Suplemento Cultural 21-12-2012

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Una idea original de Rosauro Carmín Q.

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Guatemala, 21 de diciembre de 2012

Javier Marín en Guatemala Página 5


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Nueva Guatemala de la Asunción, 21 de diciembre de 2012 Al pie de la letra

Leila Guerriero se enfrenta al

“monstruo de la curiosidad”

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e descubrió como escritora a través de otra persona. No era una cosa que particularmente le atrajera pero cuando tuvo la oportunidad de conocer a un famoso director de cine argentino, quien se convertiría en su primer entrevistado, no lo pudo evitar. Lo suyo – descubrió – era escribir perfiles. Ni siquiera sabía el nombre correcto de ese género periodístico al que ella llamaba “texto integrado”, que en sus dedos terminó por ser incendiario en su vida. Según esta escritora argentina de 45 años los latinoamericanos somos buenos en la crónica, para ir más allá del básico describir con adjetivos rimbombantes. Pero lo de Leila es especialmente llamativo. Su prosa tiende a ser cortante, a sugerir más que a decir. Para Guerriero los comienzos deben ser el cenit del texto, mantener la tensión es lo importante y el final no necesariamente debe ser un desenlace, “incluso puede completarse en la cabeza del lector”. Compara su forma de escribir con un guión de acción. “Como la película La supremacía Bourne” - cuenta la escritora - “esa que empieza con una serie de imágenes en las que nadie entiende nada pero que atrapan y te dejan prendido al texto”. No suele seguir normas, mucho menos fórmulas, lo suyo es empezar de cero en cada artículo por eso leerla resulta semejante a un constante entrar y salir del cine. Frutos extraños es el título del compendio de sus mejores crónicas. El libro, publicado por Alfaguara, es el producto de la inmersión que ha vivido en el mundo del periodismo.

POR VIVIAN MURCIA GONZÁLEZ

En un conversatorio en Casa de América en Madrid, Guerriero confesó que cuando escribe no hace otra cosa que enfrentarse con lo que denomina el “monstruo de la curiosidad”, que no es nada más que ese picor extraño que le surge cuando ve un anuncio en la calle, un título de una revista, los temas aparecen de repente … imprevistos todos, pero para ella significan el inicio de una larga tarea. “Soy lenta al escribir… con mi grado de imbecilidad no podría trabajar en un diario. Los periódicos necesitan gente rápida, con el músculo desarrollado, que cuenten las cosas en minutos”. En cambio Leila es amante de la corrección y de la planeación antes de sentarse a escribir. El rit-

mo, el fondo, los fundidos de los silencios, todos estos hacen que su escritura se convierta en un montaje de escenas. Lo que se define como periodismo narrativo. Entre sugerencias – o mejor experiencias – de lo que para Leila ha significado hacer periodismo, surge el libro Frutos extraños.Entre los consejos que suelta en su rápido hablar, con su pelo electrizado y mirada muy seria, Guerriero advierte a los participantes a la charla: “El que escriba puede ser malo pero el que corrija debe ser muy bueno”, la clave de los textos fluidos, un buen editor que no tema a la furia del periodista que se ha esforzado, tal vez extralimitado. Por eso se somete a la

“tortura” de la corrección. “Cada uno de mis textos tiene entre 25 a 27 versiones. La idea de quitar es la base de la escritura, siempre acompañadas de la fidelidad, o por lo menos, el no mentir conscientemente. Si uno recuerda una alfombra roja cuando en realidad es marrón lo importante es que no se elija por conveniencia… sería, en todo caso, un error inconsciente. Trato de dar poco lugar a la duda. Cuando entrevisto a alguien tomo notas, grabo la voz, hago fotos de los detalles que pueden alimentar mi texto, es una buena táctica”, enfatizó la escritora. Una conclusión se desprende después de conocerla personalmente: detesta “el reino del lugar común”

y, aunque no es una gran buscadora de nuevos temas, sí tiene la habilidad de sospechar que tras una noticia muy difundida hay algo que se calla entre líneas. “Todos mis temas los saco de revistas o recortes de periódicos. En Buenos Aires hay quioscos con revistas que no han vendido desde los años setenta o así… Me gusta verlas, recortar los artículos y desarrollar los temas”. Es ahí cuando se enfrenta al “monstruo de su curiosidad”, su propia curiosidad, a la que encara con las tres armas que usa para escribir un fulminante texto: “preguntar como quien no sabe, esperar como quien no tiene tiempo y estar como quien no está”.


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Nueva Guatemala de la Asunción, 21 de diciembre de 2012 Séptimo arte

Hugh Jackman y Anne Hathaway sueñan en “Los Miserables” Ambos han interpretado a superhéroes y también han presentado los Oscar, pero lo que realmente une a los astros de “Los Miserables” Hugh Jackman y Anne Hathaway es un gran amor, algunos dirían obsesivo, por el teatro musical. Así es, Gatúbela y Wolverine pueden cantar. POR JAKE COYLE

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a pasión por los musicales no siempre lustra la reputación de los astros del cine de acción. Pero en la adaptación cinematográfica de Tom Hooper del famoso musical, Jackman, en el papel de Jean Valjean, y Hathaway, como la desafortunada Fantine, finalmente ponen a prueba sus capacidades musicales en la gran pantalla. Jackman ha trabajado muchas veces en Broadway y ha ganado premios Tony, mientras que la experiencia teatral de Hathaway es más limitada. Los dos se sumergieron con entusiasmo en “Los Miserables”, considerándolo una oportunidad única: Jackman con el peso del personaje principal, Hathaway con el impactante número “I Dreamed a Dream” (“Soñé un sueño”). Ambos actores perdieron bastante peso para sus papeles (en el caso de Jackman se ve más flaco y rudo que de costumbre) y Hathaway también se cortó el cabello frente a la cámara. La cinta se estrena el 25 de diciembre pero la adaptación naturalista de Hooper, filmada casi por completo con interpretaciones en vivo en lugar del típico doblaje usado en películas musicales, ha hecho que “Los Miserables” sea un éxito anticipado y favorita al Oscar en categorías que incluyen mejor actor para Jackman y mejor actriz de reparto para Hathaway, quienes recibieron el jueves sendas candidaturas a los Globos de Oro. Hathaway y Jackman conversaron recientemente sobre sus similitudes, su madurez en el teatro musical y sobre si alguna vez podrán sacarse las canciones de “Los Miserables” de la cabeza. -Jake Coyle: Ambos crecieron soñando con Broadway, han interpretado a superhéroes y han sido maestros de ceremonias de los Oscar. - Anne Hathaway: Pero sólo uno de los dos con éxito. - JC: ¿Sienten afecto entre ustedes?

FOTO LA HOA: AP Universal Pictures

Escena de “Los Miserables” con Hugh Jackman como Jean Valjean (I) y Anne Hathaway como Fantine.

- Hugh Jackman: Siempre he sentido afecto por Anne, desde que nos conocimos. Cuando comenzamos a trabajar en los Oscar, me encantó de inmediato. He perseguido a Annie para hacer un montón de películas. -AH: (Mordiendo su suéter) Es fuerte cuando alguien a quien admiras tanto dice cosas bonitas sobre ti. Siempre te admiré. Creo que supe de ti antes que tú de mí. Hugh fue siempre un mito en la comunidad de Broadway y el teatro de Londres y aunque nunca hice una obra sí tuve muchos talleres, lecturas y cosas por el estilo, donde todos te contaban una historia de Hugh Jackman. Hugh siempre ha sido ese rayo de luz, alguien que podía hacer teatro y cine. - JC: Me sorprende cómo en el rodaje de “Los Miserables” interpretaron las canciones

con un pianista en vivo acompañándolos por un auricular, pero el plató estaba totalmente en silencio, nadie más podía escuchar la música. - HJ: El plató era extraño, había un montón de gente loca cantando en la lluvia. Lo bueno de eso es que ellos no podían saber si te equivocabas de nota porque no podían escuchar el acompañamiento. -AH: Me encantaría que alguien hablara con la producción y nos dijera desde su perspectiva cómo era ver a decenas de actores a diario parados ahí viendo a la cámara y que de pronto comenzaran a cantar una armonía con ocho voces al mismo tiempo.-HJ: Lo raro fue lo natural que se volvió. -JC: En pocas películas se han grabado las voces en vivo. ¿Cómo afectó esto sus actuaciones?

-HJ: Yo lo que hago es que le quito la letra a la música y la escribo como un diálogo, como dividirías un guion, como una serie de pensamientos, ideas y motivaciones. Necesitaba meterlas primero bajo mi piel. Eso lo aprendí de Trevor Nunn (el famoso director de teatro de la primera producción en inglés de “Los Miserables”). -JC: En tu caso Anne, ¿cómo fue el día que interpretaste “I Dreamed a Dream” en una sola toma? -AH: Eso lo hicimos justo después de que me corté el cabello, así que fueron dos golpes seguidos intensos. No fue mi escena favorita de filmar, era mucha la presión y la expectativa. Tuve que ir con Tom a decirle que me estaba empezando a sentir nerviosa una semana antes. Él me dijo: “No es una canción emblemática, no debes pensar en ella

como eso, es el lamento de esta mujer, es la forma de procesar lo que le acaba de suceder”. Así que me sentí muy protegida, sabía lo que quería hacer. Pero de pronto aumentaron las expectativas porque había una cámara ahí y la actuación se iba a registrar para siempre, no podía dejar de pensar lo expuesta que me iba a sentir si lo echaba perder. Así que hice la primera toma y me molesté muchísimo conmigo porque no fue lo suficientemente buena. Quería entrar por la puerta y que quedara a la primera. Me concentré un poco más e hicimos la segunda toma, pero no era la mejor y pensé, “Por Dios”. Comencé la tercera toma y dije, “No, no, deténganse, el balance no está bien”. Entonces tomé los audífonos y me los pegué a las orejas, cerré los ojos y recuerdo que pensé: “Hathaway, si no haces esto ahora no puedes decir que eres una actriz. Deja todos esos miedos y haz tu trabajo”. Abrí los ojos y dije (chasqueó los dedos), “Vamos a hacerlo”. Y lo hice. Esa fue la toma más conmovedora y esa fue la que quedó en la película. - JC: Ustedes han vivido la temporada de premios del cine desde múltiples perspectivas. Con las predicciones que hay para ambos, ¿cuál es la actitud que han tomado en el proceso? - AH: El 11 de enero (al día siguiente de las nominaciones al Oscar), si no estoy nominada no quiero mirar para atrás y decir que perdí toda la felicidad (por lo que han dicho) en la prensa de “Los Miserables” porque esperaba ser nominada. Estoy tan feliz de estar aquí y ahora, hablando con ustedes sobre esta extraordinaria película en la que tengo un pequeño papel. Esperar más me parece un poco codicioso. - HJ: Como amante del teatro musical, la idea de que podría haber reconocimiento para la película y para el género, que quizá Tom encontró una nueva manera de presentar el género, de hacerlo sentir vigente e inmediato es emocionante. Esto es algo egoísta, pero me gustaría estar en más películas como esta.


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“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín Rojas DECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

Cocina

Chefs californianos llevan sugerencias a Cuba

Arroz, frijoles y carne de cerdo... en grandes cantidades. Esa es la comida típica de un restaurante de Cuba, donde no abundan los ingredientes de calidad. Pero una delegación de chefs del famoso restaurante Chez Panisse de Alice Waters en Berkley, California, ha venido a Cuba con la misión de estimular a los cubanos a que ingieran platos más saludables, con más frutas y vegetales, preferiblemente orgánicos y cultivados en cooperativas locales con métodos sustentables. POR PETER ORSI

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os miembros de la delegación “Planting Seeds” (Sembrando Semillas) ofrecieron seminarios sobra platos de cocina lenta a chefs y estudiantes de culinaria de la isla. Prepararon asimismo dos grandes cenas, incluido un plato con conejo en Le Chansonnier, un restaurante privado al que asistieron figuras como la hija del presidente Raúl Castro, Mariela Castro. Hubo otra comida para 100 personas en un restaurante estatal, con la asistencia del alcalde de Berkeley Tom Bates, la senadora californiana Loni Hancock y altos funcionarios cubanos que podrían incidir en la política agrícola del país. Los chefs californianos visitaron granjas orgánicas en las que compraron alimentos y se maravillaron ante la variedad de

productos frescos, sin pesticidas, que cargaron en los baúles de sus automóviles para usar en las cenas. Y le dieron a sus colegas cubanos mucho para pensar. Por ejemplo, Luis Ramón Batlle ha lidiado mucho con la guayava a lo largo de su carrera, pero jamás pensó que la podría combinar con un paté de hígado de conejo sobre un wafer crocante. Luego de saborear el plato, dijo que está considerando incorporarlo al menú de un restaurante privado que abrió el año pasado en Cuba, un país poco acostumbrado a la cocina gourmet. “La masa crujiente es neutra prácticamente. El paté te da el sabor clásico de lo que es el hígado, poquito elevado de ácido. Pero al final se siente la guayaba como una cosa muy sutil muy delicada”, dijo Batlle, quien dirige Divino en La Habana. “Me encantó”.

El aperitivo fue el primero de cinco platos, una comida de cinco estrellas para 50 personalidades artísticas, políticas y culinarias preparado recientemente en La Habana por los californianos. En Chez Panisse los chefs deciden a último minuto lo que van a cocinar, dependiendo de los productos frescos a su disposición. Su consejo a los cubanos que no tienen un suministro seguro de ingredientes básicos como el huevo: Sean flexibles y no se preocupen demasiado de tener un menú fijo. “Caminen por la granja. Dénse una idea de los vegetales que hay y usen su imaginación para asegurarse de que se les siente el sabor que deben tener”, afirmó Jerome Waag, chef en jefe de Chez Panisse. “Eso es lo que hacemos nosotros en California. Así nos gusta cocinar. Todo es muy sencillo”.

Cuba está acostumbrada a la agricultura orgánica por necesidad. Durante el “período especial” de la década de 1990 se comenzó a cultivar vegetales en muchos lotes urbanos de La Habana en medio de la austeridad derivada del derrumbe de la Unión Soviética. En la isla rara vez se usan pesticidas, más que nada porque no hay. Una nueva generación de restaurantes privados ha renovado la escena culinaria cubana. Pero hay algunos obstáculos que dificultan la cocina con productos frescos, como postula Chez. En la misma granja que tanto entusiasmó a los chefs en las afueras de La Habana, la gente de la zona dijo que los sueldos no aumentan al ritmo de los productos alimenticios, que el año pasado subieron un 20%. Dos compradores dijeron que

la calidad era muy buena, pero que solo podían comprar allí una o dos veces al mes. Los precios le parecen bajísimos a un extranjero: con un dólar puedes comprar una bolsa de productos de la que salen cinco comidas. El precio, sin embargo, es una fortuna para los cubanos, que ganan un promedio de 20 dólares al mes. Llegar a una granja puede ser complicado porque la mayoría de los cubanos no tienen auto y el transporte público no es muy confiable. El suministro depende de la temporada. “La única opción en el verano es trabajar con lo poco que hay, como berenjenas. No hay zanahorias”, manifestó Laura Fernández Córdoba, socia de Le Chansonnier. “Las opciones son muy limitadas”. Raúl Castro está fomentando la agricultura privada y en cooperativas, arrendando terrenos estatales en desuso a instalaciones para la venta directa a restaurantes privados y estatales. El gobierno promueve asimismo el concepto de “cinturones verdes” en torno a las ciudades más grandes para reducir la distancia que se debe recorrer en un país donde las demoras y la ineficiencia a menudo hacen que los productos se pudran antes de llegar a los consumidores. De todos modos, la carne con frecuencia es congelada, descongelada y congelada nuevamente antes de ser entregada. Factores culturales dificultan también la puesta en práctica el modelo de Chez. Los restaurantes tienden a cocinar más de la cuenta los vegetales, hasta que resultan demasiado blandos incluso para ensaladas. Muchos cubanos que consiguen dinero optan por las comidas procesadas de los supermercados, como vegetales enlatados, puré de papas seco o salsa de tomates envasada. Un recurso frecuente de los cubanos para evitar gastos es volver a usar muchas veces la grasa, hasta que todas las comidas tienen el mismo sabor y olor a viejo. Todos estos factores se confabulan para hacer que Cuba resulte una pesadilla para quien quiere comida de gourmet. “Mucha de la comida que vi parece muy recocinada, pierde toda su frescura”, dijo Waag. “Es despojada de toda su energía”. En su última noche los chefs de Chez cocinaron espontáneamente un plato para el cubano común, no para la elite isleña. Trabajando en un puesto de un porch, distribuyeron gratis patas de pollo marinadas en lima, tumeric y comino, y anillos de cebolla preparados con yogur. Fue algo muy distinto a lo que ofrece normalmente ese puesto: frituras altas en colesterol que se venden a un centavo cada una.


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“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín Rojas DECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

E

n palabras de Agustín Arreaga, Marín regresa clínicamente al origen de la escultura clásica para darle vuelcos posmodernos. No es político ni conceptual; incluso, podría acusársele de trivial y aparentemente convencional. No optó por hacer lo que se espera de un artista contemporáneo. Retornó a la tradición del modelado y lo arcaico de la cerámica para desafiar con su absoluta honestidad de hacer lo que cree. Con su esfuerzo y espíritu volvió a colocar la escultura en su pedestal y reactivó el péndulo de la historia del arte. Es la resistencia de la materia al esfuerzo, dominado de las manos del artista. Es energía que genera una torsión en sus personajes y nos obliga a girar sin fin a su alrededor como si nosotros, espectadores, fuéramos parte de un conjunto. Su efecto es semejante al arribo de la pubertad cuando los sentidos despiertan y a la menos provocación se exalta. Javier Marín ha desarrollado una sólida carrera como artista visual en sus casi 30 años de trayectoria. En este tiempo ha realizado más de 70 exposiciones individuales y ha participado en más de 200 exposiciones colectivas, en México, Estados Unidos y Canadá, así como en varios países de Centroamérica, Sudamérica, Asia y Europa. Su obra se encuentra en diversas colecciones públicas y privadas, incluyendo el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, el Museum of Fine Arts de Boston, el Santa Barbara Museum of Art, la Blake-Purnell Collection, la Malba-Fundación Constantini en Buenos Aires, Argentina, entre otras. En 2008 obtuvo el Premio de la Tercera Bienal Internacional de Arte de Beijing, China. En el 2010 se inauguró Retablo, el retablo central y presbiterio de la Catedral Basílica de Zacatecas (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), obra monumental que concluyó tras ganar el concurso para su realización en el 2008. Recientemente fueron presentadas exposiciones de su obra escultórica en Shanghái (World Expo 2010) y en Bruselas (Museos Reales de

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Galería de artistas

Javier Marín en Guatemala

Desde finales de noviembre, en la Galería Ana Lucía Gómez (16 calle 7-30 zona 14), se encuentra en exposición Javier Marín. La muestra incluye otros dos autores también: Roberto Cortázar y Carlos Mérida, como un homenaje a tres grandes de la plástica latinoamericana. La muestra permanecerá abierta hasta mediados de enero. POR REDACCIÓN CULTURA Bellas Artes de Bélgica). Marín nació en 1962, en Uruapan, Michoacán. De 1980 a 1983 estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM (Academia de San Carlos) en la Ciudad de México, donde actualmente reside y trabaja. En sus primeras exposiciones mostró obra pictórica y gráfica. En un inicio para su obra escultórica empleó exclusivamente barro, después trabajó sus obras en bronce y en los últimos años ha ido más allá de los métodos tradicionales en la escultura, al

emplear resina de poliéster mezclada con materiales orgánicos, como tabaco, tierra, semillas de amaranto, pétalos de rosas o fibras de carne seca, sumando en una misma obra, lo industrial y

artificial del plástico, en contraste con lo orgánico, natural y hasta sutil de los otros materiales. La creciente presencia de piezas a gran escala en espacios públicos, parte contundentemente de una concepción contemporánea en torno a la intervención urbana. La obra pública de Marín se abre al contexto físico y humano que la rodea, proponiendo

lecturas alternas de éste y de sí misma. Lleva su exploración a diversos lugares y experiencias, fomentando una continua retroalimentación. En su trabajo creativo, Javier Marín se encuentra en una exploración constante de interacciones humanas y en la búsqueda de una sensación de equilibrio, tanto en forma como en concepto.


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Séptimo arte

Leonardo Favio: pasión, poesía... memoria

Cantautor. Director de Culto. Actor - artista completo, Leonardo Favio se ha ido.

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ualquier semblanza sobre su cine puede leerse en La Memoria de los Ojos - Filmografía completa de Leonardo Favio, (Buenos Aires, 2011 1ra. Ed. Buenos Aires), La Nave de los Sueños y La otra boca, (Editor: Martín Wain con prólogo: Horacio González), reseñado en esta revista oportunamente. El texto contiene ensayos de diversos autores sobre las películas de Leonardo Favio y es una muestra de la diversidad de temas, en los que el compromiso ideológico jamás estuvo ausente pero en el que abunda una poética de la mirada, inusual, en nuestro país y en otros. Lo cierto es que Favio ha partido y que cuando luego de la Revolución Fusiladora el cine argentino entró en esa tremenda etapa de mostrar sólo aquello que la dictadura de turno permitía sacar fuera de las fronteras, Crónica de un niño solo fue capaz de mostrar como nadie al “otro” de clase, de color, al excluído. No era nada más que su condición de peronista lo que primaba sino que, además de ese compromiso que sostuvo hasta su último aliento, inclaudicable con sus convicciones estos eran no sólo de políticos sino de una ética sin mácula. Luego llegaron otras, El romance del Aniceto y la Francisca (1967) que tiene sus seguidores de culto y ha sido catalogada por no pocos, como la mejor película argentina de todos los tiempos, porque hay que decir que Favio despertaba pasiones, porque su cine contaba pasiones, contaba con pasión y la cámara dejaba de ser lúcida para ser apasionada. Favio era un gran contador de historias. Y también muchas veces, un incomprendido, como cuando terminó El dependiente en 1969 y las directivas de no apoyar el film provenían de las autoridades del INCAA de aquel entonces. Como bien señala Octavio Getino, recientemente desaparecido, en su libro Cine

Argentino (Entre lo posible y lo deseable) - 2005 - refiriéndose al cine que inaugura la era Onganía y continúa la dictadura de Lanusse: “en la línea definida también por Ayala como de “cine serio y testimonial”, la burguesía “modernizante” que Aries de algún modo representa, quedó siempre encerrada dentro de las circunstancias políticas coyunturalmente hegemó-

nicas, sirviéndolas de una u otra forma. Su oportunismo empresarial sirvió al triunfo militar liberal de la década del cincuenta (El jefe, El candidato); o a la misma ideología en los años sesenta, encabezada ahora por nuevos generales como Lanusse y otros (Argentino hasta la muerte, Argentinísima); y finalmente, a los nuevos militares en el poder, como

ocurre con las más recientes películas de esa empresa (Los médicos)”. A lo largo de este proceso y vinculado al cine de difusión comercial, se destaca, sin duda, un joven realizador también autodidacta, formado en sus comienzos como actor y luego como cantante de repercusión popular entre las nuevas generaciones. Se trata de Leonardo Favio,

POR TERESA GATTO

iniciado en la realización bajo la influencia de Torre Nilsson, para quien trabajó en algunas de sus películas. Su primer film fue Crónica de un niño solo (1965), una de las obras más valiosas de este momento. Favio logró introducirse líricamente en una línea casi autobiográfica, vinculada a las experiencias de la infancia marginal, aquella que sobrevive a las violencias de la sociedad entre los disturbios miserables y los reformatorios inhumanos. Posteriormente, en 1966, Favio realizó Romance del Aniceto y la Francisca, más apropiada para el gusto de cierta crítica y de las capas medias por su tratamiento formalmente acabado, pero carente en cierta medida de la espontánea profundidad que afloraba en Crónica... En 1967 dirigiría su tercer film, El dependiente, quizá su obra más despareja, pero poseedora en cambio de una vitalidad muy superior a las que tendrían sus otras películas, técnicamente mejor realizadas, como Nazareno Cruz y el lobo, producida en 1975 sobre la base de un popular radioteatro de décadas anteriores, o Soñar, soñar... donde trabajó con el boxeador-actor Carlos Monzón. Paralelamente al conjunto de esta actividad, se desarrolló otra, a cargo de diversos realizadores que comenzaron a plantearse un uso distinto para su producción. Algunos de ellos contribuirían a dar vida a los primeros antecedentes de la “argentinización” de los intelectuales”. Favio era un jugado como tantos otros, que dieron a la pantalla y al pueblo, enormes historias de identificación porque en algún lugar siempre se hacían omnipresentes las condiciones de producción de esa historia a narrar y de esos personajes de existir. Vaya desde aquí nuestro más sincero Gracias, la tristeza por no poder escuchar más sus reflexiones y la enorme esperanza de que ese cine sea señero de muchos realizadores comprometidos con su tiempo. ¡Hasta Siempre Maestro!


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Galería de artistas

Recordando a José Colaj

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acido en 1959 en un pueblo de indios, la vida entera de José Colaj estuvo marcada por el conflicto armado interno que, sobre todo en los años 80, se ensañó con las comunidades indígenas de San Juan Comalapa quizás con mayor violencia que el terremoto de febrero de 1976, cuyos dolorosos recuerdos en la memoria de la gente palidecen frente a la zozobra permanente en que los sumió la guerra. Sobre ese clima psicológico de angustia y temor permanentes se puede especular con cierto fundamento a partir de los macabros hallazgos de fosas clandestinas en los terrenos de la antigua base militar situada a la entrada del pueblo. Dado ese clima, su temprana venida a finales de los años 70 a la ciudad capital fue, si se mira bien, buscando refugio, en un acto solitario que prefigura el éxodo masivo de los refugiados de los años 90. Con algunos rudimentos de pintura, se inscribió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en la que se graduó de bachiller en arte, al mismo tiempo que trabajaba de aprendiz de enderezador y pintor automotriz en una importadora de vehículos. Sin embargo, no obstante sus estudios académicos, José Colaj nunca perdió el vínculo con la pintura tradicional de Comalapa, lo que se manifiesta no sólo en el colorido y en lo esquemático de su figuración sino sobre todo en la amplitud colectiva y costumbrista de su temática. Podría afirmarse, en consecuencia, que lo que aportó la Escuela de Artes Plásticas a su obra fue cierta conciencia del significado del acto de pintar y del simbolismo de todas las formas y, de allí, una intención crítica que lo

Hace un año murió José Colaj, pintor de San Juan Comalapa, cuando su obra ya madura apenas empezaba a llamar la atención del gran público y a suscitar en las mentes más lúcidas y sensibles reflexiones serias sobre la cultura maya contemporánea y los sentimientos de la población indígena que se reflejan en sus obras, cuyo intenso colorido surge ya no del folclor y del exotismo sino de una temática dolorosa y candente en la que resuena la historia social de Guatemala de las últimas décadas. POR JUAN B. JUÁREZ

acerca a la realidad y al presente, de manera que lo que pintó, a diferencia de los otros pintores de Comalapa, no fueron las costumbres de los antepasados sino la forma que adquiere una costumbre ancestral al asumir el presente, un presente conflictivo, por lo demás. No obstante que tiene sus raíces en el conflicto armado, lo que testimonia la pintura de Colaj no son las atrocidades de la guerra, sus injusticias o su excesiva violencia, ni el particular ensañamiento contra la población indígena de su pueblo. Lo que pintó José Colaj fue algo más íntimo: el dolor de los sobrevivientes, un sentimiento que en su estado puro no se presta a la distorsión ideológica sino que simplemente es una vibración rumorosa y cálida que hace eco en la vida interior. No es un sentimiento ciego que se encone, por ejemplo, en la obra de un artista solitario sino ese rumor interno, esa resonancia que convoca a los deudos que no son sólo los familiares cercanos sino toda una comunidad que siente el ex­trañamiento a uno de sus miembros. Un sentimiento que pone en marcha un complejo ritual fúnebre que permite a la comunidad seguir vi-

viendo o, en el caso de San Juan Comalapa, de los pueblos indígenas o de todos los guatemaltecos, seguir sobreviviendo. Nótese, por ejemplo, que la rotundidad de los personajes de su pintura surge de su propia afirmación en ese sentimiento y ese ritual. No es la indiferencia lo que hace que siempre se muestren de espaldas sino el profundo ensimismamiento en su dolor individual y colectivo, que únicamente se abre a los que puedan sentir con la misma intensidad y participar con el mismo dolor. La pintura de José Colaj, no obstante su temática dolorosa, no es combativa

ni beligerante. No devuelve la violencia con violencia, pero tampoco es resignada, sino que tiene más bien el sentido de una

plegaria que se eleva al cielo, de una metáfora que convierte en sagradas las acciones que buscan el cambio.


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Niños de basural paraguayo interpretan a Beethoven Caja musical

Dos latas de mermelada imitan el sonido de una guitarra. Una placa en desuso de rayos X reproduce el parche del ruidoso tambor. Una ensaladera de aluminio combinada con viejos tenedores de alguna elegante mesa son usados para la concertina de violín y las tapitas de lata de refrescos y cervezas sirven como las teclas del saxo soprano de caño galvanizado. Con estos materiales reciclados convertidos en instrumentos musicales, una veintena de niños pobres de una comunidad surgida en torno a un vertedero de desperdicios de la capital paraguaya ofrecen conciertos interpretando a Beethoven y Mozart o deleitando con la ondulante melodía de la Pantera Rosa y el romántico “Yesterday” de The Beatles. POR PEDRO SERVIN

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ocío Riveros, de 15 años, dijo que en un año aprendió a ejecutar una flauta traversa fabricada con lata. “Hoy no puedo vivir sin la orquesta, al igual que mi hermano Andrés, que toca el saxo soprano de caño galvanizado”, agregó. La agrupación comenzó a tocar hace un año y medio con la denominación Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura --el nombre de la localidad donde viven-- y de inmediato generó interés, incluso del exterior. Ya hizo una gira por Panamá, Colombia y Río de Janeiro y el Museo de Instrumentos Musicales de Phoenix, Arizona, les compró dos chelos e igual cantidad de guitarras, trompetas, violines y saxos soprano. El museo invitó a los niños a tocar en la inauguración de una muestra el año que viene en Phoenix. “Queremos sacar a los chicos y a sus familias del basural, hacemos lo imposible para que viajen ellos al exterior para ser reconocidos y admirados”, explicó Favio Chávez, técnico ambiental y maestro de música que fue quien puso en marcha el proyecto. La cineasta Alejandra Amarilla Nash está haciendo un documental sobre la orquesta junto con la productora Juliana PeñarandaLoftus. Ambas llevan filmando a los niños desde hace años y fueron ellas las que despertaron el interés del museo de Phoenix. Falta bastante para que se complete el documental ya que la historia de la orquesta está en pleno desarrollo, pero las cineastas crearon en noviembre una página en Facebook y colgaron un video en YouTube y en Vimeo que ya ha sido visto más de un millón de veces. “Es una historia muy bonita, que refleja el ingenio humano en todo el mundo para aprovechar lo que tienen a su alcance para hacer música”, comentó Daniel Piper, curador del museo de Arizona, que cuenta con 5.000 instrumentos. La comunidad de Cateura, en la periferia sur de Asunción, consiste en unas 25.000 personas que viven del reciclado de desperdicios en un vertedero junto a una

FOTO LA HORA: AP Jorge Sáenz

Un joven músico toca su cello, elaborado con materiales reciclados. laguna de aguas estancadas en las proximidades del río Paraguay. La orquesta y la música les dan a los niños la posibilidad de aspirar a una vida mejor. “Gracias a la orquesta estuvimos en Río de Janeiro, nos bañamos en el mar, en las playas de Ipanema y Copacabana. Nunca pensé que mis sueños se harían realidad”, expresó Tania Vera, de 15 años, entre asustada y emocionada. “Quiero seguir con la música pero también deseo estudiar veterinaria”. Tania es una verdadera heroína, según Chávez, pues su madre enfrenta problemas de salud y el padre las abandonó. Tiene una hermana mayor, Jessica, que dejó la orquesta porque quedó embarazada. Chávez, un argentino de 37 años, aprendió a tocar el clarinete y la guitarra de niño y abrió una escuelita de música hace cinco años en el basural, donde trabajó en una época, enseñándole a la gente cómo protegerse al escarbar en la basura. La idea era evitar que los chicos se metiesen en líos. “Jamás pensé que esta iniciativa derivase en la formación de una orquesta. El mérito es de los niños”, declaró Chávez a la Associated Press. Chávez recordó que al principio tenía apenas cinco instrumentos. “Unos pocos niños prestaban

atención a mis clases de música; el resto gritaba, saltaba y jugaba. Entonces conocí a uno de los humildes recicladores llamado Nicolás Gómez y le pedí que sacara de la basura algunos materiales para que los más pequeños no molestaran. Fue así que encontró un tambor, lo reparó. Una cosa llevó a la otra: como era carpintero, le pedí que me fabricara una guitarra y así fuimos avanzando hacia lo que es hoy la agrupación”. A partir de abril, los instrumentos de cuerdas que Gómez hizo en su taller de Cateura, al lado de sus cinco cerdos, diez gallinas, una vaca lechera y una vaquita acostada debajo del ventilador para soportar los 38 grados de calor, serán exhibidos en Phoenix junto a un piano de John Lennon y guitarras de Eric Clapton. “Estudié solamente hasta el quinto grado de la primaria porque tenía que trabajar rompiendo piedras en las canteras del pueblo Emboscada. Luego fui albañil y carpintero”, expresó Gómez, de 48 años. “Gracias a mis conocimientos de carpintería, hoy fabrico los instrumentos con materiales sacados de la basura”. “Y si me dan las indicaciones precisas, mañana les haré un helicóptero”, agregó socarronamente en guaraní. Gómez no tiene hijos, “pero los chicos de la orquesta son como

mis hijos; me siento feliz al verlos en el escenario. Y además, recibí algún dinero por la venta de los instrumentos al museo de Arizona, pero debo seguir trabajando, no puedo tener vacaciones”. El museo también exhibirá instrumentos de viento hechos por Tito Romero, quien reparaba trompetas dañadas en un local en las afueras de Asunción cuando Chávez le pidió que lo ayudase. “En mi niñez tocaba la tuba en la iglesia y como soy metalúrgico, lentamente fui arreglando trompetas, saxofones y clarinetes descompuestos. Un día Chávez llegó a mi taller, por referencias de otras personas, y me propuso fabricar los instrumentos a partir de materiales sacados de la basura”, relató Romero. “Es un trabajo lento, de precisión, pero muy gratificante”, acotó. “El maestro Chávez está haciendo de los chicos de Cateura personas con mucha autoestima, dándoles un escudo contra los vicios”. Ada Ríos, de 14 años, es la concertina de violín. Acababa de despertarse al recibir a la AP en su humilde casa de Cateura, a orillas del arroyo Morotí (blanco, en guaraní), afluente del río Paraguay, atestado de residuos sólidos: “Disculpen mi cara de semidormida”, dijo con una sonrisa. “La orquesta le dio un nuevo

sentido a mi vida porque en Cateura, lastimosamente, muchos jóvenes no tienen oportunidades para estudiar porque deben trabajar o ya son adictos al alcohol y las drogas”, expresó mientras acariciaba a su gato. Noelia, hermana menor de Ada, aun con la inocencia de sus 12 años, añadió: “Soy famosa en mi escuela gracias a que estoy en la orquesta. A todos los actos culturales me invitan a ejecutar la guitarra formal, no la de latas porque la reciclada está bajo llave”. En la casucha de al lado vive María Ríos, de 16 años, violinista y tía de Ada y Noelia: “Mi mamá me inscribió en la escuela del maestro Chávez hace tres años. Me molestó mucho que no me consultó, pero hoy estoy agradecida porque puso mi nombre entre los que querían aprender violín”. María tiene 13 hermanos. “Yo tenía 45 años cuando nació María”, contó la madre de la niña, Miriam Ríos. Mis vecinas pronosticaron que nacería con problemas mentales porque yo ya era una vieja, ¡pero nació artista!”, dijo con la voz entrecortada por la emoción, secándose las lágrimas. Los 20 músicos se reunieron en el patio de una escuela y tocaron un concierto para los reporteros de la AP. Mientras afinaban sus instrumentos, Víctor Cáceres, dijo que su tambor reciclado rojo y blanco “no tiene nada que envidiar a los que, aparentemente, son formales. Saca un sonido impecable”. A un costado, de pie, sosteniendo un enorme tambor (barril de lata) amarillo con letras identificatorias de una empresa metalúrgica, convertido en contrabajo, estaba Bramdon Cobone, de 15 años, indicando que el instrumento “es uno de los que más llama la atención del público, pero suena una maravilla”. “Antes de embarcarnos hacia uno de los países de la gira, el inspector de seguridad del aeropuerto nos avisó que el contrabajo no podía viajar porque tenía la advertencia !Inflamable!”, recordó Chávez. “Finalmente entendió que era un material reciclado y lo subimos al avión, pero borramos la leyenda”.


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