crecido, aunque a un ritmo menor que antes de la crisis. En las economías desarrolladas, la crisis ha llevado a una «doble caída» de los salarios: los salarios medios reales disminuyeron en 2008 y de nuevo en 2011, y el panorama actual indica que, en muchos de estos países, al año 2012 registra un crecimiento nulo o muy escaso de los salarios. En las regiones emergentes, el crecimiento salarial ha sido, por lo general, más firme, con un crecimiento fuerte en Asia, y más modesto en África, América Latina y el Caribe. En Europa Oriental y Asia Central la crisis condujo el año 2009 a una caída de los salarios. Se estima que, entre los años 2000 y 2011, el promedio de los salarios mensuales reales prácticamente se duplicó en Asia, aumentando un 18 por ciento en África, un 15 por ciento en América Latina y el Caribe y un 5 por ciento en las economías desarrolladas. En Europa Oriental y Asia Central los salarios casi se multiplicaron por tres, pero partiendo de una base muy baja tras el hundimiento de la economía registrado en el decenio de 1990. Desde el decenio de 1980, la mayoría de los países han experimentado una tendencia a la baja de la participación de salarios en el PIB, lo que, para la economía política burguesa significa que se ha destinado una proporción menor de la renta anual a la remuneración de la mano de obra y una proporción mayor a las rentas procedentes del capital. Esta situación se ha dado sobre todo en los países que han registrado un estancamiento de los salarios, pero también en aquellos en que los salarios reales han sufrido un fuerte aumento. A nivel mundial, el crecimiento de los salarios promedio reales se ha mantenido muy por debajo de los niveles anteriores a la crisis, con especial énfasis en las economías desarrolladas, aun cuando continúa significativo en las economías emergentes. Los salarios promedio mensuales ajustados por inflación, conocidos como salarios promedio reales, crecieron 1,2 por ciento a nivel mundial el año 2011, por debajo del 2,1 por ciento alcanzado el año 2010 y 3 por ciento el año 2007. En este marco, China ejerce un gran peso en el cálculo mundial, debido al fuerte desempeño económico. Al omitir China, los salarios promedio reales a nivel mundial crecieron solo 0,2 por ciento el año 2011, menos del 1,3 por ciento alcanzado el año 2010 y 2,3 por ciento el año 2007. En Filipinas, un trabajador en el sector manufacturero llevaba a su casa alrededor de 1,40 dólares de los Estados Unidos por cada hora trabajada. En cambio, en Brasil, la remuneración directa por hora en ese mismo sector era de 5,40 dólares de los Estados Unidos mientras que en Grecia era de 13,00 dólares de los Estados Unidos, 23,30 dólares de los Estados Unidos en Estados Unidos y 34,80 dólares de los Estados Unidos en Dinamarca (tasas de cambio de 2010). Entre 1999 y 2011 la productividad laboral promedio en las economías desarrolladas aumentó el doble que los salarios promedio. En Estados Unidos la productividad laboral real por hora en el sector empresarial no agrícola aumentó 85 por ciento desde 1980, mientras que la remuneración real por hora aumentó solo 35 por ciento. En Alemania la productividad laboral se expandió en cerca de un cuarto durante las dos últimas décadas, mientras que los salarios reales mensuales se mantuvieron sin cambio. Son estas disparidades las que apunta la estandarización e igualación mundial de la ley del valor. Son estas condiciones políticas, culturales, institucionales y materiales las que son objeto de transformaciones históricas a nivel mundial (mediante guerras, convulsiones, crisis, enfrentamientos, insurrecciones, revoluciones, rebeliones, estallidos sociales, etc). La tendencia mundial ha resultado en un cambio en la distribución del ingreso nacional, con una menor participación de los trabajadores, mientras que la participación del capital en la renta aumenta en una mayoría de países. Incluso en China, un país donde los salarios a grosso modo se triplicaron durante la última década, el PIB aumentó a una tasa mayor que la masa salarial total; por tanto, la participación de los salarios disminuyó en el PIB pese a que se registró un mayor crecimiento


económico. La caída en la participación de los salarios es atribuida al mayor avance tecnológico, la globalización del comercio, la expansión de los mercados financieros y la declinación en densidad sindical, lo cual ha erosionado el poder de negociación de los trabajadores. Según la economía política burguesa la globalización financiera, con la existencia de grandes excedentes en cuenta corriente sugiere la existencia de espacio para vincular más directamente los aumentos de la productividad y los salarios como medio para estimular la demanda nacional. No obstante, nosotros sabemos que el desarrollo de los procesos de valorización de capital necesariamente conlleva a un menor valor de los salarios conforme aumenta el trabajo muerto acumulado en la tecnología, siendo perfectamente coherente una tendencia hacia la disminución de la demanda efectiva, vía precarización del empleo y aumento del desempleo con un aumento en los niveles de crecimiento del valor del capital. Otra observación importante dice relación con la Composición Orgánica del Capital que se expresa como aumento de productividad en la medida que el PIB crece más rápido que el empleo. Vemos además que la mayoría de los países registraron tasas de crecimiento económico que promediaron 5 por ciento o más en los años 1999-2007, acompañado en el sub-período de 2002 a 2007 por un crecimiento promedio anual del empleo de 1,2 por ciento en Asia del Este, 1,8 por ciento al año en el Sudeste Asiático y el Pacífico y 2,2 por ciento en el Sur de Asia. De otro lado, la caída de la participación de los salarios en el producto en China, sugiere que el crecimiento de los salarios fue menor que el aumento de la productividad laboral en China. En principio, el crecimiento del producto subestima el crecimiento de la productividad laboral de los empleados asalariados en los sectores industriales más productivos y dinámicos. Entre los países del Este Asiático se registró relativamente poco crecimiento económico, por ejemplo, en Tailandia. También en el Sur de Asia, los salarios promedio reales se estancaron en la década anterior a la crisis. En India, las tendencias de los salarios resultan poco claras. Las fuentes oficiales de datos sobre el crecimiento salarial en India son la Encuesta Anual de Industrias de la Oficina Central de Estadística y el índice del salario real publicado por la Oficina de Trabajo. Ambas fuentes indican que los salarios reales declinaron en la mayoría de los años recientes, comprimiendo el poder adquisitivo de los asalariados. Esto explicaría muchas de las preocupaciones expresadas por los trabajadores en India acerca de rápidas alzas de precios, particularmente en el precio de los alimentos. De otro lado, estimaciones sobre la participación de trabajadores asalariados que viven por debajo de las líneas de pobreza internacionales de 1,25 dólares de los Estados Unidos y 2 dólares de los Estados Unidos para 32 países en desarrollo. Estas estimaciones implican que de un número total de aproximadamente 209 millones de asalariados que trabajaron en estos 32 países en desarrollo en diferentes momentos del período 1997 a 2006, cerca de 23 millones ganaban menos de 1,25 dólares de los Estados Unidos por día y 64 millones ganaban menos de 2 dólares de los Estados Unidos por día. Por ejemplo, la OCDE ha observado que durante el período de 1990 al 2009 la participación de la compensación laboral en el ingreso nacional declinó en 26 de 30 economías avanzadas para los cuales existen datos disponibles, calculando que la mediana de la participación del trabajo en el ingreso nacional de estos países disminuyó considerablemente de 66,1 por ciento a 61,7 por ciento. Se observa que el promedio simple de la participación del trabajo en 16 países desarrollados para los cuales existen datos disponibles para este período declinaron desde alrededor de 75 por ciento del ingreso nacional a mediados de la década de 1970 hasta alrededor de 65 por ciento en los años inmediatamente anteriores a la crisis económica y financiera. Además, el promedio de la participación del trabajo también declinó en un grupo de 16 economías en desarrollo y emergentes, desde alrededor de 62 por ciento del PIB a inicios de los años 1990 hasta 58 por ciento


inmediatamente antes de la crisis. Incluso en China, donde los salarios a groso modo se triplicaron en la última década, el PIB aumentó a una tasa más acelerada que la masa salarial total y, por lo tanto, se redujo la participación de los salarios en la producción mundial de valor. Los datos disponibles para China, Kenia, República de Corea, México y Turquía indican que la declinación salarial en este grupo de países comenzó antes de la década de 1980. El Instituto Internacional de Estudios Laborales calculó, por ejemplo, que en las diez economías desarrolladas para las cuales existen datos disponibles, la participación de los salarios se redujo en 12 puntos porcentuales para los trabajadores poco calificados entre inicios de la década de 1980 y 2005, mientras que aumentó en 7 puntos porcentuales para los trabajadores altamente calificados. Similarmente, el FMI encontró que entre 1980 y 2005 la participación de los salarios en el PIB por parte de los trabajadores no calificados disminuyó en Estados Unidos, Japón y Europa (en 15 por ciento, 15 por ciento y 10 por ciento respectivamente), pero aumentó para los trabajadores calificados con educación hasta terciaria y superior (en 7 por ciento, 2 por ciento y 8 por ciento respectivamente). Más recientemente, la OCDE encontró que en los 13 países, para los cuales existen datos disponibles, se redujo la participación de los salarios promedio de trabajadores con bajos niveles de educación. Se observa también que aun cuando una expansión del empleo de baja calificación en principio aumentara los salarios de los trabajadores poco calificado, resulta que tales trabajadores han sido crecientemente desplazados por trabajadores sobre-calificados con niveles de educación intermedia. Pero también se observa una particularidad especialmente en los países de habla inglesa, donde los salarios y las remuneraciones (incluyendo bonificaciones y opciones de compra de acciones) de altos ejecutivos, cohabitan con los propietarios del capital en la cima de la jerarquía de los ingresos. La participación del capital en el PIB, en forma de utilidades, mide la participación del excedente bruto de explotación de las corporaciones como porcentaje del PIB. De acuerdo con la OIT/IIEL cuando la participación total del capital se desagrega por tipo de corporación, el crecimiento de la participación del capital ha sido más rápido en el sector financiero que para las corporaciones nofinancieras. Además, en las economías avanzadas, las utilidades de las corporaciones no-financieras se han asignado crecientemente para pagar dividendos, lo cual representó 35 por ciento de las utilidades en 2007 y aumentó la presión sobre las empresas para reducir la participación del valor agregado asignado a la retribución de los trabajadores. Al examinar un conjunto de cuatro economías desarrolladas (Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos), Husson encontró que durante el período 1987-2008 una gran parte del mayor excedente de las corporaciones se utilizó para aumentar los dividendos pagados a los accionistas. Husson calculó que en Francia los dividendos totales aumentaron de 4 por ciento del costo total de los salarios a inicios de los años ‘80 hasta 13 por ciento en 2008. Por su parte, en el Reino Unido aumentaron ambas participaciones, el pago de dividendos y la compensación laboral, de manera que los dividendos más elevados se realizaron a costas de reducir las ganancias retenidas. En Estados Unidos, tres cuartos del aumento en excedentes brutos de explotación se asignó al pago de dividendos. Dada la mayor concentración de ingresos mediante el capital más que el trabajo, los altos dividendos han contribuido a una mayor desigualdad general en la llamada distribución de los ingreso. Por lo tanto, dado que algunas de las economías grandes, inclusive Estados Unidos, Alemania y Japón, han visto rezagado el crecimiento de los salarios en relación al aumento en la productividad, en las economías desarrolladas en su conjunto la productividad laboral promedio ha sobrepasado el crecimiento de los salarios promedio reales. Sobre la base de los datos de 36 países, desde 1999 la productividad laboral promedio aumentó en más de dos veces los salarios promedio en las economías desarrolladas.


La economía política burguesa nos enseña que dado que el excedente de un país es el déficit de otro, no todos los países pueden seguir el camino de China y Alemania. El crecimiento impulsado por la exportación requiere de altos excedentes en cuenta corriente en algunos países y por tanto déficit en otros. En algunos de los principales «motores de la demanda» en el mundo, el auge en el consumo desde el cambio de siglo se basó en un crecimiento vertiginoso del endeudamiento de los hogares más que en el alza de los salarios. En Estados Unidos en particular, el fuerte crecimiento en el consumo de cara al estancamiento de la mediana salarial fue posible solamente mediante el consumo financiado por el endeudamiento y el basado en la riqueza formal. El auge en los precios inmobiliarios y en la bolsa aumentaron la riqueza (contable) y por tanto las garantías para el crédito de consumo y el financiamiento hipotecario. Además, las cambiantes normas financieras, los nuevos instrumentos financieros (endeudamiento por tarjeta de crédito, préstamos por capital inmobiliario) y el deterioro de los estándares de solvencia crediticia, gatillados por la securitización de deuda inmobiliaria, permitió que sumas crecientes de dinero estuvieran al alcance de sectores sociales de bajos ingresos. Así, el endeudamiento de los llamados "hogares" se convirtió en un sustituto de los salarios más altos como fuente de demanda y consumo. Al déficit de fuentes de trabajo calculado en aproximadamente 50 millones de empleos cabe agregar los 80 millones de personas que se calcula entraron en el mercado laboral durante el período 20092012. Este antecedente recalca el carácter informal del empleo generado que se sitúa en más del 40 por ciento en dos tercios de los países emergentes y en desarrollo para los cuales se dispone de datos. De aquí que en 57 de los 106 países, el Índice de Descontento Social, construido por la OIT aumentó en el año 2011 en comparación con el año 2010. En Europa, Oriente Medio, África del Norte y África Subsahariana se registraron los índices más altos de riesgo de descontento social. En consecuencia, al despuntar el año 2012 el mundo se encontró ante un grave problema de desempleo y déficits generalizados del llamado por la OIT como "trabajo decente". Tras tres años de una situación de crisis continua en los mercados de trabajo del mundo –afirma OIT- , y ante la perspectiva de un mayor deterioro de la actividad económica, hay un retraso en el empleo mundial equivalente a 200 millones de puestos de trabajo; un incremento de 27 millones desde el inicio de la crisis. Además, se necesitarán más de 400 millones de nuevos puestos para evitar otro aumento del desempleo. Por lo tanto, para generar un crecimiento sostenible y al mismo tiempo mantener la cohesión social, el mundo debe asumir la creación de 600 millones de puestos de trabajo productivos en el próximo decenio. Aún así, quedarán 900 millones de trabajadores que viven con sus familias con unos ingresos inferiores al umbral de pobreza de los 2 dólares de los Estados Unidos por día, sobre todo en los países en desarrollo. Entre los 900 millones de trabajadores pobres, en el mundo hay unos 456 millones de trabajadores que viven en situación de pobreza extrema en el año 2011, con unos ingresos inferiores al umbral de 1,25 dólares de los Estados Unidos por día; una reducción de 233 millones desde el año 2000, y una caída de 38 millones desde 2007. Sin embargo, este total mundial está sumamente influido por la drástica reducción del número de trabajadores en situación de pobreza extrema en la región de Asia Oriental. En esta zona, debido al rápido crecimiento económico y la reducción de la pobreza en China, el número de trabajadores pobres se redujo en 158 millones desde 2000, y en 24 millones desde 2007. Una proyección de las tendencias anteriores a la crisis (2002 a 2007), afirma OIT, revela 50 millones más de trabajadores pobres en 2011 con respecto a lo que predecían las tendencias anteriores a la crisis. Del mismo modo, se estima que en 2011 hay 55 millones más de trabajadores que viven con su familia con unos ingresos diarios inferiores al umbral de 2 dólares de los Estados Unidos al día, en comparación con lo previsto. A juicio de OIT, dados estos problemas en el mercado de trabajo, el panorama de creación de empleo en el mundo ha ido empeorando. La proyección de referencia no presenta cambios en la tasa de desempleo mundial entre el presente y el año 2016, situándose en el 6 por ciento de la fuerza de trabajo mundial. Ello añadiría otros 3 millones de desempleados en el mundo en el año 2012, o un total de 200 millones, hasta alcanzar los 206 millones en 2016. Si el riesgo de


desaceleración se materializa y el crecimiento mundial cae por debajo del 2 por ciento, el total mundial de desempleados aumentaría más velozmente hasta superar los 204 millones el año 2012, hasta llegar a los 209 millones e año 2013. Lo anterior no cambiaría mucho si existiese un escenario más benigno, con una rápida solución a la crisis de la deuda en la eurozona, pues, al total de desempleados habría que restar sólo 1 millón de personas el año 2012, y otros 1,7 millones en 2013. Aún así, ello no bastaría para alterar significativamente la trayectoria de la tasa de desempleo mundial, que se prevé seguirá estancada en un 6 por ciento. Ahora bien, si todos los trabajadores potenciales estuvieran disponibles para trabajar y buscaran empleo, el número de desempleados superaría los 225 millones de personas, alcanzando la tasa del 6,9 por ciento, en comparación con la tasa actual del 6 por ciento. En muchos países de la región de las economías desarrolladas y la Unión Europea, las tasas de participación han bajado; a ello se debe que haya 6 millones menos de personas en la fuerza de trabajo, en comparación las tendencias anteriores a la crisis. Si se añade esta cohorte a los desempleados, la tasa de desempleados de la región pasaría del 8,5 por ciento al 9,6 por ciento. A escala mundial, la relación empleo-población cayó en picado durante la crisis, pasando del 61,2 por ciento en 2007 al 60,2 por ciento en 2010. Se trata de la mayor caída registrada desde 1991. Pero cabe destacar una tendencia sumamente relevante que viene a reafirmar la tesis sobre el ensamblamiento completo y total de la cadena mundial de valorización y de la homogenización de la ley del valor a nivel planetario, y es que en los dos últimos decenios, la disparidad de la productividad de la mano de obra entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo se ha reducido considerando para ello que, en la situación precedente, la producción por trabajador en la región de las economías desarrolladas y la Unión Europea el año 2011 fue de 72.900 dólares de los Estados Unidos, en comparación con la media de 13.600 dólares de los Estados Unidos en las regiones en desarrollo. Ello significa que, ajustado en función de las diferencias de los precios entre países, el trabajador medio de un país en desarrollo produce menos de una quinta parte de lo que produce un trabajador medio en un país desarrollado. A este respecto es necesario destacar que en el período previo a la crisis eran tan abismante las diferencias de productividad que ni siquiera era posible comparar las productividades de los trabajadores de los países desarrollados y de los países en desarrollo. No obstante, toda la recuperación de los niveles de productividad de la mano de obra entre el mundo en desarrollo y el mundo desarrollado entre 1991 y 2011 correspondió a las tres regiones de Asia, mientras que otras regiones se quedaron a la zaga. Y nuevamente reiteramos que a nivel mundial, se estima en 1.520 millones el número de trabajadores en situación de vulnerabilidad en el empleo en 2011, un incremento de 136 millones desde 2000, y de casi 23 millones desde 2009. En la región de Asia Oriental el número de trabajadores en situación de empleo vulnerable se ha reducido en 40 millones desde 2007, en comparación con los incrementos de 22 millones en el África Subsahariana, 12 millones en Asia Meridional, casi 6 millones en Asia Sudoriental y el Pacífico, 5 millones en América Latina y el Caribe, y más de 1 millón en Oriente Medio. La proporción de mujeres en situación de vulnerabilidad laboral es del 50,5 por ciento, y excede a la de los hombres (48,2 por ciento). Las mujeres tienen muchísimas más probabilidades de encontrarse en esa situación que los hombres en África del Norte (55 por ciento y 32 por ciento, respectivamente), Oriente Medio (42 por ciento y 27 por ciento, respectivamente) y el África Subsahariana (casi el 85 por ciento y el 70 por ciento, respectivamente) todo esto mientras transcurre apaciblemente una tendencia universal: hasta el 90 por ciento del gasto público adicional mundial se ha destinado al rescate de bancos y su industria financiera. En tal sentido, la OIT estima que es preciso robustecer los incentivos para que la recuperación de la inversión sea más rápida – aumentándola en otros 2 puntos porcentuales del PIB mundial, o en 1.200 millardos de dólares de los Estados Unidos en todo el mundo – a fin de colmar por completo la brecha de empleo abierta por la crisis. En el mundo, casi 27 millones de personas empezaron a buscar trabajo, sumándose al ya elevado número de 171 millones de desempleados que


había antes de la crisis; está previsto que esta brecha vaya ensanchándose a medida que más gente se sume a la búsqueda de un empleo productivo. El crecimiento económico mundial se ha desacelerado drásticamente: en comparación con el 5,1 por ciento del año 2010, el año 2011 cayó al 4 por ciento, y se prevé que a mediano plazo haya una desaceleración mayor. En parte, ello guarda relación con el todavía mediocre crecimiento en las economías avanzadas. Habida cuenta de la necesidad de que la economía mundial absorba un promedio de 40 millones de nuevos integrantes del mercado de trabajo al año, incluso una desaceleración leve de la actividad económica mundial de 0,2 puntos porcentuales equivaldría, por lo tanto, a un aumento de 1,7 millones de desempleados para 2013. Como ya se indico pese al aumento del desempleo mundial, los países han incrementado el gasto público particularmente con destino al ítem de rescate financiero de la banca e industria, en contraste con los fuertes recortes del componente social del gasto público, sin embargo este último aspecto ha ido acompañado por masivas y profundas "reformas" tributarias. De este modo, Alemania ha impuesto como política de reajuste impositivo una reforma tributaria tendiente a producir una "Consolidación anual" de 25.000 millones de euros para el período 2010-2014, es decir, 125.000 millones de euros, cuyos beneficiarios directos están en el sector financiero. Por su parte, Australia aumentó los impuestos sobre los productos del tabaco y el impuesto federal sobre la renta; traducido en un impuesto sobre la renta del 30 por ciento para casos de «superbeneficio» en el sector de la minería (julio de 2012). En Brasil para el año 2012 los recortes de los gastos sirvieron para lograr un superávit fiscal primario del 3,1 por ciento del PIB en 2011. A su vez en Canadá para el período 2011-2014 se prevén recortes en el programa federal de gastos en especial, a nivel salarial en el sector público y recortes en los costos de funcionamiento de los departamentos federales. En Dinamarca, para el año 2010-2015 se ha establecido el "Congelamiento nominal" de varias prestaciones sociales (desempleo; ayudas financieras a estudiantes; bienestar, etc.) y una drástica reducción de la duración de la prestación por desempleo, e introducción de un techo en las prestaciones familiares, además de Impuestos especiales más elevados sobre los comestibles no saludables y sobre el tabaco. La misma tendencia se observa en Eslovenia con el anuncio de reducción del déficit presupuestario mediante el recorte de las inversiones estatales, de modo de aumentar la masa de capital-dinero disponible para el rescate financiero. En España se ha establecido la supresión de puestos de trabajo en el sector público, fuertes recortes salariales, introducción de un nuevo impuesto sobre la renta; recortes de las prestaciones por recién nacido; reducción de la inversión pública, drásticos recortes de las pensiones públicas y las respectivas prestaciones en salud y educación, además de la privatización y venta de activos del sector público, estimándose que una tercera parte de las empresas públicas será cerrada o vendida en el período 2010-2013. En Estados Unidos, por su parte, se implementa la «Ley de control presupuestario», promulgada en agosto de 2011, que da lugar a una reducción global del gasto público equivalente a 1,88 billones de dólares de los Estados Unidos en el período comprendido entre 2012 y 2021 con recortes en beneficios previsionales y salariales de trabajadores del sector defensa; educación; parques nacionales ayuda para la vivienda a personas de bajos ingresos e investigación médica, entre otros. A su vez, en Estonia, para el período 2012-2021 se aumenta el IVA en 2 puntos porcentuales además de la creación de impuestos especiales, reducción de las prestaciones sociales (salud, pensiones), recortes en gastos de funcionamiento burocrático-público, aumento de las cotizaciones al segundo pilar del sistema de pensiones y de las cargas por ventas de tierras, recortes de los gastos discrecionales 2011-2014. En Francia se registran notables recortes de las pensiones públicas, la atención de salud y la administración pública, aumento de la edad de jubilación (de 60 a 62 años de edad para 2017), aumento del impuesto sobre el capital, aumento de 1 punto porcentual sobre la tasa del tramo máximo del impuesto sobre la renta. En Grecia, se ha establecido una profunda reforma tributaria y la eliminación de las exenciones fiscales, el aumento de los impuestos sobre la propiedad inmobiliaria, la creación de impuestos especiales sobre los cigarrillos y el alcohol, impuestos más elevados sobre los teléfonos móviles y el combustible, en especial,


impuestos sobre las empresas más rentables y sobre los bienes raíces de gran valor, la reducción en el gasto gubernamental general en prestaciones ligadas a los salarios, la congelación de la contratación en el sector público y, la sustitución parcial de funcionarios públicos que se jubilan amén de la reducción de los costos de funcionamiento del sector público y de las subvenciones a los fondos de pensiones, ligado con la fusión y drástica reducción del número de entidades y órganos públicos vinculados con las autoridades locales. En Hungría, para el período 2010-2014 se ha planeado la introducción de un tipo impositivo fijo del 16 por ciento sobre los salarios durante dos años, recortes en el sector público (reducción de salarios, eliminación de determinados beneficios), el establecimiento de un impuesto durante seis años para las instituciones financieras, la reducción de la burocracia en beneficio de los inversores, la prohibición de las hipotecas en moneda extranjera. Por otro lado, en la India, para el período 2011-2013 se ha dispuesto la reducción del gasto del sector social, lo mismo que en Indonesia, con medidas adicionales tendientes a la ejecución de actividades encaminadas a reducir la corrupción y mejorar la eficiencia del gobierno y la observación de la normativa fiscal. En Irlanda, se verifica aumento de impuestos y recortes de gastos (salarios del sector público, prestaciones de bienestar social). En Italia, nuevamente se observa la congelación de la contratación y los salarios en el sector público, recorte del gasto en salud pública, fortalecimiento de las actividades de lucha contra la evasión fiscal, reducción de las transferencias del gobierno central a los gobiernos regionales y locales. En Japón para el período 2010-2012, se congeló el gasto primario, se limito la deuda soberana a los niveles de 2011. De otra parte del mundo, Letonia, se informa el aumento del IVA (3 puntos porcentuales), la introducción del impuesto sobre la renta del capital, el aumento del tipo impositivo fijo sobre la renta personal (3 puntos porcentuales), el incremento de la base fiscal del impuesto sobre la propiedad inmobiliaria, recortes salariales en el sector público, recorte de las pensiones, reformas estructurales en sectores de la administración, la educación y la sanidad públicas con una relación entre carga impositiva al capital y carga impositiva sobre la masa de asalariados, en una razón 20:80. En otro país vecino, Lituania nuevamente observamos el mismo patrón: recorte salarial, reducción de las asignaciones presupuestarias para pensiones y gastos en personal militar, recorte de la indización del salario mínimo, revisión de las prestaciones ligadas a la licencia de maternidad, "racionalización" o recorte del gasto público, aumento del tipo impositivo fijo del impuesto sobre la renta al 20 por ciento, incremento de impuestos especiales (combustible; tabaco; juego), introducción de un impuesto de sociedades sobre entidades agrícolas. De otra parte, en Países Bajos el recorte de gastos sociales y aumento impositivo por valor de 18.000 millones de euros anuales hasta 2015 (un 3 por ciento del PIB), centrando los recortes en reformas de la seguridad social con criterios más estrictos para tener derecho a la prestación para el cuidado del hijo o la prestación de discapacidad y de desempleo, recortes en la cooperación para el desarrollo y el gasto militar. En Portugal para el período 20112015, se ha establecido la reducción de la contratación y de los salarios en el sector público, el incremento del IVA y de los impuestos sobre las rentas elevadas, la congelación de las pensiones, la imposición de una cotización especial sobre las pensiones superiores a 1.500 euros, la reforma en sentido limitante y restrictivo del sistema de prestaciones de desempleo 2010-2013 Reino Unido Medidas de emergencia: supresión del fondo fiduciario en favor de la infancia, el recorte de los programas de empleo (fondo Young Person‘s Guarantee), la congelación de la contratación en la administración pública, ell aumento del IVA (2,5 por ciento). En Rumania, se estableció la reducción en 25 por ciento de los salarios en el sector público; 15 por ciento de reducción de las pensiones y las prestaciones de desempleo. Mientras tanto, en la Federación de Rusia, se notifican incrementos de los impuestos sobre la renta de los sectores no energéticos y reducción del déficit hasta 2014. En Turquía, para el período 2010-2014 se implementa el «proyecto de ley sobre una regla fiscal», que contempla recortes en la seguridad social, en la administración local y provincial, en las prestaciones de desempleo, además de impuestos a las empresas con capital flotante. Todas las medidas anteriores tienen un solo propósito, engordar el fondo mundial de plusvalía, verdadero bebedero de plusvalía de las burguesías del mundo, subrayándose la estricta regla de sacar de acuerdo a la proporción y magnitud del capital invertido. Los sectores burgueses más débiles y de


menor cuantía de capital están llamados a perecer por inanición y en el mejor de los casos a sobrevivir con cuotas de plusvalía recortadas en beneficio de los mayores capitales, se cierra para ellos el bebedero: se adviene una nueva escala de centralización y concentración de capitales. Esta es la contribución y consolidación de una nueva política fiscal, tendiente a agilizar el trasvasije de plusvalía desde las arcas del Estado y desde las los bolsillos de la masa asalariada a las burguesías locales, ansiosas de "reciclar" y licuar la plusvalía en la forma de capital dinero. Además, una importante contribución al incremento de los gastos guarda relación con las sustanciales medidas de apoyo al sector financiero adoptadas al iniciarse la crisis, en particular, en algunos países europeos. El destinatario de estos programas fiscales de apoyo – afirma IIEL- fue el sector bancario; en algunos casos, llegó a destinarse el 90 por ciento del gasto público adicional al rescate de bancos y la compra de activos financieros en peligro. Se estima que sobre 77 países, gran parte del presupuesto total del gasto público adicional, que ascendía a 2,4 billones de dólares de los Estados Unidos en los años de crisis, correspondía a los países de renta elevada, cuya proporción era de 1,9 billones de dólares de los Estados Unidos, mientras que la de los países de renta media y renta baja ascendía a 520.000 millones de dólares. Del presupuesto sectorial de 1,9 billones de dólares de los Estados Unidos de los países de renta elevada, 1,2 billones (casi dos tercios) se destinaban al sector financiero. Este rescate financiero eclipsó a todos los demás sectores destinatarios de ayuda en los países de renta elevada, y su cuantía superaba ampliamente a la del gasto en salud (8 por ciento), educación e infraestructura (5 por ciento respectivamente). Los rescates, a menudo incondicionales, del sector financiero en las economías avanzadas han agravado los problemas de la deuda soberana, en particular en la eurozona y ello tuvo repercusiones significativas sobre la economía mundial. De hecho, al adquirir activos en peligro y permitir que, para poder realizar sus actividades financieras, los bancos se beneficiaran a gran escala de acceso directo al crédito del Banco Central, los formuladores de políticas los aliviaron de sus limitaciones de liquidez para evitar una crisis masiva. Al mismo tiempo, se reforzaron los incentivos para que los bancos privados compraran importantes cuantías de deuda soberana, pues las garantías públicas aliviaban los requisitos respecto de ese capital, y el rendimiento de los bonos soberanos se disparó. A resultas de ello, en el punto máximo de la crisis financiera, los bancos – que dependían esas garantías – comenzaron a comprar deuda soberana de los países de la eurozona, previendo utilizar esos activos para obtener liquidez a través del Banco Central. El consiguiente cambio en la composición de los activos de los bancos no sólo ha debilitado más al sector bancario de algunas economías avanzadas, sino que también ha situado en una situación de entrega y absoluta vulnerabilidad y funcionalidad de los gobiernos respecto de la banca mundial. En cambio, en la mayoría de las economías emergentes se dio prioridad a las exportaciones y a la llamada economía real. De su presupuesto para los sectores económicos por un valor total de 520.000 millones de dólares de los Estados Unidos, la mayor asignación correspondía al sector de las manufacturas, el equivalente a un 22 por ciento, seguido de un 9 por ciento a la agricultura, un 5 por ciento a las finanzas y otro 5 por ciento a la construcción, y un 4 por ciento a infraestructuras. En las economías emergentes el mayor número de países, 40, adoptaron políticas de apoyo a las exportaciones; 31 países apoyaron la agricultura; 28 la manufactura; 19 la construcción; y 17 las finanzas. Aunque las infraestructuras no figuraban en bloque separado, a poca distancia de éstas se situaban las comunicaciones, con el apoyo de nueve países, y los servicios de distribución, con el apoyo de siete países. Para prevenir el incumplimiento de la deuda soberana de uno de sus Estados miembros, para mantener la solvencia soberana de algunos de sus Estados miembros, y para atajar unos tipos de interés elevados a largo plazo, que neutralizarían la recuperación en curso en la eurozona, el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (ECOFIN) – junto con el Fondo Monetario Internacional – adoptó algunas medidas de ayuda a corto plazo. A tal fin, se creó el Fondo Europeo


de Estabilidad Financiera (FEEF), junto con el Mecanismo Europeo de Estabilización Económica (EFSM), dos dispositivos provisionales de financiación, para ayudar a los países en situación problemática. Juntos, el FEEF y el EFSM proporcionan una red de seguridad financiera para la deuda soberana de los países de la UE, que asciende a más de 1 billón de euros. Para mediados de 2013, está previsto sustituir estos mecanismos provisionales por el Mecanismo Europeo de Estabilidad, o dejarlos como complemento de este último; los límites correspondientes se han de aprobar mediante un tratado que deben suscribir los países miembros de la UE Y volvemos sobre la misma, al año 2012 el mundo proletario se encuentra ante una dura realidad: actualmente, uno de cada tres miembros de la fuerza de trabajo está desempleado o es pobre. Es decir que de una fuerza de trabajo de 3.300 millones de integrantes a nivel mundial, 200 millones están desempleados, y otros 900 millones viven con su familia con ingresos inferiores al umbral de pobreza de 2 dólares de los Estados Unidos por día. De hecho, dado que estas estimaciones sobre la pobreza no incluyen a los pobres de las economías desarrolladas, las cifras no reflejan la verdadera magnitud del déficit de empleo. Por cuarto año consecutivo, los niveles de desempleo en el mundo continuaron siendo elevados en 2011: hubo más de 197 millones de desempleados en el mundo, cifra que no registró cambios respecto del año precedente, e incluso superior en casi 27 millones a la de 2007. La cantidad de desempleados en el mundo creció en 5,8 millones en 2008, para luego trepar meteóricamente en más de 21 millones en 2009, un aumento de la tasa que varió del 5,5 por ciento al 6,2 por ciento. El desempleo en el mundo permanece sin cambios a una tasa de alrededor del 6 por ciento, a pesar del rápido crecimiento económico del 5,1 por ciento en 2010 y del 4 por ciento en 2011. La proyección en la tasa de desempleo en el mundo, añade otros 3 millones de desempleados en el mundo, hasta alcanzar un total de 200 millones en 2012. En este marco el desempleo en el mundo aumentaría a 204 millones en 2012, y a 209 millones en 2013. La máxima repercusión se prevé en la región de las economías desarrolladas y la Unión Europea, que tendría unos 3 millones más de desempleados en 2012 y unos 4 millones adicionales en 2013. La tasa de desempleo de esta región aumentaría al 9 por ciento en 2012 y al 9,1 por ciento en 2013, respecto de las proyecciones precedentes del 8,5 por ciento para 2012 y del 8,4 por ciento. Las tres regiones asiáticas acumularían 1,4 millones (casi el 2 por ciento) más de desempleados en 2013 que en la proyección de referencia. El desempleo mundial aumentaría en otros 2 millones en 2012 (5 millones más que lo previsto), y en otros 3 millones en 2013 (9 millones más que lo proyectado). El desempleo mundial aumentaría a 212 millones para 2014 y se mantendría elevado al menos hasta 2016. Es menester en este punto destacar que en el marco conceptual y metodológico la fuerza de trabajo de un país equivale a la suma de personas con empleo y sin empleo. Para encontrarse en el grupo de los desempleados, la persona no debe haber trabajado (incluso por una hora) durante el período de referencia y debe haber buscado empleo activamente y haber estado dispuesta a aceptarlo. Se considera económicamente inactiva (es decir, fuera de la fuerza de trabajo) a toda persona que ha decidido dejar de buscar trabajo porque cree que no tiene posibilidades de encontrar uno, y por lo tanto, no está incluida en el grupo de los desempleados. Esto también se aplica a los jóvenes que optan por permanecer en el sistema de escolarización más de lo que deseaban y esperan para buscar empleo debido a la falta de oportunidades laborales. Si bien las tasas de participación han disminuido en muchos países a medida que ha ido aumentando el desaliento, es importante tener en cuenta que se prevé que la fuerza de trabajo en el mundo crecerá en 400 millones durante la década que comienza en 2012. Se calcula que las regiones de Oriente Medio, África del Norte y África Subsahariana experimentarán el crecimiento más rápido en la fuerza de trabajo. La cantidad de trabajadores en el mundo no cesa de aumentar, aunque el ritmo del aumento se ha ralentizado en los últimos años en la medida que importantes masas de trabajadores dejan de buscar trabajo. Tras un crecimiento anual promedio en el empleo mundial de 52 millones de trabajadores entre 2004 y 2007, el aumento del empleo disminuyó abruptamente a una media de sólo 33 millones durante los


años de la crisis de 2008 a 2011. En 2008, se alcanzó una cifra récord de sólo 14,2 millones, el nivel más bajo de crecimiento del empleo mundial hasta ahora observado (considerando las estimaciones disponibles desde 1991). A la cantidad existente de trabajadores en el mundo se le añadieron 38,1 millones en 2009, el año en el que la economía se contrajo un 0,7 por ciento. A pesar de la repentina recuperación del crecimiento económico mundial en 2010, a una tasa del 5,1 por ciento, la cantidad de personas empleadas en el mundo aumentó en sólo 37,5 millones, aún muy por debajo de las proyecciones. Sin embargo, el mundo en desarrollo no es homogéneo: se observan grandes diferencias en los niveles de productividad y las tasas de crecimiento entre las regiones en desarrollo. El nivel de producción por trabajador en la región de Oriente Medio fue del 53 por ciento del nivel correspondiente en la región de las economías desarrolladas en 2011; no obstante, en Oriente Medio se ha registrado un crecimiento de la productividad más lento que en la región de las economías desarrolladas y, en consecuencia, la relación ha disminuido con respecto al 64 por ciento de 1991. Las tres regiones que presentan los siguientes niveles más altos de productividad de la mano de obra: Europa Central y Sudoriental (no UE) y la CEI (con una producción por trabajador equivalente al 35 por ciento del nivel registrado en la región desarrollada en 2011), América Latina y el Caribe (32 por ciento del nivel de productividad registrado en la región desarrollada en 2011) y África del Norte (25 por ciento del nivel de productividad registrado en la región desarrollada en 2011) han vivenciando caídas en los niveles de productividad respecto de la región de las economías desarrolladas y la Unión Europea durante el período comprendido entre 1991 y 2011. Este es también el caso del África Subsahariana, donde la producción por trabajador se mantuvo en sólo el 8 por ciento del nivel de las economías desarrolladas. Entre estas regiones, en el período comprendido entre 2011 y 2016, la región de Europa Central y Sudoriental (no UE) y la CEI es la única región en la que se calcula una reducción en la brecha de productividad respecto de la región de las economías desarrolladas y la Unión Europea, con un aumento proyectado del 35 por ciento al 39 por ciento de los niveles de productividad en las economías desarrolladas. Por otro lado, en las tres regiones de Asia se observó un enorme crecimiento de la productividad y se encuentran en un firme camino de convergencia con las economías desarrolladas, a pesar de los muy bajos niveles iniciales de productividad. Por lo tanto, en las regiones de Asia se registró toda la equiparación lograda en los niveles de productividad entre las regiones desarrolladas y en desarrollo entre 1991 y 2011. Ello se debió en gran medida al crecimiento de la productividad en Asia Oriental, donde la producción por trabajador se ubicó al 20 por ciento del nivel de las economías desarrolladas en 2011, respecto de sólo el 6 por ciento en 1991. Se calcula que esta cifra subirá al 26 por ciento en 2016. La cifra de Asia Meridional aumentó del 6 por ciento del nivel en las economías desarrolladas en 1991 al 11 por ciento en 2011, y se prevé que alcance el 13 por ciento en 2016. En Asia Sudoriental y el Pacífico, la producción por trabajador fue del 14 por ciento del nivel de las economías desarrolladas, lo que indica un aumento respecto del 10 por ciento en 1991. Se calcula que el nivel aumentará levemente al 15 por ciento en 2016. El crecimiento de la productividad relativamente débil en gran parte del mundo en desarrollo fuera de Asia es uno de los factores clave que explica la persistencia en la cantidad de trabajadores pobres, En octubre de 2011, la OIT publicó nuevas estimaciones de las cifras de trabajadores pobres, sobre la base de 60 encuestas nacionales por hogares y un modelo de estimaciones econométricas actualizado y mejorado. Se estima que en 2011, 456 millones de trabajadores en el mundo vivieron con ingresos inferiores al umbral de pobreza de 1,25 dólares de los Estados Unidos por día. Pese a observarse un cambio de rumbo cíclico en la productividad durante la recuperación de 2010, las tasas de inversión continúan estando por debajo de los niveles anteriores a la crisis en la mayoría de los países desarrollados y Europa, a excepción de Alemania, Canadá, Italia y Suecia, donde la proporción de inversiones excedió la registrada un año antes. Esto puede explicarse en parte por las condiciones financieras de las empresas, toda vez que las grandes firmas han acumulado suficiente flujo de caja libre para permitirse poner en marcha sus programas de inversión con rapidez. Esto hizo que entre 2008 y 2011, el empleo industrial descendiera 0,8 puntos


porcentuales, y durante el período siguiente a 2000 la proporción de empleo en la industria apenas registrara un pequeño aumento de 0,7 puntos porcentuales. Por otro lado, la mayoría de los nuevos puestos de trabajo en América Latina y el Caribe siguieron creándose en el sector de los servicios, sector en que se han acumulado grandes masas de dinero que no se han convertido en capital y que conlleva a un estancamiento de la COC. Entre 2000 y 2011, la proporción de empleos en este sector con respecto al empleo total aumentó en 3,6 puntos porcentuales, alcanzando el 62 por ciento en 2011. Se trata de la proporción más alta de todas las regiones, a excepción de las economías desarrolladas y la Unión Europea. Pese a que en América Latina y el Caribe la proporción de empleo industrial es similar a la de las economías desarrolladas y la Unión Europea, la producción por trabajador no llega siquiera a la tercera parte de la de las economías desarrolladas. Ello no sólo se debe a una proporción mucho mayor de empleo en la agricultura, sino también a niveles de productividad promedio inferiores en el sector de los servicios. También se observan importantes diferencias en los niveles de productividad y en las tasas de crecimiento dentro de la región; así pues, el nivel de productividad del Brasil es bastante menor que el de otras grandes economías, como la Argentina y Venezuela, mientras que en algunos países del Caribe los niveles son sustancialmente bajos. En algunos países de esta nueva locomotora de capitalismo mundial. EL ROL DEL ESTADO COMO INSTRUMENTO MATERIAL DE EXPLOTACIÓN AL SERVICIO DE LA CLASE BURGUESA. O CUANDO LA “ECONOMÍA” MUESTRA SU VERDADERA IDENTIDAD A SABER, “ECONOMÍA POLÍTICA”. Una de las afirmaciones comúnmente olvidadas y que le dan esa especificidad histórica tan potente a ―El Capital‖ es aquella relativa a la economía política y los economistas. En tanto falsa ideología, la economía se presenta con un carácter científico, objetivo, neutro y abstracto, y sus cultores, aquellos ideólogos llamados ―los economistas‖, se nos aparecen como los científicos de la burguesía. Obvian deliberadamente la relación intrínsecamente directa y profunda entre clases sociales, conciencia, Estado y estructura material. La causa de este falseamiento proviene de la incapacidad para comprender la naturaleza del capital y las leyes históricas que le rigen. El capital entendido como ―cosa‖ material externa y ajena a las relaciones sociales, se convierte en un hecho positivo presente en los más diversos escenarios históricos, independiente de la conciencia y de los intereses de clase de la burguesía. Surge así un ―objeto de estudio‖ absolutamente idéntico en sus propiedades a las propias de iones, haces, átomos y moléculas. Sin embargo, los comunistas, los verdaderos científicos de la clase proletaria, sabemos que el capital no es un hecho natural ni físico, sino más un hecho social, histórico, nacido a partir de relaciones sociales, reproducido y ampliado a partir de la tensión entre conciencia y fuerzas materiales. Y el método para su estudio no puede ser otro que el materialismo dialéctico, pues su estudio implica necesariamente la participación como transformador y protagonista de aquellas relaciones sociales. En este sentido, el comunista no es científico porque se separe de su objeto de estudio, sino por el contrario, alcanza su cientificidad apropiándose, transformándose en arquitecto y conductor, un revolucionario de las condiciones históricas y materiales que hacen posible la existencia del capital. Una de esas condiciones históricas insalvables e ineludibles es el Estado Burgués. Desafortunadamente, alguna de las recientes tendencias nihilistas y pequeño burguesas sostienen la existencia de un Estado Burgués fantasmal, vaciado de su origen, ajeno a sus funciones como promotor y articulador político y material de las relaciones socio-históricas que hacen posible la existencia del capital. Como mucha cosa le reconocen su función como represor al servicio de la clase burguesa, pero aún esta característica es relegada a un segundo plano a fin de justificar la mentada tesis sobre el poder dual burgués y la existencia de un cascaron vacío, ya prescindible para la burguesía. Empero, quienes sostienen esta tesis pasan por alto una consideración fundamental: la violencia ejecutada por el Estado burgués ya es por sí misma una función material de la burguesía en los procesos de


valorización del capital. La violencia estatal como motor económico y lumbre de la lucha de clases es una de las funciones del estado burgués extensamente analizado en este libro. La conclusión a la que llegamos es diametralmente opuesta a la de nuestros teóricos post marxistas, la burguesía y su Estado se han radicalizado, han profundizado y densificado el entramado institucional estatal para la ampliación del capital. Lejos de crearse un poder dual burgués para estatal, el Estado burgués se ha sofisticado y ha adquirido nuevas e inestimables funciones y contenidos para la clase burguesa y el imperialismo. Pero el concepto de Estado se encuentra ligado a la economía política. No puede ser de otro modo. El concepto de economía política proviene de Aristóteles, y designaba la ciencia de las leyes de la economía doméstica. El concepto comenzó a usarse a principios del siglo XVII. La introdujo Montchrétien al publicar en 1615 el libro titulado "Tratado de Economía Política". Su objetivo eran las leyes de la economía del Estado. En efecto, el autor citado se ocupo de las finanzas del Estado en pleno proceso de consolidación del absolutismo en Francia. Posteriormente este concepto fue usado para la investigación de la actividad económico-social. Actualmente en las universidades se usa el concepto "Economía" a secas, siguiendo la tradición de Alfred Marshall quién titulo su obra en 1890 "Principios de Economía". Se puede considerar como primer antecedente de la economía política, los trabajos de mercantilistas53 y fisiócratas54. Los mercantilistas explican el origen de la riqueza a partir de la "circulación" o comercio. A su juicio la riqueza la generaban las naciones vendiendo mercancías por sobre su valor. Lo que se buscaba era tener balanzas comerciales positivas. Es decir, vender caro y comprar barato. Para el logro de este objetivo se debía incentivar la producción de manufacturas caras, único medio para lograra acumular metales preciosos (oro y plata). Por su parte los fisiócratas sostenían que la riqueza se generaba en el ámbito de la producción. Es decir, el valor generado por el trabajo era superior al valor consumido en el proceso de trabajo. A su juicio, la rama donde se operaba la verdadera generación de riqueza era la agricultura, mientras que la industria sólo se limitaba a transformar la riqueza producida por la agricultura. Por tanto la riqueza estaba determinada de manera natural. De este modo se acuño el concepto de renta de la tierra, o fuente de todo valor en la sociedad. Más adelante Adam Smith y David Ricardo55, fueron dos de los economistas que con sus elaboraciones en el siglo XVIII contribuyeron a formar lo que posteriormente se conoció como economía política. Sus estudios se enmarcaron dentro de los procesos históricos en que la burguesía capitalista luchaba por una revolución en el orden económico, político y social generando Estado, Gobierno, Sociedades y Cultura capitalistas distintas a las estructuras estamentales, feudales y absolutista de las que no se sentían parte. En el caso de Smith, el objeto de estudio de la economía política era el estudio del trabajo social y la división social del trabajo como fuente de riqueza de las naciones y la manera en que esta riqueza influía en las relaciones sociales en que se efectuaba el trabajo. Smith sostenía que el mercado ordenaba a los individuos mediante la ley de la oferta y la demanda o "mano invisible". En el caso de Ricardo, la economía política debía estudiar cómo se repartía el ingreso entre las tres principales clases sociales: terratenientes, trabajadores y capitalista. 53

Algunos autores mercantilistas: William Petty: "Tratado sobre tributación y contribuciones", 1662 y Ricachard Cantillón: "Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general", 1775 54 Algunos autores fisiócratas: James Steuart: "Principios de Economía Política" (1805); y Jacckes Turgot: "Reflexiones sobre la formación y distribución de la riqueza", 1766 55 Smith, Adams (1723-1790): ―Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones‖, Londres 1776. (ver versión del FCE, México 1958). Ricardo, David (1772-1823): ―Principios de economía política y tributación‖, Londres, 1817. (ver versión del FCE en ―Obras y Correspondencia‖, editado por Piero Sraffa (8tomos), 1958 a 1964.)


En ambos casos el énfasis era entender la relación que existía entre sociedad, economía y política. Es decir, se trataba de entender las leyes sociales que motivaban a repartirse el producto social de una determinada manera. En este sentido era un absurdo hablar de economía a secas pues, en tanto ciencia de las relaciones sociales, debía comprender el estudio de los factores políticos que determinaban la distribución del producto entre las distintas clases sociales. A juicio de Ricardo, la agricultura estaba sometida a la ley de los rendimientos decreciente, lo que en un contexto de aumento de la población56, provocaría un aumento de la renta y esto llevaría al estancamiento económico. En base a este último aspecto, Carlos Marx57 (junto a su infatigable amigo Federico Engels) comenzó a realizar un profundo análisis de lo que hasta entonces era el cuerpo de conocimiento de la economía política. A Marx le correspondió vivir los procesos de toma de conciencia del proletariado ante las terribles condiciones de existencia en que las revoluciones burguesas habían sumido a los trabajadores. Su crítica se centró en el hecho de que la economía política debía centrarse en el estudio de las relaciones sociales históricamente determinadas por el desarrollo de las fuerzas productivas y no en las leyes de la distribución como sostenían los ―clásicos‖ Smith y Ricardo. Partiendo de este principio su estudio se centro en las leyes de la producción capitalista de Inglaterra en el siglo XIX, llegando a elaborar una detallada teoría sobre la plusvalía haciendo una minuciosa y rigurosa crítica de la teoría del valor sostenida por Smith y Ricardo. La burguesía europea contemporánea a Marx se vio bastante complicada por el ascenso teórico y político del movimiento obrero, por lo que comenzó a buscar nuevos explicaciones para los problemas económicos que tuvieran como norte deshacerse de la teoría de la explotación capitalista y generar condiciones para la incorporación de los trabajadores al sistema político electoral en condiciones de progresiva participación en el consumo masivo en el mercado capitalista. En esta perspectiva, aparecieron una serie de obras cuyo principal argumento era que todo comportamiento humano estaba presidido por el deseo de maximizar el placer obtenido de las cosas. Sería ocioso nombrar a todos los teóricos que trabajaron tras esta idea58, pero esencialmente todos convergieron en las siguientes conclusiones: 1) La economía debía calcular matemáticamente la relación psicológica entre el hombre y las cosas: de esta manera se desarrolla el concepto de utilidad marginal59. 2) La sociedad se compone de individuos egoísta que buscan aumentar el placer que generan los bienes y maximizar sus ingresos monetarios60. 3) La economía deja de estudiar la producción y distribución desde el punto de vista de las relaciones sociales (hombre-hombre) y pasa a ocuparse del estudio de las relaciones entre hombre-cosa. Es decir, comienza a estudiar la actitud del hombre con necesidades ilimitadas frente a la ley de la escasez. Con esto desaparece el concepto economía política y pasa a llamarse simplemente economía61. En consecuencia, a juicio de Robbins la ciencia económica pasa a estar presente en todos los dominios de la vida humana en tanto los hombres deban jerarquizar fines en un plano de necesidades ilimitadas y medios escasos.

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Ricardo en este aspecto era partidario de la tesis de Robert Malthus, quien sostenía que el crecimiento de la población llevaba a la caída de los salarios. Asimismo, estableció la ley de que la población aumenta en forma geométrica mientras los alimentos aumentan en forma aritmética. Al respecto ver: "Ensayo sobre el principio de la población (1798). 57 Marx, Carlos (1818-1883): ―El Capital: Crítica de la Economía Política‖ 3 vol. Londres (1867-1894), (ver versión FCE 1946 por Wenceslao Roses). 58 Por nombrar algunos: Jevons Stanley ―La teoría de la economía política‖, 1871; Mill, John Stuart ―Principios de economía política, con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social‖, 1848 (ver FCE, 1951). 59 Por ejemplo véase a Vilfredo Pareto (1848-1923), en su "Manual de Economía Política", Editorial Atalaya, Buenos Aires 1946. 60 Por ejemplo véase John Stuard Mill, op. Cit. 61 Al respecto véanse a Alfred Marshall, op. cit. y Lionel Robbins, "Ensayo sobre la naturaleza y significación de la ciencia económica", FCE, 1944


En sus aspectos desarrollados, estas ideas dieron origen a los "monetaristas", "neoclásicos", "marginalistas", "economía del bienestar"62, keynesianos63, entre otros. Por último debe contarse la escuela económica alemana o "escuela histórica". Esta escuela nace de la filosofía alemana de Hegel. Critica el ahistoricismo de las escuelas de economía política sucesoras de los clásicos. Concibe a la sociedad como un proceso histórico en desarrollo. A juicio de estos economistas la economía política debía estudiar la historia económica limitándose a recolectar hechos. Estos economistas creen que no existen las leyes económicas, por lo que prefieren la historia económica descriptiva. En esta escuela, la economía tiene alcance territorial. Por este motivo se habla de "economía nacional", pues la nación es el principal factor económico. Algunos de sus precursores se acercaron a Marx por la valoración de la historia, como por ejemplo Sombart64 y Weber65. De otro lado, es ineludible observar algunas características fundamentales del Estado bajo el keynesianismo. El keynesianismo, es la popularización de las ideas del economista inglés John Maynards Keynes (1883-1946). Keynes vivió en medio de un contexto histórico caracterizado por la crisis global del capitalismo, por lo que sus escritos (en particular ―Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero‖ de 1936) no pueden leerse si no son contextualizados en esa crisis. Varios eran los elementos de la crisis de principios de siglo. Desde el punto de vista político están las revoluciones sociales mexicana (1910), rusa (1917), China (1911); además de los gigantescos movimientos obreros con programas revolucionarios en Europa y de la crisis de legitimidad de las repúblicas oligárquicas en América Latina. Desde el punto de vista social, las clases dominantes de los distintos países occidentales se veían sumidas en una profunda crisis debido a la incapacidad de su paradigma ideológico liberal de resolver la crisis social producida por el capitalismo. A esta crisis debe agregársele la primera guerra mundial, fruto de los deseos alemanes de participar de las reparticiones imperialistas a las cuáles habían llegado tarde debido a su posterior desarrollo capitalista en relación a Inglaterra y Francia. Es en este contexto en que cristaliza la crisis económica mundial de 1929. La crisis de 1929 tiene varias causas. La más popular es la que sostiene que en esa fecha habría coincidido a nivel mundial una sobreproducción con un subconsumo. Es decir la capacidad del capitalismo se habría multiplicado a tal punto que habría superado con creces la capacidad de consumo de los mercados. De esa manera se habría producido una excesiva oferta de mercancías que hizo a los precios caer en picada. Como consecuencia las ganancias se habrían derrumbado obligando a los capitalistas a cerrar sus fábricas acentuando la cesantía que se venía arrastrando desde la primera guerra mundial. Esta crisis de producción habría incidido directamente en la especulación financiera, pues los valores de las empresas transadas se habrían derrumbado en razón a la quiebra masiva de estas. Ante tal estado de cosas los capitalistas habrían tratado de convertir 62

Su principal precursor fue: Cecil Pigou en "La economía del Bienestar", este autor sostiene que el Estado era necesario para disminuir la desigualdad del libre mercado, en particular en relación a la demanda, pues puede combatir los monopolios y generar una mejor calidad de vida. 63 John Maynard Keynes en su libro: "Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero" (1936), combate la ley de Say, es decir aquella proposición de que la oferta crea su propia demanda. Keynes sostenía que el Estado era fundamental para alentar el crecimiento económico, pues generando déficits fiscales, podía incentivar la inversión y la producción. 64 "El apogeo del capitalismo", 2 tomos, FCE, México 1946 65 "Economía y sociedad", FCE, México 1963 Para un análisis del pensamiento neoclásico ver: ―Historia de las doctrinas económicas‖, Erich Roll, Fondo de Cultura Económica, México DF, 1964


rápidamente las acciones en dinero vendiéndolas a precios irrisorios. En tales circunstancias los poseedores de acciones habrían entrado en un estado de pánico financiero, paralizando los mercados la producción, la especulación financiera y las transacciones comerciales y bancarias. Se había consumado así la crisis más grande que había azotado al capitalismo, lo que en palabras de algunos fue descrito como la muerte y derrumbe del mismo. Sin embargo, es necesario dar algunos antecedentes históricos para entender esta crisis mundial. Con la primera guerra mundial, el proceso de integración y mundialización de los mercados se estancó. Como consecuencia el comercio mundial disminuyo, lo que se vio reflejado en la disminución de préstamos, los que caen en un 90% entre 1927 y 1933. La raíz de esta pérdida de flujo de liquidez está en la espiral inflacionaria que se desató tras la primera guerra mundial. Francia al exigirle a Alemania que le pagara una tremenda indemnización por los daños causados durante la primera guerra mundial obligó a este estado a emitir dinero sin un respaldo productivo, hecho que se acentuó con la ocupación francesa de las minas de carbón del Ruhr alemán. De esta manera se crearon las condiciones propicias para la inflación: caída de la producción alemana debido a la destrucción de fuerzas productivas durante la guerra, emisión de dinero sin respaldo productivo y alza generalizada de precios. Bajo estas condiciones los ahorros de la clase media alemana perdieron todo valor, alentando la crisis socio política que daría origen al nazismo. Por su parte en Francia, la recepción de una excesiva oferta de moneda alemana desvalorizada unido a la caída de la producción aparejada por la guerra transmitió la inflación alemana a Francia. Como consecuencia, los ahorros desaparecen y las empresas no tienen capital circulante para invertir. Se va generando así una inestabilidad económica mundial, frente a lo cual Inglaterra y EEUU deciden poner freno mediante la colocación de barreras arancelarias a las importaciones, con lo cual conseguirían proteger sus economías nacionales. No obstante, en EEUU se estaba incubando otra crisis, paralela a la crisis monetaria internacional. Esta crisis norteamericana era de origen básicamente productivo. De hecho, EEUU tras la primera guerra mundial pasa a ser el principal productor y acreedor mundial (prestamista). EEUU, que era el primer exportador y el segundo importador mundial ve disminuir sus ventas en el extranjero en razón de la crisis europea. Como consecuencia, EEUU deja de comprarle al mundo importaciones que no necesitaba. Este hecho implicó la caída de la demanda mundial por materias primas, como consecuencia, la producción norteamericana de esos bienes cae junto con los precios. Este hecho provocó en el ámbito interno una crisis en el sector primario de ese país, pues al dejar de producir disminuyeron su demanda para la producción industrial interna. A raíz de este hecho, el valor de las empresas disminuye, así como también disminuyeron los préstamos. La inversión se estancó y se produjo cesantía y sobreproducción debido a los aumentos de stock de mercancías que no se consumían. Fue en este contexto en que aparecen las ideas económicas de Keynes. Este economista partió de la premisa de que la iniciativa privada era incapaz de resolver la crisis y que el único agente económico con la capacidad de sacar a la economía de la crisis era el Estado. En sí este principio conllevó la crisis de legitimidad del liberalismo y la desconfianza no sólo a la iniciativa privada sino también al mecanismo de mercado. Y esto era así porque existía un principio económico muy arraigado conocido como ―Ley de Say‖. Según este principio la oferta crea su propia demanda. Es decir, la producción tendría asegurado su consumo, por lo tanto no había posibilidad de sobreoferta ni subconsumo. Pues bien, este principio se mostró como falso durante la crisis económica. En este contexto Keynes sostuvo que existía una relación directa entre los niveles de ingreso y los niveles de empleo. Ingreso y empleo se conectarían a través del gasto o consumo. Por lo tanto si se quería aumentar la inversión se debía aumentar el gasto fiscal o gasto del Estado. En este sentido Keynes partía de la idea de que la inversión estaba determinada por los tipos de interés y por la utilidad marginal del capital (grado de deseo o necesidad atribuido a un objeto). En consecuencia, según Keynes, durante la crisis las expectativas de los empresarios sobre el futuro (utilidad marginal del capital) aumentaron, por lo tanto, con apoyo del Estado, debería aumentar la inversión (formación


de capital) a través de préstamos con baja tasa de interés que estimulara la demanda. Así el Estado a través del gasto fiscal (construcción de escuelas, carreteras, vías férreas, hospitales, puentes, etc.) estimuló la demanda para el sector privado, los cuales echaron a andar sus empresas y crearon otras en base a dinero prestado con bajo interés por el propio Estado. De este modo, tanto el Estado como las empresas requirieron más trabajadores, lo que significo una disminución de la cesantía, un aumento de los salarios y un aumento de la demanda. Mientras existió esta utilidad marginal del capital, las ganancias de los capitalistas aumentaron, lo que permitió que a través de la intermediación del Estado entre capital y trabajo, los trabajadores conquistaran derechos sociales y contribuyeran a estimular aun más el aumento del nivel de ingresos, el aumento de la demanda y por tanto el aumento de la inversión. De paso, este verdadero nuevo pacto social alejó definitivamente el fantasma de una revolución social derivada de los vicios del sistema capitalista anterior. De este modo, el Estado se convirtió en un Estado Benefactor de la sociedad reformando capitalismo y asegurando la edad de oro del mismo. En este acápite, analizamos las funciones materiales que tiene el Estado burgués en Chile, desechando la tesis antes expuesta críticamente sobre el ―poder dual burgués‖. Para tal efecto hacemos una descripción y luego una disección de la densidad de funciones económicas del Estado. El objetivo es no olvidar que nuestra lucha como clase social no es una épica romanticista ajena al devenir político cuyo único destino seria el enclaustramiento local, atomizado y despolitizado en la construcción del llamado ―poder comunitario‖, aquella respuesta inmediata que puede dar la clase proletaria a la resolución de sus ―problemas concretos de existencia‖, desentendiéndose así de la tarea fundamental de la clase proletaria, su liberación política colectiva mediante un proceso revolucionario que le hace consciente de su papel de destructor, superador y constructor de nuevas relaciones sociales y políticas, que le hacen consciente de su poder para enfrentar y vencer a la burguesía y el capitalismo, que en tanto único sujeto capaz de liberar a toda la humanidad, le hace responsable y protagonista de la dictadura de clases proletaria como proceso de lucha permanente contra el antiguo régimen del capital y la nueva sociedad socialista y comunista. Sin embargo, el problema acerca del Estado merece una atención analítica mayor. Dos son las teorías dominantes en la sociología que interpretan el papel del Estado en la sociedad: el funcionalismo y el marxismo. Para el marxismo, el Estado pertenece a la superestructura, la cual está determinada por la economía. Es decir, el Estado sería aquel conjunto de instituciones, leyes, institutos armados y burocracia que está determinado por las formas de producción. En contraste para el funcionalismo la sociedad se ordena en varios subsistemas interdependientes unos de otros por medio de la función que cumplen en la sociedad, sin que ningún subsistema (y por tanto ninguna función) sea determinante. Para el funcionalismo, el Estado pertenece al subsistema político cuya función es la conservación del equilibrio social. En consecuencia, mientras para el marxismo la economía (formas de producción) determina al Estado, para el funcionalismo no hay un determinante del Estado. No obstante el funcionalismo reconoce que el subsistema cultural es preponderante en la sociedad, porque aporta la fuerza cohesiva de la sociedad por medio de los valores y del control social del grupo sobre el individuo. La tercera gran diferencia entre estas dos escuelas es que mientras el marxismo apuesta a la ruptura del orden, el funcionalismo apuesta a la conservación del orden y del equilibrio social. En este último sentido, el marxismo le atribuye un gran papel al desarrollo de las contradicciones en la realización de los cambios sociales. Por el contrario, el funcionalismo se preocupa de eliminar los factores de desequilibrio y contradicción social a fin de poder conservar a la sociedad. La principal consecuencia de lo anterior es que el marxismo aspira a un gran cambio de una sociedad por otra, es decir al cambio de unas formas de gobierno y de producción por otras que contemplen mayores grados de dominio y libertad para los trabajadores. Por el contrario, el funcionalismo apuesta a la realización de pequeños cambio que vayan corrigiendo en forma gradual los desequilibrios en el entendido de que los cambios se


producen por pequeños ajustes dentro del sistema para conservarlo. En consecuencia, mientras el marxismo se plantea los cambios desde una perspectiva conflictualista de agudización de las contradicciones y de los antagonismos, el funcionalismo se plantea los cambios desde una perspectiva integracionista de la sociedad, apostando siempre a su cohesión. De esta manera, mientras para el marxismo el Estado es un instrumento de dominación de clase, para el funcionalismo es un subsistema regulador de los conflictos sociales. Últimamente ha aparecido una nueva concepción de Estado. Esta es la teoría de sistema derivado. En rigor, lo que plantea esta concepción teórica es que la relación entre el conjunto de las instituciones políticas y el sistema social es una relación de demanda y respuesta. De este modo, la función del sistema político es dar respuesta a las demandas que provienen del ambiente social. Es decir, el Estado debe convertir las demandas en respuestas. Las respuestas políticas se dan bajo la forma de decisiones colectivas obligatorias para toda la sociedad lo que a su vez va cambiando y transformando el ambiente social. En este sentido, esta teoría apuesta a un cambio continuo de carácter gradual o brusco de acuerdo a la capacidad para responder a las demandas. El cambio puede ser brusco cuando el Estado se vea sobrepasado y sobrecargado de demandas frente a lo cual se puede interrumpir el flujo de retroalimentación. Esto conlleva a que las instituciones políticas al no poder dar respuesta a las demandas deben sufrir un proceso de transformación que puede conllevar a un cambio completo. Formas de Estado66: Las formas de Estado se distinguen de acuerdo a las relaciones entre la organización política y la sociedad, o bien de acuerdo a las finalidades del poder político. De acuerdo con esta definición, existen dos criterios para poder distinguir las formas de Estado: el criterio histórico y el criterio de la mayor o menor expansión del Estado. De acuerdo con el criterio histórico existen las siguientes formas de Estado: a.- Estado feudal: se caracteriza por la disgregación del poder central en pequeños núcleos sociales. Las relaciones políticas son entre personas y no entre instituciones. b.- Estado estamental: es una organización política basada en órganos colegiados (o estados) que reúnen a individuos con la misma posición social. Cada estamento tiene derechos y privilegios distintos reuniéndose en asamblea para deliberar frente al poder soberano. Es una forma intermedia de Estado entre el feudalismo y el absolutismo. Las relaciones políticas dejan de ser personales y se convierten en relaciones institucionales. c.- Estado burocrático: se caracteriza por la concentración y centralización del poder. Donde por concentración se entiende el ejercicio de la soberanía, es decir, la capacidad de dictar leyes y aplicarlas, y por centralización se entiende la eliminación de los ordenamientos jurídicos inferiores. d.- Estado Absoluto: Es la primera forma del Estado burocrático. Se caracteriza por la concentración y centralización del poder territorial en manos del monarca, el que pasa a ser un déspota que elimina todo poder social intermedio. Los estamentos y corporaciones pierden su autonomía y existen solamente a condición de contar con la voluntad del soberano. e.- Estado Representativo: En una primera etapa este tipo de Estado existe combinando el principio de la tradición del rey y el principio del consenso del pueblo, lo que da como resultado una monarquía parlamentaria. En esta etapa se entendía por pueblo la burguesía que no tenía derechos 66

Sobre los tipos y formas de Estado consúltese el trabajo de Norberto Bobbio: ―Estado, Gobierno y Sociedad‖, Editorial: Fondo de Cultura Económica, 2003.


políticos y aspiraba a tenerlos. El pueblo estaba conformado por individuos, es decir por propietarios. El Estado representativo en un primer momento se basa en la representación de individuos a los que se les reconoce derechos políticos y sociales naturales. Es decir, se reconoce que todos los individuos en tato seres humanos tienen derechos naturales anteriores a la formación del Estado. Por consiguiente, el individuo podría eventualmente hacer valer sus derechos contra el Estado recurriendo a la desobediencia civil, a la resistencia y a la fuerza. Con este principio, se afirma la idea de que el individuo no es para el Estado sino el Estado para el individuo. En base a este principio, se reconoce que todo individuo es libre y tiene igualdad de derechos. Así, el Estado existe sólo a condición de la voluntad y consentimiento de los individuos, para que éste les resguarde sus derechos naturales, en particular el de propiedad. Es necesario destacar que el desarrollo del Estado representativo coincide con la ampliación sucesiva de los derechos políticos hasta llegar al sufragio universal para hombres y mujeres. Este proceso va haciendo necesaria la constitución de partidos. Así, en un primer momento (bajo el Estado monárquico parlamentario de voto restringido) los partidos surgen dentro del parlamento debido a que sólo se representa individuos. Pero luego la representación universal, se deja de representar individuos y se pasa a representar a grupos de interés y a partidos políticos. En esta etapa los partidos surgen fuera del parlamento y los electores eligen a un partido más que a una persona. De este modo, el Estado representativo va convirtiéndose en un estado de partidos, pues son éstos los que mediante negociaciones toman las decisiones colectivas. De este modo, el sistema de partidos permite mantener el equilibrio, pues el sistema escapa al peligro del sufragio universal de los individuos, donde por mayoría podrían ponerse de acuerdo para lograr un cambio radical. Este peligro se evita con el partido, pues éstos al no contar con la mayoría están obligados a negociar manteniendo así en equilibrio al sistema. De este modo el sistema político va dividiéndose en vencedores y vencidos, permitiéndose siempre a los vencidos ser mayoría cuando por negociación logren asegurar el equilibrio del sistema. En consecuencia, las elecciones se hacen sólo para cumplir con el requisito legal, pues las decisiones ya están tomas de antemano mediante negociación. f.- Estados socialistas: Si se toma el ejemplo de la URSS, este tipo de Estado en su origen está definido por ser una república de consejos de obreros, campesinos, estudiantes y pobres en general, en los cuales se toman las decisiones colectivas las que son transmitidas por los representantes. Sin embargo, este tipo de Estado derivo en un Estado burocrático dominado por una oligarquía que se renueva por cooptación. Este tipo de Estado adopta la forma política del monopartidismo. Aquí el partido pasa a ser la fuente de toda legitimidad por ser el único capaz de interpretar correctamente la doctrina o ideología del Estado. Esto último es lo que define a los Estados totalitarios o despóticos donde las relaciones son entre amo (Estado) y esclavo (individuo). De acuerdo al criterio de la expansión del Estado se puede distinguir el Estado Máximo y el Estado mínimo. a.- Estado Máximo: Se define por asumir las tareas propias de la sociedad, como por ejemplo la regulación, expansión y distribución de la economía. Este Estado interviene en todas las tareas sociales (en particular la economía). Sus formas históricas son el Estado mercantilista y el Estado Benefactor. Este último también es conocido como Estado de justicia social que se caracteriza por corregir las deformaciones del capitalismo para beneficiar a las clases menos favorecidas mediante el aumento del gasto fiscal en derechos sociales. También este Estado financia la inversión. La izquierda en su origen criticó este tipo de Estado llamándolo ―Estado del Capital‖ (que Habermas lo definía como aquel capital hecho Estado), o ―Estado del capitalismo organizado‖ (que Hilferding lo definió como un sistema de poder usado por el sistema capitalista para sobrevivir y continuar prosperando como condición de su propia valorización a través de la democratización de las estructuras de poder y de la concesión de derechos sociales a los trabajadores).


b.- Estado mínimo: Se define por su abstención o renuencia a asumir tareas económico-sociales. Es un simple garante del orden legal. Es indiferente a la sociedad. Este tipo de Estado surge por la crisis de la concepción paternalista del poder sustentador del Estado máximo. Una de sus formas históricas es el Estado liberal o Estado de Derecho que se caracteriza por garantizar jurídicamente el desarrollo autónomo de las libertades individuales, en particular de la libertad económica; es decir abandona toda forma de proteccionismo. Otra forma histórica es el Estado policía o Estado Gendarme, que se caracteriza por la pérdida del monopolio estatal sobre la ideología y la economía, no quedándole más que el monopolio de la fuerza, función la cual se especializa y concentra. HEGEL Y EL ESTADO


Nacido en Stuttgart el 27 de agosto de 1770, hijo de un funcionario de la hacienda pública, Hegel 67 creció en un ambiente de pietismo protestante y estudió a los clásicos griegos y latinos mientras estuvo en el gymnasium de su ciudad natal. Animado por su padre para que se hiciera pastor protestante, en 1788 ingresó en el seminario de la Universidad de Tubinga, donde entabló amistad con el poeta Friedrich Hölderlin y el filósofo Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, de significada filiación romántica, compartiendo con ellos su entusiasmo por la Revolución Francesa y la antigüedad clásica. Después de completar un curso de Filosofía y Teología, y decidir que no quería seguir la carrera religiosa, en 1793 comenzó a ejercer como preceptor en Berna (Suiza). En 1797 consiguió un cargo similar en Frankfurt, pero dos años más tarde su padre falleció, dejándole un legado cuya cuantía económica le permitió abandonar su trabajo como tutor. En 1801 se trasladó a la Universidad de Jena, donde estudió, escribió y logró un puesto como profesor. Allí concluyó la Fenomenología del espíritu (1807), una de sus obras más importantes. Permaneció en Jena hasta octubre de 1806, cuando la ciudad, en el transcurso de las Guerras Napoleónicas, fue ocupada por las tropas francesas, por lo que se vio obligado a huir. Desde 1807 hasta 1809, una vez agotadas las rentas que le había proporcionado la herencia paterna, trabajó como redactor en el periódico Bamberger Zeitung de Baviera. Sin embargo, el periodismo no le agradó y en 1809 se trasladó a Nuremberg donde fue director de un gymnasium durante ocho años. Durante los años que residió en Nuremberg, Hegel conoció y contrajo matrimonio con Marie von Tucher, de quien tuvo tres hijos: una niña (que murió al poco de nacer) y dos varones (Karl e Immanuel). Antes de su matrimonio, Hegel había tenido un hijo ilegítimo (Ludwig) que acabaría viviendo en el hogar de los Hegel. Después de haber trabajado en su redacción durante siete años, publicó en Nuremberg otro de sus más afamados escritos, Ciencia de la Lógica (1812-1816). En 1816 aceptó la cátedra de Filosofía en la Universidad de Heidelberg y, poco después, publicó de forma sistemática sus pensamientos filosóficos en su obra Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817). En 1818 ingresó en la Universidad de Berlín, institución en la cual expuso y enseñó el conjunto de su pensamiento hasta su fallecimiento, ocurrido en esa misma ciudad el 14 de noviembre de 1831. La última gran obra publicada por Hegel fue La filosofía del Derecho (1821), aunque algunas notas de sus conferencias y clases, junto con apuntes de sus alumnos, fueron también publicadas después de su muerte. En el conjunto de estos trabajos (conocido por el nombre genérico de Lecciones o Lecciones de Berlín) se encuentran Estética (1832), Lecciones sobre filosofía de la religión (1832), Lecciones de Historia de la Filosofía (1833-1836) y Lecciones de Filosofía de la Historia (1837). Una definición de la preocupación de Hegel fue derivar normas, leyes o un orden lógico para determinar las etapas de la evolución. Para él lo real es lo que se piensa. Así lo único realmente existente era el pensamiento y las ideas. El supuesto era que la historia tenía una ley o dirección general o dicho de otro modo, la historia tiene un Espíritu que le guía en cualquier lugar. Es decir, en todo lugar el desarrollo de los pueblos pasa por las mismas etapas. La clave está en determinar la ley general o patrón de desarrollo pues, los hechos siguen una línea u orden lógico, por tanto es tarea del historiador estudiar los hechos para descubrir su lógica o ley. En este marco teórico general concebía su Dialéctica como una teoría de la lógica. Así, la dialéctica es un método universal que se expresa en el pensamiento con la oposición de conceptos contrarios. Estos conceptos se resuelven en uno superior llamado síntesis. 67

HEGEL. 1807, ―Fenomenología del Espíritu‖, Fondo de Cultura Económica, México, 1987. Y ―Filosofía de lo Real‖ (1976), Fondo de Cultura Económica, México, 2008.


Por consiguiente, las leyes que rigen al pensamiento son las mismas que rigen al universo. De aquí entonces, que todo lo que es real es ideal, o dicho de otra manera, toda la realidad es construida por el pensamiento. Para Hegel, la Idea parte desplegándose en la Historia, luego se opone a la Naturaleza que también está en un proceso de transformación, para terminar liberándose en una gran Síntesis espiritual. En consecuencia, todo lo real se reduce al pensamiento y la ley del pensamiento es la Dialéctica. Bajo estos parámetros, lo Absoluto (o sea Dios) no existe fuera de la realidad. Con esto, Hegel pretendía el estudio de la historia para demostrar como la Razón se aproxima al Absoluto y a su vez como la Razón Absoluta se expresa en las Ideas e Instituciones de la Civilización. De alguna manera, la Historia tiene un Espíritu pero este es descubierto mediante un método: la dialéctica, la que mostraría una constante tensión o contradicción entre Espíritu y Naturaleza. Esta tensión o Contradicción se resuelve en una Síntesis que es parte de un Plan General de la Razón y que se plasma en el Pensamiento. Por tanto, la ley que rige al pensamiento es idéntica a la ley que rige a la historia. El Absoluto en su Plan, crea Necesidades a la Historia para que esta se mueva en una secuencia lógica. Esta necesidad es lógica, de causa - efecto y progresiva. Para captar el desarrollo histórico que es siempre sintético se requiere usar el análisis y la síntesis. Ambos se unen por medio de la dialéctica. Luego la dialéctica nos aporta la comprensión sintética que es la base de todo conocimiento y de toda justificación moral. En este sentido, la moral no está fuera de la historia sino que es parte de ella y se le aplica mediante la dialéctica. Por esta razón Hegel sostiene que ―lo que es debe ser y tiene que ser‖ Hegel durante su juventud se intereso por la historia del cristianismo y los estudios de Herder y Lessing que sostenían que la sucesión de religiones en el universo es una revelación progresiva de la verdad religiosa y una especie de educación divina al género humano. De aquí Hegel extrajo la idea de que la historia es movida por unas ideas que luchan por realizarse. En este sentido los credos y rituales no son ni verdaderos ni supersticiones. Son FORMAS EXTERIORES en la que se encubre la verdad espiritual. Para descubrir esta verdad se debe proceder mediante la Crítica. Aquí tenemos el primer germen y valoración del método para el desarrollo de esa crítica: la dialéctica. Posteriormente Hegel bajo el impulso de los estudios sobre Grecia, planteó que la civilización occidental era resultado de la razón de Grecia y la Moral del cristianismo, y que la religión, la filosofía, el arte y la moral son partes de un Todo. Ese todo o sistema es una Identidad y esa identidad es la Nación en que se expresa el ideal o espíritu de un Pueblo. Ese espíritu que se expresa en la nación contribuye con su identidad o alma a la construcción o Realización de una Civilización Universal que a su vez es la expresión de un Espíritu Universal. Esta civilización se desarrolla constantemente y se encamina progresivamente a una verdad absoluta. Esa verdad absoluta Hegel la concibe como la verdad que Dios nos propone descubrir. Hegel descubrió que en este proceso la nación va tomando conciencia de sí misma sólo cuando se encuentra inmersa o a la cabeza de la civilización universal. Este proceso pasa por tres etapas: en primer lugar, la tesis en donde hay una creatividad inconsciente. Una segunda etapa la antítesis en donde existe una frustración autoconsciente pues lo que se plasmo como ideal al principio no pudo ser llevado a la práctica. Y, finalmente una síntesis en donde se produce un aprendizaje de ambas etapas y se realiza el plan conscientemente. En esta última etapa las sociedades son civilizadas y maduras pues son capaces de lograr la UNIDAD entre Libertad, Autoridad y Autocrítica. En total el proceso nunca se detiene pues el hombre siempre se mueve tratando de llevar a la práctica sus ideales. Al proceso en su conjunto Hegel le llamo Dialéctica.


Bajo los anteriores parámetros Hegel desarrollo su estudio sobre la filosofía de la civilización occidental, la que a su juicio tiene tres etapas: Grecia, donde la Ciudad-Estado representa la creatividad inconsciente o Tesis. El cristianismo y Sócrates donde los ideales espirituales están tan frustrados que es necesario el concepto de salvación que representa Cristo. Esta etapa de frustración autoconsciente es la antítesis. Y por último, la reforma religiosa del siglo XVI, en que se produce una depuración de los ideales y la práctica expresado en la realización consciente y el surgimiento de la nación (en este caso alemana). A esta etapa se le llama síntesis. En consecuencia, el Espíritu Nacional es una expresión particular del espíritu universal en una etapa particular del desarrollo histórico. En su juventud, consideró que la civilización se hallaba en un estado de frustración y que la solución para un espíritu frustrado es la Revolución, que busca que las instituciones sean realmente el reflejo de las aspiraciones de la nación o de la conciencia e ideales nacionales. Así, Hegel acepta la revolución como un paso dialécticamente necesario, pero no acepta el individualismo de la revolución, pues no concilia la libertad con la autoridad, más bien sacrifica la autoridad para dar pie al egoísmo y al capricho. El problema de una revolución es que debe responder la siguiente pregunta: ¿qué forma deben tener o tomar esas instituciones? Con este planteamiento, Hegel desde el punto de vista político criticaba el hecho de que Alemania e Italia no se hayan convertido en un Estado moderno como Francia, Inglaterra y España. Las instituciones alemanas sólo tenían el nombre anclado en un pasado glorioso, pero no daban cuenta de la real política europea inmersa en el perfeccionamiento del Estado. Por consiguiente el problema histórico de Alemania era: ¿de qué manera Alemania se podía convertir en un Estado centralizado y moderno? A juicio de Hegel la causa de esta frustración alemana (de tener nación pero de no tener un verdadero Estado) había que buscarla en el provincialismo o particularismo alemán. Y esto era así porque culturalmente Alemania era una nación pero no era un Estado, ya que el feudalismo le chupaba la sangre al Estado absorbiendo los derechos de este. En este punto es importante precisar que cuando Hegel habla de la real política, se refiere a su principio acerca de que ―todo lo que es racional es real‖ Según Hegel la frustración alemana se expresaba en el Derecho, pues existía una gran contradicción o tensión entre el Derecho Privado y el Derecho Público o Constitucional. Esta contradicción venía de la falsa creencia (justificada por los ingleses y franceses) de que la libertad significa ausencia o debilidad del Estado y del Gobierno. En otras palabras Hegel criticaba el hecho de que se concibiera a la libertad como anarquía, es decir, individuos sin amarras, ni autoridad, ni disciplina. Por el contrario, según Hegel la libertad se produce cuando la sociedad civil toma conciencia de sí misma y se libera de todo amarre que impida su autodeterminación. A su vez, una sociedad encuentra su autodeterminación sólo cuando tiene un Estado Nacional fuerte y capaz de garantizar la libertad, o sea la autodeterminación. En este sentido Hegel considera que el Estado protege al colectivo o lo general, de ahí que el derecho público se encuentre en tensión con el derecho privado, pues este protege al individuo y no al colectivo. En consecuencia, el Estado es el poder de hecho del autogobierno para hacer efectiva la Voluntad de la nación. En este punto, Hegel considera que la forma de gobierno no importa, a pesar de que prefiere la monarquía constitucional porque es una síntesis dialéctica que surgió del feudalismo. En este punto, Hegel sostiene que la existencia del Estado no implica la igualdad de derechos. Por esta razón Hegel tenía la esperanza de que un gran líder sometido a la constitución se identificara con la causa moral que entrañaba la construcción del Estado. En este sentido, la moral del individuo es irrelevante frente a la moral colectiva que representa el Estado y no debe limitar la acción del Estado. Es decir, el Estado es la condición de desarrollo de los individuos, por lo que el único fin moral del Estado es fortalecerse y sostenerse para garantizar la existencia del bien superior que es el colectivo, aún cuando ello signifique pasar a llevar a los individuos. Con este Hegel creía que la autorrealización nacional es al mismo tiempo una autorrealización personal, ya que la moral del Estado puede dignificar los pequeños fines personales al identificarlos con el destino de la nación y de la civilización.


Para Hegel, la filosofía del Derecho contiene un contraste entre Conocimiento y Razón, donde la razón resuelve las contradicciones del Derecho. En este sentido, las instituciones económicas, políticas, legales y morales son todas interdependientes sólo si aceptamos que el Estado es moralmente superior a la sociedad civil. Esto quería decir, que las instituciones, las ideologías y las religiones son invenciones conscientes para realizar fines prácticos. La idea de que las instituciones son imperecederas y ahistóricas viene de la desmedida fe en el estadista o en el legislador, al que se le atribuye una capacidad mucho mayor al creerle capaz de crear por sí sólo y por sí mismo un plan de vida y desarrollo para toda la sociedad. Por el contrario, Hegel sostiene que las instituciones son innatamente históricas porque son fruto de la naturaleza humana que tiende a crear instituciones como respuesta al medio, cualquiera sea este. Por tanto los seres humanos tienen la propensión natural a crear instituciones de acuerdo a su realidad y necesidad histórica. Para Hegel, el individualismo, es sólo una variante accidental de la cultura y la sociedad. Los individuos son meros medios de la historia. Sus deseos y satisfacciones deben ser sacrificados para la realización de la nación o colectivo y sus necesidades históricas. Esto significa que el valor de una persona se debe a la función que realiza y esto es así porque al fin y al cabo la historia de la civilización significa la realización y materialización del espíritu universal en el tiempo. En este sentido, la historia para el ser humano está llena de ironía y tragedia, en cambio para el espíritu la historia es progreso cíclico y espiritual. Por consiguiente los seres humanos no hacen, ni guían la historia, sólo pueden ser medios de un plan que se va desenvolviendo a lo largo de la Historia. Y ese plan es la voluntad del Dios. A esta voluntad, Hegel le llama espíritu universal. De este modo, el genio político, no lo es por las excepcionales características de su individualidad sino porque fueron capaces de identificarse con un principio, es decir con una gran tendencia o fuerza histórica. Por esta razón Hegel sostiene que ―los grandes hombres son instrumentos de fuerzas sociales impersonales que yacen bajo la superficie de la historia y se inclinan ante la lógica inherente de los acontecimientos. Sin embargo, sólo podemos obtener una clara comprensión de la sociedad cuando el orden social está en decadencia o en extinción. Por lo que siempre llegamos tarde a comprender hacia donde nos lleva la historia. Y aquí nuevamente aparece el principio de que todo lo racional es real, en sentido de que la historia tiene un sentido y razón superior a la humana. Pero, ¿cómo se desarrolla la dialéctica en la historia? La dialéctica es el movimiento y oposición constante de los contrarios. Esta contradicción es una Ley Universal tanto para la Naturaleza como para la Historia. Sin embargo, esta oposición genera una unidad que jamás es estática sino que está en continuo movimiento y que implica que en el enfrentamiento de dos fuerzas, no existe la destrucción absoluta, sino más bien la aparición de una tercera fuerza. Bajo este concepto descubrimos el problema de la filosofía, y es que ésta capta una parte de la verdad, pero ninguna filosofía capta la verdad absoluta. Más bien se complementan o se reformulan ante nuevas contradicciones. Esto significa que los problemas nunca se resuelven, pero siempre están en vías de solución. La discusión filosófica está en un permanente movimiento y contradicción. Es este mecanismo el que permite el desarrollo y el salto hacia delante. La dialéctica es superior al análisis, pues éste sólo puede confrontar las partes separadas, pero no puede explicar la necesidad que tiene cada parte de sí. Esto hace que toda teoría basada en la dialéctica tenga dos etapas: primero toda teoría debe plantearse en negativo, pues lleva implícita contradicciones que al hacerse explícitas destruyen el planteamiento original. Luego toda teoría es afirmativa o positiva, pues genera una síntesis sobre la base de la discusión de las contradicciones de la fase negativa. Esto que ocurre en el plano del conocimiento, también sucede en el plano de las instituciones, ya que todo cambio es continuo y discontinuo pues a la vez que se rompe con el pasado, una parte de éste es proyectado o prolongado hacia el futuro de una manera distinta. Todo pasado es proyectado al futuro en la historia significa que cada etapa histórica está marcada por la


lucha entre revolución y contrarrevolución. Finalmente la revolución termina proyectando partes del pasado. De este modo, Hegel crea con la dialéctica una lógica de la razón, que a todas luces es superior a la lógica del conocimiento. En consecuencia, la dialéctica al revisar las leyes del pensamiento descubre que la contradicción lógica no sólo se expresa en un verdadero o falso, sino que además es presupuesto de lo ―posible‖ incluyendo lo verdadero y lo falso. La dialéctica es un proceso de selección entre lo que es relevante para el proceso y lo que es irrelevante diferenciando lo real de lo existente. Lo real se diferencia de lo existente, pues este último concepto puede ser simplemente casual y no significativo. Lo existente es accidental, momentáneo superficial. En este punto podemos establecer una crítica a Hegel, rechaza las buenas intenciones y los buenos sentimientos de las personas. Al respecto cabría hacerse la siguiente pregunta: todo cuánto se haga por menospreciar la fuerza impulsora de los buenos sentimientos, no es más que una hipocresía con la cuál revestir al egoísmo con una forma aparente de fría lógica. En el fondo, las personas que niegan los buenos sentimientos encubren un deseo bastante mundano y poco noble, generalmente asociado a la necesidad de poder o de acomodo a una situación social injusta. Esto los hace autojustificarse en su egoísmo encubierto con un discurso despectivo hacia las razones nobles de las que efectivamente carecen en su inspiración. Sin embargo, la dialéctica nos hace un aporte fundamental en la comprensión del mundo porque termina con el pensamiento dual entre lo absoluto y lo relativo y pretende unificar criterios mediante la síntesis. Desde el punto de vista de la relación: individuo – institución social y Estado, Hegel establece como eje de su análisis la filosofía del derecho. Hegel critica fuertemente la filosofía individualista inglesa y francesa. Por otro lado, el individualismo pesaba poco en el pensamiento alemán porque en Francia e Inglaterra la teoría de los derechos naturales se desarrollo para que las minorías religiosas se defendieran de las mayorías religiosas, alegando tolerancia, cuestión que en Alemania estaba resuelta con la Paz de Augsburgo, en que la religión estaba definida por criterios regionales. Por su parte los derechos naturales habían sido la defensa y la forma de legitimar la revolución tanto en Inglaterra como en Francia. Sin embargo, en Alemania no había revolución, ni siquiera se había construido el Estado Nacional. Por último en Inglaterra los derechos naturales sirvieron para legitimar el liberalismo económico del laissez faire. En cambio, Alemania tenía una economía agraria atrasada, sin mercado interno unificado y sin Estado. Hegel y su método de la dialéctica caracterizó correctamente estos procesos históricos y dedujo acertadamente el proceso histórico que seguiría Alemania: al final el Estado alemán se unificaría como estado federal, donde un Estado fuerte como Prusia se impondría a los estados débiles y los sometería. Fue este Estado el que fomentó el capitalismo y la expansión del mercado interno, cuestión totalmente a la historia inglesa donde fueron los empresarios privados y no el Estado la fuerza motriz del capitalismo. A su vez, valoraba a la revolución francesa no por sus formas republicanas, constitucionalistas y democráticas de gobierno, sino por la liquidación total del feudalismo eterno enemigo de la unificación alemana) y la consumación del Estado moderno en tanto concentración del poder. Pero, por otro lado, Hegel criticaba a la revolución y sus supuestos de derechos naturales del individuo, pues no eran más que la reedición bajo otras formas del particularismo mental del feudalismo. Para Hegel el Estado es la realización del Espíritu Absoluto. Es algo divino y en ese sentido superior. De aquí que, por consiguiente, sea moralmente suprema a los caprichos individuales. Los ideales sólo se realizan dentro del Estado. En este sentido la moral individual jamás sería rectora de


la moral del Estado. Y esto era así porque la más elevada de todas las necesidades humanas sería la necesidad de participación colectiva, de buscar un propósito más allá que las satisfacciones privadas. Hegel rechaza el individualismo por asociarlo con el particularismo que impedía un Estado único alemán. Pero además, rechazaba las consecuencias del individualismo tanto de Lutero con la salvación individual mediante la fe, como de Robespierre que alimentó el terror, el ateísmo, la violencia y el fanatismo de los jacobinos. Según Hegel, la única forma de enfrentar el individualismo es darle participación en el estado a las personas, haciéndolas responsables y disciplinándolas con actividades, estatus, roles y la moral pública. En el fondo el individuo defiende su libertad al defender y reclamar su posición y participación dentro del Estado. Si este se debilita también se debilita la libertad de los individuos. Con esto Hegel reafirma su idea acerca de que la espiritualidad y la racionalidad individuales son productos sociales comunitarios y no son producto del capricho individual. En este sentido, el individualismo falsea todo con su teoría de los derechos naturales que suponen que las instituciones son útiles medios de los que se valen los individuos para satisfacer sus necesidades. Esto sería false porque el lenguaje, el gobierno, la religión, el derecho no se inventan sino que se desarrollan. Más aún, continúa Hegel atacando la filosofía del individuo, el individualismo se basa en el ―Estado de naturaleza‖ de Rousseau que ciertamente nunca fue real, nunca existió, y es una mera falacia para justificar el discurso de que eliminando las ―cargas‖ del gobierno y la sociedad el ser humano sería libre. Esta situación de anarquía, constituiría lo contrario a la libertad, sería un estado de salvajismo, irracionalismo donde dominaría el despotismo. Por otro lado, Hegel diferencia claramente la Libertad de la Necesidad. Al respecto sostiene que las necesidades son estados de ánimo que dependen de la interpretación social del sistema económico, del modo de vida aceptado de una clase social y sus valores morales. En cambio, la libertad es un hecho social, es una propiedad del sistema social que surge a través de las instituciones legales y éticas de la comunidad. Por tanto, la libertad no se puede identificar con la voluntad, ni con los deseos personales. La libertad consiste en la realización de una labor socialmente significativa para la persona en su colectividad, donde esta se siente contenta y feliz desarrollando esa actividad social. En consecuencia, los derechos y libertades individuales son aquellos deberes que asume el individuo para el bienestar social general. Sólo así se alcanza la felicidad y la autorrealización moral de las personas. En este punto, podemos establecer como crítica a Hegel el hecho de que menosprecie el papel del deseo, lo subjetivo y lo irracional en las personas. Idealiza al Estado y desestima la moral del individuo y de la sociedad al negarle autonomía a los sujetos. A la larga este tipo de ideologías pavimentaría el camino a la dictadura, la tiranía el totalitarismo y el autoritarismo, cuyas máximas expresiones fueron precisamente los casos que a Hegel tanto le preocupaban por la debilidad del Estado: Alemania (donde surgió el nazismo) e Italia (donde nació el fascismo). Para Hegel, el Estado no es una canasta de servicios, ni una institución que debía suministrar servicios como salud, justicia, educación, policía y bienestar económico. Esta es una concepción utilitarista que ve al Estado como un simple medio. Por el contrario, para Hegel estas son tareas de la sociedad civil. El Estado está definido por roles nobles tales como el darle la orientación, sentido, dirección y la moral a las actividades sociales. En este sentido, el Estado debía regular, dirigir de acuerdo con las necesidades, pero delegando en la sociedad civil la realización y ejecución de esas funciones. En este sentido, la sociedad civil depende de la supervisión moral y la inteligencia del Estado. Aún cuando, el Estado depende de la sociedad civil para la ejecución de sus metas, entre ambos existe una relación de dependencia y subordinación de lo social a lo político como dos niveles


dialécticos distintos. El Estado no sería un medio sino el fin. En este sentido, el Estado sería el reino de la inclinación ciega y la necesidad causal. En cambio, el Estado es absolutamente consciente, sede de la moral, los principios y leyes y esto sería así porque según Hegel el Estado es la marcha de Dios en el mundo. Hegel plantea dos ideas que luego enlaza con su veneración hacia el Estado. Por una parte sostiene que la propiedad es una condición indispensable de la personalidad humana que no ha sido creada ni por el Estado, ni por la sociedad, es decir sería (como ya lo habían dicho los liberales) una condición natural de los seres humanos. Por otro lado, sostiene que cuando el individuo es un mero ciudadano el Estado tiende a absorber todas las formas de asociación humana y esto sería la antilibertad o sea el despotismo. Hegel se encarga con estas dos definiciones de diferenciar al Estado del despotismo al señalar que el poder del Estado es absoluto pero no arbitrario, pues debe conducir a la sociedad por causes siempre legales. El Estado es una encarnación de la razón y del derecho lo que se expresa en la idea de que los actos de la autoridad deben ser previsibles puesto que proceden de reglas conocidas. Las reglas limitan las facultades discrecionales de los funcionarios pues la acción oficial expresa la autoridad del cargo y no la voluntad ni el juicio privado del funcionario. La ley debe pesar por igual sobre todas las personas independientemente del individuo. En cambio, para Hegel el despotismo es la ilegalidad, la ausencia de participación del individuo en el Estado, el que está sometido a la voluntad y al capricho del funcionario. En consecuencia, para que funcione el Estado es fundamental asegurar el derecho a la propiedad, puesto que es la esencia de la economía, y esta es la base de la sociedad que a su vez es el instrumento para que el Estado (o sea Dios) realice sus fines. Desde el punto de vista social, Hegel creía que el Estado debía ser dirigido por una clase gobernante oficial, que por su nacimiento y formación sea apta para gobernar. Para tal efecto debía encarnar la tradición de la autoridad jerárquica y la ética de llevar procedimientos siempre ordenados. Esa clase debía ser independiente e imparcial y debía representar la voluntad y la razón de la sociedad, para lo cual debía ser guardiana y garante del orden público general. Esta clase debía fundarse en la tradición, la costumbre y el rango puesto al servicio del interés nacional y no del interés privado. Por eso Hegel era partidario de la monarquía nacional cuya función debía ser engrandecer al Estado nacional. En este sentido Hegel era partidario del corporativismo al sostener que entre la sociedad y el Estado debían existir instituciones intermedias que representaran las distintas necesidades. Estas asociaciones entran en contacto con el Estado a través del poder legislativo, que tiene un rol meramente consultivo para el gabinete que a su vez debía ser responsable ante la corona. Por eso Hegel siempre hablaba de ―un gobierno de leyes y no de hombres‖. Esto quería decir que la seguridad de las personas, la propiedad y el bien público no debía depender de la responsabilidad política ante la opinión pública siempre cambiante y voluble, sino del carácter probo espíritu público inmaculado de una clase de funcionarios ajenos a intereses particulares y por sobre estos68. Hegel asume en su en su concepción la oposición entre el orden de la naturaleza a someter y la tradición ética y religiosa del cristianismo. En el medio siglo antes de que Hegel iniciara su educación filosófica tres pensadores importantes habían agudizado esta contradicción: Hume había mostrado las ambigüedades encerradas en la palabra razón y había puesto en duda el principio mismo de del sistema de derecho natural. Rousseau había enfrentado las razones del corazón contra las razones del cerebro y había considerado virtualmente a la religión como una cuestión de 68

―Historia de la teoría Política‖, George H. Sabine, FCE, México 2002.


sentimiento. Y Kant había tratado de conservar la antonomía entre la ciencia y la moral, asignando a cada una, su esfera propia y precisando hasta sus últimas consecuencias el contraste entre la razón teórica y la razón práctica. Estas tres filosofías habían sido construidas sobre el principio analítico ―divide y vencerás‖. Hegel se propuso a la inversa determinar un principio especulativo de síntesis. La moral y la religión, creía, recibirían una justificación lógica, pero sólo si se descubría una nueva y más firme lógica sintética, trascendiendo la lógica analítica de la ciencia. Lo que la filosofía de Hegel quería ofrecer pues era una más amplia concepción de la razón que cubriera e incluyera lo que había sido separado por el análisis de Hume y Kant69 y el centro de su sistema fue una nueva lógica tendiente a sistematizar un nuevo método intelectual. Esta es la base filosófica de su dialéctica70. Su base material e histórica está dada por la Revolución Francesa, que trazo una línea divisoria a través de la historia intelectual y política de Europa. La reacción nacionalista y conservadora que provocó en su contra aún en el espíritu de quienes en un principio, habían sido ardientes creyentes en los derechos del hombre, acicateo la necesidad del pensador Alemán por expresar racionalmente la idea de un Estado como manifestación del orden y de Dios. En este sentido, las fuerzas impersonales inherentes a la sociedad misma construyen su propio destino. Esto significo en la interpretación histórica de Hegel configurar una la idea de la nación superlativa a cualquier capricho individual o de cualquier otro grupo colectivo. En este sentido, la unidad significativa y el propósito de su filosofía de la historia era exhibir mediante la dialéctica las realizaciones de cada nación como un elemento de una civilización mundial en vías de progreso. El genio o el Espíritu de la nación que actúa a través de los individuos pero independiente en gran medida de su voluntad e intención consciente, era considerado como el verdadero creador del arte, el derecho, la moral, y la religión. De ahí que la historia de la civilización sea una sucesión de culturas nacionales en la que cada nación aporta su contribución particular y oportuna a la totalidad del esfuerzo humano. Es en el Estado nacional y de la historia moderna de Europa Occidental donde este impulso innato de las distintas naciones del mundo alcanzan su expresión autoconsciente y racional. El Estado es así el rector y el fin del desarrollo nacional. Es la síntesis de la Idea desenvuelta en esa gran constelación histórica. Hay en esta filosofía política de Hegel dos elementos de primaria importancia: la dialéctica, que exponía como un método capaz de producir conclusiones nuevas y de otra manera indemostrables en los estudios sociales y, una, teoría del Estado nacional como coronación del poder político. De aquí que, la dialéctica fuera el único método capaz de dar cuenta de la fuerza impulsora de la historia política moderna motorizada por la tensión entre los Estados. Empero, estas nociones partieron de sus lecturas a Herder y Lessing fuentes de donde emerge la idea de que la sucesión de religiones en el universo es una revelación progresiva de la verdad religiosa y una especie de educación divina de la especie humana. Después de reflexionar sobre estas ideas, Hegel creyó descubrir en este proceso una forma triple: un período de espontaneidad natural feliz, juvenil pero en gran medida inconsciente, un período de frustración dolorosa y autoconsciente en el que el Espíritu se ―vuelve sobre sí mismo‖ y pierde su creatividad espontanea; y un período en que ―vuelve a encontrarse‖ en un nivel superior, encarnando las visiones ganadas en la frustración en una nueva era que une la libertad con la autoridad y la autodisciplina. Estas etapas repetidas en mil contextos fueron racionalizadas por Hegel en las tres etapas de la dialéctica: tesis, antítesis, síntesis. El proceso total es lo que lo que llamó ―Idea‖. En este sentido, el Espíritu Natural es una manifestación del Espíritu Universal en una etapa particular de su desarrollo histórico, cristalizado

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KANT, Imannuel, ―Crítica de la Razón Pura‖, Alfaguara, Madrid, 2002 ―Historia de la teoría Política‖, op. Cit.


en instituciones que deben cambiar o ceder el lugar a nuevas encarnaciones del espíritu o aspiración nacional71. El problema filosófico planteado fue llevado al plano histórico bajo el cuestionamiento de qué forma debían tomar esas nuevas encarnaciones. Hegel en 1802 escribió ―Constitución de Alemania‖ afirmando que ―Alemania no es ya un Estado‖. El propósito de Hegel era plantear la pregunta, ¿cómo podía convertirse Alemania en un verdadero Estado?72 La respuesta de Hegel parte suponiendo que existe una total confusión entre el derecho privado y el derecho constitucional. Los privilegios legislativos, judiciales, eclesiásticos y militares son comprados y vendidos como propiedad privada, sostenía Hegel, identificando la incapacidad de construir un Estado con el particularismo alemán y su amor anárquico por la libertad, concibiendo la libertad como una falta de disciplina y autoridad. Y contrastaba esto con la ―verdadera libertad‖, que se encuentra sólo en los límites del Estado Nacional. La libertad, enmarcada en lo colectivo, es la facultad nacional de autodeterminación. En segundo lugar Hegel suponía un contraste entre el derecho privado y el derecho público o constitucional, totalmente ajeno al pensamiento político británico. Es la tensión entre Estado y la llamada Sociedad Civil. Por consiguiente para Hegel el Estado devenía en un grupo que protege colectivamente su propiedad, mientras que sus únicas fuerzas esenciales serían las instituciones civiles y militares aptas para este fin. En otras palabras, un Estado sería la expresión de la unidad nacional y una aspiración nacional por el autogobierno, pero fundamentalmente el poder para hacer que la voluntad nacional sea efectiva en el país y en el extranjero. Esta unidad sólo podía ser llevada a cabo por la monarquía nacional y constitucional, única condición necesaria para la existencia de un Estado. Por esta razón Hegel piensa que es en la guerra más que en la paz donde un Estado muestra la calidad y se eleva a la altura de su potencialidad. De este modo, Hegel identificaba francamente al Estado con el poder y calculaba su eficacia en función de su capacidad para aplicar una política de engrandecimiento nacional en el interior y en el exterior. El Estado se alza así como la encarnación espiritual de la voluntad en que debe materializarse la Idea de la Razón. Como tal, el estado está por encima y se distingue de las relaciones económicas de la sociedad civil y de las reglas de la moral privada que controlan la acción de sus ciudadanos. Es un momento en la realización progresiva del Espíritu Universal identificando la ―libertad‖ del individuo con su dedicación voluntaria a la obra de autorrealización nacional, que es al mismo tiempo una autorrealización personal. En este nivel, Hegel afirma un sistema regido por un Espíritu es el remedio para la reconciliación, la comprensión de que, lo que es debe ser y la conciencia de que debe ser tiene que ser. Por lo tanto, se deriva la máxima hegeliana ―Todo lo racional es real‖. Con este criterio Hegel sistematiza y ordena los temas de fundamental importancia, la relación entre el individuo humano y las instituciones sociales y económicas dentro de las cuales vive su vida personal y la relación entre esas instituciones y el Estado, que Hegel consideraba como único entre las instituciones. Para Hegel, un Estado, surge cuando aparece una verdadera autoridad pública, reconocida como superior a la sociedad civil que representa a los intereses privados y también como competente para guiar a la Nación en el cumplimiento de su misión histórica. Para él, la cumbre de la evolución política es, por tanto, el surgimiento del Estado y la aceptación del Estado por sus ciudadanos como un nivel de evolución política por encima de la sociedad civil. Efectivamente, Hegel creía que este fenómeno producía también un nivel superior de autorealización personal, una forma de sociedad en la que el hombre moderno se eleva a una nueva altura de libertad y en la que se produce una nueva síntesis de sus intereses como hombre y como ciudadano. Como nueva emancipación del Espíritu Absoluto, el Estado nacional es realmente Divino. El pensamiento de Hegel fue bien expresado por 71 72

―Historia de la teoría Política‖, op. Cit. ―Historia de la teoría Política‖, op. Cit.


el historiador Ranke cuando afirmó que los Estados son ―…individualidades, análogos unos con otros, pero esencialmente independientes entre sí…seres espirituales, creaciones originales del espíritu humano –podría decirse que son pensamientos de Dios.‖73 Hegel no reconocía en la personalidad del ciudadano a un ser social si no se cumplía como condición para su significación moral un papel que desempeñar en la vida de lo colectivo, de la nación, y no reconocía que las instituciones de la sociedad civil fuesen órganos de la nación, que deben encarnar en una autoridad pública consecuente en dignidad con la significación moral de la nación, toda vez que la más elevada de todas las necesidades humanas es la latencia de participación, de ser un órgano de causas y propósitos más amplios que las necesidades y satisfacciones privadas de los meros individuos. En esta línea de pensamiento hegeliano, el individuo plenamente racional, que persigue fines fijados por inclinaciones innatas de su propia personalidad, queda supeditado a los valores más altos a sus propios fines colectivos del Estado. Así, la naturaleza de la persona individual y su relación con la sociedad –la interrelación psicológica y ética de la necesidad individual con el fin social – que había parecido una cuestión resuelta con algunas generalidades autoevidentes, se convirtió en un problema, en el problema central de la ciencia y la ética social. La importancia de la teoría política de Hegel consiste sobre todo en el hecho de que plantea este problema. Al hacerlo cristaliza al mismo tiempo las tendencias antiliberales del nacionalismo y envolvía dos temas principales. El primero era su teoría ética de la libertad y su relación con la autoridad, que coincidía con su crítica al individualismo. El segundo era su teoría del estado, su estructura constitucional y su relación con las estructuras de la sociedad. La crítica de Hegel al individualismo se dirigía contra dos concepciones diferentes. En primer lugar, identificaba el individualismo con el provincialismo y el particularismo que habían impedido que Alemania realizara el estado nacional moderno. Atribuía además en gran medida este rasgo nacional a la influencia de Lutero. Hegel identificaba el individualismo con el jacobinismo, la violencia, el fanatismo, el terrorismo y el ateísmo endilgado por el espíritu reaccionario a la revolución francesa. La falacia común entre ambos individualismo residía en para él en el desapego del ser humano de su posición y su dependencia dentro de una sociedad organizada en la que tiene un papel que desempeñar, deberes que cumplir y la posición correspondiente a su actividad, el individuo se presenta caprichoso, un animal dominado por el instinto animal, como había dicho Rousseau, sin otra regla de pensamiento superior a sus propias fantasías subjetivas. Para ser correctamente entendido, el individuo debía ser considerado como un miembro del Estado. Porque el Estado nacional, junto con el cristianismo protestante, sería la única realización de la civilización moderna, que ha aprendido a combinar la mayor autoridad con el mayor grado y forma de libertad para sus ciudadanos. Por consiguiente, ―La esencia del Estado moderno es que lo Universal está ligado a la plena libertad de sus miembros y a su bienestar privado‖74. El individualismo en su forma mística y en su forma racionalista afirma simplemente al individuo, como alma o como ser racional, sin considerar las condiciones históricas sin las cuales su naturaleza religiosa, moral y racional no puede sostenerse. La espiritualidad y la racionalidad individuales son las creaciones de una vida social. Son momentos o fases del Espíritu Absoluto. Pero el individualismo falsea la naturaleza de las situaciones sociales, porque las considera como accidentales e indiferentes al desarrollo moral y espiritual de la personalidad, como simples ayudas utilitarias inventadas para satisfacer los deseos irracionales de los hombres. Esto es históricamente falso –demuestra Hegel- porque el lenguaje, el gobierno, el derecho y la religión no se inventan, 73 74

―Historia de la teoría Política‖, op. Cit. ―Historia de la teoría Política‖, op. Cit.


sino que se ―desarrollan‖. También es éticamente falso porque enfrenta a la libertad con las restricciones impuestas a las inclinaciones por la costumbre, el derecho y el gobierno. Estos son concebidos por el individuo como cargas que, en interés de la libertad, deben ser reducidas a un mínimo y que idealmente podrían reducirse a la ausencia absoluta de restricciones en una Edad de Oro u ―Estado de naturaleza‖ que permitiría a todos hacer lo que gustarán. Pero la Edad de Oro del individualismo es históricamente una ficción moral y políticamente puro despotismo anárquico individualista75. El Estado tal como lo concebía Hegel no es una institución utilitaria, dedicada a la tarea ordinaria de suministrar los servicios públicos, la justicia, los deberes de policía, ajustar los intereses industriales y económicos. Todas estas funciones pertenecen a la sociedad civil en el concepto de Hegel no al Estado. El Estado puede sin duda dirigirlas y regularlas de acuerdo con las necesidades, pero el mismo no las realiza. La sociedad Civil depende del estado para la supervisión inteligente y el sentido moral. Considerada en sí misma, la sociedad estaría gobernada sólo por las leyes mecánicas resultantes de la interacción de los motivos adquisitivos y autocentrados de muchos individuos. El Estado, sin embargo, depende de la sociedad civil en cuanto a los medios para realizar los fines morales que encarna. Pero, aunque dependen mutuamente entre sí, ambos corresponden a dos niveles dialecticos distintos. El Estado no es medio sino fin. Representa el ideal racional en desarrollo y el elemento verdaderamente espiritual en la civilización y como tal utiliza o quizás, en un sentido metafísico, crea a la sociedad civil para la realización de sus propios fines. De aquí que Hegel sostenga que ―El Estado es la voluntad divina, en el sentido de que es el espíritu presente en la tierra, que se despliega para convertirse en la forma y organización real de un mundo‖. Con esto ratifica su tesis en torno a que el Estado es el Absoluto (Dios) racional, la divinidad que se sabe y se quiere, el eterno y necesario ser del espíritu, la marcha de Dios por el mundo. Sin perjuicio de lo anterior, la superioridad moral atribuida así al Estado no implicaba desprecio por la sociedad civil, aunque sí una relación de inferioridad y superioridad dadas las cualidades morales en que funda la autoridad el Estado por cuanto, lo que es conceptualizado por la ciencia política como ―sociedad civil‖, el ―pueblo‖ de Hegel está en condición de aprendiz respecto del Estado, justamente porque el pueblo ―no sabe lo que quiere‖76. Y aquí hay un aspecto de especial gravedad, cual es su concepto de propiedad. En Hegel la propiedad no es creada por el Estado ni siquiera por la sociedad, sino que es una condición indispensable de la personalidad humana como Locke. Y esto es así porque, si bien es cierto para Hegel el poder del Estado, tal como lo concebía es absoluto, no es arbitrario. Su absolutismo tiene más relación con su concepción moral superior y el hecho de que Hegel permitiera al Estado monopolizar los aspectos técnicos de la sociedad. El Estado, no obstante, debe ejercer siempre sus poderes reguladores bajo las formas legales. Si es una encarnación de la Razón y el Derecho es en esencia ―racional‖ esto implica ineludiblemente que los actos de la autoridad pública deben ser previsibles puesto que proceden de reglas conocidas; reglas que a su vez limitan las facultades discrecionales de los funcionarios y que la acción oficial expresa la autoridad del cargo y no la voluntad ni el juicio privado del funcionario. La ley debe pesar por igual sobre todas las personas a las que se aplica porque, en general, no puede considerar las peculiaridades individuales. Esto no es más que la eficacia administrativa y un sistema judicial extraordinariamente impoluto capaza de asegurar el sagrado y humanizante derecho consustancial a todo miembro del pueblo, la propiedad privada, cuestión indispensable para asegurar y garantizar el funcionamiento y existencia de la sociedad civil. Se comprende entonces, que los Estados cuyos pueblos y naciones logran estos niveles de eficacia están mejor preparados para constituir una clase universal especial capaz de guiar jerárquicamente a todos las naciones con sus séquitos de la razón y la Voluntad General particular hacia el máximos esplendor del Espíritu Absoluto Universal del mundo. Es el Estado, 75 76

―Historia de la teoría Política‖, op. Cit. ―Historia de la teoría Política‖, op. Cit.


Dios, el Espíritu de la Historia, el Universal, hecho síntesis. Por la misma razón, los pueblos, grupos sociales o naciones que no tienen ideales nacionales están condenados a la decadencia y asimilación77. EL ESTADO EN ENGELS, MARX Y LENIN A contrapelo de lo anterior, fue Federico Engels, ese gigante infinito sin el cual no conoceríamos lo suficiente el trabajo de Marx, en el trabajo ―El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado‖78 donde sintetiza dialécticamente el desarrollo del Estado a lo largo de la Historia. El Estado nace en el tiempo y espacio en que toma cuerpo la lucha de clases y la propiedad privada en general sobre los medios de producción y de trabajo, hecho conocido a partir de la aparición de la agricultura, la sedentarización de la sociedad, la división social del trabajo (dependiente del desarrollo de las fuerzas productivas), la unificación y homogenización del idioma como correa de transmisión de los procesos de trabajo y su correspondiente circulación, la aparición de las clases sociales y el modo y monto del excedente productivo. Carlos Marx, por su parte, enuncia su concepción de Estado de una manera más incisiva en la Crítica del Programa de Gotha79. Marx sostiene que la clase obrera, para poder luchar, tiene que organizarse como clase en un marco económico definido por el mercado mundial y, políticamente, en relación a los sistemas de Estados. En este sentido crítica vehementemente la lucha de clases sustituida por frases de periodista como: ―el problema social‖, para cuya ―solución‖ se ―prepara el camino‖ hacia la ―organización socialista de todo el trabajo‖ mediante la ―ayuda del Estado‖. Por el contrario, afirma Marx, el que los obreros quieran establecer las condiciones de producción colectiva en toda la sociedad, y ante todo en su propia casa, en una escala nacional, sólo quiere decir que laboran por subvertir las actuales condiciones de producción, y eso nada tiene que ver con ayuda del Estado. Por consiguiente, no existe el Estado libre. La misión del obrero –según Marx-, es librarse de la estrecha mentalidad del humilde súbdito del Estado dadivoso. La lucha de clases para el proletariado esta directamente emparentada con la libertad y el Estado por cuanto, la libertad consiste en convertir al Estado de órgano que está por encima de la sociedad, en un órgano completamente subordinado a ella ya que, ya que el liberalismo en vez de tomar a la sociedad existente como mandataria del Estado existente, considera más bien al Estado como un ser independiente, con sus propios fundamentos espirituales, morales y liberales. Es la concepción que Marx desarrolla en sus textos referidos a la ―Guerra Civil en Francia‖ y la ―Comuna de Paris‖. Sin embargo, los distintos Estados de los distintos países civilizados, pese a la abigarrada diversidad de sus formas, tienen en común el que todos ellos se asientan sobre las bases de la moderna sociedad burguesa, aunque ésta se halle en unos sitios más desarrollada que en otros, en el sentido capitalista. Tienen también, por tanto, ciertos caracteres esenciales comunes. En este sentido, puede hablarse del ―Estado actual‖, por oposición al futuro, en el que su actual raíz, la sociedad burguesa, 77

―Historia de la teoría Política‖, George H. Sabine, FCE, México 2002. Trabajo escrito y publicado en 1884 en Zürich. Texto disponible en el Archivo Marx Engels, de la sección en Español del Marxist Internet Archive (www.marxist.org) 79 ―Critica del programa de Gotha, Carlos Marx, escrito por C. Marx a principios de mayo de 1875, publicado por vez primera (con ciertas omisiones) por F. Engels en 1891 en la revista ―Neue Zeit‖. 78


se habrá extinguido. Cabe, entonces, preguntarse: ¿qué transformación sufrirá el Estado en la sociedad comunista? O, en otros términos: ¿qué funciones sociales, análogas a las actuales funciones del Estado, subsistirán entonces? Esta pregunta sólo puede contestarse científicamente, y por más que acoplemos de mil maneras la palabra pueblo y la palabra del Estado, no nos acercaremos ni un pelo a la solución del problema. Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado. Se sigue que si por ―Estado‖ se entiende, en realidad, la máquina de gobierno, o el Estado en cuanto, por efecto de la división del trabajo, forma un organismo propio, separado de la sociedad. Los impuestos (fracción de la plusvalía extraída al proletariado) son la base económica de la máquina de gobierno, y nada más. A este respecto es absolutamente ridículo exigir un Estado educador del pueblo si en realidad lo que hace el Estado a través de la educación es substraer la escuela a toda influencia de organizaciones señoriales o proletarias. Marx termina afirmando jocosamente que, al menos en Alemania, es el imperio prusiano alemán el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa. Y, previamente, en El Manifiesto Comunista, Marx junto a Engels ya habían descrito los rasgos generales que, conforme a su época, debía ser el programa de los comunistas revolucionarios y su concepción de Estado. ¿Qué nos dicen Marx y Engels respecto al Estado? No se debe perder de vista que nos plantean una concepción dialéctica y a la vez históricamente determinada por el sistema capitalista mientras este exista. "El proletariado usará de su poder político para arrancar paso a paso a la burguesía todo su capital, centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y acrecentar con la mayor rapidez posible el cúmulo de fuerzas productivas. En un principio, todo ello sólo es posible, naturalmente mediante intervenciones despóticas en el derecho de propiedad y en las relaciones burguesas de producción, es decir, mediante medidas que pueden parecer económicamente insuficientes e insostenibles en sí mismas pero que, en el transcurso de todo este movimiento, van, en su alcance, más allá de sí mismas y resultan imprescindibles para la transformación radical de todo el sistema de producción. Estas medidas habrán de ser, como es natural, diversas de conformidad con la diversidad de los países. En el caso de los países más avanzados, las siguientes medidas tendrán, sin embargo, una aplicación más o menos general: 1.- Expropiación de la propiedad territorial y dedicación para gastos del Estado de la renta del suelo. 2. - Impuesto fuertemente progresivo. 3. - Supresión del derecho de herencia. 4. - Confiscación de la propiedad de todos los emigrados políticos y rebeldes. 5. - Centralización del crédito en manos del Estado. 6. - Centralización de la red de transportes en manos del Estado. 7. - Ampliación del número de fábricas nacionales, instrumentos de producción, roturación y mejora de terrenos de acuerdo con un plan general. 8. - Imposición a todos de la obligación de trabajar, organización de ejércitos industriales, especialmente para la agricultura. 9. - Explotación combinada de la agricultura y la industria. Intervención encaminada a la eliminación gradual de diferencias entre la ciudad y el campo. 10.- Educación pública y gratuita de todos los niños. Eliminación del trabajo fabril de los niños en la forma actual. Interacción coordinada entre la educación y la producción material. Cuando, en el transcurso de este proceso, vayan desapareciendo las diferencias de clase y la totalidad de la producción se halle en manos de los individuos asociados, el poder público perderá


su carácter político. El poder político en su sentido más genuino no es sino el poder organizado de una clase para la opresión de las otras. Cuando el proletariado se una forzosamente como clase en su lucha contra la burguesía, se constituya en clase dominante mediante la revolución y como tal clase dominante suprima por la fuerza las viejas relaciones de producción, suprimirá con ellas la condición misma de los antagonismos de clase, las clases como tales y su propia dominación de clase. En lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y antagonismos de clases, surgirá una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno será la condición para el libre desarrollo de los demás."80 Sin embargo, para Marx, el Estado no sólo era aquella máquina separada de la sociedad que servía de instrumento al servicio de la clase burguesa. Además cumplía con un rol económico (que Marx analizó en ―El Capital‖, en tanto cuanto el Estado fuese parte integrante del proceso global de valorización del capital en sus funciones de garante de la Renta, distribuidor de una fracción de plusvalía vía estructura impositiva, la deuda pública y su rol como garante del capital en su forma dineraria, previamente ya analizado en otra parte de este libro y extensamente estudiada en el trabajo ―Lecturas de El Capital‖81) y, una función ideológica, de dominación y hegemonía (que Gramsci pudo sistematizar teórica y políticamente bajo este concepto). Ya hemos visto también que Marx en la ―Crítica de la Economía Política‖ el Estado es una máquina productora de ideología y dominación toda vez que es parte consustancial de la super estructura. Pero esta es apenas una de las dimensiones en que Marx analiza el Estado porque además, en la ―Ideología Alemana‖, Marx y Engels analizan al Estado desde el lado del producto, sosteniendo que el Estado es una resultante ideológica, leído como falsa conciencia para los efectos de sumisión sobre los explotados y, como conciencia real cuando la clase social oprimida identifica el verdadero carácter de clase del Estado y su función específica y particular del sistema capitalista como componente de los procesos de valorización del capital amén de la propia conciencia de la clase social explotadora que conoce el verdadero ―secreto‖ de ―su‖ Estado. En este sentido, Marx sostiene que ―El progreso consistía en incluir las ideas metafísicas, políticas, jurídicas, morales y de otros tipos, supuestamente imperantes, en la esfera de las ideas religiosas o teológicas, explicando asimismo la conciencia política, jurídica o moral como conciencia religiosa o teológica y presentando al hombre político, jurídico o moral y, en última instancia, «al hombre», como el hombre religioso. Tomábase como premisa el imperio de la religión. Poco a poco, toda relación dominante se explicaba como una relación religiosa y se convertía en culto: el culto del derecho, el culto del Estado, etc….Y, como para estos jóvenes hegelianos las representaciones, los pensamientos, los conceptos y, en general, los productos de la conciencia por ellos sustantivada eran considerados como las verdaderas ataduras del hombre, exactamente lo mismo que los viejos hegelianos veían en ellos los auténticos nexos de la sociedad humana, era lógico que también los jóvenes hegelianos lucharan y se creyeran obligados a luchar solamente contra estas ilusiones de la conciencia. Las premisas de que partimos no son arbitrarias, no son dogmas, sino premisas reales, de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con que se han encontrado ya hechas, como las engendradas por su propia acción”. Estas premisas son las que constituyen el materialismo dialéctico82: 80

―El Manifiesto Comunista‖ Marx y Engels, capítulo II, Paris, febrero de 1848. Disponible en http://teketen.com/liburutegia/Manifiesto_comunista-Marx_Engles.pdf 81 ―Lecturas de El Capital, para la Juventud Proletaria y Revolucionaria‖, Marcelo D. Cornejo Vilches, Ediciones Octubre, Santiago de Chile, febrero de 2013. 82 ―Feuerbach: Oposición entre las concepciones materialista e idealista‖ (primer capítulo de ―La Ideología Alemana‖), Marx –Engels. K. Marx & F. Engels, ―LA IDEOLOGIA ALEMANA: Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y Stirner, y del socialismo alemán en las de sus diferentes profetas‖. Redacción: Los artículos reunidos en esta recopilación los escribieron Marx y Engels entre 1845 y 1846. Se publicó completamente por vez primera en la URSS, por el


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La existencia material de los seres humanos y su relación con el resto de la naturaleza tienen una vinculación igualmente material, energética, espacial, temporal. Podemos distinguir los seres humanos de los animales tan pronto cuando los primeros comienzan a producir sus medios de vida, paso este que se halla condicionado por su organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material. El modo de producir los medios de vida de los hombres depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que hay que reproducir. Pero, este modo de producción no debe considerarse solamente en el sentido de la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más bien, un determinado modo de la actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos. Los individuos son tal y como manifiestan su vida. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo de cómo producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción. La forma de esté intercambio se halla condicionada, a su vez, por la producción Las relaciones entre unas naciones y otras dependen del grado en que cada una de ellas haya desarrollado sus fuerzas productivas, la división del trabajo y el comercio interior. Es éste un hecho generalmente reconocido. Pero, no sólo las relaciones entre una nación y otra, sino también toda la estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de su producción y de su comercio interior y exterior. Hasta qué punto se han desarrollado las fuerzas productivas de una nación lo indica del modo más palpable el grado hasta el que se ha desarrollado en ella la división del trabajo. Toda nueva fuerza productiva, cuando no se trata de una simple extensión cuantitativa de fuerzas productivas ya conocidas con anterioridad (como ocurre, por ejemplo, con la roturación de tierras) trae como consecuencia un nuevo desarrollo de la división del trabajo Las diferentes fases de desarrollo de la división del trabajo son otras tantas formas distintas de la propiedad; o, dicho en otros términos, cada etapa de la división del trabajo determina también las relaciones de los individuos entre sí, en lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo. Nos encontramos, pues, con el hecho de que determinados individuos que se dedican de un determinado modo a la producción, contraen entre sí estas relaciones sociales y políticas determinadas Respecto al El Estado: La estructura social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de determinados individuos.

Instituto Marx-Engels bajo la dirección de David Riazanov, en 1932. Fuente del presente texto: K. Marx & F. Engels. La ideología alemana. Montevideo: Pueblos Unidos, 1959. Trad. al castellano de W. Roces. Disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/


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El Estado que impera sobre estos individuos, no depende del capricho, imaginación del individuo. O, como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, sino tal y como realmente son. Es decir, tal y como actúan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales, independientes de su voluntad. La conciencia por tanto, la producción de las ideas, las representaciones y la conciencia aparece, al principio, directamente entrelazada con la actividad material y el trato material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. La formación de las ideas, el pensamiento, el trato espiritual de los hombres se presentan aquí todavía como emanación directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc., de un pueblo. Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero se trata de hombres reales y activos tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el trato que a él corresponde, hasta llegar a sus formas más lejanas. La conciencia [das Bewusstsein] jamás puede ser otra cosa que el ser consciente [das bewusste Sein], y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología, los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno proviene igualmente de su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina proviene de su proceso de vida directamente físico. Por consiguiente, respecto de la conciencia, totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empíricamente registrable y ligado a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellos correspondan pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producción material y su intercambio material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como si fuera un individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia. Sus premisas son los hombres, pero no tomados en un aislamiento y rigidez fantástica, sino en su proceso de desarrollo real y empíricamente registrable, bajo la acción de determinadas condiciones. Como es lógico, no tomaremos el trabajo de ilustrar a nuestros sabios filósofos acerca de que la «liberación» del «hombre» no ha avanzado todavía un paso siquiera si han disuelto la filosofía, la teología, la sustancia y toda la demás porquería en la «autoconciencia», si han liberado al «hombre» de la dominación de estas frases, a las que jamás ha estado sometido;


acerca de que la liberación real no es posible si no es en el mundo real y con medios reales, que no se puede abolir la esclavitud sin la máquina de vapor y la Mule Jenny, que no se puede abolir el régimen de la servidumbre sin una agricultura mejorada, que, en general, no se puede liberar a los hombres mientras no estén en condiciones de asegurarse plenamente comida, bebida, vivienda y ropa de adecuada calidad y en suficiente cantidad. La «liberación» es un acto histórico y no mental, y conducirán a ella las relaciones históricas, el estado de la industria, del comercio, de la agricultura, de las relaciones… Luego, además, en consonancia con los distintos grados de su desarrollo, el absurdo de la sustancia, el sujeto, la autoconciencia y la crítica pura, exactamente de la misma manera que el absurdo religioso y teológico, y después de eso volverán a suprimirla cuando hayan avanzado bastante en su desarrollo. …de lo que se trata en realidad y para el materialista práctico, es decir, para el comunista, es de revolucionar el mundo existente, de atacar prácticamente y de hacer cambiar las cosas con que nos encontramos.

De todos estos aspectos, Lenin, bajo las condiciones históricas en que vivió, de una autocracia sostenida formalmente por la violencia y ―podrida hasta sus cimientos tras esa gran muralla‖ –como expresara el propio Lenin- destaco el carácter represivo que tiene el Estado como instrumento de clases. No obstante resaltar esta función, Lenin no deja de destacar la importancia de las demás funciones del Estado. De esta forma, Lenin parte señalando que las implicancias y dificultades en el abordaje sobre el problema del Estado. Y advierte que siendo el primer curso sobre el Estado en la primera conferencia no se consiga que la exposición sea suficientemente clara y comprensible para muchos oyentes. El problema del Estado es uno de los más complicados y difíciles, tal vez aquel en el que más confusión sembraron los eruditos, escritores y filósofos burgueses. No cabe esperar, por lo tanto, que se pueda llegar a una comprensión profunda del tema con una breve charla, en una sola sesión, afirma Lenin. Porque, el problema es tan complejo y ha sido tan embrollado por los eruditos y escritores burgueses, que quien desee estudiarlo seriamente y llegar a dominarlo por cuenta propia, debe abordarlo varias veces, volver sobre él una y otra vez y considerarlo desde varios ángulos, para poder llegar a una comprensión clara y definida de él. El problema del Estado es crucial, fundamental y básico en toda política y, no sólo en tiempos turbulentos y revolucionarios, sino incluso en los más pacíficos, se encontrarán con él todos los días83. ¿Qué es el Estado, cuál es su naturaleza, cuál es su significación y cuál es la actitud del partido comunista bolchevique hacia el Estado? ¿Qué es el Estado, cómo surgió y fundamentalmente, cuál debe ser la actitud hacia el Estado del partido de la clase obrera, que lucha por el total derrocamiento del capitalismo? Metodológicamente, apunta Lenin, hay que abordar el problema científicamente, no olvidando el nexo histórico fundamental, analizando cada problema desde el punto de vista de cómo surgió en la historia el fenómeno dado y cuáles fueron las principales etapas de su desarrollo y, desde el punto de vista de su desarrollo, examinar en qué se ha convertido hoy. Para tratar debidamente este problema, lo mismo que cualquier otro -- por ejemplo el de los orígenes del capitalismo, la explotación del hombre por el hombre, el del socialismo, cómo surgió el socialismo, qué condiciones lo engendraron --, cualquiera de estos problemas sólo puede ser enfocado con seguridad y confianza si se echa una mirada a la historia de su desarrollo en conjunto. Y lo más importante es que, como resultado de las lecturas que realicen, como resultado de las charlas y conferencias que escuchen sobre el Estado, los comunistas adquirirán la capacidad de enfocar este problema por sí mismos, ya que se enfrentarán con él en los más diversos motivos, en 83

― SOBRE EL ESTADO‖: Conferencia pronunciada en la Universidad Sverdlov, el 11 de julio de 1919, V. I. Lenin. Texto disponible en http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/11071919.htm


relación con las cuestiones más triviales, en los contextos más inesperados, y en las permanentes discusiones y debates con los adversarios84. En relación con este problema hay que tener presente, ante todo, que no siempre existió el Estado. Todavía hoy es confundido muy a menudo con una concepción religiosa que pretende que el Estado es algo divino, algo sobrenatural, cierta fuerza, en virtud de la cual ha vivido la humanidad, que confiere, o puede conferir a los hombres, o que contiene en sí algo que no es propio del hombre, sino que le es dado de fuera: una fuerza de origen divino. La doctrina sobre el Estado, su concepción impregna profundamente todas las costumbres, las concepciones, la ciencia. Y esto es así porque la teoría del Estado sirve para justificar los privilegios sociales, la existencia de la explotación, la existencia del capitalismo, razón por la cual sería el mayor de los errores esperar imparcialidad en este problema, abordarlo en la creencia de que quienes pretenden ser científicos puedan brindarles a ustedes una concepción puramente científica del asunto. La lucha de clases refleja o expresa el un conflicto entre concepciones sobre el Estado, en la apreciación del papel y de la significación del Estado. Lenin, habida cuenta de los aportes marxistas de aquella época sugiere partir estudiando la obra de Engels ―El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado‖. Conforme a este trabajo, hubo un tiempo en que no había Estado. Este aparece en el lugar y momento en que surge la división de la sociedad en clases, cuando aparecen los explotadores y los explotados. Antes de que surgiera la primera forma de explotación del hombre por el hombre, la primera forma de la división en clases -- propietarios de esclavos y esclavos --, existía la familia patriarcal o, como a veces se la llama, la familia del clan (clan: gens; en ese entonces vivían juntas las personas de un mismo linaje u origen). Los vínculos generales, la sociedad misma, la disciplina y organización del trabajo se mantenían por la fuerza de la costumbre y la tradición, por la autoridad y el respeto de que gozaban los ancianos del clan o las mujeres -- quienes en aquellos tiempos, no sólo gozaban de una posición social igual a la de los hombres, sino que, no pocas veces, gozaban incluso de una posición social superior --, y en que no había una categoría especial de personas que se especializaban en gobernar Es el respeto, el poder de que gozaban los ancianos del clan; a veces este poder era reconocido a las mujeres -- la posición de las mujeres, entonces, no se parecía a la de opresión y falta de derechos de las mujeres de hoy (observa Lenin)--, pero en ninguna parte encontramos una categoría especial de individuos diferenciados que gobiernen a los otros y que, en aras y con el fin de gobernar, dispongan sistemática y permanentemente de cierto aparato de coerción, de un aparato de violencia, tal como el que representan actualmente, los grupos especiales de hombres armados, las cárceles y demás medios para someter por la fuerza la voluntad de otros, todo lo que constituye la esencia del Estado85. El Estado aparece en su primera manifestación como un aparato de gobierno, separado de la sociedad humana. Cuando aparece un grupo especial de hombres de esta clase, dedicados exclusivamente a gobernar y que para gobernar necesitan de un aparato especial de coerción para someter la voluntad de otros por la fuerza -- cárceles, grupos especiales de hombres, ejércitos, etc. -, es cuando aparece el Estado. La historia demuestra que el Estado, como aparato especial para la coerción de los hombres, surge solamente donde y cuando aparece la división de la sociedad en clases, o sea, la división en grupos de personas, algunas de las cuales se apropian permanentemente del trabajo ajeno, donde unos explotan a otros.

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―SOBRE EL ESTADO‖, op.cit. ―SOBRE EL ESTADO‖, op.cit.


El desarrollo de todas las sociedades humanas revela una sujeción general a leyes, una regularidad y consecuencia; de modo que tenemos, primero, una sociedad sin clases, la sociedad originaria, patriarcal, primitiva, en la que no existían aristócratas; luego una sociedad basada en la esclavitud, una sociedad esclavista. En la gran mayoría de los países, la esclavitud, en el curso de su desarrollo, evolucionó hacia la servidumbre. La división fundamental de la sociedad era: los terratenientes propietarios de siervos, y los campesinos siervos. Cambió la forma de las relaciones entre los hombres. Los poseedores de esclavos consideraban a los esclavos como su propiedad; la ley confirmaba este concepto y consideraba al esclavo como un objeto que pertenecía íntegramente al propietario de esclavos. Por lo que se refiere al campesino siervo, subsistía la opresión de clase y la dependencia respecto del señor feudatario de la tierra. Más tarde, con el desarrollo del comercio, la aparición del mercado mundial y el desarrollo de la circulación monetaria, dentro de la sociedad feudal surgió una nueva clase, la clase capitalista. En la sociedad capitalista, los dueños del capital, los dueños de la tierra y los dueños de las fábricas constituían y siguen constituyendo, una insignificante minoría de la población, que gobierna totalmente el trabajo de todo el pueblo, y, por consiguiente, gobierna, oprime y explota a toda la masa de trabajadores, la mayoría de los cuales son proletarios, trabajadores asalariados, que se ganan la vida en el proceso de producción, sólo vendiendo su mano de obra, su fuerza de trabajo. Con el paso al capitalismo, los campesinos, que habían sido divididos y oprimidos bajo el feudalismo, se convirtieron, en parte (la mayoría) en proletarios, y en parte (la minoría) en campesinos ricos, quienes a su vez contrataron trabajadores y constituyeron la burguesía rural. En cada uno de estos procesos, pese a los enormes cambios históricos que han tenido lugar, pese a todas las vicisitudes políticas y a todas las revoluciones relacionadas con este desarrollo de la humanidad y con la transición de la esclavitud al capitalismo, pasando por el feudalismo, y hasta llegar a la actual lucha mundial contra el capitalismo, siempre se percibe el surgimiento del Estado86. El Estado ha sido siempre un aparato al margen de la sociedad, consistente en un grupo de personas dedicadas exclusiva o casi exclusivamente o principalmente a gobernar. Los hombres se dividen en gobernados y en especialistas en gobernar, que se colocan por encima de la sociedad y son llamados gobernantes, representantes del Estado. Este aparato, este grupo de personas que gobiernan a otros, se apodera siempre de ciertos medios de coerción, de violencia física, ya sea que esta violencia sobre los hombres se exprese en la maza primitiva o en tipos más perfeccionados de armas, en la época de la esclavitud, o en las armas de fuego inventadas en la Edad Media o, por último, en las armas modernas, que en el siglo XX son verdaderas maravillas de la técnica y se basan íntegramente en los últimos lo gros de la tecnología moderna Y sólo examinando estos fenómenos generales, preguntándonos por qué no existió ningún Estado cuando no había clases, cuando no había explotadores y explotados, y por que apareció cuando aparecieron las clases; sólo así encontraremos una respuesta definida a la pregunta de cuál es la esencia y la significación del Estado, sintetiza Lenin El Estado es una máquina para mantener la dominación de una clase sobre otra. Cuando no existían clases en la sociedad, cuando, antes de la época de la esclavitud, los hombres trabajaban en condiciones primitivas de mayor igualdad, en condiciones en que la productividad del trabajo era todavía muy baja y cuando el hombre primitivo apenas podía conseguir con dificultad los medios indispensables para la existencia más tosca y primitiva, entonces no surgió, ni podía surgir, un grupo especial de hombres separados especialmente para gobernar y dominar al resto de la sociedad. Sólo cuando apareció la primera forma de la división de la sociedad en clases, cuando apareció la esclavitud, cuando una clase determinada de hombres, al concentrarse en las formas 86

―SOBRE EL ESTADO‖, op.cit.


más rudimentarias del trabajo agrícola, pudo producir cierto excedente, y cuando este excedente no resultó absolutamente necesario para la más mísera existencia del esclavo y pasó a manos del propietario de esclavos, cuando de este modo quedó asegurada la existencia de la clase de los propietarios de esclavos, entonces, para que ésta pudiera afianzarse era necesario que apareciera un Estado. El desarrollo del Estado está directamente ligado al perfeccionamiento y avance tecnológico de los medios de comunicación. Lenin sostiene que es imposible obligar a la mayor parte de la sociedad a trabajar en forma sistemática para la otra parte de la sociedad sin un aparato permanente de coerción. Mientras no existieron clases, no hubo un aparato de este tipo. Cuando aparecieron las clases, siempre y en todas partes, a medida que la división crecía y se consolidaba, aparecía también una institución especial: el Estado. A medida que se desarrollan las formas de Estado, se complejiza aún más la relación entre clases sociales y lucha de clases. Por ejemplo, en la republica democrática participaban todos, pero siempre todos los propietarios de esclavos, todos, menos los esclavos. Debe tenerse en cuenta este hecho fundamental, pues arroja más luz que ningún otro sobre el problema del Estado, y pone claramente de manifiesto la naturaleza del Estado. Por eso, perfeccionar el Estado significa perfeccionar las formas de gestión de la propiedad privada, es el encubrimiento de la Lucha de clases como guerra civil. El desarrollo del comercio, el desarrollo del intercambio de mercancías, condujeron a la formación de una nueva clase, la de los capitalistas. El capital se conformo como tal al final de la Edad Media, cuando, después del descubrimiento de América, el comercio mundial adquirió un desarrollo enorme, cuando aumentó la cantidad de metales preciosos, cuando la plata y el oro se convirtieron en medios de cambio, cuando la circulación monetaria permitió a ciertos individuos acumular enormes riquezas. La plata y el oro fueron reconocidos como riqueza en todo el mundo. Declinó el poder económico de la clase terrateniente y creció el poder de la nueva clase, los representantes del capital. La sociedad se reorganizó de tal modo, que todos los ciudadanos parecían ser iguales, desapareció la vieja división en propietarios de esclavos y esclavos, y todos los individuos fueron considerados iguales ante la ley, independientemente del capital que poseyeran -- propietarios de tierras o pobres hombres sin más propiedad que su fuerza de trabajo, todos eran iguales ante la ley. La ley protege a todos por igual; protege la propiedad de los que la tienen, contra los ataques de las masas que, al no poseer ninguna propiedad, al no poseer más que su fuerza de trabajo, se empobrecen, arruinan poco a poco y se convierten finalmente en proletarios. Tal es la sociedad capitalista. Esta sociedad fue avanzando contra la servidumbre, contra el viejo régimen feudal, bajo la consigna de la libertad. Pero era la libertad para los propietarios. La abolición del feudalismo significó la libertad para los representantes del Estado capitalista y sirvió a sus fines, puesto que la servidumbre se derrumbaba y los campesinos tenían la posibilidad de poseer en plena propiedad la tierra adquirida por ellos mediante un rescate o, en parte por el pago de un tributo; esto no interesaba al Estado; protegía la propiedad sin importarle su origen, pues el Estado se basa en la propiedad privada. Incluso cuando el terrateniente cedía parte de sus tierras a los campesinos, el Estado protegía la propiedad privada, resarciendo al terrateniente con una indemnización, permitiéndole obtener dinero por la tierra. El Estado, por así decirlo, declaraba que ampararía totalmente la propiedad privada y le otorgaba toda clase de apoyo y protección. El Estado reconocía los derechos de


propiedad de todo comerciante, fabricante e industrial. Y esta sociedad, basada en la propiedad privada, en el poder del capital, en la sujeción total de los obreros desposeídos y las masas trabajadoras del campesinado proclamaba que su régimen se basaba en la libertad. Al luchar contra el feudalismo, proclamó la libertad de propiedad y se sentía especialmente orgullosa de que el Estado hubiese dejado de ser, supuestamente, un Estado de clase. Proclamaba el sufragio universal y, por intermedio de sus defensores, predicadores, eruditos y filósofos, que no era un Estado de clase. Incluso ahora, cuando las repúblicas socialistas soviéticas han comenzado a combatir el Estado, nos acusan de ser violadores de la libertad y de erigir un Estado basado en la coerción, en la represión de unos por otros, mientras que ellos representan un Estado de todo el pueblo, un Estado democrático. Y este problema, resurge de nuevo cuando ha comenzado la revolución socialista mundial y cuando la revolución triunfa, cuando la lucha contra el capital mundial se agudiza en extremo, un problema que adquiriere la mayor importancia y puede decirse que se ha convierte en el problema más candente, en el foco de todos los problemas políticos y de todas las polémicas políticas del presente. Y esto siempre ocurre cuando los proletarios, los desposeídos hacen revolución. ¿Es el Estado, en un país capitalista, en una república democrática -- especialmente en repúblicas como Suiza o Norteamérica --, en las repúblicas democráticas más libres, la expresión de la voluntad popular, la resultante de la decisión general del pueblo, la expresión de la voluntad nacional, etc., o el Estado es una máquina que permite a los capitalistas de esos países conservar su poder sobre la clase obrera y el campesinado? Este es el problema fundamental en torno del cual giran todas las polémicas políticas en el mundo entero. En todo Estado en el que existe la propiedad privada de la tierra y los medios de producción, en el que domina el capital, por democrático que sea, es un Estado capitalista, una máquina en manos de los capitalistas para el sojuzgamiento de la clase obrera y los campesinos pobres. Y el sufragio universal, la Asamblea Constituyente o el Parlamento son meramente una forma, una especie de pagaré, que no cambia la esencia del asunto. Las formas de dominación del Estado pueden variar: el capital manifiesta su poder de un modo donde existe de una forma u otra forma, pero el poder está siempre, esencialmente, en manos del capital, ya sea que exista o no el voto restringido u otros derechos, ya sea que se trate de una república democrática o no; en realidad, cuanto más democrática es, más burda y cínica es la dominación del capitalismo El capital, una vez que existe, domina la sociedad entera, y ninguna república democrática, ningún derecho electoral pueden cambiar la esencia del asunto. La república democrática y el sufragio universal representaron un enorme progreso comparado con el feudalismo: permitieron al proletariado lograr su actual unidad y solidaridad y formar esas filas compactas y disciplinadas que libran una lucha sistemática contra el capital. La humanidad avanzó hacia el capitalismo y fue el capitalismo solamente, lo que, gracias a la cultura urbana, permitió a la clase oprimida de los proletarios adquirir conciencia de sí misma y crear el movimiento obrero mundial, los millones de obreros organizados en partidos en el mundo entero; los partidos socialistas que dirigen conscientemente la lucha de las masas. Sin parlamentarismo, sin un sistema electoral, habría sido imposible este desarrollo de la clase obrera. Es por ello que todas estas cosas adquirieron una importancia tan grande a los ojos de las grandes masas del pueblo. Es por ello que parece tan difícil un cambio radical. Esto último es clave. La discusión actual sobre el Estado debe darse sobre la tesis de que existen condiciones objetivas para el socialismo pero no condiciones subjetivas.


Un Estado libre es una farsa mientras exista la propiedad privada. El Estado aunque sea una república democrática, no es más que una máquina en manos de los capitalistas para reprimir a los obreros, y mientras más libre es el Estado, con mayor claridad se manifiesta esto. Ejemplo, Suiza y EE.UU, países donde precisamente el capital domina y reina con mayor prosperidad, lugares donde existe una gran afluencia de capitales del mundo. Y debemos poner esta máquina en manos de la clase que habrá de derrocar el poder del capital. Debemos rechazar todos los viejos prejuicios acerca de que el Estado significa la igualdad universal; pues esto es un fraude: mientras exista explotación no podrá existir igualdad. La máquina, llamada Estado, y ante la que los hombres se inclinaban con supersticiosa veneración, porque creían en el viejo cuento de qué significa el Poder de todo el pueblo, el proletariado la rechaza y afirma: es una mentira burguesa. Nosotros hemos arrancado a los capitalistas esta máquina y nos hemos apoderado de ella. Utilizaremos esa máquina, o garrote, para liquidar toda explotación; y cuando toda posibilidad de explotación haya desaparecido del mundo, cuando ya no haya propietarios de tierras ni propietarios de fábricas, y cuando no exista ya una situación en la que unos están saciados mientras otros padecen hambre, sólo cuando haya desaparecido por completo la posibilidad de esto, relegaremos esta máquina a la basura. Entonces no existir á Estado ni explotación. Para comprender la concepción leninista de Estado, es fundamental remitirse a la concepción leninista de la lucha de clases y el partido revolucionario. A este respecto Lenin sostiene que87 los marxistas revolucionarios se basan íntegramente en la teoría de Marx: Esta transformó por primera vez el socialismo de utopía en ciencia, echó las sólidas bases de esta ciencia y trazó el camino que había de tomar, desarrollándola y elaborándola en todos sus detalles. Esta descubrió la esencia de la economía capitalista contemporánea, explicando cómo la contratación del obrero, la compra de la fuerza de trabajo, encubre la esclavización de millones de desposeídos por un puñado de capitalistas, dueños de la tierra, de las fábricas, de las minas, etc. Esta demostró cómo todo el desarrollo del capitalismo contemporáneo tiende a suplantar la pequeña producción por la grande y crea las condiciones que hacen posible e indispensable la estructuración socialista de la sociedad. Esta nos enseñó a ver, bajo el manto de costumbres arraigadas, de intrigas políticas, de leyes complejas y doctrinas hábilmente fraguadas, la lucha de clases, la lucha entre las clases poseedoras de todo género y las masas desposeídas, el proletariado, que está a la cabeza de todos los desposeídos. La teoría de Marx puso en claro la verdadera tarea de un partido socialista revolucionario: no inventar planes de reestructuración de la sociedad ni ocuparse de la prédica a los capitalistas y sus acólitos de la necesidad de mejorar la situación de los obreros, ni tampoco urdir conjuraciones SINO, ORGANIZAR LA LUCHA DE CLASE DEL PROLETARIADO Y DIRIGIR ESTA LUCHA, QUE TIENE POR OBJETIVO FINAL LA CONQUISTA DEL PODER POLÍTICO POR EL PROLETARIADO Y LA ORGANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD SOCIALISTA. 87

―Nuestro Programa‖, V. I. Lenin. Escrito: En las segunda mitad de 1899. Primera edición: En 1925 en la Recopilación de Lenin, t. III, de acuerdo con un manuscrito de mano desconocida. Digitalización: Ediciones Bandera Roja. Fuente: V. I. Lenin, Marx, Engels, Marxismo, 1a edición. Ediciones en Lenguas Extranjeras: Beijing, 1980, págs. 126-132, en versión realizada sobre la base de diversas ediciones en lengua castellana y confrontada con el original ruso. Esta Edición: Marxists Internet Archive, abril de 2004.


¿Qué aportaron de nuevo a esta teoría aquellos bulliciosos "renovadores"? –se preguntaba LeninAbsolutamente nada –responde-: no impulsaron ni un paso la ciencia que nos legaron, con la indicación de desarrollarla, Marx y Engels; no enseñaron al proletariado ningún nuevo método de lucha; no hicieron más que replegarse, recogiendo fragmentos de teorías atrasadas y predicando al proletariado, en lugar de la doctrina de la lucha, la de las concesiones a los enemigos más encarnizados del proletariado, a los gobiernos y partidos burgueses, que no se cansan de inventar nuevos métodos de persecución contra los socialistas. gritarán que queremos convertir el partido socialista en una orden de "ortodoxos", que persiguen a los "herejes" por su apostasía del "dogma", por toda opinión independiente, etc. Conocemos todas estas frases cáusticas tan en boga. Pero ellas no contienen ni un grano de verdad, ni un ápice de sentido común. No puede haber un fuerte partido socialista sin una teoría revolucionaria que agrupe a todos los socialistas, de la que éstos extraigan todas sus convicciones y la apliquen en sus procedimientos de lucha y métodos de acción. Defender esta teoría no significa, en modo alguno, ser enemigo de toda crítica. No consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado e intangible: estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los socialistas deben impulsar en todas las direcciones, si es que no quieren quedar rezagados de la vida. Creemos que para los socialistas rusos es particularmente necesario impulsar independientemente la teoría de Marx, porque esta teoría da solamente los principios directivos generales, Ya hemos dicho que la esencia de este programa consiste en la organización de la lucha de clase del proletariado y en la dirección de esta lucha, cuyo objetivo final es la conquista del Poder político por el proletariado y la estructuración de la sociedad socialista. La lucha de clase del proletariado se compone de la lucha económica (contra capitalistas aislados o contra grupos aislados de capitalistas por el mejoramiento de la situación de los obreros) y de la lucha política (contra el gobierno por la ampliación de los derechos del pueblo, esto es, por la democracia, y por la ampliación del poder político del proletariado). Algunos consideran incomparablemente más importante la lucha económica y llegan casi a aplazar la lucha política para un porvenir más o menos lejano. Semejante opinión es profundamente equivocada. Todos los socialdemócratas están de acuerdo en que se debe organizar la lucha económica de la clase obrera, en que en este terreno hay que llevar a cabo una agitación entre los obreros, es decir, hay que ayudarlos en su lucha diaria contra los patronos llamar su atención sobre todos los aspectos y casos de opresión y explicarles de este modo la necesidad de unirse Pero olvidar la lucha política a causa de la lucha económica significaría renegar del principio fundamental de la socialdemocracia del mundo entero, significaría olvidar todas las enseñanzas que nos proporciona la historia del movimiento obrero. Los fervientes partidarios de la burguesía y del gobierno puesto a su servicio intentaron incluso, más de una vez organizar asociaciones de obreros de carácter puramente económico, para desviarlos de esta manera de la "política" y del socialismo88. Ninguna lucha económica puede aportar a los obreros un mejoramiento estable, ni siquiera puede llevarse a cabo en amplia escala, si los obreros no tienen el derecho de organizar libremente sus asambleas y sindicatos, de editar periódicos propios, etc. Pero de hecho todos los funcionarios son designados únicamente de entre los que pertenecen a la clase de lopropietarios y todos ellos están sometidos a la influencia de los grandes capitalistas, quienes hacen de los ministros lo que quieren y obtienen de ellos todo lo que pretenden. Sobre la clase obrera rusa pesa un doble yugo: la expolian y saquean los capitalistas y los terratenientes y, para que no pueda luchar contra ellos, la ata de pies y manos la policía, que además la amordaza y castiga todos sus intentos de defender los derechos del pueblo. Toda huelga dirigida contra los capitalistas tiene por resultado el que el ejército y la policía sean lanzados contra los obreros. Toda lucha económica necesariamente se transforma en una lucha política

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―Sobre el Estado‖, op. Cit.


EL PROBLEMA DE LA DOMINACIÓN CULTURAL VISTO POR LA ESCUELA DE FRANCKFURT Y LA TEORÍA CRÍTICA. Hacia la década de 1930, en tiempos de una severa crisis capitalista-imperialista, entre dos devastadoras guerras mundiales y durante el surgimiento del fascismo y el nazismo en Europa, fue fundado el Instituto para la Investigación Social (Institut f ü r Sozialforschung), de la Universidad de Frankfurt del Meno en Alemania por Max Horkheimer89, Theodor W. Adorno90 y otros. Como resultado del fracaso del movimiento socialista y su propósito de extenderse más allá de la Revolución de Octubre y propagarse hacia Europa Occidental y otros países, se volvió necesario reconsiderar y revisar la teoría marxista. Como tal surgió la así llamada "Escuela de Franckfurt", dedicada a una severa investigación social unida a una profunda reflexión a la teoría y la filosofía desde el punto de vista académico. Originalmente esta escuela nació para reunir a todos los marxistas disidentes, especialmente aquellos que aborrecían el revisionismo y el reformismo de la "social-democracia", tal y como fue propagada por Karl Kautsky y Eduard Bernstein. También criticó a los "loros" y acérrimos fanáticos Stalinistas. Entre los grandes pensadores de la Escuela de Franckfurt encontramos a Theodor W. Adorno, Max Horkheimer, Walter Benjamin, Herbert Marcuse, Alfred Sohn-Rethel, Erich Fromm, Alfred Schmidt, Jürgen Habermas y Oscar Negt; mientras que entre sus más notables críticos contamos a Ernst Bloch, Georg Lukács, Henryk Grossman y Umberto Eco91. En sus intentos por impulsar, renovar, actualizar al marxismo bajo las modernas condiciones globales, buscaban respuestas científicas en otras esferas de las ciencias sociales, por lo tanto, fueron influenciados por Max Weber y Sigmund Freud. De esta manera nació el Freudo-Marxismo. Los alienantes procesos de des-naturalización, disocialización y des-humanización dentro del sistema universal del Trabajo nos han reducido a la absoluta mayoría de nosotros a "herramientas parlantes" (Aristóteles), a "mercancías" (Marx). Este fue el diagnóstico de los grandes pensadores de la Teoría Crítica. La Teoría Crítica es el producto de la insatisfacción y frustración del marxismo burgués (marxistas de academia) con el estado de la teoría marxista y, en particular, con su tendencia hacia el determinismo económico. La crítica a la que hace mención su nombre, presenta varias vertientes: la primera consiste en la crítica de la sociedad occidental capitalista y consumista contemporánea, y la segunda, en la de las ciencias sociales, especialmente de la sociología norteamericana imperante de tipo empirista y positivista. Por extensión, la Teoría Crítica se propuso discutir la presencia de una crítica a la teoría marxista, del positivismo, de la sociología, de la sociedad moderna y de la cultura. En su lugar, la investigación social propuesta por la teoría crítica expone la sociedad investigada como un todo, por lo que rechaza los intentos de crear sociologías especializadas en sectores de la sociedad, por encontrarse desviadas de la comprensión de la sociedad como totalidad interrelacionada. La sociología debía ponerse a la altura de su tiempo atendiendo precisamente los mecanismos de dominación y rescatar la verdad oculta tras la ideología. Por eso, el pensamiento debe ser crítico y reflexivo. Crítico no como negación directa de la realidad, sino como renuncia a una aceptación irreflexiva de la realidad (social) tal y como se nos presenta. La crítica parte siempre de una sencilla proposición: ―otra sociedad es posible‖ sólo en la medida en que el pensamiento 89

―Teoría Crítica‖, Amorrortu, Buenos Aires 1998. ―Dialéctica de la Ilustración‖, Theordor Adorno y Max Horkheimer, Trolta, Madrid 2001. También ver ―Dialéctica Negativa‖, Taurus, Madrid 1990. 91 ―Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Praxis Revolucionaria, Por: Franz J. T. Lee | Jueves, 06/07/2006 Learning from the Frankfurt School: Critical Theory and Revolutionary Praxis , disponible en http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=62811 También ver: http://www.aporrea.org/ideologia/a23319.html 90


crítico puede también ser reflexivo. La teoría, nacida de la injusticia social misma, puede llegar a modificar, a transformar a la sociedad, superando así la dicotomía entre teoría y práctica92. La Escuela de Frankfurt fue fundada por Horkheimer93 quién formula sus principios y tesis en obras fundacionales como ―Teoría Tradicional y Teoría Crítica‖ y en ―Materialismo, Metafísica y Moral‖. ―Introducir razón en el mundo‖, ―rescatar los proyectos individuales del sujeto concreto y real‖, es uno de los objetivos de la escuela, recurriendo a un conocimiento lo más científico posible como una condición indispensable. El pensamiento debe nacer, a ojos de Horkheimer, a partir de las contradicciones de la realidad, desde todo aquello que nos hace pensar una sociedad distinta. Adorno94, fue quién más diáfanamente apuntó sus críticas hacia lo que sus teóricos denominaban la ―industria de la cultura‖, hacia las estructuras racionalizadas y burocratizadas (por ejemplo, la universidad y las cadenas de la televisión) que controlan la cultura moderna. A tal efecto, Adorno rescata y otorga un mayor interés al concepto marxista de ―superestructura‖ en desmedro de los elementos económicos, tratando de demostrar que la ―cultura de masas‖, se define como una cultura manipulada, falsa, no espontánea y reificada, opuesta a la verdad. En relación con esta industria, lo que más preocupa a los pensadores críticos son dos cuestiones. Primero, les preocupa su falsedad. Piensan que se trata de un conjunto pre-empaquetado de ideas producidas en masa y divulgadas a las masas por los medios de comunicación. Segundo, a los teóricos críticos les inquieta su efecto apaciguador, represor y entontecedor en los sujetos. Pero además, la Escuela de la Teoría Crítica también se interesa por lo que ella denomina la ―industria del conocimiento‖, en referencia a las entidades relativas a la producción del conocimiento (como universidades e institutos de investigación), las que se habrían convertido en estructuras opresoras interesadas en extender su influencia por toda la sociedad. En este sentido, la sociología, debe mantener la crítica de la sociedad. No es su función simplemente describir el todo social, sino precisamente impulsar su transformación, sacar a la luz lo que los instrumentos ideológicos pretenden esconder. La necesidad de lograr una comprensión adecuada del individuo hizo convocar a Freud mediante Erich Fromm quién se encargó de la tarea de armonizar las ideas esenciales del psicoanálisis con los presupuestos marxistas resituando como objeto de estudio la interacción entre individuo y sociedad. De otro lado, la economía tal y como aparece en el proyecto de Horkheimer, contó con la colaboración de Friedrich Pollock y su desarrollo de la teoría del Capitalismo de Estado. Comprender la dinámica de los procesos sociales, es el esfuerzo al que debe motorizar el impulso de intervenir en ellos, de intentar responder a la injusticia y al sufrimiento socialmente producido y que siguen pesando sobre los sujetos. En consecuencia, su punto de partida epistemológico serán los costes y mutilaciones del proceso de reproducción social sobre los individuos. Por ello su prioridad es potenciar elementos subjetivos de experiencia, y, por tanto, de resistencia, frente a la tendencia hacia una privatización total de la vida y a la imposición de un nuevo conformismo basado en la indiferencia. Uno de los principales logros de la Teoría Crítica ―clásica‖ es precisamente la reflexión sobre las condiciones de ―transmisión‖ de contenidos teóricos en una sociedad sometida a procesos de transformación acelerados y que afectan decisivamente las condiciones de producción de la teoría, 92

―Teoría Crítica y su interdisciplinariedad en la Escuela de Frankfurt.‖, Geovani Montalvo, 28 junio 2010.disponible en http://emontalvo.wordpress.com/2010/06/28/teoria-critica-y-su-interdisciplinariedad-enla-escuela-de-frankfurt/ 93 ―Teoría Tradicional y Teoría Crítica‖ (1937), Max Horkheimer, Paidos, España, año 2000; ―Razón y Autoconservación‖ (1942) , ―Materialismo, Metafísica y Moral‖, Editorial Tecnos, Madrid 1999. 94 Consúltese a este respecto, ―La Disputa del Positivismo en la Sociología Alemana‖, THeodor W. Adorno en debate con Karl Popper, Ralph Dahrendorf, Jürgen Habermas, Hans Albert, Haraldt Pilot, Colección Teoría y Realidad, Editorial Grijalbo, México 1973.


en su capacidad de incidencia en un destinatario real, y por supuesto a la posibilidad y el alcance de la experiencia. Adorno califico el proceso como ―industria cultural‖95. La Teoría Crítica supone operaciones de desvelamiento de discursos hegemónicos, establecimiento de consensos, el arribo a un concepto enfático de verdad, de conocimiento y de experiencia, de carácter transitorio en las actuales sociedades ―del conocimiento‖ y ―de la información‖. La principal fuente de decadencia de esta escuela es el aparente elevado nivel de vida de los individuos en la Europa de Estado Benefactor. De modo que estos ya no viven soportando un sufrimiento sistemático y sus consecuencias. Tras esta constatación algunos de los cultores de la Teoría Crítica buscaron las condiciones para el desarrollo de la Teoría en el llamado Tercer Mundo donde se verificaría una creciente degradación de las condiciones laborales y naturales a la par del debilitamiento de la subjetividad de los sujetos. Pero en la tarea de fortalecer la subjetividad y la experiencia, en su renuncia a Marx, se abrieron las puertas de par en par al post modernismo bajo el supuesto de que los sujetos ―reales y concretos‖ (individuos en comunidades, en pequeñas agrupaciones, en tribus, en colectivos, etc) son el verdadero motor de la historia y no las clases sociales ( que para el sistema capitalista es la clase proletaria). Sin materialismo dialéctico, la recuperación del sujeto, sus experiencias, su subjetividad derivo en puro eclecticismo, posmodernismo y un nuevo tipo de individualismo, aún más feroz que el antiguo individualismo propio del capitalismo decimónico. La respuesta de la Teoría Crítica fue poner de manifiesto las contradicciones del principio social que impulsa al movimiento de individuos cuyo impulso hacia la satisfacción y, en último término, a la felicidad, vino a reivindicar los principios de la escuela marginalista y utilitarista de Alfred Marshall. Adorno fue quien más se esforzó para que ―el giro al sujeto‖ proclamado por él mismo fortaleciera las disposiciones subjetivas de un ―yo fuerte‖, capaz de sustraerse a las formas socialmente dominantes de comportamiento, por oposición negativa a una identidad satisfecha con criterios de políticas de consumo, pertenencia a tribus urbanas y modas, o estilos de vida ―alternativos‖, de los cultural studies o de las políticas de identidad; en la satisfacción del impulso de identificación con un grupo se esconde un elemento de disolución que hoy es ante todo regresivo y que debe ser desenmascarado como falsa promesa de felicidad96. Habermas hizo lo propio con sus estudios sobre la acción comunicativa, aunque declara que no busca ninguna continuidad con el programa teórico de sus antecesores, al declararle de antemano como envejecido y no vinculante: de ahí la supuesta necesidad de un ―cambio de paradigma‖ que la ―supere‖. La consecuencia es un modo de ―heredar‖ la Teoría Crítica en la que sólo pervive de ésta el nombre, la etiqueta. En efecto, gracias a Habermas, esta ―tradición teórica‖ ha podido gozar de una gran resonancia académica a nivel internacional, pero al precio de abandonar sus objetivos y métodos. La teoría de la comunicación de Jürgen Habermas es una compleja epistemología del desarrollo de una nueva teoría de la evolución social, que supuestamente forma parte de una teoría cuasi-transcendental del conocimiento emancipatorio, que no obstante se ha convertido en la moderna piedra fundacional de la posmodernidad. Sin embargo, las tareas iniciales de la Teoría Crítica, permanecen irresueltas y eclipsadas sus tentativas de continuación. La desrealización de lo real marcada por la desconexión de la información y la creciente dificultad para pensar las cosas en sus constelaciones objetivas, los

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―Actualidad de La Teoría Crítica‖ Jordi Maiso, en ―Constelaciones‖, Revista de Teoría Crítica, Número 1 Noviembre De 2009. 96 ―Actualidad de La Teoría Crítica‖ Jordi Maiso, op. Cit.


sujetos vivientes viéndose confrontados con una objetividad que les sobrepasa y donde apenas pueden aspirar a comprender, es el giro que propone Habermas97. En este punto, es conveniente detenerse un poco más detalladamente98. Las implicancias políticas para la sustentación de todo tipo de postura academicista, posmoderna y ciudadanista, así como toda esperanza en el capitalismo y su subsecuente repudio a la acción política revolucionaria de la clase proletaria tienen como vector principal el trabajo de Habermas y la Escuela de Franckfurt. Para la Escuela de Frankfurt, especialmente para Horkheimer, existe una división fundamental entre dos tipos de teoría: La teoría tradicional y la teoría crítica. La teoría tradicional es aquella que asiste a la reproducción del orden establecido, y por lo tanto emerge de los procesos de división del trabajo y reificación. La teoría tradicional –como sería el funcionalismo y la teoría de sistemas, por ejemplo- permite entender la experiencia de la social por medio de la racionalización a destajo. La teoría crítica se refiere a aquella teoría que subvierte el orden establecido y su proceso de reproducción social. Está diseñada para traer a la conciencia las contradicciones del capitalismo racionalizado. En este sentido, el irracionalismo del fascismo y la homogenización de la industria cultural moderna es la consecuencia lógica de los procesos de racionalización instalados al centro del liberalismo económico y político, cuya base es el individuo egoísta y calculador. De ahí viene la noción hegeliana de negatividad que atraviesa el pensamiento de Adorno, Horkheimer y Marcuse, que buscan someter a la crítica de los hechos todo lo que existe, ya que todas las dimensiones de la vida humana están administradas por el dominio de la razón y el positivismo. Adorno y Horkheimer anticiparon esta situación cuando escribieron sobre el impacto de la producción industrial de masas en la creación cultural. En su ensayo sobre La Industria Cultural de la Sociedad Moderna, Adorno y Horkheimer argumentan la pérdida de la verdadera libertad e individualidad producto del racionalismo y el desarrollo tecnológico que ha transformado la actividad cultural de manera negativa: la producción cultural –la artes, la literatura entre otras- ha evolucionado desde su etapa artesanal, caracterizada por el esfuerzo individual y bajo nivel de inversión, hasta alcanzar la etapa industrial. La industrial cultural se caracterizaría por los altos niveles inversión haciéndola más efectiva por medio del desarrollo tecnológico y la racionalización de los procesos productivo. La industria cultural seria parte de la producción en masa, por lo tanto, produciría mercancías estandarizadas. La ideología pasaría a impregnar la conciencia de cada individuo pues emana como manantial desde la industria y es absorbida por los sujetos, de ahí que la cultura en la sociedad de masas se caracterice por la homogenización estética. De otro lado, Walter Benjamín99 le da un giro al impacto sobre la cultura que tiene la transición de la manufactura artesanal a la industria de masas. El desarrollo de formas mecánicas de reproducción representa una de las características más novedosas de la modernidad. La imprenta, la litografía, la fotografía, el cine y le video presume que la obra de arte puede ser mecánicamente reproducida en cientos de miles de copias. Lo que cambió con el desarrollo tecnológico fue que la obra de arte dejo de ocupar un espacio único e irreproducible en el tiempo y el espacio. Al ser la obra copiable, ésta pierde autenticidad. En la producción manual o artesanal de la obra original contiene una autoridad, que se pierde cuando es copiada en masa. Benjamín sostiene que la obra pierde su aura, ya que la percepción única y mágica que el público tiene de ella es modificada por la reproducción mecánica. Empero, la era de la reproducción mecánica involucra un cambio positivo de relaciones sociales 97

―Actualidad de La Teoría Crítica‖ Jordi Maiso, op. Cit. Ver sus obras: ―Teoría y práctica; Teoría y praxis. Estudios de filosofía social‖ (1963). Tecnos, Madrid, 1963; ―Conocimiento e interés‖ (1968). Taurus, Madrid, 1981; ―Ciencia y técnica como ideología‖ (1968). Tecnos, Madrid, 1984. 99 ―La Obra de Arte en la época de su reproductibilidad técnica‖, Editorial Itaca, año 2003. También ver: ―Dialéctica en Suspenso: Fragmentos sobre la Historia‖, ARCIS-LOM, 2002. 98


entre el artista, la obra y la audiencia: El arte deja de ser un privilegio para pocos, se democratiza la actividad cultural. Benjamín celebra el advenimiento del cine y la industria fílmica, así como también la radio. Ahora miles y miles de trabajadores tienen acceso al arte y la música, y la actividad estética en general. Por otra parte, la reproducción mecánica no sólo permite a los trabajadores tener acceso, sino tener al alcance las herramientas para convertirse ellos mismos en artistas. Apelando al optimismo izquierdista de Walter Benjamin hacia la modernidad, podemos sostener que el gran problema con la Escuela de Frankfurt es que da tal poder a las instancias de dominación que al final del día se convierte en una perspectiva conservadora. Los trabajadores ya no juegan un papel transformador y mucho menos revolucionario, porque supuestamente se han aburguesado y vendido su espíritu crítico en los templos del consumismo. Es la sublimación represiva del consumo. El agente transformador existe, pero existe como un sujeto crítico trascendental fuera del mundo social, enclaustrado en el mundo individual de cada sujeto. Hacia los años 60, después de escribir el Hombre Unidimensional100, Marcuse sostiene que si bien es cierto, la clase obrera ha dejado de ser revolucionaria, el nuevo sujeto revolucionario lo representarían los sectores marginalizados del tercer mundo, o los negros y el movimiento estudiantil. Estudiante y discípulo de Adorno, el continuador de la Escuela De Frankfurt en el pensamiento social contemporáneo es Jürgen Habermas. En términos conceptuales, Habermas efectúa un quiebre bastante profundo con las principios iniciales de la Teoría Crítica, desarrollando un cuestionamiento al pesimismo de ésta, en una especie de línea de pensamiento original. Para Habermas, los procesos de dominación y alienación en la sociedad moderna no son producto de la razón misma, sino de un tipo especial de razón que ha sido la hegemónica: la razón instrumental. En la medida que la modernidad ha estado dominada por este tipo muy parcial y limitado de razón, la modernidad continúa siendo un proyecto inacabado (de aquí deriva la necesidad de la post modernidad) . Debe primar lo que él llama la ―razón comunicativa‖. Para Habermas, la dominación en la sociedad moderna es producto de la distorsión en los procesos de comunicación entre los diferentes actores del sistema. Todo el problema histórico se reduce así a una falla en la comunicación de los individuos y sujetos. ¿En qué consiste la teoría de la acción comunicativa de Habermas?101 La teoría de la acción comunicativa tiene tres preocupaciones centrales que están conectadas entre sí: Desarrolla un concepto de racionalidad que está más atada y limitada por las concepciones subjetivistas e individualistas de la filosofía y la teoría social moderna, entre las cuales se cuenta la fenomenología, el Verstehen weberiano y el interaccionismo simbólico. Para Habermas, el esfuerzo debe centrarse en integrar el concepto de mundo de vida desarrollado por la fenomenología dentro de un enfoque sistémico-estructuralista tomando en consideración el trabajo teórico de Durkheim y Parson entre otros. De otro lado, despliega una concepción que da cuenta de las patologías sociales de la sociedad moderna sin tener que abandonar el concepto de modernidad y razón. Estos problemas, Habermas los trata de resolver desarrollado un teoría social que se aleja de la filosofía de la conciencia y la intencionalidad de la fenomenología clásica, girando hacia la filosofía del lenguaje, en particular el concepto del acto de habla. En sus primeros escritos Habermas recurre a su propia reconstrucción del psicoanálisis desarrollando este giro. Uno de los modelos para su teoría es el proceso y método de la relación terapéutica entre el analista y el paciente. Si bien es cierto, la comunicación entre el analista y el paciente es más bien de una naturaleza especializada, se lleva a 100

Ensayo publicado en Boston el año 1954. Para la presente cita refiérase a Editorial Planeta, Argentina 1993. 101 Síntesis hecha en base al Programa Teoría Crítica de la Escuela de Sociología de la Universidad ARCIS a cargo del profesor Sergio Fiedler, año 2010, disponible en teoriacritica.blogspot.com


cabo por medio del uso del lenguaje común y pone por lo tanto el énfasis en los rasgos y potencialidades universales del lenguaje. De acuerdo a Habermas, cuando existe una comunicación efectiva y exitosa entre el analista y el paciente, este último logra una nueva libertad que la represión de la experiencia traumática le negaba. Lo que hace el paciente con la asistencia del analista es llevar a cabo un proceso de reflexión racional sobre su propia experiencia y asimila conscientemente así el material reprimido que había originado un proceso de comunicación distorsionada. Habermas señala una redención por medio del habla y el discurso que al ser de naturaleza compartida con las explicaciones que ofrece el analista, es también de carácter social. Para Habermas este modelo es aplicable a la sociedad o, mejor de dicho, a la esfera pública, donde un proceso de comunicación efectiva puede establecer consensos entre diferentes actores y garantizar las bases participativas e igualitarias de una sociedad democrática. Lo que trata Habermas de sacar del psicoanálisis es un modelo que presuma que puede haber una situación donde los desacuerdos y conflictos puedan ser racionalmente resueltos por medio de un modelo de comunicación que es libre de cualquier proceso de coerción, donde sólo la fuerza del mejor argumento prevalecerá. Cuando esto ocurre estamos ante lo que Habermas denomina la competencia comunicativa. Y, para Habermas, la sociedad se democratiza, y es en esencia democrática, en la medida que todos nacemos con la capacidad para usar competencias lingüísticas que son universales. La competencia comunicativa no solo permite construir oraciones sino expresar deseos e intenciones a otros de tal maneara que constantemente e implícitamente estamos haciendo ciertas demandas de validez: sobre la verdad de lo que decimos en relación al mundo objetivo, sobre la legitimidad de lo que decimos en relación a ciertos valores compartidos, sobre nuestras sinceridad o autenticidad de nuestra intenciones. La democracia se fortalece en tanto cuanto existan varias maneras de resolver las disputas que estas demandas de validez pueden generar: por medio de la autoridad, por medio de la coerción, o, por medio del poder de la argumentación para resolver diferencias y llegar al acuerdo o consenso. En esto radica precisamente la competencia comunicativa. La habilidad de controlar los medios necesarios para la construcción de una situación de consenso o lo que es llamada una ―situación de habla ideal‖, involucrando el uso de todos los medios lingüísticos para crear consenso y acuerdo entre dos más sujetos hablantes y actuantes102. La Teoría de la Acción Comunicativa es entonces una teoría de la creación y sustentación de las relaciones sociales por medio del habla. La sociedad se concibe como un proceso generación mediado por actos de habla. Su teoría presume la relación dialógica entre dos o más personas que hablan y escuchan, que profieren recíproca y simultáneamente no una, sino varias versiones diferentes de los que es la verdad. El lenguaje se convierte en un vehículo para lograr entendimiento y horizontalidad democrática. Este entendimiento involucra un proceso de interpretación entre las partes involucradas de manera que cada una integre la visión del otro en su propia lectura, y así llegar a resolver las diferencias. En este caso, ser competente en un proceso de comunicación significa no solo ser capaz de poner el pensamiento en palabras, sino también ser capaz de reflexionar críticamente sobre la propia versión de la verdad, la autocrítica103. En esta dimensión ¿cómo se pueden conceptualizar las normas sociales y el proceso de socialización dentro del paradigma de la comunicación postulado por Habermas? ¿Cómo la reproducción de la sociedad puede llegar a ser entendido como un logro comunicacional? El concepto clave para dar respuesta a estos problemas es el de ―mundo de vida‖. La noción ―mundo de vida‖ es considerada un complemento crucial de la Teoría de la Acción Comunicativa, ya que la 102

Síntesis hecha en base al Programa Teoría Crítica de la Escuela de Sociología de la Universidad ARCIS, op. Cit. 103 Síntesis hecha en base al Programa Teoría Crítica de la Escuela de Sociología de la Universidad ARCIS, op. Cit.


conecta con el concepto social concreto al dirigir nuestra atención al contexto formativo del acto de habla. Así, Habermas tiende a rechazar la noción subjetivista de mundo de vida que ofrece la fenomenología, ya que pone el énfasis en la reproducción del conocimiento cultural, dándole poca importancia a las transformaciones en los grupos sociales y la identidad personal104. Este ―mundo de vida‖ queda definido por un repertorio organizado de patrones interpretativos que son transmitidos cultural y lingüísticamente. Este repertorio conforma todo el conocimiento implícito y no cuestionado con los cuales nos movemos en nuestra vida diaria, conformando el telón de fondo de valores y presunciones del cual se nutren los individuos en el proceso de negociar las definiciones comunes de una situación con otros. Por lo tanto el proceso de comunicación está anclado en el mundo de vida. En el proceso de entenderse los unos con los otros acerca de una situación, los participantes de la comunicación se posicionan dentro de una tradición cultural que usan y transforman por medio del proceso de comunicación. Al coordinar las acciones por medio del reconocimiento intersubjetivo de demandas de validez criticables, los participantes de la comunicación descansan sobre su grupo social aumentando el grado de integración y cohesión de este. Mientras más acción comunicativa, más integración social. Desde el punto de vista de la socialización, los niños, al estar en contacto con personas que se constituyen en referentes de competencia comunicacional, internalizando los valores del grupo al cual pertenecen y adquieren las competencias para actuar socialmente105. En otras palabras, el proceso de comunicación tiene tres funciones fundamentales dentro del mundo de vida: alcanzar el entendimiento, coordinar las acciones y, socializar y formar la identidad personal. A partir de estas premisas Habermas sostiene que en las sociedades del capitalismo tardío se han desarrollado de una manera unilateral, favoreciendo selectivamente la institucionalización de estructuras de acciones puramente instrumentales y estratégicas, en desmedro de las acciones comunicativas, por lo tanto la racionalización del mundo de vida, ha ido traduciéndose en la pérdida de libertad. En este punto, es conveniente precisar que Habermas distingue tres tipos de racionalidades: la Razón Instrumentales u acción intencionada guiada para el control tecnológico de los problemas impersonales. De otro lado, la Razón Estratégicas u acción intencionada que se orienta por valores corporativistas predeterminados, que dan lógica a la acción del actor en contra de un oponente que antagoniza sus intereses. Tanto en la acción instrumental como estratégica, el lenguaje se presenta exento de contexto, los imperativos de la acción son condicionados y se refieren al aprendizaje de habilidades y competencias, apuntando a solucionar problemas, medidos por el fracaso o éxito. De este modo, la racionalidad es sumamente limitada, ya que suprime la posibilidad de maximizar la acción por medio del lenguaje. Por último, la Razón Comunicativa fundada en lo intersubjetivo, vale decir, la validez de las normas sociales se funda en el entendimiento y consenso valorativo y donde el lenguaje es compartido entre varios mientras que las expectativas de comportamiento son recíprocamente asociadas a la internalización de roles, en tanto cuanto, sostén de las instituciones. De aquí que el castigo a la transgresión de las normas se funde sobre la base de convenciones consensuadas106.

104

Síntesis hecha en base al Programa Teoría Crítica de la Escuela de Sociología de la Universidad ARCIS, op. Cit. 105 Síntesis hecha en base al Programa Teoría Crítica de la Escuela de Sociología de la Universidad ARCIS, op. Cit. 106 Síntesis hecha en base al Programa Teoría Crítica de la Escuela de Sociología de la Universidad ARCIS, op. Cit.


Habermas en su lógica socialdemócrata y liberal es optimista respecto al devenir de la dominación capitalista sobre el individuo. En este sentido plantea que Max Weber y Adorno se equivocaron al sostener que la modernidad inevitablemente conduce a la ―jaula de hierro de la razón‖. Weber no ve que es posible un nivel mayor de racionalización que precisamente logra desarrollar una sociedad completamente basada en la acción comunicativa, donde el consenso y el acuerdo es la base de la estructuración de la sociedad basada en la no dominación. En este sentido el proyecto de la modernidad, de acuerdo a Habermas, no ha llegado a su fin como argumentan algunos postmodernistas, sino que permanece incompleto. Por lo mismo, la teoría de la acción comunicativa de Habermas no es sólo un programa de teoría sociológica, sino un programa político que debe llevarse a cabo. Empero, la vieja máxima de la Dialéctica de la Ilustración sigue gritando su vigencia exclamando que: ―No se trata de conservar el pasado, sino de cumplir sus pretéritas esperanzas‖. Pero, las bases materiales de sus supuestos han ido mutando y transmutando con gran velocidad, produciendo una integración de todas las esferas de la vida bajo lo que Adorno llamó la ―tendencia hacia la socialización total‖, que implica la fragmentación y desintegración de las formas tradicionales de vida y cohesión social, llevando al resurgimiento de formas de identidad colectiva pre-políticas e ideológicamente retardatarias. Los procesos de incrustación de las esferas de producción, distribución, consumo y producción de la conciencia que diagnosticaran los teóricos críticos han tenido lugar, pero su permanente desconfianza y crítica hacia el blanco equivocado (Marx) les impide comprender el proceso en su conjunto, porque al fin y al cabo la Teoría Crítica es el intento de comprender los procesos de transformación que han conducido al presente actual y que se encuentran sedimentados en él, levantando una resistencia contra la aniquilación de la conciencia histórica, o mejor dicho, la experiencia de la aniquilación de la experiencia. Por ello, frente a la amenaza de un presente reducido a un mero ―ahora‖ abstracto, unidimensional e inconexo, la Teoría Crítica pretende enfrentarse a la tarea de pensar la historia como unidad de continuidad y discontinuidad, tal y como señala Adorno en Dialéctica Negativa. La Teoría Crítica tiene su valía en la comprensión de los procesos de privatización y despolitización y en lo que Adorno llamó como el peligro de un proceso social de desideologización que constituye la figura actual de la ideología, ideología sin crítica, y donde las ciencias sociales sólo están limitadas a controlar y vigilar su modo de aplicación107. Ellos estuvieron conscientes de sus limitaciones intelectuales, de las lagunas mentales del empiricismo, el positivismo, del estalinismo y la fenomenología idealista. Por lo tanto, tuvieron que regresar a la filosofía crítica de Kant y a la filosofía objetivista, idealista, dialéctica de Hegel, especialmente a sus conceptos de Negación y Contradicción. Sin embargo, ¿cuál fue el problema principal de la Teoría Crítica? El problema fue que la Escuela de Francfort estaba ocupada criticando a Marx, estaba ocupada en probar que Marx estaba "equivocado", que habría negado el "factor psicológico" y no habría puesto suficiente atención a la psiquis alienada de las masas trabajadoras metropolitanas. Sin embargo, la Teoría Crítica demostró sus limitaciones al limitarse a describir los aspectos nocivos de la sociedad capitalista, siendo incapaz de identificar en clave dialéctica el motor de las principales contradicciones del capitalismo y el curso que tomarían los procesos sociales en marcha. Al final, los mismos críticos de Marx se alejaron lentamente de la revolución, del socialismo, y se volvieron reformistas, defendiendo al mismo sistema capitalista que ellos criticaban tan vehementemente de forma teórica108. La "Nueva Izquierda" académica del siglo XX alimentada por el oportunismo, denigró al marxismo a la condición de un zapato viejo por dos razones: en primer término no se verificó la revolución mundial socialista con centro en los países 107 108

―Actualidad de La Teoría Crítica‖ Jordi Maiso, op. Cit. ―Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Práxis Revolucionaria‖, op. Cit.


capitalistas industrializados de Europa y, en segundo término, el ícono del llamado ―socialismo real‖ cristalizado en la URSS termino autodestruyéndose. En este contexto, dos son los momentos claves para la Escuela de Franckfurt: el período entre guerras y la década de los noventa. Luego de la quiebra anticipada de la moribunda Unión Soviética, del "socialismo real‖, una vez más la Nueva Izquierda, la Izquierda Neo-Marxista de la Escuela de Franckfurt trataron de enterrar el marxismo revolucionario y la dialéctica. En la etapa de entre guerras, el Instituto alegaba que sus miembros sufrían la desilusión con el marxismo ortodoxo y que, por lo tanto, al negar la dialéctica y la lucha de clases y ayudados por una venidera ruptura "milagrosa" en el continuum de la historia pensaron que finalmente encontrarían un nuevo motor social para guiar a la humanidad hacia la libertad y la felicidad. Lo extraño es que, a partir de entonces, sus esfuerzos filosóficos fueron dirigidos hacia una contradicción a-histórica, es decir, hacia las relaciones unilaterales de carácter abstracto109. Progresivamente se deshicieron de la principal contradicción de la historia del capitalismo, la lucha de clases entre proletarios y burgueses, negaron el papel protagónico del proletariado en las principales transformaciones sociales, políticas e históricas, y desplazaron su centro hacia nuevas contradicciones, como por ejemplo, la contradicción entre modernidad y ecología, o las diferencias de género, o bien, las teorías metalinguisticas del discurso, la dominación tecnológica capitalista de la naturaleza, las relaciones de poder entre individuos (y no entre clases), etc. El análisis de la razón ahora avanza hacia una etapa superior. La racionalidad de la civilización occidental aparece como una fusión de la dominación y de la racionalidad tecnológica, haciendo caer a toda la naturaleza interna y externa bajo el poder del sujeto humano. En el proceso, sin embargo, el sujeto mismo es tragado, y ninguna fuerza social incluyendo al proletariado puede identificarse como capaz de emancipar al sujeto mismo. Por consiguiente, para la Teoría Crítica el verdadero problema es cómo reconciliar la Naturaleza y la Sociedad. Bajo estos supuesto y contrario al marxismo, la Escuela de Franckfurt consideraba que la praxis era algo imposible en la sociedad moderna, excepto como un concepto en la misma teoría. Aquí tenemos la explicación del por qué la praxis como teoría y práctica revolucionaria marxista "clásica" se ha vuelto "obsoleta", del por qué el proletariado mundial está siendo "tragado" por la tecnología, la sociedad y la civilización burguesas110. Sin embargo, es interesante hacer notar que hace más de medio siglo parecía que la misma realidad capitalista imperialista estaba siendo transformada en ideología, en ficción, fantasía, mentiras, ilusiones y engaños. Por lo tanto, la Teoría Crítica abandonó el dominio de las "Once Tesis sobre Feuerbach" de Marx, de "cambiar al mundo", y regresó al hábito de sólo interpretar las contradicciones dialécticas diarias existentes111.Descubrieron que la madre de la dialéctica sistémica interna es la lógica formal, y de esa manera concluyeron que incluso la dialéctica como método de pensamiento no necesariamente contenía la verdad histórica pudiéndose convertir en un arma efectiva de la dominación capitalista. Según la Teoría Crítica, la verdad de la dialéctica yace en la latencia y la tendencia, en la intención del Proceso del Trabajo (v.g, aquí yace a mi juicio, la principal debilidad de la Teoría Crítica, su análisis es unilateral, se hace sólo desde el Proceso de Trabajo y se deshace de un plumazo del Proceso de Valorización), en el proceso de producción, en la historia. De esta forma, la Teoría Crítica se alejaba lentamente del marxismo, perdía su Praxis Crítica, y se aproximaba a la "redención", la libertad espiritual y la eterna felicidad112. En los años 109

―Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Práxis Revolucionaria‖, Por: Franz J. T. Lee, op. Cit. 110 ―Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Práxis Revolucionaria‖, Por: Franz J. T. Lee, op. Cit 111 ―Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Práxis Revolucionaria‖, op. Cit. 112 ―Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Práxis Revolucionaria‖, op. Cit.


sesenta, al regresar del exilio en los Estados Unidos de Norteamérica, los exponentes de la Teoría Crítica de repente descubrieron que las clases trabajadoras metropolitanas ya no eran capaces de conformar un futuro proletariado revolucionario y con consciencia de clase. Por lo tanto, en el "Hombre Unidimensional" de Marcuse y en la "Dialéctica Negativa" de Adorno, en un sentido puramente normativo, negando a Hegel y a Marx, también en un sentido reformista como en una especie de "chivo expiatorio" lógico, la dialéctica fue reducida a un inútil método absoluto de negatividad. Claro está, Adorno afirmaba que él estaba modernizando, re-examinando y redefiniendo la dialéctica113. Paradojalmente, Horkheimer y Adorno declararon que la sociedad bajo la ideología de la clase dominante al someter la Naturaleza, genera un Sujeto parasitario en contra del Objeto que trabaja forzadamente. Se origina así un pensamiento (dominante) de la Sociedad, que elimina progresivamente todo lo que no fuese pensamiento, lo que no fuese pensamiento capitalista, en otras palabras, se embrolla en un proceso de eliminación de la Práxis emancipatoria. A lo largo del Proceso del Trabajo, encadenado por las relaciones amo-esclavo, el sujeto está devorando al objeto. En este sentido, los fundadores de la Teoría Crítica no hacían más que dar la razón al ―Espíritu del Mundo‖ de Hegel por cuanto todo el tiempo histórico para el capitalismo no es otro que el consumido en la tarea de devorar a la Naturaleza. Así, los pioneros de la Teoría Crítica afirmaban que el pensamiento y la teoría se habían vuelto cómplices de la dominación política y social. Por lo tanto, la "Dialéctica Negativa" debía venir al rescate de la "preponderancia" del objeto. ¿Qué significa esto? Debido a que la Escuela de Francfort, con los revisionistas y reformistas, habían perdido toda su fe en las clases proletarias del mundo capitalista, tuvieron que confiar al sujeto individual metropolitano la tarea emancipadora y liberadora. Esto siempre ocurre cuando en los asuntos revolucionarios y emancipatorios se niega la existencia de la realidad social, de las clases sociales, de las luchas sociales a escala mundial114. Desde todas partes ha surgido la crítica contra la Teoría de la Crítica. Ernst Bloch115 denunció a la Teoría Crítica como "ideología burguesa", otros críticos la vieron como una crítica elitista y academicista vestida de neomarxismo. En realidad, exceptuando los esfuerzos políticos de Herbert Marcuse, que trató de hallar el sujeto revolucionario en el "Tercer Mundo", y de influenciar al movimiento estudiantil en los agitados años sesenta, la Teoría Crítica se quedó en la academia, en los institutos, aislada de las verdaderas luchas revolucionarias de la historia contemporánea, porque no poseía una relación social inherente con la praxis y teoría política emancipatoria. Georg Lukács, uno de los principales críticos de la Teoría Crítica, indicó que todos sus principales teóricos sufrían el síndrome del "Abismo del Gran Hotel"116. La crítica a la Teoría Crítica117 debe hacerse desde la única fuente epistemológica capaz de dar cuenta del desarrollo capitalista en todas sus dimensiones, el materialismo dialéctico donde la filosofía busca un principio sintético, la unidad a la que todo es reductible. Para la Escuela de Franckfurt la búsqueda de la unidad es la búsqueda de la identidad caracterizada por el lenguaje, síntesis de relaciones de poder entre sujetos. El sujeto racional es autónomo bajo esta concepción neomarxista, por lo que debe rescatar a la razón usada por la modernidad como instrumento de dominación sobre la naturaleza. En este sentido, la ilustración erró al pretender una razón soberana 113

―Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Práxis Revolucionaria‖, op. Cit. Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Praxis Revolucionaria‖, op. Cit. 115 En ―El Principio de Esperanza‖ (conjunto de ensayos escritos entre 1938 a 1947), Editorial Trotta, Madrid 2004. 116 Aprendiendo de la Escuela de Francfort: Teoría Crítica y Praxis Revolucionaria‖, op. Cit. 117 Al respecto, considérese el trabajo de Vanessa Larios Robles, en el artículo ―Teoría Crítica o Crítica Teórica‖, en Aparte Rei Revista de Filosofía. Disponible en http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/page9.html 114


de ella misma y del ser humano. Queda así, separada la razón de la naturaleza externa e interna (consciencia). Además, la formación de la ―autoconsciencia‖ se produce a juicio de los neomarxistas franckfurtianos en las relaciones de dominio sobre otras consciencias liquidando a la razón. Por el contrario, de lo que se trata es de liberar la razón de la irracionalidad que suponen las relaciones de poder. Es así como los neomarxistas se devuelven desde Hegel a Kant, derivándose así su rechazo a la praxis. La consciencia de clases del proletariado queda mediatizada por un requisito previo, la teoría como realización máxima de su autoconsciencia. El proletariado, por lo tanto, se libera en la cultura, en la reificación de la ilustración y no en la acción histórica política de construcción de poder. La teoría queda así diseccionada del cientificismo al que la sometió Marx con su materialismo dialéctico. Pero es justamente aquí donde se origina el problema a juicio de Adorno con su ―Dialéctica Negativa‖ pues, la verdad estaría en las cosas y no en la razón, por lo que la pregunta que quedaba en ciernes era: ¿y la crítica dónde queda: en las cosas o en la razón? En esta disyuntiva Adorno cree liberar la dialéctica de su naturaleza afirmativa en un andamiaje filosófico antisistémico, anti dialéctico, rechazando el principio de unidad, de omnipotencia y superioridad del concepto y la síntesis; la descripción y el análisis vuelven a tomarse el escenario luego de haber sido desalojados por la síntesis dialéctica de Hegel y Marx. En definitiva, el neomarxismo de la Teoría Crítica se puede definir como una respuesta histórica de la pequeño burguesía y parte de la propia burguesía ante el fracaso universal de la praxis proletaria y su proyecto revolucionario. Ante la derrota histórica y definitiva de la clase proletaria, los neomarxistas franckfurtianos se refugian en las antiguas separaciones establecidas en la filosofía prehegeliana. Lo único que va quedando, en la mentalidad de ellos mismo, es la autosuperación transdiscursiva de la razón, el concepto liberado de la razón, la negación de la unidad. La ruptura con el idealismo afirmativo queda plasmada en el arte donde lo bello es depuesto por lo feo. Siendo así las cosas, la industria cultural, la publicidad, academias y universidades que uniforman al ser humano, debe ser corroída en sus propios cimientos. Esta es la tarea con la que comienza Habermas y su propósito de recuperar el lenguaje para salir de la agonía. En definitiva, Habermas sostendrá que la acción social debe orientarse al entendimiento, donde son los ―sujetos‖ (en esencia, diversos, múltiples y heterogéneos) los que realizan la acción a un nivel local, concreto, micro, coordinando su acción mediante el acuerdo horizontal y temporal. Es la base para el pos modernismo, hoy representando de manera nítida en los planteamientos de Gabriel Salazar y, en general por las ciencias sociales chilenas, aspectos ya analizados previamente por su rol en la producción de insumos, combustibles y arsenales ideológicos para la recomposición hegemónica burguesa y su nuevo mito fundacional del Estado burgués, el ciudadanismo, el academicismo, el culturalismo, el poder popular constituyente, el comunitarismo, la educación ―popular‖ de Paulo Freire, el culturalismo, etc. EL PROBLEMA DEL ESTADO VISTO POR LOS ESTRUCTURALISTAS DEL NEOMARXISMO La discusión sobre la naturaleza del Estado se da sobre dos aspectos: el lugar que ocupa en la sociedad capitalista y las funciones que presta en la sociedad capitalista. Sin embargo, por motivos poco claros, no se aborda su relación con los procesos de atracción territorial de parte de la plusvalía global En la concepción liberal el Estado sólo es definido en cuánto institución omnipresente, con control del territorio, desarrollo de un sistema impositivo, sostenimiento de un ejército y despliegue de una burocracia. Sin embargo, los cambios registrados en las funciones y medios del capitalismo afectan al Estado, cambiando éste también. ¿En qué sentido se registran esas transformaciones? Aquí es donde está el problema, nosotros sostenemos que las leyes de la lucha de clases se han radicalizado, la burguesía se ha radicalizado, la ley del valor se ha expandido, se ha agudizado la contradicción existente entre acumulación y concentración, las tensiones han aumentado, la clase proletaria ha


adquirido una mayor significación. En cambio, la versión reformista dice todo lo contrario. Ya hemos analizado en el apartado anterior una de las fuentes explicativas, el neo marxismo freudiano de la Escuela de Franckfurt. Ahora analizaremos el estructuralismo neomarxista. Para Weber, el sistema capitalista es el paradigma de la racionalidad. Pero, su desarrollo expresado en una sociedad de masas creciente obliga a buscar instituciones políticas para asegurar la gobernabilidad. Para ello es fundamental la potencia racional que da cuenta de la forma en que se construye y consolida el poder. En este sentido el estado se define en función de los medios más que de los fines a saber, el monopolio legítimo de la fuerza, valiéndose además de la generación de normas generales. Desde el lado del marxismo neokeynesiano y anglosajon (Sweezy), el Estado da cuenta del desarrollo monopolista del capitalismo. Esta caracterización situaba al Estado como agente que complementaba o suplementaba los montos de inversión habida cuenta del estancamiento del capitalismo, la reducción del mercado capitalista y la pérdida del dinamismo de este con su corolario de caída de la tasa de ganancia. De este modo, el Estado entraba a nacionalizar industrias, controlar precios, privilegiar la inversión en investigación y desarrollo tecnológico, amén de la regulación del capital dinerario. Por consiguiente el ingreso se distribuye en función de las necesidades de los monopolios a base de la expansión del sector público. La respuesta a esta tesis provino desde dos matrices epistemológicas distintas: el intrumentalismo marxista de Ralph Miliband118 y el estructuralismo marxista de Nicos Paulantzas119. Miliband sostiene que si la clase capitalista es poseedora de los medios de producción, entonces el Estado (en tanto medio) sirve como instrumento de dominación al estar completamente controlado por la burguesía. A contrapelo de lo anterior, los liberales como David Easton120, ya había adelantado una réplica durante los años cincuenta al sostener que el Estado es apenas un elemento más dentro de un complejo entramado más sofisticado a saber, el sistema político. Desplazado el Estado como objeto de estudio y análisis, el poder político pasa a estar ―difuso‖, ―fragmentado‖, ―diluido‖ entre distintos grupos de poder organizados, cuyas fuerzas son equilibradas en una especie de dinamómetro, el Estado. De aquí se deriva entonces la imposibilidad de darle un carácter estático al Estado por cuanto ya no hay clases hegemónicas, sino sólo grupos en competencia para convertirse en élite. Justamente, debido a esta concepción es que Miliband reprochara a la Ciencia Política su desinterés por estudiar la naturaleza del Estado argumentando que incluso Marx no le había prestado suficiente atención confinándolo en El Manifiesto Comunista a mero instrumento de coerción de la clase dominante. Miliband recoge la tesis del capitalismo monopolista, pero propone colocar sistemáticamente una atención particular en la internacionalización del capital. Siendo este el escenario, Miliband sostiene que el Estado es un instrumento de la clase dominante por cuanto sus cuadros dirigentes provienen y emergen de dicha clase, diseñando políticas estatales que protegen y cautelan, asegurando los intereses de la clase capitalista. No obstante, el sustrato fundamental de esta tesis es que el Estado es un conjunto de aparatos, una cosa a ser tomada, un elemento exterior a las clases sociales. Derivase de lo anterior que, en definitiva, la clase de los trabajadores pueden darle un carácter distinto al Estado Capitalista, en tanto sean capaces de poseer, copar, anidarse en puestos claves del Estado generando una dirección y unas políticas estatales distintas a las del Estado dirigido por la clase capitalista. 118

―El Estado en la Sociedad capitalista‖, 1969 ―Poder político y clases sociales en el Estado capitalista‖, 1968 120 ―El Debate Contemporáneo sobre el Estado en la teoría marxista: su relación con el desarrollo y la crisis del capitalismo‖, Pablo Miguez, Estudios Sociológicos XXVIII: 84, 2010. 119


Paulantzas, por su parte, critica esta concepción sosteniendo que las clases sociales no pueden ser exteriores o ajenas al Estado ya que el poder de estas clases sociales depende de la estructura de poder del Estado. Empero, las clases sociales si bien no están independizadas respecto del Estado, sí tienen una autonomía relativa con respecto a aquel, pudiéndose calcular el poder de cada clase y cada fracción de clases en relación a la ―distancia‖ que estas tienen respecto de las estructuras decisorias centrales. Con esto desecha la tesis según la cual el capitalismo ha disgregado, fragmentado y desarmado a tal punto a las clases poseedoras, que estas se han debilitado o perdido influencia, dejando al Estado cada vez en una situación más abstracta y vacía. Según Paulantzas, la burguesía pese a ser clase dominante jamás fue una ―Clase-Sujeto‖ capaz de actuar por sí misma sin el Estado. De esta forma el Estado es el factor de unidad política del bloque en el poder, sirviendo como factor determinante para aglutinar y organizar la hegemonía de una de sus fracciones con intereses específicos polarizando al resto de las otras clases y fracciones del bloque en el poder. Lo anterior se origina en los frecuentes desgastes del sistema de partidos políticos, incapaces de organizar a la clase dominante en su conjunto. En este contexto, es el Estado el que emerge como gran convocante, árbitro (de ahí su grado de autonomía) de las distintas fracciones de clases. Esta misma concepción deja la puerta abierta para configurar un Estado con lógica y unidad propia expresada en la autonomía relativa que este tendría frente a las clases sociales y el bloque hegemónico en el poder. El Estado, visto así, adquiere una nueva densidad y complejidad. El Estado al servir como eje organizador de las distintas fracciones de clases en pugna, se convierte en una relación social compleja en sí mismo, siendo el marco estructural al interior del cual se desarrolla la lucha de clases, por cuanto su estructura es parte del modo de producción, al mismo tiempo que goza de autonomía relativa para poder cumplir de esa forma su rol componedor y cohesionador de los conflictos entre fracciones de clase. De aquí que cuando se habla de bloque en el poder, este concepto desenvuelva en sí mismo la unidad contradictoria de las clases dominantes, cuestión que a su vez genera las distintas ―formas de régimen político‖, devolviendo hacia la base del Estado un nuevo producto, la condensación material de las relaciones de fuerza entre clases y fracciones de clases121, adquiriendo su especificidad en las relaciones tejidas entre el Estado, las relaciones de producción y la división social del trabajo, por lo que al mismo tiempo el Estado se torna un complejo tremendamente contradictorio, por cuanto en su estructura de aparatos y ramas y el alcance político de estas, se estarían reflejando los distintos y tensionados intereses materiales de todas las clases sociales. Se produce así una especie de Estado que al tiempo que favorece al capital monopolista, sirve de ring para el ajuste de cuentas entre las distintos sectores de clases y, por su intermedio, recoge los intereses de la clase obrera originándose así un Estado que ―coopera‖ con la clase capitalista y que absorbe las tensiones, antagonismos y aspiraciones de la clase trabajadora. Lo anterior, como consecuencia lógica del entendimiento del Estado como ―relación‖ resultante de las contradicciones de clases en la estructura del mismo Estado. Por esta misma razón Paulantzas desecha la tesis de Miliband relativa a un Estado como aparato de poder monolítico. Por el contrario, el Estado va constriñendo en sí mismo, filtrando escalonadamente en distintas ramas y sectores las contradicciones que lleva en su seno, absorbidas a su vez por las luchas entre clases antagónicas. Sin embargo, tanto Miliband como Paulantzas separan los procesos de acumulación de capital respecto del Estado, centrándose en los elementos políticos e ideológicos122.

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―Estado, Poder y Socialismo‖, 1979 ―El Debate Contemporáneo sobre el Estado en la teoría marxista: su relación con el desarrollo y la crisis del capitalismo‖, op. Cit. También ver, ―Estado y Marxismo: un siglo y medio de debates‖, Mabel Thwaites Rey, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2007. 122


Posterior a este debate, la escuela alemana sostuvo que el Estado podía mantener el funcionamiento del sistema actuando como capitalista colectivo ideal no sólo contra los intereses de los trabajadores, sino también contra la propia clase capitalista y sus capitales individuales123. En este sentido el Estado sintetiza una dualidad, por un lado es condición para la acumulación de capital pero, por la otra, es fuente de legitimación política de la organización social lo que necesariamente implica la negación del carácter capitalista del mismo Estado. Siendo esta su naturaleza dual, el Estado no puede ordenar ni controlar la producción toda vez que esta se realiza en función de la propiedad privada, pero bajo el mismo tenor, el Estado depende de los recursos derivados como carga impositiva de los procesos de acumulación de capitales por lo que su ánimo es impulsar la acumulación creando las condiciones políticas para que esta se produzca. Sin embargo, en tanto fuente de legitimidad social, que asegura la cohesión, el Estado se ve obligado a enfrentar tanto a la clase trabajadora como a la clase capitalista. Para tal efecto el Estado recurre a una batería de símbolos y fuentes de apoyo que aseguren la neutralización a las amenazas provenientes del mundo obrero y de la competencia desenfadada entre los propios capitalistas. Como resultado, la naturaleza clasista del Estado queda oculta, proyectándose a sí mismo como representante de los intereses generales de la sociedad en su conjunto, haciéndolo precisamente a través de los sistemas de representación en elecciones fundado en sistemas de partidos políticos múltiples. La ficción queda así consumada: el Estado aparece ante las masas con un carácter legítimo y cuyo acceso queda abierto a todas las clases sociales124. De esta forma, Offe establece la principal contradicción del Estado: de un lado la acumulación de capital y, de otro lado, la legitimación. Pero estos enfoques derivaron en otras más complejas y sofisticadas teorías cuya preocupación central pasó a ser ―la forma del Estado‖. Según esta concepción, el Estado si bien estaba ligado a la acumulación del Capital, no debía recoger las mismas contradicciones de los procesos de desarrollo del capital. Eso sí, la contradicción fundamental del capitalismo es descentrada pasando desde el capital-fuerza de trabajo a un nuevo centro, la contradicción entre las mismas fracciones, entre los distintos capitales individuales. El Estado debía crear condiciones para la reproducción del Capital, pero los intereses del mismo capital obligan a tener un Estado que no estuviera sometido a las mismas contradicciones y limitaciones que los capitales individuales. De aquí que, basado en el rol que cumple la fetichización de la mercancía en ―El Capital‖ de Marx, se pueda plantear que si la fetichización de la mercancía deriva en el plano político en una ―ilusión objetiva‖ en una ―abstracción real‖, ese carácter abstracto es la esencia del mismo Estado125. Joachim Hirsch a contrapelo de esta tesis sostiene que el Estado existe como forma particular de las relaciones sociales, como forma de dominio de clases, estando sus actividades atadas a la permanente acumulación de capitales. Este proceso está gobernado por la ley de tendencia decreciente de la tasa de ganancia, correspondiendo al Estado desarrollar las contra-tendencias necesarias para permitir la acumulación126. Para Hirsch127 la clave que desentraña el misterio en torno a la naturaleza del Estado es la comprensión de las crisis del sistema capitalista. El Estado, por tanto, se alza como mediador entre los mismos capitalistas y, entre los capitalistas y los trabajadores. Se sigue que, las crisis en el Estado se derivan de la incapacidad del capital para autoreproducirse. El Estado se encaminará hacia una crisis en tanto cuanto el Estado mismo no sea capaz de provocar aumentos de productividad, en una transformación tecnológica permanente del 123

―Debate Contemporáneo sobre el Estado en la teoría marxista: su relación con el desarrollo y la crisis del capitalismo‖, op. Cit. 124 ―Contradicciones en el Estado de Bienestar‖, Alianza Universidad, Madrid 1990 125 Sohn-Rethel 1980 y Bonnet 2008 126 ―El Debate Contemporáneo sobre el Estado en la teoría marxista: su relación con el desarrollo y la crisis del capitalismo‖, op. Cit. Pág. 654 127 ―Elementos para una teoría materialista del Estado‖, Hirsch 1979


proceso laboral. El Estado interviene directamente en los procesos de producción y en las funciones sociales que los capitalistas individuales no pueden realizar. Esta es la causa y esencia del por qué el Estado a la vez que acicatea la acumulación del capital, interviene fomentando la redistribución del ingreso, morigerando las contradicciones sociales. De otro lado tenemos a Althusser128, quien según su lectura de Marx, la sociedad es asimilable a la estructura de todo lo social constituido por ―niveles‖ o ―instancias‖ articuladas por una determinación específica: la infraestructura o base económica (―unidad‖ de fuerzas productivas y relaciones de producción), y la superestructura, que comprende dos ―niveles‖ o ―instancias‖: la jurídico-política (el derecho y el Estado) y la ideológica (las distintas ideologías, religiosa, moral, jurídica, política, etcétera). Además de su interés teórico-pedagógico consistente en hacer notar la diferencia que separa a Marx de Hegel129. Cualquiera puede convencerse fácilmente de que, representar la estructura de toda sociedad como un edificio compuesto por una base (infraestructura) sobre la que se levantan los dos ―pisos‖ de la superestructura, constituye una metáfora, más exactamente una metáfora espacial: la de una tópica. Como toda metáfora, ésta sugiere, hace ver alguna cosa. ¿Qué cosa? Que los pisos superiores no podrían ―sostenerse‖ (en el aire) por sí solos si no se apoyaran precisamente sobre su base. La metáfora del edificio tiene pues por objeto representar ante todo la ―determinación en última instancia‖ por medio de la base económica130. Se puede decir que los pisos de la superestructura se halla determinada en última instancia por la base, bajo dos formas: 1) existe una ―autonomía relativa‖ de la superestructura con respecto a la base; 2) existe una ―reacción‖ de la superestructura sobre la base. El mayor inconveniente de esta representación de la estructura de toda sociedad con la metáfora espacial del edificio radica evidentemente en ser metafórica: es decir, en permanecer en el plano de lo descriptivo. Parece por lo tanto deseable y posible representar las cosas de otro modo. Entiéndase bien: no desechamos en absoluto la metáfora clásica, pues ella misma obliga a su superación. Y no la superamos rechazándola como caduca. Deseamos simplemente tratar de pensar lo que ella nos da bajo la forma de una descripción. Pensamos que a partir de la reproducción resulta posible y necesario pensar en lo que caracteriza lo esencial de la existencia y la naturaleza de la superestructura. Es suficiente ubicarse en el punto de vista de la reproducción para que se aclaren muchas cuestiones cuya existencia indicaba, sin darles respuesta conceptual, la metáfora espacial del edificio. Sostenemos como tesis fundamental que sólo es posible plantear estas cuestiones (y por lo tanto responderlas) desde el punto de vista de la reproducción y el papel que le cabe al Derecho, el Estado y la ideología desde ese punto de vista. Pero, además de lo que se trata es cómo la superestructura envuelve la práctica y la producción por una parte, y la reproducción por la otra. Althusser parte criticando duramente la versión limitada y formal que el marxismo leninismo ha dado al Estado. Según Althusser la concepción marxista respecto del Estado es formal. En textos como ―El Manifiesto Comunista‖, ―El 18 Brumario de Luís Napoleón Bonaparte‖, ―La Comuna de Paris‖, ―El Estado y la Revolución‖ el Estado es concebido explícitamente como aparato represivo. El Estado es una ―máquina‖ de represión que permite a las clases asegurar su dominación sobre la 128

―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, Freud y Lacan. Por Louis Althusser, enero-febrero de 1969, disponible en http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/ y ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit y ―Acerca de la reproducción de las condiciones de producción‖, Louis Althusser, 1969, op. Cit. 129 ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit. 130 ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit.


clase obrera para someterla al proceso de extorsión de la plusvalía (es decir a la explotación capitalista). El Estado es, ante todo, lo que los clásicos del marxismo han llamado el aparato de Estado. Se incluye en esta denominación a la policía, los tribunales, las prisiones, el ejército, al Gobierno y la administración. Presentada en esta forma, la ―teoría‖ marxista-leninista del Estado abarca lo esencial como fuerza de ejecución y de intervención represiva ―al servicio de las clases dominantes‖, en la lucha de clases librada por la burguesía y sus aliados contra el proletariado. El Estado queda definido por su ―función‖ fundamental. Los marxistas presentan la naturaleza del Estado en forma descriptiva, en el sentido lograr rebasar el primer nivel de entendimiento científico, la ―teoría‖ descriptiva. Esta sería la primera etapa de toda teoría, al menos en el terreno de la ciencia de las formaciones sociales, produciéndose una contradicción entre ―descripción‖ y ―abstracción teórica‖. En efecto, nos dice Althusser, el término teoría ―choca‖ en parte con el adjetivo ―descriptiva‖ que lo acompaña. Eso quiere decir exactamente: 1) que la ―teoría descriptiva‖ es, sin ninguna duda, el comienzo ineludible de la teoría, pero, 2) que la forma ―descriptiva‖ en que se presenta la teoría exige por efecto mismo de esta ―contradicción‖ un desarrollo de la teoría que supere la forma de la ―descripción‖. Sin embargo, Althusser dice que la definición del Estado como Estado de clase, aclara de manera fulgurante todos los hechos observables en los diversos órdenes de la represión, cualquiera que sea su campo: desde las masacres de junio de 1848 y de la Comuna de París, las del domingo sangriento de mayo de 1905 en Petrogrado, de la Resistencia de Charonne, etc., hasta las simples (y relativamente anodinas) intervenciones de una ―censura‖. Todas estas manifestaciones de la explotación y exterminio de las masas populares (las guerras imperialistas) reafirman lo que Lenin llamó junto a Marx, la dictadura de la burguesía. La teoría descriptiva del Estado representa una etapa de la constitución de la teoría que exige a su vez la ―superación‖ de tal etapa131. Para avanzar a una teoría científica del Estado debe tenerse en cuenta que toda teoría descriptiva corre así el riesgo de ―bloquear‖ el indispensable desarrollo de la teoría. Por esto piensa Althusser sostiene que, para desarrollar esta teoría descriptiva en teoría a secas, es decir, para comprender mejor los mecanismos del Estado en su funcionamiento, es indispensable agregar algo a la definición clásica del Estado como aparato de Estado. Althusser cree necesario especificar en primer lugar un punto importante: el Estado (y su existencia dentro de su aparato) sólo tiene sentido en función del poder de Estado. Toda la lucha política de las clases gira alrededor del Estado con el fin de poseerlo, es decir, de la toma y la conservación del poder de Estado por cierta clase o por una alianza de clases o de fracciones de clases. Esta primera acotación obliga a distinguir el poder de Estado (conservación del poder de Estado o toma del poder de Estado), objetivo de la lucha política de clases por una parte, y el aparato de Estado por la otra. El aparato de Estado puede seguir en pie, sin que el aparato de Estado fuera ser afectado o modificado; puede seguir en pie bajo acontecimientos políticos que afecten a la posesión del poder de Estado. Althusser afirma esta distinción entre poder de Estado y aparato de Estado forma parte, de manera explícita, de la ―teoría marxista‖ del Estado desde el 18 Brumario y las Luchas de clases en Francia, de Marx. Los clásicos del marxismo siempre han afirmado que: 1) el Estado es el aparato represivo de Estado; 2) se debe distinguir entre el poder de Estado y el aparato de Estado; 3) el objetivo de la lucha de clases concierne al poder de Estado y, en consecuencia, a la utilización del aparato de Estado por las clases (o alianza de clases o fracciones de clases) que tienen el poder de Estado en función de sus objetivos de clase y 4) el proletariado debe tomar el poder de Estado completamente diferente, proletario, y elaborar en las etapas posteriores un proceso radical, el de la 131

―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit.


destrucción del Estado (fin del poder de Estado y de todo aparato de Estado). Por consiguiente, desde este punto de vista, lo que propone Althusser que se agrega a la ―teoría marxista‖ de Estado ya figura en ella con todas sus letras. Empero, plantea que, parece que esta teoría, completada así, sigue siendo todavía en parte descriptiva, aunque incluya en lo sucesivo elementos complejos y diferenciales cuyas reglas y funcionamiento no pueden comprenderse sin recurrir a una profundización teórica suplementaria. Lo que se debe agregar a la ―teoría marxista‖ del Estado es entonces otra cosa. Aquí debemos avanzar con prudencia en un terreno en el que los clásicos del marxismo nos precedieron hace mucho tiempo, pero sin haber sistematizado en forma teórica los decisivos progresos que sus experiencias y análisis implican. En efecto, sus experiencias y análisis permanecieron ante todo en el campo de la práctica política. En realidad – sostiene Althusser - los clásicos del marxismo, en su práctica política, han tratado al Estado como una realidad más compleja que la definición dada en la ―teoría marxista del Estado‖. Ellos reconocieron esta complejidad en su práctica, pero no la expresaron correspondientemente en teoría. Con el fin de destrabar la teoría marxista del Estado, Althusser propone la tesis de que es indispensable tener en cuenta no sólo la distinción entre poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad que se manifiesta junto al aparato (represivo) de Estado, pero que no se confunde con él, son los llamados aparatos ideológicos de Estado. Para tal efecto deberá recordarse que en la teoría marxista el aparato de Estado (AE) comprende: el gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, etc., que constituyen el aparato represivo de Estado. Represivo significa que el aparato de Estado en cuestión ―funciona mediante la violencia‖, por lo menos en situaciones límite pues, la represión administrativa, por ejemplo, puede revestir formas no físicas. Se designa con el nombre de aparatos ideológicos de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas. Son aparatos ideológicos de Estado las siguientes instituciones: (el sistema de las distintas Iglesias), escolar (el sistema de las distintas ―Escuelas‖, públicas y privadas), familiar, jurídico, político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos), sindical, información (prensa, radio, T.V., etc.), cultural (literatura, artes, deportes, etc.). Los AIE no se confunden con el aparato (represivo) de Estado. ¿En qué consiste su diferencia? En un primer momento podemos observar que si existe un aparato (represivo) de Estado, existe una pluralidad de aparatos ideológicos de Estado. Suponiendo que ella exista, la unidad que constituye esta pluralidad de AIE en un cuerpo no es visible inmediatamente. En un segundo término se puede comprobar que mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del dominio privado y son ajenos a las Iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las familias, las instituciones culturales, etc. El problema que ve Althusser es ¿con qué derecho podemos considerar como aparatos ideológicos de Estado instituciones que en su mayoría no poseen carácter público sino que son simplemente privadas?132. Gramsci, marxista consciente, ya había previsto esta objeción. La distinción entre lo público y lo privado es una distinción interna del derecho burgués, válida en los dominios (subordinados) donde el derecho burgués ejerce sus ―poderes‖. No alcanza al dominio del Estado, pues éste está ―más allá del Derecho‖: el Estado, que es el Estado de la clase dominante, no es ni público ni privado; por el contrario, es la condición de toda distinción entre público y privado. Digamos lo mismo partiendo esta vez de nuestros aparatos ideológicos de Estado. Poco importa si las instituciones que los materializan son ―públicas‖ o ―privadas‖; lo que importa es su

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―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit.


funcionamiento. Las instituciones privadas pueden ―funcionar‖ perfectamente como aparatos ideológicos de Estado133. Pero, hay una diferencia fundamental entre los Aparatos Ideológicos del Estado (AIE) y el aparato (represivo) de Estado: el aparato represivo de Estado ―funciona mediante la violencia‖, en tanto que los AIE funcionan mediante la ideología. En este sentido, todo aparato de Estado, sea represivo o ideológico, ―funciona‖ a la vez mediante la violencia y la ideología, pero con una diferencia muy importante que impide confundir los aparatos ideológicos de Estado con el aparato (represivo) de Estado. Consiste en que el aparato (represivo) de Estado, por su cuenta, funciona masivamente con la represión (incluso física), como forma predominante, y sólo secundariamente con la ideología. (No existen aparatos puramente represivos.). De la misma manera, pero a la inversa, se debe decir que, por su propia cuenta, los aparatos ideológicos de Estado funcionan masivamente con la ideología como forma predominante pero utilizan secundariamente, y en situaciones límites, una represión muy atenuada, disimulada, es decir simbólica. (No existe aparato puramente ideológico.)134. Se sigue que si los AIE ―funcionan‖ masivamente con la ideología como forma predominante, lo que unifica su diversidad es ese mismo funcionamiento, en la medida en que la ideología con la que funcionan, en realidad está siempre unificada, a pesar de su diversidad y sus contradicciones, bajo la ideología dominante, que es la de ―la clase dominante‖. Si aceptamos que, en principio, ―la clase dominante‖ tiene el poder del Estado (en forma total o, lo más común, por medio de alianzas de clases o de fracciones de clases) y dispone por lo tanto del aparato (represivo) de Estado, Althusser admite que la misma clase dominante sea parte activa de los aparatos ideológicos de Estado, en la medida en que, en definitiva, es la ideología dominante la que se realiza, a través de sus contradicciones, en los aparatos ideológicos de Estado. Es muy distinto actuar por medio de leyes y decretos en el aparato (represivo) de Estado y ―actuar‖ por intermedio de la ideología dominante en los aparatos ideológicos de Estado. Así, ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado135. Althusser afirma que los aparatos ideológicos de Estado pueden no sólo ser objeto sino también lugar de la lucha de clases, y a menudo de formas encarnizadas de lucha de clases. La clase (o la alianza de clases) en el poder no puede imponer su ley en los aparatos ideológicos de Estado tan fácilmente como en el aparato ideológicos de Estado tan fácilmente como en el aparato (represivo) de Estado, no sólo porque las antiguas clases dominantes pueden conservar en ellos posiciones fuertes durante mucho tiempo, sino además porque la resistencia de las clases explotadas puede encontrar el medio y la ocasión de expresarse en ellos, ya sea utilizando las contradicciones existentes, ya sea conquistando allí posiciones de combate mediante la lucha.136 Llegado a este punto Althusser responde el problema central ¿cómo se asegura la reproducción de las relaciones de producción? Al respecto sostiene que la reproducción está asegurada en gran parte por la superestructura jurídico-política e ideológica. Pero dado que hemos considerado indispensable superar ese lenguaje todavía descriptivo, diremos: está asegurada, en gran parte, por el ejercicio del poder de Estado en los aparatos de Estado, por un lado el aparato (represivo) de Estado, y por el otro los aparatos ideológicos de Estado.

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―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit. ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit. 135 ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit. 136 ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit. 134


Se deberá tener muy en cuenta lo dicho precedentemente y que reunimos ahora bajo las tres características siguientes: 1) Todos los aparatos de Estado funcionan a la vez mediante la represión y la ideología, con la diferencia de que el aparato (represivo) de Estado funciona masivamente con la represión como forma predominante, en tanto que los aparatos ideológicos de Estado funcionan masivamente con la ideología como forma predominante. 2) En tanto que el aparato (represivo) de Estado constituye un todo organizado cuyos diferentes miembros están centralizados bajo una unidad de mando —la de la política de lucha de clases aplicada por los representantes políticos de las clases dominantes que tienen el poder de Estado— los aparatos ideológicos de Estado son múltiples, distintos, ―relativamente autónomos‖ y susceptibles de ofrecer un campo objetivo a contradicciones que, bajo formas unas veces limitadas, otras extremas, expresan los efectos de los choques entre la lucha de clases capitalista y la lucha de clases proletaria, así como sus formas subordinadas. 3) En tanto que la unidad del aparato (represivo) de Estado está asegurada por su organización centralizada y unificada bajo la dirección de representantes de las clases en el poder, que ejecutan la política de lucha de clases en el poder, la unidad entre los diferentes aparatos ideológicos de Estado está asegurada, muy a menudo en formas contradictorias, por la ideología dominante, la de la clase dominante. Si se tienen en cuenta estas características, se puede entonces representar la reproducción de las relaciones de producción, de acuerdo con una especie de ―división del trabajo‖, de la manera siguiente. El rol del aparato represivo de Estado consiste esencialmente en tanto aparato represivo, en asegurar por la fuerza (sea o no física) las condiciones políticas de reproducción de las relaciones de producción que son, en última instancia, relaciones de explotación. El aparato de Estado no solamente contribuye en gran medida a su propia reproducción sino también, y sobre todo, asegura mediante la represión (desde la fuerza física más brutal hasta las más simples ordenanzas y prohibiciones administrativas, la censura abierta o tácita, etc.) las condiciones políticas de la actuación de los aparatos ideológicos de Estado137. Ellos, en efecto, aseguran en gran parte, tras el ―escudo‖ del aparato represivo de Estado, la reproducción misma de las relaciones de producción. Es aquí donde interviene masivamente el rol de la ideología dominante, la de la clase dominante se asegura la ―armonía‖ (a veces estridente) entre el aparato represivo de Estado y los aparatos ideológicos de Estado y entre los diferentes aparatos ideológicos de Estado138. Nos vemos llevados así a encarar la hipótesis siguiente, en función de la diversidad de los aparatos ideológicos de Estado en su rol único —por ser común— de reproducir las relaciones de producción. En efecto, hemos enumerado en las formaciones sociales capitalistas contemporáneas una cantidad relativamente elevada de aparatos ideológicos de Estado: el aparato escolar, el aparato religioso, el aparato familiar, el aparato político, el aparato sindical, el aparato de información, el aparato ―cultural‖, etcétera. Por esto Althusser ofrece la tesis siguiente. El aparato ideológico de Estado que ha sido colocado en posición dominante en las formaciones capitalistas maduras, como resultado de una violenta lucha de clase política e ideológica contra el antiguo aparato ideológico de Estado dominante, es el aparato ideológico escolar139.

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―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit 139 ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit 138


Esta tesis puede parecer paradójica, si es cierto que cualquier persona acepta —dada la representación ideológica que la burguesía quería darse a sí misma y dar a las clases que explota— que el aparato ideológico de Estado dominante en las formaciones sociales capitalistas no es la escuela sino el aparato de Estado político, es decir, el régimen de democracia parlamentaria combinado del sufragio universal y las luchas partidarias. Por eso creemos tener buenas razones para pensar que detrás del funcionamiento de su aparato ideológico de Estado político, que ocupaba el primer plano, lo que la burguesía pone en marcha como aparato ideológico de Estado número uno, y por lo tanto dominante, es el aparato escolar que reemplazó en sus funciones al antiguo aparato ideológico de Estado dominante, es decir, la Iglesia. Se podría agregar: la pareja EscuelaFamilia ha reemplazado a la pareja Iglesia-Familia140. La teoría desarrollada por Althusser en ―Ideología y aparatos ideológicos del Estado”141 supone un recorrido que, iniciándose en el análisis de los mecanismos de reproducción social de la fuerza de trabajo y las relaciones de producción termina generando una teoría de la ideología en general142. El examen de la reproducción de las relaciones de producción se construye sobre la base conceptual de la infraestructura (unidad de fuerzas productivas y relaciones de producción) que determina ―en última instancia‖ a la superestructura, compuesta por las ―instancias‖ jurídico, política e ideológica. Dicho esquema permitiría establecer la autonomía relativa de la superestructura y su capacidad de reacción sobre la base. Este enfoque abrió la posibilidad de examinar el índice de eficacia propio de la superestructura y la superación del carácter descriptivo de la teoría marxista del Estado, concentrada en la función represiva del aparato estatal.143 Dado que la reproducción de las relaciones sociales capitalistas no puede basarse sólo en la represión, el autor incorpora al análisis la descripción del funcionamiento de una diversidad de aparatos ideológicos del Estado (AIE), que encuentran unidad en su función común de reproducir las relaciones de producción. A diferencia del aparato represivo, estos funcionan masivamente con la ideología (de la clase dominante). En este punto, Althusser define a los aparatos ideológicos situados volumétricamente con todas las dimensiones que tienen en tanto objeto y lugar de la lucha de clases. La proyección y expectativa de Althusser es que si bien la lucha de clases puede ejercerse también en las formas de los AIE, al encontrarse arraigada en las relaciones de producción (fuera de la ideología), ésta desborda las formas ideológicas de los AIE permitiendo a los explotados hacer uso de la ideología al igual que la clase dominante144. Sucede que la reproducción de la fuerza de trabajo en el sistema educativo capitalista supone la absorción de la ideología para cada clase social ajustándose a los requerimientos del de la división social del trabajo. Esto supone la reproducción de la sumisión de la fuerza de trabajo a la ideología dominante y la reproducción de la capacidad del manejo de esa misma ideología por parte de los agentes de la explotación y la represión.

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―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, op. Cit ―Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Freud y Lacan‖. Louis Althusser, Nueva Visión, Buenos Aires 1988. Disponible en http://www.philosophia.cl/biblioteca/Althuser/ideologicosalth.pdf 142 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖. Domingo 7 de noviembre de 2010. El texto aquí citado fue presentado originalmente en las CUARTAS JORNADAS DE SOCIOLOGÍA DE LA UNLP: LA ARGENTINA DE LA CRISIS, Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 23, 24 y 25 de noviembre de 2005. Disponible en http://miseriadelasociologia.blogspot.com/2010/11/el-concepto-de-ideologia-en-althusser.html EN MISERIA DE LA SOCIOLOGIA BLOGSPOT. 143 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit. 144 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit. 141


Este análisis conduce al autor a desarrollar una teoría de la ideología en general que, según señala Althusser, estaría ausente en El Capital, habiendo sido elaborada por Marx en clave idealista en los Manuscritos de 1844 y en lógica positivistas en La ideología Alemana. De este modo, Althusser construye una teoría de la ideología en general – distinguiéndose una forma y un contenido específicos. Con respecto a la forma, la ideología es omnihistórica145, esto es, se trata de una instancia cuya estructura y funcionamiento son inmutables. Con relación a su contenido, el autor critica la visión desarrollada por Marx en torno a dos cuestiones: el carácter ilusorio y la materialidad de la ideología146. La primera supone una crítica a la concepción de Marx en tanto lo representado en la ideología no serían las condiciones de existencia de los hombres sino la relación imaginaria entre los hombres y sus condiciones de existencia. Manteniendo el carácter ilusorio de la ideología, Althusser establece aquí un desplazamiento desde las condiciones objetivas hacia las relaciones imaginarias que los sujetos establecen con las relaciones reales en que viven. El hecho de que la ideología no sea un reflejo del mundo real no supone que ésta sea pura ilusión, como sostiene Marx147. En segundo término, la ideología en general adquiere su contenido como existencia material. La materialidad de la ideología se realizaría, según Althusser, en las prácticas individuales conscientes, reguladas por rituales inscriptos en los aparatos ideológicos. Así Althusser sostiene: ―Diremos entonces, tomando en consideración un sujeto (tal individuo), que la existencia de las ideas de su creencia es material en cuanto sus ideas son actos materiales insertos en prácticas materiales normadas por rituales materiales definidos por el aparato ideológico material del cual derivan las ideas de este sujeto‖148. En este sentido, ideología como práctica y sujeto, se construye mutuamente. Es decir, los sujetos son a la vez destinatarios - constituidos y soportes materiales constituyentes de la ideología149. El funcionamiento de toda ideología se ejerce entonces en dos funciones: a) el reconocimiento ideológico – efecto propio de la ideología que impone las evidencias que los sujetos no pueden dejar de reconocer, precisamente porque no aparecen como imposiciones y son por tanto desconocidas por los mismos; y b) la interpelación de los individuos concretos como sujetos concretos. Este último constituye el mecanismo de reclutamiento de la ideología y supone una relación en que los sujetos se someten libremente y reconocen a un Sujeto Único y Absoluto en el que se ven reflejados y reconocidos como sujetos. Al mismo tiempo, los sujetos se reconocen a sí mismos y entre sí.150 La eficacia de los mecanismos de interpelación y reconocimiento radica en el sometimiento de los sujetos en el nivel de la conciencia/comportamiento como garantía para la reproducción de las relaciones sociales de producción, sometimiento que a la vez es desconocido por los mismos sujetos. Y esto debido a que ―elreconocimiento (práctico) de una existencia no puede pasar por suconocimiento (es decir, por su teoría) salvo dentro de los límites de un pensamiento confuso‖.151 Esta afirmación involucra la distinción que el autor realiza entre ideología - como práctica ilusoria de reconocimiento/desconocimiento entre sujetos y con el Sujeto – y Teoría general ―elaborada a partir de la Teoría de las prácticas teóricas existentes (de las ciencias), que transforman en ―conocimientos‖ (verdades científicas), el producto ideológico de las prácticas ―empíricas‖ 145

―Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Freud y Lacan‖, op. Cit. ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit. 147 ―Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Freud y Lacan‖, op. Cit. 148 ―Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Freud y Lacan‖, op. Ci. 149 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖. Op. Cit. 150 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖. Op. Cit. 151 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖. Op. Cit. 146


(actividad concreta de los hombres) existentes‖152. Por lo tanto, la ideología en Althusser aparece como una práctica de reconocimiento/desconocimiento que no tiene anclaje en (no es más que afuera para) la ciencia (verdadero conocimiento) y la realidad.153 En síntesis la crítica a Althussers el mecanismo la elaboración estructuralista de la teoría de la ideología, construída por medio de una serie de escisiones y desplazamientos que podríamos sintetizar de este modo: a ) escisión entre las ideologías y la ideología en general, por lo tanto, escisión entre ideología e historia; b) desplazamiento del momento de la producción al de la reproducción y, por tanto, al examen de la eficacia propia de la superestructura que, como veremos más adelante, conduce al determinismo; c) escisión entre infraestructura y superestructura, que ubica a las clases sociales en la base económica y a los sujetos (individuos) en la ideología, ambos teóricamente desligados154; d) la escisión entre teoría y práctica, donde la práctica es desvinculada del conocimiento en tanto ya no tiene asiento en las condiciones materiales de existencia; e) desplazamiento, por tanto, del vínculo entre ideología y condiciones objetivas de existencia hacia las representaciones subjetivas fundadas en los mecanismos de interpelación/reconocimiento entre los sujetos y con el Sujeto, es decir, una materialidad que se desplaza desde las condiciones objetivas a las representaciones subjetivas como producto del vínculo imaginario que los sujetos (individuos) establecen con sus condiciones reales de existencia.155 Althusser separa ciencia e ideología. Para ser más claros, el modelo de ciencia - afuera de la ideología – y de realidad – afuera de la ideología, supone una realidad transparente que es deformada por los sujetos. Si la realidad es transparente, existe la posibilidad, mediante una ruptura epistemológica, de postular una ciencia libre de ideología – una ciencia sin sujeto156. En definitiva, para Althusser la ideología es una ―representación‖ de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia157. Es decir, La ideología interpela a los individuos como sujetos. Esta tesis viene a explicitar que la ideología sólo existe por el sujeto y para los sujetos. O sea, sólo existe ideología para los sujetos concretos y esta destinación de la ideología es posible solamente por el sujeto: es decir por la categoría de sujeto y su funcionamiento. Por consiguiente la estructura especular redoblada de la ideología asegura a la vez: la interpelación de los ―individuos‖ como sujetos, su sujeción al Sujeto, el reconocimiento mutuo entre los sujetos y el Sujeto, y entre los sujetos mismos, y finalmente el reconocimiento del sujeto por él mismo convirtiéndose de este modo en garantía de que todo está bien como está y de que, con la condición

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―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖. Op. Cit. 153 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit. 154 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖. Op. Cit 155 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit. 156 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit. 157 ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, Freud y Lacan. Por Louis Althusser, enero-febrero de 1969, disponible en http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/ Acerca de la reproducción de las condiciones de producción Louis Althusser, 1969 El texto que se va a leer está constituido por dos extractos de un estudio en curso. El autor quiso titularlos Notas para la investigación. Las ideas expuestas sólo deben considerarse como introducción a una discusión. (Nota de la redacción de la revista La Pensée ).


de que los sujetos reconozcan lo que son y se conduzcan en consecuencia, todo irá bien158. En conclusión, en este cuádruple sistema de interpelación como sujetos, de sujeción al Sujeto, de reconocimiento universal y de garantía absoluta, los sujetos ―marchan‖, ―marchan solos‖ en la inmensa mayoría de los casos, con excepción de los ―malos sujetos‖ que provocan la intervención ocasional de tal o cual destacamento del aparato (represivo) de Estado. Pero la inmensa mayoría de los (buenos) sujetos marchan bien ―solos‖, es decir con la ideología (cuyas formas concretas están realizadas en los aparatos ideológicos de Estado). Se insertan en las prácticas gobernadas por los rituales a los Aparatos Ideológicos del Estado. ―Reconocen‖ el estado de cosas existentes como algo muy cierto y que no puede ser de otro modo‖159 En este plano no podemos dejar de mencionar a otro intelectual francés estudioso de las instituciones como ejercicios de poder y dominación, Michel Foucault160. Este pensador sostiene que el poder sólo existe en cuánto relación de fuerzas en lucha. ¿Cuál es su origen?, nace de la relación entre dominados y dominantes, quienes tejen entre sí una red o telaraña de relaciones de poder, por esas redes el poder pasa, no se queda inmóvil ni se polariza en un solo sector, pues este poder es bidireccional. El poder circula no existiendo un sujeto material estático de dominación. Por lo tanto la relación de poder no sólo es represiva, sino también productiva. Y es productiva en tanto cuanto las relaciones de poder, esas telarañas, esas vinculaciones que sirven para que circule, produce sujetos. Por consiguiente el poder se ejerce, no se posee, toda vez que es una red microfísica que atraviesa a individuos de los más diversos orígenes de clases y tiempos históricos. En cuánto relación entre sujetos, el poder debe ser entendido desde la microfísica del poder que moldea el cuerpo, alma y mente de los individuos, quienes en su relación se transforman en sujetos que el poder toca para luego dejarles. Por esta razón los sujetos deben ser analizados como una red de relaciones desde abajo hacia arriba, en clave analítica ascendente. El poder al atravesar al sujeto produce la internalización en este sujeto de los códigos y lenguajes de poder, moldeando así su conducta y acciones, pues el poder, en todo caso como relación trasfigurada en sujetos, vigila, controla y corrige. En este sentido, se puede hablar de una capilaridad del poder por cuanto circula permanentemente constituyendo relaciones de poder entre sujetos. El sujeto entra en contradicción habida cuenta entre, por un lado el ser humano y, por otro, el sujeto de poder. Sus formas concretas son los clásicos binomios polarizados entre normales y anormales, locos y sanos, etc. Por consiguiente, el poder no puede ser entendido desde el Estado como una cosa por cuanto su única posibilidad de objetivación es en las ideas que construyen los sujetos, en otras palabras, es la teoría misma, la microfísica del poder, trampolín para la construcción de conciencia histórica. EL ESTADO Y LA MONEDA La clase social a la que sirve el Estado maneja el circuito de reproducción y ampliación del capital integrando al Estado en el proceso de valorización mismo del capital en una escala local y mundial. Si seguimos el esquema D-M-D ----D`-M`- D`, descubrimos que este ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit 158 ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, Freud y Lacan. Por Louis Althusser, enero-febrero de 1969, disponible en http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/ 159 Crítica contenida en ―El Concepto De Ideología En Althusser: Aportes Para Su Discusión Desde Una Perspectiva Marxista‖, op. Cit Y, ―Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado‖, Freud y Lacan. Por Louis Althusser, enero-febrero de 1969, disponible en http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/ 160 ―Microfísica del poder‖, FOUCAULT, Michel, (1979): Madrid, Las Ediciones de La Piqueta. También ver FOUCAULT, Michel, (2000): ―Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones‖, Madrid, Alianza Editorial. FOUCAULT, Michel, (2007): El nacimiento de la biopolítica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica


papel no es exclusivo de Chile sino de todos los Estados burgueses del mundo, por tanto es una de las características del mercado mundial de capitales el hecho que el Estado participe a través de los impuestos, la deuda pública, la renta absoluta, el resguardo jurídico de la propiedad privada, la intervención en los circuitos y circulación de capital dinero por medio de Bancos Centrales ligados a entidades internacionales que a la vez que garantizan la existencia de un mercado mundial de valores cada vez más integrado, al mismo tiempo lleva en su seno las aspiraciones e intereses contradictorios de los distintos bloques regionales de Estados burgueses, sectores y ramas de producción enfrentados a la desigualdad entre distintos niveles de productividad y condiciones en que opera la ley del valor; bloques regionales de Estados burgueses que garantizan la participación de las burguesías locales luchando por acoplarse de la manera menos desventajosa en la obtención de distintas fracciones de plusvalía para sus capitales de aquel fondo mundial común de ella misma presente en el mercado mundial. Esta misma actuación, de entidades internacionales que aglutinan a varios bloques de Estados coordinados para garantizar la participación de la burguesía en el reparto mundial de capital en su forma de renta, plusvalía y dinero, lleva en su vientre la unidad de la contradicción entre la integración mundial de la burguesía y simultáneamente las tensiones geopolíticas entre los diversos bloques regionales. Las fuertes entradas de capital que está registrando el área, y las presiones apreciatorias que esta situación genera sobre sus monedas, se han convertido en la preocupación actual. Detrás de todo esto se encuentra un capítulo más de la ―guerra de divisas‖ que protagonizan China y EEUU como medida para fomentar la recuperación económica. Estados Unidos, con unos tipos de interés en mínimos, y un deseo de expansión fiscal, ha optado por una expansión masiva de sus agregados monetarios, inundando de dólares los mercados y generando el debilitamiento del dólar. Un dólar más débil aprecia el resto de monedas, incrementándose este efecto en el área Latinoamericana debido a las condiciones económicas actuales, que convierten a la región en uno de los principales focos de atracción de capital exterior. Todo ello, en un contexto de tensión en la oferta de las materias primas ante el fuerte crecimiento que registran las economías asiáticas, y que potencia la entrada de IDE asociada a proyectos mineros y de energía (especialmente en Brasil, Chile, Colombia y Perú). Con todo, las monedas Latinoamericanas no paran de apreciarse. Así, la apreciación en lo que va de año es casi del 30% en Brasil y Chile, 20% en Colombia y 10% en Perú y México. En teoría, una moneda apreciada reduce la competitividad en los mercados internacionales, deteriorando las exportaciones y con ello el sector industrial nacional. Por otro lado, la llegada de dólares a la región potencia el desarrollo de burbujas especulativas especialmente en Argentina, Brasil, Chile y Perú, y de manera más moderada en Colombia y México. Por un lado, los altos precios de las materias primas, impulsan el crecimiento de la demanda interna desacoplándose del ciclo económico que se vive en el área desarrollada. Por otro lado, unos tipos de interés que ya han comenzado a iniciar una senda alcista, en respuesta a los efectos que la fortaleza de la demanda interna comienza a generar sobre la inflación, son otro foco de atracción para la liquidez global que busca rentabilidad, provocadas por un incremento del consumo, en un contexto en que se abaratan las importaciones y se infla artificialmente la riqueza de estos países. Los Bancos Centrales de Brasil, Colombia y Perú han sido los primeros en intervenir en los mercados a través de la compra de dólares con el fin de sujetar el valor de sus monedas. A su vez, estas intervenciones se están combinando con otras medidas menos habituales para mantener el tipo de cambio: en Perú se han incrementado las reservas obligatorias para los depósitos en divisas; en Chile, el Banco Central ha subido el límite de las Administraciones de Fondos de Pensiones en el extranjero de 60% a 80%; y mientras en Brasil, el impuesto que limita la entrada de capital especulativo (IOF) ha aumentado dos veces, hasta el 6%, en menos de un mes.


México es el único país afectado por las apreciaciones cambiarias que aún no ha adoptado medidas para sostener su moneda161. El flujo de capitales privados hacia las llamadas ―economía emergentes‖ creció sustancialmente en los últimos años, pasando de menos de US$ 200 mil millones en el año 2003 a US$ 692 mil millones en 2005; y de ahí a un pico de US$ 1.242 en 2007. A partir de ese momento -exceptuando 2008 y 2009, años signados por la crisis financiera internacional- los flujos mermaron a un ritmo de 3% anual. De esta forma, para el año pasado se estimó un flujo de fondos frescos privados a economías emergentes por US$ 1.181 mil millones, para el año 2012 se estiman en US$ 1.145 y, para el año 2013, la proyección se ubica en US$ 1.112, el nivel más bajo desde 2009. El principal factor que se esconde detrás de esta reestimación a la baja es la preocupación que ha generado la reversión de las políticas blandas en materia monetaria por parte de los Estados Unidos. En este contexto, las monedas de los ―países emergentes‖ se han depreciado significativamente en el último período, debido en parte a la reversión en los flujos de cartera y a la contracción de los ingresos de fondos para bonos que se observa desde mayo de de 2012. Un factor clave de los flujos de capital hacia economía emergentes en los últimos años han sido las políticas monetarias laxas dispuestas por economías desarrolladas, que fueron ―empujando‖ el dinero hacia el mundo emergente. Este fenómeno, fue potenciado por un fuerte crecimiento de las economías emergentes. En este sentido se habla de un efecto ―push-pull‖ para explicar el comportamiento de los flujos privados hacia emergentes en la última década. En particular, para América Latina, se plantea un escenario de moderación en la entrada de capitales y una aceleración en los flujos de salida. Los flujos de entrada, se estima, pasarán de US$ 308 mil millones en 2012 a US$ 289 este año (con una proyección de US$ 299 para el año que viene). Por su parte, la salida de capitales privados, mostraría un comportamiento al alza, pasando de - US$ 169 mil millones en 2012 a - US$ 184 este año (con una proyección de - US$ 180, para 2014)162. Con revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento del PIB para este año y el que viene y; depreciaciones de las monedas respecto al dólar para aliviar las presiones de competitividad; los residentes de la región han incrementado aún más su exposición en el extranjero y su diversificación en corporaciones regionales, bancos y fondos de pensión. Esta tendencia, es particularmente significativa en aquellos países más integrados en materia financiera (México, Chile, Brasil, Colombia y Perú)163. Los inversores están más que dispuestos a vender el dólar ante el primer tropiezo. Mirando hacia el continente asiático y con la excepción del yen, las divisas locales también apuntan a continuar divergiendo frente al dólar en distinta medida impulsadas por los diferenciales de tasas. El yen por su parte se mantendrá atrapado entre su condición de divisa refugio y la reconstrucción del país luego del terremoto de marzo. El creciente riesgo de que la inflación se dispare en la región, desde un punto de vista especulativo sólo implicará más ganancias de las divisas locales ante el dólar, por las crecientes tasas de interés. Los recursos naturales de la región, garantizan y respaldan ese crecimiento local. Se configura un escenario articulado por la debilidad del dólar una vez que el constante flujo de liquidez llegue a su fin. Si la economía americana no da signos de crecer, la presión bajista crecerá fuertemente para la divisa llevando a la FED a añadir nuevos estímulo, enviando así al dólar a nuevos mínimos anuales. En todo el mundo, la subida de tasas de interés y el PIB serán el principal foco de atención junto a la inflación (que no es más que un motivo para subir las tasas). Cualquier economía cuyo Banco Central decida una subida de tasas o incluso lo sugiera,

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CESLA: CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, Eva Medina Moral, disponible en http://www.cesla.com/descargas/DTCESLA_15122010.pdf 162

―El Patagónico‖, disponible en http://www.elpatagonico.net/nota/203844/ The Institute of International Finance (IIF), ―Capital Flows to Emerging Market Economies‖, June 26, 2013. Disponible en http://www.iif.com/emr/resources+2915.php 163


se expone a un fuerte incremento de la divisa local. En este sentido, la apreciación del dólar no es más que una corrección en medio de la tendencia bajista164. En definitiva, se observa la maniobra estratégica: acrecentar la exportación y migración de capitales hacia la periferia como expediente de salvataje frente a la caída del dólar. Al mismo tiempo llama la atención que los países que no dependen de la divisa yanqui vean alzadas sus tasas de inflación165. Por su parte Brasil y Venezuela también se han incorporado a esta estrategia de contención del valor del dólar frente a la moneda local. Uno de los recursos empleados por Brasil ha sido aumentar las tasas de interés interbancarias medida en reales, además de aumentar el encaje exigido como reservas de los bancos en sus valores nominados en moneda internacional. En la coyuntura actual, se ha registrado una importante entrada de capitales habida cuenta el crecimiento en inversiones rentistas, como materias primeas, hidrocarburos, energéticos y recursos hídricos. No se debe olvidar tampoco la cosecha que hace la Reserva Federal al bajar las tasa de interés y de esta manera fomentar la migración de dólares hacia ―mercados emergentes‖ que presentan tasas de interés más altas, todo lo cual aprecia aún más las monedas locales frente a un dólar más desvalorizado. Aparentemente esto es visto como una debilidad para el dólar por parte de algunos analistas. Pero es absolutamente todo lo contrario. De esta manera el año 2010 el peso chileno ya era la moneda más apreciada en América Latina, obligando al Banco Central de Chile a comprar 12.000 millones de dólares y frenar su caída166. La caída del tipo de cambio lleva al peso chileno a ser la moneda más apreciada del mundo al miércoles 26 de septiembre de 2012, pues la fuerte caída que registra el dólar, el peso chileno se transformó en la moneda del mundo que más se ha apreció frente a la divisa estadounidense, acumulando un avance de 10,49%, según el ranking elaborado por Bloomberg. Previamente el 10 de agosto de 2012 la misma Agencia indicó que el peso chileno se había apreciado en 14,33%, seguido por el florín húngaro (13,74%), el peso colombiano (13,705), la lira turca (11,30%), el peso mexicano (11,12%), el kwasha de Zambia (10,99%), el dólar beliceño (10,82%), el peso filipino (10,10%), el dólar neocelandés (10,03%) y el zloty polaco (9,85%). Esta tendencia llevó en noviembre de 2012 al ex presidente del Banco Central, José de Gregorio a afirmar que ―País fuerte, moneda fuerte‖, esto con el fin de explicar la situación del peso chileno apreciado en relación al dólar a noviembre del mismo año en (6,84%), compartiendo este destino con el peso mexicano (6,90%) y el peso colombiano (5,17%). Se entiende que la depreciación del dólar trae una apreciación peso respecto del dólar. Esta tendencia se origina en la diferencial de tasas de interés entre Chile con respecto a EEUU, y los consiguientes mayores flujos de capital se agrega el buen precio del cobre con US$ 3,60 la libra como promedio simple del año 2012. Este factor de inestabilidad ha puesto en tensión los supuestos teóricos e ideológicos de los ―técnicos‖ del Banco Central entre la creencia de que el mercado se auto regularía y la necesidad de responder a los intereses políticos, materiales y de clases de las distintas facciones del capital y la burguesía, como por ejemplo la contradicción que emerge entre exportadores y el retail. Roberto Fantuzzi, presidente de la Asociación de Exportadores de Manufacturas, Asexma, lamentó la tardanza de la 164

El dólar vs el resto de monedas del mundo: Análisis & Forecast, mayo de 2011. ―América Latina afronta la guerra por el dólar‖, disponible en http://www.marthacolmenares.com/2011/01/08/latinoamerica-y-la-preocupacion-por-la-caida-del-dolar-especial/, el 8 de enero de 2011. 166 En este punto consúltense las siguientes fuentes: http://www.latercera.com/noticia/negocios/2012/12/655-496737-9-peso-chileno-es-la-segunda-moneda-que-mas-se-haapreciado-en-2012.shtml http://www.informacionprivilegiada.cl/dicen_los_expertos/%c2%bfescenario-de-apreciacion-del-peso/ http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=100899 http://m.df.cl/el-peso-cierra-la-semana-como-la-moneda-mas-apreciada-del-mundo-frente-al-dolar/prontus_df/2012-0810/102026.html http://www.marthacolmenares.com/2011/01/08/latinoamerica-y-la-preocupacion-por-la-caida-del-dolar-especial/ 165


intervención del Banco central chileno en el mercado cambiario porque ―hay empresas que ya dejaron de ser competitivas…Habrá que pagar las consecuencias de un incendio que ya estaba desatado‖. Consciente de esta contradicción el Fondo Monetario Internacional (FMI) suaviza su posición técnica y se abre a los controles sobre los flujos de capitales, argumentando que entre 1980 y 1999 representaban cerca de 5% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y en 2007 llegaron a un 20%, constatando que ―si son volátiles o grandes en relación con la economía y mercados financieros del país‖, pueden llevar a ―booms y estallidos de créditos en los precios de los activos. Esta depreciación de la divisa estadounidense en el mundo motivó críticas de la presidenta brasileña, Dilma Rouseff, en su discurso en la Asamblea General de la ONU que "todas las formas de manipulación comercial" de los países más ricos, entre ellas la política monetaria, han provocado "una apreciación artificial de las monedas de los países emergentes". La crítica se suma a la preocupación expresada por el ministro de Hacienda de Chile, Felipe Larraín, sobre la presión que podrían ejercer las medidas de estímulo de la Reserva Federal de EE.UU. en la valorización alcista del peso chileno. Sin embargo, la ideología cumple su rol y sirve en este caso específico como encubrimiento de la contradicción aduciendo que ver a la moneda nacional como la más apreciada superando al forint húngaro- demuestra el poder de atracción de dólares que posee el país a partir de "los buenos indicadores económicos de nuestro país". En este marco, el Banco Central de Brasil (BCB) impuso un encaje para los bancos, que deben depositar en la autoridad monetaria brasileña el equivalente al 60% de las ventas de dólares a futuro que sobrepasen los US$ 3.000 millones o el patrimonio de referencia de la institución. Junto con esta acción, Guido Mantega, ex ministro del ex presidente Luiz Lula da Silva, exclamó en 2010 ―no permitir(emos) que el dólar se derrita‖, procediendo al aumento del 2% al 6% el Impuesto a las Operaciones Financieras (IOF) remitidas del exterior con fines especulativos para contener esa revalorización del dólar. Por eso el inicio del gobierno de Dilma Rousseff ha estado marcado por estas palabras del ministro de Economía brasileño, Guido Mantega: ―frente al real no mediremos esfuerzos para impedir que el dólar caiga‖. Mantega ya había asegurado que, ‖si hay un deterioro de la situación, se tomarán medidas adicionales…Las medidas para tomar son infinitas, todas de acuerdo a lo pactado en el Grupo de los 20 (G-20)‖, afirmo tajante, dando a entender que en este proceso de integración mundial del capitalismo las burguesías están con los dientes muy afilados para repartirse las fracciones de plusvalía. CUADRO N°2 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. ÍNDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR E ÍNDICE DE PRECIOS DE LOS ALIMENTOS, TASAS DE VARIACIÓN EN 12 MESES, PROMEDIO SIMPLE Según CEPAL) . PAÍS IPC General (a IPC Alimentos y IPC General (a IPC Alimentos y mes de abril de Bebidas (a mes mes de abril de Bebidas (a mes 2011) de abril de 2011) 2012) de abril de 2012) América Latina 6,7 8,3 5,5 6,7 y el Caribe América del Sur 8,2 10,0 7,0 8,4 Argentina 9,7 8,7 9,8 10,3 Bolivia (E.P.) 11,0 16,7 4,2 3,2 Brasil 6,5 7,8 5,1 6,2 Chile 3,2 7,0 3,5 8,2 Colombia 2,8 2,8 3,4 5,0 Perú 3,3 5,1 4,1 6,0 Venezuela 23,9 19,4 23,6 31,8 (R.B.) México 3,4 5,2 3,4 4,4 Trinidad y 9,4 21,3 9,1 20,3


Tobago Nicaragua

7,6

7,7

9,1

11,2

EL ESTADO Y LOS IMPUESTOS167 Los impuestos son parte de la plusvalía, es decir es tiempo de trabajo socialmente necesario extraído de la explotación capitalista y distribuido como plusvalía por el Estado. Este es otro de los aspectos que olvidan nuestros teóricos del vaciamiento burgués de su Estado. Un 82% de quienes reciben renta en Chile no pagan impuesto porque sus ingresos son muy bajos, es decir 8.213.592 personas están excluidas del impuesto de segunda categoría. El 18% paga impuesto a la renta, por tanto la rebaja de impuestos a las personas solo favorecen a los que más ganan estimados aproximadamente en 1.548.133 personas. De ellos, 20.889 personas (0,25%) pagan el impuesto a la renta por el tramo más alto. La reforma tributaria solo significa un aumento en el ―flujo de caja‖ temporal del Estado. En este sentido los impuestos en Chile son un simple crédito que los particulares dan al fisco. Desde el punto de vista del tiempo de trabajo socialmente necesario los impuestos deben sumarse como componente al 20% que las AFPs, Isapres y Seguros descuentan al salario de las personas. Sin embargo, las empresas en Chile no pagan impuestos, solo adelantan los tributos de sus dueños en una situación muy similar como lo que ocurre en México toda vez que se puede ―diferir o suspender‖ la tributación mientras no sea retirada o distribuida la magnitud de las utilidades. De acuerdo a las estadísticas de la OCDE, en Chile no se registran los Taxes on Corporate income (o tasas de impuestos a corporaciones) debido, precisamente a la distorsión que existe en el país respecto a este tipo de impuestos Por consiguiente, el 20% de aumento impositivo aprobado recientemente lo que en realidad permite es acumular capital a las empresas en tanto cuanto éstas adelantan su pago mediante el impuesto de primera categoría que no es progresivo en relación a las utilidades que se registran en el Fondo de Utilidades Tributarias (FUD), que acumulan aproximadamente 200 mil millones de dólares. Éste deviene en un registro contable de las utilidades que no han sido retiradas de la sociedad por sus dueños y por las que deberían pagar impuestos en el momento en que las retiren. Al mismo tiempo, el FUD es un registro de los impuestos pagados por las empresas y que sus dueños descontaran como crédito de sus propias declaraciones toda vez que estos tributan sobre ―base percibida‖, es decir, sobre la magnitud de utilidades retiradas. De otro lado, el impuesto a la renta o global complementario es un impuesto progresivo sobre los ingresos previamente descontada la previsión. Actualmente 8.213.592 personas se encuentran en situación de empleado, por lo tanto se encuentran exentos al recibir menos de 532.000 pesos líquidos mensuales. En la práctica pagan global complementario solo el 18,8% de los empleados dependientes, es decir 1.548.133 personas. De ellos solo 20.889 personas correspondientes al 0,25% pagan en el tramo más alto pues ganan sobre 5.900.000 pesos después de descontar la seguridad social. A su vez, 1.005.822 personas tienen una base imponible mensual entre 532.000 y 1.182.382 pesos. Los montos de rebaja son mayores para los contribuyentes de más altos ingresos porque aunque sus tasas cayeron menos, sus ingresos no variaron beneficiándose de las rebajas en los ingresos inferiores. Así el ingresos de segunda categoría y el global complementario quedaron

167

―Tributación y Ganancia de la Gran Minería, 2005-2009-Informe‖. Centro de Estudios Nacionales del Desarrollo Alternativo, Manuel Riesco y Gaspar García Huidobro, con la colaboración de Gustavo Durán. Santiago de Chile, 2010. Disponible en http://www.cendachile.cl/Home/publicaciones/temas/cobre/tributacion-y-ganancias-mineria-20052009/tributacion-y-ganancia-mineria---informe


con una estructura de tasas marginales en la siguiente forma: 5% a 4 %, 10% a 8%, 15% a 13,5%, 25% a 23%, 32% a 30,4%, 37% a 35,5% y el tramo más alto se mantuvo en 40%. Desde el punto de vista tributario, la legislación distingue claramente a los ―emprendedores‖. Una forma muy recurrida para emprender es la construcción de sociedades de responsabilidad limitada prestadora de servicio de inversión, o simplemente de servicios profesionales. Todo esto mientras el emprendedor sigue presentándose como empleado dependiente. Se suman así los ingresos por participación en las utilidades de la empresa y los ingresos como remuneración al empleado dependiente asalariado que es el mismo emprendedor. Si la sociedad limitada obtiene utilidades por cierto monto, ésta deberá someterse al impuesto de primera categoría –impuesto al capitalactualmente en 20%. El Estado retiene al empleado una fracción de su remuneración como impuesto al salario obtenido (impuesto de segunda categoría). Ambas fracciones impositivas (por participación en utilidades y remuneración) deben ser declaradas e informadas al Servicio de Impuestos Internos (SII) usando el Impuesto Global Complementario, el que se fija progresivamente conforme al tramo de ingresos totales. Empero, el pago por global complementario es menor a la sumatoria de las fracciones impositivas de primera y segunda categoría, por lo que el Estado devuelve un pequeño margen al declarante empresario y simultáneamente empleado dependiente. En consecuencia, el empresario al pagar sus impuestos personales ―descuenta o usa como crédito‖ lo que previamente había pagado como empleado y también partícipe de utilidades. El detalle determinante es que el empresario paga por retirar utilidades, descontándose este porcentaje del impuesto que éste mismo debe pagar como persona en el global complementario, por lo que en definitiva en términos prácticos el capital del emprendedor contribuyente independiente queda exento de pago de impuesto. En consecuencia, se consuma el carácter del impuesto de primera categoría como un adelanto o anticipo del impuesto que debe pagar por los ingresos totales que percibe como persona. Se genera así una importante palanca de acumulación de capital, toda vez que el impuesto de primera categoría funciona como un adelanto del global complementario. De esta manera el sistema ―incentiva‖ a mantener las utilidades en las sociedades evitando que estas sean retiradas. Ahora bien, la legislación tributaria chilena permite una serie de mecanismos para eludir el pago de impuestos, pues por un lado del global complementario depende el monto total de utilidades que será retirada por el empresario y, además, del nivel de ingresos totales que perciba la persona, de modo que mientras menos utilidades retire menor será el impuesto a pagar. Por otro lado, la legislación permite cambiar el carácter de una empresa. De este modo en lugar de ser una sociedad limitada prestadora de servicios de inversión, la sociedad puede convertirse en prestadora de servicios profesionales permitiendo a sus socios funcionar ante el SII como empleados dependientes de sí mismos. Para hacerlo, el empresario debe renunciar a su relación laboral contractual con su empresa en la que trabajaba con un contrato en calidad de empleado. En adelante la empresa realizará la función del empleado por el mismo sueldo. Esta es la situación de miles de profesionales que ―prestan servicios‖ a la producción, circulación y distribución de mercancías y capitales. Se configura así una especie de ―empresa familiar‖ al que son ligados como socios los amigos, parientes y todo tipo de ―palos blancos‖ por consiguiente, los ingresos de esta empresa son al mismo tiempo los ingresos del empresario. En segundo término, las utilidades son repartidas entre el empresario y sus ―palos blancos‖ de esta manera cada socio, entre los que se reparten utilidades, tiene como base imponible una cantidad sustancialmente menor a la que deberían pagar el empresario si éste estuviese solo. En tercer término, dado que cada socio debe pagar el 20% por impuesto de primera categoría al retiro de sus utilidades que le corresponden en la repartición, éste impuesto funciona como ―adelanto‖ y para el Estado como ―crédito‖.


En cuarto término, dado que las utilidades se reparten a más de una persona, cada uno de ellos deberá declarar un global complementario muchísimo menor comparado al que le correspondería si solo fuese una persona la que se lleve todas las utilidades. Pero al global complementario deben descontarse el impuesto pagado como primera categoría, solo así el Estado se encuentra obligado a devolverle a cada persona que actúa como socio un monto cuantitativa, cualitativa y significativamente mayor. Pero los mecanismos que funcionan como incentivos tributarios, se convierten para el individuo en un giro de dinero que luego es presentado como pago de futuros impuestos, a su vez, toma éste dinero y lo presenta como un adelanto en el pago de sus obligaciones impositivas que le corresponden al individuo. Se entiende que a futuro es cada vez menor la posibilidad real de que el individuo de mayores ingresos pague impuesto. En definitiva, todas estas deducciones, ingresos no renta, exenciones, planificaciones de ingresos diferidos a futuro van configurando una máquina bien aceitada para la acumulación de capital, convirtiendo a Chile en un paraíso tributario. Uno de los mecanismos de acumulación de capitales en Chile es la estructura institucional tributaria. El Estado burgués chileno ha ido paulatinamente perfeccionando sus funciones económicas. A diferencia de los que sostienen que este Estado ha sido despojado por la propia burguesía de funciones relevantes en los procesos de valorización del capital, nosotros sostenemos lo contrario. El Estado ha ido sofisticando su participación económica, complejizando y ampliando las funciones que antes le eran asignadas. Una de estas funciones dice relación con su transformación en palanca de transfusiones, licuación y reinyección de plusvalía conforme el capital así lo requiere en sus procesos dinámicos de expansión y contracción. Mirado desde este punto de vista, el estado no está restringido a una mero rol policial, a saber como instrumento de represión de clases, sino que además tiene un importantísimo papel en el desarrollo del capitalismo. Si el Estado sólo fuese un cascaron vacío despojado y relegado a un rincón de mero guardián de la propiedad privada, entonces significaría que el capital estaría funcionando solamente en la lógica de la ley del valor, actuando esta libremente en mercados absolutamente ideales, sin ningún tipo de interferencia institucional e ideológica, sin siquiera verse afectado por los procesos de centralización. Muy por el contrario, la tensión entre acumulación (ley del valor) y centralización (monopolios) genera una relación que se presenta como contradicción entre mercado y Estado. De otro lado, negar el rol económico del Estado implica dos cosas: primero, significa la amplitud y profundidad del desenvolvimiento de la ley del valor a escala planetaria, para cuya consecución ha requerido la estandarización mundial de la producción de bienes y servicios con carácter de mercancías pasando por la integración de los antiguamente llamados ―sectores‖ de la economía -terciario o de servicios, secundario o industrial y, por último, primario o extractivo – que se ensamblan completa y aceleradamente sobre bases de desarrollo capitalista heterogéneo, pero vectorialmente orientado hacia su homogenización. De otro lado, significa la insuficiente comprensión relativa a la intensidad y densidad de los procesos de valorización y centralización de capitales. Es tal el nivel alcanzado en la valorización de capitales, que el aspecto institucional, legal e ideológico se ha transformado en un eslabón específico, activo y bien acoplado a los procesos de valorización de capitales. No puede ser de otro modo, si consideramos que una de las características esenciales de la producción capitalista contemporánea es la tendencia a borrar las fronteras, compartimentos y diques que contenían como contenidos estancos a la producción, la distribución y el consumo. Cada vez la producción se alza como la perfecta síntesis entre distribución y consumo, el sector productor de medios de producción avanza más aceleradamente y con mayor empuje que el sector productor de medios de consumo, y finalmente la distribución mundial de plusvalía está determinada por el desarrollo tecnológico alcanzado en el sector productor de medios de producción aplicado a su vez en los otros sectores y ramas de la producción y distribución de mercancías.


Probablemente quienes sostienen la tesis del vaciamiento del Estado, estén olvidando que desde el materialismo dialéctico la comprensión del Estado mínimo como componente descriptivo del modelo neoliberal se lee en clave clasista, por lo que este Estado Mínimo si bien es cierto no resguarda como ―derechos sociales‖ antiguas conquistas laborales, es mínimo sólo respecto de la clase proletaria (esto, insisto, respecto de los llamados ―derechos sociales‖), sin embargo, simultáneamente este mismo Estado es un Estado Máximo para la clase burguesa y capitalista en su conjunto, por cuanto ha convertido en propiedad privada capitalista una enorme masa de medios de producción y propiedades territoriales anteriormente en posesión y goce del Estado. Por último, la tesis del vaciamiento de las funciones estatal en beneficio de una burguesía cada vez más radicada en ―el Mercado‖, además de suponer que el mercado es una entidad que funciona idealmente conforme al principio de libre competencia de capitales, olvida que una de las formas más importantes del capital es la renta de la tierra, para cuya conversión en renta absoluta es determinante el papel de garante del Estado sobre la propiedad privada. Por consiguiente, es muy poco probable que a fin de sustentar la tesis del poder dual burgués, puedan ser separadas las funciones económicas y políticas simultáneamente. La acción política del Estado es al mismo tiempo acción económica. De ahí que la ―economía‖ careza de los atributos de ciencia exacta dada por los economistas burgueses y en realidad adquiera cada vez más un carácter de economía política, en la medida que aumente el rol y función del Estado en los procesos de desarrollo y desenvolvimiento del capitalismo. Empero, asumir que el Estado ha sido desbaratado por la propia burguesía creando un ―poder dual‖ ajeno al marco estatal-institucional, implica a lo menos concebir que el capital ha dejado de tener ese marco referencial al que Marx tanto dio relevancia, el capital como una relación social dotada de ciertas especificidades históricas. Pero también implica desconocer la relación de profunda imbricación y dependencia existente entre superestructura y estructura. No es posible comprender el capitalismo como una unidad histórica sintética y dinámica si disociamos la estructura de la superestructura. Tal disociación sólo existe para quienes han querido dar un carácter ―neutro‖ al Estado, por sobre los intereses de clases sociales, alimentando la esperanza de que, siendo el Estado un campo de lucha por disputar, no sólo sería posible sino el único camino, la salida electoral institucional de copar pequeños espacios y franjas en este Estado parecido a una trinchera, llena de casamatas, pero que con fuerzas bien armadas desde el punto de vista de sus bases electorales de apoyo, pueden ir conquistando y dotando espacios institucionales para redirigir en uno u otro sentido las políticas públicas. Sin embargo, la ida de la disociación entre estructura y súper estructura también alimenta los discursos, visiones y cosmovisiones militaristas y aparatistas que ven la guerra como un enfrentamiento de aparatos; destruido un aparato y sustituido por otro, el Estado puede ser redefinido en sus funciones y relaciones con la llamada sociedad civil (cuestión extraordinariamente espinuda para las concepciones liberales que separan la ―sociedad civil‖ de la ―sociedad política‖). Previsiblemente quienes han abandonado el materialismo dialectico como teoría y práctica revolucionaria, así como el marxismo, hoy sostienen que el Estado tiene precisamente esa disociación respecto a sus orígenes de clases, manifestando que éste sólo tendría una función represora, obviando de esta manera a lo menos dos problemas: de un lado, quiénes trabajan en el Estado (funcionarios de todo tipo, incluyendo los cuerpos represores, legisladores, jueces, profesores, representantes, etc.) contribuyen o no a la valorización del capital?, si es así ¿cómo lo hacen?, y si no es así ¿son una excrecencia parasitaria bajo las actuales condiciones históricas del capital?, y, por otro lado, ¿de qué manera comprender las tensiones geopolíticas desatadas entre los bloques económico regionales o bloques económicos asociados por un proyecto político e ideológico en común?, ¿son falsas esas tensiones, y si no lo fueran, qué trasunto material tienen?, y, si por otra parte, esas tensiones tuviesen un contenido material qué rol juegan los estados en estas tensiones y contradicciones? Y, por último, ¿tiene alguna utilidad observar y


analizar los acontecimientos político institucionales si estos sólo están restringidos a la forma en que se aplica la fuerza militar y represora del Estado? Otro problema que se obvia con la tesis del vaciamiento del Estado de sus funciones económicas e ideológicas para dar paso a un ―poder dual burgués‖, radicado en el Mercado, dice relación con la actividad y función a la que sirve el Estado en los procesos de trasvasije, reciclaje y redistribución de plusvalía entre los distintos capitales y diversas facciones de la burguesía. A medida que se intensifica la acumulación de un lado y la centralización del otro, el Estado adquiere aún mayor preponderancia en tanto cuanto se convierte en un filtro que puede dosificar la tensión existente entre ambas fuerzas contradictorias del Desarrollo capitalista. A su vez, el Estado, en tanto expresión de las relaciones sociales es, al mismo tiempo, garantía institucional para que las fuerzas centralizadoras no terminen cerrando las válvulas creadoras de nuevos capitales. Dicho esto, cabe recordar que a mayor desarrollo del capital (en cuánto relación social e histórica), mayor es la masa de personas expuestas a la proletarización. Al mismo tiempo, a mayor ampliación de las fuerzas de la proletarización, mayor es el impulso que tienen estos a evitar su condición, recurren a una y otra inventiva empresarial para protegerse; se convierten en cuenta propistas, micro empresarios, pequeños, medianos y hasta grandes, etc. Subsiste así la fuerza de la acumulación, en todas las escalas, pero, al mismo tiempo, actúan inexorablemente las fuerzas de la concentración y centralización de capitales. Se configura así este antagonismo, que finalmente es proyectado y reproducido como escenario por el mismo Estado por medio de la deuda pública, la garantía estatal, los rescates financieros, los proyectos de inversión en infraestructura con resguardo estatal, los sistemas tributarios, etc. Ya, en el desarrollo de este trabajo hemos abordado desde múltiples puntos de vista, estos problemas que, parten precisamente con una condición fundamental para la acumulación de capitales a saber, la violencia ejercida por el Estado como instrumento de dominación y represión de clases. Pero este es una de las condiciones. Las funciones del Estado no se agotan en este rol. Además debe ser considerado su papel en el plano material e ideológico. Sin embargo, a contrapelo de quienes sostienen el vaciamiento del Estado, es pertinente rescatar un exhaustivo trabajo de análisis que los trabajadores del SII hicieron respecto a la operatividad del sistema tributario y su funcionalidad como herramienta de valorización de capitales. Según el Informe de la COMISIÓN DE REFORMA TRIBUTARIA, elaborada por los Estudiantes de la Universidad de Chile, (Facultad de Economía y Negocios y Facultad de Derecho) confeccionada sobre los datos del Servicio de Impuestos Internos, los principales impuestos, en términos de recaudación son el IVA y el Impuesto a la Renta. El primero de ellos recaudó alrededor de un 47% del total del ingreso tributario al año 2010. Este impuesto que grava el consumo, es el de mayor recaudación en nuestro país, mientras que el impuesto al capital y al trabajo se mantiene por debajo del anterior. A su vez, en relación a las tasas de evasión del impuesto a la renta, se observa que ésta ha disminuido desde un 48% de la recaudación efectiva en el año 2003 a un 30% para el año 2006168. Una tendencia similar se observa en el caso del IVA, el que llegaba a un 24% de la recaudación efectiva en el año 1995, y ha descendido a un 16% en el año 2009. Vistos estos antecedentes cabe indagar las causas por las que un impuesto indirecto y regresivo como el IVA compone la mayor parte de la canasta tributaria del país. Una de las razones por las que el capital en Chile tiene una baja tributación dice relación con el entramado institucional que, fomentado por la lógica de ―tributo como crédito o fondos líquidos adelantados al Estado para que este lo devuelva acrecentado‖, permite gestionar, regular y distribuir plusvalía entre distintas 168

La tributación Directa en Chile: equidad y desafíos. Michael JORRAT De Luis, CEPAL, División de Desarrollo Económico, ONU 2009.


magnitudes de capital, acudiendo a la confección de Balances, cálculos de Depreciación, Corrección Monetaria, Libro FUT Deducción de gastos por Inversiones y Compras, Renta Presunta, etc. De acuerdo con un exhaustivo análisis realizado por los trabajadores del Servicio de Impuestos Internos169, en Chile el impuesto a las utilidades que deben pagar los socios de las Empresas, que efectúan retiros, se ve disminuido en la cantidad de impuesto que pagó dicha Empresa. Lo que significa que el Impuesto de Primera Categoría o ―Impuesto a las empresas‖ se otorga como crédito contra los impuestos finales del Global Complementario y/o Adicional. De hecho, según la información del SII170 desde el año 2006 al año 2010 no hay ingresos en arcas fiscales por concepto de Impuesto Global Complementario, incluso las cifras aparecen entre paréntesis es decir, que para este caso, el Impuesto de Primera Categoría pagado por la empresa, fue mayor al impuesto final del socio o accionista, generando en consecuencia una devolución para éstos. En el año 1984, tras la crisis de 1982, la recomposición del capital con su corolario de cesantía y una elevada tasa de evasión tributaria, se creó el Registro FUT. El objetivo de este sistema, era incentivar la inversión para el crecimiento económico del país; sin embargo, al cabo de prácticamente tres décadas nos encontramos con un FUT de más de US$ 200.000 millones, que se supone serían reinvertidos productivamente, sin embargo se mantienen allí, a lo menos contablemente, sin otra explicación que evitar el pago de los impuestos finales correspondientes171. En la actualidad la tasa del Impuesto de Primera Categoría de la Ley de la Renta que afecta a los contribuyentes, tanto personas naturales como empresas, es de un 20% en forma transitoria por el A.T. 2012, debiendo bajar al 18,5% el A.T. 2013 y volver al 17% el A.T. 2014, producto de la Ley de Reconstrucción originada a raíz del terremoto del año 2010. Dicha tasa es aplicada de manera uniforme a todos los contribuyentes de la categoría, independiente del nivel de utilidad o ventas que estos tengan, es decir la tasa es la misma para una Microempresa o para una Gran Empresa 5. Para la determinación de la Renta Líquida Imponible de Primera Categoría es posible que los contribuyentes (personas naturales y jurídicas) puedan ocupar las pérdidas ocurridas desde el año comercial 1979 en adelante. Podemos observar que por ejemplo en el año 2009 el fisco devolvió por concepto de PPM por Utilidades Absorbidas cerca de 1.000 millones de dólares y el año 2010172 se devolvieron por este concepto 742 millones de dólares4. Según estadísticas del SII el año 2009 aproximadamente el 84% de la recaudación total del Impuesto a la Renta de Primera Categoría que ascendió a US$ 5.034.036.680 fueron pagados por 30.000 grandes y medianos contribuyentes, que representaban el 3,5% del universo afecto a dicho impuesto. En contraposición ese mismo año el 83% de los contribuyentes que representan a los segmentos Micro y Pequeña Empresa enteraban en arcas fiscales por concepto de Impuesto de Primera Categoría US$ 940.861.763 correspondiente al 15,8% del total recaudado173. Actualmente en Chile la tasa de evasión del IVA se sitúa, según las últimas estimaciones hechas por el SII, entre un 16% y un 18%. Un dato no menor es que cada punto de reducción en la tasa de evasión del IVA en Chile representa aproximadamente US$ 300 millones líquidos extras de recaudación. Por el contrario, un punto de recaudación en IVA equivale a US$ 800 millones 169

Reforma Tributaria. En Una senda de Justicia y Desarrollo. Una visión política, técnica y social de los fiscalizadores del SII. AFIICH, Santiago de Chile, Abril de 2012. 170 Serie De Ingresos Tributarios Anuales En Moneda Nacional , Www.Sii.Cl/Aprenda_Sobre_Impuestos/Estudios/Estadistribu/Ingresos_Tributarios.Htm 171 Serie de Ingresos Tributarios Anuales en Moneda Nacional , www.sii.cl/aprenda_sobre_impuestos/estudios/estadistribu/ingresos_tributarios.htm 173 Reforma Tributaria. En Una senda de Justicia y Desarrollo. op.cit.


aproximadamente. Para dimensionar la importancia de la función tributaria que tiene el Estado en su rol de garante de los intereses de clases de la burguesía es conveniente tener presente que si el año 2009 la recaudación tributaria como porcentaje del PIB fue de 14,3; el 2010 fue 18,6 y en el año 2011 los ingresos tributarios llegaron a $ 21,5 billones, con un 16% de crecimiento respecto el año 2010, cifra récord de recaudación en la historia del país. Estos Ingresos tributarios son fruto de:    

$9,2 billones recaudados por Impuesto a la Renta $9,7 billones recaudados por Impuesto al Valor Agregado $1,8 billones recaudados por Impuesto a Productos Específicos $800 mil millones de recaudación por Otros Impuestos

Cabe indicar que el universo de la población a fiscalizar llegó el año 2011 a 4 millones de contribuyentes (Personas Naturales y Jurídicas), con 378 mil nuevos contribuyentes y 55 mil Términos de Giro en el año. Los Contribuyentes que declararon impuestos fueron 2,6 millones anuales por renta y 729 mil declaraciones mensuales por IVA. Los impuestos declarados en la Operación Renta 2011 ascendieron a US$ 12.869 millones, 25% de crecimiento real respecto del año anterior174. El Impuesto Adicional se aplica a las rentas de fuente chilena obtenidas por personas naturales o jurídicas que no tienen domicilio ni residencia en Chile, cuando la renta queda a disposición desde Chile a la persona residente en el extranjero. Dependiendo del tipo de renta de que se trate, puede ser un impuesto de retención, o bien, un impuesto de declaración anual. La tasa general del impuesto Adicional es de 35%. Así, los dividendos, retiros y/o remesas de utilidades de sociedades anónimas, sociedades de personas o de establecimientos permanentes de empresas extranjeras se gravan con la tasa general del Impuesto Adicional del 35%. Pero, finalmente evaden por los siguientes mecanismos: a) La Empresa matriz extranjera declara pérdidas hasta por el monto de las utilidades de aquella fuente extranjera. b) Las inversiones externas están legalmente excluidas del artículo 21 de la Ley de la Renta, relativo a préstamos que hacen sociedades de personas a sus socios afectos al Impuesto Adicional c) Invocan el Pago Provisional por Utilidad Absorbida, con el objetivo de imputar pérdidas a utilidades que han pagado por concepto de Impuesto de Primera Categoría. d) Las Inversiones extranjeras no cancelan el 35% la retención del Impuesto Adicional del artículo 60, inciso primero de la Ley de la Renta, aduciendo que la renta carece de RUT en Chile. e) Recurren a una declaración anual de impuesto a la renta para cubrir la diferencia que actualmente se produce entre la retención (20%) y el impuesto (35%). f) Las filiales locales declaran capital bajo el concepto de ―deuda‖ a la matriz extranjera imputándose como el pago por servicios prestados desde el extranjero generando así pérdidas y, de esta forma, evitan el gravamen impositivo.

174

Serie de Ingresos Tributarios Anuales en Moneda Nacional , www.sii.cl/aprenda_sobre_impuestos/estudios/estadistribu/ingresos_tributarios.htm


g) Recurren al resquicio denominado ―reorganización empresarial‖. Se entiende que existe Reorganización Empresarial cuando es evidente una Legítima Razón de Negocios, sin embargo a través de diversa jurisprudencia175 administrativa se indica que el Servicio de Impuestos Internos es la única instancia que puede calificar la Razón de Negocios, empero, el SII carece de instrumentos y criterios legales que le permitan definir un concepto aplicable para la distinción entre razones de Negocio toda vez que es el particular el que declara la ―intención‖ del negocio, y no el SII. Por esta razón, en la circular Nº 68176 del año 1996 se Incorpora una definición asociada a la legítima razón de negocio que permite la validación de la intención jurídica de las partes o ―intentio juri‖; permitiendo la creación de empresas de papel donde se encuentra carente el ánimo de contribuir, cuyo objetivo es impedir el nacimiento del hecho gravado177. Al respecto considérese el siguiente ejemplo entregado por la AFIICH:

CUADRO N° 3 Término de Giro, Según AFIICH Término de Giro practicado por empresa individual al 15.09.2011 Rentas netas pendientes de retiro a la fecha del término de giro

$ 96.246.391

Factor de Actualización al 31.12.2011 ( $ 96.246.391 x 1,039 )

$ 100.000.000

Renta Actualizada e incrementada en el Crédito por Impuesto Único de Primera Categoría tasa 35% $

100.000.000 / 0,65

$ 153.846.154

CUADRO N° 4 Declaración Línea 48, Según AFIICH Concepto

Reliquidación IGC por Término de Giro

Base Imponible ( B.I. )

Tasa Promedio

Impuesto según Tasa Promedio

Rebaja Impuesto ( B.I. * 0,35 )

Impuesto a Devolver

$ 153.846.154

10%

$ 15.384.615

( $ 53.846.154 )

( $ 38.461.539)

Como lo indica el ejemplo señalado por los Trabajadores del servicio de Impuestos Internos que aquí hemos ocupado como referencia, el efecto que produce hacer uso de este mecanismo de cálculo de la tasa promedio, significa al Fisco un menor ingreso de $ 38.461.539. Por cierto que a mayor monto del capital, mayor es la evasión. Otra forma institucional que dispone el Estado para beneficiar económicamente a la burguesía es la llamada Renta Presunta. Mediante la modificación del Art. 14 Ter(*) y el D.S. Nº 344 de 2004, la contabilidad, aplicada por ejemplo al sector agrícola, queda simplificada y reducida a 24.000 UTM de ventas anuales acumuladas en el período móvil de tres años pudiendo aplicarse la Renta Presunta, entendida como aquella que para fines tributarios de la Ley sobre Impuesto a la Renta se presume a partir de ciertos hechos conocidos, tales como son:  Avalúo fiscal de los inmuebles agrícolas y no agrícolas; 175

Oficio Nº 3.927 de fecha 19 de Agosto de 2004 se hace presente que la existencia de una ―legítima razón de negocio‖ no compete calificarla al interesado sino a este Servicio, y sobre la cual, en el caso de la especie, no se puede pronunciar por carecer la consulta de antecedentes suficientes‖. 176 ―…Debe tenerse presente, en todo caso, que se entenderá que existe reorganización para los efectos anteriores, cuando sea evidente una ―legítima razón de negocios‖ que la justifique y no una forma para evitar el pago de impuestos, como puede ser el aporte a una sociedad existente que registra una pérdida tributaria y los bienes respectivos fuesen vendidos por ésta última dentro del período de revisión a un mayor valor absorbido por dicha pérdida‖. 177 Reforma Tributaria. En Una senda de Justicia y Desarrollo. op.cit.


 

Valor de tasación de los vehículos; y Valor anual de las ventas de productos mineros.

A los valores mencionados se les aplica un porcentaje previsto en la misma ley, con el fin de obtener la base sobre la cual se aplicará el Impuesto a la Renta. Sin embargo, respecto de este último resquicio legal la situación actual es la siguiente: de acuerdo con el Art. 20 Nº 1 letras a y b LIR, las personas naturales y personas jurídicas (formadas exclusivamente por personas naturales y que no sean S.A. o en Comandita por Acciones) que exploten predios agrícolas y no obtengan otras rentas por las que deban declarar impuestos sobre renta efectiva según contabilidad completa, podrán declarar bajo un régimen de Renta Presunta si sus ventas propias o relacionadas anuales no excedan, en su conjunto, las 8.000 Unidades Tributarias Mensuales (UTM). Después de aplicar las normas anteriores, los contribuyentes cuyas ventas anuales propias no excedan las 1.000 UTM podrán continuar sujetos al régimen de Renta Presunta. De otro lado la Base Imponible Agrícola permite que el Propietario o Usufructuario de Bienes Raíces Agrícolas pague el 10% del avalúo fiscal de los predios. Empero, si de por medio el propietario declara algún Arrendatario, éste paga el 4% del avalúo fiscal del predio, quedando el propietario en definitiva afecto sólo a un 6%. El mismo principio y recurso legal que hemos venido analizando bajo el título de Renta Presunta se aplica al Transporte de Pasajeros. (Art. 34 bis Nº 2 LIR): Las personas naturales y personas jurídicas que no sean S.A. o en Comandita por Acciones y que exploten a cualquier título vehículos motorizados en el transporte terrestre de pasajeros pueden acogerse a un régimen de Renta Presunta. De este modo la renta presunta para el Transporte de pasajeros es de 10%. Así mismo para el Transporte de Carga en el Art. 34 bis Nº 3 LIR se establece que las personas naturales y personas jurídicas (formadas exclusivamente por personas naturales y que no sean S.A. o en Comandita por Acciones) que exploten a cualquier título vehículos motorizados en el transporte terrestre de carga ajena y no obtengan otras rentas por las que deban declarar impuestos sobre renta efectiva según contabilidad completa, podrán declarar bajo un régimen de Renta Presunta si sus ventas propias o relacionadas anuales no excedan, en su conjunto, las 3.000 Unidades Tributarias Mensuales (UTM). Después de aplicar las normas anteriores, los contribuyentes cuyas ventas anuales propias no excedan las 1.000 UTM podrán continuar sujetos al régimen de Renta Presunta. Por consiguiente la Base Imponible para el Transporte de Carga queda reducido al 10% del valor de tasación fiscal de cada vehículo178. De otro lado, en el sector de la Minería (Art. 34 Nº 1 LIR) se establece que, sin considerar a los pequeños mineros artesanales, las personas naturales y personas jurídicas que no sean S.A. o en Comandita por Acciones que desarrollen la actividad de la minería, incluyendo en ella la actividad de explotación de plantas de beneficio de minerales, siempre que el volumen de los minerales tratados provengan en más de un 50% de minas explotadas por el mismo minero, podrán declarar bajo un régimen de Renta Presunta si sus ventas propias o relacionadas anuales no excedan, en su conjunto, las 2.000 Unidades Tributarias Mensuales (UTM) o ventas anuales de 36.000 toneladas de mineral metálico no ferroso. Después de aplicar las normas anteriores, los contribuyentes cuyas ventas anuales propias no excedan las 500 UTM podrán continuar sujetos al régimen de Renta Presunta. Por consiguiente, la Base Imponible Minería queda fijada a las ventas netas anuales de cobre, oro o plata, para la cual se aplica el porcentaje según la siguiente escala179: 178 179

Reforma Tributaria. En Una senda de Justicia y Desarrollo. op.cit. Reforma Tributaria. En Una senda de Justicia y Desarrollo. op.cit.


CUADRO N°5

% 4 6 10 15 20

Precio promedio (centavos) de la libra de cobre en el año), según AFIICH De Hasta 0 268,14 268,15 284,42 284,43 325,03 325,04 365,72 Mayor a 365,72

Si se trata de otros productos mineros sin contenido de cobre, oro o plata, se presume de derecho que la Renta Líquida Imponible es de un 6% del valor neto de la venta de ellos. En cuanto a los Bienes Raíces No Agrícolas reglados según el Art. 20 Nº 1 letra d LIR y el DFL N°2, se presume para el propietario o usufructuario (no S.A.) que obtenga renta de bienes raíces no agrícolas destinados a su actividad económica o uso de vivienda una Renta Presunta, cuando la renta (arrendamiento) no supera el 11% del avalúo fiscal del bien raíz. De este modo la Base Imponible para Bienes Raíces No Agrícolas queda fijado en el 7% del valor de avalúo fiscal. El Impuesto a los Bienes Raíces se determina sobre el avalúo de las propiedades y su recaudación es destinada en su totalidad a las municipalidades del país, constituyendo una de sus principales fuentes de ingresos y financiamiento. Los contribuyentes que tienen derecho al crédito por contribuciones de bienes raíces son los que desarrollen las siguientes actividades (Art. 14, 14 bis y 14 quáter de la LIR, en concordancia con lo estableciendo en el Art. 20 de dicha Ley y Circular del SII Nº 68/2001)180: i. Los contribuyentes propietarios o usufructuarios de bienes raíces agrícolas, que declaren la renta efectiva de dicha actividad determinada mediante contabilidad completa (incisos 2° y 3° de la letra a) del Nº 1 del artículo 20 de la Ley de la Renta) o que declaren la renta presunta de dichos bienes (inciso décimo segundo de la letra b) del Nº 1 del artículo 20 de la Ley de la Renta); ii. Los contribuyentes que sean propietarios o usufructuarios que den en arrendamiento, subarrendamiento, usufructo u otra forma de cesión o uso temporal bienes raíces agrícolas (inciso final de la letra c) del Nº 1 del artículo 20 de la Ley de la Renta); iii. Los contribuyentes que exploten en calidad de propietario o usufructuario bienes raíces no agrícolas mediante su arrendamiento o entrega en usufructo a título oneroso (inmobiliarias que no sean S.A. y SpA) y cuando la renta de arrendamiento total anual obtenida, debidamente actualizada al término del ejercicio, sea superior al 11% del total del avalúo fiscal vigente al 01.01.2012 del conjunto de dichos bienes, vigente al 31 de Diciembre del año respectivo (letra d) del Nº 1 del artículo 20 de la LIR, en concordancia con lo establecido por el Nº 3 del artículo 39 de la misma ley);

180

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iv. Las sociedades anónimas o sociedades por acciones que posean o exploten a cualquier título bienes raíces no agrícolas, gravándose la renta efectiva de dichos bienes determinada mediante contabilidad completa (inciso final de la letra d) del Nº 1 del artículo 20 de la Ley de la Renta); y v. Las empresas constructoras y las empresas inmobiliarias por los inmuebles que construyan o manden a construir para su venta posterior (inciso segundo de la letra f) del Nº 1 del artículo 20 de la Ley de la Renta.) Actualmente las contribuciones no se consideran un impuesto final permitiéndose su imputación como pago al Impuesto de Primera Categoría. No se acepta su uso como gasto imputable a la Renta Líquida Imponible. Otra manera que ocupa la Burguesía (por medio del Estado) para evadir y alivianar la carga tributaria es la Tasa Promedio Marginal en la Reliquidación por Término de Giro. Esta es una tasa promedio que aminora sustancialmente el impuesto que debería pagarse por parte de los empresarios, socios o accionistas respecto de las utilidades no retiradas del FUT al momento de la presentación del término de giro. Para que este cálculo arroje un pago efectivo y no genere una devolución, el contribuyente persona natural debió haber soportado en promedio durante los últimos 3 años tasas marginales en su Impuesto Global Complementario superiores al 35%, de lo contrario siempre podrá hacer uso de este mecanismo para pedir devolución de una parte o de la totalidad de su Crédito originado de la Reliquidación del Impuesto Global Complementario por Término de Giro. En el ―Artículo 38 bis. Se sostiene que los contribuyentes obligados a declarar su renta efectiva según contabilidad completa, que pongan término a su giro, deberán considerar retiradas o distribuidas las rentas o cantidades determinadas a esa fecha, en la forma prevista en el artículo 14, letra A), número 3º, c), o en el inciso segundo del artículo 14 bis, según corresponda, incluyendo las del ejercicio. Dichos contribuyentes tributarán por esas rentas o cantidades con un impuesto de 35%, el cual tendrá el carácter de único de esta ley respecto de la empresa, empresario, socio o accionista, no siendo aplicable a ellas lo dispuesto en el número 3º del artículo 54. No se aplicará este impuesto a la parte de las rentas o cantidades que correspondan a los socios o accionistas que sean personas jurídicas, la cual deberá considerarse retirada o distribuida a dichos socios a la fecha del término de giro. No obstante, el empresario, socio o accionista, podrá optar por declarar las rentas o cantidades referidas, como afectas al impuesto global complementario del año del término de giro de acuerdo con las siguientes reglas: A estas rentas o cantidades se les aplicará una tasa de impuesto global complementario equivalente al promedio de las tasas más altas de dicho impuesto que hayan afectado al contribuyente en los tres ejercicios anteriores al término de giro. Si la empresa a la que se pone término tuviera una existencia inferior a tres ejercicios el promedio se calculará por los ejercicios de existencia efectiva. Si la empresa hubiera existido sólo durante el ejercicio en el que se le pone término de giro, entonces las rentas o cantidades indicadas tributarán como rentas del ejercicio según las reglas generales. Las rentas o cantidades indicadas en el número anterior gozan del crédito del artículo 56, número 3), el cual se aplica con una tasa de 35%. Para estos efectos, el crédito debe agregarse en la base del impuesto en la forma prescrita en el inciso final del número 1 del artículo 54.


A este respecto considérese el ejemplo aportado por los trabajadores del Servicio de Impuestos Internos181: CUADRO N°6: REORGANIZACIÓN EMPRESARIAL SEGÚN AFIICH

CUADRO N°7: REORGANIZACIÓN EMPRESARIAL SEGÚN AFIICH

181

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CUADRO N°8: EFECTOS DE LA REORGANIZACIÓN EMPRESARIAL SEGÚN AFIICH

El primer cuadro muestra la tributación, antes del año 1984, cuyo Impuesto de Primera Categoría NO era utilizado como crédito contra el Impuesto Global Complementario y/o Adicional, que se produce cuando el socio retira la utilidad de la empresa. Tomando los mismos datos del primer cuadro, el segundo muestra la tributación, después del año 1984, cuyo Impuesto de Primera Categoría es utilizado, hasta hoy, como crédito contra el Impuesto


Global Complementario y/o Adicional. Se observa la diferencia de impuesto que deja de percibir el fisco por efecto del crédito ($ 21.581.042 v/s $ 11.381.042)182. El tercer cuadro toma los mismos datos que el segundo y prueba que al aumentar la tasa del Impuesto de Primera Categoría desde el 17% al 20%, la cantidad de impuesto total recaudado es exactamente el mismo. Por lo que un aumento en la tasa actual no ayuda a aumentar la recaudación final, pero si ayuda a incrementar la deuda del fisco (recauda $ 12.000.000 pero debe devolver $ 618.959, recaudación final $ 11.381.042). CUADRO N° 9 AMERICA LATINA: ALGUNOS PAÍSES Y SU RECAUDACIÓN TRIBUTARIA (saldo en moneda de cada país entre los años 2010 y primer trimestre de 2012. Según CEPAL PAÍS Argentin a (millones de pesos) Brasil (millones de reales) Chile (millones de pesos) Colombi a (miles de millones de pesos) México (millones de pesos) Perú (millones de nuevos soles)

T1, 2010 61.642

T2, 2010 83.917

T3, 2010 80.288

T4, 2010 83.974

T1, 2011 83.615

T2, 2011 107.806

T3, 2011 105.662

T4, 2011 108.831

T1, 2012 106.897

134.533

138.935

137.527

161.104

166.700

175.541

173.503

182.561

188.071

4.102.23 9

4.871.71 5

4.147.94 7

4.455.81 3

5.121.78 8

5.637.84 5

5.070.88 5

5.270.68 4

5.790.52 8

17.332

18.195

19.090

15.573

19.328

27.859

21.702

17.680

21.840

368.806

314.491

310.608

320.377

385.266

337.715

335.274

378.637

405.279

15.489

17.289

15.480

16.203

18.516

20.492

17.940

18.589

20.877

ESTADOS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE EN PERSPECTIVA CUANTITATIVA: SITUACIÓN FISCAL. SEGÚN LA COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA. ALGUNOS PAÍSES Y ÁREAS.

(Saldos a fin de período, en la moneda de cada país) CUADRO N° 10 ARGENTINA (en Millones de pesos) (según CEPAL) Año 2010 Año 2011 Año 2012 INGRESOS 109.571,25 138.686,5 155.987 GASTOS 108.804,25 146.352 161.099 RESULTADO 5.238,25 1230,25 2.169 PRIMARIO CUADRO N°11 ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA (En millones de bolivianos) (según CEPAL) 182

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Año 2010

Año 2011

Año 2012 INGRESOS 15.393,25 18.903,25 19.021 GASTOS 14.814,25 18558,25 14.493 RESULTADO 1.134,25 843,5 4.931 PRIMARIO

CUADRO N° 12 ESTADO DEL BRASIL (En millones de reales) (según CEPAL)

Año 2010 Año 2011

Año 2012 INGRESOS 211.246,5 247.601,75 263.304 GASTOS 230.645,5 269.358,75 277665 RESULTADO 46.893 23.381 33.854 PRIMARIO CUADRO N°13 ESTADO REPÚBLICA DE CHILE (en millones de pesos) (según CEPAL)

Año 2010 Año 2011 Año 2012 INGRESOS 5.955.067,25 6.714.356 7.511.116 GASTOS 6.714.356 6.266.081,75 5.965.498 RESULTADO 84.117 561.491,75 1.855.352 PRIMARIO CUADRO N° 14 ESTADO DE COLOMBIA (en miles de millones de pesos) (según CEPAL)

Año 2010

Año 2011 INGRESOS 18.735,25 23.557,5 GASTOS 23.552,25 26.719,5 RESULTADO -1.256,5 747,25 PRIMARIO

Año 2012 22.066 24.216 512

CUADRO N° 15 ESTADOS UNIDOS MEXICANOS (en millones de pesos) (según CEPAL)

Año 2010 Año 2011

Año 2012 INGRESOS 740.111 817.407,75 861.624 GASTOS 833.487 907.462,25 911.600 RESULTADO -14.065 PRIMARIO 32.867,75 23.397,75 CUADRO N° 16 ESTADO DEL PERÚ (en millones de nuevos soles) (según CEPAL)

INGRESOS GASTOS

Año 2010 18.865 18.814

Año 2011 22.106,5 21.024

Año 2012 23.952 17.669


RESULTADO 1.242,5 2.387 PRIMARIO

7.953

CUADRO N° 17 ESTADO REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA (en miles de bolívares) (según CEPAL) Año Año Año 2010 2011 2012 INGRESOS 41.340 58.638 --GASTOS 57.523 88.332,5 --RESULTADO ------PRIMARIO EL ESTADO Y LA RENTA ABSOLUTA: Se estima que sólo 20 personas concentran la propiedad de 8 millones de hectáreas equivalente al 50% de la superficie minera concesionada en Chile. Estas personas comparten posiciones junto a gigantes como SOQUIMICH, ANTOFAGASTA MINERALS, BHP, BARRICK. ¿Cómo se produce esto? Sabemos que junto a CODELCO aparece SOQUIMICH, del yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, La compañía Minera del Pacífico del grupo CAP (Andraca-Von Appen), Antofagasta Minerals (grupo Luksic), Las multinacionales BHP, Anglo American y Barrick. Junto a ellos aparecen nombres como Catherine Pastén, Roberto Torres, Pablo Mir, María Teresa Canas Pinochet183. Esta aparente contradicción tiene su origen en la institucionalidad legal burguesa que permite al titular de hectáreas de explotación minera buscar vetas para en algún momento explotar un yacimiento. Para tal efecto se deben hacer sondajes y otros trabajos por más de un millón de dólares. Además, deben pagar una patente de 800 pesos por hectárea concesionada para exploración y $4000 pesos por hectárea para explotación. Las mineras se expanden inscribiendo concesiones mineras, recurriendo a personas naturales (generalmente empleados de las mineras) que poden una concesión para afirmar la preferencia de explotación. Luego estas personas (naturales y empleados por la misma empresa minera) hacen la transferencia a la compañía, siendo factible que la empresa minera cambie al funcionario que aparece como titular. Bajo este esquema la acumulación de propiedad minera en el Norte revela que, según COCHILCO, el 70% de la superficie de Tarapacá esté otorgada en concesiones mineras, mientras que el 69% de Antofagasta, el 70% de la región de Atacama y el 58% de la Región de Coquimbo están concesionadas a proyectos mineros. De acuerdo a José Joaquín Jara del Centro de Estudios del Combre y la Minería, al año 2009 habían en Chile 10 millones de hectáreas en concesiones de explotación; sin embargo sólo se explotaba el 10% de esa cantidad, unas 10 millones de hectáreas184. Según la ley Minera las concesiones duran dos años y son renovables por otros dos pero por la mitad de la superficie. Para evitar esta restricción las compañías mineras recurren a ―los mineros de papel‖: personas que adquieren concesiones mineras sin fines de explotación, sino para negociar sus derechos con grandes empresas no necesariamente mineras. Y esto es así porque lo que se concesiona son los derechos referidos al subsuelo del terreno, factor que determina el valor de la propiedad.

183

―Mineros de papel: Quiénes son los 20 mayores dueños de concesiones mineras‖ Por : Marcela Ramos en Reportajes de investigación Publicado en CIPER CHILE el 16.05.2011. Disponible en http://ciperchile.cl/2011/05/16/mineros-depapel-quienes-son-los-20-mayores-duenos-de-conceciones-mineras/ 184 ―Mineros de papel: Quiénes son los 20 mayores dueños de concesiones mineras‖ op.cit.


Este es el universo en que se mueven las especulaciones inmobiliarias y la concentración de los recursos naturales y energéticos. Por ejemplo, Endesa es dueña de los ríos más importantes del sur. Para poder asegurar las áreas de inundación de cada una de sus centrales, lo que hace es bajar el valor de la tierra luego tomar su control. Esto se realiza a través de inmobiliarias toda vez que ENDESA no puede solicitar concesiones mineras directamente. Por medio de estas inmobiliarias ENDESA-HYDROAYSEN, solicita concesiones mineras gravando los campos que inundará, obteniendo así un menor valor por la tierra afectados los terrenos que ellos mismos tienen que comprar mediante reventa, obteniendo así un menor precio. Es la especulación de la especulación. Esto último no sólo ocurre con la energía y la minería, también ocurre con la silvicultura y ahora con la Ley Longueira donde la pesca se incorpora de lleno a este mecanismo de acumulación. Es tal la especulación inmobiliaria que se han generado escases de terrenos para nuevos proyectos. Por esta razón el vespertino La Segunda en su edición del 1 de octubre de 2012, sostiene que a lo menos 9 inmobiliarias chilenas se han instalado en Perú (especialmente en Lima) para la especulación en tanto sea en ese nicho donde se puede construir y vender en verde, prácticas de mercado que en Chile han sido restringidas y reguladas habida cuenta del alto nivel alcanzado por la renta diferencial, pues si bien se puede hacer una promesa en verde, ante una eventual crisis, se puede desconocer la propuesta, aumentando así el riesgo. Por el contrario, en Perú los terrenos valen la mitad de lo que valen acá. Además las inmobiliarias se benefician con el alto tipo de cambio y la apreciación del peso chileno en relación a la moneda peruana, pudiendo de esta manera comprar más con menos. A este antecedente debe agregarse el hecho de que en Lima se estima en alrededor de 2, 2 millones de unidades el déficit de vivienda. Un caso particularmente demostrativo de la conversión de la renta diferencial en renta absoluta es el litio, el mineral más liviano existente, con la mitad de la densidad del agua y una altísima capacidad energética. El Litio permite almacenar mucha energía por unidad de masa, sin embargo su principal dificultad es la alta volatilidad pues se oxida rápidamente en contacto con el aire y el agua, además siempre se encuentra asociado a otros minerales, aumentando los costos para su separación. Sus usos frecuente está en todas las aleaciones y conductores de calor estando presente en baterías, celulares, computadores, automóviles, depuradores de aire en submarinos, naves espaciales y medicamentos. Chile tiene el 30% de las reservas mundiales conocidas. Sin embargo, como negocio es muy pequeño, representando apenas un 5% del negocio del cobre. En Chile son dos las empresas que explotan el litio: la Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH) y la ex Sociedad Chilena del Litio (actual CHEMETALL). No obstante, sólo paga impuestos SOQUIMICH, estando exenta de tributación la norteamericana CHEMETALL. SOQUIMICH que es la segunda productora de litio a nivel mundial. La norteamericana CHEMETALL nace tras el traspaso que hace la dictadura de la Sociedad Chilena del Litio: hacia 1980, la estatal CORFO y la norteamericana Foote, propietaria de tecnología para explotar el litio se asocian, naciendo Chemetall que, al formarse antes de 1982 cuando este mineral fue declarado material militar estratégico prohibiéndose su concesión, se convierte en dueña de los yacimientos evitando el pago de impuestos por explotación. Actualmente esta empresa produce 27.000 tons anuales de litio. Por su parte a mediados de los 80, CORFO, se asocio con Phelps-Dodge ex AnaxCyprus y Molynet la mayor productora de molibdeno del mundo de propiedad de la familia Giaconi, Matte y Mustakis. Sin embargo, Phelps-Dodge se retiró y dejó vacío un espacio que impedía materializar el proyecto. Es en este momento que aparece ―un palo blanco‖ por parte de CORFO, Julio Ponce Lerou con SOQUIMICH que recibe una concesión administrativa, debiendo pagar 6.5% de las ventas en impuestos como renta de arrendamiento. El permiso de explotación se le otorgo en 1986 por 30 años hasta 2016, pero en 1993 se le renovó hasta el año 2030. SOQUIMICH puede explotar 180.000 tons. y CHEMETALL 200.000 tons. hasta 2014. En el transcurso de esta historia SOQUIMICH acumuló una deuda tributaria de 5,5 millones de dólares judicialmente reclamada por el SII. A finales de 2011, la compañía de Ponce Lerou tenía una


capacidad de producción de 43.500 tons. de litio. Cabe destacar que el precio del litio se ha triplicado desde el año 2000 con 1000 millones de dólares de beneficios anuales. Otras empresas además de SOQUIMICH se reparten el 95% del mercado mundial, estas son Alison Litium, Rockwood y FMC, que satisfacen una creciente demanda energética, como las baterías de litio con un 25% anual, cifra mayor que la demanda por litio, que en los últimos 25 años no ha visto la construcción de nuevas minas. Hay que hacer notar que Julio Ponce Lerou controlador de SOQUIMICH posee un patrimonio importante en papeles de La Polar a través de BANCHILE (14%), posición que disputa con Alvaro Saieh que posee el 11.8% de La Polar a través de CORGRUP aliado de CELFIN que posee 5.7%. Frente a ellos se encuentran las AFP que poseen 24% de la propiedad de La Polar. Los procesos de desarrollo capitalista han significado violentos procesos de expropiación y disolución de las fronteras que le separaban de la economía mercantil simple, o de la economía campesina. Tal es el caso de la pesca artesanal, cuya acta de defunción definitiva es la Ley Longueira, diseñada para beneficiar con nombre y apellido a las familias Angelini, Sarkis, Stengel, Cifuentes, Jimenez, Izquierdo y Cruz que en conjunto se aglutinan en tres conglomerados para controlar el 76% de la capacidad pesquera industrial del país repartiéndose 3.000 millones de dólares anuales en utilidades por extracción y comercialización de recursos. Hubo un tiempo en que estas familias poseían por separado su propia flota pesquera, pero, principalmente a partir de la repartición de las cuotas individuales de captura, ocurrida en el 2001, estas multimillonarias familias comenzaron a fusionar sus empresas, a concentrar sus riquezas y sus poderes de captura. Así, por ejemplo, las Pesqueras San José y South Pacific Korp, de Angelini y la familia Lecaros se fusionaron para dar origen a la Pesquera Orizon, que captura el 80% de la sardina y jurel en el norte del país. Lo mismo ocurrió sólo el año pasado entre las Pesqueras Camanchaca y Bío Bío, de Jorge Fernández y Jan Stengel, que juntas ahora capturan el 20,4% del jurel. A mediados del año pasado las Pesquera Itata y El Golfo, vinculadas a la familia Sarquis y al grupo Yaconi-Santa Cruz, también se unieron y juntas extraen el 20% del jurel y facturan al año 400 millones de dólares. Por otro lado, el Grupo Angelini, a través de Corpesca y SPK, reunió en 2009 el 24% de la captura global de jurel; San José, otra poderosa industria, se unió a la segunda y concentró el 12,4%. Así, ambos grupos sumarían el 56% de las extracciones de 2009 y el 46,6% de las cuotas del jurel del año 2010. A ellas se sumó Blumar S.A. que es titular del 20,28% de la cuota industrial de jurel, del 26,07% de sardina común, del 31,05% de merluza común y del 15,74% de merluza de cola. De esta empresa nada se sabía en Chile hasta hace sólo unos meses. Su nombre era completamente desconocido hasta el 8 de octubre de 2011, cuando apareció en el Diario Oficial y en la exclusiva escena del mapa pesquero nacional. Blumar S.A. pasó a llamarse Pesquera Itata y luego de fusionarse con Pesquera El Golfo se convirtieron en la empresa individual que concentra la mayor parte de los recursos pesquero del país. Como dato complementario, hasta el año 2001, cuando se repartieron las cuotas individuales de captura, existían en Chile 78 firmas pesqueras dedicadas a la extrañación del jurel, al poco tiempo esas 78 se redujeron a sólo 26, producto de las concertación de capitales. Tras las últimas fusiones, quedaron sólo 4 grandes conglomerados que controlan el 92 por ciento del sector pesquero nacional: Orizon (fusión de South Pacific Korp y Pesquera San José); Blumar


(fusión de Itata y Golfo) y Camanchaca Pesca Sur (fusión de Camanchaca y Biobio) y Marfood (fusión de Joint Venture de Alimar y Foodcorp). Para evitar la competencia mediante licitaciones se esgrime que la licitación abre la puerta a la ―amenaza extranjera‖, pues la actual norma dice que para pescar en Chile la nave debe ser de bandera chilena, y el tema de fondo en cuanto a las licitaciones (como cualquier otra que hace el Estado chileno) es que una actividad económica, enormemente lucrativa y hecha sobre la base de explotar recursos naturales de todos los chilenos, tienen el mejor retorno para el Estado y para la sustentabilidad de los recursos, si se licita. Hasta ahora las industrias pagan patentes, pero no por los recursos que pescan. En la el entramado institucional las demandas históricas del mundo artesanal no están contempladas. No se protege los caladeros históricos de la pesca artesanal; no se establecen las 5 millas de protección artesanal; no se discute si algunas pesquerías debiesen estar en su totalidad en manos de los artesanales, se imponen más restricciones a la flota artesanal, insistiendo, en la instalación de posicionadores satelitales en las embarcaciones de estos. Con la Ley Longueira los pescadores artesanales y comunidades de pescadores están condenados a desaparecer para engrosar la única fuente de subsistencia: el trabajo asalariado en la industria. El otro eje relativo al papel económico del Estado en beneficio de la burguesía y las dinámicas de desarrollo capitalista es el acaparamiento de tierras y el enorme auge de las operaciones comerciales y especulativas asociadas a ellas mediante la expropiación y expulsión de las comunidades rurales desde sus históricos nichos. Estas operaciones se ven impulsadas por la producción y la exportación a gran escala de alimentos y agrocombustibles. Ahora bien, este proceso es complementario del ―acaparamiento mundial de aguas‖185, convirtiéndose así en otra forma de capital-mercancía. El ‗acaparamiento de aguas‘ –o ‗apropiación de aguas‘– alude a aquellas situaciones en que actores poderosos asumen el control de valiosos recursos y cuencas de agua para su propio beneficio, privando de ellos a las sociedades y comunidades locales cuyo sustento depende de estos recursos y ecosistemas. La capacidad de hacerse con el control de los recursos está vinculada con procesos de privatización, mercantilización y apropiación de bienes comunes. Es la acumulación de capitales que incorpora como mecanismo fundamental a la renta diferencial y la renta absoluta. El acaparamiento de aguas parte con la extracción para grandes monocultivos de producción industrial de alimentos y combustibles y pasa a la construcción de represas fluviales para energía hidroeléctrica, proceso expresado expropiación corporativa de recursos de agua públicos. Desarrollando incluso un mercado financiero y especulativo basado en la existencia virtual del agua, riqueza que se termina corporizando mediante el expediente neocolonialista e imperialista. El acaparamiento de aguas no es un fenómeno nuevo tiene sus raíces en lo que Marx llamó acumulación originaria del capital. La nueva dimensión del acaparamiento de aguas contemporáneo es que los mecanismos para apropiarse de los recursos hídricos y su conversión en bienes privados están mucho más complejizados y sofisticados desde el punto de vista jurídico y tecnológico. En el contexto de la ‗crisis mundial de agua‘, en que 700 millones de personas de 43 países viven por debajo del umbral de estrés de agua, 1.700 metros cúbicos por persona, es urgente y necesario poner

185

El acaparamiento mundial de aguas: guía básica, Sylvia Kay y Jennifer Franco, del Transnational institute (TNI), Amsterdam, Países bajos, Octubre de 2012, disponible en http://www.tni.org/sites/www.tni.org/files/download/watergrabbingprimer-es.pdf También ver: Informe de Desarrollo Humano. Más allá de la escasez; Poder, pobreza y la crisis mundial del agua, PNUD (2006).


fin a los procesos que persiguen su acaparamiento186. El acaparamiento de aguas es una de las expresiones de un proceso de desenvolvimiento económico en que la acumulación de capital está vinculada con el creciente control de recursos naturales abundantes y baratos, entre los que están los alimentos y la energía. El estallido de la crisis financiera mundial en 2008, acompañado de una extraordinaria subida de los precios de las materias primas y una creciente especulación financiera con los alimentos, ha provocado una nueva oleada de acaparamientos de tierras, aguas y recursos en unos mercados cada vez más volátiles e inestables187. El incremento gradual de los precios del petróleo y la preocupación de que se haya alcanzado ya su agotamiento han cuestionado la alta dependencia de los combustibles fósiles. La búsqueda de alternativas a las fuentes de energía no renovables se ha centrado en gran medida en los agrocombustibles: cultivos como la palma aceitera, la jatrofa, la caña de azúcar y la soja, que se producen como fuente de combustible líquido para el sector del transporte y varios usos industriales. En Asia, África y América Latina se ha producido un verdadera explosión en la producción de agrocombustibles, que se ha visto aún más intensificada por decisiones gubernamentales como la Directiva Sobre Energías Renovables de la Unión Europea (UE). Sin embargo, la idea de que los agrocombustibles representan una fuente de energía limpia y eficiente se ha demostrado claramente errónea, entre otras cosas por la enorme cantidad de agua que se necesita en el ciclo de producción: desde el riego de los cultivos al lavado de la cosecha, pasando por la refrigeración de las calderas durante el procesado. Por ejemplo, en el caso del cultivo de caña de azúcar para producir etanol, se necesitan 7.000 litros de agua para obtener 12 kilogramos de azúcar, necesarios para conseguir un litro de etanol. Como los precios de los alimentos se han disparado en los últimos años, un creciente número de países y de grandes corporaciones agroindustriales están intentando reducir su dependencia de los mercados internacionales involucrándose directamente en la producción agrícola. Así pues, apropiarse de tierras y aguas para producir alimentos en otros países es visto como una estrategia de estabilización económica y como un medio para protegerse contra la inflación a largo plazo. De esta manera se asegura el control en toda la cadena de valorización del capital. Mientras tanto, se está dando también el creciente fenómeno de los ‗cultivos comodín‘ (flex crops), -cultivos que tienen distintos usos (alimentos, forraje, combustible, material industrial) y que se pueden intercambiar de forma fácil y flexible en función de varios factores, como el cambio de las señales de precios en los mercados globales. Entre estos cultivos, se encuentran algunos de los que requieren una mayor intensidad de agua y/o generan una mayor destrucción de cuencas y bosques autóctonos: la soja (forraje, alimentos, biodiésel), la caña de azúcar (alimentos, etanol), la palma aceitera (alimentos, biodiésel, usos comerciales/industriales) y el maíz (alimentos, forraje, etanol). El sector de los cultivos comodín, por ejemplo, es uno de los que está experimentando un crecimiento más acelerado en América Latina hoy en día. Además de los cultivos comodín, existen los ‗árboles comodín‘, es decir, monocultivos de árboles que se pueden destinar a varios fines, como madera para construcción y muebles, madera para virutas y tacos de madera, y actividades de (re)forestación para la captura de carbono y otros llamados ‗servicios ambientales‘. A pesar de los riesgos, los datos oficiales muestran que la superficie global destinada a las plantaciones de árboles está creciendo a un ritmo medio de aproximadamente el 2 por ciento anual; los índices más altos se concentran, concretamente, en América Central y del Sur, el Caribe y Asia188. Es El Capitalismo Verde.

186

(PNUD (2006) Resumen del Informe sobre desarrollo humano 2006 – Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua. 187 El acaparamiento mundial de aguas: guía básica, Sylvia Kay y Jennifer Franco, del Transnational institute (TNI), OP. CIT. ―Más allá de la escasez; Poder, pobreza y la crisis mundial del agua, PNUD (2006)‖, OP. CIT. 188 El acaparamiento mundial de aguas: guía básica, Sylvia Kay y Jennifer Franco, del Transnational institute (TNI), OP. CIT. ―Más allá de la escasez; Poder, pobreza y la crisis mundial del agua, PNUD (2006)‖, OP. CIT.


En el acaparamiento mundial de aguas participan fondos de inversión especializados en agua, transnacionales del agua y toda una serie de actores cuyas actividades dependen del comercio de ‗agua virtual‘. De este modo, el 2008, Rabo Farm Europe Fund, un fondo de capital privado perteneciente al banco holandés Rabobank, y el banco suizo Bank Sarasin crearon el ‗Fondo AgriSar‘. Entre sus principales objetivos está la inversión en recursos hídricos, señalando que ―la monetización del agua está apenas comenzando, en un momento en que un recurso antes gratuito gana valor de escasez, y vemos oportunidades para las compañías que puedan asegurar y gestionar su suministro‖. Las corporaciones privadas, se han dedicado a tomar el control de servicios de agua que antes eran públicos en países como Chile, Perú, Bangladesh y Sudáfrica. En esta industria global del agua, hay también grandes monopolios; de hecho, dos corporaciones francesas, Vivendi y Suez, dominan en torno al 70 por ciento del mercado de los servicios de agua de todo el mundo. La imposición de servicio de agua que con fines de lucro, basados en la ‗capacidad de pago‘ y orientados hacia un mayor nivel de consumo de agua son parte de esta incorporación de los recursos naturales al proceso de acumulación de capital. Teniendo en cuenta los recursos hídricos que se necesitan para la agricultura, podría decirse que el comercio agrícola global es, ―una gigantesca transferencia de agua, en forma de commodities, desde regiones donde se la encuentra en forma abundante y a bajo costo, hacia otras donde escasea [y] es cara‖. Algunos inversores internacionales acuerdan construir infraestructuras de agua a cambio de la adquisición o el arrendamiento de tierras189. El acaparamiento de tierras y aguas se ve impulsado por la producción de cultivos alimentarios y de otro tipo en grandes plantaciones de monocultivo. Estos monocultivos, que se basan en la aplicación de prácticas productivas industriales, integran plenamente a la agricultura en los procesos de valorización capitalista. El hecho de que las grandes plantaciones de monocultivo necesiten enormes cantidades de agua y utilicen hasta diez veces más que los sistemas agrícolas biodiversos deja de ser un problema. La renta absoluta permite por ejemplo que la producción de caña de azúcar sigua expandiéndose a gran velocidad en Brasil, amén de un descenso en la productividad, lo cual apunta a que el incremento en los niveles de producción se debe a la expansión de la superficie ocupada por monocultivos. Así pues, la rentabilidad de la producción de caña de azúcar en Brasil depende de que se siga avanzando aún más en los procesos de acaparamiento-privatización de tierras y aguas. Por lo general, los recursos de tierras y aguas que forman parte de los acuerdos comerciales suelen describirse como ‗inutilizados‘, con lo que su traspaso a manos de los inversores no supone problema alguno190. El acaparamiento de aguas no se limita a la extracción directa de agua para producir alimentos, combustibles y cultivos comodín, sino que conlleva también varios tipos de infraestructuras como represas, embalses, centrales hidroeléctricas, canales y sistemas de riego que desvían y agotan las fuentes de agua, y que pueden llegar a afectar a cuencas fluviales enteras. Los Estados suelen ver estos proyectos que requieren grandes inversiones de capital como algo imprescindible para potenciar el desarrollo económico. Sin embargo, el quid de la cuestión es: ¿desarrollo económico para quién? El gobierno brasileño, por ejemplo, está realizando grandes inversiones en la construcción de centrales hidroeléctricas arguyendo que la hidroeléctrica es una fuente de energía renovable, muy eficiente y barata. Sin embargo, este proceso ha ido también acompañado de la privatización del suministro energético, que ha puesto la energía hidroeléctrica al servicio de grandes compañías transnacionales –como grandes conglomerados mineros, metalúrgicos y de 189

El acaparamiento mundial de aguas: guía básica, Sylvia Kay y Jennifer Franco, del Transnational institute (TNI), OP. CIT. ―Más allá de la escasez; Poder, pobreza y la crisis mundial del agua, PNUD (2006)‖, OP. CIT. 190 El acaparamiento mundial de aguas: guía básica, Sylvia Kay y Jennifer Franco, del Transnational institute (TNI), OP. CIT. ―Más allá de la escasez; Poder, pobreza y la crisis mundial del agua, PNUD (2006)‖, OP. CIT.


supermercados–, que reciben la energía a una tarifa hasta diez veces más baja que la pagada por la población general. En consecuencia, los brasileños han experimentado un incremento en las tarifas de más del 400 por ciento en los últimos diez años, aunque el 80 por ciento de la energía en Brasil provenga de centrales hidroeléctricas. Lo mismo ocurre en Chile, donde la venta de servicio de agua y electricidad domiciliaria ha sido privatizada desde el gobierno de Pinochet hasta el gobierno de Ricardo lagos, aunque el episodio más trágico dentro de este proceso ocurrió en el gobierno del demócrata cristiano, Eduardo Frei Ruiz Tagle. No obstante, la lucha de clases expresada en la resistencia de las distintas localidades de pobladores arrasados por la extracción de renta absoluta no ha sido gratuita para la burguesía. El presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Hermann von Mühlenbrock manifestó su inquietud al respecto, estimando que el valor de los proyectos paralizados por diferentes razones alcanza los US$55.000 millones. De ellos, hay US$24 mil millones por incerteza jurídica; US$12 mil millones por judicialización; US$7 mil millones por escasez o falta de energía; y otros US$4 mil millones por regulación ambiental, estimó el dirigente191. CUADRO 18: EL PAPEL ECONOMICO DEL ESTADO POR REGIONES Y PAÍSES Zona Euro (según BM) Indicador PIB, PPA en miles de dólares (percapita), a precios internacionales actuales Población total en millones de personas PIB (en billones de dólares) (palabra billones en español) Crecimiento del PIB (% anual)

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

26.822

29.284

31.704

33.456

33.456

34.558

33.627

34.347

2011 35.322

2012 35.774

320

322

324

326

327

329

330

331

332

333

8,52

9,77

10,14

10,75

12,36

13,54

12,39

12,07

13,09

12,20

0,752

2,219

1,723

3,256

3,006

0,385

-4,39

2,032

1,530

-0,568

CUADRO 19: Oriente Medio y Norte de África (todos los niveles de ingreso, según BM) Indicador PIB, PPA en miles de dólares (percapita), a precios internacionales actuales Población total en millones de personas PIB (en billones de dólares) (palabra 191

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

7438

7969

8502

9175

9710

9987

9987

1026

2011

2012

330

336

343

350

357

365

373

380

388

395

1,04

1,20

1,44

1.70

2,01

2,53

2,26

2,61

3,18

New Process Comunicaciones, http://www.newprocess.cl/noticias/judicializacion-de-proyectos:-unaamenaza-para-la-inversion-2191.php, el 5 de julio de 2013


billones en español) Crecimiento del PIB (% anual)

4,91

7,10

5,27

5,71

4,94

4,85

1,68

4,67

5,62

CUADRO 20: Países Menos Desarrollados (según clasificación BM) Indicador PIB, PPA en miles de dólares (percapita), a precios internacionales actuales Población total en millones de personas PIB (en billones de dólares) (palabra billones en español) Crecimiento del PIB (% anual)

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

871

932

1008

1091

1193

1272

1324

1395

2011 1449

2012 1521

713

730

748

765

783

801

819

838

858

878

0,22

0,25

0,30

0,35

0,42

0,52

0,52

0,58

0,66

0,70

5,14

7,16

7,72

7,27

8,94

6,99

4,43

5,31

3,89

4,44

CUADRO 21: Países de Ingreso Alto: Miembros de la OCDE, según BM Indicador PIB, PPA en miles de dólares (percapita), a precios internacionales actuales Población total en millones de personas PIB (en billones de dólares) (palabra billones en español) Crecimiento del PIB (% anual)

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

29.649

31298

32930

35127

36661

37441

36190

37521

2011 38745

2012 39859

997

1003

1009

1016

1022

1029

1035

1040

1046

1051

29,4

32,6

34,3

36,1

39,5

41,8

39,3

40,9

44,07

44,05

1,92

2,96

2,46

2,87

2,64

0,03

-3,59

2,71

1,52

1,19

Cuadro 22: Situación Macro económica de India, según BM Indicador PIB, PPA en miles de dólares (percapita), a precios internacionales actuales Población total en millones de personas

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

1830

1990

2220

2460

2760

2880

3110

3430

2011 3680

2012 3840

1093

1110

1127

1143

1159

1174

1190

1205

1221

1236


PIB (en billones de dólares) (palabra billones en español) Crecimiento del PIB (% anual)

0,61

0,72

0,83

0,94

1,23

1,22

1,36

1,71

1,87

1,84

7,94

7,84

9,28

9,26

9,80

3,89

8,47

10,54

6,33

3,23

Cuadro 23: Situación Macro económica de China, según BM Indicador PIB, PPA en miles de dólares (percapita), a precios internacionales actuales Población total en millones de personas PIB (en billones de dólares) (palabra billones en español) Crecimiento del PIB (% anual)

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

3180

3590

4090

4750

5580

6230

6810

7540

2011 8390

2012 9210

1288

1296

1303

1311

1317

1324

1331

1337

1344

1350

1,64

1,93

2,25

2,71

3,49

4,52

4,99

5,93

7,32

8,22

10

10,1

11,3

12,7

14,2

9,6

9,2

10,4

9,3

7,8

Cuadro 24: Situación Macro económica de Estados Unidos, según BM Indicador PIB, PPA en miles de dólares (percapita), a precios internacionales actuales Población total en millones de personas PIB (en billones de dólares) (palabra billones en español) Crecimiento del PIB (% anual)

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

38400

40680

43170

45680

46800

47320

45390

47220

2011 48820

2012 50610

290

292

295

298

301

304

306

309

311

313

11,08

11,79

12,56

13,31

13,96

14,21

13,89

14,41

14,99

15,68

2,55

3,47

3,07

2,65

1,90

-0,35

-3,10

2,37

1,80

2,21


192

EL ESTADO Y LA EDUCACIÓN

:

La relación entre la banca y el Estado queda indeleblemente marcada por el papel que le ha cabido a la burguesía chilena en la acumulación de capital en el campo de la Educación. Entre los hechos recientes de este intenso proceso está el crédito con Aval del Estado (CAE). Creado el año 2005 por iniciativa de Ricardo Lagos Escobar, sirvió como instrumento para incorporar los sectores marginalizados en las dinámicas de valorización del capital. Para lograrlo, la banca financia las carreras de los sectores pauperizados teniendo como aval al mismo Estado. De este modo, al año 2012, 224.216 millones de pesos se habían entregado como CAE en términos brutos. Sin embargo, a este monto debe agregarse 64.000 millones de pesos por conceptos de recargos. Así, la carga económica para el Estado del CAE es de 288.216 millones de pesos. En esta misma tendencia, se calcula que al año 2019, 3.9 billones de pesos como prestamos brutos más 1 billón de pesos en recargo será la torta que el Estado vaciará en los bancos. El sistema funciona sobre la base de la ―recarga‖, concebida como un incentivo para que los bancos inviertan en sectores sociales altamente riesgosos, financiado los estudios de jóvenes que atiborran carreras sobre ofertadas en el mercado en universidades e instituciones de educación superior privadas calificadas por el mismo sistema financiero como ―malas‖. La recarga es un mecanismo de traspaso de capital dinero desde el Fisco a la banca privada. Para ello, los bancos al año 2012, prestan a 450.000 estudiantes a cambio de que el Fisco compre algunos de esos créditos con sobreprecio en promedio alcanza a 69% durante 6 años. Así, un billón 128 mil millones de pesos distribuidos a una tasa del 5,6% de interés (año 2011) genera una deuda promedio anual de 3 millones de pesos por estudiante. Se configura uno de los primeros trucos de la tecnocracia financiera, una carrera promedio de 25 millones de pesos es convertida en una equivalente a 41 millones de pesos. Lo anterior llevado a nivel macro significo por ejemplo que al año 2009 los bancos Scotiebank, Estado, BCI, Falabella tomaran 72 mil CAE equivalentes a 4.169.000 Unidades de Fomento (U.Fs), luego vendieron al Fisco 49 mil de estos CAE, el que los recompra en 4.226.540 UFs, es decir, ―mágicamente‖ 72 mil matemáticamente quedan igualados a 49 mil. Una verdadera paradoja de las ciencias exactas convertida en un hecho científico verificable en el mundo de las finanzas. Esto significó que el Banco vendiera al Fisco 443.720 millones de pesos, sin embargo, el Fisco se ―auto-engaña‖ comprando esta deuda en 591.887 millones de pesos, generando una ganancia neta a favor de los bancos de 150.000 millones de pesos. Por cierto que este monto es un renglón aparte de los servicios de la deuda. Pero el mecanismo, es aún más retorcido cuando se observa más de cerca. El CAE funciona cuando el Fisco abre un proceso de licitación en que participan las instituciones financieras. El ―proyecto‖ a licitar es la creación y absorción de deuda para cada estudiante de educación superior vía CAE. Los bancos, compran las listas de estudiantes y formalizan las relaciones financieras y comerciales de deuda. Luego, cada banco hace un exhaustivo análisis de estas listas. Separa a los estudiantes de universidades privadas (Ues) respecto a los Institutos de educación superior (IP), luego tanto las Ues como los IP son segregados conforme a la calidad y prestigio de estos, medidos en función de la empleabilidad y rentabilidad que tengan los profesionales y técnicos egresados y ocupados en el

192

Ver: Programa de Crédito con Aval del Estado (CAE) de Chile, Análisis y Evaluación. Generado por el sector de educación, América latina y El Caribe del banco Mundial, marzo de 2011, disponible en http://www.elmostrador.cl/media/2012/10/Informe-Programa-de-Cr%C3%A9dito-con-Aval-del-Estado.pdf También ver el trabajo de Juan Andrés Guzmán y Gregorio Riquelme, ―CAE: Cómo se creo, y opera el crédito que le deja a los bancos ganancias por 150 mil millones‖, el 20 de diciembre de 2011, disponible en http://ciperchile.cl/2011/12/20/cae-como-secreo-y-opera-el-credito-que-le-deja-a-los-bancos-ganancias-por-150-mil-millones/


mercado de trabajo además del Sistema de Acreditación de las Universidades193. Pero también son segregados en función de la carrera que escojan. Así, las carreras cortas de dos años son preferidas sobre las carreras largas de cinco años, al mismo tiempo que las carreras de alta demanda son seleccionadas por sobre las carreras que ya están saturadas y para las cuales se siguen abriendo cupos y líneas de financiamiento. Bajo estos parámetros, los bancos se deshacen del 10 al 12% de jóvenes que ya están en DICOM, además de otro 56% de estudiantes que han escogido carreras largas de cinco años. Luego, van seleccionando casa por casa de estudio. De esta forma, durante el año 2010, la Universidad Autónoma recibe 4.680 créditos CAE equivalentes a 7.580 millones de pesos. De este monto, los bancos venden al fisco 4.000 créditos equivalentes a 6.600 millones de pesos, conservando sólo un 14% de los CAE. El resto todo es comprado con sobrecargo por el mismo Fisco. En la Universidad de las Américas, al año 2010 se reciben 5.126 alumnos con CAE y venden 5.085 millones de pesos al Fisco. En la Universidad Santo Tomás, el 76,8% de alumnos Cae son vendidos al Fisco en 6.100 millones de pesos. En la Universidad San Sebastián son vendidos al Fisco 6.259 millones de pesos equivalentes al 77% de alumnos CAE. Similar tendencia ocurre en la Universidad Andrés Bello que le vende al Fisco un 71,5% equivalente a 6.433 millones de pesos. Por el contrario, los bancos sólo vendieron al Fisco el 10,8% de alumnos CAE pertenecientes al DUOC, el que había recibido 10.688 millones de pesos en alumnos CAE. Lo anterior se replico en el INACAP que recibe 3.709 millones de pesos en créditos CAE, vendiendo un 12% de ellos al Fisco. Paradojalmente, de acuerdo con CENDA (2009), las instituciones de educación superior menos prestigiosas generan los mayores gastos en publicidad. En promedio el sistema en su conjunto gasta un 20% de sus inversiones en publicidad. Sin embargo, esta cifra sube a 37, 54% cuando es una Universidad privada y baja a un 11,41% cuando es una Universidad estatal. Esto permite comprender que de las 60 Ues existentes en el país 35 sean Ues privadas, de ellas 9 son parte del CRUCH (Consejo de rectores de Chile) y 16 sean Ues estatales. En conjunto, las 16 Ues estatales del CRUCH gastan 17.909 millones de pesos en becas para estudiantes y 4.618 millones de pesos en publicidad, mientras que en las 35 Ues privadas 22.625 millones de pesos se gastan en publicidad y 6.750 millones se realizan en becas para alumnos. En período comprendido entre 2007 y 2011, siete bancos se repartieron la torta del negocio CAE. De este modo, el banco Scotiebank tomo créditos Cae y los revendió al Fisco con un 69% el año 2006 y 27% el año 2007. Esta operación le significo venderle al Fisco 187 mil millones de pesos en Cae y cobrar por ellos 250 mil millones de pesos, con un promedio de recarga del 33,7%. Por su parte el BancoEstado hizo una recarga promedio de 35,2% significando para el Banco venderle al Fisco un monto equivalente a 81.657 millones de pesos y al Fisco comprarle el paquete en 110 mil millones de pesos. En el mismo plano, el banco BCI vendió 58 mil 211 millones de pesos al Fisco y éste gasto 94 mil 200 millones en comprar dicha cartera. En consecuencia, los bancos que más han recargado los CAE son el BCI con 62,8% y el Banco Estado con 35,2%. Estos antecedentes ayudan a comprender los datos proporcionados por la Superintendencia de valores y seguros (SIES, 2010)194 en orden a que los ingresos de operación de los bancos alcanzaran 2 billones 200 mil millones de pesos equivalentes al 2,05% del PIB del año 2012. EL ESTADO Y EL SISTEMA PREVISIONAL: Al mes de agosto de 2012 en el país se pagaban 602.311 Pensiones Básicas Solidarias (PBS); de estas, 535.751 pensiones a personas carentes de recursos, de lo que se desprende que 66.560 personas (el 11,1%) posean recursos propios en las AFPs para poder autosustentar sus pensiones.

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Al Respecto ver el trabajo de investigación de Verónica Torres, Gregorio Riquelme, Juan Andrés Guzmán en Ciper Chile titulado ―Así opera el escandaloso sistema de acreditación de universidades‖, del 29 de septiembre de 2011, disponible en http://ciperchile.cl/2011/09/29/asi-opera-el-escandaloso-sistema-de-acreditacion-de-las-universidades/ 194 Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, División de Educación Superior, MINEDUC Chile, Rodrigo A. Rolando M. Disponible en http://www.mifuturo.cl/index.php/bases-de-datos/titulados


Las PBS son pensiones que entrega el Estado a quienes no tienen derecho a ningún sistema previsional y comenzó a pagarse con un monto de 75.000 pesos anuales más IPC desde el año 2009. Tienen derecho a PBS aquellos afiliados a las AFPs que agotaron sus fondos de capitalización individual en las AFPs. Por su parte el Aporte Previsional Solidario (APS) es un complemento monetario dado por el Estado para los afiliados a las AFPs que no alcanzaron a completar una PBS. A noviembre de 2012 se pagaban 1.165.027 beneficios previsionales con cargo al Estado de las cuales 51,4% (599.851) corresponden a PBS y 48,5% (565.176) corresponden a APS. Por consiguiente, del total de pensionados (862.393 mujeres y 666.577 hombres) equivalentes en conjunto a 1.528.970 personas, las AFPs sólo cubren al 23,8%. Ahora bien, del total de pensionados las AFPs sólo cubren al 18% con fondos previsionales suficientes para no requerir APS. Del grupo de pensionados que recibe APS, un 53% ya no tiene saldo positivo en sus cuentas de capitalización individual, es decir, se le acabaron los fondos. Mientras que un 29% de las personas con APS cuentan aún con algún saldo en sus cuentas de capitalización individual de las AFPs. Conforme a la Encuesta Casen 2011 se registran 927.000 trabajadores de ambos sexos que no tienen previsión o están afectados por la evasión previsional bajo la técnica del ―declarado, no pagado‖. Esta situación afecta a un 27% del proletariado agrícola que no tienen contrato y un 15% del proletariado de la construcción y el transporte que están en la misma situación. De acuerdo a la misma encuesta, la evasión se concentra básicamente en las pequeñas empresas donde trabajan entre 5 y 10 proletarios. Mientras que en las empresas que explotan entre 2 y 5 proletarios la evasión es bastante menor alcanzando a un 10%. Se sigue entonces que un 70% de pequeñas empresas evaden sus compromisos previsionales contractuales. Cabe recordar que en 1980 cuando se creó el sistema previsional DL 3.500, se aseguró que tras 40 años de cotización individual regular cada pensionado recibiría a lo menos una pensión equivalente al 70% del salario. Sin embargo, sólo 1,5 millones de afiliados a las AFP registran más de 9 años de lagunas previsionales o ausencia de cotizaciones. Mientras estos hechos ocurren AFP principal del grupo PENTA vendió AFP Cuprun en 1.267 millones de dólares (el 28 de enero de 2013). A su vez, BBVA vendió Provida a Metlife en 2.365 millones de dólares. De ello, el grupo español tomó 1.521 millones de dólares (el 64,3%, con una ganancia neta, sin esfuerzo mediante, de 219 millones de dólares). Por su parte, según la Superintendencia de pensiones (SIP), al 2013, existen sólo 6 AFPs y 19 de ellas son Compañías de Seguro. Este movimiento de capitales en las esferas de las AFPs contrasta con el hecho de que en el año 2012 se efectuaron 29.362 aceptaciones de pensiones de un total de 64.291 solicitudes para pensionarse. De aquellas casi treinta mil personas el 70% se realizaron bajo la modalidad de Rentas Vitalicias y un 30% bajo la modalidad de Retiro Programado. Así mismo, un 59% de las rentas vitalicias se realizan bajo la forma de Renta Vitalicia Inmediata y un 41% bajo la forma de Renta Vitalicia Diferenciada. Destacan en este negocio las compañías aseguradoras Consorcio, Corpvida, Metlife con 17%, 15% y 14% de participación respectivamente.


Se debe consignar un dato importantísimo relativo a las distribuidoras de APV (Aporte Previsional Voluntario). Del monto total de APV las AFPs se llevaron el 55,7%, las Compañías Aseguradoras se llevan el 18,4%, los Fondos Mutuos un 16,4%, las Intermediarias o Cajas con un 9,4% se llevan un monto anual equivalente a 2.439 millones de dólares con un total de 691.038 cuentas vigentes. Para aumentar el monto total de capital social acumulado por el sistema previsional D.L.3.500, el Estado ha implementado un proceso que culminara en enero de 2015 consistente en la incorporación obligatoria de todos los trabajadores independientes o por cuenta propia, unas 302.889 personas, representando al 3,4% del total de afiliados al sistema . En el primer año, se ofrece a estos trabajadores descontarles un mes de su Declaración de Impuesto a la Renta del ejercicio siguiente para cubrir el monto mínimo de cotizaciones por 12 meses, esto último calculado sobre una base imponible equivalente al 40% de sus ingresos mensuales. Luego el año 2013, el cálculo se hace sobre una base imponible equivalente al 70% de los ingresos mensuales y, finalmente, llegando al 100% de la base imponible para el año 2014. En definitiva, a diciembre de 2012 el número total de trabajadores independientes que cotizaban era de 107.350. Otros 163 mil trabajadores independientes se niegan a cotizar a las AFPs. EL ESTADO Y LAS INVERSIONES EN BONOS Y FONDOS DEL FISCO: Entre los años 2005 a 2013 el Estado de Chile ha emitido 3.300 millones de dólares en bonos soberanos a una tasa promedio del 6,2%. Mediante decreto 1383 de 2006, ord. Número 1637 y 432 del 18 de noviembre de 2011 y 12 de abril de 2011 del Ministerio de Hacienda, el Banco Central se convierte en ―Agente Fiscal‖ que, manejará una cuenta corriente a nombre de la Tesorería y cuyos Fondos provienen del Fondo de Reserva de Pensiones. En este decreto el Banco Central queda facultado para contratar a nombre del Fisco (y con esto la pretendida ―autonomía‖ del Banco Central se esfuma tan rápido como las buenas intenciones del lobo frente a sus ovejas) a instituciones financieras internacionales llamados custodios quienes se comportaran como in inversor (una especie de corredor de propiedades) en quién se delegara la administración de cartera a cambio de una comisión. El banco central se obliga por este acto a renunciar a la administración de Inversiones de activos en Bonos Corporativos y acciones. De esta manera queda expresada su definición al señalar taxativamente que ―El Agente Fiscal delegará la administración en administradores externos‖. Entonces, el objetivo es socializar el capital en manos privadas para lo cual el Estado perfecciona su función en el trasvasije, transfusión y reciclaje de plusvalía extraída y reinyectada en la valorización mundial del capital. Al Banco Central, le queda así prohibido, adquirir instrumentos del Fondo de Reserva de Pensiones (FRP), sin explicitar las causas de esta limitación. Eso sí, queda diáfanamente escriturado la institución de un Portafolio de Inversión (P.I.), por lo que todas las operaciones de los custodios deberá cargarse al FRP. Por su parte, el PI está destinado para ser invertido en cuatro clases de activos: a) Bonos Soberanos y Relacionados; b) Bonos Soberanos Indexados; c) Bonos Corporativos; d) Acciones. Llama la atención en esta institucionalidad el concepto de ―Compradores Referenciales‖, término que lúdicamente puede leerse como ―compradores preferenciales‖. Son los llamados Benchmarks. No cualquiera puede comprar los papeles. De acuerdo con la normativa legal expuesta un 48% de


los papeles en Bonos Soberanos y otros relacionados preferentemente debe ser transado por Barclays. Un 17% de papeles en Bonos Soberanos Indexados a inflación real deben ser tranzados prioritariamente por Barclays Capital Global. Otro 20% debe ser puesto en manos de Barclays y, finalmente, un 15% deben ser puestos en manos de MSCI All Country World Index (Morgan Stanley Capital Investment). Paradojalmente, la institucionalidad estatal local se obliga a sí misma a colocar enormes sumas de capital dinero en manos de operadores de mercados financieros protagonistas de la más cruda crisis económica vivida por el capitalismo desde la década de los 20 y 30, beneficiarios a su vez de los mayores planes de rescate estatal a entidades financieras privadas acometidas en las últimas 9 décadas. El comprador de valores es el custodio, quién diariamente observa los valores y, ante el aumento de riesgo hace una ―recarga‖ de 50 puntos para los Bonos Corporativos y 30 puntos para las Acciones en razón al aumento del ―riesgo‖. Esto implica que la valoración de los PI es hecha por los custodios según el criterio ―market to market‖, recurriendo a sus propios y exclusivos criterios de valorización. Pero además, los custodios pueden tomar prestado capital de los mismos FRP mediante programas o ―securities lending‖ (―en convenio con‖ o ―la anuencia‖ del Banco Central). Además, sólo al inicio de cada transacción no se permitirá el ―apalancamiento‖, dejando la puerta abierta para que posteriormente se pueda recurrir a este tipo de ―Derivados‖ para cobertura cambiaria. Los países cuyas instituciones financieras son beneficiarias de estos fondos son en orden descendente EE.UU. con un 70%, U.K. con un 30%, Japón con un 30%, Países Bajos, Alemania, Francia, Canadá, Australia con un 20%, China, México, Grecia, Irlanda, Portugal, España con un 10%. Es extraño que China quede reducida como receptora de los PI al mismo nivel de los países afectados por las severas consecuencias de la crisis capitalista, tales como Grecia, España, Italia y Portugal. Desde el lado del mercado de divisas y monedas, los PI quedan a cargo de las clasificadoras de riesgo (Fitch, Moody‘s, Standard & Poor´s) agentes claves de la crisis financiera agudizada a partir del 2007. Situación por demás contradictoria si el mismo Estado define a los Fondos Soberanos con el objetivo de asegurar la estabilidad macroeconómica y financiar pasivos. De esta forma, el Fondo de Reserva de Pensiones creado a fines de 2006, fue establecido para financiar las obligaciones previsionales del Fisco. El FRP se encadena a su vez con el FEES, Fondo de Estabilización Económica y Social, creado a principios de 2007 con la finalidad de financiar los déficits fiscales y la amortización de la deuda pública. Al año 2008 el FRP acumulaba 2.507 millones de dólares con un retorno del 7,59% y el FEES acumulaba 20.211 millones de dólares con un retorno de 7,62% en el año. Esto generó una ganancia de 2.367 millones de dólares en plena crisis financiera. Cabe recordar que la exposición de estos fondos era al año 2007 un 4% en Agencia Gubernamentales, 30% en instituciones bancarias y un 66% en riesgo soberano (bonos y acciones transables). Es decir, se opta abiertamente por un portafolio de inversión de alta liquidez, quedando compuesta de la siguiente forma: 30% en instrumentos del mercado monetario (divisas), 66,5% en bonos soberanos (nominales) y 3,5% en bonos soberanos indexados. Con una composición de monedas de 50% en dólares, 40% en euros, 10% en yenes japoneses.


A partir del 2001 el 85% quedo expuesto a instrumentos soberanos conforme a la siguiente distribución: 42,5% para comprar bonos de EE.UU.; 34% para comprar bonos de Alemania; 8,5% para comprar bonos en Japón y 15% para invertir en bancos privados. Entre los bancos de inversión se nos repiten algunos receptores de estos capitales públicos tales como británica Barclays (con un 66,5% en bonos nominales), la norteamericana Merrill Lynch (con un 30% en divisas y acciones) y nuevamente la imponderable Barclays (con un 3,5% en Bonos Indexados). Este detalle es relevante a la hora de contrastar uno de los objetivos políticos del FEES, su opción por instrumentos de renta fija en monedas de reserva. El valor de mercado del FEES al año 2011 fue de 13.157 millones de dólares, partiendo de un piso de 14.033 millones de dólares. Desde la creación del FEES la rentabilidad neta fue de 4,36% en pesos y 3,42% en dólares, creándose una diferencial de 0,59% a favor de la divisa norteamericana fuertemente depreciada en relación al peso. En conjunto el FRP y el FEES generan entre el año 2010 y 2011 una rentabilidad neta de 2.856 millones de dólares equivalente a 5,1%. Estos recursos adicionales provienen de 1.993 millones de dólares como nuevos aportes y 863 millones de dólares como ganancias por inversiones. Empero, parte importante de los nuevos capitales del FRP proviene de los incrementos fiscales del 0,2% y 0,5% del PIB. La composición del FEES por tipo de riesgo crediticio al 31 de diciembre de 2011 fue del siguiente modo: Instrumentos soberanos en EE.UU con 5.548 millones de dólares con el 42,2% del total; Alemania con 4.272 millones de dólares con el 32,5% del total y, Japón con 1.130 millones de dólares con el 8,6% del total. Por su parte, los Estados cuyos bancos privados se llevan estos capitales son Alemania con 866 millones de dólares equivalente a un 6,6% del total; Holanda con 564 millones de dólares equivalente a 4,3% del total; Austria con 326 millones de dólares con el 2,5% del total; Israel con 129 millones de dólares con 1,0% y U.K. con 122 millones de dólares equivalente a 0,9% del total. En definitiva 6 bancos alemanes, 1 banco israelí y 3 bancos holandeses. No Obstante, al año 2012 la composición de cartera se reprogramo con un 48% en bonos soberanos nacionales; 17% en bonos soberanos indexados a inflación; 15% en acciones y 20% en bonos corporativos. Todo esto conforme a la recomendación del ―Comité de Expertos‖ que recibió el ―apoyo‖ y ―colaboración‖ de la Consultora Mercer195. 195

Mercer es una de las empresas aseguradoras más importantes del mundo perteneciente a Marsh & McLennan Companies, Inc., firma global de servicios profesionales con ingresos por US$ 10.493 millones. Tiene aproximadamente 52.000 asalariados en más de 100 países que identifican, planifican y responden a los desafíos y riesgos críticos de negocios. El Grupo Marsh & McLennan Companies, está integrado por Marsh, Mercer, Oliver Wyman y Guy Carpenter. Fue fundada como Burrows, Marsh & McLennan por Henry W. Marsh y McLennan Donald R. en Chicago en 1905, convirtiéndose en la agencia de seguros más grande del mundo. Actualmente esta empresa se clasifica como la 231° compañía más grande de Estados Unidos y en la lista de las 500 Fortunas de EE.UU. del año 2012 aparece como la quinta mayor empresa de EE.UU. del sector financiero. Este grupo tiene una oscura y sospechosa actuación el 11 de septiembre de 2001, siendo una de las Compañías aseguradoras que vio desaparecer prácticamente a toda su plana mayor en el momento de los ataques de aquel 11 de septiembre en mientras celebraba una junta ampliada en las oficinas de ocho pisos de la Torre Norte del World Trade Center, en los pisos 93-100. Cuando el vuelo 11 de American Airlines se estrelló en el edificio, impactando de lleno en los pisos 93 a 99 ninguno, de los presentes en las


CUADRO 25: AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: EMISIONES INTERNACIONALES DE BONOS (en

millones de dólares), (según CEPAL) T1(2010 )

T2 (2010 ) 17.77 0

T3 (2010 ) 32.58 1

T4 (2010 ) 16.51 4

T1(2011 )

T2(2011 )

T3(2011 )

T4(2011 )

T1(201 2

28.110

22.093

19.019

20.533

41.808

1.346 6.820

1.250 13.514

630 14.485

313 3.317

--7.308

600 23.913

1.400 --3.764 2.600 ---

2.214 1.601 6.700 1.000 ---

300 1.300 4.685 -----

1.750 2.000 6.044 350 4.200

1.785 1.510 4.331 805 3.000

1.350 2.850 9.520 2.825 ---

América Latina y el Caribe Argentina Brasil

21.792

475 9.776

500 6.762

Chile Colombia México Perú Venezuela (R.P.) TOTAL

500 --9.916 350 ---

750 792 7.826 200 ---

825 15.94 7 4.100 1.120 5.376 1.534 3.000

21.842

17.39 0 876

22.217

19.694

21.171

42.645

50

33.18 1 600

29.337

Emisiones supranacional es Corporación Andina de Fomento

17.77 0 ---

1.227

124

675

639

837

50

---

600

725

477

124

500

139

187

CUADRO 26: AMÉRICA LATINA: DEUDA PÚBLICA BRUTA DEL SECTOR PÚBLICO NO FINANCIERO (En millones de dólares entre los años 2010 y primer trimestre de 2012. Según CEPAL PAÍS

Argentina

Bolivia

TIPO DE DEUD A TOTAL Interna Externa Total Interna

T1, 2010

T2, 2010

T3, 2010

T4, 2010

T1, 2011

T2, 2011

T3, 2011

T4, 2011

T1, 2012

151.76 6 97.258 54.509 6.898 4.293

156.69 1 96.287 60.404 7.025 4.394

160.890

164.331

173.147

176.600

175.324

----

----

98.244 62.646 2.838 ---

103.185 61.145 7.514 4.561

109.836 63.311 7.569 4.543

112.700 63.900 7.733 4.624

----7.606 4.614

-----8.260 4.746

----8.127 4.494

oficinas en el momento, sobrevivió al ataque y, la empresa perdió 295 empleados y 63 contratistas. A partir del 11 de octubre de 2001, Marsh estableció una consultoría especializada en crisis el terrorismo , con el tenebroso embajador L. Paul Bremer que actuó como presidente y Andrew R. Daniels como presidente y COO. Marsh también anunció una asociación con Control Risks Grupo para proporcionar la evaluación del riesgo político. Cabe recordar que Brenner está Implicado como ―Administrador de la Autoridad Provisional de la Coalición de Irak‖ tras la invasión de 2003 . Se desempeñó en este cargo desde el 11 de mayo de 2003 hasta el 28 de junio de 2004, mejorando incuestionablemente la amplia red de ganancias y negocios del grupo a través de todo el mundo. En Chile, Mercer fue fundada por Mario Claro Matte el año 1958, perteneciente también a una de las familias más tenebrosas perpetradoras del golpe de Estado de 1973 y actualmente uno de los grupos económicos más importantes de América Latina. Aunque con un tono más conspiracional de sociedades secretas que actúan al margen de la historia como titiriteros, es conveniente revisar y consultar el artículo ―Desenmascarando a la Súper Clase Dominante Transnacional‖, en http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012101403


Brasil

Externa Total

2.631 778.25 0 962.69 6 184.44 5 26.115 ----123.80 8 89.422 34.385 343.46 4 247.24 7 96.216 32.273 12.377 19.897 64.115

2.838 846.201

2.953 886.166

3.026 925.920

3.109 988.384

2.992 799.126

3.514 804.515

3.633 844.451

1.049.05 3 -202.852

1.102.14 5 -215.979

1.172.81 2 -246.892

1.257.06 5 -268.682

1.083.32 3 -284.198

1.091.68 3 -287.168

1.144.98 2 -300.530

31.495 ----130.819

34.946 ----126.230

35.753 ----130.239

37.654 ----134.965

38.188 ----131.252

41.660 ----130.811

---------

95.739 35.080 353.722

92.121 34.109 359.749

94.045 36.194 378.928

98.714 36.250. 392.526

93.711 37.541 359.353

93.396 37.415 363.757

----404.893

252.964

249.321

268.743

281.396

245.884

247.337

283.811

Externa Total Interna Externa Total

2.604 776.40 3 951.90 3 175.50 0 24.629 ----121.70 2 88.459 33.243 338.95 8 242.18 5 96.773 32.389 11.853 20.536 ---

100.758 33.157 12.857 20.300 68.867

110.428 34.122 14.214 19.909 79.290

110.185 34.336 14.265 20.070 64.112

111.130 34.508 14.565 19.944 68.692

113.469 34.761 14.629 20.132 74.599

116.420 35.385 15.184 20.201 79.334

121.081 36.481 15.877 20.604 ---

Interna Externa

-----

29.243 34.872

32.021 36.847

35.840 43.450

26.803 37.309

32.255 36.437

34.690 39.909

35.884 43.450

-----

Interna Externa

Chile

Colombia

Total Interna Externa Total

MĂŠxico

Interna Externa Total Interna

PerĂş

Venezuel a


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