Suplemento Cultural 26-02-2011

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ARTE PAPEL: EL ARTE DE COMUNICAR EL ARTE

Guatemala, 26 de febrero de 2011

Una idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

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Nueva Guatemala de la Asunción, 26 de febrero de 2011

ARTE PAPEL: Galería de artistas

el arte de comunicar el arte (II) En el artículo anterior comentamos, desde el punto de vista del espectador, la extensa muestra de serigrafía artística producida en Guatemala en ediciones limitadas por el taller Arte Papel para 67 artistas nacionales e internacionales, la cual permanecerá abierta al público hasta el 3 de abril en nuestro Museo de Arte Moderno “Carlos Mérida”.

A

Moisés Barrios.

puntamos, en esa entrega, que las obras de arte pictórico son expresiones intencionales de los artistas que se dan a través de un lenguaje (que, en este caso, a diferencia del lenguaje verbalconceptual, está constituido por elementos materiales, gestuales y formales articulados en parte por la intención del artista y en parte por la tradición artística a la que pertenece el creador) que comparten —y potencialmente comprenden— los miembros de una cultura; lenguaje que, por otro lado, define la esencia comunicativa del arte en general y que incluye tanto a la obra en sí como al acto creativo del artista y al acto receptivo del espectador, extremos entre los cuales median las operaciones formativas del primero y los esfuerzos interpretativos del segundo. Dijimos también que el placer que obtiene el espectador de la contemplación de una obra de arte deriva de la lectura, es decir de la interpretación de la misma, entendiendo por interpretación la comprensión del lenguaje con que el artista realizó operacional y emotivamente la obra, y por lectura la recreación y la re-producción (en el sentido musical de ejecución instrumental) de su sentido vital. Y concluimos, finalmente, que toda la producción que el Taller Arte Papel realiza en Guatemala para artistas de América y Europa parte precisamente de ese supuesto: que el arte plástico es un lenguaje y que toda obra de arte tiene una intención comunicativa. Nos queda por dilucidar cómo Arte Papel ha conseguido

POR JUAN B. JUÁREZ por medio de la serigrafía artística “comunicar” las 255 pinturas que se exhiben en el museo.

Carmen de Pettersen.

la obra y que la cámara no capta y la imprenta no reproduce, pero que forman parte esencial del significado de la obra plástica y EL ARTE DE INTERPRETAR de la intención del artista. Es en Y COMUNICAR virtud de estas limitaciones conSi el arte es comunicación ceptuales y perceptivas que tales (definición que comparten no reproducciones no propician la sólo los filósofos, historiado- lectura y la interpretación de la res, críticos de arte y los pro- obra como procedimiento intepios artistas sino también los lectual y sensible para comprensemiólogos, los antropólogos y derla y, por tanto, tampoco como todos los estudiosos de la cul- consumación de la intención tura) no deja de ser perturbador comunicativa de la obra en la que en plena era de las comu- misma medida en que sí lo hace nicaciones el valor estético de la obra original. En pintura, más las obras de arte plástico siga que en otra parte, la afirmación residiendo exclusivamente en de McLuhan de que el medio es la “obra única” y que al res- el mensaje es irrefutablemente pecto las reproducciones que verdadera. vemos en los libros, en los afiSin embargo, comprendida ches y ahora en Internet, a pe- la obra de arte como lenguaje, lo sar de los innegables adelantos que hace el maestro impresor de tecnológicos de la fotografía y Arte Papel para comunicarla no de las artes gráficas y digitales, tiene nada que ver con este tipo tengan apenas un valor refe- de reproducción mecánica sino rencial, de mera información que más bien está relacionado de segunda mano que no susti- conceptual y perceptivamentuye a la verdadera experiencia te con los esfuerzos que hace el comunicativa que provee “el espectador para comprenderla y original”. con las operaciones que realizó el Como se ve, el problema que artista para crearla. En efecto, las plantea la comunicación del arte serigrafías artísticas que vemos plástico no es únicamente téc- ahora en el Museo de Arte Monico sino también de concepto: derno son interpretaciones de las si el arte es comunicación es obras a partir del lenguaje que las porque previamente es lengua- expresa, y que toman en cuenta je. Las fotografías y otros que todo detalle y toda sutiletipos de reproducción de za son significativos pues las obras pictóricas a los reconducen a las operaque usualmente teciones pictóricas implínemos acceso parcitas en su origen y ten de la imagen formación. Las sey del color que rigrafías artísticas se ven a primera realizadas por Arte vista en un cuadro; Papel son, en ese senpero sucede, de acuerdo tido, la interpretación y la a nuestra concepción ejecución, en este caso del arte como lengua- Serie Los Elemen- virtuosa, del lenguaje y je, que tal imagen y tal tos de Alejandro del “mensaje” tal como color son sólo algunos Noriega. están pautados en cada elementos, sin duda reobra, que de este modo levantes, del lenguaje dejan de ser únicas para plástico más bien complejo utili- convertirse en múltiples sin perzado por el artista, a la par de la der por eso su originalidad. textura, la tonalidad, las transpaPero lo más importante de rencias, el carácter de los trazos todo —y este es el punto crucial y todas las operaciones pictóri- de la interpretación e impresión cas implícitas en la formación de artística en serigrafía— es que

el principio que rige esta transformación de una obra única en múltiple no es arbitrario ni tampoco es resultado de una convención “conveniente” entre las partes. Nadie sabe, en efecto, lo que sucede en la mente o el espíritu del artista en el momento de la creación de una obra, pero es indudable que ese especial estado del espíritu se resuelve en la práctica en una serie de operaciones técnicas que sí son objetivamente observables y que dan como resultado la obra propiamente dicha. Pues bien, lo que hacen los maestros serígrafos de Arte Papel para interpretar e imprimir una obra es volver a realizar esas Adán Aguilar. operaciones en las que se resuelve el proceso creativo. De allí que la información que se consigna en las cédulas que identifican a las obras referente a la cantidad colores utilizados en la impresión indique, más que los colores visualmente discernibles en la serigrafía, el número de procesos que se necesitaron para llegar a la tonalidad, a la densidad de la textura, a las diferentes acentuaciones de los trazos y las pinceladas y, en fin a todas las sutilezas del lenguaje artístico de la “obra única”. Así pues, las serigrafías realizadas por Arte Papel, precisamente por los procesos de interpretación e impresión de las que surgen, devienen en originales múltiples que cumplen con el propósito de comunicar el arte, como puede comprobar cualquier observador atento que se acerque al Museo de Arte Moderno “Carlos Mérida”.


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EDUCACIÓN Y CULTURA. S

Por Raúl Hernández Chacón.

egún Unesco, la educación es un proceso que dura toda la vida. Es un proceso y a la vez una actividad humana permanente, que le permite realizarse plenamente, que le facilita posibilidades de mejorar sus condiciones de vida, que le ayuda al disfrute de la vida, de alcanzar la felicidad plena, es decir, el bienestar personal, familiar y social, pero para ello es indispensable que pueda satisfacer sus necesidades vitales, de alimentación, vivienda, vestido, trabajo y recreación. Para el alcance de estos objetivos, de estas metas, es indispensable el apoyo de la comunidad, de la sociedad. Esta tiene una serie de normas y de fundamentos que aseguran el bien común de todas las personas. Jurídicamente este conjunto de normas y principios están establecidos en constituciones políticas, en códigos civiles, en el conjunto de leyes, las que deben ser observadas por todos y todas sin ninguna discriminación. Todos estos elementos, todo este conjunto de referentes legales, jurídicos, morales y éticos constituyen una parte de la cultura de los pueblos, lo que se conoce como la base todo su ser social. Pero además está todo el conjunto de costumbres, modos de vida, expresiones particulares, lenguaje, religión, formas particulares para obtener los recursos que aseguran los recursos que satisfacen sus necesidades, formas de trabajo, relaciones sociales. Su historia, sus particulares formas de convivencia y el conjunto de características propias y diferentes de otros pueblos, como la forma de enterrar a sus muertos, la construccion de sus viviendas, sus medios de comunicación. Derivado de todo lo anterior se establece la relación cultura y educación. Si la educación facilita posibilidades al hombre y a la mujer, para el disfrute de la vida, para el alcance de objetivos, para la realización de la persona, esto es posible dentro del marco de la cultura que está construyéndose permanentemente. Ello hace suponer que la cultura es una expresión propia del ser humano, este conjunto de experiencias particulares, propias de los hombres y de las mujeres: cómo enamorarse, cómo se realiza la ceremonia del matrimonio, cómo se relacionan y se constituyen en familia. Qué significados tiene para el ser humano el concepto de familia, propiedad privada, justicia, verdad y libertad. Este conjunto de valores. El respeto a los derechos humanos. Todo lo que hace el hombre y la mujer en su cotidianidad. Cultura y educación son dos ámbitos que se desarrollar mediante relaciones sociales, que pueden ser de libertad, de sometimiento, de respeto mutuo. Todo está ligado íntimamente a formas de pensar,

de sentir y de actuar. Esas formas particulares constituyen la cultura y la educación es el espacio que reproduce ese sistema de vida y lo transforma. Si es posible esa transformación cumple su finalidad, porque la educación debe llevar a ese cambio de actitud y de respuesta ante las circunstancias que vive el ser humano. Pero ocurre que en situaciones de contextos particulares, se presentan relaciones humanas de sometimiento, de inculpación de los derechos inherentes a toda persona humana. La historia de la humanidad es rica en experiencias de injusticia social, derivada de relaciones de poder, de explotación del hombre por el hombre, de aprovechamiento de los recursos de la naturaleza para el bien individual y no para el bien común. Derivado, en gran medida de esa injusta relación no equitativa de los bienes para todos sin ninguna discriminación, atentando el poder, mediante acciones coercitivas, es que una gran mayoría de la población a nivel mundial y a lo largo de la historia de la humanidad, no tienen acceso a una vida digna. Estas consideraciones son producto de un análisis que la educación facilita por medio de técnicas de aprendizaje de carácter pedagógico. La cultura también es historia, que no debe limitarse a narración de hechos, sino a establecer causas y consecuencias de los mismos, que permitan su análisis y su interpretación. Aquí la educación está en razón directa con el sujeto de la misma, que es el alumno, a quien se le facilitan mecanismos de comprensión para desarrollar sus facultades y ser protagonista de la historia y de la cultura que recrea con su acción transformadora. La educación es entonces desarrollo de facultades del ser humano y a la vez motor que motiva

hacia la búsqueda de respuestas del entorno. Educación es búsqueda de respuestas a las interrogantes del mundo, de la vida. Es responder a los desafíos que presenta la globalización como ámbito de la técnica, de la comunicación y de los cambios acelerados. Es además problematizadora, es acción política, es relación humana y transformación de la cultura. Si la cultura es respeto y conservación de las tradiciones y costumbres de un pueblo, como conjunto de características propias. Entonces la educación y la cultura están íntimamente ligadas en el proceso social de transformación permanente que le de respuestas al contexto sociocultural del momento y considerar posibilidades a futuro. Educación y cultura están relacionadas y cumplen responsabilidades inherentes a su propia naturaleza, pero existen sus diferencias. La educación, facilita el aprendizaje de conocimientos, habilidades y destrezas, cambio de actitudes, desde el punto de vista de la pedagogía como ciencia de la educación. La cultura desarrolla y crea y se recrea de diversas maneras: busca la satisfacción de las necesidades propias para la subsistencia, mediante el uso de los recursos que la naturaleza le ofrece. Hoy hay una conciencia cada vez generalizada de respeto a esa naturaleza que ofrece al ser humano los recursos necesarios. La forma de aprovecharlos, la producción, distribución y consumo de los mismos. Pero además la cultura facilita, mediante las acciones del hombre y la mujer, el conocimiento y la aceptación de un cierto código de reglas, de principios, de normas que permitan la armonía y la convivencia social respetuosa y de mutua colaboración. Esto lo constituyen leyes y reglamentos. Pero además la cultura facilita

instrumentos para el desarrollo de manifestaciones artísticas: la pintura, la escultura, la música, la arquitectura, la literatura, las artes y las diversas manifestaciones que representan los estadios de desarrollo y de contradicciones que la humanidad ha vivido a lo largo de su historia. Es una historia de admiración y conservación de obras de arte, pero también una historia humana llena de luces y de sombras. Las ideologías que sustentan interpretaciones del mundo y de la vida. Los filósofos que justifican ciertas posturas, todo ese conjunto de pensamientos, de conocimientos, la ciencia y de la epistemología, que estudia procesos de pensamiento y del conocimiento. Así la cultura recorre mediante estudios especializados, la problemática económica, las posturas políticas y las relaciones sociales que determinan sistemas económicos y modos o formas de convivencia social. La cultura, gracias al avance de los medios de comunicación, hoy desarrolla con más rapidez y con acceso inmediato los cambios que la caracterizan. Esta es una característica de la cultura actual, que es diferente a otros escenarios culturales de otros tiempos. Es un nuevo tiempo, un ambiente que lleva a reconocer lo que llaman la aldea planetaria. Sin embargo, debe reconocerse con Levi-Straus, antropólogo estructural al hablar de globalización que “Si nuestra demostración es válida no puede haber cultura mundial en sentido absoluto, porque la civilización implica coexistencia de culturas ofreciendo entre ellas el máximum de diversidad. La civilización mundial no sería otra cosa que la coalición, a escala mundial, de culturas que preserven, cada una, su originalidad”. Es válido reconocer que este escenario cultural en el que hoy se vive, despierta, origina diversidad de opiniones y

puntos de vista. Por ejemplo Bárbara Celis, en una publicación del matutino El Periódico, del 6 de febrero de 2011, reflexiona en torno al escritor Nicholas Carr, citando lo siguiente: “la tercera parte de la población mundial ya es “internauta”. La revolución digital crece veloz. Uno de sus grandes pensadores, Nicholas Carr, da claves de su existencia en el libro “SUPERFICIALES ¿QUÉ ESTA HACIENDO INTERNET CON NUESTRAS MENTES? El experto advierte que se “está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma”. En este incesante reportaje se plantea un problema que afecta directamente al ser humano: “La esencia de la libertad es poder escoger a qué quieres dedicarle tu atención. La tecnología está determinando esas elecciones y por lo tanto está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma.” Al respecto, Pico de la Mirandola, en su discurso sobre la dignidad del hombre apunta: “No te he dado rostro ni lugar alguno que sea propiamente tuyo, ni tampoco ningún don que te sea particular, con el fin de que tu rostro, tu lugar y tus dones sean tu quien los desee, los conquiste y de este modo los posea”. En esta breve reflexión sobre educación y cultura, no es posible dejar de mencionar qué es el hombre, según algunos hombres que lo escribieron para ejercitar el pensamiento: Pascal dice: “el hombre es una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante.” Sastre, J.P dice: “el hombre es una pasión inútil.” Por su parte Marx apuntó que “el hombre es el ser supremo para el hombre”. Platón asegura que “no hay hombres malos sino ignorantes”. Finalmente la sentencia de José Ortega y Gasset, en su obra La rebelión de las masas: el hombre vulgar, sabiéndose vulgar tiene el denuedo de afirmar el derecho a la vulgaridad y lo impone por doquier. El hombre masa es el especialista-bárbaro o el científico-ignorante. Lo que ahora se lleva es hacer lo que hace todo el mundo, porque ser diferente es ser indecente. Ahora, todo el mundo es masa. El hombre masa actúa como agente de decadencia, ser diferente es ser indecente. “ Todo lo anterior, desde una reflexión de la Educación y la Cultura, lleva a considerar que ambas son posibles, si lo fueran, por la capacidad increíble del ser humano, de los hombres y de las mujeres que hacen posible crear cultura, discutirse así mismos y, por mediación de la educación Ser cada vez más al proyectarse al otro, al que sufre, al que está sólo, al que es más débil y quiere y necesita de los demás. Todo es posible, a pesar de las circunstancias por un esfuerzo conjunto, por el amor.


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RAFAEL BOLÍVAR CORONAD

La suerte del Alma llanera ha sido tan cambiante como el sempiterno autor de su letra: Rafael Bolívar C gundo himno nacional. Ha sido interpretada y coreada a lo largo de Latinoamérica hasta la saciedad y e nal. En nuestro país se utilizó por un tiempo como conclusión abrupta de cualquier fiest

E

l destino de su autor también ha sido caprichoso. Rafael Bolívar Coronado fue un escritor con un innegable talento, no obstante su vida ladeada hacia el desparpajo y la trampa lo han fichado para la posteridad como un zángano de las letras, especie de autor de segunda mano que utilizó más de seiscientos nombres diferentes para firmar sus escritos. Fue un indiscutible truhán que sin escrúpulo alguno se valió de los nombres de algunos autores consagrados para presentar textos suyos. Jamás se detuvo en consideraciones éticas al momento de engañar y timar en su buena fe a lectores y editores. Rafael Bolívar Coronado escribió muchos libros y ninguno, tuvo buena cantidad de nombres y ninguno. Para Coronado el acto de escribir no fue ni por asomo una forma de alcanzar la gloria o el éxito intelectual, fue si se quiere un medio para subsistir y sufragar sus gastos primarios. Nunca estuvo preocupado de la obra, ni de la inmortalidad, sólo estaba a contrarreloj para conseguir algunas monedas y “quitarle la telaraña a las muelas”, según sus propias palabras. Hay dos libros imprescindibles para conocer de cerca a Coronado: “El hombre que nació para el ruido” de Oldman Botello y “Un hombre con más de seiscientos nombres” escrito por ese historiador, filósofo, ensayista, catedrático e increíble bibliófilo como lo es Rafael Ramón Castellanos. La vida de Rafael Bolívar Coronado estuvo estrechamente unida a la literatura y quizás este hecho le salva de toda su irresponsabilidad intelectual, le convierte en un autor idóneo para la posmodernidad debido a que no respetó a escritores consagrados y mucho menos a sus obras, despojó al quehacer literario de toda su pompa circunspecta, de todo ese boato de clasicismo formal. Coronado fue una personalidad artística, psicológicamente no del todo equilibrada, que invirtió sus mejores esfuerzos en

CARLOS

ser un escritor a tiempo completo. Jamás dudó en ejercer otro oficio que no fuese el de escribir. Que estaba loco nadie lo duda. Que todas sus trampas, triquiñuelas y estafas estaban justificada por el hambre puede ser. Si se puede esgrimir un alegato a su favor sería su proverbial destreza para elegir nombres y su especial caradurismo para asumir el trabajo literario: a destajo y sin tiempo. Como alegatos en contra se podría argüir la forma despiadada para atacar a sus adversarios y enemigos a través de su escritura. Su sentido amoral para usurpar los nombres de otros escritores y endosarles sin empacho sus propios escritos por el simple hecho de ganar algunas monedas. Esta actitud pesetera nada tiene que envidiarle a muchos de sus contemporáneos quienes como prostitutas aceptaban embajadas, o altos cargos, en gobiernos ladeados hacia el cesarismo o el gendarmismo no tan necesario. Por lo menos Coronado iba a sus aires y escribía aquello que más le resultaba y lo que le provocaba en ese momento. A Coronado puede que lo salve su humor. Se burló a placer de sí mismo y de todo un medio intelectual acartonado y con ínfulas de gloria, premios y plazoletas. Él bajó de su pedestal bostezante la profesión literaria y nunca estuvo interesado en ser un escritor de oficio con una obra elaborada para llenar anaqueles. Estuvo preocupado por convertir la profesión de escribir en una temeridad desgarrada y risueña. Ese sentido de anonimato que imprimió a su trabajo (oculta con tantos nombres posibles) dice mucho de un escritor cuya necesidad parece ser sacar a luz lo escrito. No quiso escribir para la gaveta, sino para los lectores en el ardiente presente. Sus inicios como escritor se remontan a su Villa de Cura natal en el Estado Aragua, en un semanario del que era cofundador. Después sus colaboraciones llegaron a prestigiosas publicaciones de la época como “El Cojo Ilustrado” y “El Nuevo Diario”. Por un tiempo merodea por Caracas desplegando una actividad literaria prolífica. Escribía para distintos diarios y revistas como “Horizontes” de Ciudad Bolívar y Aten as de la capital. En Caracas como buen conversador y charlatán amplia el campo de sus amistades literarias y militares. De pronto se encuentra en la plana


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DO, TRAMPA Y LITERATURA

Coronado. La canción, que formaba parte de una zarzuela criollista en un cuadro, se convirtió en el seen cada interpretación se le han incorporado nuevos acordes e incluso se ha tergiversado su letra origita; era la manera elegante y un tanto venezolana de mostrarle la puerta a los invitados.

S YUSTI

mayor de los adláteres al régimen gomecista. Anda en estas malas compañías hasta el año 1913. De regreso a Villa de Cura reflexiona y escribe sobre su peripecia como militar agregado que pueden leerse en “Memorias de un semibárbaro” . Para el año de 1914 vuelve a Caracas y se desempeña como colaborador y redactor de la revista “Atenas”. De igual modo escribe para otros diarios y se desempeña como educador en una escuela municipal. Para el 19 de septiembre de ese mismo año se estrena la zarzuela, en un acto y tres cuadros, “Alma llanera”. La letra es de Coronado, la música pertenece a Pedro Elías Gutiérrez y es llevada a escena por la compañía de Matilde de Rueda. Antes del estreno de seguro Coronado estaba hecho un amasijo de nervios. Como pudo aguantó hasta casi finalizada la obra y luego abandonó la sala. La obra fue un éxito y el público pidió la presencia del autor. Luego explicaría a sus amigos sus razones: “Me fui porque me imaginé que el público me iba a silbar”. Este miedo al fracaso quizá lo llevó a ocultarse siempre para escribir. La canción principal de la zarzuela es tarareada en todas partes. Coronado y Gutiérrez deciden presentar la obra a un público más selecto. La suerte del Alma llanera estaba escrita; se convertirá con el tiempo en el segundo himno de Venezuela. Coronado tuvo sentimientos contradictorios con respecto a los versos de la canción y en un artículo llegó a escribir: “De todos mis adefesios es la letra del Alma llanera del que más me arrepiento. En efecto. Es ésta mi página dolorosa, el hijo enclenque de mi espíritu, la cana al aire, la metida de pata”. Para el año 1915 aparecen las bases de los primeros “Juegos Florales de Venezuela” y unos meses más tarde el jurado para la categoría cuento estará conformado por José Gil Fortoul, J. M. Herrera Irigoyen y Jesús Senprum. El cuento premiado es “El nido de azulejos” de Coronado. A pesar de estos aparentes triunfos el escritor aragüeño parece no estar satisfecho y su espíritu inquieto lo impulsa a probar nuevos aires. Realiza trámites y obtiene los beneficios del gobierno para viajar a España. Ya en tierra española se convierte en un agente de perturbación política contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. En Madrid sin oficio conocido y

vigilado por los funcionarios de la embajada contacta con el poeta Francisco Villaespesa. Con un legajo de cartas de recomendaciones y mentiras embauca al poeta y director de la revista “Cervantes”. Villaespesa para ayudarlo y lo agrega a la plantilla de su revista como corrector. Aunque Coronado no sabe un ápice sobre la corrección de textos acepta el trabajo. La revista se edita y por supuesto los errores, gazapos y erratas son abundantes, sin mencionar el hecho que algunos escritos son de Coronado con el nombre de insignes escritores hispanoamericanos. Estalla el escándalo y se traslada a Madrid. Otra vez sin dinero y con el apremio del hambre encuentra una oportunidad de oro para utilizar su ingenio cuando se entera que un compatriota suyo Rufino Blanco Fombona necesita manuscritos para inaugurar la “Editorial América” y una de cuyas colecciones estará dedicada a la historia colonial. Coronado se hace pasar por copista de unos manuscritos que reposan en la Biblioteca Nacional de Madrid. Los autores de dichos manuscritos de la colonia son: Maestre Juan de Ocampo, F. Salcedo de Ordóñez, Mateo Montalvo de Jarama y algunos otros. El copista obtiene el vil metal por sus servicios lo que permitirá sobrevivir algunos meses. A la par de estos “trabajos literarios” de calderilla escribe artículos para distintos periódicos en los cuales denuncia el gobierno de mano dura de Gómez y no por capricho uno de estos textos lleva por título “Gomezuela”. Esto vuelve a desatar las pasiones políticas de rigor. En esos días convulsionados algún sabelotodo entrometido (que nunca falta) descubre graves fallas gramaticales en los textos de historia colonial. Los encargados de la Editorial, con Blanco Fombona a

la cabeza, buscan desesperados en la biblioteca los originales y descubren la estafa. Blanco Fombona además de escritor y editor era un hombre de malas pulgas y armado, quien no se andaba con sutilezas literarias a la hora de resolver conflictos. De seguro tenía una bala con el nombre de Coronado, pero no pudo encontrarlo. Ante tal disyuntiva optó por publicar un libro inédito del estafador: “Memorias de un semibárbaro”. Hacer publicar dichas memorias era un poco desenmascararlo y

desacreditarlo en todo sentido. Coronado sobrevive a duras penas con las colaboraciones a distintos diarios y empleando distintos nombres que según la cuenta de Rafael Ramón Castellano sobrepasa la cifra de seiscientos nombres. Por fin se le ocurre la idea de las antologías de poetas latinoamericanos. El editor Ramón Sopena compró varias de estas colecciones. Como era lógico Coronado ensamblaba dichas colecciones en cuestión de semanas y si le faltaban poetas o poemas los inventaba de manera

inmisericorde. Una de las situaciones más ilustrativa de este pícaro redomado involucra al poeta Andrés Eloy Blanco, quien con su libro “Canto a España” obtuvo un prestigioso premio en metálico. Antes de la llegada del poeta cumanés Coronado hace su tarea. Se dedica a escribir loas rimbombantes a la poesía y persona del poeta. Con paciencia premeditada guarda los recortes de prensa. Coronado remite al hotel donde se aloja el poeta laureado los recortes de prensa y su dirección. Pasan algunos días y no obtiene ninguna señal. Urgido de dinero le envía un telegrama urgente: “Andrés Eloy eres un Astro. Los Astros giran. Gírame algo”. A pesar de toda su trágica y precaria existencia Coronado no pierde el pulso para ser irónico y esto si se quiere le salva, lo devuelve a nuestros días irremediablemente vivo y quijotesco. No sin razón el escritor peruano Fernando Iwassaki escribe: “Entre los impostores y falsarios de la literatura, el venezolano Rafael Bolívar Coronado (18841924) merece un lugar de privilegio al lado de George Psalmanzar y James MacPherson, aunque haciendo hincapié en que Bolívar Coronado escribió su obra apócrifa en el siglo XX y no para halagar su vanidad o conseguir más poder, sino para llegar a fin de mes”. Coronado escribió mucho y su obra es tan dispersa y caótica como su vida. Escribió de todo e incluso pergeñó una biografía de Lenin en un momento en que este personaje daba sus primeros pasos por la alfombra roja de la historia. Rafael Bolívar Coronado estaba loco y su locura fue escribir en un tiempo en el cual los escritores estaban interesados en formar parte del decorado del poder como funcionarios o asesores. Con su vida ha escrito la página literaria más fantástica, estrafalaria y vigorosa de nuestro país. Arrojó por el desagüe de la trampa y el heterónimo el prestigio de ser escritor. Quizá dilapidó su talento literario tratando de convertir el hecho de escribir en una actividad perdida en el tumulto de lo común. Coronado como ningún otro descubrió que el escritor es sólo un ídolo con pies de barros y cuando la literatura se torna un eco insoportable de nadería ególatra pensemos en su peripecia intelectual, en sus trampas y en su aventajado lirismo de tener la literatura como un medio y no como un fin en sí misma.


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MAURIZIO COLOMBO: AR

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Maurizio Colombo se gradúa de Maestro de Bellas Artes nando su primera Beca de estudios en París, luego de cla

os años más tarde, la Cámara Alta del Senato de la República de Italia, le confiere la Medalla de Oro, como mejor exponente de la Joven Pintura Italiana. Con Summa Cum Laude y dos Maestrías, termina sus estudios académicos con Doctorados en Sociología del Arte y Filosofía Moral, en la Universidad Gregoriana de Roma. En 1973 gana por oposición la cátedra de Docente de Historia de las Artes en la Universidad de Roma y luego de Catedrático de Artes Aplicadas en la Academia de Bellas Artes de Roma. Sus obras pictóricas se encuentran en colecciones públicas y privadas tanto de Europa como de América del Norte. A lo largo de su amplia carrera y extensa producción artística ha expuesto en exhibiciones personales y colectivas, recibiendo numerosos atestados de reconocimiento y distintos premios. Maurizio Colombo es también conocido en Guatemala por su aporte a la comunicación publicitaria y mercadeo social, así como conferencista y operador cultural. “Una sociedad sin arte no puede sobrevivir. Tal vez no desaparece, pero vegeta en el coma de la ignorancia, porque se eclipsa como cultura que es la linfa vital del pensamiento, de las ideas y del progreso”. P. ¿Qué relación existe entre arte y sociedad y cómo nos afecta? Es un tema complejo, que da lugar a numerosas interrogativas y abre la puerta a espacios de valores y sentidos. El arte por su propia naturaleza, provoca, cuestiona, critica, propone, no soluciona problemas, sólo pone preguntas existenciales; es la bisagra entre la necesidad y el deseo. Es puntual aclarar que el artista, en el sentido propio de la palabra, abre horizontes de libertad y diálogo. No se trata únicamente de crear formas estéticas (con el término forma se definen todas las tipologías de expresiones artísticas), sino de empezar un proceso de apertura a nuevos elementos ya sean estéticos, culturales y sociales, sobre lo cuales se debe dialogar. P. Se dice que el arte tiene una propia identidad políticasocial. ¿Puede el arte ser afín a sí misma? El arte para el arte. El arte, en alguna manera vive por su propia esencia. Existe una historia de las formas, de los lenguajes artísticos, que siguen una dinámica propia y que encuentra justificaciones interiores en el crear las distintas obras. El arte aislada, como en una torre de marfil y relacionada sólo a sus propias formas, no puede sobrevivir. El arte siempre es algo que se dirige a lo social, al mundo, a todos nosotros. Las obras de arte son objetos que hablan y viven solamente con y por la presencia de un “público”. No hay arte sin público. Es arte el que se posiciona a beneficio de generaciones de “públicos” que se subsiguen en el tiempo. P. ¿Entonces el arte siempre esta en evolución? No es fácil llevar un inventario realístico de la evolución del arte, en el sentido que ésta no nos puede llevar como la ciencia a nuevos descubrimientos. El arte es atemporal, posee una forma del tiempo efímera que pasa, inevitablemente a través de los cambios. No existe una inmortalidad abstracta del arte. El arte siendo hecha por objetos que se desvanecen en el tiempo, o sea de objetos materiales. Es evidente que no existe una eternidad como contrariamente lo es por la sustancia y contenidos del espíritu. El arte tiene cuerpo, forma y contenido, pero todo lo que es hecho de materia, conlleva una forma de decaimiento. Por otro lado existe una inmortalidad del arte que es el “sentido”, el lenguaje del arte. Dado como cierto el presupuesto necesario de un público, es consecuente que las formas del arte, por ser transitorias, son formas que desaparecen, pero siempre dejan y dicen algo. Hasta cuándo exista este comunicar de los objetos materiales que llevan un mensaje, un contenido critico-estético, se puede hablar de una evolución del arte. Hay que admitir también, el lado de la expresión artística, una continuidad en la herencia, huellas y legado del hombre, aún muchos después que este termina su tiempo y su destino. P. El artista, ¿es de cualquier forma condicionado por la sociedad que lo ro-

dea?

No puede existir artista fuera de su propio tiempo y entonces fuera de su propia historia. Hay que considerar que los condicionamientos son infinitos; individuos distintos responden a estímulos iguales en manera diferente. Hay artistas ligados a dimensiones ideológicas-sociales y otros más interiormente a la historia de su propia arte. Si no existieran los condicionamientos, habría formas artísticas siempre iguales. Cada exponente del arte refleja un determinado modo de ver y expresar el mundo. Cambiando el entorno


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Suplemento Cultural 7

ARTE Y SOCIEDAD

en el Instituto de Arte Experimental Estatal de Roma, galasificar entre los primeros tres estudiantes de toda Italia. hacia las artes, que limite la libertad expresiva de un artista, además del desarrollo de la cultura y del mundo artístico? La censura del intelectual, del artista siempre ha existido, pero hoy existe un fenómeno de censura más “peligrosa” porque es menos explícita. Recordemos el triste proceso que sufrió el poeta Baudelaire por su obra Las flores del mal. Hablamos de épocas en las cuales la censura era un enemigo absolutamente explícito. A veces es más fácil combatir un enemigo explícito que uno engañoso. Es el nivel de la cultura y del mercado que tienden a discriminar impropiamente qué cosa es válida y qué cosa no lo es. Hoy es difícil poder desanidar la censura oculta. Por esta razón representa un enemigo aún más peligroso. Sucede también que a veces los artistas se autocensuren porque saben que determinados estilos o nuevas formas artísticas o revolucionarias no pasarían el estigma de las obtusas mentes conservadoras. Prefieren quedarse en el interior de una cómoda y segura tradición, en vez de arriesgar caminos desconocidos. Pero la censura más despiadadas y dura es el flagelo de la ignorancia, de la falta de visión de la apatía y discriminación social de las instituciones públicas y privadas, que no apuestan al futuro invirtiendo en educación de calidad y cultura. P. Si el arte es hecha por un individuo y la sociedad es compuesta por individuos, ¿la sociedad misma es arte? Quisiéramos un comentario al respecto. No existe una sociedad sin arte. La unión entre arte y sociedad representa un vínculo sagrado y esto vale también para aquellas épocas en las cuales el arte aún no tenía este nombre. Los griegos no sabían bien qué cosa entendían con este término, pero el legado que nos heredaron son la base de la civilización occidental. Una sociedad sin arte no puede sobrevivir. Tal vez no desaparece, pero vegeta en el coma de la ignorancia, porque se eclipsa como cultura, que es la linfa vital del pensamiento, de las ideas y del progreso. Afortunadamente la sociedad en su interior tiene fermentos y dimensión artística, con la capacidad creativa de edificar socialmente un conjunto orgánico y expresivo para crear y forjar una mejor historia y un destino más cierto y claro para la sociedad. P. Entendemos que es la sociedad o el mercado que valora al artista otorgándole la etiqueta de Maestro, mientras descuida artistas supuestamente menores. ¿Cuál es el criterio para exaltar o eclipsar a un artista? La diferencia entre el “arte mayor” que pasa a la historia y la que no, no es determinada por los críticos o el mercado del arte del momento, sino por la sabiduría del tiempo; la verdadera cualidad reside en las obras capaces de incidir en la historia, que superan la dimensión de una época, que pueden hablar a más de una sociedad, en el ámbito del devenir del tiempo. El arte que supere tal dimensión es un arte que evidentemente posee en sí misma una pasión y visión nueva, una mayor y mejor variedad de significados y contenidos innovadores. Un arte que le habla al mundo con un contenido y estilo inédito jamás antes revelado. A pesar de no creer en la misma divinidad y considerando que la forma social era radicalmente diversa de la nuestra, aún hoy admiramos la Venus de Milo. Después de siglos, la Nike de Samotracia o el arte Gótico, el Renacimiento, el Barroco, logran aún compartir la historia de aquellas épocas y culturas. Es oportuno recordar que la grandeza de las obras de arte está en el ser objetos históricos, que saben atravesar el tiempo para contarnos la historia de las épocas, como embajadores del tiempo y de las culturas que le dieron vida. P. En el pasado los artistas eran influenciados por la sociedad y a su vez la sociedad era influenciada por el arte. ¿Puede repetirse dicha situación hoy en día? Existen formas que hoy seguramente no podrían ser re-propuestas. Es indudable que la riqueza de cada arte reside en la capacidad de reinventar sus propias formas, las cuales evolucionan, interpretan y expresan el “momentum” de la historia. Una obra de arte representa el universo cultural de una época en su ambiente histórico y social. El perpetuarse del arte es determinado también por el hecho que una obra de arte sabe hablar a las otras épocas, como testimonio no solamente histórico, sino también emocional. La gran obra de arte siempre provoca algo indefinible. Si nosotros observamos las obras, frecuentamos muestras y exhibiciones, visitamos museos, es porque tenemos con estos objetos una relación que toca los sentimientos, las cuerdas de las emociones: la excitación de la maravilla. La obra de arte comunica con el receptor, nos cuenta cómo era la historia. El arte en otros términos, funge de gran puente entre la historia, el pasado y la sociedad contemporánea.

inevitablemente el artista resulta condicionado. Se podría decir que el artista vive a través de los condicionamientos. Un poeta, por ejemplo, sufre o goza por condicionamientos diferentes respecto a un artista de las artes plásticas o de un músico. De todos modos, los condicionamientos son inevitables y… fundamentales. ¿Existe en la actualidad en Guatemala alguna forma de censura u obstáculo

P. ¿Profesor, no piensa que hoy no se valora el significado de una obra de arte, por aprovechar los fines económicos que la obra ofrece? Es inevitable que entre sociedad y arte, haya una relación de tipo económico. El artista crea, el crítico interpreta, el galerista media, el mercado y el coleccionista compran. Mirando la historia de la sociedad, desde el setecientos en adelante, se puede notar una fuerte incidencia de los mercados sobre las artes. Hoy el fenómeno es acentuado. Sin dudas, hoy más que nunca, el mercado sirve a difundir mejor el arte que es más compleja y variada que en el pasado. Estamos en presencia de una típica mediación social. El sentido de la relación entre arte y sociedad está en la sabiduría de la sensibilidad artística de crear formas que tengan una valencia y trascendencia en el tiempo: obras que logren expresar lo que en las varias épocas éramos, somos y aspiramos a ser.


Nueva Guatemala de la Asunción, 26 de febrero de 2011

Suplemento Cultural 8

LOS ACADÉMICOS Y ROQUE DALTON

Recordando 1932: La Matanza, Roque Dalton y la política de la memoria histórica fue editado originalmente en inglés. La edición que consulto es la traducción castellana, a cargo de Knut Walter. El libro de laborioso título tiene el prestigio de sus autores, Héctor Lindo Fuentes, Erik Ching y Rafael Lara-Martínez; la institución que lo respalda es la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, pródiga en investigaciones y estudios similares. Una dramática cubierta con un expectante Roque Dalton y un espectral negativo de una conocida fotografía de Feliciano Ama, alberga 388 páginas que insinúan un estudio de naturaleza grave.

S

in duda el libro constituye un aporte valioso a los temas que trata, aunque parezca un tanto forzada la propuesta de los mismos en un solo volumen. La única conexión notoria entre 1932 y Roque Dalton es su libro, con fuerte dosis ficcional, sobre Mármol, sobreviviente de la masacre de 1932, y ello pertenecería a la memoria histórica. La anterior es una suposición optimista, pues faltaría determinar la profundidad real del calado de esos temas en dicha memoria histórica, con herramientas científicas y procesos verificables. No estoy en condiciones de justipreciar la edición inglesa, que aún no interrogo, pero sí estoy en capacidad de señalar cierto descuido formal en esta traducción. Por decencia, o pereza tal vez, no voy a referirme a los tropiezos en la redacción y a lamentables errores ortográficos; al tratarse de una traducción los supongo no de origen, no de la mano de sus autores. Ergo, el editor carece de un conocimiento desarrollado de escritura y ortografía, o del celo para no entregar una débil o precipitada traducción. Deseo referirme a tan solo un punto de fondo, a esa línea donde se afirma que Roque Dalton “para entonces ya había logrado muchas cosas y su vida apenas puede describirse como insulsa” (p. 121122). Descartaré la contradicción evidente de haber logrado muchas cosas en la vida y al mismo tiempo ser la misma insulsa, para denunciar ese peyorativo adjetivo. Por muy desafortunada que la traducción sea (traductor=traidor, según ya lugar común) ningún traductor o editor crearía adrede tal juicio. En todo caso, ese despropósito no quedaría impune, pues el autor sería el primero en protestar por una idea que traiciona su escritura. No hay firma en ninguna de las secciones del libro, por lo que se colige razonablemente que los tres co autores suscriben cada palabra impresa. Para ese “entonces” temprano señalado en la vida de Dalton eran ya demasiadas cosas vividas, experimentadas y asimiladas, de hecho, como puede comprobarse en cualquier biografía del autor. Dalton había sido un buen estudiante en un colegio de alta demanda académica, además de poseer ya la aptitud poética que no pasó desapercibida entre sus profesores jesuitas. Había iniciado estudios en el extranjero, que abandonó para retornar a su patria y continuar en tierra propia su formación. Había obtenido unos premios de poesía a nivel centroamericano y era una figura conspicua en el ambiente

literario e intelectual universitario. No puedo sospechar siquiera las razones por las cuales una o dos cárceles y uno o dos exilios, además de dos o tres cuadernos publicados, les parezca digno de una “vida insulsa” a unos estudiosos. ¿Acaso para un académico los logros de un escritor son insípidos o anodinos? ¿Son superiores los académicos a los creadores, para juzgarles de tal manera? Porque si esta es la forma de un académico de abordar la vida de un escritor, es, por lo menos, irrespetuosa, al margen de la autoridad o del ego del investigador. “Insulsa”. No puedo comprender esa visión, ese concepto y esa actitud tajante y no exenta de desprecio. No puedo imaginar cómo pueden ser intrépidos unos académicos, pero ciertamente sus vidas han debido ser siempre apasionantes. Aún así no concibo cómo ellos mismos, valorados a la misma edad de Dalton, podían encontrar excitantes a sus escritorios y aventureras sus bibliotecas. De los tres co autores Lara-Martínez es quien más ha investigado antes sobre Roque Dalton, y entregado a prensas los frutos de su paciente trabajo, un aporte capital, sin duda. Por lo anterior esa única línea, que nos extraña, nos hace casi llegar a desconocerle. Se asume un deber ético en un investigador el ser cuidadoso no sólo en los métodos o en los pequeños detalles. También, o en especial sus juicios de valor, si los vierte como aporte, deberían llevar esa impronta. El poder de evaluar una vida ajena conlleva una responsabilidad. La paciente reflexión se impone, se trate o no de muertos indóciles


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