Cultural 12-04-2019

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suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 12 de abril de 2019

El olvido


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presentación

emos querido ponernos filósofos en esta edición, pero no de la manera habitual, sino por la vía literaria. Por fortuna contamos entre nuestros colaboradores con Jairo Alarcón Rodas, profesor universitario de filosofía, quien maneja con solvencia ambos géneros (el literario y el filosófico) para presentarnos un texto que sin duda no lo dejará indiferente. Y aunque su propuesta es de contenido variado, las ideas se encuentran interconectadas por la preocupación del olvido. Al reflexionar Alarcón Rodas sobre el significado del recuerdo, subraya su función en el contexto de la propia identidad. Y explica, as imismo, la historicidad que nos hace vivir situados en un contexto particular. Todo ello nos conforma y hace que el olvido sea una especie de tragedia existencial cuyo reconocimiento es capital en la reflexión filosófica. El articulista quizá lo resuma en el siguiente pasaje: “Poco a poco se me ha olvidado quién soy, de dónde vengo. Quizás por eso deambulo por las calles. Camino y camino para recordar, que en algún lugar encontraré lo que busco y daré respuesta a mis preguntas. Somos seres históricos que acumulan experiencias, si perdemos nuestros recuerdos dejamos de ser lo que éramos, si borramos nuestra historia puede que encontremos otra realidad y ya no seamos los mismos. Buscando quién soy y qué hago en este mundo camino sin cesar, sin embargo, en las noches me entra miedo y por una rendija penetro al lugar donde me siento seguro, ahí no seré molestado…”. En otro texto, ofrecemos a usted la reflexión de Santos Alfredo García Domingo. El educador escribe sobre “la pedagogía del error”. Insiste en que la tarea del educador es renovarse constantemente, pero, sobre todo, aprender de la propia experiencia. Ser audaz en su misión de formar a los estudiantes a través de técnicas novedosas en la que no falte mucha dosis de humildad para reconocer las propias faltas. Recomendamos a usted los demás contenidos ofrecidos en nuestro Suplemento y le deseamos, asimismo, un descanso reparador de Semana Santa. Esperamos saludarlo próximamente, cuando también nosotros vengamos con recobradas energías. Saludos.

es una publicación de:

El olvido

Jairo Alarcón Rodas Filósofo y catedrático universitario

Regreso, –fue lo que dijo cerrando la puerta–, se había acostumbrado a avisar a donde iba y esta vez no fue la excepción. Para Joaquín sería un día muy especial, iría a encontrarse con Leonor, mucho le había costado concertar esa cita. En algún lugar había escuchado que las oportunidades son eso, y si no se aprovechan, no se presentan de nuevo. Su timidez e inexperiencia para el galanteo habían sido siempre un obstáculo para relacionarse con las mujeres. Pero este día, se armó de valor y le propuso encontrarse para platicar e ir a comer y ella aceptó.

E

so de la inteligencia emocional no era su fuerte y aunque se relacionaba muy bien con sus amigos, no era lo mismo con las muchachas, máxime si alguna le gustaba. En ese sentido no era sociable,

desdeñaba ir a fiestas, menos bailar. De algún modo comenzó a compensar esa flaqueza con leer, lo mismo leía literatura que curiosidades científicas y filosofía. Se aprendía toda serie de datos y lo mismo sabía sobre las carencias de los beduinos del Sahara, como sobre la complejidad de la teoría de los universos paralelos de Everett, el principio de incertidumbre de Heisenberg o de la música de Robert Fripp. Su memoria se agilizaba aprendiendo más y más información, nombres, hechos, teorías y hasta rostros, no había semblante que no pudiera reconocer. En ese sentido, su memoria trabajaba muy bien. Sin embargo, actualmente muchos datos del pasado estaban ausentes, toda una serie de cosas se le habían olvidado, recuerdos borrados de su mente. Por ejemplo, quién era él, quiénes eran sus padres o si tenía algún familiar al cual poder acudir. En su memoria esos hechos estaban ausentes. La información en su cabeza se le había comprimido y al hacerlo datos, información y hechos se yuxtaponen, mezclándose, haciéndose incomprensible para su propio entendimiento y desde luego para los demás. UDFy-38135539, no sé por qué tengo ese dato en mi cabeza, que se me repite y repite, si no fuera por las letras que le anteceden pensaría que es el

número premiado de la lotería. Sé que ha de significar algo, pero no alcanzo a comprender qué representa. En mi cabeza revolotean una serie de pensamientos, muchos de ellos extraños, que no encajan con la realidad que estoy viviendo. A veces se me revelan nombres y hechos que insisten en permanecer en mí. Quién es Edgar Varèse o Karlheinz Stockhausen; qué es Epsilon in Malasyan Pale, ¿tiene algún sentido el nombre de Monique Froese? Caminando por el puente a plena luz del sol, el trayecto se hace interminable y sofocante. Veo a mi izquierda los automóviles que transitan y pienso que en cada uno viaja una historia por contar, un mundo por descifrar. Pero, me doy cuenta también que soy parte de una y que no soy capaz de describir la mía. ¿Quién soy, qué ha sido de mi vida?, no comprendo por qué estoy aquí. No sé por qué camino por este interminable puente y ni sé a dónde voy, solo camino y camino hasta que termine el día y encuentre un lugar para pasar la noche. Alzo los ojos y veo las luces interminables en el firmamento que me intrigan, sé que la velocidad de la luz llega desde el sol a la tierra a 8.32 minutos y estimando que la distancia de algunas de las estrellas es de varios miles de años luz. Andrómeda, por ejemplo, está a 2.6 millones de años luz de


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la Tierra, en consecuencia, muchas de ellas ya no existen dado que, como todo signo de vida, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Muchas ya se transformaron en otra cosa y solo su luz tardía es la que vemos en lo alto del cielo. Otras, que recién han nacido, todavía no recibimos de ellas un signo de su presencia a través de su luz. Dónde dejé mi pantalón… se me ha perdido entre todo este desorden, cada vez que necesito vestirme una y otra vez se me presenta el mismo problema, encontrar la ropa con la que he de salir. Siento que soy un acumulador de objetos, pues cada vez aparecen más y más cosas en mi cuarto. Al parecer, no tengo control sobre mis acciones. Es por eso que salgo con lo que encuentre y hay veces que no hallo camisa, ni zapatos. Traigo objetos que sepultan a los anteriores, en dónde habrán quedado los que traje conmigo aquel día que aparecí por aquí. ¿Hace cuánto tiempo de eso? No sé, ya perdí la noción del tiempo. Qué ocurriría si todo fuera un caos, si las constantes con las que trabaja la ciencia no fueran posibles, si la incertidumbre rigiera al universo. Si eso fuera así, nos levantaríamos cada día y al enfrentarnos con el mundo se nos presentarían nuevos y continuos dilemas por resolver que, contradictoriamente, no tendrían solución. Nada se podría prever y mirar al futuro sería impensable. El Conocer nos sería ajeno ya que, para poder hacerlo, las premisas con las que lo construimos no serían válidas. Todos los supuestos no tendrían validez ya que cada encuentro con la realidad sería una sorpresa. Sin embargo, una nueva forma de adentrarnos en las cosas, de poseerlas, si fuera factible, eliminando todos esos símbolos que la razón interpone entre el objeto y la conciencia, lo otro y el yo sería un caos… Revolotea en mi mente el nombre de Edmund Husserl. Pero eso no resuelve la idea de desorden en la realidad. Pienso que para que se pueda actuar en el universo, es imprescindible que éste sea un cosmos, que haya un orden subyacente en las cosas que permitan su conocimiento y reconocimiento y con ello, es factible cualquier acción. Luego, si no hay orden, no hay accionar y sin éste, el movimiento no sería y eso es un absurdo. ¿Qué significa un universo sin movimiento?... nada. Por otra parte, pretender que una mente omnisciente sea la que ordene la realidad por nosotros parece más un precepto medieval que un pensamiento congruente. Pero, ¿cómo puede haber congruencia en el desorden? Si es imposible que la realidad sea un caos, ¿habrá determinismo en las cosas? Y en las acciones humanas ¿existirá la ley de compensación? Tal idea resulta peligrosa, ya que ello justificaría cualquier desgracia que sufran las personas. Visto desde esa perspectiva, los judíos al ser perseguidos, torturados y masacrados por los nazis,

seguro que merecido se lo tenían. Y si así es, ¿cuándo les tocará pagar a los alemanes que ejecutaron esas acciones y a los que fueron cómplices por omisión o participación de tales atrocidades? ¿Y cuándo lo harán los estadounidenses, responsables del deterioro del mundo, los exportadores del precio, o aquellos que siguen colonizando, sembrando terror y miseria? Y en el pasado, pagarían los que en nombre de Dios llevaron a la tumba a miles de personas a través de la tortura y la hoguera… y sus cómplices ya habrán sido castigados o, ¿será que estos, únicamente estaban ejecutando la sentencia que les tocaba a las personas que durante su vida cometieron algún tipo de delito o crimen? ¿Quién determina a los que matan por bien y a los que lo hacen por mal? La llamada ley de compensación crea un caos y es impensable que dentro del accionar humano así sea, pero ¿por qué las desgracias son para unos y la fortuna para otros? Lo que estoy plenamente seguro es que en ello nada tiene que ver el merecimiento, no hay riqueza que se haya amasado honorablemente decía Proudhon, o lo que es lo mismo, no hay rico que haya adquirido su capital honradamente. Lo han obtenido por

medio de la explotación y el sufrimiento de otros. Hablo con la gente y me miran de forma extraña, trato de comunicarme y veo lejanía y repulsión en sus rostros. Lo que digo no les interesa y escucho lo que hablan y me parece otro idioma, al parecer los mundos paralelos tienen un portal, que los comunica y del que estoy a medio camino. Me encuentro perdido entre uno y el otro, lo cual me es angustiante. Y es que olvidé la forma de comunicarme con los demás y me inquieta saber que pronto esto será para mí, otro olvido. De la cita con Leonor qué puedo decir, sino que, el día que quedamos, ese mismo día me dijo que no podía salir conmigo y ahí terminó todo. A ella la seguí viendo, pero nunca más la volví a invitar. Las oportunidades son eso y una puerta que se cierra abre otra y un hecho, por ínfimo que parezca, puede variar los acontecimientos futuros, en alguna parte leí que sí la nariz de Cleopatra hubiera sido más corta, la historia del mundo sería distinta. Las historias se construyen con hechos que, concatenados despliegan un sinfín de momentos, pudiendo ser falseados por quien los describe. No obstante, si un hecho sufre alteración, por mínima que parezca, cambia totalmente el rumbo

de los acontecimientos. Estando en ese estado de reflexión me pregunto, ¿habré inventado lo ocurrido con Leonor?, ¿Será que ella es producto de mi imaginación? En soledad solemos hablar con nosotros mismos y no solo eso, elucubrar toda una serie de historias para no estar solos. Poco a poco se me ha olvidado quién soy, de dónde vengo. Quizás por eso deambulo por las calles. Camino y camino para recordar, que en algún lugar encontraré lo que busco y daré respuesta a mis preguntas. Somos seres históricos que acumulan experiencias, si perdemos nuestros recuerdos dejamos de ser lo que éramos, si borramos nuestra historia puede que encontremos otra realidad y ya no seamos los mismos. Buscando quién soy y qué hago en este mundo camino sin cesar, sin embargo, en las noches me entra miedo y por una rendija penetro al lugar donde me siento seguro, ahí no seré molestado… Salió un día y ya no volvió más, no supimos de él y de eso ya han pasado varios años. Lo buscamos por todas partes, fuimos a los hospitales, a las cárceles, varias veces llegamos a reconocer cadáveres a la morgue y nada, se esfumó. Desde el día en que desapareció, mi mamá ya no fue la misma, la incertidumbre de lo que le pudo pasar a su hijo la cambió por completo. La sonrisa que antes la caracterizaba desapareció y en su lugar, la tristeza se instaló en sus ojos. Con frecuencia la vemos entrar en su cuarto, es como si quisiera que, con volver a ver las pertenencias de Joaquín, al tocarlas, por un acto de intuición se le revelara en dónde se encuentra. Libros, discos, pequeños objetos dispersos en la cama, igual como el día en que salió de la casa y ya no regresó. 13.1 mil millones de años luz es una cifra que abruma, el solo imaginar la distancia que eso conlleva puede dar lugar a perder la cabeza. La lucidez, la sensatez en el ser humano falla por algún motivo, siempre he pensado que nuestro cerebro reacciona a estímulos externos y hay algunos que le pueden causar un gran daño. Tratar de resolver paradojas, por ejemplo, me imagino que, en el pasado, cuando algunas de estas fueron propuestas, causaron un gran impacto, recuerdo que algún filosofo murió obsesionado al tratar de resolverlas. Pensar en la paradoja del mentiroso, buscar su solución debió haber sido algo tremendo. A propósito, si un hombre confiesa que miente. ¿Dice verdad o dice mentira?... Lo cual le valió a Tarski plantear su teoría semántica de la verdad. Encerrado en su cuarto, a Joaquín le gustaba escuchar su música, esta vez se decidió por un disco de Klaus Schulze, Blackdance, con esa música viajaba, se olvidaba del mundo, absorto en los acordes se perdió en las notas de Voices of Syn, y ya no pudo encontrar el camino de retorno.


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Las experiencias educativas no son una casualidad Santos Alfredo García Domingo Educador y Escritor

Un maestro que no comparte y no escucha a los estudiantes está perdiendo el tesoro más valioso y hermoso que tiene a su lado.

U

n maestro que no aprovecha el tiempo para compartir experiencias educativas es un robot que repite contenidos vacíos y llena de información inútil los cerebros inocentes y deseosos de aprender para la vida. En uno de mis manuscritos tengo el siguiente pensamiento: “Cuando el maestro sea perfecto, entonces desaparecerá Dios. Yo quiero seguir siendo maestro para aprender cada día y enseñar mejor”. Ahora comprendo que no se trata de enseñar sino de aprender. Cada experiencia es un aprendizaje si permitimos que penetre en nuestro corazón con humildad. La pedagogía del error nos dice que sólo se puede aprender desde el error, entonces aparece el miedo en el cerebro del maestro que no quiere cambiar su paradigma. En el centro educativo encontramos docentes enseñando con un idioma ajeno al del educando y todavía afirman que son inútiles porque no aprenden. En el centro educativo encontramos directores que defienden los errores de los docentes violando los derechos de los estudiantes y padres de familia. Hay estudiantes que sufren no solamente como los casos expuestos, sino de acoso sexual y escolar. Es desesperante para los padres de familia que no encuentran apoyo. En mi experiencia como docente y monitor del Ministerio de Educación he comprendido que con solo la disposición de escuchar al estudiante, al maestro, al director, al padre de familia o al vecino de la comunidad ya hemos hecho una gran parte de nuestro trabajo y hemos aprendido demasiado. Las experiencias educan y no son una casualidad, son la gran oportunidad de abrir la brecha de la superación, de la esperanza y de la felicidad. El temor a equivocarnos no nos ha permitido crecer, por eso, el dolor es más grande cuando descubrimos nuestro error. Hace años me sometí a un concurso literario y en lugar de prepararme para ganar, me preparé para perder para no sufrir, mi sorpresa es que le puse todo mi corazón al concurso y lo gané. Creo que no se trata de navegar contra la corriente sino de aceptar nuestra realidad. No somos superhombres sino personas sujetas a aprender cada día. No se trata de juzgar quien es el mejor sino de superar nuestras limitaciones. Las experiencias educativas no las encontraremos en enciclopedias, ni en los libros más caros sino en esos niños, jóvenes, señoritas, padres o vecinos que tienen hambre del saber. No se me olvida la respuesta de una niña de párvulos cuando la interrogaba: - ¿Cómo le gustaría que su maestra le enseñe para aprender mejor? - Que le diga a mi mamita cuáles son mis errores para que me corrija. - ¿Por qué dice eso?

- Porque cuando cometo un error, la seño me pega. En otra ocasión, al visitar la Escuela Oficial Urbana Mixta, Daniel Armas de Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá, una maestra me manifestó que la planificación no era necesario hacerla porque ella ya tenía cuarenta años de dar clases y sus alumnos siempre aprendían y lo más bello es que muchos de ellos, ahora ya son profesionales. Es lamentable que sigamos masticando el mismo chicle, aunque no tenga sabor. Las experiencias no tienen el mismo color: hay dolorosas, indiferentes, las que dejan huellas y las que se cuentan porque valen la pena. El primer paso para valorar las experiencias es reconocerlas. Si nos hemos equivocado, aceptar nuestro error y enmendarlo. La pedagogía del error nos invita a recapacitar, a hacer de nuestras limitaciones y de las equivocaciones el principio del aprendizaje. Si en el aula permitimos

que los estudiantes expresen sus ideas, pensamientos, sentimientos, experiencias y los escuchamos con atención, ellos se sentirán tomados en cuenta. Descubriremos aprendizajes significativos cuando el estudiante modifique su forma de pensar y ver al maestro cuando se acepta con sus limitaciones y comparte sus experiencias. Creo que es tiempo de hacer a un lado nuestros temores. El maestro no lo sabe todo. Hasta el momento las experiencias narradas son acontecimientos difíciles, pero si la presencia del maestro y su experiencia acompañante puede hacer la diferencia, la educación tomaría un giro sorprendente. Si eres maestro, date la oportunidad de abrir tus oídos a los gritos de auxilio o de alegría de tus alumnos. Ellos te necesitan más que la infinidad de contenidos que llevas preparado para disertar en una jornada de trabajo.


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Gedeón y la dimensión de las cosas

-E

s inaudito lo que está ocurriendo aquí -le dije a Gedeón, justamente indignado.

-¿Qué cosa? -quiso saber.

-¿Qué te parece –continué yo– que a mi sobrina la visitó en su negocio un individuo que, según ella, andará por los veinticinco años; de mediana estatura, correctamente vestido, que luego de saludarla muy comedidamente le pidió hablar en privado de un asunto sumamente importante. Ella le dijo que estaba bien y lo pasó a su oficina. Una vez estando ahí, el individuo le entregó una tarjetita en donde aparecía anotado un número telefónico; luego comenzó a explicarle, en forma muy seria y profesional, que él se dedicaba a hacer trabajos especiales; en concreto,

Víctor Muñoz Premio Nacional de Literatura

a eliminar físicamente a cualquier persona. Que cobraba tres mil quetzales por hacer dicho tipo de trabajos y le recomendó guardar la tarjetita, ya que, si no le servía en ese momento, quizá más adelante le podría ser útil. Acto seguido se levantó, se despidió de ella en forma muy cortés, y se retiró. A mi pobre sobrina le sobrevino una crisis nerviosa que le duró tres días y hasta entonces pudo comentarme lo que te estoy contando. ¿Qué te parece? -Bárbaro el tipo, ¿verdad vos? –me respondió. -Dejemos eso –le dije–, es que no sé si te das cuenta de que estamos llegando a los últimos extremos del desprecio por las cosas fundamentales de la convivencia humana. Ahora ya la vida tiene un precio ínfimo. No, vos, definitivamente la gente está

perdiendo la dimensión de las cosas. Los valores, el respeto, la concordia, la tolerancia y las normas usuales de conducta se están yendo directo al cesto de la basura. -Sí, vos, tenés razón –me dijo– la gente como que ya no agarra la onda. Eso que me estás contando es un abuso, y tal como muy bien decís, es perder la dimensión del valor de las cosas porque yo tengo un cuate que le puedo conectar a tu sobrina; un carnal que por doscientos quetzales va y mata a quien ella quiera. -Ah, bueno –le respondí. Y decidí ya no seguir con el tema, no fuera a ser que saliera con que también conocía a otro individuo que hacía tales labores por nada.


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CARTAS DEL ESCRITOR ENAMORADO

HONORÉ DE BALZAC A Eva Hanska CARTA PRIMERA “Mi amado ángel,

E

stoy loco por ti: no puedo unir dos ideas sin que tú te interpongas entre ellas. Ya no puedo pensar en nada diferente a ti. A pesar de mí, mi imaginación me lleva a pensar en ti. Te agarro, te beso, te acaricio, mil de las más amorosas caricias se apoderan de mí. En cuanto a mi corazón, ahí estarás muy presente. Tengo una deliciosa sensación de ti allí. Pero mi Dios, ¿qué será de mí ahora que me has privado de la razón? Esta es una manía que, esta mañana, me aterroriza. Me pongo de pie y me digo a mí mismo: ‘Me voy para allá’. Luego me siento de nuevo, movido por la responsabilidad. Ahí hay un conflicto miedoso. Esto no es vida. Nunca antes había sido así. Tú lo has devorado todo. Me siento tonto y feliz tan pronto pienso en ti. Giro en un sueño delicioso en el que en un instante se viven mil años. ¡Qué situación tan horrible! Estoy abrumado por el amor, sintiendo amor en cada poro, viviendo solo por amor, y viendo cómo me consumen los sufrimientos, atrapado en mil hilos de telaraña. O, mi querida Eva, no lo sabías. Levanté tu carta. Está frente a mí y te hablo como si estuvieras acá. Te veo, como te vi ayer, hermosa, asombrosamente hermosa. Ayer, durante toda la tarde, me dije a mí mismo: ‘¡Es mía!’. Ah, ¡los ángeles no están tan felices en el paraíso como yo lo estaba ayer!”

CARTA SEGUNDA

T

e quiero sin explicaciones, llamando amor a mis sentimientos y besando tu boca para emocionarme, te quiero sin motivos y con motivos, te quiero por ser tú. Es bonito decir te quiero, pero

más bonito es decir te quiero, lo siento y te lo demostraré. No tengo alas para ir al cielo, pero tengo palabras para decir… Te Quiero. El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte.


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POESÍA José Laris

Santa Cruz de Mercenado (Barrio de Argüelles, Madrid) Dile a Ronda, dile al Duero, que se está acabando octubre y que no he vuelto. Que siento por España este amor contestatario, rebelde, enfermo. Ascendido de las Ramblas a Paseo de Gracia, caminando con Gaudí. Que siento esta nostalgia sarracena de perder también la Alhambra; peninsular en el devenir ibérico. Y dile más cosas, o deja: para cuando torne a Huelva.

J

osé Laris, México 1959. Diseñador Industrial, participa en el taller de poesía “Oscar Oliva” desde 1994. Tiene tres libros: Abismario, Electrocutar Libélulas y Macetas, tiestos de Niebla.

Bosnia necesita un barco Toqué Bosnia Herzegovina, mis ojos vieron las ruinas de Mostar y Sarajevo; el odio de Belgrado. … Turbios soles, años negros, frío humano mutilador de madrugadas… Todo estorba para este testimonio de mezquitas hostigadas. ¿Cómo decir luto?, sin decir mijo para escobas, paja.

Macetas, tiestos de niebla (fragmento)

Nuestra luz apenas brilla, como chispa de luciérnaga que se traga la noche. Sé que todo se duerme, oxidando el ozono nuestras virutas de piel. Sé que allá afuera habrá peces que me miren con sus córneas perdidas. Habrá este morir de araña, pequeño, diario; ciclos de dolor tieso. Un austero pan ázimo, que nos escalde la boca.


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Christus Rex Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

Hoy 12 de abril es Viernes de Dolores, el mundo católico rememora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa. En la Ciudad de Guatemala, simultáneamente se lleva a cabo la velación de Jesús de Candelaria, día en que esta imagen está más cerca de sus devotos, es decir, se le puede apreciar más de cerca y tener la experiencia contemplativa sin vidrios o distancia que medie entre el observador y la escultura de Jesús Nazareno, ya que su altar se diseña regularmente en el presbiterio del altar mayor.

E

l fotógrafo José Carlos Flores se ha enfrentado a la experiencia contemplativa de Jesús de Candelaria con cámaras y luminarias. Como pocos fotógrafos ha tenido la oportunidad de estar tan cerca de esta imagen, al igual que los más cercanos miembros de su asociación de cargadores. Esta cercanía le ha permitido hacer un registro visual iniciado en 2008 de esta escultura del siglo XVII y que está resumido en un libro, Christus Rex, con cien imágenes del nazareno, publicado en 2017. En todas las fotografías se aprecia la calidad del manejo de la gubia del escultor en detalles como el rostro, la abertura de su boca, el rictus de las manos que con el que toman la cruz, los pies descalzos o el quiebre del cuerpo ante el peso de la cruz. Pero también el trabajo de encarnado, la magnificencia de su cruz florecida, los brillantes destellos del resplandor. Por otro lado, se comprueba la laboriosidad en la elaboración de las túnicas de diferentes épocas. El fotógrafo logró captar la energía simbólica de Jesús de Candelaria, conector con lo divino. Para Juan Plazaola, “…la fe para ser humana debe ser sensible. Pero esta sensorialidad de la fe cristiana no la degrada a nivel de las religiones míticas. (…) Es verdad que la razón viene a completar el testimonio de los sentidos llevando al hombre a la adhesión total; pero su dependencia con lo que veo, de lo que me dicen los sentidos, es tan directa, tan fuerte, tan fulminante, que me hace exclamar: ‘Veo que está ahí, Dios mío’. Ante una imagen como la de Jesús de Candelaria, es esencial creer, es decir superar el sentido; creer algo que no se ve ni siquiera con el ojo de la razón. Se parte del sentido, pero se va más allá; se trasciende el mundo sensible en virtud de realidades que no se manifiestan en él”. Estamos ante el rapto, una característica de la experiencia estética, en el instante de más alto voltaje; el asombro, que es el sello característico de toda obra genial; el pasmo, y el arrebato que arranca.


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