Suplemento Cultural
Guatemala, 12 de febrero de 2011
Una idea original de Rosauro Carmín Q.
CON TÍTULO
PROPUESTA FOTOGRÁFICA
DE TRES JÓVENES ARTISTAS
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Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de febrero de 2011
Sciascia
REPOSO Y DIVERTIMENTO
No soy un lector en profundo de Leonardo Sciascia, pero en estos días he estado releyendo su pequeño libro, Mata Hari en Palermo, que ofrece algunas pistas sobre su visión de la literatura. Para Sciascia escribir fue una manera para desentrañar la verdad corroída por la cotidianidad, traspapelada en la ficción más inaudita, pero que de alguna manera modela y esculpe nuestro mundo cercano, así como hace el viento con el paisaje.
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l libro, a caballo entre el ensayo y la crónica, bucea en los pormenores de algunos hechos reales, pero que se encuentran machihembrados con lo insólito lo que les proporciona ese costado ficticio propio de los cuentos fantásticos. No obstante Sciascia, se mueve con elegancia entre la realidad y esas costuras visibles de la ficción que se encuentra buceando en un asesinato, unos documentos, una espía con pocos dotes artísticos, autores convertidos en personajes inexistentes o un esbirro de la dictadura de Pinochet. Leonardo Sciascia siempre reconoció no tener “una gran fantasía creadora”. Los personajes de sus novelas o crónicas vienen traspapelados de archivos oficiales. Por ejemplo su novela El caso Majorana está basada en la desaparición de un físico, aparentemente genial, en la Italia de Mussolini llamado Ettore Majorana, siciliano de treinta y un años, a quien se vio por última vez un 27 de marzo, en el barco que cruzaba a diario de Nápoles a Palermo. En la novela Sciascia trata de dilucidar que motivó la desaparición voluntaria de Majorana, como es lógico el escritor describe toda esa atmosfera de angustia que acarrea toda desaparición y desarrolla una hipótesis de orden ético que fue el condimento predilecto del escritor para darle sabor y fondo a temas que poseían un tufo inconfundible de policial o suspenso sicológico. Para Sciascia la ficción se
POR CARLOS YUSTI
ocultaba de manera tenue en la historia y reescribir esa historia desde la novela o la crónica, tan a lo Stendhal un escritor al que amó sin requiebros y al cual le dedicó varios ensayos, para darle un matiz diferente, para comprender desde otro ángulo la realidad archivada o compendiada en ese discurso un tanto oficial de la historia. Otro aspecto de Sciascia como escritor fue su activismo político desarrollado tanto desde la escritura como de la arena política, sin mencionar su olfato de polemista itinerante, de aguafiestas radical cuando de la verdad se trataba: “…existe también el cretino de izquierdas. Son los creyentes de tipo católico transferidos a la izquierda. En el hecho político, el creyente católico o protestante piensa en el más allá mientras para la izquierda existe sólo el más acá. Y es con la tierra con la que tenemos que hacer las cuentas, racionalmente, críticamente. Sin embargo, estos cretinos de izquierdas piensan que Marx, Lenin y Stalin poseen toda la verdad revelada, que las cosas cambiarán como después de la noche viene el día. El cretino de izquierdas es el que no se atreve a decir la verdad cuando ésta va contra su parte; es el que cree que difícil es sinónimo de profundo”. Pero a pesar de su crítica siempre estuvo claro de su posición política y en una entrevista ante la pregunta en cual bando se ubicaba dijo: “En la izquierda, naturalmente, porque la izquierda es la que siempre ha luchado para que las cosas cambien, mientras la derecha desea que todo se quede donde está o incluso que se vuelva hacia atrás”. También tuvo claro que el intelectual es “siempre un poco cortesano, un poco conformista, casi siempre está con el poder. Es una especie de abono para la planta política. Un intelectual debe mantener la vocación de estar siempre en la oposición”. Con respecto al poder aseveró que este había adquirido una cualidad fantástica, que se había convertido en pura ficción, y para transfor-
marse de nuevo en realidad tenia necesariamente que pasar a través de la literatura. Volviendo al libro de Mata Hari este contiene un texto sobre Jorge Luis Borges que se apoya en una noticia aparecida en Le Monde, que su vez recopila la información de otra publicación argentina la cual asegura, con pruebas irrefutables, que Borges es un invento creado por un grupo de escritores (Leopoldo Marechal, Bioy Casares y Mujica Lainez) quienes para darle carne trémula y terrena han contratado a un actor de segundo orden llamado Aquiles Scatamacchia. Este actor se encarga de pasear su ceguera, también improbable, por la vida pública y mediática. A Sciascia esta noticia falsa le llama la atención por esa gran carga de literatura ficcional que posee y él intenta una explicación: “…la noticia de la inexis-
tencia de Borges que está en el orden de las invenciones de Borges, fruto y perfeccionamiento del universo borgeseano, del sistema. Y a cualquiera le puede sobrevenir la sospecha de que la invención de la inexistencia de Borges haya podido tener como autor al propio Borges: una especie de atajo inventado por él para conseguir anticipadamente la inexistencia”. En este juego de verdades y mentiras Sciascia movió los hilos de su escritura o como el escribió precisa relojería en el texto sobre Mata Hari: “Los pequeños acontecimientos del pasado, esos que los cronistas relatan con imprecisión o reticencia y que los historiadores pasan por alto, a veces abren en mi labor cotidiana como un paréntesis, algo muy parecido a las vacaciones. Es decir se convierte en reposo y divertimento…”
eonardo Sciascia siempre reconoció no tener “una gran fantasía creadora”. Los personajes de sus novelas o crónicas vienen traspapelados de archivos oficiales.
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CREAR CIUDADANÍA Ahora que estamos en un año electoral, con todos sus eslóganes, frases vacías, promesas que no se cumplen y cancioncitas cursis, es momento para detenernos un momento y reflexionar sobre el papel que, como ciudadanos o algo parecido a ello, nos toca jugar. Me atrevería a pensar que la mayoría de personas son conscientes de que no tenemos mucho de donde escoger, entre los “distintos” candidatos, digo, y que lo único que nos queda, triste realidad nuestra, es seleccionar al “menos peor”. POR HAROLD SOBERANIS
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in embargo, a pesar de que la realidad no nos deja espacio para el optimismo, creo que es necesario insistir en una idea que, en otras ocasiones, ya he mencionado. Ésta, es la de la necesidad de hacer de los habitantes de este país, personas más críticas, más politizadas y más independientes de pensamiento. En resumen, de lo que se trata es de crear ciudadanía. Ser ciudadano se refiere no sólo al hecho de cumplir 18 años y tener cédula (o DPI, que para el caso es lo mismo), sino, sobre todo, al ser conscientes de la importancia del papel que jugamos en la sociedad: somos seres humanos que vivimos dentro de ella y todo lo que hagamos afecta positiva o negativamente al resto. No somos objetos que únicamente ocupan un lugar y un tiempo, si no que estamos ahí para ser mejores, para ser felices buscando el bien común, para compartir con el otro y crecer íntegramente junto a él. Hace un tiempo escribí que la política es tan importante que no podemos dejarla únicamente en manos de los políticos. Vuelvo a insistir en esto porque precisamente de nuestra indiferencia se alimentan estos politicastros que nos desgobiernan. Cada cuatro años se acuerdan de nosotros y nos prometen el cielo y la tierra, aunque sería más correcto decir “el infierno”. Y como nosotros no queremos mancharnos, por aquello de que “la política es algo muy sucio”, son siempre esos mismos politiqueros, marrulleros y cínicos, quienes ocupan ese espacio que nos negamos a reconocer como nuestro. Y ahí tenemos siem-
pre, cada cuatro años, el mismo desfile de caraduras: aquél que ya fue presidente y luego alcalde, fascista que nos invita a retroceder; el otro, que jura acabar con la violencia, cuando de eso vive; éste, que cobijado a la sombra de la socialdemocracia, insiste en combatir la pobreza, cuando de lo que se trata es de combatir a los privilegiados de siempre; más allá, aparece uno investido de académico que no tiene ni la más mínima idea de lo que es la política; y por este lado, asoma otro que se aprovecha de los ancianos a quienes ve como peldaños de una escalera que lo llevará al trono. Y en medio de esta fauna variada y decadente, hay un ejército variopinto y amorfo. Decía más arriba que de lo que se trata, al hablar de crear ciudadanía, es de ser más críticos, politizados e independientes de pensamiento. Ser más críticos significa que
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analicemos, sopesemos, hagamos conexiones conceptuales y saquemos conclusiones. Ser personas más politizadas, quiere decir ocuparnos más de los asuntos públicos, inmiscuirnos en lo que como sociedad nos atañe. Muchos piensan que la politización de las personas es algo negativo porque asocian dicho término con el hecho de pertenecer a un determinado partido político (que dicho sea de paso, en Guatemala no tenemos partidos políticos. Si mucho llegan a clubes de amigos o compadres, jugando a la politiquería). El pertenecer a un partido político no es nada malo, pero sólo es una parte de lo que yo llamo politizarse, y no el todo. Cuando hablo de que debemos politizarnos, me estoy refiriendo al hecho de asumir nuestra naturaleza de ser social. Como bien nos definió Aristóteles, los seres humanos somos animales políticos (zoon poli-
er personas más politizadas, quiere decir ocuparnos más de los asuntos públicos, inmiscuirnos en lo que como sociedad nos atañe.
tikón), en el sentido de que sólo en sociedad nos realizamos plenamente. Aislados, somos seres incompletos. Pero también significa que tenemos la obligación moral de involucrarnos en los asuntos públicos, participar activamente, no ser indiferentes de lo que acontece, no dejar que los otros decidan por nosotros. Los anteriores elementos nos llevarán a ser independientes, tanto en el obrar como en el pensar. ¿Cuál de los tres elementos es más importante? Los tres, pues su interrelación y/o articulación, se da en el mismo nivel, y uno sin los otros no logra su objetivo que es el de crear ciudadanía. Ahora bien, ¿cómo lograr ser verdaderos ciudadanos? ¿Cómo hacer que nuestra participación sea positiva? ¿Cómo construir una sociedad mejor, más justa y equitativa? Considero que uno de los factores que pueden contribuir a que alcancemos nuestro objetivo es la educación. Hay otros elementos, pero creo que uno que juega un papel fundamental en este proceso es la educación. Empero ésta únicamente alcanzará su objetivo si es una verdadera educación. ¿Qué entendemos por esto? Pues una educación que nos estimule a pensar por nosotros mismos, que nos enseñe a dudar de lo que percibimos en el mundo que nos rodea y de lo que hemos aprendido (como la duda cartesiana), que fomente en nosotros la creatividad, el disenso, el pensar lógico. Claro que una educación que forme hombres libres es algo que no les conviene a los representantes de nuestra selva seudopolítica, pues eso significa que seamos personas que les cuestionemos y exijamos.
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EPICENTRO Y LA UBICACIÓN DE LOS
LA EMERGENCIA DE UNA NUEVA LITERA
Hacia finales de diciembre de 2007 recibí un correo electrónico de la poeta Maya Chinchilla
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rom the center of America erupts EpiCentro: an organic literary collective straddling performance, spoken word and testimonial artforms, composed of inter-generational community-minded cultural activists of Central American extraction that write to resurrect memory and inspire action. These Central American bodies in flux... rise from Hollywood bus stops... MacArthur Park, Mission pupuserías y más. El correo de Maya anunciaba un blog que tenía el título de “EpiCentroAmerica: Central American Diasporic Art and Rumblings.” Esta declaración pude ser indicadora de un nuevo proceso que se inició con el desplazamiento de cerca de tres millones de centroamericanos a principios de los años ochenta, huyendo de la pesadilla de violencia y de las masacres generadas por las guerras civiles en Guatemala y El Salvador, pero también afectando a Honduras y Nicaragua, hacia la aparente seguridad de los Estados Unidos. A diferencia de otros escritores centroamericano-americanos más
convencionales, tales como Héctor Tobar, Mario Bencastro, Francisco Goldman, Silvio Sirias, Marcos McPeek Villatoro, o Tanya María Barrientos, quienes escriben novelas en formas convencionales y están publicando desde principios de los noventas, los poetas del grupo EpiCentro leen, representan y publican el grueso de su trabajo en representaciones públicas o bien en blogs. El blog “Desde el EpiCentro” es una página interactiva con un fondo café, tropo del supuesto color de la piel de los latinos y latinas. En la esquina superior derecha aparece una lista de canciones compuestas, tocadas o cantadas por miembros del grupo. La mayoría enfatiza narrativas musicales estilo hip-hop problematizando la vida cotidiana de latinos y latinas, en su mayoría gays o mujeres, en los Estados Unidos. Los títulos de las cancones incluyen “Lo Mismo,” “Solidarity Baby,” o “The Banana Hustle.” En la esquina superior izquierda es posible acceder a fotos de, o fotos tomadas por miembros de EpiCentro, así como volantes o imágenes gráficas de diferente tipo. Hacia la mitad del lado derecho se puede acceder al
blog y ubicar mensajes, chatear con otros blogueros o hacer comentarios misceláneos. También aparece una lista de eventos próximos. Hacia la mitad del lado izquierdo es posible contactar a miembros del colectivo, hacerse amigos con ellas y ellos, o anexar la dirección a las favoritas de quien está visitando la página. La esquina inferior izquierda incluye una lista de miembros con la siguiente explicación: Once a member always a member-These days we exist as a group only cyberspace and in the epicentro imagination...Once in a while a group of us makes an appearance in “real” space when properly coaxed and coddled. Esta cita es seguida por una lista de personas que influenciaron a los miembros del colectivo, incluyendo los nombres de escritores centroamericanos de izquierda (Roque Dalton, Gioconda Belli, Claribel Alegría), mártires (el arzobispo Romero of El Salvador), figuras totémicas (Gloria Anzaldúa) y otros nombres que varían desde figuras de alcurnia (Gabriel García Márquez), influencias africano-americanas (Zora Neale Hurston, Audre Lorde), o feministas (Virginia Woolf). En la parte inferior aparecen links misceláneos, incluyendo los sitios que venden ropa centroamericana. Cuando afirmo que las performatividades y los blogs del grupo EpiCentro pueden representar la manifestación cultural más reciente del proceso diaspórico de las poblaciones de origen centroamericano, no me refiero al medio por el cual estos poetas se están expresando. Me refiero más bien a las implicaciones identitarias de su trabajo. Esta comunidad relativamente poco conocida de escritores y artistas es la primera en definirse de manera consciente como “centroamericanoamericana” y de hacer uso de frases tales como “hija of the americas,” o “nacida en aztlan, criada por el barrio, trying to give a glimpse of la nueva generacion de urban third world womanhood.” Su identidad centroamericano-americana desafía nuestra comprensión tradicional de diásporas nacionalistas compitiendo por visibilidad en el área Pico-Union de Los Ángeles, presentemente rebautizada como “Little Central America.” En este trabajo, examinaré primero la emergencia de este arte poético discursivo y performativo centroamericano-americano que, escrito de manera bilingüe y ocasionalmente incorporando hasta palabras del portugués o bien de idiomas
indígenas, ha estado presente en los Estados Unidos desde la mitad de los años ochenta. Enseguida analizaré tres poemas de la antología de EpiCentro, los escritos por Gustavo Guerra Vásquez, Karina Alvarado y Marlon Morales. En otra sección exploraré el trabajo y el impacto de Maya Chinchilla. Finalmente, intentaré ubicar la antología dentro de lo que Aníbal Quijano ha denominado la “colonialidad del poder,” articulada para desplazar el pensamiento más allá de las conceptualizaciones eurocéntricas y occidentales. Este trabajo ofrecerá una nueva manera de enmarcar la problemática de la producción cultural y del agenciamiento o gestión de poder, para transcender así identidades originalmente asociadas con algún Estadonación latinoamericano en nuestras propias conceptualizaciones de lo que es la latinidad. EN LAS MÁRGENES DE LAS MÁRGENES El nombre EpiCentro es de por sí emblemático del imaginario sui generis que este grupo intenta proyectar. La palabra “epicentro” es un término geológico que designa el punto donde se origina un terremoto. La segunda cláusula, “Centro,” sin embargo, aparece en mayúscula, apuntándole así a la región ístmica famosa por su cadena de volcanes activos. Se convierte así en una metáfora de volcanes en erupción, imagen empleada con regularidad para connotar explosividad político-social, pero es también una imagen especular de la matriz identitaria subyacente de la región. Centroamérica en efecto es un territorio marcado por constantes luchas intestinas y fue la ubicación de la última de muchas erupciones revolucionarias que generaron la diáspora de los años ochenta. Unos quince años después, una primera generación de centroamericanoamericanos cuyas suturas evidencias los restos de estas guerras, aparece como consecuencia del fenómeno mencionado con anterioridad. Finalmente, ese Centro con C mayúscula también marca su presente ubicación. En el centro del imperio. El concepto de centroamericanoamericano es una deliberada rareza lingüística que teoricé en los primeros años de la primera década del siglo veintiuno. La frase fue originalmente conjugada por Maya Chinchilla en su poema “Central American American?” Ella juega con la escritura (“Centralamerican”) y el bilingüismo (“America, América”) en el mismo, como manera de deses-
tabilizar el sentido. Evolucionando de otros poemas de la misma tradición de identidades compuestas de origen latinoamericano como “ameRican” de Tato Laviera, ella rompe el pensamiento binario que conceptualiza las identidades ubicadas en dos lados diferentes de un guión o en ambos lados de una frontera, como si fueran maneras diferentes de identificarse como sujetos: Centralamerican American does that come with a hyphen? a space? Central America America América Las Américas... ...am I a CENTRAL American? Where is the center of America? (pp. 21-22) En mi lectura, esta última frase amarra las fronteras del país, región, o continente, con las fronteras de la poesía y de la historia. Esta última porque desde 1820 el filósofo José Cecilio de Valle elaboró un sólido argumento por convertir el istmo centroamericano en el centro
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CENTROAMERICANOS EN EL CENTRO: ATURA CENTROAMERICANO-AMERICANA
a con el título, “Desde el EpiCentro: spoken word poetry with EpiCentro poets.” Decía así:
O ARIAS
de las Américas por virtud de su posicionamiento geográfico. Anticipó que lo anterior podría traducirse en un centro político si una gran federación uniendo todos los estados americanos tuviera su sede en Costa Rica. Poéticamente no podemos olvidar la alusión de Pablo Neruda al istmo centroamericano como “la cintura de América” en su Canto general (1950). Chinchilla juega con estos sentidos implícitos en su poema para criticar una noción profundamente sentida que no aparece en el mismo: la noción de que los Estados Unidos genéricamente se piensan a sí mismos como el “centro” del hemisferio, si no el centro del mundo, noción implícitamente definida como portadora de fuerza económica y militar. Es esta noción a priori que Chinchilla está deconstruyendo en su poema. La supuesta realidad empírica de ser el “centro” está ligada a los dualismos y esencialismos de la hegemonía de una identidad blanca anglosajona. En este sentido, Chinchilla hace eco de las palabras de Ana Patricia Rodríguez acerca de que Centro-
américa es un espacio discursivo liminal conectando regiones, pueblos, culturas y bienes materiales. En su propio libro, Dividing the Isthmus, Rodríguez analiza el poema “Solidarity Baby” de Chinchilla.” Claudia Milian también ha notado la ausencia ce los centroamericanos del imaginario “americano”. Tanto en las formulaciones de este trabajo así como en su matización del concepto, centroamericano-americano emerge para Milian como aquello que se encuentra fuera del lenguaje, fuera del tropo de “Latinidad.” Todavía forma parte de “Nuestra América,” y es un dispositivo retórico inasimilable a la simbolización en virtud de ser resistido por el horizonte identitario latino cuando este último es articulado de manera limitada. Yajaira Padilla ha agregado que las textualidades centroamericanas son construcciones discursivas articulando nuevas subjetividades al expandirse geográfica e históricamente dentro de los Estados Unidos y en otros espacios geoculturales, en espacios imaginarios y en redes globalizadas.
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HISTORIAS DE OFICINA 2
POR ANTONIO CEREZO
1. SIN NOMBRE Fue aquel un día aciago. Porque quiera que no, el hecho de que se le muera a alguien un hijo ha de ser absolutamente doloroso y traumatizante. Y más doloroso y más traumatizante ha de ser el hecho de que se le muera porque no tuvo el dinero necesario para poder alimentarlo bien y mucho menos para proporcionarle asistencia médica cuando la necesitó. Esto fue lo que sucedió a Pedro Pérez, pese a trabajar ocho horas diarias en una institución seria y respetable. Ese día se sentía totalmente deprimido. Con un peso tan grande sobre su cabeza, como si se tratara del mismo cielo oprimiéndolo contra el suelo. Salió de su casa muy de mañana rumbo a la oficina; cuando llegó comunicó la infausta noticia a sus jefes y la imperiosa necesidad de dinero para enterrar a su hija. Lo enviaron con el jefe de personal. Para poder ayudarlo -dijo el jefe- es necesario que usted me lo comunique por escrito. Debe poner la causa del deceso, la funeraria que va a atender el caso, y su necesidad de dinero para cubrir los gastos. Pero no se preocupe; yo mismo redactaré la carta. Pedro Pérez se emocionó. Pensó que no todo era tan malo en el mundo; sintió enorme satisfacción de trabajar en una institución donde los jefes tenían una hermosa conciencia social. Realmente la sola posibilidad de obtener el dinero necesario para las honras fúnebres, mitigaba un tanto su pena. Por lo menos su hija recibiría cristiana sepultura. Salió de la oficina del jefe de personal con mayor tranquilidad; él mismo se dio cuenta de la redacción de la carta, de los conceptos que en ella escribió, de la gran sensibilidad que en ella puso. Sintió que un rayo de esperanza iluminaba su alma en un momento tan duro y salió agradecido con Dios, con la gente, con el mundo. Entonces hizo los arreglos necesarios con la funeraria: una caja de pino, una corona, unas flores. Firmó documentos comprometiéndose a pagar hasta el último centavo, con la plena seguridad en el jefe de personal. Dos días después, cuando volvió a sus quehaceres cotidianos, fue llamado a la oficina de personal. El jefe le dijo: Señor Pérez, lo lamento mucho. He tenido a la vista la carta que usted me envió; en ella están claras las necesidades suyas, la angustia y la pena que le ha tocado vivir. Pero la situación de la
oficina es grave; usted sabe de las apreturas económicas que estamos pasando. Por lo tanto, se ha decidido no proporcionarle la ayuda que nos ha solicitado. Aquí tiene la contestación por escrito. Pedro Pérez quedó estupefacto. No supo en ese momento si reír o llorar; si maldecir, insultar o golpear. Sólo atinó a dar la vuelta y se marchó.
2. PEDRO PÉREZ Pedro Pérez trabajaba en un organismo de integración. Un buen día, cansado de que al recibir su sueldo no hacía más que pagar, pagar y pagar y de que le era absolutamente imposible cubrir sus más ingentes necesidades por el elevado precio de los productos de primera necesidad como pan, frijol, arroz, etc. y de otros no tan indispensables como el papel higiénico, solicitó una entrevista con el presidente de la institución para pedir un reajuste de su salario. El Presidente le dijo a guisa de saludos: Ya lo ve, Pérez, los aumentos de sueldo en la Institución no se justifican. Vea aquí (y le enseñó una de las páginas de “Prensa Libre”) las declaraciones del Presidente del Banco de Guatemala y Presidente la Junta Monetaria del país. Quedó atónito cuando leyó: “…en Guatemala no hay inflación… es una inflación psicológica la que vive el pueblo guatemalteco…” No veo, la verdad, porqué la gente pide aumento de sueldo cuando no hay necesidad; a mí, por ejemplo, me es suficiente lo que gano y eso que tengo que mantener dos carros, una casa de dos niveles con todo lo que eso implica: dos sirvientas, jardinero, chofer, etc., pago los colegios más caros del país; en fin, lo que dice el señor Presidente del Banco de Guatemala es cierto: es un fenómeno psicológico lo que está ocurriendo en el país… no existe tal inflación… Salió del despacho de su jefe con la cabeza gacha, pensativo y hasta aturdido, decidido a visitar al psiquiatra de la oficina. Desde entonces está interno en el Hospital Nacional para Enfermos Mentales.
VAMOS A SEXTEAR
Los ojos se le llenaron de lágrimas, y musitó suavemente: “Al principio se llamaba Calle Real, ahora, Sexta Avenida”. -La nostalgia siempre nos muerde el espíritu-, apuntó Miguel Ángel Asturias, con el manuscrito de El señor Presidente, bajo el brazo. José Milla y Vidaurre se puso pálido y un sudor frío principió a correrle la espalda cuando vio pasar a Pie de Lana. -¿Lo viste?, interrogó Milla. Miguel Ángel Asturias dijo sí con la mirada, y sugirió: “Sigamos Sexteando” Jacobo Àrbenz Guzmán que venía acompañado de Francisco Javier Arana planeando cómo inventar el 20 de octubre, los divisó, y a todo pulmón gritó: -¡Gran Lengua! Miguel Ángel, más sordo que Barnoya, no le escuchó, quizá porque estaba extasiado en un objeto curioso del almacén El Cairo, ubicado en la 6ª. Avenida 9-00. -Parece el regalo que le obsequié a mi primer numen-, le susurró al oído al autor de Los Nazarenos. -Las heridas no restañadas nos recuerdan que tenemos un pasado-, atestiguó uno de los autores de La Chalana. Los militares llegaron, y con un fuerte abrazo se saludaron. No logré percibir lo que dijeron después. Sólo sé que entraron en el Portalito, donde Oliverio Castañeda de León, sorbo a sorbo bebía cerveza, llorando su muerte y celebrando su resurrección, y en una servilleta apestosa a nostalgia escribía una y otra vez: “Mientras haya pueblo, habrá revolución”. La tarde caía lentamente y del teatro Lux salía Rubén Morales Monroy, añorando su santuario: La Universidad Popular. El Ché Guevara, con la mirada perdida en el horizonte lo abordó: -Maestro, he pensado siempre que por medio del arte se puede lograr una revolución más eficiente. Como si fueran almas gemelas, enfilaron hacia la UP, discutiendo sobre arte dramático y revolución. Rubencito, el comerciante de colchones, con sus movimientos afeminados devoraba con las miradas a los caballeros que sexteaban jubilosos. Grupos de peatones lo vituperearon con burlas. En el parque Enrique Gómez Carrillo se sentó a conversar con el mismo Príncipe de los Cronistas sobre sus incontables y extraordinarios viajes al otro lado del charco… Bernal Díaz del Castillo se unió a la tertulia, y uno por uno viajaron a través del tiempo, y el verso Guatemala se hospedó en el corazón del pentagrama de Dios. Maco Quiroa, Monteforte Toledo, Efraín Recinos, Manuel José Arce, Tito Monterroso, José Luis Villatoro y Luis Cardo-
za y Aragón, aparecieron como alma en pena sobre la Sexta Avenida y primera calle, haciendo ochos, posiblemente del Granada. ¡Vamos a sextear! Rieron con sorna al unísono, ante un general genocida que predicaba sin convertirse. Carlos Mérida y Galeotti Torres, que sentados en la Plaza de la Constitución, aspiraban la tarde melancólica de noviembre, se sumaron a los demás artistas e intelectuales. No está demás decir que la Sexta Avenida estaba, como de costumbre, muy concurrida. Por doquiera los enamorados, bohemios, comerciantes, cuques, y ciudadanos comunes y corrientes… reían a carcajadas. Las vitrinas diáfanas, como imanes embrujadores, atraían la completa atención de los sexteadores. De la 18 calle apareció Otto René Castillo pregonando que la historia era como la sombra de su cuerpo, y que por eso era poeta rebelde. Paco Pérez, en el teatro Lux, cantó por centésima vez su Luna de Xelajú, mientras su espíritu aventurero besaba los labios de la morena preciosa quien,no se sabe porqué, lo abandonó. Pero me quedé estupefacto cuando vi a Isabel de Los Ángeles Ruano vendiendo jabones, peinetas, lapiceros y sus versos en hoja sueltas, como si ser artista en este país fuera una maldición. ¡Qué diablos!, dije entre dientes y estallé bruscamente en sollozos. Ella, con sus miradas cordiales, replicó: “Así están las cosas”. Y antes de continuar con su faena, me confió: “¡Cómo extraño las puestas de sol!” Me sumergí en un océano de silencio. Interrumpió de nuevo mis reflexiones otro gran personaje que caminaba gallardo, valiente, perseverante, con un libro de su autoría que, no sé cómo, logré identificar: era Discurso Presidencial. Por supuesto que se trataba del ilustre doctor Juan José Arévalo Bermejo, el mejor presidente que ha tenido Guatemala. Mientras se dirigía al Palacio Nacional de la Cultura, hablaba desde lo más profundo de su ser con un personaje llamado Historia. El gran patriota Poncho Bauer Paiz se me acercó, y sin preámbulos, me interrogó: -¿Sabes quién es? Yo, sin titubear, le respondí: -Sí. Los personajes que como trompos no se movían de su lugar piropeando a las mujeres, eran Los Chocanitos y la Mosquita que, humildemente, pedía limosna. Tantos personajes que convergían en la Sexta Avenida con sus almas inundadas de paisajes olorosos a eternidad. La noche comenzaba a caer lentamente como el telón de la UP, cuando un trovador, acompañado de su guitarra imagina-
POR EXVEDI MORALES MÉRIDA
ba al público que estallaba en atronadores aplausos rindiéndole pleitesía. Era vitoreado una y otra vez, y jamás, quizá, pensó que para escalar la cima del éxito, debía pagar un precio incalculable. Cantando el coro de su “Jesús Verbo no sustantivo” iba cuando, en la esquina de la novena calle, lloró amargamente. Se detuvo un momento, musitó algo, y posteriormente continuó soñando como siempre. No sé cómo, pero me puse de pie de un salto, me froté los ojos, y volví al presente bullicioso, y orgulloso de contar con una espléndida historia, seguí mi camino, como el eterno errante que soy.
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Suplemento Cultural 7
Galería de artistas
CON TÍTULO: EL TRABAJO DE TRES JÓVENES FOTÓGRAFAS
Una nueva generación irrumpe en el escenario artístico de Guatemala con obras y actitudes que desbordan los conceptos tradicionales desde los cuales se acostumbra a “apreciar” los fenómenos artísticos. POR JUAN B. JUÁREZ
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os nuevos artistas no buscan, por ejemplo, hacer gala de sus habilidades técnicas para crear obras que confirmen la sensibilidad estética de los conocedores y el “buen gusto” de los consumidores —para que a su vez ellos los confirmen como artistas—, sino propiamente sobrepasar esos prejuicios de clase (y ese círculo de complacencias mutuas) para abordar directamente a los espectadores en su cotidianidad con obras que son en sí mismas
experiencias que se suman para construir una conciencia que ya no es sólo estética sino también moral y humana. Esta nueva actitud y esa ambiciosa pretensión es lo que está detrás de las fotografías de Gabriela Morataya, Tíffani Cantoral y Michelly Ramazzini. Como se puede ver, se trata de imágenes que no están dictadas por la “inspiración”, ni son parte de la “belleza” del entorno, ni hallazgos fortuitos debidos a azar o la casualidad, sino que son imágenes construidas a partir de un concepto de lo real, de un aspecto de la realidad, a partir del cual se vuelven significativas. Así mismo, lo que transmiten no es un mensaje edificante derivado de datos científicos alarmantes sino una especie de sabiduría instintiva, o mejor dicho son imágenes construidas sobre esa sabiduría y sobre ese instinto. De allí también que la forma de articular las imágenes también cuente en el propósito comunicativo de cada obra, de cada artista. La instalación de Gabriela Morataya, titulada Vida, va más allá de los prudentes consejos con relación al uso de ese recurso vital. La llave del agua, el chorro, adquiere en la larga secuencia de imágenes no sólo características de personaje dramático sino también funciones simbólicas: es el medio a través del cual se manifiesta lo subterráneo y, además, el vínculo que la vida humana guarda con sus orígenes profundos y misteriosos. Cancelada la fuente, el chorro-personaje muestra sus inertes cualidades minerales y, a la luz de la luna, su soledad, su tristeza, su esterilidad y sinsentido adquieren magnitudes cósmicas. Con la serie “No me mires” Michelly Ramazzini se sitúa en el ambiguo territorio de la conciencia en el que se traslapan la intimidad y la moralidad, el pudor y la vergüenza, el deseo y el temor, la ingenuidad y el cinismo. Las imágenes de sus fotografías aluden, más que a los secretos íntimos que descubre su cámara o a las transgresiones que retrata infraganti, al malestar interno de la conciencia, que lo mismo se expresa en el cándido rubor que enciende la mejilla de una niña que en la mirada turbia del que se siente culpable. La atención de Tíffanni Cantoral, a diferencia de la mayoría de fotógrafos, no está puesta en lo momentáneo y lo fugaz sino en el espacio temporal que ocupa una vida humana. En la serie Entelequia ese tiempo espeso que no pasa sino que, como en el tronco de los árboles, se acumula en el cuerpo arrugado de experiencia, en la piel apergaminada de sabiduría, que es la forma en que perdura la belleza.
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Suplemento Cultural 8
EL LENGUAJE DE LOS ISMOS:
ALGUNOS CONCEPTOS DE LA MODERNIDAD EN AMÉRICA LATINA F&G Editores presentará el libro El lenguaje de los ismos: Algunos conceptos de la modernidad en América Latina, coordinado por la doctora Marta Elena Casaús Arzú; la presentación se realizará el jueves 17 de febrero de 2011, a las 18:30 horas en el Auditórium René Poitevin, FLACSO-Guatemala (3a. calle 4-44 zona 10).
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arta Elena Casaús la acompañarán Martín Rodríguez Pellecer y Edgar S.G. Mendoza, quienes comentarán el libro. Martín Rodríguez Pellecer es periodista, dirige el medio de comunicación en línea Plaza Pública de la Universidad Rafael Landívar, tiene una maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Autónoma de Madrid y una licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Francisco Marroquín. Edgar S. G. Mendoza es doctor en Sociología por la UNICAMP de Sao Paulo Brasil, con maestría en Antropología Social por la Universidad de Brasilia, y es profesor de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Los trabajos incluidos en El lenguaje de los ismos: Algunos conceptos de la modernidad en América Latina se sitúan en un cruce de caminos entre la historia conceptual, la historia intelectual y la historia de las ideas. Incluye ensayos de Marta Elena Casaús Arzú, Mónica Quijada, Elías José Palti, Ana María Stuven V., María del Rosario Peludo Gómez, Artemis Torres Valenzuela, Patricia Arroyo Calderón, Teresa García Giráldez, Ricardo Melgar Bao, Regina Fuentes Oliva, Eduardo Devés-Valdés y Rolando Castillo Quintana. El lenguaje de los “ismos” lleva aparejada una fuerte carga emocional e importantes movimientos sociales y políticos que dificultan la interpretación de sus significados, y la búsqueda de los deslizamientos conceptuales, en relación con los contextos histórico-sociales en donde emergen, resulta compleja e imprecisa; pero debido a su fuerza, universalidad, capacidad de dispersión y de movilización, también suponen un reto y un intento de aproximación genealógica, desde nuevas perspectivas con menor carga ideológica, que permiten comprender no sólo el desarrollo, la variación del concepto y la influencia de las corrientes de pensamiento en dicha resignificación, sino la apropiación y renegociación de concep-
tos de uso común, pero de significado diferente, como son: mestizo, ladino, indio, regeneración, unionismo, federalismo; o desde mediados del siglo XX: desarrollismo, multiculturalismo e interculturalidad. El libro da prioridad a Centroamérica, debido a que es una región con escasos estudios sobre el tema por su singularidad de “área periférica y dependiente” —pero con una sólida y fluida circulación de las ideas—, por su carácter pluriétnico, multilingüe y multicultural, por su tardía constitución en unidades republicanas, por el recurrente “problema del indio y de la nación” y por su incapacidad de negociar una memoria histórica. El libro brinda un panorama general de la resignificación y del deslizamiento conceptual de aquellos vocablos que han sido y siguen siendo claves para explicar nuestra realidad y tomar conciencia de la misma. Marta Elena Casaús Arzú es doctora en Ciencias Políticas y Sociología. Profesora titular de Historia de América en la Universidad Autónoma de Madrid. Directora del Máster Europeo en Estudios Latinoamericanos. Investigadora principal en múltiples proyectos relacionados con el desarrollo intelectual centroamericano tanto en España como en Guatemala. Dirigió el proyecto Diagnóstico del racismo en Guatemala: Investigación interdisciplinaria y participativa para una política integral para la eliminación del racismo (6 volúmenes). Algunas publicaciones recientes: Social practice and racist discourse of the Guatemalan power elite (Teum Van Dijk, Racism and Discourse in Latin America, 2009), Genocidio ¿la máxima expresión del racismo? (2008), Guatemala: linaje y racismo (4ª edición, 2010), Historia intelectual de Guatemala, La metamorfosis del racismo en Guatemala (2002), Desarrollo y diversidad cultural en Guatemala. Coautora de Las redes intelectuales centroamericanas: un siglo de imaginarios nacionales (1820-1920) (2005 y 2010), Redes intelectuales y formación de naciones en España y América Latina (1890-1940) (2005).