Una idea original de Rosauro Carmín Q.
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Guatemala, 7 de enero 2012
Miniaturas en El Túnel
Los Bajeles Perdidos de Gerardo Díaz
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Aristocrático aliño. “Bajeles Perdidos” de Gerardo Díaz (1894-1938)
Gerardo Díaz. Nació en Totonicapán en 1894 y falleció en San Marcos en 1938. Periodista, maestro, y poeta. Considerado como el “Príncipe del Soneto”. En 1921 publicó su libro Lagunas Taciturnas. En 1985 su hijo César Augusto Díaz editó In Memoriam el libro Bajeles Perdidos. Fue un incansable luchador contra la dictadura de Estrada Cabrera. En San Pedro Sac. encontró un apacible lugar al que llamó Entre Ríos. Vivió en dicho lugar hasta su muerte.
G
erardo Díaz nació justamente el año en que fueron estrenadas las obras inmortales El Lago de los Cisnes de Tchaikowski en San Petersburgo y La Verbena de la Paloma, en Madrid, España. Nació con los Juegos Olímpicos. Ese año fue fundado el Comité Olímpico Internacional por el barón Pierre de Coubertain. Nació cuando ejercía la presidencia José María Reyna Barrios. Su niñez y juventud transcurrieron durante la dictadura de Manuel Estrada Cabrera, de esa cuenta su espíritu rebelde. Sus últimos años los vivió cuando otro dictador hacía de las suyas: Jorge Ubico. Falleció el mismo año en que la fábrica DuPont sacaba al mercado un producto, que por estar hecho de nylon, no se le aseguraba ningún éxito: el cepillo de dientes. Murió muy joven, incluso su muerte fue una cruel jugada del destino. Un funcionario público que después fue Presidente de la República, no le permitió a la familia llorarle en un triste velatorio, pero él ya lo había previsto. De hecho, en un poema a San Pedro había escrito su propia elegía: Campanitas de San Pedro / Campanitas, musicales / que habéis de tocar a muerto, / la tarde cuando me vaya, / camino del cementerio, / en negro ataúd metido, / rígido ya todo el cuerpo, y sin palabras la boca. En vida, gustó de la ruralidad de los pueblos. Con encomio David Vela refiere al respecto: “….amaba las primaveras y los otoños en la paz agreste así como la vida lenta y silenciosa de los pueblitos….”; nuestro San Pedro
POR MIGUEL ÁNGEL BARRIOS
fue el escogido y Entre Ríos así por él bautizado, su morada, allí nacieron sus hijos y también él encontró la paz eterna. Gerardo Díaz fue un hombre culto y combativo de la generación de 1910, cuna de uno de los movimientos intelectuales mejor vividos por las letras y el arte y, por supuesto, uno de los mejores representantes del movimiento modernista, y todos en una causa en común: lucha contra la dictadura de Estrada Cabrera. En su entorno fueron sus iguales David Vela, los maestros Carlos Mérida, Yela Gunter y Humberto Garavito, Jesús Castillo, José Santos Chocano, Porfirio Barba-Jacob, Alberto Velásquez, Carlos Wyld Ospina, Osmundo Arriola, la actriz Virginia Fábregas pilar del teatro mexicano, a quien los anales de la farándula citan sus maravillosas interpretaciones en La Dama de las Camelias, ¿Quo Vadis?, Fedora y otras más. Se le honra con un teatro y un premio de la Asociación Nacional de Actores lleva su nombre. Creo sinceramente que el sentimiento que recoge Bajeles Perdidos sobre la vida y obra de Gerardo Díaz nutre el espíritu con la noble poesía por su sinceridad en un exquisito lenguaje.
Gerardo, el hombre con sus correrías políticas, tratando de esconderse para ser encontrado en aquel Entre Ríos donde las hortensias silvestres tenían su hogar privilegiado. En cada trazo no deja de sorprendernos la belleza literaria cual si fuese un fino haz de luz que se anida en el corazón pueblerino, dejando oír el murmullo de aquel río que iluminó sus mañanas de alegría, sus tardes de soledad, y sus noches de inspiración. Ese río sempiterno el que fue su consejero en sus sentimientos más profundos. Que noche, que silencio. Qué estrellada / La altura. Y esta paz, que misteriosa: Esta de ensueño el alma saturada. Gerardo, aquel buen hombre que le cantó a Totonicapán, a San Pedro, a San Marcos, a Antigua Guatemala… todos ellos sus pueblos elegidos. El que nos llena de pasión por la tierra nuestra y de lo que de ella se glorifica Bendita sea el agua porque
es la sangre fluida / Que nutriendo los gérmenes también nutre la vida Emocionan sus bellas palabras a Antonio Machado aquel caminante que conocimos en sus eterna y profética frase se hace camino al andar. Qué sortilegio tiene tu poesía, / (copa que embriaga, ritmo que emociona) / De que reino trajiste la armonía / con que laurel tejiste tu corona Gerardo, el hombre con la poesía emotiva en el alma, la que es grata encontrarla en cada vuelta de página donde nos lleva de volandas a recorrer, cual si fuese las temporalidades de su vida, la profundidad en sus cantos sagrados, haciéndonos participes, de sus poemas galantes, nos invita a conocer su vida
interior y en un léxico maravilloso nos ilumina con sus cantos a la tierra. Su presencia poética nos honra y esa presencia nunca mejor dicha en palabras de Wyld Ospina: aristocrático aliño. Su hijo César Augusto se negó, con toda justicia, a que la losa del olvido cayera sobre la obra de su padre; Ahora es también obligación nuestra. Hoy, en horas de la mañana escuché el Ave María de Franz Schubert, esto me permitió escribir estas últimas líneas: Artemisa reciba usted estas sencillas palabras In memoriam de su padre, sus hermanos Carlos Rafael, César Augusto y a Dante Gabriel, donde él se encuentre, el homenaje sincero de Fraternidad Shecana.
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MINIATURAS Y MÁS EN EL TÚNEL
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n diciembre pasado, se inauguró la exposición de miniaturas con la que tradicionalmente la galería El Túnel y los artistas resumen la actividad en esa importante galería. La idea que impulsa esta actividad desde 1976 es que la comunidad de artistas de Guatemala comparta personalmente con el público que admira su trabajo, en torno a una amplia y variada colección de obras cuyo formato reducido las convierte en un presente de carácter muy especial, en consonancia con el espíritu festivo que prevalece
en esta época. En la edición 2012, la tradicional exposición de El Túnel también incluye pinturas y esculturas que sin ser exactamente miniaturas tienen, por su tema o por su técnica, las características de delicadeza, devoción, dedicación y esmero propias de un regalo íntimo y distinguido. La exposición “Miniaturas y más” permanecerá abierta al público hasta el 14 de enero 2012 y puede ser visitada de lunes a viernes de 9:30 a 19:00 horas y sábados de 9:30 a 13:30 horas en Galería El Túnel: 16 Calle 1-01 zona 10, Plaza Obelisco.
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“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín Rojas DECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE
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colabor
Narratividades ceNtroame ¿cuáles soN las Novedades eN
Al momento de querer particularizar descubrimos que muchos pensadores de la colonialidad del p espesas, de manera análoga a lo denominado “gran tiempo” por Bakhtin. En este sentido sus cont dirección para contemplar las posibles experiencias operando en Centroamérica durante este med mada “actitud de la modernidad POR ARTU
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on “actitud” quiero decir un modo de relación con y frente a la actualidad; una escogencia voluntaria que algunos hacen; en suma, una manera de pensar y de sentir, una manera, también, de actuar y de conducirse que marca una relación de pertenencia y, simultáneamente, se presenta a sí misma como una tarea. Un poco, sin duda, como aquello que los antiguos griegos denominaban un “ethos”. Agrega un poco más adelante que “se caracteriza a la modernidad por… una ruptura con la tradición, sentimiento de la novedad, vértigo de lo que ocurre.” Citando a Baudelaire amplifica su definición de “actitud” agregando que, para el poeta francés, la modernidad “es la actitud que permite aprehender lo que hay de ‘heroico’ en el momento presente… es una voluntad de “hacer heroico” [héroïser] el presente.... Para la actitud de modernidad, el alto valor que tiene el presente es... imaginarlo de modo distinto a lo que es...” Por lo tanto la estética moderna de Baudelaire le exige al individuo tanto una reflexión crítica sobre su propia época o período histórico como sobre sus maneras individuales de ser. Lo anterior apunta en dirección tanto de la política como de la ética. Pensando en América Central, este modelo inmediatamente evoca las agrupaciones de escritores apareciendo por vez primera en la escena pública a partir de la segunda mitad de los 1940s, tales como el Grupo Saker-Ti en Guatemala, la Generación Comprometida en El Salvador hacia la mitad de los 1950s, y el Grupo Ventana, posteriormente reagrupado en torno al Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) y la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA) de los 1960s, el cual incluyó escritores como Sergio Ramírez, Carmen Naranjo y Samuel Rovinski entre otros. Podríamos incluso agregar el Grupo Nuevo Signo de la segunda mitad de los 1960s en Guatemala.
Al ubicar la producción narrativa centroamericana en este contexto podemos ver de manera subyacente cómo los rasgos foucauldianos de la modernidad visualizados por su lectura de Baudelaire se manifestaron en estos grupos de una manera que no había estado presente en la producción literaria centroamericana anterior a la segunda guerra mundial, con alguna que otra excepción individual. Podríamos incorporar también al Movimiento de Vanguardia de Nicaragua como excepción grupal a lo afirmado. Si bien estuvo compuesto por poetas de extrema derecha de los 1930s ganando prominencia con la llegada de la dictadura de Somoza, encontramos en ellos algunos de los objetivos del sujeto moderno baudelaireano, pese a no fusionan el cultivo y la transformación del ser con su producción estética. Estos poetas nicaragüenses se aproximan más al modelo del dandy baudelaireano, manifestación de inactividad social y libertad no utilitaria, que los movimientos posteriores a la segunda guerra mundial: Saker-Ti, la generación comprometida, el Grupo Ventana o el Grupo Nuevo Signo, quienes— por el momento histórico en el cual surgieron—giraron hacia la noción de literatura comprometida. Con estos últimos vemos la transformación de la noción de libertad no utilitaria dedicada al culto del yo hacia el culto de lo social. Sin embargo la personificación estética del ser no desapareció del todo en esta segunda etapa. En ambas el yo constituye una personificación de originalidad, sea ésta una existencia original como sujeto bohemio o bien, en el segundo caso, como sujeto políticamente comprometido. En ambas circunstancias su producción literaria es urbana cosmopolita, siguiendo las pautas de la “ciudad letrada.” Diario de una multitud (1974) de Carmen Naranjo salta a la mente de inmediato al leerse esas líneas. Lo denominado por Foucault una belleza rara y estrambótica, discontinua y fugaz, aparece en la producción literaria centroamericana por
lo menos desde La ruta de su evasión (1949) de Yolanda Oreamuno. Este momento histórico nos ofrece un espacio para las diferencias y las rupturas, desde el naciente feminismo intuitivo de Oreamuno (1916-1956) hasta la reconceptualización de la indigeneidad desde una perspectiva ladina tanto en Hombres de maíz (1949) de Asturias como en las destacadas novelas de Monteforte Toledo del mismo período, Entre la tierra y la cruz (1948) y Donde acaban los caminos (1952). De allí germinan las textualidades altamente desarrolladas que aparecerán en los 1960s y 1970s con el mini-boom centroamericano. En todas estas narratividades los logros artísticos dependen de la innovación individual en el lenguaje y de sus modos de representación a nivel formal. Al mismo tiempo, e independientemente de sus grados de compromiso político, ninguno de estos escritores y escritoras renuncia a la actitud específicamente moderna de convertir su cuerpo, pasiones, comportamiento y existencia en obra de arte. Todos y todas son bohemios y bohemias primero, militantes después. El sujeto bohemio, en términos foucauldianos, se da cuenta de los límites históricos en los cuales se encuentra, pero trata de inventarse a sí mismo como gesto transgresivo dirigido en contra de estos mismos límites. Ciertamente todos los escritores y escritoras del istmo operando en este gran período histórico encajan en esta última categoría. Quizás el mejor ejemplo de estas
representaciones durante el miniboom centroamericano lo constituya Pobrecito poeta que era yo... (1976) de Roque Dalton. Como bien saben quienes han leído esta magnífica y compleja novela, el texto representa la construcción de las subjetividades de un grupo de jóvenes escritores en 1960 y sus in-
tentos fracasados por constituirse a sí mismos como revolucionarios. Si existe alguna diferencia entre la estética moderna del yo y el modelo creado por Dalton, ésta se localizaría en el hecho de que en el caso del escritor salvadoreño, sus poetas viven en lo llamado por Agamben un “estado de excep-
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raciones
ericaNas y decoloNialidad: la literatura de posguerra?
poder no salen de grandes generalidades. Apenas esbozan enfoques macro-históricos, temporalidad tribuciones son limitadas. Por ello al explorar detalles más concretos es necesario moverse en otra dio siglo. En “¿Qué es la ilustración?,” Foucault se apoya en Baudelaire para problematizar la llad.” El pensador francés afirma: URO ARIAS
ción.” La naturaleza de un Estado fuera de la ley es traumática, pero posibilita también el privilegio de ciertas formas de conocimiento sobre otras, así como el reconocimiento de ciertas voces oposicionales, aun si son reprimidas. La naturaleza del “Estado canalla,” lo que los estadounidenses denominan un
“rogue state,” también impone la transformación de la bohemia por la del escritor comprometido, lo denominado por la poeta guatemalteca Ana María Rodas la “izquierda erótica” en los 1970s. Esto explicaría por qué los poetas representados en el texto de Dalton así como la generalidad de escritores de
los 1960s y 1970s, en vez de dedicarse sólo a pasiones inútiles o bien a placeres extremos como cualquier escritor bohemio, y como dictaría su propio comportamiento tal y como el mismo es representado en el texto de Dalton, ejercen la voluntad de transformarse en sujetos revolucionarios. La fuente de esta tensión proviene del choque de su identificación entre la estética de la modernidad, hecho no cuestionado por ninguno de ellos ni en el texto ni en la vida real, y el ethos militante desplazando la estética del centro de sus vidas. Bien adentrados en los parámetros de la modernidad, los personajes de Dalton en Pobrecito poeta que era yo... luchan con el significado de la identidad nacional. El autor deconstruye con ironía corrosiva la estructura solemne y sentimental de pensamiento definiendo la articulación discursiva de cierto complejo de inferioridad de naturaleza identitaria: –...Lo que en el fondo ya quiero decir es que se vayan mucho al infierno todos los gerifaltes de las generaciones anteriores a nosotros, que huelen a jocote de corona o a camándula de vieja de puros viejitos pacíficos, seráficos... dundos, lorocos, terengos, guaguacetes, tarailos, bembos, pentágonos.... Exceptuando, claro está, a don Chico Herrera Velado, que
éste si no tenía lombrices de tierra en la lengua y era honrado con su verba a carta cabal y con su pluma ya no se diga, y por eso se volvió viejito prohibido, cieguito abandonado, exiliado al haz del volcán de Izalco. (140) Sin embargo este complejo permanece enraizado en los poetas representados en la novela. Se sienten engañados y responden con herido orgullo machista a los desaires que les parece recibir por doquier, perdiéndose en falsas alternativas de romanticismo, vanguardismo y criollismo como ya lo señaló Ileana Rodríguez (380). El texto narrativo parodia una gran multitud de estilos modernos. Son reconstituidos en la novela tan solo para ser deconstruidos inmediatamente. El objetivo de este continuo proceso es el de cuestionar los límites de la subjetividad como una ética del ser. En este contexto los poetas piensan, re-piensan y se pelean en torno a las variadas nociones estéticas del proceso creativo mientras se encuentran todos ellos aunados dentro de los parámetros de cierto marxismo intuido mucho más que conocido. En este contexto la estética se transforma en un proceso por medio del cual los poetas se van entendiendo a sí mismos como sujetos. Ser “pobrecito” implica ser marginal a la modernidad cosmopolita genéricamente comprendida. Los poetas están bastante desfamiliarizados con la misma debido a su parroquialismo. Para ellos se trata de una lucha entre variadas instrumentalizaciones morales del sujeto. Fracasan todas en el proceso de extraerlos de su mundo cerrado, dogmático, monológico. Aspiran a una experiencia-límite transformadora para ser arrancados no sólo de su percibida marginalidad sino también metamorfoseados en guerreros guevaristas sin sufrir en carne propia el dolor de la mentada transformación. Pero son incapaces de entender cómo hacerlo.
En ese contexto la figura fantasmática de Otto René Castillo, el poeta guerrillero guatemalteco, aparece como emblemática de todo eso a lo cual aspiran pero son incapaces de alcanzar. Castillo es claramente discernible en algunos diálogos del capítulo denominado “El Party,” con esa connotación alienante del término en inglés. Pero fuera del mencionado capítulo su figura no está realmente presente en el texto, si bien todos los poetas se refieren a él o bien lo citan en algún momento. Permanece en el texto como el significante fantasmático de esa conceptualización imaginaria del sujeto revolucionario ideal. Asimismo, el tropo de Castillo sirve para recordar el destino de todo poeta metido en verdad a revolucionario: la muerte. Castillo es un referente del inalcanzable idealismo esencializado oscureciendo la fetichizada búsqueda de los poetas. Anuncia ya la gradual muerte del sujeto revolucionario. Prefigura el rasgo anti-humanista del neoliberalismo, en la cual el sujeto que intentó auto-concebirse en función de parámetros revolucionarios occidentalistas comienza a desaparecer conforme la máquina de representación que conceptualizó tal maquinaria va desapareciendo a su vez. En el curso de la novela, ese modelo de subjetividad ya va siendo desautorizado, perdiendo agenciamiento como creador de sentido. Evoca lo que dijo Fredric Jameson de ser, “el fin de la mónada, del ego o del individuo autónomo burgués,” caracterizado por “una subjetividad fuertemente centrada, en el período del capitalismo clásico y la familia nuclear,” el cual “se ha disuelto en el mundo de la burocracia administrativa,” arrastrando consigo en esta disolución “las psicopatologías de este yo” y esa “soledad sin ventanas de la mónada encerrada en vida y sentenciada en la celda de una prisión sin salida,” la de su propia autosuficiencia.
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Revista de libros
MIL NORTEAMERICANOS:
“Los verdaderos gobernantes de los Estados Unidos”
George Seldes, periodista y escritor estadounidense, fue el autor del libro titulado MIL NORTEAMERICANOS, “Los Verdaderos Gobernantes de los Estados Unidos” (Editorial Triángulo, Argentina, 1957) en el que demuestra la premeditada censura voluntaria de los órganos informativos, el modo de cómo, el poder de los MIL NORTEAMERICANOS presiona o domina a la prensa en general, anulando así la práctica de uno de los más preciados resortes de la democracia: la libertad de prensa. POR FERNANDO MOLLINEDO
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l libro nos relata de forma documentada actos humanos que desplegaron las actividades económicas y políticas en los Estados Unidos de América, siendo fundamentales para amasar fortunas, mismas que, incidieron de forma directa en la política interna y exterior del país, así como la determinación de los países africanos de interés comercial para la economía de los Estados Unidos. ¿Quiénes integraban este selecto millar de personas? Eran los MIL NORTEAMERICANOS, los verdaderos gobernantes de los Estados Unidos, los mil hombres y familias cuyos intereses asociados o entrecruzados determinaban las resoluciones del Congreso, provocaban guerras, como la de 1914-1918, impedían la construcción de obras de beneficio social, derogaban leyes de protección de la clase trabajadora y orientaban a la opinión pública en la dirección de los objetivos que perseguían. En el desarrollo del presente trabajo, presentaremos algunas de las familias más poderosas y sobresalientes en el campo económico financiero de los Estados Unidos de América en la década de los años cuarenta a cincuenta; para los efectos de identificación, los nombres de las mismas estarán impresos en negrilla. A comienzos del primer gobierno de Franklin Delano Roosevelt, el Congreso de los Estados Unidos dispuso una investiga-
Harvey Firestone (1915) ción que estuvo a cargo de la llamada Comisión McCormack-Dickstein; la cual tomó declaración al general retirado Smedley A. Butler, quien no vaciló en afirmar bajo juramento que, en efecto, se le había ofrecido la dirección de un golpe de estado fascista, en varias oportunidades, siendo de todas la más seria e importante la que le formuló La Liga Norteamericana de la Libertad. Aparecieron implicados en lo que era ya algo más que una propuesta, la mayoría de los banqueros de Nueva York, agentes de bolsa y los directores de la “American Legión” entidad que ofreció armar a 500 mil hombres para apoderarse de la capital de los Estados Unidos y de los puntos vitales del país. ¿Quién proporcionaría esos armamentos? Se obtendrían mediante un crédito de la fábrica de armas “Remington Arms” garantizado por el empresario Du Pont de Nemours (fundador del más grande imperio industrial de los Estados Unidos); así como por John W. Davis, otrora precandidato a la presidencia de la República; además de los generales Douglas MacArthur y Hanfort Mac Nider que figuraban en los planes sediciosos como presuntos reemplazantes, junto con el general Butler, de la “Camarilla Comunista” de Roosevelt. Los MIL NORTEAMERICANOS de las décadas de 1930 y 1940 son los mismos que en los gabinetes del gobierno de Dwight Eisenhower, tuvieron en vilo la paz del mundo simplemente porque re-
presentaron a la General Motors, a General Electric ó al consorcio E. I. Dupont de Nemours, antes que a la clase trabajadora estadounidense. Así mismo, habla de los “lobbyist”, los “pasilleros” del congreso o procuradores de los comerciantes industriales y financistas ante los legisladores. La palabra inglesa “lobby” cuya traducción literal es vestíbulo o corredor, designa a los grupos extraoficiales que se entrevistan con los legisladores en carácter de representantes de grupos particulares, con el propósito de inclinar su opinión a favor o en contra de determinados proyectos. Tal acción permite, a veces, el ejercicio de presiones ilegitimas, lo cual también esta institución utiliza en la política y maneja a los políticos con el único fin de producir beneficios económicos para sus sostenedores que son los intereses de carácter financiero e industrial. A esta organización también se le conoce como la “La Tercera Cámara” y es en realidad la representación de industrias que ejerce influencia y voluntad dentro de un gobierno políticamente organizado. Mantienen oficinas perfectas, tienen un cuerpo de agentes de prensa, de la bolsa, y un tren completo de abogados, quienes logran cambiar voluntades en el congreso sin que en el prodigio entre nunca el argumento ni la prueba desconocida. El bufete jurídico Cromwell & Sullivan al cual pertenecían los hermanos Dulles,
fue desde principios del siglo pasado el ejemplo más conocido de tales actos tuvo participación decisiva y funesta en la historia de Hispanoamérica como entidad agente de la desmembración de la provincia colombiana de Panamá, su inmediata constitución en república y la subsiguiente pérdida de soberanía sobre una faja de su territorio (Canal de Panamá) que constituyó una de las marcas del vasallaje impreso por los Estados Unidos sobre territorio panameño y el asalto al poder en el año 1954 en la república de Guatemala. Sin hacer mención de sus negocios, los mil norteamericanos están vinculados con el desarrollo de la política de su patria, con el nacimiento y sostenimiento de tiranías, tanto de Europa, África del Norte, y América Hispana. Hace cien años, en los Estados Unidos los intereses privados se apoderaron de la mayor parte de la riqueza natural de la nación; la única fuente de riqueza que permanecía en manos del pueblo eran los recursos hidroeléctricos, los que constituyen el gran capital nacional inagotado e inagotable y puede decirse que quien los posee será también el propietario industrial y comercial del país. El senador George B. Aiken republicano de Vermont, (1947) denunció que un grupo de “no más de mil norteamericanos impide la conclusión del canal de San Lorenzo” en alusión directa a que ese grupo giró instrucciones a los congresistas para no aprobar la ley para construir la gran represa nacional que brindaría energía eléctrica a millones de habitantes a un precio económico. El interés, reconocido tiempo después, fue que la industria de energía eléctrica hizo aprobar tres concesiones a favor de los predecesores de la Niágara Falls Power Company, otorgándoles derechos a perpetuidad para usufructuar las aguas desviadas del Rio Niagara. Como parte de la estrategia del grupo de los mil norteamericanos para ejercer el control del poder, crearon la Asociación Nacional de Industriales (ANI) misma que fundó la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la cual estaban agremiados los miembros propietarios del sector periodístico. A decir de George Seldes, el autor del libro, para 1947, las doce empresas multimillonarias y sus representantes que constituyeron el comando superior de la industria y la política de Estados Unidos, las cuales eran: American Telephone and Telegraph Company; E.S. Bloom (presidente de la Western Electric Co.) Bethlehem Steel Company; Eugene G. Grace Eleuthére Irénée Du Pont de Nemours; Lammot du Pont - General Electric; Ovend D. Young - General Motors; Alfred P. Sloan - Goodyear Tire and Rubber Company; E. J. Thomas - International Harvester Company; A.
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John Pierpont Morgan. A, Jones - Irving Trust Company; Harry E. Ward - Standard Oil Company de Nueva Jersey; W.S. Farish - U.S. Rubber Company; L.D. Tompkins - U.S. Steel Corporation; - Westinghouse Electric and Manufacturing Company; A. W Robertson. - Harvey Firestone (1915) Aparte de las anteriores corporaciones hay que incluir al gran consorcio dominante de los medios de difusión en esa época liderado por el señor Randolph Apperson Hearst (revistas Cosmopolitan, Good Housekeeping, periódicos en San Francisco, California y en New York entre otros), Harvey Firestone (rey del caucho) y a la poderosa casa J. P. Morgan & Cía. Como uno de los inversores en casi todas las áreas productivas (hierro, aluminio, acero, medios de comunicación radiales y escritos, como Time y Look). La concentración del poderío económico se convierte en concentración del poder político, con el resultado de que pequeños grupos de grandes intereses dirigen el Estado y la vida política de la nación; la familia más poderosa de Estados Unidos (1947) era la Du Pont quienes sin empacho alguno eran de los principales financistas de los partidos republicano y demócrata pues desde 1900 aportó sumas relativamente iguales para ambos partidos; sin embargo siempre venció la agrupación que más dinero pudo gastar. El origen de las donaciones en las elecciones presidenciales es importante para determinar quiénes son las personas de influencia dentro de la agrupación y porque refleja la organización de la estructura económica y la concentración del poder dentro de tal estructura. En 1928 Alfred du Pont entregó 20,000 dólares al fondo electoral de Hoover; Lammot du Pont dio 10,000; T. Coleman 10,000; Félix du Pont figura entre las contribuciones de entre mil y cinco mil dólares; Alfred Pritchard Sloan, de la General Motors, facilitó 25,000, y los hermanos Fisher de la General Motors y de las carrocerías Fisher aportaron 100,000 dólares. Además los du Pont colaboraron en el pago de préstamos y del déficit causado por los gastos electorales. La familia Du Pont fue ayudada en esas actividades por el Secretario de Comercio Herbert Hoover, quien posteriormente fue elegido Presidente de los Estados Unidos con la inyección de un fuerte auxilio monetario de sus mecenas, así mismo colaboró en el rearme del Japón pues la empresa Mitsui le compró la fórmula de un explosivo con base de ácido nítrico y amoniaco. La familia Du Pont, como fabricante de armamento, fue acusada por la comisión de Investigación del Congreso Nye-Vandemberg, por: a) negarse a fabricar tanques y aviones para el uso del ejército USA en los inicio de la segunda guerra mundial; b) que antes y después de la ascensión de Herr Hitler al poder, los Du Pont figuraron entre las empresas norteamericanas que facilitaron el
rearme de Alemania mediante el suministro de fondos a Hitler en 1923 (Fritz Thysssen, alemán, multibillonario, representante del monopolio del acero, quien expresa su testimonio en su libro “Yo pagué a Hitler”). Y no se ignoró el significado de su poder, pues en lugar de ser los representantes norteamericanos más importantes en el “Cartel” de la dinamita los Du Pont pasaron a ser el miembro norteamericano de los “Tres Grandes” (Du Pont – Chemicals – I. G. Farbent) que se repartieron toda la tierra para explotarla con la venta de productos químicos. Las viejas generaciones estadounidenses recuerdan a dos personajes como los más funestos de su época: John D. Rockefeller, fundador de la Standard Oil Company, el hombre que robó millones de dólares a viudas y huérfanos y cuyas fuerzas armadas hicieron fuego sobre sus obreros en Ludlow, Colorado, y John Pierpont Morgan, cuyo nombre se convirtió en sinónimo de Wall Street y de amor al dinero. La publicidad y la propaganda de los grandes consorcios durante una generación, hizo desaparecer esa negra maldición, pues las seis casas bancarias más poderosas del país encabezadas por Morgan, y Stanley & Cía. ejercieron un monopolio absoluto sobre la vida comercial de la nación dirigiendo empresas multimillonarias, ferrocarriles, bancos y compañías de servicios públicos dominando en forma tal las grandes explotaciones industriales bajo el calificativo de “Libre iniciativa” como sinónimo del término “Capitalismo”. Con uno solo de los bancos, el First National, se aseguró la dirección de 41 de los 200 consorcios no financieros más importantes, diez de los cuales tienen dos o más directores en común con J. P. Morgan y Cía. INDUSTRIAS DE J. P. MORGAN: - U. S. Steel (acero) - General Electric (implementos de electricidad) - Kennecott Copper (cobre) - Pullman Inc. (vagones de ferrocarril) - Phelps Dodge Corp. (industria pesada) - Montgomery Ward y Cía. (industria pesada) - American Radiator and Standard Sanitary Corp. (implementos sanitarios y de electricidad) - Glen Alden Coal Company (car-
Friedrich “Fritz” Thyssen.
Alfred P. Sloan. Cover of Time magazine (December 27, 1926). bón) - National Biscuit Company (bizcochos y galletas) - Philadelphia Reading Coal Iron Corporation (carbón y acero) - Continental Oil Company (petróleo) - St. Regis Paper Company (papel) - Baldwin Locomotive Works (industria pesada y fundiciones) - EMPRESAS DE SERVICIOS PÚBLICOS: - A T & T (teléfonos y telégrafos) - Consolidated Edison of New York (electricidad) - American Power & Light (electricidad) - I. T. & T (teléfonos y telégrafos) - United Gas Improvement Company (gas) - FERROCARRILES: - New York Central Rail Road. - Alleghany Corporation - Great Northern Railway - Northern Pacific Railway - Atchison, Topeca & Santa Fe - Southern Pacific - Delaware, Lackawanna & Western - BANCOS - Warranty Trust Co. - Bankers Trust Co. - New York Trust Co. En ese entonces, 1947, esos tres rubros hacían una fortuna de 30,000 millones de dólares para J. P. Morgan con lo cual se aseguraron un amplio porcentaje de la industria de Estados Unidos. La familia Du Pont con más de 2,500 millones de dólares manejó la General Motors (automóviles); E. I. Du Pont de Nemours (productos químicos) y la U.S. Rubber Co. (caucho). “Sí es cierto que el dinero constituye el factor más importante en las elecciones nacionales y locales, también es cierto que un reducido núcleo de personajes, entre los cuales figuraron los Du Pont, Pew (noveno lugar entre las familias más ricas de los Estados Unidos y miembro de los doce dirigentes de la Asociación Nacional de Industriales), Mellon, Rockefeller y otros nombrados en el libro, dirigieron la vida política de la época y sus descendientes ahora, el Congreso y hasta la presidencia misma”. La “Doctrina Truman” tuvo por fin evitar la extensión de la influencia rusa de la filosofía soviética (comunismo marxista)
en Europa, pero la prensa laborista británica en gran proporción de los diarios europeos y hasta los diarios, semanarios y circulares noticiosas que sirven a Wall Street, dijeron francamente que el propósito perseguido era proteger la expansión comercial, afianzar el sistema norteamericano de libre iniciativa y, especialmente asegurar la riqueza petrolera de Arabia. Según James Burnham representante intelectual de los conservadores estadounidenses, su idea de proponer el establecimiento de un imperio norteamericano en el cual un grupo de personas detentara un grado de poder superior al que le corresponde, mismo que no tendría que ser necesariamente mundial en su extensión, pero que dominara al mundo por su poder político y económico, con el objetivo de lograr mediante la coerción (incluso probablemente la guerra o la amenaza de guerra) y como corolario de estas circunstancias, cito la noticia aparecida en el periódico guatemalteco Prensa Libre el 22 de Junio de 2011, en la cual se indica que el J. P. Morgan Chase Bank fue condenado a pagar una multa por 154 millones de dólares para poner fin a una investigación del regulador estadounidense sobre su negocio sobre las hipotecas de alto riesgo durante la crisis financiera de hace tres años. Entre los MIL NORTEAMERICANOS se pudieron identificar ocho grandes grupos de intereses económicos, siendo que en todas las actividades industriales y comerciales, cuatro o cinco compañías suministraron desde el 50% hasta el 80% de todos los productos vendidos en el país. El gobierno estadounidense invirtió la cantidad de 1,300 millones de dólares en tres fábricas productoras de energía nuclear, las cuales fueron dirigidas por empresas privadas como la Union Carbide and Carbon Company, Eastman Kodak y la casa Du Pont. El presente trabajo tuvo la intención de mostrar al público lector, un limitado pincelazo de la historia económica – política de los Estados Unidos que de una u otra forma influyó en el desarrollo político de Guatemala. Recomiendo la lectura de la biografía de George Seldes o en su caso, del libro indicado, pues es una ventana para conocer el desarrollo de la vida interna del pueblo estadounidense; sus afanes, sus luchas y sobre todo, el manejo de los grandes grupos económicos en todas las áreas de la vida diaria para ejercer el control de las actividades comerciales dentro y fuera de su territorio.
John D. Rockefeller in 1885.
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Opinión
Jorge Luis Borges: una broma
A
pesada para los obsesivos
Borges y su obra, como a todo lo bueno, se le teme o se le ama. Su biografía se mezcla con la fantasía y la información que nos proporciona en sus textos. El amor por su país y la inquietud que éste le provoca, se ven traslucidos en su primer libro de poemas Fervor de Buenos Aires (1923). Fue un escritor dedicado en cuerpo y alma a su oficio, lo que le permitió dejar una obra inmensa, si se compara con otros escritores de su época. Pero poca, tomando en cuenta la vastedad de temas que él introduce y maneja. El estilo borgeano está marcado por una tensión entre lo particular y lo general. Ilustra grandes temas que históricamente han ocupado a la humanidad, mediante temas cotidianos e individuales, que muy bien sabe citar e introducir. Su narrativa, plagada de referencias, ha sido siempre causa de escozor para los que (con pretensiones de cultura) buscan penetrarla. Sin embargo, es difícil apropiarse de toda la información Borges nos proporciona en su obra. Y muchos de los datos que brinda, no pasan de ser meras ficciones que la sirven. Una especie de broma pesada para los obsesivos. Borges, que contaba con una vastísima cultura y poseía una gran cantidad de recursos investigativos y referenciales, denota una sabiduría gracias a la cual su obra, de estilo sencillo y relajado, termina pareciendo una charla entre amigos eruditos. Borges es enigmático y cuestionador. Plantea incógnitas cuya solución, posiblemente, él mismo desconoce. Su obra es una faena de preguntas constantes y de respuestas imposibles. Y tal vez ahí justo es donde radica su gracia: en hacernos sentir que estamos a punto de descubrir un misterio fascinante, pero que nos está siendo develado en trozos. Al final, sin embargo, siempre nos hace falta una pieza. Y en su búsqueda es que sucumbimos al encanto borgeano. Los espejos, el tiempo, la ficción de la vida humana, la eternidad, el futuro, las matemáticas, el universo, los sueños, Dios, un idioma universal, los misterios humanos, lo efímero
POR VANESSA NÚÑEZ HANDAL
BORGES Obra Cuentos Historia universal de la infamia (1935) Ficciones (1944) El Aleph (1949) El infor me de Brodie (1970) El libro de arena (1975) La memoria de Shakespeare (1983) Ensayos Inquisiciones (1925) El tamaño de mi esperanza (1926) El idioma de los argentinos (1928) Evaristo Carriego (1930) Discusión (1932) Historia de la eternidad (1936) Otras inquisiciones (1952). Siete Noches (1980) Nueve ensayos dantescos (1982) Atlas (1985) Poesía Fervor de Buenos Aires (1923) Luna de enfrente (1925) Cuaderno San Martín (1929) El hacedor (1960) El otro, el mismo (1964) Para las seis cuerdas (1965) Elogio de la sombra (1969) El oro de los tigres (1972) La Rosa Profunda (1975) La moneda de hierro (1976) Historia de la Noche (1977) Adrogué, con ilustraciones de Norah Borges (1977) La Cifra (1981) Los Conjurados (1985)
del hombre, etc., son temas recurrentes en su obra. Gracias a ellos Borges nos hace penetrar en laberintos sin salida, donde nos deja atrapados. Jorge Luis Borges fue fundador de la vanguardia suramericana. Con él se recrearon las formas de la creación literaria. En torno a su obra se gestó gran parte de lo que la literatura hispanoamericana es hoy en día. Al abandonar el ultraísmo experimental, que él mismo había traído de España, fundó un nuevo tipo de regionalismo, basado en una visión metafísica de la realidad. Pronto volvería su vista hacia la narrativa fantástica o mágica (19301950), período durante el cual produjo algunas de las más extraordinarias ficciones de la literatura del siglo XX.