Guatemala, 13 de abril de 2011
¿Por qué vivimos con tanta inseguridad? Por Mario Estrada Unión del Cambio Nacional – UCN – La inseguridad social es innegable, está alrededor nuestro, entre nosotros, omnipresente e inminente a veces. Sus indicadores primarios; los robos, asaltos, las violaciones, los secuestros, los homicidios, la narcoactividad, el terrorismo y las maras, son conductas desviadas que afectan a la ciudadanía. Son parte del panorama nacional, ES una realidad que vivimos diariamente y ante la cual NO podemos permanecer indiferentes. Pero, ¿qué la causa? • La exagerada ansia de dinero, poder y dominación que conllevan la violentación de las normas para conseguir estas motivaciones. • La falta de previsión frente a
determinados hechos. • Las nuevas amenazas a los estados modernos, productos del mismo fenómeno de la globalización económica. La violentación de las normas de conductas desviadas deteriora el sistema social en todos sus componentes, creando un ambiente de zozobra, temor e incertidumbre por lo que pueda pasar, generándonos desmotivación para incrementar nuestro crecimiento económico. Nuestra sociedad y la sociedad en general, siempre está en busca del orden, pero la violencia inevitablemente resquebraja notablemente el sistema. La sociedad reacciona de manera que busca mecanismos para controlar dichos conflictos con diversas respuestas, por ejemplo: En material de crímenes y violaciones, gran parte de éstos quedan impunes y en los que se inician procesos, se producen
extremas dilaciones, los perjudicados deben sobrellevar una larga travesía de citaciones y presentaciones a los magistrados, hay un tremendo desgaste emocional y económico, con el agravante de que el Estado no ejerce sus funciones en forma adecuada. Otro fenómeno es el caso de los secuestros que se concretan con total impunidad ante un control social evidentemente insuficiente, incapaz y rebasado. La policía carece de medios apropiados para efectuar trabajos de inteligencia operativa. La asignación de personal es limitada y antitécnica. La mutilación del recurso de defensa del Estado, con recortes tanto en personal como presupuestario, para con ello engrosar rublos presupuestarios menos desangrantes aparte de la carencia abierta de anticipar las amenazas, por medio de un sistema profesional de alertas tempranas. La inseguridad es una situación inherente a todas las sociedades del mundo y se puede verificar a lo largo de la historia de la humanidad. Siempre habrá conflicto social, pues una realidad clave es que el Estado, no puede suplir TODAS las necesidades de la población, sin embargo es de hacer notar, que las obligaciones del estado moderno, deben versar básicamente en dos ejes, el de generar un esquema de seguridad y el crear un marco legal que se respete y deje en tal las reglas claras para el desarrollo de la misma sociedad. En nuestros tiempos el dinero y el poder son exaltados en tal manera que, el que no lo tiene no es nadie, entonces la violencia se vuelve un mecanismo para decir “estoy presente”. Esto se difunde a través de los medios de comunicación,
así la familia, la escuela entre otras instancias que definen la conducta van asumiendo estas pautas como algo cotidiano y normal, porque el entorno influye DEFINITIVA Y DECISIVAMENTE en nuestras conductas. La inseguridad atrasa el desarrollo económico, desanima la intención de invertir, aumenta la falta de empleo y la pobreza. Es una fórmula para la inestabilidad. La inseguridad social es una situación que debe ser abordada desde una perspectiva holística, multidisciplinaria, es necesario monitorear activamente y actuar tácticamente con rapidez de adaptación, si el crimen cambia sus tácticas, la fuerza pública también. Se hace vital para la sobrevivencia de una sociedad honesta y productiva, el que se genere un marco de seguridad integral, que permita la certeza de la protección del ciudadano honesto, por medio de un sistema policial apegado estrictamente al cumplimiento de la ley, que se tenga la capacidad adecuada de enfrentar las nuevas amenazas al Estado, como lo es el narcotráfico, el terrorismo internacional y el narcoterrorismo, de forma idónea siendo según otros modelos exitosos, la defensa del Estado la que logre su neutralización, así como el generar capacidades del Estado, que permitan prevenir y alertar los riesgos y amenazas inminentes que asolan el día a día de nuestra sociedad. Estado y sociedad civil deben aunar esfuerzos para cambiar nuestra percepción de conductas desviadas reeducándonos en materia de valores. Y en esto, la escala de valores, en especial la justicia, debe ser legitimada por los ciudadanos como uno de los pilares para el sostenimiento y correcto funcionamiento de toda la sociedad, ejemplo que debe de seguirse en base al comportamiento observado de sus autoridades como principales motivadores de comportamiento de su sociedad. El ciudadano honesto debe ser más activo, debe conocer sus derechos para no ser víctima de abusos. Debemos legislar, pero más allá crear una cultura de respeto, porque sobre la base de este concepto es posible formar a un ser humano que no teme por la trasgresión a su integridad e inversamente no concibe la violencia como un recurso para resolver su existencia.