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SEGURIDAD AÉREA
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Robert Sumwalt, expresidente de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte que ahora dirige un nuevo centro de seguridad aérea en la Universidad Aeronáutica EmbryRiddle, subrayó que era imposible prevenir o predecir todas las turbulencias.
“Siempre existe la posibilidad de que se produzcan turbulencias inesperadas”, afirmó Sumwalt. “Por lo general, no te va a hacer daño ni va a arrancar las alas del avión”.
Las turbulencias también suponen una mayor amenaza para los aviones pequeños, más susceptibles a los cambios de velocidad del viento, que para los aviones comerciales de mayor tamaño, explicó Stroozas, del servicio meteorológico.
¿DE VERDAD ES TAN PELIGROSO?
Los aviones están diseñados para soportar condiciones severas, y es poco común que sufran daños estructurales a causa de las turbulencias.
“Si permaneces abrochado, tienes muchas menos probabilidades de sufrir una lesión”, afirmó Thomas Guinn, profesor de Ciencias Aeronáuticas aplicadas de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle. En caso de turbulencia intensa, el movimiento vertical del avión superará la fuerza de gravedad, explicó Williams.
Sin embargo, las turbulencias pueden zarandear a los pasajeros y a los miembros de la tripulación, por lo que podrían causar lesiones graves. Varios expertos insistieron en que permanecer sentado y llevar puesto el cinturón de seguridad en la medida de lo posible durante los vuelos eran las mejores formas de reducir los riesgos.
“Esto significa que, si no llevas puesto el cinturón de seguridad, te convertirás en un proyectil. Serás una catapulta. Te levantarás de tu asiento”, explicó.
Las muertes causadas por turbulencias, aunque muy poco frecuentes, ocurren. La última vez que un pasajero de un vuelo comercial murió por una lesión relacionada con las turbulencias fue en 1997, cuando un vuelo de United Airlines de Tokio a Honolulu experimentó fuertes turbulencias sobre el Océano Pacífico, según una investigación de la NTSB. De acuerdo con la investigación, la pasajera no llevaba puesto el cinturón de seguridad y salió volando de su asiento, posiblemente golpeándose la cabeza con el portaequipajes.
¿Y LOS BEBÉS EN EL REGAZO?
Los niños de 2 años o menos pueden ir en el regazo de un adulto durante los vuelos, pero muchos expertos del sector creen que esta práctica debería prohibirse, pues citan peligros como las turbulencias. El mes pasado, la Asociación de Auxiliares de Vuelo-CWA, sindicato que representa a casi 50.000 auxiliares de vuelo de diecinueve aerolíneas, renovó su campaña de décadas para que cada pasajero tenga su propio asiento, sin importar su edad.
Sara Nelson, presidenta del sindicato, declaró en una entrevista que, dado que últimamente las turbulencias son “mucho más frecuentes”, la necesidad de que los niños pequeños vayan bien sujetos en los asientos de seguridad durante los vuelos es una prioridad mayor.
“Estamos hablando de sucesos en la cabina que son potencialmente mortales, pero a los que se puede sobrevivir cuando se hacen las cosas correctas para protegerse”, señaló Nelson.
Durante décadas, la FAA y la NTSB han instado a los padres a sujetar a los niños pequeños en sus propios asientos y en un asiento de seguridad homologado. La Academia Estadounidense de Pediatría también hace eco de esas directrices. No hay ninguna ley federal que exija estas medidas.