Guatemala, 2 de marzo de 2011
¿Por qué hay corrupción? Eduardo Suger Compromiso Renovación Orden
y
Para comprender la corrupción en el nivel social y político, en primer lugar debemos identificar los TRES elementos del fenómeno. El corruptor, el corrupto y el objeto de la corrupción misma. De estos tres, invariablemente se soslaya la contemplación y consideración del primero: EL CORRUPTOR. Este es el ORIGEN del fenómeno mismo y debemos aceptar con claridad que sin su intervención, la corrupción no podría existir. El segundo elemento en la cadena de corrupción es el CORRUPTO. Aquel que ha sucumbido ante las presiones y maniobras del CORRUPTOR, aunque no debemos pasar por alto que en ciertos casos los papeles de “corruptor” y
“corrupto” son interpretados por el mismo individuo o entidad, es decir que es posible que se induzca a realizar el acto corrupto. Pero en todo caso los tres elementos están presentes, lo que es necesario mantener en cuenta para encontrarle caminos de solución al problema. Guatemala es el caso particular que nos interesa, aunque las observaciones sobre el tema recaen igualmente en TODOS los países del mundo que, de una manera u otra, padecen de corrupción social y política. Busquemos, entonces, al elemento más importante de la cadena: El corruptor. Vamos a encontrarlo totalmente difundido en nuestra sociedad. La noción de resolver los problemas comerciales, policiales, legales y hasta emocionales mediante alguna forma de inducción a la corrup-
ción es costumbre muy arraigada. Se ofrecen “comisiones”, “mordidas”, “prebendas”, “ventajas”, “honores” y “poder”. Mediante el ofrecimiento, el corruptor o corruptora busca la manera de inducir a quien le puede resolver el problema o conseguir lo deseado. Inconcebiblemente, los corruptores pertenecen a todas las clases sociales. Los “representantes comerciales” de gran categoría, que en su mayoría trabajan para grandes empresas e instituciones, corrompen con elegancia y astucia. Los ciudadanos comunes no dudan en ofrecer remuneración o “mordida”, como se le dice, para obtener perdón, oportunidad o simplemente un servicio que debiera obtener de oficio, por parte de un supuesto “servidor público”. La actitud del corruptor es muy generalizada y tácitamente aceptada por la mayor parte de personas. Es casi un estilo social de vida y una costumbre usual. El segundo elemento en la cadena es el CORRUPTO. Aquel que cae ante la seducción de la oferta corruptora. Generalmente dispone de poder, control o dominio, que son el OBJETO mismo del acto corrupto, o tercer elemento en la cadena. Y son esos recursos los que el corrupto puede otorgar a cambio de lo que el corruptor ofrece. Invariablemente es el objeto de los ataques de prensa, es el sujeto al que se adjudica la “única responsabilidad” del acto corrupto y que por lo tanto carga con el riesgo y por ello eleva sus costos progresivamente, al hacer su participación más remunerativa y aumentar así la tendencia de otros a participar como corruptos en la cadena, aparentemente interminable. Es, en pocas palabras, la “oveja negra” del fenómeno CORRUPCIÓN, pero no por ello el único culpable. Contrarrestar este fenómeno no es tarea sencilla. Es necesario hacer conciencia de la inmoralidad de todo ello, especialmente en la participación del corruptor, como instigador del hecho. Es una tarea de EDUCACIÓN que debe realizarse a todo nivel
y desde la primera infancia, que abarca a la educación profesional, la técnica y del servicio público. La segunda herramienta es la TRANSPARENCIA, acompañada por la DIVULGACIÓN de los actos corruptos y sus participantes, al desenmascarar al corruptor en su calidad de instigador del delito. La tercera es la utilización de procesos informáticos, COMPLETOS y ABIERTOS, para manejar correctamente todos los posibles objetos de la corrupción. Esta herramienta es vital, y está al alcance, gracias a los adelantos tecnológicos y a su accesibilidad. Cuando los medios de de comunicación señalan únicamente al CORRUPTO, es necesario impulsar una nueva corriente informativa que incluya a TODOS los participantes del hecho y no sólo al actor final. Impulsar también un servicio informativo completo, encargado de desnudar ante la opinión pública todos aquellos actos corruptos, tanto gubernamentales como civiles e institucionales. En caso de descubrir un acto corrupto estaría Actuando con todo el rigor que el caso merece, tomar medidas drásticas y DIVULGAR la participación comprobada, tanto de Corruptos como de Corruptores. Ordenar la exhaustiva investigación de las deficiencias que han permitido el manejo inadecuado de los recursos involucrados y velar porque se CORRIJAN a efecto de prevenir subsecuentes actos de corrupción. Para combatir la corrupción, fundamentalmente estaría solicitando y promoviendo modificación de las leyes laborales del Servicio Público, para poder remover efectivamente a los involucrados y así limpiar, de una sola vez, aquellas dependencias en las que se manifiestan actos de corrupción. También motivar seriamente a la Procuraduría General de la nación y al Ministerio Público, para que proceda con toda energía contra los involucrados en actos de corrupción y que mantenga estricta supervisión de todos los procesos legales, al funcionar con efectividad y prontitud. Finalmente, para evitar la corrupción adoptaría estas medidas: 1. Cambios radicales en educación 2. Divulgación y apertura total de la información en todos los actos de gobierno. 3. Introducción de tecnología de alto nivel en el control y supervisión de las operaciones de gobierno. 4. Proponer modificaciones a las leyes actuales para facilitar todo lo anterior.