Suplemento Cultural 28-01-2012

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Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q.

Guatemala, 28 de enero 2012

Mauro López y el escenario de los sueños

La controversia del Palacio de los Capitanes Generales


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Nueva Guatemala de la Asunción, 28 de enero de 2012 Desde la portada

El Palacio Real de los Capitanes Generales y su controversia Hace ya muchos años, que el Palacio de los Capitanes Generales, de La Antigua Guatemala, está en proceso de una necesaria restauración. Sin embargo, pese al avance del proceso, algunos vecinos organizados de la Ciudad Colonial se encuentran molestos, porque el resultado no es como ellos lo habían imaginado. POR MARIO CORDERO ÁVILA

Y

es que después de miles de apuros para conseguir fondos, que se iban como agua entre los dedos debido a lo oneroso de la restauración de un edificio histórico, hoy día los vecinos perciben que el inmueble colonial, que alguna vez fue el centro político de Mesoamérica, está perdiendo su valor históricopolítico para darle un uso puramente decorativo. CRONOLOGÍA La arqueóloga Zoila Rodríguez Girón, del Centro de Estudios Folklóricos (Cefol) de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y que ha estado trabajando en la restauración del edificio en cuestión, recuerda que el proceso de recuperación dio inicio con el Acuerdo Gubernativo 397-2007, del 27 de agosto de 2007, firmado por el entonces presidente Oscar Berger, en el cual se “adscribe a favor del Ministerio de Cultura y Deportes, la finca urbana inscrita en el Registro de la Propiedad Inmueble (…) ubicada entre la 4ª. y 5ª. avenida sur, municipio de Antigua Guatemala (…) con la finalidad exclusiva de que se lleven a cabo los trabajos de apuntalamiento y restauración del Real Palacio de los Capitanes Generales, y una vez terminados los mismos, funcione el Centro Cultural de la Ciudad de Guatemala”.

Es decir, que desde este acuerdo se establecía desde ya el cambio de uso del edificio, y a menos de que hubiese otra resolución, el inmueble no puede destinarse para otro uso. De acuerdo con Rodríguez Girón, en el Primer Seminario Internacional para el Desarrollo de las Propuestas para el uso del monumento, el cual fue celebrado el 8 de diciembre de 2008, con una continuación en marzo de 2009, el consenso general fue el de la creación de un centro cultural. En años anteriores, el Palacio de los Capitanes continuaba siendo el edificio administrativo más importante de La Antigua Guatemala. Al atravesar sus arcos de medio punto, el antigüeño podía acceder a los servicios básicos de la ciudad; allí se encontraba la Policía Nacional Civil, la Gobernación Departamentales e, incluso, el Destacamento Militar. Nadie ahora duda de que ha sido positivo el hecho de eliminar algunos servicios, por ejemplo, el del Destacamento Militar, ya que el edificio no estaba diseñado para tales fines marciales. Sin embargo, la duda de los antigüeños de pura cepa es sobre el uso que se le pueda dar al edificio una vez terminada la restauración. DUDAS ANTIGÜEÑAS Una buena parte del conflicto pareciera explicarse por un añejo fenómeno social, que viene tras

los terremotos de Santa Marta (1773) y que obligó al traslado de la capitanía general a la actual ciudad de Guatemala. Con la mudanza, de la cual se ordenó también mover casi todos los objetos de valor, se provocó cierto recelo entre los que optaron por permanecer en la ciudad colonial, y considerar que quienes se iban se estaban llevando lo propio. Siglos después, el antigüeño promedio aún se muestra celoso (y orgulloso) por su ciudad colonial, que muy a pesar de los terremotos, aún está en pie y es funcional. Por ello, se observa con ciertas sospechas casi cualquier proyecto que venga como “mandato real” desde la Nueva Guatemala de la Asunción, tal y como sucede con este proyecto de restauración. El antigüeño estaría muy de acuerdo en mantener viva a la ciudad, y, porque al final de cuentas, La Antigua es el punto turístico que más atrae visitantes hacia Guatemala. Se puede verificar con cifras fehacientes, por ejemplo, sobre los destinos a los que se dirige los turistas extranjeros que arriban al Aeropuerto Internacional La Aurora, con lo cual se observará que una gran mayoría visita La Antigua, muy por encima de otros puntos de interés, como Tikal y el Lago de Atitlán, que también generan turismo, pero la ciudad colonial es más frecuente por su cercanía con la capital y el acceso que se tiene hacia ella. Entonces, para el antigüeño es poco comprensible la actitud estatal de contarle las costillas al financiamiento de la restauración, proceso el cual -no está de más advertir- es muy costoso, porque el restaurador de edificios históri-

cos no debe escatimar en costos, los cuales a veces se triplican porque no se sabe en qué estado está el inmueble. En otras palabras, el presupuesto para la restauración no es tan viable el poder calcularlo con anticipación, tal y como sí podría ser posible para una construcción nueva, en donde se pueden estimar los costos. Pero para una restauración histórica, no. Por último, para comprender la visión del antigüeño, es difícil comprender que se le pretenda dar un uso “cultural” a una ciudad que, por sí misma, es completamente cultural; de igual forma, no se explican de qué forma se espera poder instalar museos dentro del Palacio de los Capitanes, cuando de por sí la ciudad es un “museo al aire libre”. Los antigüeños temen perder parte de su patrimonio, que para no olvidarnos también es de toda Guatemala; sin embargo, los habitantes de esa ciudad podrían recordar dos o tres casos en que de la misma forma, so pretexto de una restauración, han perdido injerencia en algunos edificios coloniales, a manos de comerciantes que se aprovecharon de un uso comercial que se le dio al inmueble, o del abuso de donantes, que por el hecho de haber otorgado fondos, han considerado que pueden utilizar el edificio para actividades privadas. Por ello, es que los antigüeños

pareciera que ven con reojo y recelo el que el futuro “centro cultural” esté destinado a áreas de exposición, salas para recitales y museos de moneda, cuando esto poco o nada tendría que ver con lo colonial; y peor aún, cuando consideran que el edificio podría dar pie para privatizaciones parciales o totales, a manos de algunas empresas que, además, no son antigüeñas. En Guatemala tenemos una gran riqueza cultural; en un país tan pequeño, caben concepciones culturales tan diversas. Pero esta riqueza, más que eso, pareciera que fuera un problema. Este conflicto pareciera ser más por la falta de discusión y de diálogo, y que ante ello las autoridades optan por “imponer” criterios, sin comprender la cosmovisión del lugareño, y, mucho peor, sin siquiera preguntarle. Grupos de vecinos se han organizado para protestar, hacer plantones frente a la Corte Suprema de Justicia, exigir explicaciones a las autoridades ministeriales y gubernamentales, e, incluso, recientemente declararon como persona non grata a una arquitecta vinculada al proyecto. ¿Será tan difícil escuchar lo que tienen que decir?


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Sobre las tablas

Antonio García Urrea, 78 años de vida teatral

Parafraseando expresiones del recordado Antonio Arreola, solía afirmar él, que nada refrena al espíritu más que la incertidumbre, respecto a cómo será acogida la obra realizada. He ahí la interrogación que se plantea un escritor, en ocasión de exponer su obra ante el público. POR CARLOS MOLINA

T

ono García Urrea es un hombre de letras, conocido ampliamente en el ámbito teatral, ante todo por su inagotable inspiración hacia la comedia, con la cual ha desfilado ante públicos de toda índole de la sociedad guatemalteca. Entre sus múltiples quehaceres literarios, periodísticos, su hogar y otros menesteres, ha reservado algún minuto por aquí y por allá, para dar rienda suelta a su explosiva carga emocional, que al parecer, ya en sus años mozos, constituían su enorme bagaje de ilusiones. Papel y tinta en gran cantidad se consumirían para lograr fidelidad en retratar cómo García Urrea transformó sus vivencias en creación artísticodramática. Haciendo un parangón con Cervantes -quien forjó su vida literaria más que en estudios de universidades-, en sus relaciones que como “camarero” de monseñor Guglio Acuaviva, viajando a Italia, recorrió en las ciudades con la gente del pueblo, convivió con soldados, turcos, cristianos, piratas y, sobre todo, amigos, compañeros de lucha y de infortunio. Así, nuestro apreciable amigo José Antonio, hizo su escuela en una forma tan humana de la vida, al lado de la gente de teatro de hace medio siglo atrás, y desde ese entonces, fue engendrando sus múltiples libretos de comedia, hasta llegar a ser lo que es un comediógrafo considerado el más fecundo de nuestro medio guatemalteco, porque el número de sus obras montadas por diversos grupos rebasa holgadamente el centenar. De esa infatigable producción, al leer “La pila de Santa Catarina” se deduce de ella una superación del autor hacia un giro de tesis. Mayormente ocurrió con “El nacimiento”, la que escribió en colaboración con Alberto Flores, obra

que se montó en dos festivales guatemaltecos, siendo su estreno mundial en el Teatro Máskaras, de Tono Arreola, y el segundo o segunda temporada en el Teatro de la U niv er s idad Popular, con la dirección de Manuel Lisandro Chávez. Conforme a lo expresado en el prólogo de una de sus ediciones, Antonio García Urrea es el autor más representado en Guatemala. Sus obras han recorrido dentro y fuera de la capital, barrios, colonias, escuelas, cárceles, hospitales, etc., y han sido escenificadas por muchos grupos, entre ellos: EDIL, TEAL, TALÍA, ESCENARIO 7-79, por grupos de El Salvador y Costa Rica. Y no está de más anotar que en actividades culturales del medio estudiantil guatemalteco, el autor recurrente es nuestro homenajeado Tono García Urrea, aunque en esas actividades no siempre se cita al autor de la obra escenificada; “cosas veredes amigo…” Es digna de encomio la selección del Maestro Manuel Lisandro Chávez en cuanto a realizar un homenaje de gran trascendencia al maestro Antonio García Urrea, por parte de la Asociación Nacional de Actores y Técnicos, de la cual es integrante Tono García

HOMENAJE El pasado jueves, 26 de enero, se realizó un homenaje en el teatro de la UP, a Antonio García Urrea, por sus 78 años de estar sobre las tablas, siendo el dramaturgo más prolífico de nuestro teatro nacional. El homenaje le fue rendido por la Asociación Nacional de Actores y Técnicos (ANAYT), bajo su programa “Luminarias del teatro guatemalteco”. El acto contó con una concurrida asistencia, y con la participación de personalidades de nuestro mundo cultural, como René Molina, Luis Domingo Valladares Molina, Manuel Lisandro Chávez, Javier Pacheco y decenas de hombres y mujeres de tablas, que si se busca enumerar a todos se corre el riesgo de dejar en el tintero a más de alguien. Como parte del homenaje, se presentó la obra “El costa de la discordia”, original de Antonio García Urrea, y dirigida por Manuel Lisandro Chávez. El presente artículo fue presentado por Carlos Molina como parte del homenaje, y se extrajo del programa de mano ofrecido en esa ocasión. Con 91 años, García Urrea ha transcurrido casi la totalidad de su vida sobre y detrás del escenario, ya sea personificando algún personaje, escribiendo un guión, adaptando una obra, o bien construyendo el escenario o elaborando un traje para un personaje.

Urrea, a sus 91 años de vida, y sus Bodas de Diamante en el teatro guatemalteco, cuando todos quienes somos sus amigos, quienes le apreciamos por su fructífera producción artística, don de gentes y hombre de bien, estaremos prestos a la celebración, pues es de considerarse que 78 años de vida teatral es un gran aconteci-

miento, no solamente para quien los cumple, sino también para la gloria del arte guatemalteco. Salve cara patria, honor a quien honor merece.

Además de dramaturgo y hombre de teatro, se ha desempeñado también como hombre de letras; como parte de este ejercicio, ha sido por años columnista de Diario La Hora, colaborando semanalmente con este vespertino. Entre algunas de sus obras se encuentran “Cuatro juguetes cómicos”, “Que traigan al chucho”, “La boda de Don Ubaldo y otro cuentos”, “La casa de Atila”, “Los ojos que nos ven” y “Buscando al diablo”, para mencionar tan sólo algunos de su incontable obra.


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“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín Rojas DECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

Múltiples

Pantalla grande

latinos consiguen nominaciones al O scar

Encabezada por Demián Bichir, postulado a mejor actor por su trabajo en “A Better Life”, Latinoamérica aspirará este año a cuatro premios Oscar, pero no estará en la contienda por la codiciada estatuilla a la mejor película extranjera. Por SIGAL RATNER-ARIAS

El mexicano Bichir fue nominado el martes por su interpretación de un inmigrante que se encuentra en Estados Unidos ilegalmente y trabaja como jardinero en busca de un mejor futuro para su hijo, mientras que la francesa nacida en Argentina Bérénice Bejo fue nominada a mejor actriz de reparto por su interpretación de una estrella en ascenso durante el nacimiento de la era del sonido en el cine en “The Artist”. En un comunicado enviado a The Associated Press, Bichir le dedicó el reconocimiento a los “once millones de seres humanos que hacen que nuestras vidas sean más fáciles y mejores en los Estados Unidos”, en referencia a los inmigrantes que están en el país ilegalmente y que inspiraron su personaje. El actor se disputará el premio con el francés Jean Dujardin, en el papel de un astro del cine mudo cuya carrera se desploma con la llegada del sonido en “The Artist”; el inglés Gary Oldman, como el espía británico George Smiley en “Tinker Tailor Soldier Spy”; y los superastros de Hollywood George Clooney como un padre que intenta recuperar su relación con sus hijas en “The Descendants” y Brad Pitt como el gerente general de los Atléticos de Oakland Billy Beane en “Moneyball”. “Me siento abrumado al ver mi nombre entre los de esos increíbles actores. Esto nunca hubiese ocurrido si (el director) Chris Weitz no hubiese estado a la cabeza de este filme”, expresó Bichir en la misiva. “El es mi hermano y le agradezco profundamente. Espero que más y más

gente se meta a iTunes y Netflix a ver nuestra película. Ese sería el máximo premio que podemos obtener”. Por su parte Bejo, hija del cineasta argentino Miguel Bejo, se expresó incrédula del reconocimiento al decir a la AP que apenas “hace un año estaba aprendiendo a bailar tap y hoy estoy nominada a un Premio de la Academia”. En declaraciones a la televisora argentina Todo Noticias, relató que a los tres años se fue a Francia y que aún tiene familia en su país natal. “Mis padres son argentinos, tengo una educación muy argentina y todo el tiempo me sentí mitad francesa y mitad argentina”, dijo en español. La actriz fue nominada junto con Jessica Chastain (“The Help”), Melissa McCarthy (“Bridesmaids”), Janet McTeer (“Albert Nobbs”) y la ganadora del Globo de Oro Octavia Spencer (“The Help”). Otro artista mexicano, el director de cinematografía Emmanuel Lubezki, recibió su quinta candidatura al Oscar, esta vez por su trabajo en “The Tree of Life” (“El árbol de la vida”). Lubezki consiguió su prime-

ra nominación de la mano de su compatriota Alfonso Cuarón con “A Little Princess” (1995), que además le abrió las puertas de Hollywood. Desde entonces ha trabajado establemente en la Meca del cine, recibiendo postulaciones al Oscar por “Sleepy Hollow” (1999), “The New World” (2005) y “Children of Men” (2006), esta última también dirigida por Cuarón. Este año compite con sus colegas de “The Artist”, “The Girl With the Dragon Tattoo”, “Hugo” y “War Horse”. En cuanto a mejor canción original, sólo dos temas fueron nominados al Oscar y uno de ellos es de Brasil. Los legendarios músicos brasileños Sergio Mendes y Carlinhos Brown, junto a la estadounidense Siedah Garrett, se medirán por el premio de la Academia con “Real in Rio”, que compusieron para la cinta animada “Rio”. La otra candidata es “Man or Muppet” de “Los Muppets”, compuesta por Bret McKenzie. Asimismo, por España, el compositor Alberto Iglesias obtuvo su tercera candidatura a mejor música original, en

esta ocasión con la partitura de “Tinker Tailor Soldier Spy”; y “Chico & Rita”, de Fernando Trueba, Tono Errando y Javier Mariscal, fue nominada a mejor cinta animada. “Yo preferiría que la tercera sea la vencida. Ojalá se cumpla ese dicho. Pero si no, yo intentaré que haya una cuarta y una quinta”, dijo en Madrid a la AP Iglesias, cuyo nombre ha estado siempre muy ligado al de Pedro Almodóvar, para el que compuso la banda sonora de películas como “Carne trémula”, “Hable con ella”, “Volver” y “La piel que habito”. Ambientado en La Habana y Nueva York, “Chico & Rita” es un largometraje musical para adultos con composiciones de Bebo Valdés y canciones de Consuelo Velázquez y Tito Puente. “El hecho de que los animadores de Hollywood hayan valorado nuestra película es una alegría enorme, pero sobre todo una sorpresa”, dijo Errando, uno de los realizadores, a la AP. “Nos hace ilusión que sea una película de animación para adultos, y que la animación deje de considerarse un territorio sólo para público familiar”.


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Galería de artistas

Mauro López y el

escenario de los sueños

El 3 de febrero en la Escuela Nacional de Artes Plásticas se inaugurará la exposición itinerante titulada “Al arte, tiempo” de los artistas Mauro López, Flavio Santa Cruz y Mario García, que en los próximos meses visitará la Universidad Popular, la Escuela del Cerro del Carmen y las galerías El Túnel y El Sitio, lugares donde los expositores se formaron como artistas e iniciaron sus carreras profesionales. POR JUAN B. JUÁREZ

Tales artistas pertenecen a lo que, sin mucho rigor, podemos llamar la generación del 90, que agrupa a los que nacieron y se formaron en el clima de la guerra interna y tienen por eso otra sensibilidad y otras orientaciones que ya no se identifican con las “justificaciones ideológicas” de un conflicto interno demasiado prolongado. La exposición, o mejor dicho, la intención de exponer en esos lugares, tiene el sentido de una reflexión sobre el camino recorrido y también el de una caracterización de la obra realizada en el contexto más amplio de la cultura y la historia de Guatemala. Sirva este y los próximos artículos como una presentación de tal exposición y como un ensayo de interpretación histórica de la obra de estos artistas. A finales de 1os años 80, cuando incluso para los revolucionarios más románticos la guerra interna había ya perdido irremediablemente su carácter heroico y liberador, y la violencia, fuera ya de todo mesura humana, se ensañaba con la población rural, obligando a las comunidades campesinas a abandonar sus pueblos y sus tierras, la pintura del joven artista Mauro López fue la primera en recoger no sólo esas atrocidades

sino también los primeros aires del desencanto de una generación que ya no se reconoció en las razones de la guerra. Con ese tema y bajo esa atmósfera Mauro López definió tempranamente no sólo su propio estilo sino también descubrió en sí mismo y expresó en su pintura los sentimientos y la manera de pensar que definen la sensibilidad histórica, social y estética de una generación nacida y formada bajo el signo de la guerra. Dado el tema inicial de su pintura (y la realidad en que se sustentaba) y la sensibilidad genuina pero inexpresada de un artista que iniciaba su carrera, la simplificación formal que hoy define el estilo de un artista maduro tuvo en principio una función expresiva: se trataba de significar un desarraigo, de registrar un despojo, de comunicar la desesperanza, la extrañeza y la desolación, y de allí que Mauro haya creado en consecuencia un paisaje desértico, sin horizontes, sin color, sin sombras, sin caminos y sin misterios, con personajes casi reducidos a su esquema formal, sin más rasgos personales que su tristeza, su desolación, su pobreza y sus orígenes campesinos. Tales imágenes produjeron en el espectador —urbano, necesariamente— una conmo-

ción muy profunda, una identificación inmediata con esos personajes que la guerra desplazaba de la tierra, un repudio emotivo (no ideológico) a esa situación absurda y dolorosa. De cierta manera se puede decir que en los primeros cuadros de Mauro López se da un entrelazamiento perfecto entre el tema, la intención expresiva y los recursos formales que relacionan a su pintura con la tradición crítica y realista de la pintura guatemalteca. Sin embargo, la posterior evolución de su obra nos permite afirmar que no era el tema (coyuntural por otro lado) ni la manera de tratarlo la novedad y el valor expresivo de su nueva pintura sino propiamente los matices de desesperanza y agotamiento idealista que le imprimía esa otra sensibilidad que ni siquiera en el momento inicial se identificaba con las razones históricas de la guerra. Así, la simplificación de la figura que al inicio fue un simple recurso expresivo, con el tiempo llegó a ser la principal característica de su estilo formal, de la misma manera que el paisaje desolado de sus primeros cuadros se convirtió posteriormente en el escenario, ya no de las atrocidades de la guerra, sino de otras posibilidades de la plenitud humana, entrevistas por esta generación

desengañada a través del sueño y la imaginación. Así, la pintura de Mauro López registra no sólo el abandono de los campos de labranza convertidos por la lógica realista de la guerra en campos de batalla sino también y al mismo tiempo el retorno de la imaginación y la poesía, desterrados por esos años beligerantes de los procesos de creación artística. La instauración de la imaginación poética como fuente del trabajo artístico es naturalmente un fenómeno social que marca al arte y a los artistas de toda una época, pero que la evolución de la pintura de Mauro López ilustra con claridad inequívoca. Es el mismo paisaje iluminado por otras luces, recorrido por los mismos personajes esquemáticos y simbólicos, animados esta vez con otra actitud vital. Es el mismo espacio sin horizontes, el mismo cielo lejano, pero ahora constelado de presagios. Los mismos árboles cuyas ramas otrora muertas lucen ahora frondosidades plenas y lujuriosas, los mismos campesinos que ostentan ahora identidades frutales y sombras que delatan el espesor de sus existencias… Todo ello en plenitud de espejo, en repeticiones eternas, en sueño plácido dentro del cual germina otra pesadilla.


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Literatura

José Echegaray, el Nobel ignorado

Atención, sin acudir a enciclopedias ni libros de consulta, ni tan siquiera a Internet y cualquiera de los buscadores que en su maraña de datos habitan, ¿sabría el querido lector que a estas letras se asoma citar de memoria los Premios Nobel de Literatura que han escrito en español han sido hasta la fecha? He de suponer que la mayoría de quienes acepten el reto habrán repasado mentalmente el exiguo grupo de afortunados premiados. En caso contrario, amigo lector, no se preocupe, porque en algunos casos la historia los ha ido olvidando hasta que de ellos no han quedado sino algunas sombras añejas.

E

POR ALEJANDRO POLANCO l más reciente, y sin duda el que más se recordó, fue el de Mario Vargas Llosa, en 2010, y previo a él, el mexicano Octavio Paz. En cuanto a la Península Ibérica, se podría considerar a José Saramago, quien pese a ser portugués, escribió en español. Ahora bien, plenamente nacido en España, está Camilo José Cela con el Premio Nobel de Literatura. El 1977 fue Vicente Aleixandre quien recibió el mismo premio, como también lo fueron Juan Ramón Jiménez en 1956 o Jacinto Benavente, en 1922. Si miramos los campos de la ciencia encontraremos todavía más escasos frutos, aunque sin duda absolutamente geniales. Santiago Ramón y Cajal recibió el Nobel de Medicina en 1906, siendo secundado en 1959 por Severo Ochoa. ¿No habrá por ahí algún escondido Nobel de Química, Física, Economía o de la Paz? No, en esas categorías nuestro país todavía no ha logrado pisar el terreno del Nobel y, sin embargo, sí tuvimos el privilegio de contar con cierto personaje ignoto que, además de ser premiado como literato bien pudo lograr algún otro Nobel científico. Me refiero a alguien que, hasta el mismo día de su muerte, a la avanzada edad de 84 años, cultivó las más diversas ramas de la ciencia, la matemática y las letras: José Echegaray, a quien se distinguió con el Premio Nobel de Literatura en 1904, siendo así el primer español en lograr una de las codiciadas medallas de factura sueca. UN PREMIO POLÉMICO Sorprende el hecho de que, siendo sus inclinaciones y vocaciones tan amplias, fuera precisamente el Nobel de Literatura el premio con el que fuera distinguido. Hubo quien se lo tomó muy mal, recibió insultos y descalificaciones, malos aires y modos desagradables, pues la política, como en tantas otras ocasiones, se encontraba como ingrediente fundamental de la función. También hubo quien se lamentó, con profunda sinceridad, y no sin cierta razón, puesto que Echegaray había sido reconocido por ser padre de un teatro ya en sus horas bajas, prácticamente anticuado al poco de nacer, habiendo dejado a un lado su labor científica para dedicarse durante décadas a tareas que, al menos, le permitieron vivir sin preocuparse de los dineros. No era el Premio Nobel en aquellos primeros años del siglo XX en nada parecido a lo que se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo. Por entonces, la idea principal que rondaba la mente de los académicos suecos era la de honrar la vida de grandes

hombres de su tiempo, más que fijarse en obras concretas o aportaciones singulares. Por ello, no deberá extrañar que en una de sus primeras celebraciones, fuera el poeta

francés Frédéric Mistral, junto a Echegaray, quien recibiera el Nobel de Literatura. En el caso de Mistral no cabe duda que se pretendía homenajear toda una vida de-

dicada a la poesía y al enaltecimiento de la lengua occitana pero, ¿qué hay del caso español? Sí, José Echegaray llevaba décadas estrenando obras de teatro muy exitosas,


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SEMBLANZA

José Echegaray y Eizaguirre (Madrid,19 de abril de 1832 - Madrid,14 de septiembre de 1916) fue un Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, matemático, dramaturgo y político español, hermano del comediógrafo Miguel Echegaray.

tanto en su propia patria como en muchos otros lugares del mundo y, sin embargo, tales obras fueron gravemente criticadas por sus contemporáneos, como Clarín. Su obra como dramaturgo no es que fuera gran cosa puesto que, siendo de calidad, no podía considerarse como excepcional, algo que el tiempo se ha empeñado en demostrar arrastrando su teatro al olvido. Pero siguiendo con la política de los Nobel en su época, el bueno de Echegaray sobresalía en la España de entonces por su labor intelectual y científica. Ni siquiera el propio José llegó a verse a sí mismo como un hombre de letras, sino más bien como un inquieto buscador de tesoros del saber, que dieron como fruto muchos dolores de cabeza y una reputación sin tacha. ¿Cómo honrar a quien lleva décadas dedicado al servicio público, como político digno de elogio? Nada más y nada menos que con un Nobel, y de Literatura para más señas, pues otro no podría amoldarse plenamente a su perfil. Ciertamente, sería un dramaturgo mediocre, pero su labor científica tampoco había dado frutos sobresalientes, por lo que un Nobel de Física, por ejemplo, hubiera estado completamente fuera de lugar. Con esa forma de ver las cosas, la Academia decidió premiar una vida honrada, más allá del posible valor que sus obras de teatro pudieran tener. Una vida llena con su gran trabajo en diversos ministerios, como los de Hacienda o Fomento, proponiendo y llevando a cabo grandes reformas, luchando por las libertades y por el progreso de la ciencia. Echegaray escribía obrillas de teatro, para él no eran más que divertimentos que le hacían ganar el dinero suficiente como para poder dedicar el tiempo a su verdadera pasión: la ciencia. Y como de la ciencia no pudo vivir, gastó horas interminables en dar vida a historias teatrales. El gesto llegado desde Suecia pudo haber sido pensado con la mejor de las intenciones, pero el resultado fue bastante negativo, pues desde que se conoció que a él le correspondía el gran premio, no dejaron de llover las críticas e insultos de la vanguardia literaria española. Desde Unamuno a Baroja, Rubén Darío o Valle Inclán a prácticamente todo miembro conocido de las letras contemporáneas, emitieron toda clase de juicios oscuros.

Muchos de los malos tonos que llegaron a oídos de Echegaray tuvieron que ver con el dichoso premio, que inicialmente iba a ser otorgado al dramaturgo en lengua catalana Àngel Guimerà. Las presiones del gobierno español, que no consideraba adecuada esa elección por motivos políticos, hicieron que la Academia se fijara en Echegaray pues, a fin de cuentas, a su sobresaliente vida se unía su labor como dramaturgo y traductor al castellano de algunas obras de Guimerà. De esa forma, se pasó de intentar premiar a dos literatos que lucharon por el renacer de lenguas minoritarias, como Mistral y Guimerà, a mediar en una disputa política en la que Echegaray terminaría siendo víctima de todos los golpes. EL GENIO POLIFACÉTICO Si a su obra literaria se referían, no cabe duda de que cierta razón sí les asistía, ahora bien, la vida de Echegaray, y los méritos que contiene, debieron ser dignos de alabanza pues, aunque un Nobel de Literatura no fuera la mejor forma de honrar su trabajo, el simple hecho de repasar su biografía debiera haber sido motivo más que suficiente como para acallar gran parte de los insultos. José Echegaray nació en Madrid el 19 de abril de 1832. A lo largo de su amplia vida, que vio su final en 1916 en la misma ciudad en la que llegó al mundo, dedicó su tiempo a las más variadas actividades. Fue Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, insigne matemático, dramaturgo de éxito, además de político y gestor excepcional. Buen estudiante, número uno de su promoción en ingeniería, entre sus pasiones se reunía una mezcla de amor por las letras y la ciencia que no le abandonaría nunca. Incluso contando con más de ochenta años de edad, dedicaba ingentes esfuerzos a su labor científica pues era consciente de haber estado apartado durante décadas de su original intención, entretenido en las más diversas labores políticas y literarias. Decenas de volúmenes recogen su obra físico-matemática, que inició en 1854 cuando comenzó a impartir clases en la Escuela de Ingenieros de Caminos. Desde entonces logró dar forma a tratados sobre hidráulica, cálculo diferencial y física, entre otras materias. Su buen hacer

le llevó a ser elegido miembro de la Real Academia de las Ciencias Exactas donde, con motivo de su negra forma de ver la pasada historia científica española en su discurso de ingreso, se vio preso de una grave polémica política siendo incluso atacado por los liberales, a quienes él sentía como próximos a sus ideas. Puede que fuera esa la chispa que hizo inclinar su vocación hacia la política, llegando a ser nombrado Director General de Obras Públicas, Ministro de Fomento y, más tarde, de Hacienda. Lo más curioso de su labor política como excelente gestor al mando de los dineros públicos, siempre mirando hacia el futuro, pensando en el desarrollo del ferrocarril y la industria, fue que los tiempos pasaban, pero los diferentes gobiernos seguían solicitando sus servicios. Igual daba que fuera durante el reinado de Amadeo de Saboya, que en la República o con la restauración de la monarquía, Echegaray siempre era llamado para los más altos cargos económicos. Durante uno de sus mandatos al timón de la Hacienda Pública, logró que el Banco de España adquiriera el carácter de banco nacional con el monopolio de la emisión de moneda y, aunque tras muchos años aparcó la política por la literatura, fue llamado nuevamente por Alfonso XII para ocupar el cargo de Ministro de Hacienda. Sí, su inclinación política era próxima al liberalismo y a la república, sin embargo, había algo que siempre colocaba delante de su propia tendencia: el bien común. Puede que fuera por eso, y por su forma de gestionar los recursos a su cargo, por lo que independientemente de quién fuera el que arriba se encontrara, el nombre de Echegaray sonaba siempre como indispensable. Demasiado trabajo para una vida, aderezada con casi setenta obras de teatro muy queridas por el público europeo de entonces, tanto como ignoradas por la crítica posterior, académico de la lengua, miembro de sociedades científicas y, sobre todo, como a él le gustaba recordar, incansable cultivador de las relaciones entre la física y las matemáticas. Sí, polémico fue su Nobel de Literatura, ¿y qué? Una vida así merecía un reconocimiento sin igual, aunque más que alegrar sus últimos tiempos lo que lograron fue oscurecer su figura, hoy tristemente olvidada.

José Echegaray fue un polifacético personaje de la España de finales del siglo XIX. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, por la Escuela de Madrid, matemático, dramaturgo, político... con excelentes resultados en todas las áreas en las que se involucró. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1904, y desarrolló varios proyectos en ejercicio de las carteras ministeriales de Hacienda y Fomento. Realizó importantes aportaciones a las matemáticas y a la física. Introdujo en España la geometría de Chasles, la teoría de Galois, las funciones elípticas. Está considerado como el más grande matemático español del siglo XIX. Julio Rey Pastor afirmaba: “Para la matemática española, el siglo XIX comienza en 1865 y comienza con Echegaray.” Nació en Madrid el 19 de abril de 1832 (en algunas publicaciones parece el año 1833). Su padre, médico y profesor de instituto, era de Aragón y su madre de Navarra. Pasó su infancia en Murcia, donde realizó los estudios correspondientes a la enseñanza primaria. Fue allí, en el Instituto de Murcia, donde comenzó su afición por las matemáticas. Con el objeto de preparar el ingreso a la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, se trasladó con catorce años a Madrid, donde ingresó en el recién creado Instituto de Segunda Enseñanza San Isidro. Cumplidos los veinte, salió de la Escuela de Madrid con el título de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, que había obtenido con el número uno de su promoción, y se tuvo que desplazar a Almería y Granada para incorporarse a su primer trabajo. En su juventud leía a Goethe, Homero y Balzac, lecturas que alternaba con las de matemáticos como Gauss, Legendre y Lagrange. José Echegaray mantuvo una gran actividad hasta su muerte, ocurrida el 14 de septiembre (en algunas publicaciones aparece el día 4) de 1916 en Madrid. Su extensa obra no dejó de crecer en la vejez: en la etapa final de su vida escribió 25 ó 30 tomos de Física matemática. Con 83 años comentaba: “No puedo morirme, porque si he de escribir mi Enciclopedia elemental de Física matemática, necesito por lo menos 25 años.”


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Revista de libros

Libro esencial para el Derecho

R

POR MARIO CORDERO ÁVILA

ecient e mente, la Editorial Universitaria publicó la quinta edición del libro “Tema de introducción al estudio del Derecho y de teoría general del Derecho” de René Arturo Villegas Lara, un título considerado como lectura fundamental para el ejercicio de esta profesión. El libro está conformado por tres partes, que contienen los quince capítulos. La primera parte se refiere a temas de introducción al Derecho. Esta parte es la básica y en ella Villegas Lara define los conceptos básicos, sobre esta ciencia, las relaciones de poder y su injerencia con el Derecho, las diferentes escuelas y teorías sobre el Derecho, lo moral y los convencionalismos sociales, así como la axiología jurídica y las fuentes del Derecho. En la segunda parte, se centra en los conceptos jurídicos fundamentales, y define conceptos como la norma jurídica, el ordenamiento jurídico y la relación jurídica. Por último, en el capítulo sobre Ciencia y Técnica Jurídica, explica con argumentos sobre la formulación, interpretación y aplicación de la norma, así como los conflictos que se puede encontrar al aplicar las leyes en tiempos y espacios determinados. “La idea de conjuntar los temas que introducen al estudio del Derecho y los propios de la llamada Teoría General del Derecho o

ciencia del Derecho, obedece al propósito de que este libro contenga y desarrolle el contenido de los programas que suelen estudiarse en nuestras facultades o escuelas de ciencias jurídicas. En universidades de otros países, no sería raro que estos estudios se hicieran de manera separada. Pero, como no es ese el caso de la academia en Guatemala, es, pues, una finalidad docente la que determina el contenido y desarrollo del texto”, explica Villegas Lara. De acuerdo con el prólogo de esta quinta edición, se pulió la redacción de la edición anterior, y se superaron algunos errores tipográficos. “He tratado de introducir algunas ampliaciones en cuanto al contenido de varios temas, como consecuencia de lecturas que he tenido que realizar para impartir los cursos”.

PROMOCIÓN Editorial Universitaria y Diario La Hora sortearán cinco libros de “Temas de introducción al estudio del Derecho” de René Arturo Villegas Lara. Únicamente debe enviar sus datos (nombre, número de documento de identificación y teléfono) a Diario La Hora, ya sea por correo tradicional o por correo electrónico. Envío sus datos a las oficinas de Diario La Hora (9ª. calle “A” 1-56 zona 1), o al correo electrónico (lahora@lahora.com.gt), identificando con el nombre “PROMOCIÓN DERECHO”, a más tardar el jueves 2 de febrero. El sábado 4 de febrero, en el Suplemento Cultural, se anunciarán a los ganadores.

Revista de libros

Diario de invierno, de Paul Auster

I

POR JOSÉ CARLOS GARCÍA FAJARDO

ncansable creador de ficciones y de personajes inolvidables, vuelve aquí su mirada sobre sí mismo. Y si en A salto de mata rememoraba sus años juveniles de aprendiz de escritor, en éste parte de la llegada de las primeras señales de la vejez para rememorar episodios de su vida. Y así se suceden las historias: un accidente infantil mientras jugaba al béisbol, el descubrimiento del sexo, las masturbaciones adolescentes y la primera experiencia sexual con una prostituta, la rememoración de sus padres, un accidente de coche en el que su mujer resulta herida, una presentación en Arles, acompañado por su admirado Jean-Louis Trintignant, la estancia en París, una larga lista comentada de las 21 habitaciones en las que ha vivido a lo largo de su vida hasta llegar a su actual residencia en Park Slope. Sus ataques de pánico, las historias de sus abuelos, sus dos primeros matrimonios fallidos y el largo y feliz matrimonio actual, la visión de un viejo thriller por televisión y las reflexiones que propicia, las visitas a la familia de Siri, los viajes, los paseos, la presencia de la nieve, el paso y la herida del tiempo, la conciencia del cuerpo que envejece… En definitiva, la urdimbre y la trama de una vida a través de vivencias, sensaciones y recuerdos. De él escribe M. Dirda en The New York Review of Books: “Paul Auster ha construido uno de los universos más inconfundibles de la literatura contemporánea… Realmente está

en posesión de la varita de un mago”. Es uno de los grandes escritores americanos. Y uno de los escritores intelectualmente más elegantes… Los temas son fantasmas hambrientos, dijo Borges. Afortunadamente los fantasmas de Auster son insaciables, y nos acompañan en el camino personal de cada uno. Estamos ante un magistral autorretrato construido con la pasión, la desbordante creatividad literaria y la ejemplar viveza de la prosa que son ya las señas de identidad de este escritor amado por los lectores y admirado por la crítica.

SEMBLANZA Y OBRA

Paul Auster (Newark, Nueva Jersey, 3 de febrero de 1947) es un escritor, guionista y director de cine estadounidense, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006.

Paul Auster es, por excelencia, el escritor del azar y de la contingencia; como no cree en la causalidad, persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas por errores o acontecimientos aparentemente anodinos. Esto sucede en “La trilogía de Nueva York”, en “La música del azar”, y sobre todo en “Leviatán”, en su excepcional escena central. Su estilo es aparentemente sencillo, gracias a su trabajo y conocimiento de la poesía, pero esconde una compleja arquitectura narrativa, compuesta de digresiones, de metaficción, de historias en la historia y de espejismos (El cuento de “Auggie Wren”).

También describe existencialmente la pérdida, la desposesión, el apego al dinero, el vagabundeo (en E”l palacio de la luna”, cuyo personaje central se llama Marco Stanley Fogg, en una especie de unión de estos tres grandes viajeros). También se cuestiona la identidad, en especial en “La trilogía de Nueva York” en la que uno de sus personajes (que no es el narrador) se llama como él; en “Leviatán”, en la que el narrador tiene sus iniciales (Peter Aaron) y conoce a una mujer llamada Iris (anagrama de su esposa Siri); o en “La noche del oráculo”, donde un personaje se llama Trause (anagrama de Auster). La enfermedad, el mimo en la descripción de los objetos de papelería, la metaliteratura son señas de identidad recurrentes que se dan en su obra.


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