Suplemento Cultural 19-03-2011

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SOPHIA MERTINS Nos ha nacido una dramaturga

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Una idea original de Rosauro Carmín Q. Guatemala, 19 de marzo de 2011

Las Tres Potencias Página 3

ZIPACNÁ DE LEÓN

Tras las huellas de Fernando Pessoa Página 6

EL SURTIDOR DE EMOCIONES

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LA ACTITUD VITAL DE DESDE LA PORTADA

OTTO RENÉ CASTILLO PÁGINA 2


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Nueva Guatemala de la Asunción, 19 de marzo de 2011

Desde la portada

OTTO RENÉ CASTILLO

poeta malogrado

Hoy, el Estado de Guatemala pedirá perdón a las familias de Otto René Castillo y de Nora Paiz, por haber sido ejecutados extrajudicialmente y sus cadáveres quemados el 23 de marzo de 1967. A casi 45 años del suceso, la poesía de este mártir revolucionario aún resuena en los oídos de los guatemaltecos.

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in embargo, pese a todo, Otto René Castillo fue un poeta malogrado, y no con esto pretendo restarle mérito a su obra.

TRAYECTORIA Enmarcado en una generación que sufrió el inicio de la represión militar, Otto René Castillo encabeza una tendencia poética que intentó ser acallada a través de la violencia. Según Luis Cardoza y Aragón, en su libro “El río: novela de caballería”, esta generación creció y alcanzó la edad adulta durante el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán, por lo que fue una generación indignada. Su primera actividad profesional y literaria ocurre durante el período de la Contrarrevolución, y ya, para el inicio de las primeras insurgencias armadas, tenían la conciencia completamente volcada en contra del régimen violento, Y no sólo fue él, sino también otros casos como el de Roberto Obregón, José María López Valdizón, quienes vivieron por la misma época, pero finalmente fueron desaparecidos pocos años después, o

POR MARIO CORDERO ÁVILA

bien puede ser el mismo caso, dos décadas después, de Luis de Lión. Y es que, en ese tiempo, los intelectuales y poetas guatemaltecos sólo tenían tres caminos: la autocensura, el exilio o terminar, finalmente, asesinados. Otto René Castillo ya había pasado por el exilio en más de una ocasión. Inicialmente, fue obligado a retirarse del país, yéndose hacia El Salvador, en donde participó activamente en el Partido Comunista, donde fue adquiriendo sus conocimientos para ampliar su conciencia social. Sin embargo, en su exilio reconoció que debía regresar a su tierra para luchar desde aquí. A su retorno, se inscribió en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Por sus méritos académicos, se hizo acreedor de una beca, la cual utilizó para estudiar en la Universidad de Leipzig, Alemania, donde entró de lleno con las filosofías marxistas-leninistas. No concluyó sus estudios, sino que los abandonó para formar parte del grupo del cineasta holandés Joris Ivens, que formaba jóvenes para que, cámara en mano, se integraran a las guerrillas de Latinoamérica y documentaran la vida desde la insurgencia. Al tener cierta preparación, Castillo volvió a Guatemala, donde se integró como ciudadano, pero ocupó puestos en la clandestinidad. En 1965, previo a integrarse a la guerrilla en la Sierra de las Minas, fue capturado y obligado, de nuevo, a exiliarse. Previo a sufrir de nuevo por su segundo destierro, fue nombrado representante por Guatemala del Festival Internacional de la

Juventud, lo cual lo hace viajar por Latinoamérica, Europa y África. Este último periplo, fue muy útil para culminar con su formación poética, ya que termina de conocer a poetas muy importantes para su inspiración, tales como Pablo Neruda, César Vallejo, Miguel Hernández, la poesía social de España, entre otros. Anteriormente, por su paso por Alemania, había comenzado a escribir un paquete de poemas, los cuales posteriormente a su muerte un conocido hizo llegar para que se publiquen. Asimismo, en Guatemala, había publicado un poemario, “Guatemala Tecún Umán”. . CARACTERÍSTICAS Otto René Castillo, entre sus características literarias, podemos referir que poseía una gran fuerza poética. Ésta no se enseña en talleres de creatividad literaria, ni se puede adquirir leyendo todos los libros de poesía del mundo. La fuerza poética es una condición natural en un poeta, que puede ir puliendo hasta lograr domar con técnica toda el poder de su palabra. Sin duda, Otto René tenía una enorme fuerza, y prueba de ello es que algunos de sus poemas han logrado trascender y mantenerse en el inconsciente colectivo de los guatemaltecos. Como parte de sus influencias, es muy evidente que Otto René estaba empapado de la poética del “Canto general” de Pablo Neruda y de la poesía social de César Vallejo. Asimismo, por su paso por Europa habría conocido la poesía de Miguel Hernández, así como los llamados poetas sociales españoles: Blas de Otero y Gabriel Celaya. Todo ello, aunado con su experiencia vital en Guatemala y en el exilio, conformarían el detonante para sus primeras letras. Sin embargo, el potencial de Otto René aún no estaba completo. Sin duda, de haber vivido más tiempo, hubiera llegado a una voz más perfecta, porque la fuerza la tenía, pero faltaba pulirla. Sí, fue un poeta malogrado, así como se han malogrado muchos en Guatemala a causa de la violencia. No me cabe duda de que si él, Luis de Lión, o Roberto Obre-

gón hubiesen continuado vivos, habrían completado obras de mayores quilates, aunque con lo que produjeron se puede evidenciar la gran calidad literaria que tenían. ACTITUD MORAL Con la publicación de su poesía conocida, Roque Dalton, el poeta revolucionario salvadoreño que fungió como compilador, evidenciaba las diferencias entre Otto René Castillo y Miguel Ángel Asturias, que, por coincidencia, vivieron diferentes experiencias: mientras uno moría a golpes, el otro recibía el Premio Nobel de Literatura. Dalton, en el Prólogo a la compilación de Castillo, exaltaba el compromiso social de Otto René, lo cual lo llevó a la muerte, mientras que restaba méritos a Asturias y a su Nobel por haber disfrutado de las comodidades del régimen, como haber aceptado un puesto diplomático en París y recibir el Nobel. Sin embargo, esta comparación parece, a la luz de casi 45 años de diferencia entre estos dos eventos, que no tiene razón de ser. Sin querer entrar de lleno a analizar el Nobel de Asturias, basta decir que toda muerte violenta es criticable, y mucho más si ésta se propicia por una violencia institucionalizada, como la que ocurría en aquellos años grises. Tanto Otto René como Asturias vivieron el tiempo que les tocó, y, lo más importante, propusieron a través de sus propuestas. Hoy se valora tanto el Nobel de Asturias, ampliamente merecido, como la poesía social de Otto René Castillo, que pese a vivir en tiempos de “paz”, aun tiene vigencia. Como decía, toda muerte violenta es condenable, y mucho más si es propiciada por el Estado, ya que éste debe organizarse para proteger la vida. Es por ello que es muy importante que el Estado pida perdón por estos crímenes, porque no sólo cortaron una vida, sino que acallaron una voz que estaba en busca de perfeccionarse, y que cantaba el dolor del pueblo. Pero, sobre todo, sirve para que se aprenda la lección a no malograr a nuestros ciudadanos, mucho menos a los poetas.


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LAS TRES POTENCIAS Estampas Pasionarias

Jesús hizo su entrada a Jerusalem en calidad de Rey. A su paso se tendieron alfombras, se batieron palmas y se entonaron hosannas. Pocos días después, fue declarado reo de muerte. De Rey pasó a reo. Su afirmación divina tuvo por respuesta una bofetada, se le castigó con la flagelación, por burla su frente se coronó de espinas, se proclamó una sentencia injusta, fue obligado a cargar una pesada cruz y para escarmiento fue crucificado en lo alto de una colina, desnudo y asegurado con tres clavos. La herida que le profirió Longinos en el costado que le rompió el corazón y los efectos con que la naturaleza reaccionó al momento de pronunciar “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu...” despejaron la duda y confirmaron su naturaleza divina. Era tarde. Todo estaba consumado. Por Mario Gilberto González R.

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iempo después se recuperaron los Santos Lugares donde estuvo y ejercicio su ministerio y las estampas impresionantes de su pasión, empezaron a ser objetivadas y el arte de la pintura y la escultura se encargaron de crear obras maestras que sorprendieron a su tiempo y enseñaron tanto que frescas llegan a nuestros días. Su paso por la Vía Sacra

cargado de pesado madero, es impresionante por la burla y el escarnio y por el dolor propio y el de su Madre, es una estampa que se revive magistralmente, especialmente por las dolorosas caídas. La primera representación que se conoce, data del año 350 y se encuentra en el sarcófago 171 del Museo cristiano del Vaticano. Las representaciones artísticas del Nazareno cargado de pesada cruz, camino al Calvario, es un tema que apasiona a los imagineros y desde antaño, han legado verdaderas joyas que enriquecen el arte. Algo importante que trataron de rescatar fue su divinidad y para expresarla, idearon colocar sobre su cabeza, tres piezas en forma de haz de luz. Así quedaban a la vista los atributos divinos que olvidaron quienes le crucificaron. Los imagineros no fueron

ajenos al conocimiento de su tiempo y se nutrieron de la vieja sabiduría aristotélica, de que todos los seres humanos poseen como género de potencias del alma, tres potencias intelectivas: la memoria, entendimiento y voluntad. Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura se ocuparon de ahondar y dar luces sobre este tema. La representación de las Tres Potencias –atributos divinos, propios de Dios- vienen del arte bizantino. Y fueron colocados en las imagines procesionales, primero en los Cristos y después, en la del Nazareno con la cruz a cuestas. En Sevilla, las llevan los Nazarenos de El Gran Poder, el de la Pasión, el del Silencio, de las Fatigas, de los Afligidos. Las Tres Potencias, expresión de los atributos divinos son: Omnisciencia u omnisapiente. Significa que tiene sabiduría y conocimiento de todas las cosas. Lo abarca todo. Dios conoce, se conoce y conoce en sí mismo todas las cosas que provienen de El. La Segunda es: la Omnipotencia. Representa el poder absoluto. Todopoderoso que lo puede todo. El poder de ejecutar su voluntad. Y la Tercera, es la Omnipresencia, o sea el poder de estar presente en todas partes a la vez. Es un atributo exclusivo de Dios. Es la cualidad de es-

tar presente en todas partes en todo tiempo. La imaginería en Santiago de Guatemala, siguió con la escuela sevillana. El mejor exponente en Guatemala es, la Imagen de Jesús Nazareno, justo de las Tres Potencias- que se venera en el templo de la Parroquia Vieja de la ciudad de Guatemala y que se afirma, perteneció al Oratorio de San Felipe Nery, llamado también de la Escuela de Cristo. Fue trasladada del valle de Panchoy al Valle de la Virgen y representa magistralmente las Tres Potencias o Atributos de Dios, Es una imagen de expresión impresionante como las demás que salieron de las talleres de los imagineros de la ciudad de Santiago de Guatemala. También lleva las Tres Potencias, la Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de la Salvación de la aldea de Santa Catalina Bobadilla, en la ciudad de Antigua Guatemala. A San Bernardino de Siena se atribuye, el haberle agregado a cada as de luz, las letras IHS, Iesvs Hominvm Salvator. (Jesús, Hombre, Salvador) Para muchos es desconocido el significado del simbolismo de las Tres Potencias. Los tres rayos de luz que brotan de la cabeza, no son un simple adorno, sino la forma de cómo el imaginero, expresó para la pedagogía cristiana, los atributos de la Divinidad de Dios.


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En primera persona

SOPHIA MERTINS EL NACIMIENTO DE UNA DRAMATURGA Sophia Mertins nació en Guatemala en 1985. Inició su formación artística en el país con diversos grupos de teatro y danza. Desde hace cinco años, reside en Londres, donde ha trabajado en diversos proyectos artísticos, escribe para teatro, cine y cuentos cortos. Sus últimos trabajos incluyen la presentación de un monólogo corto en la capital inglesa y la filmación de su primer cortometraje.

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POR MARIO CORDERO ÁVILA

ertins fue la ganadora del II Premio Nueva Dramaturgia Guatemalteca, concurso convocado por el Centro de Cultural de España, con su obra “Todos los loros se llaman igual”. Ésta es la historia de Roberto, quien tiene otro Roberto y puede llegar a ser varios Robertos, inesperadamente muere y junto con él el segundo Roberto. Ambos llegan a las puertas del cielo pero dado que los dos son el mismo y sin embargo distintos, deben decidir quien va a los niveles inferiores, suscitándose, a las puertas del cielo, un absurdo proceso burocrático. El jurado del concurso, conformado por Javier Payeras, Marco Canale y Eduardo Ortiz, destacó su calidad y economía dramática, el juego teatral que la articula y atraviesa, así como una mirada lúcida frente a uno de los tabúes contemporáneos: la muerte. Como parte del premio, la obra se montó y se puso en escena este pasado viernes. “Todos los loros” es la primera incursión teatral de Sophia, por lo que tomó el vuelo desde Londres únicamente para ver la obra. El director de la obra, Jorge Hugo Carrillo, director de Teatro Independiente Sobretablas, destacó su vez, el sugerente juego escénico, los diálogos frescos y humanos, y el hecho de que encierra un enorme reto actoral y de puesta en escena. “A nivel personal, creo que muestra lo frágiles que somos los seres humanos. Casi me atrevería a decir, que vuelve a acercarnos al “Zoo de cristal” que todos llevamos dentro. Me agrada lo alejada que está del panfleto político y lo cerca que permanece de la conflictividad humana. La obra de Sophia Mertins se encamina a la connotación por la vía de lo humano que, desde mi personal punto de vista, es lo que le atañe al teatro.” El elenco, está integrado a su vez por Daneri Gudiel, Luis Román, Victoria Zuleta, Emy Coyoy y Braulio Padilla. La producción es del Centro Cultural de España con la colaboración de Teatro Independiente Sobretablas.

En su breve estadía en Guatemala, Mertins conversó con Diario La Hora. - ¿Quisiera que nos contara un poco sobre esta obra “Todos los loros se llaman igual”? - Bueno, la obra la escribí para el concurso de Nueva Dramaturgia Guatemalteca, que otorga el Centro de Cultura Española. La obra trata de Roberto, que decide que es muy complicado vivir sólo en una persona, así que se convierte en dos. Sin embargo, él muere y cuando llega al Cielo sólo admiten a una persona, no a los dos. En lo que resuelven este conflicto, él descubre quién es. - Según el dictamen del jurado, resaltan la economía dramática de la obra. ¿A qué se refieren: a la poca utilería, pocos personajes…? - Pues, creo que en todo sentido (risas), es muy económica. Más que eso, yo traté de hacer algo muy dinámico y que fluyera mucho, tratando de hacer una obra que tuviera la atención constante del público. - Entonces se trata de una obra con mucho movimiento escénico, diálogos veloces… - Exactamente. - ¿Y cómo fue que le interesó este concurso? Me imagino que estaba el Londres. ¿Cómo conoció la convocatoria? - Había pasado todo el año escribiendo en inglés y era como una oportunidad para escribir algo en español. No había probado; había escrito cuentos pequeños, pero nunca una obra de teatro. Entonces pensé en escribir en mi propio idioma. - ¿Y cómo le es más fácil escribir: en inglés, o en español? - Creo que en español (risas). Me es más fácil escribir mis ideas. - ¿Le interesa mucho el teatro? - Sí, en Londres estoy en un grupo de teatro para jóvenes, y ahí me fui involucrando en

la escritura. Me pidieron que empezara a escribir. - ¿Cuánto dura esta obra puesta en escena? - No sé, pienso que como unos 45 minutos… Ésta es mi primera obra, y no sé cómo se transmite, cómo se traslada en escena lo que escribí. - ¿Qué pasa si la obra, como la interpreta el director, fuera muy distinta a cómo se pensó desde su escritura? - Pues, no lo sé. Esta primera obra es el primer test y de cómo se transmite en su escenario. Voy con mucho miedo - ¿Cuáles son tus influencias para el teatro? - No sé, quizá un poco el teatro del absurdo. Sólo quise hacer algo muy dinámico, con mucho movimiento. Ése era mi plan. - Como actriz, le llamaría mucho la atención participar en una obra así. - Sí, pero más lo pienso como público. Es el tipo de obra que me gustaría ver en escena. - La realidad en Guatemala es muy diferente. Cuando se intenta poner una propuesta seria y novedosa en escena, ésta atrae a muy poco público, mientras que las representaciones que proponen, básicamente, unir diez chistes de Pepito, estas obras tienen llenos completos y permanecen por varios meses en escena. - Yo tengo en cuenta al público en general. Yo escribí la obra en Londres, pero pensando en el público de Guatemala. Por eso, la pensé muy rápida, muy dinámica y con un poco de comicidad. - De la obra, Roberto, el protagonista, al llegar al Cielo, se topa con que el trámite para resolver su problema es muy burocrático. ¿Esta característica se piensa como en una

realidad guatemalteca? - No, creo que esta es una temática pensada en cualquier parte. - El teatro tiene sus ventajas porque es un arte muy directo. Aunque el dramaturgo no sabe, pero el actor sí está muy en contacto directo con el público, lo cual no tiene otras artes. Es por ello, que el teatro es más revolucionario, más vinculante. ¿Hay una propuesta directa hacia el espectador? - En general, todo lo que escribo, intento plantearle a la gente que se cuestione sobre sí mismos, sobre sus alrededores, sobre quién es uno y qué es importante en la vida. Preguntas que siempre nos hacemos, pero pocas veces pensamos. - ¿Esperabas que este premio te diera un impulso para darte a conocer? - Esperaba más bien que este concurso fuera una prueba. Quería escribir algo en español y ver cómo fluye y cómo funciona. No me imaginaba que iba a surgir ganadora. - Entonces, el resultado fue muy positivo, ya que el jurado determinó que sí hay algo valioso. - Sí, mientras haya gente que le gusta lo que escribo, será un buen empujón para seguir escribiendo. - ¿En inglés, o en español? - En ambos. En inglés es una cuestión más de orgullo, de demostrar que puedo hacerlo y bien. - ¿Valdría la pena traducir esta obra al inglés? - Me da un poco de miedo. - ¿No es equivalente pensar que la autora, dominando las dos lenguas, traduzca su propia obra? - Me da miedo arruinarla, traduciéndola yo misma. No funcionaría una traducción literal. - Vino esta semana sólo para ver la obra. ¿Vale la pena? - Es importante, porque es mi primera obra. Es importante para lo próximo que siga escribiendo.


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Colaboraciones

El Arte como expresión misma de la existencia humana y la educación

En reciente programa televisivo europeo, el maestro Daniel Barenboim de la orquesta West-Eastern Divar, se ofreció un maravilloso programa didacticamente accesible al público poco experto en la técnica de la interpretación musical. Por Raúl Hernández Chacón.

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e trató de una grabación de “Escuela para el oído” durante el festival de Salzburgo 2007. Hace mucho énfasis en el reconocimiento de la armonía, como el elemento fundamental y no la melodía ni el ritmo, como se supone para quienes no son expertos. Sin embargo, lo que llama mucho la atención, es el marco musical de la lección didáctica ofrecida a un público neófito, pero que permite su accesibilidad, por la forma extraordinaria del enfoque y de la expresión artísticamente bien elaborada. El tema alrededor del cual gira la lección musical es la Opertura Leonora número tres del compositor alemán Ludwin Van Beethoven. Frente a este desafío pedagógico, que se resume en el título de este artículo, necesariamente se hace indispensable establecer el significado de algunos términos, por ejemplo, el Arte, la existencia humana y la Educación, entendida ésta última, como la mediación entre el Ser humano y su entorno cultural, para el desarrollo de las diversas expresiones artísticas que, por medio de la creatividad, reinventa continuamente el ser humano su misma realidad existencial. Así el arte es, expresión, reflejo de la realidad, invención creativa, ideales, sentimientos y comunicación. Diálogo continuo y recreativo para significar lo que el guatemalteco Luis Cardoza y Aragón escribió: “la poesía es la única prueba de la existencia humana”. Además, es conjunto de valores que expresan códigos de belleza para cierto grupo cultural, que no necesariamente interpretan todos de igual manera. El Arte es vida y vida en constante creatividad y recreatividad. Es decir, se recrea en sí mismo, si entendemos el arte “masculino”, o se recrea a sí misma. O si consideramos que no tiene género. Lo cierto es que el arte comunica emociones, sentimientos, expresa ideas y facilita, como ninguna otra forma humana, el pensamiento, el conocimiento, la alegría y la tristeza con sorprendente fidelidad, por lo que muchos y muchas personas se identifican con “el” o “ella”. Comunica todo aquello que no puede decirse de otra manera: en poesía, en música, en un lienzo con los colores y formas más audáces. La literatura: en el teatro, la prosa, el verso, la música en todas sus expresiones: sinfonías, conciertos, ober-

turas, operas, zarzuelas, misas solemnes, poemas sinfónicos, ballets, valses, polonesas y más. Canciones, musica popular, y otras manifestaciones artísticas, como el arquitectura, la pintura, la escultura, las artes gráficas, artes pláticas, el cine y todas aquellas manifestaciones creativas del ser humano, reproducen y perpetúan emociones y sentimientos que en ocasiones tienen sentido para la época en la que son creadas y otras, deberán pasar muchos años para ser valoradas. En su impresionante y motivadora acción educadora, Daniel Barenboim señala que “la música, como la vida, nace de la nada y termina en la nada “, al referirse al silencio, como parte de la interpretación musical. Esta elocuente descripción metafórica ilustra bella y elocuentemente la actitud didáctica del esfuerzo por hacerse comprender en torno a un tema que es fundamentalmente emoción y vivencia. Escuchar música, dice, requiere sentido, pensamiento y comprensión. Si el arte es todo lo expresado anteriormente, entonces debe ocupar un primer lugar en la formación humana, es más, debe ser lo más importante, lo más trascendente y lo más sublime para el desarrollo integral de la persona humana, debe ser lo más excelso y no debe escatimarse ningún esfuerzo para desarrollarlo y establecerlo al alcance de todos y todas. La educación sistemática, en ese sentido, debería otorgarle el mayor esfuerzo, y la educación espontánea, aquella educación sin límite, aquella que es vivencial, debería de promoverse en todas las formas dimensiones y oportunidades: en el hogar, en los espacios de diversión y en toda acción humana, que es cultura. A ese

respecto Juan Pablo II, de gratos recuerdos, expresa la siguiente reflexión, que es artísticamente formulada: “toda la actividad humana tiene lugar dentro de una cultura y tiene una recíproca relación con ella. Para una adecuada formación de esa cultura se requiere la parti cipación directa de todo el hombre, el cual desarrolla en ella su creatividad, su inteligencia, su conocimiento del mundo, y de los demás hombres. A ella dedica también su capacidad de autodominio, de sacrificio personal, de solidaridad y disponibilidad para promover el bien común. Por esto, la primera y más importante labor se realiza en el corazón del hombre, y el modo como éste se compromete a construir el propio futuro depende de la concepción que tiene de sí mismo y de su destino.” Centesímus annus, 1991. Desde esta perspectiva, todo el hacer del ser del hombre y de la mujer es arte, pero, las más auténticas manifestaciones humanas son aquellas que expresan belleza, alegría, tristeza, nostalgia, placer, dolor, inquietud, duda, certeza, contradicción. Y que quedan muchas veces para la posteridad o en el mejor de los casos, que se identifican con el espíritu de otro u otros. Asombrase de una pintura con claroscuros y luces y sombras. Temblar de emoción al escuchar a la diva María Callas, a Luciano Pa-

varottí, revivir con nostalgia tiempos pasados al escuchar el Ave Lira, magistralmente interpretada por la marimba guatemalteca Maderas de Mi Tierra, pueden ser ejemplos de apreciación artística incomparable, al oído y al alma de la persona, del niño, del joven que se desarrolla con elementos culturales de esta naturaleza. Con estas consideraciones es interesante analizar cómo el sistema educativo y cómo la acción educadora del docente y de la docente promueven el arte, comoEXPRESIÓN MISMA DE LA EXISTENCIA HUMANA. El Currículo Nacional Base, CNB, establece, como una propuesta metodológica y didáctica, las llamadas competencias, dentro de las cuales sobresale la creatividad. Ello significa que la diversidad de acciones y situaciones que se promuevan deben encaminarse para hacer del ambiente educativo, una permanente actitud de creatividad. Así entonces, deberá favorecerse las expresiones artísticas. Recientemente, en el caso guatemalteco, se incluía las Artes industriales en el nivel básico, las artes pláticas, música y otras, que hoy se agrupan en la llamada “expresión artística”. Así de manera sistemática se promueve esta importante acción humana que es punto referente de una verdadera educación humanística.


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TRAS LAS HUELLAS DE FERNANDO PESSOA De importación

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Cualquiera que esté en Lisboa, como un visitante más entre la muchedumbre agolpada en las calles, se plantea la necesidad de conocer los barrios por donde caminó, a paso ligero y un portafolio en la mano, uno de los escritores portugueses que revolucionaron la poesía universal del siglo XX, sin más artilugios que la capacidad innata de captar el instante poético y transmitirlo por medio de seudónimos que escondían su verdadera identidad. Así me ocurrió en el verano de 1987, cuando decidí conocer la ciudad donde vivió y escribió Fernando Pessoa.

a ciudad, que parecía nacida del abrazo del Tajo y el mar, desparramada por las siete colinas que dominan las aguas del mar de la Paja, tenía la fachada leprosa y los pavimentos agujereados. Esta capital, que antes olía a jazmín y canela, a sardinas asadas a la brasa y a café recién tostado, no olía más que a tubos de escape y gases de automóviles, y, por las tardes, cuando los cubos de basura salían a la calle, se observaba incluso a personas que buscaban su comida entre los desperdicios como aves de rapiña. Todos los días, cuando el resplandor rosáceo de los rayos del sol anunciaba el ocaso, unas escalinatas y un laberinto de calles empinadas me conducían a los barrios típicos de Alfama, la Mauraria y el Barrio Alto; uno de los más pintorescos del casco antiguo de la ciudad, y hasta cuya cima se debía ascender por medio de un funicular en el que cabían pocas personas. Todo esfuerzo valía la pena si se quería degustar un buen plato de gambas con piri-piri cerca de la ventana de un restaurante que permitiera contemplar las aguas glaucas del mar y ver el aire salpicado de gaviotas. Por las noches, como todo visitante ansioso por vivir y revivir las emociones más vibrantes de la ciudad, recorría por las callejuelas de Alfama. De las ventanas salían jirones de música portuguesa o africana y de las puertas actores entrados en años. En medio de la calle había hombres ataviados de negro, invitando a los transeúntes a pasar la noche en una especie de peña folklórica llamada “fado”, donde los portugueses ofrecían un espectáculo de su tragedia y su tristeza, a través de una viola acompañada de un canto desgarrado y melancólico. Además, en este barrio de vida nocturna, al igual que en el centro comercial de

POR VÍCTOR MONTOYA

Baixa, que está entre la plaza del Rocío y la del Comercio, daba la impresión de haberse instalado el lujo en medio de la pobreza. Ya dije que estando en Lisboa, después de muchas idas y venidas, se hace necesario recorrer por las mismas calles que transitó Fernando Pessoa, un hombre enigmático y de heterónimos diversos, que de día ejercía como traductor, más exactamente como “corresponsal extranjero de casas comerciales”, y de noche escribía poesía, una poesía que se desdoblaba en varios autores ficticios, como cuando un niño juega a su gusto y capricho con los personajes creados por las aventuras de la imaginación. Aunque sus biógrafos coinciden en señalar que era partidario de un nacionalismo místico, del que debía ser abolida toda infiltración católico-romano, tenía divergencias con las ideas comunistas y simpatizaba con el orden monárquico de una nación. Consideraba que el sistema monár-

quico era el más apropiado para un país como Portugal, que por entonces tenía bajo su control a colonias allende los mares. Sin embargo, de haberse dado un plebiscito para elegir entre un régimen monárquico y un Estado republicano, él habría votado a favor de la República. Seguir las huellas de Pessoa es seguir los pasos de uno de los escritores más grandes de la lengua portuguesa, a pesar de que él se despidió del mundo sin haber visto publicada la mayor parte de su obra literaria, que sigue siendo motivo de análisis y controversias. Murió a los 47 años

de edad debido a afecciones hepáticas, asociadas a una cirrosis provocada por el excesivo consumo de “Águila Real”, un aguardiente que hoy se bebe tanto como la poesía de quien lo hizo famoso. Por eso los aficionados a su obra y al alcohol, están casi obligados a echarse unas copas de “Águila Real” a su paso por las calles donde estuvo el poeta como un fantasma enfundado en un traje oscuro, abrigo, sombrero y gafas. Caminar por las calles de Chiado, que es una de las zonas más tradicionales de la ciudad, entre el Barrio Alto y la Baixa, es respirar y escuchar los versos de los poetas que frecuentaron los bares y restaurantes de este barrio a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De todos ellos, Fernando Pessoa es quien más huellas ha dejado en las aceras. Por eso no es casual que, con el transcurso del tiempo, se le haya erigido una estatua de bronce hoy situada en la

calle Garrett, cerca del “Largo do Chiado”, donde sus admiradores y admiradoras pueden verlo sentado en su silla preferida, luciendo su figura esbelta, con la pierna cruzada y la mano apoyada sobre la mesa, como quien espera con insoportable paciencia la copa que solicitó alejado de los quitasoles y consciente de que “ser poeta o escritor no constituye una profesión, sino una vocación”, al menos así como debe entenderse el oficio de cazar palabras para luego ensartarlas en ideas concebidas por la lucidez mental y la pasión del alma. Y, por si fuera poco, Pessoa, con la sabiduría de quien conoce las leyes de la vida, intuía, desde antes de cerrar los ojos como un niño para dormir su muerte, que su voz quedaría para siempre entre nosotros y que su biografía, la más fecunda en lengua portuguesa, sería mucho más de lo que él afirmó cuando le nacieron unos versos llenos de meditación y alegoría: “Si después de yo morir quisieran escribir mi biografía / no hay nada más sencillo. / Tiene sólo dos fechas / la de mi nacimiento y la de mi muerte. / Entre una y otra todos los días son míos. / Soy fácil de describir. / He vivido como un loco...”. Fernando António Nogueira Pessoa (Lisboa, 1888-1935). Escribió tanto en verso como en prosa. Parte de su extensa producción literaria, traducida al español, consta de los siguientes títulos: El regreso de los dioses (2006), Cantares (2006), La educación del estoico (2005), Crítica: ensayos, artículos y entrevistas (2003), Libro del desasosiego (2002), La hora del diablo (2003), Mensaje (1997), Un corazón de nadie. Antología poética, 1913-1935 (2001), Odas de Ricardo Reis (1995), Noventa poemas últimos, 1930-1935 (1993), Antología poética. El poeta es un fingidor (1982), Poemas de Alberto Caeiro (1980), Oda marítima (1963) y Antología (1962), entre otros


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ZIPACNÁ DE LEÓN

SURTIDOR DE EMOCIONES: LA OBRA DE

Galería de artistas

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rtista de formación autodidacta, Zipacná es una figura excéntrica de lo que se conoce como la generación del 70, a la que también pertenece Erwin Guillermo, Rolando Ixquiac Xicará, Moisés y César Barrios, Isabel Ruíz y Arnoldo Ramírez Amaya, entre otros. A diferencia de la de ellos, su obra parece surgir más de cierta “actitud estética” hacia lo cultural —en el sentido antropológico— y lo artístico que de las condiciones políticas y sociales que contextualizan la época convulsa que le tocó vivir. Pero tal actitud estética no constituía en él una evasión, sino que era una fuente legítima de su trabajo, pues se fundamenta en una cultura artística amplia y profunda que, en parte, le venía de familia (su abuelo, Rafael Rodríguez Padilla, pintor y escultor de mérito, fue el fundador de la Escuela de Bellas Artes en 1923; su tío, Juan Jacobo Rodríguez Padilla, reconocido artista exilado en París, su padre, Adalberto de León Soto, escultor fallecido tempranamente en París). Así, por razones que mencionamos más adelante, en su caso más que de estilo conviene hablar de lenguaje plástico, pues este término explica más claramente el origen de sus formas recurrentes, el proceso interno de su formación (a partir del análisis y la simplificación de los objetos de su entorno hasta convertirlos en signos) y el uso espontáneo que hace de ellos en su obra de acuerdo a necesidades expresivas (es decir no descriptivas) dictadas por las emociones del momento. Tal lenguaje plástico tiene sus raíces, por un lado, en todos los estilos formales del arte moderno, desde el cubismo (de Picasso, especialmente), el surrealismo (de Paul Klee y Chagall, entre otros), el fauvismo (de Matisse), hasta figuración de Gauguin y la abstracción geométrica, a la luz de los cuales se puede discernir

Suplemento Cultural 7

las diferentes épocas por las que atraviesa su obra y, por otro lado —y con la misma legitimidad— de la forma de objetos de la cultura popular guatemalteca. Habría que precisar que tal diversidad de fuentes estilísticas no constituye una influencia que contamine su expresión sino que muestra la riqueza de la que se nutre su lenguaje, no su estilo. Su estilo en todo caso es la forma en que usa ese lenguaje para expresarse. En Zipacná se puede constatar aquello de que el estilo es el artista. A la par de eso, también habría que precisar que el tema de su pintura son sus emociones: los ángeles y las palomas de Chinautla, las máscaras de los bailes populares, la figuración de Chagall o Picasso, el color de Matisse o Gauguin, simplificadas sus formas y abstraídas sus intensidades hasta sencillez gráfica del signo y la elocuencia del gesto, son únicamente elementos de un vocabulario que se articula en su obra para expresar sus emociones. Con eso en mente, podemos comprender la segura espontaneidad con la que Zipacná realizaba su obra (era la urgencia emotiva la que la dictaba) y dentro de ella las características con que usualmente se la describe: la simplificación formal de las figuras, la intensidad emotiva del color, la sencillez compositiva, la temática tomada principalmente de la cultura popular guatemalteca y de la literatura y de la tradición pictórica occidental que, en conjunto, le dan a sus todas sus creaciones una innegable genuinidad expresiva, una raigambre muy guatemalteca y un carácter poético bastante pronunciado. Intensa y caudalosa, sin intermediaciones intelectuales e ideológicas, la expresión artística de Zipacná tiene una hondura y una genuinidad humana que es como un oasis, como un surtidor, como una palma en el desierto en el que, convertidas en arena, mueren las pequeñas emociones por las que sabemos que estamos vivos.

POR JUAN B. JUÁREZ

Dueño de un espíritu enérgico y constructivo y de una personalidad impetuosa y determinada que lo impulsaban a grandes proyectos, Zipacná de León (Guatemala, 1948-2002) generaba en los círculos artísticos e intelectuales adhesiones apasionadas y rechazos igualmente vehementes. Y eran tan intensas las reacciones emocionales que provocaba que a casi diez años de su desaparición su obra aún no encuentra la mirada objetiva ni la reflexión serena que la valore en su justa dimensión.


Nueva Guatemala de la Asunción, 19 de marzo de 2011

Suplemento Cultural 8

De importación

VARGAS LLOSA Y GARCÍA MÁRQUEZ

INTENTARON HACER UN LIBRO JUNTOS El tema no puede parecer más jugoso: la guerra entre Colombia y Perú que tuvo lugar en los años 1932 y 1933. García Márquez debía escribir la parte ambientada en Colombia, y Vargas Llosa hacerse cargo de la peruana.

L

os dos premios Nobel vivos de la lengua española, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa planearon, en los años sesenta, escribir una novela a cuatro manos, finalmente nonata. El tema no puede parecer más jugoso: la guerra entre Colombia y Perú que tuvo lugar en los años 1932 y 1933. García Márquez debía escribir la parte ambientada en Colombia, y Vargas Llosa hacerse cargo de la peruana. Las cartas que se conservan en los archivos de la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, EE.UU), enviadas por el colombiano al peruano, otorgan luz sobre detalles de este proyecto que no arribó a buen puerto. El propio Vargas Llosa contaba a este diario, poco antes de recibir el premio Nobel el pasado mes de octubre, que “en París, cuando trabajaba en la radiotelevisión francesa, un día recibí de la editorial Julliard la novela Pas de lettre pour le colonel, y así descubrí a García Márquez, en francés. Desde entonces supe de él. Al publicar yo La ciudad y los perros, recibí una carta suya, y empezamos a escribirnos, e incluso planeamos escribir esa novela a cuatro manos sobre la guerra peruano- colombiana, un proyecto que finalmente quedó en nada. Hablábamos de ello, cambiábamos ideas. Se trataba de una guerra fantochesca por un pedazo de la Amazonia, pero era más divertido hablarlo que realizarlo”. La idea fue de García Márquez, quien, el 20 de marzo de 1967, le revela a su amigo que, en septiembre, se trasladará a vivir en Barcelona. Le cuenta, asimismo, que ha acabado de corregir las pruebas de imprenta de Cien años de soledad y que, a última hora, ha cambiado la escena de un burdel de Macondo “sospechosamente parecida a cierto burdel de Piura”, es decir, el que da título a La casa verde, obra amazónica del peruano que acababa de leer y que, por lo visto, le influyó demasiado. “La coincidencia del burdel –prosigue– me ha inspirado una idea que tarde o temprano tendremos que llevar a cabo tú y yo: tenemos que escribir la historia de la guerra entre Colombia y el Perú. En la escuela, nos enseñaron a romper filas con un grito: ‘¡Viva Colombia, abajo el Perú!’”. Para convencer al joven Vargas Llosa, un persuasivo García Márquez le desgrana una serie de hechos reales que parecen extraídos de novelas del realismo mágico, y que habrían acabado siendo capítulos del libro: “La mayoría de las tropas colombianas que mandaron a la frontera se perdieron en la selva. Los ejércitos

enemigos no se encontraron nunca. Unos refugiados alemanes de la primera guerra mundial, que fundaron Avianca, se pusieron al servicio del gobierno y se fueron a la guerra con sus aviones de papel de aluminio. Uno de ellos cayó en plena selva y las tambochas –hormigas venenosas de cabeza roja– le comieron las piernas: yo lo conocí más tarde, llevando sus condecoraciones en silla de ruedas. Los aviadores alemanes al servicio de Colombia bombardearon con cocos una procesión de Corpus Christi en una aldea fronteriza del Perú. Un militar colombiano cayó herido en una escaramuza, y aquello fue como una lotería para el gobierno: llevaron al herido por todo el país, como una prueba de la crueldad de Sánchez Cerro –el presidente peruano–, y tanto lo llevaron y lo trajeron, que al pobre hombre, herido en un tobillo, se le gangrenó la pierna y murió. Tengo dos mil anécdotas como estas. Si tú investigas la historia del lado del Perú y yo la investigo del lado de Colombia, te aseguro que escribimos el libro más delirante, increíble y aparatoso que se pueda concebir”. Vargas Llosa contestó que sí. El 11 de abril de 1967, Gabo le escribe: “...cuánto me alegra que te guste la idea del libro a cuatro manos. A mí me parece fascinante, y creo que difícilmente se puede concebir una fábula más inverosímil y desternillante que este esperpento histórico. La posibilidad de dinamitar la patriotería convencional es sencillamente estupenda. Hace muchos años tengo la idea en la cabeza, pero me negaba a ponerla en práctica mientras no encontrara un cómplice peruano, porque de este modo la traición es completa, por partida doble, y simplemente sensacional”. García Márquez entra en consideraciones técnicas: “Hay que tratarlo con la tranquila objetividad de un reportaje, con recursos y técnicas puramente periodísticos, y con una seriedad y una abundancia de datos que dejen a los mojigatos clavados a la pared. Yo haré toda la historia del lado de Colombia y tú la del Perú. Prácticamente, lo único que ten-

dremos que hacer en común es el cotejo de algunos episodios, para que no haya contradicciones”. La novela, ligada a los hechos, iba a estar sustentada en una teoría conspiratoria: “...es probable que Sánchez Cerro y nuestro Olaya Herrera –el presidente colombiano– se hubieran puesto de acuerdo para hacer esta guerra, que había de consolidarlos a ambos en el poder”. Olaya Herrera, según explica García Márquez, “era el primer presidente liberal después de 45 años de hegemonía conservadora, y la guerra con el Perú le dio la oportunidad de unificar a los partidos en la excitación patriótica, y les puso a los decrépitos senadores de la oposición un uniforme de general de la república, y los mandó a morirse de paludismo en la selva. Hay una versión no confirmada de que el asunto lo arreglaron en un club de Lima políticos y diplomáticos de ambos países, que formaban parte de un equipo de polo internacional. ¡Fíjate (...)!”. Los dos escritores hablaron incluso de los asuntos prácticos. “El problema –decía García Márquez– es que ambos tenemos que irnos a nuestros respectivos países, y allí tomar los datos precisos. Yo pienso encerrarme en la redacción de El Tiempo a reconstruir los hechos día por día, y obtener en esa forma toda la versión oficial, que he de complementar con datos suministrados por la academia de historia. (... ) Imagínate que uno de los héroes de estas jornadas gloriosas es el poeta Juan Lozano y Lozano, que ahora

es embajador de Colombia en Roma, y que fue enviado a pelear ‘en representación de las letras colombianas’. Como él hay muchos. Nuestra ventaja es que ahora ellos se sienten próceres olvidados, y a la menor provocación soltarán la lengua, pensando que les vamos a hacer justicia. Piensa que Colombia trató de aniquilar al Perú con una delirante máquina aérea, llamada el sexquiplano, comprada en Londres y llevada a la bahía de Tumaco desarmada en piezas. El sexquiplano nunca se elevó más de 10 metros, y durante muchos años se utilizó para hacer giras turísticas, a ras de agua, en la bahía de Tumaco”. En un determinado momento, el colombiano habla incluso de fechas: “Yo no puedo ir a Colombia, con este fin, sino dentro de un año largo, a mi regreso de Europa, y después de haber escrito la novela del dictador –se refiere a El otoño del patriarca (…)”. Vargas Llosa le debió de manifestar a su amigo algunas objeciones prácticas para conseguir datos, pues tenía en su contra a buena parte del estamento militar peruano, que había visto en La ciudad y los perros una feroz crítica a los valores castrenses. Gabo le responde aludiendo a “tu situación con los militares, la cual, supongo, será peor cuando publiques tu novela sobre el guardaespaldas –se refiere a Conversaciónes en La Catedral–. Pero creo que de veras el tema merece que se finja bajar la cabeza (...) para después soltar el cañonazo”.


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