Suplemento Cultural 08-10-2011

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Guatemala, 8 de octubre 2011

Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Premio Nobel de Literatura 2011

Tomas TranstrĂśmer


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Nueva Guatemala de la Asunción, 8 de octubre de 2011 Desde la portada

La poesía silenciosa en Tomas Tranströmer

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u creatividad se ha visto consolidada tanto por su experiencia como por la reflexión. Su labor alterna tanto de traductor y sicólogo en centros penitenciarios y hospitalarios son dignos de elogio el cual le ha permitido conocer conciencias desconocidas, ello le ha ayudado tener una idea más clara de la humanidad. La característica de su poesía radica en la fuerza y plasticidad de los enigmas, el lenguaje con que aborda sus grandes temas también es diferente en tanto que se apoya en la sencillez, su poesía grafica y captura lo inasible. Hay una intención de tratar de entender el mundo, temas como el dolor, el amor, el tiempo, la muerte, la ausencia son una constante en su poética. Su poesía sencilla y clara está compuesta tanto por un mensaje humanitario como por la maestría con la palabra. Otra de las cualidades extraordinarias en Tranströmer y que grafica la otra etapa de su literatura es el gran interés por los haikus, con esta forma poética la comunión ha llegado a su experiencia más alta. El lenguaje y sensibilidad van a la búsqueda de la compresión de la existencia. Gracias a sus importantes colaboraciones Tranströmer se ha convertido en uno de los poetas

Este jueves, fue anunciado a Tomas Tranströmer como el ganador del Premio Nobel de Literatura 2011. Él nació el 15 de abril de 1931 en Estocolmo, y como impulsado por una rara inquietud empezó a escribir poesía desde muy temprana edad, a los 13 años ya estaba pergeñando lo que después sería su primer poemario (17 poemas). Desde esa época hasta la fecha no ha dejado la literatura por más que haya recibido golpes tan fuertes como el de 1990, fecha en que sufrió un ataque cerebral el cual afectó su capacidad de hablar, pero no el de comunicarse. Por Abraham Prudencio

más importantes de la segunda mitad de siglo XX. Dentro de sus preferencias siente un profundo amor por la música motivo por el cual recurre a este tema en su obra poética. Por sus trabajos iniciales trataron de vincularlo con el surrealismo; sin embargo, con el pasar del tiempo, ha logrado erigir una obra emblemática apartada de toda corriente. “El cielo a medio hacer” es una colección de 13 libros que recorre desde mediados de los 50 al 2003. En esta colección encontramos lo mejor de la poesía del gran poeta escandinavo. Aquí hallamos libros como 17 poemas (1954), Secretos en el Camino (1958), El cielo a medio hacer (1962), Tañidos y Huellas (1966), Visión Nocturna (1970), Senderos (1973), Bálticos (1974), La barrera de la verdad (1978), La Plaza salvaje (1983), Para vivos y muertos (1989), Góndola fúnebre (1996), Haikus y otros poemas (2003), Visión de la memoria (1996). Gracias a la publicación de este texto en nuestro idioma podremos conocer un poco más a este gran poeta que cada día se impone dentro de la literatura mundial. En todo el conjunto de su poética encontramos un profundo deseo de conocer y entender el mundo. Elementos tales como la invención de un lenguaje elegante, buen manejo de la metáfora,

exactitud sensorial, sensibilidad, constante referencia hacia la naturaleza…Hacen de la poesía Transtomeriana una isla obligada a encallar por todos nosotros. A través de su laborioso trabajo y su compromiso por la vida y el arte encontramos en Tranströmer la labor de un poeta vital y venal. Su poesía es un camino hacia la búsqueda de la esencia, explora el mundo a través de un lenguaje sencillo y sobre circunstancias cotidianas. Se dice que inicialmente había sido juzgado como un poeta superficial y nada interesado por la realidad; sin embargo, con el paso del tiempo, vemos que su poesía trasciende lo común e inmediato, su poesía es un tratar de entender la identidad y esencialidad del ser humano. Visto desde ahora vemos que su trabajo se basa en la experiencia y en la realidad circundante. Bálticos el poema para conocerse. Bálticos es un poema escrito en 1974 donde la esencialidad está en su máxima expresión. En este texto Tranströmer nos remite a un pasado remoto, habla de su abuelo, nos relata la amistad entrañable entre los tripulantes y compañeros de ruta. Se pregunta ¿hasta qué punto una persona puede llegar a conocer a la otra? La maestría en la navegación permite conocer perfectamente esos profundos e inciertos lugares. Se es consciente

de un tiempo y un espacio. La anciana cree escuchar los murmullos de los muertos, se da la idea de identidad y parentesco entre los vivos y los muertos. El otro gran tema es la idea de frontera que tiende a limitar y fragmentar todo. Reflexiona sobre la modernidad y la cotidianidad mecanizada, la gente sale a tropel de los edificios, el caos es imperante. El viento es quien hace llegar esas verdades y entre murmullo y murmullo se deja entrever el clima de conflicto en la que se está viviendo, la supuesta modernidad a la que hemos llegado, el control imperante y el fuerte deseo de opresión. Es el barco de la vida donde se intenta reflexionar y razonar sobre la propia existencia, las puertas se cierran y las puertas se abren. Se distinguen dos tipos de espacios el interior que representa la paz y el espacio exterior que representa la guerra y la destrucción. La naturaleza es otro de los elementos constantes, las personas pasan pero las olas, años después, retornan nuevamente de su largo viaje. Otro de los grandes temas es la incomunicación, las palabras no llegan a comunicar completamente el deseo personal. Las cosas importantes ya no lo son en otro momento. Prosigue con la historia de un joven, el yo poético revela que el

joven desconocido era el encargado de dirigir el conservatorio, luego, por una causa que se desconoce, es encarcelado, una vez pasada la condena le sobreviene un derrame cerebral, parálisis con afasia pero en él continúa la música. Es una persona que nos suscita a una profunda reflexión. La presencia de la muerte es una constante. Esta parte del texto escrito en 1973 es premonitoria, puesto que años después, Tranströmer sufriría una hemiplejia. “La música llega a un ser humano, él es compositor, él la interpreta, / hace carrera, llega a ser Jefe del Conservatorio. / La coyuntura cambia, las autoridades lo condenan. /Como Jefe de la Fiscalía nombran a su alumno K****. /Es amenazado, degradado, desterrado. /Pasan algunos años y la desgracia se atenúa, es rehabilitado. /Entonces llega el derrame cerebral: parálisis en el lado derecho / con afasia, solo comprende frases cortas, dice palabras /inadecuadas. /Así, no lo alcanzan ni el ascenso ni la condena. /Pero la música permanece, sigue componiendo en su propio /estilo, /se convierte en un fenómeno de la medicina por todos los años /que le quedan por vivir /Escribió música para textos que ya no comprendía: /del mismo modo /expresamos con nuestras vidas algo /en el coro que tararea lapsus”.


Nueva Guatemala de la Asunción, 8 de octubre de 2011 El domingo pasado, un sismo de gran magnitud alertó a la población con epicentro en un hospital, provocando daños en nuestra identidad nacional y nuestro más alto sentido artístico: había muerto Efraín Recinos (19282011).

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La

obra inconclusa de E fraín R ecinos

POR MARIO CORDERO ÁVILA

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in embargo, un artista de la categoría de Recinos no puede morir; simulan su muerte, para trasladar su espíritu a sus obras. En su caso, el espíritu del maestro será morador eterno del Teatro Nacional, del cual ideó y construyó. Pero también de los murales del Crédito Hipotecario Nacional, del Aeropuerto y de la Biblioteca Nacional. Nos recordará su presencia en cada concierto en el auditorio del Conservatorio Nacional de Música, ya que ahora es uno de los personajes más de sus “Difusores acústicos”. Y aunque él haya muerto, su “Guatemalita” seguirá siendo su alter ego y hará travesuras, recordándonos que, ante todo, somos guatemaltecos, y a esta patria nos debemos. Ésa es la ventaja de los artistas de la categoría de Recinos, que no pueden morir, porque persisten en sus obras. Por ello es muy importante rescatar la obra de los artistas. Sin embargo, hay tres obras que el maestro Recinos no alcanzó a ver, por uno u otro motivo. Una, de las que más resalta, es el Instituto Nacional de la Marimba -proyecto de Léster Godínez-, cuyo edificio Efraín Recinos ideó como una marimba llevada a su forma arquitectónica, y que vio instalada su primera piedra en 2005. Pero seis años después, el proyecto se paró por la falta de presupuesto. Otra obra inconclusa de Recinos es un libro de cuentos, del cual estaba escribiendo, cada uno acompañado de una ilustración. Los cuentos sería de corte humorístico y fantasioso, en donde el maestro exponía su vena creativa como inventor, ya que alguno se basaban en la construcción de objetos fantásticos, como una nave hecha con varias narices de tamaño gigante, la cual se denominaba “El estornudomóvil”, o una máquina que permitía a los comensales de un bar la posibilidad de no

levantarse al baño “para no interrumpir la charla, sobre todo si se encontraba con una bella dama” –decía Recinos–, el cual se denominaba “El Cervecípedo”. Pero una de las obras inconclusas que más duelen por la aparente censura sufrida, es el mural en relieve que estaría en el edificio de la Corte Suprema de Justicia. Tras la construcción de este edificio, en 1972, se había previsto que hubiera algún tipo de ornato, para que estuviera en sintonía con edificios cercanos en el mismo Centro Cívico. Por ello, en 1979, se le encargó a Recinos el diseño de estos murales, los cuales estaban constituidos por dos grupos de ocho murales cada uno: uno en el ala norte, y otro en el oriente. El mural se empezó a crear y hasta ya se tenían listas las formaletas de madera, las cuales se

trabajaban en el sótano del edificio. Tras seis meses de trabajo, se tenían listas seis formaletas, pero un magistrado de la entonces Corte Suprema de Justicia, observó los avances del mural, por lo que decidió detener la construcción. Días después, desaparecieron las formaletas. Para ese tiempo, la censura era usual en el país, y por lo que se puede observar en esta página, esta obra mural sería muy atrevida, sobre todo por la grave denuncia social que hacía para entonces. Buena parte de estos diseños se hubieran perdido, sino hubiera sido por la labor de la Fundación Mario Monteforte Toledo que logró rescatar ocho dibujos a color del que hubiera sido el mural del ala norte, suponiéndose que ya se encuentran perdidos los del ala

oriente. Como se puede observar en algunas de estas ilustraciones en esta página, el mural estaría cargado de una fuerte denuncia social. La personificación de la Justicia (reconocible por los ojos vendados) era un motivo recurrente en estos murales. Pero la venda de los ojos contrasta con lo que algunos personas tienen la misma venda, sólo que en la boca. En adelante, los murales se conjugan con dos tipos de personas: los “sospechosos”, que se vinculan con personajes negativos, quienes aparecen armados, sonriendo con dientes juntos o con ojos tenebrosos, y otro tipo de personajes, que representan a las personas comunes, que más bien parecen vinculadas a que sufren de injusticia, sobre todo por tener machetes atravesados, como se-

ñal de su dolor y la violación de sus derechos. Llama la atención, además, que la mayoría de personas, ya sea con connotación negativa o positiva, aparezcan con ojos vendados, al igual que la Justicia, como representando que en ese período violento de nuestra historia, la violencia era entre hermanos que no sabían lo que hacían, y por eso la ignorancia representada con el hecho de no ver cuáles eran las consecuencias de sus actos. El mensaje del mural era muy fuerte, pero sin duda que sería muy positivo el haberlo tenido frente a la sede del Poder Judicial, sobre todo por los altos índices de impunidad que existen ahora, quizá al verlo, jueces y magistrados reconocerían en éstos el clamor de un pueblo que fue codificado por un artista.


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n el contexto que abre la interpretación de una obra arquitectónica de significativa presencia en el paisaje urbano de la ciudad de Guatemala y de marcada influencia en la vida cultural del país, ese decir más de la obra equivale a mostrar más, a señalar más, a dejar ver más, a evocar más y, en fin, a significar más. En otras palabras, la intención interpretativa que guía a este trabajo considera a la compleja obra arquitectónica no sólo en su función expresa de teatro nacional sino sobre todo en su función de signo y manifestación de la vitalidad y originalidad cultural de Guatemala entendida como creación permanente, renovadora y fundamental, fiel al pasado mítico e histórico, convocadora y unificadora de las potencialidades constructivas e imaginativas de los individuos y las colectividades, consecuente con las circunstancias críticas de la actualidad y visionaria de un futuro que se cumple como destino y liberación. Dado ese elevado concepto de la función fundamental de la actividad artística y cultural en el seno de una sociedad en trance de definir su esencia, la arquitectura del Teatro Nacional no sólo señala a la actividad teatral y musical que acoge en su destino funcional propiamente dicho sino que además involucra (integra, para usar un término que se usaba en el medio arquitectónico en la época en que fue construido) en su modo de significar a las artes plásticas y a la literatura para constituirse en el signo de una convocatoria, en el llamado profundo del ser guatemalteco que reclama en todas las vías una expresión legítima y auténtica. Lo que sea ese plus de significado que irradia del Teatro Nacional, lo que dice de más, lo que señala de más y deja ver incluso más allá de las intenciones del artista, únicamente se puede visualizar y comprender —es decir, aparecer en la consciencia— viendo hacia y desde el horizonte al que el Teatro Nacional, en tanto signo, señala, y saliendo al encuentro de lo que convoca en la evocación. El análisis y la discusión de sus formas desde el punto de vista de la funcionalidad está aquí demás, porque el concepto que orienta su construcción conlleva en sí mismo la crítica y la superación del funcionalismo arquitectónico internacional que rige, por ejemplo, en las construcciones y el urbanismo del centro cívico que le sirven no sólo de contexto sino propiamente de interlocutoras en un diálogo sobre el ser de la arquitectura y de la cultura nacionales. Es precisamente en el contexto de ese diálogo que las formas arquitectónicas del Teatro Nacional se articulan conforme a un decir extra arquitectónico que termina predominando sobre la intención meramente funcional y constructiva. El predominio de la intención de significar algo más allá que su función expresa de teatro nacional es

Nueva Guatemala de la Asunción, 8 de octubre de 2011 fácilmente verificable, pues la imponente edificación se ofrece desde cualquier ángulo que se le vea como objeto de contemplación, cuya forma, por sí misma, independientemente de su función, asombra, intriga y admira al mismo tiempo. Este carácter de admirable, asombroso, imponente e intrigante que posee el Gran Teatro Nacional y el complejo arquitectónico del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias era ya visible durante su construcción, como lo pudo percibir el poeta Manuel José Arce en 1975 cuando, ante la enorme fábrica, se preguntaba “Qué estará haciendo allí el maestro Efraín Recinos.” El ofrecerse como obra ad-mirable, como objeto de contemplación estética conlleva, sin embargo, la instauración de una distancia y unos límites que son propios del admirar pero que el espectador, o mejor dicho el lector que quiera dejar el plano del espectáculo debe franquear no sin cierto esfuerzo para poder acceder a lo que del teatro intriga y asombra, a su misterio y a los enigmas que plantea, esto es para comprender lo que en verdad la obra le quiere decir. Porque el decir del Teatro Nacional como obra de arquitectura guatemalteca tiene un destinatario determinado, un espectador ideal —el guatemalteco— al que el esfuerzo por comprender ese decir lo ayuda a constituirse como sujeto en el que se cumple el obrar de la obra. Queda claro, entonces, que la comprensión de una obra arquitectónica no se reduce a un simple mirarla, a la mera contemplación absorta de sus formas y a un admirar desde la distancia pues esas actitudes propias del diletante se quedan en la superficie, mantienen a la obra en la lejanía del espectáculo y no deparan una experiencia de la obra en sentido propio. Esta actitud “estética” equivale al acto pasar la mirada sobre un texto escrito en un idioma desconocido para extasiarse con la tipografía o admirar la diagramación sin preocuparse por comprenderlo, sin esforzarse por penetrarlo y saber qué dice. Así, la lectura de una obra arquitectónica implica la esforzada anulación de la distancia y del alejamiento que impone la contemplación estética mediante acercamientos diversos y adecuados, reiterados recorridos en todas las direcciones y tiempos posibles que deparen una enorme variedad de perspectivas, acompañados de observaciones pertinentes y críticas del contexto físico, cultural e histórico en que surge la obra y de las nociones previas, así sean elementales, de las orientaciones arquitectónicas a las cuales responde, como tradición o ruptura, esa obra en particular. Solo procediendo de esta manera es que la lectura se vuelve interpretación y la interpretación, experiencia y ejecución (en el sentido en que se ejecuta una partitura para actualizar la música cifrada en notas); interpretación y ejecución que realmente abran a la obra y penetren en su modo de decir para, de esta manera, dejar que la obra hable y diga lo que dice. De

Galería de artistas

El cEntro

mítico dE GuatEmala

Este ensayo de interpretación del complejo arquitectónico del Centro C temala, parte del hecho de que la obras de arte dicen más que lo que el conscientemente pueda ex

Por Juan

allí se desprende que tanto la interpretación de una obra de arte como la lectura de un texto no consisten en agregarle algo de nuestra subjetividad a la obra o al texto sino, al contrario, significa abrir nuestra subjetividad al decir objetivo de la obra: la lectura descubre lo que dice el texto en la medida en que las palabras del texto señalan a ese decir. De cierta manera se pueda afirmar que el Teatro como signo se dirige a nosotros en la extrañeza de un lenguaje arquitectónico y literario que no estamos acostumbrados a leer ni a pronunciar pero que de alguna manera comprendemos así sea vaga y fragmentariamente, ya sea porque sabemos de lo que habla —nos reconocemos en su tema—o bien porque intuimos el sentido de sus símbolos aunque desconozcamos la gramática que los articula en

la unidad de un discurso elocuente y conmovedor. Lo que ha de lograrse con la interpretación del Teatro Nacional y del centro cultural Miguel Ángel Asturias, es decir el Centro Mítico de Guatemala, es obviamente la comprensión de su significado profundo en el contexto de la cultura y la sociedad guatemaltecas. Comprender en este caso significa actualizar, es decir dejar que actúen en el presente actual —en los individuos y en la sociedad de hoy— las fuerzas del ser guatemalteco que la forma del teatro invoca y convoca. EL TEATRO: EL OTRO ESPACIO No solo por las peculiaridades del terreno ni por las sugerencias que planteaba la antigua fortaleza

militar de San José de Buena Vista sino por una necesidad propia de su idea constructiva y de la concepción simbólica de su arquitectura, el Teatro Nacional delimitó desde su construcción un espacio aparte, separado estilísticamente, es decir espiritualmente, de la modernidad del Centro Cívico, en el que pudiera desarrollarse bajo su propio impulso como reflexión sobre la cultura nacional. Tal espacio no existía: fue instaurado por la intención simbólica de la arquitectura del Teatro. No se trata, en efecto, de un espacio vacío y abstracto que se pueda medir geométricamente y utilizar indistintamente para este u otro fin, un teatro, por ejemplo, sino propiamente un lugar concreto y esencial en el que acontece —tiene lugar— la reflexión sobre el ser de la cultura


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a

Cultural Miguel Ángel Asturias, denominado aquí Centro Mítico de Gual autor se propuso deliberadamente decir con ellas y de lo que racional y xplicar una vez concluidas.

B. Juárez*

guatemalteca: el lugar por excelencia donde se hace presente, donde actúa ese ser que en su actividad incesante define a lo guatemalteco. En ese sentido, la arquitectura del Teatro es ella misma esa reflexión que se abre como ámbito que acoge al ser sobre el que reflexiona. De ahí la necesidad íntima de definir su sentido como espacio separado y distinto que se instaura como lugar y como ámbito; un ámbito diferente en el que las cosas significan otra cosa. Y también la consecuente necesidad de una arquitectura cerrada sobre sí misma que resguarde lo que en ese ámbito se significa. El carácter de separado de ese ámbito y el carácter de cerrado de esa arquitectura surgen no sólo como consecuencia de la concepción del ser de la cultura como intimidad

sino también de la percepción de la vulnerabilidad de ese ser, por ejemplo, frente a la arquitectura internacional moderna que allí, a un lado del Teatro, se erige como cívica y nacional. Pues se trata ahora, en efecto, del espacio de la intimidad, de la mismidad y de la esencialidad del ser guatemalteco, que como tal intimidad exige ser resguardada, que como tal mismidad necesita ser mantenida imperturbable en su ser y que como tal esencialidad necesita mantenerse encendida y palpitante para iluminar y dar sentido a toda creación artística que se haga en su nombre. Por eso mismo el aprovechamiento de la colina y de la antigua fortaleza militar para delimitar un espacio y significar que en tal espacio, separado de lo cotidiano se instala el Teatro como arquitectura y se im-

pone como imagen, como aparición y como signo que parece brotar abruptamente de la tierra para, en el tiempo simultáneo de la arquitectura, reposar sobre la cima de la colina. Se trata ahora de un señalado lugar, separado física (la colina) y espiritualmente (el estilo) de lo que sucede y permanece a su alrededor, ahora ya no sólo del Centro Cívico como arquitectura sino también de la vida cotidiana de la ciudad que se extiende a sus pies. En efecto, vista desde la distancia y desde todos los puntos de la ciudad, la imagen exterior del Teatro impone sus formas rotundas y extrañas de pirámide precolombina, de silueta de jaguar o de esfinge, y sus colores azul y blanco, muy por encima de todo lo que es cotidianamente conocido, para señalar justamente su extrañeza y su otredad

Suplemento Cultural 5 frente a un mundo que se define por la cotidianidad de sus afanes. Es precisamente frente a esa cotidianeidad que la arquitectura del Teatro se constituye como signo que se destaca entre todos los lugares para señalar a ese lugar en particular, que es distinto en su forma y en su destino, para centrar en él (en el lugar y en el signo) la mirada extrañada de su entorno, y para convocar a la población, incluso a la más lejana, en torno al ser de la cultura guatemalteca que se hace presente en ese espacio que, precisamente por eso, es significativamente distinto. Es precisamente por el carácter de otro que en ese espacio instaurado por la arquitectura del Teatro las cosas significan otra cosa y que en él se pueda dar algo así como una reflexión arquitectónica que efectivamente convoque y haga presente al ser de la cultura guatemalteca. No estamos hablando aquí de fantasiosas metáforas cívicas ni de evanescentes elucubraciones estéticas sino de las funciones más originales y primigenias de la creación artística, que se funda y adquiere su sentido en la pretensión de hacer presente en la obras de arte el ser que las inspira. De ahí el elevado rango ontológico, de acercamiento al ser, de modo de conocimiento y de verdad que desde siempre le ha reconocido la filosofía al arte, desde Platón hasta Heidegger, pasando por Kant y Hegel. Es únicamente en el ámbito de las reflexiones más pragmáticas de la modernidad que las obras de arte aparecen desvinculadas del sentido primigenio de presencia y de convocatoria del ser y de la comunidad en torno a ese ser. Sin embargo, aún persisten fragmentos de esta manera de comprender el arte en los conceptos de “expresión”, “comunicación”, “reconocimiento en la obra”, etc., con los que algunos teóricos y artistas tratan de explicar, sin éxito, el ámbito que abre cada obra y en el cual alcanza todo su sentido y se cumple como comunicación en el seno de una comunidad que se reconoce en ellas. Habría que pensar si la ocultación de ese vínculo de las obras de arte con el ser que las inspira en un ambiente en el que predomina la razón práctica no es la causa de que la arquitectura moderna se inspire únicamente en la eficiencia del uso racional del espacio y ahogue en la racionalidad de ese espacio uniforme las necesidades de expresión de unos individuos y unas sociedades que precisamente se afirman en su singularidad histórica y cultural. Por otro lado, todavía nos es posible, pese a nuestro moderno escepticismo, experimentar la arquitectura como vinculada al ser que la inspira sobre todo en los templos cristianos tradicionales en los que, para las personas formadas en esa fe, Dios está presente, convocado por la forma arquitectónica y las invocaciones de los fieles, presencia que la arquitectura de los templos modernos, construidos racionalmente para albergar cómodamente a un grupo de personas, ya no convoca.

CAMINANDO POR LA ALEGORÍA En este punto se impone un nuevo recorrido por ese Centro Mítico que poco a poco hemos venido desvelando. Sin embargo ¿por dónde hemos de acceder a ese espacio otro que instaura la arquitectura del Teatro? ¿Por el graderío que lo conecta al Centro Cívico? ¿Por esa especie de vereda serpenteante que conduce primero a la Escuela Nacional de Artes Plásticas y que sigue ascendiendo por atrás de la pirámide? ¿O rodeamos la colina y, pasando frente al vetusto muro musgoso del Castillo de San José, entramos por la desolada playa de estacionamiento público, o por la entrada de la 24 calle, que es supuestamente la de los artistas, trabajadores y proveedores? La decisión que tomemos no es irrelevante, pues las impresiones emotivas son diferentes según la perspectiva en la que se nos aparezca la desmesurada construcción. Desde el graderío que conecta el Teatro con el Centro Cívico la ascensión tiene algo de ceremonial y solemne y por allí se va descubriendo paso a paso la imagen espectacular y majestuosa de la enorme nave que reposa imperturbable en la cima de la colina, entre gigantescas olas — ¿o velas?— blancas que parecen, sin embargo, mecerla — ¿o conducirla?— suavemente, con el alto puente azul confundido en el azul del cielo. Basta moverse un poco para distinguir la pirámide azul y el gran jaguar que la resguarda y que es el símbolo que nos atrajo desde la lejanía; y otro poco para descubrir en el borde de la pirámide el perfil de un mapa; un poco más cerca y descubrimos el recurso óptico del azul que no es azul, al mismo tiempo que nos abrumamos por la altitud de montaña, de abismo, de los muros blancos. Pero si el lugar de acceso no es indiferente, tampoco lo es la hora del día y la época del año, pues el Teatro cambia de aspecto de acuerdo a la dirección y la intensidad de la luz. Y como este recorrido tiene como objetivo no sólo hacer un inventario de los elementos figurativos que se integran en la alegoría que es el Teatro, sino también registrar las emociones que produce en el espectador sensible la integración de tales elementos en la unidad cambiante de la arquitectura, la tarea se vuelve infinita. Por ejemplo, temprano en la mañana, con el sol de frente, el aspecto de esta parte del Teatro que hemos descrito es de una deslumbrante claridad, exactamente como la de una aparición total y de conjunto. A medida que transcurre el día, las sombras van dando contorno y volumen a los elementos que antes se fundían en una imagen total y sin fisuras. Los pequeños ventanales cuadrados prolongan su sombra y se convierten en misteriosos personajes con penacho; las olas —¿las velas?— gigantescas se acentúan y empiezan a estabilizarse en formas frágiles y su suave ritmo permite adivinar la presencia del viento y la fuerza con que se apegan y envuelven al azul de la pirámide.


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Caja musical

Revista de libros

“Si vinieras a mi encuentro” de Thelma Dardón Thelma Dardón, cantante guatemalteca residente en Los Ángeles, recién visitó el país para presentar su más reciente producción discográfica, “Si vinieras a mi encuentro”, que incluye poemas musicalizados del también guatemalteco Abner Cotom Ramos, residente en Houston, Texas.

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POR MARIO CORDERO ÁVILA

mbos visitaron al país para promocionar este disco, el cual incluye ocho canciones interpretadas por Dardón. Además de la canción que da nombre al disco, escrita por Cotom Ramos y musicalizada por Dardón, se incluyen otras como “Otra oportunidad”, “Como una sombra” (del guatemalteco José Luis Velásquez), “Decisión”, “Aldilá”, “Delirio”, “Porque aún respiras” (Cotom-Dardón) y “Quisiera ser”. El disco contó con los arreglos musicales de José Gómez, quien además participó con el saxofón; Héctor Manuel Rivera, en el piano e ingeniero de sonido, y Antonio Reyes en las guitarras. La edición musical y la producción ejecutiva fue de Thelma Dardón. Dardón tiene una larga carrera de cuatro décadas en la música, iniciándose desde que era una niña, cantando a dúo con su hermano menor. Fue creciendo junto al desarrollo musical y discográfico de Guatemala, siendo una de las invitadas frecuentes, en las décadas de los setenta y ochenta, en los programas televisivos de entonces, en los festivales de la Concha Acústica y Parque de la Industria, y sus canciones sonaban en las radios, así como que sus discos se comercializaban en el país, a través de la desaparecida Dideca. Sin embargo, por buscar un mejor futuro para sus hijos, se fue para Estados Unidos, específicamente Los Ángeles, donde continuó su carrera artística en un mercado un tanto mayor, pero diferente. En Los Ángeles, se encuentra con otro público guatemalteco que, a fuerza de extrañar la tierra, se re-

Ligera y diáfana -poesía completade Luz Méndez de la Vega

La Editorial Cultura recién publicó el libro “Ligera y diáfana –poesía completa-” de Luz Méndez de la Vega, una de las poetas consagradas de la literatura guatemalteca. únen y buscan a los artistas también guatemaltecos que residente allá, o bien cuando algún conjunto musical se presenta en Estados Unidos. Sin embargo, Dardón relata que le duele la “mexicanización” del migrante, sea cual sea su nacionalidad, en Los Ángeles, debido a la mayoritaria presencia de mexicanos en esa región. Por ello, se esfuerza para que su música siempre tenga toques “chapines”, con un estilo que ha encontrado eco, no sólo entre los guatemaltecos, sino también con colombianos, argentinos y otros migrantes. Como parte de las redes sociales por Internet, Dardón conoció a Cotom Ramos a través de YouTube, donde éste tiene un canal en el cual ha subido algunos de sus poemas. La cantante, al escuchar uno, se dio cuenta que podría ser musicalizado perfectamente, por lo que entró en contacto con el poeta, para proponerle la idea. De allí surgió que en este disco, dos poemas de Cotom Ramos se incluyeran en su versión musical. Actualmente, Dardón trabaja en otros poemas de él, que serán presentados en próximos discos. A pesar de la distancia, Dardón aún recuerda a su tierra, y por ello retornó por estos días para promocionar su disco. La Guatemala que dejó a su partida ya no es la misma, pero ella sabe que su estilo musical siempre será gustado por aquellos guatemaltecos que dejó cuando partió. Las antiguas redes que tenía Dardón para comercializar sus discos han desaparecido, sobre todo Dideca, que en aquel tiempo fue una importante comercializadora de los cantantes centroamericanos. Pero a falta de ello, la cantante ofrece su disco a través de su correo electrónico thelmadardon@aol.com, así como Abner Cotom, quien también está disponible a través de abnercotom@ yahoo.com

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l volumen recoge los poemarios “Eva sin Dios”, “Tríptico”, “De las palabras y la sombra”, “Las voces silenciadas”, “Toque de queda” y “Frágil como el amor”, y será presentado este próximo jueves 13 de octubre, a las 19:00 horas, en el Centro Cultural “Luis Cardoza y Aragón” de la Embajada de México en Guatemala (2ª. avenida 7-57 zona 10). A lo largo de su trayectoria, Luz Méndez de la Vega ha cultivado diversos géneros literarios, en particular la poesía, el teatro y el periodismo cultural, con los que ha enriquecido la literatura del país. A la vez, actividades paralelas como la docencia universitaria y la actuación teatral han contribuido a fortalecer su figura intelectual. Por la diversidad de sus temas (la vida, el amor, la muerte, las relaciones humanas, entre otros), por la imbricación de lo poético y lo ideológico, la poesía de Luz Méndez de la Vega ofrece muchas posibilidades de lectura. Cabe destacar que, además de su notoriedad en el ámbito literario del país, la ilustre escritora también ha quedado en la historia como uno de los símbolos del feminismo guatemalteco por su apasionada defensa de los derechos de las mujeres, lo cual está documentado, en particular por su tránsito en Diario La Hora. Con respecto a “Ligera y diáfana”, el escritor Francisco Morales Santos dice en el prólogo: “Yo veo su trayectoria poética desplazarse como un Usumacinta, y cómo en la misma corren parejos la pasión, la ternura, el humor y no pocas veces la ironía. Asimismo, van de la mano la capacidad para conmover mediante la lírica con el empleo regulado y siempre oportuno de imágenes. Y es que Luz todo el tiempo está mostrando su constante energía y pasión por lo vivido, por lo sentido, por lo que se añora.” Luz Méndez de la Vega nación en 1919. Perteneció a los grupos La Moira y Rin-78. Licenciada en Letras por la Universidad de San Carlos, con estudios de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, España, y académica de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Su obra literaria cons-

CATÁSTROFE EN LA COCINA El silbato de las hirvientes jarrillas rompe el silencio oloroso a cebolla en las limpias y pacíficas cocinas que se llenan de su música arcaica de viejo ferrocarril en miniatura. Las jarrillas de silbato han sido hechas para aquellos que olvidan siempre apagar la hornilla, como yo, para preocupación tuya. Hoy, estrené la jarrilla esmaltada de rojo y asa negra que confiados compramos ayer para evitar catástrofes frecuentes por mis constantes olvidos. Al principio fue sólo su “gor-gor” suave como ronronear de gato el que me cautivó embelesada. Luego, fue su agudo silbato

ta de los libros “Eva sin Dios” (1979), “Tríptico: Tiempo de amor, Tiempo de llanto y Desamor” (1980), “De las palabras y la sombra” (1984), “Helénicas (1998)”, “Toque de queda: poesía bajo el terror” (1999) y “Frágil como el amor” (2008). Además, es autora de la obra de teatro “Tres rostros de mujer en soledad: monólogos impor-

-imperioso y mágicoel que hizo irrumpir en mi cocina sobre los rieles del ensueño, oloroso a caña y citronela, el verde campo de la costa sur con sus sembrados de milpa y banano. El paisaje parpadeó veloz por las ventanillas del ruidoso tren de negra y humeante locomotora que me llevó -adolescente en vacacionesentre campanas, banderazos y olor a petróleo hasta la vieja estación del pueblo de mi abuela. Y así, sobre la locomotora roja y negra de mis sueños alucinada por el silbato de mi nueva jarrilla me olvidé, otra vez, -para desesperación tuyade apagar la hornilla.

tunos” (1991). En crítica literaria, es autora de “Estética y poesía de Petrarca” (1974), “El Señor Presidente y Tirano Banderas” (1977), “Características del estilo de Galdós y su influjo en la novela guatemalteca” (1978), “Lenguaje, religión y literatura como defor madores de la mujer y la cultura” (1980), “La mujer en las obras de José Milla” (1982) y “La amada y perseguida Soe Juan de Maldonado y Paz” (2002). También ha trabajado las compilaciones “Flor de varia poesía: poetas humanistas” (1978), “Poetisas desmitificadoras guatemaltecas” (1984), “La poesía del Grupo RIN-78” (1986) y “Mujer, desnudez y palabras –antología de desmitificadoras guatemaltecas-” (2002). En 1994, fue distinguida por el Ministerio de Cultura y Deportes con el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias”.


Suplemento Cultural 7

Nueva Guatemala de la Asunción, 8 de octubre de 2011

Caja musical

Revista de libros

“Si vinieras a mi encuentro” de Thelma Dardón Thelma Dardón, cantante guatemalteca residente en Los Ángeles, recién visitó el país para presentar su más reciente producción discográfica, “Si vinieras a mi encuentro”, que incluye poemas musicalizados del también guatemalteco Abner Cotom Ramos, residente en Houston, Texas.

A

POR MARIO CORDERO ÁVILA

mbos visitaron al país para promocionar este disco, el cual incluye ocho canciones interpretadas por Dardón. Además de la canción que da nombre al disco, escrita por Cotom Ramos y musicalizada por Dardón, se incluyen otras como “Otra oportunidad”, “Como una sombra” (del guatemalteco José Luis Velásquez), “Decisión”, “Aldilá”, “Delirio”, “Porque aún respiras” (Cotom-Dardón) y “Quisiera ser”. El disco contó con los arreglos musicales de José Gómez, quien además participó con el saxofón; Héctor Manuel Rivera, en el piano e ingeniero de sonido, y Antonio Reyes en las guitarras. La edición musical y la producción ejecutiva fue de Thelma Dardón. Dardón tiene una larga carrera de cuatro décadas en la música, iniciándose desde que era una niña, cantando a dúo con su hermano menor. Fue creciendo junto al desarrollo musical y discográfico de Guatemala, siendo una de las invitadas frecuentes, en las décadas de los setenta y ochenta, en los programas televisivos de entonces, en los festivales de la Concha Acústica y Parque de la Industria, y sus canciones sonaban en las radios, así como que sus discos se comercializaban en el país, a través de la desaparecida Dideca. Sin embargo, por buscar un mejor futuro para sus hijos, se fue para Estados Unidos, específicamente Los Ángeles, donde continuó su carrera artística en un mercado un tanto mayor, pero diferente. En Los Ángeles, se encuentra con otro público guatemalteco que, a fuerza de extrañar la tierra, se re-

Ligera y diáfana -poesía completade Luz Méndez de la Vega

La Editorial Cultura recién publicó el libro “Ligera y diáfana –poesía completa-” de Luz Méndez de la Vega, una de las poetas consagradas de la literatura guatemalteca. únen y buscan a los artistas también guatemaltecos que residente allá, o bien cuando algún conjunto musical se presenta en Estados Unidos. Sin embargo, Dardón relata que le duele la “mexicanización” del migrante, sea cual sea su nacionalidad, en Los Ángeles, debido a la mayoritaria presencia de mexicanos en esa región. Por ello, se esfuerza para que su música siempre tenga toques “chapines”, con un estilo que ha encontrado eco, no sólo entre los guatemaltecos, sino también con colombianos, argentinos y otros migrantes. Como parte de las redes sociales por Internet, Dardón conoció a Cotom Ramos a través de YouTube, donde éste tiene un canal en el cual ha subido algunos de sus poemas. La cantante, al escuchar uno, se dio cuenta que podría ser musicalizado perfectamente, por lo que entró en contacto con el poeta, para proponerle la idea. De allí surgió que en este disco, dos poemas de Cotom Ramos se incluyeran en su versión musical. Actualmente, Dardón trabaja en otros poemas de él, que serán presentados en próximos discos. A pesar de la distancia, Dardón aún recuerda a su tierra, y por ello retornó por estos días para promocionar su disco. La Guatemala que dejó a su partida ya no es la misma, pero ella sabe que su estilo musical siempre será gustado por aquellos guatemaltecos que dejó cuando partió. Las antiguas redes que tenía Dardón para comercializar sus discos han desaparecido, sobre todo Dideca, que en aquel tiempo fue una importante comercializadora de los cantantes centroamericanos. Pero a falta de ello, la cantante ofrece su disco a través de su correo electrónico thelmadardon@aol.com, así como Abner Cotom, quien también está disponible a través de abnercotom@ yahoo.com

E

l volumen recoge los poemarios “Eva sin Dios”, “Tríptico”, “De las palabras y la sombra”, “Las voces silenciadas”, “Toque de queda” y “Frágil como el amor”, y será presentado este próximo jueves 13 de octubre, a las 19:00 horas, en el Centro Cultural “Luis Cardoza y Aragón” de la Embajada de México en Guatemala (2ª. avenida 7-57 zona 10). A lo largo de su trayectoria, Luz Méndez de la Vega ha cultivado diversos géneros literarios, en particular la poesía, el teatro y el periodismo cultural, con los que ha enriquecido la literatura del país. A la vez, actividades paralelas como la docencia universitaria y la actuación teatral han contribuido a fortalecer su figura intelectual. Por la diversidad de sus temas (la vida, el amor, la muerte, las relaciones humanas, entre otros), por la imbricación de lo poético y lo ideológico, la poesía de Luz Méndez de la Vega ofrece muchas posibilidades de lectura. Cabe destacar que, además de su notoriedad en el ámbito literario del país, la ilustre escritora también ha quedado en la historia como uno de los símbolos del feminismo guatemalteco por su apasionada defensa de los derechos de las mujeres, lo cual está documentado, en particular por su tránsito en Diario La Hora. Con respecto a “Ligera y diáfana”, el escritor Francisco Morales Santos dice en el prólogo: “Yo veo su trayectoria poética desplazarse como un Usumacinta, y cómo en la misma corren parejos la pasión, la ternura, el humor y no pocas veces la ironía. Asimismo, van de la mano la capacidad para conmover mediante la lírica con el empleo regulado y siempre oportuno de imágenes. Y es que Luz todo el tiempo está mostrando su constante energía y pasión por lo vivido, por lo sentido, por lo que se añora.” Luz Méndez de la Vega nación en 1919. Perteneció a los grupos La Moira y Rin-78. Licenciada en Letras por la Universidad de San Carlos, con estudios de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, España, y académica de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Su obra literaria cons-

CATÁSTROFE EN LA COCINA El silbato de las hirvientes jarrillas rompe el silencio oloroso a cebolla en las limpias y pacíficas cocinas que se llenan de su música arcaica de viejo ferrocarril en miniatura. Las jarrillas de silbato han sido hechas para aquellos que olvidan siempre apagar la hornilla, como yo, para preocupación tuya. Hoy, estrené la jarrilla esmaltada de rojo y asa negra que confiados compramos ayer para evitar catástrofes frecuentes por mis constantes olvidos. Al principio fue sólo su “gor-gor” suave como ronronear de gato el que me cautivó embelesada. Luego, fue su agudo silbato

ta de los libros “Eva sin Dios” (1979), “Tríptico: Tiempo de amor, Tiempo de llanto y Desamor” (1980), “De las palabras y la sombra” (1984), “Helénicas (1998)”, “Toque de queda: poesía bajo el terror” (1999) y “Frágil como el amor” (2008). Además, es autora de la obra de teatro “Tres rostros de mujer en soledad: monólogos impor-

-imperioso y mágicoel que hizo irrumpir en mi cocina sobre los rieles del ensueño, oloroso a caña y citronela, el verde campo de la costa sur con sus sembrados de milpa y banano. El paisaje parpadeó veloz por las ventanillas del ruidoso tren de negra y humeante locomotora que me llevó -adolescente en vacacionesentre campanas, banderazos y olor a petróleo hasta la vieja estación del pueblo de mi abuela. Y así, sobre la locomotora roja y negra de mis sueños alucinada por el silbato de mi nueva jarrilla me olvidé, otra vez, -para desesperación tuyade apagar la hornilla.

tunos” (1991). En crítica literaria, es autora de “Estética y poesía de Petrarca” (1974), “El Señor Presidente y Tirano Banderas” (1977), “Características del estilo de Galdós y su influjo en la novela guatemalteca” (1978), “Lenguaje, religión y literatura como defor madores de la mujer y la cultura” (1980), “La mujer en las obras de José Milla” (1982) y “La amada y perseguida Soe Juan de Maldonado y Paz” (2002). También ha trabajado las compilaciones “Flor de varia poesía: poetas humanistas” (1978), “Poetisas desmitificadoras guatemaltecas” (1984), “La poesía del Grupo RIN-78” (1986) y “Mujer, desnudez y palabras –antología de desmitificadoras guatemaltecas-” (2002). En 1994, fue distinguida por el Ministerio de Cultura y Deportes con el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias”.


Nueva Guatemala de la Asunción, 8 de octubre de 2011

E

s interesantísimo conocer el trasfondo humano, social, político y religioso de los acontecimientos que desembocaron en el descubrimiento de América. Se acerca una vez más, la celebración de dicho aniversario en las escuelas e institutos, donde se hará un resumen de manera repetitiva acerca de los viajes de Colón, enfatizando en aspectos que no muestran su verdadera razón y el sentido peliculesco de la travesía. En principio permítaseme indicar que varias naciones reclaman a Cristóbal Colón como hijo suyo; “los habitantes del pueblo de Cuba, en el sur de Portugal, están convencidos que nació allí y seis años atrás estuvo proyectada la inauguración de una estatua en honor al explorador. Los cubanos creen que Colón era el hijo ilegítimo del Duque Fernando de Beja, y que su madre fue Isabel Gonsalves Zarco, hija de un navegante portugués de origen judío. Algunos habitantes recuerdan que a comienzos del siglo pasado (1900) todavía había gente que decía que Colón había sido bautizado en la iglesia de Cuba. Según algunos historiadores portugueses, Colón en verdad se llamó Salvador Fernandez Zarco. La razón por la que se habría cambiado el nombre y se habría hecho pasar por genovés habría sido para recibir el apoyo de los reyes españoles, que eran enemigos de la corona portuguesa. Los catalanes además de los genoveses también reclaman a Colón como propio”. (ElPeriódico 26 de Octubre 2006). Miles de millones de palabras se han escrito acerca de Colón, pero en nuestra Guatemala, en el aspecto histórico, aún nos falta consultar bibliografía que nos acerque a las teorías más creíbles respecto al navegante; por ello presentamos a continuación, algunos otros datos y para el efecto cito la contraportada del libro 1492 El Mundo De Cristóbal Colón del autor Newton Frohlich, la cual dice: “1492 pone en escena a los grandes protagonistas de la epopeya del descubrimiento de América; Cristóbal Colón, la reina Isabel de Castilla, el rey Fernando de Aragón. Las figuras más sobresalientes de su entorno fueron: la esposa (Felipa Moniz y Perestrello, cristiana, quien le abrió las puertas de la sociedad y contactos muy útiles); su amante (Beatriz Enríquez de Arana, judía, prima del gran inquisidor), sus hijos (Diego y Fernando), su hermano (Bartolomeo), Tomás de Torquemada (cristiano nuevo, cura dominico con sangre judía, prior del monasterio de la Santa Cruz, quien se opuso a que el dinero judío requerido por la reina a los banqueros judíos fuera utilizado para realizar el viaje de Colón), los comerciantes y banqueros judíos que financiaron el viaje (Familia Santangel, cuya cabeza visible fue Luis de Santangel, contralor inversor y tesorero de la Santa Hermandad) el caballero Rodrigo Ponce de León (capitán general del Ejército de la reina quien visualizó el aspecto estratégico del dominio del mar mediterráneo). El franciscano fray Juan Pérez del monasterio de La Rábida (su intercesor para conseguir patrocinio del Duque de Medinaceli para su expedición y posterior confesor de la reina Isabel) y el pueblo llano que volcaba su odio hacia la comunidad judía sindicándolos de ser los responsables de los altos gravámenes en la recaudación de impuestos pues los judíos eran los recaudadores; siendo ellos quienes suministraban la carne de cañón para las batallas y tripulantes para las expediciones navales del incierto destino. Las conspiraciones cortesanas estaban a

Suplemento Cultural 8

Historia…

Algunos datos acerca de Cristóbal Colón Por Fernando Mollinedo

la orden del día, tanto entre los cristianos como entre los moros. La sed de riquezas estimulaba las aventuras transoceánicas y la mezquina incautación de bienes ajenos con pretextos religiosos. El largo brazo de la inquisición no respetaba ni siquiera a los protegidos por la Corona. Y en medio de ese torbellino de odios entre religiones y culturas antagónicas, un hombre, Cristóbal Colón, preparaba obstinadamente la expedición que habría de cambiar la faz del mundo, inaugurando un nuevo capítulo en las relaciones entre seres humanos, las naciones y las civilizaciones”. Cristóbal Colón consiguió el apoyo económico del Duque de Medinaceli para realizar su viaje, reconociendo el origen de su fortuna como botín de sus ataques corsarios contra los comerciantes árabes en el mar mediterráneo y poniendo a su disposición tres barcos, y no uno como pretendía Colón; sin embargo, la reina Isabel decidió patrocinar el viaje ante la solicitud de autorización que le hizo el navegante, pues no podía permitir que tan jugosos beneficios fueran a parar a manos particulares y mucho menos, en caso de una negativa a su solicitud, realizar viaje a París para exponerle su proyecto al rey de Francia. Los principales argumentos que Colón arguyó a los reyes españoles para que fuera autorizada su expedición se resume en dos aspectos: lo económico, pues se abriría una nueva ruta hacia oriente, pues no podían comerciar sin plegarse al control de rutas al oriente y al control de precios impuestos por los árabes; se tendría el control de todas las rutas comerciales captando el comercio mundial de la época con la única ruta que no pasaba por aguas musulmanas, librando a España y a toda la cristiandad de la hegemonía árabe. Lo anterior significaría que se podría invertir en Tierra Santa una parte de la gran

riqueza que obtendrían comerciando con oriente y por supuesto con el objetivo principal de reconquistar Jerusalén, el centro de la fe cristiana que no había sido liberado desde las Cruzadas. En lo espiritual, Colón recurrió a la Biblia para fundamentar sus cálculos matemáticos que fundamentaban la certeza de su viaje; recitaba el pasaje de Isaías que dice: “Escuchadme, oh islas, oídme, oh hombres lejanos. El señor me llama para nacer… Y Él ha hecho mi boca afilada como una espada… y ahora dice el Señor, también alumbraré a los gentiles, que tú seas mi salvación hasta el fin de la tierra”. Además hizo referencia del Profeta Esdras en el Apócrifo II, 6, de la creación del mundo (“Al tercer día, Tú diste la orden/de que las aguas se retiraran a la séptima parte/de la tierra. Seis partes Tú desecaste y cuidaste/de que en ellas Dios fuese plantado y cultivado/para que a Ti te sirvieran”) dice que sólo una séptima parte de la superficie de la tierra está cubierta de agua. Si esa profecía fuera cierta, ello significaría que lo que queda de mar abierto, el océano al oeste, no podía ser tan grande como la gente creía. Por lo tanto, pensaron que si sólo una séptima parte de la superficie de la tierra está cubierta de agua, y si el agua se distribuyese entre las áreas del globo que están al norte y al sur del Ecuador, entonces, de acuerdo de acuerdo con el profeta Esdras, solo habría una cuarentava parte de la superficie de la tierra entre Portugal y las Indias. En el aspecto técnico/profesional Colón fundamentó su viaje utilizando su teoría sobre los vientos y los cálculos del sabio árabe Al Farghani sobre la distancia real que se debía considerar para los cálculos de distancias; pues había confusión al utilizar en forma indistinta las millas árabes y las romanas, ya que entre éstas existía una diferencia de un veinticinco por ciento respecto

del cálculo de la medición del globo terrestre, lo cual ampliaba considerablemente el error de cálculo. Manifestó Colón que, descubrió desde Porto Santo, los vientos soplan no de oeste a este, como hacen en la costa de Portugal viniendo de las Azores, sino que soplan de este a oeste. Entonces no sabía por qué ni tampoco hasta dónde continúan soplando, mar adentro, en esa dirección. Pero a partir de ahí navegó mar adentro para comprobar su teoría, es decir, para ver si los vientos del este se mantienen a considerable distancia. Eso lo convenció de que podía aventurarse a seguir navegando al oeste hasta encontrar tierra firme. Colón manifestó a la reina que como recompensa al resultado positivo de su expedición, deseaba ser nombrado almirante de todos los océanos y virrey de todas las tierras que descubriera, tanto insulares como continentales, con derechos y privilegios iguales a los del Gran Almirante de Castilla. Y que esos títulos, además, fueran transmisibles a su hijo mayor y de él a su hijo y así sucesivamente por siempre. Pretendía tener como virrey el derecho de decidir todas las querellas sobre el comercio y los asuntos con él relacionados, con el poder de nombrar a tres personas para cada gobierno local. De esas tres personas, la reina podría designar a una de ellas. La reina accedió. Como un recurso para la reducción de costos de viaje, la reina Isabel ordenó que se confiscaran tres barcos a los armadores del puerto de Palos, por haberse negado a pagar derechos de aduana y falta de pago de multas; los mismos fueron escogidos y puestos a disposición de Colón. Lo demás… ya es historia de la historia. OJ (así sea) ALÁ (Dios) que los datos aquí aportados sirvan para promover la inquietud de quienes gustan por la historia.


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