Suplemento Cultural 25-01-2013

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Una idea original de Rosauro Carmín Q.

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Guatemala, 25 de enero de 2013

Cuando Calamaro dejó de ser solo Andrés Páginas 4 y 5

Manual político para ocultar la verdad Página 6

El tránsito de Diana de Solares Página 7

El libro de la vida de Alberto Masferrer

Páginas 2 y 3


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Nueva Guatemala de la Asunción, 25 de enero de 2013

El libro de la vida de Alberto Masferrer* Revista de libros

La obra de Alberto Masferrer (1868-1932) ha recibido influencias de pensadores y personajes diversos. Ghandi, Rodó, Blavatski, Montalvo, Renan, Ugarte, Kardec, Jesús, Platón, Martí, Besant, entre muchos otros, conforman una suerte de círculo de influencias centrípetas convergentes en la figura de Don Alberto (ver el gráfico incluido al final de esta reseña). Mas, la personalidad y la ingente labor en la elaboración de redes intelectuales transforman su figura en una fuerza centrífuga. Los nexos de su red lo vinculan con Gabriela Mistral, José A. Miranda, Luz Valle, Joaquín Rodas M., Fernando Juárez Muñoz, Miguel Ángel Asturias, Gustavo Martínez Nolasco, Máximo Soto Hall, y otros intelectuales. POR DIEGO A. FERNÁNDEZ PEYCHAUX

L

a conjunción de estas in- reciera desprenderse de titulares periodísticos fluencias hacia y desde el actuales. Por ello, en la doble tarea de presenautor lo convierten –según tar y trascender el pensamiento de Masferrer, Marta E. Casaús- en «uno la edición de Casaús presenta los elementos de los pocos pensadores cen- necesarios a fin de comprender esta contemtroamericanos con un pen- poraneidad. Alejada de las posturas que sepasamiento híbrido pero aglutinador; con un ran y disgregan su pensamiento, Casaús busca programa aparentemente sencillo pero muy presentar de forma unitaria la obra de un autor profundo; con proyección social y con una vi- en la que se traslapan distintas corrientes: el sión incluyente e integradora de la sociedad y vitalismo de Tolstoi, el socialismo fabiano de con una postura regeneracionista y moralista» Henry George; el anarquismo y socialismo li(p, 27). Rasgos, estos, que han calado y lo si- bertario de Kropotkin y de Proudhon, Graves; guen haciendo en la formación de la identidad las corrientes teosóficas e hinduistas de Krisnacional centroamericana o, si destacamos su hnamurti, Jinarajadasa, Vivekanda, o Gandhi; y el pensamiento unionista y panhispanista de unionismo, nuestramericana. Señalar la importancia de un autor no supone Haya de la Torre, Rodó, Martí, Ugarte, Mistral negar que su obra ha sido objeto del olvido. y Vasconcelos, etc. En suma, aspectos todos Por un lado, se lo ha criticado como a todos que contribuyen a «poner en tela de juicio el aquellos que han tenido la osadía de fustigar paradigma positivista y el proyecto liberal dede forma constante a los ricos y a los vicios cimonónico con el fin de sentar nuevas bases de la sociedad. Como apuntara Carlos Wyld para la legitimidad de la nación en las repúbliOspina, la figura de Masferrer al mantener cas centroamericanas por medio del unionis«una perfecta armonía entre su pensamiento mo y del vitalismo» (p. 3). El ocultamiento de la obra de Masferrer no y su acción, entre la doctrina que expone y el hecho que se ejecuta» comete un sincericidio se origina de forma exclusiva ni en el efecintolerable para las elites de poder. Por otro to desactualizador del paso del tiempo, ni lado, señala Eduardo Devés Valdés, los auto- en aquellos que hubieran querido silenciar res del pasado se hacen presentes en la actua- su lucha. Muy por el contrario, en su debate lidad con un hálito de ingenuidad, simpleza y con prologuistas y biógrafos la autora de esta desactualización conceptual. Empero, agre- edición crítica apunta al ofuscamiento que ga el prologuista de esta edición crítica, ello ejerce sobre la obra la elusión de hibridaciones esenciales a su no implica su necesaria pensamiento. Entre invisibilización e impoestos astutos olvidos, sibilidad de acudir a su Diario La Hora y F&G Editores prologuistas como obra para recuperar los sortearán dos libros de “El libro Matilde Elena Lóvalores por los que otros de la vida de Alberto Masferrer pez, escinden la veta intelectuales lucharon en y otros escritos vitalistas” de Marteosófica del pensael pasado. La reedición ta Elena Casaús Arzú. Tan solo miento anarquista. de su obra, por tanto, debe enviar un correo electróniEl encubrimiento dono sólo da a conocer su co a culturales@lahora.com.gt loso de su anarquispensamiento, sino que y entrará a participar en el sormo explicitado en la habilita los caminos para teo. Envíe su nombre, teléfono obra ¿Qué debemos ir más allá. y documento de identificación de saber?, La ecoa más tardar el 7 de febrero. Los Masferrer se empeñó ganadores se darán a conocer nomía del mínimum en generar debates en reen el Suplemento Cultural del vital, no es una omilación con temas socialviernes 8 de febrero. sión menor. Según mente candentes de su Casaús, la lectura seépoca: la formación de lectiva de Masferrer la patria, la ampliación de los derechos inalienables del ser humano, la supone un intento por presentarlo de manera concesión del voto a las mujeres y los analfa- aceptable. Así, su espiritualismo, anarquismo betos, el reparto de tierras o el respeto al medio y teosofismo son excluidos bajo el rótulo de ambiente. La enumeración de estos temas pa- desvaríos ocasionados en la escasa formación

PROMOCIÓN

académica. Pareciera, pues, como si para un humilde salvadoreño fuese un error acompasar a Tolstoi con Gandhi, o Henry George con José Martí. Esta afectación de la obra de Masferrer por

la lectura parcial de sus prologuistas y editores incluye, a su vez, su faceta política. Éstos obvian resaltar el hecho de que su mejor producción espiritual se elaboró junto con sus obras sociales. Se prescinde señalar la mar-


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Nueva Guatemala de la Asunción, 25 de enero de 2013 cada vertiente unionista del autor, haciendo caso omiso, incluso, de la formación del Partido Vitalista Latinoamericano. Con la excepción de Francisco Morán, no se hace mención de la vocación federalista y continental de un pensador de Nuestra América. La edición selectiva de la obra póstuma de Masferrer incurre en una deformación de su pensamiento al exponerlo adaptado al gusto e intereses de sus editores. Todas estas razones serían por sí mismas suficientes para fundamentar un nuevo estudio crítico. Por ello el volumen editado por Casaús busca reordenar sus textos «con una óptica cronológica y discursiva más coherente, que nos permita comprender mejor la obra vitalista de sus últimos años […] fundiéndolo todo en un volumen con una nueva estructura, y tratando de darle una nueva coherencia a su obra a partir del año 1927» (p. 26). Los ejes que emplea para la nueva organización que propone son cuatro: (i) una meditación profunda y una lectura detallada y minuciosa de todos sus escritos; (ii) un orden ideológico sobre la importancia de los temas abordados, dándoles una articulación en función de su carácter político-ideológico; (iii) una comprensión sencilla y didáctica de cuáles son las temáticas esenciales de lo que para él es el vitalismo; (iv) una profundización en el Masferrer íntimo. En los siete capítulos que siguen a la introducción a esta edición crítica se reordenan, con la colaboración de Regina Fuentes Oliva, los textos de El libro de la vida I y II y a las Cartillas vitalistas. Estos son: Masferrer íntimo; El concepto moderno de la idea de «patria» y sus males; El unionismo y la visión continental de «Nuestra América»; El regeneracionismo vitalista de Masferrer en las Cartillas y Mandamientos vitalistas; La «escuela vitalista» como eje de la transformación social; Los textos espiritualistas y deístas de Masferrer; El vitalismo teosófico en la obra de Alberto Masferrer. En suma, se da a conocer «la voz del maestro» sin que sea afectada por más intencionalidad que la suya propia. En síntesis, en el volumen editado por Casaús se permea la obra del autor sin mayor filtro que el propuesto por él mismo. En ese acto de volver a dejarse ver, o mejor aún, dejarse leer de forma íntegra el pensamiento se traslucen los proyectos sociales y políticos de Masferrer. De ese modo, al quitar las capas de polvo que habían ido opacando su obra y hacerla, pues, inteligible más allá de su patria, Marta Casaús participa, cual heredera, del siempre urgente proyecto de la integración intelectual latinoamericana y de coordinación de la intelectualidad mundial. En ese sentido, su aporte trasciende el vano engolosinamiento con la cocina de las palabras. El respeto y fidelidad a las intencionalidades del autor se transmiten en un estilo carente de verborrea que presenta la erudición con un tono amable. Por lo demás, este volumen se constituye en una referencia ineludible para aquellos que quieran adentrarse no sólo en Alberto Masferrer, sino también en la historia del pensamiento nuestroamericano. * Casaús Arzú, Marta Elena. El libro de la vida de Alberto Masferrer y otros escritos vitalistas. Edición crítica de la obra teosóficovitalista (1927-1932). Con la colaboración de Regina Fuentes Oliva. Guatemala: F&G, 2012. 386 p.

¿Realmente necesitan Meryl Streep, Anne Hathaway y Helen Mirren una categoría sólo para mujeres para ganar un Oscar, Emmy o premio SAG? En una sociedad cada vez más inclinada hacia la igualdad de género, los galardones que dividen a actores y actrices en dos bandos huelen a un mohoso anacronismo. Es verdad, la Asociación para Mujeres en la Ciencia otorga premios para promover el éxito de las féminas en un campo dominado por los hombres. Pero para conmemorar logros perdurables, ¿desearían sus miembros un premio Nobel de física sólo para mujeres? En competencias intelectuales o artísticas, ¿debería el género importar del todo? “Ni que se necesitara fuerza física”, dijo Gloria Steinem secamente sobre los requisitos para la actuación. Etiquetar por separado a actores y actrices es una tradición que está perdiendo partidarios en la industria. Las actrices a menudo responden a la distinción llamándose a sí mismas “actores”, poniéndose a la par de sus contrapartes masculinos. Después de todo, las acomodadoras hace mucho no se ven en las salas de cine. Y funcionarios de la defensa dijeron el miércoles que el Pentágono levantará la prohibición de poner mujeres en combate. El Gremio de Actores de la Pantalla (SAG, por sus siglas en ingles), que este domingo entrega sus premios, se acerca a la neutralidad con un trofeo apodado el Actor, aunque reparte premios por separado a hombres y mujeres. Eso entreabre la puerta, pero sólo un poquito. Terminen de abrirla y la majestuosa actuación de Daniel Day-Lewis en “Lincoln” competirá con el agudo trabajo de Jessica Chastain en “Zero Dark Thirty”. “Esa es una gran idea”, dijo Mark Andrews, escritor y director de la cinta animada “Brave”. “Al final de cuentas, todos somos cuentistas, y no creo que el género sea un factor decisivo mayor cuando definimos un personaje”. En todos los demás campos premiados del cine, como dirección, guión y cinematografía, hombres y mujeres compiten por un mismo reconocimiento, dijo Andrews. Eso puede ser progreso en teoría, pero no en la práctica, dice Sally Field, nominada a los premios SAG y Oscar a la mejor actriz de reparto por su trabajo en “Lincoln” y ganadora de dos Premios de la Academia. “Si lo hacen no verán a ninguna actriz allá arriba (en el escenario) del todo”, advirtió. “¡El porcentaje de papeles favorece tanto a los actores! Así ha sido siempre”. Exactamente, coincidió Naomi Watts, nominada al SAG y Oscar como mejor actriz por “The Impossible”. “Existe tanta competencia en la vida real y sí creo que somos diferentes”, dijo. “Sí, debemos ser capaces de tener las mismas cosas tanto como sea posible ... (pero) la vida ya es una batalla y hay tantos papeles maravillosos escritos para hombres. Las mujeres están definitivamente en desventaja cuando se trata de volumen”. La rapera Nicki Minaj, quien está considerando incursionar en el mundo de la actuación, tiene una opinión pragmática al respecto.

Cine

¿Es Hollywood insensible a la igualdad de género? Por LYNN ELBER

“Uno ve a todas esas divas tan hermosas entre el público, y todas quieren ser la ganadora”, dijo. “Es entretenimiento”. Hathaway, en la contienda de los premios SAG y Oscar a la mejor actriz de reparto por “Los miserables”, considera que el tema de la división de género es “una pregunta genial merecedora de un debate genial”. “¿Puedo concebir un mundo en el que la actuación se convierte en un concepto sin género? Absolutamente. ¿Creo que es algo que pueda ocurrir pronto? No”, expresó. Como apuntó Field, el reto fundamental es que las mujeres obtienen papeles con menos sustancia que los hombres. Irónicamente, esto se tapa con una paridad artificial cada año en las ceremonias de premios. Cinco mujeres compiten, cinco hombres compiten, dos ganadores son coronados. Entonces, ¿cuál es el problema? Una rápida revisión de números aclara el panorama: las mujeres representaron cerca de un tercio de los personajes de las 100 películas más lucrativas del 2011, según el Centro para el Estudio de las Mujeres en la Televisión y el Cine de la Universidad Estatal de San Diego. Esto, pese al hecho de que las mujeres conforman poco más de la mitad de la población estadounidense y, de acuerdo con investigaciones previas del centro, el hallazgo no es anormal. En este contexto, la líder feminista Steinem ve una razón legítima para mantener categorías de premios separadas. Cuando dos grupos desiguales se combinan es el menos poderoso el que sale perdiendo,

indicó, y citó como ejemplo cuando la desegregación escolar del siglo XX llevó a despidos masivos de directores y administradores negros en Estados Unidos. Tom O’Neil, editor del cibersitio de predicción de premios Gold Derby, dijo que fuerzas mayores se opondrían a cualquier intento de hacer un cambio como ese en Hollywood. Las ceremonias de premios rutinariamente intentan agregar categorías que atraigan más celebridades, no menos, para incrementar el atractivo del espectáculo y disfrazar así el trato desigual de las mujeres en la industria. “Es criminal”, dijo sin titubeos. En las categorías de cine y televisión para quienes trabajan detrás de cámaras, y que combinan en una misma categoría a hombre y mujeres, rara vez se ve una mujer subir al escenario a aceptar un galardón. Los Oscar se entregan desde 1929, pero sólo en el 2010 se premió a la primera directora: Kathryn Bigelow por “The Hurt Locker”. Las estadísticas nuevamente proporcionan claridad: las películas dirigidas por mujeres representaron apenas el 9% de las más taquilleras del 2012, según un nuevo estudio de la Universidad Estatal de San Diego. Démosle a Field, ganadora de dos Oscar, la última palabra en este debate Las actrices “deben tener su propia categoría porque ellas SON una categoría aparte”, dijo. “Enfrentan dificultades específicas sobreviviendo en este negocio; dificultades que los actores, Dios los bendiga, no enfrentan”.


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Caja m

Cuando Calamaro dej

Últimamente debatido entre el fragor de las guerras twitteras y los focos de la prensa rosa argentina, resulta di hace 16 años inauguró, tras la disolución de L

E

s cierto que sigue habiendo ráfagas de poesía y nervio en su obra reciente, donde canciones como ‘Los Chicos’ han pasado a engrosar la categoría de repertorio clásico. Sin embargo, para localizar los orígenes del compositor de inspiración inflamada (en volumen y genio), del intérprete dotado de un swing indómito, tenemos que regresar una vez más a la rotunda colección de canciones que hoy recordamos. A menudo considerado erróneamente como su debut en solitario, lo cierto es que Calamaro contaba en los tiempos de ‘Alta Suciedad’ con una trayectoria porteña de casi veinte años, ya fuese integrado en bandas (Raíces, Los Abuelos De La Nada) o rubricando con su nombre un puñado de interesantes discos pop, pero de sonido algo sintético. Instalado en Madrid desde 1989, tras responder a la llamada de Ariel Rot que prendería la mecha de Los Rodríguez, fue el inédito ensamblaje de rock porteño, raíz stoniana e influjo latino del grupo el que inició el trámite de su adopción española. Hacia 1996, cuando el proyecto se rompió tras una exitosa gira junto a Joaquín Sabina, Calamaro era ya el más célebre fichaje internacional del rock español. Y mientras el grupo hacía aguas, él esbozaba ya en maquetas caseras lo que sería su inminente presentación como músico solista en nuestro país. ‘Alta Suciedad’ fue, ante todo, el capricho de un mitómano que soñaba con grabar junto a los músicos de sesión que figuraban en los créditos de sus discos favoritos: la sección rítmica de los X-pensive Winos de Keith Richards, hombres curtidos junto a Tom Waits, Steely Dan o Aretha Franklin, e instrumentistas inmortalizados en piezas como ‘Brown Eyed Girl’ (Van Morrison) y ‘What A Wonderful World’ (Louis Armstrong). Dicho y hecho, el presupuesto de su sello le permitió desplazarse a Nueva Jersey, primero, y posteriormente a Nueva York. Y bajo la batuta del productor Joe Blaney, con un puñado de demos a medio trabajar bajo el brazo y un grupo de sesionistas de lujo a su servicio, en-

POR CARL

tre febrero y marzo de 1997 completó la que sería su primera obra maestra. Un álbum que rompía, a nivel de sonido, interpretación o concepto, con cualquier otra cosa que Andrés Calamaro hubiese hecho hasta ese momento. Conviene revisar este disco a la luz de nuestros días, bajo la perspectiva de su voluminosa obra posterior, para comprobar que se trata no sólo de un rotundo muestrario de grandes éxitos (aquí están ‘Flaca’, ‘Media Verónica’ o ‘Loco’), sino también de su trabajo más sofisticado y trabajado instrumentalmente: la entrega “urban-studio-deluxe” de Calamaro, como una vez lo definiese el escritor argentino Rodrigo Fresán. Sin rastros de la aspereza y desmesura que caracterizará a grabaciones inmediatamente posteriores, el amplio catálogo de intereses musicales de su autor se vuelca aquí de forma equilibrada, con su proverbial ansia grabadora aplacada por músicos acostumbrados a trabajar en sesiones rigurosas y metódicas. Tal vez por ello, el timón de la grabación no tardaría en serle confiado a Blaney. Y bajo la única premisa de anclar cada canción en el groove más adecuado, los apuntes domésticos del bonaerense fueron tomando poco a poco la forma de esta lujosa producción que hoy conocemos. Empezando por esa portada en la que Calamaro imita la pose de Bob Dylan en la funda de su single ‘Baby Stop Crying’, he aquí un disco sin interés alguno por matar al padre, y que muestra orgulloso sus costuras. ¿Recuerdas ‘King Of Rock’, el viejo éxito de 1985 de los raperos RUN – DMC? No es casualidad que la carga genética de aquel riff de guitarra recorriese doce años hasta llegar a la canción titular de ‘Alta Suciedad’, pues ambos son obra del mismo hombre: Eddie Martinez. Sin embargo, ese pegajoso fraseo no es el único reclamo de un single monumental, en el que de alguna forma se concentra toda la sabiduría instrumental del disco. La maciza construcción del tema tiene que ver igualmente con una sencilla pero inteligente solución rítmica, basada en la combinación de un handclapper analógico con la solvencia de los

dos viejos hombres de confianza de Keith Richards: Steve Jordan (batería) y Charlie Drayton (bajo). Mención aparte merece la sección de viento, con arreglos diseñados por Andrés Calamaro y ejecutados por los sesionistas Crispin Cioe y Ken Fradley. Crema neoyorquina concentrada en cuatro minutos y medio, y eso sólo en el primer fogonazo. Si el ex - Rodríguez llegó a insistir alguna vez en que éste fue un “disco instrumental con letra” es porque nunca confió tanto en la solidez literaria del álbum como en su suntuosa carcasa sonora. Sin embargo, es el engarce entre pequeños aciertos poéticos a pecho descubierto y ripios que

luchan por mantener el equilibrio (“todavía soy tu amigo / pero te deseo el bien / o lo que quieras / pero por lo que más quieras / no me pises los zapatos de piel”) el que hace que canciones como ‘Todo lo demás’ se sitúen en ese medio camino, entre lo sublime y el hallazgo aparentemente disparatado, en el que Calamaro encontraría un más que interesante filón como compositor. Pero aquí abundan también, como en ningún otro trabajo posterior, las letras redondas, cerradas y pulidas, tras las que se adivina una fina elaboración. Es el caso del intenso esfuerzo poético de ‘Crímenes Perfectos’: una balada de ruptura no demasiado

querida por su autor, pero en continua revalorización popular, que extiende su seducción desde los primeros versos (“¿Sentiste alguna vez lo que es / tener el corazón roto?”) y se desarrolla entre poderosas crecidas. Calamaro volvería a sonar tanto o más transparente en capítulos posteriores, pero aquí estamos probablemente ante su primera gran encaje entre letrista y cantor. Lo habitual es entrar en el disco a través de sus fabulosas composiciones de estadio, como la propia ‘Crímenes Perfectos’ o ‘Flaca’. Canciones que podemos oír desbordarse en los registros en directo del DVD ‘Made In Argentina’ (2005) o su complemento en


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“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín Rojas DECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

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musical

jó de ser solo andrés

ifícil rastrear en el actual Andrés Calamaro al autor del imponente ‘Alta Suciedad’ (Warner, 1997): el disco que Los Rodríguez, su segunda etapa como solista.

LOS BOUZA

CD, ‘El Regreso’ (2005). Pero la escucha en piloto automático en que pueden derivar temas tan omnipresentes no significa que no encontremos en ellos mucha información acerca del sentido musical de ‘Alta Suciedad’. La célebre ‘Flaca’, por ejemplo, era en su versión primitiva un simple tanteo hecho sobre un loop de batería localizado en un disco de Keith Richards (posiblemente de la canción ‘Take It So Hard’, del álbum ‘Talk Is Cheap’ -1988-), pero la metamorfosis en estudio la convirtió en la pieza majestuosa que hoy conocemos: una superposición de melodías muy trabajadas que desembocan en una coda instrumental de dos

minutos. En otras palabras, Calamaro opta a menudo por una arquitectura pop muy beatle, basada en diseños alambicados pero presentados en un formato de fácil consumo. ‘Media Verónica’ siguió un camino parecido. Su origen está en una mínima idea instrumental: juguetear con las posibilidades de una batería distorsionada. La espartana maqueta publicada previamente la muestra construida sobre un simple armazón de trazos electrónicos, mientras que la incluida en ‘Alta Suciedad’ es lo más cercano a una toma definitiva: un sutil trenzado atmosférico (tejido en directo dentro del estudio, con bonitos ribetes de cello)

que envuelve a la perfección uno de los textos más sugerentes de Calamaro. ¿Es ‘Media Verónica’ un retrato adolescente en modo elegíaco, en la línea del ‘Laura Va’ de Luis Alberto Spinetta? Su autor zanjaría el debate por la vía del misterio: “No habla sobre ninguna chica que se llame Verónica, ni por supuesto habla de media persona”. Dejémoslo en un hermoso juego de insinuaciones, inspirado por el lance taurino que le da título. Cuenta también Calamaro que su buen amigo, el fallecido bluesman Pappo Napolitano, le desafió en una ocasión en los siguientes términos: “Vos lo único que tenés de negro es el ojo del culo”. Tuvo que ganarse el respeto con ‘No va Más’, un tremendo blues incluido en ‘Honestidad Brutal’, ante el que Pappo concedió finalmente: “¡Parece la banda de Albert King!”. Pues bien: lo que podríamos considerar el bloque de canciones negras de ‘Alta Suciedad’, las más abiertamente sujetas a las sonoridades funk o reggae, ya demostraban que no había nada de postizo en la filiación negroide de Calamaro. El funk satinado de ‘Loco’ justifica por sí solo la presencia del bajista Chuck Rainey en la grabación y parece diseñado para capturar el característico lucimiento sin alardes de los viejos sesionistas de música soul. Entre la montaña de referencias que Calamaro tenía en mente para orientar la canción estaban Chic, las superestrellas disco de los años setenta, y desde luego ese no era un reto que revistiese especial dificultad para Rainey: su abultada hoja de servicios le presentaba encallecido junto a artistas como Etta James, Marvin Gaye o Fats Domino, por lo que encajó sin problemas la burbujeante línea de bajo que, junto a los efectos wah wah y los vientos, son los grandes protagonistas del tema. Es obvio que la inspiración detrás de ‘Quién asó la Manteca’ sería más bien Bill Withers, pero los ascendientes se difuminan a la altura del disparate fumeta de ‘Nada Es Igual’: un denso reggae en la línea calamariana más experimental, que empieza como un extraño relato gauchesco y deriva, a mitad de camino, en un monólogo de Antonio Escohota-

do, grabado expresamente para la ocasión, sobre las pequeñas miserias del oficio de vivir. Calamaro supera con nota la prueba de fuego de la negritud, pero revalida también su habilidad para las canciones stonianas, que parece bordar casi en piloto automático. ‘Me Arde’ es el número Jagger / Richards del disco, casi hecho con plantilla, aunque entre medias brote un recitado de resonancias dylanianas. Bob es, claro, el modelo de ese fraseo tan sucio como sentimental que Calamaro readapta en este disco, y que perfeccionará de forma pletórica en ‘Honestidad Brutal’. Ya mencionado de forma expresa en la letra, Bob reaparece en ‘Elvis está Vivo’, compartiendo foco nada más y nada menos que con Palito Ortega: la leyenda pop argentina se pasó por el estudio para injertar en el tema una imitación de Presley, lo que hace de la canción una delirante fantasía multirreferencial. Y por último están las carreteras secundarias: canciones pequeñas, pero justificadas e incluso engrandecidas por un detalle puntual, por una solución imaginativa. Es el caso de los intermitentes zurcidos de guitarra de Marc Ribot, ya sean en clave criolla (en ‘El novio del olvido’), o aparentemente transplantados del ‘Rain dogs’ de Tom Waits (en el solo final de ‘Donde manda marinero’). O las cuerdas que homenajean a ‘Eleanor Rigby’ en ‘Comida China’, un suspiro de dos minutos que irrumpe a mitad de trayecto. Y es que sólo habiendo recorrido el camino de las composiciones más exuberantes podemos terminar reparando en las fantásticas miniaturas que aguardan en los muchos escondrijos de este disco. Una favorita personal: ‘El tercio de los sueños’, amago ranchero que se desarrolla entre imágenes taurinas, con Ry Cooder en el horizonte. El trabajo se publicó finalmente en Argentina en mayo de 1997, y llegó a España en septiembre de ese mismo año. El hijo pródigo, que apenas una década antes había dejado atrás un país castigado por una honda crisis económica y discográfica, regresaba ahora a la división solista con una colección ambiciosa: un disco de autor que era a la vez todo un baño de

Historia del rock. Calamaro ya no era más Andrés. Superados los treinta y cinco años, la reinvención alcanzaba desde su música hasta a su aspecto: enmascarado, las fotos promocionales le mostraban mimetizado en lo estético con el Dylan de 1965. En términos de cifras, el álbum se fue desbordando progresivamente. Se extrajeron hasta siete singles, no tardó en superar el medio millón de copias vendidas y en 2007 la edición argentina de ‘Rolling Stone’ lo auparía al décimo puesto en la lista de los mejores discos de la historia del rock argentino. ‘Alta Suciedad’ activó, además, un caso inédito de hemorragia creativa en la carrera de un músico pop hispano. El álbum apenas llevaba un año en las tiendas cuando Calamaro, iniciando un rocambolesco tour de force compositivo, reunió treinta y siete nuevas canciones en ‘Honestidad Brutal’. Un doble disco tan arrebatado como irregular, prendido con la llama del desamor y el terror milenarista: a punto de entrar en la era 00, rodeado de músicos / amigos en estudios de cuatro ciudades, el autor de ‘Flaca’ parecía seducido por la idea de morir grabando. En una insólita vuelta de tuerca, y frente a la estilización de ‘Alta Suciedad’, en la nueva entrega se mostraba despreocupado por la imperfección puntual; desacomplejado a la hora de mostrar la sangre y las tripas; en ese extraño límite en que la creatividad parece a punto de desbordar entre las manos, pero consigue levantar una obra maestra sin que ésta se derrumbe. Este período vital y artístico de Calamaro se pierde entre la leyenda, el anecdotario oscuro y la mistificación. Lo cierto es que con ‘Honestidad Brutal’ aún humeante, el músico se encerró literalmente en su piso madrileño. Y que en régimen químico, armado con un portaestudio doméstico y rodeado de bobinas de discos grabables, convertido en un espectro de sí mismo, registró un mínimo de cuatrocientas nuevas canciones. Ciento tres fueron empaquetadas en ‘El Salmón’, un quíntuple álbum suicida, de producción en crudo, que parecía entregar no sólo la casa, sino también los planos y los escombros.


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Tómelo con filosofía

Manual político para ocultar la verdad

H. Michael Sweeney es un activista estadounidense, fundador de la Sociedad del Libre Albedrío (Free Will Society) y autor de “Pro paranoid press”. En un golpe de lucidez, pensó en 25 reglas que usualmente utilizan políticos, agencias de inteligencia, medios de comunicación y otros actores públicos de la sociedad para desinformar; algunas de estas reglas, podrían tener nombres y apellidos de ciertos personajes a nivel mundial y, por qué no, también en Guatemala. POR H. MICHAEL SWEENEY

1.

No obstante lo que sepas, no lo discutas, especialmente si eres una figura pública o un conductor de noticias, etc. Si no se reporta, no sucedió, y así no tienes que lidiar con los posibles problemas (esto es: en nuestra era sólo lo que sucede en los medios es real, lo demás es como una manzana que cae en un bosque vacío). 2. Conviértete en incrédulo e indignado. Evita discutir temas importantes y enfócate en temas periféricos que pueden ser usados para criticar a otro grupo considerado como “sagrado” por algún sector de la población. 3. Evita discutir temas inconvenientes describiendo toda acusación, independientemente de dónde venga, como meros rumores y especulaciones. Si puedes asocia las acusaciones con rumores de “Internet” y di que se trata sólo de “teorías de la conspiración”. 4. Utiliza la técnica de “la falacia del espantapájaros”. Encuentra un argumento en tu oponente que puedes fácilmente rebatir para hacerte ver bien a su costa. Inventa un tema que en consideración de tu oponente pueda ser fácilmente argumentado en su contra (sin poder probarse) o explota las debilidades de tu oponente llevando la discusión a sus puntos más endebles. Amplifica su importancia de tal forma que las acusaciones que se te hacen parezcan refutarse y los temas de fondo no lleguen a discutirse. 5. Distrae a tus oponentes etiquetándolos y ridiculizándolos con títulos como “conservadores”, “radicales”, “terroristas”, “conspiranoicos”, “racistas”, “fanáticos”, “liberales” “pervertidos sexuales”, “ateos”, “fundamentalistas”, “homofóbicos”, etc. 6. Pega y corre. En cualquier foro público haz un ataque a tu oponente (puede ser una persona o un tema) o a su posición en cierto asunto de forma que puedas retirarte sin que el oponente pueda contestar la acusación. Esto puede hacerse en programas de televisión antes de un corte o en Internet ignorando los comentarios (o editando) de los usuarios y de tu oponente. 7. Cuestiona motivos. Tergiversa o amplifica todo hecho que pueda sugerir que tu oponente opera bajo una agenda personal oculta. 8. Invoca autoridad. Conserva tu autoridad o allégate algún tipo de autoridad o experto para presentar tu argumento con suficientes tecnicismos y jerga minuciosa para ilustrar que eres “alguien que sabe”. 9. En casos extremos: hazte el tonto. No obstante la evidencia o la lógica de un argumento, evita discutir ciertos temas deslegitimándolos, invalidando toda discusión. 10. Asocia a tus oponentes con noticias viejas o acusaciones pasadas. Esto es especialmente útil antes de una discusión o un evento en el que podrías ser cuestionado. Haz que tu equipo prepare una acusación y fíltrala a los medios poco antes.

11. Haz falsas confesiones. Confiesa un mal menor de manera candorosa para ganarte la simpatía de los demás como alguien que se responsabiliza de sus actos. Esto sirve como un distractor de los verdaderos temas que quieres evitar. (Un ejemplo de esto a gran escala podría ser WikiLeaks, donde es posible que el mismo sistema corrupto que WikiLeaks expone haga una especie de confesión de sus “pecados menores” haciendo creer a las personas que lo que se filtra son todos sus pecados o conductas corruptas y no hay nada más grave, descalificando, por ejemplo, los ataques del 9/11). 12. Los enigmas no tienen soluciones. Llena de giros, contradicciones y detalles complejos una situación para que parezca demasiado difícil de resolver. Esto hará que la verdad se pierda entre el arsenal de desinformación o que el público pierda interés. 13. Utiliza regresiones y digresiones para evitar llegar al punto de un tema que te es

inconveniente. 14. Exige soluciones completas. Evita los asuntos nodales requiriendo que tus oponentes solucionen el crimen (o el asunto en cuestión) completamente. Argumenta que antes de solucionarse este asunto (el cual es demasiado complejo) todo lo que se discuta son suposiciones. 15. Llega a conclusiones alternas moldeando los hechos. Esto requiere cierta creatividad y es básicamente una forma de alterar las piezas de un rompecabezas para que formen la figura que necesitas. 16. Desaparece la evidencia o los testigos. Esta es una de las técnicas más usadas por la élite más poderosa: cuando detectan que alguien está por hablar o cobrar importancia (y tiene un discurso inconveniente) simplemente se desaparece (por ejemplo, en el caso de John F. Kennedy). 17. Utiliza comparsas o colegas a través de los cuales puedas cambiar el tema (estos sujetos pueden o no saber que son parte

de esta estratagema). Esta es una variación de la típica técnica del chivo expiatorio, sólo que prefabricada. 18. Emocionaliza y antagoniza. Si estás por ser atacado lleva la discusión a temas emocionales o antagónicos que cautiven la atención de los demás. De igual forma toca puntos sensibles en tus oponentes que puedan generar respuestas emocionales que los haga perder el control. Esto también puede ser usado para distraer argumentando que tus oponentes son “demasiado sensibles a la crítica”. 19. Pide pruebas imposibles. Lleva la discusión hacia el requerimiento de pruebas como exigencia para seguir discutiendo un tema y pide pruebas que son demasiado difíciles de obtener pero que tienen una cuota de relevancia sobre el tema que se discute. 20. Evidencia falsa. Introduce nueva información o pistas diseñadas para entrar en conflicto con lo que presenta tu oponente. Esto es útil para neutralizar temas sensibles e impedir su resolución. 21. Llama a una investigación legal o de algún cuerpo de poder que pueda investigar los hechos. Seguramente al ser parte del sistema podrás influenciar lo que se dice en el caso y lo que se filtra a los medios, así como obtener una resolución benéfica. Esto te dará mayor legitimidad. Esto puede usarse también como un movimiento ofensivo al llevar a alguien inocente a un proceso judicial (este persona puede ser un enemigo o simplemente alguien mediático que acapare la atención del público). 22. Elabora una nueva verdad. Crea tu propio panel de expertos, autores, líderes etc., o coopta a los existentes para forjar a través de una investigación científica o académica una nueva versión de los hechos o un tema que pueda distraer a la opinión pública. Esto te permitirá, si es que llegas al punto de tener que discutir el tema que quieres evitar, conseguir autoridad. 23. Crea eventos de distracción masiva. Similar a los anteriores —sólo que explícitamente—, crear historias en las noticias que acaparen la atención pública como una novela de suspenso es una de las tácticas de desinformación más usadas. 24. Silencia a tus críticos. Utiliza tu poder para sobornar o chantajear a las personas que tienen información negativa sobre ti o que se interponen en tu camino. (Esto es también una práctica común de las empresas en el caso de la competencia para bloquear innovación científica que va en contra de sus intereses económicos). 25. Desaparece. En caso de que las cosas se pongan demasiado calientes en la cocina, simplemente date a la fuga. Tus conexiones te mantendrán escudado y podrás vivir en un paraíso fiscal, gastándote el dinero del erario tranquilamente. Y, ¿quién sabe? Tal vez en unos años, con la memoria de corto plazo de la sociedad y tu capacidad de ingeniería de la opinión pública, puedas regresar como si nada hubiera ocurrido.


Suplemento Cultural 7

Nueva Guatemala de la Asunción, 25 de enero de 2013

Galería de artistas

El tránsito de Diana de Solares El próximo jueves 31 de enero, a las 19:00 horas, en Galería Sol del Río (14 avenida 15-56 zona 10), se inaugura la muestra de Diana de Solares “En tránsito”, la cual permanecerá abierta hasta el 1 de marzo de 2013. Entrada libre.

L

as construcciones abstractas de la artista Diana de Solares comienzan en su estudio y son completadas dentro del espacio de exhibición. En los últimos años la artista ha utilizado materiales modestos como el mdf, alambre de amarre, hilo o cuerda y jirones, varillas de hierro y objetos encontrados descartados así como pintura acrílica. Pero el componente esencial de su obra es el espacio, el vacío en el cual se desenvuelven e interactúan las construcciones en la sala de exhibición. Así, establece una conexión orgánica entre la obra y el muro, el suelo, el techo, el vano. Las piezas se despliegan a partir de económicas líneas rectas y alguna curva: tiras de mdf de 1 pulgada que dibujan el espacio saliendo de la pared, del suelo o del techo. Todas en precario equilibrio, las esbeltas estructuras ocupan un espacio reducido, lo cual contribuye a su carácter vulnerable y frágil. En la muestra En Tránsito en Sol del Rio Arte Contemporáneo, el uso generoso del color intensifica el movimiento de las líneas y la fragmentación de las partes. A lo largo de un corredor central que atraviesa la galería desde la puerta de entrada hasta el patio trasero, la artista ha colocado una fila de mínimas estructuras lineales, a la manera de pórticos estrechos los cuales no podría atravesar un adulto. La interacción visual y conceptual de las 4 o 5 estructuras activa el espacio de exhibición. Otras construc-

ciones lineales se acomodan en los demás ambientes entablando una complicidad con las piezas bidimensionales. En general, ninguna pieza alcanza la altura de un cuerpo humano. En Tránsito propone un espacio intermedio, entre el objeto y el no-objeto, la no-cosa. Los materialesencontradoshansidocuidadosamenteintervenidosperoapenas son objetos aunque tengan una naturaleza material y a veces una historia. Su razón de ser no es convertirse en obra sino participar en el proceso de revelar el espacio interior y exterior. Son entes provisionales, admiten configuraciones alternativas, y al terminar la exhibición, serán desarticulados y pasarán a formar parte de nuevos procesos. SEMBLANZA Comenzó a trabajar profesionalmente en arte a mediados de los noventa, pintando imágenes abstractas en óleo sobre papel traslúcido. Así, participó en la X Bienal de Arte Paiz y en la V Bienal de Pintura de Cuenca con obra compuesta de imágenes fragmentadas. Esto dio paso al trabajo con fotografías las cuales intervino para construir piezas con carácter de collage. En el año 2000 comienza a usar materiales y objetos encontrados. Así, participa en la VII Bienal de la Habana con la videoinstalación “Héctor y Lyuba” construida a partir de fotos encontradas pertenecientes a una familia amiga y un viejo refrigerador. Desde el 2007, su trabajo adquiere tridimensionalidad. La muestra personal “Correr, Caminar, Sentarse y Esperar” ( Sol del Rio, 2008) se compone de

pinturas en acrílico sobre MDF con elementos encontrados, tales como alambres, hilos, pedazos de hierro, los cuales se extienden más allá del formato pictórico. A continuación, en Galería Carlos Woods transforma el espacio con construcciones realizadas con materiales desechados en la muestra personal ¨Dibujos Calculados con Líneas Encontradas”. Un trabajo similar es presentado en Piegatto Arte bajo el título de (islas) y en la XVI bienal de Arte Paiz presenta “Todas las Estructuras son Inestables”, todos realizados in-situ a partir de las características del espacio de exhibición. En esa misma línea, participó en la muestra “Pintura, el proyecto incompleto” donde

intervino el espacio de la capilla en la Compañía de Jesús en Antigua Guatemala en el 2009. En palabras de la artista: Realizo construcciones abstractas donde el significado de la obra está en buena medida enclavado en los materiales utilizados. Además de los elementos encontrados y desechados utilizo mdf y pintura. Veo en mi trabajo un carácter provisional. Más que

la pieza terminada, me interesa el proceso, desde que encuentro los componentes y los intervengo, muchas veces con pintura, hasta que termino de ensamblarlos y adecuarlos dentro del espacio de exhibición. Generalmente es un proceso largo y cuidadoso para realizar una estructura que al terminar de exhibirse, será desarticulada y pasará a formar parte de nuevos procesos.


8 Suplemento Cultural

Nueva Guatemala de la Asunción, 25 de enero de 2013

Revista de libros

Reseña del Libro El Elegido, de Rafael Romero

Al libro “El Elegido” de Rafael Romero, editado por la editorial guatemalteca Alas de Barrilete a finales del 2012, le pasa lo mismo que a su personaje principal: lo precede su fama. Fue por eso que tardé tanto en atreverme a leerlo. “Lenguaje soez”, “libro macho por excelencia”, “retrato de marginación” escuchaba y leía, y por eso quise esperar el momento adecuado para leerlo con tranquilidad. Sin embargo, como sucede con Bartolo, el personaje de El Elegido, la novela lo sorprende a uno con una complejidad mucho más allá de su fama. POR TANIA HERNÁNDEZ

Y

es así, que uno empieza leyendo el libro como una extensión del blog “Mula que es uno”, del mismo autor, que es un blog que explora el lenguaje y el hablar más usual del hombre ladino (citadino) guatemalteco, y se topa con que, en cada capítulo, uno debe ir cambiando la idea que tiene del libro y del personaje principal. Disfruta uno tanto de las sorpresas que le va dando el libro, que me cuesta hacer una reseña que le haga justicia al texto y que al mismo tiempo no revele todos los secretos que, idealmente, el lector debe ir descubriendo por sí mismo. Decir, por ejemplo, que se trata de una novela criminal, ya es contar demasiado. Es como contar el desenlace de la película Six Sense, porque, como en ella, no solo la solución (si es que la hay) sino también la estructura de la novela se definen hacia final. Sin embargo, hay algunas cosas que sí puedo revelar, sin cargos de conciencia. El libro sigue un modelo de enfoque narrativo múltiple, es decir, cuenta con varios personajes que narran, bajo un punto de vista subjetivo, su versión de los hechos, su visión del personaje principal y el de su propia vida. Estos personajes, por el hecho de ser testigos y a la vez protagonistas, no son confiables. Por ello el lector deberá construir su propio rompecabezas a partir de las historias individuales, para al final, elegir una versión de lo sucedido y del quién, el cómo y el por qué de lo que se relata. El proceso de construcción de la novela, sobre el cual basamos nuestra elección de cómo uniremos las piezas, es una de las cosas que hace grande al libro. El autor hila las historias individuales por medio de tres historias principales. Una, la del Bartolo, un charamilero, que por su origen mestizo y su forma de enigmática de ser, resulta atractivo para muchas mujeres. Y las otras, las historias de dos actos criminales de los cuales son víc-

timas una niña y una mujer. Las historias de todos los personajes se van enlazando poco a poco a partir de estas tres historias centrales, y el lector va haciendo y deshaciendo conclusiones al respecto de lo que podría ser “la verdad” literaria detrás de las versiones de cada uno. Es también por eso que hablo de una novela criminal (no policíaca, porque no hay policías ni detectives en el estricto sentido de la palabra). Esa manera de llegar a “una sentencia” a través de las declaraciones a veces contradictorias del acusado y de los testigos, es lo que el escritor y fiscal Julio Prado llama una “verdad acordada”: “es decir, el sistema de justicia penal hace lo mismo que los presos en la carceleta. Acordar una verdad útil. Igual que lo hace el tribunal junto a la defensa y la Fiscalía: acuerdan una versión de los hechos que se considere cierta; pero como tal, no es la verdad absoluta.” (1) Rafael Romero logra la credibilidad de los personajes de El Elegido (de ellos no de la veracidad de sus historias), a través del desarrollo de perfiles que gozan de una gran profundidad. Ninguno de ellos (bueno, tal vez solo Mario, el marido maltratador) es plano o corresponde a un cliché. Principalmente las mujeres resultan muy interesantes. Como ya dije, con la fama de violencia y machismo que tenía el libro, yo esperaba una novela (como muchas) que fuera una apología de la misoginia, pero me sorprendió encontrar personajes femeninos muy sensuales, que no se diferenciaban demasiado de los masculinos en cuanto a la intensidad en que son guiados por pasiones y deseos. Sus voces narrativas son igual de fuertes y violentas que las masculinas. A manera de ejemplo, para mí uno de los pasajes más interesantes del libro, es la parte en que La Chata, uno de los personajes de la novela, está escuchando a través de una pared, lo que pasa en casa de La Yoli, otro personaje, y

deja volar su imaginación, en un proceso autoerótico en el cual mezcla los sonidos, sus fantasías y las reacciones de su cuerpo ante el deseo creado. El sexo y el erotismo, vivido de manera satisfactoria, insatisfactoria o perversa, tanto por hombres como por mujeres, es otro de los hilos narrativos que une las historias. También ayuda a la credibilidad de los personajes, el que no todos sean solo buenos ni solo malos. Los roles de víctimas y victimarios se van intercambiando. Una víctima puede convertirse en victimario y un victimario en una víctima. Y entre víctimas y victimarios hay un detonante y a la vez un vacío que es esa lacra que llamamos indiferencia. Esa es para mí la verdadera violencia y perversión de los sucesos. Esa indiferencia que es reflejo de una sociedad perversa que permite y promueve los actos extremos de violencia. Violencia patriarcal, violencia racial, violencia clasista. Esta indiferencia es contrastada con la inocencia y credulidad de los personajes, pero que al fin y al cabo, comparten las mismas fuentes: la miopía autorecetada. El lector será parte de un juego voyeurista, en el que deberá elegir entre ser parte de esa estructura llena de prejuicios, pasiones fatales e indiferencias, o si más bien, a la par de uno de los alteregos del autor, puede llegar a sentir la empatía y la rabia necesaria para ver “la matrix” detrás de la violencia y lo que la construye y la compone. Ya vemos pues, que al leer El

Elegido, el lector tendrá mucho que elegir, y se convertirá, en cierto sentido, en un jugador activo con libertad de mover las piezas que se le presentan, según mejor le parezca. Eso le hace tan responsable del resultado final, como lo es cada uno de los personajes. Solo resta decir, que concuerdo con Byron Quiñonez en que este libro nos mete “en la dulce paradoja de los buenos libros: queremos terminarlo para saber qué pasa al final, pero al mismo tiempo no queremos que éste se acabe”(2). Eso me pasó a mí: este libro es el primero desde

hace mucho, que no pude dejar a un lado y que tuve que leer de un solo tirón. Por eso estoy en espera del próximo de la trilogía, “El Chichicaste”, con la seguridad de que El Bartolo, quien se ha convertido ya en uno de los personajes de la mitología urbana guatemalteca, lo seguirá siendo cuando vengan los demás libros. ¿Hasta pronto Bartolo? (1) La Serpiente Presa y la Verdad Acordada – Blog Primer Testimonio, Lunes, 16 Abril, 2012, Plaza Pública (2) El Elegido (Prólogo). Editorial Alas de Barrilete, 2012


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