Suplemento Cultural 30-11-2012

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Una idea original de Rosauro Carmín Q.

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Guatemala, 30 de noviembre de 2012

Miniaturas en El Túnel Obra de Roberto González Goyri, 1987 Página 8

Jacobo Árbenz, homenaje en su centenario Páginas 4 y 5

Más jugo de la Naranja Mecánica

Páginas 2 y 3


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Nueva Guatemala de la Asunción, 30 de noviembre de 2012 Tema central

Una vuelta a la naranja mecánica Uno de los hechos humanísticos, sociales y artísticos, e incluso políticos y filosóficos, más importantes del siglo XX, por el tratamiento y la vigencia de su tema y por el contenido y la virulencia de sus imágenes, lo constituye la realización de uno de los filmes emblemáticos del director Stanley Kubrick (1928-1999), nacido en Nueva York y afincado en Londres, donde pasó gran parte de sus últimos 15 años: “A Clockwork Orange” (1971) o “Una naranja mecánica”, de la cual en 2011 se celebró el cuadragésimo aniversario y cuyo original literario homónimo, de Anthony Burgess (1917-1993), ha sido tan vapuleado e incomprendido, citado y no leído, como la versión del cineasta gringo-anglo. POR LUIS CARLOS MUÑOZ

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anto la novela como la película tuvieron que soportar el peso de la infame censura, motivada por un sesgo mediático que tendió un manto de duda contra el que aún cabe y más que nada debe protestarse, para que al fin se entienda que las obras son lo que dicen y no lo que se quiera ver en ellas y que lo único que sobrevive a toda la estulticia humana, fuera de lo que se hace bien, son los (buenos) libros… y las (buenas) películas. Kubrick, cuya obra ilustra una compleja serie de variaciones sobre las parejas de oposición barbarie-civilización, orden-caos, legalidad-ilegalidad, violencia institucional-violencia individual, ética universal-ética personal, y contiene un profundo estudio filosófico, social y político sobre el destino del hombre, es autor de otras obras consideradas maestras igual por crítica que público: “The Killing” (1956) o “Atraco perfecto”, policiaco basado en una novela de Lionel White, cuyo relato, “El robo en un hipódromo”, en su epílogo remite a la metáfora sobre la avaricia humana llamada “El tesoro de la Sierra Madre” (1948), de ese otro cineasta gringo muerto en el Reino Unido, John Huston, y lanza al espectador hacia “La comunidad” (2002), del español Alex de la Iglesia, otra incursión en la avidez (in)humana por el dinero; “Spartacus” (1960) o “Espartaco”, filme basado en el libro de Howard Fast, con guión de Dalton Trumbo, la historia del jefe de los esclavos que se sublevó contra Roma y que, como (no) es lógico, murió a manos de sus verdugos: eso sí, gracias a Kubrick, sentando un precedente de dignidad, tesón y lucha por el deber, no derecho, más preciado del hombre: la libertad, por la cual no se pueden hacer concesiones humanas, artísticas, ni mucho menos económicas; “2001: A Space Odissey” (1968) o “2001: Una odisea espacial”, según el cuento “El centinela”, de Arthur C. Clarke, que representa la lucha entre el humanismo y la tecnología en contra de la deshumanización, a través de una vasta epopeya intergaláctica que se inicia con la hominización de los primates en África y se cierra con la mutación biológica humana hacia un estadio superior. Dentro de sus obras excelsas cabría citar también “Paths of Glory” (1957) o “Senderos de gloria”, la primera de sus diatribas antimilitaristas, en este caso, sobre la I Guerra Mundial; luego vendrían “Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb” (1963), “Dr. Insólito o ¿cómo aprendo a dejar de preocuparme y amar la bomba?”, una hilarante sátira de política-ficción ubicada en la Guerra Fría que especula con la posibilidad de un apocalipsis nuclear, basada en la novela “Alerta roja”, de Peter George, y “Full Metal Jacket” (1987), una lúcida mirada a la valentía y a la dignidad vietnamitas, representadas en una mujer detrás de la que la paranoia gringa pretende

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Alex, el protagonista y narrador de la historia, acepta someterse a un tratamiento que le inhibe su voluntad de hacer el mal.

ver un pelotón de exterminio; obra basada en la novela “The Short-Timers”, de Gustav Hasford, autor además del guion escrito a seis manos junto al propio Kubrick y a Michael Herr. Desde luego sin olvidar a “Barry Lyndon” (1975), adaptación con la que parece haber creado un nuevo tipo de narración fílmica: si los alemanes hablan de Bildungsroman o novela de formación, Kubrick podría hablar de Bildungskino o cine de formación; a la vez, suerte de tratado sobre la vieja relación pintura-cine y una soberbia reconstrucción histórica con base en la franco-inglesa Guerra de los Siete Años, según la novela The Memoirs of…, de Thackeray, escritor inglés nacido en Calcuta, moralista que se gastó la vida ridiculizando los vicios de su sociedad; The Shinning (1980) o El resplandor, singular adaptación de la obra homónima de terror del mediocre autor de best-sellers Stephen King: lo que no implica que ser uno de los autores mejor vendidos es per se malo, sino que la materia no es culpable de quien la utiliza: ejemplos, el comunismo no tiene la culpa de la caterva de comunistas que ha habido; el capitalismo no tiene ni idea de los engendros que lo han encarnado y por eso tampoco es culpable: salvo por lo que en sí es; por último, Eyes Wide Shut (1999) u Ojos bien cerrados, filme con base en la nouvelle Traumnovelle o Novela soñada, del austriaco Schnitzler, centrado en el

imperativo de que los humanos permanezcan lúcidos frente a las pulsiones sexuales para no caer en la desesperación. Hecho que, quizás, por esa suerte de intercambio entre cine y vida se instaló en la de sus protagonistas, Tom Cruise (Dr. Bill Harford), y Nicole Kidman (Alice), tras el epílogo fílmico en el que hay una brutal alusión al cuerpo y al deseo, sentimiento clave de la tan anhelada libertad, la que consiste en la acción del deseo; en el principio del placer, al que la sociedad opone el de realidad: “Hay algo que necesitamos hacer”, dice Alice, y añade lo que todos saben antes que el despistado Bill: “¡Fuck!”, por fornicar, tirar, joder, follar o… Ojos bien cerrados devino en involuntario testamento cinematonírico de Kubrick, en un epitafio a toda su obra, un alivio existencial para quien al parecer tanto sufrió luego de haber hecho parte de aquel falso documental sobre el viaje a la luna, llamado el filme de la luna por los documentalistas Arlindo Machado y Martha Lucía Vélez, en su texto ‘Documentiras y fakeciones’, a propósito de “un documental inesperado” sobre el tema que el tunecino William Karel realizó en Francia bajo el título Operation Lune (2002): el internacional es The Dark Side of the Moon, que a su vez no denigra del roquero sino más bien socava las endebles bases del asunto en cuestión.

En él intenta reconstruir la cronología de los sucesos relacionados con el supuesto (nunca fue más cierto el adjetivo) viaje del Apolo 11, con base en los testimonios de personalidades de la política, la ciencia y la cultura. Al retomar el viejo debate sobre la veracidad de las imágenes, Karel considera la posibilidad de que la conquista del satélite “no habría pasado de ser una farsa”: como es su documental, en inglés fake, por falso, fingido o mock documentary, por burla o mofa. La transmisión televisiva, por su parte, se denominó en francés faux, falso, primero por Godard, quien en entrevista con TF1, exclamó: “¡Esa transmisión en directo es falsa!”. Mientras, en Washington, el entonces presidente Nixon, quien según tesis de Karel “decidió transformar la conquista de la Luna en un blockbuster de Hollywood e invitó a Kubrick a dirigir la farsa luego de que Walt Disney se mostró temeroso de colaborar”, se emborrachaba la noche del 20 de julio de 1969: una manera de mostrar su escepticismo, de suyo una certeza, frente al lunático viaje. Entretanto, otro viaje de la era espacial se iniciaba, el de Una naranja mecánica. Tan pronto apareció la versión literaria, en mayo de 1962, comenzó la diatriba: “Un insólito relato sobre la violencia de las bandas juveniles en Gran Bretaña, escrita en una jerigonza que no es


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La pandilla de Alex salía por las noches para delinquir y gozar de la ultraviolencia.

El vocabulario de mis gamberros de la era espacial podía ser una mezcla de ruso y de inglés demótico, sazonado con germanías a juego y con el bolo de los gitanos. El equivalente ruso del sufijo –teen inglés es nadsat, y así se llamaría el dialecto juvenil empleado por los drugi o amigos de la violencia.” Anthony Burgess Autor de “La naranja mecánica”

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Alex pelea con los miembros de su pandilla, lo cual provocará molestias entre el grupo y lo abandonarán en medio de un asalto en una casa, donde fue capturado por la policía.

de este mundo”, decía una publicación profesional no citada por el propio Burgess en su autobiografía. Sin embargo, aunque se trataba en apariencia sólo de las bandas juveniles inglesas, la violencia retratada allí podría extrapolarse hoy a cualquier parte de la tierra; y estaba escrita en una jerigonza que sí es de este mundo: “El vocabulario de mis gamberros de la era espacial podía ser una mezcla de ruso y de inglés demótico, sazonado con germanías a juego y con el bolo de los gitanos. El equivalente ruso del sufijo –teen inglés es nadsat, y así se llamaría el dialecto juvenil empleado por los drugi o amigos de la violencia” (Burgess). Pero esto no lo entendió el Times Literary Supplement, para el cual ese lenguaje vivo juvenil era hijo de la decadencia y parricida del prístino inglés británico, por vía de un escritor

de dudoso gusto: “Una verborrea viscosa… abultada hija de la decadencia… El inglés está siendo lentamente asesinado por quienes lo practican”. Así: “Yo era un escritor hecho y derecho que me había propuesto terminar con la lengua inglesa. Era un consuelo recordar que lo mismo se había dicho de Joyce en su momento. Mi gusto era dudoso”. No se comprendió, entonces, la tesis del Time en el sentido de que Burgess había escrito “algo muy raro en las letras inglesas: una novela filosófica” ni que “El peregrinaje de este Stavroguin beatnik constituye un ensayo moral serio y logrado”. Tampoco, la reflexión de filosofía política que David Talbot consignó en el New York Herald Tribune: “El amor no puede existir sin la posibilidad de odio, y la sociedad, cuando fuerza a los hombres a abdi-

car de su derecho a elegir entre uno y otro, los convierte en autómatas. Así desemboca Burgess en su muy sorprendente moraleja: en una sociedad mecanizada, la redención del hombre ha de obtenerse a partir del mal”. Juicio sobre el que Burgess dijo: “Fue grato que me comprendieran en Estados Unidos, y humillante que no supiesen leerme en mi propio país”, coincidente con la visión de Kubrick sobre el cine, de la cual se infiere que tal medio entraña la comunicación en tanto acto de resistencia y de contera recuerda que todo cine es político, como pensaba Volonté antes de Costa-Gavras: “Yo no olvido nunca que el cine es, ante todo, un medio de comunicación de masas. Ahí reside su funcionalidad política. Tal vez haya quien me acuse de posibilismo, pero estoy convencido de que es más efectivo un filme comercial ideológicamente consecuente, que un panfleto político underground”. Pero, el colmo de los exabruptos, ya sobre el filme, se dio quizás por parte del crítico Fred M. Hechinger, quien en un artículo para The New York Times argumentaba que Kubrick había filmado una película fascista: “¿Habla la voz del fascismo en Una naranja mecánica?”. Aquí cabe preguntar: ¿Cuándo se entenderá que las auténticas obras de arte no hacen juicios de valor, condenas morales, panfletos ideoló-

gicos, tampoco análisis, que se limitan a hacer la síntesis de un problema y luego lo muestran pero no demuestran o sacan conclusiones ni menos ofrecen soluciones pues ni siquiera lo pretenden? Así, resultaba previsible la desvirtuación del filme y que a la novela no le fuera bien en términos de venta, de lo que aprendió el escritor inglés: “Pero el libro se vendió mal, peor incluso que cualquiera de mis novelas anteriores. Aprendí una gran lección: que tampoco conviene exponer el producto en demasía”. Respecto al título es clave el artículo indefinido Una en vez de La, el definido, para poder comprender la designación cockney, jergal, de una obra que alude precisamente a aquél ser humano que si no puede elegir entre bien y mal y sólo puede actuar bien o mal, no será más que una naranja mecánica. Obra que además trata del lavado de cerebro, dentro de una sociedad cuyos métodos represivos son inagotables. Y que, por citar sólo dos casos, van desde el Sistema Borstal hasta el Tratamiento Ludovico: el primero, pretendía rehabilitar al delincuente mediante el deporte y el trabajo, como lo cuenta el inglés Alan Sillitoe, en aquel relato subversivo o contra la versión oficial a la vez que melancólicamente poético, La soledad del corredor de fondo, llevado al cine por otro Airado, Tony Richardson, en 1962; el segundo, a través de manos firmes y corazones abyectos, ya no grandes, buscaba desarmar los de aquellos delincuentes con la misma medicina que ellos habían dado a la sociedad: si violencia, la recibirían; por contraste, si querían música, la tendrían de vuelta; si les gustaba el cine, deberían verlo con los ojos bien abiertos. Vale recordar que métodos como los citados pasan de una frontera a otra, con la misma facilidad con que el hombre araña se desplaza por los edificios gringos, y nunca han sido consideradas técnicas de ignominia, represión o tortura. En tiempos recientes la declaración de la Unión Europea contra las torturas en Abu Ghraib, la prisión preferida de Hussein en Irak, primero, y luego de los soldados gringos durante la invasión-pretexto para buscar unas armas de destrucción masiva que jamás hubo, no mencionó la palabra tortura. Se sustituyó por abusos. Bush, Blair y Berlusconi, el verdadero eje del mal en este reino del revés, hablaron olímpica y cínicamente de errores. Los periodistas de CNN y demás medios masivos occidentales “no pudieron utilizar la palabra prohibida”, señala Eduardo Galeano en La confesión del torturador. Años antes, para que los presos palestinos fueran humillados legalmente, la Suprema Corte de Israel autorizó las presiones físicas moderadas. Los cursos de torturas para oficiales latinoamericanos en la Escuela de las Américas se llaman técnicas de interrogatorio. En Uruguay, “campeón mundial en la materia durante los años de la dictadura militar”, entre 1972 y 85, las torturas se llamaban, y aún se llaman, apremios ilegales. Aunque para Amnistía Internacional la venta de aparatos de tortura en el mundo es un negocio redondo para unas cuantas empresas privadas gringas, alemanas, francesas y de otros países, para sus gobiernos y representantes aquellos productos de la perversión humana, producidos a escala industrial, son medios de autodefensa: o sea, paramilitares, como son los personajes y métodos que se emplean para combatir en el mundo al terrorismo y al narcoterrorismo, términos que cacareaban al unísono Bush y la “supina perrita faldera inglesa”, entonces con nombre y apellido, Tony Blair, para luego desatar una avalancha de paranoia que ha revivido estados fascistas, policivos, totalitarios. En ellos se refleja un Alex avergonzado ante esos terroristas sin eufemismos que campean a sus anchas por el mundo…


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oy sólo son recuerdos de paz. Las causas estructurales permanecen intactas y la pobreza, la miseria, la injusticia social y el acceso a una vida digna, sigue imposible para la mayoría de la población guatemalteca. Es fundamental reconocer lo valioso de esta iniciativa de conmemorar el centenario del nacimiento de Jacobo Árbenz Guzmán, por tres razones: primero: porque de esa forma se reivindica la labor desarrollada por este personaje de la Historia guatemalteca, tantas veces tergiversada por la “historia oficial”, que anuló el proceso político, quizá el más valioso, de la trágica experiencia democrática de este país: “la década de la primavera”, en el país de la eterna tiranía, en palabras que le atribuyen “al verbo de la revolución”, Manuel Galich y otros a Luis Cardoza y Aragón, una de las plumas más connotadas de la literatura guatemalteca, es decir, de la revolución de 1944-1954, cuya impronta marcó la vida política, económica y social guatemalteca. Segundo: porque la juventud de hoy, los jóvenes de este siglo XXI, desconocen y por lo tanto no valoran esta gesta histórica en la que Guatemala vivió los mejores años de democracia, justicia social y desarrollo cultural nunca antes visto y aún no superado hoy. Y tercero: porque, con la mirada al futuro, los postulados de la llamada “revolución frustrada”, que se conmemora cada año el 20 de octubre, aún están vigentes y son motivo de inspiración, -si lo quisieran-, quienes gobiernan y tienen poder de decisión para cambiar el rumbo de las políticas públicas, de reorientar la economía, la educación y la vida social de todos los guatemaltecos sin ninguna discriminación. Si en realidad

Nueva Guatemala de la Asunción, 30 de noviembre de 2012 hay interés por respetar a la persona humana, dignificarla, con mecanismos que busquen el bien común, la solidaridad y el desarrollo pleno e integral de los guatemaltecos. ANTECEDENTES Hay abundante bibliografía de especialistas en Historia, Economía, Sociología, Pedagogía, Filosofía, Literatura, Teatro, en una palabra: Humanistas nacionales e internacionales que estudian el “caso guatemalteco”, en la década de 44 al 54 del siglo pasado. Así como protagonistas que vivieron esa maravillosa experiencia democrática y escribieron sobre ella. Seguimos a estos escritores, que con gran capacidad, objetividad y a veces con vehemencia y particular sentimiento, reflexionan en torno a este hecho histórico reconocido mundialmente Por ejemplo, Luis Cardoza y Aragón apunta: “Recordemos que desde la revolución liberal de Justo Rufino Barrios en 1871 Guatemala no había elegido un sólo presidente sin la aprobación de los intereses norteamericanos hasta con la revolución del 20 de octubre de 1944, a Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz.” Del prólogo escrito por Alfonzo Bauer Paiz a la edición de 1994. Guatemala llega al siglo XX, con 44 años de diferencia. El mundo de aquel entonces vivía la más sangrienta guerra mundial. Los países aliados defendían la democracia y la libertad, frente a los países del eje, aquellos con Los Estados Unidos de Norteamérica al frente, y éstos con la Alemania nazi. En ese marco referencial, Guatemala desarrolla su propia lucha con un sólo fin: Buscar el desarrollo y el progreso, mediante un nuevo régimen democrático, con libertad y justicia social para todos y todas sin ninguna discriminación.

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Árbenz Guzmán y su esposa María Vilanova, en años anteriores a su gobierno.

Historia

Jacobo Árb

el presidente de la d HomenaJe en el centen

Varias instituciones académicas se han organizado para celebrar el Guzmán, quien electo democráticamente, en 1951, fuera obligado los Estados Unidos de Norteamérica y la oligarquía guatemalteca, llevó al país a una lucha interna e interminable, a pesar de varios después de un enfrentamiento armado que duró 36 años y dejó más de un millón de desplaza LOS HECHOS DE LA REVOLUCIÓN El primer gobierno de la revolución estuvo a cargo del profesor y doctor en Filosofía: Juan José Arévalo, que preparó el camino para consolidar ese proceso realmente democrático. Con el segundo gobierno de la revolución a cargo del coronel y ex triunviro Jacobo Árbenz Guzmán. El Presidente de la Dignidad Nacional. Los tres grandes proyectos de Árbenz fueron: la nacionalización de la empresa eléctrica que era monopolio de los Estados Unidos, la construcción de la carretera al Atlántico, para romper el monopolio de los Ferrocarriles de Centroamérica de los Estados Unidos y la reforma agraria, a través del decreto 900, de gratos recuerdos por su proyección social. Esta acción benefició a más de 100,000 campesinos. Estos tres proyectos constituyeron su “pecado mortal”. Simona Violetta Yagenova en el documento “Los Maestros y la Revolución, 2006, señala: “Jocobo Árbenz salió victorioso en las elecciones presidenciales efectuadas en noviembre de 1950 con 68% de los votos emitidos. Para la fuerzas conservadoras esto reveló con mayor claridad que por medio de las urnas no podrían recobrar su poder político, intensificando de esta manera su determinación de derrocar la revolución por medio de la fuerza, la difamación y la conspiración.” Se programó y se ejecutó, con el contubernio de los grupos poderosos guatemaltecos, es decir, los propietarios de los medios de producción, la incipiente industria, la banca, el grupo de los terratenientes y algunos intelectuales conservadores de extrema derecha, una propaganda mentirosa, por medio de la cual se le acusó, al gobierno de Árbenz de “comunista”. En aquellos días, en plena guerra fría, cuando el mundo estaba dividido en dos ideologías opuestas radicalmente, este supuesto hecho y la perspectiva de la oligarquía de perder privilegios, particularmente en la empresa bananera, que operaba en el departamento de Izabal, y otros grupos sociales dentro de los cuales destaca la Iglesia Católica, en un pueblo

analfabeta, más del 50%, sin juicio crítico, con el control total de la educación y en un mundo donde los medios de comunicación eran escasos y en muchos departamentos casi nulo, Las condiciones estaban dadas para derrocar al gobierno legítimo e imponer un estado de facto de corte militarista que duró más de 30 años. De 1954 a 1985. La década de la primavera, fue un período democrático, en donde hubo mejoras salariales, los profesores fueron dignificados, la creación del Seguro social, el código de trabajo, la ley de reforma agraria, decreto 900, “con la promulgación del decreto 900, la reforma agraria, Árbenz, según expresa Cardoza y Aragón: tocó un cable de alta tensión, el feudalismo y el imperialismo”. Así lo cita Simona Violetta Y. en la obra Los maestros y la Revolución, 2006. El desarrollo cultural, programas de alfabetización, doble jornada en los establecimientos públicos, atención educativa a los adultos con la creación de la escuela nocturna, la creación de la facultad de Humanidades, la autonomía municipal y de la Universidad de San Carlos, la atención a los indígenas y campesinos, el desarrollo de una nueva Constitución Política, la participación de la mujer, fueron algunos de los logros, muchos de ellos aún vigentes. Otro momento trascendental de la Reforma Educativa lo encontramos en la Revolución de Octubre de 1944, apunta Carlos González Orellana, 2001.” que se propone democratizar la educación. Surge la educación popular, se vitaliza la educación rural, y se da a la educación un contenido científico al servicio de la sociedad, dentro del concepto de “justicia social”. CONCLUSIONES El periodo de la revolución guatemalteca de 1944 a 1954 significa la primavera democrática, nunca más desarrollada hasta la fecha. Los gobiernos tanto militares como los civiles hasta el año 2012, en palabras del Licenciado Alfonso Bauer Paiz responden a los interés de los grupos oligarcas, No hay independencia de los tres


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“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín Rojas DECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

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benz GuzmÁn

diGnidad nacional nario de su nacimiento

l centenario del Presidente de la Dignidad Nacional: Jacobo Árbenz a renunciar en 1954, en una acción conjunta entre el gobierno de que vio en su gestión amenazados sus intereses económicos, lo que s intentos, particularmente los Acuerdos de Paz, firmados en 1996, s de 200 mil muertos, un millón de huérfanos, miles de viudas, más ados internos y externos. POR RAÚL HERNÁNDEZ CHACÓN poderes, basta con observar al Congreso Legislativo al servicio del gobernante de turno. Un poder judicial que no aplica la ley con prontitud. Un poder ejecutivo clientelista y con la corrupción e impunidad, imperantes. Además entreguistas de nuestro patrimonio, léase las concesiones mineras y la marginación de las poblaciones rurales en la más absoluta miseria, con 54% de desnutrición infantil que horroriza y avergüenza ante la comunidad internacional. Lo sucedido en 1954 en Guatemala, lo plantea así Cardoza y Aragón en su obra “la revolución Guatemalteca” escrita en 1955, recién sucedidos los hechos: “Las circunstancias explican los hechos, pero ¿pueden justificarlos, aunque sea evidente que los Estados Unidos estaban decididos a destruir la democracia niña de Guatemala? El Presidente Árbenz y su efímero sucesor, el obscuro coronel Carlos E. Díaz se encontraba frente a una de las intervenciones más cínicas que haya sufrido pueblo alguno de Hispanoamérica. Los detalles tienen tal carácter que para alguien no conocedor del punto a que ha llegado el imperialismo yanqui, podrían parecer increíbles.”. Al acercarse a la abundante literatura escrita de nuestra experiencia de la década de la democracia, se observa que aquellos principios y objetivos aún son vigentes y marcan el futuro de Guatemala: Los nombres entre otros muchos, de Manuel Galich, Jorge Torriello, Francisco Javier Arana, Raúl Osegueda Palala, Carlos González Orellana, Alfonso Bauer Paiz, María Chinchilla, Luis Cardoza y Aragón, que con su vida y sus escritos hacen posible, para la historia, recordar y proponer para el futuro otra Guatemala, que se merecen todos los guatemaltecos. Un ejemplo se encuentra en la obra de Piero Gleijess, “La Esperanza Rota” 1991: “El ejército había sido desde siempre pieza clave del régimen oligarca guatemalteco. El proyecto de 1944, del que fue parte, lo incluyó en su proceso de modernización democrática. Pero los íntimos vínculos de la institución con el poder, la

enraizada tradición oligarca, plegaron el proceso de incertidumbres y contradicciones, con el resultado de la traición militar de 1954.” Y aún más precisa: “Desde entonces, arrastrado por el mesianismo anticomunista que inyectó la doctrina estadounidense de la Seguridad Nacional, manipulado por camarillas civiles y militares, el ejército reasumiría sus rasgos represivos más nefastos, exacerbados con prácticas de masacres y el genocidio indígena.” Entre todos los grandes hombres y mujeres sobresale Jacobo Árbenz Guzmán, que se atrevió y soñó con una Guatemala democrática, con justicia social para todos, con una Guatemala moderna en su economía, con apertura al mundo, para ser parte del concierto de los pueblos desarrollados del mundo, convertir a Guatemala de economía semifeudal en un país capitalista moderno, por lo que fue humillado, se les desterró desnudo, después de una prolongada estadía en la embajada de México, El y su dignísima esposa Doña María Villanova. Al respecto apunta Luis Cardoza y Aragón en “la Revolución Guatemalteca 1955: “Lo acontecido en Guatemala es lo acontecido a otros pueblos de América, episodio de un destino común, de una lucha común. Y ninguna propaganda, por sistemática y poderosa que sea, logra alterar su sencillísima verdad bien enraizada en el pensamiento de todos los hombres medianamente informados de los problemas de América. Nada hubo de extremista en los gobiernos de Arévalo y Árbenz: fueron regímenes de un liberalismo que correspondía a mediados de nuestro siglo.” Pero hoy la Historia le reconoce como el único Presidente la dignidad Guatemalteca, que no aceptó el soborno de los Estados Unidos y de los oligarcas de siempre, que tienen a Guatemala sumida en una larga y penosa injusticia social. Con escandalosos índices de pobreza extrema, desnutrición crónica, canasta básica alimenticia fuera del alcance de la mayoría y sin políticas públicas que mejoren las condiciones de

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Jacobo Árbenz Guzmán (Quetzaltenango, Guatemala, 14 de septiembre de 1913-Ciudad de México, 27 de enero de 1971), militar y político guatemalteco, llamado “El Soldado del Pueblo”.

vida de las mayorías, particularmente del área rural y de las áreas marginales urbanas. Cuando el Presidente de la Dignidad Nacional, Jacobo Árbenz Guzmán decreta la reforma agraria, apunta Sergio Tischler en su obra: Guatemala 1944: Crisis y revolución. “La reforma agraria, como es lógico no se redujo a una mera estrategia económica. El impacto social y político más importante fue la organización del campesinado y la emergencia de una nueva trama de poder en el campo”. Al respecto, Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina, 1971 apunta: “Después no cesó la violencia. Todo a lo largo del tiempo del desprecio y de la cólera inaugurado en 1954, la violencia ha sido y sigue siendo una transpiración natural en Guatemala. Continuaron apareciendo uno cada cinco horas, los cadáveres en los ríos o al borde de los caminos, los rostros sin rasgos, desfigurados por la tortura, que no serán identificados jamás. También continuaron, y en mayor medida, las matanzas más secretas: los cotidianos genocidios de la miseria.” Aquí cabe destacar lo que expresa Gleijeses, 1991 ya citado: “Una historia que, a partir de los Acuerdos de Paz, debe pertenecer al pasado pero que solo será cuando se superen las caducas estructuras políticas y sociales que llevaron a la institución –el ejército-, al autoritarismo que enlutó a tanta familia guatemalteca. Y cuando se dignifique a las víctimas de una represión despiadada y aberrante, cuyos responsables permanecen vergonzosamente intocables.” El 27 de junio de 1954, a las 9.00 horas, Jacobo Árbenz pronuncia su discurso de despedida: “Hablando con una voz que denunciaba su emoción, el Presidente Árbenz se des-

pidió del pueblo Guatemalteco: “Os digo adiós, amigos míos, con amargo dolor, pero firme en mis convicciones”. Renunciaba por quería eliminar “el pretexto para invasión de nuestro país. Había llegado a su decisión “con los ojos puestos en el bienestar del pueblo”. Y le entregaría el poder a su amigo, Carlos Enrique Díaz, “con la esperanza de salvar las conquistas democráticas de la revolución de octubre…Un gobierno distinto al mío, pero todavía inspirado en nuestra revolución de octubre, es preferible a veinte años de tiranía sangrienta bajo los hombres a quienes Castillo Armas ha traído al país. “La Esperanza Rota. pág. 475 Así se escuchó por la radio TGW y así dio inicio a la época más obscura y trágica guatemalteca. La Universidad de San Carlos, solicitó a Doña María Villanova de Árbenz el traslado de los restos mortales del Presidente de la Dignidad Nacional, Coronel Jacobo Árbenz Guzmán a Guatemala. En ese acontecimiento histórico, el Doctor Jorge Solares, pronunció un discurso emotivo, que resume la personalidad del Presidente Árbenz. Hace notar que su recreso es simbólico, porque siempre está presente, particularmente en la mente y el corazón, de quienes aspiran a una Guatemala con justicia social para todos, con oportunidades para acceder a una vida digna, mediante servicios adecuados de salud, educación, vivienda, en resumen, una vida que dignifique y se alcance una existencia feliz en el país de eterna primavera. En el centenario de su nacimiento, recordar la personalidad del Presidente de la Dignidad Nacional, Jacobo Árbenz Guzmán, es recobrar la esperanza, es reconocer que no todo está perdido y que el futuro es de todos y todas las guatemaltecas.


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La Antigua que viví

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LOS DOS ÁLBUMES

En la Escuela de Aplicación No. 1, anexa al Instituto Normal para Varones de la ciudad de Antigua Guatemala –donde cursé mi educación primaria– y que hoy lleva el nombre del ilustre catedrático, don J. Adrián Coronado Polanco, se cultivó –entre otras actividades– la declamación y la oratoria.

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ara los actos cívicos y culturales, los alumnos que tenían lucidez en la memoria y dominio artístico en los gestos y demás, llegaron a ser excelentes declamadores, mientras que los que tenían facilidad, soltura, encanto en la expresión de la palabra y modulación en la voz, se distinguieron como elocuentes oradores. Los dos se lucieron en los actos públicos y su actuación fue recibida con aplausos. Con suficiente antelación, eran preparados por el profesor y en la medida que avanzaban en sus estudios, dominaban y perfeccionaban esos dones. Cuando cursaban el Sexto Grado de Primaria dominaban la declamación y la oratoria. ¡Qué lindos recuerdos guardamos de esa fase, porque al correr de la vida nos ha dado grandes satisfacciones! Sebastián Castellanos y Guillermo Morán fueron dos excelentes declamadores, preparados por el profesor Luis E. Contreras. El destino les jugó una mala pasada. Por coincidencia los dos fallecieron ahogados en día sábado, previo al domingo último de mayo que se celebraba el Día del Árbol. El primero fue Sebastián en el balneario Tegucigalpa

POR MARIO GILBERTO GONZÁLEZ R. en el municipio de Pastores y al año siguiente, Guillermo Morán en las aguas del Puerto de San José. Los dos debían de declamar el mismo poema y fue tal el mal augurio que desencadenó, que jamás se intentó que un alumno de sexto grado, lo volviera a declamar. Cursar el Sexto Grado de Primaria era la culminación brillante de la educación primaria. El rigor en los estudios y la capacidad docente del profesor era exigente y distintiva. El Sexto Grado de primaria se le confiaba a los profesores con mayor solidez académica y largos años de experiencia docente. De grata recordación son los profesores Melquíades Faugier, Luis E. Contreras y Octavio Vides. La nuestra lo fue la profesora Mercedes Vides Tóbar (q.e.p.d.) y que más tarde se graduó de Médico y Cirujano con altas notas académicas y en México, se destacó por ser una excelente investigadora. Cursar el sexto grado de primaria –era también– una moneda con dos caras. En una, la alegría de cursarlo y en la otra la tristeza de la despedida de los compañeros, con quienes se convivió por tantos años, sin saber si un día volverían a encontrarse. Unos continuarían sus estudios en la secundaria y otros se-

rían piezas importantes en la maquinaria laboral. Esa separación producía un dejo de tristeza. Era costumbre –entonces– que para perpetuar esa convivencia, se tenía un álbum de recuerdos, donde cada quien dejaba un mensaje y su nombre. Se pedía un recuerdo –además– a las alumnas de los sextos grados de otras escuelas primarias. Para hacerlo atractivo, se ilustraba con un paisaje o una flor pintado con tinta china, acuarela o crayón. Al pasar de los años, se revivía el recuerdo de las aventuras o travesuras, vividas durante la niñez. Uno de los recuerdos de las niñas, que se hizo famoso y común fue éste: “Cuando tengas un gatito, ponle por nombre Mimí. Hálale la cola y acuérdate de mí.” El otro álbum era el de poesía. Un verdadero parnaso, donde profesores, alumnos y personas mayores escribían un poema de los grandes poetas. Era tan especial este álbum que, aún lejos de las aulas, especialmente las damas, tenían su álbum, delicadamente empastado y con su nombre en letras de oro, conocí varios de ellos. El de mi abuela, donde sus admiradores dejaron bellos poemas que no he vuelto a encontrar y del que rescaté varios de ellos. El de doña Mer-

cedes Marín, delicadamente empastado, con la belleza de una carátula en letras góticas, y una colección de bellos poemas escritos con la elegancia de una caligrafía limpia y legible. Entonces, se cuidaba mucho de la caligrafía y era un distintivo de los viejos escribientes. También el de Martita Palomo Aragón, donde su, entonces enamorado y después esposo, el poeta Augusto Meneses, dejó escritos sus primeros poemas. Famoso es, entre otros, el álbum de poemas de Lord Byron. “Sobre la fría losa de una tumba/ su nombre retiene la mirada de los que pasan./ De igual modo cuando mires esta página/ pueda el mío atraer tus ojos y tu pensamiento.” En su, Acuérdate de mí: “Llora en silencio mi alma solitaria,/ excepto cuando está mi corazón/unido al tuyo en celestial alianza/ de muto respirar y mutuo amor”. Los Álbumes de Poemas eran piezas dignas de delicados anaqueles. La profesora Mercedes Vides Tobar, nos enseñó a encuadernar y empastar. Así hicimos nuestros dos álbumes, el de Recuerdos y el de Poesía. La apertura del álbum, se le daba, de preferencia a una enamorada oculta o a una persona mayor muy respetada. El primer poema era de Manuel Flores, Amistad. “Abro mi corazón, de ahí recojo/ la dulce flor de la amistad sincera,/ blanca y perfumada la despojo/ en tu álbum en la página primera.” A partir de ese poema, desfilaban grandes


Nueva Guatemala de la Asunción, 30 de noviembre de 2012 poetas famosos, con poesías que perduran siempre, por ser piezas inspiradas en el amor, convertidas en joyas salidas del intelecto y de los sentimientos. Solo tomaré el primer verso, para dejar en el lector, ese sabor a miel que lo invite a disfrutarlo completo. O dicho de otra manera, será una gota de ambrosía para que, como los antiguos, vestían sus mejores galas, para leer las grandes joyas literarias. Disfruten de este ramillete. Amado Nervo en su poema, El día que me quieras dice: “El día que me quieras, tendrá más luz que junio/ la noche que me quieras será de plenilunio,/ con notas de Beethoven vibrando en cada rayo/ sus inefables cosas,/ y habrá juntas más rosas/ que todo el mes de mayo.”; de Eduardo D. Aguirre. Velásquez, 1899 (guatemalteco) A…”Mía has de ser, te adoro y es bastante,/ nada puede apartarme de mi empeño,/si he de pasar sobre la tierra, errante,/ has de seguirme porque soy tu dueño.” De otro guatemalteco José Batres Montúfar, es famoso su Yo Pienso en ti: “Yo pienso en ti, con ardoroso empeño/ y siempre fijo en tu divina faz/ yo pronuncio tu nombre cuando sueño/ y lo pronuncio también al despertar.” De Salvador Aguirre, Salvadoreño, Tus Ojos. “Me dicen que tus ojos, tienen ansias/ de verse en otros ojos retratados/ de hablar con el lenguaje de las almas/ el lenguaje de dos enamorados.” Directos a una enamorada, estos poemas cortos: “La irradiación de tu mirada oscura,/fulguraciones de diamante evoca, / y hay una panal de mística dulzura/ en la línea sangrienta de tu boca.” Otro similar: “Cuando tú me miras/ siento una rara sensación que mitiga mis enojos/ y no quisiera que nadie me robara/ la angelical mirada de tus ojos.” De Gustavo Adolfo Bécquer, era infaltable el poema Volverán las oscuras golondrinas: “Volverán las oscuras golondrinas/ en tu balcón sus nidos a colgar, / y otra vez con el ala a tus cristales, jugando llamarán./ Pero aquellas que el vuelo refrenaban/ tu hermosura y mi dicha al contemplar/ aquellas que aprendieron nuestros nombres/ esas no volverán”/ De Miguel Ramos, El Seminarista de los Ojos Negros. “Desde la ventana de un casucho viejo,/ abierto en verano, cerrado en invierno/ por vidrios verdosos y plomos espesos,/ una salmantina de rubio cabello/ y ojos que parecen pedazos de cielo,/ mientras la costura mezcla con el rezo/ ve todas las tardes pasar en silencio/los seminaristas que van de paseo.”/ De la ilustre poetisa mexicana, Sor Juana Inés de la Cruz, este bello soneto: “Esta tarde mi bien, cuando te hablaba,/ como en tu rostro y tus cuencas veía/ que con palabras no te percudía,/ que el corazón me vieres, deseaba.”; De autor anónimo, La Duda: “Tanto quiero creer, que no lo creo,/dicha y tormento de la vida mía,/ veo tu amor tan claro, como el día,/ más lo nubla una cosa que no veo.”/ Olvídame: “Sepulta mi recuerdo en el olvido;/ ¿Qué vuelva amarte?... eso, ¡jamás lo esperes!/ después de haber mi corazón herido/ no debieras decirme que me quieres.” De Manuel de Oteyza, español 1882, este vigoro poema épico Los Vencidos: “Por la estepa solitaria, cual fantasmas vaporosos,/ abatidos, vacilantes, cabizbajos, andrajosos,/ se encaminan lentamente los vencidos a su hogar,/ y al mirar la antigua torre de la ermita de su aldea,/ van el paso retardando, temblorosos de llegar.” La Guerra civil de Víctor Hugo: “La multitud embravecida y fiera cual indómita pantera/ y enronquecida aullaba ¡Muera! ¡Muera”/ ¡Muera el traidor! ¡Perezca el miserable! Tranquilo, grave, inconmovible y fuerte/ despreciando el peligro de la muerte/ con

alma recia, cual templado acero, ante la turba dueña de su suerte/ de brazos se cruzaba el prisionero.”/ de Pablo Neruda eran infaltables dos de sus bellos poemas: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente…” o “Puedo esta noche, escribir los versos más tristes de mi vida...escribir por ejemplo…” Del poeta mexicano Juan de Dios Peza, Post Umbra: “Con letras ya borradas por los años,/ en un papel que el tiempo ha carcomido,/ símbolo de pasados desengaños/ guardo una carta que selló el olvido./ La escribió una mujer joven y bella,/¿Descubriré su nombre? ¡no!, ¡no quiero!/ pues siempre he sido por mi buena estrella,/ para todas las damas, caballero.” Escuchar en la voz de la dilecta declamadora Berta Singerman, el poema Dulce Milagro de Juana de Ibarbouru, era como escuchar un canto de ángeles. “¿Qué es esto? ¡prodigio! Mis manos florecen./ Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen./ Mi amante besome las manos y en ellas,/ ¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas./ Y voy por la senda voceando el encanto/ y de la dicha alterno sonrisa con llanto/ y bajo el milagro de su encantamiento/ se aroman de rosas las alas del viento.” Del sacerdote venezolano Carlos Borges, 1875, autor de notables poemas, su famosa Bodas Negras conocida también como Bodas Macabras. No me resisto a contar los primeros versos, sino a transcribirlo completo: “Oye la historia que contome un día/ el viejo enterrador de la comarca:/ era un amante al que por suerte impía/ su dulce bien le arrebató la parca.// Todas las noches iba al cementerio/ a visitar la tumba de su hermosa./La gente murmuraba con misterio:/ “es un muerto escapado de la fosa”.// En una horrenda noche hizo pedazos/ el mármol de la tumba abandonada,/ cavó la tierra y se llevó en sus brazos/ el rígido esqueleto de la amada.// Y allá en la oscuridad más que sombría/ de un cirio fúnebre a la llama incierta,/ sentó a su lado la osamenta fría/ y celebró sus bodas con la muerta.// Ató con cintas los desnudos huesos,/ el yerto cráneo coronó de flores,/ la horrible boca le llenó de besos/ y le contó sonriendo sus amores.// Llevó la novia al tálamo mullido,/ se acostó junto a ella enamorado/ y para siempre se quedó dormido/ al rígido esqueleto abrazado.” De Rodolfo Figueroa, guatemalteco, este bello poema: POR EL ARTE. “¡Cuán hermosa es la muerta! Exuberante/ su desnudez sobre la losa brilla;/ yo la contemplo pálido y jadeante/ y tiembla entre mis manos la cuchilla.// El profesor, que la ocasión bendice/ de poder explicar algo muy bueno,/ a mí se acerca y con placer me dice:/ Hágale usted la amputación del seno.// Yo que siempre guardé por la belleza/ fanatismo de pobre enamorado,/ Perdonadme –le dije con tristeza-,/ pero esa operación se me ha olvidado.// Se burlaron de mí los compañeros;/ ganó una falla mi lección concisa,/ vi en la faz del maestro surcos fie-

Suplemento Cultural 7 ros/ y en la faz de la muerta una sonrisa.” No podía faltar en el álbum, el poema Nocturno a Rosario de Manuel Acuña, que tanto recitaron los jóvenes y los estudiantes frente a los balcones antigüeños aromados de geranio. “Pues bien, yo necesito/ decirte que te adoro, / decirte que te quiero/ con todo el corazón;/ que es mucho lo que sufro,/ que es mucho lo que lloro,/ que ya no puedo tanto,/ y al grito que te imploro/ te imploro y te hablo en nombre/ de mi última ilusión.” Ni él Lo que Yo quiero de Pedro B. Palacios –Almafuerte- “Quiero ser las dos niñas de tus ojos/ las metálicas cuerdas de tu voz,/ el rubor de tu sien cuando meditas/ y el origen tenaz de tu rubor.” Desfilaban en el álbum, poetas de la talla de: Rafael Alberti, Ramón de Campoamor, Luis Cernuda, Rubén Darío, José de Espronceda, Manuel Gutiérrez Nájera, Antonio Machado, Gabriela Mistral, Carlos Wyld Ospina, Salvador Díaz Mirón, José Santos Chocano, José Martí, Lope de Vega y tantos ilustres más. Al cerrar el álbum, en su última página encontramos de José Ángel Buesa, su poema de la Despedida. “Te digo adiós, y acaso te quiero todavía/ quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós./ No sé si me quisiste…No sé si te quería…/ o tal vez nos quisimos demasiado los dos.” Desde mi balcón, en las mustias tardes de Otoño o en las nubladas y frías del invierno, vuelvo a abrir mi viejo álbum de poemas, para recordar con nostalgia, los pujantes años de la turbulenta juventud, que tantos lindos y emotivos recuerdos dejó. ¿Quién en esa edad, no buscó a María, a Rosario, a Dulcinea y de pronto truncó sus sueños? Y para que no quedara huella de ese amor, a petición de ella, tuvo que devolver los recuerdos que recibió con tanta ilusión y lo hizo con este poema que encontré, al final, en el álbum de mamá Tona, mi abuela paterna. RELIQUIAS Para reliquias, bastan las heridas que en el alma nos dejan los dolores. ¿Para qué conservar prendas de amores que atestiguan promesas desmentidas? Todo pasa, las cosas más queridas se marchitan del tiempo a los rigores. ¿Por qué no han de morir así las flores de la amistad y del dolor nacidas? Para concluir la historia del pasado, te devuelvo tus cartas, sueño mío, dos retratos, un rizo perfumado, un pañuelo y un ramo mustio y frío. ¿Pero tus besos, dime? ¿Te los mando? ¿Lo has pensado? ¿Con quién te los envío?


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Nueva Guatemala de la Asunción, 30 de noviembre de 2012

Galería de artistas

Miniaturas en El Túnel

Mañana sábado, a las once de la mañana, se inaugura la tradicional exposición de Miniaturas con la que la Galería El Túnel y los artistas que representa cierran las actividades anuales y se suman a las celebraciones navideñas. POR REDACCIÓN LA HORA

L

a edición de este año reúne más de 200 obras entre pinturas, dibujos, grabados, fotografías y esculturas de pequeño formato de 50 artistas especialmente invitados, cada uno de los cuales presenta, además, una obra de dimensiones no reducidas. Más allá de que el conjunto de las obras reunidas es una muestra representativa del arte guatemalteco de la actualidad, según Pedro Solís, director de El Túnel, el objetivo de esta exposición tradicional es propiciar la convivencia de los artistas y su público en un ambiente festivo y, dentro de ese contexto, posicionar a las obras de arte de autores nacionales como el más significativo presente navideño, pues suma a los valores estéticos y culturales sentimientos propios de quien las obsequia y las posee. En la exposición, participan, entre otros, Ingrid Klüssmann, Rolando Ixquiac, Ramón Ávila, Erwin Guillermo, Valenz, Moisés Barrios, Ramírez Amaya, Marlov Barrios, Cé-

sar Barrios, Diana Fernández, Lucía Rohrmann, Roberto González Goyri, Magda Eunice Sánchez, Mariadolores Castellanos, Max Leiva, Alfredo García, Humberto Garavito, Elmar Rojas, Rodolfo Abularach, Domingo Peneleu, José Colaj, Arturo Monroy, por mencionar algunos. La exposición permanecerá abierta al público hasta el 31 de diciembre y puede ser visitada de lunes a viernes de 9:30 a 19:00 horas, y sábados de 9:30 a 13:30 horas, en la 16 calle 1-01 zona 10, Plaza Obelisco.


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